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Para más sermones, estudios de la Biblia y consejería familiar y matrimonial, visite nuestra página en internet laspalabrasdevida.org. Gracias por escuchar Las Palabras que Aumentarán Su Fe. Abramos la Palabra de Dios en Mateo capítulo 7, los versículos del 7 al 12. Mateo 7 los versículos del 7 al 12 dice así la palabra de Dios Pedir y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque todo el que pide recibe, el que busca haya y el que llama se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros a quien si su hijo pidiera pan le dará una piedra? Y si le pidiera un pez, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo pidan? Así que todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas. Que el Señor le haya la bendición en la lectura de su santa palabra. Hace unos días leí un artículo que me cautivó. titulado ¿Cómo enfrentar a un rebelde de más de 20 años? Allí los psicólogos presentan el cuadro de un hijo de 23 años que cambia de un comportamiento pasivo a un comportamiento agresivo. Su hermano mayor se casa, se va de la casa. Eso le ocasionó al muchacho, al joven, un desequilibrio familiar. y ante la mirada atónita de sus padres comenzó a actuar como un quinceañero. Dejó la universidad, se rapó la cabeza y se dedicó a oponerse a su madre. Ante la desesperación de los padres, recurren los padres a los psicólogos. Una psicóloga le sugiere lo siguiente. En estos casos, lo mejor es no prohibirle nada al muchacho, sino cambiar el concepto de prohibir a recomendar. cambiar el término prohibir por recomendar que es mejor y menos invasivo. Decía la psicóloga en lugar de atacar al muchacho con las prohibiciones, traten de darle ciertas recomendaciones, no le prohíban nada. La verdad es que si los psicólogos supiesen la realidad de este hecho, que a pesar de los problemas mentales o los problemas, ya que son físicos, son serios, y estamos excluyendo esta posibilidad. El problema del hombre no consiste en algo físico, sino en algo espiritual. El hombre es un idólatra en sí y busca por sus propios medios, su propia satisfacción, su propia gloria y el hombre se revela espontáneamente a todas las directrices que van en contra de su egoísmo, en contra de su vanidad, en contra de su propia gloria. Por eso decía el profeta Samuel, porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos e idolatría la obstinación por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado a ti para que no seas rey. porque Saúl se reveló contra la voluntad de Dios. Ese es un síntoma o esa es una característica que está en cada ser humano. Cada ser humano tiene en su propia naturaleza ese deseo de revelarse contra las reglas, contra las leyes, contra las normas, por el pecado que todavía mora en este cuerpo de muerte. Este era el problema de Namán. Nosotros estamos predicando sobre eso. Estudiamos el sábado pasado la rebelión y la obstinación de Namán. Namán quería ser reconocido como general ante el profeta Eliseo. Quería que el profeta saliera de su casa y se pusiese en pie y alzara las manos a Dios y orara a Dios de la manera que él quería para darle cierta cierta importancia a su figura. Sin embargo, Eliseo, en lugar de salir de la casa, envía a uno de sus siervos diciéndoles ve, ve a las aguas de Jordán, zambullete ahí siete veces y será limpio de tu lepra. Y qué pasó con Namán? Se enfadó porque Eliseo no salió a su encuentro siendo él un general. Y más que eso, el hombre dijo Bueno, acaso Namán dio acaso los ríos de Havana y Farfar no son mejores que el río de Jordán? Y el hombre salió, el general salió de regreso a su casa enojado porque las cosas no se dieron como él quería. Namán se regresó enojado, turbado, agresivo, impotente, pero Dios le estaba dando una lección a Namán. No es como tú quieres, es como Dios quiere. Así sucede en el camino cristiano. Si queremos nosotros disfrutar de libertad, de salvación, de sanidad, de progreso espiritual, debemos aprender a someternos a las reglas y las normas de Dios, porque la puerta es estrecha y el camino es estrecho. Nosotros no podemos meter por esa puerta lo que nosotros queramos, no podemos pasar por esa puerta con nuestros caprichos, con nuestras carnalidades, con nuestros pecados, ni podemos andar por ese camino en maldades, sino tenemos que restringir nuestra vida pasada o nuestra o la fuerza negativa que tenemos nosotros dentro por causa del pecado para andar conforme a Cristo y no conforme a nosotros. El señor tiene que aplastar primero nuestro orgullo, esa tendencia de recibir halagos y alabanza de otros, de ser reconocidos por otros. Dios somete nuestras opiniones a las opiniones de él para que su gloria sea manifestada en cada uno de nosotros. La devoción está ligada a la máxima del evangelio, que es pensar en otros antes que en nosotros. Ese es el evangelio. Pensar en otros en lugar de nosotros. Pensar en los beneficios de los demás en lugar de los beneficios propios. Para Dios ayudarnos a lograr este nivel de transformación del corazón, de la mente, de la voluntad. Hay dos cosas importantes que Dios nos provee aquí. y la otra es la regla de oro a cuantos le gusta la regla de oro cristo une a la regla de oro con la regla de oro con la regla de oro con la regla de oro la oración con la regla de oro. Si oramos y no cumplimos con esta regla de oro, resulta impedida la oración. Por eso Cristo incluye la regla de oro. El Señor se preocupa tanto por lo que nosotros decimos en oración como por lo que sentimos y hacemos hacia otros. Fíjense que las dos cosas están ligadas. Lo