00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Osea 6, los versículos 4 y 5. Aquí está hablando el mismo Señor. Habla a la nación de Israel. Osea 6, los versículos 4 y 5. El Señor les dice, ¿Qué haré a ti, oh Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana y como el rocío de la madrugada que se desvanece. Por esta causa los corté por medio de los profetas, con palabras de mi boca los maté, y tus juicios serán como luz que sale. Vamos a seguir considerando el tema del llamado de Dios y en este mensaje vamos a pensar en los llamados, los dos llamados que Dios mismo hace, el llamado general y el llamado eficaz, los dos llamados. Y podemos ver en el libro de José, los dos, y a través del estudio hemos enfatizado los dos. En mensajes anteriores, hermanos, he hecho mención de los atributos gloriosos del Señor. Eso es muy importante. Entre ellos, pues sabemos que Dios es infinito, ¿verdad? sin límites. Y si Dios es infinito y sin límites, jamás vamos a poder comprender perfectamente ni un solo atributo, porque Él es más grande que podemos entender perfectamente. Necesitamos conocimiento de los atributos de Dios Necesitamos conocimiento profundo y también conocimiento armonioso de los atributos de Dios. Un conocimiento proporcionado, no desproporcionado. ¿Por qué digo eso? Pues podemos empezar a comprender algo y entonces dejar a un lado otros atributos del Señor y entonces hacer énfasis exagerado de un solo atributo. Eso no es correcto. Cuando hacemos eso, ¿qué tenemos? ¿Qué retrato, qué es la imagen mental que tenemos de Dios? Pues si hacemos eso, es una caricatura del Dios verdadero, ¿verdad? Pues han visto en las noticias en el periódico, pues aquí se hacen muchos otros países de Latinoamérica. Latinoamérica tal vez no tanto y algunos lugares no es permitido, pero aquí pues les gusta hacer una caricatura de los políticos, ¿verdad? Entonces, Pueden hacer, dibujar una caricatura del político y escogen una característica facial de él, si es sus orejas o su nariz o su cabello y está muy exagerado. No es, pero todos lo miran y saben quién es, pero saben que es muy exagerado. No es un dibujo correcto de esa persona. Pues si enfatizamos demasiado un solo atributo, termina siendo una caricatura de Dios. Necesitamos un conocimiento proporcionado. del Señor. Y entonces hablamos de la soberanía y nosotros aquí enfatizamos la soberanía de Dios. Y tal vez el énfasis es necesario en la época que estamos viviendo. Pero tenemos aún que guardar en un lugar proporcionado ese énfasis sobre la soberanía de Dios. Vemos la ternura de Dios, el amor de Dios. Sabemos que Dios es santo y justo y por eso ejecuta el ardor de su ira. Pero también sabemos que Él es misericordioso y no desea ejecutar solamente el ardor de su ira. Tenemos que guardar la proporción de esos atributos y sabemos que Él es Dios salvador. El hecho de salvar es parte de su naturaleza divina. Tiene que salvar. Entonces, él manifiesta todos sus atributos y tenemos que respetar y estimar todos sus atributos. Les vuelvo a asegurar que no hay conflicto entre los atributos divinos. El conflicto, si existe, está en nuestra limitada percepción y comprensión. Y tal vez hemos dibujado una imagen mental que es nada más una caricatura de Dios. Pero no hay conflicto en Dios. Encontramos, entonces, en las Escrituras el amor general de Dios para todo el mundo, todas las personas. Pero también encontramos y no podemos menospreciar, pero tenemos que observar que hay un amor especial de Dios para sus escogidos que les trae salvación. Encontramos los dos aspectos de su amor y vemos que Dios ordena la predicación del Evangelio a todos los hombres. Una invitación sincera, abierta, es un llamado general que hace el predicador y que hace la palabra de Dios. Pero como hemos dicho, es evidente que nadie responde de veras, de corazón a ese llamado general. sin que haya una obra divina de Dios en ellos que cambia su corazón depravado, ¿verdad? Debemos leer 1 Corintios 