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Le voy a invitar que abra conmigo su Biblia en Lucas capítulo 8 y vamos a estar dando lectura de la palabra inspirada del Señor desde el versículo 22 hasta el versículo 25. ¿Ya lo tiene? Esa es la santa inspirada palabra del Señor. Escuche lo que dice en el 22. Y uno de aquellos días entró en una barca con sus discípulos Y les dijo, pasemos al otro lado del lago. Y se hicieron a la mar. Pero mientras ellos navegaban, él se durmió. Y una violenta tempestad descendió sobre el lago y comenzaron a negarse y corrían peligro. Y llegando a él, le despertaron diciendo, maestro, maestro, que perecemos, y él, levantándose, reprendió al viento y a las olas, embravecidas, y cesaron, y sobrevino la calma, y él les dijo, ¿Dónde está vuestra fe? Pero ellos estaban atemorizados y asombrados, diciéndose unos a otros, ¿Quién, pues, es éste, que aún los vientos y el agua manda y le obedecen? Esa es la lectura de la palabra del Señor en esta tarde. Puede tomar su lugar, hermanos. En el día de hoy hay un gran alarmismo del calentamiento global. Yo antes, cuando estaba chiquito, así le decían, calentamiento global. Ahora ya le dicen un poquito diferente, ahora le llaman cambio climático. Y es algo que se usa cada vez que alguien quiere dominar a una cierta porción de la populación. Lo que hacen es que asustan a la gente con el calentamiento global. Lo usan para aumentar poder político. porque realmente piensan que cambiando las leyes vamos a cambiar el mundo, hacer un impacto en el mundo que vivimos. Pues esa creencia solo existe en el mundo ateo. ¿Por qué? Porque el mundo ateo cree en la Madre Naturaleza y el Padre Tiempo. Los ateos en eso creen, esos son sus dioses. La Madre Naturaleza y el Padre Tiempo, así se le llaman. Y el problema de por qué está el mundo como está es por las acciones arrogantes de bacterias, que se convirtieron en pescados y esos pecados se convirtieron en changos y esos changos se convirtieron en humanos y los humanos están arruinando la madre naturaleza y la en cierta manera la madre naturaleza está enojada porque están están haciéndole daño a la madre naturaleza. Pero yo diría que realmente no es tanto las acciones descuidadas del hombre hacia la naturaleza que levanta ira de la naturaleza. Más bien es el pecado del hombre contra Dios que Dios usa la naturaleza como juicio contra el hombre pecador. Dios puede usar la naturaleza porque Dios creó la naturaleza. La naturaleza no es una madre y el tiempo no es un padre en el cual ambos en la materia hacen la existencia. Eso no es cierto. Y lo que vamos a mirar aquí. Es de que Lucas nos da una porción de aquí de sus relatos e incluye esto y todos los otros evangelistas también lo incluyen, pero lo incluyen con con el motivo de mostrar de que Jesús no solamente tiene autoridad sobre la muerte. Jesús no solamente tiene autoridad sobre la enfermedad. Jesús no solamente tiene autoridad sobre Satanás. Jesús no solamente tiene autoridad sobre los demonios. Jesús tiene una autoridad sobre la naturaleza misma porque la creó. Y Lucas y los evangelistas nos van a mostrar precisamente eso. La naturaleza no es un Dios. La naturaleza no es una madre. Dios creó todo lo que existe aún el tiempo y aún la materia de donde viene y surge la naturaleza que él mismo habló en existencia. Aunque todos los políticos, se me hace interesante que todos los políticos, mayormente los izquierdistas, los zurdos, hablan del clima, pero sabe que no pueden hacer nada al respecto. Porque al final del día, lo único que hacen con sus pólizas, con sus nuevas leyes, es cobrar más impuestos, establecer ciertos límites hacia la población, con una farsa de que están contribuyendo a la preservación de un planeta. Vivimos en un planeta de muchas de muchas naciones y hay unas naciones que son más cochinas en la manera como son con la naturaleza que otras, son más descuidadas que otras. Y realmente los políticos lo usan como algo para para tomar el voto y para tomar poder, pero ellos no dejan sus aviones, ellos no dejan de comer puerco, ellos no dejan de comer vaca. Ah, pero quieren que nosotros comamos insectos. Pues es algo que realmente solamente funciona en un mundo ateo, un mundo donde el Dios es la naturaleza. Pero nosotros no creemos eso. Y además, si miráramos un registro, un récord bíblico del clima durante las Escrituras, Egipto en aquellos años, hace cuatro mil años, Egipto hubiera sido un paraíso de tan verde de lo que estaba Egipto. Si hubiéramos visto nosotros a Israel