00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Empezando en el versículo 1, leemos los capítulos 7 y 8. Pasadas estas cosas, en el reinado de Artejerjes, rey de Persia, Esdras, hijo de Sedeas, hijo de Aserías, hijo de Ilquías, hijo de Salún, hijo de Sadoc, hijo de Aitó, hijo de Amarías, hijo de Aserías, hijo de Mariaúb, hijo de Saraias, hijo de Unsin, hijo de Bukin, hijo de Avisúa, hijo de Fines, hijo de Eleazar, hijo de Harón, su primer sacerdote, este Esdras subió de Babilonia. Él escriba diligente en la ley de Moisés que Jehová Dios de Israel había dado, y le concedió al rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre él. Con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientos del templo, en el séptimo año del rey Artejejes, y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey. Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. porque Éxtras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar a Israel sus estatutos y decretos. Es la copia de la carta que dio el rey Artejerjes al sacerdote Esdras. Escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel. Artejerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote, y escribe erudito en la ley de Dios del cielo, paz. Por mí es dado orden que todo aquel emigreno del pueblo de Israel y sus sacerdotes y levitas que quiere ir contigo a Jerusalén, vaya. Porque de parte del rey y sus siete consejeros, eres enviado a visitar Judea, Jerusalén, conforme la ley de tu Dios que está en tu mano. Y hay llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén. Y toda la plata y el oro que hayas en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieron para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén. Comprarás, pues, diligentemente conocido este dinero, beceros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén. Y lo que a ti y a tus hermanos les parezca hacer la otra plata y oro, hacerlo conforme la voluntad de vuestro Dios. Los utensilios que les son entregados para el servicio de la casa de tu Dios los restituirás delante de Dios en Jerusalén. Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del Rey. Y por mí, Artajerjes Ren es dado orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que Dios pida al sacerdote Esdras, escribe la ley de Dios del Cielo, se le conceda prontamente a hace cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien vatos de vino y cien vatos de aceite, y sal sin medida. Todo lo que es mandado por el Dios del Cielo, se ha hecho prontamente para la casa del Dios del Cielo. Pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos? Que a vosotros os sabemos saber que todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, servientes del Templo y Ministros de la Casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta. Y tú entras, conforme la sabiduría que tienes de tu Dios, por jueces y gobernadores que gobiernan a todo pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios, y al que no las conoce, le enseñarás. Y cualquiera que no cumplirá la ley de tu Dios y la ley del Rey, será juzgado prontamente, sea muerte, arrestio, pena de multa o opresión. ¡Bendito Jehová de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del Rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, e inclinó hacia mí su misericordia delante del Rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del Rey! Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que estuviesen conmigo. Esos son los jefes de casas paternas y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, renando el rey Artegeges. De los hijos de Fines, Gerson. De los hijos de Itamar, Daniel. De los hijos de David, Atús. De los hijos de Zacarías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la línea de varones, 150. De los hijos de Padmoab, el yohenay, hijo de Saraias, y con él 200 varones. De los hijos de Zacanías, el hijo de Hazael, y con él 300 varones. De los hijos de Adín, Herbed, hijo de Jonatán, y con él 50 varones. De los hijos de Elam, Jesaías, hijo de Atalías, y con él 70 varones. De los hijos de Zepatías, Zebarías, hijo de Micael, y con él 80 varones. De los hijos de Joab, Oba Díaz, hijo de Jeiel, y con él 218 varones. De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él 160 varones. De los hijos de Berdái, Zacarías, hijo de Berdái, y con él 28 varones. De los hijos de Ascar, Jonahán, hijo de Acatán, y con él 110 varones. Los hijos de Adonicán, los postreros, cuyos nombres son