2.14, 1 Corintios 2.14 que nos muestra que es esencial ese llamado divino eficaz que nos dice la palabra, que dice Pablo 1 Corintios 2.14, pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios porque para él son locura y no las puede entender porque se han de discernir espiritualmente. Está hablando cuando dice el hombre natural, está hablando del hombre perdido. Y así estábamos todos en nuestra condición de ser hombres perdidos. La palabra describe como hombre natural que no percibe, son locura y no las puede. Entonces Dios tiene que hacer un cambio para percibir, para recibir. para poder discernir espiritualmente. Dios tiene que hacer ese cambio y sin ese cambio nadie responde de veras, de corazón al llamado general. El llamado general por tanto amor, por tanta súplica, por tanta emoción, por lágrimas que muestra el predicador La palabra dice es locura. Si Dios no hace un cambio en ese corazón. Romanos 8 7 a 9 enseña la misma cosa. No vamos a tomar tiempo leerlo. Entonces, para salvar ese llamado general tiene que ser acompañado por un llamamiento eficaz. Ese llamamiento eficaz es efectuado por Dios mismo en el corazón. No es algo que el predicador hace. Como vimos, y no vamos a buscar el pasaje, pero 1 Tesalonicenses 1, 4 y 5, vimos en nuestro estudio en Tesalonicenses cuando Pablo dijo, conocemos hermanos amados de Dios vuestra elección. ¿Cómo puedo saber que Dios tiene ese amor especial para ti? ¿Cómo puedo saber que has sido escogido por el Señor? ¿Es posible? Conocemos hermanos, amados de Dios, vuestra elección. Amados, elección. Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente. Eso es el llamado general que hace el predicador al hombre natural que no hace caso. y en palabras solamente. Pero a ellos hubo algo diferente. La palabra, el Evangelio llegó como no en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre. Ahí vemos ese llamado poderoso y obra del Espíritu Santo dando entendimiento. Entonces, el llamado especial, efectivo que Dios hace y ese llamado produce el cambio de disposición en pecadores. Vimos hace ocho días a oseas. Leímos los pasajes cuando Él predicaba, invitaba, daba su llamado a ellos. Vimos a Osés dispuesto a predicar una invitación sincera a todo predicador. ¿Qué decía? Él les hablaba. Él pregonaba, mirando a los judíos alrededor de Él. Y Él era judío, entonces sentía compasión especial para ellos. Y Él les decía, ¡Venid! ¡Volvamos a Dios! nos dará vida. Quería suplicar y animar e invitar. Decía es tiempo de romper nuestro corazón duro y buscar a Jehová cuando él sabe que no van a buscar si Dios no los hace buscar. decía, vuélvete, vuélvete a tu Dios, confía en Él. Llevar palabras de súplica y volver. Todo eso vimos en la invitación que daba Oseas al pueblo. Pues hoy quiero avanzar y hoy consideramos los llamados que Dios mismo les hace. Eso es precioso leer. No nos sorprende si conocemos los atributos de Dios y los propósitos de Dios. No nos sorprende ver que el mismo Señor tuvo a bien tratar directamente con pecadores. Trató directamente con Israel para instar que se arrepintieran. Así les habló, dando una invitación general y sincera a todos. El mero hecho de hablarles así fue una gracia inmerecida. Pudo juzgar inmediatamente y sería justo, pero no lo hizo. Se humilló a dirigir sus palabras a todos. Vimos las palabras aquí en Oseas 6, 4. ¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? Hermanos, para comprender estas palabras del Señor, en realidad debemos empezar con el mismo Señor Jesucristo. Recuerden que, por ejemplo, Colosenses 1.15 dice que Él es la imagen del Dios Invisible. No podemos mirar a Dios Espíritu. Es Dios Invisible. Pero si quiero ver a Dios, ¿qué hago? Aparte de leer la escritura que me habla acerca de ¿Quién es Él? Si quiero mirar a Dios, ¿puedo hacerlo? Sí, Jesucristo es la imagen. Si quiero ver a Dios, miro al Señor Jesucristo. Y el hecho de mirar a Jesús es ver a Dios, y cómo Dios trata con pecadores, y cómo Dios trata con hombres. Jesús, Juan 14, dijo a Felipe, ¿qué le dijo? