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Ahora, la lectura comienza en
Santiago, en su primer capítulo. Vamos a leer una lista de textos,
todos los cuales mencionan el tema que nos interesa, que es
el tema de las aflicciones. Y comenzando en Santiago, en
su primer capítulo, en el primer versículo, Jacobo, siervo de
Dios, y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están esparcidas,
les desean salud. Hermanos míos, tener por sumo
gozo cuando calleres en diversas, y aquí viene nuestra palabra,
se traduce pruebas, tentaciones, nosotros vamos a usar la palabra
aflicciones. Y esta fórmula la conocemos,
hemos de tener, de tomar, de interpretar estos asuntos como
un motivo de gozo, y el gran misterio que siempre hemos discutido
en este texto, sumo gozo, el gozo en su máxima dimensión.
Y hay cuatro mandamientos en este texto, hay que tomarlo así
primero, y en el versículo 3, sabiendo, hemos de saber, es
una orden, es un mandato, hemos de saber, entender, traer a nuestra
memoria esta realidad, el hecho de que estas cosas, las pruebas
y las aflicciones Son pruebas de nuestra fe. Dios está probando
nuestra fe. La fe que es la capacidad de
creer, confiar y entregarnos incondicionalmente a Dios como
nuestro Señor y Salvador. Dios está probando nuestra fe
mediante estas cosas. Hemos de saberlo, hemos de traerlo
a nuestra memoria. Hemos de, en un sentido, revisar
todo lo que está pasando, aplicando nuestra fe a la circunstancia,
a la situación, a la aflicción en que nos encontramos. Y luego
en el versículo 4, hay que dejar, se traduce en la versión antigua,
que tenga la fe, que tenga esta fe, paciencia. Hay que tener
paciencia en relación con esta fe y es una orden divina que
dejar que la paciencia que Dios está obrando mediante este proceso
Siga adelante, hay que dejar que la paciencia perfecciona
su obra y la obra es de que seamos perfectos, maduros, se traduce
cabales, enteros, completos, sin faltar en alguna cosa, en
ninguna cosa. Es la ilustración que conocemos
de un cuerpo simétrico, bien formado, en donde todo todas
las partes y miembros funcionan a la perfección. Es un modismo
en relación con el proceso de crecimiento espiritual y madurez.
Y luego termina diciendo que si alguno de vosotros tiene falta
de sabiduría, si no entendemos lo que Dios está haciendo en
medio de esta prueba o aflicción, hay que orar, que pida a Dios
en oración. Y luego El argumento es que hay
que pedirle a Dios sabiduría y la promesa de que nos será
otorgada dicha sabiduría de manera abundante, nos será dada. Y luego
vienen más puntos que no vamos a leer. Ahora vamos al capítulo
5 de Santiago. Estamos aquí mismo en la pistola
de Santiago. Ahora vamos al capítulo 5, hay
que apurarnos. En el capítulo 5 vamos a leer estos versículos
también que son muy conocidos, que se relacionan con nuestro
tema. y aquí en 5.11 tenemos por bienaventurados y la palabra
bienaventurada la palabra de Dios normalmente encapsula todas
las bendiciones comenzando con la salvación todas las bendiciones
que Dios nos puede otorgar culminándose en la salvación eterna incluso
las bienaventuranzas no hablan de esto y muchos textos como
este vinculan la bienaventuranza con lo que vamos a ver en la
lectura bienaventurados Los que perseveran, los que se traduce
en la versión antigua, sufran. Y habéis oído de la paciencia
de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy
mercedicordioso y piadoso. Estoy leyendo en el versículo
11. Vamos también a ver aquí, vamos a dar lectura al versículo
anterior. Hermanos míos, Después, estamos invirtiendo la lectura
aquí. Tomar por ejemplo de aflicción y paciencia a los profetas que
hablaron en el nombre del Señor. Y luego la aplicación del versículo
11 señalando a uno de esos profetas, el famosísimo Job, como un ejemplo
de la paciencia que hemos de tener en dichas aflicciones o
en semejantes. circunstancias. Ahora, guarden
en mente este texto. Ahora pasamos a 1 de Pedro. 1
de Pedro, que es la famosísima ilustración, toda la epístola,
¿no?, de cómo hemos de sufrir y cómo hemos de aguantar y cómo
hemos de perseverar. Es la epístola que analiza desde
diferentes perspectivas la realidad de aflicciones y sufrimientos
en esta vida, en este mundo. Ahora, en 1 de Pedro, vamos al
capítulo primero 4. Primero la lectura en el capítulo
4 de 1 de Pedro. Y vamos al final, hay un gran
argumento aquí acerca del sufrimiento en el contexto. Y una lista de
ilustraciones de cómo somos participantes de las aflicciones de Keisto
en el versículo 13. Pero vamos hasta el último texto en la división
de capítulos, el 19, es el último versículo. Termina diciendo,
por esto los que son, y la versión antigua traduce la palabra afligidos. Los que son afligidos. Y ven
lo que dice. se traduce los que padecen en
las versiones actualizadas pero padecen aflicciones es la misma
cosa pero padecen aflicciones vean lo que dice según la voluntad
de dios y lo que hemos de hacer encomiéndole sus almas como al
fiel creador y advierte lo que es tan importante aquí haciendo
bien hemos de encomendar nuestras almas al fiel creador sabiendo
que somos afligidos sufrimos según y el texto lo dice su voluntad
ahora vamos al capítulo 5 sigue este mismo tema a lo largo de
la epístola y al capítulo 5 pasamos al versículo 5 Igualmente mancebos,
mancebos sed sujetos a los santianos, todos sumisos en el orden, no
en la familia, en la iglesia, en la sociedad, los unos a los
otros, pero aquí en el contexto es, más bien en el contexto eclesiástico,
Dios resiste a los soberbios, revestidos de humildad, porque
Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes, humillaos
pues bajo la poderosa mano de Dios, para que, ven lo que dice,
para que os ensalce, os exalte cuando fuera de tiempo, cuando
sea tiempo, a su debido tiempo. Y luego la aplicación, echando
toda vuestra preocupación, ansiedad, se traduce solicitud en la versión
antigua, sobre él. ¿Y el por qué? Porque él tiene
cuidado de nosotros. Y seguimos leyendo aquí, ahora
vamos a brincar hasta el versículo 10. Todos esos textos tienen
mucha importancia. y nos ayudan con lo que vamos
a discutir en este sermón y son la base de estos argumentos ya
lo tienen primero de pedro 5 vamos al versículo 10 más en dios de
toda gracia en el lenguaje el dios de toda clase de gracia
no gracia en todas sus distintas manifestaciones su favor y merecido
en todas las como vamos a ver dimensiones el dios de toda gracia
que nos ha llamado a su gloria eterna porque su cristo después
de que hubieras un poco de tiempo y es la misma palabra que se
traduce en aflicciones, pruebas, después de que hayas padecido
y la idea es aflicciones y pruebas después de haber sufrido por
un tiempo y la aplicación el mismo y hay cuatro puntos, os
perfeccione o madure, os afirme o confirme, os fortalezca o corrobore
en la versión antigua y la última palabra os establezca. Ahora todos estos textos nos
interesan el día de hoy y vamos a discutir en una forma muy sencilla
pero como con la ayuda de Dios no espero que sea de mucha ayuda
vamos a discutir una forma muy sencilla este tema de las aflicciones. ¿Listos? Ahora vamos por partes
y aquí tengo varias introducciones ¿no? La primera El tema de las
aflicciones se relaciona con el tema de los riesgos. Los riesgos,
¿no? Y muchas personas tratan de evitar
los riesgos porque no quieren sufrir ninguna aflicción. Los
riesgos se miden por su posible recompensa de igual manera como
por las pérdidas y ganancias que pudiéramos recibir. La ilustración
es tan sencilla. Cuando se trata de una inversión,
la persona va a invertir en algo, vamos a decir dinero en la bolsa.
Hay tremendas ganancias que pudiera recibir a cambio de arriesgar
su capital, de arriesgar el dinero. La recompensa de ganar mucho
dinero o el peligro de perderlo todo está sobre la mesa. Y eso
es lo que vemos en todos los asuntos de la vida. En alguna
medida hay una posibilidad de ganar y avanzar, de lograr algo
y al mismo tiempo hay un enorme riesgo. El riesgo, ¿no?, de perder
o de sacrificar. Lo que estamos analizando aquí
en la primera introducción es lo siguiente. Vivimos en un mundo
lleno de riesgos, lleno de peligros, lleno de aflicciones, lleno,
en este contexto, ¿no?, incluso de pérdidas. Todo el mundo vive
esta realidad todos los días. Nuestro Señor Jesús planteó el
argumento en las palabras tan conocidas, hablando en la forma
retórica, ¿no?, la pregunta, ¿qué le serviría a una persona
ganar todo el mundo y perder su alma. Y es el mismo tema.
Todo el mundo y el riesgo de por medio a cambio la pérdida
de su alma. El mundo a cambio de algo. El alma es la cosa señalada en
Marcos 8.36, el texto tan conocido. Y esto es lo que va de por medio
en todos los asuntos que vamos a discutir el día de hoy. Ninguna
persona vive libre de estos riesgos. Incluso la vida misma en ese
sentido es un enorme riesgo. Porque si no hubiéramos nacido,
no existiría el peligro de perdernos. Si no hubiéramos vivido, no existiría
el peligro de ir a la perdición. En ese sentido, ninguna ganancia
a cambio de la perdición, ninguna ganancia sería suficiente. Ningún
trato. Si nos fueran a ofrecer, en la
palabra todo el mundo, honores, poderes, pongan ustedes su lista. Si nos fueran a ofrecer todo
a cambio. Ustedes pongan su lista. Cualquier
cosa a cambio de tu alma, el riesgo sería más. de lo que se
podría ganar a cambio. Y esto es lo mismo, ven como
lo estamos planteando. Esto es lo mismo en relación
con nuestras vidas cotidianas. Hay muchas personas que pudiéramos
lograr, pero que va de por medio algún riesgo, algún peligro. Y cuando llegamos al día de juicio,
en un contexto cristiano, la palabra de los talentos plantea
el argumento en estos términos. Lo que pudiéramos haber logrado en contraste con lo que logramos
con nuestras vidas. Los riesgos que van de por medio
y muchas personas por los riesgos no quieren poner de por medio
nada. No tienen el valor, no tienen
la confianza, no tienen la fe en este contexto cristiano necesaria
para arriesgar algo y lo vuelvo a decir llegaremos al día de
juicio para descubrir que si hubiéramos actuado en base a
nuestra fe habríamos logrado cosas en nuestra familia nuestro
matrimonio nuestro testimonio nuestro servicio cristiano habríamos
logrado cosas que por el miedo del riesgo no se lograron y esto
es un tema que conocemos lo hemos visto muchas veces en la miniserie
sobre este las Se acuerdan ustedes las tremendas ilustraciones que
tenemos en los milagros, una miniserie que todavía no hemos
terminado. Vimos el milagro de Pedro caminando sobre el agua. Algunos de ustedes se acuerdan
de una parte de esa serie de estudios en donde hablábamos
de lo siguiente, si quieres caminar sobre el agua, Tienes que salir
de la nave, tienes que salir del barco. Y esto representa
toda una lista de riesgos y peligros. Caminar sobre el agua es el simbolismo
en la ilustración de hacer cosas que no podríamos hacer sin la
ayuda de Dios. Cosas que jamás lograríamos sin
el poder y la ayuda de Dios. Y hay riesgos, hay peligros. El peligro de fallar, el peligro
al salir de la nave de estar expuesto A fracasar. Y esta miniserie
que vimos, ¿no? Lo comentábamos en estos términos.
