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Santiago 3 empezando en el versículo 1 Santiago 3 vamos a leer los versículos 1 a 12 hermanos míos no os hagáis maestros muchos de vosotros sabiendo que recibiremos mayor condenación porque todos ofendemos muchas veces Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves, aunque tan grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón, por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. Y aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo cuerpo. Enflama la red de la creación. Ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias y de aves y de serpientes y de seres del mar se toma y ha sido tomada por la naturaleza humana. Pero ningún hombre puede tomar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos a Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas? ¿O la vid, higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. Nosotros a veces decimos que las palabras no nos afectan, que todo se nos resbala. A veces decimos eso, ¿no? Es una mentira, ¿verdad? Es una mentira porque las palabras duelen mucho. Todos, bueno, déjenme preguntar entonces, ¿cuántas personas aquí han sido ofendidas una vez por las palabras de otra persona? No tienen que levantar sus manos, pero todos, ¿no? Todos, sin excepción. No tengo ninguna duda. Aún los niños y los jóvenes aquí, en sus pocos años, han sentido el dolor de las palabras de un amigo o de un familiar. Y si es así para ellos, ¿cuánto más para nosotros que hemos vivido muchos años más? Las palabras sí duelen mucho. Todos saben esto por experiencia. Pero lo sorprendente es que aunque todos nosotros hemos sufrido por palabras que duelen, de todos modos, nos cuesta tanto trabajo guardar nuestras propias lenguas. Aunque sabemos muy bien por experiencia el dolor de las palabras que lastiman, de todos modos descuidamos nuestras lenguas con consecuencias desastrosas. Pero la Biblia no se queda en silencio en cuanto a este tema. Aquí en Santiago 3 encontramos palabras muy, muy fuertes de parte de Dios en cuanto a nuestras lenguas y la necesidad de controlarlas. Dios sabe que es un problema para nosotros. Dios sabe que es un pecado dominante en nuestras vidas y nos ha dado su palabra para ayudarnos. En el siglo 2 de este pasaje dice que todos ofendemos muchas veces Es una verdad en general. Todos nosotros podemos admitir sin problema que ofendemos muchas veces. ¿Sí? ¿Lo admitimos? ¿O estamos autoengañados? La Biblia dice, todos ofendemos mucho. Aún como cristianos, todavía pecamos mucho y luchamos en contra de las tentaciones de desobedecer a Dios. Pero no deberíamos pensar en esta frase fuera de su contexto. Porque cuando vemos el resto del versículo y vemos el resto del pasaje, vamos que Santiago quiere enfatizar el problema que todos nosotros tenemos en cuanto a no controlar nuestras lenguas. Nuestro problema de ofender en palabra. Lo que este pasaje quiere enseñarnos, lo que vamos a estudiar a través de la palabra de Dios hoy, es que todos nosotros ofendemos de muchas maneras y muchas veces. Y la manera en la cual ofendemos más es por medio de nuestras lenguas. Por eso el versículo uno empieza hablando de maestros. Tal vez parece que ese versículo no tiene nada que ver con el contexto, ¿no? Pero como dice que no muchos deberían ser maestros porque recibirán mayor condenación, es una introducción al tema de la lengua y cuán difícil es para nosotros controlarla. Dice, no muchos deberían ser maestros. Hablan de aquellos en la iglesia que enseñan. ¿Por qué? Porque ellos viven por medio de lo que su lengua dice. La lengua, que es la parte del cuerpo más difícil de controlar. Entonces, no es como que nadie debe ser maestro en la iglesia, sino que debemos tener mucho cuidado, porque es una responsabilidad muy grande. ¿Por qué? Dice el siguiente versículo, todos ofendemos muchas veces. Esa es la verdad de cada ser humano, ya sea maestro o no, que ofende mucho, que cae en muchos pecados. Y la manera en la cual ofendemos más que cualquier otra área en la vida es por medio de nuestras lenguas. ¿Por qué dice aquí? Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Es decir, la persona que nunca ofende por su lengua es una persona perfecta. Y así que entendemos que Santiago está diciendo que este pecado es una lucha para todos porque no hay nadie perfecto. Por eso todos nosotros tenemos este problema de ofender en palabra. Todos, tú, yo, tu esposo, tu esposa, tus hijos, tus papás, tus mamás en la iglesia, todos, sin excepción. Solo como iglesia, juntos, vamos a estudiar este tema de la gran necesidad que tenemos en nuestras vidas personales, así como en nuestra iglesia, para controlar nuestras lenguas. Todos nosotros luchamos en este pecado, sin excepción. Si tú dices que no, si tú dices que no es difícil para ti, entonces eres perfecto. Ya no necesitas estar en esta iglesia si no puedes ascender directamente al cielo. Pero no es así. Si no eres perfecto, si sabes que Dios todavía está obrando en tu corazón, entonces escucha este mensaje y aplica la palabra de Dios a tu vida. Es para tu bien y es para el bien de esta iglesia. Pero las palabras ásperas y el decir las cosas en un tono de voz inapropiado puede destruir tu matrimonio. Los chismes pueden destruir una iglesia. Palabras dichas en orgullo o el negar pedir perdón o negar perdonar a otra persona puede dividir relaciones. Yo no, no creemos eso. Verdad es el punto. No queremos vivir así. No queremos vivir así nuestras vidas ni nuestras leyes, entonces vamos a someternos hoy a la palabra de Dios, escucharla, entenderla y aplicarla a nuestras vidas, para que podamos aprender cómo controlar nuestra lengua. Vamos a pensar en este tema en dos partes. En primer lugar, cuando controlamos la lengua, controlamos todo. Cuando controlamos Cuando controlamos la lengua, controlamos todo. El pasaje enfatiza esta verdad en varios reciclos. Normalmente cuando pensamos en un contraste, como tenemos aquí en este pasaje, empezamos con la parte negativa y después la parte positiva. Aquí es al revés. Santiago describe en primer lugar lo que pasa cuando obedecemos este mandamiento de Dios. Santiago describe lo que sucede cuando sí controlamos nuestras lenguas. Y solamente después nos explica lo que pasa cuando no lo hacemos. Leamos otra vez la segunda parte del ciclo 2, por favor. Santiago 3, versículo 2, dice, Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Está diciendo, cuando controlamos la lengua, controlamos todo. Nos dice que la persona que puede controlar su lengua, puede controlar todo su cuerpo. La persona que tiene victoria consistente en la batalla con su lengua, también va a demostrar victoria consistente en las otras tentaciones en su vida. En los versículos 3 a 5, Santiago nos provee con tres ilustraciones de esta verdad, porque tal vez no parece tener sentido. No sé lo que ustedes están pensando, pero una persona puede pensar, ¿qué tiene que ver mi lengua y el control de mi lengua con mi lucha con pensamientos impuros? ¿Qué tiene que ver mi lengua con mi problema con codicia, o falta de paciencia, o falta de amor? ¿Qué tiene que ver? Bueno, para explicar, Santiago nos da tres ilustraciones que todos nosotros podemos entender. La primera es una ilustración del freno que ponemos en la boca de los caballos, en el versículo 3. Esa sin duda era una ilustración clara para las personas que originalmente estaban leyendo esta carta, porque ellos estaban en una cultura agrícola, y todos sabían cómo se funcionó con los caballos. Nosotros no tanto, porque vivimos en una ciudad grandísima, no hay tantos caballos. En los dinamos, sí. Podemos ir a los dinamos y montar un caballo. Y por lo menos creo que hemos visto, no sé, en películas o en imágenes cómo funciona, ¿no? ¿Cómo podemos controlar el caballo? Si tú vas a los dinamos aquí, ¿puedes acercarte al caballo y decir, caballo, por favor, puedo montarme sobre ti y vamos a ese lugar? ¿Puedes darle direcciones? No. ¿Cómo se controla? ¿Cómo puedes ir al lugar donde quieres ir? Es controlado por las riendas, ¿no? Por las riendas. ¿Cómo funcionan las riendas? Se conectan al freno que está en la boca de los caballos, el caballo. Y así es controlado y va a la dirección a donde