que sentimos y hacemos hacia otros está ligado con nuestra devoción, con nuestra oración a Dios. Por eso he puesto como título a este sermón la oración y la regla de oro. la oración y la regla de oro. Lo primero que Dios quiere que nosotros sepamos en este día santificado es que es norma del regno de Dios orar. Lo primero que nosotros aprendemos cuando venimos al camino al evangelio es orar. La oración es un derecho que Dios le da a cada creyente de conversar libremente con él en la reciprocidad de un diálogo constante con Dios. Dios me habla a través de su palabra en oración y yo le hablo a Dios en oración a través de mis palabras. Es un diálogo, no es un monólogo. Y esa y ese diálogo tiene que ser constante. Dice Primera de San Luis Sánchez 5 17 orar sin cesar. orar sin cesar. La oración, hermanos, es un diálogo. Estamos conversando con Dios y Dios está conversando con nosotros. Dios nos está dando de su manjar, de su sabiduría, de su conocimiento. Lo que pasa es que no estamos muchas veces escuchando O no tenemos los oídos apropiados para escuchar a Dios, pero Dios constantemente está hablando con nosotros de muchas maneras a través de la naturaleza. Por ejemplo, Dios nos está hablando a todos, a todos los seres humanos a través de la naturaleza. Estos fenómenos que están sucediendo en la naturaleza A través de esos fenómenos, Dios nos está diciendo que ya se aproxima el día de la venida de su hijo Jesucristo a la tierra. Habrán todas estas calamidades en el ámbito de la naturaleza y también el ámbito humano. La degeneración, la corrupción, la inmoralidad, la falta de amor, la falta de unidad, la falta de sensibilidad para con el dolor ajeno. Todas estas cosas son señales del fin. Dios nos está hablando a través de todas estas cosas. Y aquí Jesús está hablando con sus discípulos usando tres palabras claves, usando tres palabras claves. Y en el texto de hoy queremos revelar lo que significa estas tres palabras claves en su contexto. Cristo nos presenta tres palabras claves aquí. La primera es pedir. Es norma del reino de Dios pedir. Nosotros podemos pedirle a Dios. Es norma en el reino de Dios pedir no cansarnos de pedir porque ese verbo nos revela por un lado nuestra condición de dependencia hacia Dios y también por el otro la suficiencia de Dios para suplir nuestras necesidades. Nosotros somos seres contingentes. necesitamos de la ayuda de otras personas y sobre todo necesitamos de la ayuda de Dios. Y aquí Cristo nos está enseñando algo muy importante, que nosotros necesitamos pedirle a ese padre que tiene todas las cosas que nosotros necesitamos, porque él es suficiente para suplir nuestras necesidades. Gloria a Dios. Hermanos, nada de lo que tenemos es nuestro. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Y si lo recibimos, ¿por qué nos vamos a gloriar? Nada es nuestro. Todo viene de las manos de Dios. Dios ha provisto acorde a nuestra necesidad constantemente desde que nos levantamos en la mañana. Dios está respondiendo a nuestras necesidades. Dios está sufriendo nuestras necesidades porque somos sus hijos. Entonces nosotros debemos conservar ese espíritu de dependencia. Nunca creernos que lo que nosotros tenemos se debe a nuestro trabajo. No, se debe a las energías y las fuerzas que Dios nos da para trabajar, para hacer las riquezas. Porque si no fuese por Dios, nosotros en estos momentos no respiráramos. porque él es la vida, él es dueño de la vida y se la da a quien quiere y se la quita a quien quiere. Él lo llena todo, a él nos debemos y qué bello que nosotros sus hijos le reconozcamos como nuestro padre. Podemos pedirle a él, decía Pablo en Filipenses 4.19, mi Dios pues suplirá todo lo que os falta en Cristo Jesús conforme a sus riquezas en gloria, gloria a Dios. Él suple nuestras necesidades conforme a su riqueza, porque él es rico. Él ha dicho mío es el oro y mía es la plata. En el Salmo 42 1 nos dice el salmista de esta manera en una oración ferviente como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti o Dios el alma mía, el alma mía clama a ti. Como el ciervo en el desierto está sediento, clamando por agua, así de esa manera, yo clamo por ti, porque te necesito a ti, necesito que tú proveas para mis necesidades. como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía, mi alma tiene sed de ti, tiene sed de tu presencia, sed de tu gloria, sed de tu compañía, yo no soy algo de valor sin ti, porque mi vida la tengo porque tú me la diste. Y esto nos lleva a la segunda palabra en relación con la oración, buscar. ser hallado mientras pueda ser hallado ahora tenemos vida y podemos buscarle ahora hoy es el día en que podemos buscar a Dios con insistencia porque estamos caminando sobre esta tierra y no sabemos cuándo nos vamos en un momento se abre la tierra nos traga y si nosotros no le hemos abierto el corazón a Cristo, qué será de nuestra vida eterna? Cuál va a ser nuestro destino si perdemos la oportunidad tan gloriosa que tenemos ahora? Buscar a Dios mientras pueda ser hallado. Este es el vocablo que usa Jesús. Buscar denota necesidad de alguien que no puede estar sin Dios, no puede estar sin Dios. Dios es tan importante para esa persona como lo es el agua, como lo es el alimento, como lo es el aire, el oxígeno. Dios es tan importante para esa persona. Debemos buscarle de esa manera, sabiendo que Dios es indispensable para nuestra propia existencia. Cada día queremos saber de él, estar con él, andar con él, caminar con él, alimentarnos de él, aprender de él porque él es sabio. Es la primera palabra que nos permite entender que no