cuando estaba David y esa región del Medio Oriente estaba era como un bosque porque de ahí sacaban árboles para hacer todo y hubiera sido como un bosque. Los jardines colgantes de Babilonia hubieran sido jardines ahora que en Irak viene siendo un desierto con pura arena y sin agua. Dios cambia el clima así como tú cambias cómo se mira tu casa. Ustedes mujeres, hay años que hoy quiero poner mi sala así y los otros años la cambian y ponen otra sala, lo arreglan diferente y usan diferentes utensilios. ¿Por qué? Porque usted gusta cambiarlo. Y si el clima cambia es porque Dios lo desea así. No es porque el hombre lo hace. Ahora, el hombre sí puede contribuir a cómo se mira feo, pero el hombre realmente no tiene poder de cambiar el clima. Y las acciones de los hombres no realmente tienen algo en que podemos culpar a alguien por cómo se está comportando contra la naturaleza. La naturaleza es de Dios y Él la controla. La naturaleza, Dios la hizo. Y ahora vamos a mirar de que Jesús se levanta en contra de la naturaleza y ni siquiera necesita orar, ni siquiera necesita negociar con la naturaleza. Jesús se levanta y le dice a la naturaleza, cálmate. Y la naturaleza obedece a su Creador. Ahora hemos visto en este Evangelio que Jesús tiene poder y autoridad mucho más allá de lo que nosotros como hombres podemos hacer. Jesús tiene autoridad directa sobre Satanás. Lo miramos en Lucas 4.13. Miramos que Jesús tiene poder sobre los demonios. Lo miramos en Lucas 4.35. Miramos de que Jesús tiene poder sobre las enfermedades. Jesús tiene poder sobre la lepra en Lucas 5 13 miramos eso Jesús tiene poder y autoridad sobre los impedimientos corporales como por ejemplo el parálisis de los pies y el parálisis de las manos Jesús tiene autoridad para hablar y hablar poder dentro de lo que está fuera de orden y hacerlo En orden. Hemos visto de que Jesús tiene poder sobre la muerte misma. Miramos de que se murió un joven y Jesús interrumpe todo lo que está pasando. Se acerca y le dice, no lloren. Y le dice al joven que se levante y la muerte suelta esa alma. Y ese hombre se levantó de entre los muertos. Resucitó por un cierto tiempo. Volvió a morir. Pero Jesús con solo hablar. Jesús tiene poder sobre la sobre la muerte. Ahora falta algo y Lucas por eso aquí lo incluye. ¿Tendrá Jesús poder y dominio y autoridad sobre la naturaleza misma? Y Lucas no lo va a incluir y no lo va a incluir en una escena donde solamente está Jesús y están los 12 apóstoles, los 12 discípulos que después se convertirán en apóstoles. Y Jesús nos va a enseñar de que Él tiene el poder de dominar las fuerzas naturales Y sólo con hablarles las detiene. Sólo con decirles no negocia nada. No, no, no, no les llama nada. Solamente les habla y las las las fuerzas naturales que están fuera de nuestra, de nuestra existencia, que realmente nos afectan a nosotros y nosotros no tenemos ningún efecto hacia ellas. Nos muestran de que Jesús con sólo hablar. La naturaleza obedece. Obedece la naturaleza. Ese es poder. El hombre no tiene ese poder. Uno a veces quisiera cubrir el sol con una nube y nosotros no podemos hacer eso. A veces nos gustaría ver llover y hacer llover y nosotros no tenemos ningún poder sobre ello. Es algo que está fuera de nuestro alcance. Por eso cuando viene un torbellino, viene un huracán, viene un desastre natural, nos asusta. ¿Por qué? Porque nosotros podemos tener poder sobre muchas cosas, menos las cosas naturales. Podemos tener poder sobre nuestros hijos, podemos tener poder sobre gente, podemos tener poder sobre nuestros autos, sobre todas las cosas y todas las cosas que nosotros poseemos. Podemos tener, en cierta manera, tener un cierto poder sobre ello, pero sobre lo natural, lo que está afuera, externo de nosotros, nos da temor porque nadie puede hacer eso, porque nadie es Dios. Ahora, Lucas nos va a mostrar Jesús es Dios porque tiene poder de callar a la naturaleza decirte decirle simplemente sosiégate y la naturaleza al instante yo me imagino aquí si usted se imaginara cómo está aquí esto que vamos a mirar imagínese estos hombres profesionales estos hombres pescadores que han visto olas Han visto tormentas, pero estos hombres, la mayoría de ellos eran profesionales en su oficio, eran pescadores. Pero estas olas que miraron este día, estos vientos que miraron este día fueron tan grandes para para traer en ellos un temor que causaría cobardía. Ese tipo de temor. Imagínense hombres que a eso se dedicaban y habían visto eso. Y les trajo temor, porque estaba fuera de su alcance y no