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Lo torturaron y le pidieron que negara su fe. Él hasta el final no lo hizo. Trajeron delante suyo a uno de sus hijos, un niño de 10, 12 años. Y cuando iniciaba el tormento para su hijo, Él dijo, basta, basta, basta, yo diré lo que ustedes quieren que diga. El relato dice que el niño miró al rostro de su padre y le dijo, padre mío, hasta ahora el Señor ha sido fiel y nos ha preservado y preservado a nuestros hermanos. ¿Cómo puedes tú ahora negarlo? Dime tú, papá, cómo podrías hacerlo. El padre guardó silencio. Torturaron al hijo delante suyo y ambos murieron. Buscando encontré este pasaje tan hermoso de Isaías. Cántico de alabanza por el favor de Jehová. Tal vez ustedes también tienen ese mismo título en el capítulo 25 de Isaías. Y el verso 8 dice, destruirá la muerte para siempre. Dice, oh sí, es verdad. Un día la muerte será destruida total y definitivamente, finalmente. No más muerte. No solamente destruirá la muerte, sino que también enjugará, se va el Señor toda lágrima de los rostros. Ah, como quisiéramos evitar el llanto. como quisiéramos consolar que nuestros seres queridos ya no siguiesen llorando más. Pero es parte, se repite y se repite. Además, dice el texto, quitará la frente de su pueblo de toda la tierra, porque Jehová lo ha dicho. Así que viendo el Evangelio encuentro este texto, el cual será nuestro texto. Primero los Corintios 15 y verso 26. Y el último enemigo que será destruido es la muerte. La versión que usamos nosotros dice postre. Quiero decir el último. he titulado el sermón para esta hora Jesucristo es el destructor de la muerte eso es lo que dice el versículo 26 particularmente pero el tema es que Jesucristo venció a la muerte Jesucristo venció a la muerte con su resurrección Él evidenció que la muerte estaba derrotada, conquistada, sin poder absoluto. Solamente es un servidor más de Dios. Se encuentra entre nosotros sólo como un servidor más. Quiera el Señor guiarnos a comprender el significado de este hecho. que Jesucristo destruyó la muerte porque según yo entiendo este hecho es uno de los principales es uno de los mayores lo que distingue a nuestra fe es eso sobre cualquiera otra religión es la resurrección la resurrección de Jesucristo convivir por muchos años con personas buenas moralmente muy malas religiosamente que se reúnen en el Estado de Jalisco en Guadalajara cada agosto cada agosto y cada vez son más tienen un edificio monumental extraordinario Ellos esperan que Aarón Joaquín resucite. Él prometió que se levantaría en esa fecha o agosto cuando ellos se reúnen. Hay otros grandes líderes religiosos que fueron sepultados, pero nunca se levantaron. Jesucristo sí. Es la columna vertebral de nuestra fe cristiana. Y hoy quiero hablar, hermanos, de este tema. El último enemigo que será destruido es la muerte. ¿Qué es lo que veremos en nuestro texto? Según lo que veo en nuestro texto, y son los encabezados que quiero compartir con ustedes, es que la muerte es un enemigo sumamente fuerte. sumamente poderoso. La muerte es un enemigo. Un segundo encabezado es que la muerte es un enemigo que será destruido. En un sentido ha sido sometida. Como enemigo ha sido eliminado. Nuestro tercer punto encabezado será que la muerte es un enemigo que será destruido a lo último, que será destruido al final. Así que pidamos a Dios nos guíe y luego comenzamos con el primer punto. Soberano Dios, Tú has establecido, Señor, que los hombres mueran una sola vez y después de esto el juicio. Tú has establecido el principio y el fin de la vida humana. Y en ese lapso de tiempo nos has permitido, Señor, toda clase de bendiciones. Y a tus hijos les has bendecido con toda bendición espiritual. Señor, abre nuestros oídos y nuestros afectos y concede que nuestras voluntades sean movidas a una mayor comprensión, consagración, dedicación de nuestras vidas y a prepararnos, Señor, para enfrentar a este último enemigo. Oramos, Señor, que tengas a bien usarme en este mensaje. En el nombre de Jesús. Amén. La muerte es un enemigo. Podemos llamar a la