Iglesias 3, capítulo 9, versículos 11 y 12. Iglesias 3, 9, verso 12, nos dice, verso 11, me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aún de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor, sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. Porque el hombre tampoco conoce su tiempo, como los peces que son preso en la mala red y como las aves que se enredan en lazo Así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos. Amén. Señor y Dios, nos acercamos nuevamente a tu presencia buscando la sabiduría que viene de ti, aquella que podamos aplicar a nuestros corazones y aprender con toda humildad y sencillez de espíritu. Te lo pedimos, Padre, en el nombre de Jesús. Amén. La semana pasada vimos cómo la sabiduría expresada en el vivir consiste en entender y comprender las bendiciones de Dios al disfrutar con la mujer de tu juventud. Y aprendimos también el consejo sabio de Salomón a una diligencia activa en las cosas que Dios traiga a nuestras manos. De ahí que el sentenció, goza de la vida con la mujer que amas. Y en segundo lugar nos enseñaba, todo lo que te viniera a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas. Y luego de estos dos maravillosos consejos, Salomón vuelve en el versículo 11 con una frase que ha citado en varias ocasiones. y que le hace continuamente volver al pensamiento de las aflicciones, tristezas y desvaríos que hay en la vida debajo del sol. De modo que Salomón vuelve al versículo 11 y utiliza esta frase que lo lleva delante de Dios cuando dice, volví y vi debajo del sol. Esa es la frase o la sentencia en la que él Trata de encontrarle sentido al sinsentido de la vida sin Dios, pero que también expresa falta de conocimiento y comprensión de la creación misma, de las providencias y de los designios divinos. Cuando Salomón miraba debajo del sol donde habitan los hombres, veía allí que todo era vanidad de vanidades como ya ha sentenciado y seguirá sentenciando. Así que él vuelve y se pregunta, ve. Y es interesante la declaración que él da luego que dice que volvió y miró debajo del sol. Salomón dice, cuando me volví y vi, entendí que no es de los ligeros la carrera ni la guerra de los fuertes. ¿Qué nos está enseñando Salomón con esta declaración? Salomón se preguntó, si en esta vida es todo lo que hay, entonces, ¿qué es lo que no tiene sentido en la vida? ¿O qué podemos hacer nosotros para que nuestra vida sí tenga sentido debajo del sol? Porque se supone que los ligeros deben ganar la carrera. Y Salomón dice, pero no es de los ligeros la carrera. Se supone que los fuertes deben imponer su poder y ganar las guerras. Y Salomón nos dice, sí, pero tampoco es de los fuertes. No es ni la guerra de los fuertes. Y entonces, Salomón, si la carrera no la van a ganar los ligeros ni los fuertes ganarían la batalla, ¿qué pasa entonces? Hermanos, ese es el sinsentido que él mira cuando ve debajo del sol. Pero es también la enseñanza que nos da a nosotros de que no es en la fuerza del hombre ni en la ligereza del hombre que está el poder, sino en Dios. Si no en Dios. Por más fuerte, más sabio, más inteligente y más ligero que tú seas, Si Dios no te de el ganar, como vimos en los versículos anteriores, si Dios no te de el gozar y el disfrutar de tu pan, si Dios no pone en tu mano la batalla, ganarla, la guerra, no la ganarás. No la ganarás. El caballo se alista para la batalla y porque es fuerte es el que gana. No, hermano. ¿Quién es que da la victoria? Jehová. No importa que te montes en el caballo más veloz, en el caballo más fuerte, en el caballo más hermoso. Si Jehová nos da la batalla, no importa cuántos jibos nucleares tenga, no importa cuántos carros de esos que van con un pico adelante tirando, no vas a ganar. No vas a ganar. Vean la continuación del verso. Ni es de los sabios el pan, ni de los prudentes la riqueza, ni de los elocuentes el favor. Hermano, no es un título. No es una posición. No son las riquezas que poseemos lo que nos