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considerando las enseñanzas bíblicas respecto al matrimonio a través del material 2 haciéndose uno. Hemos comenzado a ver el poder de Dios para la unión y el poder de Dios para la unión no es más que la persona del Espíritu Santo en nuestra vida. Recibiréis poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos. Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la Tierra. Pero no solamente ese poder sería para para hacer testigos. Ese poder también sería para vivir la vida cristiana, para nosotros poder andar en el espíritu y no andar conforme a la carne, en todos los aspectos de nuestra vida, incluido nuestros matrimonios. y cuánto necesitamos hermanos la vida del espíritu el poder del espíritu para esa relación tan conflictiva que lo es por causa de nuestras debilidades naturales que son causadas por nuestro pecado El diseño del matrimonio no fue para que fuese conflictivo, sino para que fuera una bendición. Pero el pecado entra en la escena y entonces lo convierte en una relación bastante conflictiva, que la vemos desde el inicio cuando Dios le pregunta a Adán, ¿qué has hecho? Y él de inmediato dice, la mujer que me diste. Eso fue causa del pecado, pero El Espíritu Santo nos capacita para nosotros poder volver en obediencia y en fe a disfrutar de esa relación como una bendición y no como una maldición. Entonces, nosotros comenzamos a ver quién es el Espíritu Santo y qué hace por nosotros. El Espíritu Santo no es un simple espíritu, es Dios, tercera persona de la Trinidad. Vemos que Él quiere tener comunión con nosotros y que nosotros debemos de cultivar la comunión con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo no tiene comunión con nosotros si nosotros no queremos tener comunión con Él. Nosotros tenemos que cultivar esa relación y procurarla y buscar y abrirnos a la comunión con el Espíritu Santo. Vimos también lo que el Espíritu Santo hace por nosotros. Primero nos convence. También vimos que nos ayuda. Él es nuestro ayudador. Vimos que nos enseña. En cuarto lugar, vimos que el Espíritu Santo nos provee de poder. Él es quien nos da poder. En quinto lugar vimos también que él es quien nos guía en nuestras decisiones, es nuestro guiador. Y por último vimos que el Espíritu Santo nos consuela. En ese sentido de lo que el Espíritu Santo hace por nosotros. Luego comenzamos a ver cómo nosotros darle libertad a ese poder del Espíritu Santo en nuestra vida. El Espíritu Santo nos da poder. Ahora nosotros tenemos que procurar ese poder. está ahí, es un recurso disponible, pero nosotros tenemos que asir de él, echar mano de él. Son unas herramientas que están ahí, que usted debe de tomarlas. Por ejemplo, usted no puede levantar un carro con sus manos, ni siquiera el manututo, que es bastante fuerte y tiene mucho tiempo bregando con eso. Cuando digo levantarlo, me refiero a alzarlo un poco, por ejemplo, para cambiar una goma. Ustedes saben de qué estoy hablando. Usted no puede hacer eso así, levantándolo con las manos. Usted no tiene el poder para eso. Ahora, si usted coge un gato hidráulico, usted tiene el poder con ese gato para levantar el garro. Pero tiene que coger el gato y hacerle así. Y mire, con usted hacerle así, que suena chi, chi, chi, chi. El carro sube con una facilidad impresionante. El poder para usted levantar el carro es esa herramienta, el Espíritu Santo es el poder, pero usted tiene que asirse de eso y usarlo. Entonces nosotros tenemos que darle libertad a ese poder del Espíritu Santo en nuestra vida, liberarlo, utilizarlo. Comenzamos a ver que para liberar el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas. Nosotros debemos estar conscientes de que dependemos de Él. Debemos tener esa conciencia y debemos hacer eso de una manera deliberada. ¿Qué? Procurar su poder, su habilitación. Cuando digo de manera deliberada es que debemos decirle, pedírselo en oración. Pedirle a Él que nos capacite. Pedirle a Él, dame el poder para hacer esto. dame poder para hacer aquello, dame poder para soportar esto, dame poder para, en el contexto de nuestro matrimonio, hacer todas las cosas que debemos hacer cuando llegan los conflictos. Tiene que ser algo deliberado hermanos, no es usted sin hacer nada. Usted tiene que estar consciente de eso, tiene que pedírselo de manera deliberada, pero también vimos que nosotros debemos de someternos a la perspectiva del Espíritu Santo. Otra forma de liberar su poder en nosotros es, vimos el texto que está en Romanos capítulo 12, versículo 2, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo. Tenemos que sacrificarnos ante el Espíritu Santo, ante sus perspectivas. No lo que nosotros queremos hacer, no lo que nuestra carne nos llama a hacer, sino lo que Él dispone. Entonces tenemos que estar continuamente en un sacrificio vivo al Espíritu Santo. Cuando hacemos eso, entonces el poder del espíritu se habilita en nosotros. Porque cuando eso no sucede, son solo dos cosas que se hacen. O se hace conforme al espíritu, o se hace conforme a la carne. Son solamente esos dos modos que hay en la vida del creyente. O el espíritu, o la carne. No hay una neutralidad, hermano. es o el espíritu o la carne y eso no es una invención, eso está en Gálatas ahí. ¿Usted conoce ese pasaje? Las obras de la carne son contrastadas con las obras del espíritu y dice que estos dos se oponen entre sí para que vosotros no hagáis lo que quisierais. Eso está claro en la Biblia. No hay una neutralidad. Es o se hace la voluntad del espíritu o se hace la voluntad de la