éstos, Edifelet, Eiel y Semaías, y con él ellos sesenta varones. Los hijos de Biguay, Utay y Zabud, y con ellos sesenta varones. Los reuní junto al río que viene a Adán, y atampamos allí tres días, y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no allí allí de los hijos de Leví. Entonces despaché a Alecer, Ariel, Semaías, el Natán, Harib, el Natán, Natán, Sagrías y Mesulán, hombres principales, asimismo a Joirib y el Natán, hombres doctores, y los envía a Ido, jefe en un lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían hablado Ido y a sus hermanos, los sirvientes del templo, en un lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. Y nos trajeron, según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, sus hijos de Mali, hijo de Leví, hijo de Israel, hacia Levías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho, hacia Levías y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte. y los sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas 220 sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres. Y publiqué a Juno allí, junto al río Aba, para afligirnos delante de nuestro Dios. para solicitar el camino derecho para nosotros y para nuestros niños y para todos sus bienes. Porque tuve vergüenza de pedir al rey Trope y gente de Acaballo que nos defendiese del enemigo en el camino. Porque habíamos hablado al rey diciendo, la mano de nuestro Dios es para el bien sobre todos los que le buscan, más su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y Él nos fue propicio. Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Sabías, y con ellos diez de sus hermanos, y les pesé la plata y el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de su Dios habían ofrecido al rey, sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente. Pese pues en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata y utensilios de plata, pues cien talentos y cien talentos de oro. Además, veinte tazones de oro de mil dracmas y dos vasos de bronce brunido muy bueno, preciados como el oro. Les dije, vosotros estáis consagrados a Jehová. Y son santos los utensilios, y la plata, y el oro, ofrenda voluntaria Jehová a Dios y a nuestros padres. Vigilar y guardarlos, hasta que los pecees, tanto los príncipes, los sacerdotes y levitas, y los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, y en los aposentos de la casa de Jehová. Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso, la plata y el oro y los utensilios para traerlo a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios. Y partimos del río Aba el 12 del mes primero para ir a Jerusalén. Y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de manos del enemigo y la acecharon en el camino. Y llegamos a Jerusalén y reposamos allí tres días. El cuarto día fue luego pesado la plata, el oro y los utensilios en la casa de nuestro Dios, por mar el sacerdote Menemón, hijo de Urias, y con él Eleazar, hijo de Finares, y con ellos Josabat, hijo de Esúa, y Noadíes, hijo de Binuy, levitas. Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo. Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios Israel, doce beceros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos y doce machos carrios por expiación, todo en holocausto a Jehová. Y entregaron los despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de Dios. Vamos a orar. Nuestro Padre, muchas gracias por lo que vamos a estudiar en este momento. Te pedimos, Señor, que quites de nuestras mentes toda idea de que no se aplica, toda idea de que esta es historia antigua, que no necesitamos. Ayúdnos a reconocer que este pasaje también es inspirado por Ti y útil para nosotros en este día. Te pedimos, Señor, que nos enseñes, que nos ayudes. En el nombre de Cristo. Amén. Una de las promesas más preciosas en toda la Biblia para el cristiano es lo que Cristo dijo en Juan 10. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna, y no perderán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Cristo prometió que nadie puede arrebatar una de sus ovejas de su mano. que nadie puede sacar una de sus ovejas de la mano del Padre. Es imposible. Esta promesa debería darnos mucha confianza. Hemos sido salvos por la gracia de Dios y estamos en la mano de Dios, que es una ilustración de su protección y nuestra seguridad. Pero la Biblia no habla solamente de que nosotros estamos en la mano de Dios. sino también habla de que la mano de Dios está sobre su pueblo. Y si diste cuenta, es esta frase que vimos varias veces en estos dos capítulos. Leemos aquí de la mano de Jehová Dios sobre Estras. Estaba con él la buena mano de Dios. Los judíos hicieron todo porque la buena mano de Dios estaba sobre ellos. La mano de Dios está sobre aquellos que le buscan. La mano de Dios estaba sobre ellos. Una y otra vez, esta frase es repetida en estos dos capítulos. Y cuando vemos, hermanos, la misma frase, repetida seis veces, en dos capítulos, que cuentan la misma historia. Creo que ya tenemos el tema de su mensaje, ¿verdad? No deberíamos perder lo que el autor, lo que Dios quiere enseñarnos. Aquí vemos, en estos dos capítulos, el tema de la buena mano de Dios sobre su pueblo, especialmente en medio de su restauración. La buena mano de Dios abre su bondad para con nosotros. habla de su fidelidad, su protección, su presencia, su bendición sobre su pueblo. Tiene mucho que ver con lo que hemos visto hasta este punto en el estudio de este libro. Recuerden, el tema del libro es la fidelidad de Dios en la restauración de su pueblo por medio de su palabra. Y vemos en esta parte de la historia que Dios era fiel en proveer los líderes con su palabra para ayudar a su pueblo en esta parte de su restauración. Dios también es fiel en proteger su camino. mientras ellos tomaron esos pasos para regresar otra vez a la tierra prometida. Vamos a enfocarnos en esta frase que hemos visto varias veces aquí en este pasaje, la mano de Dios, la buena mano de Dios sobre su pueblo, su bondad para con sus hijos. Y cuando nos enfocamos en las veces que el pasaje habla así, podemos ver tres categorías que vamos a estudiar. La bondad de Dios para con su pueblo se ve en la manera en la cual provee a los líderes preparados, obra en el corazón de líderes en creerlos y nos protege en nuestras vidas. Esas son las tres categorías de la bondad de Dios que vemos en este pasaje. Vamos a ver, en primer lugar, la bondad de Dios en proveer líderes preparados. La bondad de Dios en proveer a líderes preparados. Bueno, empezando aquí en el capítulo 7, es decir, por fin, después de 6 capítulos, apenas ya conocemos el hombre por quien se llama el libro, Esdras, apenas Esdras viene. Esdras regresa a la tierra prometida 60 años después de los eventos del capítulo anterior. Es decir, él viene 60 años después de que el templo había sido terminado, cuando el pueblo obedeció a Dios por medio de la palabra de Egeo y Zacarías, lo que vimos hace ocho días. 60 años después, viene Esdras con más judíos regresando a la tierra prometida. El principio de este capítulo no solamente dice quién, o perdón, cuándo vino Esdras, nos dice también quién era Esdras. Tenemos su genealogía. Era un sacerdote, era un levita, era un escriba, alguien que se veía dedicado al estudio y enseñanza de la ley de Dios. Y la descripción de Esdras en el versículo 10 del capítulo 7 es muy impactante. Lo vimos en el primer mensaje de esta serie. ¿Ustedes recuerdan? Espero. Vamos a regresar y pensar otra vez brevemente, porque ya estamos en el contexto. Vamos a pensar brevemente en la bendición que hubiera sido un líder así para ese grupo de judíos que estaban regresando a su tierra. Otra vez, si veamos el versículo 10 del capítulo 7, dicen que Esdras había preparado su corazón. Esdras no esperaba la bendición de Dios mientras no hacía nada. No esperaba la bendición de Dios mientras vivía en pecado. era una escriba que se había preparado, dedicado a la ley de Dios, al servicio de Dios. Había tomado tiempo para preparar su corazón. Nosotros a veces no sabemos por qué no vemos la bendición de Dios como antes, no sabemos por qué todo está muy difícil. ¿Hemos preparado nuestros corazones? ¿Estamos esperando la bendición de Dios sin obedecer su palabra? ¿Sin prepararnos? ¿Sin dedicarnos? ¿Mientras vivimos en pecado? Así no funciona. Él se ha preparado su corazón, ¿para qué? Dice, para inquirir la ley de Dios y para cumplirla. Se había preparado para inquirir la ley de Dios, para leerla, estudiarla, profundizarse en lo que dijo. Y más, dice, se había preparado para cumplirla, para aplicarla, para hacerla, para usarla. También dice que se había preparado para enseñar en Israel sus estatutos y decretos. Es decir, no solamente estudió por sí mismo, sino también estudió la palabra para poder compartirla con otros, para enseñar a otros de la ley de Dios, de quien era su Dios. Y era muy importante para Estras, en ese tiempo, enseñar la ley de Dios al pueblo. Porque, como vamos a