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El libro de Juan y el capítulo 6, vamos a leer los versículos 1 a 21. Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veía las señales que hacían los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Cuando asó Jesús los ojos y vio que había venido a Él gran multitud, dijo a Felipe, ¿de dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero eso decía para probarle, porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió, doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo, Aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pecesillos. ¿Mas qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo, Haced recostar a la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar, y se recostaron como el número de cinco mil varones. Y tomé, Jesús, aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados. Así mismo de los peces, ¿cuánto querían? Y cuando se hubieran saciado, dijo a sus discípulos, recoger los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes destilados sobraron a los que habían comido. Aquellos hombres, entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron, Este verdaderamente es el profeta que había venido al mundo. pero entendiendo a Jesús que iban a venir para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, Vieron a Jesús que andaba sobre el mar, y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Mas él les dijo, Yo soy, no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron la barca, la cual llegó enseguida a la tierra a donde iban. Una de las cosas que espero que recordemos mientras estudiamos ese libro de Juan, es que, aunque estamos estudiando Este libro, a través de muchos mensajes, puesto que hay mucha información y mucha aplicación en nuestras vidas, es un libro completo y entero, que tiene que ser entendido en esta manera, en su conjunto, y no solamente como muchos pasajes separados que no tienen que ver los unos con los otros. Es un libro entero. Es decir, cuando estudiamos un pasaje, Y después continuamos al siguiente. No deberíamos olvidar lo que ya hemos aprendido. Cada mensaje tiene una aplicación específica en nuestras vidas. Pero el tema de todo el libro es siempre importante recordar. Juan escribió este libro para que creamos que Cristo es el Hijo de Dios, Dios mismo, y para que creyendo en Él tengamos la vida eterna. Las divisiones de capítulos que tenemos en nuestras Biblias no son inspiradas, recordamos. No eran parte del escrito original de los autores. Por eso no deberíamos pensar, cuando terminamos un capítulo y empezamos otro, que el tema es completamente nuevo, y no tiene que ver con los pasajes anteriores. Todo es un conjunto, todo es un libro entero. Y en partir de ese punto hoy, porque vamos a empezar el estudio del siguiente capítulo de este libro de Juan, el capítulo seis, y aunque vamos a ver diferentes verdades y diferentes historias, es importante recordar los mensajes pasados, especialmente lo que hemos estudiado en las tres semanas anteriores, en Juan 5, en cuanto a la verdad de la Deidad de Cristo, que Él es Dios, que el Hijo es igual al Padre. Porque cuando estudiamos el capítulo seis, la verdad de la Deidad de Cristo es todavía importante, todavía aplica a lo que vamos a estudiar y lo que Juan ha escrito para nosotros en este capítulo. Al principio de este capítulo seis de Juan, vamos a leer, bueno, leímos, en este pasaje, de dos milagros más que Cristo hizo. Y los dos milagros enfatizan otra vez su Deidad. porque en ellos vemos su poder como Dios el creador de todo. Por ejemplo, en el milagro de alimentar a los cinco mil hombres, Cristo creó la comida. Después leímos que Él anduvo sobre el mar para demostrar su poder sobre los elementos que Él había creado. Entonces aquí otra vez vemos la Deidad de Cristo, solamente Dios mismo. Podía haber hecho estos milagros, puesto que es el Creador, porque puede crear cualquier cosa, porque creó los elementos y tiene control sobre ellos. Y sabemos o recordamos que solamente Dios es el Creador. ¿Recordamos lo que estudiamos en Juan 1? El Verbo era el principio con Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas, por Él, fueron hechas. Y sin Él, nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Entonces, Cristo es el Creador. Cristo creó esas cosas, y aquí, en estos milagros, vemos otra vez, Su Deidad. Su Poder Creador. Su Poder como Dios. Entonces, no olvidemos, por favor, que la verdad de que Cristo es Dios, que el Hijo es igual al Padre, provee el fundamento para todo el libro. Y específicamente para este tema del capítulo 6 que hoy vamos a empezar a estudiar. Pero también el capítulo 6 de Juan