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Muy bien mis hermanos, entonces les invito a que estemos de pie para considerar la lectura de las escrituras y prepararnos para recibir el sermón en esta mañana. Marcos, capítulo 7, versos 9 al 16. El tema del mensaje en esta mañana, lo que contamina al hombre. Lo que contamina al hombre. Marcos 7, 9 al 16, les suplico que mantengan su Biblia abierta durante todo el sermón. Si le es posible tener un lápiz, papel, donde tomar notas de los puntos que hemos de desarrollar, pues sería lo ideal. Si no, por lo menos entonces mantenga su Biblia abierta, allí en el sermón para que regresemos a él, al pasaje bíblico. Nos dice así la palabra Marcos 7, 9 al 16. También les decía, astutamente ustedes violan el mandamiento de Dios para guardar su tradición. Porque Moisés dijo, honra a tu padre y a tu madre, y el que hable mal de su padre o de su madre, que muera. Pero ustedes dicen, si un hombre dice al padre o a la madre, cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corban, es decir, ofrenda a Dios, ya no le dejan hacer nada en favor de su padre o de su madre, invalidando así la palabra de Dios por la tradición de ustedes, la cual han transmitido y hacen muchas cosas semejantes a estas. Llamando de nuevo a la multitud, Jesús les decía, escuchen todo lo que les digo y entiendan. No hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo, sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga. Oremos al Señor. Padre nuestro que estás en los cielos en esta mañana, al venir delante de tu presencia y una vez más ser expuestos a tu palabra, te suplicamos Señor de que tu Espíritu Santo esté iluminando nuestros corazones Señor, para que no sean palabras expresadas al aire y que el viento se la lleve, sino más bien que, oh Señor, estas palabras calen bien profundo en nuestros corazones para que real y efectivamente podamos ser hacedores de tu palabra y no tan solo oidores. Ten misericordia, Señor, de cada uno de nosotros. Ten piedad de nuestras vidas y concédenos que real y efectivamente hay una correcta exposición de tu palabra en este día. Esto te lo suplicamos, Padre, en el nombre de Cristo Jesús. Amén y Amén. Pueden sentarse, mis hermanos. Aquí nosotros continuamos viendo el desarrollo de ese fuerte enfrentamiento que Jesús tuvo entre los líderes religiosos de aquel momento, los escribas y los fariseos con Jesús. Aquí nosotros observamos como los escribas y fariseos tratan, una vez más, de obstaculizar la labor del Señor acusando, no al Señor, sino en esta ocasión acusando a los discípulos de profanar la solemne tradición que tenían ellos y que habían heredado de los ancianos de lavarse ritualmente las manos antes de comer, lo que equivaldría a orar estando contaminados y, por lo tanto, contaminar los alimentos consumidos con sus manos sin lavar. siendo esto, en concepto de los, entre comillas, respetables escribas y fariseos, una rebelión propiamente dicha contra Dios para ellos, condenando así a los discípulos y de paso a su maestro, el mismo Señor Jesús, a estar en contra de las enseñanzas que ellos habían recibido y que tenían como palabra de Dios. Mis hermanos, a pesar de los años que han pasado desde aquel día hasta hoy, la escena, con ciertas variantes, todavía se sigue repitiendo en nuestro entorno. Una y otra vez se siguen repitiendo. Y no cesan, todavía en nuestros tiempos, las acusaciones y señalamientos contra el remanente del Señor que esa es una iglesia, que somos nosotros por parte de aquellos que dicen estar cerca de Dios, pero que real y efectivamente están lejos de él. Y son señalamientos, son... Asuntos que tienen que ver con tradiciones y cuestiones meramente externas, pero que han sido consideradas como fuente de contaminación, es decir, de profanación de la santidad de Dios dada a los creyentes y como, según ellos, una puerta al maligno para dañar al creyente y alejarlo de esa comunión que debe de tener con Dios. Pero, mis hermanos, la respuesta sigue siendo la misma que el Señor le dio a aquellos escribas y fariseos, sigue siendo la misma para nosotros hoy en día. La enseñanza divina no ha cambiado. sigue vigente y nos enseña el Señor en