ver en los siguientes dos capítulos, en estos 60 años entre la construcción del templo y cuando Estras vino, los judíos, o algunos, se habían desviado en algunas áreas y necesitaban otra vez regresar a su Dios. Vamos a ver en otros días. Aquí deberíamos ver la bondad de Dios, la buena mano de Dios en proveer a un líder así para su pueblo, para ayudarles en la restauración. Él era dedicado a su trabajo, dedicado a la palabra de Dios para estudiarla y aplicarla y enseñarla. Tal vez cuando nosotros pensamos en Esdras y su preparación, pensamos nada más en los pastores y otros líderes que enseñan en la Iglesia. Y sin duda, la aplicación más directa es para un pastor o anciano, que debería hacer lo mismo, prepararse para inquilinar la ley de Dios y cumplirla y enseñarla. Pero también todo cristiano puede aprender algo de Esdras. porque no es solamente la responsabilidad del pastor preparar su corazón para estudiar la Palabra de Dios. Es la responsabilidad y el gozo de cada cristiano, sin excepción alguna. hombre, mujer, joven, adulto. Si eres cristiano, tu responsabilidad también es preparar tu corazón para adquirir la ley de Dios y cumplirla. No solamente es mi responsabilidad, es también la de todos los cristianos aquí. Y es especialmente la responsabilidad de nosotros que somos líderes en nuestras casas. Cada esposo, cada padre cristiano es un sacerdote en su casa, es un líder, es una cabeza espiritual. La pregunta nunca es, esposo, padre, si eres un líder o no. La pregunta es qué tipo de líder eres. ¿Entienden eso, hermanos? La pregunta no es si eres un líder o no. Es qué tipo de líder eres. La única pregunta que importa es si estás cumpliendo tu papel como líder espiritual en tu caso o no. Tenemos que estudiar la Palabra de Dios, aprenderla, dedicarnos a ella, cumplirla y después enseñarla a nuestras esposas e hijos. Cada esposo, cada padre aquí tiene esa responsabilidad. No solamente yo, no solamente Esdras, todo hombre cristiano. Aprendimos otra cosa también de Esdras en el versículo 6 del capítulo 7. Él tenía el valor para hablar con el rey y pedirle si pudiera regresar con los judíos. Y por lo que leemos en la carta de Artegeges, él también había pedido muchas cosas para la ayuda de su pueblo y para la adoración de Dios en su templo. Y el rey le dio todo lo que pidió. Y sabemos por qué. En el versículo 6. Le concedió al rey todo lo que pidió. ¿Por qué? Porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre ellos. Aquí vemos nuestra frase. Y eso explica por qué otro grupo de judíos decidió regresar a la tierra. Ellos habían pedido al rey que le dieran permiso para ir con otros para ver lo que estaba pasando con su pueblo, para ver lo que estaba pasando allá en Jerusalén, si estaban cumpliendo la ley de Dios o no. Y el rey concedió. ¿Por qué importaba al rey pagano si el pueblo de Israel estaba obedeciendo a Dios o no? Recuerden que esos reyes sí creían en otros dioses, en dioses regionales, según ellos. Conforme sus pensamientos, si un grupo no estaba viviendo conforme a la ley de su dios regional, iba a sufrir consecuencias e iba a afectar todo el reino. Por eso el rey concedió a Esdras su petición para regresar, ver que todo está bien, que estaba padeciendo su dios, para que no me cause problemas a mí. Es interesante porque el reino está muy preocupado en sí mismo, que el pueblo está obedeciendo a Dios, pero Dios usó su preocupación por paz en su reino para cumplir esta parte de su voluntad. Vemos aquí la soberanía de Dios, pero también recordamos aquí nuestra responsabilidad. Porque leemos en el versículo 27 de este capítulo 7, que Dios había puesto esta cosa en el corazón del rey para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén. Pero Dios obviamente usó a Esdras y su petición para cumplir su voluntad. Dios puso esta en el corazón del rey usando la petición de Esdras. Otra vez, la soberanía de Dios y la responsabilidad humana van juntos. ¿Dios va a hacer lo que quiera hacer? Nosotros pedimos, y oramos, y eso es lo que Dios usa para cumplir Su voluntad. Pero no solamente vemos aquí en que Dios provió a un líder muy preparado para regresar a su pueblo, en la persona de Esdras, sino también provió a otros líderes para los judíos, para la ayuda de Esdras. En el ciclo veintiocho de Esdras siete, Leemos que Estrés dijo, y yo, al final del versículo 28, y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, otra vez nuestra frase, reuní a los principales de Israel para