00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Y hoy vamos a seguir con otro tema que también está relacionado. Me costó un poco de trabajo ponerle un nombre. Le puse el problema de los errores o el problema de las circunstancias. Ahorita van a ver por qué le puse así. Este es un tema tremendo. Muchos creyentes viven pensando que su vida no es lo que podría ser o su vida no es lo que debería ser por pecados o errores que han cometido en sus vidas. O sea, muchos están viviendo hoy día y piensan, mi vida, si no hubiera pasado esto, si no tuviera esta circunstancia en mi vida, si no hubiera cometido este pecado o caído en este pecado, mi vida sería otra cosa hoy, ¿no? Piensan que si hubieran tomado una decisión diferente en algún punto o en algún área crítica de sus vidas, su vida sería mucho mejor de lo que es. ¿Eso es cierto o no? Bueno, vamos a ver. Entonces esos errores o malas decisiones se vuelven cosas que todos los días tienen a esas personas deprimidas. O tal vez no todos los días, pero seguido, ¿no? Seguido les llega como que una, un oleaje de depresión y empiezan a pensar, ¿qué hacía hace 10 años? ¿No hubiera hecho esto? ¿No? ¿O es que si no tuviera esta circunstancia en mi vida, que siempre me tienen un problema, las cosas serían muy, muy diferentes? Y todos los días o seguido están batallando con tristeza, con una perspectiva negativa de su vida y de la situación en la que están actualmente. Ahora, si piensan que eso le pasa a pocos creyentes, Están equivocados. Yo creo que hay bastantes creyentes que por ratos al menos batallan con esto y piensan que las circunstancias de sus vidas dictan que ahorita no pueden tener gozo. Ahorita no pueden honrar a Dios. Ahorita no pueden vivir según lo que Dios muestra en su palabra. por circunstancias que están en sus vidas. Ahorita lo voy a elaborar más. O sea, todos a veces pensamos que aunque somos creyentes no podemos obedecer cierto mandamiento o no podemos obedecer mandamientos como los siguientes. Vamos a leer en I Tesalonicenses 5 y en Romanos 12. I Tesalonicenses 5 y Romanos 12. Tenemos circunstancias en nuestras vidas con las que nos excusamos y pensamos yo no puedo obedecer esto. 1 Tessalonicenses 5.16 Estad siempre gozosos. O sea, todos los días, esto es un mandamiento, Dios dice tengo que estar gozoso todos los días si soy creyente. Todo el tiempo tengo que tener gozo. Oye hermano, entonces nunca hay tristeza, no, eso no es lo que dice. O sea, nos pasan cosas malas, nos pasan cosas difíciles, pero el creyente tiene ese poder de siempre tener también un gozo simultáneamente. Romanos 12.12, otra vez, estar gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación, constantes en la oración. Entonces, a veces pensamos que por alguna circunstancia en nuestras vidas, nosotros no podemos vivir así. No podemos ser caracterizados por gozo, por paciencia, por una intimidad, o sea, oraciones, una intimidad constante con Dios. Pero si regresamos a 1 Tessalonicenses, donde estábamos, ahí mismo donde estábamos, en el capítulo 5, Dios nos dice que podemos, no solo podemos estar gozosos los creyentes, sino podemos dar gracias en cada situación y en cada circunstancia. Primera Tesalonicense 5, 18. Dar gracias en todo. O sea, en todo momento, en toda situación, yo puedo agradecerle a Dios por algo. Puedo tener un corazón agradecido cuando sea, porque esta es la voluntad de Dios. Dios quiere esto del creyente. Si yo no lo estoy viviendo, pues ese es un problema. Da gracias en todo porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús. Bueno, vamos a orar y vamos a pedir la ayuda de Dios antes de continuar. Señor, te damos gracias por otro miércoles