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Colosenses el capítulo 1 y vamos a comenzar a leer en el versículo 24. Ustedes siguen con sus vistas esta lectura de la escritura Colosenses 1 24. El apóstol Pablo escribe Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia, en la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que enuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria. a quien anunciamos, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre, para lo cual también trabajo luchando según la potencia de Él, la cual actúa poderosamente en mí. Porque quiero que sepáis cuán gran lucha tengo por vosotros y por los que están en la odisea, y por todos los que nunca han visto mi rostro, para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas, porque aunque estoy ausente en el cuerpo, no obstante en el espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en Él. Arraigados y sobredividados en Él y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acción de gracias. A lo mejor hace años que recibiste a Cristo, pero de alguna manera no sientes que tu cristiandad está bien, no te sientes satisfecho. Como que te hace falta algo. Te hace falta gozo, te hace falta poder, te hace falta paz. Ese dinamismo que ves en los demás, te hace falta algo a ti. Bueno, la solución a tu problema es que conozcas unos secretos, unos misterios. Por ejemplo, de la adoración de los ángeles. Los ángeles son los que nos ayudan en la batalla contra los principados y potestades, como se nos dice en el libro de Daniel. También te hace falta cumplir con ciertos ritos muy antiguos. Hay ciertos días que debes santificar. Tienes que adorar a Dios sobre todo en los días de luna llena. Y para sentirte más perdonado, más satisfecho, hay ciertas cosas que no debes ni tocar. No gustes carnes rojas, bebidas con cafeína, alcohol, ni saborizantes artificiales. ¿Qué les parece? Se volvió loco el hermano Paco, ¿verdad? Esas son doctrinas falsas, totalmente falsas y muy, pero muy peligrosas. Más o menos en el año 60 después de Cristo, un pastor de nombre Epafras visitó al apóstol Pablo en una prisión en Roma y le contó cómo es que unos estaban infectando su iglesia con ese síndrome hereje, llamado por los teólogos después el síndrome de herejía de Colosas, y es un síndrome más letal que el síndrome del SIDA. Lo que pasa es que en la providencia de Dios, el apóstol tiene que mandar a unos amigos a esa área de Colosas. Y para contrarrestar ese síndrome en la iglesia, les escribe la carta que nosotros conocemos como la carta a los Conocenses. ¿Y qué les escribió? ¿Cuál fue la medicina para esos hermanos que sentían que les faltaba algo, que les faltaba motivación, que les faltaba seguridad y salvación? ¿Cuál fue la medicina? Bueno, siguiendo con nuestra serie de las cartas del apóstol Pablo, este mes nos toca el libro de Colosenses y vamos a estudiar brevemente esta tarde la carta del apóstol Pablo a los colosenses. Y en este libro, el apóstol, por así decirlo, les manda una vacuna triple. ¿Han oído, verdad, de la triple? El apóstol, por así decirlo, les manda una vacuna triple contra ese síndrome de ergías. Y esta vacuna incluye tres dosis, tres enseñanzas. La primera tiene que ver con nuestra salvación por Cristo. La segunda, nuestra unión con Cristo. Y la tercera, nuestra glorificación en Cristo. Y es lo que vamos a ver de esta carta a los Colosenses. Y lo primero que quiero que noten, ¿cuál es el común denominador de estas dosis? Nuestra salvación por Cristo, nuestra unión con Cristo, nuestra glorificación en Cristo. ¿Cuál es el común denominador? Cristo es el común denominador. Al último, el poder, el gozo, la motivación, la paz de la cristiandad está en entender quién es Cristo. Los cristianos no necesitamos nada más. Estamos completos en Él. Y eso es lo que el apóstol Surraya en esta carta, por ejemplo, nos dice en el capítulo 1 y el versículo 28, a quien anunciamos, versículo 28, amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda serviduría a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre. Lo