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El título del sermón es Cristo, la roca de la ofensa, la escritura, romanos 9, 25 al 33, la serie, la gracia salvadora de Dios. Si tienen la palabra abierta y gustan ponerse de pies una vez más en referencia a la palabra, veremos. Como también dice en Oseas, a los que no eran mi pueblo llamaré pueblo mío y a la que no era amada, amada mía. Y sucederá que en el lugar donde se les dijo, ustedes no son mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente. Isaías también exclama en cuanto a Israel, aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mal, solo el remanente será salvo, porque el Señor ejecutará su palabra sobre la tierra cabalmente y con brevedad. Y como Isaías predijo, Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado esa ascendencia, hubiéramos llegado a ser como Sodoma y hechos semejantes a Gomorrah. ¿Qué diremos entonces? ¿Que los gentiles que no iban tras la justicia alcanzaron justicia? ¿Es decir, la justicia que es por fe? ¿Pero Isaías que iba tras una ley de justicia no alcanzó esa ley? ¿Por qué? que no iban tras ella por fe, sino como por obras, tropezando en la piedra de tropiezo. Tal como está escrito, he aquí pongo en Sion una piedra de tropiezo y roca de escándalo, y el que cree en él no será avergonzado. Amén. Padre, te damos gracias por tu palabra. Pidimos que la uses grandemente en nuestras vidas, enseñándonos, Padre, la grandeza de las cosas, de los temas que aquí están contenidos. Pidimos padre que abras nuestras mentes solo tú puedes hacerlo en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén y amén. Pueden tomar asientos amado. Bueno quiero empezar por decir que es un gran privilegio estar con ustedes siempre y por los últimos casi seis cinco años hemos. Hemos aprendido tanto he visto la palabra de Dios correr en sus vidas cambiar cosas en sus vidas. confesar cosas que deben confesar, hemos visto la mano de Dios y le doy gracias a Dios por el privilegio. Tengo que decir que predicar es una bendición a mi vida. Mientras más estudio y leo y pongo las cosas juntas para hacer un sermón, Dios me bendice, creo más a mí que a los que oyen el sermón, porque tuve que vivir con esta palabra por toda la semana preparándome, ¿no? Y ha sido de gran bendición en esta área. Y hemos visto que este libro ha sido de bendición. Como hemos visto anteriormente en Romanos 9, Pablo defendió la elección de Dios usando, se recuerda el gran ejemplo de Jacob y de Isaú como ejemplos. Antes de que ellos nacieran, dice él, Dios decidió que el hermano mayor serviría al menor. Jacob fue amado, elegido para la salvación, y Isaú fue odiado, condenado como réprobo. Anticipándose a la objeción que esto podría a parecer injusto, Pablo negó la posibilidad de que hubiera injusticia en Dios. Y la objeción, lastimadamente, viene de dentro de la iglesia, no de afuera. Los que están afuera no me importan estas cosas. Pero es la iglesia que quiere negar la elección de Dios. Es algo increíble considerar. Los que deben aceptarla más es los que más la niegan. Pablo enfatizó, se recuerda que la justicia de Dios refleja, es reflejada en su carácter y acciones. Dios es santo, perfecto y sabio y todo lo que Él hace proviene de esta naturaleza perfecta de Dios. Así que no puede haber injusticia con Dios. Pero Pablo dice, pero ustedes todavía pueden optar, esto no es justo, no me cae bien, no creo que debe odiar a otros. Y tenemos en la mente que hay un grupo que quiere venir, pero que Dios los echa al lado. Tú no eres mío, pero así no es la palabra de Dios. Es no lo que enseña la palabra. La palabra de Dios enseña lo que enseña el libro de Efesios. Claramente que somos hijos de desobediencia, que no somos parte de la familia de Dios, que no queremos nada que ver con Dios. No hay nadie en que quiera venir a Dios. Si quieren venir a Dios es porque Dios le ha cambiado el corazón. Es imposible que una persona en su condición natural quiera a Dios. Así que es completamente legítimo que Dios, de esa naturaleza que nadie quiera a Dios, escoja un grupo y los traiga. Y si ellos pelean y gritan y lloran, Él los trae. con su amor y su gracia, pero los trae. Es claramente algo bueno y algo que el Señor puede hacer. Y también es algo bueno y algo que el Señor puede decir que al resto del barro, Él diga yo no voy a hacer nada con ellos y dejarlos en su condición como están. No hay nada injusto en eso. Dios no tiene que salvar a nadie. Eso es lo que Pablo ha estado enfatizando. Y Pablo presentó este argumento usando el ejemplo de un alfarero y el barro corrompido. Así como un alfarero tiene derecho a moldear de la misma masa de barro, vasos para honra o deshonra, Dios tiene derecho a hacer lo mismo que a la humanidad. Como sus creaciones, nosotros no tenemos ningún derecho a cuestionar las decisiones de Dios o la justicia de Dios. Usted recuerda la respuesta que dio Pablo a esta. Esto no es justo. Él dice, pues yo puedo hacer lo que Él quiera. Él es el alfarero, la masa de barro le pertenece a él, él puede hacer lo que él quiera de ellos, vasos de honra o vasos de cesora, y es lo que él puede hacer, no hay nadie que lo cuestione. Y si usted todavía quiere cuestionar, todavía tiene un problema, Pablo llegó al punto. ¿Quién te crees que tú eres, hombre? Le dirá la cosa formada a quien que lo formó ¿Por qué me hicistes así? Tú no tienes ningún derecho a responderle o resongarle a Dios lo que Él haga porque Él es Dios Bueno, yo amo esa respuesta de Pablo porque Pablo no te dice te voy a dar 10 razones porque está justo Él dice, hay sólo una, ¿quién te crees que tú eres? ¿Qué sobre, qué orgulloso eres tú en creer que tú puedes acusar a Dios? Tú eres una hechezura de Dios, tú no eres nada, eres masa. Él puede hacer lo que él quiera. ¿Cuál derecho tienes tú como masa? Decirle a Dios que no puede hacer lo que él haga con lo que él creo. Todo le pertenece a él. Y yo amo esa respuesta porque aunque el mundo no la quiera oír, es la respuesta que necesitamos. Estás tan orgulloso, tan lleno de soberbia, que tú crees que le puedes responder a Dios. ¿Quién eres tú? Tú no eres nada. Y esa es una buena respuesta para nosotros. Pablo sí fue y dio más explicación, pero su explicación inicial era, tú no tienes ningún derecho a responderle a Dios. Tú eres una cosa que Él hace y tienes que aceptar la mano de Dios porque Él es Dios. Le damos gracias al Señor por eso. Entonces, eso es lo que Pablo enfatizó. Bueno, con todo eso dicho, ahora Pablo va a regresar al tema de la lección, de la lección. Y continúa en el versículo 25 y 26 con esto que la misericordia y la gracia inmerecida de Dios le pertenece sólo a los elegidos. No a todos. ¿Sólo a quién? A los elegidos. Mira el versículo 25 y 26. Como también dice en Oseas, a