que estamos aquí en torno a tu palabra. Gracias, Señor, por ayudarnos en nuestras labores esta semana, por darnos un tiempo para venir a escuchar. Te pedimos, Señor, que tu palabra no te vuelva vacía esta noche. Te pedimos que traigas con bien a los que vienen en camino, pedimos señor que pongas en el corazón de más hermanos esta disciplina de venir y estar en torno a tu palabra cada miércoles buscándote y buscando ser edificados y alimentados para seguir en nuestro peregrinaje te pedimos que hables tú y nombres esta noche señor yo no puedo convencer a nadie convencenos de la verdad poderosa de tu palabra aplícala a nuestros corazones en el nombre de cristo jesús amén Bueno, para empezar, quiero dar algunos ejemplos del tipo de circunstancias en las que están metidos o metidas algunos creyentes, y por eso piensan que no pueden tener gozo. ¿Se acuerdan? Lo que estamos viendo aquí en el estudio es el problema de los errores, el problema de las circunstancias, y por qué muchos creyentes tienen ciertas circunstancias en sus vidas que los llevan a pensar, yo no puedo tener gozo, yo no puedo ser paciente, no puedo ser constante en mi relación con el Señor, ¿Por qué? Ah, pues porque tengo este problema, ¿no? Porque me equivoqué en esto y hasta hoy tengo las consecuencias, porque hay esta circunstancia en mi vida. Por ejemplo, algunos creyentes están en un matrimonio que creen que les quita su gozo. ¿Cómo podría pasar eso, hermano? ¿Cómo podría un creyente estar en un matrimonio y decir, no, pues mi matrimonio me quita mi gozo? Yo no puedo ser feliz. ¿Por qué? Porque mi matrimonio. De muchas formas, les voy a poner ejemplos. Algunos piensan, bueno, es que me casé joven, ¿no? Me casé muy joven, yo no sabía lo que estaba haciendo, me equivoqué y terminó ahorita, actualmente estoy en un desastre. Otros piensan, me casé antes de ser creyente, eso puede ser cierto. Me casé, no era creyente, así que nunca busqué a mi pareja tomando en cuenta un criterio bíblico. Y ahora estoy amarrado a una situación muy frustrante y muy difícil de la que no puedo escapar. Estoy como que enjaulado, como el hermano Tomás da su ejemplo de la jaula del amor y que cuando nos casamos entramos a una jaula y los dos tiramos la llave a la basura y ya estamos ahí metidos. Otros piensan, bueno, a sabiendas o no a sabiendas me casé con un inconverso. Yo me casé, ahora yo soy un creyente, ya seas él o ella. Ahora soy creyente, pero él no, o ella no. Tal vez yo pensaba que ambos éramos creyentes cuando me casé, pero resulta que no. Resulta que no somos creyentes. Y ahora estoy en una batalla todo el tiempo con un yugo desigual, ¿no? Entonces, por esa circunstancia en mi vida, no puedo tener gozo, no puedo ser paciente, no puedo tener intimidad constante con el Señor. Otros dicen, bueno, pues estoy divorciado, ¿no? Estoy divorciado y eso arruinó mi vida. ¿Por qué está divorciada la persona? Realmente no importa el por qué esté divorciada, ¿no? Simplemente hoy día está divorciada la persona y para efectos de nuestro tema, haya sido la razón que haya sido, el chiste es que está divorciado ese creyente y eso arruinó mi vida, ¿no? Mi vida está arruinada y por eso no puedo tener gozo. Hasta ahora solo estamos hablando de uno de los posibles escenarios, aunque esto está por todos lados. Pero esta es una de las posibles circunstancias en la vida de un creyente por las cuales se excusan muchos creyentes diciendo, pues esto es lo que arruina mi vida. Es uno de los posibles factores, el de mi pareja. Hay mil otros. Para muchos es el hecho de que no tengo pareja. Unos dicen, tengo pareja y mi pareja está arruinando mi vida. Y otros dicen, no tengo pareja