tú quieras. ¿Una vez han visto ustedes ese freno que va en la boca de los caballos? Algunos sí, algunos no. No es como los frenos de los coches, para que no nos confundamos. No tiene nada que ver con eso. Son unas piezas de metal. que se introduce en la boca del caballo para dirigir su cabeza, para poner presión en su boca y mover su cabeza y así dirigirlo. Es pequeño el freno, en comparación con el cuerpo del caballo, se cabe en la boca. Pero como el versículo dice, es la manera por la cual dirigimos todo el cuerpo del caballo. Por un poco de metal en la boca, este caballo obedece y es dirigido por cualquier lado. Controlamos todo el cuerpo porque controlamos la boca. Esta ilustración describe cómo es la lengua para nosotros. Aunque es una parte pequeña, si podemos refrenarla, Todo el cuerpo va a obedecer y estar dispuesto a ser dirigido. Pues como dije, un caballo no ofrece obedecer. El caballo no te acerca para pedirte a dónde quieres ir. Una persona que quiere montar un caballo por primera vez, Tiene que, no sé qué es la palabra, pero tiene que entrenarle. Tiene que, no es romperle, quebrantarle, pero tiene que demostrar quién tiene el control. ¿Verdad? Porque al principio el caballo piensa que tiene el control y puede ir a donde quiera. Y para poder montar ese caballo y va a ir a donde ustedes quieren, Tiene que ser controlado. Tenemos que demostrar quién tiene el control. Y lo hace por el freno. Este pequeño freno en la boca. La lengua es así. Naturalmente, la lengua no hace lo que debería hacer. Naturalmente, la lengua no dice lo que debería decir. Tenemos que demostrar en nuestras lenguas quién tiene el control. Tal vez parece chistoso, ¿no? que la lengua a veces nos controla a nosotros, pero así es. La verdad es que muchas veces nuestras lenguas nos controlan a nosotros y no al revés. Por eso nos metemos en tantos problemas. Pero cuando podemos refrenar la lengua, cuando ejercemos control sobre ella y lo que dice, hemos tomado el primer paso de cómo controlar todo el cuerpo y toda la vida. Otra ilustración que Santiago usa, en el versículo 4, habla de los timones de las naves. Esto tal vez es un poquito más difícil de visualizar, porque no sé si todos aquí han visto cómo funciona una nave, un gran barco. Por lo que, por lo menos, creo que hemos visto fotos. Sabemos cuán grandes son los barcos de hoy, las naves de hoy, cruceros en las cuales caben miles para tu crucero a Cancún, por ejemplo, o cruceros de guerra, o se llama portaaviones, naves tan grandes que las aviones pueden descender y estar sobre estas barcos. Son grandísimas estas naves, grandísimas. Pero uno de los barcos más grandes del mundo son gobernados por un pequeño timón. El timón es como un palo, así en el agua, que se usa para dirigir a donde va la nave. Así funciona, para ir a la derecha o a la izquierda. No es la parte más grande de la nave. El timón no es una parte que se ve, está debajo del agua. Pero sin el timón, tu crucero va a terminar mal. Porque quién sabe a dónde vas. Porque sin este timón para dirigir la barca, el barco, la nave, entonces no hay manera para decir a dónde vamos a ir. Y aunque es una parte pequeña, es poderosa, porque dice el versículo 4, que aunque esas naves son, aunque las naves son tan grandes, y dice llevar por de impetuosos vientos, son gobernados con un muy pequeño timón. Fíjense que esos timones funcionan aún cuando es difícil. Ya viene el viento, las olas, la tormenta, el timón funciona todavía. El timón no visto todavía hace su trabajo para mantener el barco en la dirección a donde debe ir. Así es la lengua. Dice Santiago, es un miembro pequeño, pero tiene mucho poder para dirigir todo el cuerpo. Ahora en los tiempos de los impetuosos vientos de la vida, la lengua sí funciona. Tenemos que tener mucho cuidado lo que dice en esos tiempos, porque no son solamente palabras, sino que tiene la influencia sobre todo el cuerpo en cuanto a cómo vamos a reaccionar. Y al principio del versículo 5, Santiago resume. porque quiere que aprendamos de esas primeras dos ilustraciones. Dice, así también, la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. La