00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Me ha sido una bendición estudiar, meditar, aprender de O.C.S., de su ministerio, de la palabra del Señor que nos enseña muchas cosas de gran valor. Seguiremos en la segunda parte del libro, capítulos 4 a 14. Y el domingo pasado empezamos esta sección. vimos unos temas nuevos, el libro no tiene orden ni divisiones claras, entonces nada más vamos seleccionando temas que él menciona a través del libro. Les revela su culpa a Israel, el castigo cierto, también incluye promesas, promesas de misericordia, promesas de salvación y Claro, él hablaba directamente a la nación, entonces es castigo para la nación. Pero además de eso, si mueren incrédulos, es castigo para el alma. Y las promesas son promesas de bendición para la nación. Pero cuando conocen al Señor es bendición para el alma, salvación para el alma. Si habla de bendición para la nación después del castigo, eso sería después de ser destruidos y salir en exilio, serían restaurados a la nación. Pero eso no salva el alma. Pero las promesas de salvación se aplican más que hablar de bendición para la nación, aplican a la salvación del alma. Y eso, como hemos visto, es para nosotros también, no solamente para judíos. La palabra es muy clara en eso. Vimos estudiando en los temas que O sea, les advierte del juicio de Dios que viene por razón de sus pecados específicos. Pero también vimos el tema de la depravación total. Y eso es el problema mayor, porque eso es lo que causa, lo que produce los pecados específicos. La condición de su corazón depravado, incapacitado, muerto. Así fue el corazón de cada israelita. Así fue nuestro corazón antes de nacer de nuevo. ¿Quién puede cambiar ese corazón depredado? Nadie. No es que hemos sido discapacitados, entonces debilitados y tratamos y intentamos y alcanzamos un poco, pero no es. todo lo necesario, entonces necesitamos ayuda. Discapacitados, no. Incapacitados, nada podemos hacer para salvarnos. La Biblia nos describe como muertos, corazón de piedra. Y el Señor tiene que hacer, y si Él no haga, nada ocurre. Solamente la gracia vivificadora obrando en nosotros cambia ese corazón. Y Dios sí lo hace. Recuerden que terminamos con el versículo precioso de 14.4 cuando el Señor dijo, Aunque no me buscan, aunque no me quieren, aunque viven en rebelión, yo sanaré su rebelión. 14.4 Dios hace la obra en el corazón. Cuando no buscan, cuando no quieren, Cuando su corazón está inclinado a la rebelión, el Señor cambia el corazón. Yo sanaré su rebelión. Los amaré de pura gracia. No es que le están buscando, es de gracia. Él contra ellos ni están buscando, ni quieren. Él tiene misericordia y cambia ese corazón para que puedan comprender, para que podemos comprender y arrepentirnos. Qué bendición, las promesas de salvación a los indignos, perdidos que ni quieren ser salvados. Pues hoy, hermanos, seguiremos con más temas que encontramos en la profecía en el ministerio de Oseas y vamos a ver unos atributos divinos mencionados aquí en el libro. Y antes de entrar en el tema, puedo decir que lo que vamos a mirar para algunas personas, lo que vamos a mirar son verdades ricas y preciosas. y lo abrazamos con gozo. Otras personas lo miran y dicen, pues yo creo eso, pero es muy delicado y no hablo mucho de eso. Entonces, por temor de los hombres, pues no hablan mucho de eso, aunque sí, está bien. Y hay otros que miran a lo que encontramos aquí y dicen que no me gusta, no creo eso. aún entre los que dicen ser creyentes. Entonces, pido a los que están escuchando por internet o por mensaje grabado, no apagar sus oídos, pero escucharme y estudiar conmigo hasta terminar el mensaje y oír todo. Dios nos habla aquí. Y veremos, vamos a ver. El Señor menciona tres atributos divinos para principiar. Tres atributos divinos que Israel perdido debía tomar en cuenta. El atributo primero encontramos en 7.2. Dios mismo está hablando. Y Dios dice de Israel perdido un atributo que ellos necesitan tomar en cuenta. No consideran