nos dice en el capítulo 2, el versículo 10. Y vosotros, hablando de Cristo en el versículo 9, porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de Dios, de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él. A lo último vemos en el capítulo 4 y el versículo 12. Un saludo a Epafras. El cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. De esto se trata esta carta, este epístolo. Ahí es la palabra clave. Completos, completos en Cristo. Y es por eso que el apóstol exalta mucho a Cristo en esta carta de los Colosenses. Por ejemplo, en el primer capítulo, tan solamente vamos a leer del primer capítulo, el versículo 13, dice que Cristo es el amado Hijo. En el versículo 14, Él lo presenta como el Redentor en quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados. En el versículo 15, Él lo presenta como la imagen del Dios invisible. Él es la imagen del Dios invisible y lo presenta como el primogénito de toda creación. No que fue Él el primer ser creado, pero es primogénito en el sentido de que tiene la dignidad, el derecho de primogenitura. Pues nos dice el versículo 16, porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos, las que hay en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por medio de él y para él. Y luego lo presenta como el Dios Eterno, puesto que nos dice en el versículo 17, Él es antes de todas las cosas. Y luego Él es el Sustentador. Todas las cosas en Él subsisten. Además, Él es Cabeza de la Iglesia, versículo 18. él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia el que es el principio el primogénito de entre los muertos el primero de resucitar para resucitar para siempre y luego además nos dice que él es el gran reconciliador versículo 20 por medio de él reconciliar consigo todas las cosas así los que están en las tierras como las que están en los cielos haciendo la paz mediante la sangre de su cruz es claro que Cristo no era cualquier hombre, no era un rabí, era mucho más que eso, Dios en carne, mucho más, infinitamente más, digno que un ángel. Él tiene, dice, la preeminencia en todo lo visible, lo invisible, y nos dice, en Él habita toda la plenitud. Y el apóstol dice, nosotros estamos completos en él. Y el punto práctico aquí es ese, la calidad de tu cristiandad depende de tu apreciación de quien es Cristo. Si tu Cristo es un crucifijo de yeso, entonces tu cristiandad va a ser tan frágil como el yeso. Pero si tu Cristo es el Cristo de la Biblia. el Hijo Amado, el Poderoso Redentor. Entonces tu cristiandad va a ser sólida, fuerte, que Cristo te será suficiente. No vas a andar buscando algo más, algún ser más, algún rito más, algún misterio más, alguna emoción más. Y esta es la vacuna. Completos en Él, no necesitamos nada más. Y este es el corazón de la epístola del apóstol Pablo, capítulo 2 y versículo 9 nos dice. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Y ustedes están completos en él. Muy bien, con esto en mente, pasemos a la dosis de la vacuna triple. Y yo creo que, obviamente, no estamos en Colossos. Pero, como cristianos, podemos identificarnos con este problema y con esas personas que piensan, yo necesito algo más. Y hay algunos que se concentran, por ejemplo, en el libro de Apocalipsis. Si entiendo el libro de Apocalipsis, entonces sí. O se concentran en algo misterioso, en algún misterio, en algo de teología. Y si sé más teología práctica, teología sistemática, entonces... hay algunos que piensan bueno si yo voy como le dijo un hermano al hermano alfonso me estaba platicando es que yo necesito ir a una iglesia donde haya música más emocionante y esté el espíritu y hay algunos de nosotros que nos sentimos así si somos honestos íntegros con nosotros mismos y nuestra conciencia pensamos es cierto hay algo que me falta hay algo que me falta pero estamos buscando mal La solución no está en esas cosas. La solución no está en la música. La solución no está en la teología. La solución está en Cristo. Y la primer dosis que necesitamos es reconocer que nuestra salvación es por Cristo. Nuestra salvación es por Cristo. Ahora, Colosenses