y por lo tanto mi vida está arruinada. Otro ejemplo, y nada más vamos a dar dos ejemplos. Este es otro muy común, ¿no? El del trabajo. Hoy día estoy amarrado a un trabajo o a una profesión que no me gusta. Yo no nací para esto. Estoy amarrado. Yo estudié, no sé, vamos a poner un ejemplo, yo estudié física nuclear y como no hay chamba, estoy de taxista. O sea, lo que sea el caso que sea. Estoy en un trabajo, en una profesión que no me gusta, que no es lo mío, que no me conviene, que no... Llenen ustedes el blanco, ¿no? ¿Cómo pasó eso? Bueno, hay muchos posibles escenarios. Un escenario. Bueno, hermano, pues no pude estudiar lo que quería. O sea, yo tenía muy claro lo que yo quería y no pude. No se dio. Mi papá no tuvo dinero, no logré entrar a la escuela que quería, tuve que entrar a trabajar por necesidades económicas, mis papás no me apoyaron. Otra, me equivoqué. Yo siempre había pensado que diseño era lo mío. No podía dibujar, pero yo pensaba que diseño era lo mío. Era mi sueño. Me lancé. ¿Quién sabe cómo saqué la carrera? Porque hasta la fecha no puedo dibujar, pero saqué la carrera. Y ahora resulta que estoy amarrado a una profesión que no era lo que debí de haber emprendido. Otro. No, pues estoy amarrado a un jefe que no aguanto. O sea, de verdad que no puedo con este tipo. Tengo que quedarme en mi trabajo, no tengo de otra que comer, ¿no? Mi esposa, mis hijos, o sea, tengo que llevar los cheques a la casa, pero pues entré a un trabajo y Dios pues permitió que cayera con un mal jefe y este cuate está arruinando mi vida, ¿no? Entonces no puedo tener gozo. Y así sigue y sigue. Tengo este trabajo por pura necesidad económica o lo que sea. No tuve de otra. No tengo de otra más que seguir donde estoy. Esta circunstancia que está en mi vida está y no se va a ir. Hasta aquí hemos dado dos ejemplos. Hemos hablado acerca de mi pareja o mi situación laboral. Podríamos dar muchos otros. Otro grande a lo mejor sería la salud, podríamos hablar de la salud pero no voy a ahondar en eso, no es necesario. ¿Cuál es el punto? Hay muchos creyentes en malas situaciones o situaciones que por lo menos ellos califican, evalúan como desagradables y malas. O sea, las circunstancias de mi vida son malas. Por lo tanto, no puedo tener gozo en mi vida cristiana. Incluso muchos piensan que por estas circunstancias es que no florece mi vida espiritual, ¿no? Por eso no mejora mi relación con el Señor, por eso no crezco, por eso no vivo en obediencia, no soy un buen creyente, por las circunstancias X, Y, Z. Y un gran factor en todo esto Puede ser, vean esto es muy importante, muy interesante, un gran factor en todo esto puede ser el hecho de que muchos creyentes entienden que ellos tuvieron que ver en sus circunstancias actuales. O sea, las cosas andan mal, mi vida está arruinada y además fue mi culpa, ¿no? O sea, yo la regué, yo me equivoqué. Muchos saben que tomaron malas decisiones, saben que se equivocaron, o incluso saben que pecaron y que por eso están en problemas. Es decir, no se equivocaron de manera inocente, o tal vez algunos sí, eso también es una posibilidad, pero algunos saben que no fue inocente, sino sabían que lo que hacían era un error y que podría salir muy mal. Puede ser incluso que hubo pecado y desobediencia abierta de por medio. Entonces su conciencia culpable sólo empeora las cosas. Y están todo el tiempo mal, todo el tiempo miserables. Otros piensan, bueno, Dios me puso en esta mala situación, ¿no? Dios me puso en una mala situación y por eso no puedo ser feliz. Y se sienten las víctimas. Pero los que piensan me equivoqué, peque y ahora tengo que vivir las consecuencias y por eso no tengo gozo ellos