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Pues demos ahora atención a la lectura de la palabra del Señor de Marcos capítulo 2 comenzando con el versículo 18. Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban y vinieron y le dijeron ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo, ¿acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado y entonces, en aquellos días, ayunarán. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo. De otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo y se hace peor la rotura. y nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino nuevo rompe los odres y el vino se derrama y los odres se pierden. Pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. Amén. Hasta ahí la lectura de la palabra del Señor. Vamos nuevamente a pedir su ayuda en oración. Nuestro Dios y Padre, Ayúdanos a entender este tema de ayunar. Ayúdanos a aprender acerca del ayuno, del valor que tienen nuestras vidas. Pero también, no señor, ayúdanos a aprender la respuesta del Señor Jesucristo. Que veamos la gran diferencia que Él ha hecho por su venida, por su vida. Señor, Quisiéramos amarlo más de lo que hacemos. Te pedimos que parte del efecto de tu palabra en nosotros en esta tarde sea un amor refrescado, fortalecido hacia el Señor Jesucristo. En su nombre lo pedimos. Amén. El ministerio del Señor Jesucristo era un ministerio sin igual, sin punto de comparación. Pensando solamente en Marcos capítulo 2, nunca se había visto antes que alguien perdonara los pecados de un paralítico y como prueba para demostrar que sí lo podía hacer. que también lo hubiera sanado, le hubiera restaurado el poder de movimiento y de caminar. También la bienvenida que se daba a pecadores. de estar con Jesucristo, de arrepentirse de sus pecados y de ser restaurados, era algo que no se había visto anteriormente. El ministerio de nuestro Señor Jesucristo fue algo nuevo, algo sin punto de comparación o analogía. Y eso causó que algunos respondieran con incertidumbre, con preguntas, sentían dudas, no estaban completamente seguros o completamente convencidos del proceder del Señor Jesucristo. En otras personas, su ministerio sin igual provocó gran enemistad, les provocó a rabia y furia, envidia contra él, hasta el punto que quisieron llegar a matarlo. Y en este capítulo vemos que hay quejas, hay preocupaciones, hay preguntas acerca del Señor Jesucristo. Cuando dijo al paralítico, tus pecados te son perdonados, ¿qué pasó? Pues los fariseos y los escribas cavilaban en sus corazones. ¿Quién es este? ¿Quién se cree que pronuncia el perdón de pecados? Se quejaron de él con sus discípulos cuando lo vieron comiendo con publicanos y pecadores, como vimos la semana pasada. Y ahora también viene una pregunta. Y la misma pregunta viene de dos grupos distintos. Viene de los discípulos de Juan y viene de los discípulos de los fariseos. Pues ya sabemos que los fariseos estaban en contra del Señor Jesucristo. Obviamente Juan, la referencia es a Juan el Bautista. no estaba en contra de Jesucristo, entonces puede ser que sus discípulos no estaban enojados, no estaban molestos con Cristo, pero simplemente tenían una duda, tenían una pregunta. A veces la misma pregunta sale por buenos motivos o por malos motivos, ¿verdad? Pero lo que vemos en este pasaje que hemos leído es que el Señor Jesucristo responde a las preguntas, sea que vienen de incertidumbre sincera, O sea que vienen de enemistad secreta. De todos modos, responde. Y hermanos, yo creo que ahí hay un ejemplo de mucho valor, sobre todo para los que enseñan, los que dan liderazgo en la iglesia. A veces la gente no sabe por qué hacemos lo que hacemos. Pues no tiene nada de malo preguntar. Y no tiene nada de malo responder a la pregunta. Mientras alguien está dispuesto escuchar la respuesta, pues a mí siempre me da gusto que me pregunten, oye, ¿por qué hacemos esto? ¿por qué hacemos aquello? ¿por qué es que creen esto? ¿por qué es que no creen aquello? ¿por qué esta práctica? ¿por qué no