muerte de un enemigo por la obra que realiza, por el daño que produce, por el mal que logra. Veamos una primera parte de su maligna obra. Viene para destruir la obra hermosa de Dios, la vida humana, esta maravilla creada por Dios. Este edificio es transformado en ruidas. Sus pilares y sus muros son trastocados y todo se viene al suelo. He allí la niña, he allí el niño. Cuánto vigor, cuánta vivacidad, cuánta alegría imprimen a sus padres. ¿Cuántos planes tienen los padres para concretar en esos hijos? Se olvidan por algún momento de sí mismos y solamente quieren edificar, sólo quieren construir, sólo quieren cuidar esto que no sin equivocación creen que es la magna obra de Dios. Pero ellos mismos se van dando cuenta de los efectos producidos en sus cuerpos. Si nos viéramos a nosotros mismos como edificios, empezaríamos a considerar que nos estamos deteriorando, que hace falta una remoción, tal vez un poco de pintura, alguna renovación que quite esa apariencia de fealdad que finalmente está trastocando el edificio. Oh, la joven que en algún momento pensó en la hermosura de su apariencia y consideró que esto sería por mucho tiempo y tal vez que sería para siempre. Olvidó considerar que llegaría el día en que, como dice el predicador, el sol y la luz se oscurecerían. Lo mismo la luna y las estrellas. El predicador nos dice que los guardias de la casa temblarían, pronto empezarían a perder su vigor y los hombres fuertes se encorvarían. Según el predicador, en Ecclesiastes 12, los versículos 2 a 7. Así como Salomón describe la obra de este enemigo sobre la vida, sobre el cuerpo, sobre la obra hermosa de Dios en la vida humana. Es en ese sentido que la muerte es un terrible enemigo y causa mucho, mucho daño. Puedes recordar cuando eras adolescente o joven, persona de 30 antes de 50 años con vigor, con energía, con habilidad y agilidad, Te disponías a realizar muchas cosas, muchas tareas. Pero empiezas a darte cuenta que no tienes la misma agilidad, no tienes la misma capacidad. Tus fuerzas están escapando. Cada vez eres más fuerte, más débil, quiero decir. Es en ese sentido como la muerte está llevando a cabo su funesto trabajo, causando cada vez más daño. el momento en que nacimos también comenzamos a morir. La muerte no solamente hace daño en la propia persona, también causa daño o hace la obra de enemigo también sobre aquellos que aún no nos han alcanzado sus flechas, porque nos produce mucho dolor llanto, pena, aflicción, cuando se lleva a un ser querido de nuestro lado. Un hijo. Oh, cuánto dolor debe existir en el corazón de una mujer que sepulta a su hijo. Cuánto dolor debe ser para una madre Y para los niños, para los hijos, sepultar a su padre. A un hombre que representa todo. Para ella, su seguridad. Para ella, su protección, su provisión. Para ellos significa todo. Quedaran en la orfandad. El solo hecho de pensarlo llena sus corazones de sumo dolor, y sus rostros son cubiertos por el llanto. O un joven, un joven en el pleno florecimiento de sus capacidades, 16 a 20 años, se auguran grandes cosas acerca de él. Quizás será un buen médico. De hecho, dice que quiere serlo. Quizás será un arquitecto. No sabemos qué será, pero es un buen hijo. Es un buen joven. Sus amigos lo aprecian y quisieran tenerlo siempre. Oh, no, que en ningún instante quieren pensar en su muerte. Pero cuánto dolor trae. a los jóvenes amigos, a los padres, cuando muere un joven en el pleno florecimiento de sus capacidades. ¡Oh, cuánta pena y cuánto dolor nos produce este enemigo! No solamente al causar daño a nosotros mismos, a nuestras vidas y a nuestros cuerpos, sino cuando sus flechas o una de ellas alcanza a un ser querido. alguien muy cercano de nosotros. En tercer lugar, la muerte es un enemigo sutil que aparece por todas partes, incluso en las cosas que al parecer son menos ofensivas. Incluso aquellas cosas que pudieran ser recreativas, un momento de placer familiar, un viaje, el degustar algunos alimentos. La muerte es un enemigo porque causa daño a la obra magna de Dios, la vida humana, el cuerpo del hombre. La muerte