habían visto algo así. Y lo que hacen es pedirle a Jesús. Y lo que se me hace interesante, si se imagina el movimiento de cuando estos hombres van a Jesús, imagínense las olas, imagínense la barca, imagínense el viento, imagínense todo lo que está, todo el caos que está pasando. Y Jesús le dice, se levanta y le habla a la naturaleza y le dice, cálmate, sosiégate. Y al instante las olas se caen en paz, el viento se para en paz y hay una tranquilidad de un instante al otro. No sé si usted ha ido al mar. Las olas del mar dan miedo, dan temor. Yo me acuerdo una vez fuimos con mis hijos acá a Los Ángeles. Y yo pensando que ya había agarrado el rollo a las olas y el ritmo en que venían, y vino una ola grandísima y me arrastró. Me dio una arrastrada como por unos, no le miento, como unos 30 pies me arrastró la ola y ya no hallaba yo la salida de la ola. Me da miedo las olas grandes a ti también te da miedo las olas y Jesús paró todo el caos en un instante eso es algo que el hombre nunca va a poder hacer y nunca puede hacer solamente Dios puede llamar y decirle a su creación que se calme, que se sosiegue. Ese es poder divino. Ese no es poder de un profeta exaltado. Ese no es poder de un hombre que se creía ser Mesías y que convencía a mucha gente y que hacía trucos de magia. Los trucos de magia se pueden hacerlo en otras ciertas cosas, pero el que alguien le diga a su creación que se calle, que se calme, que se sosiegue, que haiga paz, Dios solamente puede hablar con esas palabras. Si usted cree que puede, me gustaría verlo. Si usted cree que usted puede hacer esto que Jesús va a hacer, me gustaría verlo y me voy a reír, porque ¿sabe qué? Nadie tiene este poder y nadie tiene esta autoridad. Controlar el viento, Controlar el poder del agua, el peso del agua, la rapidez del viento con solamente hablarle es algo que está fuera de nuestro alcance. Nunca vamos a poder y nunca vamos a poder tratar de hacerlo. ¿Por qué? Porque eso es algo solamente que Dios hace. Ahora vamos a leer nuestro texto. Empezando en el 22. En uno de aquellos días, dice, entró una barca con sus discípulos y les dijo Y se hicieron a la mar. Ahora quizás la razón de por qué Jesús les da la idea a sus discípulos es porque no sé si se acuerda. Una gran multitud está siguiendo a Jesús y la única manera cómo dejar a la multitud a un lado y realmente dejarla ahí sin poder hacer mucho, aunque después va la multitud y lo encuentra. Pero Jesús se sube al lago, se sube y se alabarca con sus discípulos, quizás para para dejar la multitud a un lado y ir a otra región donde no hay multitud y empezar a predicar allá. Y eso es exactamente lo que Jesús va a hacer. Ahora, este lago viene siendo el lago de Galilea, también conocido anteriormente. Lo miramos en otro capítulo que se le llama el lago de Genezaret. Es el mismo lago, el lago de Galilea. Es el único lago que... Mira, ahí está la naturaleza. No me deja una mosca y ni se me falla en la nariz. Ni el poder contra las moscas tenemos nosotros, imagínense. Entonces es este lago. Este lago viene siendo el lago más profundo, pues no profundo, sino en cuanto a elevación es el lago más bajo. que existe en la tierra. Hay otro lago más bajo que ese que viene siendo el Mar Muerto, pero en ese lago realmente no se le considera lago porque no hay vegetación, no hay cosas vivientes en ese lago, solamente bacteria. Pero este es el lago de donde realmente sale a ese otro lago que es el Mar Muerto, pero es conocido el lago de Galilea. Y en cierta manera, como está tan bajo en los inviernos, ese lago puede causar unas tormentas instantáneas y muy veloces por la manera en cómo está colocado ese lago. Especialmente en los inviernos cuando viene el aire frío contra el agua, el aire caliente que está encima del lago puede causar tormentas y hasta el día de hoy causa tormentas violentas y la cosa es de que no se pueden predecir. O sea, llegan al instante y agitan ese lago y ese lago pues empieza a sacudirse y se va la tormenta y llega la paz a ese lago. Ahora son tormentas realmente severas las que se pueden producir en ese lago y ese es el lago que Jesús ahí está ministrando y le dice a los discípulos saben que vámonos al otro lado súbanse a la barca vénganse conmigo y se subieron los discípulos se subió Jesús y Jesús se queda dormido ahora aquí miramos algo especial de Jesús Hemos mirado de que Él es Dios en carne, hemos mirado su poder que Él tiene a través del Espíritu Santo en hacer todos estos milagros, todos estos prodigios, pero también podemos mirar de