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por eso que ustedes también están aquí cada domingo porque es cuando Dios nos habla, Dios nos guía por su palabra y cada iglesia sana en doctrina predica la palabra del Señor expositivamente no venimos a entretenernos ni a saltar ni a brincar aunque otros lo puedan hacer venimos a aprender de la escritura porque es ahí donde podemos saber de Dios y hemos roto el tema del capítulo 2 de Filipenses que es un capítulo difícil Difícil porque es un misterio de Dios como Dios y todo lo que involucra a Dios no lo podemos entender del todo. Gracias a Dios que podemos comprender el Evangelio. Gracias al Señor que podemos disfrutar de sus bendiciones y saberlo, sentirlo, vivirlo, palparlo en nuestras vidas, pero al mismo tiempo hay muchas cosas que son difíciles de entender en nuestra mente humana. Y una de las razones básicas es que no somos del todo redimidos en el sentido perfecto de entender la mente de Dios. Nunca lo vamos a hacer. Pero es nuestra falta de madurez Así que ni pensar de la persona que no es creyente. Estamos hablando cualquier otro idioma porque no entienden ellos las cosas del Señor. Y por eso siempre en tu familia, cuando tú comentas las cosas que tú entiendes, comprendes y crees, ellos no lo pueden entender y comprender. Y lo que hace falta es la obra del Espíritu, seguir orando que el Espíritu pueda orar en sus vidas, en sus mentes. Es la única forma. Es el nuevo nacimiento lo que hace que podamos comprender, entender y amar sobre todo las cosas de Dios. Entonces, parte de lo que estoy diciendo tiene que ver con el mensaje de hoy, y siempre con todos los mensajes, porque hablamos de la Escritura, vamos madurando en las cosas de Dios, vamos entendiendo cada día mejor las cosas del Señor. Sobre todo el hecho de vivir la vida cristiana porque la gente piensa que practicamos una religión y guardamos ciertos ritos y eso no es vivir la vida cristiana. La vida cristiana es vivir la vida de Cristo que ha empezado a vivir en nosotros desde el momento que creímos en Él, que aceptamos a Cristo como Señor Rey y Salvador. Estamos vaciados de nosotros mismos, como él también renunció a esa posición que él tenía. Y cuando hacemos ese cruce, o sea que ahora vivimos por Cristo, y que ya no es mi vida, porque cuando tú no eras creyente tú querías hacer tu vida, queríamos hacer nuestra voluntad. Y nos cuesta en la vida cristiana entender que ahora vivimos la vida de Cristo, que Cristo vive en mí. Es fácil cuando uno lo mira en un apóstol como Pablo, en el sentido de que cómo él era antes de ser creyente. Nuestras hermanas o hermanos que se van a bautizar esta mañana, le dieron una pequeña tarea de cómo era su vida antes, cómo llegaron a conocer a Cristo y cómo son ahora. Que son las tres etapas de toda persona creyente, ¿Qué ha pasado? O sea, ¿cómo llegamos a conocer a Cristo? Y cuando llegamos a conocer a Cristo, tenemos una vida pasada. Tenemos una vida nueva. Todas las cosas en Cristo son nuevas. Pero esa nueva vida tiene sus luchas. O sea, son dolores de crecimiento. Has tenido dolores de crecimiento. Tú, cuando eras niño, se cambiaron los dientes. Muy rara vez hay personas que no cambian los dientes. es un problema genético, pero la mayoría de nosotros cambiamos los dientes tenemos el dolor de que los dientes se nos caen han pasado tanto tiempo que ya no nos acordamos sobre todo, pero hay dolores de crecimiento y a través de la vida siempre tenemos las luchas, las enfermedades, los problemas nadie nace en una burbuja en que nada le ocurra y así es con la vida cristiana cuando el Señor Jesucristo vino a la Tierra es para que tú y yo vivamos la vida de Él Eso es lo que nos hace cristianos. No es meramente el que te bautice, que vayas a una iglesia. No, es que tú estás seguro que en tu corazón reina Cristo. Y que tú le estás obedeciendo, es a Él. Las personas en el mundo piensan de que le lavamos la cabeza a alguien. Piensan de que no solo practicamos ese lavado de cabeza. Pero ellos nunca han sido lavados la cabeza. Ellos piensan que están bien en su manera de vivir. Y cuando miramos nuestra vida pasada era que era una vida sin Cristo y ahora es una vida con Cristo. El bautismo marca esa diferencia. No porque ya ahí recién seamos salvos. Hay algunos que piensan que a la hora que nos bautizamos recién eres salvo, tus pecados son perdonados. En realidad el bautismo es un simbolismo de lo que ya ocurrió. O sea, tú has creído que en la cruz Cristo muere por ti, no muere por una humanidad ciega. Tú sabes que Él es tu Rey y Señor porque Él ha llevado tus pecados, que te amó tanto que Él dejó su trono de gloria y vino aquí a la tierra. Por lo tanto, Pablo está hablándole a los filipenses. Es como cuando tú le das la verdad a alguien y al comienzo decimos que no entiende. Pero hay algo que es muy interesante con la verdad de Dios y con cualquier verdad. Quizá a la persona te das cuenta que no entiende ahora, pero es la base, es la semilla para que entienda después. O sea, se queda pensando, o sea, no entendía ahora, no comprendía ahora, pero poco a poco en la vida cristiana vamos entendiendo y comprendiendo muchas cosas que antes no comprendíamos. Así que es normal en el proceso de la vida cristiana que no pienses que tú no sabes, que eres bruto o que no puedes entender esto que está muy elevado, es que a veces las personas no entienden los pasos o los niveles en los cuales tú y yo estamos. Hay mucha gente que puede estar muy arriba y piensan que todo el mundo está ahí arriba. Entonces el buen maestro, la enseñanza es que tenemos que partir de donde está la persona y vamos creciendo y para eso ponemos la verdad de Dios. Al comienzo te turba, es mucha verdad, ¿no? Es como no le podemos dar un bisté a un niño que recién nace. Después cuando crezca se va a dar cuenta y le va a gustar. primero empezamos con la leche, son alimentos básicos, elementales para alguien que recién es nuevo y poco a poco vamos creciendo en la vida, vamos caminando, vamos corriendo y nunca dejamos de aprender y yo no dejo de aprender en la manera como les puedo aplicar estas verdades a ustedes, enseñarle de manera tal que el Espíritu de Dios lo ponga en práctica. Vemos que el apóstol ahora que está preso, que sus circunstancias no son buenas en el sentido material o circunstancial, nos habla que tenemos que tener un mismo sentir. El domingo anterior hablamos de que tenemos que tener esa unanimidad en lo que sentimos y creemos por Dios y que debemos conservar el mismo amor, o sea, el mismo amor de que Él nos salvó a todos bajo la cruz. y que debemos mantenernos unidos en espíritu. ¿Qué es lo que trae la unidad del espíritu si no es la palabra? Es la verdad, el entendimiento de Dios. Y para ello estamos dedicados a un propósito. O sea, los programas de la iglesia no es el propósito. El programa de la iglesia es bautizar a los nuevos, es practicar la cena del Señor para que recordemos lo que Él ha hecho por nosotros, es hacer discípulos. De esos discípulos el Señor equipa algunos para que el Evangelio siga enseñándose, predicando, se levanten nuevos líderes dentro de los grupos y también nuevos pastores dentro de la iglesia. Y Él nos manda a nosotros imitar a Cristo, o sea que toda nuestra vida es imitar a Cristo. o sea, hacer lo que Él hizo. Entonces, cuando conocemos y nacemos en el Evangelio, hay dos cosas que uno predica y enseña en el