tiene su propio tema. Empatiza otra verdad en cuanto a quién es Cristo y en cuanto a cómo creer en Él para la salvación. En Juan 5 vamos a estudiar el tema de Cristo el pan de vida. Esa es una descripción que Cristo usó en cuanto a Sí mismo, varias veces en este capítulo, y vamos a estudiar lo que significan esas palabras, lo que significa que Cristo es el pan de vida, más adelante en otros mensajes. Pero aquí al principio de este capítulo, vamos a estudiar los dos milagros que nos introducen al tema del pan de vida. Porque si uno leyera este pasaje, normalmente pensaría que los Ezequiel 1 al 21 hablan de los milagros de Cristo, pero realmente no aplican al tema del resto del capítulo, que Cristo es el pan de vida. Pero yo quiero probar que todo el capítulo habla de ese mismo tema. y que estos dos milagros proveen el fundamento, la introducción para que podamos entender el tema de Cristo, el pan de vida. Por eso en sus hojas yo puse como título, Introducción al Pan de Vida. Estos dos milagros nos introducen a este tema, la fe fortalecida por el Poder Creador de Cristo. Estos dos milagros que vamos a estudiar hoy son la introducción a este tema del pan de vida. porque nos dan una ilustración de la fe fortalecida por el poder creador de Cristo. En otras palabras, que Cristo, Dios mismo, fortalece a la fe de sus hijos porque Él tiene el poder como creador. Porque Él puede darnos la fe para soportar las circunstancias más difíciles de la vida. Y por eso yo creo que este mensaje es muy aplicable para nosotros el día de hoy. por lo que tuvimos que hacer en la Escuela Dominicana. Estamos pasando por circunstancias difíciles, no solamente en cuanto a la disciplina, pero hay muchas cosas pasando en esta iglesia ahora. Estamos pasando por las tormentas, por los problemas, por las tentaciones. Y necesitamos esta confianza que Cristo, puesto que es Dios, que es el creador de todo, puede fortalecer nuestra fe y va a fortalecer nuestra fe. Dios va a enseñarnos esta verdad a través de este mensaje el día de hoy. ¿Cuál es la relación, entonces, entre la fe fortalecida por el poder creador de Cristo y su declaración que es el pan de vida? Es ésta. El discurso de Cristo, de lo cual vamos a estudiar en el resto del capítulo, de que Él es el pan de vida, es un tema muy difícil. Era muy difícil para los discípulos y los oyentes en el tiempo de Cristo. Como vamos a ver, ellos tenían mucha dificultad en entender y aceptar lo que Cristo iba a enseñar en cuanto a la verdad de que Él es el pan de vida. Por esa razón, por la dificultad del tema, Cristo hizo dos milagros antes de enseñar esas verdades. para fortalecer la fe de sus discípulos, para que ellos estuvieran preparados a recibir lo que Él iba a enseñar en cuanto a Sí mismo después, para preparar a Sus discípulos a recibir Su discurso en cuanto al pan de vida. Mejor explicar. En el resto de este capítulo, vamos a estudiar temas muy difíciles, muy difíciles, y necesitamos la fe para creerlos. Los discípulos en el tiempo de Cristo también tenían el mismo problema. Ellos eran seres humanos y nada más, débiles en su fe. Y por eso Cristo, sabiendo que Él iba a enseñarles cosas difíciles, hizo dos milagros anteriormente para prepararlos, para ayudarlos a estar listos a recibir lo que Él iba a enseñarles. Y lo que yo oro es que Dios nos prepare a nosotros también de la misma manera el día de hoy, mientras estudiamos esos dos milagros. Que Dios fortalezca nuestra fe, para que podamos estar preparados a recibir las verdades de Cristo como el pan de vida en el resto del capítulo. Entonces vamos a ver este tema de la fe fortalecida por el poder creador de Cristo. Y espero que nos ayude en dos maneras. Uno, como ya he dicho, para que estemos preparados para el resto del capítulo y los mensajes que vamos a estudiar, las verdades difíciles en cuanto a Cristo, el pan de vida. Pero también espero que Dios nos ayude a ver una aplicación muy práctica a nuestras vidas diarias. Que aprendamos que deberíamos poner nuestra fe en Cristo aún en las circunstancias más difíciles. porque Él es Dios, el Creador de todo. La única manera por la cual Dios va a fortalecer nuestra fe es probándola. Entonces, cuando nosotros oramos por más fe, cuando oramos por más crecimiento, cuando oramos por una relación más íntima con Dios, deberíamos esperar las pruebas, deberíamos esperar las dificultades, porque esa es la manera que Dios usa. para fortalecer nuestra fe. Entonces, al estudiar esos dos milagros hoy, vamos a ver que Cristo siempre provee, que puesto que Él es creador de todo, tiene todo poder y puede fortalecer aún nuestra fe muy débil. En primer lugar, vamos a estudiar el primer