los judíos perdidos, rebeldes. No consideran en su corazón, su corazón depravado, ya sabemos. No consideran en su corazón que tengo en memoria toda su maldad. Tengo en memoria toda su maldad, dice el Señor. ¿Qué es el atributo que podemos discernir en estas palabras? Dios sabe. Tengo en memoria toda su maldad. Dios sabe. Conoce sus pecados. El Dios que todo lo sabe, conoce sus pecados. El atemuto tiene su nombre en la teología, lo llamamos omnisciencia, todo lo sabe. Y pues, si estamos pensando en nuestras pruebas, pues nos regocijamos, encontramos mucho Nos consuela mucho saber que Él todo lo sabe. Él sabe cuando estamos sufriendo, ¿verdad? Y nos gusta el atributo. Pero hay un lado cuando tal vez no nos gusta tanto porque Él dice, tengo en memoria toda su maldad. Todo lo sabe. Si conoce todas nuestras pruebas, conoce todos nuestros pecados también. Y para el pecador, el hombre que está fuera de Cristo, que no ha sido salvado, eso debe causar temor. Debe tomar en cuenta. Algunos piensen, pues no hace caso. Algunos piensan, pues no sabe. Algunos piensan que no le importa. Dios dice, tengo en memoria todos tus pecados, toda su maldad. Todo lo sabe. El segundo atributo tenemos que mencionar junto con esto en 8.5. Yo creo que el atributo sería su santidad, pero el efecto que miramos, siendo que Él es Dios Santo que produce esa santidad en el Señor. El pecado. ¿Qué reacción provoca el pecado? 8.5 dice, Él está hablando a Israel Norte, dice, Tu becerro, oh Samaria, está hablando de su idolatría. Él dice, Tu becerro, tu idolatría, oh Samaria, te hizo alejarte. Se encendió mi enojo contra ellos. se encendió mi enojo contra ellos. Él es Dios Santo. Y el Dios Santo no tiene compañerismo con el pecado. Y Él contiene en memoria todos los pecados. Él no simplemente los deja a un lado diciendo, ay pues, ni modo. La santidad es ofendida. El pecador ha ofendido al Dios Santo. Siguen en su pecado, siguen en su rebelión y no toman en cuenta que Él conoce todos sus pecados y que han ofendido al Dios Santo. Han violado su ley. Y Osés les mostraba. Y el Señor les mostraba que habían violado su ley y habían ofendido al Dios Santo, y su pecado provoca, ¿qué reacción en el Señor Santo? ¡Enojo! Él dice. Mire cómo lo describe en cinco días. Es la misma cosa, pero con otras palabras. En cinco días, los príncipes de Judá fueron como los que traspasaron los linderos. Derramaré sobre ellos como agua mi ira. El pecado provoca ira. En el Dios Santo. En ojo. ira esta verdad casi ha sido olvidado hoy o tal vez ignorado muchas veces negado Es algo empujado a un lado para enfatizar otro atributo de Dios. Y casi todo evangelista quiere empezar con qué tema cuando habla al pecador. Dios te ama. Y es cierto que Dios ama a pecadores. Y no disminuimos el amor del Señor. Pero hay otro atributo que el pecador necesita comprender antes del amor de Dios. Sí lo mencionamos, pero tenemos que enfatizar algo. Que Dios es santo y que el Dios santo es ofendido por el pecado. Jesús mismo. Ustedes recuerden lo que Él dijo en Marcos 2, 17. Si quieren buscar y leer conmigo, Lucas, oh perdón, Marcos 2, 17. Jesús les dijo, los sanos no tienen necesidad de médicos sino los enfermos. Entonces necesitan saber que son enfermos, son enfermos. No digo están, digo son enfermos. Esa es su condición. Los sanos no tienen necesidad de médico. Si alguien piensa que está bien, que Dios no sabe o Dios no hace caso, pues no van a buscar al Salvador. Pero los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. Entonces, ¿qué? El pecador necesita aprender y el hombre, la persona, necesita saber qué es pecador, que ha ofendido al Dios Santo, ha violado la ley de Dios y tiene culpa. Y Él es Dios de amor. Pero ahora, en mi condición, está enojado. y hay ira. El pecador necesita saber de la ira antes y tal vez más que el amor de Dios si es que va a ser salvado. ¿Qué dice la palabra? Su actitud de Dios hace el hombre fuera de Cristo, el hombre que vive en su pecado. Salmo 5, los versículos 5 y 6 dice, los insensatos No estarán delante de tus ojos. Así dice David. No estarán. Salmo 5. 