Nos enseña que estamos completos en Cristo porque nos salvó a la perfección. Y describe nuestra salvación de cuatro maneras. En primer lugar, Colosenses la describe como una liberación y traslado al reino de Cristo. Ven el versículo 13. No sé si lo habían notado. Es tremendo esto. El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo. Esa es la salvación a lo último. Estamos en el imperio del diablo, el imperio de las tinieblas y nos traslada el Señor al imperio de Cristo, de su amado Hijo. y aquí quiero que me escuchen bien ojalá que todos escuchen bien no me vayan a malinterpretar o decir el hermano Paco dijo esto cuando no dije eso la salvación no es una simple decisión la salvación no es una oración de perico es algo mucho más maravilloso es algo milagroso es que Dios nos traslada del poder del diablo del reino del diablo al poder y reino de su hijo es por eso que la primera pregunta del catecismo de Heidelberg es contestada mi único consuelo y la pregunta es cuál es tu consuelo en la vida y en la muerte la respuesta es mi único consuelo es que yo con cuerpo y alma tanto en la vida como en la muerte no me pertenezco a mí mismo sino a mi fiel salvador Jesucristo quien con su preciosa sangre ha hecho satisfacción total de todos mis pecados y me ha librado del poder del diablo esa es la salvación y estamos completos en él y luego Colosenses en segundo lugar describe nuestra salvación como esa redención vean el versículo 14 Colosenses 1.14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Es decir, Cristo nos rescató, totalmente pagó todo lo que se necesitaba para que tuviéramos perdón. De eso se trata aquí. La redención garantiza el perdón de todas nuestras maldades desde el primer berrinche cuando nacimos. Todas esas disobediencias como niños, todas esas lujurias y mentiras y enojos y rencores y rebeldías de la juventud, todas esas codicias de adulto y todas esas impaciencias, todas esas cosas que hacemos mal contra Dios, perdonadas por su sangre. Es por eso que el apóstol puede decir, no hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Delante de Dios somos tan inocentes y tan justos como Cristo mismo. Entonces, ¿necesitamos algo más para ser perdonados? No, por supuesto que no. ¿Algún rito que tengo que hacer? ¿Alguna ceremonia? ¿Conocer algún misterio? No, no, no, no. ¿Cómo dice el himno? Ustedes contesten. ¿Fue el rescate eficaz? Sólo de Jesús la sangre. Claro que sí fue eficaz. Pero además Colosenses describe esta gran salvación como la reconciliación con Dios. Ven el versículo 20. Colosenses 1.20. Hablando de Cristo en el versículo 19, por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a ustedes también, que eran en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne por medio de la muerte para presentaros santos y sin mancha, irreprensibles delante de él. La salvación, una vez más, es algo súper maravilloso. No es que ahora podamos saludar a Dios y ya. Es mucho más que eso. Es que antes éramos enemigos de Dios. Pero Cristo nos convierte en amigos de Dios. Es más, Cristo nos convierte en hijos de Dios. Ahora Dios escucha nuestras oraciones. Podemos tener comunión con Él. Al final podemos vivir con Él. Entonces, no necesitamos ángeles o algún otro mediador. Cristo nos reconcilió totalmente con Dios. Él es nuestro gran mediador. Y es por eso que Dios nos acepta en el Amado. Él nos reconcilió con, nos dice aquí, en su cuerpo de carne, el versículo 22. Hace muchos años, cuando yo era joven, me acuerdo muy bien dónde estaba caminando cuando sucedió esto. Estaba caminando al entrar al comedor de la universidad donde yo estaba estudiando. Y había estado pasando por una depresión espiritual muy fea, horrible. Y esta fue la verdad que me salvó de esa depresión. Él nos reconcilió en su cuerpo de carne. Y todos esos pecados, todos esos remordimientos que yo tenía. Mi conciencia quedó libre de todo eso. Él me reconcilió en un cuerpo de carne como el mío, un cuerpo de carne. Y los pecados que yo hago en la carne, Él me salvó, Él me perdonó. Estoy reconciliado totalmente con Dios. No necesito más. No es que tenga que ir a Magdalena de rodillas o tenga que sufrir o me latigue el espalda o tenga que... No, no, no, no. Él lo hizo en su cuerpo de carne. En último lugar, la última descripción de nuestra salvación la apreciaríamos más si fuéramos judíos. Vean el capítulo 2 y versículo 9, cómo se describe esto. Capítulo 2. