00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Hace un mes dedicamos un domingo al cuarto mandamiento. Estuvimos viendo cómo ponerlo en práctica, cómo debemos guardar el día del reposo. Y hoy vamos a ver el tema del perdón. A menos que me equivoque, nunca he predicado un mensaje que trate directamente con ese tema, el tema del perdón. Lo único que se me ocurrió recordando en la semana fue el mensaje de Job orando por sus hermanos, que es un tema también que se relaciona con el perdón. El hermano Tomás tiene una serie que predicó hace años, una miniserie, cortita, como les suele llamar, una miniserie. Yo solo pienso dedicarle un domingo un mensaje para aterrizar algunos aspectos muy puntuales aquí. Quisiera compartirles algunos puntos que me han sido de edificación a mí en relación al perdón. Son puntos que son importantes porque como creyentes solemos tener ciertas ideas preconcebidas y ciertas suposiciones en cuanto al perdón. Esas suposiciones generalmente no tienen nada que ver con lo que dice Dios. Y si como creyentes no nos realineamos a la palabra, vamos a caer en muchas trampas. Lo vemos todos los días en vecinos, en amigos, en familia, lo vemos en inconversos y a veces lo vemos hasta en quienes afirman ser creyentes a nuestro alrededor. Personas abandonan a sus familias, abandonan sus matrimonios, abandonan sus iglesias y abandonan a quienes por años eran sus mejores amigos. Y la raíz de todo, la falta de perdón. La falta de perdón. El perdón es algo tan importante en la vida del creyente que si tuviéramos que escoger una sola palabra para describir cómo es un creyente maduro en su relación con los demás, una de las primeras palabras en la lista tendría que ser la palabra perdón o perdonador. Clemente es otro sinónimo, ya no usamos mucho la palabra Clemente pero Clemente es otro sinónimo, alguien dispuesto a perdonar. Sin el perdón nunca habríamos comenzado nuestra vida en Cristo. Estaríamos perdidos todos. Y habiendo experimentado el perdón, el perdón más grande y perfecto que existe, el perdón divino, nosotros debemos ahora ser caracterizados por el perdón. Debemos ser misericordiosos. entonces los invito a abrir sus biblias en Efesios capítulo 4 Efesios capítulo 4 para encontrar nuestro texto inicial vamos a leerlo antes de orar y pedirle a Dios que nos ayude nuevamente comenzamos en el versículo 25 Efesios 4 25 dice Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hable en verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen. No se ponga el sol sobre su enojo. Tocamos este versículo hace años, ¿se acuerdan? Le pusimos al mensaje, enójate y no peques. No se ponga el sol sobre su enojo ni den oportunidad al diablo. El que robaba, no robe más, sino más bien que trabaje esforzadamente, dice la actualizada, haciendo con sus manos lo que es bueno a fin de que tenga que compartir con el que tiene necesidad. No salga de la boca de ustedes ninguna palabra obscena, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables, bondadosos, dice la actualizada, unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo. Aquí está nuestro tema. Vamos a orar. Padre, acudimos ante ti tan necesitados de que seas tú el que obre el día de hoy. Tan desesperadamente necesitados de tu presencia, de tu gracia entre nosotros. No somos nadie ¿Quiénes somos nosotros para estar aquí ante tu poderosa palabra? Solo podemos extender nuestras manos pidiéndote gracia como mendigos, rogándote, Padre, que continúes la obra que has empezado en muchos de nosotros y que nos ayudes, Padre, en este tema tan importante que nos ha de caracterizar. el ser misericordiosos, el ser clementes, el ser prontos en perdonar. Te rogamos, Padre, que este tema no sea simplemente un mensaje acerca del perdón que no tenga ningún impacto en nuestras vidas, sino que nos aferremos a ti y damos tu perdón por todas las veces que no hemos hecho lo que debíamos hacer en este tema. Y que nos ayudes, Padre, que deseemos todos profundamente ser personas caracterizadas por la clemencia, por la misericordia y el perdón, siendo imitadores de Cristo. Te pedimos esto en su nombre y nos encomendamos a ti. Amén. Lo primero que queremos hacer hoy es definir bíblicamente el perdón Existen muchas definiciones erradas del perdón en este mundo. Hay quien lo ve como simplemente ya no estaré enojado. Ya perdoné, ya no estoy enojado. Hay quien lo ve como mantenerse ecuánime, calmado ante una ofensa. Pero bíblicamente el perdón es literalmente cancelar una deuda. Es cancelar una deuda. Y para ilustrarlo vamos a plantear lo siguiente. Imaginemos que alguien tiene algo tuyo, algo que le prestaste. Pudiera ser tu celular, pudiera ser tu coche, pudiera ser un dinero. Alguien tomó algo tuyo prestado. Acto seguido, destruyó esa cosa que le prestaste. Destruyó tu teléfono, chocó tu carro, perdió el dinero que le prestaste. Casi nunca pasa, ¿verdad, hermanos? Ahora vean, el perdón no es decir pues mira no pasa nada te perdono no más cómprame un teléfono igual o repara mi coche o regrésame mi dinero y tan amigos como siempre te perdono eso no es perdonar según la definición de Dios perdonar bíblicamente es cancelar la deuda es me quedo sin teléfono me quedo con el carro chocado me quedo sin mi dinero y te perdono ya no te guardo rencor te perdono de corazón lo podemos ver ilustrado en la última parte de Mateo 18 con la parábola del siervo perdonado que no quería perdonar y esto nada más lo vamos a ver rápidamente no vamos a pasar mucho tiempo aquí hay muchos elementos en esta parábola solo lo vamos a ver de paso en Mateo 18 leyendo a partir del versículo 23 el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Y uno de los cálculos es que estos 10.000 talentos se equivalían a 216 toneladas de plata. Ni siquiera nos podemos imaginar la cantidad, ¿no? 216 toneladas de plata, deuda impagable. Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran junto con su mujer e hijos y todo lo que poseía para pagar la deuda. Entonces el siervo cayó postrado ante él diciendo, tenga paciencia conmigo y todo se lo pagaré. 216 toneladas de plata, ¿no? ¿Cuánto? O sea, no había manera. Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios, nada, 100 pesos, nada. Y echándole mano, lo ahorcaba diciendo, paga lo que debes. Entonces aquí se ve claramente el contraste entre lo que es realmente perdonar y lo que no es perdonar. Hoy día creemos que perdonar solo significa que no voy a dar rienda suelta a mi enojo, que perdonar es simplemente no hacer lo que hizo este hombre malvado en el versículo 27, es no gritar, no golpear, no insultar y con eso basta para decir que te perdoné. Nomás ahí te encargo que me pagues, ¿no? Eso sí. Ahorita te paso mi número de cuenta. Ahorita te paso mi clave. Pero eso no es el perdón según Dios. Y tal vez alguien esté pensando, bueno, hermano, es fácil de entender cuando el asunto es monetario, pero hay muchos casos, hay muchos casos que ocurren en la vida diaria que no son tan fáciles de aterrizar. Entonces, ¿cómo aterrizamos el perdón en casos que no tienen nada que ver con posesiones ni dinero? Pues en esos casos, aunque realmente es en cualquier caso, haya dinero de por medio o no, todo se centra en el corazón. Todo gira en torno a lo que ocurre en nuestro corazón después de recibir una ofensa. Porque aunque no haya dinero de por medio, nuestro instinto natural es intentar hacer justicia. La balanza está así, ¿no? Vemos la balanza en este asunto y decimos, no, esto está súper injusto. Está cargadísima de un lado. Entonces, intentamos regresar la balanza, ¿no? Intentamos balancearla otra vez. Si me ofenden, si pecan contra mí, voy a cobrármela. Ese es nuestro instinto natural. ¿Y cómo lo voy a hacer? Lo voy a hacer frenando mi atención, o mi afecto, o mi honra, como vamos a ver. Mi forma de cobrármela, mi forma de hacer justicia va a ser, ya no te voy a poner atención, o ya no te voy a dar afecto, o ya no te voy a dar la honra que te debo. O las tres cosas juntas en algunos casos. Eso es lo que hacemos para vengarnos. Ahorita no te quiero ver, te voy a evitar. Esa es la primera opción. Freno mi atención. Opción dos. Puede ser que te ponga atención, pero vas a sentir mi indiferencia. Vas a sentir mi enojo. Te vas a enterar de que estoy enojado con mis expresiones, con mi tono de voz. Tú vas a saber que estoy molesto. Y ni creas que te voy a abrazar, ni creas que te voy a dar un beso, esposo, esposa, olvídate de eso. Esa es la segunda opción. Opción tres, y esta opción aplica en los casos de personas a las que debemos honra. ¿Como quiénes, hermano? Bueno, pues como nuestro padre, como nuestra madre, tal vez nuestro jefe en el trabajo. ¿Se acuerdan? Vimos hace un tiempo que le debemos honra a nuestro jefe en el trabajo, aun cuando no sea buen jefe. Le debemos honra. Aquí, como nos vengamos ante una ofensa en este tercer caso, pues es cumple de mi papá. pero no le voy a llamar. No le voy a llamar, no lo voy a ver. Voy a abstenerme de honrarlo porque pecó contra mí. Mi mamá pudiera estar necesitada, pudiera estar más de salud, pero que ni piense que yo la voy a ir a ayudar después de tanto mal que me hizo. Detenemos la honra que debemos dar. Esa es la tercera opción. Lo vemos desde niños, hermanos. El papá le niega el permiso a su hijo Y su hijo se cruza de brazos, se pone bien enojado, pone su cara de molestia y ya no le contesta con el respeto y la honra que merecía su padre o su madre. Lo castiga con su actitud y su trato hacia él. Bueno, eso solo en los niños. No, resulta que seguimos haciendo lo mismo cuando estamos grandes. Así actuamos y todo motivado por venganza. Esa es nuestra reacción natural desde pequeñitos. desde pecadores bebés y sigue siendo lo mismo de grandes entonces este es un asunto del corazón hermanos es un asunto del corazón en estos casos que estamos detallando perdonar de verdad implicaría no tomar venganza me hiciste mal pecase contra mí pero si te voy a poner atención si te voy a tratar con afecto y si te voy a dar la honra que te debo Voy a hacer a un lado la ofensa y te voy a tratar con amor. Eso es perdonar. Nuestro gran problema es que tratamos de redefinir el perdono, tratamos de reducirlo a lo que no es. Decimos te perdono, pero en realidad no hemos perdonado nada. Ese te perdono es, pues, bueno, tengo ganas, pero no te voy a rayar el coche, no te voy a patear, no te voy a gritar. Pero sí voy a abstenerme de mostrarte atención, afecto o honra. Eso sí lo voy a hacer. En pocas palabras, digo que te perdono con mi boca, pero en mi corazón no hay una gota de perdón. Examinenlo, hermanos. Examinémonos, de eso se trata. Y le pedimos al Señor que lo haga por medio de su Espíritu Santo. Esto