Evangelio, y es en el hecho de que hablamos de la persona de Cristo y la obra de Cristo. Tú y yo hemos sido salvos por la obra de Cristo, pero su persona es la que aprendemos, no nos deja de sorprender, nos maravilla continuamente porque somos cada día más y más como Cristo. Así lo creó Dios, así lo hizo Dios. O sea, no es cuanto tú amas a Dios, no es cuanto sabes de Dios, es cuanto Cristo vive en ti. Es lo que llamaban los antiguos, yo vivo consagrado al Señor, me pongo en el altar de la consagración de Dios. Y realizo todas las cosas que Cristo hizo, miro sus enseñanzas. Pero Él, porque Él ha puesto su vida en mí. Entonces, no venimos a la iglesia como un obstáculo, como un peldaño más, a lo mejor, en que yo me sienta bien con mi conciencia. Es que estamos dedicados, ocupados en nuestra vida cristiana, que va a ser el tema culminante de nuestro capítulo 2 en esta mañana. O sea, el apóstol nos dice, soy del mismo sentir, estamos unidos en el Espíritu, pero es porque tú y yo estamos ocupados en nuestra salvación. El creyente tiene que ocuparse de su vida cristiana, No es que el domingo que viene, una vez que termine el servicio, me voy simplemente a pasear a la playa, que puede ser muy bien, a visitar a otra gente y me olvido de mi vida cristiana hasta el otro domingo. No, tú tomas la batería de Dios, tomas la energía de Dios para que crezcas cada semana, cada día. ¿Ves cómo Dios se está obrando en tu vida porque Dios no te ha dejado? O sea, es un error muy común de nuestra sustancia gris o de nuestra mente pensar que Dios no tiene nada que ver con nosotros de lunes a sábado. Esos son los fariseos, son los religiosos. Pero tú continuamente estás preocupado en tu salvación, porque de tu salvación y de tu crecimiento depende tu testimonio para los otros que no son cristianos. ¿Sabías eso? O sea, Dios te pone en tu casa, tú vives la vida cristiana como Dios te manda, y ciertamente Dios va a reclamar de ti. O sea, tú eres la luz, tú eres la sal de esas personas, y tú lo estás haciendo bien, estás haciendo un buen trabajo. Entonces Dios nos bendice en que ves esa bendición en aquellos que nos conocen al Señor. ¿Por qué? Porque ven en ti ese ejemplo, ven que tú eres cristiano, que fue el primer apodo que recibieron los cristianos. los creyentes. ¿Por qué? Porque seguían a Cristo. Se parecían a Cristo. Hablaban como Cristo. Seguían las pisadas de Cristo. Pero primero Él tuvo que hacerse nuestro Señor y Salvador. Tuvo que venir a esta tierra. Entonces cuando Pablo nos dice, imitad al Señor Jesucristo, es lo que Él hizo por nosotros en la cruz del Calvario. ¿Y cómo lo hizo? En humildad, se humilló. Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, hagan completo mi gozo siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en Espíritu y dedicados a un mismo propósito. No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya pues en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo. haciéndose semejante a los hombres, y hallándose en forma de hombre se humilló el mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y la muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre. Así que, amados míos, tal como siempre han obedecido no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, por su buena intención. Hagan todas las cosas sin murmuraciones, ni discusiones, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tache en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes replandecen como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano, ni habré trabajado en vano. Pero aunque yo sea derramado como libación sobre el sacrificio y servicio de su fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos ustedes. Y también ustedes les ruego regocijense de la misma manera y compartan su gozo conmigo. Oremos. Gracias, Señor, que nuestra vida cristiana es una vida cristiana compartida en gozo, compartida en tribulaciones, en pruebas, aflicciones, pero abundan mucho más tus bendiciones, porque sabemos que estamos en una tierra caída en medio de una generación malévola y perversa que se opone a tus planes, se opone a tu voluntad, a las cosas que tenemos y debemos hacer. Pero gracias que tú nos das el discernimiento para sobrellevarlo en amor, para entender que allí estuvimos nosotros, que rechazábamos tu verdad, no amábamos tu verdad porque no amábamos tu persona, Pero al entender y comprender lo que Cristo ha hecho por nosotros y cómo nos ha salvado, tú nos ayudas a que sigamos creciendo en esta salvación, a ocuparnos en nuestra vida cristiana. Te agradecemos, por lo tanto, por todas las bendiciones derramadas sobre tu pueblo durante todos estos años. Y oramos que tú nos sigas manteniendo en la fe, unidos trabajando en este propósito de que otras personas sean salvas. y aquellos que sean salvos, vivan de manera tal que glorifiquen tu nombre. Es nuestra oración en el nombre de Jesucristo. Amén. Muy bien, vamos a ir entonces al comienzo de nuestro mensaje, Dios le exaltó hasta lo sumo, que es la vista número 17, porque vamos a terminar con esto cuando vemos de que El Señor dice que lo exaltó hasta lo sumo. Primero vemos la humillación del Señor Jesucristo. O sea, no puede haber unidad si no hay humildad. Y no puede haber humildad si no tenemos un solo propósito. ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde nos dirigimos? El propósito es vivir nuestra vida cristiana. Y aunque cada quien, ustedes, una cabeza, tienen su familia, tienen sus metas a lo mejor para su hogar, en la vida cristiana nuestro único propósito es glorificar al Señor. En eso todos nosotros como creyentes estamos. Y una vez que fue humillado el Señor Jesucristo, que sufrió muerte, muerte de cruz, la Escritura nos dice que también Dios lo exaltó hasta lo sumo y que le dio un hombre que es sobre todo un hombre. Es el poder de la resurrección del Señor que exaltó a Jesucristo por haber sido obediente, por haber hecho lo que era la voluntad del Señor. Cuando tú eres obediente en hacer la voluntad del Señor, eres humilde, tiemblas ante la palabra del Señor y tiemblas con temor y reverencia porque es Dios quien te lo manda. A pesar de que van a haber mucha gente o persona y aún tú mismo te quieres rebelar contra lo que Dios dice, pero el arrepentimiento es lo primero que ha traído en nuestra vida. O sea, que cada vez que tú y yo ¿Obedecemos a Dios y obedecemos lo que Dios dice en Su Palabra? Somos humildes. Aprende de mí que soy manso y humilde de corazón. ¿Por qué el Señor Jesucristo dijo aquello? No hubo un solo instante de Su vida en que Él no obedeció al Padre. No estuvo sujeto al Padre. Y por eso Él es digno de todo honor. Es el autor de eterna salvación porque lo hizo como Dios quiso. no como a ti te parece, no como a lo demás le parece. Bueno, no hubiera permitido que Danieva pecaran las cosas que habíamos mencionado por encima anteriormente. Él llegó a ser el actor de Eterna Salvación porque fue obediente. dejó su trono de gloria. Así que él es el Salvador entonces, porque lo hizo de la manera como Dios lo estableció. Y antes que crear el mundo, por eso él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, destinado desde antes de la fundación del mundo. Y por eso su nombre Jesucristo es el Señor. Jesús, nombre Salvador, el Cristo, es eterno. Por eso siempre que leas en el Nuevo Testamento, y como Pablo está hablando aquí, está hablando de la encarnación del Señor Jesucristo, y