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Estos tres recículos 1 a 13. Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. Entonces se levantaron Jesús, hijo de Josedac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zerubbabel, hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar de Dios de Israel. para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, varón de Dios. Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. celebraron a sí mismos las fiestas solemnes de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden, conforme al rito, cada cosa en su día. Además de esto, el holocausto continuó, las nuevas lunas y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda involuntaria a Jehová. Desde el primer día del mes séptimo, comenzaron a ofrecer holocaustos a Jehová, Pero los cimientos del Templo de Jehová no se habían echado todavía. Y dieron dinero a los albañiles y carpenteros, asimismo comida, bebida y aceta a los sidonios y titirios, para que trajese madera de cerdo desde el Líbano para Marajópe conforme la voluntad de Sídobe de Persia acerca de esto. En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron a sobrever al hijo de Zalatiel, Jesús, hijo de Josedad, y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos que habían venido de la cautividad a Jerusalén, y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová. Jesús también, sus hijos y sus hermanos, Camiel y sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre, asistían para activar los que hacían la obra de la casa de Dios, junto con los hijos de Nadal, sus hijos y sus hermanos libitas. Cuando los albañiles del Templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y los levitas, hijos de Esaf, por cimbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David, rey de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová y diciendo, porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Todo el pueblo aclamado con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Y muchos de los sacerdotes, de los libidas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. y no podía distinguir el pueblo, él clamó en los gritos de alegría de la voz del lloro porque clamaba el pueblo con gran júbilo y se oía el ruido hasta de lejos. Vamos ahora. Nuestro Padre Celestial te pedimos ahora que tenemos tu palabra abierta enfrente de nosotros Que los ojos de todos aquí estén abiertos. Que los corazones estén dispuestos a recibir tu palabra. Quita toda distracción, Señor, de fuera y de dentro, de nuestros propios cerebros. Porque ahora estamos escuchando tu palabra y lo que tú quieres decirnos. En serio nos dividimos. En el nombre de Cristo. Amén. Este capítulo empieza hablando del mes séptimo, probablemente el séptimo mes del año en el cual los israelitas regresaron a la tierra prometida. Espero que recordemos lo que había pasado. Espero que recordemos lo que hemos estudiado en estas semanas, lo que hemos visto en el libro de Éxtras hasta este punto. Debido a su desobediencia, su rebeldía, su idolatría, Es decir, debido a su pecado constante y sin arrepentimiento, Dios había permitido la destrucción de Israel y Judah, y el pueblo fue llevado al exilio en Babilonia. Pero aún antes, Dios había planeado todo. Había planeado precisamente el tiempo que iba a durar el exilio, 70 años exactamente. Y también había planeado el rey que iba a usar para permitir el regreso de su pueblo a la tierra prometida, Ciro, este rey de Persia, un rey pagano que Dios usó para cumplir su voluntad. Hemos visto cómo Dios usó a este rey en su soberanía y también hemos visto cómo los israelitas tomaron los primeros pasos a la restauración por medio de levantarse y regresar a su país, por medio de empezar a tomar en serio la pureza y por medio de dar sacrificio en mente a la obra de Dios. Entonces, contrariamente, en el séptimo mes, probablemente el séptimo mes del año en el cual regresaron de Babilonia, dice aquí que los judíos reconstruyeron el altar en Jerusalén sobre el sitio en donde estaba antes, en el templo. Este capítulo se enfoca en este evento y también en lo que sucedió dos años después, cuando empezaron a echar los cimientos del templo, lo que vemos en el versículo 8. Entonces, este capítulo se enfoca en dos eventos, la reconstrucción del altar y el inicio de la reconstrucción del templo de Dios. Y lo que vemos en el capítulo 3, por medio de estos dos eventos, es otro énfasis que nos ayuda a