lengua es un miembro tan pequeño en comparación con el resto del cuerpo, que tiene mucha influencia. Es el fundamento de grandes cosas, ya sean buenas o malas. Así como un pequeño freno controla y dirige el caballo, y un pequeño timón dirige la gran nave, La lengua puede hacer mucho, puede afectar toda la vida. Por eso cuando controlamos la lengua, controlamos todo. Pero también el versículo 5 introduce otra ilustración, uno que vamos a ver en más detalle en el siguiente punto, pero nos dice lo mismo. Fíjense por favor en el versículo 5, todos, Santiago 3, 5, la segunda parte del versículo. He aquí cuan grande bosque enciende un pequeño fuego. Es verdad, ¿no? Ustedes han visto en las noticias, en diferentes partes del mundo a través de los años, la destrucción que causa un incendio en el bosque. En California, donde vive mi hermana, cuando hay una sequía, es siempre muy, muy peligroso. Y muchos bosques y árboles, o bosques y casas, son destruidos cada año. Aquí en México es lo mismo. Muchas hectáreas de árboles son destruidas cada año por los incendios forestales. Ustedes recuerdan el incendio de la guardería ABC en Hermosillo hace casi 6 años. El fuego mató a 49 de esos niños. Dejaron heridos 109 más. Así es el poder del fuego. Así es el poder de un incendio. ¿Qué tienen en común todos esos incendios? ¿Qué tienen en común todos los incendios de toda la historia? Empezaron todos con una chispa. Todos. Ninguno empezó así grande y ya consumiendo todo. Cada incendio empieza con una chispa. La lengua es esa chispa. Aún si no tan pequeña, puede causar incendios más grandes y que causen más daño que cualquier incendio en toda la historia. Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego, dice Santiago. Entonces, tenemos que cuidar nuestras lenguas, ¿no? Tenemos que cuidar esta chispa. Tenemos que controlarlas porque son las claves a controlar todo el cuerpo, toda la vida. Cuando controlamos la lengua, controlamos todo. Entonces, ¿quieres controlar tu actitud mala, tu falta de paciencia, tu falta de amor? Empieza con tu lengua, que tal vez para ti no tiene nada que ver con la situación actual, pero si creemos lo que la palabra de Dios dice, es el primer paso. ¿Por qué? Porque cuando hemos aprendido tener el control suficiente para controlar la lengua, Vamos a tener el control necesario sobre otras partes del cuerpo. Vamos a tener el control necesario sobre otras tentaciones en la vida. Por eso digo, cuando controlamos la lengua, controlamos todo. Todos nosotros ofendemos de muchas maneras y muchas veces. Y la manera en la cual ofendemos más es por medio de nuestra lengua. Por eso es esencial que el cristiano controle su lengua. Pero ahora tenemos que ver la parte negativa también. Esa es la parte positiva. Si podemos controlar la lengua, podemos controlar todo, todo el cuerpo. Pero como empezamos a ver en cuanto a la ilustración del fuego, la otra cara de la moneda es que si descuidamos la lengua, destruimos todo. Ese es el segundo punto. Cuando descuidamos la lengua, destruimos todo. Vamos a leer el versículo 5 y continuando el versículo 6. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí con grande voz que enciende un pequeño fuego. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo e inflama la red de la creación. Ella misma es inflamada por el infierno. La lengua tiene mucho poder para destruir si no la cuidamos. Es como el fuego. Porque el fuego puede ser usado para bien, ¿verdad? Hay un pequeño fuego en todos los calentadores del agua que tenemos en nuestras casas, ¿sí? Hay un pequeño fuego que usamos en la estufa cuando cocinamos, ¿verdad? Pero aun cuando se usa para algo bueno, aun cuando el fuego se usa para algo, para nuestro bien, si es descuidado, puede ser un desastre. ¿Alguien una vez ha experimentado las llamas del fuego soltando de tu calentador? Yo me acuerdo que sucedió con mi suegra aquí una vez cuando vino. Ella intentó aprenderlo y quemó sus cejas. ¿O tal vez ustedes han visto una pequeña explosión en la estufa cuando la prendiste porque la llave del gas estaba abierta? El fuego