esta ocasión lo que verdaderamente contamina al hombre, lo que verdaderamente rompe su comunión con Dios, lo que verdaderamente mancha las ropas santas del hombre de Dios, lo que verdaderamente hace sucio al hombre ante la presencia de Dios. Y de eso es precisamente lo que nosotros vamos a hablar en esta mañana. Lo primero, mis hermanos, que podemos decir es que la rebelión contra Dios es lo que contamina al hombre. Eso es lo primero. La rebelión contra Dios es lo que contamina al hombre. Desconocer al Creador y Sustentador de todas las cosas, de quien la Biblia dice, como dice su palabra, que del Señor es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan, menospreciar lo que el Señor dice, menospreciar lo que Dios manda, menospreciar lo que Dios prohíbe, menospreciar lo que Dios promete y advierte, el no hacer como Dios dice que debemos de hacer, el no creer como Dios dice que debemos de creer, y por lo tanto no actuar en conformidad a lo que Dios dice, eso es rebelión contra Dios. tal como nos lo ilustra el mismo pasaje que nosotros acabamos de leer. ¿Por qué? Porque lo primero que vemos, mis hermanos, es que, comenzando ahí por el verso 9, nosotros podemos ver un ejemplo específico de cómo estas personas que se decían estar cerca de Dios, pero que estaban en abierta rebelión contra Dios y eran precisamente los que en verdad estaban contaminados y estaban separados de Dios, ya que ellos habían dejado a un lado el verdadero mandato de Dios y lo habían reemplazado por una tradición. por una tradición. Para ellos, para los escribas y los fariseos, tenía más peso la tradición que la palabra escrita, que la palabra inspirada, que la palabra revelada por Dios mismo. Y de una manera muy astuta, entonces ellos invalidaban el mandamiento, haciendo pasar su tradición como algo conforme a la palabra de Dios, en línea con el mandamiento divino y equivalente a lo que Dios había hablado. Hay también en nuestros tiempos, mis hermanos, gente muy astuta para maquillar cualquier cosa. para revestirla de un ropaje bíblico, pero también están enseñando conceptos, también están enseñando tradiciones humanas en lugar de la misma palabra de Dios. Pero mucha gente les cree, y los que no les creen por lo menos se rinden ante sus pretensiones, y esas personas, a pesar de decir que están muy cerca de Dios, son reales efectivamente, personas herejes, personas rebeldes contra lo que Dios ha revelado en su palabra. Un ejemplo de esto nosotros lo encontramos aquí en las escrituras. Nosotros vemos que en la época de Jesús los escribas y fariseos habían transmitido una tradición de llamar ofrenda a Dios los... oiga bien ¿cuál era el problema? de llamar ofrenda a Dios los recursos que una persona podía tener para invertir en sus padres. Ahí era que estaba el problema, ahí era que estaba la situación, recursos que podía efectivamente ellos dar como ofrenda o quedárselo, ellos decían no, con lo que yo te puedo ayudar a ti, padre o madre, eso lamentablemente no lo puedo hacer porque es ofrenda a Dios. Ahí estaba el problema, y esto se hizo muy popular y muchos ya no ayudaban a sus padres económicamente, violando así el mandamiento de Dios que ordenaba en éxodo 20 12 honra a tu padre y a tu madre y la honra no solamente va en el aspecto de hacerle una reverencia cuando lo saluda sino que también debía de tener ese debido cuidado, ese debido respeto hacia los padres. En aquel entonces, mis hermanos, tenga pendiente que cuando una persona llegaba a una edad adulta no tenía un plan de retiro, eso no se conocía. No tenía un plan de jubilación, no tenía un seguro médico. Entonces, irremediablemente esa persona o dependía de la caridad pública o dependía de sus padres. Pero estos escribas y fariseos habían enseñado que cualquier cosa que ellos pudieran dar a sus padres era una ofrenda a Dios y por lo tanto no podían dárselo a sus padres. ¡Mire qué tremendo pecado estaban ellos cometiendo violando el quinto mandamiento! Violando el quinto mandamiento para tratar de justificar el no dar esa ofrenda a ellos para dársela supuestamente a Dios. Hermanos, nosotros sabemos que esto se ve como algo grande, como algo terrible en nuestros tiempos que eso