aquella práctica? Esas preguntas no son malas y para mí, creo que también para el Pastor Valentín, al contrario, quisiéramos recibir esas preguntas. La mayoría, por lo menos, tienen una buena respuesta. Y si no tenemos una buena respuesta, pues es un punto bueno de reflexión para nosotros, ¿verdad? Podemos considerar. Pues a lo mejor lo hacemos de pura costumbre, ¿verdad? Y ni siquiera sabemos por qué. Pues a lo mejor es una práctica que se puede dejar. Así que los animo, ¿verdad?, a preguntar. Si tienen dudas, si no entienden algo, pues yo... No me voy a molestar si me preguntan, ¿verdad? Es el ejemplo de Cristo que respondió a una pregunta y respondió, pues, de buen humor, se puede decir, pero también respondió con una teología muy profunda. Y si nuestra iglesia está funcionando como debe de ser, también hay una teología, hay una razón basada en la enseñanza de la Biblia por lo que hacemos, como por lo que no hacemos, ¿verdad? Y si no saben, pues cómo van a saber si no preguntan, ¿verdad? Así que les animo a preguntar. Pero bueno, en este caso la pregunta trataba del tema de ayunar. Ahora, cuando nosotros hablamos de ayunar, ¿normalmente qué estamos pensando? Pues a veces la gente ayuna por un motivo médico, ¿verdad? Antes de que sacan sangre, ¿verdad? A veces dicen, tienen que ir al laboratorio para que les saquen sangre, pero no coman nada. Tienen que ir ayunando o en ayunas, ¿verdad? Y claro, entonces siempre queremos que la cita sea temprano en la mañana para no aguantar mucho tiempo, ¿verdad? O a veces si hay una cirugía o algún procedimiento médico, ¿verdad? Nos dicen que... A partir de la medianoche, en tal día, no se nos permite comer nada. Y ayunamos por motivos médicos. A veces la gente ayuna también, ¿verdad? Porque quieren bajar de peso. Quieren llegar a un nivel de peso en su entrenamiento físico o algo así. Y entonces, por cierta parte del día, o por ciertos días de la semana, o algo así, no comen. O por lo menos no comen normalmente, se puede decir. A veces hay gente hasta que ayunan como protesta, ¿verdad? Como diciendo, ya no aguanto esta actitud, esta acción, esta ley de parte del gobierno o de parte de algún grupo, no voy a comer nada hasta que corrijan esto, ¿verdad? A veces sucede con prisioneros que rehusan comer hasta que algo no cambia en cómo manejan la prisión o algo así. con esos tipos de ayunar, con ayunar con motivo médico, con ayunar con motivo de salud o de entrenamiento físico, con ayunar como protesta política, etcétera. Nada de eso toca este pasaje el día de hoy. Esas cosas son totalmente distintas. Si tu doctor te dice que ayunes, pues ayunas, ¿verdad? Hasta que no digan que puedas volver a comer. Pero no se trata de eso aquí. Aquí se trata de ayunar en un sentido religioso y para los judíos ayunar era una parte significativa de su piedad y sobre todo en esta época no Ten ahí lo que dice. Los discípulos de Juan y de los fariseos ayunaban. Era algo de costumbre. Era algo que hacían normalmente. Y a lo mejor se acuerdan del fariseo en Lucas 18 que dijo que ayunaba dos veces a la semana. O sea, para él era ya una rutina semanal, que dos días se las pasaba sin comer. Bueno, cuando era una parte importante de la piedad de ellos, pues se quedaban con una duda. ¿Por qué los discípulos de Cristo no ayunan? Nosotros ayunamos, los discípulos de los fariseos ayunan. O sea, todos los entregados, todos los comprometidos, todos los religiosamente entusiasmados, se puede decir, ayunan. Pero este grupo de gente no ayunan. ¿Qué les pasa? ¿Qué tienen? Y entonces preguntan. Ahora, ¿de qué sirve o cómo funciona un ayuno religioso o espiritual? Bueno, en sí la idea es que vamos a interrumpir el ritmo cotidiano, el ritmo normal de comer y beber, y también muchas veces se incluye otras rutinas cotidianas, ¿verdad? Quizás un día que estoy de ayunas pues tampoco no me baño, como es de costumbre, ¿verdad? O hay otras cosas que no hago. No llevo una vida completamente normal, sino que me aparto de ciertas cosas para