los que no eran mi pueblo llamaré pueblo mío, y a la que no era amada, amada mía. Y sucederá que en el lugar donde se le dio a ustedes no son mi pueblo, allí serán llamados hijos del Dios viviente. Al llegar al final del capítulo 9, Pablo reflexiona sobre la historia de Israel del Antiguo Testamento. Nos recuerda la historia de Oseas. Porque la historia de Oseas representa la historia de quien? De Dios. Oseas es un representante del Dios en el cielo. ¿En qué forma? Bueno, usted recuerda que hablamos de Oseas en nuestro último sermón y hoy, si Dios quiere, vamos a revisar esto otra vez, las profecías, en este libro nuevamente para poder entender. Oseas, por orden de Dios, se casó con una mujer llamada Gomer. Gomer, que era una prostituta. Usted recuerda eso. Y el Señor le dijo, ve, coge una mujer de prostitución y cásete con ella. Y aquí es, o sea, representa a Dios. Y esta mujer Gómez representa a quién? A Israel. Era un pueblo en esclavitud, adorando a dioses ajenos en la tierra de Egipto. Una mujer de qué? Prostitución. ¿Qué hace Dios? Va y la liberta, se casa con ella. Algo increíble que Dios haga. Escoge un pueblo de una nación, idólatra. No solamente eso, o sea, se casó con esta mujer llamada Gomer y al casarse con ella, o sea, le dio su nombre, la rescató de la prostitución y le dio un gran honor de ser su esposa, igual que Dios. Fue a Egipto, escogió a Israel, la sacó con mano fuerte, le dio su nombre y la hizo ¿qué? Suya, es igual que Dios. O sea, representa a Dios y lo que Dios hizo. Le da su nombre, le da la ley, le da Moisés, le da el libro de la palabra, le da el espíritu, le da la nube. Dios le da a Israel un gran privilegio. Él la cubre en el manto de amor como un esposo ama a una esposa. Es lo que hizo Dios, es lo que está haciendo Oseas. Sin embargo, Gomer fue infiel a sus votos matrimoniales. Tuvo tres hijos, Jezreel, Lo-Ruhamán y Lo-Amin. Los dos últimos nombres simbolizan la condición de Israel. Lo-Ruhamín significa sin piedad y Lo-Amin significa no es mi pueblo. Estos eran hijos de inmoralidad sexual. Dios salva a Israel. Dios se casa con ella. Dios la trae a la tierra prometida. Dios le da su nombre. Dios le da su honor. ¿Y qué hace Israel? Se prostituye. Se va a la inmoralidad sexual. Empieza a adorar a otros dioses, teniendo hijos que no le pertenecen a Dios. ¿Hijos de qué? Inmoralidad. ¿Pueden ver que Osea es Dios y Dios es Osea en una foto? Bueno, después de eso, ¿qué ocurre? Cuando ella se fue y se hizo inmoral y tuvo hijos que no eran de Oseas, después de su infidelidad, Gomer volvió a prostituirse avergonzando al profeta y despreciando su gracia. ¿Qué hizo Israel? Empezó una idolatría, el Señor los llamó, no siga, no siga y se vendió completamente la idolatría, abandonó el templo, abandonó a alabar al Señor y se fue por atrás, dioses ajenos, amantes Dios les llama, ajenos que no le pertenecían a ella, siendo casada con el Señor. Se fue a la prostitución, se fue a los muchos hombres, a los muchos dioses de Israel. En lugar de rechazar a su esposa infiel por orden de Dios, o sea, hacer algo que nosotros no podemos creer. ¿Cuál hombre va a ir después de encontrar a una mujer? Que el Señor te diga, cásate con una mujer de prostitución. ¿Cuál hombre se va a casar con esa mujer? Dale honor, dale su nombre, dale bendición, dale un hogar, dale todo lo que necesite. Y después esa mujer se empieza con otros hombres teniendo hijos que no son suyo. Y después de eso se va y se entrega completamente a la prostitución. ¿Cuál hombre diría a esa mujer? Dile, ven para atrás mija, te quiero. No, ¿qué diría el hombre? Vete, ya no quiero nada contigo, no quiero nada. Yo te di un honor, tú estabas en una condición terrible, yo te salvé. ¿Y cómo pagaste mi amor y mi cariño? Dándome hijos que no son míos. ¿Y después cómo pagaste más? Te fuiste completamente a la inmoralidad sexual o espiritual. No quiero nada, ¿sabes qué? Lo que ocurra a ti, lo peor que te ocurra, tú te lo mereces todo. Eso es lo que diríamos nosotros, pero no Dios. Porque Dios no es así, o sea, no puedes hacer así. Señor, y se ve, y redímela. Paga el precio. ¿Quién paga el precio por nosotros? Jesucristo. Y por orden de Dios, o sea, se va hacia ella, la redime, la devuelve a su honor para que los hijos de la infidelidad ahora sean restaurados junto a ella. El niño sin piedad se convierte en mi amado y el niño no es mi pueblo, se convierte en mi pueblo. Dios adopta a estos niños de la inmoralidad sexual, de la esclavitud, del pecado, de una madre infiel. ¿Pueden verlo? Dios lo adota y lo hace suyo. Qué grande es Dios. Qué listo para perdonar. Amén. Qué indignidad le trajo Israel a Dios. Y qué amor que cubre tanto y perdona tanto pecado. Es algo increíble de pensar. A citar este libro, Pablo ahora defiende un significado más profundo y profético que el de la época de Oseas. Oseas está hablando de quien? De Israel. Solamente de Israel. Él no tenía pensando los gentiles. Él está hablando de Israel. Tú te comportaste de esta manera, pero mira que buenos dios contigo. Pero ahora viene Pablo y dice, ¿sabes qué? Sí, eso aplicó a Israel, pero aplica aún más grandemente, más perfectamente al pueblo gentil. Dios amó a este gran pueblo. Pablo analiza la profecía de este libro y la aplica a su mayor cumplimiento a la inclusión de los gentiles, gentiles que por nacimiento eran hijos de idolatría y moralidad sexual, de la idolatría de lavar a otros dioses, gentiles cuyos antepasados no sabían nada de la gracia de Dios, gentiles como usted y como yo que éramos esclavizados por los pecados más severos, igual que Israel No éramos el pueblo de Dios, éramos lo a mí, no el pueblo de Dios, pero ahora somos por la gracia y el amor del Dios, el esposo de la iglesia, el pueblo de Dios en Cristo Jesús. Pueden verlo amados, porque lo que José hace, lo hace Dios. Y viene Pablo y dice y lo hizo más grandemente ahora en ustedes, el pueblo gentil. Ustedes que estaban lo más lejos posible, el Señor los ha traído y los ha salvado. El Evangelio ha ido por Venezuela y ha ido por Puerto Rico y por México y por El Salvador, ha corrido a estas naciones que no deben haber, Guatemala, ha corrido a Panamá, Cuba, ha corrido por todos estos lugares, por todo el mundo, a gente que no tenía ningún derecho, al pueblo que no era mi pueblo, ahora les llamo que mi pueblo, que grande es Dios. Pueblo de esclavitud, de moralidad, de idolatría, eres ahora mi pueblo. Bueno, sabemos que cuando alguien es adoptado en la familia de Dios, esa persona recibe amor y gracia inmerecida. Aunque no tenemos ningún derecho o mérito especial, Dios en su misericordia nos recibe como su pueblo y nos llama a sus amados a través de Cristo, incluyendo aquellos que estaban más lejos de la salvación, los gentiles. Si había un grupo