es útil, pero si lo descuidamos, puede causar daño. Así es la lengua. Es un fuego. Y si la descuidamos, puede destruir todo. La diferencia es que, en sí mismo, el fuego no es ni bueno ni malo. Depende de cómo se usa. Así es la lengua también un poco, por un lado. Pero por otro lado, el versículo 6 dice que la lengua es un mundo de maldad, que significa que tiene una tendencia mucho más fuerte a lo malo que a lo bueno. Cuando habla aquí que es un mundo de maldad, significa que es un sistema de maldad. Es algo que naturalmente, la lengua es naturalmente atraída al mal y naturalmente produce el mal. Terrible, ¿no? Pero hay más. Piensa en las descripciones en la segunda parte del versículo 6. La lengua está puesta entre nuestros miembros y, escuchen, contamina todo el cuerpo. Ella inflama la red de la creación y ella misma es inflamada por el infierno. Es fuerte, ¿no? Muy fuerte. ¿Tú crees que la lengua es algo que tú puedes ignorar y todo va a estar bien? ¿Tú crees que puedes descuidar tu lengua y no vas a hacer daño? ¿Están escuchando? ¿Todos? Claro que no. La lengua es una de las cosas más poderosas y peligrosas en todo el universo. Nosotros podemos pensar en la bomba atómica, o en un huracán, o un terremoto. que son algunas de las cosas más terribles en el mundo, ¿no? Con el potencial de matar y destruir millones. Pero la lengua puede causar una catástrofe así de grande o más grande que esas cosas que todos nosotros tememos. Si descuidamos la lengua, puede destruir todo. Esas descripciones inspiradas de la lengua, las cuales leemos en este versículo, son escalofriantes, ¿no? Dice otra vez, la lengua contamina todo el cuerpo, no parte, todo. Lo que decimos puede afectar todo lo que somos. La palabra contamina es apropiada. Decimos que la comida es contaminada si una gota de veneno cae sobre ella. ¿Verdad? No decimos, ah, es solamente una gota de veneno, no pasa nada. Si fuera todo el frasco, tendría miedo, pero nada más es una gota, no hace nada. No lo hacemos. Una gota de veneno contamina toda tu comida. Así es la lengua. Un pequeño miembro contamina todo tu cuerpo. Es como el humo de un incendio. Aún cuando el fuego ya está apagado, puedes oler humo. O cuando vas a un lugar donde hay personas fumando, aunque tú no fumas, cuando regresas a tu casa, tu ropa huele como humo, ¿verdad? El humo no es el fuego, pero contamina. Esa es la ilustración. La lengua puede contaminar todo el cuerpo. Si la descuidamos, puede destruir todo. Después dice que la lengua inflama la rueda de la creación. Esto está expandiendo la descripción. No solamente contamina el cuerpo, sino daña toda tu vida. Todo lo que haces, cada parte de tu vida diaria, es afectada por tu lengua. Tu lengua afecta a cada persona que conoces. Tu lengua afecta a cada relación que tienes. Tu lengua afecta tu matrimonio, tu casa, tu trabajo, tu iglesia. No hay ninguna parte de la vida que el mal de la lengua no afecta. Y la lengua puede cambiar tu reputación también. La gente te conoce por cómo hablas. Ya sea para bien o para mal. Por eso dice que la lengua inflama la red de la creación porque afecta toda tu vida y cambia la manera en la cual la gente piensa de ti. Y finalmente dice que la lengua es inflamada por el infierno, que nos enseña otra vez el mal que se encuentra en la lengua misma y cuán peligrosa es. Quiere decir que la lengua fácilmente puede ser convertida en una herramienta de Satanás. Fácilmente convertida en una herramienta del sistema del mal que se rebela en contra de Dios. Lo que significa inflamada por el infierno. Es una descripción increíblemente fuerte. Tenemos que entender, en ninguna parte de la Biblia dice que la mano es inflamada por el infierno. aunque obviamente podemos hacer muchas cosas malas con la mano, matar, robar, etc. En ninguna parte de la Biblia dice que el pie es inflamado por el infierno, aunque nuestros pies pueden llevarnos a lugares inapropiados. En ningún lugar dice que el ojo es inflamado por el infierno, aunque en muchos otros lugares dice que debemos tener mucho cuidado lo que vemos. Pero la lengua, la lengua es tan peligrosa, puede