pudiera darse, pero real y efectivamente ocurrió en aquellos tiempos. Real y efectivamente los escribas y los fariseos se habían inventado esta tradición para no dar ese respeto, ese reconocimiento, ese honor, esa ayuda que los padres merecían en aquel entonces. Y ellos, como dice Jesús, ustedes siguen las tradiciones de sus respetables ancianos, pero ustedes están violando el mandamiento. Ustedes están entrando en una contradicción. Por un lado dicen que están siguiendo las tradiciones de los ancianos que son aquellas que le acercan a Dios, pero en la práctica ustedes están violando el quinto mandamiento. Y al contrario, les había llevado esa actitud a pensar que lo que estaban haciendo estaba bien, que estaban actuando bien. Semanalmente en nuestros tiempos también se puede dar esta situación, de hecho se da esta situación en muchas iglesias. Son muchos los que desvían recursos para el sostenimiento de la familia, incluyendo el cuidado de los padres, tal vez ancianos y necesitados, para darlos a ciertos ministerios como semillas, como pactos de fe. ¿Cuántos hoy ¿Creen que hacer un trueque con Dios es bendición? ¿Pero están dejando de lado los mandamientos que Dios mismo ha dado y enseñado? Eso lo vemos a diario en nuestro país, con ese gran crecimiento, ese gran auge que están teniendo estas iglesias, deshonrando así el mismo nombre de Dios, tomándolo en vano. Y eso es rebelión contra Dios. Eso es no actuar conforme al mandamiento de Dios. Ahora, ¿qué es lo que lleva a la gente a esto? A actuar de esta forma. El pecado de codicia. porque estos falsos predicadores, estos falsos apóstoles de la fe, le llevan a la gente a creer que si dan, pues Dios está obligado en bendecir esa vida, en prosperar. No él está llevando real y efectivamente un amor a Dios, un amor hacia los pobres mucho menos, sino más bien el deseo egoísta de cada corazón de ser prosperado de la mejor forma, con los mejores utilizando los recursos menos posibles y al menor tiempo posible. Eso es lo que ocurre, mis hermanos. Ya no se da en este tiempo eso de decir no, eso ofrenda a Dios, pero en la práctica todavía lo siguen haciendo. En el verso 12, si usted va conmigo, el Señor Jesús afirma que con esta enseñanza, los líderes religiosos de la época no dejaban a la gente, ¿qué cosa? Hacer nada en favor de su padre o de su madre. Estaban promoviendo una abierta desobediencia a Dios, encubierta en una tradición. Cuando la Iglesia Cristiana Universal, siglo III o IV, empezó a seguir más una tradición que la verdadera enseñanza de Dios, empezó poco a poco la desviación y la abierta desobediencia a la Palabra de Dios. Para darles un ejemplo, algo que está vigente en nuestros tiempos, algo que todavía la Iglesia Universal Mayoritaria todavía sigue practicando. Les voy a dar un ejemplo. La Biblia nos dice a nosotros, honroso sea en todo el matrimonio y el lecho sin mansilla. ¿Verdad? Lo dice la palabra. Honroso en todo sea el matrimonio. Pero esta religión universal comenzó a enseñar y eso hace siglos de eso pero todavía lo sigue enseñando hoy que los ministros o los sacerdotes tenían que practicar el celibato entonces para ello no aplicaba ya la honra del matrimonio entonces también comenzaron a enseñar si usted como mujer quiere servir mejor al señor usted tiene que abstenerse de formar familia Usted tiene que abstenerse de formar un hogar. Usted tiene que abstenerse de educar a hijos, de criar a hijos. Usted tiene que irse a un lugar y con otras mujeres vivir allí en perpetua virginidad, en perpetua comunión con Dios. Esas son aberraciones, mis hermanos, pero que todavía la Iglesia Católica Romana sigue practicando al día de hoy. con todas las consecuencias que han venido a causa de esa práctica malsana y antibíblica, malsana y antibíblica. Y por esa razón, mis hermanos, ellos han deshonrado el mandato de Dios de que el hombre debe de dejar a su casa, a su padre y a su madre, unirse a su mujer y los dos ser una sola han dejado de lado ese mandamiento y entonces han tratado de justificar el celibato. Pero poco a poco esa iglesia, y también dentro lamentablemente de lo que es el mundo evangélico, las iglesias han ido dejando enseñanzas claras en