entender la restauración a Dios. Recuerden ustedes, todo este libro tiene que ver con la restauración a Dios. Es para aquellos aquí que se han alejado de Dios y necesitan regresar, ya sean jóvenes o adultos. Ese libro nos habla de cómo lo hacemos, de qué hace Dios para hacernos regresar a Él. Tengo una gran carga, hermanos, para personas de iglesia que necesitan regresar a Dios. Algunos de ustedes saben quiénes son. Algunos de ustedes tal vez no. Y oro muchísimo que Dios toque tu corazón hoy para entender, hay restauración en Dios. Él es fiel para restaurar su pueblo por medio de su palabra. Es lo que vamos a ver aquí también. En este capítulo vemos la parte de la adoración en la restauración. La importancia de la adoración a Dios en el proceso de regresar a Dios. Porque vemos aquí lo que ellos hicieron. Empezaron otra vez con el altar. Después se empezaron a reconstruir el templo. ¿Qué tiene que ver todo eso? Con la adoración a Dios. Es lo que Dios usó, y Dios bendijo su obra. Iban a también sufrir mucha persecución, como vamos a ver en el siguiente capítulo. Pero Dios eventualmente bendijo su obra, el templo fue reconstruido, la ciudad también, y ellos podían regresar a adorar a Dios como deberían. Dios bendijo su obra, y hermanos, estoy seguro, con la autoridad de la palabra de Dios, que también va a bendecirnos a nosotros de aquí, si nosotros realmente queremos regresar ahí. No hay nadie aquí que no puede regresar a Dios. Jóvenes, adultos, no importa lo que han hecho en esas semanas anteriores. No importa lo que estás haciendo. No importa cuán lejos estás de Dios ahora. Puedes regresar a Él hoy. ¿Por qué piensas que Dios te traje aquí hoy? ¿Qué es la razón? ¿Por qué estás aquí? ¿Por suerte? No lo creo. No lo creo. Aquí vamos a ver cómo podemos ser restaurados a Dios. Estoy orando mientras predico. ¿Cómo puedes hacer eso, pastor? Con mucho cuidado. Orando mientras predico que Dios usa esta palabra en corazones aquí que han sido endurecidos y que necesitan salver. Hoy, en esta tarde, puedes regresar a Dios. Te puede restaurar. Te puede restaurar. Te puede restaurar. ¿Creemos eso? ¿Qué haremos conmigo, hermanos, mientras predico? Por favor. Vamos a ver aquí, en primer lugar, en el versículo uno, la unidad en la adoración. La unidad en la adoración. Vamos a ver aquí la importancia de la adoración verdadera en la restauración, que una de las pruebas de que estamos siendo restaurados, que estamos regresando a Dios, es que regresamos a la adoración verdadera de Dios. Entonces, en primer lugar, vemos aquí en el versículo uno, la unidad en la adoración. Porque la adoración a Dios no es algo solamente personal. Eso es parte, no lo niego. Podemos y deberíamos adorar a Dios en todo momento, con cada palabra, cada acción, cada pensamiento, cada motivo. La adoración es constante en cada segundo de cada día. Pero también la Biblia enfatiza claramente en todas sus páginas la importancia de la adoración colectiva. la necesidad de reunirnos como el pueblo de Dios para adorar a Dios juntos. Es lo que vemos aquí. Vemos a estos judíos regresando a su tierra y inmediatamente ellos se dieron cuenta de la necesidad de restaurar la adoración verdadera a Dios. Una de las primeras cosas que hicieron ellos fue edificar otra vez el altar a Dios para poder ofrecer sacrificios. Y fíjense en cómo lo hicieron aquí en el siglo I. Cuando llegó el mes séptimo y están los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. Juntos ofrecieron sacrificios a Dios sobre este altar que había sido reconstruido. Vemos claramente que esos judíos no regresaron a su tierra para vivir aisladamente, nada más enfocados en sus vidas y sus trabajos y sus familias, ¿no? Se dieron cuenta, casi inmediatamente, de la necesidad de agudar a Dios juntos. Por eso leemos aquí que se juntó el pueblo. Porque vimos al final del capítulo pasado, aquí en versículo uno también, que cuando regresaron, cada uno se fue a su propia ciudad. Se fueron a ciudades y pueblos alrededor de Jerusalén. Ni piensan que estaban tan lejos tampoco. en las ciudades y pueblos cerca de Jerusalén para otra vez establecer sus familias. Pero, para adorar a Dios conforme a lo que Él había mandado con Moisés, para reestablecer la verdadera adoración de Dios, se juntaron. Se juntaron en Jerusalén. Y el texto aquí enfatiza la unidad de esta reunión. Porque dice que se juntó el pueblo como un solo hombre. estaban unidos en su adoración a Dios. Seguro que no fue fácil