está hablando de toda la eternidad de Dios nuestro Salvador, que es el Cristo, y que Él vino para ser Señor de todos. Pero para ser Señor de todos, primero se tuvo que humillar. no que no lo era, él ya lo era, pero me lo demostró, no lo ha demostrado, le ha demostrado a la humanidad, como él que creó todas las cosas y que tenía tanto poder, como es que él vino para vestir la toga de un aldeano, lo hizo como un ser humano. Lo hizo con un cuerpo que era mortal, que sufrió la muerte, la condenación del pecado de lo cual Dios había dicho en el huerto del Edén. Ciertamente morirás el día que tú me desobedecieres y comieres este árbol que te tengo a ti prohibido que comas. Puedes comer de todo los demás árboles, pero de este no. Y el que crea pone las reglas. Sin embargo, no es que Dios ha puesto, como por ejemplo los griegos en su tragedia, que él está irado y que la gente quiere calmar la ira de los dioses para entonces tener que comer, que le vaya bien en la vida. Cuando tú miras, por ejemplo, la hispanidad, la religión que tienen, por no decir su romanismo, es que ellos no le quieren que les vaya las cosas mal. y por eso van a recurrir a todo sincretismo para ser exitosos en el amor, en la economía, inútil hasta nuestro lenguaje, el lenguaje de algunas personas, oye, pero a ti te ha caído algo que tienes el santo de espalda, porque esa es la idea que tienen, quieren calmar la ira, la expiación, tienen una conciencia de expiación, ese no es Dios, por eso recurrimos a la escritura, porque Dios lo hizo haciéndose el hombre, haciéndose él hombre y participando de una carne, de una humanidad que no era en apariencia, para entonces él, siendo el segundo Adán, obedecer a Dios en todas las cosas y por eso fue tentado, pero sin pecado. Miren, por lo tanto, cuando él dice, el apóstol Pablo, que se le dio un nombre, que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús, de lo que está en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Este es importante el lenguaje de la Biblia. Te voy a decir por qué. Porque lo encuentras en Apocalipsis. Vamos a ir a Apocalipsis un ratito, en el capítulo 6. Está en Apocalipsis 5, en todos los lugares de la escritura. Pero es interesante cómo el judío Saulo de Tarso, el apóstol Pablo, habla. Para nosotros este lenguaje puede parecer muy común. Puede parecer no así, claro, Él es digno arriba en los cielos, en la tierra, pero tiene que ver desde el inicio de la redención del pueblo de Israel en Egipto. Y Juan también nos toma ahora y nos dice en Apocalipsis capítulo 6, cómo Él habla de por qué es el cielo, de por qué es la tierra y aún debajo de la tierra, en el capítulo 6, versículo 12, nos dice así, Vi cuando el cordero abrió el sexto sello y hubo un gran terremoto y el sol se puso negro como silicio hecho de cerda y toda la luna se volvió como sangre. y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como la higuera deja caer su cigo verde al ser sacudida por un fuerte viento. El cielo desapareció como un pergamino que se enrolla y todo monte e isla fueron removidos de su lugar. Los reyes de la tierra y los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos y todo siervo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes y decían a los montes y a las peñas, Caigan sobre nosotros y escóndanos de la presencia de Aquel que está sentado en el trono y la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, y ¿quién podrá sostenerse? Toda rodilla se doblará. de lo que está arriba en los cielos, de lo que está en la tierra y lo que está debajo aún de la tierra. Noten rápidamente, ya que está ahí cerca, en el capítulo 5, dice el versículo 12, que decía en gran voz, el cordero que fue inmolado es digno de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Y oí decir a toda cosa creada que está en el cielo sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay. Al que está sentado en el trono y al cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían amén, y los ancianos se postraron y adoraron. En la constelación del cielo, cuando tú admiras a Dios, Él ha creado el universo. Él domina el Universo. Y en un pedacito de todas las constelaciones que puedan haber del Universo, hay un planetita que se llama Tierra. A ese planeta vino el Señor, porque ahí fue donde creó Dios Adán y Eva, en el huerto del Edén. Y Él estaba hablando claramente de los cielos creados, estaba hablando de la Tierra, de lo que el hombre puede apreciar. O sea, nos ponemos en la Tierra. ¿Tú qué aprecias cuando miras el espacio sideral? ¿Ves estrellas? Claro, hemos inventado ahora poderosos binoculares, telescopios, y podemos acercarnos más y ver de lo que los antiguos, desde tiempos antiguos, han visto. O navegantes antiguos se han guiado por las estrellas en el cielo como un punto fijo para poder saber dónde iban en esta Tierra, que al tamaño de nosotros es vasta, es inmensa. y que tú te contemplas a ti mismo y somos como una hormiguita. Y cuando uno mira la Tierra, uno se sube a un avión y ahora son horas, quizás el viaje más largo que he hecho es en avión hacia la China, estar 16 horas en un avión. Pero es un viaje largo, la Tierra es grande para nuestra comparación, es enorme. Pero para ellos, para la carta que escribió Pablo, eran meses. en ir a un lugar a otro. Son meses que demoraban los barcos y solamente con la energía del viento. Entonces, ¿qué mirábamos? ¿Qué miraban por ejemplo las naciones que no conocían a Dios y no tenían una revelación? especial. Miraban sus ídolos, ellos miraban al sol, miraban a la luna, las estrellas. Nos asombran que ellos tenían relojes, pero los relojes que tenían los mayas, o los aztecas, o los incas, era para poder sembrar. Porque si tú no siembras y no cosechas, no comes, no vives. Entonces, siempre ha sido así la existencia del ser humano. Ha visto las cosas de la tierra para seguir viviendo. para seguir con su presencia aquí en este planeta. Y es algo de lo que Dios mismo dijo, frutificaos y llenad la tierra. O sea, la gente que quiere negar a Dios como creador, perfecto, pero todo lo que vemos desde tiempo antiguo es para que tú y yo podamos seguir preservando la especie humana aquí en la Tierra. Y para eso hay todo lo demás que tú te puedas imaginar. Y mirabas la tierra y sembrabas las cosas de la tierra. Y mirabas el mar, y claro, el mar, y de repente descubrimos que debajo del mar hay gente que vive, neomamíferos que viven, peces que viven. Y de ello también podemos, ¿qué? Vivir. y mantenernos. No estamos hechos para vivir en el mar, no estamos hechos para vivir fuera del espacio de nuestra atmósfera, pero ciertamente aquí dominamos las tres esferas que la gente antigua decía, arriba en los cielos, abajo aquí en la tierra, sobre la tierra y debajo de la tierra y en las aguas debajo de la tierra. Entonces te das cuenta que cuando el Señor habla a través de Pablo y dice que le ha dado un nombre, que es sobre todo un nombre para que en el nombre de Jesús se doble toda la rodilla de lo que está en los cielos, de lo que está en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria del Padre. La gente en el pasado se hacía ídolos o imágenes de cualquiera de estas tres o cuatro cosas que se acaban de mencionar. Y nota que cuando la segunda generación Moisés le narra de nuevo los mandamientos. Hay una advertencia, aparte de esos diez mandamientos, en Deuteronomio capítulo 4, si usted quiere seguirme, pero