es lo que hacemos en la vida diaria. Así se ve la falta de perdón en el diario vivir. Y esto es lo que destruye amistades, matrimonios y hasta iglesias. Por este perdón falso y redefinido. Por este perdón falso, cuando algo pasa en la iglesia con algún hermano, lo empiezo a evitar. Veo que viene por un pasillo y me paso del otro lado. Veo que va a Ciudadano de la Escuela, la escalera, me doy la vuelta y me cambio por el otro lado. Y aquí, con el buen diseño que tenemos, hay muchas formas de evitarnos. Resulta que hay buenas vías de comunicación y nos evitamos por este perdón falso. O a veces llega el domingo y ni siquiera voy, porque estoy castigando a tal o cual hermano. Y hay formas muy sofisticadas que usamos para poner esto en práctica. Puede tomar formas sutiles. Por ejemplo, y esto no es algo que haya sucedido, pero es un ejemplo que se me ocurrió, Por ejemplo, ¿le pudieras sugerir a tu esposa que se ponga un suéter que le queda bien? Para que te responda, no, ese suéter me lo regaló Perenganita y estoy súper enojada con Perenganita. Ese ni de chiste me lo voy a poner. Venganza, rencor, falta de perdón, puede tomar formas muy sutiles. Entonces, con este contexto vamos a seguir avanzando. Pero antes tengo que decirle a cualquier persona que ya esté incómoda o enojada con lo poco que hemos dicho hasta ahora. Si tú estás enojado o enojada, si tú te sientes mal, lo que significa es que tú no quieres perdonar a alguien. Eso es lo que significa. Tienes un problema con el perdón. Si te enoja que alguien siquiera te plantee lo que Dios dice acerca de este tema, pudiera ser una de estas personas cuya vida entera gira en torno a lo que alguien te hizo en el pasado. Pudiera ser alguien cuya vida entera gira en torno al rencor que estás guardando. Por eso, aunque solo llevamos aquí 15, 20 minutos, ya estás enojado conmigo. Estás tan aferrado y tan amargado en contra de alguien que hasta tu identidad como persona gira en torno a eso. Tú eres una persona agraviada. tú eres una víctima de alguien que te hizo mal en tu pasado eso es lo que te define hay personas así hermanos han llegado al grado de justificar todo tipo de pecado todo tipo de amargura y enojo porque alguien les hizo mal y ahora estás enojado más porque Dios te manda alguien que te lo diga yo espero que no haya nadie así aquí pero si lo hay solo te puedo decir que con quien realmente estás enojado es con Dios que Dios es el que define todo esto Realmente estás enojado con Dios y lo único que te puede ayudar es buscar la solución en Él. Si ya estás enojado, si ya te sientes mal con lo que hemos dicho, pregúntate por qué. Pregúntate por qué, pregúntate honestamente por qué estás enojado. Y date la oportunidad de escuchar lo que Dios quiere que escuches. Entonces retomando hermanos. De acuerdo a lo que hemos visto, perdonar no es algo inventado ni definido por el hombre. No lo podemos redefinir a nuestro gusto ni hacerlo igual a lo que yo quiera. Perdonar según Dios es cancelar la deuda y negarte a tomar venganza. Es negarte a utilizar medio alguno para hacer justicia u obligar al ofensor a pagar por su pecado. Y vean, esto es aún cuando recuerdes claramente lo que te hizo. Aún cuando recuerdes perfectamente lo que te hizo. Muchos creen que el perdón es solo dejar que pase el tiempo. Tiene un año que no le hablo, ya no me siento tan enojado. Entonces yo creo que a ver si nos vemos, le voy a echar un telefonazo a ver si sigue resentido conmigo. Muchos creen que eso es el perdón, como que con los meses, las semanas, meses o años medio dejar que quede en el pasado ahí medio olvidado. Pero el perdón bíblico es que aún cuando recuerdas claro como el agua lo que te hicieron, con la ayuda y la gracia de Dios tratas a esa persona con atención y con afecto como si nunca hubiera pecado contra ti a eso somos llamados hermanos y esto aplica si el ofensor es creyente o si es inconverso ya vimos muy claro ya vimos muy clara la aplicación para creyentes en el versículo 32 de nuestro texto en Efesios 4 lo voy a volver a leer rápidamente Efesios 4 32 sean bondadosos unos con otros misericordiosos perdonándose unos a otros así como también Dios los perdonó en Cristo. Ese es el mandamiento que tenemos cuando se trata de creyentes. Pero vean, Dios nos pide que también vivamos el perdón cuando se trata de inconversos. Lo podemos ver en el Padre Nuestro, en Mateo 6, 12. Pedimos en el Padre Nuestro, perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Esto es algo generalizado. no se limita solo a otros creyentes y lo volvemos a ver de una manera tremenda y contundente en Marcos 11 versículo 25 Marcos 11 versículo 25 dice cuando os pongáis de pie a orar si tenéis algo contra alguien perdonarle para que vuestro padre que está en los cielos también nos perdone ahora vean Hay una mejor traducción de este pasaje en la ISB en inglés. Dice lo siguiente, y esto vale la pena hasta que lo apunten. Dice lo siguiente. Y cuando sea que estén orando, si tienen cualquier cosa contra cualquier persona, perdonen. Vean. Cualquier cosa contra cualquier persona. Más claro pudiera ser esto. Ni siquiera podemos orar como debiéramos, hermanos, si esto no es parte de nuestra vida. Ni siquiera podemos orar como debiéramos si estamos guardando rencor y falta de perdón en nuestros corazones. Muy diferente a lo que nos