que infinitamente estaba lo más lejos de la salvación, era el pueblo gentil. ¿Qué derecho tiene, vamos a decir, el país como Honduras al Evangelio de Dios? Ningún derecho. ¿Verdad? Lo más lejos de Israel posible. Éramos el pueblo más lejos del Señor, y el Señor nos trae cerca. ¡Qué gloria! ¡Qué inmensa bendición! Y es para los elegidos. Nuestra cultura, entonces, a menudo dice que Dios ama a todos por igual, pero nuestra palabra nos enseña que Dios te ama a su qué. a su pueblo escogido. Pueden ver la diferencia. Y oigo a muchos cristianos, y ojalá que usted no lo haga, decirle al pecador, Cristo te ama. Cuidado con esa palabra, porque no sabemos. Nosotros lo que podemos decirle a ese pueblo que está afuera es, mira, si vienes a Cristo, Él te perdonará tus pecados. Si vienes a Cristo, hay salvación en Él. Corre, huye a Cristo donde hay salvación. para que puedas llegar al amor de él. Pero decirle a un impenitente que está viviendo afuera de Dios, Cristo te ama, sin saber si es parte de la familia de Dios, presume mucho. Y esto, desafortunadamente, lo está diciendo la iglesia en gran manera. Cristo te ama. Y por lo tanto, estamos desvalorizando el amor de Dios. La gente que no ama a Dios supone, por supuesto, que Dios nos ama. Él ama a todos. Es lo que los cristianos me dicen todo el tiempo. Él me ama. Tal y como soy, Él me ama. Pero en realidad, lo que el Cristo enseña aquí, lo que Pablo enseña aquí, lo que el Espíritu está enseñando aquí es que ser amado por Dios es un privilegio especial, dado a un grupo especial, no algo a lo que nosotros tengamos derecho automáticamente. Amados, nadie tiene derecho al amor de Dios. Nada en nosotros haría que Él nos deseara. Sin embargo, en su misericordia, Él ha elegido amar a todos los que, por su elección soberana, ponen su confianza en Cristo. Amén. Amados, el misterio de la elección es este, que nosotros fuimos elegidos primeros antemano en Cristo. No somos cristianos por nuestra propia bondad, sino únicamente por la gracia de Dios. Nuestra condición natural es evidencia de esto. que éramos hijos de que ira, hijos de que desobediencia. Una persona así no puede, no quiere y nunca vendrá a Cristo. Es imposible que lo hagan. Pero aquí estamos. ¿Y cómo es posible? Es la gracia y la misericordia de Dios para sus elegidos. La salvación merecida se le da al pueblo de Dios, a los elegidos. Pero a este punto entonces podríamos preguntarnos, Si solo este grupo va a venir, si nadie vendría, si no fuera por acción de Dios. ¿Por qué es que Dios elija a algunos? ¿Por qué no los deja todos en el infierno? Podríamos preguntarnos ¿Por qué Dios redima a cualquier persona? ¿Por qué elige a un pueblo para salvación? Y la Escritura solo da una respuesta a esta pregunta. El gran amor del Padre por su Hijo es la causa de la salvación de los elegidos. Déjame decirlo otra vez. El gran amor del Padre Por su Hijo Jesús es la causa de la salvación de los elegidos. La única razón porque usted es elegido es porque Dios amó al Hijo y le quería dar un legado y lo escogió usted. Si no fuera sido por eso, por el amor al Hijo, todos estuviéramos adonde, yendo a rumbo al infierno. El Padre no permitirá, enseña la Escritura, que el sacrificio del Hijo en el Calvario sea en vano. Y considere lo siguiente, si el padre no hubiera elegido a algunos para creer, el sacrificio de Cristo ciertamente habría sido en vano, porque nadie habría llegado a la fe. Si Dios hubiera dicho ¿Sabes qué hijo mío? Quiero que vayas y mueras por aquellos que van a creer Quiero que tú vayas y mueras por aquel grupo que por su propia fuerza y independencia vayan a creer en mí Por su propio libre albedrío van a creer en mí Yo quiero que tú vayas y mueras para hacer la salvación, no una realidad sino una posibilidad para todos. Ve y muere por ellos. Cristo hubiera venido en obediencia, él hubiera muerto y ¿cuántas personas hubieran entrado al cielo? Nadie. ¿Pueden ver qué peligrosa es esa enseñanza que se ven en la mayoría de la iglesia? Que Cristo está tocando en la puerta y desea que ellos abran y si ellos abren, Él entrará y si no, Él se quedará afuera porque Él es muy decente y no se va a imponer en un lugar donde no es deseado. ¿Pueden ver qué peligrosa es esa enseñanza? Esa enseñanza que el hombre venga a Cristo y Él te dará un nuevo corazón. Bien, la palabra del Señor enseña que Él da un nuevo corazón para poder venir a Cristo y te cambia esos dos lugares. ¿Pueden ver qué peligroso es decirle a un pecador todo depende en ti? Porque si el pecador todo depende en él, él va gozosamente y con su libre albedrío hacia el infierno. Él no quiere nada que ver con Cristo. Así que si el padre hubiera mandado al hijo para morir, para hacer la salvación posible, no realidad, sino que posible para que quiera creer en su propio libro albedrío, hubiera exactamente cero personas en el cielo y la sangre de Cristo se hubiera vertido en la tierra pecaminosa, se hubiera desperdiciado por completo y en vano Cristo hubiera muerto. Pero eso nunca podría ser. Cristo muere y escucha y el cielo se llena de aquellos que el Padre ha dado al Hijo. Amén. Sí, claramente habrá más personas en el infierno que en el cielo. Amén. Pero la palabra enseña que aunque ese grupo es chico, es un número que no se puede qué, contar. Glorias de todas las tribus, naciones y lenguas, de todas las costumbres, verdad, de todas las familias de la tierra, ese grupo será innumerable. Así que los creyentes, los elegidos, escuchen lo que voy a decir aquí, son un regalo del Padre al Hijo. Por amor a Cristo, el Padre le da un pueblo como legado al Hijo. No quiere decir que éramos un regalo valioso y tan lindo que éramos que el Padre se lo tuvo que obsequiar al Hijo, sino el valor es en la lección que Dios pone sobre nosotros. Pero Dios dijo, tú vas a morir para redimir un pueblo. Y si yo no me aseguro caiga un pueblo, Tu sacrificio será qué? En vano, y tu sacrificio no puede ser en vano. Así que el Padre dice, porque te amo, te daré a ti un legado, un pueblo, mis escogidos. ¿Qué podemos decir más que gloria a Dios? ¿Amén? Más que gloria a Dios. Y para comprobar que somos un regalo, que somos dado al Padre, Juan 6, 37 dice lo siguiente, todo lo que el Padre me qué? Me da. Todo lo que el Padre qué? me da, regalado, dado por el Padre. Todo lo que el Padre me da, ellos vendrán a mí. Nadie, en otras palabras, que el Padre no da, vendrá a Cristo. Entonces, tenemos en la mente que hay un grupo que dice, esto no es justo que Dios escoja uno en otro, porque qué tal de ese pobre grupo que quiere venir, pero no son elegidos, que el Padre empuja y le dice, tú vas a ir al infierno porque yo no te quiero. Imposible que eso ocurra. ¿Pueden verlo? imposible que eso ocurra, nunca jamás puede ocurrir. Si una persona viene al