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En el 641, empezando en el versículo 14. Entonces Faraón envió y llamó a José, y lo sacaron apresuradamente a la cárcel, y se afetó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. Y dijo Faraón a José, yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete, mas he oído decir de ti que oyes sueños para interpretarlos. Respondió José a Faraón diciendo, no está a mí, Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón. Entonces Faraón dijo a José, en mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia que pasían en el prado. y que otras siete vacas subían a por ellas, flacas y de muy feo aspecto, tan extenuadas que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto. Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas, y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era tan mala como al principio. y yo desperté. Vi también soñando que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas, y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas. Y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas. Y lo he dicho a mis magos, a los magos, mas no hay quien me lo interprete. Entonces respondió José a Faraón. El sueño de Faraón es uno mismo. Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. Las siete vacas hermosas, siete años son, y las espigas hermosas son siete años. El sueño es uno mismo. También las siete vacas flacas y feas, que subían tras ellas, son siete años. Y las siete espigas menudas y marchitas del viento solano, siete años se dan de hambre. Eso es lo que respondo a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón. Y aquí vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Y tras ellos seguirán siete años de hambre. Y toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto y la hambre consumirá la tierra. Y aquella abundancia no se echará de ver a causa de la hambre siguiente, la cual será gravísima. Y el suceder el sueño del faraón dos veces significa que la cosa es firme de parte de Dios y que Dios se apresura a hacerla. Por tanto, proveese ahora, faraón, de un varón prudente y sabio, y póngalo sobre la tierra de Egipto. Haga esto, faraón, y ponga gobernadores sobre el país, y quinte la tierra de Egipto en los siete años de la abundancia. Y junten toda la provisión de esos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano del faraón, para mantenimiento de las ciudades, y guárdenlo. Y éste aquí aprovechó un depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto, y el país no perecerá de hambre. El asunto pareció bien a Farón y a sus siervos. Y dijo Farón a sus siervos, ¿acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Espíritu de Dios? Y dijo Faraón a José, pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no he entendido un esabio como tú. Tú estarás sobre mi casa y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo. Solamente en el trono seré yo mayor que tú. Dijo además Faraón a José, y aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano y lo puso en la mano de José y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo y puso un collar de oro en su cuello y lo hizo subir en su segundo carro y pregonaron delante de él doblar la rodilla y lo puso sobre toda la tierra de Egipto. Y dijo Faraón a José, yo soy Faraón y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. Y llamó a Faraón en nombre de José Sáfnat Banea, y le dio como geracional hija de Potifera, sacerdote de Ón, y salió José por toda la tierra de Egipto. Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón, rey de Egipto, y salió José delante de Faraón y recorrió toda la tierra de Egipto. En aquellos siete años de abundancia, la tierra produjo a montones. Y él reunió todo el alimento de los 7 años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto y guardó alimento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el alimento del campo de sus alrededores. Recogió hojas de trigo como harina del mar, mucho, en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Y nacieron a José dos hijos antes que veniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz a Cenar, hija de Potifera, sacerdote de Un. Y llamó José el nombre del primogánito Manasés, porque dijo, Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre de Segundo Efraín, porque dijo, Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. Así se cumplieron los siete años de abundancia que hubo en la tierra de Egipto. Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como se había dicho. Y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios, id a José y haced lo que él os dijere. El hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo el granero donde había y vendía a los egipcios, porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre. Vamos a orar. Señor, calma nuestros corazones, prepara nuestras mentes, prepara nuestros corazones para aprender de Ti. Abre nuestro entendimiento. Danos el deseo para cambiar. Te pedimos en nombre de Cristo. Amén. La soberanía de Dios es una doctrina que todos los cristianos necesitan entender. es la base de un entendimiento correcto y bíblico de quién es Dios. Así es la base de un entendimiento correcto y bíblico de lo que nosotros necesitamos para vivir como cristianos en este mundo, en el día tras día. Es también la base de la doctrina reformada. Aunque muchos piensan que nuestra doctrina se resume en solamente cinco puntos, La verdad es que la soberanía de Dios sostiene toda nuestra doctrina. Una doctrina que está basada en Dios, y quién es, y su control absoluto sobre todo, y su capacidad de hacer todo lo que quiera en el universo que ha creado. Y la soberanía de Dios no es un tema nuevo para nuestra iglesia, para nada. Lo hemos estudiado varias veces. porque la Biblia lo menciona mucho, porque es un tema que se encuentra en cada parte de la Biblia, en cada libro, en cada historia. Lo que queremos decir cuando hablamos de la soberanía de Dios es que Él reina sobre absolutamente todo sin excepción, que Dios domina sobre cada cosa en existencia. que no hay nada que suceda en este universo que no esté bajo su control. No hay nada ni nadie en todo el universo que pueda frustrar ni impedir los propósitos de Dios por ese beneficio que Él hace según el designio de su voluntad. Dios es el Soberano de todo. No hay nada ni nadie fuera de su control. Es interesante pensar a veces en las diferentes categorías que la soberanía de Dios afecta. Por ejemplo, nos afecta personalmente y en nuestras vidas personales cuando pasamos por pruebas. Sabemos que Dios tiene el control y Él sabe lo que está haciendo. la soberanía de Dios nos afecta como iglesia. Cuando también pasamos por pruebas, por dificultades, cuando tenemos que tomar decisiones importantes, confiamos y descansamos en el hecho de que es Dios quien tiene el control de esta iglesia, quien va a cumplir su voluntad en y a través de nosotros. Lo que vamos a ver hoy es que Dios es el soberano de las naciones. Él es soberano sobre cada líder y cada país. Él hace lo que quiera y usa a su pueblo para cumplir su voluntad en cada nación en la tierra. Es de verdad, este aspecto de la soberanía de Dios se ve claramente en esta historia que leímos de los sueños de Faraón y las interpretaciones que José dio. Dios era soberano sobre Faraón. y sobre Egipto. Dios dijo al líder del país lo que iba a hacer, y Dios usó su escogido, su pueblo, su hijo, José, para cumplir su voluntad en esta nación. Fíjense muy bien desde el principio que en esta historia Dios no pidió permiso de Faraón en cuanto a lo que quería hacer en Egipto. ¿Verdad? ¿Ustedes lo vieron? ¿En cuál parte del capítulo Dios dijo, Faraón, qué piensas? ¿No pidió permiso de mandar siete años de abundancia? ¿No pidió permiso después mandar siete años de hambre? ¿Dios no consultó con Faraón para recibir su opinión? Nada de eso. Dios aquí decidió lo que quiso hacer y lo hizo. porque él es el soberano de las naciones, porque él es soberano sobre cada líder y cada país y hace lo que quiera en las naciones. Menciono eso en parte porque Faraón se consideraba a sí mismo un dios. Los egipcios consideraban a su rey como un dios, así fue parte de su religión, el creer que el faraón, porque fíjense, faraón es un título, no es un nombre. El faraón era un dios, y así, soberano sobre su país. Pero esa historia demuestra muy claramente que Dios, el dios verdadero, era el soberano de Egipto, no faraón. así como Dios es y ha sido el Soberano de cada nación en toda la historia. Dios no tuvo que pedir permiso de Faraón de nada. Fíjense cómo José explica eso a Faraón. En el versículo 25, después de que Faraón cuenta a José sus sueños raros, José dice, el sueño de Faraón es uno mismo, ¿Qué dicen? Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. No lo que quiere hacer, lo que va a hacer. Siglo 28. Eso es lo que responde a Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado a Faraón. Dios decidió mostrar a Faron lo que iba a hacer, pero no le pidió permiso, no consultó su opinión, porque Dios es soberano. Él es el soberano de las naciones. Él es soberano sobre cada nación y cada país y cada líder. Dios no tiene que pedir permiso de nadie para hacer lo que quiere hacer. Ni de un líder, ni de un pastor, ni de un cristiano. A veces pensamos, ¿cómo es posible que Dios hizo eso? Dios no tiene que pedirte permiso. Para nada. Porque Él es soberano y tú no lo eres. Dios no tiene que pedir permiso a los reyes, los emperadores, los presidentes, ni a uno de líderes que piensa que son dioses, y todavía hoy en día algunos. Leemos en Salmos 115, versículo 3. Nuestro Dios está en los cielos. Todo lo que quiso, ha hecho. En Daniel 4, 34 y 35, después de que el rey Nabucodonosor fue humillado ante Dios, Él dijo lo que había aprendido, escuchen. Mas al fin del tiempo yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue de vuelta, y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es siempre eterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada. Y Él hace según su voluntad en el Ejército del Cielo, en los habitantes de la Tierra, y no hay quien detenga su mano y diga, ¿qué haces? ¿Tú crees en un Dios así? Algunos de ustedes no. Pero así es Dios. Este Rey se dio cuenta de que Dios es el Soberano de cada nación. que ningún habitante de la tierra, ningún ser humano puede detener la mano de Dios y cuestionar su voluntad, porque no somos nada. No somos nada. Y cuando cuestionamos a Dios, es el pináculo del orgullo. En Isaías 40 leemos aquí que las naciones, fíjense bien, las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo. Y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas. Y aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Todas las naciones más grandes de la Tierra, hoy en día o a través de la historia, no son nada comparadas con Dios. Nada. Él es el único Soberano infinito y perfecto y eterno. Él es el único Soberano verdadero de todas las naciones. Él hace lo que quiera y usa su pueblo para cumplir su voluntad en cada nación de la Tierra. Ese es el Dios verdadero. Y si no le conoces, hoy es el día. Si tu Dios es un Diosito, hoy es el día para conocer al Dios grande. Si tu Dios nunca hace nada en contra de tu voluntad, no conoces a Dios. Y hoy es el día para conocer a un Dios que es tan infinito y tan grande, que puede hacer lo que quiera sin tu permiso. Hoy es el día para conocer a este Dios, porque es el único Dios verdadero. Vamos a ver esta verdad ilustrada en la historia de hoy, que Dios es el Sobrano de las Naciones. Primero, podemos ver que Dios decide lo que va a pasar en las Naciones. Leímos la primera parte del capítulo 41 la semana pasada, de lo que Farón soñó, y leemos sus sueños otra vez hoy, cuando los contó a José. Recordamos aquí que nadie en Egipto, nadie, ni los magos, ni los más sabios, podía interpretar sus sueños. Y por eso el copero, por fin, después de dos años, se acuerda de José, se acuerda que hay un hombre en la cárcel que puede interpretar sueños, le dice a Faraón, y ya José es quitado de la cárcel y presentado ante Faraón. Y Faraón dice a José, yo he querido un sueño, y no hay quien lo interprete, mas se voy a decir de ti que hoy es sueños para interpretarlos. Y José, exactamente como había dicho la cárcel con el copero y el panadero, Aquí explica Faraón que no es Él, que Él no tiene el poder. Las interpretaciones son de Dios. José dijo, no está en mí. Dios será Él que de respuesta propicia a Faraón. Entonces José aquí no intenta a convencer a Faraón que él tiene la capacidad de interpretar sueños, sino da la gloria a Dios por lo que va a pasar. El enfoque de esta historia, como en todas las de la Biblia, está en Dios. Dios es el tema, Dios es el enfoque, Dios hace lo que quiera. Dios es soberano. Aquí Dios va a permitir que Faraón entienda la interpretación de sus sueños para que entienda que Dios va a hacer lo que quiera en su país. Pero hemos que pensar, ¿por qué Dios dio a Faraón estos sueños? ¿Alguna vez te has preguntado eso? ¿Por qué Dios decidió dar sus sueños a Faraón? Y a veces leemos esas historias más rápido, ¿no? Ah, sí, sueños, interpretaciones, ya, termino con mi devoción a Palia. ¿Por qué Dios dio a sus sueños a Faraón? ¿Para qué propósito? Primero, por supuesto, para que en su providencia José pudiera ser liberado de la cárcel y levantado a la posición del segundo en el país, y así poder proveer para su familia y asegurar que la línea de Abraham, por la cual iba a venir Cristo, continuará. Pero