las escrituras para afirmar herejías, enseñanzas diabólicas que contravienen con las escrituras. como por ejemplo, en nuestros tiempos, lo que es el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Algo que claramente está prohibido en las Escrituras, pero ya ahora quieren justificarlo. Pero también dentro de la religión popular el orar. Ahorita en la lectura de la confesión de fe de Westminster hablábamos acerca de que el único mediador, al único que debemos de usar como mediador para orar al Padre es Jesucristo. Pero también la iglesia católica romana ha querido enseñar Que es bueno y saludable orar a Dios con la mediación de los santos. Que es bueno y saludable orar a Dios con la mediación de las vírgenes. Cuando el Señor claramente nos dice que solamente a través de Cristo es que debemos de orar. Que solamente Cristo cuando pedimos algo al Padre, Él nos lo concederá si lo hacemos en su nombre. Eso que nosotros vemos allí es una abierta rebelión contra Dios que es real y efectivamente contamina al hombre. Eso es lo que contamina al hombre. Jesús insiste que los escribas y fariseos astutamente invalidaban la palabra de Dios con la tradición que fielmente habían transmitido, no sólo con respecto a decir a sus padres que era su ofrenda a Dios lo que pudieran invertir en ayudarles, sino que Jesús también dice aquí y muchas otras cosas semejantes. Es decir, que él solamente dio un ejemplo de la rebeldía que ellos promovían contra Dios a través de quebrantar este mandamiento, pero que también de muchas otras maneras ellos también estaban quebrantando otros mandamientos de Dios. Hoy en nuestros tiempos, mis hermanos, hay muchas personas que están enseñando al pueblo de Dios cosas vanas y sin sentido, que lo único que logran es gente desagradecida, gente maltratada, gente frustrada. por no alcanzar lo que quieren, llenos de toda codicia y avaricia que, como dice la Biblia, es idolatría. A esta condición ha llevado estas enseñanzas que se dan dentro del mundo evangélico de los mal llamados pactos financieros. desobediencia ciega a los líderes y muchas otras cosas que en realidad no están en la Palabra de Dios o que son una mala interpretación de la Palabra de Dios. Pero la gente tiene comezón de oír. y a ellos le escuchan, porque es más fácil escuchar a la mentira que a la verdad, porque es más fácil seguir voces hermosas, voces muy bien elaboradas, palabras muy bien elaboradas, y no seguir a lo que Dios claramente ha establecido y ha mandado en su palabra. El verso 14 y el verso 16 da el énfasis de nuestra segunda enseñanza en esta mañana, que nos dice que lo que contamina al hombre es la rebelión para escuchar la voz de Dios. Jesús hace un llamado tal como el salmista en varias oportunidades lo hizo. Un llamado que el mismo Dios hace para que su pueblo escuche su voz, para que se atienda a la enseñanza de Dios, para que sepan que es muy importante lo que tienen que decirles. El salmista dijo, oye pueblo mío y hablaré Israel, yo testificaré contra ti, yo soy Dios, tú Dios. Ahora también aquí en estas palabras que hemos leído, Jesús también llama la atención de todos, diciéndoles, a ellos, a los discípulos, a los escribas y fariseos, pero también a usted en esta mañana. Escuchen todo lo que les digo, escuchen todos lo que les digo y entiendan. Escuche usted todo lo que le digo, lo que dice el Señor, no yo, y entiendan. Jesús nos está llamando a todos mis hermanos, nos está llamando a todos hacia Él mismo. Él nos está ordenando que lo escuchemos. Él nos está ordenando que lo entendamos, lo que Él dice. La voz del Señor es la única voz autorizada como nuestra norma de fe y conducta. Yo no tengo libertad de escuchar otras voces. Yo no tengo libertad para tratar de justificar lo mal hecho. Yo no tengo libertad para eso. Sólo lo que él dice es lo que debemos de creer y hacer. Sólo su palabra es lámpara a nuestros pies. Sólo su palabra es lumbrera a nuestro camino. No es la palabra de un mero hombre. No es la tradición de venerables ancianos. Porque eso también se da en nuestro entorno. La gente dice, no, porque yo nací así y ahí me quedo. O porque a mí me enseñaron eso y ahí me quedo. No voy a hacer otra cosa porque