Hay que salir de la nave. Hay que salir del barco. Hay
que salir de nuestro pequeño mundo. Y esto es un modismo para
decir que hay que tomar riesgos. En sentido evangelístico, hay
riesgos. En sentido económico, lo mismo.
En el uso de talentos, dones y en un contexto oportunidades,
siempre hay riesgos. Hay una lista de cosas las cuales
Dios exige de nosotros que nos obligan a obedecer. a seguir,
a someternos a su palabra, a su guianza, a sus mandamientos y
en todo el asunto lo que estoy introduciendo aquí en la introducción
es el mismo punto. Hay peligros. Y muchas personas,
por no tener el valor ni la fe para enfrentarse con estos riesgos,
se quedan en la nave. Así lo voy a decir. Si la pandemia
se prolonga, escuchen lo que estamos diciendo. Ya lo estamos
viviendo, por lo menos en la Ciudad de México. Las personas
que quieren ir a trabajar tienen que salir de su casa. Las personas
que van a viajar en transporte público tienen que sujetarse
a una lista de peligros Y riesgos que en lo particular tienen que
ver con el tema de la pandemia, pero hay otros riesgos, ¿no?,
en el transporte público, en cualquier ciudad en el mundo.
Las personas que quieran cumplir con su vocación, si son médicos,
ya desde hace cuatro o cinco meses, diarios se ponen en un
enorme riesgo. Y esto es la ilustración que
estamos usando. para discutir nuestro tema. Cuando hacemos cosas que no podríamos
hacer sin la ayuda de Dios, sin su gracia, el Dios de toda gracia,
sin su poder, sin su protección, estamos aceptando esta realidad. Estamos aceptando lo que es la
ansiedad, la preocupación, lo que vamos a ver terminando, ¿no?
Este, algo que tenemos que echarlo por encima de Dios, dejarlo en
sus manos y obedecer su palabra, obedecer su mandamiento. Y esto es el tema que vamos a
discutir el día de hoy en una forma especial. Ahora vamos a
comenzar de nuevo. Al principio de la pandemia hicimos
una miniserie, eran cuatro estudios sobre el apocalipsis, los caballos
y otros detalles en relación con lo que está pasando en el
mundo. Y hacíamos más de una vez estas preguntas. ¿Qué es
lo que está pasando en nuestro mundo? ¿Qué es esta desgracia,
no? ¿Qué es esta aflicción? ¿Por
qué la realidad de una pandemia? Y al principio no teníamos idea
alguna de cuándo se iba a acabar, cuándo se iba a prolongar, ni
cómo nos afectaría a nosotros. Pero muchísimas personas de entrada
hacían las preguntas. ¿Por qué esto? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi persona? ¿Por qué
a mi familia? ¿Por qué en un contexto familiar? ¿Por qué a
mi pareja? Y desde un principio señalábamos lo siguiente. Estas
preguntas son espirituales. Y dan por sentado que no vivimos
en un mundo fuera de control. Dan por sentado que vivimos en
un mundo en donde la suerte, la casualidad, el azar no existen. Vivimos en un mundo ordenado
por Dios. Por un Dios soberano que gobierna
todas las cosas, por su poder, su palabra. su soberanía, su
gracia, su plan, sus propósitos. Dios gobierna en este mundo.
No somos víctimas de un accidente cósmico. No somos víctimas de
un, lo que podríamos llamar, de un truco de la mala suerte.
No somos víctimas del destino ciego. No estamos en las manos
de la fortuna, etcétera, etcétera. Y cuando hablamos de esto, ¿se
acuerdan algunos de ustedes? Decíamos, la posibilidad, la
probabilidad de morir del COVID-19, decíamos coronavirus, ¿no? Ya
sea el cien por ciento, o el cero por ciento. porque estamos
en las manos de Dios y esto ya lo estamos viviendo ya lo hemos
vivido y ya entendemos de qué se trata esto pero ahora ahora
hay que agregar lo siguiente la posibilidad de que seamos
afligidos por la pandemia sin que lleguemos a la muerte la
posibilidad de que tú seas afligido afectado incomodado y pudiera
ser de gran manera la probabilidad la posibilidad de esto ya lo
sabemos es el cien por ciento sin llegar a algo más grave.
Es el 100%. Y lo estamos viviendo, lo hemos
vivido a lo largo de cuatro meses en las restricciones sobre la
movilidad en la Ciudad de México, incluso a nivel nacional, en
los vuelos, etc. La posibilidad de viajar, de
hacer la vida cotidiana ha sido afectada de tal manera que muchos
de nosotros nos sentimos como afectados, como afligidos, Y
las preguntas, ¿Por qué esto? ¿Por qué a mí? ¿Y por qué permite
Dios todo esto? ¿Cuál es su propósito? ¿Cuál
es su significado? Lo vimos con el tema de Dios
controlando los cuatro caballos del apocalipsis. Lo vimos con
el tema de Dios sentado sobre el trono. Y ahora lo vamos a
ver en relación con, en una forma más directa, cómo tú y yo hemos
sido afligidos. En medio de esto. Pero antes
de llegar al tema, sigo introduciéndolo, sigo luchando para poner una
base para discutirlo más a fondo. Hay que comentar lo siguiente.
Nosotros nos hemos quejado, todos nosotros, hasta cierto punto,
¿no?, de todo lo que está pasando. Nos hemos sentido como, en un
sentido, como víctimas, y en un momento dado víctimas de un
virus que salió de un país en el oriente, víctimas de una circunstancia
fuera de nuestro control. La victimización que está por
todos lados es tan interesante, pero en la mayoría de los casos,
salvo uno que otro presente el día de hoy que ya pasó, por el
contagio y Dios le ayudó a librarse del virus. Los demás, los que
estamos aquí el día de hoy, muchos de los que nos están viendo en
la transmisión vía internet, simplemente hemos sido incomodados.
Lo que nos ha sucedido es algo, lo tomamos, como vamos a ver,
como una tremenda aflicción, pero en realidad Es algo que
ha complicado y pensamos innecesariamente nuestras vidas. Les comento esto
como una ilustración. Escuchen bien. Nuestro Señor
Jesús nació en un mundo en donde no había transporte público.
Nuestro Señor Jesús se encarnó y vino a un mundo caído en donde
no existían todos los sistemas que nosotros conocemos hoy en
día como servicios públicos. Nuestro Señor Jesús nació en
un tiempo en la historia humana cuando no había ni siquiera agua
potable. Ni siquiera. Nació en un tiempo cuando, aquí
entenderlo, y esto es una ilustración nada más que nos ayuda ubicarnos. Nació en una situación, en unas
circunstancias distintas, muy diferentes. Él pudiera haber
nacido en tiempos, lo que llamamos nosotros, modernos. No. Entró
al mundo en un tiempo cuando no había ni siquiera servicios
médicos, ni ambulancias. ni lo que nosotros entendemos
como la Cruz Roja. Nada. No había ni siquiera una
farmacia. No existían ni pastillas para
el dolor de la cabeza. La gran mayoría de las personas,
sin discutirlo, que se formaban para ser sanadas pudieran haber
ido en tiempos modernos a una farmacia y con una pastilla se
habrían ido felices. Pero el tema es importantísimo
tomarlo en cuenta. Nuestro Señor Jesús pudiera haber
nacido ahora. Pudiera haber anunciado su evangelio vía internet. Pudiera
haber, no, no, no. Se tardaban días para ir de un
lado a otro. Eso es lo que llamamos los viajes,
podríamos decir misioneros, ¿no? Pero, ¿cuán incómodo? Inconveniente. Tú y yo, si mañana se fueran
a acabar, nada de agua, para las reuniones públicas la gente
se quedaba, no había comida rápida, nada, nada de lo que nosotros,
ni un oxo, ni refrescos, nada. ¿Cuál es el punto? Nuestro Señor
Jesús entró a un mundo en donde tú y yo, bajo una situación así,
estaríamos hablando de cuán afligidos Cuán grande la aflicción, no
hay agua potable, no hay luz eléctrica, no hay internet, no
hay comunicación biocelular. Estaríamos quejándonos y ahora
vuelven a Santiago y llorando todos los días como si alguna
cosa rara, extraordinaria nos... pero no. El asunto no es así. Y agregado a lo anterior, hay
que volver a Santiago para seguir leyendo aquí. Ya lo tienen en
Santiago, ya lo tienen en el capítulo 5, seguimos leyendo
aquí. En el versículo 13, está alguno
entre vosotros afligido, ahí está nuestro tema. ¿Qué dice? Que se ponga a orar. ¿Está alguno
alegre, feliz? Cante salmos, ¿no? De alabanza.
¿Está alguno enfermo? Esta realidad la conocemos, ¿no?
Y todo el procedimiento que los grupos carismáticos no toman
en cuenta, en donde no llamaron al sanador, sino a los ancianos.