que Jesús tenía también su humanidad y aquí miramos de que Jesús en cierta manera está cansado y lo que quiere es de que Quiere descansar y Jesús en su humanidad se queda dormido descansando porque está cansado pero también en en su Divinidad, Él es el que está trayendo esto a que pase. Le quiere enseñar algo a sus discípulos. Acuérdese, en todos los otros, en todos los otros sanidades, milagros, podijos que Jesús ha hecho, los discípulos han estado a la expectativa, solamente mirando. Y miraron la lepra, miraron el inválido, miraron demonios salir, miraron enfermedades salir, miraron todo esto y los discípulos han estado solamente como espectadores. Este viene siendo el primer milagro donde Jesús los incluye en el milagro. Y miramos realmente qué cobardes son los discípulos, los apóstoles, los doce apóstoles. Son solamente ellos los que llegan ahí con Jesús. Es Jesús y los doce. Solamente ellos son los únicos que hubieran cabido en ese barco. Y en este, Jesús en cierta manera los acorrala y los pone ahí para que ellos sean parte de un milagro. Jesús les quiere enseñar algo. Jesús les quiere mostrar su divinidad mientras que les está mostrando su humanidad dormido. Les quiere enseñar ese aspecto perfecto del Hijo de Dios de que es hombre y de que es Dios a la misma vez. Y es algo especial que miran aquí los apóstoles. A mí me hubiera gustado mirarlo porque yo le tengo pavor a las olas. Sé nadar. Una vez me subí a un barco y ni siquiera estaba haciendo mucha turbulencia y me dio miedo. Allá en Nueva York iba hacia la Estatua de la Libertad y se puso medio feo y me dio miedo y eso que era un barco de esos modernos y da miedo el agua, da miedo estar en medio del agua. Y aquí Jesús lo que va a hacer es que va a tomar a estos hombres, les va a enseñar quién realmente es y les va a enseñar de que Él tiene el poder. no solamente sobre los demonios, no solamente sobre Satanás, no solamente sobre la enfermedad o los malestares o las enfermedades, sino que tiene el completo y absoluto poder sobre la naturaleza misma, la naturaleza que nosotros disfrutamos y que reverenciamos. La naturaleza es algo que nos causa tener reverencia. Porque es grande. Usted vaya a un lugar grande donde ve una piedra grande. El año pasado, mi esposa y yo fuimos a escalar una de las piedras más grandes aquí en Norteamérica. Se llama Half Dome. Y escalamos hasta la parte más arriba. Y da miedo la naturaleza. Porque estamos tan chiquitos y como no podemos influenciarla o ordenarla, nos da miedo la naturaleza, nos da miedo las alturas, nos da miedo el agua, nos da miedo el fuego, nos da miedo el aire. Cuando está bajo nuestro control no tenemos miedo. Pero cuando se sale fuera de nuestro control, nos trae un temor porque nosotros no podemos afectarlo, ordenarle nada. Y aquí están los apóstoles y aquí está Jesús durmiendo y Jesús les va a enseñar. Recuerde, ese temor no es temor de novatos. Ese temor que surge de estos hombres es un temor de profesionales. Es un temor que alguien que está experimentado en esto le sale porque nunca ha experimentado algo así. Miren lo que sigue diciendo ahí en este versículo. Él se durmió y una violenta tempestad descendió sobre el lago y comenzaron a negarse y corrían peligro. Y llegándose a él, le despertaron diciendo, maestro, maestro, que perecemos. O sea, estos son hombres. Hombres fuertes, hombres sin miedo para estas cosas, porque muchos de ellos eran pescadores. Quizás Mateo no era pescador, quizás a cuáles otros a Judas, el otro Judas, quizás ellos no eran pescadores, pero todos los demás eran profesionales y este era el lago donde ellos hacían su ganancia. Este era su lago y están atemorizados. atemorizados completamente. Ellos miraron una tormenta que quizás dijeron, en esta nos vamos a morir. Habían mirado tormentas siempre, porque ese era su oficio, estar en el lago pescando. Pero quizás calcularon, esta tormenta es nuestro fin. Es una tormenta grandísima, es una tormenta que nunca hemos visto, que ha causado que nosotros tengamos temor por lo que está pasando. Es un temor de cobarde, no es un temor de que me dio miedo o que me asustó. Es un temor donde un hombre fuerte está cobardado como un pequeño niño. Esa es la intensidad de esta palabra. Aterrorizados. Porque ellos no tienen poder sobre la tormenta, no tienen poder sobre la barca, no tienen poder sobre el viento, no tienen poder sobre nada. Eso recuerda, voy a recordarnos una escena que podemos mirar en un Salmo, vaya conmigo al Salmo 107. Y es como si se estuviera cumpliendo