para ellos hacer eso. ¿Ustedes piensan que en sus 42,360 personas todos vivieron juntos en Babilonia? Lo más probable es que no. Lo más probable es que no se conocieron tan bien antes de regresar juntos a la Tierra. Es decir, algunos no se conocieron bien y ya de repente están viviendo juntos y adorando juntos. No digo que fue fácil para ellos, no lo creo. pero reconoció la importancia de hacerlo. Así era antes del exilio. Así Dios lo había establecido como ese. Y para continuar con la restauración, ellos hicieron mucho énfasis en la adoración unida a su Dios. Es decir, para resumir este punto, el pueblo de Dios se dio cuenta de la necesidad de reunirse juntos para adorar a Dios. ¿Suena familiar? debería, pues exactamente lo mismo para nosotros hoy en día. Es esencial, y uso esta palabra a propósito, es esencial para nosotros como cristianos reunirnos para adorar a Dios en el día del Señor, en el día que Dios ha apartado para que le adoremos juntos como familia, como iglesia, como parte del pueblo de Dios. ¿Eso no es legalismo? No debemos tener que hacerlo a fuerzas, sino que es porque no podemos sobrevivir sin la comunidad de los santos. Eso lo voy a repetir porque es tan importante. Tú no puedes sobrevivir si eres cristiano sin la comunidad de los santos. Es imposible. Por eso es tan peligroso para cualquier cristiano verdadero apartarse o alejarse de la iglesia local y no congregarse ni participar en la iglesia. No es porque eso enoja al pastor. Es peligroso para ustedes porque no pueden sobrevivir sin la iglesia local. Pero no es solamente reunirnos. El énfasis aquí está en la unidad, en la adoración. Dice que el pueblo se juntó como un solo hombre. Obviamente, sin lugar para duda alguna, el cristiano debería estar en su iglesia los domingos. Pero la pura asistencia no es suficiente tampoco. Hay personas que nunca faltarían, o muy poco. Pero cuando vienen a la iglesia, actúan de manera inmensamente distante rehusan abrirse para formar relaciones con sus hermanos en Cristo y eso no va a funcionar. Simplemente no va a funcionar. No hay nada mágico de entrar a este edificio y físicamente estar presente aquí. También tenemos que ser parte de reunirnos como un solo hombre. ¿Me entienden? No estoy diciendo que no vengan. Necesitamos estar aquí. Pues lo suficiente es estar aquí con tu cuerpo en tu silla. Eso no te hace nada. Tienes que abrirte, formar relaciones, escuchar y aplicar la palabra de Dios. O podemos pensar en personas que han venido y después no, porque dicen, no, no veo ningún cambio, no veo como me ayuda, simplemente veo más y más problemas. Sí, es precisamente por eso que digo lo que estoy diciendo. Tu presente físico es importante, pero si no eres parte de él, no vas a recibir lo que necesites de esa iglesia local. Y con mucho respeto, no es la culpa de esa iglesia local si no quieres abrirte, si no quieres estar aquí, si no quieres ser parte de la única institución que Dios jamás ha establecido. Yo entiendo, hermanos, que no es fácil. Porque estoy diciendo que tienes que venir a la iglesia bajando tus defensas, agriendo tu corazón herido y entrando en relaciones difíciles. No es fácil. Yo sé que duele. Pero no hay restauración sin adoración, y no hay restauración completa sin la unidad de la Iglesia de Dios. Y nuestra unidad como Iglesia en la adoración es lo que nos va a proteger en los tiempos difíciles, tiempos de tentación, tiempos de conflicto, tiempos de persecución. Necesitamos entender la importancia de la adoración como Iglesia. y pedir a Dios que nos una en la adoración, que nos una como un solo hombre. Esa es parte de la restauración. En el siguiente reciclo de este capítulo, vemos la parte del liderazgo en este regreso a la adoración verdadera. Levamos el versículo 2. Entonces se levantaron Jesús, hijo de Josarac, y sus hermanos los sacerdotes, y Zolobabel, hijo de Isalatiel y sus hermanos, y edificaron el altar de Dios de Israel para ofrecer sobre el holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés, varón de Dios. Es decir, los líderes de este grupo de judíos, Zolobabel, el líder civil, y Jesús, el líder religioso, se levantaron para edificar el altar y para ofrecer sacrificios. El liderazgo tomó el primer paso. Sólo Babel y Jesús no esperaron para ver lo que el pueblo iba a hacer. Sólo Babel y Jesús no esperaron para ver lo que el pueblo quisiera hacer, sino estaban enfocados en lo que Dios quiso que hicieran. Y la verdad es que solamente