Pero, ¿cuál es el punto aquí? ¿Se acuerdan ustedes de esta
ilustración? Hay tres zonas aquí. En medio de nuestro texto hay
la zona de felicidad, ¿se acuerdan? De contentamiento, de alegría,
y luego lo que llamamos la zona de confort, está funcionando
el teléfono. Hay servicios públicos. El transporte
en el metro ya arrancó bien el sistema y podemos pasar a cualquier
parte de la ciudad. La zona de comodidad, de confort,
alegres, felices, y luego la zona, ¿se acuerdan? de inseguridad, de aflicción. Y por último, ese tema lo conocemos,
la zona de peligro. ¿Y cuántas veces lo hemos escuchado? Estamos siempre sujetos a ser
obligados a movernos de la zona de confort, de comodidad, a la
zona de inseguridad. En la realidad presente, la inseguridad
es física. Es en relación con el salud de
nuestro cuerpo y el peligro de ser contagiados. Pero de todas
maneras, si no con una pandemia, esto siempre está sucediendo
en la vida de cada creyente. Dios no nos deja aquí en la zona
de comodidad. Ya lo sabemos el por qué. Nos
mueve, nos obliga a pasar a la zona de riesgo, a la zona de
peligro. Y no nos podemos proteger en
la zona de peligro. No nos podemos proteger de esos
riesgos, ¿no? Y en la medida en que Dios nos
obliga a pasar de nuestra zona de comodidad, lo sentimos como
una tremenda aflicción. Como si algo extraordinario...
Hay que hacer las comparaciones aquí. El tiempo se nos está yendo
y esa es la segunda introducción. Si estuviéramos en tiempos desde
hace 100 años, ¿no? La pandemia de influencia española,
y supuestamente 100 millones de muertos. Y ahora un poco más
de medio millón de muertos. No sé si me explico. Si hubiéramos
nacido en aquel entonces, cuán diferentes serían las cosas en
relación con cualquier aflicción. Y el punto sigue siendo que este
es el mundo caído en que vivimos. Y para terminar esta introducción
hay que decir lo siguiente, escuchen bien. Tú y yo estamos en una
situación como creyentes en donde Dios está obrando nuestras vidas.
Esta vida no es el destino final. ¿Se acuerdan ustedes del argumento?
Dios tiene en nuestra identidad está nuestro destino. En nuestra
identidad, la otra miniserie como creyentes, Dios tiene planeado,
predestinado lo que haremos en el mundo venidero. Este mundo
es temporado, esta vida es pasajera, no es el destino final, es tan
solo la preparación, como un tipo de antesala, y en ese proceso
de preparación como creyentes, las pruebas de las dificultades
son una parte de la preparación. No son evidencias de que Dios
haya fallado, no son evidencias de falta de amor de parte de
él, o falta de interés, o falta de propósitos, nada por el estilo,
sino todo lo contrario. Son pruebas de que Dios nos está
preparando para nuestro destino en el mundo venidero, lo que
llamamos destino final, en realidad es tan solo el comienzo de la
eternidad. Pero mientras que estamos aquí en este mundo, Dios
no está satisfecho con la persona que somos. Lo que hemos estado
viendo en la otra miniserie, lo vuelvo a decir sobre nuestra
identidad, es el compromiso de ser la persona que Dios quiere
que seamos. Y Dios no ha terminado ese proceso
en la vida de ningún creyente. Nosotros pensamos muchas veces
que si, Dios dice Que no, que él no está contento, que él no
está satisfecho porque su obra en nosotros de transformarnos
y convertirnos en la persona que somos destinados a ser en
Cristo, esta obra está en proceso, no? Está continuamente realizándose
esa obra en nosotros y las dificultades, las aflicciones y las pruebas
que Dios envía a nuestras vidas, ahí está nuestro tema, son una
parte crucial del proceso. Y esta famosísima fórmula, si
no la tienen apuntada, les pido que apuntan la fórmula. Y esta
fórmula dice lo siguiente, Dios en esta vida nos llevará a donde
no quisiéramos ir. A donde no queremos ir, Dios
nos va a llevar en esta vida para producir en nosotros lo
que no podríamos producir, lo que no podríamos lograr en nosotros
mismos. ¿Qué quiere decir esto? Me llevará
Dios a donde yo no quiero ir para lograr en mí cosas que no
se podrían lograr de otra forma. Esto es un gran tema. Es el tema
de las aflicciones. La fórmula donde no quiero ir,
no quiero pasar por un camino donde me veo obligado a salir
de mi confort y mi comodidad. No quiero estar en peligro. No
quiero estar incómodo. No quiero ser una persona que
sufre de una tras otra tras otra aflicción en mi vida. Pero Dios dice que esto es así,
que nos va a obligar a pasar por cosas que no quisiéramos
vivir, que no quisiéramos experimentar. Y el tema lo conocemos, no hay
nada nuevo aquí, no hay nada nuevo en esto. Para los creyentes,
en teoría lo entendemos. Pero ahora vamos más lejos. Este
asunto en donde Dios está obrando en nosotros, escuchen bien, Termina
en la siguiente forma, nos vemos obligados a depender el 100%
de él. Lo vamos a vivir aquí en relación con la apertura del
culto público. Vamos a llegar a un punto en
donde hay personas que van a decir de plano, ya no vuelvo al templo.
¿De veras? Nos van a decir porque me siento
incómodo, o porque hay algún riesgo o peligro. Pero si estas
mismas personas pueden salir a la calle, pueden moverse en
la ciudad, en cualquier medio de transporte público, o en su
propio coche, y pueden ir a donde hay más gente, están en el mismo
riesgo. incluso probablemente mayor riesgo,
mayor peligro, si van a trabajar y luego nos van a decir que no
pueden venir al culto, y aquí lo vuelvo a decir, no quiero
que esto sea mal entendido, por el momento asistir o no es completamente
voluntario, en conformidad con el riesgo y la salud y las circunstancias
de cada persona, no estoy comentando esto para presionar, no, no,
no, a eso llegaremos. Si hay personas que nos dicen,
escuchen en Gringolandia hay mega iglesias que ya anunciaron
no nos vamos a reunir hasta 2021. Y algunos de esos pastores ya
han dicho pudiera ser hasta 2022. Y mientras tanto los miembros
de su iglesia están trabajando y están saliendo de sus casas. No sé si me explico. ¿Qué tipo
de locura? ¿Qué tipo de necedad? El riesgo
aquí es menor, aunque no digo que no exista, pero el riesgo
de reunirnos y obedecer a Dios es menor que salir a la calle
después del culto. Te lo aseguro que esto es así.
Pero lo sigo diciendo. El único que nos puede ayudar,
que nos puede proteger, que nos puede salvar en medio de estas
cosas es Dios. Y esto es la famosísima fórmula,
lo sigo diciendo, famosa fórmula de Jonás. Las salvaciones de
Jehová. Y se aplica a lo que estamos
diciendo. La salvación temporal, la salvación
espiritual, la salvación eterna. Cuanto más la salvación física,
hablando metafóricamente de la palabra salvación, procede de
Dios, depende de Dios, pertenece a Dios, no le pertenece al hombre. Y es lo mismo con la salvación,
lo vuelvo a decir. Estas personas que piensan que pueden salvarse
a sí mismas, a su manera, cuando quieran y como quieran, y que
Dios está obligado, Dios les contesta y les dice, no, la salvación
es de Jehová. La salvación a mí me pertenece,
no es mi prerrogativa. Y es lo mismo, si esto es con
la salvación, ¿cuánto más en medio de una pandemia, cuánto
más pertenece a Dios? la salvación temporal, física,
nuestra estancia en esta vida, en este mundo, ¿no? La cuestión
de enfermarnos o no enfermarnos de algo, sea este COVID-19 o
lo que sea. El asunto es así. Ahora, por
último, y ya va más de media hora la introducción. Por último, termino la introducción
ahora. Y hemos preparado el camino para
ver lo que nos toca el día de hoy. Por último, tan solo lo
comento así. Hay modelos bíblicos del proceso
de santificación, crecimiento, madurez en la vida cristiana. Hay estos modelos, ¿no? En donde
la persona es regenerada, recibe una naturaleza nueva, nace de
nuevo y comienza su peregrinación hacia el cielo. Y aquí tenemos
la trayectoria siempre hacia la meta. la meta es la muerte
y su entrada al cielo y en los modelos bíblicos de progreso
en este proceso de aquí ya tenemos el boleto pero tenemos que aprender
el idioma tenemos que vivir conforme a las reglas de nuestra patria
la celestial ya somos ciudadanos del cielo y tenemos que aprender
a vivir aquí en la tierra en una colonia del cielo la iglesia
se nos inculcan nos dan clases nos dan estudios incluso universitarios
de posgrado de cómo vivir en conformidad con la palabra de
Dios, la voluntad de Dios, la ley de Dios, las normas de Dios.
Pero las ilustraciones aquí las conocemos. Hay seis o siete modelos
de lo que puede pasar en nuestra peregrinación hacia el cielo.
Y la primera ilustración la conocemos es la persona cuya vida cristiana
no sufre de lo que nosotros entendemos de estos tiempos en donde se
está aplanando o yendo un poco hacia abajo, y luego más adelante,
y luego estancado y aplanado, o sea, no está subiendo y así.
Hay este modelo que conocemos en donde hay momentos a lo largo
del camino en donde la persona por un tiempo no está subiendo. Es la persona en su vida, se
acuerdan de la ilustración, hay dificultades y pruebas. Y esta
persona, lo vemos en cuantos ejemplos bíblicos, el tiempo
se nos acabaría y esto no es nuestro estudio el día de hoy,
es tan solo una ilustración. Hay estos momentos que llamamos
de crisis. De crisis en crisis va esta persona
y cada crisis provoca un proceso acelerado de crecimiento y luego
se queda estancada, se queda no paralizada, no inmóvil, pero
no está avanzando como después de pasar la crisis y después
de pasar la crisis sube más y más hacia arriba, hacia la meta y
esta ilustración la conocemos. Es el modelo de crisis en la
vida cristiana en donde las aflicciones, las pruebas y las dificultades
son, en síntesis, la crisis. La crisis en la vida de Abraham,
la crisis en la vida de Jacobo, la crisis en la vida de David,
en la vida de Moisés. Los ejemplos los conocemos, ¿no?