yo se los leo así. Guardad pues mucho vuestras almas, pues ninguna figura viste el día que Jehová habló con vosotros del medio del fuego, refiriéndose al monte Sinaí. para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que esté en la tierra. figura de ave alguna alada que huele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra, no sea que alces tus ojos al cielo y viendo el sol y la luna y las estrellas y todo el ejército del cielo, seas impulsado y te inclines a ellos y les sirvas. Así que para Pablo, que está escribiendo a los filipenses, que estaba muy orgulloso de su ciudadanía romana y que tenían una constelación de dioses, y que había muchos que venían también de un extracto judío y que para ellos hacerse imágenes era algo raro, eran iconoclastas, no tenían nada de estas imágenes, pero no fue así al comienzo, porque ellos cuando fueron sacados de Egipto, Era lo que veían continuamente. Eran sus imágenes del dios Ra, de la diosa Luna, del dios de la muerte. Cada una de las plagas que tú ves no eran plagas que Dios las trajo simplemente porque le pareció. Cada una de esas plagas eran dioses que los egipcios tenían para que les vaya bien, para que no le falte que comer, para que aquel río le pudiera suplantar toda la vida que era necesario para ellos. Entonces, todas esas cosas el Señor claramente se lo dice. No mires al cielo, no mires a la tierra, ni te hagas ninguna imagen. Nota tú en nuestro pueblo cuánta gente se pone amuletos, es supersticioso, se cuelga cosas, tiene imágenes en su casa para espantar a los malos espíritus o para que les vaya bien. Todas esas cosas se contradicen a lo que la Escritura dice. Y también le estaba hablando a los judíos, porque no vayas a pensar que cuando tú adoras a Cristo, estás adorando a otro Dios en forma humana. Él es Dios. y que cuando tú y yo adoramos sólo a Cristo, estamos adorando y sirviendo a Dios. Por eso es que también Pablo está haciendo la salvedad, porque para el judío, como para muchas personas que no creen que Dios tenga un hijo y que ese hijo haya venido a la tierra, entonces adorarlo a él era una idolatría y por lo tanto era una blasfemia. Y por eso lo quisieron apedrear una y otra vez, porque tú siendo hombre te haces Dios. ¿Cómo es que tú has visto a Dios? Recuerda que las muchas cosas de esa verdad que Dios le decía a sus apóstoles al comienzo, ellos no entendían. Porque cuando Él dijo, voy pues a preparar un lugar para vosotros, no voy a hacer camino para vosotros, tanto Tomás como otros apóstoles le preguntan, pero no sabemos el camino. Bueno, el camino era Él, Jesús. Le dice, el que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Todavía se asombraron más. porque no entendían la revelación de que Dios había descendido aquí a la Tierra, que Él era Jesús, Salvador, el Cristo, Emanuel con nosotros. No comprendían lo que tú y yo hemos comprendido ahora y que nos demoró y nos costó en la vida entender que Dios nos salvó. ¿Y por qué Dios nos salvó? No fue nada ninguna de las constelaciones, ni de los profetas, ni de la familia de Jesús, porque Él descendió a la Tierra. Él vino a esta tierra para poder salvarte y morir por tus pecados. Por eso es que hablamos de que Dios es mi salvador, porque he entendido y comprendido. Hay gente que dice Jesús es el salvador, pero no es tu salvador. A menos que reconozca que Dios, quien descendió del cielo. Y que desde toda la eternidad y que él es el Cristo y que Dios le ha hecho Señor y Cristo para todos nosotros. Nota tú lo que Pedro habla cuando tú lees todos los mensajes de Pedro en el inicio de la iglesia cristiana en Pentecostés. Entonces, ¿qué es el resultado de esto? Volvemos a recordar la humillación del Señor Jesucristo. Volvemos a entender a qué es lo que Él renunció para que pueda grabarse esta verdad en nosotros. Y le voy a leer un poquito adelante Colosenses. porque así como la humillación de Cristo se le llama la kenosis, en Colosenses el capítulo 2 en el versículo 9 dice así, porque toda la plenitud de la deidad reside corporalmente en él, esto es Cristo, y ustedes han sido hechos completos en él que es la cabeza sobre todo poder y autoridad. Él cuando renuncia a su trono de gloria y se hace hombre, es lo que los teólogos también llaman, y han inventado otra palabra, que al comienzo a mucha gente también le parece extraña o no la entienden, es la unión hipostática. La kenosis es la humillación. No es que él dejó sus atributos a un lado, no es que él dejó de ser Dios, pero no se notaban, no resplandecían, a menos que en la transfiguración. Cuando Él se viste de la toga de un aldeano, del cuerpo de un ser humano, al mismo tiempo se une a la divinidad. Y esa unión no se puede desaparecer, no se puede desunir, por eso le llaman la unión hipostática. Le leí este pasaje en Colosenses, porque una vez que el Señor se hace hombre, Él es Dios, tiene dos naturalezas, es el único ser humano y divino, que tiene dos naturalezas en una sola persona. Él es perfecto hombre y perfecto Dios. Esto fue un gran debate al comienzo de los siglos y por eso hay un credo uniceno. Y se aparece un hombre que se llama Atanasio. Atanasio contra el mundo, porque Atanasio fue una de las primeras personas en entender que en Cristo había dos naturalezas. y que una vez que la naturaleza humana de Jesús se unió a la Divina, no podían separarse otra vez. Y tenemos este pasaje, por lo tanto, de Colosenses, capítulo 2, el versículo 9, en la doctrina de la Trinidad, donde dice, en toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él. Y entonces, volviendo a nuestro cuadro que tenemos, ¿a qué renunció? Cuando digo que renunció, no es que él no lo podía tomar, o sea, lo puso a un lado. Él no mostraba toda la gloria y la magnificencia que él tenía cuando estuvo aquí en su estado de humillación. Pero ciertamente hubo profetas que hablaron de aquello. Juan, capítulo 1, verso 29, vemos a Juan el Bautista que decía aquí, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. El apóstol Juan, cuando escribe este evangelio precioso, nos habla diciendo, y aquel verbo se hizo carne, y vimos su gloria, gloria como del Unigénito, lleno de gracia y de verdad. Dice que la ley vino por medio de Moisés, que a Dios nadie le vio jamás, el versículo 18. Pero el Unigénito de Dios, Él le ha dado a conocer. Entonces, Él vino para dar a conocer a Dios. Entonces, cuando las personas que son tan inteligentes dicen, pero a Dios nadie le ha visto jamás. Hay el grave problema que no conocen que Dios sí vino a la tierra. El Evangelio existe, y el Evangelio se ha predicado a nosotros porque Dios se humanó. Él vino, dejó su posición en la gloria, y esto planeado antes de la creación para que no veas que fue un invento de Dios de última hora, antes que Él creara, mejor dicho, en el sentido supralapsario en que ponemos como antecedente y precedente todas las cosas de Dios en su mente, no que Dios tenga mente, Ya porque tú y yo que tenemos mente, pensamos, elaboramos ciertas cosas en nuestro pensamiento y luego ejecutamos. Por eso digo que Dios no tiene mente, porque para Dios cuando Él habla se ejecuta. Él no tiene que pensar las cosas. Pero tú que piensas, y que tú piensas como ser humano, muchas veces las cosas no te salen, porque tu pensamiento no es acción. tu pensamiento es un pensamiento caído. ¡Qué bueno que podemos pensar! ¡Qué bueno que podemos tener una química en nuestro cerebro de manera