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Isaías capítulo 31, si Dios lo permite vamos a considerar desde el versículo 1 hasta el versículo 3. Isaías 31 desde el versículo 1 hasta el versículo 3. Confía exclusivamente en Yahweh tu Dios. Confía exclusivamente en Yahweh tu Dios. El problema es que muchas veces no lo hacemos. Hay gente que confía en sus fuerzas, pero llega el día en que se debilitan. Hay gente que confía en sus habilidades, pero llega el día en que fallan. Algunos confían en su salud, pero llega el día en que declina. Confían en su familia, pero llega el día en que Se equivocan o les desamparan. Confían en su maravilloso vehículo, pero llega el día en que tienen que ir al mecánico. Confían en su nueva casa, pero llega el día en que necesitan reparaciones. Confían en sus inversiones, pero llega el día en que se pierden. Confían en sus planes, pero llega el día en que las cosas no ocurren como desean. Etcétera. Las personas confían en un montón de cosas. Cuando lo que nos dice la escritura, y este texto específicamente, es que o confías exclusivamente en Dios o confías en otra cosa. Y lo que Isaías, inspirado por Dios, nos exhorta a hacer es confiar exclusivamente en Yahweh, nuestro Dios. Ahora, hay que entender el contexto histórico aquí en Isaías, porque Asiria es una potencia mundial. Y anteriormente, Akaz, rey de Judá, rechazó el llamado de Isaías a confiar exclusivamente en Yahweh. Y buscó seguridad en el mundo, en vez de en Dios. Y por ello sometió a Judá a Asiría. Porque en Isaías 7, versículo 1, nos dice que aconteció en los días de Acaz, hijo de Jotam, hijo de Ocias, rey de Judá, que Recín, rey de Siria, y Peca, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla. Eso es Isaías 7.1. Entonces, en ese momento de presión, Akaz debería de haber confiado en Yahweh su Dios. Isaías le exhortó a confiar en Yahweh su Dios, pero ¿qué es lo que hizo Akaz, rey de Judá? Confió en el brazo fuerte de Asiria. Y por ello se metió en graves problemas. Ahora, Damasco cayó en manos de Asiria en el 732 a.C. Samaria cayó en las manos de Asiria en el 722 a.C. Ahora, Asiria, como dije, es una potencia mundial, pero Sargón II de Asiria muere. Y la ascensión de Senaquerib al trono de Asiria aparenta proveer una oportunidad de rebelión. Ahora, hay que entender también que Merodak Baladán está gobernando en Babilonia y entonces es un periodo donde Asiria titubea. O sea, el control de Asiria titubea. Y por ello da esta oportunidad de rebelión. Todos aquellos que están sometidos a Asiria están en un momento donde pueden escapar ese sometimiento. Y Egipto promete apoyo para la rebelión. Sin embargo, Dios promete protección por boca de Isaías. Entonces, ¿qué decisión va a tomar Ezequías, rey de Judá? O sea, ¿confiará en Yahweh o en la seguridad que ofrece el brazo del hombre? Pues Ezequías decide confiar en Egipto. Y firma una alianza con ellos para rebelarse contra Asiria. Ahora, Judá necesitaba buscar al santo de Israel. Necesitaba confiar en su sabiduría. Porque solamente Dios puede cambiar la situación. Pero ellos decidieron confiar en Egipto. Y por ello, Dios escribe por medio de Isaías este texto. Isaías 31, del 1 al 3. Hay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos, y su esperanza ponen en carros, porque son muchos. Y en jinetes, porque son valientes. Y no miran al santo de Israel, ni buscan a Jehová. Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios, hombres, son, y no Dios. Y sus caballos, carne, y no espíritu. De manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado. Y todos ellos desfallecerán a una. Eso es Isaías 31, del 1 al 3. donde Dios lo deja muy claro. Al no haber confiado en él, no solamente va a caer Judá, sino que va a caer aquellos que vienen para ayudarles. Aquellos en quien ellos confían. Es como una muleta, ¿no? Si te apoyas mucho en una muleta y te quitan la muleta, te caes. Entonces, eso es lo que va a ocurrir. Judá necesitaba buscar a Dios en ese tiempo de aflicción, pero decidieron buscar ayuda en otras partes. Ahora, hay medios intermedios que benefician o defienden al creyente que no entran en conflicto