los líderes pudieran haber hecho eso. Por lo menos solamente Jesús y los otros sacerdotes pudieran haber ofrecido esos sacrificios. Y aquí vemos otra vez la fidelidad de Dios, porque Dios no mandó a ese grupo para regresar a su tierra sin líderes, confundidos y todos con diferentes ideas. Dios mandó con ellos líderes. Sobre él y Jesús, más adelante también, Esdras y Nehemias, para guiar al pueblo en ese tiempo tan difícil. Y aquí, para guiarles a regresar a la adoración verdadera de Dios. El liderazgo puso el ejemplo y estableció la prioridad y los hábitos de la adoración verdadera. Y hoy en día, el liderazgo de una iglesia también tiene la responsabilidad en cuanto a la adoración. El liderazgo de la iglesia tiene la responsabilidad de examinar todo y estar seguro que nuestra adoración está de acuerdo con la palabra de Dios. También el liderazgo tiene la responsabilidad de proveer la oportunidad a la iglesia para que todos puedan adorar juntos, como un solo hombre. El liderazgo es importante en establecer la adoración bíblica en una iglesia local. Pero después de que el liderazgo provee las oportunidades para que las personas adoren juntos, después de que el liderazgo provee al pueblo con la adoración bíblica, la responsabilidad de la iglesia es participar. Tenemos que cambiar algunas prioridades, tal vez, para estar aquí al principio del culto. Tenemos que cambiar algunos hábitos para aprovechar todas las oportunidades que tenemos los domingos para estar juntos y hablar a Dios juntos. Pues claro, es mucho más fácil, a veces más cómodo quedarnos en casa. O venir tarde, salir rápido. Es fácil regresar a la casa y no convivir con los hermanos. Requiere mucho menos esfuerzo no quedarse para seguir uno oculto. Menciono esas cosas no porque son todo lo que tenemos que hacer, sino porque esas son las oportunidades que esta Iglesia provee a ustedes para que podamos adorar juntos. Es decir, el Edadgo ha hecho su parte. Tenemos oportunidades. Ahora ustedes tienen que decidir si quieren o no. La Iglesia y el liderazgo de esta Iglesia provee las oportunidades para ayudar a Dios bíblicamente, juntos, como un cuerpo. Necesitamos pedir a Dios que nos ayude a aprovechar estas oportunidades y disfrutar el tiempo juntos que tenemos como Iglesia. Pero la mayor parte de este capítulo tiene que ver con la adoración misma, con atributos de la adoración. En versículos 2 a 13, vamos a ver los atributos de la adoración verdadera. Y vamos a ver cómo están escritas aquí y también cómo se aplica a nosotros hoy en día. Primero, vemos que esta era una adoración conforme a lo que Dios había mandado. Versículo 2. Entonces levantaron a Jesús, hijo de Josarac, y sus hermanos, los sacerdotes, y su bebé, el hijo de Salatiel, y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel para ofrecer a sus reyes holocaustos cómo está escrito en la ley de Moisés, varón de Dios. Ellos no decidieron empezar un nuevo tipo de adoración. Esos líderes no dijeron, pues, ya no es lo mismo como con Moisés. Cuando Moisés escribió la ley, esto fue hace siglos. Ya hemos estado en Babilonia. Ya sabemos más cosas. Además, lo que más necesitamos ahora es un servicio más contemporáneo. Necesitamos algo más relevante a nuestra cultura. Es lo que pasa hoy en día, ¿verdad? En casi todas las iglesias. Pero no es lo que hicieron ellos. ¿Qué hicieron? La oración como estaba escrita en la ley de Moisés. No hicieron nada nuevo. ¿Por qué? Porque la adoración verdadera siempre está de acuerdo con lo que Dios ha mandado. Vemos lo mismo en el versículo 3. Vemos que ellos colocaron el altar sobre su base. Parece que ellos habían investigado en dónde estaba antes el templo y lo pusieron sobre sus antiguos fundamentos. En el versículo 4, celebraron a sí mismos la fiesta solemne de los tabernáculos. ¿Cómo está escrito? Y holocaustos, cada día, por orden conforme al rito, cada cosa en su día, regresaron a la adoración conforme a la ley de Dios. Y este principio de la adoración conforme a lo que Dios ha mandado es todavía importantísimo para nosotros hoy en día. No puede ser más relevante, porque Dios no solamente toma en serio que nosotros le adoramos, sino también le toma en serio cómo le adoramos. No tenemos tiempo para desarrollar todo este tema, es otro mensaje, pero lo hemos explicado muchas veces. Nosotros creemos en el principio regulativo, que significa que solamente incluimos en un servicio los elementos que Dios ha mandado. La