milagro que Cristo hizo en este capítulo y ver la fe fortalecida en el milagro de la comida creada. la fe fortalecida en el milagro de la comida creada. Normalmente este milagro, de lo cual leemos en los reciclos 1 a 15, se llama la alimentación de los cinco mil. Pero como vamos a ver, esta descripción está equivocada. Por eso escogí la descripción, el milagro de la comida creada, porque eso realmente es lo que Cristo hizo, creó más comida para esas personas. Pero puesto que estamos hablando de cómo Cristo fortaleció la fe de sus discípulos en este milagro para prepararlos para sus futuras enseñanzas, tenemos que entender cuál era la circunstancia difícil, cuál era la prueba de fe que hizo necesario este milagro de Cristo. En los primeros cuatro reciclos del capítulo, leemos el contexto. Aquí otra vez regresamos a Juan 6, 1 a 4. Leemos aquí en el contexto. Después de su confrontación con los judíos, dice que Cristo fue al otro lado del mar, de Galilea, y muchos le seguían, porque ellos habían visto sus milagros y querían experimentarlos por sí mismos. Por esto dice que Cristo subió a un monte con sus discípulos y aparentemente les enseñó por mucho tiempo. No lo dice así en otro pasaje, Pero esta historia de este milagro se encuentra en los otros tres evangelios también, en Mateo 14, en Marcos 6 y en Lucas 9. Y si estudiamos estos capítulos, leemos en más detalles en cuanto a lo que sucedió en ese día. Y sabemos que Cristo enseñó y sanó al pueblo todo el día, hasta el anochecer. Entonces, en el versículo cinco, Después de haber enseñado y sanado a la gente, dice que Cristo alzó los ojos y vio que había venido a él gran multitud, y dijo a Felipe, ¿de dónde compraremos pan para que coman éstos? Entonces aquí vemos la circunstancia difícil, la falta de comida. Esta fue la prueba aquí, la falta de comida. En el versículo 10 dice que estaban cinco mil varones. Son muchas personas para intentar alimentar. Pero fíjense que dice 5,000 varones, entonces había mucho más que 5,000 personas, porque ese número no incluye las mujeres y los niños, de los cuales leemos en Mateo 14, los que comieron fueron como 5,000 hombres sin contar las mujeres y los niños. Es probable que hubiera como 15 o 20,000 personas en ese lugar que necesitaban comer. Y Felipe, en el versículo siete, reconoce, reconoció, la grandeza y el problema, porque él dijo, doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Un denario, que es la moneda mencionada aquí, era el salario de un día para un obrero normal. Entonces, doscientos denarios era el salario de casi ocho meses, una cantidad inmensa de dinero. Pues humanamente hablando, Sí, el problema era muy grande. Era una circunstancia muy difícil, sin una solución obvia. Pero no era difícil para Cristo. Incluso la pregunta que le hizo a Felipe era, según el versículo seis, para probarle, porque Cristo sabía lo que había de hacer. Dice, Cristo no necesitaba el consejo de Felipe. Pero como estamos estudiando, Él estaba fortaleciendo la fe de Sus discípulos, estaba probándoles. Y vemos que Felipe falló la prueba, ¿no? Porque en su respuesta es obvio que él no creía que fuera posible alimentar a tanta gente. Después, en los discípulos ocho y nueve, otro discípulo, Andrés, vino. Y al principio pareció tener una solución, porque dijo, aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos. Pero casi inmediatamente vemos que él tampoco creía. Tampoco tenía la fe para creer que Cristo podía hacer un milagro, porque dijo, más, ¿qué es esto para tantos? Andrés también falló la prueba. No tenía la fe necesaria para creer que Cristo podía hacer algo para arreglar esa circunstancia tan difícil de la falta de comida. Los discípulos estaban enfocados en los medios humanos y terrenales. para intentar encontrar una solución, no estaban enfocados en Cristo. Todavía ellos no habían formado el hábito de pensar espiritualmente en cada situación, dependiendo en el poder de Cristo, sino sus mentes no podían comprender una solución fuera de su control o de la situación normal. Y si podemos tomar un minuto aquí para pensar en nosotros mismos, Yo creo que, si somos honestos con nosotros mismos, muchas veces tenemos el mismo problema. Es muy fácil leer aquí de la fe débil de los discípulos y decir que eran tan inmaduros. Decir, ¿cómo es posible que ellos no creeran como se debían? Eso no es correcto. Eso es orgullo. Porque nosotros hacemos lo mismo. Cristo no está con nosotros en la carne. pero está con nosotros por el Espíritu y con el mismo poder. No hay nada que Cristo hizo en la carne que no puede hacer para nosotros, si quiere. Entonces, cuando estamos aquí hablando de la falta de comida, por