carne. Entonces nosotros debemos de someternos a la perspectiva del Espíritu Santo. ¿Qué es eso? A las cosas como las ve el Espíritu Santo. No como las ve usted. No como usted las considera ante la ofensa. Y usted considera que no, que eso es demasiado grande. Que ya usted se lo ha dicho 80 veces. Esas son sus consideraciones. Que ya esto no puede ser, ya esto no puede seguir así. Ya yo no puedo seguir hablando con este hombre grande, con esta mujer grande. Esas son las consideraciones de nosotros. Ahora, ¿cuáles son las del espíritu? ¿Cuáles son las del espíritu? Las de siempre. No hay que innovar. Paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre. Las mismas que usted sabe cuáles son. Y esas van a ser siempre las mismas. Entonces, usted tiene que ceder esa perspectiva suya de que no, pero que ya han sido demasiadas veces. Esa perspectiva, cederla, sacrificarla y someterse a la del Espíritu que dice, perdona, 70 veces 7. Eso es, hermanos. Así se libera el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas. Pero también vimos que debemos de confesar y andar en el Espíritu. Vimos el texto de Juan, Dios es luz, no hay tinieblas en Él. Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos conforme a la carne, recuerden, empleitos, enemistades, ir a celos, esas cosas que afectan el matrimonio, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad. Por lo tanto, debemos de estar continuamente confesando nuestros pecados. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. O sea que también para liberar el poder del Espíritu en nuestras vidas debemos de confesar continuamente nuestras fallas, nuestras fallas al Espíritu cuando no hacemos según su voluntad, cuando no nos sometemos a su perspectiva, a su criterio. Nosotros debemos de procurar ese liderazgo del Espíritu Santo. Que el Espíritu Santo nos lidere, nos guíe. Y ese liderazgo no es más que lo que Pablo dice en la Escritura. Caminar por el Espíritu o andar en el Espíritu. Ese texto usted lo conoce. Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne. Andar en el Espíritu es ser liderado por el Espíritu. Y cuando somos liderados por el Espíritu, por lo tanto, somos capacitados con su poder, con su poder para nosotros mostrar esos frutos del espíritu. Esa lucha también está descrita, dice porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu es contra la carne. Los deseos de la carne, hermanos, son una expresión del egoísmo natural, porque normalmente los asociamos con asuntos de inmoralidad. Los deseos de la carne, Los deseos sexuales, los deseos de vanagloria. No. Incluye eso, pero no es solo eso. Son aquellos... Perdón, son la manifestación del egoísmo natural que está presente en toda persona, incluyendo los creyentes, incluyendo los cristianos. Hay patrones y tendencias que siguen en nosotros, que están combatiendo continuamente contra el Espíritu Santo. Y esa es la lucha que describe la Escritura. El leso de la carne es contra el Espíritu. Hermano, cuando usted se convierte o cuando usted es regenerado por la palabra de Dios, a usted no le quitan sus inclinaciones hacia el mal. Ellas siguen ahí, solamente que comienzan a ser ahora santificadas y trabajadas y mortificadas por la presencia de Cristo en su vida. y usted recibe la capacidad ahora de buscar también lo bueno, pero no es que ya usted deje de estar inclinado hacia lo malo, o no es así? Si así no fuera ya todos fuéramos santos aquí y no se necesitaría estar predicando para nuestra santificación. Entonces, en los cristianos siguen esos deseos egoístas, esas inclinaciones egoístas. Y esos que siguen ahí, entonces encuentran ahora como una competencia. Antes dominaban, estaban ellos solos. Ahora hay una competencia, hay otro que jala para el otro lado. ¿Quién es ese espíritu? Y entonces ellos comienzan a combatir. No, espérate. Yo lo que quiero es hacer esto, lo que yo quiero. Mi deseo egoísta. Y el espíritu dice, no, tú lo que tienes que hacer ahí es considerar al otro como superior a ti mismo. ¿Cómo? Sí. Y ahí entonces viene el conflicto entre la carne y el espíritu. Cuando nosotros, hermanos, nos dejamos o más bien cedemos a nuestras inclinaciones pecaminosas, Entonces nosotros ya no estamos andando por el espíritu y por lo tanto estamos deshabilitando su poder en nosotros. Lo habilitamos cuando nos sometemos a su criterio. La razón por la que nosotros no tenemos la capacidad de cambiar nuestros matrimonios es porque cedemos continuamente a nuestra naturaleza pecaminosa en lugar de ceder al poder del espíritu. Ahí están las dos cosas. Hermanos, sus problemas en su matrimonio que al día de hoy no han mejorado. Con humildad decimos aquí, según la evidencia bíblica, que no ha mejorado porque usted, en vez de ceder a el poder del Espíritu Santo, ha estado cediendo a su naturaleza pecaminosa. Búsquelo y usted verá que así es. Y lo decimos para nuestro bien. Como decía Pablo, no es para ponerle tropiezo. Esa es la realidad. hemos cedido a nuestra naturaleza pecaminosa en vez de haber cedido al poder del Espíritu Santo. Aunque nosotros conozcamos los propósitos de Dios y su provisión, a menos que empecemos a tirar, a jalar, a utilizar, a apropiarnos del poder del Espíritu Santo, a menos que hagamos eso, vamos a seguir viendo cómo nos vamos a hundir de nuevo para atrás. en los problemas que siguen ahí. Cuando usted supera una crisis con su pareja, por una discusión, o por una cosa que le dijo que no le gustó, y eso se supera, ¿usted cree que ya eso no va a volver a pasar, que esa fue la última vez? Hermanos, eso vuelve. Y