5. Salmo 5. 5. David dice los insensatos. No estarán delante de tus ojos. Aborreces. David escoge palabras muy fuertes. Aborreces. a todos los que hacen iniquidad? ¿Destruirás a los que hablan mentira? ¿Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová? ¿No estarán delante de tus ojos? ¿Aboreces? ¿Destruirás? ¿Abominará? Palabras fuertes. Pero el mensaje de hoy es Dios te ama y tiene un plan bonito para tu vida. Ay, has ofendido al Dios Santo. Estás bajo ira. Y no lo digo con un puño amenazando. Les digo con las manos extendidas y con lágrimas que estás en peligro, pecador. te vas a perder bajo la ira de Dios. Yo no soy el juez. El Dios Santo ha sido ofendido. La verdad es que Cristo rompe el corazón duro con la ley. Antes de sanar al corazón quebrantado con el Evangelio. ¿Entienden eso? Cristo rompe el corazón duro con la ley antes de sanar el corazón quebrantado con el Evangelio. Tienen que saber que están enfermos como Jesús dijo. Él no vino a salvar a justos sino a pecadores. Israel necesitaba entender, comprender su pecado. El hombre hoy necesita comprender su pecado, que vive bajo la ira de Dios. No estará delante del Señor. Él aborrece al pecado y al pecador que permanece en su pecado. Y si uno muere así, tenemos que leer Apocalipsis 20, los versículos 11 a 15. Porque el tema de la ira de Dios y el tema del infierno no se menciona. Y ciertamente para nosotros no es un tema bonito que nos alegra, pero es una verdad que el pecador no estará delante del Señor si no hay castigo eterno. Y el Señor dice aquí del gran trono blanco, el juicio final de todo pecador. Y dice en Apocalipsis 20, los versículos 11 a 15. Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Y delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Y los libros fueron abiertos." Hay libros. Dice, tengo en memoria tus pecados. Y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritos en los libros, según sus obras. Tengo en memoria todos tus pecados. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras. y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Eso es la única esperanza. El futuro no te queda en el futuro para todo pecador fuera de Cristo. Si no has conocido tu pecado y culpa y no has venido al Señor Jesucristo con un corazón contrito y humillado, en arrepentimiento y fe, ese será tu fin. Te invito. tomar en cuenta estos atributos de Dios. Todo lo sabe, conoce todos tus pecados. Y Dios está aterrado contra el pecado y contra ti por razón de tus pecados. Hay que venir a Cristo, el Salvador. Pero hay otro atributo, hermanos. Y quiero enfatizar, tomar más tiempo con este atributo. que encontramos mencionado en Oseas 10, versículo 10. Y este es el atributo más discutido, más malentendido. Y es que Dios, el Dios de los cielos, el Dios de la Biblia, es un Dios soberano. Es supremo sobre todos y Él en toda justicia hace lo que quiere hacer. Y Él juzga y salva en su soberana voluntad. dice la palabra en 10 10 y los castigaré eso ya está claro verdad va a castigar pero mire como lo explica los castigaré cuando lo desee según mi deseo cuando deseo, como deseo. Puedo tener más paciencia o puedo juzgar mañana, castigar mañana. Los castigaré cuando lo desea. Dios El Nuevo Testamento nos muestra que Dios hace todo conforme a su santa voluntad. Él es supremo, soberano sobre todos, y nadie le manda a Él. Nadie tiene influencia sobre Él. Él en su poder, Él en su soberanía, Y en su justicia perfecta y santidad, en su rectitud, hace lo que quiere. Nunca quiere algo malo. Nunca diría eso. Todo lo que él hace es justo. Pero él siempre obra conforme a su santa y soberana voluntad. Cuando desee, según mi deseo. Para explicar y entender bien lo que él está diciendo, tenemos que observar que hay muchos paralelos entre lo que ya hemos visto aquí en Oseas y lo que Pablo enseña en Romanos 9. muchos paralelos. Vamos a leer en Romanos 9, por favor. Osías nos