tal que decimos yo pienso o razono, por lo tanto soy o existo! Y no lo pensamos y vemos a un animal, a nuestros perros quizá, y a nuestros gatos, pero ellos tienen otro tipo de pensamiento. no están pensando solamente en su instinto y cómo lograr y cómo hacerlo, en satisfacer ese instinto, pero no en planear para el futuro. Cristo dejó su posición en la gloria, por lo tanto, Él, que era rico de la presencia de Dios, se hizo pobre. Es lo que también Pablo nos dice en 2 Corintios. Capítulo 8, dice que él por amor a nosotros siendo rico se hizo pobre para que nosotros con su pobreza fuésemos enriquecidos. Renunció a ese trono mayestático de riquezas, de esplendor. Por eso es que Apocalipsis mira las piedras preciosas, mira las calles de oro, mira las puertas de perla. porque es un sentido comparativo de las riquezas que tendremos en el cielo, porque las riquezas terrenales sirven para darnos quizás un estatua y comprar cosas, pero en el cielo ¿para qué son las riquezas? ¿De qué vale el oro que tú tengas aquí ahora en el cielo? Es para comparar las riquezas, el valor, la presencia, la reverencia y el honor que tenía Cristo y Él dejó aquello y vino y nació en un humilde portal de Belén. rodeado de animales. Y no pienses tú que hemos vivido un tiempo de gran desinfección, que nacer en un portal de Belén para una mujer, que era parturiente en ese momento, no era el lugar más higiénico de nacer. El olor de los animales tiene su perfume, sí o no. O sea, el ambiente, no había glade, no había ninguno de estos aerosoles, era el perfume natural y allí nació el rey del universo, el que creó todas las cosas. Y María, como una buena madre, había llevado sus pañales, lo envolvió en sus pañales. Como todos nosotros que hemos nacido, si alguien no nos cuida, no nos envuelve en los pañales, simplemente andaríamos desnudos. Pero el Señor se humilló de tal manera. Y siempre estuvo pidiendo prestado. Cuando tú miras, Él se montó a la barca de Pedro y jugó un poquito más allá. Él que es el dueño de todo. La casa que tenía en lugar tanto en Nahín como en Capernaum era de otro. Lo único que él tenía era su vestidura que los soldados se lo sortearon, se lo rifaron, era una sola pieza. Entonces también, préstame ese burro porque tengo que entrar a Jerusalén, mandó a su discípulo y el amo preguntó a dónde llevan el burro. El maestro lo necesita. O sea, en realidad decimos que él renunció a todo, él fue pobre, siempre estuvo pidiendo prestado, pero todo era de él. Él lo había creado, él lo había hecho posible. Sin embargo, nos enseña a nosotros que él se despojó de todo aquello. Él nos dijo, esto es mío. Necesito un lugar para el aposento alto y tener la cena. ¿Dónde va a ser? Y alguien le proveyó el lugar. Fue sepultado en la tumba de otro. Y llevó tu cruz. Lo que él no tenía que llevar. Llevó tus pecados. Esa es la humillación de Dios. Por eso cuando tú y yo decimos que él es mi salvador, que él es tu salvador, que él es mi salvador, tú entiendes eso. de que Él renunció a todo aquello, que Él no es quien empleó una varita mágica como un genio para hacerlo, Él nunca cometió pecado, pero se hizo pecado por nosotros. Al que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros. Llevó la cruz de Barrabás y llevó la cruz que tú y yo debíamos cargar y aún así nuestra deuda del pecado no hubiera sido satisfecha porque tenía que morir el justo por los injustos. Tenía que morir aquel que nunca jamás pecó para poder morir por nuestro pecado. Y aún fue doblegado por la carga de esa cruz. Hablamos, por lo tanto, de renunciar a la vida Él renunció a la vida por la muerte, porque esa muerte nos daría vida a nosotros. Y por eso dijo, consumado es y entregó el espíritu. Renunció a su autoridad que él tenía. Cuando vemos la kenosis, la humillación de nuestro Señor Jesucristo permitió que su cuerpo, que era mortal, fuese mortalizado por la muerte para llevar Él nuestros pecados. Ese misterio de amor, de poder y de sabiduría que sólo Dios lo ha hecho, el poder de la resurrección del Señor Jesucristo, el poder de su amor para morir por nosotros, y como el Señor lo ha realizado a través del Monte Gólgota, y que todavía seguimos predicando y seguimos enseñando de esta humillación de Cristo. Todo eso lo hizo Cristo por ti. Eso es lo que el creyente cree, de que cuando Él vino a la tierra, aunque yo no era, no existía aquí en la tierra, y lo mismo los anteriores creyentes del Antiguo Testamento miraron a la cruz. Miraron a que Dios proveería el Cordero. Las palabras de Abraham es un eco para nosotros. Jehová se proveerá de Cordero. Las palabras proféticas de Juan el Bautista son una realidad y aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. porque no era sólo para los judíos, es para cualquier gentilicio, para cualquier nación, para cualquier hombre o mujer que entiende y cree esto, será la venida de Cristo y su muerte por nosotros en la cruz. Y ese es el gran amor de Dios por ti. Ese es el gran amor de Dios por nosotros, en que debemos entonces ahora que tú eres salvo y nos dice que toda rodilla se va a doblar y que toda lengua va a confesar que Jesús es el Señor, que Él es nuestro Señor y que hemos doblado nuestras rodillas ante la cruz del Calvario antes del juicio final. Así que ahora nos manda la exhortación, la parte práctica de por qué vivimos por Cristo. Cuando entiendo este poder del amor de Dios y su sabiduría, yo quiero vivir por Cristo. Quiero vivir la vida cristiana. Tú no estás haciendo mi voluntad como pastor o de los diáconos de la iglesia. Solamente te animamos a seguir la ruta y el camino que ya hemos caminado antes. No somos mejores en ese aspecto, pero sí hemos sido salvos al pie de la cruz y ahora debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor. Por eso, ¿cuál es el próximo paso? que tenemos. Vamos a suponerlo, una familia tiene su hijo, le nace un hijo, es un bebito, pero tú ves cómo va creciendo y de acuerdo a cómo va creciendo tú ves los pasos que va a dar. Y casi nadie quiere perderse cuando comienza a comer y cuando el bebé comienza a dar sus primeros pasos, porque son pasos a la independencia. y si no llegara a eso te preocuparías. Entonces igual es con nosotros cuando nos ocupamos de nuestra salvación con temor y temblor. El apóstol no nos dice, no solo ahora en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia. Ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer para su buena intención. Entonces nota que tu vida cristiana, aun cuando duermes, creces. Porque en tu mente están las cosas que tú has puesto, las cosas que tú oyes, por eso sueñas. Y por eso es que tenemos pensamiento diverso y por eso predicamos la verdad, porque hay una maravilla cuando alguien nos lee la Biblia, cuando alguien nos enseña la Biblia o predica la Palabra de Dios, porque esta es la Palabra de Dios para los creyentes, para nosotros. Y se te manda a ti. Tú tienes que estar ocupado en tu salvación. Entonces, ¿qué es lo que vemos en los nuevos discípulos, los nuevos creyentes? Tienen que bautizarse. No es que queremos mandar números. es que si yo parto de mi vida cristiana y yo tenía apenas 18 años para algunos que tienen 18 dirán ya yo soy un hombre y una mujer te falta mucho mi hijo pero bueno de algo se parte creías que a los 18 te llevabas el mundo por delante Y entonces, rápido me bauticé en la vida cristiana, leímos la palabra del Señor, el Señor me llamó al ministerio, nos preparamos para el ministerio, han pasado casi 46, 47 años desde aquel entonces, 49 años desde aquel entonces. Y siempre tenemos que seguir creciendo. Entonces, los nuevos creyentes, ¿qué tienen que hacer? Bautizarse. Eso parte de que tú eres sincero con la profesión de fe que tú has hecho. de que lo que tú miraste en el Calvario por la fe, igual que nosotros, sin importarle edad, entonces parte y dice, no, entonces aquí hay agua que impide que yo sea bautizado. Entonces, si una persona no decide o no quiere bautizarse, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera, o no es salvo o no ha comprendido el poder de la cruz, realmente no ha nacido de nuevo. porque la persona que es salva quiere bautizarse, quiere seguir viviendo la vida cristiana, quiere que Cristo viva en ellos. No ha compartilizado, no ha compartido, no comparte su vida, no la ha dividido en pequeños pedacitos, este es para Cristo, este es para mí, este es para mi esposo, o mi esposa, o este es para mis hijos. No hay compartimientos en la vida cristiana, es todo o nada. Jesús dio toda su vida Por eso él dijo, el que haya su vida la perderá, pero el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Esta es tu vida. Entonces Pablo no está diciendo nada diferente. Él dice, ahora para nosotros como creyentes, tenemos que ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor. Y no es que no quieras, porque esto de ocuparnos, esto de la ocupación es tu trabajo, ¿no es cierto? Es tu trabajo diario. Y algunas veces yo sé que tú no tienes ganas de ir a trabajar, pero vas, porque si no, no llega el cheque completo. Ay, si nadie quisiera. Por eso la gente juega la loto, porque no quiere ir a trabajar. Piensa que ahí va a solucionar su problema. Sin embargo, no ven el trabajo como una bendición. Porque el trabajo es una bendición por la manera como podemos relacionarnos con otros, como ven que trabajamos para Dios, como hacemos las cosas. Porque Pablo que estaba preso aún mismo dice, estas cosas aún sirven para el progreso del Evangelio. Entonces, cuando tú y yo nos ocupamos en la vida diaria de ser padres, de ser esposos, de criar a nuestros hijos, o sea, ser padres otra vez, de ver cómo ellos van en la vida y en mi trabajo, cómo estamos ganándonos la vida, el pan cotidiano, etcétera. Todo es para la gloria y honra del Señor y tiene que ver con nuestro crecimiento. Es ocuparnos en nuestra salvación con temor y con temblor. Y noten que Pablo habla como un padre, ¿no? Dice, bueno, ¿tú sabes que cuando los padres están presentes los hijos tratan de portarse mejor? Algunos. Pero él dice, ahora están en mi ausencia. O ¿no hemos oído ese dicho que cuando el gato se va de viaje los ratones hacen fiesta? Porque nadie nos mira. Bueno, en la vida cristiana tú estás bajo la mirada de Cristo todo el tiempo. Por eso me decía, ah, pastor, estás solito. No, yo nunca estoy solo. Créanme, yo nunca estoy solo. Somos uno con Cristo, uno con Dios. Siempre Él está ahí. Eso es lo que hemos aprendido. Tú nunca estás solo. Estamos más bien rodeados de otras personas que queremos que aprendan a estar con Dios. Y dice, ahora mucho más en mi ausencia. Ustedes como personas maduras tienen que ocuparse en su salvación con temor y temblor. Es Dios quien produce ese querer en ustedes. Es Dios quien obra en nosotros. Es Dios quien nos manda a bautizar, no es Dios quien nos manda a ofrendar. Tú lo haces porque Dios te lo pide. Dios te impresiona con aquello. Dios te impresiona que tienes que leer la Biblia, aunque no tengamos la gana. Es Dios quien nos levanta temprano, ya es algo formado en nuestras células que nos levantamos el domingo regocijante, será la mañana gloriosa. Es la mañana gloriosa en que voy a mi encuentro con mi Dios y el encuentro con mis hermanos de una manera visible, de una manera en que compartimos nuestra fe. Y luego está diciendo, es Dios quien va a producir eso en ustedes, es su buena intención. Somos salvos por la gracia. No tal lo inverso. No hay nada que pongamos ahí. Una vez que tú y yo somos salvos por la gracia, Dios ha preparado buenas obras para que andemos en ellas. O sea, no puede haber un cristiano ocioso, no puede haber un cristiano que no tenga diligencia. Por lo tanto, ¿qué podemos poner nosotros? ¿Cómo no debemos hacerlo? ¿Cómo no debemos ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor? Primero, no teniendo una mente dividida. Esos son los compartimientos, la esquizofrenia que la gente vive hoy en día. Tú tienes que estar concentrado en tu vida cristiana. ¿Recuerdas cuando Santiago hablaba que el hombre de doble ánimo es que, inconstante en todos sus caminos, ¿Tú ves por qué algunos vuelven a su vida vieja? No salen de una correa que está continuamente dando la vuelta, como esa escalera que suben y bajan continuamente. Sin fin, una correa sin fin. O esa escalera mecánica. Están ahí, vuelven, así, van con el Señor, después lo dejan y decaen. Son de doble ánimo. Son personas que no tienen una madurez en ese sentido, tienen una mente dividida. su mente no está entregada completamente a Cristo. Tampoco debemos hacerlo con desdén, porque está hablándonos nosotros que debemos emplear, ocuparnos de nuestra salvación con un temor revenente. No con desdén, no con desacato. No como cuando te acuerdas tú, yo me acuerdo muy bien que mi mamá o mi papá me mandaban a hacer algo y bueno, lo hacíamos feliz y contentos. Cuando no nos veían, Entonces en tu vida cristiana tú no puedes hacerlo porque tienes que hacerlo. Quizás en el trabajo es así, te sientes obligado. Hay gente, por lo menos las estadísticas revelan que hay más del 69% que es infeliz en su trabajo. Bueno, pero tú no vas al trabajo a ser feliz. vas a trabajo porque es lo que Dios te manda para poder mantenerte a ti mismo y mantener a las personas que son responsables bajo tu cabeza o tu mandato entonces el Señor nos manda que no debemos tener una mente dividida o sea esquizofrenia en ese sentido de andar con el mundo o andar con Dios obedecemos al mundo obedecemos a la familia o la gente o andamos nosotros con el Señor, eso es de doble ánimo. No con ese desacato, no con esa falta de energía, esa actitud farisea de que tú confías en tu propia justicia, en tu propia confianza personal, en que tú y solo tú haces bien las cosas. Yo no soy como este publicano, Señor. Yo ayuno, hago bien las cosas, yo ayuno dos veces a la semana. Es más, también pongo mi ofrenda. estás confiando en las cosas personales que tú haces y no que esté mal que las cosas que tú hagas, cómo lo haces, cuál es la intención con que haces las cosas, cuál es la intención en que aún yo mismo me pongo en el púlpito cada domingo para enseñarles la palabra del Señor, cuánto uno lo vive, cuánto uno lo practica o por qué lo hacemos, queremos el aplauso de la gente Probablemente cuando la gente desecha o no quiere obedecer la Palabra del Señor, estamos haciendo bien. O está buscando fallos en la Escritura, estamos haciendo bien. Cuando la gente se opone a las cosas buenas de la vida cristiana que tú quieres hacer, como por ejemplo tu bautismo, y se opone en aquello, estás haciendo bien porque estás obedeciendo a Dios. No estás confiando en tu justicia personal, en tu propia confianza, sino mirando a la cruz, mirando a aquel que hizo todo en obediencia al Padre, humillándose a sí mismo. Por lo tanto, ¿qué más tenemos que hacer nosotros? Vemos a lo segundo. ¿Cómo debemos