vuelve la misma situación en la que le dijo algo de una manera que usted se molesta. Eso nunca se acaba. Entonces usted necesita seguir hablando del poder del espíritu para seguir enfrentando cada una de esas situaciones. Recuerde, siempre está la carne contra el espíritu. ¿A cuál de las dos usted cede más? Esto es simple. ¿A cuál tú cedes? La que te dice que no, que ya es demasiado. Es poderosa esa inclinación. Pero el Espíritu Santo también es poderoso. Dice el Señor, recibiréis poder. Y no hemos recibido espíritu de cobardía, sino de poder, de dominio propio. Si elegimos ceder constantemente, oiga bien, recuérdese que decíamos que nosotros debemos hacer compromisos de fe, compromisos duraderos. Si nosotros constantemente, no a veces, si constantemente elegimos ceder, al Espíritu Santo nos moveremos hacia un matrimonio de bendición. Pero si constantemente, y eso requiere poder y requiere fe, por eso decíamos que el matrimonio es una relación de fe, constantemente ceder al Espíritu Santo, a su poder, eso nos guiará a un matrimonio de bendición. Así podremos aceptar a nuestra pareja como la provisión de Dios para nuestras necesidades. Recuérdense, con todas sus debilidades. Ese es uno de los principios de fe que vimos. Por la fe debo recibir a mi pareja como la provisión de Dios para mis necesidades, a pesar de sus debilidades. Muy bien. Entonces, así nosotros damos lugar al poder del Espíritu Santo en nuestra vida. Así nosotros habilitamos su poder. Recuerda hermano, cada día pídale al Señor en oración. Es un acto de liberado. Que lo ayude a liberar el poder del Espíritu Santo que tiene usted. Está ahí. Está ahí. El Espíritu Santo mora en el creyente. Pero si usted lo contrista, lo resiste, y se va por el lado de la carne, Entonces el Espíritu Santo no va a ser de utilidad para ustedes. Reitero, así de sencillo. En los problemas matrimoniales, en las situaciones matrimoniales, usted va a responder siempre de una, de dos maneras. O conforme a la carne, o conforme al Espíritu. Entonces vamos a ver. Yo quiero traerles una simulación. en esta mañana. Cosas que pasan en la vida diaria entre las parejas. Los micrófonos, por favor. Usted llega a la casa, marido, cansado de trabajar. Quizás eso sea un cliché, pero no, realmente, hermanos, aquí solamente ir al trabajo y volver en transporte público quizás y con esos tapones, parado en una onza, debe cansar, digo debe cansar no, como que si yo nunca andé en onza, claro que cansa, además del desgaste mental cuando usted tiene que estar bregando con gente, si usted trabaja en servicio al cliente, lo que sea, pero usted llega a la casa cansado a las 7 de la noche, regularmente con hambre, Recuérdense que hay expectativas. Normalmente hay expectativas. La gente tiene expectativas por la costumbre. En ese sentido, la expectativa o la costumbre es que cuando usted llegue le pongan una cenita, ¿verdad? O algo, la comida del mediodía, lo que sea. Bueno, y usted llega así cansado y con esa expectativa de que, bueno, allá debe haber algo de comer. Y usted llega y saluda, y su esposa le dice, ay mi amor tengo hambre. Recuerden la expectativa con la que ya usted está llegando. Vamos a ver, que se supone o que usted cree a los hombres, como normalmente se respondería a eso. Vamos a ver a alguien que me diga, pero no No como un cliché. Realmente, en una situación así, o no sé si le ha pasado a usted, o a un... Mientras usted lo estaba oyendo ahora, si esto estuviera pasando de verdad, ¿qué se levantaría en su mente? ¿Cuál sería su intención? ¿Qué vendría a usted de... ya sea de decirle a su esposa o cómo usted sentirse ante eso? Hermano Cornelio. Bueno, yo le diría, mi amor, siéntate ahí que te voy a preparar unos frititos con jamoncito y un poquito de queso. y un juguito de naranja. Bien, hermano. Usted se adelantó. Usted se adelantó. Eso es actuar conforme al espíritu. Pero yo estoy diciendo la que... Quizá no fue tan claro. Conforme a la carne, conforme a la carne, ¿qué se diría o cómo usted se sentiría ahí? Déjenme irle ayudando. A mi mente vendría, bueno, O sea, yo tengo que llegar de la casa yo a preparar comida. O sea, yo estoy esperando que por lo menos haya algo ahí. Quizá no ni siquiera que tú me la tengas que preparar, pero por lo menos hay algo. Entonces no hay nada y el que tiene que venir a hacértela a ti soy yo. Y más si usted la ve sentada o acostada. O sea, tú estás aquí, con tu pata para arriba, y tú me estás esperando a mí para que yo venga a hacerte algo. ¿Qué significa eso, Menalida? Ah, dice la Menalida con el celular. Se pone todavía más intenso ahí. O sea, cojan la idea, hermano. Usted llega así y la ve. Dice la Menalida con el celular, acostada. Dice, ay, mi amor, tengo hambre. Eso es lo que... uno pensaría normalmente. Ese sería un argumento. ¿Qué otra cosa? ¿Qué le diría a uno? Bueno, digo, eso pensaría uno, quizás uno entonces por el conocimiento, por lo que estamos hablando aquí. Uno ejerce los frutos del espíritu y le dice, ay mi amor, yo también llegué con hambre, yo esperaba que tú me hicieras algo. o que hubiera algo para mí. Pero entonces uno hace como el hermano con él y dice, bien, está bien, te voy a hacerlo. Pero para eso, mi hermano, eso no sale de manera natural. Eso es por la capacitación del Espíritu Santo. Pero ese no es el deseo de la carne. El deseo de la carne es decirle dos o tres cosas ahí, comérsela y comenzar a reclamar su derecho. Pero ¿y cómo es eso de que yo tengo que llegar aquí a hacerte? Y comienza usted a decir yo estoy cansadísimo y que hoy me pasó esto y