es un enemigo porque trastoca y se lleva de nosotros causándonos mucho dolor ahora un querido y precioso hijo un amado esposo y querido padre a un querido compañero con el cual hicimos algunos planes que ahora no se podrán concretar pero además es un enemigo porque es sutil aparecen en cada lugar en el menos menos pensado quién puede decir quién puede asegurar dónde se esconde la muerte podemos hallarla en casa podemos hallarla en el camino ella nos puede tomar en la calle o aún en la cama la muerte es un enemigo sutil y sus pisadas silenciosas nos van siguiendo, sin que nos demos cuenta. Caminas hacia el sur, detrás o al lado tuyo, al sur se encamina ella. Cambia de dirección, pensando distraerla. Cambia de dirección y estará muy cerca tuyo. conversando con un conocido, un médico aquí en Progreso, me comentó si sabía yo del fallecimiento de otro médico, un dentista. Y le dije que sí, que había oído de él, que por cierto, había oído que se había caído. Él me dijo, no, no, no fue así. Es cierto que él subió a la segunda planta para traer algo, una manguera, una especie de tubo para destapar un registro y a la hora que destapó el registro e hizo el esfuerzo tuvo un infarto fulminante. dice acabamos de ir con otros doctores acabamos de ir al café porque nos reuníamos de vez en cuando para tomar el café la muerte es un enemigo por el dolor que nos causa a nosotros mismos a nosotros cuando alcanza a algunos de nuestros seres queridos pero porque es sutil. Él está muy cerca de nosotros, esperando solamente la oportunidad, esperando solamente la orden. Nos puede tomar en carretera, lo comentamos Miriam y yo con frecuencia. Nos puede tomar en casa, en la calle o en la cama. Él no tiene preferencia. cuando llegue la oportunidad de actuar, actuará. En cuarto lugar, la muerte es además un enemigo, oiga bien esto, niños, que es imposible de evitar. Es imposible de evitar. Está establecido por Dios Que los hombres mueran una sola vez y después el juicio. Yo recuerdo cuando era niño, a veces lloré a solas, pensando, ¿y si mi papá muriera? ¿Qué sería de mí si mi papá muriera? Era un niño impío, sin temor de Dios. Pero muchas veces, muchas veces, Yo le pedía a Dios, Dios si existes, que mi papá no se muera. Usaba un transporte de la ciudad hacia donde vivíamos. Y una ocasión iba yo, ya tenía, no sé, adolescente, tal vez 15, 16 años. Estaba yendo y tomado de arriba porque estaba lleno el autobús urbano. Y hubo un accidente. Y yo vi, yo vi lo que quise ver, por supuesto. Pero yo vi que era mi padre. Toqué el timbre, había uno allí arriba que lo jalé. Como a 200, 300 metros se paró el autobús. Y yo vine. Obviamente no era mi papá. Pero tenía mucho miedo. Tenía mucho miedo. Aún así me burlaba de los jovencitos que me decían, Tomás deberías ir a la iglesia. El que cree en Cristo tiene vida. No les creía. La muerte es un enemigo imposible de evitar. Vendrá cuando tendrá que venir. Porque Dios lo estableció según Hebreos 9, 27. No importa cuánto intentemos escapar de este enemigo cuando se acerca. No, no importa. No hay nada que lo pueda evitar. Vendrá por tu vida. Vendrá. Con la misma seguridad con la que se pone el sol cada día y aparecen las estrellas en el horizonte. Con la misma seguridad que las olas en el mar suben y bajan. Así llegará. Así vendrá. Nuestro fin vendrá y seremos quitados de entre los vivos. Y por cierto, no es raro, no es raro que el hombre muera sin el menor previo aviso. por eso es excelente que nosotros tengamos las escrituras y que leamos prepárate para venir a tu encuentro con Dios prepárate para venir porque es inevitable un día un día será o que nosotros lo creamos y que oremos junto con el salmista en el salmo treinta y nueve los que han hecho las divisiones de los textos de los salmos titularon a este salmo el carácter transitorio de la vida el salmo 39 es un salmo precioso pero yo quiero leer con ustedes los versículos 4 y 5 hazme saber que va mi fin y cuantas sea la medida de mis días sepa yo cuán frágil soy que aquí dice a mis días término corto y mi edad es como nada delante de ti ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive sepa yo cuán frágil soy sepa yo cuál es la medida de mis días qué bendición para nosotros queridos hermanos que tengamos la palabra de Dios y que la creamos. Pero ánimo, hermanos. La muerte, este es mi segundo encabezado, es un enemigo que ha de ser destruido. De hecho, hermanos, Cristo, Cristo ya empezó su destrucción. Oiga lo que dice el apóstol Pablo en la carta que escribe a Timoteo en segunda carta a Timoteo capítulo 1 verso 2 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro señor Jesucristo el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. Si hay inmortalidad Si hay vida eterna, los creyentes no mueren para siempre. Los creyentes viven por siempre, viven por la eternidad. Tengamos presente que nuestro Señor Jesucristo ya ha obtenido la victoria, la gran victoria sobre la muerte. Jesús, el Salvador, quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad, y esto mediante su obra redentora. Esa es la médula del Evangelio, es lo que está tratando Pablo en Corintios 15. Él está hablando de lo que comprende el Evangelio y se dedica específicamente a la resurrección al final de ello. Pero habla de la venida de Cristo, del propósito de la venida de Cristo, de la vida de Cristo, de la cruz de Cristo, de la muerte de Cristo, de Cristo como el destructor de la muerte. Es el... Es en él que nosotros tenemos vida. Cristo destruyó, Cristo destruyó con su muerte en la cruz el poder de la muerte. John Owen, por ahí creo que ustedes han leído, algunos de ustedes han leído un tratado, un resumen realmente de su escrito, la muerte de la muerte en la muerte de Cristo. La muerte de la muerte en la muerte de Cristo. La muerte no tiene ya poder sobre nosotros, amados hermanos. Cristo destruyó con su muerte en la cruz el poder de la muerte, hidrando así a su pueblo de la muerte espiritual. Es lo primero. Según Efesios capítulo 2 y el verso y el verso 1 que dice así y él dio vida a vosotros cuando estabais muertos en sus delitos y pecados. Él, con su muerte, obtuvo la vida para nosotros. Hubo un tiempo, hermano hermano, hubo un tiempo cuando no tenías vida espiritual y esto debido a que la corrupción original permanecía en ti, y por ello estabas muerto en tus delitos y pecados, insensible a la vida espiritual. Es así como se puede ver la vida de un creyente y uno no creyente. El no creyente, aunque está vivo físicamente y tiene todas las cualidades de la vida humana diseñadas por Dios, representa la imagen de Dios, Espiritualmente, el tal, sea joven o adulto, mujer o hombre, no tiene ninguna sensibilidad. Es insensible a Dios. El que ha sido convertido, el que ha nacido de nuevo, tiene sensibilidad, tiene comunión con Dios, habla con Dios. en el sentido de dirigir a él su oración. Oye a Dios en el sentido de leer la escritura. Obedece a Dios implementando aquello que sabe es la voluntad de Dios. Cristo destruyó el poder de la muerte. Nuestro Señor, mientras estuvo aquí, ustedes recordarán estos eventos nos dio unos ejemplos de su poder sobre la muerte cuando Él restauró a la vida a ciertos individuos. Ustedes recuerdan seguramente los tres casos. ¿Por qué Jesús no resucitó a más personas? ¿Cuántas personas murieron durante el ministerio de Jesucristo? Muchas más personas. ¿Por qué Jesús solamente trajo a la vida A tres personas, como ustedes saben, era una niña, era un joven y un hombre ya mayor. Mostrando así, hermana y hermano, el poder de Jesucristo sobre la muerte y manifestando o exhibiendo de esa manera la humillación de la muerte. Cuando Dios dice, oye bien, cuando Dios dice, o en este caso Cristo, dice suelta a tu presa, los lazos de la muerte son hechos pedazos y el cautivo obtiene libertad. Tal como dijo frente a la tumba del hombre mayor, Lázaro, ven fuera, Lo mismo, el mismo poder fue para la niña, Halita Kumi. Es lo mismo, es el mismo poder porque ambos estaban muertos en sus delitos y pecados. Ciertamente, la niña todavía tenía la temperatura y el color de un cuerpo vivo. Parecía estar dormida. De hecho, eso es lo que pensaban en