eso fue lo que yo recibí. O porque yo soy así. Y muchas veces nos encerramos en esa burbuja y cuando viene a ver, estamos sufriendo las consecuencias de nuestro mal proceder, de no querer venir delante del Señor y reconocer nuestros pecados. Esa es la palabra de Dios a quien debemos toda sumisión. Esa es la palabra de Dios a quien debemos todo empeño por entender y poner por obra. Porque Dios nos ha hablado a través de su palabra. No a través de los pensamientos, de las emociones, de los sentimientos o de los sueños de hombre. No es a través de eso, mis hermanos. Es a través de su Palabra. El Señor nos ha dicho que nosotros tenemos la Palabra Profética más segura. Y hacemos bien si estamos atentos a ella. Y hacemos bien si estudiamos su Palabra y si la escudriñamos, si buscamos hacer lo que su Palabra nos manda hacer y dejar de hacer lo que su Palabra nos prohíbe hacer. ¡Claro que en el camino van a haber cosas con las que no estemos de acuerdo! ¡Que en el camino van a haber cosas que nos chocan! Ahora mi opción, mi única opción es decir, señor, no entiendo por qué tú lo dijiste, no entiendo por qué tú lo pides, no entiendo por qué lo hiciste, pero yo obedezco, obedezco humildemente, dame las fuerzas, a pesar de que mi sentimiento entre en contradicción con tu palabra, a hacer lo que tu palabra manda y no lo que mi sentimiento dicta. Esa debe de ser nuestra meta, nuestro objetivo diario. ¿Por qué, mis hermanos? Porque cuando no hacemos lo que Dios ya claramente ha hablado y escrito en Su Palabra, es un acto de rebelión, de rebelión contra Dios, y eso es lo que contamina al hombre. Eso es lo que contamina al hombre. En nuestra tradición reformada nosotros proclamamos el principio de la sola escritura. ¿Qué quiere decir este principio? que sólo la Palabra de Dios debe de regir nuestra forma de conducta, creer y práctica. Pero para algunos es una mera tradición que se queda en la simple proclamación del principio para identificarnos con una tradición. Yo soy reformado porque creo en la sola Escritura, pero ¿en la práctica lo crees? ¿Lo demuestra? Porque muchas veces no es la norma de vida y enseñanza de aquellos que dicen seguir la sola Escritura. Muchos creen que por colocar en sus logos o declaración de fe SOLA ESCRITURA, ya por eso son reformados y ya son creyentes identificados con la verdad infalible de Dios. Mis hermanos, no basta con decir SOLA ESCRITURA, no basta simplemente con usted venir a la iglesia y decir somos reformados, sino que es necesario entender y practicar el principio que esta frase encierra, Sola Escritura. Hermanos, Jesús nos llama hacia Él mismo por medio de la Sola Escritura, por medio de Su Palabra y nos pide que nosotros entendamos que sólo Su Palabra, las Sagradas Escrituras, la Biblia, sólo Su Palabra es normativa para todo ser humano para todo creyente, para todo no creyente también. ¿Qué quiere decir normativa? ¿Qué es lo que norma? Lo que el hombre debe de hacer, lo que el hombre debe de dejar de hacer. A todos, a todos Todo ser humano, creyente o no, se le juzgará en aquel día, el día del juicio, a la luz de la revelación de Dios, testificada en primer lugar por la naturaleza, pero manifestada claramente por las Sagradas Escrituras. El hombre va a ser juzgado por las Escrituras también, no solamente nosotros. Hay gente que piensa, no porque eso es para ustedes los evangélicos, eso es para ustedes los creyentes. No, mis hermanos, todos van a ser juzgados por los principios que encontramos en las Sagradas Escrituras. Eso es lo que nos dice Romano capítulo 1, que yo le invito a que usted lo pueda leer, por lo menos desde el 18 hasta el 32. Y si usted se dice ser parte del Pueblo de Dios, Él le dice a usted. Si usted es parte del Pueblo de Dios, si usted se considera parte del Pueblo de Dios, Él le dice a usted. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga. Si Dios le ha hecho a usted parte de su pueblo, usted se debe de dar por completo a Dios. Y la voz de Dios es la que usted es llamado a escuchar. Si usted es oveja de Cristo, la voz del buen pastor, usted debe de escuchar y debe de seguir. No otras voces, no otras enseñanzas, no las modas del mundo, no las formas de pensar, no las formas de hablar, no la forma de actuar de este mundo, de este mundo que está en rebelión contra Dios, de este mundo que es enemigo de Dios. No es esa voz la que usted debe de escuchar. Incluso, mis hermanos, cuando usted está delante de una persona, puedo ser yo como pastor o cualquier otra persona, que se dice que habla en nombre de Dios, usted tiene que considerar si real y efectivamente esa palabra, ese hombre que dice que viene en nombre de Dios, la está hablando de parte de Dios. Y la única forma que usted tiene para corroborar eso es que usted conozca a cabalidad la Palabra de Dios. porque fácilmente por esas voces agoreras, esas voces sutiles, se dejan arrastrar muchas vidas, se dejan engañar muchas vidas. Usted tiene que tener ese discernimiento, conocer la palabra, dominar la palabra, para que cuando un hombre se pare en cualquier lugar, en cualquier escenario y diga yo estoy hablando de parte de Dios, usted a la luz de las Escrituras, usted determine si ese hombre es real y efectivamente está hablando palabra de Dios. Y en estos tiempos es muy sutil ser engañado. Un poco, muy poco conocimiento de la palabra de Dios le puede llevar a usted a ser arrastrado por personas que dicen hablar en nombre de Dios y lo que están enseñando es tradiciones de hombres como los escribas y los ariseos. porque eso eran los líderes religiosos de Israel en aquel entonces y la gente lo seguía y lo escuchaba, pero la gente lo seguía y lo escuchaba porque no tenían discernimiento, porque no prestaban atención a los mandatos de Dios que claramente habían sido establecidos en su palabra. Que no caiga usted en el mismo error, que no caiga usted en el mismo pecado. ¿Por qué? Porque no escuchar la voz de Dios es una rebelión abierta contra el Supremo Creador y Sustentador de todas las cosas. Es una rebelión abierta en contra de Dios y por lo tanto Dios le va a pedir a usted cuenta por ello. esfuerces en conocer la palabra de Dios, estudia la palabra de Dios, preste atención a lo que la palabra de Dios ha hablado para que así entonces no caiga en el error en que cayeron los que seguían a estos líderes religiosos del siglo I. Ahora es fácil decir, como lo hacían los escribas y fariseos, pero una mente poco estudiada de las escrituras era una mente fácilmente engañada por estos escribas y fariseos en el siglo I. Una mente poco estudiada de las escrituras es una mente fácilmente engañada por estos falsos apóstoles, estos falsos profetas, estos falsos sacerdotes, obispos, papa que también nos rodean en estos tiempos. sea cuidadoso, sea estudioso de las Escrituras para que usted pueda discernir la verdad del error. La primera parte del verso 15 nos deja ver nuestra tercera enseñanza. La primera parte del verso 15, vaya, acompáñeme ahí. Esta tercera enseñanza nos dice que lo que contamina al hombre no es lo externo, Dice el Señor Jesús en esta parte, verso 15, no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo. Dice ahí su palabra, ¿sí? Esto lo dice a la multitud, pero también lo dice, se lo está diciendo a los escribas y fariseos, pero acuérdense que ellos, Él respondió a los escribas y fariseos y después se le dirige a la multitud. Y esto, mis hermanos, pues, claro está, provocó enojo en los escribas y fariseos, porque ellos estaban viendo cómo sus enseñanzas y tradiciones ridículas eran puestas en evidencia como simples mandamientos de hombre y no doctrinas de Dios. Hace algún tiempo yo aprendí algo, mis hermanos. Yo tengo muchos hermanos en Cristo, ahí en Facebook principalmente, y aprendí algo. Aprendí algo. Yo puedo compartir este mensaje, yo puedo compartir una enseñanza y todo está bien. Nadie se ofende por ello. Pero en algún momento en que yo me digne a presentar alguna aberración, alguna herejía de estos falsos apóstoles y estos falsos profetas de este siglo, yo he aprendido que es 100% seguro que van a haber dos o tres defendiendo a estos hombres. a estos herejes, a estos apóstatas de la fe. ¿Por qué, mis hermanos? Porque estas personas se han convertido en dioses para ellos y están poniendo en riesgo su salvación a causa de que están poniendo la mirada, la esperanza y la confianza, no en Dios, sino