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Juan 14. ¿Quieres mirar a Dios? ¿Quieres comprender a Dios? ¿Quieres comprender a Dios Padre? Mira a Jesús. Y vas a comprender a Dios Padre. En Lucas 19, por favor. En Lucas 19, 41. En 42, miramos sus palabras. Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz. Vemos a Jesús hablando a Jerusalén y dice, ¡Oh! Vemos pasión, vemos amor en sus palabras y vemos que siente por lo que sufren y lo que van a sufrir. Y mire lo que dice el versículo 1. Y cuando llegó cerca de la ciudad al verla, lloró sobre ella. Lucas 19. 41. Lloró sobre ella. Jesús vio a la ciudad y dice ¡Oh! Y mira la ciudad y lloró sobre ella. Vemos que hay amor general en el Señor y que Él toma en cuenta lo que van a sufrir y le duele y le provoca lágrimas, dice. Y si buscamos en Mateo 27 Ah, perdón. Mateo 23, no el 27. Mateo 23, 37. Jesús viene a... está predicando en Jerusalén. En este día levanta su voz. Y Jesús, quien miró a la ciudad y lloró sobre ella, Jesús dice, Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados. ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junto a sus polluelos debajo de las alas y no quisiste? vemos la sinceridad de la invitación que Dios hace, que Jesucristo hacía y dice Jerusalén y entonces lo repite Jerusalén eso es para enfatizar y dice que matas a los profetas pues Profetas enviados por el Señor. Profetas enviados con el Evangelio. Profetas enviados con la invitación. Profetas enviados llamándolos a arrepentimiento. ¿Y qué hicieron? Los mataron. a pedreas a los que te son enviados. Fueron, esos hombres fueron enviados de Dios, enviados por amor, enviados sinceramente llamándolos al arrepentimiento. Y Jesús dice, ¿cuántas veces vemos allí afecto, amor, Paciencia. ¿Cuántas veces les hablaba y repetía y repetía y esperaba? ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junto a sus polluelos? Eso es con amor, con cariño, con protección. Y no quisiste. Vemos entonces qué es la condición del pecador. Locura. Aún cuando Jesús les habla, cuando los profetas les hablaban, cuando el pastor, cuando el testigo le habla a un pecador. Es locura. Aún cuando Jesús les habla, es locura. Y eso sí, toca el corazón de Jesús, de Dios. Y es por eso, entonces, si regresamos a José, vemos a Dios cuando Él habla, el Padre cuando Él habla, y Él con palabras muy semejantes a lo que vemos de Jesucristo. El Padre dice, ¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? El Señor con afecto razona con ellos. Él dice en versículo 5, por esta causa los corté por medio de los profetas. Dice, he enviado profetas a hablarles. Y los corté. Pues yo les hablaba directamente al intelecto y no hacían caso. Los corté. Y con palabras de mi boca los maté. Entonces, ¿qué enviaba Dios? Enviaba palabras, enviaba invitación, enviaba aficiones. Todas cosas que humanamente, razonablemente, intelectualmente deben motivar a un pecador. Pero les fue locura. no lo recibían. Cuando dice que haré a ti Efraín en cierta forma es pregunta retórica. El Señor no está confuso. Él sabe que esa llamada general no les va a cambiar. Tiene que hacer algo más que enviar a los profetas. Tiene que haber ese cambio en el corazón porque no pueden oír, no pueden comprender. Les es locura. Pero cuando dice, ¿qué haré? Es una palabra que Él está mostrando que humanamente he hecho todo lo posible. ¿Qué más puedo hacer? Ha enviado los predicadores. Es casi lo mismo que encontramos en Isaías 1.5 cuando el Señor habla allí en Isaías y habla a la misma nación y dice, ¿Por qué queréis ser castigados aún? Pues sabemos por qué quieren, porque es locura y son perdidos y no comprenden nada. La rebelión está regada en su corazón. Pero son palabras que muestran su invitación, hablándoles directamente. Y es una invitación que les muestra que el no hacer caso trae castigo, trae condenación. Nunca respondieron sinceramente. Nunca recibieron la palabra. Él dice en 5 por esta causa. Todo lo que sufren es por sus pecados. Por esta causa. Los corté, los maté y envié juicios. Él les está mostrando que el juicio que ellos están sufriendo es justo y razonable. Porque nunca recibieron. Y el pecador que escuche la palabra hoy debe considerar que así es para él también. Si brincamos a capítulo 11. 