un principio. Hasta que dijeron, bueno, ella ya murió. Y Jesús dijo, no, ella está dormida. Hablamos de la muerte física. Y Jesús le trajo a la vida. Niña, a ti te digo, levántate. Cuando Jesús habla, la muerte obedece. Todas sus ataduras son rotas. De esa manera, espiritualmente, nosotros hemos sido traídos de la muerte a la vida. Y hoy tenemos vida en Cristo. Las ataduras de la muerte no nos mantienen cautivos más. Somos libres, libres para seguir a nuestro Señor y nuestro Salvador. Cristo entonces toma el control sobre la muerte, derrotando la igla cruz. Cuando él murió, amados hermanos, sufrió el castigo de la muerte en favor de los suyos. Y por tanto, oigan bien esto, y por tanto no hay ningún creyente, no hay ningún creyente que ahora muera como castigo por el pecado. No hay ningún creyente que ahora muera como castigo del pecado. La muerte de Cristo hizo que la muerte no sea para nosotros una consecuencia del castigo por el pecado. Y tal vez tengas la pregunta ahora, entonces, entonces, ¿por qué mueren los creyentes? Entonces, ¿por qué morimos los creyentes? ¿Por qué no somos traspuestos para que el mundo en frío se asombre, se maraville, se asuste, se llene de pánico y quieran ser cristianos al ver cómo los creyentes son transformados y llevados a la gloria? Eso sería más a nuestro parecer, ¿verdad? más emocionante tal vez nos llenaría de orgullo delante de las personas al ver a nuestros seres queridos transformados pero sabemos que se requiere un proceso sabemos que se requiere un proceso y que lleva tanto tanto dolor lleva tanto tanto dolor ¿Por qué mueren entonces los creyentes? Los creyentes morimos, hermanos, los creyentes morimos porque nuestros cuerpos tienen que ser cambiados antes de heredar la gloria final. Los creyentes morimos porque nuestros cuerpos tienen que ser cambiados, tienen que ser transformados antes que hereden la gloria final. Este fue el texto que yo usé en el sepelio de mi madre. Primera Corintios 15, el verso 43. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria. Se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra en debilidad. Va a resultar en poder. Se siembra en deshonra. A mí nunca me ha gustado ver el cuerpo de una persona perdida. Nunca me ha gustado hacerlo. y de hecho si puedo evitarlo lo evito he visto varios cuerpos pero en una edad muy avanzada y ya para morir pero tengo en mente una experiencia del pastor John Piter Hablamos de su abuelo. Dice que su abuelo fue un hombre fuerte, un hombre grande, un hombre de una estatura sobresaliente y siempre, siempre fue un hombre erguido. Su padre también lo era, dice él. Y que cuando su papá le dijo, vamos para ver a tu abuelo, porque creo, dijo el papá de John Piper, que esta será la última vez que lo veremos antes de morir. Fue y lo vio, dice que fue realmente impresionado por ver el cuerpo de su abuelo. Dice que cuando entró y él, el anciano, percibió que era su hijo y su nieto, repitió las palabras que Pablo usa en Filipenses 321, solo que ese hombre repitió eso en griego. Y dijo, Soma tapeinoseo. Soma tapeinoseo. Soma tapeinoseo. Dice John Piper que la última vez que dijo Soma tapeinoseo, murió. ¿Qué quiere decir Soma tapeinoseo? Cuerpo de humillación. Cuerpo de humillación. Cuerpo de humillación. Eso es esto. Eso es esto. Pero ánimo, querida alma. Ánimo, querida alma. Jesús resucitó. Y nosotros tenemos la esperanza bienaventurada también de ser levantados con él. Oye cómo lo presenta el apóstol otra vez, allí mismo en primera Corintios 15. Ahora los versículos 50 en adelante. Pero os digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. Y aquí os digo un misterio. No todos dormiremos, pero todos seremos transformados. Habrá algunos vivos cuando el Señor regrese. será una gran bendición en un abrir y cerrar de ojos pero hermanos también la muerte es como un cerrar de ojos recuerdo vividamente cuando sufrí el accidente yo creí hermanos que miraría mi señor no sé si fueron centésimas o uno o dos segundos Pero dije, Señor, este es el momento. Y no sé cuánto tiempo fue, segundos, cuando abrí