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principal y potestad. En él también fuisteis circuncidados, con circuncisión no en shamano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo, sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos, y a vosotros estando muertos en pecados. Y en la incircuncisión de vuestra carne os dio vida juntamente con Él, perdonando todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que no será contraria, quitándola de medio y clavándola en la cruz. Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Y es por eso que estamos completos en Él. Su salvación es perfecta. Como cristianos hemos sido librados de todos nuestros pecados. En una circuncisión espiritual hecha por Cristo nos dice el apóstol. Él echó de nosotros el cuerpo pecaminoso. Él cortó nuestros pecados y los echó de nosotros. Y es por eso que nos dice el apóstol en el versículo 16. Y ya pueden imaginarse dónde está aquella idea para mi introducción del mensaje. Por tanto, nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es hombro de lo que había de venir, pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, no haciéndose de la cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieses en el mundo, os sometéis a preceptos tales como no manejes, ni gustes, ni aún toques, en conformidad a los mandamientos y doctrinas de hombres, cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen en la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo, pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. Ahora Paco, está bien, Cristo murió, pero de eso hace dos mil años. ¿Qué tiene que ver conmigo? ¿Cómo lo puedo aplicar hoy en el 2018? Yo soy un pecador del 2018. ¿Cómo es que Él hizo de mí mis pecados? Si Él vivió hace dos mil años. El segundo principal, el segundo punto principal es súper importante en esto. Nuestra unión con Cristo. Esa es la segunda dosis. Nuestra unión con Cristo. Leímos en el capítulo 2, en el versículo 12. sepultados con él en el bautismo, en el cual fuiste también resucitados con él. Capítulo 3 y versículo 3, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Versículo 20, el capítulo 2, si habéis muerto con Cristo y a los que apuntan pueden escribir ahí también Romanos 6, la primera parte de Romanos 6 de esto se trata. Ahora, les voy a ser sincero y honesto, esto es algo que yo no entiendo. Es difícil de entender. Lo creemos y lo predico porque está en la Biblia. Nuestra unión con Cristo. Es más, los teólogos, los super teólogos, llaman a esto la unión mística con Cristo. Pero realmente esto es la clave para entender que estamos completos en él, que estamos perdonados en él. Voy a dar un par de ilustraciones, una para los físicos y otra para los casados. Los físicos y científicos de la congregación me van a entender más o a lo mejor pueden explicarles más después. En las noticias en los últimos meses, en las últimas semanas realmente, ha habido varios artículos sobre un fenómeno que los físicos llaman entrelazamiento cuántico. entrelazamiento cuántico. Esto es algo increíble, aún para nuestros días y los científicos. Es más, ¿se acuerdan de Albert Einstein, el famosísimo físico? Él dijo que este fenómeno era escalofriante. Escalofriante. La palabra en inglés es spooky, dijo él. Algo misterioso aún para los físicos. Se trata de que ciertas partículas atómicas interactúan aún cuando están separadas por una gran distancia. Hay cierta unión en las partículas atómicas a causa de esta ley cuántica Los átomos, los electrones, hipotrones y neutrinos, todas esas, ¿se acuerdan de la secundaria de lo que aprendieron? El electrón puede estar aquí, pero el otro electrón puede estar a distancias y kilómetros, y interactúan de alguna manera