solamente debemos buscar las cosas de Dios, sino buscarlo a él como preferencia para que él pase a morar en nuestro interior. que ya no vivamos nosotros, sino viva él en nosotros y produzca los sentimientos buenos que nosotros necesitamos, las cosas buenas que necesitamos y no nuestra carne de pecado llena de miseria, llena de egoísmo, llena de vanidad. Estamos llenos de nosotros mismos, pero nosotros mismos nada podemos ofrecer. Estamos llenos de orgullo, llenos de soberbia, llenos de rebeliones, llenos de criterios que van en contra, en prejuicio de las demás personas, en prejuicio de nosotros mismos. Cuántas cosas malas tenemos muchas veces o observamos muchas veces dentro de nosotros mismos que no contribuyen con nuestra felicidad. Y estamos pidiendo ansiosamente, ven, ven, Señor Jesús, ven, oh Dios eterno, oh Padre eterno, a morar en mi interior para yo vaciarme de mí mismo y llenarme de ti, llenarme de tu presencia para poder vivir una vida fructífera. Deseamos que Dios habite en nosotros. deseamos vaciarnos de nosotros mismos para llenarnos de Dios, es el propósito de Dios. Y Cristo nos dice buscar, buscar, buscar. Cristo nos dice buscar. Lo próximo que Dios nos dice es llamar. Llamar, llamar es sinónimo de clamar, gritar. ¿Cuándo debemos nosotros de llamar? ¿Cuándo? En los momentos de apuros, en los momentos de dolor, en los momentos de conflicto, en los momentos de desesperación, en los momentos en que nos sentimos engañados, en el momento que nos sentimos atribulados, en el momento que tenemos un problema que no podemos resolver por nuestras propias fuerzas. Y Cristo emplea aquí este término de clamar, que significa gritar, que significa rogar, que significa alzar la voz. De manera que Dios nos escuche con todo el espíritu, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, porque ese clamor es escuchado por Dios. Clama el gusto y Dios lo oye y los libra de todos sus temores. Así le dijo a Jeremías, clama a mí. Y yo te responderé. Y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Porque a veces no resolvemos nuestros problemas. A veces estamos en apuros, estamos en dolor y estamos recurriendo a terceras personas en lugar a Dios, en lugar de Dios. ¿Por qué sucede eso? ¿Por qué sucede? Simplemente porque nosotros los seres humanos estamos buscando variantes. La última variante es Dios. Y es necesario que Cristo y Dios, el Padre, se constituya a vos o nosotros lo veamos como la primera prioridad. Qué preciosa palabra el Señor nos dice aquí. Promesa. Pedí y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe. Gloria a Dios. Todo el que pide recibe, el que busca haya y el que llama se le abrirá. Aquí está la promesa y aquí está la solución. Aún dice Cristo que padres malos saben dar. Malas cosas a sus hijos, no sino en lugar de darle cosas malas, dar cosas buenas. A su parecer, los padres malos saben dar buenas cosas a los hijos. Cuánto más Dios ¿Cuánto más Dios dará cosas buenas a los que le aman? Dice Jesús en el versículo 9 y 10 ¿Qué hombre hay de vosotros a quien si su hijo pidiera pan le dará una piedra o si le pidiera un pez le dará una serpiente? ¿No hay ningún hombre malo que haga esto con sus hijos? Dios toca las fibras más profundas de nuestro corazón, la sensibilidad humana nuestra para enseñarnos que a pesar de nuestras maldades, hay una gracia común que no permite que nosotros seamos tan malos como pudiéramos ser, como pudiéramos ser. Dios no permite que la maldad llegue a su clímax. Porque Dios sigue controlando la vida de los hombres de tal manera que los padres malos saben dar buenas cosas a los hijos. Según su parecer, Dios impide hermanos que la maldad llegue a su expresión máxima y severa por causa de que él mismo controla la humanidad y que hay una gracia común que opera en el universo y nos guía. para darle la gloria a Dios a pesar de nuestra propia maldad. O sea que Dios se glorifica también en los faraones de este tiempo. Dios se glorifica trayendo juicios sobre los faraones y mostrando su gloria sobre ellos. En este tiempo pueden haber muchas personas que se opongan a la fe, pero Dios se manifiesta de una manera contundente y no permite que las personas malas logren su objetivo con nosotros y nosotros salimos ilesos por el poder y la gloria de Dios. Así que Dios se manifiesta también en los faraones de este tiempo. Hermano, todo lo que recibimos de Dios debe ser conservado en nuestros corazones, sabiendo que nadie nos puede dañar, que nadie nos puede perjudicar. porque estamos bajo la sombra de lo potente. Si Dios permite algo, algo malo que nos suceda, será como en el caso de José. Sus hermanos le traicionaron, fue llevado cautivo como un esclavo. Allí en la cárcel también sufriendo, padeciendo Pero allí, y allí de esa casa el Dios lo llevó a ser el segundo en Egipto porque se mantuvo fiel al lado de Dios. Dios le dará la victoria a todos aquellos que permanezcan fieles a pesar de las tribulaciones, a pesar de las dificultades, a pesar de los fracasos, a pesar de las frustraciones, a pesar de los engaños, a pesar de las maldiciones de las personas. Dios ha prometido prosperarte y bendecirte a pesar de lo que te maldiga. Dice la palabra que todas las cosas ayudan para bien a los que aman a Dios. Todas las cosas ayudan para bien a los que aman a Dios. Nota lo que dice el versículo 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, cuánto más vuestro padre, que está en los cielos, dará buenas cosas a los que se lo pida. La enseñanza de Jesús acerca de la oración no llegaría a ser más importante para nosotros si no resaltara el propósito