pide nuestro corazón, ¿no? Muy diferente a eso de hacer justicia y poner la balanza en su lugar. Muy diferente a los criterios del mundo. Ahora, el mensaje de hoy lo estamos dirigiendo principalmente a creyentes. creyentes en el contexto de una iglesia local. Personas que están en Cristo, que están en la iglesia, en una iglesia verdadera y que deben de poner esto en práctica en la iglesia. Por eso tomamos el pasaje de Efesios 4. Arrancamos leyendo en el versículo 25. Somos miembros los unos de los otros. Y tenemos algo muy similar a nuestro pasaje inicial en Efesios en Colosenses capítulo 3. Vamos a Colosenses capítulo 3. Vamos a leerlo todos. vamos a leer a partir del versículo 12 dice entonces ustedes como escogidos de dios santos y amados revístanse de tierna compasión bondad humildad mansedumbre y paciencia soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros si alguien tiene queja contra otro como cristo lo perdonó así también hagan ustedes Y sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad. Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Esto es lo que tiene que existir entre nosotros, hermanos. Tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Debemos soportarnos Hay muchas personas que es como si no leyeran esa palabra de soportarse en este pasaje. Debemos soportarnos unos a otros, hermanos. ¿Será posible que nos soportemos como los pecadores, peregrinos, imperfectos que somos sin el perdón? ¿Será posible que nos soportemos sin el perdón? Es imposible. Y vean, este versículo garantiza en un sentido que tus hermanos van a pecar contra ti. significa que van a ser tus hermanos van a hacer cosas que no te gustan cosas faltas de amor cosas que son pecado en contra tuya y somos mandados a soportar eso pero va a ser imposible sin el perdón y uno de los grandes errores en los que caemos prácticamente todos vean aquí es donde es importante que pongan mucha atención hermanos Uno de los grandes errores en los que caemos prácticamente todos es creer que en las relaciones en donde hay amor verdadero se va a requerir menos perdón o poco perdón. Creemos que las relaciones de amor verdadero van a requerir poca misericordia. Eso lo he escuchado muchas veces. ¿Cómo es posible que esa persona haya pecado contra mí? Si es un creyente. Si es un hermano. yo no debería tener que soportar este tipo de cosas viniendo de un creyente un hermano lo he escuchado hermanos y seguramente lo he pensado hay creyentes que se topan con pared con este punto por décadas por décadas en sus relaciones con otros creyentes y en sus relaciones cercanas como la matrimonial aquí nos amamos de verdad se va a requerir poco perdón poca misericordia tienen esta idea de que otros creyentes o sus parejas ya deberían ser supersantos o por lo menos estar muy cerca de serlo piensan así piensan ya tenemos X años de casados ya no debería tener que estar soportando y perdonando este tipo de pecados el hermano tiene X años en la fe ya no debería pecar contra mí como lo está haciendo increíble si realmente me amara esta persona ya no pecaría contra mí Pero eso no va a pasar en este mundo, hermanos. Eso nunca va a pasar. Y aquí viene el punto central. Es el que pusimos en el título de hoy, mayor cercanía igual a mayor perdón. Entre más cercanía tengamos con alguien, sea hermano, sea nuestra pareja, sea nuestros hijos, mayor perdón se va a requerir en esa relación. Entre más cerca estemos de alguien, más misericordiosos vamos a tener que ser en esa relación. Y lo podemos explicar hasta con matemáticas. A veces trato de evitar las ilustraciones matemáticas, pero creo que esta vez vale la pena. La ilustración va por este camino, hermanos. Cada cierto número de interacciones que tú tengas conmigo o con quien sea, vas a percibir o vas a notar algún tipo de pecado. Cada cierto número de interacciones que tú tengas con quien sea, vas a percibir algún tipo de pecado. pudiera ser cada tres interacciones, pudiera ser cada cinco, sea la persona que sea, cada X número de interacciones que tengas con esa persona, vas a ver algún pecado. Pudieras notar soberbia, pudieras ver egoísmo, pudieras sentir falta de amor, digo, solo por nombrar algunos de los más comunes. Ahorita no es importante qué pecados, ni tampoco la frecuencia exacta. Estamos poniendo frecuencias bajitas, porque realmente pecamos mucho más de lo que estamos diciendo aquí. No importa exactamente qué pecado ni la frecuencia exacta, lo importante aquí es el ejemplo. Entonces, fijemos esto en un pecado cada tres interacciones. Eso lo que significa es que si tú interactúas conmigo tres veces al mes, solo una vez al mes, vas a percibir o vas a ser impactado por algún pecado mío. Una vez al mes. No suena tan mal, ¿no? Bueno, pues, ni modo. Bueno, una vez al mes puedo aguantarle ahí alguna cosa al hermano Mark. Lo voy a soportar una vez al mes. Pero, ¿qué pasa si interactuamos tres veces al día? con mis compañeros de trabajo, por ejemplo, mi esposa. Tres veces al día. Si interactuamos tres veces al día, entonces diario vas a ver o vas a ser impactado por algún pecado mío. Diario. Eso ya es más difícil de manejar. Ya es más difícil de soportar, como dice nuestro texto. Y el punto es este, hermanos. Mayor cercanía requiere, exige, mayor perdón. Nosotros suponemos o esperamos que va a ser al revés. Pensamos, si esta es