Y combinado con la crisis son grandes momentos de aprendizaje.
en la crisis lo que se va aprendiendo en los momentos cuando aparentemente
está no subiendo sino estancado o no está cayendo en pecado pero
no está avanzando en teoría la persona está aprendiendo y adquiriendo
cada vez más entendimiento y más conocimiento pero la triste realidad
acerca de todo esto la conocemos Por más que el aprendizaje, que
es sumamente importante, santificarlos en tu verdad, tu palabra es verdad,
por más que vamos entendiendo y creciendo en nuestro conocimiento
de Dios, de su palabra, de su evangelio, del proceso de transformación,
de su voluntad, para nosotros es la crisis. Lo que nos obliga
a crecer, lo que nos obliga a poner en práctica lo que entendemos,
lo que conocemos, lo que vamos entendiendo. Y este gran tema
lo hemos visto muchas veces y lo estoy metiendo aquí, en la última
parte de la introducción, para vincularlo Con las aflicciones,
¿no? Con las aflicciones. Estos momentos
de crisis son aflicciones, son pruebas. Y esto es la triste
realidad. Y en forma realista, ¿no? Las personas que piensan, no,
en teoría tan solo el aprendizaje, ¿no? Es como, sería como decir
al cirujano, ¿ya lo aprendiste todo? Te vamos a mandar al quirófano
para la cirugía de corazón abierto. Doctor, ¿no? Que ya tienes tu
título. De la escuela de medicina al
quirófano vas para practicar la cirugía abierta en un ser
querido, miembro de tu familia, pudiera ser tu mamá. Y el médico estaría diciendo,
no, no, no, no, yo prefiero a un experimentado, yo prefiero al
doctor fulano, experto, el mejor del país si fuera posible, yo
tan solo me quiero meter ahí a ver, no quiero meter mis manos
en el asunto porque me hace falta La experiencia para poner en
práctica mis conocimientos es un largo proceso. Y entonces,
¿cuántas veces quieres entrar ahí como practicante, como observador
en el quirófano, pero no quieres hacer nada? De preferencia, dice
como 100 cirugías. Como 100 veces me gustaría entrar
ahí a ver, ¿no? A ver, ya después de como 100
cirugías, si 100 veces de estar ahí viendo y tomando mis apuntes,
a lo mejor con un guante me meto un dedo, ¿no? A ver, a ver. No
sé si me explico. Así estaríamos todos nosotros
con nuestro entendimiento de las cosas espirituales si la
crisis, si la aflicción no llegara a nuestras vidas. Esa es la triste
realidad. En forma tan directa, tan realista
lo estoy señalando. Ahora llegamos a nuestro tema.
Escuchen bien. El bosquejo aquí es muy sencillo.
Lo que nos interesa después de bosquejarlo un poquito, en una
forma muy abreviada, vamos a aplicarlo. Y terminaremos. A este punto
hemos llegado después de dos introducciones. Y el primer punto
es lo siguiente. Todos nosotros tenemos pruebas
y aflicciones en nuestras vidas. Todos. No hay excepciones. Muchos piensan que los cristianos
deberían de vivir libres de esto. Es lo contrario. Los cristianos
tenemos más pruebas, tenemos más aflicciones, porque lo que
Dios está haciendo en nosotros es lo que estamos diciendo. Nos
está obligando a poner en práctica lo que creemos, lo que entendemos.
La fe que cree, que confía, luego se somete. Luego actúa y las
dificultades, las luchas, las pruebas, las aflicciones son
la regla en la vida cristiana. Por eso nadie se queda más que
un ratito en la zona de comodidad. Los que predican el evangelio
de prosperidad te quieren mantener al 100% del tiempo felices, felices
y cinco meses y luego cinco años y toda la vida sin ninguna. Pero
esto no pasa a nadie. Y sería un desastre si el practicante
ahí, el internado fuera a decir, no, ya pasamos cien veces que
yo entré ahí observando, prefiero terminar mi carrera así. ¿Qué sucedería? Y cuanto más
en la vida cristiana, todos tenemos estas pruebas. Todos. Y no debemos pensar que nuestras
pruebas son únicas o distintas, como ya sabemos o como vamos
a ver más adelante. Son comunes y corrientes, ¿no?,
estas pruebas. Pero el segundo punto es que
a nadie le gusta esta realidad. A mí no me gusta, a ti no te
gusta, a nosotros no nos gustan estas aflicciones, estas pruebas,
estas dificultades. Nadie quiere ser afligida. Nadie quiere ser probada. Nadie
quiere pasar por una pandemia. Nadie quiere estar expuesto a
algún peligro. Nada de esto es agradable. A nadie le da gusto. Y así la palabra de Dios. Lo dicen, es verdad, escuchen,
que ninguna disciplina, ninguna prueba, ninguna, la palabra se
traduce en algunas versiones castigo, aunque no estamos hablando
de eso, parece ser causa de gozo, sino más bien de tristeza. El
texto en Hebreos 12, 11, en donde el argumento es Dios disciplina,
y una parte de esa disciplina son las aflicciones, a nadie
le gusta, y no es un, como lo dice Santiago, motivo de sumo
gozo en nuestra reacción en la carne es lo contrario no nos
gusta y la palabra de Dios lo reconoce y no nos gusta y escuchen
el por qué ah porque no podemos controlar lo que nos está sucediendo
hay un texto apúntenlo no lo vamos a ver lo voy a citar es
Ecclesiastes 7 13 dice así mira la obra de Dios porque quien
podrá enderezar lo que él torció. El texto es tan fuerte, tan directo
y habla de nuestro tema. Mirad, miran, vean muy de cerca
la obra de Dios. ¿Cuál obra de Dios? La obra de
Dios en las aflicciones. ¿Quién podrá enderezar lo que
él ha torcido? El tema es tremendo. Prediqué
hace años sobre ese texto. Escuchen, incluso hay libros
de la época puritana sobre el texto. Hay algo que Dios ha torcido
en tu vida. Hay algo chueco. Hay algo que
se llama una aflicción, una prueba. Hay algo desagradable, pesado,
difícil, gravoso, que te inquieta, que te deja así preocupado, con
ansiedad. En medio de la aflicción hay
algo chueco. ¿Quién puede enderezar lo que
Dios ha torcido? El argumento es sobre la providencia
oscura Sobre las cosas que no salen bien y la pregunta ¿Quién
puede, salvo Dios, sacarnos de esto, de algo penoso, de algo
difícil? ¿Quién puede rescatarnos en medio
de la aflicción? ¿Quién puede librarnos de la
dificultad? ¿Quién puede quitar de un día
a otro si quiere hacerlo la pandemia de nuestro mundo? Pudiera suceder
así, a mí no me sorprendería para nada si en el transcurso
de unos cuantos días esto se fuera a acabar o pudiera prolongarse
por un par de años. Pero, ¿quién puede hacer la una
o la otra cosa? Tan solo Dios. Y los argumentos
aquí no son nuevos. Todos tenemos estas pruebas.
No nos gustan. Porque hay algo chueco. Algo
contrario a tu voluntad. Algo que te incomoda. Algo que
te inquieta. Y el próximo punto es, Dios es
el autor de todo esto. Lo comentábamos al principio.
No estamos en las manos de la suerte. El mismo Dios que nos
colocó en este momento de la historia, tenía planeado todas
las personas, el sermón de hace 8 días, el coraje, el enojo,
la frustración, a esto llegaríamos también el día de hoy. Dios es
el autor de estas cosas y la gente enfurecida Ah, porque no
quieren reconocer la verdad acerca de la mano de Dios en estas cosas. De la misma manera que Dios nos
concede cierta medida de felicidad, alegría y prosperidad De la misma
manera hay cierta medida de aflicción, cierta medida de pruebas, cierta
medida de crisis en nuestras vidas. Y los textos que hablan
de esto son interminables. El más conocido, ni lo vamos
a buscar, es 1 Corintios 10, 13 en el Nuevo Testamento que
dice que no hay ninguna prueba que no sea común, que no hay
ninguna prueba extraordinaria que llega a la vida de ningún
creyente, que cada prueba es hecha a la medida de cada persona
creyente y que no seremos probados más allá del límite, que podemos
por la gracia de Dios aguantar y soportar, etcétera, etcétera.
Las pruebas están hechas a la medida de cada creyente por la
mano de Dios. Son diseñadas a propósito para
cada creyente y nosotros lo hemos vivido con la pandemia. No hay
ninguna persona que haya sido afectada, afligida en exactamente
la misma forma, aunque todos lo hemos sufrido. Todos estamos
sufriendo, entre comillas, si se puede llamar sufrimiento,
no lo que estamos viviendo. Y el punto, Dios hará la salida,
Dios obrará, no, no, no, no sacará del problema, sino obrará mediante
el problema para nuestra transformación, para nuestra santificación. Pero el punto sigue siendo, y
a esto volveremos, los que no quieren ver la mano de Dios en
todo esto, ¿A quién le van a acudir? Es la tragedia. A veces estas
gentes en la televisión, en videos, en internet, ahí están en medio,
su ser querido está entubado, está con oxígeno, está en medio
de la crisis, y están hablando como si estuvieran en las manos
de la suerte. Como si estuvieran en las manos
de los médicos. Como si el 100% del asunto dependiera
de la ciencia. Eso es absurdo, y trágico, y
triste, y fatal. Fatal. ¿No quieren ver la mano
de Dios en esto? No. No la quieren ver. O si la
quieren ver es tan solo para enojarse, es tan solo para victimizarse,
tan solo para hacer un gran berrinche y nada más. Ahora el próximo
punto. Todos tenemos estas pruebas.
No nos gustan. Son la mano de Dios. Y ahora,
escuchen, en la vida de cada creyente estas cosas están siendo
encaminadas para nuestro bien espiritual. colaboran para nuestro
bien espiritual. Eso es el tema que hemos estado
viendo. ¿Cuál bien espiritual? En Romanos 8, 28, todo encaminado
para cuál bien? De hacernos semejantes a Cristo.