predicación, la actitud de la Palabra de Dios, la oración, los cambios, la ofrenda y los sacramentos. Nada más. Nunca agregamos cosas nuevas. En la oración a Dios solamente hacemos lo que Dios ha mandado, ninguna otra cosa. Otro atributo de la adoración verdadera que vemos aquí, es que la adoración es constante. Leemos en el Siglo 3 que ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. En el Siglo 4, guardaban las fiestas, los tabernáculos, mostrando que otra vez están empezando con esta rutina, con este programa de todas las fiestas del año. En el siglo V celebraron el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes a Jehová, todo sacrificio espontáneo, toda la ofrenda voluntaria a Jehová. Ya otra vez estaban haciendo el holocausto continuo, en sacrificio, en la mañana y en la tarde, así como Dios había mandado. Su adoración era constante. Nosotros entendemos que nuestra adoración a Dios también es constante. pues en privado, en lo personal, es cada día, es cada segundo, pero quiero enfatizar otra vez la adoración colectiva, que también es constante. Es cada domingo, no solamente de vez en cuando, no solamente cuando no tienes ninguna otra cosa que hacer y no es cuando tengas ganas. La adoración colectiva a Dios es constante, es cada semana, cada domingo es el Día del Señor. Esto ofende a personas aquí, pero nunca voy a dejar de predicarlo, porque es la verdad de la Palabra de Dios. La adoración verdadera es constante. También vemos que la adoración verdadera es sacrificial. Vimos al final del capítulo anterior que algunos jefes de las casas paternas sacrificaron sus recursos para contribuir a la edificación del templo. Y aquí vemos lo mismo, en el versículo 7 de Hebreus 3, y dieron dinero a los albañiles y carpinteros, etc., para ayudar el inicio o el reinicio de la construcción del templo. Obviamente, sí hay aplicación, tal vez, para las ofrendas, pero yo quiero ir un poquito más profundo hoy. Eso vimos hace ocho días. Nunca deberíamos menospreciar nuestras ofrendas a Dios, son muy importantes. Pero aquí vemos algo más profundo. La adoración verdadera a Dios requiere sacrificio de nuestra parte. La adoración verdadera a Dios no es siempre fácil. Aquí, en el contexto, el problema era de construir el templo otra vez para poder adorar a Dios correctamente, bíblicamente. Hoy en día, no nos invocamos un edificio físico, no es tan importante. Adoramos a Dios en espíritu y en verdad. Entonces, nuestro sacrificio ya es diferente. Puede ser sacrificio nuestro tiempo, nuestro sueño, nuestra comodidad, nuestra comodidad. Por ejemplo, es fácil prepararnos el sábado a la noche ¿Para que nos despertemos a tiempo el domingo a la mañana y vengamos a tiempo a la iglesia? ¿Eso es fácil? No, claro que no. ¿Es cómodo venir a la iglesia cuando sabes que tienes problemas con alguien y no quieres hablar con él o ella? Pues no. ¿Es grato venir a la iglesia inmediatamente después de que has tenido una discusión fuerte con tu cónyuge o hijos o papás? No. No. Por eso digo que la adoración es sacrificial. Pero también, por supuesto, la adoración es gozosa. Puedo ver esto aquí claramente porque empezaron todas las fiestas otra vez. Fiestas con el propósito de alabar a Dios, meditar en su bondad para con ellos. También leemos en Ezequiel 2, perdón, 10 a 11. que lo que pasó cuando empezaron a reconstruir el Templo, cuando los albañiles del Templo de Jehová echaron los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, a los levitas, hijos de Esaf, con címbalos, para que alevasan a Jehová, según lo ordenante de David, Rey de Israel, y cantaban, alabando a Dios y dando gracias a Jehová, diciendo, porque Él es bueno, porque para siempre se mecedicó de sobre Israel, y todo el pueblo aclamado con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaron cimientos de la casa de Jehová. Había mucho gozo en la adoración, mucha alabanza en ese tiempo. Y eso es correcto para nosotros hoy en día también. La adoración sí tiene que ser solemne y reverente. Pero también cuando tenemos la oportunidad de leer y cantar salmos, cuando cantamos otros himnos de alabanza a Dios, tenemos que hacer el corazón. No como que el mundo se está acabando. Necesitamos adoración gozosa también por todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Y bueno, todo eso surge del corazón. Yo no puedo forzarles a hacer nada. Obvio, ¿no? Es imposible. Eso viene de tu corazón. Punto. Lo que vemos aquí, este pueblo no fue forzado