podríamos decir que la tienen peor no que los que piensan bueno dios me mandó esto o inocentemente tomé una mala decisión los que saben no es que yo hice algo mal y ahora tengo que pagarla están en un en una peor situación no en términos de su conciencia ahora Bíblicamente ya vimos el problema. Bíblicamente que podemos contestar a estas personas que son creyentes y sienten que por las circunstancias de su vida no pueden tener gozo y no pueden ser pacientes y no pueden tener una relación cercana con Dios. Primero, sí es cierto que las decisiones tienen consecuencias y que Dios nos permite vivir las consecuencias de nuestras decisiones. Es absolutamente cierto que el pecado tiene consecuencias. Dios nunca promete a los creyentes que va a quitarles las consecuencias temporales de su pecado o sus malas decisiones. ¿Las consecuencias eternas? Ah, esas sí. Las consecuencias eternas, sí. Cristo pagó las consecuencias eternas de cada creyente. Todos sus pecados, todos sus errores. Cristo sufrió nuestro infierno para que pudiéramos estar con Él por la eternidad. Pero las consecuencias temporales por los errores, por los pecados, esas nos van a llegar. Esas las vamos a sufrir. Entonces, pues ni modo, ¿no? No hay nada que hacer. Este... Hasta aquí llegamos. No, hasta aquí no es donde llegamos. Tú sigues viviendo como creyente sin gozo. ¿Esa es una opción? No. Tú sigues viviendo sin crecer espiritualmente. Tú sigues sin obedecer por la excusa que tengas, ¿no? Por la circunstancia que pones de excusa. Porque estás en medio de un desastre y tus circunstancias son pésimas. ¿Eso dice Dios? No, claro que no. Ya sabemos que no. Vamos a Filipenses capítulo 4, por favor. Dios no nos dice, bueno, está bien. Tienes razón. No, nos dice cosas como estas, Filipenses 4.11, lo que decía Pablo, ¿no? He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en la pobreza, sé vivir en la abundancia, en todo lugar y en todas las circunstancias. No menos que yo tengo unas circunstancias que no sabes, ¿no? O sea, estas circunstancias están en la lista de las excepciones, sin duda. Hay un capítulo que habla, no, En todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente, tanto a la altura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. La Biblia dice que el creyente puede sobrellevar cualquier situación, cualquier circunstancia, soportar lo que sea y hacerlo bien en Cristo. Este versículo 13 es probablemente uno de los versículos más mal citados que existen en el mundo. Lo escuchas mal usado por todos lados, personas que ni siquiera son creyentes, que ni siquiera van a la iglesia, que no saben nada de Cristo, andan diciendo todo lo... y ahí ponen eso, ahí, todo lo puedo, no hay así con florecitas y todo padrísimo. Muchos enseñan que todo lo puedo en Cristo significa puedo hacerme rico, puedo ser el héroe de la historia siempre, puedo ganar el juego y puedo ser el más exitoso, etcétera, etcétera, etcétera. Eso no es lo que significa este versículo. Lo están sacando fuera de contexto. ¿El contexto de qué está hablando? El contexto lo deja claro, que todo lo puedo en Cristo es toda circunstancia, no es puedo ser presidente si quiero porque todo lo puedo en Cristo, no. Tal vez Dios no quiera que seas presidente. O sea, no es que de repente la voluntad de Dios desaparece, no. Es toda circunstancia la puedo enfrentar, la puedo sobrellevar en Cristo. Toda dificultad la puedo enfrentar en Cristo y la puedo enfrentar bien. Eso es lo que significa ese versículo. Cristo es una fuente de fortaleza para sus hijos. Si no, si estás aquí y no le conoces, te estás perdiendo de lo único que puede traer paz a tu vida. Todas las respuestas. Aquel