también Dios dio a sus sueños al faraón para demostrarle a él que no tenía el control. Para demostrar al faraón y a nosotros quién es el soberano de las naciones. Al final de cuentas no es el rey, no es el presidente. Es Dios quien es el soberano de las naciones. Dios usa sus sueños para demostrar al faraón que Él, que Dios decide lo que va a pasar en una nación. No los líderes, no los políticos. Dios no dio esos sueños a Farón para preguntarle lo que pensaba, como dije antes. Dios no usó esos sueños para decir, Farón, ¿qué piensas? Dime tu opinión, Farón. Para nada. Dios dio esos sueños para decirle, Farón, esto es lo que voy a hacer. Dios, y solamente Dios, decide lo que va a pasar en una nación. ¿Cuáles eran los sueños de Farón? Eran muy raros, ¿verdad? ¿Alguien ha tenido un sueño así? No creo. Se soñó, dice, de siete vacas flacas, dice, de feo aspecto, que subían y devoraban a otras siete vacas, pero gordas, de hermosa apariencia, dice. Pero aun con comer una vaca cada uno, no crecían. Se quedaron tan flacas y tan feas como antes. Después soñó Faraón de siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, que devoraban a siete espigas llenas y hermosas. Es muy raro esos sueños, ¿verdad? ¿Qué significa eso? Esos sueños molestaban a Faraón, le preocupaban, y aún más cuando sus magos no podían interpretarlos. Recordamos que en esos días, antes de que Cristo viniera y antes de que la Biblia fuera escrita, Dios habló por medio de sueños. Hoy en día no, porque tenemos toda la Biblia escrita y no necesitamos más. Pero ese entonces, antes de que la Biblia fue escrita, Dios se habló en sueños. Y por eso, en parte, Falón estaba tan preocupado. ¿Qué está diciéndome Dios? No Dios verdadero. Falón no conocía a Dios verdadero, sino ¿qué está diciéndome un Dios? ¿Qué significa eso? Le preocupaba. Y por eso, están pidiendo a sus magos, a los sabios, y por fin, a una persona en la cárcel, como estaba desesperado Faraón, para pedirle a cualquier persona que interpretara su sueño. Y José lo hace, con la ayuda de Dios. Empezando en el siglo XXV, José explica la interpretación. Las siete vacas hermosas, las siete espigas hermosas, son siete años de gran abundancia. Las siete vacas flacas, las siete espigas menudas y machitas, son siete años de hambre. Los siete años de abundancia van a suceder primero, después vendrán los siete años de hambre, una hambre gravísima, como dice el versículo 31. El hecho es que Faraón lo soñó dos veces, solamente con diferentes cosas, quería decir que el asunto era firme de parte de Dios y que iba a hacerlo muy pronto. Lo podemos aprender aquí. que Dios hace lo que quiera en las naciones de la tierra. Dios decide lo que va a hacer y lo que no va a hacer, sin depender del rey, sin depender del presidente, sin depender de cualquier otro líder. Dios es completa y absolutamente soberano para cumplir su voluntad en un país. Puede ser que a veces no parece así, A veces vemos un país, ya sea nuestro o otro, y pensamos que todo está fuera de control. Parece que no hay nada del temor de Dios, que es pura maldad. Pero Dios es el Soberano de las Naciones. Dios es soberano sobre cada país y cada líder. Él hace lo que quiera. Él decide lo que quiere que se haga para cumplir su voluntad. Faraón fue enfrentado con esta verdad, que no tenía el control de nada, que Dios iba a hacer lo que quisiera en su país. Como vamos a ver al final de este mensaje, eso no ha cambiado hoy en día. Dios todavía es el soberano de las naciones. Dios todavía hace lo que quiera en los países. Dios decide qué va a hacer. Y nadie puede negar su plan ni frustrar su voluntad. Pero la historia no termina aquí, con solamente las interpretaciones, los sueños. Por medio de las interpretaciones, Dios demostró a Faron lo que iba a hacer. Vamos a ver en segundo lugar, no sólo que Dios decide lo que va a pasar en una nación, sino que Dios decide quién va a usar para cumplir su voluntad en una nación. Esta historia decidió usar a José. Después de que José había dado a Faraón la interpretación, él agregó su propia opinión en cuanto a qué hacer. en cuanto a la situación futura. Digo, su propia opinión, pero obviamente su propia opinión mientras siendo guiado por Dios. Era una opinión muy sabia que vino de Dios. Dijo, en los reciclos 34 a 36, que Fadon debería escoger un hombre, ponerle sobre el país, recoger todo posible en los siete años de abundancia, para tener suficiente para los siete años de hambre. Un consejo muy sabio. y Faraón estaba de