Para obrar en nosotros la transformación, la santificación de nuestro carácter,
de nuestra personalidad. Y así el asunto. Dios nos está
encaminando a un fin predestinado, es a saber que seamos en alguna
medida, antes de salir de este mundo, semejantes a Cristo. que
las aflicciones son una parte del proceso. Para nuestro bien
espiritual colaboran. Para nuestro bien eterno son
encaminadas. Dios nos está haciendo el bien. Y podríamos tardar media hora
ilustrándolo en la vida de nuestros hijos y la relación de padres
e hijos. Y el hijo nunca quiere estudiar. No quiere hacer sus tareas. Ni
siquiera quiere ir a la escuela. No le gusta. Dice que es una
tremenda aflicción estudiar. Que leer le da sueño. ¿Y sus papás están ahí con qué?
te guste o no hijo vas a estudiar y te vas a aplicar y te vamos
a obligar y vamos a forzar el asunto y si no saldrá de la escuela
y ni sabe ni sabe leer cuán absurdo pero la ilustración
es válida es para tu bien espiritual Las cosas son encaminadas para
hacerte bien, incluso lo que está pasando en la pandemia. Ahora, en una forma muy abreviada,
antes de llegar a una lista de aplicaciones aquí, nos toca ahora
discutir lo siguiente. Y esto nos saca un poco del contexto en que estamos comentando
este asunto. Hay muchas maneras en que somos
afligidos en esta vida y en este mundo. muchas maneras, ¿no? Dios usa muchas cosas, muchas
situaciones, muchas circunstancias para afligirnos. Dios tiene,
es como un médico, ¿no? La ilustración es válida, es
como un médico que tiene ahí una lista de medicinas, que tiene
su farmacia, ¿no? Y para cada paciente, para cada
persona, para cada enfermedad, hay una medicina. Y agarra una
para fulano y otra para así. Y así funciona esto. En la lista
de formas en que tú y yo somos afligidos hay que comentar en
una forma muy abreviada algunas cosas. Dios nos puede afligir
Y lo hace, escuchan, por medio de las imperfecciones naturales
que existen en todas las cosas físicas, en un mundo caído hay
imperfecciones en todas las cosas físicas, incluyendo nuestros
cuerpos físicos. Esto es un gran tema, desde las
imperfecciones en tu ADN, hasta el deterioro, el proceso de envejecimiento,
de descomposición que siempre está sucediendo en tu cuerpo.
De igual manera con todas las cosas físicas, toda cosa creada
o fabricada por los seres humanos ¿Tiene algún defecto? No hay
ninguna cosa libre de defectos. Sean máquinas, sean aparatos,
sean productos, la lista es interminable. Todas estas cosas de fabricación
humana, sean coches, sean electrodomésticos, sean herramientas, sean medios
de transporte, servicios. ¿Cuántos servicios públicos funcionan
a la perfección? Ni la luz, ni el agua, ni el...
Ninguna cosa de fabricación humana es libre de defectos. Ninguna
cosa de fabricación humana dura para siempre. Y el hecho de que
las cosas que cotidianamente usamos entran en este paquete
es increíble. Las cosas que usamos. cotidianamente,
que a veces, porque sabemos que no son libres de defecto, no
nos dan mucha confianza. Son estas cosas que se descomponen
cuando menos lo pensábamos, se descomponen algunas de estas
cosas. Y la triste realidad, cuando menos pensábamos que nos
podrían fallar cuando menos lo esperábamos y cuando más necesitábamos
cuando más necesitábamos estas cosas se descompusieron y cuanta
aflicción cuan grande la prueba Y la lista
aquí es interminable. Desde la llanta ponchada, hasta
la batería muerta, hasta la fuga de agua, hasta el disco duro
que se quemó, hasta el apagón, ¿no? El apagón o la herramienta
que justamente cuando estábamos terminando el proyecto se rompió. Hasta la llave. No, no se quebró,
no se partió en dos, la llave torcida, la llave chueca y ahí
estamos tratando de... a ver si se va a romper la llave
o no. Estos defectos, estas imperfecciones están por todas partes y son
grandes aflicciones en nuestras vidas. Y la lista aquí es interminable,
cuanto más nuestros cuerpos Nuestros cuerpos están sujetos a mil enfermedades. Hay mil maneras de morir. Se
va desgastando, dice la palabra de Dios. El proceso de desgaste
es interminable, es continuo. Se llama en filipenses este cuerpo,
el cuerpo de nuestra humillación, bajeza. Y a esto volveremos. Porque el cuerpo mismo es un
instrumento para afligir y para humillar a quien sea. La humillación
se va debilitando. el hecho de que tarde o temprano
vamos a morir, la realidad de nuestra mortalidad, lo que hemos
escuchado en los sermones recientes, en la quijón, en la carne. Y
estos defectos, estas imperfecciones físicas, están en cada cuerpo,
lo que llamamos, lo vemos en forma externa en lo que llamamos
los defectos cosméticos, ¿no? Y depende de qué tipo de defecto
cosmético estamos mirando en el espejo, porque el defecto
cosmético pudiera ser indicador de un defecto mucho más grande
que no vemos en la parte exterior del cuerpo. Así, pero rápido
hay que terminar esto, en sentido moral, en el carácter de cada
persona, en la personalidad de cada quien, ¿cuántos defectos? En sentido espiritual, en sentido,
aquí estamos hablando de creyentes, ¿cuántos defectos de carácter
están en la vida de cada creyente? ¿Cuántos? Y nosotros nos fijamos
en esos defectos en los demás, y Dios quiere que veamos los
mismos defectos en nosotros. Los defectos que tenemos, que
tú y yo los tenemos que aguantar en los demás. Es increíble. Es
un gran tema la amistad. Porque entre más que conozcamos
a de veras a otras personas, aún en un contexto cristiano,
más estamos conscientes de sus defectos, de sus debilidades,
de sus imperfecciones, en su carácter, en su personalidad,
en su espiritualidad. Y cuán difícil se vuelve el asunto. Estos amigos de 30, 40 años,
amigos de por vida. Entre más que se conozcan, peor
el asunto. la falta de paciencia, la falta de dominio propio. El
tema de hace ocho días, el coraje, el enojo explota, es como un
volcán, ¿no? echando lava, la infidelidad,
el egoísmo, el narcisismo, la soberbia que vemos en los demás,
su deseo de tener el control, el poder, el dominio, la vanidad,
de lucir bien, de verse bien, su falta de amor, su falta de
consideración, su falta de simpatía, sus luchas en cuanto al materialismo,
la codicia, la concupescencia. la auto-idolatría, los ídolos
del corazón, que vemos al mirarnos a nosotros mismos en el espejo,
eso es lo que vemos, una parte de ese paquete está en cada uno
de nosotros. Y Cristo hablando de qué tan
difícil es la aflicción para mortificar o hacer morir estas
cosas en nuestras vidas, Cristo la ilustración de cortar la mano,
de sacar el ojo en Mateo 5, Pablo en repetidas ocasiones la ilustración
de crucifixión, Los que son de Cristo han crucificado la carne
con sus deseos, con sus afectos, con sus pasiones. Lo difícil
de este proceso de hacer morir los restos y remanentes del pecado
en nosotros y el hecho de que esto es una lucha cotidiana con
debilidades, con tendencias pecaminosas, sin hablar del enemigo, sin hablar
del diablo, sin hablar del mundo, sin hablar de la tentación, la
seducción del mundo. Y para lograr esto en nosotros,
prueba tras prueba, aflicción tras aflicción, ¿cuánto más? Para muchos hoy en día, esto
lo voy a quitar, tan solo lo menciono, lo vamos a ver próximamente,
¿cuánto más la vocación? La chamba, el trabajo, lo vimos
en uno de los estudios sobre lo que hacemos en nuestra vida,
pero cuán grande la aflicción, cuán grande la prueba, Si tu
empleo es inestable, si tu empleo es eventual, si tus ingresos
son inciertos, si no te alcanzan, si no son suficientes, si limitaciones
y pueden ser capacidades limitadas físicas o mentales en lo que
es tu vida ponen un límite sobre tus ingresos. Lo que puedes ganar,
en lo que puedes trabajar, que tan grande la aflicción y la
insatisfacción, la inseguridad, la preocupación, la ansiedad
y cuantas personas su trabajo es difícil, su trabajo, su chamba
es algo tan pesado, tan aburrido, tan desagradable. y están constantemente
luchando y la aflicción es su descontento, insatisfechos con
su empleo. Hoy en día estamos frente a una
situación que si Dios no interviene en el asunto, y esto depende
en gran medida de la economía en los Estados Unidos, para los
que no quieran entender, el 85% de las exportaciones mexicanas
van al norte. Si no se levanta la economía
en la Unión Americana, jamás se va a levantar en este país.
El turismo está muerto, el petróleo es un hoyo total de pérdida,
tras pérdida, tras pérdida. Las remesas, 30% de la población
depende de estas en algún sentido remesas, pero si no hay chamba
en el extranjero, ¿cómo va a haber más remesas? Hagan ustedes su
lista. Nosotros estuvimos así entrando,
llegando a San Luis Potosí, las carreteras llenas de camiones
el jueves en el viaje de regreso, y a mí me dio una gran sorpresa
porque venían de ambos lados, ¿no? Y la esperanza de levantar
la economía, pero si esto no se logra. Es la mitad de la gente
que se va a quedar sin empleo en este país. Es la mitad de
la gente cuyo trabajo es cotidiano, viven al día o a la semana. Cuán grande será la aflicción. Sin hablar, el último punto aquí
es este, de las aflicciones en nuestras relaciones interpersonales,
otro tema que hemos visto hace poco. Y el hecho de que en nuestras
relaciones con otras personas, Hay muchas aflicciones. Hay muchísimas
pruebas. Muchísimo dolor incluso. Y la
lista aquí es interminable. Íbamos a analizar esto, pero
no tiene caso ahora. Tan solo comento lo siguiente.
Hay muchas cosas que sucedan en las
relaciones que tenemos los unos con los otros. Y cuando una persona
se vuelve en contra de nosotros o se convierte en nuestro enemigo,
peor aún, o cuando un ex amigo ahora anda abiertamente declarándonos
la guerra porque se ha convertido en nuestro enemigo, ¿cuán grande
puede ser la aflicción? O estas personas que motivadas
por el orgullo y la soberbia o sus prejuicios o su propio
ego. Estas personas prepotentes que
nos hacen cosas a propósito. Nos perjudican a propósito, nos
quieren hacer daño y lo logran. Nos ocasionan cuantas aflicciones
personas de este éndulo. Es un gran tema, porque hay un
análisis de diferentes tipos de personas que hacen esto. Lo
vamos a dejar, pero tan solo lo digo así, personas de un carácter
tan desagradable, insoportable, y tenemos que trabajar con esas
personas tenemos que vivir a un lado de esas personas son nuestros
vecinos son compañeros de trabajo peor si son miembros de nuestra
familia su carácter ofensivo desagradable insoportable cuan
grande la aflicción peor peor aun si son creyentes
personas que se identifican como creyentes personas que dicen
ser discípulos dicen ser seguidores del maestro Ah, pero son de este
carácter y en cada iglesia es la mezcolanza de las personas
las menos indicadas y personas así en cada congregación, personas
conflictivas, personas soberbias, personas egoístas. Y la lista
aquí es interminable. ¿Cuánto más en la pareja? ¿Cuánto
más en el matrimonio? Y así lo dejo. La aflicción que
surge de la relación que tenemos con otras personas, miembros
de la familia, algún pariente. Y cuando miramos al Nuevo Testamento
vemos todo este paquete en la vida de nuestro Señor Jesús.