de Dios de hacernos bien aún más allá de lo que nosotros vemos o experimentamos. En contraste con el hombre malo que da a sus hijos lo que es bueno a su parecer, Dios nos da lo que nos conviene. Lo que nos conviene, Dios nos da. El hombre malo da a su hijo lo que este le pide. Pero Dios nos da lo que nos conviene. Él sabe el pasado, el presente, el futuro de todos nosotros y nos da más allá. de lo que merecemos y entendemos. Nuestro Padre Celestial, que es sumamente bueno, dará a sus hijos cosas buenas, aquellas cosas que le convienen. ¿Quiénes son sus hijos? ¿Quiénes son los hijos de Dios? ¿Quiénes son los hijos de Dios? Sus seguidores. ¿Quiénes? Los que hacen su voluntad. Pero aquí Cristo nos dice, aquí la palabra de Dios nos dice que son aquellos que han creído en Cristo. Juan 1 del 11 al 12 a los suyos vino y los suyos no le recibieron más a todos los que le recibieron. Dios es potestad de ser hecho. Qué cosa hijos de Dios a los que creen en su nombre. Así que pasamos de criaturas a ser hijos, hijos legítimos de Dios por haber creído en Cristo. Ahora la otra pregunta es qué hacen sus hijos? Qué hacen sus hijos? Bueno, lo que el padre quiere que hagan. Decía Cristo en Juan 8 29, porque el que me envió conmigo está. No me ha dejado solo el padre, porque yo lo que a él agrada hago siempre. Eso es lo que hacen los hijos. hacer la voluntad de su padre. Dios envió al espíritu de Cristo a nuestros corazones para que podamos llamarle a Dios padre. Miren lo que dice Gálatas 4 6. Y por cuanto sois hijos, Dios envió el espíritu de su hijo en vuestros corazones. padre, o sea que podemos nosotros decir habla padre porque Dios ha enviado el espíritu de su hijo que nos hace hijos del padre, que nos hace hijos de Dios. Ahora, ¿qué pueden esperar los hijos de Dios? Bueno, el sostenimiento de cada día. ¿Por qué vamos a temer? Decíamos en una de nuestras predicaciones, no temáis manada pequeña. porque a vuestros padres ha placido daros el reino. Dios nos da en Cristo todas las cosas que nosotros necesitamos de este lado del sol y las que vamos a necesitar del otro lado del sol de la eternidad. Y qué nos dice el Señor para quietar nuestro espíritu desesperado? Porque a veces no tenemos trabajo, nos quedamos sin trabajo. A veces se se presenta alguna situación que nos inquieta. No tenemos vestido, no tenemos zapatos. o nos preocupa algo, no tenemos carro, pero dice la palabra de Dios. Por tanto, os digo en Mateo 6 del 25 en adelante. Por tanto, os digo, no os congojéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo que habéis de vestir. No es la vida más que el alimento y el cuerpo que el vestido. Mirad las aves del cielo que no siembran y ciegan, ni se allegan en alcolíes y vuestro Padre Celestial las alimenta. No soy vosotros mucho mejores que ellas, más quién de vosotros podrá acongojándose, añadir a su estatura un codo y por el vestido. Por qué os acongojáis reparar los lirios del campo? Cómo crecen? No trabajan ni ilan. Más os digo que ni a un salomón con toda su sabiduría fue vestido así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es y mañana es echar en el horno, Dios la viste así. No hará mucho más a vosotros hombres de poca fe. no os congojéis, o sea, no temáis, pues diciendo qué comeremos o qué beberemos o con qué nos cubriremos. Porque los gentiles buscan todas estas cosas que vuestro padre celestial sabe que tenéis necesidad. Mas buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. pero a veces nos contentamos más con las cosas que con el reino de Dios ese es el gran problema porque si buscamos las cosas como las otras personas que no tienen esperanza de recibir esas cosas por nuestros padres celestiales si estamos detrás de esas cosas y dejamos de buscar el reino de Dios no vamos a recibir la presencia, el poder, la gracia de Dios y tampoco vamos a recibir esas cosas Pero qué dice Cristo aquí? Buscar antes que todo el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas que les preocupan a ustedes la recibirán por añadidura. Gloria a Dios. Es una promesa gloriosa. Así que podemos orar con esa certeza, con esa seguridad de que Dios suplirá todas nuestras necesidades porque somos sus hijos. Un buen hijo. Una buena hija descansa en su padre y en su madre. sabe que todo está bien y confía en que cuando él tenga necesidad, esa necesidad será cubierta por sus padres. Ahora mira lo que dice Dios con respecto a los hijos de Dios en Jeremías 29 11, porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros. dice Jehová pensamiento de paz y no de mal para daros el fin que esperáis para daros el fin que esperáis Dios quiere darnos el bien que esperamos sin embargo somos nosotros los que muchas veces estamos orando y estamos impidiendo que esa bendición nos llegue porque la oración tiene que ir acompañada con su regla de oro ¿Cuál es la regla de oro? ¿Cuál es la regla de oro? La oración es proporcional con la regla de oro. Usted ni yo podemos orar sin esta regla. Esta regla va a la par con la oración. La oración es proporcional con la regla de oro en el sentido de que no podemos orar con un corazón cargado de resentimientos y desprecios hacia los demás. Fíjense qué manera más importante de conocer la voluntad de Dios. La oración es proporcional con la regla de oro en el sentido de que no podemos orar con un corazón cargado de odio, de resentimientos y desprecios hacia otros. Al contrario, debemos desear para otros la misma gracia y la misma bendición que nosotros queremos para nosotros. un grupo de ex prisioneros tuvieron una conversación hablando de sus