acuerdo. Dios dio a José gracia ante los ojos de Faraón, para que él aceptara este consejo. Dice en el versículo 37, el asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, y con una decisión que probablemente era una sorpresa para todos, incluyendo a José. Faraón dijo en los versículos 38 a 44, José, Tú eres el hombre. Entonces no hay nadie más sabio como tú. Tú nos has interpretado los sueños. Entonces vamos a tomar tu consejo y ponerte a ti en este lugar que tú has sugerido. Tú vas a estar sobre todo el país. Vas a ser el segundo en autoridad, solamente bajo mí. Y sé que eso fue una sorpresa para José y para todos. Y fíjense en el versículo 42. Falón quitó su anillo de su mano, que debemos ser su autoridad, símbolo de autoridad. Y lo dio a José y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo y puso un collar de oro en su cuello. Qué gran cambio. Hace algunas horas, ¿dónde estaba? En la cárcel. ¿Con ropa con lino finísimo? No. Seguro que José se había vestido en lino finísimo por 13 años, después de que sus hermanos quitaron su ropa, ¿se les recuerda? Su manta. Pero qué gran cambio. Dios ha hecho todo de repente. Ya José no es esclavo, no es prisionero, es la segunda persona de importancia en todo el país. ¿Quién hizo eso? solamente Dios, solamente Dios puede hacer eso. Un hombre que no es nada, que no es nadie, que es un prisionero, de repente es segundo autoridad en un país. ¿Cuándo pasa eso? ¡Nunca! Pero Dios en su providencia, como hemos visto, en su providencia está haciendo todo, cada detalle, cada cosa, para poner a José en el lugar perfecto, para cumplir la voluntad de Dios en el país de Egipto. Entonces, en el curso de tiempo, todo sucedió como José había dicho. Siete años de abundancia, dice que la Tierra produjo a montones, muchísimo, y después de eso, siete años de hambre. Y durante estos años, empezaron a tener esta presión en el país, y todos buscaron a José. ¡Darnos alimento! ¡Darnos comida! Y por lo que José había dicho en guardar esto en los 7 años de abundancia, había suficiente para empezar a dar a alimentar no solamente a los egipcios. Dice en Versículo 57, de toda la tierra venía a Egipto para comprarle a José, porque toda la tierra había crecido al hambre. Entonces, veis, esa es la provencia de Dios, porque vamos a ver en 8 días que el hambre también afectó a la familia de José. Ellos tuvieron que venir a Egipto para comida y así empieza la siguiente parte de la historia. Entonces no podemos ni ignorar ni negar la mano de Dios en esta historia, ¿verdad? Está claro en cada parte. Dios es soberano sobre todo, sobre países, sobre vidas personales. Y vemos que José, ya que está en esa posición de autoridad, para mí es muy interesante, muy impactante, que en su nueva posición no olvidó de Dios. Leemos que se casó con una egipcia que Faraón le dio para ser su esposa, pero fíjense en lo que leemos en los versículos 50 a 52. Dice, y nació en José dos hijos, antes de que veniese el primer año del hambre, los cuales le dio a luz al cenar hijo de Potifera, el sacerdote de Dion, y llamó a José el nombre de primo-genito Manasés, porque dijo, Dios me hizo olvidar todo mi trabajo y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre segundo Efraín, porque dijo, Dios me hizo fructificar la tierra de mi aflicción. Entonces, José se casó con esta egipcia y podemos debatir por años si fue correcto o no. Dios no nos dice. Lo que sí nos dicen es que José les dio a sus hijos nombres hebreos, no nombres egipcios. ¿Entendemos? Aun siendo en Egipto, José no se convirtió en pagano. No permitió que su posición ya muy alta, causó que olvidara de Dios. Fíjense que llamó al primero Manasés, que significa hace olvidar, porque dice Dios le había hecho olvidar las pruebas pasadas, por las cuales había pasado. Llamó al segundo Efraín, que significa fecundo, porque dice Dios le había hecho fructificar en Egipto. Cada nombre es por lo que Dios hizo, lo que Dios hizo. Los dos nombres hablan de Dios. Los dos nombres demostraron que José no se convirtió en un pagano cuando fue exaltado y cuando recibió tanto poder en Egipto, sino siguió fiel a Dios, no solamente en su vida personal, en su trabajo, sino también en su familia. Crió a sus hijos en el temor de Dios. Cuando Dios, en su soberanía, nos usa a nosotros, en nuestro país o en cualquier otra manera, cuando Dios nos da un tipo de éxito, en el trabajo, en la familia, en un esfuerzo personal. Necesitamos cuidarnos mucho para que no caigamos en la tentación de dejar