ocuparnos nuestra salvación con temor y temblor? Es la unidad del propósito. Es decir, la unidad del propósito en que tenemos un corazón sincero. No hacemos las cosas con malicia. No lo hacemos por un temor de qué dirá la gente, sino un temor reverente a Dios. De confiar en Dios. Cuando dice con temor y temblor es que Nuestro Dios es fuego consumidor. Mira, lo voy a poner de este lado, hay 99.82% que tu hijo no va a ser un atleta famoso. O sea que ahí queda una fracción 0.0020 o 2 que quizá él sea un atleta famoso. Y 0.003 de que va a ser alguien, un artista reconocido. Eso de tus hijos, mis hijos. Pero hay 100% de probabilidad de que él va a doblar sus rodillas ante Cristo. ¿Qué es lo que tú estás orando y sembrando en tus hijos? Que puedes admirar mucho. O sea, todos nosotros, partiendo desde el que habla hasta quizá el último que acaba de nacer, doblaremos nuestras rodillas ante Aquel que es el dueño de todo, del universo y que permitió que fuéramos. Es el temor reverente que tenemos de Dios. Dice que Noé fue obediente y construyó el arca aunque las circunstancias no eran aparentes. Cuando tú y yo vivimos la vida cristiana, nuestro temor es para el Señor. Hay amenazas de otra gente. Otras personas te tratan de inculcar el miedo, el terror, pero tú miras al Señor y confías. Y es lo que Pablo está diciendo, con temor y temblor, con confianza en Dios. Con temor de ofender a Dios. Con la confianza que tenemos en Dios. Es que la actitud de obediencia para con Dios es una actitud humilde. Señor, yo estoy haciendo estas cosas porque Tú me lo mandas. Tú me lo pides. Soy obediente. ¿Recuerdas por qué Pablo fue a Filippo y no fue a Vitín? Fue obediente a la visión. No vamos a decirle ante aquel que doblaremos nuestra rodilla, Señor, yo no hice esto y lo otro porque, bueno, tenía miedo y tenía del qué dirán. Entonces recordamos la parábola de aquellos talentos. A uno le dio uno, al otro le dio cinco y al otro le dio, ¿qué? Diez. Al que le dio diez talentos que vino diciendo, señor, señor, invertí tus diez talentos y acá están diez más. Señor, señor, acá están tus cinco talentos y gané cinco talentos más. O sea que los dos hicieron el cien por ciento. Al que el señor le dio un talento fue, bueno señor, yo sé que tú eres un hombre duro, y serio, que cosecha donde no sembraste. Así que yo agarré el talento y lo escondí por si acaso, ¿no? Pero confiando que nadie me lo robara, porque si se lo hubiera robado, bueno, hubiera tenido el pretexto. Pero aquí está tu talento. ¿Y qué es lo que le dice el Señor? Ciervo malo y negligente. se lo hubieras dado a los banqueros y por lo menos él hubiera ganado, te hubiera dado los intereses. Entonces no me hubieras traído simplemente un talento. Y cuando miramos nuestra vida cristiana hay tanta gente que está en saldo negativo para con Dios a pesar de que él ha invertido 100% la vida de su hijo. Tu salvación no es barata. Por eso él reclama todo. No es las obras que tú puedas hacer porque Dios dio a su Hijo para salvarte. El que reclama es que tenemos que vivir para Él porque Él dio todo por ti. No es catimónia su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros. ¿Qué estamos haciendo con nuestra vida cristiana? ¿Qué estamos haciendo en inversión de nuestra vida cristiana cuando el Señor dijo, hacéos tesoros en los cielos? Y otra vez te repito, no está mal que tú pongas tu mirada en algunas cosas terrenales como es el trabajo, como son las cosas que tenemos para que las usemos, pero si no las usamos para la gloria y la honra de Dios, no estamos viviendo la vida cristiana con temor y con gloria. No lo estamos haciendo en unitar. No lo estamos haciendo siendo conscientes de que tenemos que buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Por lo tanto, el Señor nos enseña a nosotros cómo debemos hacer estas cosas sin murmuraciones ni discusiones. Para que seamos irreprensibles y sensibles, hijos de Dios, sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual ustedes replantecen como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano." Y en otro lugar él dice de que todo nuestro trabajo para el Señor no es en vano. Todo lo que tú hagas en pro de tu familia y en pro del Señor nunca será en vano. Tal vez no miremos el resultado. Los intereses los veremos después. En eso he confiado a través de 49 años, 46, predicando la Palabra del Señor. Tú pones una verdad de Dios aquí, pasan los años. Algunos, por supuesto, estarán en contra, algunos se van, algunos menospreciarán aquello, pero la Palabra del Señor no vuelve a él vacía, y por eso Pablo tiene esa confianza. de lo que los filipenses se van a ocupar en su salvación con temor y temblor. A pesar de que, dice, pero aunque yo sea derramado como animación sobre el sacrificio y servicio de su fe, me regocijo y comparto mi gozo con todos ustedes. Y también ustedes, les ruego, regocijen de la misma manera y compartan su gozo conmigo. ¿Qué está hablando Pablo? Que él ha vivido su vida para Dios. Quizás cuando tenemos diez años en la vida cristiana, veinte, todavía estamos muy nuevos en la vida cristiana, pero cuando toda tu vida tú has vivido la vida para el Señor, y hablo más de aquellos que se han dedicado a un servicio por entero y completo al Señor, como pastores, misioneros, maestros, esa vida no es en vano. es de repercusiones de tercera, cuarta generación, mil generaciones de aquellos que aman y temen los mandamientos del Señor. Cuando uno mira los inicios de la obra o en la familia, y ves como el Señor va haciéndola crecer y prosperar, y uno puede mirar ciertos fracasos, y Pablo estaba hablando de lo mismo, la elevación, la elevación es que él entendía del Antiguo Testamento. O sea, el sumo sacerdote tenía que hacer la elevación del agua o del vino, no solo sobre el cordero sacrificado, sino también para tierra, las ofrendas de paz, de olor fragante para Dios. Y que algunas costumbres de esas permanecen, por ejemplo, en ciertas tribus, ciertas supersticiones. En mi país, por ejemplo, que la gente derrama la Pachamama, la diosa de la tierra, la idolatría, el paganismo de la gente arriba en los cielos, en la tierra, debajo de la tierra y debajo de las aguas de la tierra. Pero ahora es por Cristo. Que tú puedas mirar atrás en tu vida. diez, cinco, cinco si quieres, uno, diez, veinte, veinticinco, treinta, cuarenta, cincuenta años, sesenta, y que en tu hora de tu lecho estás para ser reunido con el pueblo de Dios. Y es lo que él dice, aunque yo sea derramado con motivación sobre el sacrificio y servicio de su fe, él miraba la obra de Dios. Si uno muere por causa de Cristo, como él que no sabía si iba a salir de la prisión o no, o si su cabeza iba a rodar que al apostre rodó, como ciudadano romano, su vida fue derramada por el sacrificio. Y miras tú todo el martirologio de creyentes que han derramado su vida por Cristo, como María. Y pudiéramos seguir predicando. ¿Por qué esa mujer hizo eso? Agarró ese perfume. Era el salario de todo un año en aquel entonces. Así que ponlo para el salario de todo un año de lo que tú haces, lo tenía ya guardado. Esas cosas que las mujeres tienen, ¿no? A veces alguno puede decir, ah, este pastor habla a veces de las mujeres así, o así. Pero son cosas de las mujeres, para mí fue algo muy femenino, de guardar este regalito, esta cosita, esto es para qué ir, esto es para lo otro. Es María, la que nos dio los pies de Jesús. Y guardó ese