ejemplo, o cualquier otra falta terrenal, podemos pensar en nosotros mismos y no solamente en los discípulos. De hecho, deberíamos pensar en nosotros mismos y no en los discípulos. Deberíamos pensar en lo que es nuestra reacción cuando tenemos necesidades que parecen imposibles de solucionar. Cuando a nosotros nos falta comida u otras cosas físicas de quien se atiera, ¿cómo reaccionamos? Yo digo normalmente como los discípulos, sin fe, diciendo, no, no hay solución, no puedo ver solución. porque no estamos enfocándonos en Cristo. Cuando estas cosas suceden, cuando tengamos estos problemas, normalmente vemos la misma tendencia como Felipe y Andrés aquí en este pasaje. Enfocarnos solamente en las soluciones que están en nuestro control, solamente enfocarnos en las maneras normales para resolver los problemas, y desanimarnos, porque no vemos ninguna solución posible. Pero mis hermanos, servimos a un Salvador que creó todo el universo, que en este pasaje creó la comida para que veinte mil personas pudieran comer. Por eso, cuando nosotros demostramos falta de fe en cuanto a nuestras necesidades físicas, Estamos diciendo que creemos que el Dios que creó el universo no es suficientemente poderoso para cumplir mis necesidades. O, estamos diciendo que Él no quiere, que Él no nos ama suficientemente para suplir nuestras necesidades. No decimos estas palabras con la boca, porque sabemos que es blasfemia. Pero pensamos así. Pensamos así. Entonces no deberíamos echar la culpa a los discípulos cuando nosotros hacemos la misma cosa. Obviamente necesitamos aprender de lo que leemos en este pasaje. No seamos como Felipe, quien solamente podía pensar en el dinero necesario para la comida, que ellos no tenían. No seamos como Andrés, quien solamente podía pensar en la grandeza del problema, quien no podía ver la solución que estaba enfrente de él por su falta de fe. Si necesitamos la fe fortalecida por Cristo, la fe fortalecida que Cristo nos provee con su poder creador, con su poder como Dios mismo, aún en las circunstancias más difíciles de la vida, necesitamos poner nuestra fe en Cristo, porque Él siempre tiene la solución perfecta y va a dárnosla en Su inmenso amor para con nosotros. Pero aunque los discípulos no creían, aunque ellos no podían ver la solución, aunque todavía no tenían la fe fortalecida, Cristo solucionó el problema de todos modos. En los versículos 10 a 13 vemos lo que Cristo hizo y cuál fue el resultado. Dice, entonces Jesús dijo, haced recostar a la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar, y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos. Y los discípulos entre los que estaban recostados, a sí mismos y los peces, cuánto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos, recoger los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebado sobraron a los que habían comido." Hay varias lecciones en este pasaje, en estos versículos. En primer lugar, como he estado enfatizando, en este milagro Cristo literalmente creó la comida necesaria para alimentar a la gente. Los cinco panes y dos pececillos no podían alimentar a 20,000 personas, obviamente. Y por eso cuando leemos que Cristo tomó la comida y la repartió para que todos se hubieran saciados y hubieran 12 cefes de pedazos, es muy claro Que Él había hecho un milagro de creación. Que Él había creado más comida para alimentar a todos. Y esto habría servido para fortalecer la fe en sus discípulos. Imagínense su asombro. Cómo ellos se maravillaban cuando Cristo continuaba y continuaba y continuaba partiendo el pan. Ellos continuaban y continuaban repartiéndolo a la gente. Cristo demostró su misericordia no solamente para con esta gente cuando la alimentó, sino también para con sus discípulos en hacer un milagro tan grande para fortalecer su fe. Y realmente era un milagro muy grande. Cristo no hizo un milagro chiquito aquí. No solamente creó suficiente para que todos pudieran comer un poquito, sino que creo que debería impactarnos mucho lo que dice Nos dice aquí que todos comieron hasta que fueran saciados. ¿Están escuchándome? Veinte mil personas saciadas de comida. Nuestro Dios es grande. Nuestro Salvador es todo poderoso. Estas verdades deberían aumentar mucho la fe que tenemos en Él. Y la lección final que podemos aprender en esta parte es que, después de alimentar a tanta gente, dice que sobraron doce cestas de pedazos de la comida. Otra vez enfatizando la grandeza del milagro. Pero también algo más, fíjense en lo que Cristo dijo a sus discípulos en el versículo doce. Recoger los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Esto realmente no tiene que ver con el tema mayor del mensaje, pero aquí está la