que te puede ayudar a sobrellevar cualquier cosa que es Cristo. Él nos da el poder de enfrentar todo lo que tengamos que enfrentar y hacerlo bien. Entonces, si no lo estoy haciendo, si no estoy viviendo según esto y me estoy excusando porque mis circunstancias, hermano, señor, mis circunstancias. O sea, yo no puedo con esto. Mi vida está arruinada. Y ya. Así de sencillo. Y esa es mi respuesta y esa es mi excusa. Siempre. No, yo no acepto a tu excusa. Ahora, más allá de esto, la Biblia dice que Dios no se equivoca. Dios no se equivoca. Las circunstancias en las que estás hoy, si eres creyente, son las circunstancias que más te van a ayudar a crecer y madurar espiritualmente. Dios determinó que las circunstancias en las que estás son las mejores. O sea, de toda la baraja, de todas las posibles circunstancias en las que podrías estar, Dios escogió, si eres creyente, la mejor para ti. la mejor para ti. ¿Cómo, hermano? Pues yo checo mi cuenta bancaria y no veo los ceros que corresponderían a la mejor situación para mí, ¿no? Entonces, no creo que sea cierto eso. Bueno, no estamos hablando de eso, estamos hablando en términos eternos, no en términos temporales, terrenales, ¿no? Entonces, si tú no estás de acuerdo con tus circunstancias, si te la pasas quejándote, descontento, y usando tus circunstancias como una justificación para mil cosas que están mal en tu vida cristiana, estás diciendo básicamente Dios se equivocó. Dios se equivocó al ponerme en estas circunstancias. O Dios no está en control. O Dios no sabe lo que es mejor para mí. Todos errores muy graves. Todos errores muy graves. Si eres creyente y piensas algo así en serio, Dios te va a corregir. Dios va a ayudarte a ver las cosas alineadas a la realidad a su tiempo. Yo leía hace un poco un artículo sobre este tema Y en el artículo usaban árboles y plantas de ejemplo. Si ven estos programas como el de Planeta Tierra y hay uno en Netflix ahorita que se llama Nuestro Planeta. No es algo así, no me acuerdo cómo se llama el de Netflix. Son buenísimos, son buenísimos para ver cómo la complejidad de nuestro planeta y la creación es irreducible y cómo son falacias y mentiras los cuentos que se inventan en el mundo sobre nuestra existencia. Pero en estos programas vemos cómo Dios pone cada planta Y cada árbol en el lugar donde necesita estar. Podríamos decir lo mismo con los animales, ¿no? Con los animales tal vez es hasta más fuerte el ejemplo. Hay árboles que florecen sólo en las montañas, en las alturas, donde el oxígeno es tan poco que nosotros no podemos ni vivir ahí. Pero estos árboles y estas plantitas sí. Hay otras que florecen en el sol, hay otras que sólo en sombras y en valles y en lugares súper húmedos. Hay cactus que sólo florecen en el desierto. Flores que sólo florecen en ciertas condiciones y ciertas temperaturas, algunas en condiciones extremas, otras en condiciones muy agradables, muy tranquilas. ¿Y cuál es el chiste del ejemplo? Dios sabe dónde poner cada planta. Y no sólo sabe, lo hizo. Cada planta está en el hábitat en donde debe de estar. Es lo mismo para los creyentes. Dios nos pone en el lugar, en las circunstancias, con las personas, en el trabajo, con los hijos, en la familia, con los vecinos, en el país, con las autoridades, que necesitamos, que nos convienen. La Biblia incluso enseña que como creyentes debemos pedir eso y agradecerlo. Vamos a Proverbios capítulo 30, por favor. Debemos pedir que Dios haga esto y agradecérselo. No andar por la vida quejándonos, sin gozo, o justificando pecados con nuestras circunstancias. Leemos en Proverbios que Salomón pedía lo siguiente, Proverbios 30, versículo 7. Esta es como una oración de Salomón. Dos cosas te he pedido. No me las niegues antes que muera. Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. O sea, orgullo, pecado, todo pecado tiene una raíz en la soberbia, en el orgullo. Entonces, básicamente está hablando de cual vanidad, cualquier pecado, aparta de mí el pecado, palabra mentirosa, apartame de errores, mentiras. No me des pobreza ni riqueza, sólo dame mi pan cotidiano. Esto es algo tremendo. Otras versiones dicen, manténme del pan necesario, versión 60. Otra dice, manténme con el pan que me conviene, King James, en inglés. Versículo 9, no sea que me sacie y te niegue o diga, ¿quién es Jehová? No sea que me empobrezca y robe y profane el nombre de mi Dios. Entonces, Dios sabe que hay circunstancias que no podríamos aguantar, que son más allá de lo que podríamos manejar, que hay circunstancias malas para nosotros. Entonces el creyente que no quiere vivir sometido a las circunstancias que Dios le ha dado, incluso pidiéndole lo que acabamos de leer, que Él me ponga donde necesito estar, sería como que, regresando al ejemplo de las plantas, sería como una rosa que está plantada en un lugar ideal, en la sombra, en un lugar donde la tierra siempre está húmeda, porque ahí es donde mejor crece, ahí es donde le conviene estar. Pero la rosa se la pasa pidiendo que la planten en el centro del jardín, en el menos centro, donde no hay sombra, donde el sol le dé todo el día y donde todo el mundo me vea. ¿Qué va a pasar si le conceden su deseo? se va a quemar no va a durar nada hasta puede morir si le conceden su deseo y hay personas vean la aplicación a nosotros hay creyentes que se la pasan siempre orando para que Dios cambie sus circunstancias están orando y diario están orando señor por favor ya quítame esto ya señor ya no puedo aguantar esto por favor ya ya dame otro trabajo ya este casi casi dame otra esposa no dame otro esposo este señor ya dame No sé, ¿no? Cambian mis circunstancias. Y eso es lo que le están pidiendo a Dios todo el tiempo. Es posible que Dios lo haga, si sea lo mejor para ti y su voluntad, pero no hay garantías. Si lo que estás pidiendo no resultaría en tu bien, es seguro que si eres creyente, no lo va a hacer y no va a quitar lo que estás pidiendo que te quite. La única garantía que tenemos es que nos dará la gracia necesaria para enfrentar todo lo que haya que enfrentar en nuestras vidas. Pablo se puso a orar más o menos de este, o sea, si piensan, no hermano, me regañó durísimo porque he pedido que Dios cambie mis circunstancias. Bueno, hasta el hermano Pablo llegó a pedir esto. O sea, es nuestra naturaleza, cuando tenemos problemas y no nos gusta, es natural que le pidamos al Señor que nos quite eso que nos está molestando. Nos va a contestar. Probablemente no como queremos que nos conteste, pero nos va a contestar. ¿Y qué estaba pidiendo el hermano Pablo? Bueno, tenía un problema de salud, algo que le estaba molestando muchísimo, y la respuesta que Dios le dio fue, según 1 Corintios 12, 9. Ya saben, Pablo antes dice, no, esto ya lo pedí tres veces y, o sea, da a entender, lo ha insistido muchísimo con el Señor y no, y no, y no, y no, y no, y no lo quita, y no lo quita, y no lo quita. ¿Y qué fue lo que sí le contestó y qué fue lo que le dijo? Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad, según la Corintios 12 a 9. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, o sea, en mis circunstancias que no me gustan, que me molestan, en mi problema de salud, o lo que sea, me gloriaré para que habite en mí el poder de Cristo. O sea, ¿qué es lo que hay aquí? Dios promete al creyente darle la gracia suficiente para enfrentar todas las circunstancias de su vida. Dios no promete quitarte las cosas que no te gustan, a lo mejor te las va a dejar toda la vida, hasta el día que mueras. Pero promete que te va a dar la gracia suficiente, si la buscas, si eres obediente, te va a dar la gracia suficiente para enfrentar todo lo que hay en tu vida. Pablo se puso a orar y Dios le dijo esto, Dios le contestó esto. Puede que las circunstancias que no te gustan duren una hora o duren toda la vida. Pero nosotros, ¿cuál debe ser nuestra actitud? Debemos de estar entregados a una vida paciente, una vida obediente y una vida santa, de santidad, por la gracia de Dios. Sean cuáles sean nuestras circunstancias. Vean, el creyente no debe vivir preguntándose, ¿cómo haré para escapar de mis circunstancias actuales? Maquinando todo el tiempo. ¿Cómo le haré? ¿Cómo haré para salir de este problema? ¿Cómo logro estar en un lugar donde nada me irrite? ¿Donde nada me tiente? ¿Donde nada me haga enojar? ¿Nada ni nadie me haga enojar? ¿Y nada pruebe mi paciencia? Eso nos encantaría a todos, ¿no? Quisiéramos saber cuál es la fórmula para lograr eso. Estar donde nada me irrite, nada me tiente, nada me haga enojar y nada pruebe mi paciencia. Lo que sí debemos... No debemos preguntar eso ni buscarlo. Lo que sí debemos preguntar es cómo puedo pasar las pruebas que me ponen mis circunstancias sin fallar como creyente. sin fallarle a Dios, sin decepcionarle, sin decepcionar al Señor. ¿Cómo puedo soportar las cosas que más me molestan y más me irritan sin ser derrotado? ¿Cómo puedo responder de manera suave ante insultos, provocaciones, o sea, cosas deliberadamente dirigidas a que yo responda mal? ¿Cómo puedo aguantar eso? Responder como creyente. ¿Estamos pensando así normalmente? No creo. Tendemos a pensar en lo otro. y a pasar mucho tiempo pensando en lo otro. Entonces hay que pedirle a Dios que nos ayude a cambiar esto. Los creyentes tenemos el mandamiento, y debe ser nuestro deseo, lo que dice el Primero de Pedro, ser santos porque Él es santo. Yo quiero santidad porque Dios es santo, Primero de Pedro 1, 16. Y eso va a requerir, la santidad requiere que pasemos por pruebas, que seamos refinados, como lo ilustra la palabra. Va a requerir que pasemos por adversidades, por circunstancias que no nos gustan, La palabra dice que no nos debe sorprender cuando entramos a duras pruebas y tribulaciones. Incluso Dios usará consecuencias de errores que cometimos en nuestras vidas, en el pasado. Usará consecuencias de errores, consecuencias de pecados en los que caímos para ayudarnos a desear y buscar la santidad. Y esto no es una licencia para pecar, no es de ah, bueno, entonces voy a ir a hacer lo que quiera, hermano, porque Dios va a usar mis pecados para para purificar. Dios dice que todo el que piensa así no es creyente. ni siquiera conoce a Cristo, el que piensa así. Yo debo estar dispuesto a que Dios me plante en una montaña, en la cima de una montaña, en medio de una tormenta, en donde sea, si eso va a hacerme más como Cristo. Debo estar dispuesto a someterme a las circunstancias que Dios dicte, porque Él sabe lo que necesito. Dios puede usar las pruebas más duras como un medio para traerme las mejores bendiciones. Un creyente que quiere ejercer la paciencia. La palabra dice que una de las razones especificadas claramente en la palabra por la que estamos peregrinando por el desierto de este mundo es para aprender a ser pacientes, tal cual lo dice. Entonces, un creyente que quiere ejercer la paciencia, pero sin que me provoquen, hermano. O sea, yo sí quiero ser paciente, nada más que no me anden provocando. El creyente que quiere confiar en Dios, y crecer en fe sin enfrentarse a dificultades. El