muestra a Israel perdido y proféticamente también Israel salvo. Pablo, aquí en Romanos 9, nos muestra a Israel perdido y también Israel salvo. Pero Pablo explica más a fondo esa salvación y explica lo que José está diciendo y enseñando en su profecía. Cuando empezamos a estudiar este capítulo, se entiende que Pablo está contestando una pregunta. ¿Qué es la pregunta? Pues, los romanos tal vez en la forma de argumentar, de presentar su enseñanza, Él está contestando esta pregunta y la idea es, si Dios, como hemos visto en Oseas y en todos los profetas y aún en el Nuevo Testamento, si Dios dijo que Israel sería salvo, y eso hemos visto muchas veces ya en Oseas, ¿verdad? Si Dios dijo que Israel sería salvo, pues, ¿por qué son salvos pocos. Los romanos miraban a los judíos. La iglesia en Jerusalén miraba a los judíos. Nosotros aún hasta hoy en día miramos a los judíos y entre los judíos son pocos que creen en el evangelio. Así ha sido. ¿Por qué son pocos los salvos? Si Dios dijo que Israel sería salvo, la gran mayoría de ellos siguen perdidos. ¿Entonces qué? ¿Ha fallado la palabra de Dios, la promesa de Dios? Pues Romanos 6, o 9, 6 a 29, es su respuesta a esa pregunta. porque son pocos los salvos si Dios dijo que Israel sería salvo. Versículo 6 empieza el argumento de Pablo. Y aquí nos muestra que la promesa, la promesa de salvación para Israel nunca fue para todos los israelitas. Dios nunca decía que todo Israel será salvo. Mira lo que dice en versículo 6. No que la palabra de Dios haya fallado. Si Dios dijo que Israel sería salvo, pero la palabra no ha fallado cuando no son todos salvos. Porque no todos los que descienden de Israel son israelitas. ¿Qué? Está diciendo que la promesa para Israel no fue para todos los que dicen ser israelitas. El Señor tiene en mente un pueblo. No todos los que descienden de Israel son israelitas. En el sentido carnal, sí, pero en el sentido espiritual, no. Dios tiene un pueblo. Versículos 7, él sigue explicando y lo dice 7 hasta 13. Ni por ser descendientes de Abraham son todos hijos. En Isaac será llamada tu descendencia. Dios dio promesa a Abraham que su descendencia sería salvada. Pero esa promesa corre a través de la línea de Isaac. Él enseña aquí. Entonces no todos los de Abraham son hijos de Abraham en el sentido espiritual. No todos los hijos de Israel son Israel en el sentido espiritual. Versículo 8 dice esto es no los que son hijos según la carne son hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Hay un grupo entre todos los que de la carne son hijos de Israel o de la carne son hijos de Abraham, pero hay un grupo limitado más pequeño No según la carne, sino por la gracia, que son los hijos de la promesa. No son hijos según la carne los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes. Porque la palabra de la promesa es ésta. Y por este tiempo vendré, y Sara tendrá un hijo. Y no sólo esto, sino también cuando Rebeca concibió de uno de Isaac nuestro padre, pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por obra, sino por el que llama. Se le dijo, el mayor servirá al menor. Dios elige, Dios escoge a un pueblo de entre los hijos de Israel, de entre los hijos de Abraham y ese pueblo escogido que él llama la elección es el pueblo de la promesa. Y entonces él concluye con esto, versículo 13. como está escrito a Jacob amé mas a Esaú aborrecí. Aquí encontramos en palabras muy claras la elección. Dios justamente podría rechazar a todos. y juzgar a todos y condenar a todos, pero en su misericordia escoge a algunos y los salva. A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. Aborreció justamente. porque vive en su pecado y permanece en su pecado. Pero el Señor, en su gracia, rescató a Jacob y a los hijos de la promesa. Es una obra de pura gracia y un deseo del Señor soberano. inmediatamente hay reacción en el corazón verdad pues cuando no hemos comprendido y tal vez no hemos escuchado esto antes pues nos reaccionamos entonces y pensamos pues eso no es justo él escoge