Cuántas personas desagradables, cuántas personas un Judas real
o potencial mirándole y diciéndole mentiras en su cara a nuestro
Señor Jesús y sus mismos discípulos. abandonándolo a la última hora. Lo vemos constantemente en los
cuatro evangelios, lo mismo en la vida del apóstol Pablo. Qué
tan frecuentemente afligido Pablo, porque lo andaban falsamente
acusando, falsamente criticando, chismeando. Este hombre es un
impostor, es un epócrita, es un farsante, es un engañador. El gran apóstol Pablo, y la mayor
parte de sus aflicciones fuera del contexto de persecución física
y violencia en contra, violencia en contra de su cuerpo. Todo
lo que vemos en sus epístolas, en comentarios personales de
esta índole, nombrando a personas que se volvieron enemigos de
él y del Evangelio en un contexto cristiano. Entonces ahí dejo
el bosquejo. Hay más pero lo dejo. Estoy incluso
moviendo algunos apuntes aquí que vamos a dejar fuera. Ahora
para aterrizar y terminar con esto. Lo que hemos escuchado
es suficiente para ahora hacer una lista de conclusiones, ¿no?
Y la primera conclusión a la luz de lo anterior es lo siguiente.
Lo que sabemos es que Dios tiene propósitos múltiples. En todo
esto, ya lo hemos estado diciendo. Dios quiere mostrar lo que hay
en nosotros. Quiere que lo veamos. Y utiliza la aflicción, utiliza
la crisis, utiliza la pandemia para mostrarlo. Si llegamos al
punto en que hay personas que dicen jamás vuelvo a la iglesia,
vamos a concluir, estas personas nunca estuvieron en la iglesia.
Desde un principio. Lo vamos a ver así. No lo van
a poder ocultar. Lo que hay en nosotros se manifiesta
a través de estas cosas. Y Dios nos quiere enseñar la
verdad acerca de nosotros. El propósito es de corregirnos,
de ayudarnos a ver lo que hay en nosotros y ayudarnos a cambiar. Eso es tan obvio, tan sencillo
y lo sigo diciendo. Dios obra a través de estas aflicciones,
propósitos múltiples. Y hay muchísimo aquí que estoy
dejando fuera, pero hay que entenderlo. Tú y yo no tenemos tan solo una
pequeña idea de lo que pasa en la vida de otras personas. Pero Dios sabe todo. Y el mismo
que aguanta todo lo que acabamos de resumir, todas las debilidades,
todos los defectos, Dios obra para santificar y cambiar a cada
creyente. Y lo que a mí me fascina tanto
acerca de la pandemia es lo que comenté al principio. Nadie está
libre, nadie está exento, nadie está afuera. De este asunto,
los propósitos múltiples que Dios está logrando están por
todas partes. Lo que vimos al principio, lo
que Dios está obrando a través de las aflicciones, paciencia. Lo vimos en la lectura en Santiago
1, de igual manera como en Santiago 5, lo vimos en los textos. El
proceso de madurar en Santiago 1, en el versículo 5, esta palabra
completar, perfeccionar, para que seamos maduros, sin faltar,
es la plena madurez, cabales, es enteros, completos, sin faltar
en ningún detalle, eso es lo que Dios está obrando. Y lo está
obrando la vida de cada creyente. Lo sigo diciendo. La fórmula,
la más sencilla fórmula para entender cómo esto funciona es
lo siguiente. Dios está fortaleciendo el bien. Incrementando, aumentando
y fortaleciendo todo lo bueno que hay en nosotros. Nos está
madurando en ese sentido y podríamos discutir esto desde la perspectiva
de que la inmadurez es el pecado más grave en la vida cristiana
de todos. Al no madurar, no estamos creciendo. Estamos pecando incluso. Al no
crecer, al no avanzar, al quedarnos así, estancados. Dios tiene que
intervenir con la crisis. Dios tiene que obligarnos a madurar. Las etapas, ¿no? Infante, bebé,
niño, joven, adolescente, adulto, maduro y por fin, ancianito. Estas palabras las encontramos.
Las etapas en la vida cristiana que corresponden a la vida humana,
pero en sentido espiritual. Estamos en ese proceso y Dios
está fomentando, incrementando el bien y nos está obligando
a acabar con el mal. Y las aflicciones son el instrumento
que Dios usa para obligarnos a ver la realidad. Ahora, buscan
en nuestro texto que vimos en la entrada al principio, en 1
Pedro 5, vean este texto. que resume todo lo anterior veámoslo
así primero de pedro 5 ya lo tienen este texto lo vimos en
la introducción el dios de toda gracia gracia transformadora,
gracia santificadora, gracia para el momento oportuno, gracia
para la crisis, es una fórmula tan importante, es toda forma
de ayuda, de poder y gracia, es el que nos ha llamado a su
gloria eterna, esa gracia nos está transformando, vamos rumbo
al destino eterno, que es la gloria eterna por medio de Jesucristo,
después de que hubieras un poco de tiempo, y esto es la duración
de nuestras vidas en este mundo, es un poquito lapso de tiempo
a la luz de la eternidad son unos minutos la duración de la
vida más larga son unos como si fueran unos segundos y las
cuatro cosas completar madurar perfeccionar pide esto después
de que hubieras sufrido aflicción padecimiento por un tiempo Completar
lo que falta, lo que necesita ser transformado, se va a transformar. Y eso es la meta, de perfeccionarnos,
de santificarnos. Y las siguientes palabras son
simplemente aspectos de este proceso. La siguiente palabra,
confirmar, afirmar, afinanciar. estabilizar, reforzar, hacer
sólido, proporcionar fortaleza, firmeza a la persona, confirmando. ¿Y cuántas veces lo hemos escuchado?
La persecución puede ser una aflicción que te obliga a afirmar
lo que crees, que te obliga a afirmar lo que estás dispuesto a hacer
o no, lo que estás dispuesto a sufrir incluso. un pastor de
una mega iglesia en california en donde los tienen prohibidos
a reunirse en presencia en una mega iglesia y dijo en una entrevista
dijo pudieran agarrarme el próximo domingo y llevarme a la cárcel
y aquí estoy se ofreció aquí estoy que vengan a llevarme a
la cárcel pero confirmando afirmando lo que lo que estoy diciendo
y eso es lo que las pruebas y aflicciones hacen demuestran los que están
firmes de lo que no están firmes y la próxima palabra vean Escuchen,
fortalecer, corroborar en la versión antigua. Y esta palabra
habla de llenarnos de poder y fuerza. Es cuando soy débil, entonces
soy fuerte. Es la gracia, ¿no?, que Dios
proporciona para superar cualquier debilidad en nosotros. Nos llenas
la llenura, la plenitud del espíritu, las cosas caminando sobre el
agua que no puedes hacer sin ese poder, sin esa fuerza, sin
esa ayuda, todo el paquete. Y la última palabra establezca
Se traduce, echar cimiento. Vean, cementar, fundamentar,
asentar. Y la idea es, estás construyendo.
Es el tema de la arquitectura. Y somos arquitectos construyendo
una vida cristiana. Y sobre la palabra, cuál es el
fundamento. Sobre la verdad, cuál es el cimiento.
Sobre las promesas, sobre Dios, su carácter, su amor. Estamos
construyendo nuestras vidas en base a su bondad, su fidelidad,
su gracia, su misericordia para con nosotros. Estamos siendo
establecidos. Y esto sucede al final del proceso. Al salir de la crisis, en teoría,
salimos establecidos, cementados, fundamentados, fortalecidos,
perfeccionados, madurados, todo el paquete está en la mira. Ahora,
ahí nuestro tema. Ahora para concluir, lo que vamos
a hacer es, viendo que hacia esa meta nos está moviendo Dios
en las aflicciones, vamos a terminar con lo siguiente. Este tema que
voy a mencionar aquí y nos sirve para ilustrar Al aplicar esto
a nosotros mismos, lo que estamos haciendo aquí es lo siguiente.
Estamos metiendo de por medio en el tema de las aflicciones
el tema de las pérdidas. Escuchen bien. El tema de las
pérdidas que conocemos entra aquí. Porque en alguna forma
las pérdidas son una parte de las aflicciones, o las aflicciones
resultan en pérdidas, como sea. Los temas son iguales para efectos
prácticos. Y lo que sabemos es lo siguiente,
sufrimos aflicciones a lo largo de nuestra peregrinación por
este mundo, pero ahora ven como en la aplicación se amplía el
argumento. Porque estas pérdidas que toman distintas formas para
los enconversos son advertencias. Son advertencias acerca de la
pérdida de su alma. Son advertencias acerca del fin hacia donde van.
La perdición de su alma está frente a sus ojos. En cada pérdida,
grande o pequeña, Dios les está avisando, Dios les está advirtiendo
acerca de lo que vendrá a ser el fin de su peregrinación por
este mundo. Y les está diciendo siempre lo
siguiente. La vida les ha sido prestado
por un tiempo. Incluso sus almas no se pertenecen
a sí mismas, ninguna de estas personas en conversas están en
las manos de Dios. Y Dios obra continuamente a través
de aflicciones y pérdidas para que lo comprendan. En su salud,
en su situación económica, en relación con sus pertenencias
materiales, en relación con sus facultades y habilidades, en
relación con sus seres queridos y su familia, la lista es interminable.
Van a sufrir aflicciones y pérdidas a lo largo de su peregrinación
por este mundo. Y Dios les está hablando, sean
accidentes, sean tragedias, sean guerras, sean colapsos económicos,
sean terremotos, huracanes, fenómenos naturales, sean pandemias. Dios
les está hablando de este mismo punto. De que su vida les ha
sido prestada por un tiempo. Y si no se han asegurado de su
propia salvación, entonces van a sufrir la pérdida total, la
pérdida de su alma. Y esto es lo que Dios está haciendo
constantemente en la vida de cada persona en conversa. Y los
argumentos aquí son muchos, los tengo que resumir en la siguiente
manera. A lo largo de su peregrinación
por este mundo van, en medio de crisis tras crisis tras crisis,
van perdiendo cosas. Y la primera cosa que van a perder
es la posición que han ocupado a lo largo de la mayor parte
de su vida adulta. Llegarán al momento de perder
esa posición. Como padre, como madre, como
profesor, como sea la vocación la que fuera, pierdan el puesto,
la influencia y todo lo que este paquete les proporcionaba. Es
una gran pérdida. Antes de llegar a la tumba sufren
esa pérdida y no entiendan lo que Dios les está advirtiendo.