palabra de Dios inspirada, y por eso podemos por lo menos mencionarlo. A Dios no le agrada el desperdicio. A Dios no le agrada el desperdicio. Aquí vemos esa verdad en cuanto a la comida. Creo que podemos aprender algo de este ejemplo específico y no desperdiciar la comida que Dios nos ha dado. Pero también es posible desperdiciar muchas otras cosas, como nuestro dinero, nuestros recursos, nuestro tiempo. Creo que no pensamos mucho en estas cosas. Pero aquí es obvio que a Cristo le importaba este punto. Y cuando desperdiciamos nuestra comida, porque no es exactamente lo que queremos. Estamos pecando. Cuando desperdiciamos nuestro dinero en comprar cosas no necesarias en vez de dar nuestras ofrendas a Dios y ayudar a nuestros hermanos, estamos pecando. Cuando desperdiciamos nuestro tiempo al ver horas y horas de la tele, o cuando vamos a ver las películas cada semana, estamos pecando. Pero fíjense, no estoy diciendo que la telemisma es pecado, o la cine. Estoy diciendo que estás desperdiciando tu tiempo. Eso es pecado. A Dios no le agrada el desperdicio. No deberíamos minimizar este pecado de desperdiciar solamente porque no parece muy grave. aún en medio de hacer un milagro tan grande como éste, Cristo nos enseñó la importancia de no desperdiciar lo que nos ha dado. Y necesitamos darnos cuenta de que pecamos en esta área mucho, mucho. Necesitamos seguir este ejemplo de Cristo y no desperdiciar lo que recibimos, ya sea comida, recursos, dinero o tiempo. Entonces, podemos aprender, así como los discípulos, que cuando nos falta la comida, o cualquier otra cosa en la vida, la solución se encuentra en Cristo. La solución se encuentra en Cristo. Tal vez esta declaración te parece muy mística, ¿no? O me dirías que, bueno, sí, pero necesitamos vivir en un mundo físico, y así necesitamos pensar de manera temporal, porque tenemos necesidades temporales. Sí, en la Biblia es claro que deberíamos trabajar. Sí. Que no deberíamos ser perezosos. También la verdad. Que tenemos que proveer para nuestras familias. Sí, todas son verdades bíblicas. Pero cuando tú estás obedeciendo estos mandamientos de Dios y todavía te falta algo, ¿cómo reaccionas? ¿Cómo reaccionas? Nuestra tendencia es pensar en lo que nosotros podemos o no podemos hacer. en nuestros esfuerzos o falta de esfuerzos, o pensar en las maneras normales para proveer nuestras necesidades, pero si nos enfocamos en Cristo y recordamos que Él es Dios mismo que creó el universo, nuestra fe va a ser fortalecida para que podamos soportar las pruebas que Dios nos da para nuestro crecimiento espiritual. No es excusa para sentarnos en la casa y no hacer nada. No estoy diciendo eso. Tenemos que trabajar, tenemos que obedecer a Dios. Pero la clave es que nuestros ojos estén fijados en Cristo, y no nosotros mismos, para la solución al problema. El segundo milagro, en este capítulo, se encuentra entre los ciclos 16 al 21. Pero primero tenemos que leer los versículos 14 y 15 para ver por qué el segundo milagro fue necesario. Cristo, después de alimentar a los miles y miles y miles de personas, vio que ellos reaccionaban como siempre. Los judíos reaccionaban pensando temporalmente en vez de espiritualmente. Vamos a leer juntos los versículos 14 y 15. Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron, Éste verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. Pero entendiendo a Jesús que iban a venir para apoderarse de Él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo. Entonces los judíos reaccionaban al primer milagro queriendo hacerle a Cristo su rey. ¿Por qué? ¿Por qué reaccionaron así? ¿Por qué intentaron hacerle a Él su rey? En primer lugar, él ya les había saciado con comida. Es decir, ellos estaban enfocados en sus necesidades temporales. Y pensaban que sería muy bueno tener un rey que podía hacer milagros como estos para cumplir sus problemas físicos. Y en segundo lugar, si regresamos al versículo cuatro, leemos que estaba cerca la Pascua la fiesta de los judíos. En ese tiempo de la Pascua, los judíos habrían sido especialmente patrióticos. celosos para la salvación física de su país, de los romanos. En una manera la Pascua era como su día de independencia, celebrando cuando Dios los rescató de Egipto. Y por eso habrían sido especialmente patrióticos, habrían sentido muchas emociones en este tiempo en cuanto a su país y en contra de los romanos que estaban reinando sobre ellos. Pero Cristo sabía que sus motivos no eran espirituales. Cristo sabía que ellos no querían creer en Él como Mesías, sino solamente como el Salvador de sus enemigos. Por eso dice que no permitió que ellos se apoderaron de Él, sino volvió a retirarse al monte Él