de depender de Dios y empezar a depender de lo que ya tenemos. Yo creo que es puesta razón que Dios nos guarda pobres, muchos de nosotros, porque sabe que si tengamos mucho, vamos a olvidar de Él. Yo creo que muchas veces por esta razón. Dios, ¿por qué no me das más? Dios sabe mejor que tú. Dios sabe por qué no tienes mucho. Dios sabe lo que necesitas o no necesitas para que puedas seguir dependiendo solamente de Él y no de ti. Si mañana recibieras 10 millones de pesos, ¿qué harías? Dejarías de trabajar primero, ¿verdad? ¿Llegarías tanto a la iglesia, a la oración, a los estudios? No creo. Ya tengo lo que necesito. Sería mucho más fácil depender del dinero que ya tienes en tus manos, que en un Dios que no ves. Cuidado. Cuando Dios nos bendice con algo, no con millones de pesos, porque probablemente no, pero con cualquier cosa. Dios te da éxito. Dios te bendice. Cuidado. Que esta bendición no te hace olvidar a Dios. vemos aquí que Dios decide quién va a usar para cumplir su voluntad en un país. Aquí usó a José para salvar muchas vidas en Egipto y en otros países también. Y fíjense que en escoger a José para ser ese salvador de Egipto de manera física, en escoger a José para ser el medio por lo cual Dios demostró que Él es el Sobre de las Naciones, incluyendo Egipto, Dios no usó a un egipcio. usó a un extranjero. Dios no usó a un político profesional, usó a un cristiano. Dios usó un hombre normal, un hombre obediente, un hombre comprometido a él para hacer su voluntad y salvar muchas personas. Y hermanos, esto puede darnos mucha esperanza para nosotros también. Dios nos usa, pero no porque somos excepcionales, porque no lo somos. Dios nos usa en la medida de que estamos comprometidos a Él y obedientes a Sus mandamientos. Dios no está buscando tanto a las personas más inteligentes del mundo. Dios no está buscando a muchos famosos. y personas que ya están en posesión de autoridad nos usa a nosotros, su pueblo, sus hijos, personas normales y débiles, sin mucho talento para cumplir su voluntad en las naciones, en los trabajos, en las familias y en las iglesias. Dios sí nos puede usar en nuestro país, en nuestra iglesia. y nuestras familias. Dios no necesita que una persona sea un rey o un presidente antes de que le pueda usar. Si no es soberano escoger a las personas como tú y yo. Qué bueno, ¿no? Entonces, si creemos, como hemos visto hoy, que Dios es el soberano de las naciones, entonces, lógicamente, Dios es el soberano también de México. Los políticos tal vez debatirían este punto, pero si es la verdad. Dios ha permitido el gobierno que tenemos. y deberíamos someternos a nuestros líderes en la manera en la cual Dios nos ha mandado. Eso no es opcional. Pero al final de cuentas, Dios es más grande, Dios es más poderoso que el presidente, más poderoso que los delegados, y el futuro de este país está en sus manos. Él es soberano sobre este país y sobre sus líderes, y nada sucede aquí fuera de su control. Nada. Nada. Por eso no debemos ponernos confianza y fe en el gobierno. ni los partidos políticos, ni los hombres, ya sean políticos o cualquier tipo de persona que dice que sabe cómo sanar las heridas de nuestro querido país. La confianza no está en ellos. Sabemos aquí, en los Estados Unidos también, que los partidos prometen mucho, prometen el sol y la luna y las estrellas, pero nuestra esperanza no está en ellos. Sabemos que hay mucha maldad en todas partes, en el gobierno, como en cualquier otra parte. Pero en su esperanza no está en el hombre. Decimos con el salmista, algunos confían en carros y otros en caballos. Quiere decir, algunos confían en el hombre. Dicen, pero nosotros en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos. Hermanos, no se preocupen tanto por México. Orden por ella. y oren muchísimo. Pero Dios es el Soberano de las Naciones. Y por eso Él es el Soberano de este país también. Nada está por su control. Nada puede frustrar lo que Él quiera hacer en este país. ¿Lo crees? Algunos como, pero el PRI, pero el PAN, pero el PRD. ¿Y qué son, hombres? ¿Qué poder tienen? Nada. Leímos en Isaías, las naciones completas son como una gotita que cae del cubo. Dios es el soberano de las naciones. Dios hace lo que quiera. Por supuesto, nos usan. No podemos ser pedazosos. Dios puede usar a alguien en la esfera política, si así quiera. Pero nosotros también, que no somos políticos, podemos ser usados sin esas posiciones. ¿Podemos ser usados para orar? ¿Para cambiar la nación por medio de la iglesia, en vez de