el Salmo 107 aquí en este relato que nos está dando Lucas. El Salmo 107 empezando en el versículo 23, miren lo que este Salmo dice y se parece mucho a lo que están experimentando los apóstoles. Empezando en el 23 dice. Y los que descienden a la mar en naves y hacen negocios sobre las grandes aguas, ellos han visto las obras de Yahvé y sus maravillas en lo profundo, pues Él habló y levantó un viento tempestuoso y que crezpó las olas del mar subieron a los cielos. descendieron a las profundidades. Sus almas se consumían por el mal, temblaban y se tambaleaban como ebrios y toda su perecía desapareció. Entonces, en su angustia, clamaron al Señor y Él los sacó de sus aflicciones. Pues aquí están los discípulos. No pensando que el Salmo 107 se iba a cumplir de cierta manera u otra en ellos, aquí vienen y miran que el único, la única salida que ellos tienen en este lago es ir a despertar a Jesús, a ver qué Él podría hacer. Ellos habían visto la autoridad de Jesús sobre todas las otras cosas de la naturaleza, pero ellos nunca habían visto de que Jesús le hablase a la naturaleza y que calmare al agua, Nunca habían visto eso. Van y despiertan a Jesús. Mira lo que dice en el 24 de Lucas 8. Van y le dicen a Jesús y Él levantándose respondió al viento y a las olas embravecidas. O sea, las olas no son cualquier ola. Es una ola que está embravecida y Jesús se levanta y Él le reprende al viento y a las olas. ¿Y sabe qué hacen? Obedecen. Marcos nos dice, si va conmigo a Marcos 4, Marcos nos dice exactamente las palabras que Jesús usó. Mateo también nos lo da un poquito distinto, pero mire cómo Marcos nos lo pone en Marcos 4, 39, está el relato que estamos mirando aquí en Lucas. Y Marcos 39, mire lo que dice Jesús. Y levantando se reprendió el viento y dijo al mar, cálmate, sosiégate. Y el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús no tuvo que orar. Si hubiera sido un profeta normal, un profeta normal se pone a orar. Si hubiera sido un hombre normal, un hombre normal trata de negociar con Dios y pedirle a Dios, ay Dios, si realmente me sacas de esto, yo te voy a servir y voy a cambiar esto. El hombre negocia. Jesús no negocia con la naturaleza. Jesús no le pide nada a la naturaleza. Jesús le ordena a la naturaleza y la naturaleza obedece. Con dos palabras de Jesús, la naturaleza entendió la orden del Creador. Sin oración, sin negociación, sin pedir nada a cambio, el viento y el mar reconocen la voz de su Creador y la obedecen. La enfermedad también reconoció la voz del Creador y obedeció la enfermedad. Los demonios reconocieron al hijo de Dios que ahora andaba ahí por junto de ellos en su en su mundo como humano. Ellos reconocieron y cuando Jesús les dice cállense y salgan fuera, ellos también obedecen. Aún la misma muerte escuchó la voz del creador. Y soltó al muerto en ese funeral de la viuda de de Ainán de Nahín. Y aquí el viento también. Detenerse instantáneamente y las olas dejando su moción y el viento dejando su rapidez, todo llegó a una calma perfecta. Solamente Dios puede hacer algo así. Solamente puede Dios traer tranquilidad y paz perfecta del caos. El hombre no tiene ese poder. La naturaleza no tiene ese poder. Dios es el que hace las tormentas y Dios es el que las calma. Dios es el que levanta la marea y Dios es el que la mantiene. Dios es el que hace las estaciones y Dios es el que las mantiene en su orden. Hoy la gente, el mundo piensa que es más sabio de Dios haciendo a Dios a un lado y pensando de que una explosión trajo orden y que una explosión trajo un diseño perfecto. Somos tan necios hoy en día que le atribuimos tanto a la ciencia. La ciencia obedece las reglas de Dios. Eso es lo que la ciencia es. La ciencia es el descubrimiento de las reglas divinas de Dios dentro de su universo. Pero ahora le damos algo místico a la creación, a la naturaleza que puede producir changos y puede producir humanos. Estamos nosotros ahora ya tan alreversados, no porque realmente no entendemos, es porque odiamos al Creador y lo queremos fuera de la creación. No miramos en las Olimpiadas. Ya mundialmente nosotros odiamos al Creador y lo queremos fuera de la creación. No sé si usted miró las Olimpiadas que pasaron este último viernes. y la barbaridad en la que ya se está celebrando el pecado y la incoherencia y la desgracia del hombre que ha abandonado a Dios. Dios no va a ser burlado por eso. Dios no puede ser burlado por nadie. Y si Dios muestra tanta gracia, es porque después de esa gracia va a venir tanta ira. Y si Dios restringe su gracia por