hijo es porque él ha sido dado por el que, por el padre, porque es imposible que alguien venga independientemente. Así que no hay un pobre grupo que quiera y que el Señor nos salve. Hay el grupo que no quiere y de ese grupo el Señor salva y trae. ¿Pueden ver la diferencia? Es algo increíble considerar. Todo lo que el Padre me da, todo lo que el Padre me da, vendrá a mí. ¿Qué hará con los que el Padre da? Y el que a mí viene, de ningún modo lo echaré afuera. Él aceptará a todos los que el Padre da. Él no dirá a ti, tú me caes bien. No, el Padre me dio a mí, pero tú no me caes bien. Eso nunca ocurrirá. Todo lo que el Padre da, Cristo acepta. Todo lo que el Padre da, Cristo resucita. Todo lo que el Padre da, Cristo salva para siempre. Gloria sea al Señor. Otro punto para considerar, Hebreos 11 al 13. Porque tanto el que santifica que es Dios, como los que son santificados por Dios, son todos de un Padre. Por lo cual, él no se avergüenza de llamar a los hermanos. Hablando de Cristo. Cuando dice, anunciaré tu nombre a mis hermanos en medio de la congregación, te cantaré himnos. Otra vez, yo en él confiaré. Y otra vez, aquí estoy yo, y lean conmigo, y los hijos que Dios me ha dado. ¿Pueden ver? Los que son dados por el Señor. En otras palabras, por la misericordia soberana de Dios, llegamos a ser parte de este regalo cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y confiamos en Cristo como nuestro Salvador. Debido a que los elegidos son un regalo del Padre al Hijo, todos los elegidos, si son judíos de nacimiento o gentiles, vendrán a Cristo y el versículo 26 dice, y los que no eran su pueblo serán llamados hijos de Dios vivo. Gloria sea a Dios. ¿Eres parte de la familia de Dios hoy? Es una buena pregunta para hacer. ¿Eres parte de la familia de Dios hoy? Debemos recordar que Dios tiene un solo hijo natural. Solo un hijo natural. Al estar unidos con Cristo, compartimos su filiación y nos convertimos en hijos de Dios adoptados, aunque no éramos sus hijos. Por naturaleza. ¿Pueden verlo? Dios solo tiene un hijo natural. ¿Quién es? Jesucristo. Y de él, y por lo que él hizo, él adoptó a los elegidos. Glórese a Dios. Así que Dios nos hace su pueblo. Y si esto es cierto, miren, pongan su atención al versículo 27 y 28. Solo entonces los elegidos, el remanente de Dios, serán salvos. Si Dios le da misericordia y gracia a los elegidos, solo ellos pueden ser ¿qué? Salvos. Lean, síganme con sus ojos. Aunque el número, versículos 27, aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo el remanente será salvo, porque el Señor ejecutará su palabra sobre la tierra cabalmente y con brevedad. En estos versículos, Pablo se refiere entonces a la promesa de Dios a Abraham, en Génesis 22, 17, ojalá que usted pueda entender eso, cuando él dice el rema, aunque Irael era numerosa como la arena del mar, eso se refiere a Génesis 22, 17, donde dice la palabra de Dios, multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena a los ríos del mar. Pero aquí Pablo explica algo sorprendente. Aunque los descendientes de Israel son tan numerosos como la arena del mar, solo una parte de ellos, solo un remanente, fue salvo. Este remanente, los elegidos entre Israel, era el verdadero cumplimiento de la promesa hecha a Abraham. Escuche, no sé si captó el punto, pero es un punto sutil, pero muy impresionante. lo que Pablo está diciendo, había este gran número de israelitas. Y ellos suponían que porque eran israelitas, que ellos eran la promesa cumplida en Abraham de la arena a la orilla del mar. Pero Dios le dijo a ese pueblo tan grande que somos israelitas, Dios le prometió a Abraham descendencia como la arena del mar, nosotros somos descendencia ¿de quién? De Abraham. Nosotros somos el cumplimiento de esa promesa y Dios vino y dijo no, solo el remanente, no todos ustedes. solo el grupo escogido. Y en ese grupo no se encuentran solamente los judíos, sino también los qué, gentiles. ¿Dónde encontramos eso? En el libro de Gálatas. En el libro de Gálatas, Pablo hace ese punto, que el Israel verdadero se compone de los que creen, que los hijos de Abraham son hijos de la fe. Y eso incluye tanto los judíos como los qué, los gentiles. Glóriese a Dios. Entonces, la promesa Abraham de que su descendencia sería como la arena del mal, no era una descendencia física, sino una descendencia espiritual. Y tal como Abraham creyó en Dios y se le contó como justicia, el que cree en Dios y se le cuenta como justicia, son hijos de quién? De Abraham. Entonces, no era porque tengo el nombre israelita, o la NDA que tengo en mi cuerpo que me hace a mí el pueblo del Señor, sino el remanente, el grupo le pertenece a Dios. ¿Pueden ver lo que está diciendo? Porque es un punto tan importante. Este siempre ha sido el caso con Dios. Considera otro ejemplo en la palabra de Dios. Usted recuerda que todo el pueblo que Dios libró de la esclavitud de Egipto era un pueblo numeroso, dos millones más, dos millones de personas o más. Dios lo sacó de la esclavitud. Dios lo sacó de Egipto. Ellos viajaron al desierto. ¿Cuántas? Dos millones de personas teniendo hijos. Eso se convirtió en un humo grande, pero la mayoría de ellos murió en el desierto. Y solo un remanente, remanente, un remanente chico entró al pueblo. entró a la Tierra Prometida. Usted recuerda lo que ocurrió, no le creyeron al Señor, Dios los mató en el desierto, a todos los padres y a los tíos y los abuelos, y sólo la gente de cierta edad, creo que 20 años y menos, pudieron entrar a la Tierra Prometida. La Tierra Prometida representa qué? El cielo, Josué es el nombre hebreo para el nombre griego Jesús. Siguiendo a Josué en hebreo, que en griego sería Yeshua o Jesús, ellos cruzaron el río muerte y entraron a la tierra prometida al cielo. ¿Pueden verlo? Y la mayoría de Israel que tenía el nombre Israel murieron en el desierto sin entrar a la tierra prometida. ¿Pueden verlo? Solo los escogidos entran. Solo el remanente. Nada más porque seamos Israel por nombre no significa que seamos Israel Israel. El verdadero Israel es uno que es adentro. el que ha sido afectado y cambiado por la palabra de Dios, que ha nacido de nuevo. Y esto es lo que Pablo está enseñando aquí en este versículo. Y podemos ver un ejemplo de esto de Jesús también, cuando Jesús advierte en Mateo 7, 13, 14. Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Los pocos que la encuentran son los elegidos de Dios su remanente. Amén. Que vendrán a Dios. Entonces, amados, recuerden lo que hemos leído anteriormente por la mano de Pablo en Romanos 9, 6, y 7, donde él hace este mismo punto. Pero no es que la palabra de Dios ha fallado, porque no todos los descendientes de Israel son ¿qué? Es lo que él dice, ni son todos hijos por su descendencia de Abraham, sino por Isaac será llamada tu descendencia, que está referenciando Pablo aquí. Dice, recuérdate. Él dice no hagas el error de creer que Dios ha fallado. Él empieza el capítulo con mi corazón se hiere y estoy afligido en mi alma. Quisiera que todo Israel pues fuera salvo. Entregaría mi salvación si significara que todos ellos vinieran a la fe y vinieran a Cristo. Pero no cometan el error de creer que Dios falló. Dios le dijo a Israel tú eres mi pueblo que he escogido. Y ahora miramos que la mayoría de ellos rechazan a quien? A Dios. Entonces, vamos a pensar, Dios tuvo que fallar. Él dijo tú eres mi pueblo escogido, ellos rechazan a Dios, entonces Dios falló. Y él dice no, no, no hagan ese error. Porque cuando Dios le dijo a Israel tú eres mi pueblo escogido, él está hablando del remanente, los elegidos de Dios. Él no está hablando de la nación por completa, está hablando de ese grupo específico. Y no todo Israel es que es Israel. Pueden verlo. Nada más porque eres israelita de nacimiento, no eres israelita convertido, venido a Cristo, el pueblo del Señor. Y eso es lo que Pablo estaba enseñando. Y da otro ejemplo. Abraham tuvo cuántos hijos. Bueno, cuidado con la respuesta. Queremos decir dos, pero eso sería una respuesta falsa. No sabemos cuantos hijos tuvo Abraham, tuvo un chorro de hijos, vamos a decir. Porque la palabra de Dios dijo que tuvo un hijo llamado Ismael, el otro hijo llamado Isaac, pero que también tuvo varios hijos cuando murió su esposa con concubinas, no sabemos cuantos. Entonces, él tuvo muchos hijos. Todos tenían la NDA ¿de quién? de Abraham, todos podían decir somos hijos de Abraham, somos el pueblo escogido de Dios. Pero dice, pero Dios escogió a un remanente. ¿Dios escogió a quién? A Isaac. Y los demás el Señor pasó por alto. No todos los que se llaman Abraham, no todos los que se llaman Israel son Israel, pero el pueblo escogido de Dios son Abraham y de Isaac. Y de Isaac se recuerda, vino dos hijos, Isaú y ¿quién? Jacob. ¿Y qué leemos en romanos? A uno dié y al otro escogí. No todos los que son la familia porque tienen la sangre son de la familia de Dios. Y ese es el punto que Pablo está diciendo aquí. Cuidado con pesar que somos de Dios nada más porque estamos en el grupo grande llamado cristianos. O porque vinimos a la iglesia reformada gracias a Dios. Es una iglesia pequeña en español Pero sabemos que se predica la verdad y se predica la palabra de una manera que no escuchamos en otro lugar. Y porque soy parte de este grupo, tengo que ser parte de la familia de Dios. Cuidado. Cuidado. ¿Pueden ver? O porque voy a una iglesia reformada, soy cristiano. Cuidado. Porque fui a la iglesia hoy, soy cristiano. Porque mi familia son cristianos, soy cristiano. Cuidado. Nada más porque estás en el grupo grande, dice Pablo, no significa nada. Es el grupo, los elegidos que son salvos. Amén? Son los elegidos. Es un grupo chico entre el grupo grande. Entonces, ¿qué pasa con nosotros hoy? Podríamos decir, es suficiente, nosotros asistimos a la iglesia, somos miembros de la iglesia, somos parte de la iglesia visible, así que estamos garantizados la seguridad espiritual. No, amados, debido a que somos parte de un grupo mayor, no nos podemos atrever a afirmar que somos parte del remanente de Dios. Amados, hemos aprendido que ser el pueblo de Dios no se trata de apariencias externas o de primogenitura, sino de transformación interior. Israel nos sirve otra vez como ejemplo. Simplemente seguir rituales, ceremonias, circuncisión no era suficiente. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento enseña que lo que se requiere es un corazón cambiado. O como dice el Viejo Testamento y el Nuevo Testamento, lo siguiente, circuncisión del corazón. Amén. Circuncisión del corazón. Y lo mismo se aplica a la comunidad cristiana hoy. La miembresía de la iglesia o el bautismo o asistencia o mis padres son cristianos, nada de eso garantiza la redención. Un verdadero cristiano es transformado genuinamente, internamente. no solo externamente. Así que, por lo tanto, sabemos que no todos en la iglesia visible son parte del reino de Dios. Jesús advertió acerca de esto en Mateo 13, 24, cuando dice que la cizaña crecería junto con el trigo. ¿Recuerdan la parábola? Un enemigo entró a la finca, que es la iglesia, y plantó ¿qué? Cizaña. En inglés le decimos weeds, entre el trigo, hierba mala, y empezaron a crecer. Los ángeles que trabajan por el Señor dicen, pero mira, ¿quién hizo esto? Usted plantó buena semilla y en esta iglesia, en la iglesia de Dios encontramos los que son y los que no son en la iglesia visible. ¿Quieres que vayamos y los saquemos y arranquemos los que no pertenecen? ¿Qué le dice el maestro? ¿Qué le dice Dios? No, déjalos crecer juntos, no sea que Acidentalmente tú ranques a alguien que debe estar ahí con el que no debe estar ahí. Déjalos crecer. Al final viraremos quién es cizaña y quién es trigo. Separaremos lo bueno y lo malo. Lo malo quemará para siempre y lo bueno entrará a la casa del Señor. ¿Qué está enseñando Cristo? Que en la iglesia vamos a tener lobos rapazos. Falsos conversos, hermanos que no son hermanos, gente que viene pero que nunca se han convertido, gente que desde niño han venido a la iglesia, han oído el mensaje pero nunca se han repetido su pecado. Sentados, aburridos a lo mejor, no quieren escuchar, no quieren venir, vienen por obligación o vienen porque creen que venir las buenas personas pero nunca han puesto su fe en Cristo. ¿Qué son? Cizañas. Y si no se arrepiente, se quemarán para siempre en un horno eterno. ¿Pueden verlo? Cristo nos advirtió que la iglesia no va a tener purificación hasta que llegue el día final. Es algo que sabemos. Es más, en otro lugar, en Mateo 15, Cristo dice lo siguiente, que la gente que viene a la iglesia puede honrarlo con sus labios mientras sus corazones permanecen distantes de él. Este pueblo que me alabora con sus labios, pero sus corazones están lejos de mí. ¿De quién está hablando? No está hablando de la gente afuera, está hablando de la gente ¿Qué? Adentro de la iglesia. Gente que viene y dice gloria a Dios y amén hermano ¿Y cómo está? Bendito sea Dios. Canta los cantos a lo mejor. Escuchan la predicación y creen soy salvo porque estoy aquí. Con sus labios honran Dios, pero sus corazones están ¿Qué? Lejos. ¿De qué le viene? Prefiero que no vengan. si se van a quedar en esa condición. La advertencia más alarmante que Jesús dio acerca de esto se refiere, lo encontramos nosotros también en Mateo. Muchos me dirán, Señor, Señor, paremos ahí, estas son gente adentro de la, ¿dónde? De la iglesia. Los de afuera nos llaman a Dios, ¿qué? Señor, No se preocupan por las cosas de Dios. Esas son personas en la iglesia visible. Muchos me dirán, señor, señor, no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros. Mira todo lo que hicimos, fuimos a la iglesia, hubo milagro, predicamos la palabra, aún predicadores serán contados que falsos. Y Jesús responderá en versículo 23, el capítulo 7 de Mateo. Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores del maldad. ¿Cómo que hice maldad? Prediqué, hice milagro. ¿Cómo que eso es maldad? No lo hiciste por la gloria mía, tú no pertenecías a mí, tú no me amabas. Tú lo hiciste por show o por venir a la iglesia porque teniste que venir porque tus padres te trajeron o porque viniste porque creía que te hacía una buena persona, pero tú nunca pusiste tu fe en mí y aunque hiciste cosas buenas en los ojos del hombre, todas tus cosas son cosas malvadas y malas porque nunca las hiciste para la gloria mía. Entonces habrá en ese día unos que van a argumentar Señor yo fui bautizado, Señor yo fui diácono, fui pastor, Señor, yo enseñé en la escuela dominical. Señor, yo siempre fui a la iglesia a mi favorita, pero yo di tanto dinero a la iglesia, como que si el Señor fuera pobre, necesitara un préstamo de nosotros. Pero el Señor le dirá a todos ellos, nunca os conocí, nunca fueron míos. Así que la advertencia de Jesús estaba dirigida a la gente de la iglesia visible, Y ahora Pablo también advierte a ese mismo grupo, nos advierte repetidamente que depender de la miembresía de la iglesia, o de las buenas obras, o de que dinero, o lo que sea, para demostrar nuestro lugar en el reino, es un suicidio espiritual. Vas a terminar en el infierno, para siempre, si mueres en esa condición. No eres una buena persona. No hay nadie bueno que haga el bien y nunca peque. Amén. Quítate de la mente que eres una buena persona. Quítate de la mente que vas a sobrevivir de una manera. Vas a morir eternamente si no te arrepientes de tus pecados. Solo aquellos que aman genuinamente a Cristo y confían en él para su salvación son parte de la iglesia invisible que verdaderamente pertenece a Cristo. Mira, todos ustedes que están aquí hoy son parte de la iglesia visible, los puedo ver. Pero nada más porque están aquí no quiere decir que son parte de la iglesia invisible. Los que Dios sabe que son suyos. Amén. Así que cuidado con poner mucha fe en la iglesia visible porque eso no significa nada. Debemos recordar que El estado de nuestras almas puede estar oculto a los demás, incluso al pastor. Pero siempre el estado de tu alma está visible ante los ojos de Aquel que nunca duerme, Dios. Él sabe si tú eres de Él o no. Él sabe si has puesto tu fe en Él. Él es el único que te puede decir yo sé. Sin embargo, no quiero que malinterpreten lo que estamos diciendo. Ustedes dicen, ah, pastor, entonces, ¿para qué venir a la iglesia si no tiene ningún beneficio? Si no me ayuda de ninguna manera, ¿por qué venir? Bueno, la iglesia sí tiene valor, un valor precioso, pero solo para los verdaderamente convertidos. Es lo que estamos diciendo. Si usted viene a la iglesia solo para pretender que es de Cristo, eso no le vale nada. Quédese en su casa. Si no se va a arrepentir, quédese en su casa. Porque eso no le va a ayudar en el día final. Pero si usted viene a este lugar porque usted ama a Cristo, entonces hay gran valor para usted. ¿Amén? Hay un gran valor para usted. La iglesia es donde se concentran más los medios de la gracia para los elegidos. A través de la iglesia, Dios obra más profundamente la vida del remanente. ¿Cuántos de ustedes que son de Cristo han salido a este lugar diciendo, pero el Señor me habló hoy? Oí la voz de Dios. ¡Qué algo increíble! Ese beneficio Es algo increíble, solo ocurre cuando usted es parte de la familia de Dios. Entonces, ¿tiene valor la iglesia? Infinito valor. La iglesia es la novia de Cristo, es algo hermoso, es algo bello la iglesia del Señor. Pero el valor se encuentra si usted está en Cristo primero. Sin Cristo es solo un lugar para donde venir y malgastar su tiempo. Versículo 29. Solos los elegidos son descendencia de Dios. Y como Isaías predijo, ahora él cambia de oseas a Isaías otra vez, y como Isaías predijo, si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado descendirse, hubiéramos llegado a ser como Sodoma y hechos semejantes a Gomorra. Este punto es muy sutil otra vez, pero es un punto tan importante que usted ponga atención. Lo que él está diciendo es si no existiría ningún remanente, si Dios no hubiera elegido un grupo Si no hubieran quedado semillas que Dios eligió, la cosecha terminaría para siempre. Sin la elección de Dios, no hay salvación. Incluso cuando Dios juzgó a Israel, un remanente, un grupo elegido permaneció para dar fruto a su tiempo. Usted recuerda lo que ocurrió con Israel. El Dios destruyó la nación, pero no antes de mandar un grupo a Babilonia cautivo para traerlos para atrás. Un remanente. El profeta dijo que sin este remanente, Israel habría llegado a ser como Sodoma y Gomorra, que Dios destruyó en su juicio. Así que en este versículo, Pablo enseña que la elección de Dios es la única causa de la población del cielo. ¿Amén? Otra vez. En este versículo, Pablo enseña que la elección de Dios es la única causa de la población del cielo. ¿Cuántos habrán en el cielo? millares. ¿Y por qué? Porque Dios los escogió a todos. Gloriese a Dios. ¿Cuántos hermanos y hermanas estarán ahí? Porque Dios los escogió. Si Dios no hubiera apaltado un remanente para sí mismo, los elegidos, toda la humanidad sería como Sodoma y Gomorra, condenado al infierno. El infierno estuviera más lleno de lo que va a estar si Dios no hubiera escogido un remanente. Entonces, nuevamente se nos enseña que sólo Dios puede salvar. Su elección soberana asegura la población del cielo. Y si esto es cierto, entonces, amado, que Dios tiene misericordia y gracia inmerecida a sus elegidos. Si sólo ese grupo puede ser salvo. Si es cierto, amados, que sin Dios no hubiera escogido a un grupo la sangre de Cristo, el sacrificio de Cristo hubiera sido en vano. Si es cierto, que el cielo estuviera que vacío si no fuera porque Dios escogió a un grupo, un remanente. Si es cierto, que no es por el nombre que nos podemos identificar con Cristo, sino por el remanente, por la elección. Entonces, ¿qué dice esto sobre la auto justificación. Bueno, enseña que la justificación propia solo produce que muerde. Y el problema es que la mayor gente de este mundo quiere justificarse delante del Señor. ¿Qué diremos en el sículo 30 entonces? que los sentiles que no iban tras la justicia alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por la fe, 31. ¿Pero Israel que iba tras una ley de justicia no alcanzó esa ley? 32. ¿Por qué? Porque no iban tras ella por fe, sino como por las obras, tropezaron en la piedra de tropiezo. 