Y así van las pérdidas, van perdiendo una tras otra cosa, culminándose
en su salud, culminándose en su autoconfianza, culminándose
en la pérdida de todo lo que ha sido su vida y su mundo en
la medida en que se acerca a la tumba esto es lo que está pasando
y la mayoría de estas personas ven lo que sucede llegan un momento
en donde pierden toda motivación para vivir a ese punto habiendo
construido su vida sobre la arena llegan al momento en que ni siquiera
quieren seguir vivos y prefieren morir creyendo que esto les va
a ayudar a librarse de sus aflicciones. Pero la verdad, como lo estamos
diciendo, como nuestro Señor Jesús lo decía, es muy diferente
de lo que estas personas quieren entender. Y cuando ya lo comprendan,
será demasiado tarde para cambiar su destino. Pero ahora, lo que
nos interesa aquí es lo siguiente. En la medida en que esto pasa
en la vida de una persona en conversa, sus formas de reaccionar
nos ayudan mucho a aplicar este asunto. Porque hay una larga
lista de reacciones que vemos ante estas aflicciones. Algunas
de esas reacciones las conocemos, las hemos estado comentando a
lo largo del sermón, pero ahora vamos a encaminarnos en la lista
de aplicaciones a este punto. Hay personas que reaccionan ante
las aflicciones, o las pruebas, o las pérdidas, y vean cómo reaccionan. Con parálisis. Se quedan paralizadas. ¿Qué es esto? Estas personas
pierden la capacidad de reaccionar. Pierden en un momento dado incluso
la reacción de pensar. Se quedan congeladas. No, no
simplemente estancadas. Es como la persona aquí aplanándose,
¿no? No subiendo, no creciendo. Se
queda por un tiempo, parece que con un tipo de parálisis. Pero
hay muchas personas así en conversas y su parálisis es total. Así, lo vemos. ¿Qué quiere decir
esto? Nunca más van a cambiar. Nunca más van a responder a lo
que está pasando. Se convierte en un tipo de zombi
aquí en la tierra. Hay otras personas, vean, su
reacción es de aislarse. apartarse, encerrarse frente
a la crisis, frente a la aflicción. Esto es una parte de lo que estamos
viviendo. Y hay un gran peligro en esto. Muchas personas reaccionan
así. Estamos hablando en una forma genérica aquí. Las personas
que llegan a cierto punto en su vida y comienzan a apartarse,
a aislarse. Hay una táctica del diablo que
es la siguiente. La vemos en el reino animal.
Lo vemos con el león, con el tigre, con el depredador buscando
a su presa. Apartar. a su presa de los demás,
aislar con el fin de atacar y destruir a la persona. Y hay cantidad
de personas que responden ante sus aflicciones y pruebas aislándose,
apartándose y se convierten en presa fácil para el enemigo de
sus almas. La reacción de apartarse es equivocada,
de igual manera como paralizarse, pero lo vemos por todos lados.
Hay otras personas que entran en una etapa de tremenda confusión.
Tremenda confusión. Y esto va por diferentes caminos.
Hay personas que frente a la aflicción que está pasando en
su vida están tan confundidas que prefieren, escuchen, vivir
en un mundo de fantasía. Es el escapismo. Hay cantidad
de personas que se la han pasado cuatro meses frente a la tele,
frente al mundo del internet, frente a su serie favorita, la
miniserie, en cualquier medio de comunicación. Se han escapado. No. No. Estas personas están
confundidas. Totalmente perdidas. Sí. Sí. Porque se han vuelto incapaces
de vivir en el mundo real. Su único refugio es de perderse
en un mundo que no es ni siquiera real. Su telenovela, la que estaban
viendo, Ya se volvió una realidad para estas gentes? No! Están
perdidas estas gentes en el mundo de sus telenovelas. O las redes
sociales, como sea, es lo mismo. Otras personas escuchan frente
a este paquete, otras personas escuchan lo que sucede, cometan
gravísimos errores, toman decisiones equivocadas. que tan sólo sirven
para empeorar la crisis, que tan sólo sirven para prolongar
la aflicción. Toman decisiones que acabarán
arruinando sus vidas. Es increíble. Me voy a tal lado,
¿no? Me voy a... Y la lista desde
personas que dicen, voy a tal lado, voy a cambiar hasta me
voy a divorciar. La lista es interminable de errores,
equivocaciones que las personas cometan frente a la crisis, frente
a la aflicción. No reaccionan correctamente.
Y lo vimos hace ocho días, hay una muchedumbre de personas que
terminan bien enojadas en su victimización, más que furiosas. Y están echando la culpa a todos,
al gobierno, a los médicos, la lista es interminable. ¿Qué es
lo que estamos resumiendo con esta lista? Estamos mostrando
cómo la mayoría de la gente reacciona en la carne ante sus aflicciones.
Con enojo, con amargura, con frustración, con resentimiento.
Están tan solo asegurando que las cosas irán, que vayan de
mal en peor. Eso es lo que están asegurando.
Nada más. Están asegurando su propia catástrofe. La están garantizando. Nosotros
lo entendemos. Las reacciones que estamos resumiendo
aquí a grandes rasgos las vemos por todas partes. Y el punto
es lo siguiente, ninguna de estas personas quiere ver lo que señalábamos
al principio aquí en la conclusión y la aplicación. No quieren ver
la mano de Dios en el asunto. No la quieren ver. Ahora busquen
en Pedro y vamos a terminar. No quieren ver su mano correctiva,
amorosa, disciplinaria, bondadosa, obrando en sus vidas, aunque
sea como una advertencia. No quieren entender que Dios
les está llamando la atención para que cambien, para que se
arrepientan en muchos casos. Están mirando las cosas desde
la perspectiva de la carne. Ahora, para concluir, y la última
aplicación es ésta. Es 1 Pedro 5. ¿Ya lo tienen?
Este texto lo vimos al principio, y es el versículo 6, humillaos
bajo la poderosa mano de Dios. Y el argumento es que humillándonos
a su debido tiempo nos librará de la aflicción, nos librará
de la crisis. Y luego dice, mientras tanto echando toda vuestra solicitud
sobre él. Porque Él tiene cuidado de vosotros,
de nosotros. Con esto llegamos a concluir
y vean lo que este texto dice. Al ver la mano de Dios en nuestras
aflicciones, como lo hemos visto en este sermón, escuchen bien. La primera cosa que debemos hacer
es lo que el texto dice, humillarnos. Humillarnos. El texto es de muchísima
ayuda porque humillarnos quiere decir mucho y comienza con lo
más sencillo. No debemos pelear contra Dios
en medio de la aflicción. No debemos pelearnos con nuestro
creador. Hemos sido afligidos, lo vimos
en el capítulo anterior, en el 4.19, según su voluntad. Pelear
en contra de él, lo que los inconversos hacen es, pelean, no reconocen
la mano de Dios, y luego salen peleando en contra de Dios. De
igual manera, muchos creyentes pretenden resistir, evadir, o
escapar de la aflicción sin humillarse, sin que sean humillados. Y el
texto dice, no, lo que nosotros tenemos que hacer es humillarnos.
Y hay que entender lo siguiente, tú puedes ir a cualquier lugar
en el mundo donde la pandemia ha hecho un impacto y lo que
ves por todos lados es gente humillada. Desde arriba hacia
abajo, desde abajo hacia arriba. Desde políticos famosos y ricos,
poderosos. hasta los pobres en la calle,
todos humillados por la pandemia. Y eso es lo que Dios hace en
estas cosas. Pero el texto es un mandato,
es una orden divina, es la forma imperativa. Hay que humillarnos,
¿no? Hay que humillarnos voluntariamente,
individualmente, personalmente. Tenemos que humillarnos frente
al Dios que nos está afligiendo. Esa es la orden divina y es la
única forma para responder correctamente. Escuchen, hay una lista tremenda
de ejemplos de esto en la Biblia. Cuando Elí escuchó de la boca
de Samuel un mensaje en su contra, un mensaje en contra de su familia,
un mensaje en contra de sus hijos rebeldes, respondió diciendo,
Teobaes, Haga lo que bien le parezca. Haga lo que bien le
pareciere. Y el mensaje de juicio pronunciado
en su contra resultó en este lenguaje. Esto es la mano de
Dios. Va a matar a mis hijos por su pecado. Haga lo que bien
le parezca. Y eso es nuestro punto aquí,
en vez de pelear, en vez de resistir, en vez de tratar de escapar,
tenemos que humillarnos. Y los ejemplos, enmudecí, me
he quedado mudo, la palabra aquí es la boca del salmista en el
Salmo 39, no abrí mi boca porque tú lo hiciste. No, abrí mi boca. ¿Qué es esto? Dejó de quejarse,
dejó de defenderse, se humilló, se sometió, cerró su boca y aceptó
lo que Dios estaba haciendo porque tú lo hiciste, porque tú lo estás
haciendo. Por eso me quedo mudo. Ni tengo
una palabra para decir en contra de lo que estás haciendo. ¿Qué
es esto? Tenemos que humillarnos en esta forma y esto quiere decir
que someternos a las aflicciones y sus consecuencias. ¿Qué quiere
decir esto? Someternos a la prueba, someternos
a la pérdida, someternos a la aflicción con sus consecuencias. ¿Qué es esto? Habrá consecuencias. Las pérdidas son consecuencias.
Las aflicciones no traen esas consecuencias. Y la submisión
a las consecuencias. ¿Qué quiere decir esto? Dios
nos está mostrando su mano poderosa, y si nosotros no estamos dispuestos
a sufrir las consecuencias de la aflicción, tan solo se van
a empeorar las cosas. Es como un niño, le estás dando
en la disciplina, le estás, voy a decir, le estás dando golpes
simbólicamente, metafóricamente hablando. Y si te resisten, si
no se someten, si dice yo no acepto que esta disciplina es
la consecuencia de lo que tú ves que anda mal en mí, no lo
voy a aceptar, entonces tú le vas a dar más golpes. Si se queda
ahí quejándose, murmurando, o en rebeldía en contra tuya, le vas
a disciplinar más. En una forma más severa. Y eso
es lo que sucede con muchas personas. Y la pregunta aquí, apunta en
el texto. ¿Quién se endureció en contra de él y le fue bien?