mis ojos y tenía el plástico desde aquí encima, mucho humo, y estaba vivo. No fue todavía. pero será será un día no sé si en fuerza todavía pero según el apóstol Pablo Filipe 321 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya por el poder del cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas Nuestro cuerpo es de humillación, hermanos. Cuerpo de la humillación. Este es, eso eres tú. Eso soy yo. Pero un día seremos transformados. La muerte es un enemigo porque causa, porque provoca daño, mucho dolor en nosotros, y en aquellos que nos lleva causándonos a nosotros sumo dolor. Pero quiero concluir señalando que será destruida al final. ¿Y por qué es que es hasta el final? Esta es mi propuesta. Vino al último, lo vino primero, recuerden. y no es nuestro mayor enemigo. Recuerde, tenemos otros enemigos. Este es el último y no es el más grande. No es el mayor, hermanos. Hay enemigos peores. Vino al último y se ha eliminado al último. La muerte no fue nuestro primer enemigo, acuérdese. Y tampoco es el peor de nuestros enemigos. La muerte es un enemigo, sí, pero es admisible desearla, oye bien, es admisible desearla antes que pecar. Les dije de este hombre, y tal vez has leído y hay muchos muchos casos en la historia les comentaba de este hombre que soportó todo dolor, toda tortura pero cuando se disponían a torturar a su hijo delante suyo él dijo no, no, no mi hijo no haré lo que ustedes piden y el niño le dijo pero cómo Jesús se dio en la cruz por nosotros. Hasta ahora no ha fallado. ¿Cómo pues tú podrías hacer eso? Es decir, ¿cómo podrías tú pecar? La muerte es deseable, es preferible, preferible, preferible antes que pecar. Es peor enemigo el pecado, pero gloria a Dios. Jesucristo venció al pecado, derrotó al pecado y derrotó también a la muerte. Oiga usted otra vez como lo presenta el apóstol Pablo allí mismo. ¿Dónde está o muerte tu aguijón? ¿Dónde o sepulcro tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado y el poder del pecado la ley. Mas gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. La muerte es dejada al final, será destruida al final porque cumple un propósito. Es nuestro último enemigo, será destruida a lo último porque él cumple un propósito. ¿Cuál es ese propósito? Hermana querida, hermano amado, No necesitas la gracia para morir ahora. No necesitas la gracia ahora para morir. Ahora necesitas la gracia para vivir. Ahora que tienes salud, ahora que tienes 20 años, que te hiciste un estudio recientemente y tu corazón está al cien, tus riñones, tu hígado, todo trabaja bien tienes un proyecto, tienes un plan, no necesitas gracias de Dios para vivir perdón, para morir necesitas gracias de Dios para vivir y para vivir para el propósito por el cual Dios te dio vida un hombre que a mí lo decía siempre No necesito ahora un puente. Cuando yo llegue a la orilla del río, Dios me dará el puente. Ahora no. Será en aquel entonces. Ahora necesitas gracia para honrar al Señor. No pidas gracia para morir ahora. Pide gracia para glorificar a Cristo ahora. En todo lo que hagas. Y cuando estés cerca ese día, Dios te dará la gracia. Y cuando estés cerca ese día, Dios te dará la gracia que sea necesaria. Lleva tus aflicciones al Señor. Así como vienen, llévalas al Señor, pues Él tiene cuidado de nosotros. Dios, a su debido tiempo, te ayudará a vencer a tu último enemigo. Pero ahora tienes otros enemigos. Ahora tienes al mundo como un sello y a ser un enemigo que está dispuesto a hacerte declinar en tu profesión de fe. Ahora tienes a un adversario que está en derredor tuyo buscando la mínima ocasión, la mínima oportunidad para hacerte declinar, para hacerte llevar a pecar, para descuidar cualquiera deber, para estar insatisfecho en cualquiera servicio que Dios demanda de ti. No necesitas gracia para morir, necesitas gracia para vivir y vivir bien para la gloria de Aquel que se dio en la cruz para ser tu Salvador. Tienes también que vencer la carne, las concupiscencias, las pasiones desordenadas que moran contigo, que son mis traidores, que convivo con ellas y que de vez en vez quieren