que estuviesen conmigo. Y leemos a esas personas y sus familias y sus etnologías en el siguiente capítulo. Es decir, Estrés no hizo esto nada más él mismo. No lo hizo él solo. También pidió a otros principales del pueblo, y también ellos regresaron con él. ¿Por qué es importante? Es importante porque un hombre no puede hacer todo. Un hombre no es suficiente para toda la obra de dirigir, y guiar, y ayudar a un grupo de personas. Es imposible. Éstras necesitaba a esos otros líderes de Israel para ayudar en el regreso a la tierra prometida. Y ellos se juntaron con él porque la mano de Dios estaba sobre Éstras. Y más adelante, en el capítulo 8, leemos de otros líderes que Dios probó para su pueblo, los libitas, líderes espirituales para ayudar a Éstras con este pueblo. Leamos otra vez, por favor, este capítulo 8, versículos 15 al 20. Los reuní junto al río que venía de Adán y acampamos allí tres días. Y habían buscado entre el pueblo, entre los sacerdotes, no allí, allí de los hijos de Levi. Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semailles, el Natán, Harib, el Natán, Natán, Zacarías, Mesulam, hombres principales, asimismo a Jorib, y el Natán, hombres doctones, y los envié a Ido, jefe en un lugar llamado Cacifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían hablado Ido y sus hermanos, los sirvientes del templo, en un lugar llamado Cacifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. Y nos trajeron, según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, los hijos de Mali, hijos de Leví, hijos de Israel, a Saravías con sus hijos y con sus hermanos dieciocho. Después habló de otros veinte y los sirvientes del templo, que también llegaron. Esta perla de historia es muy interesante. En el capítulo ocho leemos esta lista, otra vez, de familias que regresaron con esdras. Y después leemos en el siglo XV que Ésires reunió a todos en cierto lugar, antes de empezar el viaje, y se dio cuenta de algo. No tenían ningún Levita, ninguno. Tal vez en Jerusalén ya habían Levitas que regresaron con el primer grupo, pero Ésires reconoció también la necesidad de tener esos Líderes, esos Levitas en su grupo, de regresar para cuidar, como vamos a ver más adelante, algunas cosas que estaban regresando. Nosotros leemos que él despachó, en el versículo 16, a algunos hombres para ir a llamar a algunos levitas para que se juntaran con ellos, con este grupo, y tenían éxito. Dice que regresaron con algunos y con sus familias. Y este dice otra vez por qué tenía éxito, versículo 18. Nos trajeron, según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido. Entonces, Ezra entendió que su éxito en reclutar a esos levitas dependía completamente de la buena mano de Dios, la bondad de Dios en proveer esta ayuda para el viaje y para los judíos en su tierra. Entonces, preguntamos, pues, no sé, ¿por qué no había levitas en este grupo antes de que Ezra les llamó a venir? ¿De dónde estaban? Otra vez, es la misma razón por la cual no había tantos tampoco en el primer grupo que regresó. Y el trabajo de un levita no era un trabajo fácil, ni muy reconocido. Tenemos que entender, la mayoría de los levitas no ofrecieron sacrificios. Algunos sí, pero la mayoría no. Estaban encargados con los utensilios del templo, cuidar el templo, cosas así que parecen tan no importantes. Y parece entonces que no muchos quisieron salir de su comodidad de Babilonia para regresar a un servicio árduo y no reconocido en el templo. Podemos aprender algo de esa historia, ¿no? También necesitamos líderes en el pueblo de Dios, en la iglesia. Y no solamente necesitamos a un solo hombre que se dedique a la palabra. Necesitamos más que un solo pastor porque a largo plazo uno no es suficiente. Necesitamos a otros líderes. Necesitamos a líderes espirituales que puedan ayudar al pastor, ayudarle a dirigir el pueblo. Y tal vez la pregunta que hacemos a veces es, ¿dónde están? ¿Dónde están esos líderes? Él desayunó a todo el pueblo que iba a regresar con él y reconoció que no había ningún levita. Y a veces nosotros, los cristianos de otras iglesias, vemos nuestras congregaciones y decimos, ¿dónde están los líderes? ¿Dónde están los hombres que se van a dedicar a la palabra y a la obra de Dios para guiar al pueblo y para ayudar al pastor? ¿Dónde están? Pues así como vemos aquí, el problema es que el trabajo no siempre es fácil. El trabajo de un líder no es fácil. Y mucho del trabajo de un líder espiritual es atrás del escenario y por