increíble entre los dos por este fenómeno. Mejor una ilustración para los que no son profesores de física, ¿verdad? La unión en el matrimonio. Para Dios, todos los matrimonios, por así decirlo, son una sociedad legal de bienes mancomunados. ¿Sí saben qué son bienes mancomunados? Lo del esposo es del esposo, la esposa es del esposo, la deuda son de los dos, todas las propiedades son de los dos. Nuestro esposo es Cristo. Su patrimonio es nuestro patrimonio. Sus virtudes, nuestras virtudes. Su justicia, nuestra justicia. Su perfección, nuestra perfección. Por nuestra unión con Él. ¿Qué más necesitamos entonces? Si Dios nos ve en Cristo por esa unión. Es así entonces cuando Él murió en la cruz. Nosotros morimos. Cuando Él resucitó, nosotros resucitamos, como nos dice Romanos 6 y como acabamos de leer aquí en Colosenses 2. Y es por eso que en el Nuevo Testamento se repite tanto esa frase, en Cristo. Estamos en Cristo. Hermanos, en Cristo. En Cristo. Todo lo puedo en Cristo. En Cristo. De eso se trata ese en. De estar en unión con Él. Y si estamos en unión con Él y todo lo que es Él y lo que ha hecho cuenta nuestra cuenta, por supuesto que estamos perfectos y completos en Él. Pero Paco, todavía peco, todavía fallo, todavía no me siento cristiano. ¿Qué me falta? A lo mejor lo que me falta es internarme en un monasterio cristiano sin internet. A lo mejor lo que me falta es, no sé, La respuesta a esto está en el tercer y último punto principal. Nuestra glorificación en Cristo. Nuestra glorificación en Cristo. Noticia Colosenses 3.1 Si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto. ¿Cómo que me morí? ¿Se acuerdan de nuestra unión con Cristo? Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Y es por eso que el ministerio del apóstol nos dice en el capítulo 1 y en el versículo 27 fue este. A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles. Que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria. A quien anunciamos amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre. De eso se trata entonces a lo último, de esto de glorificación en Cristo. ¿Es cierto? Nos sentimos, de hecho somos pecadores porque estamos en este mundo. Romano 7 nos explica que el pecado todavía mora en nosotros. Pero todo cristiano va a sentir esa fricción, todo cristiano va a sentir ese me falta algo, me falta algo, tengo sed de algo. ¿Qué es? Pues no podemos decir que es esa sed y hambre de justicia. De sed y hambre de justicia perfecta en nuestra vida. Nuestro sueño es vencer toda cruel tentación como dice el himno. Nuestro anhelo es ser 100% cristianos. Pero lo que pasa es que estamos en este mundo y el pecado todavía nos ataca y mora en nosotros. De tal manera que como dice Romano 7, lo que quiero hacer yo lo hago. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Así se siente el cristiano. Pero lo que nos calma aquí es que podemos estar seguros de la gran promesa de Colosenses 3.2. Poner la mira en las cosas de arriba no es la de la tierra, porque habéis muerto, vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria. Y pueden apuntar ahí 1 Juan 3, 2 también que dice lo mismo. Y esto es algo tan seguro, hermanos, tan seguro y garantizado que el apóstol Pablo dice en otra parte, a los que predestinó, a esos también llamó, a los que llamó, a esos también justificó, a los que justificó, a estos también glorificó. En la carta hermana de Colosenses es Efesios. En Efesios Dios nos dice, ya están ustedes sentados con Cristo en gloria. Ya para Dios, ya estamos glorificados. ¿Por qué? Porque estamos en Cristo. Él los ve en Cristo. Y seguro que vendrá ese día cuando seremos totalmente glorificados ante su presencia. Cuando entonces sí, ya no pecaremos, ya ninguna duda, ya ninguna tentación, ya no esos pensamientos, ya no esos sentimientos. Entonces lo que tenemos que hacer hermanos, Es cuando nos sentamos esa fricción, ese sentimiento, me falta algo, me falta algo como cristiano. Es concentrarnos en las cosas de arriba, no en las de este mundo. En las palabras de Hebreos, poner nuestros ojos en Cristo. Él es nuestra