llevarme por sendas y veredas que no es el camino por el cual debo andar. Contra ellos el mundo los demonios y mi propia carne. Necesito ahora la gracia de Dios. Necesito ahora la gracia de Dios para vivir de tal manera que su nombre sea honrado. Y en ese sentido, que cuando llegue el tiempo de enfrentar al último enemigo, Él te dará gracia. Pienso que a eso se refiere David cuando dice que la muerte de los creyentes es estimada delante de Dios. ¿Recuerdas el Salmo 116? Estimada es a los ojos de Dios la muerte de sus santos. Sus santos, óyelo bien. Recuerdo a varias personas, una persona particular, que decía, yo solamente le pido a Dios que no me dé esto, que no me dé aquello. Hablaba de sufrimiento. Yo solamente le pido a Dios que cuando me muera, que sea de un infarto, porque yo no quiero sufrir, yo no quiero parecer, causar lástima a quienes estén cerca de mí. ¿Por qué te ocupas de eso ahora? Ocúpate de otras cosas ahora. estimada y estimada quiere decir preciosa valiosa después de haber examinado y se ve realmente el valor de esa vida dice la escritura es Dios que lo dice querido estimada es a los ojos del Señor o de Jehová la muerte de sus santos ellos que viven para la gloria de su Señor El mismo pacto por el cual el Señor Jesús te da vida, ese mismo pacto contiene también provisión para la muerte. Oye bien, el mismo pacto o el pacto incluye todas las provisiones para tu vida desde el momento en que crees en Cristo, está incluida la provisión necesaria para la muerte. Oye como lo dice Pablo, 1 Corintios 3, 21-23 Todo es vuestro, dice él, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y vosotros de Dios, oíste, sea la vida, sea la muerte. Él está en control, querido. Entonces, ¿por qué no la elimina Dios? ¿Por qué la deja hasta el final? La pregunta prevalece, ¿verdad? ¿Por qué? Bueno. Esta es una propuesta. Creo que Salomón piensa en ello cuando dice que es mejor ir a la casa del luto que a la casa del festín. banquete dice el texto mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete creo que eso es lo que el predicador nos está queriendo decir porque a la hora de la muerte hay muchas lecciones que se pueden atender y que se pueden apreciar Creo que a eso se debe, a que Cristo hace uso de ella. Pues hay muchas lecciones que hemos aprendido de la muerte. Dijo un predicador que la muerte es un excelente predicador. La muerte es un excelente predicador. ¿Cómo es eso? algunos aún oyendo no han escuchado los sermones de su pastor con mucho dolor oí que un niño que estaba entre nosotros dijo que se iba de nosotros porque no entendía y no le entendía a un hermano que enseñan aquí y que enseña muy bien por cierto que no le entendía en su clase de los jovencitos hay algunos que aun oyendo no han escuchado los sermones del pastor tampoco las clases del maestro pero cuando muere un ser querido un amado miembro de la familia o un amado miembro de la iglesia ese es un mensaje que se tiene que oír y hay mucha evidencia a lo largo de la historia de personas que han sido conversas aunque han escuchado el evangelio y saben una buena porción de las escrituras sus vidas permanecen impías, internas. Y en el cepelio, en el fallecimiento de un ser querido o de un miembro de la iglesia, a veces ese sermón es mucho más fuerte que los 20 o 50 sermones que hubiesen escuchado del pastor. o las lecciones distintas que los padres han dado a sus hijos. Así que hay lecciones que la muerte nos enseña. Creo que por eso nuestro Dios la ha dejado al final. Cristo ha dejado la muerte al final para hacer de ella un predicador a los oyentes, a los creyentes. llamándoles la atención y considerar, como dice Salomón, porque el momento fúnebre es el fin de todo. Allí se acabó todo. Y hay reflexión, hay consideración. Aunque hay personas que hacen reflexiones muy pasajeras, consideran y tal vez hasta lloran si están cerca del féretro de un amigo y se les olvida. Pero también hay evidencia que hay personas que se convirtieron realmente al Señor cuando se dan cuenta de la realidad de la muerte. No quisiera que te