eso no muy reconocido. No todos los ancianos van a predicar mucho, por ejemplo. Así como con los levitas no debería sorprendernos ver a pocos en comparación con el deseo y las calificaciones para ser líderes. Gracias a Dios tampoco no hay ningunos. Dios siempre provee. Dios ha provisto a los hombres que son líderes aquí, y sin duda, Él está ahora preparando a más hombres para tomar más responsabilidades. Confiamos en eso. Necesitamos reconocer la importancia de los líderes, hermanos. Que el pastor, por mucho que se dedique a la palabra para adquirir la ley, cumplirla y enseñarla, necesita ayuda. Necesita sus libitas, para usar la terminología aquí. Necesitamos orar que Dios levante a ancianos aquí en nuestra iglesia. Es parte de lo que necesitamos para seguir creciendo como iglesia local. Por supuesto, esto también requiere discernimiento. Leemos aquí en el versículo 24 del capítulo 8 que Éxtras apartó 12 de sus libitas. y les dieron la responsabilidad de cuidar todas esas riquezas que tenían para su regreso. Fíjense, Élder no escogió a todos los libistas para hacerlo, sino que Dios le dio discernimiento para escoger a algunos. Entonces, nosotros también necesitamos discernimiento al escoger líderes y darles responsabilidades. No podemos dar responsabilidades a hombres que no están preparados solamente porque estamos desesperados por ancianos. Es un equilibrio muy importante. Hermanos, que oremos mucho por ancianos en nuestra iglesia local. Pero también deberíamos dar gracias a Dios por nuestros diáconos. No queremos menospreciarlos, ¿verdad? Aquí vemos en Esther 8 que esos hombres fueron apartados y consagrados para una responsabilidad con las cosas materiales, así como los diáconos hoy en día. Entonces, mientras sí necesitamos ancianos, necesitamos orar por ellos, necesitamos trabajar como hombres para que seamos ancianos, para que seamos calificados para ser ancianos. Al mismo tiempo, necesitamos dar gracias a Dios por los líderes que ya tenemos, por los diáconos que Dios ha levantado aquí, líderes con responsabilidades, líderes confiables para manejar los asuntos financieros y materiales de esta iglesia. Me he tardado mucho en este primer punto, pero es porque es muy importante, creo que es el enfoque de estos capítulos. Vemos, en primer lugar, la bondad de Dios en proveer a líderes preparados. Lo que necesitamos nosotros también. Necesitamos orar por la buena mano de Dios sobre nosotros, al proveer los líderes que aquí tanto necesitamos. Pero también vemos la bondad de Dios en dos u otras maneras en estos capítulos. Vemos también, en segundo lugar, la bondad de Dios en obrar en el corazón de los líderes incrédulos. Esdras reconoció que la buena mano de Dios estaba sobre él, y sobre ese segundo regreso del pueblo, por medio de cómo Dios obró en el corazón del rey. Es lo que ya vemos en el capítulo 7. Acta Xerxes, este rey actual de Persia, accedió a la petición de Esdras. Y no solamente permitió que él y otros con él regresaran, sino también era muy generoso, ¿verdad? Como leemos, muy generoso en darles materialmente lo que necesitaban, lo que pidieron. Y sabemos por qué. Otra vez en el capítulo 7 y el versículo 6, leemos la segunda parte del versículo. Y le concedió al rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre estas. Dios aquí siguió mostrando su gran fidelidad para con su pueblo en su regreso a él. Y hermanos, este es el tercer rey pagano. en esta historia que ha mostrado gran favor para el pueblo de Dios. ¿Creen que es coincidencia? Pues para nada. Dios quiere enseñarnos algo aquí, promover la repetición del mismo tema en esta historia. Los líderes incrédulos no son ningún obstáculo para Dios. A veces no son para nosotros, a veces pensamos que lo son, a veces tenemos miedo de cierto partido, o miedo de lo que hará cierta persona, y el miedo casi nos paraliza. Pero Dios no está preocupado. Nosotros tampoco debemos estar preocupados. Porque por tercera vez, hermanos, así como vimos con Ciro, en la carta de Dario, en los capítulos anteriores, y aquí con Arte Gerges, no solamente que los reyes permitieron que el pueblo regresara, que era un milagro en sí mismo, sino también eran muy, muy generosos. Y humanamente hablando, entendemos por qué. Recordamos, Sido quiso que el Dios de Israel orara por él a sus dioses. Darío quiso que los sacerdotes oraran por él y por sus hijos. Y Artajerjes, aquí en capítulo 7, versículo 23, quiso estar seguro que no iba a tener problemas