que hoy me pasó lo otro y bla bla bla y usted comienza a irse por el yo, a reclamar sus derechos egoístas y le va a decir obviamente tú estás en esto, tú estás en lo otro Así es como normalmente en la carne estamos inclinados a reaccionar, no necesariamente diciendo esas cosas o pensando esas cosas, pero el punto es que nuestra carne lo que va a procurar es defenderse, reclamar sus derechos. Manuel y Vidal. Muy buenos días hermanos. Realmente habría que a lo siguiente, con relación a eso que tú estás exponiendo ahí. Si eso es repetitivo en ella, porque si es repetitivo, con más razón uno se altera. Ponlo repetitivo, porque la idea es visualizar un escenario crítico. Que todo el tiempo ocurre lo mismo. Bueno, ponlo así. Cualquiera diría no, en ese escenario no, pero a lo que nos llama, a lo que nos llaman señores aún así. Correcto pero como tú dices que estando en la carne lo más normal es que uno se altere y más si uno ha tenido un día como tú has dicho agitado y totalmente. Lo normal es que tú llegues a tu casa y estando tu esposa en tu casa que no trabaja que está en tu casa Bueno, que por lo menos no trabaja afuera, que está ahí. Correcto, que está en tu casa. Porque trabaja mucho. Tienes que sacar un momento para esperarte a ti con algo de comer, porque tú vienes desde la calle. Ahora bien. Eso es lo que uno especta. Eso es lo que uno espera. Y si uno llega y no encuentra esa situación, pues tú mismo contéstate. Porque en eso estaba claro. Ahora, si es algo que ocurrió, lo más normal es que uno diga, wow, a lo mejor ella no pudo, está enferma o lo que sea. ¿Me está entendiendo? Pero si es lo contrario, te dejo la mente suelta para que tú pienses todo lo que tú quieras. Correcto. Manuel. Sí. Ese es un ejemplo muy interesante porque nos permite visualizar el matrimonio como lo que es. Es la unión responsable de dos personas maduras, adultas, que trasciende los religiosos. Y si nos quedamos solamente con eso, con el hecho de que es un asunto que solamente el Espíritu nos puede dar, pues entonces estamos teniendo una dificultad para aplicar la enseñanza bíblica, la transformación de las Escrituras per se, a una persona que no son inconversas. Y yo entiendo que esa situación se da en personas que no están de acuerdo en el matrimonio, porque eso tiene mucho que ver con la dinámica de la funcionalidad de las dos personas en matrimonio. Algunas veces la falta de comunicación produce eso, que tú expectes algo diferente. o que tú expete algo que para ti sea normal. Bueno, yo estoy trabajando, ella está en la casa, yo espero que eso sea normal. Por eso muchas veces tiene que ver con la dinámica de la relación. Y volvemos atrás de todo lo que hemos estado viendo con relación al matrimonio. que tiene mucho que ver con el acuerdo de estas dos personas, ya sean creyentes o no creyentes, para poder convivir juntos. Entonces, es cierto que el Espíritu nos capacita para eso, pero también es cierto que esa gracia del matrimonio que el Señor ha puesto de manera natural y espontánea entre un hombre y una mujer puede ser fluida de acuerdo a la forma en que estas dos personas se pongan de acuerdo, porque esa dinámica se puede dar tal vez en muchos matrimonios creyentes donde se expecta una situación normal pero en muchas ocasiones de matrimonios que no son creyentes se da más fluida la relación, donde el hombre es más comprensivo, donde la mujer también es más comprensiva, es decir, creo que desde mi punto de vista tal vez rescatar el hecho de que el concepto matrimonio no es un concepto religioso, sino que está puesto por Dios en la naturaleza humana de unirse un hombre y una mujer, también tiene que ver con esa capacidad que tienen las personas, hombre y mujer, de ponerse de acuerdo y fluir de manera espontánea y llevar a cabo una relación fructífera, independientemente sean creyentes o no. Sí, esa parte ya la hemos hablado, ya la hemos tratado, la hemos aclarado, la hemos considerado. No se está socavando eso. Estamos viéndolo desde el punto de vista de nuestro contexto. Los creyentes, y aunque es cierto que eso se da, aún en situaciones que no son creyentes, ya lo dijimos. ¿Por qué? Si alguien aplica las Escrituras sea cualquiera consciente o inconscientemente, le va a ir bien. Tú decías ahorita, hay hombres que son comprensivos. La comprensión es algo que está ahí en la Escritura. Y ya dijimos que en la gracia común, Dios también le concede a ciertas personas andar por esos caminos. Sin embargo, no la regla es que el espíritu santo es quien capacita a los creyentes para de una manera consciente y deliberada actuar y andar conforme al espíritu yo hablaba con para ilustrarles eso al hablaba con alberto hermano alberto colón ayer siempre me presenta cosas interesantes y me hablaba de cómo todas las semillas tienen veneno, tienen cianuro, la semilla de la manzana, las nueces, todo lo que se hacen semillas. Y él me decía, no, que nuestros ancestros sabían eso, nuestros bisabuelos, tú no ves que nuestros abuelos y bisabuelos siempre ponían la bichuela en agua, Y uno cree que era para ablandarla, pero no, era para ir botando eso. Porque las semillas cuando se ven húmedas, cuando usted las pone en agua, creen como que van a germinar ya y hacen un proceso de transformación, me decía él. Y le digo, sí, todo eso está muy interesante, Alberto, pero yo no creo que ellos hicieran eso, porque estuvieran en su mente, estuvieran conscientes, porque hubieran leído que es que tiene cianuro y que con eso le van a desactivar el cianuro. Ellos lo hacían quizás porque creían que