7 a 9 los versículos. O sea es 11. Versículos 7 a 9. En versículo 7, Dios lamenta el pecado de ellos. Entretanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí. Así es el corazón del perdido, adherido a la rebelión contra mí. Aunque me llaman el Altísimo, y sí, entre todos los dioses también reconocían a Jehová, pero nada más como un dios entre los muchos. y le llamaban el Altísimo. Aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. No eres sincero. El Señor lamenta esa condición en ellos y dice mi pueblo está adherido a la rebelión. Y entonces, miro otra vez ese llamado en versículo ocho, muy semejante a lo que ya vimos. Él dice, ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? No le complace al Señor juzgar. ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? Te entregaré yo a Israel. ¿Cómo podré yo hacerte como Adma? O ponerte como a Sebuim? Eso sería decir como Sodoma y Gomorra ya destruidos. ¿Cómo podré hacerte así? Entonces, mira lo que expresa el Señor en las últimas palabras de 8. Mi corazón. Este es el Dios soberano, el Dios que salva a los suyos soberanamente. Dios dice a los perdidos, mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ven ahí la desproporción que hay en los hipercalvinistas que dicen, Dios no tiene nada de amor para los no escogidos. No, Dios mismo dice, mi corazón se conmueve, se inflama toda mi compasión. Sí hay amor general del Señor para los perdidos. lo manifiesta directamente, Él lo declara abiertamente. Pero siendo que es así, Dios dice, soy Dios salvador. Tengo que manifestar mi gracia salvadora. Entonces dice, y podemos decir, por lo tanto, él dice nueve, no ejecutaré el amor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín. Él va a mostrar compasión también. Él va a mostrar misericordia también. Él va a mostrar salvación también. Dice, ¿por qué? Porque Dios soy, no hombre, el santo en medio de ti y no entraré en la ciudad. No voy a mezclarme con todo el pecado que está ahí. Soy el santo en medio de ti, pero no voy a juzgar como justamente podría hacer. tendrá misericordia, habrá salvación. Él muestra su amor general, pero también muestra su amor especial. Cuando dice no, ejecutaré el ardor de mi ira. No, dará salvación también. en 13 versículo 4 el señor otra vez se humilla a hablar a hombres directamente y el dice Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto. No conocerás pues otros otro Dios fuera de mí, ni otro salvador, sino a mí. No hay otro Dios real. No hay otro salvador. Soy tu única esperanza. He sido tu Dios desde Egipto, dice. Pero entonces versículo nueve. Dice. Te perdiste, oh Israel. Mas en mí está tu ayuda. No hay otro que puede salvar. No hay otra esperanza. Y tu condición, tu condición es grave. Te perdiste. Tu condición es fatal. Te perdiste. Tu condición es mortal. Te perdiste. ¿Por qué dijo Jesucristo en Lucas 19 días? El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Te perdiste, más en mí está tu ayuda. No hay otro remedio, no puedes seguir aval, Ninguno de todos los otros dioses que han abrazado. En mí está tu ayuda. Cristo vino a buscar y salvar. Aún la salvación de cualquier judío en el día de Oseas fue por la orde de Cristo. Todo pecador Necesito oír la voz del Señor y considerar su peligro y la única esperanza. Dios lamenta. Dios nos hace recordar que no hay otra esperanza. Dios razona con nosotros y nos invita. Oseas pregonaba una invitación general a los pecadores en Israel. La voz de Jehová mismo que acabamos de leer resulta ser un llamado general al arrepentimiento también. Este llamado general del predicador, predicando la palabra del Evangelio, este