en su reino. Humanamente hablando, ellos hicieron lo que hicieron para su bien. Pero Dios, en su soñaría, estaba dirigiendo todo eso. todos sus corazones conforme a lo que Él quiso. La bondad de Dios para nosotros se muestra en el hecho de que Dios puede usar a cualquier persona, aún a cualquier líder en creerlo, para cumplir su voluntad y para ayudar a su pueblo. El último versículo del capítulo 8. entregaron los despachos, el rey, a sus sátrapas y capitánes de otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y al alcance de Dios. No solamente que no esforzaron, ayudaron. Y tenemos tanto miedo de quién será, de la persona que ahora será nuestro próximo presidente. Tenemos miedo. ¿Y por qué? Dios puede usar a cualquier líder pagano en creerlo, no solamente para no esterbar, sino también para ayudar a su pueblo. ¿Por qué estamos preocupados? No tiene sentido, hermanos. No tiene ningún sentido. Vemos aquí cómo Dios usó a tres reyes paganos para ayudar a su pueblo en su regreso a él. Finalmente vemos la bondad de Dios en la protección de su pueblo. En capítulo 7, versículos 9 y 10, leemos el resumen del viaje de Esdras y el pueblo. porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegaba Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. Porque éste se había preparado su corazón para inquilinar la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñarle a Israel sus estatutos y decretos. Vemos que tardaron cuatro meses en viajar los casi 1.500 kilómetros, a pie, caballo, nada de coche, ni tren. Y no era tan fácil. Aquí leemos el resumen y puedes decir, ah, fácil, ¿cuántos meses llegaron? Pero no era tan fácil porque leemos en el capítulo 8, aquí en el versículo 31, la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros y nos libró de la mano del enemigo y del acechador en el camino. Había peligro en el camino por la distancia, también por todas las riquezas que estaban llevando. Y ellos salieron sin protección humana. Leemos en el versículo 22 del capítulo 8, que Estras tuvo vergüenza de pedir al rey Tropa y gente de Acaballo para defenderles en el camino. Estras decidió no pedir al rey por esa ayuda, aunque no hubiera sido malo, Pero esta se explica su razón, porque habíamos hablado al rey, diciendo, la mano de Dios es para el bien sobre todos los que le buscan, pero su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Entonces, después de haber declarado su confianza al rey, la madre ya estaba en nosotros, ellos no podían pedir su ayuda. Entonces ellos confiaban completamente en la buena mano de Dios, en la bondad de Dios, y Dios sí les protegió. Dios sí mostró su bondad para con ellos, mostró que su mano estaba sobre ellos para protegerles, porque llegaron a Jerusalén sin ningún problema. Y aquí otra vez vemos la confianza en la soberanía de Dios. Pero también vemos nuestra responsabilidad, porque fíjense, por favor, en el versículo 21, en lo que éstas y el pueblo hicieron antes de salir, antes de tomar este viaje tan largo y peligroso, sin ayuda humana. el siglo XXI, y publiqué ayuno allí, junto al río Hava, para aflijarnos delante de nuestro Dios, para solicitar el camino derecho para nosotros y para nuestros niños y para todos nuestros bienes. Ellos sí confiaban en la soberanía de Dios y en su protección, pero también ayunaron y pidieron. Hay muchos peligros también en la vida cristiana. Y a veces podemos ir a un extremo, como reformados, y decir, bueno, Dios me va a proteger. Confío completamente, ya. Deberíamos confiar, pero también deberíamos pedir, solicitar, afligirnos, aquí dice, para pedir a Dios esta protección de los peligros en la vida. Fíjense en el versículo 23. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y Él nos fue propicio. No tenemos ningún derecho para decir, yo no tengo que orar, no tengo que pedir, Dios me va a dar, Dios me protege sin todo eso. Debemos reconocer el equilibrio bíblico muy importante. Confiamos 100% en Dios y nada en nosotros. Pero sí pedimos. Pedimos en serio, solicitamos, porque sabemos que es lo que Dios usa para responder a nuestras peticiones. Ahora para terminar, ¿sabes lo que es la cosa más importante que tú debes hacer después de escuchar este mensaje? Meditar en la bondad de Dios para contigo. porque tendemos a meditar mucho en lo que está mal. Tenemos grabaciones en la mente, ¿verdad? Tenemos un almacén en el cerebro de grabaciones, ¿verdad? De personas que nos han ofendido, personas que no nos saludaron