uno y rechaza el otro salva a uno y no salva al otro Dios debe tratar a todos igualmente entonces versículo 14 La reacción natural que pues diremos que hay injusticia en Dios. Eso es la reacción. Dios no puede hacer eso. No es justo. Pero Pablo dice hay injusticia en Dios en ninguna manera. Es aún no merecía la salvación. Jacob no merecía la salvación. Y si Dios condena a Esaú, es justo. Si Dios perdona a Jacob, es misericordia y gracia, y es justo. No hay injusticia en Dios, ni con el uno ni con el otro. Y miren qué explica en 15 y 16 Pablo. Pues a Moisés dice tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del que yo me compadezca. El Señor desea. Y tiene misericordia. Desee y tiene compasión. Tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del que yo me compadezca. No estás tratando a todos igualmente. Cierto que no. Pero ninguno merece esa misericordia ni compasión. es pura gracia, como vimos en osea es catorce cuatro. Y entonces él explica en versículo dieciséis. Así que y está hablando de la salvación, no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. La reacción natural, como vimos en 14, es decir, Dios es injusto. Y la reacción en 16, ¿cómo puede ser que no depende del que quiere ni del que corre? Dios me salva cuando quiero. Dios me salva cuando yo estoy activo buscando su salvación. ¿A poco no depende del que quiere o del que corre? Pablo dice que no depende del que quiere. Si estás pensando en forma de tus buenas obras y depende de tus buenas obras, no depende del que quiere o del que corre. Y si ni estás pensando en salvación por obras, simplemente estás pensando en tu decisión y tu fe. Y piensas pues, pero yo tuve que tomar la decisión y yo tuve que ejercer la fe y dependía de mí. Todavía la respuesta es la misma. no depende del que quiere o del que corre. Si eso te sorprende, es porque no entiendes la depravación que vimos hace ocho días. ¿Qué vimos la semana pasada? ¿Cómo nos describe la palabra de Dios? Nos describe como muertos. Corazón de piedra. Corazón que no palpita espiritualmente, que no siente y no quiere y no ama. Corazón de piedra. Inclinados al mal. Nadie le busca. Nadie entiende. Eso es nuestra condición antes de ser salvos. Si dependiera del que quiere o del que cobre, ¿quién sería salvado? Nadie. ni tú, ni yo, ni nadie. Tal vez estás pensando, Pastor, me parece que estás diciendo que Dios entra al corazón cuando no queremos, que Dios entra al corazón cuando Él no ha sido invitado. Pero Dios es un caballero que no haría tal cosa. Han dicho eso, ¿verdad? No han dicho nada, han oído eso. Pues esa idea proclamada por muchos pastores parece bonita, pero no es bíblico. Mientras que están perdidos, nadie quiere. Eso es la verdad. Si dependiera del que quiere o del que cobre, no estaríamos salvos jamás, porque simplemente no queremos. Estaríamos perdidos todavía. Tenemos que dar gracias a Dios que es así, que no depende de nosotros, porque no tendríamos esperanza si dependiera de nosotros. Tal vez contestes, pero yo sí entendí. Contestes que, pues yo sí le busqué. Acudí libremente a Cristo con arrepentimiento y fe. Y si eres salvo hoy, pues sí, lo hiciste. Eso sí es seguro. Pero pregunto, ¿cómo? ¿Cómo pudiste hacerlo? pudiste hacerlo simplemente por lo que encontramos aquí en versículo 15. Pues a Moisés dice tendré misericordia del que yo tenga misericordia y me compadeceré del que yo me compadezca. El Señor tuvo misericordia de nosotros y cambió nuestro corazón. Y nada más por eso entendimos y busquemos y acudimos a Cristo. Vimos las palabras del Señor en Oseas 2.14 cuando Él dijo, Lo atraeré. El Señor nos atrajo, por eso le buscamos y acudimos a Cristo. Él nos atrajo. Vimos en 14.4 que Él dijo, sanaré su rebelión. Y Él sanó nuestra rebelión y cambió nuestro corazón. Y por eso entendimos y le buscamos y acudimos a Cristo. Ven conmigo en la profecía de Ezequiel, por favor. Ezequiel 36, versículo 26. Ezequiel 36, versículo 26. El Señor, cuando está explicando la obra de