33. Tal como está escrito, he aquí pongo en sion una piedra de tropiezo y roca de escándalo, y al que cree en él no será avergonzado. Pablo plantea otra pregunta retórica. ¿Qué diremos entonces? Versículo 30. ¿Cómo debemos responder a la historia de Israel del Antiguo Testamento? Israel esclavizado que Dios en su miscoldia lo sacó. Israel que el Señor se casó con ella. Israel que fue infiel y le dio hijo de la inmoralidad. Israel que se fue a prostituir de nuevo. Israel que el Señor entonces redimió y trató de traer para atrás. ¿Qué diríamos a un pueblo que siempre le da la espalda a Dios? Y como podemos entender el versículo 30 que los gentiles que no iban tras la justicia alcanzaron justicia, es decir la justicia que es por fe. Otra palabra Pablo dice ¿Cómo podemos entender que este pueblo que estaba lo más lejos posible es salvo y el pueblo que estaba tan cerca se perdió? ¿Cómo puede ser que el pueblo que tenía los profetas, la ley, amén? los estatutos, la ceremonia, el templo, el arca, los 10 mandamientos en tabla, el maná, las milagros, el privilegio, la NDA de Cristo, vamos a decir porque era judío. Ese pueblo tan cerca, como ellos rechazando a Cristo van al infierno si estaban tan cerca. Y el pueblo que estaba más lejos, que no tenía ninguno de esos privilegios, completa oscuridad, Ahora son el pueblo de Dios. ¿Cómo se puede entender tan grande misterio? Es un misterio increíble, ¿verdad que sí? Porque no depende de qué, de la justificación propia. Depende de la gracia y misericordia de Dios en elegir un remanente. Pablo dice, los gentiles no estaban buscando ni persiguiendo a Dios. Sin embargo, por su gracia, Dios persiguió a los gentiles. Esta es la esencia del mensaje cristiano. estábamos perdido, pero ahora podemos ver, estamos encontrados, estábamos ciego, pero podemos que ver. La esencia de la cristianidad no es que estábamos buscando y lo encontramos, sino que estábamos perdidos sin esperanza y Él nos encontró a nosotros. ¿Pueden ver la diferencia? Dice Pablo, cómo puede ser que el pueblo tan lejos, ahora es el pueblo de Dios, que el pueblo tan cerca, ahora se ha rechazado por Dios, es algo increíble. Mire el versículo 31 Pero Israel que iba atrás, una ley de justicia no alcanzó esa ley. ¿Cómo puede ser, pregunta Pablo, que aquellos que estaban fuera de la comunidad del pacto, los gentiles, encontraron la perda de gran precio y al mismo tiempo los de adentro, los israelita, se perdieron? La respuesta está en el misterio del versículo 32. Pueden verlo conmigo. ¿Por qué Israel No fue tras ella por fe, sino por obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo. ¿Pueden ver lo que dice Pablo? Porque aunque tenían tanto privilegio, ponieron su esperanza, su expectativa en que yo soy una buena persona que puedo cumplir con la ley de Dios y no ver que la ley los condenaba y los apuntaba a Cristo. y el gentil que no tenía nada de conocimiento, el Señor le abrió los ojos y corrió a Cristo. Amén. Pero el pueblo que tenía el privilegio, o sea, ellos dijeron Cristo en la cruz, muriendo por mis pecados. Yo no necesito que alguien muera por mis pecados. Yo puedo establecer mi propia justicia. Yo no necesito a un hombre sufriendo en la cruz por mí. Yo soy una buena persona y tengo la ley de Dios. Yo no le hago nada malo a nadie, no he matado a nadie, no le robo a nadie, me trato de portar bien. Se oye muy familiar, ¿verdad que sí? Se oye muy familiar. Aquellos a quienes Dios designó como piedra angular de su reino se convirtió en una piedra de tropiezo y piedra de escándalo para los que lo rechazan. Es algo increíble considerar que Cristo es doble piedra, vamos a decir. Es una piedra angular donde se crea todo el templo de la fe O es piedra que de tropiezo donde caemos y somos que destruidos para siempre. Pero como sea es una roca, como sea es una piedra. Amén. O ejercemos nuestra vida en él para su gloria porque él es todo, la piedra angular, de él fluye todo el edificio o tropezamos sobre él y morimos para siempre. Israel tropezó con la gracia y rechazó a su Mesías porque no podían aceptar recibir la salvación de Dios a parte de su propia justicia, su propia bondad. La mayoría de los miembros de Israel buscaron la justicia de Dios a través de esfuerzos humanos y perdieron el reino de Dios. Este mismo error es muy común en este mundo de hoy y lamentablemente es muy común en las iglesias. Se argumenta que la mayoría de los miembros de las iglesias cristianas en nuestro país creen que pueden alcanzar al cielo a través de sus buenas obras. Van a iglesias como esta que predica que es imposible. El mensaje entra por un oído y sale por el otro. Y se van de la iglesia y se voy. Hoy hice bueno porque hoy fui a la iglesia. Un puntito más para el cielo para mí. Un dólar más eterno para gastar en la salvación después. Oh, hoy di un buena cantidad de dinero a la iglesia. un puntito más para mí y para el cielo, un mérito más. Hoy no me enojé con mi hijo o mía, no le grité aunque quería gritarle, un puntito más para mí. Y creemos que si nos portamos de cierta manera, vamos a ser salvos. Ay, amados, cuando se les preguntó a una población en general acerca de la salvación, El 90% de ellos en una encuesta, el 90% de las personas acerca hablando de la salvación dieron una respuesta de que ellos eran salvos por su justicia, por sus obras. Dieron razones como traté de vivir una vida buena o fui a la iglesia o di mi dinero a buenas causas o a la iglesia. o nunca trate de lastimar a nadie, o fui mejor que mis vecinos, pero todo llega para atrás a una justicia propia. Sólo uno en cada diez en esta encuesta, imagínense, sólo uno en cada diez, el 10%, dieron la siguiente respuesta de una manera u otra. No hay ninguna razón por la que Dios debería permitirme entrar al cielo, excepto que prometió hacerme parte de su familia si pongo mi confianza en Cristo Jesús? Uno en diez. El 90%, incluso personas que van a la iglesia y dijeron, porque soy una buena persona. Qué terrible. Qué terrible. Amados, esta última respuesta, Dios, no hay ningún derecho que tengo al cielo, sino que Dios prometió que si pongo mi fe en Cristo, Él me salvaría. Amados, esta última respuesta es nuestra única esperanza en vida y en muerte. No depende de nuestra propia justicia, sino de la suya. Esto ha sido la cuestión a lo largo de Romanos. ¿Cuál justicia importa? ¿De quién fluye la justicia? Y la respuesta consistentemente ha sido en Romanos, no la suya, porque no eres una buena persona. Y si tú quieres argumentar conmigo y decir, pero si lo soy, tú no sabes, yo soy una buena persona. Vamos a entonces llevarlo al nivel de Dios. Dios no requiere una buena persona, Dios requiere una perfecta persona. Si quieres argumentar que eres buena persona, yo te digo que no, y tú dices, pero lo soy, ok, pues eres buena persona. Cuando te contemplamos con los demás hombres, eres una buena persona. Pero la meta de