va a asegurar a nosotros. Tranquilidad y paz en este mundo. Mi paz os dejo y mi paz le doy. Usted podrá tener todo lo que tenga y si no tiene al Señor, no disfrutará ninguna de esas cosas. No lo va a disfrutar. Es interesante que el Targún, que es la Biblia en arameo, la traducción en arameo del griego, añade esto al final del versículo cuando El texto nos dice en el versículo 11, sino que tiempo y ocasión acontecen. Y el Targún dice tiempo de hambre, cuando su sabiduría no puede ayudarle. Pero en el sentido más amplio, habla también de aquellas cualidades, habilidades y oficio que no siempre va a obtener el sustento de ellos, sino que carece de lo necesario para vivir y comer el pan. Cuando las personas, a pesar de ser capaces, no pueden generar riquezas para sustentarse. Estos días alguien preguntaba qué más podía hacer un abogado, refiriéndose a la cantidad de abogados que hay en el país, que hay una cantidad enorme. Y preguntaba, ¿qué más puede hacer un abogado aparte de ir a una oficialía, a un juzgado? Y la persona decía, hacer Uber. No lo decía como un tono denigrante, sino de que se ha vuelto tan difícil y tan abundante la profesión, que fácilmente usted se encuentra cualquier Uber, que es un profesional. Y usted dice, ¿por qué no está en su profesión? Hermanos, para que usted vea sus capacidades, inteligencia y preparación. No le dio para ganar el sustento con esa carrera. ¿Y qué tuvo que hacer? Ir a buscar la comida de su familia, en lo que sea que Dios proveyera, en lo que sea que el Señor provea. Hay tiempo y ocasión para todos. a los rápidos y a los fuertes, a los sabios, a los entendidos, a los hábiles. También para los lentos. Amados hermanos, debemos aprender a vivir a la luz de la providencia de Dios. Es lo que Salomón quiere enseñarnos en estos versículos a la luz de la providencia de Dios. Usted y yo podemos ser el mejor plan del mundo. Y si Dios dijo no, es que no. Y si Dios en su providencia abrió las puertas, entonces caminaremos conforme a su providencia y a su misericordia. Por lo tanto, amados hermanos, si Dios le ha dado un don, si Dios le ha dado sabiduría, si Dios le ha dado inteligencia, la mejor oración es Señor, úsalo conforme a tu gracia y permíteme honrarte con lo que tú me has dado. Porque de lo contrario no encontraremos consuelo para nosotros en el hecho de que somos fuertes, de que somos sabios, de que somos profesionales, de que tenemos tal o cual don. Por eso sentencia el versículo 12, que los tiempos malos llegarán en cualquier momento. ¿Y qué ejemplo pone? No dice que a los sabios no le llegara, ni a los inteligentes no le llegara, ni que a los cristianos no le llegara y que solo a los malos o a los inconversos le llegara. No hermanos, vean como dice el verso 12. Porque el hombre tampoco conoce su tiempo. Como los peces que son atrapados en la mala red y como las aves enredado en lazo, así son los lazos, enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando caen sobre ellos. Es interesante que habla de que caen, ¿cómo? De repente. De repente. Amados hermanos, aprendamos a vivir a la luz de la providencia de Dios, no confiando en los dones que Dios nos ha dado, sino en el dador de los dones. en el dador de los dones. Porque cuando un hombre a pesar o una mujer a pesar de los dones que Dios le ha dado, no lo usa para su gloria, es ahí donde podemos sentenciar igual con Salomón, un hombre sabio que carece de pan, un fuerte que no puede ganar la batalla y un ligero que no puede ser veloz. Porque solo puesto en la mano de aquel que te lo dio, nuestros dones podrán ser fructífero para la gloria de él y para el bienestar nuestro, que es para lo que Dios nos ha dotado de estos dones. para que vivamos quieta y sosegadamente y para que en todo levantemos las manos y le demos gloria y honra a Dios por su bondad y misericordia para con nosotros, aun cuando no merecíamos tales dones, a él le plujo dárnoslo para que aprendamos a vivir de ellos.