experiencias pasadas. Dice uno al otro Oye, fulano, recuerda aquellos años que pasamos juntos allá en la celda de la prisión. El otro le dijo Sabes, yo ya decidí olvidar todo aquel pasado. El que hizo la pregunta inicial replicó yo recuerdo a cada uno de aquellos que me maltrataban y aún los odio con todo mi corazón. El compañero le respondió El problema es que tú decidiste continuar en la prisión y yo decidí ser libre. Qué nos dice eso? Que muchas veces somos víctimas de nuestros propios resentimientos, de nuestra propia falta de perdón. Seguimos con ese deseo de venganza cuando nos hacen mal. ¿Y qué es lo que quiere Dios? Que nosotros quitemos ese impedimento de nuestros corazones para que la oración pueda ser contestada y la gloria de Dios sea manifestada en nuestras vidas. Hermanos, hay que quitar lo que estorba. Hay muchas cosas que estorban a la oración, el rencor, el resentimiento. Se acuerdan de la oración del fariseo? Cómo oraba el fariseo? El fariseo oraba muy bien a nuestros ojos. Sin embargo, hay un aspecto muy importante aquí que Cristo dedica la parábola del fariseo y del publicano a quienes? A los que se creían justos a sí mismos. y a los que menospreciaban a otros. Y el fariseo, menospreciando al publicano, él levantó sus manos para orar, pero él no estaba en condición de orar porque él tenía resentimiento en su corazón. Dos cosas tenía el fariseo. El fariseo era orgulloso y despreciaba a otros. Dos hombres subieron al templo a orar, dice Jesús. El uno fariseo y el otro publicano. El fariseo en pie oraba consigo mismo de esta manera. Dios le doy gracias que no soy como los otros hombres ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que poseo, más el publicano. Lejos, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho diciendo os digo que este el publicano descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se exalta a sí mismo, que se ensalza a sí mismo, será humillado y el que se humilla será exalzado. La regla de oro o la ley de oro es como un tipo de termómetro para medir la fuerza de nuestras oraciones. En la medida en que la regla de oro es cumplida, en esa misma medida veremos la gloria de Dios. Este era el problema del fariseo. Él oraba consigo mismo y menospreciaba a otros en su corazón. Había llenado su corazón de rencores viejos. En el original dice que el fariseo nunca fue justificado, nunca fue justificado, o sea que Dios no respondió esa oración. Y eso es lo que nos dice Proverbios 28 9, el que aparta su oído para no oír la ley. O sea, lo que dice la ley en cuanto a esto, su oración también es abominable. La ley es la que nos dice ama a tu prójimo como a ti mismo. Eso es lo que nos dice la ley, verdad? Ama a tu prójimo como a ti mismo. desea lo que tú quieres para ti y para tu prójimo. Ese es el espíritu. Esa es la regla de oro, la ley de oro. Y Cristo nos habla en términos de definición de esta regla. Versículo 12 Así que todas las cosas que queráis que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley. Esta es la regla de oro y los profetas. Esta es la regla. Si amamos al prójimo, no codiciamos la mujer de nuestro prójimo, su casa, su buey, ni su asno, ni ninguna cosa de nuestro prójimo. Si lo amamos, no entramos a su casa y le gustamos. Tampoco gustamos su moral, su prestigio. Hablando mal del prójimo. Porque aquí entra eso también. Cuando hablamos descomedidamente mal de otros, estamos también faltando a esta regla de oro. Y cuando oramos a Dios, Dios nos está mirando nos está observando y está esperando que nosotros nos arrepintamos de ese pecado para él contestar nuestras oraciones. No hablaremos falso testimonio contra el prójimo. Evitaremos todo espíritu contencioso que nos lleva a la enemistad, a los celos, a la envidia. Guardaremos nuestro corazón de todo resentimiento, de toda falta de perdón. Entonces la regla de oro que debo cumplir cuando oro está relacionada con lo que sentimos hacia otros. La regla de oro cuando nosotros oramos está relacionada con lo que sentimos hacia otros, dice Cristo en Mateo 11 del 25 al 26. Y cuando estuvierais orando, perdonad si tenéis algo contra alguno para que vuestro padre que está en los cielos os perdone también a vosotros vuestras ofensas porque si vosotros no perdonáis tampoco vuestro padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas Colosenses 3 13 nos dice sufriendo soportándonos, soportados los unos a los otros, perdonando los unos a los otros. Si alguno tuviera quejas del otro de la manera que Cristo os perdonó, así también hacerlo vosotros. Cristo nos dice también que cuando vayas a orar, si tienes tu ofrenda y allí te acordar es de que tu hermano, de que tu prójimo tiene algo contra ti, Mira, no sigas orando, no sigas orando. Deja allí esa ofrenda, esa petición. Vuélvete, ponte en amistad y en reconciliación con tu prójimo y después ven y ofrece tu presente, porque de otra manera esa oración es abominable. Ante los ojos de Dios, Dios no la podrá escuchar. No solo Dios se interesa en escuchar lo que decimos en oración, sino con qué corazón decimos lo que decimos. Si hay rencores viejos, falta de perdón, desprecio hacia los demás. Las cosas que tenemos allí en el corazón pueden estar estorbándonos en la oración, en el sentido de que Dios deja de escuchar. Miren lo que dice Pablo a la iglesia. Pablo le da esta recomendación a la iglesia en primera de Timoteo 2 9. Quiero pues que los hombres oren en todo lugar, levantando manos limpias, sin ira ni contienda. A Pablo le urgía la necesidad de cuidar los sentimientos de los corazones de los creyentes hacia otros para que la oración no fuese impedida, estorbada y la comunión fraternal no fuese truncada o afectada. Pero para que nuestro corazón, hermanos, no se cargue de malos sentimientos hacia otros, también debemos proponernos pensar bien de los demás. Y esto también es lo que nos dice la regla de oro. En segundo lugar, la regla de oro tiene que ver con lo que pensamos hacia otros. Lo que pensamos hacia otros, si cultivamos una mente positiva, siempre estaremos presuponiendo cosas buenas de parte de los demás y fomentaremos un ambiente de amor y de unidad, de seguridad y de confraternidad. Miren lo que dice Zacarías 8 17. Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni amé su juramento falso, porque todas estas cosas son cosas que aborrezco, dice Jehová. Y en Zacarías 7 10 nos dice No agravéis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre, ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. piensen mal su corazón contra su hermano. Hebreos 10 24 nos dice Consideremos los unos a los otros para provocarnos al amor y a las buenas obras. Ahora, qué puede hacer? Qué puede hacer un corazón? Atrapado por los celos, la amargura, el enojo, el odio, puede servir a Dios, puede alabar a Dios, puede servir a sus familiares en casa, puede servir, puede tener paz interior para servir en su trabajo de ninguna manera, puede darle la gloria a Dios de ninguna manera y es necesario que nosotros vayamos a Dios en arrepentimiento y fe y le digamos Señor. Quítame este sentimiento malo, esta cosa mala que yo estoy sintiendo en contra de esta persona, porque esto no te agrada a ti. Yo quiero ser como tú fuiste. Yo quiero amar como tú amaste. Yo quiero perdonar como tú perdonaste. Yo quiero hacer la obra de bien como tú la hiciste. Si pensamos en todo lo bueno que Cristo hizo, cultivaremos un espíritu de amor y de deseos y de buena voluntad hacia los demás, porque esta es la regla de oro. Tiene que ver en tercer lugar la regla de oro con lo que queremos hacia otros. Qué quieres tú? Qué quieres tú para otros? Hagamos esa pregunta, ¿qué queremos nosotros para los demás, aún para nuestros enemigos gratuitos? ¿Tenemos enemigos? Sí, enemigos gratuitos que nos ofenden, se mofan de nosotros, nos persiguen, se burlan de nosotros porque creemos en Dios, porque somos cristianos. El hermano Carlos me contaba un testimonio particular de él, que él estaba siendo maltratado verbalmente en su trabajo por una persona que se ensañó contra él y cada vez que lo veía se enfadaba en contra de él, lo ofendía y buscaba la manera de ocasionarle un mal. Y sin embargo, hermanos, él me cuenta que él se mantuvo resistiendo la tentación de decirle malas cosas a esa persona. Sufrió la afrenta, sufrió esa tentación. La relación entre ellos se tornó fría y por mucho tiempo dejaron de hablarse. Pero en una ocasión él cuenta que estaba manejando su carro, su vehículo y vio a esa persona que venía caminando. Bajo el sol, un sol muy fuerte, un calor muy fuerte y él pasó y echó para atrás para recoger a la persona que le había hecho un daño. le había hecho aquel daño y cuando ve a esa persona dice ven monta acá yo te llevo esa persona se quedó sorprendida como es posible que este que es mi enemigo me mande a pasar a su carro para hacerme este bien esto es inconcebible y a partir de ahí ya se acabó las diferencias entre ellos y empezó una nueva amistad y un nuevo compañerismo. Ese es el espíritu cristiano que Dios quiere impregnar en nuestros corazones, hermanos. Somos cristianos. Somos cristianos. Dios es el que nos defiende. Dios es quien nos defiende. Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer. Si tienes sed, dale de beber, porque ascuas de fuego acumulará sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien y el mal. Ese es el espíritu de Cristo. No se concibe que un cristiano diga malas palabras. No se concibe que un cristiano ofenda a otros. No se concibe que un cristiano piense mal de otros y maquine contra otros. No se concibe si Cristo ha transformado nuestros corazones. Somos nueva criatura en Cristo Jesús. Las cosas viejas pasaron y aquí todas son hechas nuevas. Y eso es lo que nos dice Dios en Éxodo 23 4. Si encontrar es el buey de tu enemigo, Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Eso es duro. Sí o no? Porque eso va a encontrar en nuestra propia naturaleza. Si Dios no nos ayuda, no lo podemos hacer. Y Cristo nos dice en Mateo 5 del 43 en adelante, oíste que fue dicho amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Más Dios digo, amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen. para que seáis hijos de vuestro padre, que está en los cielos, que hace que su sol salga sobre malos y buenos y llueva sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, qué recompensa tendréis? No hacen también lo mismo los publicanos? Y si abrazáis a vuestros hermanos solamente, qué hacéis de más? No hacen también así los gentiles. Ser pues vosotros perfectos como vuestro padre que está en los cielos es perfecto. de la En cuarto lugar, la regla de oro afecta lo que nosotros hacemos hacia otros. No solamente lo que sentimos, lo que pensamos, sino también lo que nosotros hacemos hacia otros. Lo que hacemos hacia otros es el resultado o la consecuencia de lo que sentimos, pensamos y queremos hacia otros. A través de lo que hacemos, nosotros demostramos cuáles son nuestros sentimientos y cuáles son nuestros pensamientos. y en primera de Tesalonicense 4.6 Pablo nos dice que ninguno oprima ni engañe en nada a su hermano ¿están escuchando eso? o sea que si tienes algo que venderle a tu hermano