con la confianza de Dios. Sin embargo, hay algunos medios que por su naturaleza suponen abandonar la confianza en Dios. Y eso es lo que ocurre aquí, porque confiar en Egipto implica que no confían en la soberanía de Dios, no confían en el control de Dios, no confían en la palabra de Dios. Escoger a Egipto como su fuente de protección muestra que valoraban a Egipto más que a Dios. Lo cual es totalmente necio, porque Dios lo controla todo. Dios no es que reaccione ante un acontecimiento porque le ha sorprendido. Él ya lo tiene todo controlado. Él sabe exactamente lo que va a ocurrir y nada le sorprende. La clave es en quién confías, dónde depositas tu fe. Ahora, muchas veces en nuestra vida nos ocurren circunstancias donde tenemos que decidir o confiar en alguna cosa, alguna persona, o confiar en Dios. Y lo que debemos de hacer, siempre, es confiar en Dios. Porque o confías exclusivamente en Dios, o confías en otra cosa. Ahora, por ello aquí el texto, en Isaías 31, del 1 al 3, empieza, en versículo 1, con LAMENTO. Porque dice ¡Ay! ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda! Empieza con lamento porque algunos representantes de Juda han bajado a Egipto para hacer una alianza con Farón porque confían en la fuerza de Egipto en vez de confiar en el poder soberano de Dios. Realmente este versículo nos explica el por qué los oficiales de Judá fueron a Egipto. Dice, y confían en caballos, y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes porque son valientes. O sea, esa es la razón por la que hacen alianza con Egipto, por sus grandes ejércitos. Y vemos como Judá desea la caballería, los carros de Egipto. Y ellos piensan que les van a proteger de los asirios. ¿Los caballos? Pues cuando se empezaron a usar para la guerra, ahí en la antigüedad, se dieron cuenta rápidamente que era una herramienta muy eficaz. para intimidar, para derrotar al enemigo. Porque los caballos eran más rápidos que la infantería. Y podían desestabilizar un ataque de las tropas terrestres. Los caballos tenían la rapidez, tenían la resistencia y la posibilidad de maniobrar rápidamente. Y lo cual los hacía muy eficaces. Impactaban la batalla. Entonces, por ello, los vemos aquí confiando en los caballos. Y en los carros, también en los jinetes. Los jinetes, ¿no? al estar montado a caballo, pues podían atacar con rapidez, infligir daño y luego escapar a un terreno más seguro. Entonces, aquí vemos cómo menciona estos elementos de un ejército muy poderoso que está muy avanzado en su tecnología, tiene los recursos que necesita, son muchos y tienen grandes habilidades, tienen grande fuerza, tienen grande poder. Incluso estas imágenes que presentan los caballos, pues representan esa fuerza bruta que tienen. Los carros, ese poder militar, los jinetes, son esos soldados bien entrenados. Y entonces, viendo cómo Judá decide hacer una alianza con Egipto, y en esencia es confiar en la fuerza de su ejército para salvarles. en vez de confiar en Yahweh, el Dios verdadero, para salvarles. Y es que cuando algo te alivia de depender de Dios, te encuentras en un camino destructivo. Ahora, lo que hay que entender es que el texto no está diciendo que una nación no debe de tener ejércitos, sino que es falso asumir que el ejército más grande El ejército mejor equipado determina la victoria. El número de soldados o la tecnología más avanzada no determina quién obtiene la victoria. Sino es Dios quien determina la victoria. Nos dice Proverbios 21, 31. El caballo se alista para la batalla, más Jehová es el que da la victoria. Eso es Proverbios 21, versículo 31. Y entonces, cuando Judá confía en el poder de un ejército, en el ejército de Egipto, confía en sus caballos, en sus carros, en sus jinetes, lo que está haciendo es descartando la fuerza omnipotente de Dios. El Salmo 20, versículo 7. Dice, estos confían en carros, aquellos en caballos, mas nosotros, del nombre de Jehová nuestro Dios, tendremos memoria. Eso es Salmo 20, versículo 7. En Salmo 33, versículo 17, vano para salvarse es el caballo. La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. Entonces, eso es Salmo 33, versículo 17. Realmente