tanto tiempo, Esa gracia algún día se va a hacer a un lado para dejar que todo el peso de la ira de Dios caiga sobre el pecador. ¿Por qué? Porque Dios controla no solamente la naturaleza, Dios controla todo lo que va en contra de su santidad y Él trae juicio a hombres. Si Él tiene poder de hablar a la naturaleza y decirle, sosiégate y cálmate, Dios tiene el poder de hacer lo que Él quiere dentro de su orden natural. Y aquí es lo que estamos mirando, el poder de Jesús. Aquí no miramos a un Jesús débil o un Jesús tolerante. Aquí miramos al creador del cielo levantándose, así como Moisés. ¿Se acuerdan Moisés? Moisés recibió una orden de Dios para abrir el mar muerto, el mar muerto, el mar rojo. Recibió, Dios le dijo, levanta tu vara y di, y ora en cierta manera para que, y yo mostraré mi gloria. Aquí Jesús no ora, no dice nada en cuanto a pedirle a alguien más. ¿Por qué? Porque Él es Dios hecho carne y Él tiene el poder y la autoridad sobre todo lo que Él ha creado y sostiene con el poder de su palabra. Aquí está Lucas mostrándonos a Dios. Aquí está Lucas mostrándonos en alguien que tiene poder de hablar y crear el universo y con esa misma voz hablar y parar la tormenta. Solamente Dios tiene ese poder. La mitología no tiene poder. los romanos y los griegos a quien eran los discenarios de esta carta de Lucas o ellos hubieran nacido con esas ideas de que los dioses tienen poder el dios del rayo el dios del mar el dios del trueno el dios de todo lo que ellos miraban aquí Lucas les está mostrando el dios eterno es aquel que se paró en esa barca que estaba dormido que le ordena a la creación que se calme Ese es Dios en carne, y Lucas nos lo está mostrando tal como Él es. Ahora, Jesús no solamente para la tormenta, sino que también mira lo que dice el 25, voltea hacia sus discípulos que están temblando de miedo, aterrorizados de lo que están viendo y lo que están sintiendo, y les pregunta una simple pregunta, ¿Dónde está vuestra fe? Imagínense. Uno pensaría que Jesús les hubiera dicho, ¿eh? ¿Eh? ¿Ya ven? ¿Ya ven lo que yo les puedo, lo que yo puedo hacer? ¿Si miraron bien lo que yo puedo hacer? ¿Si miraron? Miren, yo puedo parar, yo puedo caminar sobre el agua. Jesús se hubiera lucido en ese instante, pero Jesús luego voltea y les pregunta, ¿Dónde está vuestra fe? ¿Dónde están hombres de poca fe? Ellos habían visto otros milagros, pero nunca habían estado en medio de un milagro. Y ellos, sí, pues venía un leproso y ellos decían, no, pues sí, Jesús puede sanar, Jesús puede hacer esto. Pero cuando ellos estaban en medio de la tormenta y en medio de este milagro, ellos también les faltó fe. A ti te va a faltar fe en veces. En medio de tu tormenta a ti te va a faltar fe. Por eso siempre oramos para que Dios nos dé perseverancia para seguir hasta el final, porque la fe puede venir en veces a haber tiempo donde tu fe va a estar grande, donde tu fe va a ser fuerte, va a haber tiempo donde tu fe va a ser débil. Y aquí miramos estos hombres que han mirado todos los milagros de Jesús, todos sus prodigios y ahora no creen de que van a poder sobrevivir esto. Piensan de que iban a morir junto con Jesús. Y Jesús les pregunta, ¿dónde está vuestra fe? ¿Acaso no miraron de que yo tenía autoridad sobre la enfermedad? ¿Acaso se les olvidó que yo tenía poder sobre los demonios y obedecían y yo tenía poder sobre la muerte y obedecía y resucitaba por quien yo pedía que regresara para mostrar mi poder. Se les olvidó eso? No pensaron de que yo también iba a poder tener poder sobre la naturaleza misma? Qué pensaron de que se iban a morir aquí? O sea, eso es lo que Jesús les está implicando. Dónde está vuestra fe? Realmente pensaban de que iban a perecer junto conmigo? Miraron todo lo demás. Están en esta barca conmigo y están dudando de que van a sobrevivirla. Esto es una lección para estos hombres. Estoy seguro que después de esta lección, empezaron a empezar a mirar las cosas distintas. Porque estos hombres atemorizados, miraron la obra de Dios solamente con las palabras de Jesús. ¿Esto hubiera sido una lección para crecer la fe de estos hombres? Porque en cierta manera, estos hombres inmediatamente reconocieron algo grande. Porque mire, un comentarista lo pone de esta manera, lo peor de tener una tormenta fuera de tu barco es tener al creador del universo dentro de tu barco. Eso es aterrador. porque sabes que Dios está ahí y que Dios te ve tal como tú eres. Una cosa es tener problemas fuera, otra cosa es tener a Dios tan cerca. Estos hombres no se maravillaron de la