una de las personas que más quiero y que más me quiere, con la que más tiempo paso, va a pecar poco contra mí. Eso es lo que pensamos. Pero realmente es al revés. Y vean, no es que yo me volví menos santo, no es que tú te volviste más crítico o más farisaico, Es lo que pensamos, ¿no? Cuando nos casamos, de repente es como que... Esto no es lo que yo me acuerdo. Está mucho más crítica mi esposa, ¿no? Y ella piensa, está mucho más farisaico este cuate con el que me casé. No, eso no es lo que pasó. Lo único que pasó es que estamos más cerca. Nos vemos más tiempo. Interactuamos más veces al día. Pasamos más tiempo juntos. Así funcionan las cosas el día que te casas, en tu matrimonio. Así funciona nuestra familia. A veces llegamos a la etapa de adultez y las personas se casan, Dios las llama a vivir en otros lugares. Ya no ves a ese familiar tan querido, ya nada más lo ves unas cuantas veces al año. Y no, pues voy a ir a pasar dos semanas con ustedes, ¿no? Ya después de la primera semana estás pensando, no, yo no me acuerdo de esto. Y que va en retroceso mi familiar. ¿Qué pasó con el crecimiento en santidad? No, lo que pasa es que ya no lo veías todo el año y de repente fuiste a pasar dos semanas con esa persona. Así funciona con tu familia y así funciona en cualquier otra relación humana. La iglesia, el trabajo, esto es universal. Mayor cercanía requiere mayor perdón. Esperar que esto no funcione así con tu pareja o con los hermanos en la iglesia, pura ignorancia. Somos ignorantes de la realidad, puro autoengaño. Si tienes una relación real con alguien, si hay amor, habrán esfuerzos por tener cercanía. Eso es lo natural. Y entre más cerca estés de esa persona que amas, más se va a requerir el perdón en esa relación. de ambos lados en ambas direcciones más vas a tener que perdonar y más te van a tener que perdonar y no es opción de decir ya me lo explicaste hermano entonces mejor me vuelvo llanero solitario tener una relación real con alguien donde hay amor verdadero va a resultar en que pequen más contra mí no, mejor ni me caso Mejor me aíslo, mejor no tenga nada que ver con nadie. El problema con eso es todo lo que acabamos de leer, en los textos que acabamos de leer. Es contrario a los mandamientos de Dios para ti, creyente. Lo leímos en Efesios, lo leímos en Colosenses. Sopórtense, perdónense, vístanse de amor. Son un cuerpo, miembros los unos de los otros. Todo esto es incompatible con ser un llanero solitario. Pero hermano, cercanía con los hermanos, cercanía con otros, cercanía con mi pareja, va a requerir que sea muy misericordioso. Voy a tener que trabajar en eso muchísimo. Va a requerir que tenga mucha compasión. Exactamente, lo descifraste. Lo entendiste bien. Eso es lo que Dios quiere. Nosotros lo pensamos todo al revés. Pensamos si yo tengo una relación cercana contigo Tu obligación es pecar menos Pero lo que Dios dice no realmente La obligación es que tú perdones más Esa es la realidad aquí que tú perdones más Ahora claro Lo que deseamos, no estamos hablando de la santificación progresiva, de eso no se trata el mensaje. Lo que deseamos para todos es que con el paso de los años pequemos menos y crezcamos en santidad. Esto es una marca de conversión real, verdadera. Deseamos eso tú, para ti, para mí, para todos. Cada uno de nosotros debemos estar luchando por eso. Por crecer en santidad. Parte del paso de los años y el paso del tiempo A veces hay dificultades con eso, con este punto en la cultura mexicana. A mí me inculcaron que los cumpleaños son un día para examinarte, para considerar si hay alguna cosa en que Dios te ha ayudado a crecer, a cambiar, o si las cosas van igual, o si las cosas van para abajo. Y no está mal festejar en tu cumpleaños, no estamos diciendo eso, No vayan a salir a decir que no. El hermano Mark dijo que es un pecado festejar en tu cumpleaños y tener alguna celebración con hermanos o con creyentes, con familia. No, eso no es lo que estamos diciendo. Pero sí el paso de los años que Dios te dé la gracia de vivir otro año más, no es algo trivial. No es algo que deba pasar desapercibido en tu vida. Tenemos que examinarnos para ver si estamos creciendo. Pero bueno, Eso no estamos hablando, esa es la meta de todos, pero eso no es lo que estamos tocando en el mensaje. Y el punto es este, Dios no nos ha dado el derecho de exigir que para que haya cercanía entre tú y yo, más te vale que seas un supersanto. Si no, yo no quiero saber nada de ti. No, para que haya cercanía, más nos vale que estemos dispuestos a soportar, a perdonar, a vestirnos de amor. Eso es lo que Dios te va mostrando en el matrimonio, día con día. Y eso es lo que Dios te va mostrando en la iglesia, semana con semana. Mayor cercanía y mayor intimidad requieren mayor perdón. Ahora, tristemente hay personas que no aprenden esto hasta después de uno o más divorcios o múltiples iglesias abandonadas. Y nada más tengo que puntualizar que una persona que abandona una iglesia de doctrina falsa no está incluida en este comentario. Pero las personas que abandonan iglesias verdaderas porque no querían perdonar, se van a otra iglesia y aquí también los hermanos pecan contra mí. El problema es la iglesia, hay que cambiarnos otra vez. Muchas personas aprenden esto después de divorcios, después de iglesias verdaderas abandonadas, después de cantidad de