Dios, la regla de Dios, no es ser una buena persona comparada a los demás. Dios dice, exijo que perfección. Sé perfecto porque yo soy perfecto. Sé santo porque yo soy santo. Y ahora me vas a argumentar que eres perfecto, que nunca has cometido un error. En tu vida es imposible. Y si esa es la meta, perfección, y nadie es perfecto, entonces necesitamos la perfección de otro, porque la de nosotros no cuenta. La tragedia para la nación judía es que buscaron al reino de Dios basándose en su propia justicia por lo que no reconocieron a su Mesías. Esa es la tragedia de Juan capítulo 1 versículo 11. A lo suyo vino Israel y los suyos no lo recibieron. ¡Qué privilegio! Cuando Cristo nació como hombre, Él nació como un judío. A la nación, ¿qué? Judía. Creció en las sinagogas, ¿qué? Judías. Se aferró a la palabra que Dios le dio, ¿a quién? A los judíos. Practicó las costumbres que Dios dio, ¿a qué? A los judíos. Habló con lengua, ¿a qué? Judea. Él vino a los suyos y a los suyos le dieron la espalda. No buscaron la justicia por la fe, sino por la obra de la ley. Y tropezaron en esa piedra del tropiezo de Jesucristo. Israel se sintió ofendido por Jesús, como muchos lo están hoy. Estaban avergonzados de un siervo sufriente. Y creo que esto ocurre hoy mucho. ¿Por qué creer en Cristo? ¿Cómo que un hombre muriendo en una cruz dos mil años atrás me va a salvar a mí hoy? Y si Cristo no se pudo salvar a sí mismo, ¿cómo me puede salvar a mí? Si con violencia lo arrestaron, y con violencia lo mataron, y Él viniendo ahí sufriendo, y gritando, y doliendo, y lo travesaron, y lo maltrataron, y no pudo hacer nada para defenderse, ¿cómo me va a salvar a mí de mis pecados hoy? No, yo soy una buena persona, yo puedo establecer mi propia justicia. que fácil es ¿verdad? Es más, en su tiempo Cristo guindando ahí en esa cruz, sufriendo los fallecidos. Tú que dices que salvaste a otro y no te puedes salvar a ti mismo. Es la misma condenación. Bájate de la cruz y enséñanos que eres el hijo de Dios. Entonces vamos a creer. Y si Cristo se hubiera bajado de la cruz todos iríamos al infierno. lo que Cristo hizo en la cruz, no era que Cristo no podía salvarse, es que eligió no salvarse para salvarnos a nosotros. ¿Cómo le dijo a él a su discípulo? ¿Tú no sabes que yo puedo llamar una legión de qué? ¿Ángeles? ¿Para defenderme? Entonces, la gente erróneamente dice, no se pudo salvar, ¿cómo me va a salvar a nosotros? No es que no se pudo salvar, es que no quiso salvarse, porque sabía que él iba a establecer justicia para nosotros, encargar nuestros pecados. Amado, ¿pueden ver la diferencia? La gente dice, ¿cómo me va a salvar un Mesías de dos mil años atrás? Esos son cuentos, son historias, y si ocurrió, él no se pudo salvar a sí mismo, ¿cómo me va a salvar a mí? Qué fácil es tropezar sobre la roca angular y se convierte en una roca de tropiezo. Qué fácil es. Qué fácil es decir, no necesito a alguien que muera por mí, yo puedo establecer mi justicia. Pero aquí se encuentra la sabiduría de Dios amados. Los que confían en la piedra angular, para ellos no hay peligro de una piedra de tropiezo. Ellos nunca serán, ¿qué?, avergonzados. Escuche la sabiduría de Dios en primera Corinthia. Termino con estos dos versículos. Bueno, con dos porciones de estos versículos. Primera Corinthia es 1.23 a 24. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado. piedra de tropiezo para los judíos y necedad para los gentiles. ¿Pueden verlo? Los judíos, no necesito a ese judío que muere en la cruz. Si los romanos lo mataron, no lo necesito. ¿Y qué dicen los gentiles? Hay necedad creer en un judío que me pueda salvar. Sin embargo, para los llamados, los elegidos, tanto judíos como griegos, no importa de qué Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. Ojalá que eso es lo que sea Cristo para usted hoy. Y como dice Pedro otra vez, lo hemos leído ya varias veces, capítulo primero, primero de Pedro 2, 7 al 9, este precioso valor es pues para ustedes, los que creen, los elegidos, pero para los que no creen, los reprobos, la piedra que desecharon, los constructores, en piedra angular se ha convertido y piedra de tropiezo y roca de escándalo. Pues ellos tropezaron porque son desobedientes a la Palabra y para ello estaban también destinados, reprobados por Dios. Ellos estaban destinados a no creer. Pero ustedes tienen otro destino por la elección. Son linaje que, escogido, ¿lo ven ahí? Real sacerdocio Nación santa. Pueblo adquirido para posesión. ¿Le pertenecemos a quién? A Dios. Hacia el fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Termino con este pensamiento, amados. Esto de lineaje escogido realza el docio. Nación santa. Pueblo adquirido para posesión de Dios. Esas son palabras y términos que se usaban en el Viejo Testamento para Israel. Pero Pedro nos escoge esas palabras y dice, no todo Israel es que Israel, sino que los escogidos, el remanente, los que ponen su fe. El verdadero Israel es el pueblo de Dios. compuesto de judíos y gentiles. Y él coge esas palabras, esos términos que aplicaban a Israel en el Antiguo Testamento, y aquí le dice a la Iglesia, son suyos. Ustedes ahora son el lineaje escogido. Ustedes son el sacerdocio real. Ustedes son la Nación Santa. Ustedes son el pueblo adquirido para posesión de Dios. Ustedes le pertenecen a Dios. No son como aquellos que rechazan. Porque los elegidos de Dios son el pueblo de Dios. Gloriese a Dios. Amén. Padre, te damos gracia por tu palabra. Aplícala a nuestros corazones. Enséñanos, Padre, la realidad de lo que hablamos. Que la salvación te pertenece a ti. Que tú le das esa salvación a nuestros hijitos para que dar un regalo a tu hijo, un pueblo, un legado, para que su sangre vertida no sea en vano. Y si no hubiera sido que tú nos dejas un remanente, nadie estuviera en el cielo. Sabiendo entonces que la salvación depende completamente en ti, encontramos gran necesidad de tratar de establecer nuestra propia justificación, Padre, por nuestras obras. Eso conduce a la muerte, como condució a Israel. Ayúdanos a entender estas cosas. El que no sea salvo, que ponga su fe en Cristo. El que sea salvo, salga regocijando lo que tú has hecho, Padre. Que nadie salga de este lugar, Padre, creyendo que su propio mérito lo van a salvar. Que podamos pirar, Padre, que es tu elección lo que asegura la población en el cielo. Algo increíble para nosotros. En el nombre de Jesús, para tu gloria. Amén.
Cristo, la roca de la ofensa
Series La Gracia Salvador de Dios
La elección soberana garantiza que el Sacrificio del Hijo no será en vano. Sin elección, el cielo estaría vacío.
Sermon ID | 91242157171037 |
Duration | 1:04:01 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 9:25-33 |
Language | Spanish |
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