por medio de la política? Es el error hoy en día, ¿verdad? Es un error pensar que un partido político va a arreglar todos los problemas del país y todo va a ser mejor. Es un error pensar que si podemos quitar el PRI y poner otro partido, todo va a estar bien. No. Podemos estudiar la historia, que así no ha sido y no va a ser. Piensa, hermanos. Los políticos no son el problema a la raíz. El problema no es los políticos. El problema es un país sin Cristo. Es un país sin el Evangelio. Y si queremos ser usados para el mejoramiento de nuestro país, necesitamos orar mucho más. Necesitamos estar involucrados en nuestra iglesia local. Necesitamos enseñar a nuestros niños y jóvenes con la Palabra de Dios. Porque fíjense muy bien, escuchen muy bien, cuando Dios cambia a una nación, cuando Dios ejerce su soberanía de esta manera, lo hace por medio de la iglesia, no por medio de la política. Otra vez, cuando Dios cambia de nación, y lo ha hecho, y puede cambiar a México, pero si Dios va a hacerlo, no va a ser por medio del gobierno, sino por medio de su iglesia. Puede usarnos a nosotros y a nuestra iglesia para alumbrar la luz del Evangelio en todo el país, y así rescatarlo de sus grandes problemas. Dios es el soberano de las naciones y Dios es el soberano de México. Esta es nuestra confianza. Y si Dios es el soberano de las naciones, ¿no es soberano también sobre tu negocio? El negocio en el cual trabajas. Es Dios quien decide cómo van las cosas en tu trabajo. pero va a usarte a ti para cumplir su voluntad si organizas bien tus prioridades y le sirves en obediencia y fidelidad. Si Dios es el Soberano de las naciones, ¿no es Soberano también sobre las familias? ¿Sobre tu familia? Dios decide cómo van las cosas con tus hijos, con tus padres, con tus hermanos y hermanas. pero también puede usarte para cumplir su voluntad mientras le buscas, le obedeces y sigue sus mandamientos. Si Dios es el soberano de las naciones, ¿no es soberano también de tu vida? Dios decide cómo van las cosas en tu vida. Dios decide cuáles pruebas va a permitir para darte el crecimiento que necesitas. Por supuesto, va a usarte, va a obrar en ti cuando te rindes ante Él, en vez de buscar siempre tu propio camino y tu propio plan. Porque si Dios es suficientemente soberano como para gobernar sobre todas las naciones del mundo, ¿en realidad piensas que Él no puede dirigir tu vida de mejor manera que tú? No, piénsalo bien. Es fácil decir, sí, Dios es el Soberano de las Naciones. Eso es general, eso es fácil. Pero si tú crees que Dios puede dirigir a cada nación en la Tierra a la misma vez, pero no confíes en Él suficientemente para dirigir tu vida. Es decir, tú tienes un Dios que gobierna y reina sobre cada país del mundo, pero tienes miedo. Permitir que Él reine en tu vida. sin tu intervención, porque no confío suficientemente en él. Esa es la verdad. No siempre creemos que Dios puede gobernar nuestras vidas de mejor manera que nosotros. Y ese es nuestro problema. O pienso como los incrédulos. Tú sigues viviendo como que realmente seas el rey o la reina de tu propia vida. Nunca te has rendido a los pies de Cristo. Nunca has dicho, esta vida no es mía. No puedo más. Sálvame Dios. Hay personas aquí que nunca han hecho eso. Y pues tu vida es un desastre, porque es una lucha constante. Tú y Dios chocando, chocando. ¿Quién va a ganar? ¿Tú o Dios? Dios siempre. Aunque tal vez no quieras entender eso, Dios siempre gana. Y si sigues luchando en contra de él constantemente, vas a perder. Al final vas a perder tu alma. si sigues intentando arruinar sobre tu propia vida, ignorando que Dios lo puede hacer mucho mejor que tú. O si Dios es el soberano de las naciones, ¿no es soberano también sobre las iglesias? ¿Sobre esta iglesia? Y Dios puede usarnos en esta iglesia Puede usarnos para que la iglesia crezca. Puede usar cualquier cristiano aquí, desde el más joven hasta el más maduro. Puede usar el pastor y a los ancianos, así como cualquier persona aquí que es cristiana. Tal vez tú quieres ver más crecimiento en esta iglesia. Tal vez ves a personas y dices, no, yo quiero ver crecimiento más rápido en él o en ella. ¿Sabes qué? Haz tu parte, ora mucho, pero no te preocupes, porque esta iglesia es de Dios. No es nosotros. Y él va a hacer lo que quiere hacer en esta iglesia. Dios es el soberano de la iglesia cristiana, el redentor. Exactamente como era el soberano de Egipto y como es el soberano de cada nación hoy en día. Y mientras terminamos este mensaje, podemos meditar en