llamado general es necesario, es esencial. El Nuevo Testamento nos muestra, Romanos 10, 1 Corintios capítulo 1, la palabra nos muestra que la palabra predicada, el evangelio predicado, es un instrumento por el Señor en la salvación. Él sí habla intelectualmente. Requiere la predicación. Muchos pasajes nos enseñan que la predicación del Evangelio es el instrumento esencial para salvar. Romanos 10 nos muestra que la fe viene por oír, el oír por la palabra, y como van a oír la palabra alguien tiene que predicar. Entonces la palabra es instrumento del Señor. Ese llamado general es instrumento del Señor. Pero como hemos dicho, algo adicional, algo más que la voz del predicador es necesario. Si un pecador va a volver al Señor con arrepentimiento y fe, si es él solamente, palabras solamente, es locura. Algo más que la escucha intelectual del pecador es necesario, que es, como hemos enfatizado ya, ese llamado efectivo del Señor. Aquí en Oseas lo vimos en 2.14 cuando el Señor dijo, es aquí que yo la atraeré. Él obra en el corazón. Este llamado, cuando Él atrae así, cambia el corazón. Este llamado nunca falla. Este llamado siempre produce el efecto salvador. El llamado general cae en oídos sordos. Pero el llamado eficaz cambia el corazón y siempre resulta con arrepentimiento. y fe. Como el dijo en 3.5. Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová su Dios y a David su rey y temerán a Jehová. Eso es el efecto. El Señor si los atraerá y cuando el atrae que vuelven, buscan, temen. Eso es el efecto que nunca falla, que siempre sigue el llamado. Si eres un creyente hoy, nosotros aquí presentes todos confesamos fe en el Señor. El creyente siempre puede recordar que un día viste la luz del evangelio como nunca antes. Fue diferente. Habías visto la luz, pero como la palabra dice, era locura. No caía en un corazón preparado. Caía en un corazón con espinos de un corazón, con piedras de un corazón duro. Y pues, pero un día, Vimos la luz como nunca antes y oímos la palabra como si fuera un mensaje dirigido personalmente a nosotros. Jesús dijo, no es necesario buscarlo, pero Jesús dijo, Mateo 13, 16, Bienaventurados vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos porque oyen. Habíamos andado ciegos y sordos, pero bienaventurados vuestros, hablando a su pueblo, sus discípulos, los creyentes alrededor de él. ¿Por qué no seguimos ciegos y sordos? Eso es por razón de la obra poderosa del Espíritu en nuestro corazón. Y podemos decir, bienaventurados, la gracia del Señor obrando en nosotros. Recordamos que un día oímos el Evangelio con comprensión, cuando antes no había comprensión. Como Pablo dijo en Romanos 3.11, dice, no hay quien entienda. Y no entendíamos. No había comprensión. Pero un día comprendimos. Pues qué cambió. Fue el Espíritu que nos capacitó para entender. Recordamos que un día Pues resistimos siempre, pero un día hubo en nuestro corazón un deseo insaciable. De buscar y encontrar al Señor y no pudimos descansar hasta que lo habíamos hallado. Pero Pablo dice, no hay quien busque a Dios. ¿Por qué entonces buscábamos? Porque dice Oseas, buscarán. Si no hay quien busque, eso es el hombre perdido con corazón duro. Pero ese deseo insaciable que sentimos. y nos sentimos perdidos y corrimos a la cruz buscando a Cristo. Todo eso ocurrió porque el Espíritu nos traía a Cristo. Nunca habíamos hecho caso, sinceramente. Tal vez ligeramente, tal vez insinceramente, tal vez buscando interés, provecho personal, nada más, pero para reconciliarnos con el Señor, no. Nunca habíamos hecho caso sinceramente antes, pero ese día todo fue diferente. Sentimos que Dios nos hablaba. Y ya no podíamos resistir. Ya no queríamos resistir. ¿Qué fue eso? Es lo que Lucas describe en Hechos 16, 14. El Señor abrió el corazón de ella, Lidia, para que estuviese atenta. El Señor abrió el corazón. Siempre, hermanos, cuando miramos que la disposición del corazón ha cambiado hacia Jesús, sabemos que el Espíritu Santo ha llamado a un