solo. En otro pasaje leemos que Él envió a Sus discípulos a ir al otro lado del mar. probablemente para que ellos tampoco cayeran en imitar los deseos de la multitud y pensar en él como rey físico en vez de rey espiritual. Es el contexto. Con este contexto en mente, llegamos al versículo 16 y el segundo milagro para fortalecer la fe de los discípulos. Vamos a ver, en segundo lugar, la fe fortalecida en el milagro del control del Creador. Y como vimos en el milagro de crear la comida, Esta situación empieza con una circunstancia difícil, una prueba de fe. Dice que los cipos estaban en una barca y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. En el siglo XIX dice que ellos habían remado como veinticinco o treinta estadios, que habría sido como cinco o seis kilómetros, demostrando que era una tormenta muy fuerte, que ellos no estaban avanzando mucho. Estas tormentas en el mar de Galilea eran muy fuertes y peligrosas, y los discípulos estaban exponiendo sus vidas. Pero en contraste con otra situación, en otro tiempo, cuando los discípulos estaban en una tormenta en ese mismo mar, el versículo 17 dice que en ese momento Jesús no había venido a ellos. En esta situación, Él no estaba físicamente con ellos en la barca. Ellos estaban solos. Entonces, ellos necesitaban que su fe fuera fortalecida, porque Cristo no estaba con ellos físicamente, porque ellos tenían que confiar en su poder aún sin su presencia física. Y cuando queremos aplicar este milagro a nosotros y nuestras vidas, obviamente no debemos pensar en una tormenta física, como la prueba. Aquí llueve mucho, pero no es la misma cosa. sino que debemos pensar en las fomentas metafóricas de la vida, como una ilustración de lo que pasamos en la vida. Y las fomentas, bueno, esa descripción es algo que puede describir casi cualquier problema que enfrentamos. Y así como la situación de los discípulos, Cristo no está físicamente con nosotros. Y por eso a veces parece que no hay esperanza. en nuestras tormentas. Que no hay otra solución a excepción de continuar remando y remando y remando en nuestras propias fuerzas, en contra de las ondas y las olas. Pero esa no fue la solución para los discípulos, y no debería ser la solución para nosotros tampoco. Porque en el versículo 19, mientras ellos estaban luchando con la tormenta y remando y remando, dice, que vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca. Cristo vino a ellos para rescatarlos. Aunque tal vez no pareciera como una solución para ellos al principio, porque dice que ellos tuvieron miedo. Una reacción natural cuando una persona ve a un hombre andando sobre el mar. Pero Cristo dijo en el versículo 20, Yo soy, no temas. Algunas personas ven aquí que Cristo estaba declarando Su Deidad otra vez con las palabras Yo soy. porque recordamos que ese es el nombre de Jehová, el nombre personal para su pueblo. Eso es muy probable. Es posible que Cristo nada más estaba diciendo soy yo, para que ellos no tuvieran miedo, que era un fantasma o algo así, pero en relación al capítulo anterior, donde estudiamos de la Deidad de Cristo, parece muy probable que Cristo estaba usando esas palabras de propósito, diciendo, mis discípulos, yo soy. No temen. Estoy aquí. Él va a estar con ustedes, declarando su deidad para que ellos no tuvieran que tener más miedo. Y es lo que vemos que cuando Él entró en la barca, en el versículo 21, le recibieron la barca, la cual llegó enseguida a la tierra a donde iban. La tormenta cesó, la prueba cesó, y Cristo estaba con ellos. Cristo les dio una prueba de fe. una situación cuando ellos no tenían ningún control sobre los elementos y su situación, pero no les dejó, sino después vino para rescatarles y ayudarles a crecer en su fe. Así es con nosotros hoy en día también. Dios permite que pasemos por las fomentas de la vida. Dios permite que pasemos por las situaciones cuando no tenemos ningún control. Cuando parece que estamos remando, y remando, y remando en la tormenta, pero no avanzando para nada. Así es muchas veces, ¿no? ¿No se acuerdan? Dios permite esas pruebas. Y no las permite para destruirnos, sino para fortalecer nuestra fe. Para ayudarnos a confiar más en Dios y menos en nosotros y lo que podemos hacer. Porque cuando confiamos en nosotros y en nuestras fuerzas, el resultado es siempre desastroso. Siempre desastroso. Sin excepción. Pero cuando confiamos en Cristo y le esperamos a Él, el resultado es siempre de bendición y para nuestro bien. siempre, sin excepción. Por eso debemos dar gracias a Dios por las pruebas de la vida, porque son para nuestro bien, porque son para fortalecer nuestra fe para que podamos vivir más como Cristo y menos como nosotros