creyente que quiere amar a su pareja mientras su pareja sea perfecto o perfecta. El que quiere amar a su prójimo mientras su prójimo lo ame a él. No ha entendido de qué se trata la vida cristiana ni cómo Dios moldea a sus hijos. Entonces, para terminar, lo que resta aquí es hacernos el autoexamen, hermanos. ¿Cómo estoy reaccionando a las circunstancias adversas en mi vida? Tengo una colección de cosas que uso para excusar ciertos pecados favoritos. O sea, tengo una colección de cosas que cada que no reacciono como debería, cada que me enfrío con el Señor, cada que no soy paciente, cada que caigo en pecado, digo, pues sí, pues es que esta cosa que está en mi vida, ¿qué puedo hacer, no? mi vida, o excuso el hecho de que yo soy un creyente que ni lo parezco, que no tengo gozo, que si alguien habla conmigo y conoce mi vida, ¿quién sabe por qué dice que es creyente? Porque nunca hay contentamiento en su vida, nunca hay gozo. Ah, pues lo que pasa es que hay una circunstancia que arruinó mi vida y pues desde ese entonces, pues ni modo. Así están las cosas. Me la paso deseando y hasta pidiéndole a Dios que quite de mi vida lo que reta mi paciencia, lo que reta mi amor, mi dominio propio y todo lo que me exige madurar como creyente. Todas las cosas que Dios manda que exigen que yo madure, que yo crezca para poder enfrentar eso. Por último, vamos a Deuteronomio 8. Vamos a recordar lo que Dios le dijo, lo que nos dice a nosotros, lo que le dijo Israel en el desierto. Deuteronomio 8.2. Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido Jehová tu Dios. por donde te ha conducido Jehová tu Dios estos 40 años por el desierto. ¿Para qué? Con el fin de humillarte y probarte para saber lo que estaba en tu corazón y si guardarías sus mandamientos. Y cierro con una palabra para cualquier persona que esté aquí sin Cristo. Si estás aquí sin Cristo, verdaderamente no tienes fuente de fortaleza en contra de las circunstancias que hay en tu vida. Todo lo que no te gusta, todo lo que te supera, todo lo que es demasiado para ti, no tienes a quien recurrir, no tienes una ayuda, una fuerte fortaleza, como le llama la palabra, una roca, que es Cristo. Vamos a orar. Padre, esta noche te damos gracias por todo lo que Has mandado nuestras vidas en tu fidelidad para moldearnos, para ayudarnos a madurar y a crecer. Te pedimos perdón, Señor, por todas las veces que nos hemos excusado en las cosas que Tú mismo nos has mandado para ayudarnos a crecer en amor, en paciencia, en madurez, en obediencia, en intimidad contigo. Te rogamos Señor que nos ayudes a hacer este autoexamen diariamente, a identificar cuando nos estamos haciendo víctimas de nuestras circunstancias. En efecto, diciendo que es tu culpa cuando es nuestra culpa la forma en la que reaccionamos y nuestra falta de obediencia y amor. Te pedimos que nos transformes, que nos ayudes a vivir vidas en Cristo de tal manera que otros vean lo que has hecho nosotros y tengan el deseo de acudir a ti. Te pedimos que nos lleves con bien a nuestras casas. Te damos gracias de nuevo en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
El problema de las circunstancias
Series Mensajes para Creyentes
Muchos creyentes viven pensando que su vida no es lo que podría ser o su vida no es lo que debería de ser, por pecados o errores que han cometido en sus vidas. Piensan que si hubieran tomado una decisión diferente en algún punto o en algún área crítica de sus vidas, su vida sería mucho mejor de lo que es...
Sermon ID | 92119110385740 |
Duration | 30:52 |
Date | |
Category | Bible Study |
Bible Text | Deuteronomy 8:2; Romans 12:12 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.