tormenta. Estos hombres, miren lo que dice ahí en el 25, ellos estaban atemorizados y asombrados diciéndose unos a otros. ¿Quién es éste? ¿Quién es éste? ¿Quién es éste? Si usted va en el Antiguo Testamento, en el Antiguo Testamento hay muchas frases que usan en los cánticos y en los profetas que dicen, ¿Quién es como tú, oh Jehová? Entre los dioses, ¿quién es como tú entre la naturaleza? Y aquí estos hombres levantan la misma pregunta que el hombre siempre se pregunta cuando mira cosas así. Si tú hubieras mirado este milagro que Jesús les muestra, hubieras llegado a la misma conclusión. ¿Quién es éste que puede hablarle a la naturaleza y la naturaleza para su caos y obedece al instante? ¿Quién es éste? Solamente Dios puede hacer algo así. Y ellos están reconociendo. ¿Quién pues es éste que aún los vientos y el agua ¡Manda! Cuando uno ora, uno pide que Dios haga algo. Cuando uno ora, uno le pide a Dios. Dios, te pedimos que tú obres de esta manera. Dios, te pedimos por... Yo me acuerdo cuando nosotros íbamos a casar, yo y mi esposa, yo le pedía a Dios que ese día que fuera un día bonito, que no cayera lluvia, porque, o sea, era mi boda y yo le pedía a Dios, Dios, por favor, que ese 26 de julio de junio, perdón, ese veintiséis de junio, que sea un día bonito, porque no quiero que se me arruine mi boda, me costó tan cara, por favor Dios, y Dios me lo concedió, pero yo le pedí a Dios, yo no le pedí a la creación, y aquí los discípulos reconocen de que Jesús le mandó al al viento, de que Jesús le le le dijo a la tempestad, Jesús no pidió a nadie más, Jesús ordenó a algo que es inhumano, a algo que es impersonal. El viento no tiene persona, la marea no tiene persona, no tiene oídos para oír, no tiene ojos para ver, no tiene sentimiento para sentir. Y Jesús le manda a la creación y ellos lo reconocen. Estos hombres, estos apóstoles que después iban a ir hacia el mundo, iban a acordarse de esto. Aquel que le manda al aire, Le manda al agua y no solamente les manda, sino que el viento y el agua responden. ¿Cómo responden? En obediencia. Así como debe de responder el hombre, la naturaleza responde mejor que el hombre. Dios le pide al hombre que se arrepienta y sabe que dice el hombre, no. Dios le pide, le reprende a la creación que se pare y la creación obedece a su Creador. Estamos peores que la naturaleza nosotros como hombres pecadores. ¿Quién puede hacer esto? Solamente Dios. Y aquí tenemos al Señor Jesús en toda su gloria. No es gloria como la de Moisés. Este es otro Moisés, otro mayor Moisés. Moisés levantó la vara y le pidió a Dios que mostrara su gloria. Y aquí Jesús muestra su gloria ordenándole a la creación misma, al viento mismo, a la marea misma, al agua misma. Sosiégate. y el agua de la nada, de todo el caos, de todo el movimiento, de toda la energía que está pasando ahí. Imagínese esta barca bailando ahí en las olas de esta gran tempestad y esta barca caer a una paz inmediata. Porque la creación escuchó a su creador. Tristemente, la creación escucha mejor que nosotros. El Creador pide, arrepiéntete y volteate hacia mí. Y el hombre dice, escupo en tu cara, escupo en tu gracia. Tomo tu gracia como algo de que debo burlarme. Tomo tu gracia como algo merecida. Así está el hombre hoy en día. Así está el mes de junio hoy en día. Nos burlamos de la gracia de Dios y se nos hace algo de que nos da risa. La creación no le da risa el poder de Dios. La creación obedece. Por eso nos va a ir peor a nosotros que nos burlamos ya tan descaradamente. Es triste mirar eso. Yo nunca pensé que lo que iba a mirar desde el año 2020 2020, 2010, 2020, que ya han empezado las cosas así. Yo nunca pensé que nos íbamos a burlar así tan, tan, tan descaradamente de Dios. Pero tristemente es lo que nosotros hacemos. Ahora hay varias maneras de cómo podemos aplicar este relato. ¿Sabe cuál es una de que no muchos, de que no muchos comentaristas notan? Simbólicamente. Esto no es tanto para mostrarles la divinidad de Jesús a los discípulos. Algo también que podemos tomar aquí simbólicamente es de que si nosotros miráramos las escrituras, el mundo gentil siempre es asociado con el mar. Ya ve en Daniel, está el mar y vienen los cuatro vientos que vienen siendo el pueblo de Dios y agitan el mar y desde el mar salen las cuatro bestias guardianes que iban a cuidar al pueblo de Dios. Hasta que Jesús viniera. Pues del mar es el mundo gentil. En todas las secciones propéticas de la Biblia, el mar siempre demuestra el mundo gentil. Y aquí miramos de que lo podemos aplicar simbólicamente