convirtieras así cuando tu hijo sea sepultado, o cuando tu padre sea sepultado, o cuando un ser querido sea sepultado, o que te convirtieras por la dulce voz de Jesucristo, o que vieras tu pecado por la iluminación del Espíritu Santo, y que vinieras a Jesús postrado ante Él pidiendo el perdón de tus pecados. Pero si al Señor le place que sea en un momento fúnebre, Y entonces si escuchas el sermón y vengas a Cristo, la muerte entonces estará cumpliendo el propósito para el que ha sido dejada al final. Hermanos, me encantaría, de verdad, me encantaría elevar cánticos y osanas a la hora de mi partida. No sé cómo será. Lo que sí sé es que necesito y pido la gracia del Señor para vivir la vida del justo, porque aspiro a morir la muerte del justo. Como dijo Balán, oh que muera yo, la muerte de los rectos. Aunque él no murió así, porque él deseaba. Usted conoce la vida de Balán. Puede ver en Números 23 y Números 31. En Números 23, el verso 10, el verso 11, Él dice, oh, que muera yo la muerte de los rectos, y que mi postrimería sea como la de ellos. Pero Él no anduvo en el temor del Señor. Y si tú sigues la lectura, vas al capítulo 31, y en el 31 se nos dice cómo Balá murió. No murió como un recto, porque no vivió como un recto. No murió como un justo, porque vivió como un injusto, como un impío. Así que no te preocupes en la manera en cómo será. Nuestro Dios te tomará en sus brazos. Llevará tu vida con toda seguridad. Siempre lo ha hecho. Siempre lo ha hecho. Lo hará al final, querida alma. descansa en él, confía en él. La muerte es un enemigo controlado, no tiene ya poder y será al final destruida, hasta que cumpla el propósito por el cual ha sido dejada aquí. Es en ese sentido, hermanos y hermanos, que la muerte no está aún destruida porque sirve a los propósitos de Dios al llevar a los santos a su hogar para eso sirve y cuando ya no sea de utilidad será eliminada será eliminada pero amado hermano guarda esto en tu corazón ella va a ser destruida, y siendo que es a lo último, a lo último será eliminada, ya no habrá más batalla, ya no habrá otro enemigo. La batalla será ganada, ganada finalmente, la gran victoria también es nuestra. ¿Y quién la ganó? ¿Quién más sino el Cordero? Aquel que está sentado en el trono, Dice Juan, a quien sea el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Esa es nuestra fe, hermanos. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo conforme a las Escrituras. Vivió y murió conforme a las Escrituras. Se levantó al tercer día con todas las Escrituras. Nuestra fe tiene un sustento. Las Escrituras se cumplirán y Él viene por nosotros. Ahora tenemos otros enemigos, los cuales se ocupan de nosotros y nosotros hemos de ocuparnos de vencerlos. En la gracia de Dios podemos hacerlo. Y esa misma gracia nos sustentará cuando Aquel venga. pero solamente viene para llevarnos a casa y ver finalmente el rostro de quien quiso morir por nuestros pecados. Es así que será gloria interminable o como dice el himnólogo, gloria sin fin, gloria sin fin. Será entonces, pero no tendrás acceso a ella. si vives en tus pecados. No accederás a ella, a esa gloria, si no te arrepientes ahora. Te ruego en el nombre de Jesús. Arrepiéntete y cree. Jesucristo es la vida y Él es el que nos da vida. Señor, que tu nombre sea honrado. Señor, ayúdanos a esperar en ti cada día. Prospera tu obra en nuestros corazones. Prospera tu obra en nuestros corazones. Y gracias por Jesús, el vencedor de la muerte. Y el que ahora todavía causa dolor, Es temporal, Señor. Es leve, es pasajero. Pues solo es para trasladarnos a un lugar, Señor, sumamente glorioso y maravilloso. Oh, que tu nombre sea honrado, Dios. En el nombre de Jesús. Amén.
Jesucristo el destructor de la muerte
Primera Iglesia Bautista Reformada Emmanuel
Calle matamoros #104
88810 Nuevo Progreso, Tamaulipas, México
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Sermon ID | 82223170327066 |
Duration | 1:00:06 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Corinthians 15:26 |
Language | Spanish |
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