salvación, de regeneración, la obra que Él hace, Dice en 36.26 Ezequiel, os daré corazón nuevo. Solamente por eso entendimos y buscamos y acudimos a Cristo. Os daré corazón nuevo. Pondré espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vuestra carne el corazón de piedra. Y os daré un corazón de carne. Está hablando en palabras simbólicas. No tenemos un corazón de piedra. Sabemos eso. No es algo literal. Está diciendo que tenemos un corazón duro, un corazón muerto, un corazón frío, un corazón que no se siente. Y Él cuando salva, ¿qué hace? Quita esa. ese corazón de piedra y nos da otro espíritu y pone un corazón de carne, un corazón que palpita, que vive, que siente. Y solamente por eso, por eso vinimos a Cristo. Entonces, no depende del que quiere o del que corre. Si dependiera de nuestros hechos, nadie sería salvo. Pero cuando el Señor se compadece de nosotros, cuando el Señor tenga misericordia de nosotros y cuando quita ese corazón de piedra y nos da un corazón de carne, ¿qué es el resultado? Es lo que vimos en Océanos 3, 5. Como resultado, Él dice, volverán. Volvimos y le buscamos y le temimos. Pero fue efecto de su misericordia cambiando este corazón de piedra. Entonces, si fue su decisión soberana, es una decisión que no pudimos tomar. jamás hubiéramos tomado. Entonces Él mira con amor a algunos y dice, salvaré a Israel, mi pueblo escogido. Del que yo el que Él escoge, del que yo tenga misericordia. No depende del que corre, sino depende de Dios cuando desee. Depende de Dios y gracias a Él que sea así. porque estaría yo perdido todavía, si no por esa misericordia y gracia que Él quiso darme a mí. 18, dice de manera, estoy en Romanos 9 otra vez, y Pablo sigue explicando y dice de manera que de quien quiere tiene misericordia y al que quiere endurecer, endurece. ¿Qué está diciendo? más de quien quiere, tiene misericordia. Es cuando desea, es según su deseo soberano. Entonces, él tiene misericordia para con algunos, pero hay otros que no reciben esa misericordia y eso es según su justicia y según su voluntad, su deseo, su placer. Y dice, lo describe aquí con esas palabras, al que quiere endurece. No dice, debemos entender esto, no dice que estas personas endurecidas, no dice que ellos quieren, pero Dios lo ignora y los endurece. No es que ellos sí quieren, pero él no los acepta. No está diciendo eso. Tienen corazón de piedra. No quieren. Entonces para ellos no es ofensa. No les ofende nada que Dios no tiene misericordia de ellos. Pero también tenemos que entender que Dios no a esa persona no le endurece activamente. Si pueden entender lo que estoy diciendo. No es que Dios tiene que obrar en ellos para endurecerles más. Dios no los no está impulsando a endurecerse más. Dios no tiene que hacer eso. Aquí en versículo 17 que no leímos, él usó el ejemplo de Faraón porque la escritura dice a Faraón te he levantado para mostrar mi poder. ¿Por qué refiere a él? Recuerden, podemos tomar el tiempo leer, Éxodo 7, porque es un tema que no tratamos enseguida, entonces vamos a tomar el tiempo. Éxodo 7, 3. Cuando Israel estaba en Egipto esclavizado, el Señor le dice a Moisés 7.13, Yo endureceré el corazón de Faraón. Yo endureceré el corazón de Faraón. Pero después de eso, ¿qué encontramos? En 7.13, Dice, y el corazón de Faraón se endureció. Dios dice, yo endureceré. Entonces dice en 7.13, el corazón de Faraón se endureció, ocurrió. Pero mire cómo se explica en 8.32. 