Apunta en el texto. Es el libro de Job, el capítulo
9, el versículo 4. ¿Quién le ha desafiado a Dios
endureciéndose? ¿Y le fue bien? y no sufrió más
daños, la traducción moderna. ¿Quién puede endurecerse en contra
de las aflicciones que Dios está obrando en su vida y luego salir
bien, bien librado? Nadie. ¿Quién se endureció en
contra de él? No, no. Lo que la palabra dice,
endurecerse. Lo que tenemos que hacer es dobligarnos
y humillarnos. Los que no quieren ceder, los
que no quieren dobligarse, los que no quieren humillarse, Escuchen
y con esto vamos a concluir. Tendrán que hacerlo. Tendrán que humillarse. Tendrán
que ceder. Es cuestión de tiempo. Se van
a someter. Se van a dobligar. Es tan solo
cuestión de tiempo. Las cosas no se van a mejorar.
Tan solo se van a empeorar en la vida de cada persona. Imagínense,
una persona que haya sido advertida por Dios en medio de esta pandemia,
contagiándose del COVID, internándose. Luego le dieron oxígeno, no funcionó. Luego le entubaron y después
de luchar dos, tres semanas, salió, librado y nunca buscó
a Dios. Nunca buscó la mano de Dios.
Nunca se humilló bajo la poderosa mano de Dios. No. Sino que sigue
con la misma actitud de rebeldía. ¿Saldrá librado? ¿No se va a
obligar nunca? Les pregunto. Así. Ahora, para los creyentes, la
aplicación final aquí es aún más fuerte. Porque Nosotros entendemos
que nosotros merecemos lo mismo. Es por la misericordia de Jehová
que no hemos sido consumidos, que nunca decayeron sus misericordias,
que son nuevas cada mañana. El texto de Lamentaciones 3.
¿Qué es esto? Conozco Jehová que tus juicios
y tu justicia y tu fidelidad para conmigo son verdad. Y el
texto en el Salmo 119 dice que en tu fidelidad me has afligido. me afligiste y el punto es los
creyentes reconocemos que que nosotros no somos diferentes
de los demás y que merecemos lo mismo o pudiera ser un momento
dado algo peor pero no nos has castigado de acuerdo con nuestras
iniquidades no nos has castigado en conformidad con lo que merecemos
conforme a nuestros méritos no nos has tratado conforme a nuestras
maldades ni siquiera Nuestros pecados merecen el mismo juicio,
merecen el mismo castigo del infierno, pero puesto que Cristo
ha sufrido el infierno en nuestro lugar y ha sufrido todo lo que
tú y yo deberíamos haber sufrido, todos los tratos de Dios para
con nosotros son leves. Todos sus tratos, en comparación
con la perdición, en comparación con nuestros méritos, son ligeros. Son tan ligeros como para no
ser nada. Después de un pequeño lapso de
tiempo, habiendo sido afligidos, iremos a la gloria. Iremos a
su presencia. Y eso es lo que hemos de contemplar. Eso es lo que hemos de aprender.
La forma correcta para ver y entender todo esto es humillándonos. Esto
quiere decir que hay que dejar de defendernos, dejar de proteger
nuestra imagen, dejar de pensar que esto no debería sucederme
a mí. No, la verdad es que peores cosas
deberían de sucederte a ti y a mí. No, hay que humillarnos bajo
la poderosa mano de Dios, gloriándonos en Cristo. gloriándonos en su
gracia, gloriándonos en su misericordia. Y esto quiere decir que en el
mismo texto Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes,
no es el texto anterior. Esto es lo que sucede en la vida
de cada creyente en el momento de su conversión. Somos obligados
a vernos, a humillarnos, a arrepentirnos. Pero este proceso continúa. Este
proceso no se acaba así. La humillación es continua. La
resistencia a nuestra soberbia de parte de Dios es continua.
Es increíble ver a creyentes, todos, con esto concluyo, hemos
luchado a lo largo de nuestras vidas, con esta soberbia, con
esta vanagloria, y Dios no puede conceder muchas bendiciones a
una persona soberbia, no puede conceder la salvación a ninguna
persona, tiene que humillarnos. El texto para terminar es Tercero
de Juan, vean el texto por favor. Dios, después de ver así un creyente
que ha luchado así y ya en su lecho de muerte, Ya lo encontramos
ahí, preparándose para partir de este mundo, ¿no? Y lo que
vemos es lo que sucedió al principio de su peregrinación hacia el
cielo. Lo vemos más que humillado. Lo vemos más que humillado. lo vemos transformado reconociendo
que tan solo es tercera de Juan el texto por la gracia de Dios
soy lo que soy y tan solo por su gracia he sido obligado a
ver mi pecado mi necesidad y tan solo por la cruz de Cristo todas
mis aflicciones han sido leves a lo largo de mi vida tan leves
no he recibido lo que merezco porque Cristo me ha librado del
mal de mis aflicciones y las ha encaminado a bien a lo largo
de mi vida y en la medida en que esta persona aunque luchaba
como lo acabo de decir con sus defectos con sus debilidades
y su misma soberbia ya no le vemos así en su lecho de muerte
y lo que Dios estaba obrando se logró entonces termino con
este texto. Ya lo tienen y ya. Es tercera
de Juan. Todo lo que hemos escuchado el
día de hoy para los creyentes está aquí, en este tan discutido
texto. Lo tienen, es al anciano, al
muy amado Caío, mucho debate sobre su identidad. al cual escribe
a este gallo, el apóstol Juan, un amigo, un compañero en la
obra de Dios, evidentemente muchos creen ministro y obrero en aquel
entonces, al cual yo amo en la verdad. Así la introducción. Es la epístola de un solo capítulo
en nuestras Biblias, la tercera epístola del apóstol Juan, el
amado Juan. Y el texto para concluir. todo
el tema aquí está yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas en el deseo te amo en la verdad hermano te escribo a mi
hermano amado y en el prefacio o la introducción a mi pequeña
pístula tengo más que decirte cuando llego te lo voy a decir
pero en breve te escribo y la primera cosa que quiero que sepas
es que estoy orando por ti estoy invocando la bendición de dios
sobre tu vida y le estoy pidiendo a dios que tú seas prosperado
en todas las cosas y agrega así como entre paréntesis lo digo
que tengas salud y los que creen en el evangelio de prosperidad
y creen que la salud es algo garantizado para los creyentes
de inmediato cierran sus biblias cortan la lectura pronuncian
la bendición apostólica y se van del culto pero vamos a seguir
leyendo para terminar bien lo que dicen yo deseo que seas prosperado
en todas las cosas incluso aquí ven lo que estamos metiendo en
tus aflicciones. Ah, el hermano lo está metiendo
en el texto y no se encuentra así. Pero lo estoy metiendo,
vean. Lo estoy poniendo ahí con letras invisibles, ¿no? En todas
las cosas, todas las cosas incluye sus aflicciones. Que tus aflicciones
sean para tu prosperidad, ¿sí? ¿Cuál tipo de prosperidad? Ah,
la prosperidad aquí es espiritual. Y que tengas salud. Ah, pero
es lo mismo. Esto rebasa la salud física.
Es la salud del alma. Es la salud en cuanto a la transformación
y tu peregrinación hacia el cielo. Y sean aflicciones, pruebas o
luchas. Incluso persecución. Todas las
cosas que sean encaminadas para tu prosperidad. Bien. Y para la salud física de tu
cuerpo, claro que sí, la salud física de tu cuerpo, pero termina
diciendo, así como, tal como, en la medida como, en la manera
como, tu alma está en prosperidad. en la medida en que tu alma prospera
en la medida en que estás avanzando y prosperando en tu alma espiritualmente
deseo deseo que seas prosperado en las demás cosas y aún deseo
en la misma medida que tengas salud y hay un mundo de argumentos
en este texto que confirman lo que hemos escuchado. Y el mundo
de argumentos va por este camino. Primero, escuchen, este es el
texto que enseña que Dios no te va a prosperar y no te va
a dar salud a lo largo de tu peregrinación por este mundo,
¿no? Salvo en la medida, tan solo
en la medida en que prospera tu alma esto es la persona cuyo
éxito rebasa su santificación cuántas veces hemos escuchado
esto esto es lo que está aquí en la medida en que prospere
espiritualmente La prosperidad en todo lo demás no le hará daño.
En la medida en que no prospere espiritualmente, la prosperidad
en las demás cosas le hará mucho daño. ¿Cuántas veces lo hemos
escuchado? Pero aún más, hay un mundo de
argumentos y el tiempo se nos acabó. Pero vean otro argumento
aquí. es en la medida en que estas
cosas todas las cosas en el mundo de las aflicciones estamos todavía
aquí en la medida en que estas cosas nos prosperan espiritualmente
entonces estamos reaccionando correctamente y cuántas personas
han pasado ya cuatro meses de pandemia y no han prosperado
espiritualmente. ¿Cuántos creyentes han desaprovechado
el tiempo y han desperdiciado la aflicción de la pandemia?
Porque no han crecido, no han prosperado espiritualmente. Y
piensan que Dios tiene que acabar con esto mañana y se prolonga
más. O Dios tiene que librarme a mí
de esto ahora y se prolonga más. Porque lo que está de por medio
es la verdadera prosperidad de nuestras almas y termino diciéndolo
así hermanos y hermanas este tema se alargó un poco pero no
es diferente de lo que hemos escuchado muchas veces que para
cada uno de nosotros la pregunta es hasta cuál punto hemos sacado
provecho de esto o hasta cuál punto ha sido un gran desperdicio,
como cuatro meses perdidos, como cuatro meses borrados del mapa,
como cuatro meses de aflicción, sin propósito, sin ganancia,
y hay que decirlo, los clientes sacan ganancias de sus aflicciones. Ese tema no lo vimos, el tiempo
se nos acabó. Los creyentes sacan gran provecho de sus aflicciones
y esto terminará en una forma gloriosa para cada creyente que
aprenda la lección. Saldremos de esto mirando hacia
atrás y veremos que Dios obró grandemente cambios en nosotros,
en nuestra vida, en nuestro carácter, en nuestra personalidad. Dios
logró grandes propósitos de verdadera prosperidad en nosotros.
Las aflicciones y el Covid19
Series Corona Virus Covid19
Dios nos llevará a donde no queremos ir para producir lo que no podríamos producir....
| Sermon ID | 84201553385421 |
| Duration | 1:35:02 |
| Date | |
| Category | Sunday Service |
| Bible Text | 3 John 1-2 |
| Language | Spanish |
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