mismos. Él es la única solución a nuestros problemas. Cuando estamos en medio de la tormenta de la vida, si alzamos nuestros ojos, veremos a Cristo andando sobre el mar para rescatarnos. No físicamente, por supuesto, sino de manera metafórica. Siempre viene cuando la necesitamos. Siempre está a nuestro lado para protegernos y ayudarnos, para fortalecernos el fe y darnos el crecimiento espiritual que necesitamos y que queremos. Entonces, ¿qué aprendemos de esos dos milagros? En primer lugar, creo que por el estudio de esas grandes obras de Cristo, nuestra fe haya sido fortalecida para recibir las verdades difíciles que vamos a estudiar más adelante. Quiero leer algunas de las declaraciones que Cristo iba a decir después de esos milagros, declaraciones que nosotros vamos a estudiar en mensajes futuros de este capítulo. Por ejemplo, en este capítulo 6 de Juan, en el versículo 37, Cristo va a decir, Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí. Y al que a mí viene, no le echo fuera. Es una verdad difícil. Es parte de la tensión entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana que hemos visto muchas veces. Dos verdades que Cristo enseña, dos verdades que tenemos que creer, pero dos verdades que no caben muy bien en nuestras mentes humanas. Es una cosa difícil que vamos a estudiar. O también escuchen esas palabras del versículo 53. Cristo dijo, de cierto, de cierto os digo, si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Es difícil. Es una declaración muy dura, algo que es difícil de comprender. De otra vez, Cristo sabía que iba a decir esas cosas y sabía que iban a ser difíciles de comprender y aceptar. Y por eso espero que esos dos milagros que hemos visto nos ayuden a estar preparados para las siguientes secciones del capítulo, porque admito, hay cosas difíciles que vamos a estudiar. Pero si nuestro Salvador puede crear comida para alimentar a 20,000 personas, y si nuestro Salvador puede controlar aún los elementos y las leyes de la naturaleza para salvar a sus hijos, ¿No crees que Él puede ayudarnos a entender su propia palabra? Yo digo que sí. Y podemos estar, o podemos tener la esperanza de lo que Él va a enseñarnos en las siguientes semanas. Entonces, aprendemos aquí, en estos dos milagros, que Cristo, en Su amor y misericordia para con Sus discípulos, les dio estas dos pruebas para que pudieran fortalecer su fe y prepararles para entender lo que Él iba a decir. Pero también de manera muy práctica. Es mi deseo que Dios use este mensaje, no solamente para prepararnos para otros mensajes, sino también que lo use para ayudarnos a conocerle a Él más y vivir de manera diferente en esta semana. Porque nosotros pasamos por circunstancias difíciles cada día. ¿No? Nosotros pasamos por circunstancias difíciles cada día. Dios nos hace pasar por las pruebas constantemente. Lo admitimos. No existe el cristiano que no tenga problemas o persecuciones. A pesar de lo que algunas personas piensan, no existe un cristiano que no tenga problemas y persecuciones. Pero es esencial que tengamos claro en mente que Dios no permite esas cosas para causarnos daño. sino las permite para fortalecer nuestra fe, para darnos más conocimiento práctico del Dios que servimos, del Nuestro Salvador que creó todo. Y cuando vemos que cada vez Dios nos rescata, que cada vez nos ayuda, que cada vez nos soporta y provee lo que necesitamos, nuestra fe es aumentada y crecemos en la amableza cristiana. Entonces es muy importante que aprendamos esta lección. Porque normalmente cuando pasamos por pruebas y tribulaciones, tenemos la tendencia de quejarnos. Tenemos la tendencia a murmurar en contra de Dios, o pensar que Él está castigándonos por las dificultades que estamos experimentando. Pero la verdad es que cada prueba de Dios es algo bueno. Es algo necesario. Es algo esencial si queremos crecer como cristianos. porque sin las pruebas no vamos a crecer. Dios nunca nos pone en situaciones difíciles para que seamos destruidos, o para que suframos sin esperanza, sino siempre las usa en nuestras vidas para nuestro bien. Pasamos por pruebas, porque es una demostración del amor y misericordia de Dios para con nosotros. porque necesitamos una fe más fortalecida si vamos a continuar en el camino cristiano y glorificar a Dios en todo lo que somos. Entonces, hermanos y hermanas, pongamos nuestra fe en Cristo. Si hay personas aquí hoy que nunca lo han hecho, personas aquí que viven sus vidas sin pensar sin un solo momento en Cristo, sino nada más en sus deseos e intentos a avanzar en la vida. Hoy es un día perfecto para ti, escúchame, hoy es un día perfecto para ti, venir a Cristo en fe y creencia, en el arrepentimiento