8.32, mas Faraón endureció aún esta vez su corazón. y no dejó ir al pueblo. Faraón endureció aún esta vez. Es decir, que cada vez Faraón había endurecido a su propio corazón. Cuando el Señor dice, endureceré, simplemente está diciendo, voy a dejar a este pecador a hacer lo que quiere hacer. y él se endureció aún más. Vemos un ejemplo muy bueno en Salmo 81, los versículos 11 y 12. Ven conmigo eso, Salmo 81, los versículos 11 y 12. El Señor está hablando de Israel en su rebelión y mire cómo lo explica. Salmo 81, versículo 11. Pero mi pueblo, mi pueblo Israel, no oyó mi voz. Israel no me quiso a mí. Eso es lo que estamos viendo en Oseas. Israel siempre andaba así. Entonces, ¿qué hizo el Señor? Versículo 12 del Salmo 81. Los dejé. Por tanto, a la dureza de su corazón, los dejé a la dureza de su corazón. No tuvo que endurecerles activamente, simplemente los dejó a la dureza de su corazón. Y entonces, por lo tanto que hicieron, la última línea de doce, caminaron en sus propios consejos. Hicieron lo que querían hacer. Dios no endurece activamente, simplemente los deja seguir sus propios consejos. Y cuando el pecador sigue sus propios consejos, se endurece aún más. Entonces, Pablo está diciendo, de manera de quien quiere, tiene misericordia. A sus escogidos el Señor demuestra misericordia y salva a otros. Él los deja en sus propios consejos y ellos se endurecen. Una persona se salva cuando Dios soberanamente quiere. Una persona se pierde cuando Dios soberanamente los deja en su pecado y ellos quieren sus propios consejos. Ellos siguen sus propios consejos, rebeldes, incrédulos y contentos así. Dios los trata con completa justicia. No hay injusticia en Dios. El hacedor es soberano. Pablo sigue explicando aquí en 9 a 21. El hacedor es soberano. Mira, pero me dirás, porque la persona sorprendida por todo eso, que no ha estudiado y entendido todo eso, pues sigue debatiendo, discutiendo con Pablo. Pero me dirás, ¿por qué fue sin culpa? ¿Por qué? ¿Quién ha resistido su voluntad? El hombre puede imaginar muchas cosas cuando no comprende lo que Pablo está enseñando. Pero Pablo responde, Más antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que lo formó, ¿por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? La verdad que Pablo está enseñando aquí en Romanos 9 de la soberanía de Dios y la soberanía en todas las cosas y la soberanía en la salvación de almas. Esta verdad siempre ha sido odiada, rechazada, denigrada, atacada. Puede ser que algunos de ustedes que están escuchando por internet se sienten que esta enseñanza de Pablo es repugnante. Algunos dicen, pues yo no puedo creer en tal Dios que haría eso. Pero reaccionan. reacción como los judíos que oían a la predicación de Esteban en Hechos 7. 54. Los judíos escuchaban su predicación del evangelio y de la ley y de su culpa y en Hechos 7, 54, oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones y crujían los dientes contra él. Muchos no aceptan lo que Pablo enseña, así como no aceptaban la prédica de Esteban. Se enfurecían, yo sé. Pero Pablo dice que esa actitud no es más que el barro regañando al alfarero. Tira el vaso de barro al que lo formó. ¿Por qué me has hecho así? El barro enregañando al alfarero y nos muestra que es pura arrogancia. Pablo dice, ¿Quién eres tú? Altercar con Dios. Ciertamente es gran falta de entendimiento de nuestra condición desesperada. Sin esta obra soberana de Dios, nadie sería salvado. ¿Por qué predicaron Oseas, Isaías, los demás profetas, aún Jesucristo, y los apóstoles, y Pablo, Tantos años ha hecho a él incrédulo. Versículo 22 aquí contesta, y que si Dios queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción. soportó con mucha paciencia por eso predicaban tantos años al pueblo que nunca iba a recibir su mensaje porque se predica en el evangelio y algunos si lo reciben, si lo recibieron en el día de Oseas, en el día de Isaías, en el día de Jesucristo, en el día de Pablo, y hoy en día algunos oyen el Evangelio y si lo reciben. ¿Pero por qué? Por versículo 23. Y para hacer notorias las riquezas de su gloria las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para la gloria. Esos vasos de ira no dice fueron preparados de antemano para destrucción. No es que el Señor los creó para destruirlos. No está diciendo ellos prepararon a sí mismos. Cuando él los dejó, ellos seguían sus propios consejos. Pero los salvos nos preparó de antemano. Antes de la fundación del mundo, el Señor escogió a algunos. Y así fue hecho para hacer notorias las riquezas de su gloria. Toda la gloria de nuestra salvación se dirige a Él y a Él solamente. ¿Quiénes son? Pues fueron escogidos de antemano. Son escogidos. Versículo 24 los llama llamado, los cuales también ha llamado, son los llamados. Y eso es de entre los gentiles y judíos. El Israel de Dios. No todos los descendientes de Israel son israelitas. Es el Israel de Dios, hijos de la promesa. Les dije, estamos viendo en todo esto como hay paralelo entre Oseas y lo que Pablo dice. Y entonces, ¿qué hace Pablo? Cita Oseas. 