amistades destruidas. Piensan, no es que yo sea tardo en perdonar, no es que yo sea falto de misericordia, el problema siempre ha sido mi pareja. El problema siempre ha sido esa iglesia y esos hermanos. Ellos son el problema, yo no. Y la única manera de curar eso la encontramos en nuestro texto. La única manera de curar eso es entender lo siguiente, lo que Dios requiere, que seamos amables, bondadosos unos con otros, misericordiosos. La palabra misericordioso es una persona que perdona Que perdona y perdona y vuelve a perdonar Y sigue perdonando, eso es misericordia Eso es ser misericordioso Seamos misericordiosos perdonándonos Así como también Dios nos perdonó en Cristo O sea el mandamiento es Creyente, discípulo ve tú y haz lo mismo Que Dios hizo contigo, ve tú y haz lo mismo Tú eres una persona perdonada en Cristo, tú perdonas porque Dios ya te perdonó. Tú siquiera puedes perdonar en verdad porque Dios ya te perdonó. Tu identidad es la de pecador perdonado. Esa es la categoría en la que estás, pecador perdonado. Y si eso lo entiendes y lo recuerdas en tus relaciones cercanas con otros, te va a disponer a ser clemente y misericordioso. Tú no eres el gran Mark contra el que pecaron, tú eres pecador perdonado contra el que pecado en lugar de ser hipócrita como si tú no fueras pecador como si Dios no te hubiera perdonado más de lo que puedes contar recuerdas quién eres en Cristo y perdonas si entiendes esto va a borrar esta actitud de no contigo mejor de lejitos o con todos mejor de lejitos es que los demás pecan tanto me exigen tanto perdón y tanto soportar ofensas no mejor de lejitos qué habría pasado si Dios nos hubiera tratado de esa manera mejor de lejitos que con este vil pecador con este impío con este malhechor estaríamos perdidos eternamente en delitos y pecados Dios te perdonó a ti y te sigue perdonando día tras día tras día cuántas veces cada día el apóstol Pablo se consideraba a sí mismo el peor de los pecadores pero tú y yo consideramos que otros hermanos son indignos de una relación cercana con nosotros porque pecan demasiado son demasiado pecadores hermanos todos tenemos puntos ciegos algunos estamos más avanzados en algunas áreas y otros en otras Pero si eres de estas personas que rehúye relaciones cercanas con los demás, tú crees que el problema son ellos, pero el problema eres tú y tu falta de perdón. Deja de pensar que los demás son indignos de ti y asume tu lugar con Pablo como el peor de los pecadores. Recuerda lo que le costó a Cristo salvarte a ti y tener una relación real y cercana contigo. Y eso va a cambiar cómo ves los pecados de los demás. Cuando un hermano peca contra ti recuerda que Cristo ya pagó por los pecados de ese hermano Cristo ya lo pagó yo no tengo que hacer justicia ni hacer que pague yo no tengo que tomar venganza porque Cristo ya pagó ya soportó la ira de Dios por los pecados de mi hermano igual como soportó la ira de Dios por los míos bien ahora vamos a cambiar un poco la perspectiva y vamos a Vamos a considerar las consecuencias y el costo que tiene no perdonar. Las consecuencias y el costo que tiene no perdonar. ¿Cuánto nos cuesta ser inclementes? ¿Cuánto nos cuesta rehusarnos a perdonar? Estos puntos no necesariamente van en orden de importancia, pero vamos uno por uno. No perdonar, en primer lugar, tiene un costo emocional. tiene un alto costo emocional, te drena emocionalmente. Cada vez que ves a esa persona, estás enojado otra vez. Cada vez que piensas en esa persona, regresan esos sentimientos destructivos y ese resentimiento que le tienes. Todo porque no quieres perdonar. Y esa falta de perdón te va a afectar en cómo tratas a otros, te va a robar tu gozo en el día a día. Y es como darle al diablo la llave para derrotarte cada día. Estamos en una batalla diaria contra la carne, el mundo y el diablo. La falta de perdón es como darle al diablo una llave para derrotarte cada día. Porque él sabe que cada vez que encuentra alguna manera de recordarte sobre esa persona que no quieres perdonar, ya ganó. Ya te ganó el día. Lo hemos visto. Aún si no nos hemos percatado del costo que trae la falta de perdón en nuestras propias vidas, lo hemos visto en otros. Te acercas a alguien y están ásperos. Hasta con cosas triviales, poco consecuentes. Cosas pequeñas. Y cuando investigas, oye, como que... ¿Andas bien? ¿Todo bien? ¿Te pasa algo? Y explotan diciéndote lo que sufrieron en manos de fulanito y... ¿Cómo puede ser? Ese es el precio que hay que pagar por no perdonar. O sea, si tú no perdonas, tú piensas, yo no quiero pagar el costo de perdonar, pero realmente cada día que sigues arrastrando esa falta de perdón, tú estás pagando un precio. Eso es lo que cuesta. El no perdonar. En segundo lugar, la falta de perdón te puede traer un costo físico. No se limita a lo emocional. Hay casos en este mundo de personas que están físicamente enfermas por negarse a perdonar. Su amargura y su resentimiento llega al grado de traducirse en enfermedad física y puede llegar al grado de detonar en enfermedades serias como cáncer, enfermedades autoinmunes, muchas otras. Ahora, esto no significa que todos los que tienen cáncer u otras enfermedades serias están negados a perdonar a alguien, por supuesto que no, nada que se le parezca, no estamos diciendo eso, pero puede pasar. Leemos en Proverios capítulo 17, versículo 