vida, nuestra justicia, nuestra esperanza de gloria. Esperamos con paciencia su venida, el día que seremos totalmente transformados. La clave es poner nuestros ojos en Cristo, no en nosotros. Si ponemos nuestros ojos en nosotros, vamos a ver dudas, fallas, desesperación, pecado, fricción, problemas, angustias. Pero si ponemos nuestros ojos en Cristo, vamos a ver una vida perfecta. Esa justicia, esa vida perfecta es nuestra. El diablo te va a decir, no, no, no, mira lo que fallas, mira lo que dudes, mira lo que... Ponemos nuestros ojos en Cristo y Él es perfecto. Y ahí está nuestra vida escondida en Él. Es así como Dios nos ve. Entonces me dice usted, entonces Paco, ¿no tengo nada que hacer? ¿No tengo nada que hacer más que esperar? ¿No importa si peco? ¿No tengo que hacer nada? ¿Ni modo? No, no, no, no. Tienes mucho que hacer. Mucho, mucho que hacer. Cuando uno está en Cristo, se arrepiente. Cuando uno está en Cristo, lucha. Cuando uno está en Cristo, es transformado de poco a poco, porque no le gusta Romanos 7. Quiere estar en Romanos 8. Y aquí el apóstol nos lleva a la práctica. Porque vean el capítulo 3 una vez más. Colosenses 3, 1. El capítulo 3 y el versículo 4, lástima que se pararon al versículo 5. Colosenses 3, 4. Cuando a Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal. Esto es tan cierto, está garantizado. Pero, ¿no hacemos nada? Por supuesto que sí hacemos, ¡y hacemos mucho! Y voy a tomarme el tiempo para leerlo porque esto es muy práctico. Hacer pues morir pues lo terrenal en vosotros. ¿Fornicación? ¿Impureza? Si saben que es fornicación por cierto. Esto es tan feo y trágico y horrible que en nuestros días la fornicación ya no es pecado. Fornicación es tener relaciones antes del matrimonio. Es un gran pecado y lo enumera aquí luego, luego el apóstol Pablo. Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos, avaricia, que es idolatría. Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Así tan grave es la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. En los cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ella. Pero ahora, dejad también vosotros estas cosas. ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiendo despojado del viejo hombre con sus sesos, revestidos del nuevo, el cual, conforme la imagen del que lo crió, se va renovando, es el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni hecita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos. Vestidos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de venilidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, soportándonos unos a otros, perdonándonos unos a otros. Si alguno tuviera quejas contra otro, de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestidos de amor, que es el vínculo perfecto, la paz de Dios gobierna en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo, y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros. enseñándonos y exhortándonos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él. ¡Casadas! Están sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres. Por cierto, ahora es el día del Padre, ¿verdad? Muchas felicidades a todos los padres. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten. Siervos, empleados, es decir, obedeced en todos vuestros amos terrenales, no sirviendo el ojo como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Más el que hace injusticia recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Amos, hace lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un amo en los cielos. Perseverar en la oración, velando en ella con acción de gracias, orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo de hablar. andar sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno. Qué práctico, ¿verdad? De eso se trata la cristiandad. Ahora aquí, hermanos, y con eso termino. Ojalá que nadie me malentienda en lo que voy a decir. A lo mejor derrumbo todo lo que he edificado, pero me voy a arriesgar. Hay cristianos que sienten que les falta algo, y si les falta algo, lo que les falta es vivir una vida de arrepentimiento y