resalta la necedad de confiar en los caballos, en los carros, en los jinetes, o sea, en confiar en la fuerza militar de Egipto y no buscar a Dios, y no confiar en Dios, porque eso es lo que nos dice aquí en versículo 1, dice, hay de los que descienden, los que descienden a Egipto, ¡es un lamento! porque han buscado ayuda en Egipto. O sea, han confiado en caballos, su esperanza ponen en carros porque son muchos y en jinetes porque son valientes. ¿Y qué es lo que, al confiar en ese ejército, qué es lo que han hecho? ¿Qué es lo que han hecho? Han abandonado a Dios. Por eso dice, y no miran al santo de Israel, ni buscan a Jehová. O sea, no buscaron al santo de Israel, no confiaron en él. Ellos no consideraron a Dios en su decisión. No buscaron a Dios durante una decisión. Y por ello eso trae desastre. Y es que Dios no prospera a aquellos que no le buscan. no buscaron la presencia de Dios, aunque está cerca, aunque está disponible para ayudar, no le buscaron. Y algo que hay que notar es que aquí está el pueblo de Israel, es el reino de Judá, porque está el reino dividido, el reino de Israel ya ha caído en manos de Asiria, pero el reino de Judá debe de confiar en Dios, pero no confía en Dios, sino que confía en Egipto. Aquellos que durante 400 años les tenían por esclavos. Y Yahweh demostró que él tiene soberanía. Él demostró su poder soberano sobre Egipto en el pasado. Qué insensato confiar en Egipto. cuando Dios ha demostrado su autoridad y su poder sobre Egipto. Y Dios ha demostrado vez tras vez que Él es confiable y que su brazo es fuerte. Entonces llegamos aquí al versículo 2, entonces Isaías 31 versículo 2, donde dice, pero Él también es sabio. y traerá el mal y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Ahora, aquí nos presenta a los consejeros o los sabios de los hombres que están hablando de Dios Y vemos que han ignorado la verdad de Dios. Porque ellos dicen, bueno, pero él también es sabio. Están hablando de Dios como si ellos fueran sabios y más sabios que Dios. O sea, han ignorado que Dios es sabio siempre. Aún también han ignorado que Dios es soberano aún sobre la adversidad. Por ello dice, pero él también es sabio y traerá el mal. También han ignorado que Dios siempre cumple lo que promete. Cuando dice, y no retirará sus palabras. Y dice, y se levanta pues contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. O sea, han ignorado que Dios castiga a los malhechores. Todos tienen que dar cuentas a él. Pero aquí, resalta aquí como estos consejeros, estos consejeros de los hombres, aquellos que aconsejaron al rey a confiar en Egipto en vez de en Dios, estos pensaban que entendían, estos pensaban que eran muy sabios, que ellos habían tomado la decisión correcta, que ellos sabían cómo manejar los tiempos, sabían que la mejor decisión era confiar en Egipto, y resalta su insensatez. Estos hombres sabios, a sus propios ojos, estaban actuando como si Dios no tuviera sabiduría. Estaban actuando como si el Creador no entiende lo suficiente para guiar a sus criaturas. Y por ello, hicieron una alianza con Egipto. Y al... al hacer esa alianza con Egipto. Ellos piensan que van a escapar la destrucción de Asiria. Ahora, Isaías 28, 14 al 15 dice, por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho, pacto tenemos hecho con la muerte e hicimos convenio con el Seol, cuando pase el turbión del azote no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira y en la falsedad nos esconderemos. Ahí vemos en Isaías 28, 14 al 15, ellos piensan que van a escapar, pero realmente su refugio es un engaño. Y van a caer porque no han confiado en el Dios verdadero. Aquel que sí tiene sabiduría. La sabiduría de Dios es mayor. Nos dice Isaías 55, del 8 al 9. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos. Ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos. Y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Eso es Isaías 55, desde el versículo 8 hasta el versículo 9. Y es que Dios es sabio en toda situación. Él es la fuente de la sabiduría, nos dice Santiago 1.5. Entonces nos dice, si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pidad a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. O sea, necesita sabiduría, acude a Dios. ¿Por qué? Porque Él es la fuente de la sabiduría y Él da sabiduría. Eso es Santiago 1.5. Entonces, ¿quién necesita pensar que uno es más sabio que Dios? Pero eso es lo que pensaban estos consejeros, esto es lo que pensaban los de Judá. Y les vemos con... Realmente este texto muestra sarcasmo, porque está diciendo, sí, sí, Dios también tiene sabiduría. O sea, nosotros tenemos mucha sabiduría, pero Dios también tiene sabiduría. La insensatez de cómo piensan, ¿no? Pero también menciona y traerá el mal. Ahora, hay que tener muy claro que Dios no peca, no hace lo que es malo y la Biblia nunca le atribuye maldad moral a Dios, pero sí la adversidad. Como nos dice en Isaías 45, 7, Dios está hablando y dice, formo la luz y creo las tinieblas que hago la paz y creo la adversidad. Yo, Jehová, soy el que hago todo esto. Eso es Isaías 45, versículo 7. Incluso en Amos 3, versículo 6. ¿Habrá algún mal en la ciudad el cual Jehová no haya hecho? Eso es Amos 3, versículo 7. Y lo que están resaltando es que Dios tiene control aún sobre la adversidad. Como un buen padre, castiga a sus hijos, eso es lo que Dios hace, Dios usa la adversidad para castigar a su pueblo, para que ellos se vuelvan a él. Y Dios está usando a Asiria de esa manera, como adversidad. Entonces, por muy grande que sea el ejército de Egipto, por muchos planes que tengan, si Dios ha determinado adversidad para Judá, van a recibir adversidad. Egipto no ha servido de nada si Dios ha determinado que Judas sufra adversidad. Vemos en Isaías 10, del 5 al 15, dice, ó Asiria, o sea, Dios está hablando y dice, ó Asiria, vara y báculo de mi furor. En su mano he puesto mi ira. Ya vemos cómo Dios está usando a Asiria para derramar su ira contra su pueblo. Entonces, Isaías 10, ahora versículo 6, "...le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles. Aunque él no lo pisará así, ni su corazón lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será desarraigar y cortar naciones no pocas". Porque él dice, mis príncipes, ¿no son todos reyes? ¿No es Calno como Carquemis, Amad como Arfad y Samaria como Damasco? Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria. Como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos? Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria y la gloria de la altivez de sus ojos. Porque dijo, con el poder de mi mano lo he hecho, con mi sabiduría, porque he sido prudente, quité los territorios de los pueblos y saqué esos territorios y derribé como valientes a los que estaban sentados. Y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos, y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra. Y no hubo quien moviese alá, ni abriese boca, ni gaznase". Y Dios dice, ¿se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensorberbecerá la sierra contra el que la mueve? Como si el báculo levantase al que lo levanta. Como si levantase la vara al que no es leño. Eso es Isaías 10, del 5 al 15, donde Dios dice que va a usar a Asiria para castigar a su pueblo, para traer adversidad. Ahora Asiria no lo entiende, Asiria piensa que ha sido su poder y entonces se enorgullece porque piensa que lo ha hecho, lo ha hecho solo, sin la ayuda de nadie. Pero es Dios quien le ha permitido hacer lo que ha hecho. Y por ello Dios va a castigar después que le haya usado para causar esa adversidad contra naciones y contra su pueblo específicamente, pues entonces Dios le va a castigar su soberbia. Porque Dios lo controla todo, Él controla aún la adversidad. Y por ello aquí, aquí volviendo a Isaías 31, versículo 2 dice, pero Él es sabio y traerá el mal. O sea, Dios trae la adversidad. Y Dios usa la adversidad para enseñarnos a obedecer. Usa la adversidad para enseñarnos a confiar en Él. Nos dice Deuteronomio 8, del 1 al 5. Deuteronomio 8, versículo 1. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios, estos 40 años en el desierto, para afligirte, para aprobarte, Para saber lo que había en tu corazón. Si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió. Y te hizo tener hambre. Y te sustentó comaná. Comida que no conocías tú. Ni tus padres la habían conocido para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre. Más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos 40 años. Reconoce a sí mismo, en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová, tu Dios, te castiga." Eso es Deuteronomio 8, del 1 al 5. Viendo como Dios usa la adversidad para que aprendamos a obdecerle, a confiar en Él, a esperar en Él. Y entonces por ello aquí nos menciona, volviendo aquí a Isaías 31, versículo 2, que él traerá el mal, o sea, él traerá esa adversidad. Y en especial para Judá, en ese momento, es la adversidad de Asiria, que viene como invasor. Y continúa el texto y dice, y no retirará sus palabras. O sea, Dios es fiel a sus promesas. Dios no se retracta de sus palabras. Lo que él dice ocurre. Él no se equivoca. Nadie puede alterar sus palabras. La palabra de Dios no retorna vacía, sino que logra su propósito. Nos dice Isaías 55, del 10 al 11. y será prosperada en aquello para que la envíe. Eso es Isaías 55, del 10 al 11. O sea, la palabra de Dios cumple sus propósitos. La palabra de Dios no retorna vacía. Y nadie puede alterar sus palabras. Sin embargo, cuando consideramos, por ejemplo, la historia del libro de Jonás, Vemos que Dios puede cambiar su postura hacia nosotros si nos arrepentimos. Pero él no se retracta de su palabra, él continúa siendo fiel a su carácter. Y entonces por ello aquí nos dice, no retirará sus palabras. A la mitad del versículo 2, entonces Isaías 31 versículo 2, se levantará pues contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Ahora, es interesante porque aquí está resaltando que el mundo entero va a rendir cuentas a Dios. Todos van a rendir cuentas a Dios. Pero aquí dice, se levantará pues contra la casa de los malignos. Probablemente se está refiriendo directamente sobre Judá. Judá, que es el pueblo de Dios, pero ellos han hecho mal. y han confiado en Egipto en vez de confiar en Dios. Y por su maldad, Dios les rechaza, les va a destruir. Ellos rehusan confiar en Dios. Rehusan conformarse a su carácter y por ello Dios está en su contra. Dios les va a destruir. Y va a destruir a los malhechores de Judá y también a los ayudadores, quienes son los egipcios en este caso. Y al ver el peligro de Asiria acercarse, lo que deberían de haber hecho es confiar en Yahweh su Dios, pero no lo hicieron. Y por ello Dios se va a levantar en su contra. Dios no va a ayudar a su pueblo, porque no confiaron en él. Porque no le buscaron a él, sino que buscaron apoyo en Egipto. Y por eso la segunda parte del siglo II dice, se levantará pues contra la casa de los malignos y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Entonces, los malignos van a ser destruidos pero también aquellos que se han levantado para ayudarles, que son su auxilio. ¿Por qué? ¿Por qué no van a ser eficaces, aunque el ejército de Egipto sea grande y fuerte y tenga toda la tecnología? ¿Por qué no van a ser eficaces para proveer libertad y ayudar a Judá en esta rebelión contra Siria? Entonces dice el versículo 3. Entonces Isaías 31, versículo 3. Los egipcios, hombres son. Y no Dios. y sus caballos carne y no espíritu. De manera que al extender Jehová su mano caerá el ayudador y caerá el ayudado y todos ellos desfallecerán a una. Lo que hace el profeta Isaías es resaltar la necedad de escoger a Egipto por ayuda en vez de a Dios. Y es que la razón por la que el ejército de egipto fracasó es porque son hombres son hombres son mortales los hombres y los caballos son débiles son vulnerables porque son criaturas y por ello lo que está haciendo es resaltar la superioridad de yaue porque yaue Es Dios. Él es majestuoso en poder y gloria. Él es soberano sobre todo. Nos dice Isaías 42, versículo 5. Así dice Jehová Dios, creador de los cielos y el que los despliega, el que extiende la tierra y sus productos, el que da aliento al pueblo que mora sobre él. sobre ella y espíritu a los que por ella andan". O sea, eso es Isaías 42, versículo 5, donde describe a Dios como el soberano, soberano sobre todo, creador de los cielos y la tierra, el que lo mantiene todo, el que tiene todo poder y toda