a hacer esto. Nadie estaba forzándoles a alabar a Dios. Lo hicieron de corazón, con gran júbilo, aclamando, alabando a Dios, adorando a Dios de corazón. Entonces, estamos aquí también. Pero también, como parece ser muy común en la obra de Dios y en la adoración a Dios, Había algo de desánimo y tristeza mezclado con el gozo. Siglos 2 y 13. Y muchos de los sacerdotes, los levitas, los jefes de casas paternas, ancianos, que habían visto la casa primera, viendo hechar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz. mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría, y no podía distinguir el pueblo, él clamó en los gritos de alegría, de la voz del lloro, porque clamaba el pueblo con gran jubilo y se oía el ruido hasta de lejos. Hermano, ¿cuántas veces he dicho que la vida es real, que habla la vida real? Así es aquí también, ¿verdad? En un tiempo de mucho gozo, en un tiempo de muchísima alabanza a Dios, en un tiempo de gran júbilo a Dios, algunos en la multitud estaban luchando con el desánimo y la tristeza. Porque habían visto el Templo de Salomón, y aunque sin duda estaban alegres de que la casa iba a ser construida otra vez, no podían dejar de comparar el Templo de Salomón con esos cimientos que iban a echar. Y les dio tristeza, les dio desánimo. Y nosotros no podemos juzgarles fuertemente por eso, ¿verdad? Porque fue algo que tiene sentido. Habían visto la magnificencia del Templo de Salomón. Les costó mucho trabajo ver esos cimientos y ver que no iba a ser lo mismo. Y no podemos juzgarles fuertemente tampoco porque nosotros también pasamos por lo mismo. ¿O estoy solo? En un tiempo de gran gozo, En un tiempo de mucha bendición, a veces, todavía luchamos con desánimo y tristeza. Ahora, a veces, en la adoración colectiva a Dios, aquí, ahora, luchamos con eso. Pero tenemos dos pasajes, uno en cada una de las profecías de Ajio y Zacarías que nos ayudan. con este pasaje. Vamos a leer primero el libro de Ageo y el capítulo 2, casi el final del Antiguo Testamento, el libro de Ageo, capítulo 2, y vamos a leer versículos 3 y 4. El libro de Ageo, el antepenúltimo libro del Antiguo Testamento, Ageo 2, 3 y 4. ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No ves a ella como nada delante de vuestros ojos? Por eso su desánimo, por eso su tristeza. Pues ahora, se lo bebé él, ¡esfuércete, dice Jehová! Esfuércete también, Josué, hijo de Josedá, sumo sacerdote, y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad. Porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos. Hermanos, Dios reconoció que algunos iban a luchar con la gran diferencia entre los dos templos. Dios reconoció que para ellos la casa no era como nada delante de sus ojos. Reconoció su tristeza y desánimo. Pero el siglo IV les da la solución. Él va a estar con ellos. Dios iba a estar con los líderes y después iba a estar con todo el pueblo. Y por eso no tenían que quedarse con su desánimo. Porque aun cuando externamente las cosas no parecen tan buenas como antes, y ustedes hagan la propia aplicación en sus propias vidas, cuando las cosas externas ya no parecen tan buenas como antes, siempre podemos confiar en el hecho de que servimos al mismo Dios, que Él no ha cambiado y que va a estar con nosotros. También tenemos que leer Zacarías 4, el siguiente libro de sus Biblias. Zacarías, el capítulo 4, versículos 9 a 10. Zacarías 4, 9 a 10. Las manos de Zerubabbel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán, y conocerás que Jehová y los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zerubabbel. Habla aquí de Sobabel como la persona que va a construir el templo, que va a empezar otra vez el templo, como ya vimos en Esdras 3. Versículo 10 dice, los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán. Y sin estudiar todo este pasaje otra vez, como hicimos hace años, quiero que pensemos rápido en el tema de las pequeñeces. Para algunos, el libro de Esdras, en comparación con el gran templo de Salomón, este nuevo templo iba a ser pequeño, pequeñito en comparación. Y eso les dio tristeza. El principio aquí es que no deberíamos menospreciar el Día de las Pequeñeces porque Dios todavía está obrando. Es normal a veces, hermanos, que nuestro gozo se mezcla con tristeza. Es normal, por ejemplo, en la adoración en la iglesia estar al mismo tiempo llenos de contentamiento y agradecimiento a Dios por lo que ha hecho por nosotros, y al mismo tiempo un poco triste porque nos falta gente, porque no hemos