Cristo también por medio de esta historia. Ya habíamos visto la vez pasada la humillación de José bendido, traicionado, olvidado por el hombre. Espero que recuerden, también pensamos en Cristo. Cristo también fue humillado cuando se hizo carne, cuando vino aquí, cuando sufrió y cuando murió en la cruz. Pero así como José por fin fue exaltado, una posición alta en Egipto, también Cristo. Después de sufrir, después de su muerte, ya ha sido exaltado y sentado a la diestra de Dios. José sufrió por muchos años, pero al final recibió el premio, recibió la exaltación. Y Cristo sufrió también por toda su vida. Después recibió la herencia. ¿Cuál fue la herencia de Cristo? Nosotros. Nosotros somos su herencia, que recibió cuando murió en la cruz por nosotros. Es interesante leer en el versículo final de este capítulo 41, que cuando el hambre había crecido mucho, dice, de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José. En su posición exaltada, venían de toda la tierra para recibir de José el alimento que necesitaban. Vemos algo similar con Cristo en cuanto a la salvación. En su posición exaltada, después de su muerte y resurrección, vienen de todas las naciones a Cristo para recibir la salvación. Cristo ahora no solamente recibe a los judíos, recibe a todos, de cada tribu, de cada lengua, de cada nación. Vemos mucho de Cristo en la vida de José. Vemos que José y después Cristo, tenían que pasar por años y años y años de pruebas. Como vimos la semana pasada, pruebas de la adversidad, pruebas de la espera, pruebas de la desilusión. Pero ellos nunca fueron olvidados por Dios. Dios, en su debido tiempo, les exaltaba. José a una posición de Egipto y Cristo a la presencia y diez de su padre. Y un día nosotros, los cristianos, los hijos de Dios, también vamos a recibir nuestra herencia. Un día vamos a ser exaltados al cielo para estar con nuestro Dios para siempre. Tenemos que pasar por años y años y años, por toda la vida, de la adversidad, la espera, la desilusión. pues Dios nunca olvide de nosotros. Y un día, en su tiempo perfecto, va a exaltarnos a su presencia para estar con Él para siempre. Entonces, podemos salir de aquí meditando en la soberanía de nuestro Dios. Que Él reina sobre todo y sobre todos. Que no hay nada fuera de su control. que hace lo que quiera en este mundo, en las naciones, en las familias, en los negocios, en las iglesias. Dios es el soberano de las naciones. Él es soberano sobre cada líder y cada país. Él hace lo que quiera y usa a su pueblo para cumplir su voluntad en este mundo. Vamos ahora. Padre Celestial, gracias por permitirnos llegar hoy a este pasaje y poder acordarnos de esta doctrina tan, tan esencial para nuestras vidas. Y Tú eres Soberano, el Soberano de las naciones, de los negocios, de las familias, de las iglesias, de nuestras vidas. Nada sucede en todo el universo que esté fuera de tu control. Señora, la mayoría de nosotros entendemos esto en la mente, lo aceptamos intelectualmente, pero todavía nos cuesta trabajo vivir día tras día a la luz de esta verdad. Nos quejamos tanto, nos preocupamos tanto, porque no estamos completamente convencidos de que tú puedes dirigir nuestras vidas mejor que nosotros. Señor, ayúdnos a reconocer que esto es la verdad. Ayúdnos a no seguir luchando en contra de ti por el control de nuestras vidas. sin permitir que hagas lo que quieras. Porque eres bueno y siempre haces lo perfecto. Pedimos por cualquier persona aquí que nunca se ha rendido ante ti en salvación y en arrepentimiento. Señor, que pueda dar cuenta de sus pecados y su necesidad de ti. que puede dar cuenta de su necesidad de conocer al Dios verdadero y soberano. Señor, pero para nosotros, los cristianos que estamos aquí en este momento, ayúdnos a salir de aquí meditando esta verdad y pensando en maneras prácticas en las cuales podamos poner en práctica lo que hemos aprendido. Ayúdanos a vivir a la luz de tu soberanía hoy en la tarde o en la noche, mañana en el negocio, en la familia, en la casa, todos los días, confiando más en ti que en nosotros mismos. Te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
El soberano de las naciones
Series Estudio sobre Génesis
Dios es soberano sobre cada líder y cada país- Él hace lo que quiera y usa a Su pueblo para cumplir Su voluntad en cada nación de la tierra.
Sermon ID | 731161811344 |
Duration | 51:16 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Genesis 41:14-57 |
Language | Spanish |
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