no le ganes interés a eso porque eso es pecado porque es tu sangre la sangre de Cristo que los une ese es tu hermano Y tú lo vas a cuidar y lo vas a amar y lo vas a respetar y lo vas a amparar porque es tu hermano. Nosotros somos ahora una gran familia y esa gran familia se ama y se respeta. Esa gran familia se cuida a sí mismo, a sí misma. Esa gran familia se defiende. Esa gran familia está unida en el amor y no permite que nada venga a separarnos del amor que hemos recibido en Cristo Jesús. Y eso nos dice Pablo, a ti, a mí, que ninguno oprima. ¿Qué cosa es oprimir? Es maltratar a un hermano. ¿En palabras? ¿En acciones? ¿O en lenguaje no verbal? ¿Ustedes saben cuál es el lenguaje no verbal? ¿Eh? No. No. Quien no ha llegado a esa medida no pertenece al reino de Dios. Nosotros, si somos del reino de Dios, si hemos llegado al reino de Dios, si somos del reino de Dios, óigame, la transformación no es solamente por fuera, es por dentro también. que ninguno oprima ni engañe en nada a su hermano, porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado. Sabían ustedes que cada hermanito aquí ahora presente tiene un ángel? Sabían ustedes? Cada uno tiene un ángel que lo cuida. Y cuando tú ofendes a tu hermano o a tu hermana, ese ángel sube arriba y da la noticia de lo que aquí pasó. ¿Por qué? Porque cada uno tiene su ángel. Y entonces Dios, que es vengador, castiga a ese hermano que está maltratando una ovejita. Cuidado con eso, hermanos. Cuidado con eso. Porque Dios es justo. Dios es amor y Dios es misericordia, pero Dios es justo. Ningún gesto, ninguna mala palabra, ni nada contra tu hermano. Porque si quieres agradar a Dios y quieres que tu oración sea huida, Tienen que tener esto presente. Dios se ve en primer lugar no contestando a tus oraciones. Ay, que mi hijo, ay, ay, que mi hija, ay, que esto, ay, que el carro que se me rompió, ay, que esto. Señor, necesito que tú me proveas. Señor, me botaron del trabajo. Sí, pero tú sigues maltratando a tu hermano o a tu hermana. Yo no te escucho y sigues pasando trabajo. Ustedes saben, se acaba el trabajo, se acaba. Esa letanía de hacer las cosas por nosotros mismos y esos fracasos se acaban cuando nosotros nos ponemos en línea con la voluntad de Dios y oramos a Dios cumpliendo con la regla de oro. Muchos de los judíos devotos, ellos eran consagrados, ellos ayunaban, ellos diamaban, ellos se acercaban a Dios y Dios decía, ustedes se acercan a mí como gente que hubiese hecho justicia y que no se hubiese apartado nunca de la ley de Dios. y le dicen Isaías 58 del 3 al 4. ¿Por qué dicen ayunamos? Y no hiciste caso. Humillamos nuestras almas y no te diste por entendido. Ahora dice Dios. He aquí que en el día de vuestro ayuno, en vuestras oraciones, halláis lo que queráis y todos demandáis vuestras haciendas. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inigualmente. No ayunéis, o sea, no oréis como hoy para que vuestra voz sea oída en lo alto. Tú quieres que Dios te escuche? Deja de oprimir a quien está oprimiendo. Deja de maltratar a quien está maltratando. Deja de engañar a quien está engañando. Y eso puede ser en el contexto del hogar. Puede ser tu esposa o tu esposo, o puede ser tus hijos. porque el prójimo más cercano son ellos. Ellos son el prójimo más cercano que tenemos nosotros. Ahora, si quieres que tu voz, tus oraciones sean escuchadas en lo alto, debes quitar primero lo que estorba a que esa oración sea escuchada. ¿Qué le dice Dios a los maridos? Y aquí vamos a defender un poco a las damas. ¿Qué le dice Dios a los maridos? Fíjense, muy importante esto, que la iglesia lo tenga siempre presente. Vosotros maridos, semejantemente habitar con ellas, con vuestras esposas, según ciencia, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, trátala como mismo tú tratas un vaso de porcelana, con mucho cuidado para que no se quiebre, y como a herederas justamente de la gracia de la vida para que vuestras oraciones no sean impedidas. O sea, si marido, si tú maltratas a tu mujer. Tengo por seguro tu oración no va a ser escuchada porque estás quebrando la regla de oro. Todos nuestros maltratos hacia otros quiebran la regla de oro, estorman a nuestra oración, todos los pleitos en el hogar, las contiendas en el hogar, las enemistades en el hogar, la falta de reconciliación en el hogar, en la iglesia, en el centro de trabajo. Todo eso nos impide llegarnos a Dios y ser escuchado. Por eso Santiago decía en su epístola, en capítulo 3, ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? Muestre por buena conversación con lo que dice sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis envidia amarga y contención en vuestro corazón, no os gloríéis ni seáis mentirosos contra la verdad. que esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal y diabólica, porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Mas la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida, y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Nosotros somos pacificadores, no creadores de problemas. Somos pacificadores, decía Pablo. En cuanto dependa de vosotros, estar en paz con todos los hombres. Pero en último lugar, yo quisiera resaltar algo muy importante. Debemos orar conforme a la voluntad de Dios. Si pedimos conforme a la voluntad de Dios, Dios nos oye y nos responde. La voluntad de Dios no solamente es cumplir con las reglas de hoy, sino también que pidamos como conviene. Decía Juan en su epístola primera epístola en capítulo 5, versículo 14. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si demandamos alguna cosa conforme a la voluntad de Dios, él nos oye conforme a la voluntad de él, él nos oye. Ahora, por qué Dios no nos responde muchas veces cuando oramos? porque pedís mal para gastar en vuestros deleites. Ahora, ¿qué es lo que está ocurriendo? ¿Qué dos cosas estamos haciendo mal? Estamos pidiendo mal y estamos pidiendo para gastar en nuestros deleites. Si la intención de nuestras oraciones es buscar la gloria de Dios, el reino de Dios, la promoción de la gloria de Dios, entonces estamos en línea con la voluntad de Dios. Estamos desposeídos de vanidad, de orgullo, de contención, de todo tipo de soberbia, porque estamos haciendo la voluntad de Dios cumpliendo con la regla de oro. Pero no lo vayas a pedir a Dios un Lamborghini. No lo vayas a pedir a Dios un... ¿Qué? ¿Qué otra cosa es para nuestra vanidad? Un Ferrari. ¿Un Ferrari? ¿Qué otra cosa? Una casa de 10 cuartos y son dos personas nada más. ¿Qué es lo que está buscando? ¿Para su propia gloria? ¿Para su propio deseo? Está pidiendo más. Está pidiendo más. Señor, hazme millonario. Bueno, ¿para qué? Te voy a hacer millonario. Ah, no, no. Millonario es para mí solo. Yo no quiero compartir con nadie. No quiero. No quiero cooperar con la obra de Dios. No quiero hacer nada. Todo es para mí. No estás pidiendo mal. Pero si tú pides para bendecir a otros, no es que tú no disfrutes de las cosas que Dios te da. Tú las vas a disfrutar, pero tú vas a pedir con la intención de ayudar al reino de Dios, ayudar a la huérfana, al huérfano, a la viuda, al hermano necesitado, que hay un hermano que no pudo pagar su bill, el bill del teléfono, el bill de la electricidad. Uy, qué bueno que tú hagas así. Y ayuda a ese hermano. Oh, sí, Dios te está dando bendiciones para que tú compartas con aquel que padece necesidad. Pero si pides nada más para ti, para hacerte rico, mira lo que dice el Señor. Otra vez os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de Dios, porque el rico busca su propia gloria, no la gloria de Dios ni su reino. Nota lo que dice Pablo, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual, codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores. Ahora, ¿para qué Dios da riqueza? Bueno, Dios da riqueza para que nosotros la compartamos. con el necesitado. Dice en Efesios 4, 28, Pablo, el cruzado no hurte más, sino trabaje haciendo con sus manos lo que es bueno para que tenga que compartir con el que padece necesidad. Ahora. Puede ser rico un cristiano? Sí, puede ser rico, cómo no? La voluntad de Dios es que tengamos de sus beneficios, alcancemos sus beneficios, pero mira lo que le dice Dios a los ricos cristianos. Primera de Timoteo 6, 17. A los ricos de este siglo, manda que no sean altivos ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Gloria a Dios. Si Dios nos da un poco más, no es para que pensemos exclusivamente en nosotros, para nosotros, sino que pensemos objetivamente en la necesidad de los demás. Hermanos, el cuerpo de Cristo está lleno de necesidades. Mira a tu lado, mira a tu lado. Vas a ver una oportunidad gloriosa para compartir lo que Dios te ha dado con otras personas y el Señor te dirán aquel día, por cuanto lo hiciste a uno de estos pequeñitos que creen en mí, a mí lo hiciste. Y eso está hablando de las obras de caridad que debemos hacer para con otros. Al que te pidiere, dale. Al que quisiera de ti prestado, no se lo rehusen, si tienes que darle, comparte con otros, porque eso es parte del reino de Dios. Ahora, si tú le pides a Dios sinceramente que él te dé riqueza para tú compartir con otros y tú la compartes con otros, en verdad estás en la voluntad de Dios. Ahora, mi pregunta para ti y para mí también, ¿cómo estás orando? ¿Cómo tú estás orando? ¿De qué manera? Cuando oras deseas para otros la misma gracia, el mismo perdón, que tú recibes de parte de Dios? Cuando oras deseas que Dios perdone a tus enemigos? Mira a Jesús padeciendo allí en la cruz contradicción de pecadores y diciendo perdónalo Señor porque no sabe lo que hace para que vuestro ánimo para perdonar a otros no se canse hasta desmayar. Puedes tú decir lo mismo cuando piensas de tus enemigos? Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen. ¿Hasta qué punto tú y yo estamos conscientes de que necesitamos un nuevo corazón, una nueva vida, donde los rencores viejos quedan sepultados en el pasado y ya no los volvemos a sacar más porque nos estorban en nuestra oración? Cristo murió por mí y también por todos los demás pecadores. Cristo es mi salvador, pero también es salvador del homicida, también es salvador del adultero que se arrepiente, también es salvador de todos los pecadores que vienen a Cristo Jesús. Él sigue siendo salvador. Dios quiere que nazcamos de nuevo, que cambiemos ese corazón. que solamente él no puede cambiar, pero que exista esa intención. Señor, cámbiame, cámbiame, hazme de nuevo, bautiza mi señor. Quiero ser bautizado en tu cuerpo, en tu iglesia. Quiero comenzar una nueva vida, pero mira lo que significa el bautismo en agua, muerte y resurrección, muerte y vida, muerte a la vida pasada. y resucitado a una nueva vida, una nueva vida en Cristo Jesús. Entonces, hermanos, vengan a Cristo Jesús. Hoy no es demasiado tarde. Hoy es el día para perdonar a aquel que nos ha ofendido, para amar a nuestros enemigos y para cultivar entre nosotros el amor fraternal que Dios le bendiga.
La Oración y La Regla de Oro
Series El Carácter Cristiano
Sermon ID | 93171649526 |
Duration | 1:01:21 |
Date | |
Category | Current Events |
Bible Text | Matthew 7:7-12 |
Language | Spanish |
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