se iba a ablandar mejor al otro día cuando la pusieran a guisar, o porque quizás, me hablaba de la yuca, que hay una yuca dulce, una yuca amarga, y la yuca, esa yuca amarga, si tú la pones en agua varias veces, como que bota un chin el amargo, y yo le decía, lo hacían por eso, quizás al hacerlo, le estaban quitando el cianuro, pero no estaban conscientemente, no estaban conscientes de que le estaban quitando el cianuro. pero se lo quitaban. Ahora, ¿qué es lo que estaba en su mente? Le voy a quitar el amarguito que tiene, poniéndola en agua, y después le boto esa agua y vuelvo y lo pongo en agua. Entonces, cuando alguien es comprensivo con su mujer, que no es creyente, y obviamente no lo está haciendo por el espíritu, bueno, va a recibir el beneficio de eso. Eso ya lo hemos hablado. Eso lo hemos aclarado. Pero nuestro enfoque aquí es en la vida cristiana, el matrimonio cristiano. Y la realidad es que cuando no tienen la suerte de ser comprensivos los maridos, o la mujer ser comprensiva, todo lo que hemos hablado ya. Argeli mencionaba a su, o no sé quién, su abuela, que a pesar de que el viejo era muy mujeriego, como quiera, duró, qué sé yo, cuántos años, fuiste tú, Argeli, que lo mencionaste. Ya eso lo hemos hablado. Entonces, aunque eso es cierto, no podemos entonces decir, quitarle protagonismo al Espíritu Santo cuando lo que estamos buscando precisamente es, o viendo, que en la vida cristiana, en la vida del creyente, eso es por la capacitación del Espíritu Santo. Que lo logramos cuando no está a nuestro alcance. Estamos viendo la carne contra el espíritu, que es el texto que está ahí en Gálatas. Movernos de una relación basada en la actuación a una relación basada en la fe requiere, y ahí lo voy a, por esas consideraciones que tú dices, lo voy a agregar, requiere en la mayoría de las circunstancias un poder sobrenatural. Para dejarle un espacio ahí a esas relaciones que no son creyentes y le va bien. Pero en la mayoría de los casos, pasar, oiga, de una relación basada en la actuación a una relación basada en la fe, requiere un poder sobrenatural, que es el poder del Espíritu Santo. El poder del Espíritu Santo en nuestras vidas. Aún nosotros los creyentes podemos cambiar durante un tiempo. Pero si dejamos de utilizar, como decíamos ahorita, el poder del Espíritu Santo, vamos a volver atrás. ¿Cuántas veces en su relación matrimonial usted no se llevó a reconciliar con su pareja? ¿Y cuántas veces no volvieron a tener problemas por eso de lo que se habían reconciliado? Vamos a ver, ¿cuántos no? A mí me pasó muchísimo. Volvemos a caer. Ahora, ¿por qué? porque no seguimos halando el poder del Espíritu Santo, liberando el poder del Espíritu Santo, que no es más que obedecer sus perspectivas, las que están ahí, el fruto del Espíritu, amor, gozo, paz, paciencia, venernidad, bondad, fe. Elegir actuar conforme a esos principios en vez de hacerlo con la carne cuando llega el conflicto. Eso es de eso que estamos hablando, mis hermanos. su esposo le abre la boca, su esposa le abre la boca, ahí, como si usted parara el tiempo, ok. ¿Qué le digo a este hombre? Digo, no es así, normalmente uno reacciona, pero si pudiéramos hacerlo así, déjame ver qué es lo que el espíritu me dice que tengo que hacer ante esta situación. paciencia, anótela ahí, paciencia, benignidad, bondad, fe para creer que cuando usted haga eso, usted está agradando a Dios y que haciendo eso va a ser el mejor resultado posible, va a ser haciendo eso. En vez de usted, me abrió la boca, yo se la abro más grande, esa es la carne, que dice pleitos, enemistades, iras, contiendas, disensiones. Esas son las opciones de la carne. Opciones de la carne, opciones del espíritu. Entonces, liberar el poder del espíritu es irse con las opciones del espíritu. ¿Están ahí? ¿Te vivo o no eres? Una de las primeras cosas, dicen los autores, que ellos miran cuando parejas van a su consultorio, son sus frutos. O sea, frutos de las actitudes que manifiestan. Si su fruto revela argumentos, celos, rachas de ira y demás, sabemos que no están en comunión con el Espíritu Santo. Si sus frutos revelan celos, argumentaciones, rachas de ira y demás. Sabemos que no están en comunión con el Espíritu Santo. Ahora, eso es difícil de determinar, pero claro que no. ¿Qué menciona él ahí? Si tienen celos y rachas de ira. Celos e ira no son dos palabras que están en Gálatas. Si están ahí, búsquelas. Iras y celos. Eso no es nada del otro mundo. Ellos están viendo que están dando los frutos de la carne, ira y celos. El fruto del Espíritu Santo contrasta fuertemente con el de la carne, por eso en el mismo pasaje se contrastan. Luego de que se mencionan los frutos de la carne, se mencionan los frutos del Espíritu. Démonos cuenta, hermanos, que el fruto del Espíritu, como bien lo dice, es el fruto del Espíritu. Es el fruto del Espíritu en nosotros. Nosotros no damos el fruto del Espíritu. El Espíritu Santo da su fruto en nosotros. Es el fruto de Él. Por lo tanto, para que Él dé su fruto en nosotros, ¿qué nosotros debemos hacer? Entregarnos a Él. Ceder nuestra voluntad a Él. Y entonces Él hace o da su fruto en nosotros. Las parejas controladas por el Espíritu producen el fruto del Espíritu. las que no, ¿cuál es el fruto que van a producir? El de la carne, pleitos, enemistades, contienda, etcétera, etcétera. Bueno, eso. Realmente el matrimonio es una de las empresas más difíciles de llevarle al éxito, porque Nosotros con una naturaleza caída siempre vamos con los guantes puestos. El ejemplo, por ejemplo, que tú diste ahorita de que uno