bien, Personas que nos han dado lo mal, personas que han pecado con nosotros. ¿Y qué hacemos? Guardamos todo eso. Y cada rato estamos entrando al almacén, sacando la grabación y viendo eso. Ah, sí me acuerdo qué pasó. Sí me acuerdo. Meditamos muchísimo en lo que está mal, lo que ha pasado mal en el pasado, lo que no está bien ahora, lo que no nos gusta ahora, lo que Dios no nos ha dado ahora. ¿Saben lo que necesitamos hacer? poner fuego a ese almacén, destruirla, derrumbarla. No necesitamos esas grabaciones. Esas grabaciones nada más nos lastiman y más lastiman a otros. Porque no perdonamos, esto afecta a todos. Citamos, en vez de meditar en todo lo que está mal, meditar en la bondad de Dios. Y les prometo, tú puedes hacer un almacén cien veces más grande en tu cerebro con grabaciones lo que Dios te ha hecho para bien. Pensamos que son más cosas malas, pero no. La buena mano de Dios ha estado sobre nosotros, está sobre nosotros, y siempre será sobre nosotros. En eso deberíamos meditar, sobre todo por lo que ha hecho por nosotros en la salvación. por habernos rescatado de nuestro pecado y miseria, que no merecemos. Aún con eso debemos meditar día y noche en cuanto a lo que Dios ha hecho por nosotros. Si estás aquí y Dios no te ha salvado, es lo que más necesitas ahora. Entender que la salvación es por pura gracia, no por méritos. Clama a Dios por la salvación de tu alma, de tus pecados. Y después de meditar en la bondad de Dios en nuestra salvación, podemos meditar en lo que Él ha hecho por nosotros en cada día, en cada segundo de nuestras vidas. Y no estoy hablando solamente de alabarle en los tiempos bonitos, eso es fácil. Estoy hablando de alabar a Dios en tiempos difíciles. Cuando un hijo nazca, cuando recibimos mejor trabajo, ya tenemos mucho dinero, es fácil alabar a Dios. Y es por eso que Dios no nos permite vivir tiempos así tan seguido. Necesitamos trabajar en los tiempos difíciles y aprender cómo alabarle en esos tiempos, meditando en lo que ha hecho, meditando en lo que está haciendo. Cuando un ser querido muere, cuando tu hijo sale de la cárcel de rebelión, cuando te enfermas, en esos momentos, Estamos a aprender a escoger nuestra meditación. No solamente vamos a ser almacén de grabaciones de pecados. Tenemos que enseñarnos en el poder de Dios a tomar otro camino, a ser almacén de todas las bendiciones y bondades de Dios para con nosotros. Y ver esas grabaciones, meditar en la bondad de Dios, meditar en la buena mano de Dios que está sobre nosotros. Vamos a hablar. Damos gracias Señor por tu gran bondad con nosotros, por tu buena mano que nos provee con líderes que necesitamos para seguir a ti con tu bondad, con tu buena mano que nos protege en cada momento, con tu buena mano que también obra en líderes incrédulos. Señor, tus bendiciones para con nosotros son infinitas y maravillosas. Y te pedimos, Señor, que nos ayudes a meditar mucho más en tu bondad y mucho menos en las ofensas y problemas y pecados de otros. Enséñanos a meditar Enséñanos a enfocarnos en tus bondades, darte gracias, alabarte en cada momento, para que podamos seguir adelante con confianza, para que podamos pedir con confianza, orar con confianza por los líderes que esta iglesia necesita tanto. Señor, Tú has sido bueno para nosotros en todo momento. Desde el primer domingo de esta iglesia local, Tú has estado con nosotros. Tu buena mano ha sido obviamente mostrada sobre nosotros. y sigues siendo sobre nosotros, estando sobre nosotros. Te pedimos, Señor, que proveas, que proveas a ancianos aquí, que obres en los hombres cristianos de esta iglesia, para que tomen en serio sus necesidades y leides en su casa y después leides en la iglesia. Te pedimos, Señor, que nos ayudes muchísimo en este tema. que tú traigas a nuestras mentes todas tus bondades. Ayúdanos a meditar en tus misericordias, que son nuevas cada mañana, en tu fidelidad, que es grande, infinita y perfecta. Y llena nuestras mentes con tus bondades, te pedimos, Señor. Gracias por tu buena mano sobre nosotros. Te pedimos en nombre de Cristo. Amén.
La buena mano de Dios en la restauración de Su pueblo
Series Estudio de Esdras
La bondad de Dios para con Su pueblo se ve en la manera en la cual provee líderes preparados, obra en el corazón de los líderes incrédulos, y nos protege en nuestras vidas.
Sermon ID | 92182158444 |
Duration | 44:24 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Ezra 7:1 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.