de sus pecados y dependencia única en el Hijo de Dios. Porque para el incrédulo Tú no estás pasando por pruebas que Dios te da para ayudarte a crecer. Tus problemas son una demostración de la ira de Dios en contra de ti y en contra de tus pecados. El incrédulo, la persona sin Cristo, no puede consolarse pensando que Dios está contigo, que Cristo va a venir para rescatarte, porque no es la verdad. Dios tiene cuidado de los suyos. Pero aquellos que viven en rebelión en contra de Él, que viven en desobediencia abierta a sus leyes, no tienen derecho a empezar a que son protegidos por Dios. Tú no eres protegido por Dios. Tú eres bajo la ira de Dios. Y por eso estás pasando por tantos problemas. No te engañes. Niños, jóvenes, adultos, no te engañen. No se engañen. Dios castiga y juzga el pecado, y por eso necesitas entender lo malo que es tu vida de pecado, arrepentirte de ella y poner tu fe completamente y únicamente en el Hijo de Dios, en el Creador de todo, para que tengas la vida eterna y la protección en las tormentas de la vida. Hay personas aquí que no son protegidas por Tú lo sabes. Porque no eres cristiano. Porque no tienes nada que ver con Dios. Dios no está contigo. No te engañes. No te engañes más. Pero como cristianos, no hemos hecho nada. Somos pecadores como cualquier otra persona. Hemos recibido la gracia de Dios. Hemos recibido la salvación por el amor de Dios. Pero nosotros también necesitamos poner nuestra fe en Cristo. No por primera vez, porque somos salvos y nadie ni nada puede cambiar nuestro estado con Dios. Pero como hemos visto en este mensaje, deberíamos poner nuestra fe en Cristo, aún en las circunstancias más difíciles, porque Él es Dios, el creador de todo. Cristiano, ¿a qué tipo de Dios sirves? ¿A qué tipo de Dios sirves? Un Dios que te ama mucho, pero no es todopoderoso para ayudarte. ¿Siempre es un Dios así? Un Dios que puede hacer todo lo que quiera, pero que no tiene mucho interés en ti. ¿Siempre es un Dios así? Sabemos que estas descripciones no encajan con el Dios verdadero de la Biblia, porque Él es todo por los dos. No hay nada que no puede hacer. Él es nuestro salvador, nos ama, y cuando nos pone en tiempos difíciles, cuando permite que pasemos por pruebas difíciles. Es para Su gloria y nuestro bien. Es para fortalecer nuestra fe. Es para que confiemos más en el Dios que es el creador de todo, que puede hacer todo, porque nos ama, porque Él es nuestro Padre y somos Sus hijos. Sostengamos ánimo, hermanos y hermanas. Porque aunque las fomentas son fuertes y grandes, y aunque a veces nos falten cosas en la vida, Cristo va a darnos todo lo que necesitamos. Él está andando sobre las aguas para rescatarnos. Podemos tener confianza completa en Él. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, damos muchas gracias por Tu Palabra y por la fortaleza que recibimos en ella. Señor, Tú sabes cómo nosotros nos sentimos hoy en día. Algunas personas caídas, personas luchando mucho con pruebas y persecuciones. sentimos mucho nuestras debilidades. Y por eso Tú nos has dado un mensaje perfecto para nuestras vidas, un mensaje que nos ayuda a recordar que no hacemos nada si nos servimos a un Dios que es el Creador de todo, y un Dios que nos ama. y por eso su voluntad es siempre, siempre lo mejor para nosotros. Señor, ayúdenos a creer en esta verdad. Ayúdenos no a enfocarnos tanto en nosotros y en nuestros recursos y en nuestras fuerzas, sino en Cristo, quien es Dios, ¿Quién es todo poderoso? ¿Quién viene para rescatarnos de las tormentas de la vida? ¿Quién siempre está para protegernos y ayudarnos? Señor, gracias que servimos a un Salvador así. Te pedimos por la salvación de algunos aquí el día de hoy, algunos que te rechazan completamente. que no te creen. Señor, que Tú hagas algo para quebrantar sus vidas. Que Tú permitas que ellos caigan hacia el fondo, para que puedan ver que la única solución es Cristo. Te pedimos por los cristianos débiles en su fe aquí, que cumplas Tu promesa, fortalezcas a su fe. Que nos ayudes a todos a continuar en Tu Palabra, en oración y aquí en la iglesia, para aprovecharnos de los medios de gracia que nos has dado, para que podamos crecer más y así glorificarte más. Eso te pedimos en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
Introducción al pan de vida - la fe fortalecida por el poder creador de Cristo
Series Estudio sobre Juan
Deberíamos poner nuestra fe en Cristo aun en las circunstancias más difíciles porque Él es Dios el Creador de todo.
Sermon ID | 68141932238 |
Duration | 52:08 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 6:1-21 |
Language | Spanish |
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