pecador a Jesucristo. Estamos estudiando Oseas, un libro del Antiguo Testamento. Necesito mencionar algo de suma importancia. No encontramos el nombre de Jesucristo mencionado en Oseas, pues Jesús vivió y murió más de 700 años después de Oseas. Ellos tenían la ley de Moisés con todos sus sacrificios. Pues el Nuevo Testamento nos muestra, nos explica, romanos, hebreos, nos explica que esos sacrificios de aquellos días no salvaban a nadie. Ofrecían esos sacrificios en fe, pero esos sacrificios eran sombras que dirigían la atención a un sacrificio futuro. el sacrificio de Jesucristo. La salvación anunciada en Oseas fue conseguida por el Señor Jesucristo. Y ahora podemos predicar con aún más luz que predicaba Oseas. porque Cristo ya vino, ya vivió, ya murió en la cruz, resucitó, ascendió al cielo y tenemos toda la luz clara del Evangelio. En su muerte, Cristo tomó nuestros pecados. En la cruz, Cristo sufrió nuestro castigo. El castigo de nuestra paz fue sobre él, dice la palabra. El mensaje del evangelio que hoy predicamos es más claro que el mensaje que recibió Israel. Nosotros hoy en día no predicamos simplemente volveos a Jehová. Tengan fe en él. Un arrepentimiento y fe genérica en Dios no es más que eso. Predicamos, Jesucristo es el Salvador enviado por el Padre. Arrepentíos y creed en Él, el Señor Jesucristo. Hoy Jesús dice, lo dijo Mateo 11, 28, Venid a mí, dice Jesús, todos los que estáis trabajos y cargados, y yo os haré descansar. Trabajados y cargados. El Espíritu Santo ha estado tocando el corazón. Por la palabra predicada les ha estado mostrando su pecado. Y tal vez has sentido un deseo de reconciliarse con Dios y trata de enmendarse, reformarse, pero con todo lo que haces encuentras que no es suficiente. trabajados pero no avanza nada, no gana nada y cargado porque siempre encuentras la carga de tu pecado entonces has estado sintiendo la obra del Espíritu Santo pero Jesús dice y esto si el hecho de venir será el efecto poderoso del Espíritu y Jesús dice venid a mí y os haré descansar Eso es fe en Cristo y el efecto de la fe en Cristo. Ya no trabajar para ganar el favor de Dios y ya no seguir cargado con los pecados, sino paz con Dios. Por fe en el Señor Jesucristo. Jesús dijo en Mateo 9,13, No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Jesús nos llama al arrepentimiento. Gálatas 3.26 dice, todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Nuestro llamado, nuestra invitación es Ven, volveos a Dios, ven a Cristo, ven a Cristo con arrepentimiento, ven a Cristo con fe y hallará paz, hallará perdón, hallará descanso. Lamento que muchos escuchan el Evangelio, tal vez Algunos oirán este mensaje y que con corazón endurecido no harán caso de estas buenas nuevas. ¿Cuántas veces lo hemos visto? Personas que llegan, que oyen y se van sin ser cambiados. Hablan palabras bonitas, pero nada más. no hacen caso de las buenas nuevas de salvación y así seguirán perdidos, seguirán en su rebelión, caminando en sus propios consejos. Pero confío, confío en Dios que algunos oirán la palabra predicada. Aún espero que algunos que escuchan esta palabra predicada, este mensaje dirán, me siento que Dios me está hablando a mí personalmente. Ahora comprendo la ofensa y culpa de mis pecados. Sé que Dios ha manifestado su misericordia en Cristo. Jesús vivió y murió para salvarme. Lo quiero. Me arrepiento. Confío en Él de todo corazón. Señor, ten misericordia de mí por Cristo. Los que hagan esta confesión muestran que Dios ha hecho una obra de gracia en ellos. Hoy, amigo pecador, Dios te invita. Yo te invito. Te llamo. Vuelve a Cristo. Acude a Cristo. Arrepiéntete de tu vida de pecado. Ten fe en Él para la salvación de tu alma. Él que tiene oídos para oír. El que tiene oídos para oír, oiga.
#11 Los llamados que Dios hace
Series Oseas
Sermon ID | 81522030206734 |
Duration | 48:26 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Hosea 6:4-5; Hosea 11:7-9 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.