22. El corazón alegre es buena medicina, hace bien como medicina, dice el King James. Pero el espíritu aplastado, quebrantado, seca los huesos. Este versículo no habla específicamente del perdón, pero muestra que puede haber consecuencias físicas por problemas espirituales que no estás tratando. Y lo vemos más directamente en Santiago 5. Los versículos 14 y 15 hablan de alguien que está gravemente enfermo, al borde de la muerte, y establece que en algunos casos eso se puede deber a algún pecado. Y el pecado pudiera ser falta de perdón. Es falta de perdón, es un pecado la falta de perdón. Vean, escuché una ilustración sobre esto que dice así. Negarte a perdonar es como tomar veneno con la esperanza de que el otro muera. Ahí tienes el veneno de rata, ¿no? Estás pensando ahí en tu enemigo, tu archienemigo, el que no quieres perdonar y te estás tomando todo el veneno esperando que él se muera. Negarnos a perdonar nos puede salir muy caro, hermanos. En tercer lugar, la falta de perdón tiene un costo espiritual. Impide y estorba tu propia relación con Dios. Lo vimos, Marcos 11.25. Cuando estés orando, si tienes cualquier cosa, Contra cualquier persona, perdona, perdona. Si tú no quieres perdonar, vas a pagar un costo en tu relación espiritual con Dios mismo. Tu resentimiento y tu distanciamiento con otra persona va a resultar en distanciamiento entre tú y Dios. ¿Estás dispuesto a pagar ese precio? Algunos sí. En cuarto lugar, la falta de perdón no tiene fin. Nunca se acaba. Nunca se llega a una resolución. Nunca hay un cierre a ese enojo y ese resentimiento. Nunca puede sanar. Hay personas que pasan un año así. Hay personas que viven el resto de sus vidas así. Con el mismo tema. Siguen tratando de obligar a la otra persona que pague por lo que hizo el resto de sus días. Siguen tratando de hacer justicia. Pero ignoran lo que leemos. en santiago santiago 1 20 la ira del hombre no obra no lleva a cabo la justicia de dios tu ira no va a lograr justicia real tu ira no va a corregir a la persona que quieres corregir no lo vas a lograr y si yo me aferro a mi falta de perdón y sigo tratando de hacer justicia y sigo tratando de vengarme lo que estoy diciendo es que yo no creo que es la obra de dios Y el Espíritu Santo, en el caso de un hermano creyente, lo que estoy diciendo es que yo no creo que es la obra de Dios y el Espíritu Santo santificar a mi hermano. Eso me toca a mí. Yo me encargo de santificar a mi hermano. No, hermanos. Dios puede perdonarte, pero yo no. Pocos meditamos en lo que implica nuestra falta de perdón, hermanos. Pero en efecto, eso es lo que estamos diciendo si no estamos dispuestos a perdonar. que cristo haya muerto para pagar el pecado de ese hermano no es suficiente para mí eso es lo que estoy diciendo y sabemos que hay una mecánica bíblica para exhortar y tratar con hermanos que están en pecados serios están mateo 18 lo hemos visto en detalle en otras ocasiones hoy no lo vamos a tocar si alguien no lo conoce o no lo recuerda los invito a leer mateo 18 si tu hermano pecó contra ti Pero tú no estás dispuesto a hablar con él como marca Mateo 18. Lo que Dios quiere de ti es perdón. Que lo perdones. Que cubra su falta y su pecado. Bien, ahora vamos a ver la otra cara de la moneda, hermanos. Si aprendemos a practicar el perdón, si nos convertimos en personas que somos prontos en perdonar, nos va a traer beneficios y bendiciones. Primer beneficio. vamos a poder tener cercanía y ser una bendición en la vida de más personas. Subrayen eso. Si nosotros somos personas clementes, misericordiosas, vamos a poder tener cercanía y ser una bendición y un impacto en la vida de más personas. Si somos tardos para perdonar, si no queremos perdonar, va a ser bien difícil que nos acerquemos a las personas que nos rodean para hablarles de Cristo. ¿No creen? Como que sientes que tienes la responsabilidad de hablar con alguien que Dios puso cerca de ti, de compartirle el evangelio. Pero te conoce como esta persona iracunda que no perdona y que no olvida. Oye, pero quiero que vengas a la iglesia conmigo. ¿A cuál iglesia vas? No quiero ir a la que tú vayas. Es lo que nos pueden decir. Tristemente. Pero si somos misericordiosos, si somos clementes, en el trabajo, en la familia, en cualquier esfera, vamos a tener la oportunidad de tener un impacto en más personas. Si nosotros mismos no andamos por la vida saboteando nuestros intentos. Segunda bendición o beneficio, perdonar verdaderamente es practicar el amor verdadero. Perdonar verdaderamente es practicar el amor verdadero. Perdonar es una de las manifestaciones más puras del amor. Y la mira de todos es crecer en amor, amar más, amar de verdad. Leemos en 1 Tessalonicenses 3, 12. Este es el deseo del apóstol. Que el Señor los haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también nosotros lo hacemos para con ustedes. Para vivir esto, para crecer y abundar en amor, Hemos de pedirle a Dios gracia y ayuda para perdonar, como nos ha mandado. Leemos en 1 Tesalonicense 5.15. Miren que ninguno devuelva a otro mal por mal, sino que procuren siempre lo bueno los unos para con los otros y para con todos. Rehusarte a perdonar es devolver mal por mal en lugar de amar. Perdonar de verdad es crecer en amor. Tercer beneficio de ser prontos en perdonar. El tercer beneficio es que creceremos en similitud a