causar tanto daño en tu vida y en las vidas de los demás que Dios mismo la describe como inflamada por el infierno, por el fuego eterno, por la maldad en contra de Dios. Por eso otra vez digo, tú crees que puedes descuidar tu lengua y no ser quemado? ¿Crees que puedes permitir que tu lengua diga lo que quiere decir naturalmente y no vas a causar mucho daño? No. La lengua es muy peligrosa y cuando la descuidamos, destruimos todo. El pasaje sigue explicando su maldad y el peligro en los versículos 7 y 8. Porque toda naturaleza de bestias y de aves y de serpientes y de seres del mar se doma y ha sido domado por la naturaleza humana, pero ningún hombre puede domar la lengua. Es un mal que no puede ser refrenado y llena de veneno mortal. Yo no creo que Dios pudiera habernos explicado el peligro de la lengua de manera más fuerte. ¿Qué más quieres que Dios diga? Aunque el ser humano puede domar todo tipo de bestias, aves, serpientes, seres del mar, etc., ningún hombre puede domar la lengua. La razón por una descripción tan fuerte no es para desanimarnos, para que digamos, bueno, entonces, si yo no puedo refrenarlo, ni voy a intentar. Si es imposible para mí, no voy a hacerlo. Ese no es el punto. Todo es imposible para el hombre y nada es imposible para Dios. Fíjense muy bien que no dice que la lengua no puede ser domada. Ningún ser humano puede domarla. No hay diferencia. Tú no puedes, pero Dios sí. Dios es solamente Dios obrando en y a través de ti. Puede domar tu lengua. Entonces, espero que podamos entender lo que quiero decir cuando digo que si descuidamos la lengua, destruimos todo, puede destruir todo. Es un fuego, es un sistema de maldad, afecta toda la vida y es inflamado por el infierno. Pero también quiero que pensemos muy prácticamente, ¿qué quiero decir cuando digo que puede destruir todo? ¿Nomás estoy exagerando? No. ¿Qué puede destruir la lengua? La lengua puede destruir tu matrimonio. por tus palabras ásperas, por tu tono de voz, por tu decisión de castigar a tu pareja por no hablar con él o ella, o lo que sea, puedes destruir tu matrimonio. La lengua puede destruir tu familia, por tus gritos a tus hijos, por tus palabras sin amor, Por tus quejas de tu pareja u otros familiares, tú puedes destruir tu familia. La lengua descuidada puede destruir tu trabajo, tus amistades, todas tus relaciones con otras personas. Y muy específicamente para nosotros, la lengua descuidada y mi lengua descuidada, tu lengua descuidada, puede destruir nuestra iglesia. Los chismes causan mucho daño. Nosotros aquí experimentamos eso en el pasado, que todavía estamos sufriendo algunas consecuencias. Los chismes pueden destruir una iglesia más rápido que un falso evangelio. ¿Me entienden? Las quejas de los hermanos, aún del pastor, son siempre inapropiadas. Además, son un descuido de la lengua que causa solamente la destrucción. Es la verdad absoluta. En todas las áreas de la vida, si descuidamos la lengua, puede destruir todo, literalmente todo. El pasaje termina con tanta fuerza como empezó. en los reciclos 9 a 12, diciéndonos que si no hacemos caso a esta advertencia, si no tenemos cuidado en cuanto al peligro de nuestra lengua, vamos a vivir en muchísima hipocresía. Leamos los reciclos 9 a 12. Con ella, con la lengua, bendecimos a Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente hecha por una misma abertura, agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas o lavidigos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. ¿Qué quiere decir? Permítanme resumir lo que esos reciclos dicen en otras palabras. ¿Ok? Hermanos, usamos este miembro del cuerpo los domingos para cantar a Dios y orar y platicar de la palabra y decir lindas cosas. Y después regresamos a la casa y gritamos a nuestras parejas e hijos. Marcamos a un amigo y contamos un chisme de otra persona en la iglesia. Hermanos míos, esto no debe ser así. Nosotros alabamos a Dios con las bocas que Él nos ha dado cuando todo va bien, cuando recibimos bendiciones, pero nos quejamos mucho cuando tenemos problemas y pasamos por tribulaciones. Hermanos míos, esto no debe ser así. Hay