en lo que este hombre habla en nombre de Dios. Entre comillas, habla en nombre de Dios. Era lo que pasaba con los escribas y fariseos y sus seguidores. Pero hoy en el siglo XXI todavía sigue pasando con muchos llamados cristianos que son pocos dados, son pocos dados a escudriñar las escrituras, son pocos dados a examinar que lo que dice ese hombre viene de Dios o no viene de Dios, porque no le gusta esforzarse, porque cuesta más trabajo esforzarse, porque cuesta mayor responsabilidad, mayor dedicación el esforzarse en dilucidar a la luz de las escrituras. si lo que se está hablando allí viene de Dios o no. Jesús aquí, mis hermanos, le está diciendo a estos escribas y fariseos que no es lo externo lo que contamina al hombre, no son las manos sin lavar lo que contamina al hombre, que vinieran de la plaza donde podían haber tenido contacto con personas no identificadas con el pueblo de Dios o con cosas ritualmente impuras y no se lavaran ritualmente, no era lo que realmente contaminaba a las personas. Ya el domingo pasado Les dije que aquí no tiene que ver el aspecto fisiológico de lavarse o no las manos antes de comer. No tiene que ver con el aspecto fisiológico. Esa no era la enseñanza que propugnaban los escribas y fariseos. No tenía que ver con la higiene física. Ellos decían que si no se lavaban las manos antes de comer, pues ellos estaban contaminados, pero no físicamente, sino espiritualmente. Las leyes sanitarias que Dios había dado al pueblo de Israel regulaban el bienestar físico del pueblo, tal como las leyes sanitarias hoy promueven nuestro bienestar para evitar enfermedades físicas. Usted debe de lavarse la mano antes de comer. Usted debe lavarse la mano después de ir al baño. Eso está claro, usted debe de tenerlo claro, pero eso lo único que le va a proteger a usted es el aspecto fisiológico, lo físico, le va a cuidar de enfermedades físicas. Entonces, para cuidar y conservar la salud hay varios cuidados que podemos y debemos de observar. como esto que le acabo de mencionar, pero eso no es lo que va a limpiar nuestro ser interior, eso no es lo que va a limpiar nuestros profundos afectos y deseos y voliciones allí en lo más profundo de nuestro ser. No era el lavamiento ritual de las manos lo que limpiaba realmente el aspecto espiritual y emocional, y tampoco era la no observancia de dicha tradición humana lo que contaminaba al ser humano. En consecuencia, estamos hablando de algo espiritual, no era la comida, espiritualmente hablando, lo que contaminaba al ser humano, aunque hubiese sido tocada por manos sin lavar. Por esa razón nosotros decimos que esta ley, este mandato de abstenerse de comer ciertos alimentos que todavía propugnan los adventistas en nuestros tiempos, no tiene asidero bíblico. Dios le dio estos mandatos para una nación que estaba en ciertas condiciones donde el comer alimentos que no tenían los mismos tratamientos que en nuestros tiempos, como el cerdo, como los mariscos, podían provocar ciertas pandemias también, o epidemias, mejor dicho porque solamente era sobre el pueblo, sobre una nación. Podía provocar esas epidemias en aquellos tiempos, pero venido Cristo y ya siendo proclamado el Evangelio a todo el mundo y ya avanzado el tiempo también, pues ya no tiene tanta validez el seguir esas dietas alimenticias. Por esa razón el Señor dice que los alimentos cumplen un ciclo en el organismo humano, en el organismo físico, pero no cambia su condición espiritual. Por lo tanto, es ilógico pensar que la comida en sí misma pueda traer contaminación alguna. No, mis hermanos. Ahora, con esto no estoy diciendo que si el médico le dice, no coma estos alimentos, ya usted va a decir, no porque el Señor no me está prohibiendo eso. No, no está hablando de eso. No está hablando de eso. Y es el mismo argumento que usa Pablo, por ejemplo, cuando habla de los sacrificados a los ídolos. Los sacrificados a los ídolos no tienen ninguna afectación para nosotros, para nada, mis hermanos. Y Pablo dice que todo lo que Dios hizo es bueno y que debemos de participar con acción de gracias. Ahora bien, si nos abstenemos de algún tipo de alimento, debe de ser, teniendo en cuenta que esto no me va a afectar