Cristo. Practicar el perdón nos hace parecernos más a Cristo. Sin Dios y su Hijo, sin Dios y su Hijo, Cristo, no existiría el perdón verdadero en este mundo. Una de las cosas más cristianas que podemos hacer, hermanos, En inglés le decimos Christ like, ser como Cristo. Una de las cosas más cristianas que podemos hacer es perdonar. Cristo vino a este mundo a morir en una cruz para perdonar. De esto se trata, el parecernos más a Cristo. Ser clementes, ser misericordiosos. No sé hermano, prefiero parecerme a Cristo en otras esferas de mi vida. Entonces no es realmente Cristo al que quieres imitar. Estás imitando al Dios de tu imaginación, no a Cristo. Quieres parecerte a alguien que no es Cristo. Entonces, hermanos, este ha sido, espero, un mensaje práctico. Es algo que necesitamos aplicar todos los días. Esto tiene implicaciones para hoy, para el rato en la comida, para el rato en tu casa con tu familia, tu esposa, para mañana en el trabajo. Esto es algo de todos los días. Tenemos que vestirnos de esto todos los días. Yo dudo que vivamos un solo día sobre la faz de este mundo en el que no necesitemos perdonar a alguien por algo. Sabemos que tú y yo no vamos a vivir un solo día sin necesitar del perdón de nuestro Padre en Cristo. tener mayor cercanía con alguien, no va a resultar en que tengas que perdonar menos. No, es que yo quisiera desarrollar amistades fuertes con los hermanos, etcétera, pero no, cada que lo intento, tengo que estar perdonando cada cosa. Bueno, entonces no te interesa lo primero, porque eso es lo que se requiere. Eso es lo que se requiere de ambos lados. Necesitamos grabarnos esto. necesitamos recordarlo todos los días en nuestro matrimonio es que si mi esposo me amara no tendría que estar perdonado, no es al revés es al revés quieres que tu relación matrimonial crezca más te vale que estés dispuesto a perdonar y perdonar y perdonar y perdonar la misma cosa y la misma cosa y la misma, si 70 veces 7, si la misma y la misma y la misma hasta que Dios obre la santificación de esa persona bueno yo le voy a ayudar, no No, mejor deja que Dios lo haga. Necesitamos recordar esto todos los días, cada vez que nos reunimos con los hermanos, cada vez que vamos al trabajo. Tener mayor cercanía con alguien va a requerir que perdones más. Y para cerrar se requiere un autoexamen. el hermano habló otra vez del perdón he escuchado 400 mil sermones sobre el perdón qué tan seguido pasa en tu matrimonio que en lugar de perdonar estás buscando venganza deteniendo tu atención y tu afecto otra vez le di cuántas veces le he dicho y otra vez ahí estás con tu carota no hermanos Esto se requiere todos los días. ¿Qué tan seguido pasa esto en tu matrimonio? Que estás vengándote y sin dar afección, sin dar afecto, sin dar atención a tu pareja. ¿Qué tan seguido pasa en la iglesia? Que estás evitando algún hermano, que estás deteniendo tu atención y tu afecto. Pasa por este lado y tú pasas por el otro lado. Si nos detenemos a examinarnos con la ayuda de Dios, hermanos, pudiéramos encontrar que estamos Necesitados de perdonar más todos los días En alguna esfera de nuestras vidas Dios nos pide cuando nos acercamos a Él Dios dice ¿Quieres acercarte a mí? ¿Quieres hablar conmigo? Porque de eso se trata orar Hablar con el Dios del universo Con tu mejor amigo, con tu Señor y Salvador ¿Quieres hablar conmigo el día de hoy? Si nada más, si tienes cualquier cosa Contra cualquier persona, perdónalo Y hablamos Ahora, si tú estás aquí el día de hoy sin Cristo, lo primero que te tiene que preocupar, la misión de tu vida debe ser hallar a Cristo. Tú no vas a poder hacer nada de esto sin Cristo. Tú debes llamar, tú debes clamar, tú debes rogar cada día de tu vida por el perdón de Cristo hasta que le halles. Porque si no encuentras su perdón, te espera un futuro eterno En el lugar donde Dios va a encerrar a todos los que son incapaces de perdonar Y si nos identificamos como creyentes y no conocemos el perdón Necesitamos examinarnos profundamente para ver si estamos en Cristo Vamos a orar Padre nos acercamos a ti reconociendo cuánto nos ha hecho falta poner esto en práctica a lo largo de nuestras vidas, pidiéndote perdón porque tú eres clemente y misericordioso, pidiéndote perdón por tantas veces que hemos tratado de hacer justicia, que nos hemos vengado, Y pidiéndote, Padre, que nos ayudes a ser más como tú, a ser clementes, a ser misericordiosos. Que se nos conozca, Padre, porque con facilidad y prontitud perdonamos. Que no arrastramos las cosas, que no guardamos rencor y de corazón perdonamos. Te pedimos Señor por esta iglesia, este cuerpo local, Señor que seamos conocidos como clementes, como misericordiosos, como iglesia, los unos con los otros y te pedimos por cualquiera que está aquí sin poder perdonar porque no haya dado tu perdón. Te rogamos, Padre, que tengas misericordia de aquel o aquella. Que le traigas a Cristo. Que le muestres tu perdón infinito. Te lo rogamos en el nombre de nuestro Señor Cristo. Amén.
Mayor cercanía = mayor perdón
Series Mensajes para Creyentes
Nosotros pensamos que "Si alquien realmente me ama, ya no pecará contra mí." Pero Dios nos muestra algo diferente...
Sermon ID | 82124222525999 |
Duration | 1:07:11 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Ephesians 4:25-32 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.