regalito. Dice, yo lo voy a hacer en una oportunidad. A su Dios. Su vida es para su Dios. Lo mejor para su Dios. ¿Qué le damos a Dios? Él no transa con otra cosa que no sea con nuestra vida. Es todo. No compartimientos. ni siquiera cuando damos nuestro diesmo que alguien voy a decir es todo, no. Si tú no das nada es porque no es nada, todo lo que tú tienes ni lo que tú pienses no es nada de Dios, ni aún tú mismo eres de Dios. Porque esta mujer viene, le lava los pies, ha preparado. Cuando se hable de ella, se va a hablar por toda la eternidad de lo que ella hizo. Porque tú Simón, fariseo, justicia y tu confianza personal, entré a tu casa y no me ofreciste agua para mis pies, pero ésta no ha cesado de lavarlos con su llanto. Por lo tanto te digo que a quien se le perdona más, más ama. ¿Cuánto te ha perdonado a ti Dios? ¿Cuánto amamos a Dios cuando Él dio todo por mí? Si no es mi obediencia completa para el Señor, ¿cómo no me voy a ocupar en mi vida cristiana? ¿O me estaré echando fresco, yéndome a pasear y tomando un cohete a la luna? Algunos lo van a hacer. ¿O que me voy de crucero y el crucero me voy aquí o me voy allá? ¿O me voy a hacer otras cosas porque esta es mi vida y yo tengo que vivirla bien? ¿O está siendo derramada una invasión para Dios? Tú como creyente tienes que hacer contar tu voz, tu voz como mártires que estás clamando al trono del Señor día tras día por aquellos que sufrieron por su fe y no tenían nada. Qué bendición que tú y yo vivimos en una vida cristiana tranquila, con abundancia, que nos sobra y aún estamos queriendo más y aún sacándole a veces donde no hay para simplemente pensar que eso nos da cierta tranquilidad material y no buscando el reino de Dios y su justicia. Porque esto es de lo cual Dios se agrada. ¿Y sabes quién ha puesto ese deseo? Es Dios. Porque dice Pablo, tanto el querer como el hacer por su buena intención. Es Dios quien ¿Te acuerdas cuando tú y yo no queríamos venir a Cristo? Porque las personas siempre piensan de que hemos nacido en el púlpito, de que cómo leemos la Biblia y cómo entendemos, pero no, estábamos en tinieblas. Sí o sí. No queríamos saber nada de Dios. Mira, aquí está mi mamá, que ella me decía, vamos a la iglesia este domingo, y yo decía, no, esa es para las mujeres, la vieja, bueno, no estaba vieja en ese entonces, pero esa es para las mujeres y yo tengo cuatro hermanas. O sea, no es para mí. Pero leía la Biblia, claro. Y la Biblia es lo que te da a ti el entendimiento. No de en dónde debe estar tu confianza y tu temor. Pero la primera intención, lo primero que hay en el corazón rebelde de un hombre es decirle a Dios, no. No quiero saber nada de tu hijo. No voy a obedecer nada de lo que digas en tu palabra. Eso es lo que hay en tu corazón. Pero Dios obra la fe en mí. monergísticamente, alguien me predica el evangelio, alguien me enseña el evangelio y entonces de ahí en adelante mi vida cristiana cambia y tengo el deseo porque él es el que lo produce tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. Y eso los antiguos lo escribieron en un credo. ¿Por qué tienes el deseo de hacer las cosas de Dios? No es por tu linda cara. No es porque, ¿cuán bueno es tu corazón? Tu corazón bombea solo sangre. No es cuán bueno está en tu mente, porque cuando tú no eras creyente, aborrecías todas las cosas de Dios. Dice los cánones de Thor, son el capítulo 3 y 2, lo puedes buscar. Mira cómo hablaban los antiguos. Además, Cuando Dios lleva a cabo este subveneplácito en los predestinados y obra en ellos la conversión verdadera, porque recuerda que Dios fue quien nos salvó, lo lleva a cabo de tal manera que no sólo hace que se les predique exteriormente el Evangelio y que se les alumbre poderosamente su inteligencia por el Espíritu Santo, a fin de que lleguen a comprender y distinguir rectamente las cosas que son del Espíritu de Dios, sino que él penetra también hasta las partes más íntimas del hombre con la acción poderosa de este mismo espíritu regenerador. Él abre el corazón que está cerrado, él quebranta lo que es duro, él circuncida lo que es incircunciso, él infunde en la voluntad propiedades nuevas y hace que esa voluntad que estaba muerta, reviva, que era mala, se haga buena, que no quería, ahora quiera realmente, que era rebelde, se haga obediente, Él mueve y fortalece de tal manera esa voluntad para que pueda, cual árbol bueno, llevar frutos de buenas obras. Artículo 12. Y este es aquel nuevo nacimiento, aquella renovación, nueva creación, resurrección de muertos y vivificación de que tan excelentemente se habla en las Sagradas Escrituras y que Dios obra en nosotros sin nosotros. Este nuevo nacimiento no es obrado en nosotros por medio de la predicación externa solamente, ni por indicación o por alguna forma tal de acción por la que una vez Dios hubiese terminado su obra, entonces estaría en el poder del hombre el nacer de nuevo, el convertirse o no. sino que es una operación totalmente sobrenatural, poderosísima y al mismo tiempo suavísima, milagrosa, oculta e inexpresable, la cual según el testimonio de la Escritura, inspirado por el autor de esta operación, no es menor ni inferior en su poder que la creación o la resurrección de los muertos, de modo que todos aquellos en cuyo corazón obra Dios de esta milagrosa manera, renacen cierta, infalible y eficazmente, y de hecho creen. El mismo poder de la creación y el mismo poder de la resurrección de entre los muertos es el poder que Dios ha obrado para salvarnos. Por gracia sois salvos. A él sea siempre la gloria. Así, la voluntad Siendo renovada, no sólo es movida y conducida por Dios, sino que siendo movida por Dios, obra también ella misma, por lo cual con razón se dice que el hombre cree y se convierte por medio de la gracia que ha recibido. Los creyentes no pueden comprender de una manera perfecta en esta vida el modo como se realiza esta acción. Mientras tanto, se dan por contentos con saber y sentir que por medio de esta gracia de Dios creen el corazón y aman a su Salvador. Y ese amar a su Salvador es obediencia. Porque si le amamos, guardaremos sus mandamientos. Amén. Señor, Ayúdanos a ocuparnos siempre de nuestra salvación con temor y temblor. Siendo de ese mismo sentido, al igual que Cristo, Él por amor a nosotros dejó su trono de gloria y vino a morir y salvarnos en la cruz. Fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz que no merecía. Ayúdanos también a que toda nuestra vida sea una alivación, sea un derramar nuestra vida por la causa de Cristo. Así como el mundo habla, es que vivió una mala vida, desperdició su vida. Nosotros nunca desperdiciamos nuestra vida, la vida que tú nos has dado. Es una vida con salud, con propósito. Es una vida que le estamos derramando para ti. Mientras que el ocuparse en la carne es muerte, para nosotros el ocuparnos en la vida es vida eterna. Bendice a tu pueblo. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús.
Vivamos la vida cristiana: Una misma ocupación
-Dios lo exaltó hasta lo sumo, digno de todo honor. Salvador, Señor.
-Renunció a su posición en gloria, se hizo pecado por nosotros.
-Ocuparnos en nuestra salvación: unidad de propósito, temor de ofender a Dios, confianza en Dios, humildad.
Sermon ID | 92721134874880 |
Duration | 1:12:47 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Philippians 2:1-18; Revelation 5:12-14 |
Language | Spanish |
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