llega con hambre a las nueve de la noche y encuentra un espíritu de caldero boca abajo. Eso es duro. Pero en cierta manera la carne le dice, usted es lo que una ara gana, mi hija. ¿Qué usted ha hecho el día entero? ¿Esta cocina es revolteada? todo regreteado y usted muy plácida aquí. Eso es lo que la carne le dice a uno que haga, estrayar en ira, porque no hay nada que dé más ira que cuando uno tiene hambre. Correcto, por ahí va la cosa. Pero también he dicho en otra ocasión que el creyente que no pone en práctica lo que dice primero los Corintios 13, en vez de tener un matrimonio es lo que va a tener un infierno en su casa. Porque cuando uno abre la boca y desata su ira sobre su esposa, hermano, en una semana dura para que esa ira vuelva y los mares vuelvan a su normalidad. Pero cuando llegan esas tentaciones a la mente de uno como un misil ruso, Entonces viene el espíritu también y trae a su mente que el amor es sufrido, usted tiene que sufrirlo. El amor no busca lo suyo, no se irrita, todo lo sufre y todo lo soporta. Entonces con esas gracias espirituales Usted la aplica, hermano, y esa mujer va a estar 10 veces más amonestada y más inclinada a cambiar que usted de esa tañera y de echarle un boche. Por eso, el andar en el espíritu siempre es mejor que andar en la carne. Correctamente, mi hermano. Muy correcto, así es. Eso es lo que hace Elvaro Cornelio. Él sabe que... La escritura dice claro, si andáis conforme a la carne, moriréis. Pero si por el espíritu hacéis morir las sobras de la carne, viviréis. Como bien dice Juan Heres, lo que la carne pide en ese momento es explotar en ira. ¿Pero qué va a traer la ira? Más ira. ¿Qué va a traer la doble ira? Contienda, pleito, enemistades, que está ahí en Gálatas. algo muy común en las parejas aún en las cristianas y ahí viene y se viola el principio de no se ponga el sol sobre vuestro enojo y se ponen 10 soles sobre vuestro enojo, tú dijiste 10 días verdad, 10 soles sobre nuestro enojo entonces el varón con él le dice no espérate si yo exploto en ira me va a ir peor déjame yo hacerle los friticos con queso Y oígame, eso va a amortificar la carne, pero el resultado va a ser 80 veces mejor. ¿Y de eso que estamos hablando? Si por el espíritu hacéis morir las sobras de la carne, el fruto del espíritu es amor. Y el hermano citaba, y el amor es sufrido. Todo lo soporta, aún llegar a las nueve de la noche con hambre y encontrar el caldero boca abajo y a ella boca arriba con el celular. Todo lo soporta hasta eso. ¿Qué es lo que pasa con nosotros? Que creemos que hay cosas que no se soportan. Que hay algunas que se salen. Y que esas no se soportan. Falso, hermano. Digo, si usted le crea la Biblia, dice que el amor todo lo soporta. Póngale usted el nombre a esa situación. Ya nosotros le dimos una ilustración. El calderón boca abajo y la pata para arriba con el celular. Esa es una. Póngale usted el nombre que usted quiera. Tire una difícil. Si tienes una ahí, puede levantar la mano y decirla. Y le vamos a decir si esa el amor la soporta o no. Vamos, anímese. Vaya pensándola ahí. Que nos quedan un par de minutos. El amor todo lo soporta. Cuando no se cumple con sus expectativas, que eso pasa a menudo en nuestro matrimonio, Cuando no se cumplen con nuestras expectativas o somos desilusionados, se venga usted con ira, se venga, aunque no lo haga, es el deseo suyo, déjame ver cómo yo me vengo de esto, la voy a acechar, la voy a acechar y comienza usted a maquinar cómo usted hacerle lo mismo o algo peor. de la mente hermano que eso es nuestro día a día eso le viene le llega a su corazón lo que es lo que surgen son deseos de usted vengarse con ira se queda en silencio recurre al silencio que manifiesta enemistad quédese siempre en gálatas ahí los manifestas son las obras de la carne pleitos enemistades ese silencio de enemistad, usted no le habla por tres, cuatro días, se enfoca en su necesidad de manera egoísta, o sea, su enfoque es lo que usted pasó ese día, el hambre que pasó, que a la guagua se le pinchó la goma, que había un calor del... eso mismo, el polvo del Sahara, usted piensa en todo ahí y ahí lleva hasta el presidente, el gobierno, los funcionarios, como que se juntan toda esa cosa. Se centra usted en eso, en sus deseos egoístas, o en sus necesidades, porque es verdad que tenemos necesidades, pero te centras en ellas. Recuerda, ante la desilusión o ante el no cumplimiento de tus expectativas en tu matrimonio, esas son las cosas que vienen a ti, del deseo de vengarte, el silencio que se convierte en amistad o el enfoque en nuestras propias necesidades y comenzamos a autoconmiserarnos. Ese es el enfoque que viene a ti, mi hermano. Si eso es lo que viene a ti, entonces tú le estás cediendo a la carne, no lo estás cediendo al espíritu. No le estás cediendo al espíritu, tienes que cederle al espíritu. Para eso el Señor envió a su Espíritu Santo. recibiréis poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo. La Escritura revela que cada uno de nosotros podemos elegir quién controla nuestra vida, la carne o el espíritu. Dice, pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el espíritu, andemos también por el espíritu. Y reiteramos, eso de andar en el espíritu es darle lugar a las opciones de él en vez de las de la carne. En las circunstancias, como lo estamos describiendo ahora, cuando llegas a la casa y sea de la forma que sea, te desilusionas con algo o tus expectativas no son cumplidas. Ahí, en esos momentos que son muy frecuentes en nuestro vivir cotidiano, nosotros tenemos que andar por el espíritu. Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Eso se refiere a que las opciones de la carne son relevadas. Usted no le da lugar. Al deseo de venganza, cuando usted es desilusionado, eso a usted no le da lugar. ¿Qué es lo que le da lugar? Al amor, que es el fruto del espíritu. Entonces, usted está crucificando la carne con sus pasiones y deseos. La crucifica porque no le da lugar. No las usa, se oxidan ahí. Porque usted nada más usa la del espíritu. Te voy a prestar este, que tú estás cerca de mí. Esto que tú hablas de mencionabas más bien del tema de la desilusión que viene en ese proceso y ese espíritu de pleito que es como el de cultivamos en el matrimonio la idea de que hay cosas que son imperdonables de que óyeme yo perdono todo menos eso Y cuando ese espíritu entra ahí, nosotros nos hacemos Dios, nos hacemos juez. Y es bueno rescatar el principio que hay en Mateo 6, 14, cuando dice, porque si no perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial. Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará a nosotros. O sea, el perdón tiene que ser algo en el que nosotros debemos trabajar con una predisposición a. No importa lo que Ani me haga, yo tengo que estar dispuesto a perdonarla, porque la Biblia me manda. Y cuando me creo expectativas sobrenaturales fuera de lo normal de ella, es lo que me lleva a creer que sus pecados contra mí son imperdonables. Y entonces me hago yo un Dios. Contra mí no se puede pecar. Lo que me hizo a mí, como tú decías ahorita. Y nos hacemos esa víctima, que me fajo el día entero en la calle, que vengo como un caballo, como un toro. Nada más nos falta decir que soy Dios. y pecó a esa mujer contra mí. Hace unos años yo leía un libro que se llama El Poder del Perdón. No sé si lo han escuchado, yo MacArthur. Y en ese libro hay una historia verídica de una señora que ella se casó con un hombre espiritualmente menos maduro que ella. Y una de las cosas que ella hizo cuando se casó, voy a parafrasear lo que me acuerdo de la historia. Si la encuentro luego te la hago llegar. Y ella le decía, mira, yo sé que tú vas a fallar. porque esa es tu naturaleza pero sé también que el diablo te va a decir que no me lo digas que me va a hacer sentir mal que yo soy mucho más madura que tú y yo empezaba a serle y al final ella le decía pero yo quiero que tú sepas que en mí tú siempre va a encontrar perdón porque yo sé con quien me he casado con un hombre que su naturaleza es caída o sea ella estaba ya con una predisposición a perdonar conociendo la naturaleza y la madurez espiritual de su marido y eso con una mujer Gracias. Sabiendo que era un saco de sal, sabía que iba a tener que comenzar a perdonar, que era un macuto. Hermano Nelson allá y vamos a terminar ahí. Buenos días. Yo tengo muchas cosas, inquietudes aquí con relación al matrimonio. Sí, al matrimonio. Fíjate, hay muchas cosas que uno oye y al mismo tiempo le va buscando la causa porque vienen de otra razón. Por ejemplo, si yo, por ejemplo, y valga la redundancia, llevo a mi casa y no encuentro una cosa y encuentro otra, yo tengo primero que pensar qué yo dejé o qué hice para que las cosas no sean como yo las encuentro. ¿Verdad? ¿Qué pasa? el matrimonio. El matrimonio es la unión de hombres y mujeres. Pero esto no solamente puede ser un hombre y una mujer que se encuentran porque van a una tienda a comprar una cosa que les gusta y solamente porque les gusta. Tiene que haber un consenso, una conciencia. Prepararme para qué compro esto, para cuándo y qué voy a hacer con esto. Tengo que prepararme ahora. Hay un refrán que dice, muy viejo, que dice que cuando el domingo va a ser bueno, desde el miércoles se da cuenta lo que va a ser como el domingo. Es decir, que si usted busca una muchacha, debe prepararla, tiene que conocerla, dónde viene, qué hace, etcétera, etcétera. Es decir, que las cosas tienen siempre sus raíces. Eso es todo. Sí, bien, hermano. Nosotros estamos ilustrando no las situaciones como deben ser idealmente, sino qué nosotros debemos de ser capaces de hacer por el Espíritu Santo ya cuando las situaciones se escapan de nuestra planificación o de nuestro control. Eh, pudiéramos decir muchas cosas de qué hacer para que en el matrimonio no hayan problemas. porque esas son cosas interesantes, lo que dice él y lo que dice el pastor Argelis. Óyeme, yo sé con quién me voy a casar. Yo siempre a mi esposa, no sé a cuánto se lo he dicho, pero yo también sabía con quién me iba a casar, no porque fuera ella, sino de que me iba a casar con un pecador, quienquiera que fuera, hubiera sido ella u otra. Y ella me quería cantar en la boda y yo le dije a ella que no, que no me cantara. yo le dije y le dije claro no yo no creo que tú me estés cantando y diciéndome cosas lindas en esa canción y que tú eres para mí tal cosa y esas canciones lindas de boda para que después tú me está abriendo la boca así que mejor no me cantes y así pasó yo no la dejé que me cantara en la boda dice el pastor ángel y que me cantó en la casa bueno pero Lo que quiero decir con esto, hermanos, es que independientemente de que uno, por más preparación que en términos humanos uno quiera tener, en el sentido de yo sé a lo que voy, yo sé que voy a tener problemas, la misma Biblia dice, y de hecho fue un principio que vimos, que nosotros no podemos derrumbarnos ante las dificultades de la vida y las pruebas porque sabemos que van a venir. Y el saber que van a venir debe ser un instrumento que utilicemos para estar preparados. Sin embargo, por más preparación que en términos humanos podamos