en que el mar son las naciones y Jesús va a tener sujeción sobre las naciones y va a poder hablar tranquilidad y paz hacia las naciones. ¿Y sabe a quién iba a usar para conquistar esas naciones? A esos mismos 12 hombres que hubieran estado en ese barco. Esos hombres son los que en sí proyectaron el Evangelio al mundo entero y iba a cambiar el mundo a través de esos 12 hombres que miraron el mar y miraron cómo estaba turbulento y que Jesús le dijo al mar, cállate, sosiégate, que venga la paz a ti. Y ese mar que representaban las naciones. Es lo que Dios está haciendo ahora. Ahora también lo podemos aplicar personalmente. Porque personalmente van a venir tormentas a tu vida. Van a venir. La vida no va a ser toda bonita todo el tiempo. Aunque vives en América. América, no sé si te has dado cuenta, está cambiando. La América, cuando yo crecí, no viene siendo la América de lo que estoy experimentando hoy en día. Y va a haber tormentas personales. Se te va a diagnosticar cáncer algún día. Se te va a diagnosticar un malestar cuando estés más viejo. Y va a venir tormenta. ¿Y sabes qué? Así como Jesús controla las tormentas, Jesús también a veces crea las tormentas. Y si vienen tormentas a tu vida es porque Jesús la mandó. Así como miramos de que Jesús fue el que les dijo, hey, vayamos en el barco. Jesús ya sabía lo que iba a pasar. Jesús quería atraer y aumentar la fe de estos 12 hombres. Y Jesús creó eso. Y Jesús se levantó y apagó eso. Y controló eso. Y van a venir tiempos en tu vida. En las tormentas que van a venir a tu vida. Dios la va a usar para aumentar tu fe. Y tú tienes que reconocer eso. Dios puede permitir tormentas para que sí, también en desesperas, desesperación, acudas a él. Porque, ¿sabes qué? Aquí como nosotros americanos, cristianos americanos, en veces servimos a Dios por, porque ya no nos queda otra, nos ha dado tanto. Y ah, no, pues sí, pues bueno, pues sí. Así está mucha de la iglesia ahorita, tenemos demasiado que nos sentimos culpables con lo mucho que tenemos y ya no, pues sí hay que hacer algún rito de adoración a Dios para enseñarle que pues sí, todo está bien y que nos ha ido bien, pero nuestra mente está en nuestras posesiones y nuestro estilo de vida tan cálido que tenemos. Pero sabes que Dios puede cambiar eso al instante. Dios puede permitir desesperación. Y si Dios permite desesperación dentro de tu vida para que tú acudas a Él, no por, ay, pues es que Dios me tiene tan bendecido. No, en veces Dios deja que pasen cosas para que acudas a Él ya deberás. No por bendición, sino por necesidad, porque en veces nos olvidamos de tanta bendición, nos olvidamos de la necesidad que tenemos delante de Dios. Dios nos da tanto y en veces Él puede hacer desesperación dentro de nuestras vidas. Pero ¿sabes qué? Siempre tienes que tener a Jesús dentro de tu barca, porque aunque vengan las tormentas, tú debes de confiar en el que está contigo. Así como les dice a los discípulos, ¿dónde está vuestra fe? Dios puede hacer que Él traiga tormentas a tu vida, para mirar cómo está tu fe. Y como te digo, la fe no es algo que crece y crece y siempre va creciendo y creciendo. En veces hay bajadas. En veces hay dudas. Pero Dios usa cosas así para aumentar nuestra fe. Y tenemos que estar contentos con la manera en que Dios trae ciertas cosas a nuestra vida. Oremos Padre te damos gracias por Tu Palabra Señor porque Tu Palabra Señor en veces nos hace mirar de que puede venir Señor tempestad de que en veces nos sentimos seguros en la barca de nuestra vida y pensamos de que el lago siempre va a estar tranquilo y que nunca va a haber turbulencia nunca va a haber tempestad Señor, pero sabemos de que Tú estás con nosotros y aunque se levante marea, aunque se levante el viento, Señor, y agite nuestra barca, ayúdanos, Señor, a siempre reconocer de que Tú estás con nosotros. Y aunque nos traiga temor lo que miramos, ayúdanos a reconocer, Señor, de que estamos seguros en Ti y de que en Ti, Señor, confiamos y que de Ti dependemos. Señor, te pedimos, Señor, que tú aumentes nuestra fe a lo largo de nuestra vida aquí en este mundo y las tormentas que tú vas a traer a nuestras vidas. Señor, te pedimos, Señor, que tus palabras sean consuelo para nuestra vida. En el nombre de Jesús, tu Hijo, lo pedimos. Amén.
(69) Autoridad sobre la Naturaleza
Series El Evangelio según Lucas
Sermon ID | 729240144875 |
Duration | 48:51 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Luke 8:22-25 |
Language | Spanish |
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