algo que parece tan pequeño. Bendecimos a Dios por los días con mucho sol, pero nos quejamos de la lluvia y el frío. Hermanos míos, esto no debe ser así. Cuando usamos nuestras lenguas así en tanta hipocresía, es tan contra la naturaleza como las ilustraciones de los siglos XI y XII. ¿Una fuente echando por la misma abertura agua dulce y amarga? ¡Imposible! ¿Una higuera produciendo aceitunas? ¡Imposible! ¿Una vid produciendo higos? ¡Imposible! Y tampoco debería ser posible para nosotros, pero lo hacemos de todos modos. Es una hipocresía del mayor grado, del mayor grado. Usar este mismo pequeño miembro para bien y para mal, para bendición y maldición, para gratitud y para quejas. Hermanos míos, esto no debe ser así. El énfasis del pasaje no es Que si actuamos así y hablamos así, que somos hipócritas sin la esperanza de cambiar. No. Como cristianos, no podemos vivir en hipocresía permanente. Es imposible, si somos verdaderos cristianos. Porque Dios no va a permitirlo. Si somos sus hijos, siempre va a regresarnos al camino correcto. Pero cada cristiano, sin excepción, sin excepción, tú no eres la excepción. Cada cristiano actúa como hipócrita a veces. Cada cristiano lucha en contra del pecado de la hipocresía. Todos nosotros. Y conforme a este pasaje, una de las maneras en las cuales caemos mucho en la hipocresía es la manera en la cual usamos nuestras lenguas. Porque nuestras lenguas son un tipo de prueba del estado espiritual del corazón. Es muy similar a lo que estudiamos hace ocho días. ¿Se recuerdan? Tenemos que dar a Dios. No sé si ustedes tomaron en cuenta lo que dije la semana pasada, regresaron a sus casas y planearon cómo ofrendar. Espero que sí. Pero esto era no solamente un tema financiero que estudiamos la semana pasada, sino La manera en la cual manejas tu dinero demuestra mucho de tu corazón. Lo mismo aquí. La manera en la cual hablas demuestra el estado espiritual de tu vida. Así de fácil. No puedes reclamar ser un cristiano muy bueno si usas tu lengua y tu boca para hacer malas cosas a tu esposo o esposa de manera consistente, si ese es un hábito en tu vida. Eres una hipócrita. Por favor, consideren sus palabras, Emma. Tenga cuidado con sus lenguas. ¿Cómo hablas en la casa? Si yo hablara con tu esposo, o con tu esposa, o con tus hijos, ¿qué dirían ellos de cómo tú usas tu lengua? ¿Qué dices cuando estás aquí en la iglesia, cuando estás hablando de tus hermanos en Cristo? Recuerda que el chisme puede destruir la iglesia. Como dice el Proverbios 26, 20, sin leña se apaga el fuego. Y en donde no hay chismoso, cesa la contienda. Tal vez tienes buenos deseos y motivos para hablar solamente de lo que glorifica a Dios. Es muy bueno. Pero con tus deseos buenos, de todos modos, siempre estás cayendo en usar tu lengua de manera incorrecta. Recuerda Proverbios 10, 19. Apúntenlo. Proverbios 10, 19. En las muchas palabras no falta pecado, mas el que refrena sus labios es prudente. Hermanos, ese es Proverbios 10, 19. Todos nosotros deberíamos recordar esta verdad bíblica. En las muchas palabras, no falta pecado. ¿Qué significa? Si tú hablas, y hablas, y hablas, y hablas, y hablas, vas a pecar. Así de fácil. Por eso, dice, necesitamos refrenar nuestros labios. Necesitamos refrenar nuestras lenguas y no hablar tanto. No dice que no deberíamos hablar. No, no vamos a ir extremos, ¿no? Pero no hablar tanto. No hay necesidad de siempre estar hablando, hermanos. A veces, la cosa más sabia es escuchar y no decir nada. O decir poco. Esto puede ser una ayuda muy práctica para las personas aquí que quieren refrenar sus lenguas, pero no han tenido el éxito. Tal vez no hablen tanto. Los hermanos, tengamos muchísimo cuidado con nuestras lenguas. Cuando tu lengua es descontrolada, puede destruir todo. Como un fuego, empiezo con una chispa, pero esa chispa puede causar muchísimo daño. Por supuesto, si luchas con este pecado, la solución es confiar en Cristo, es confiar en Dios para darte el poder para reformar tu lengua. Es lo que vimos en Reciplo 8, ¿no? Es de suficiente importancia para repetirlo aquí al final, para que podamos terminar con