visto a tal persona en muchas semanas. Normal. A veces lloramos por lo que vemos en nuestras propias vidas. falta de prioridades correctas, debilidades espirituales. A veces lloramos por nuestra iglesia. ¿Por qué? ¿Porque estamos siempre siendo desanimados? No, estamos increíblemente contentos, agradecidos a Dios, pero hay un poco de tristeza mezclada con nuestro gozo. Es lo que pasó aquí. Nuestro foco no debería ser en las cosas tan temporales. Esta iglesia local no va a durar para siempre. Y qué bueno, porque un día vamos a estar en el cielo. Supongamos que enfocarnos tanto aquí, cuando nuestro esperanza está allá. Aprendemos aquí que no deberíamos menospreciar el día de las pequeñeces. No deberíamos despreciar lo poco que vemos. que vemos aquí en ese libro. Dios aquí está usando un poco. Cuarenta y dos mil trescientos sesenta ha regresado. Muy pocos. Y Dios los usó. Para otra vez establecer la nación, el templo, para preparar el camino para Cristo. Dios no necesitaba millones. Dios puede usar pocos así como puede usar muchos. A Él no le importa. Entonces nosotros necesitamos entender eso, que no menospreciemos el día de las pequeñeces. Alguien tal vez piense, pues pastor, no lo menosprecié hace 7 años, cuando empezamos con nada más 12 gente. Ahora me cuesta más trabajo, porque deberíamos tener más gente, ¿verdad? Pues no necesariamente. No hay una fórmula mágica de cómo la gente crece. Es como Dios quiera. No hay ninguna garantía de un crecimiento constante y siempre subir el número. Pero hermanos, Dios sabe lo que está haciendo aquí. Dios sabe quién necesita estar aquí y quién no. Dios sabe lo que podemos manejar y lo que no podemos aguantar. Por eso confiamos y no menospreciamos el Día de las Pequeñas. Rápido, ven conmigo en Isaías 51, para reforzar esta verdad. Isaías 51, versículos 1 y 2. Isaías 51, 1 y 2. Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz. Porque cuando no era más que uno solo, lo llamé, lo bendije, y lo multipliqué. Amén? Dios empezó con uno, ni con doce. Empezó con uno solo. Lo llamé, lo bendije, pero lo llamó, lo bendijo, lo multiplicó. Y Dios va a hacer lo mismo aquí. Con pocos o con muchos, no importa. Es la obra de Dios que no deberíamos menospreciar el día de las pequeñezas. Vamos a terminar con algunas aplicaciones finales. En el versículo 3, podemos regresar a nuestras Biblias a Estras. Aquí en Estras 3, en el versículo 3, vemos que los judíos colocaron el altar sobre su base y ofrecieron sacrificios. Dicen, aunque tenían miedo de los pueblos de las tierras. ¿Qué significa? Pues seguro que sus vecinos no quisieron que regresaran. Las otras naciones no quisieron ver otra vez a Israel como nación grande y poderosa. Pero aún con la persecución, y vamos a ver mucha persecución, siguen el capítulo, aún con eso, ellos no dejaron de obedecer a Dios y regresar a Él. Y nosotros también estamos temerosos. de lo que va a suceder si nos entregamos 100% a la obra de Dios. Nos da miedo. Nosotros estamos temerosos de qué va a suceder si radicalmente cambiamos nuestras prioridades, si sacrificamos para pasar más tiempo en la casa de Dios y con el pueblo de Dios. Nos da miedo. Sabemos que lo deberíamos hacer. que nos da miedo. Por un lado es entendible. Pero así como los judíos a quienes necesitamos hacer lo que Dios nos manda hacer, aun si sentimos miedo o incomodidad o dolor, lo he dicho muchas veces, la incomodidad no es razón válida para no hacer algo que Dios te manda hacer. ¿Ustedes piensan que nunca me siento incómodo haciendo cosas? ¿Que nunca me duele hacer cosas? Somos iguales, hermanos. Yo entiendo. Y más importantemente, es lo que Dios dice. Si yo entiendo, no. Es lo que leemos en Juan 6, en nuestra lectura. Cristo dijo a sus discípulos, no, temen. ¿Ustedes saben cuántas veces esta frase se repite en toda la Biblia? Muchísimas veces. No temen. No temen. No temen. No temen. ¿Por qué Dios dice eso tantas veces? Porque Él sabe que tememos mucho. Que nos cuesta mucho trabajo hacer cambios radicales. No queremos. Nos cuesta mucho trabajo. Pero hermanos, tenemos que hacerlo. También aquí podemos pensar en nuestras prioridades. Especialmente en cuanto a las prioridades en cuanto a la adoración. Una pregunta. ¿Qué te está estorbando en tu vida, no en la vida de otros, en tu vida, de estar aquí cada domingo y disfrutar la Comunión de los Santos? ¿Qué te está estorbando? Piénsalo. Piénsalo. Cristo dijo algo muy fuerte en Mateo 5. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. ¿Qué es el contexto? Bueno, dando ofrendas y todo eso. Esa es la adoración. Y Dios dice, primero, reconcílete con tu hermano. Y sólo meses después ven a mí para adorarme. Puede ser, puede ser, que lo que a veces nos estorba en nuestra adoración colectiva los domingos es la falta de perdón entre hermanos en la iglesia. Dios dijo, no quiero que me adores hasta que te reconcilies con tu hermano. ¿Saben algo? No tomamos eso en serio. Porque venimos aquí domingo, tras domingo, tras domingo, con problemas, con conflictos, no perdonando, y después no entendemos por qué salimos con nada. Es porque Dios no acepta tu adoración porque no te has reconciliado con tu hermano. Hermanos, ¿queremos una iglesia restaurada a Dios? Perdonen y piden perdón, porque si no, no va a funcionar. Y terminando, tal vez la aplicación más importante. Esos judíos regresaron a la adoración de Dios por medio de sacrificios físicos, o de costos continuos. ¿Qué tenemos nosotros? Un mejor sacrificio. porque Cristo murió una vez para siempre. No necesitamos un holocausto continuo como antes, porque Cristo vino y ya ha muerto por nuestros pecados y los ha perdonado. Eso digo los cristianos aquí, si no estás aquí, si estás aquí y no eres cristiano, si estás andando en tu vida con todos tus pecados como carga sobre tu espalda, Necesitas a Cristo hoy. Porque la vida no tiene sentido sin Él. De hecho, la vida es imposible sin Él. Porque no puedes sobrevivir con todos sus pecados sobre ti para siempre. Necesitas creer en el sacrificio hecho una vez para siempre. Cuando Cristo vino, vivió perfectamente, sin ningún pecado. para morir en la cruz y tomar nuestro lugar y morir por nuestros pecados. Cuando leemos cosas así, deberíamos pensar, bueno, ese era un símbolo, esa era una sombra. Y gracias a Dios por los sacrificios en el Antiguo Testamento, pues ya tengo algo mucho mejor. Tengo a Cristo en sacrificio perfecto, una vez para siempre, que me perdona para siempre. Esa es parte del gozo en nuestra adoración. De todos modos, el holocausto continuo es un buen ejemplo para nosotros, porque seguimos con la necesidad de confesar nuestros pecados cada día. Pero ya los confesamos con confianza de que ya son perdonados. Pero si es constantemente, continuamente pedir perdón de Dios. Y después ofrecemos a nosotros mismos como sacrificios vivos. Romanos 12. Ya no tenemos que ofrecer animales. Tenemos que ofrecer a nosotros mismos. Y eso es más difícil. Porque duele. porque requiere trabajo, porque requiere separarte de personas que amas, que están desviándote del camino de Dios. Es sacrificio vivo que tenemos que hacer constantemente. Entonces, hermanos, que entendamos la importancia de la adoración en la restauración a Dios. que Dios nos ayude a adorarle juntos, como un solo hombre, en nuestra iglesia, constantemente, sacrificialmente y de manera gozosa. Vamos a orar. Señor Padre, damos muchas gracias por tu palabra, por este pasaje que hemos estudiado. Te pedimos, Señor, que obres en nuestros corazones, porque las palabras del hombre no pueden hacer nada. Estamos en este momento pidiéndote que tu palabra tenga efecto aquí. Que hagas tu obra. Que quebrante corazones. Y te rogamos, Señor, que esto mismo puede ser diferente. Que en vez de escuchar el mensaje y decir, que Padre, que salgamos de aquí, con el deseo y pidiéndote por cambios cambios reales, cambios diarios, cambios prácticos, cambios radicales dijimos Señor que en ocho días regresemos a la oración y que sea diferente porque ya no hay conflicto, porque ya no hay falta de perdón entre nosotros perdón no Señor Ayúdanos a hacer lo correcto con tu poder. Y te brindamos por las personas de aquí que no te conocen, que te han rechazado completamente. Que se den cuenta hoy, Señor, de su necesidad de ti. De que necesitan el perdón de sus pecados y que no hay ningún pecado que es tan malo que no puede ser perdonado. Te brindamos, Señor, que eres tu hombre, en el nombre de Cristo. Amén.
La importancia de la adoración verdadera en la restauración
Series Estudio de Esdras
Una de las pruebas de nuestro regreso a Dios es un enfoque y un regocijo en la adoración verdadera de Dios.
I. La unidad en la adoración
II. El liderazgo en la adoración
III. Los atributos de la adoración
Sermon ID | 8518203538 |
Duration | 48:01 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Ezra 3 |
Language | Spanish |
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