fidelidad. Les falta la cristiandad. No aman a Cristo. No aman a Cristo. No aman su palabra. No aman su iglesia. No aman a su pueblo. Son esposos que no aman a sus esposas. Son esposas insumisas, gritonas, enojonas. Son hijos desobedientes, rebeldes. Son padres y madres malas. Son estudiantes negligentes, flojos. Y luego dicen, como que me falta algo. ¿Como que me falta algo? ¡Claro que sí les falta algo! ¡Les falta Cristo en sus vidas! ¡Les falta todo! ¡Les falta la cristiandad! Y si tú eres uno de ellos, la solución es aplicar Colosenses 1.23. Si en verdad permaneces fundados y firmes en la fe y sin moveros de la esperanza del Evangelio que habéis oído, ¡De esto se trata! Si en verdad hemos recibido el Evangelio, o como nos dice en el versículo 4, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, del amor que tenéis en todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del Evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad. No será ese tu problema, No has conocido la gracia del Señor en verdad. No estás aferrado por la fe a Cristo. Ese es tu problema. Y por eso sientes que te falta algo. Te falta todo. Te falta Cristo. Asegúrate bien. que has creído el evangelio de verdad, que estás aferrado a Cristo, y entonces vas a tener eso que te hace falta. Y entonces vas a poder cumplir con Colosenses 3, porque hay muchos, muchos de esos son las religiones del mundo, que quieren hacer estas buenas obras, ser buenos esposos, ser buenos hijos, ser buenos empleados, ser buenos patrones, no tener esa ira, no tener esos rencores, esa gritería, tratan de hacer eso para ser salvos. No, no, no, no. Primero se tiene que pasar por Colosenses 1 y 2 para lograr Colosenses 3. Muy bien. De eso se trata Colosenses completos en Cristo. Somos salvos a la perfección por Cristo. Hay una unión entre nosotros y Cristo. Dios nos ve en él. De este mundo a la gloria nos lleva transformándonos de gloria en gloria conforme a la imagen de su hijo. Esa es la cristiandad. de tarea les voy a dejar que lean el libro de Colossenses ya casi lo terminamos de hecho si estuvo con nosotros en esta mañana nada más les falta leer de hecho nada más la última parte del capítulo 4 el versículo 7 al final porque lo leímos la mayoría ya en el transcurso del día muy breve libro pero muy poderoso y recuerden la palabra clave completos en Cristo cuando el diablo los ataque Completos en Cristo. Yo estoy completo en Cristo. No necesito nada. No necesito un rito. No necesito nada más que Cristo. Entonces, lee el libro, ora y ruega a Dios. Señor, hazme reconocer quién es Cristo. Realmente, de su unidad, de su dignidad, de su majestad. Y Señor, ayúdame a aplicar estas cosas de verdad y que estoy completo en Él. Y eso es lo que te va a dar seguridad. de salvación en la vida, satisfacción eterna, pero lo más importante te va a motivar a vivir para Dios, para su gloria. Oremos. Para el Santísimo, te damos gracias por tu Palabra, te damos gracias por Cristo, nuestro Gran Redentor, Él que es el Creador del Universo, Él que es el Hijo Amado, el Gran Redentor, que nos salva, nos perfecciona, nos ayuda, Él es en Él que estamos completos. Te pedimos por sus méritos esta tarde que inyectes estas verdades a nuestros corazones por tu Espíritu. Sabemos, Señor, que no podemos hacer nada, absolutamente nada, sin tu Espíritu. Él es el que ilumina, Él es el que salva, es el que regenera. Oh Señor, haz la obra hoy en nuestras vidas. Muéstranos tu poder para salvar. Ten piedad de nosotros y nuestros hijos. Te rogamos, Señor, que esta palabra corra, se extienda a uno a través de los hermanos del internet, que dé fruto a ciento por uno y todo para tu gloria. En Cristo Jesús. Amén.
Completísimo en Cristo
Series Cartas Paulinas
Estudio general de la carta a los Colosenses. Se estudia el ilbro siguiendo los temas: salvación por Cristo, unión con Cristo y glorificación con Cristo.
Sermon ID | 623181158160 |
Duration | 40:44 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Colossians 1 |
Language | Spanish |
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