esperanza y con la solución. Reciplo 8 dice que ningún hombre puede domar la lengua. Pero ¿qué aprendimos? Ningún hombre puede, pero Dios sí puede. Para Dios nada es imposible. Lo que para el hombre es imposible, para el cristiano con poder sobrenatural y Espíritu Santo es posible. ¿Fácil? No, pero posible. Dios puede tomar tu lengua, pero tú tienes que decidir si es lo que quieres. Tú tienes que decidir si vas a trabajar mucho para cuidar a este miembro tan pequeño, pero tan poderoso. Ahora, hay varias posibilidades de cómo tú puedes reaccionar a este mensaje y salir de aquí el día de hoy. Tú puedes salir aquí pensando que estás bien. No tienes ninguna necesidad de pensar en tu lengua porque no es un problema para ti. Si piensas así, estás engañado. Punto. Estás engañado. Como vimos al principio, es un problema para todos. Sin excepción. O puedes salir de aquí desanimado, porque tú sabes muy bien que tu lengua es un problema. Y con todo lo que hemos visto hoy, tienes mucho miedo de la destrucción que puede causar. Puedes correcto responder con un entendimiento de cuán peligrosa es tu lengua. Pero este mensaje no es para causarte desánimo, sino para que puedes darte cuenta de tu pecado, sí. Recordar que es imposible para ti, sí, pero que es posible para Dios. Él puede darte el poder para domar tu lengua, si realmente quieres hacerlo, si batallas siempre, cada segundo de cada día, con su ayuda. Entonces, sí, por favor, sal de aquí reconociendo tu pecado. Sale aquí reconociendo tu tendencia a usar tu lengua para mal. Sale aquí reconociendo la potencial de la lengua para destruir. Por favor, ten mucho cuidado con ella. Porque así como fuego, la lengua puede hacer mucho daño aún antes de que tú te das cuenta. Pero en vez de dar todo por vencido, en vez de pensar que eres tan malo que nunca vas a cambiar, Confía en Dios. Confía en el hecho de que Dios puede hacer lo que tú no puedes hacer. Que Dios puede tomar tu lengua. Para él no es imposible. Hoy Dios te ha demostrado tu pecado. Ya entiendes cuán peligrosa es tu lengua. Entonces toma el primer paso. Reconoce este pecado. Pide a Dios. Y después sale aquí con una convicción firme de que quieres y puedes cambiar. Una confianza plena en el poder de tu Dios para ayudarte a cambiar. Vamos ahora. Nuestro Padre Celestial, ayúdanos a no salir de aquí olvidando el gran peligro que hemos visto en nuestras vidas. Ayúdenos a no salir de aquí sin la convicción del Espíritu Santo, que hemos actuado mal, que no hemos controlado nuestras lenguas como deberíamos. Deberíamos que nadie salga sin la convicción del Espíritu Santo. Te pedimos que cualquier persona que escuche este mensaje en otros días también puede sentir la convicción del Espíritu Santo en cuanto a su pecado de no refrenar su lengua. Ayúdanos a reconocer el pecado, pero no estar desanimados, sino confiar en ti que así como tú nos has salvado y nos has cambiado de la esclavitud a pecado, a ser tus hijos, todavía tienes el poder para cambiarnos hoy en día y controlar y refrenar nuestras lenguas. Ayúdanos a ser cristianos que pongan este freno en nuestras bocas. Ayúdnos a ser una iglesia conocida, de una iglesia de personas que refrenan sus lenguas para tu gloria y para el testimonio en el mundo nuestro alrededor. Ayúdnos en esta semana a tomar pasos prácticos para cambiar. Ayúdnos a hablar con personas que hemos ofendido. para arreglar las relaciones. Ayúdanos a no tener divisiones aquí en esta iglesia debido a las cosas que decimos o no decimos. Quebrántanos, Señor. Quebrántanos con el poder de Tu Palabra y de Tu Espíritu Santo. Y sigue quebrantándonos a través de esta semana. Te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
Controlando la lengua
Controlando la lengua. Todos nosotros ofendemos en muchas maneras y muchas veces- y la manera en la cual ofendemos más es por medio de nuestra lengua. Por eso, es esencial que el cristiano controle su lengua.
Sermon ID | 71315019240 |
Duration | 45:25 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | James 3:1-12 |
Language | Spanish |
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