sabiduría. En él es en quien debemos de confiar, él es soberano. Pero aquí Isaías resalta la necedad de confiar en hombres. Porque los hombres, sí, o sea, los puedes ver. Son carnes, son físicos, aparentan que tienen mucha fuerza. Dios es espíritu. Pero realmente no hay comparación. Porque Dios es soberano. Él es mucho más poderoso. Y es tan poderoso que solo por el movimiento de su mano perecen sus adversarios. Por eso dice la mitad del siglo III, de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una. Ahora, algo que es interesante, esa frase que dice al extender Jehová su mano. Ahora, si recuerdas, durante las plagas de Egipto, vemos que Dios extendía su mano sobre Egipto. Nos dice, Éxodo 7, versículo 4, más, yo pondré mi mano sobre Egipto. O en versículo 5, sabrán los egipcios que yo soy Jehová cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque a los hijos de Israel del medio de ellos. Eso es Éxodo 7, del 4 al 5. En Deuteronomio 7, versículo 19, Dice, de la mano poderosa y del brazo extendido con que Jehová tu Dios te sacó. Esa frase, que Dios extiende su brazo, mostrando su poder y su autoridad. Y entonces aquí vemos ese movimiento, el movimiento de la mano de Dios. Dice, aquí volviendo a Isaías 31 versículo 3, de manera que al extender Jehová su mano caerá. el ayudador y caerá el ayudado y todos ellos desfallecerán a una. Ese término desfallecerán se refiere a que perecen, llegan a su fin, desaparecen por completo. Y es que la ayuda, la protección, la liberación y la victoria pertenecen a Dios. Aquellos que confían en el hombre se desploman, tropiezan, perecen, Y es que Dios, aquí vemos como Él no sólo destruye a aquellos que no confían en Él, sino que también destruye a aquellos que intentan tomar el lugar de Dios. Por eso el ayudado y el ayudador perecen. Y es que este texto nos exhorta a confiar exclusivamente en Yahweh y no en la sabiduría humana. No en la fuerza bruta, no en las alianzas políticas. Ahora, podemos ser muy rápidos en criticar a Judá, en criticar al rey Ezequías por confiar en Egipto. ¿Pero qué de nosotros? Porque quizás confías en los médicos más que en Dios. O confías en tu cuenta bancaria más que en Dios. O confías en tus habilidades más que en Dios. O en tus conexiones o recursos más que en Dios. O en tu fuerza más que en Dios. Quizás confías en tu sabiduría más que en Dios. O quizás demuestras que no confías en Dios por tu disponibilidad para pecar. Porque robas porque no confías en que Dios te dará todo lo que necesitas. Te afanas porque no confías en el cuidado de Dios. Mientes porque quieres controlar a la gente y lograr tus objetivos y es porque no confías en el control de Dios. Deshonras a Dios porque no confías en su autoridad. Desobedeces a Dios porque no confías en su justicia. Dudas de Dios porque no confías en su amor. Temes al hombre porque no confías en la dignidad de Dios. Buscas satisfacción en otras cosas porque no confías que Dios es suficiente. Cometes inmoralidad porque no confías en el plan de Dios. Codicias porque no confías en la bondad de Dios. Dios no es tu prioridad porque no confías en que Él merece la pena. Te enojas porque no confías en que Dios sabe más que tú. No perdonas porque no confías en el perdón de Dios. Eres hipócrita porque no confías que Dios te dé. Hablas lo malo porque no confías en que Dios te escucha. No oras porque no confías que Dios va a responder. Es que este texto nos exhorta a confiar exclusivamente en Yahú en nuestro Dios. Cuando tengas una decisión que tomar, consulta la sabiduría de Dios en su palabra. Ve a Dios primero. Honra su soberanía. Obedece su palabra. Cultiva la santidad. Y es que este texto deja muy claro que solo debes de confiar en Dios. Nos dice Isaías 26, del 3 al 4. Tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Eso es Isaías 26, del 3 al 4. Confía exclusivamente en Yahweh tu Dios. Vamos a terminar en oración.
Confía exclusivamente en Yahweh tu Dios
Series Isaías
Sermon ID | 93024102248965 |
Duration | 39:36 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Isaiah 31:1-3 |
Language | Spanish |
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