25, como también en Oseas, dice, llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo y a la no amada, amada. En lugar donde se les dijo, vosotros no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos del Dios viviente. También Isaías clama tocante a Israel, si fuera el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo. Los hijos de la promesa, el Israel de la salvación, siempre es el remanente. Y el remanente se compone de tantos judíos como gentiles. Y por lo tanto, José dice allá en 10 días donde empezamos, castigaré cuando lo desee. Él es soberano. Él es soberano en salvar, soberano en castigar. Ya sé cuánto tiempo he tomado y nada más. Vamos a volver y leer rápidamente unos versículos. al mismo tiempo. Sí, habla de su santidad y su ira sobre el pecado, y nos muestra su soberanía que se manifiesta tanto en castigar como en salvar. Diciendo que se manifiesta en salvar, vemos otros atributos de Dios. En 11.4 que dice el Señor, Con cuerdas humanas los atraje. con cuerdas de amor. Y fui para con ellos como los que alzan el yugo de sobre sus cerviz, y puse delante de ellos la comida. ¿Qué vemos ahí? Ternura y amor de Dios hacia pecadores, porque tiene un pueblo escogido. Y trata a los hijos de la promesa con ternura y amor. con cuerdas humanas, los atraje con cuerdas de amor. Alzaba el yugo, los bendecía. En 11.9, Él dice para los hijos de la promesa, los hijos de misericordia, no ejecutaré el ardor de mi ira. Sí tiene ira hacia el pecado, pero para los hijos de la promesa, no ejecutaré el ardor de mi ira es misericordioso. Sí, santo separado de todo pecado. Él se llama en este versículo el santo en medio de ti. Pero siendo el santo no ejerce todo su ira contra el pecador. Es misericordioso. 3 y 4 dice Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto. No conocerás pues otro Dios fuera de mí, ni otro Salvador sino a mí. Él es Dios, Él es el único Dios verdadero y Él es el único Salvador. Pero Él nos está mostrando que es un Dios tierno, un Dios de amor, el Dios de misericordia, el único Dios y es Dios Salvador. Y si él es Dios salvador, eso es un atributo de Dios. Entonces que Dios tiene que salvar. Entienden eso? Dios tiene que salvar a pecadores indignos porque es parte de su naturaleza. Es un atributo suyo. Es lo que él es en sí mismo. Es un atributo. Dios tiene que salvar, entonces si manifiesta y en versículo 14.9 la primera parte quien es sabio para que entienda esto y prudente para que lo sepa porque los caminos de Jehová son rectos es Dios recto en todo lo que hace entonces Él es Dios de amor que sí salva, Dios de misericordia y gracia y salvador, pero Dios soberano y recto en todo lo que hace, sea castigar, sea perdonar y salvar. Hermanos, el propósito de Pablo en Romanos 9 no es aplastarnos con palabras duras, Su propósito es socorernos con palabras consoladoras. La promesa de salvación no falla. Dios no fracasa. Dios hace lo que el pecador nunca podría hacer. Él cambia nuestro corazón. lo hace por misericordia, compasión, gracia soberana, de pura gracia. Esto que hemos visto hoy, viendo sus atributos, su santidad e ira me hacen temblar. Su misericordia me hace regocijar. Su soberanía me llena de gratitud y maravilla. Gloria a Él por el gran amor con que nos amó y nos salvó. Oremos, hermanos, para despedirnos
#9 Más temas: atributos divinos (soberanía)
Series Oseas
Sermon ID | 832223164145 |
Duration | 1:06:15 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Hosea 7:2; Hosea 10:10 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.