tener y por más que nos pongamos de acuerdo antes, como decía Manuel, es una relación de acuerdo donde cada quien tiene roles y de que estemos claros. Por más que nos preparemos, aún así se dan situaciones que van más allá de esa preparación. Entonces, ahí, en esa situación, ¿qué hacemos? Cuando se rompen los acuerdos, cuando se rompen lo que tú estabas supuesta a hacer, lo que yo estaba supuesto a hacer, ahí. Entonces, ahí es que estamos nosotros, mi hermano. ¿Qué usted va a hacer ahí en ese momento? Lo que ya hemos dicho, vengarse con ira, silencio, resentimiento, todo lo que hemos hablado. O sea, no estamos hablando aquí de qué hacer o de cómo prevenir que en matrimonio vengan problemas, porque van a venir. Van a venir. Cuando vengan, ¿cómo usted va a responder? ¿Según la carne o según el espíritu? Punto. El mismo apóstol Pablo dijo, bueno le fuera al que no se ha casado quedarse como yo, pero si se quiere casar, que se case. ¿Pero por qué yo quiero que se quede como yo? Porque si se casa, los tales tendrán aflicción de la carne y yo la quisiera evitar. No importa cuándo se preparen. el espíritu que dice ahí por la boca de Pablo van a tener aflicción de la carne la van a tener entonces de eso estamos hablando de cómo lidiar con esas aflicciones antes de la hermana para terminar del manador y que me levantó la mano aquí debemos de concluir diciendo o estableciendo nuestro tercer principio de fe que quiero ver si alguien me lo dice los temas anteriores vimos los propósitos de dios para el matrimonio en reflejar su imagen crear una herencia divina o reproducir una herencia divina y reinar sobre la tierra y decíamos entonces el principio de fe de ese tema debemos por fe comprometernos a cumplir los propósitos de Dios para el matrimonio o comprometernos con los propósitos de Dios para el matrimonio, de reflejar su imagen, reinar sobre la tierra y reproducir una herencia divina. Cuando vimos la provisión de Dios para Adán, cómo él dispuso la provisión, creó una necesidad, le muestra la necesidad, crea la provisión para la necesidad y recibimos de Dios la necesidad, la provisión para la necesidad, el segundo principio de fe que vimos ahí en base a eso fue Debemos por fe comprometernos a recibir nuestra pareja de parte de Dios como la provisión, su provisión personal para nuestras necesidades, a pesar de sus debilidades. Entonces, hemos visto el tema del poder de Dios para la unión, que es el Espíritu Santo. ¿Cuál sería entonces el principio de fe de este tema? ¿Quién me lo podría enunciar? ¿Cómo usted diría el principio de fe? Hemos hablado de que tenemos que liberar el poder del Espíritu Santo en nuestra vida. Le di una orejita ahí. ¿Cómo enunciaríamos el tercer principio de fe? Alguien que levante la mano, no estén ahí hablando entre los dientes. Debemos, por fe, comprometernos... Vamos a ver, la hermana Dolores. aplicar el fruto del espíritu debemos por fe comprometernos a liberar el poder del espíritu santo en nuestras vidas que es andar en el espíritu debemos por fe comprometernos oiga bien hermano que siempre digo comprometernos tenemos que comprometernos con los propósitos de dios para el matrimonio comprometernos a recibir nuestra pareja y verla en la práctica diaria como la provisión de dios para nuestras necesidades individuales y ahora debemos de comprometernos a liberar, por fe, siempre por fe, a liberar el poder del Espíritu Santo en nuestra vida, andando por el Espíritu. Hermanadores. Amén, qué bueno. Simplemente yo digo que el matrimonio uno va conociendo a la pareja, pero eso a través también del tiempo, de los años que tú estás con tu pareja, que tú vas conociéndolo mucho más. cómo es, qué no le gusta, qué... Yo pienso que a través también del tiempo que uno conoce a su pareja, con los años que tú tengas con él, que ya comiencen a vivir, el diario vivir y que ahí es que comenzamos a conocerse ambos los dos, uno con otro. Entonces, eso... Gracias, mi hermana. Sí, así es. Con el tiempo comenzamos a conocernos, sobre todo nuestras debilidades. Y ahí entonces tenemos que comenzar a santificar esas debilidades. Veíamos que... ¿Cómo usted ve en fe las debilidades de su pareja? ¿No recuerdan? Una forma de verlas en fe es ver cómo esas debilidades pueden ser de bendición para su vida. ¿Lo recuerdan? Pero también por fe usted tiene que ver esas debilidades de su pareja como una evidencia de que ella la necesita a usted. Usted tiene que ayudar, no a cambiarla, el señor cambia ayudarla con esas debilidades como hermano en cristo que usted es una forma de verlo por fe la otra forma de verlo en la carne es que saco es sal tengo yo de mujer o que saco es sal de hombre tengo bien vamos a vamos a orar gracias señor te damos otra vez por hablarnos y permitirnos considerar estas cosas. Síguenos ayudando. Sigue con nosotros. Espíritu Santo, ayúdanos. Tú eres nuestro ayudador. Gracias porque nos estás enseñando. Convéncenos y danos la ayuda que necesitamos diariamente. Para liberar tu poder, te necesitamos. Ayúdanos a tener comunión contigo y deliberadamente someternos a tu criterio, someternos a ti todos los días y procurar liberar tu poder en nuestras vidas. Hace esto en nosotros. Hace esto en las parejas de nuestra iglesia. Para tu gloria te lo pedimos en el nombre de Jesús.
El Espíritu Santo nos guía en el matrimonio #2
Series Dos haciéndose uno
El Espíritu Santo nos guía en el matrimonio #2
Sermon ID | 72323195243541 |
Duration | 58:50 |
Date | |
Category | Sunday School |
Language | Spanish |
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