en mí para nada, Pero sí, debo de hacerlo, abstenerme de esos alimentos por amor al débil en la fe y no por una tradición supersticiosa que la comida como tal, esa superstición nos pueda hacer creer que nos pueda contaminar algún tipo de alimento. Entonces ahí cae en ese error también los adventistas en nuestros tiempos. Y siendo consecuente con todo esto, nosotros podemos aún generalizar que no son las cosas o lugares como tal las que nos pueden contaminar. No era la plaza del mercado lo que contaminaba al hombre. Cuando yo me convertí escuché muchas supersticiones dentro del pueblo de Dios. en cuanto a ciertos lugares, en cuanto a ciertas imágenes, en cuanto a ciertas figuras, en cuanto a ciertos productos cosméticos, hasta en cuanto a ciertas cosas que se venden. Y que decían, no mira que esto simboliza esto, tú no debes de comprarlo, mira esto simboliza esto, tú no debes de hacerlo. Y todavía en estos tiempos todavía se usa, no tan gran, creo yo, no tan gran expandido estas tradiciones de hombres, estas cosas. Pero creo que todavía en algunos movimientos evangélicos todavía se sigue usando. El Señor claramente dice, no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo. Y si el Señor dice esto, ¿por qué entonces nosotros habríamos de afirmar lo contrario? ¿Por qué deberíamos de afirmar lo contrario? Gálatas 513, un pasaje que es bueno que usted se aprenda de memoria, nos dice que a libertad fuimos llamados, sólo que no usemos la libertad como pretexto para la carne, sino para servirnos por amor los unos a los otros. No hay nada de fuera que contamine al hombre, sino lo que hay dentro. Lo que contamina al hombre es la rebelión contra Dios. Rebelión que se manifiesta al seguir una tradición en lugar de seguir el mandamiento de Dios. Al promover con falsas enseñanzas la desobediencia al Señor. al no querer oír ni prestar atención a la verdadera palabra de Dios. Lo que contamina al hombre no son las cosas que están fuera de él, sino, como veremos el próximo domingo, si Dios quiere, las cosas que están dentro de su corazón. Por el momento, es bueno que nos preguntemos, ¿estamos en sujeción a Dios o en rebelión contra Él? ¿Escuchamos y seguimos su voz en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones familiares, en nuestras relaciones eclesiales, en nuestras relaciones civiles? ¿O hemos caído en el pecado de rebelión al no creer a Dios sus promesas, al no creerle a Dios también sus amenazas? En esta mañana yo quiero invitarles a que nosotros roguemos al Señor para que Él nos limpie de nuestra rebelión contra Él por medio de nuestro Señor Jesucristo. Porque muchas veces esos pequeños detalles cuando venimos a los pies del Señor los seguimos arrastrando. Pequeñas cosas que todavía queremos enfatizar que eso debe de hacerse así. ¿Y por qué debe de hacerse así? No porque la Palabra de Dios lo dice, sino más bien porque yo recibí esa tradición. Porque alguien me lo enseñó y yo lo asumí como que venía de Dios. Y no me preocupé en profundizar en su Palabra, en examinar esa tradición a la luz de la Palabra, y por lo tanto todavía la arrastro con ella. Que el Señor nos libre de esto, mis hermanos. Que el Señor nos cuide, nos preserve de caer en tradiciones de hombre, y que pensemos que esas tradiciones de hombre son de Dios, vienen de Dios. Que el Señor nos ayude a no caer en ello. Estemos de pie mis hermanos y vamos a orar al Señor.
LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE
Series MARCOS
¿Estamos en sujeción a Dios o en rebelión contra él?, ¿escuchamos y seguimos su voz en nuestra vida diaria, en nuestras relaciones familiares, eclesiales y civiles? ¿Hemos caído en el pecado de rebelión al no creer a Dios sus promesas y también sus amenazas? Acompáñame y envíame tus inquietudes en lo que respecta a este sermón basado en el evangelio de MARCOS 7:9-16, que llevó por título: LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE
La versión de la Biblia que utilizamos es la Nueva Biblia de Las Américas (NBLA)
Sermon ID | 81323214236368 |
Duration | 43:42 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Mark 7:9-16 |
Language | Spanish |
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