ayunar. Ahora, Esto es una práctica religiosa que es muy común, ¿verdad? Lo hacen los judíos, lo hacen los musulmanes, se conoce en el mundo cristiano también, y es algo que Dios ha mandado. En el Antiguo Testamento, Dios mandó un día al año debían ayunar. el día de la propiciación, acerca del cual pueden leer en Levítico 16. En el Nuevo Testamento se toma por hecho que vamos a ayunar, pero no se dice que hay ciertos días, sea día de la semana o sea dentro del calendario del año, no se define ningún día exacto para ayunar. Pero en general se puede decir que Dios está a favor de que ayunemos en un sentido religioso. Y bueno, ¿cuál es el significado de ayunar? Pues básicamente indica... que estamos entregados, que estamos tomando algo en serio. Entonces, por ejemplo, en el Antiguo Testamento encontramos que la gente ayunaba en tiempos de arrepentimiento, ¿verdad? Cuando estaban buscando la misericordia de Dios, habían cometido algún pecado, ¿verdad? Habían caído de una manera muy visible. Ayunaban y oraban buscando al señor para demostrar su compromiso, ¿verdad? Para demostrar que no lo estaban tomando a la ligera. También en momentos de gran tristeza ayunaban buscando al Señor. ¿Se acuerdan, por ejemplo, cuando el hijo de David, el niñito de David, estuvo enfermo, ¿verdad?, y a punto de morir? Y David se entregó a orar, ayunando para obtener la vida de su hijo. Y después de que el hijo falleció, pues, se levantó, se bañó y entró a comer. momentos de tristeza, momentos de gran seriedad, eran momentos apropiados para ayunar. Y era como que ya se habrán dado cuenta, ¿verdad? Ayunar y orar van juntos. Podemos orar sin ayunar. Pero si estamos ayunando sin orar, pues no estamos ayunando de una manera religiosa, no estamos ayunando de una manera que ayuda nuestra búsqueda del Señor. Y ayunar en ese contexto es útil, es algo de valor. porque dice que hay algo que anhelamos todavía más que nuestra comida diaria. O sea, estamos negando, temporalmente, pero estamos negando una necesidad básica para dedicarnos a buscar al Señor en oración. Ahora, es posible abusar del ayuno, ¿verdad? Algunos, como el fariseo que comentamos en Lucas 18, abusaban un poquito de ayunar como una manera de hacerse ver como mejores, superiores a los demás, ¿verdad? Si yo ando por aquí, por allá, diciendo, ay, hermanos, ustedes no me creerían cuánto ayuno por mi compromiso, por mi entrega con el Señor. Pues ahí estoy abusando, ¿verdad? Y Cristo habla en contra de ayunar de esa manera en Mateo capítulo 6. También uno puede tener una idea equivocada, ¿verdad? Uno puede decir, pues yo voy a ayunar y es como una protesta política pero dirigida hacia Dios. Yo voy a ayunar hasta que obligo a Dios a darme lo que quiero. Pero eso no funciona, ¿verdad? No podemos torcerle el brazo al Señor con una protesta, ¿verdad? Ayunamos para buscarlo con sumisión. Y el ejemplo es David. Estaba buscando la vida de su hijo ayunando, pero cuando Dios le dijo no, cuando el hijo murió, pues David se levanta y regresa a la vida cotidiana y adora al Señor. No estaba ayunando para cambiar la mente de Dios. No estaba ayunando como diciendo... A veces los niños hacen eso, ¿verdad? Como que, no voy a respirar hasta que me das lo que quiero. No ayunamos de esa manera, ¿verdad? Es un abuso. También... Se puede decir, bueno, como yo ayuno más que la otra gente, yo soy más justo, yo soy más santo, más piadoso que la otra gente. Eso también es un abuso de ayuno. Es usar algo que Dios nos ha dado para nuestro bien y pervertirlo para nuestro mal, el mal del orgullo. Pero, dicho todo eso, el ayuno se puede abusar, pero sigue siendo algo bueno, algo útil, que individuos, familias, congregaciones o hasta naciones pueden hacer. Y la manera correcta de ayunar es de apartar un tiempo razonable. Los ayunos tienen que terminar. También debemos de reconocer que ayunos pueden ser completos o parciales. O sea, yo puedo decir voy a abstener de todo o puedo decir voy a abstener de todo menos agua con sal y limón. Pues dependiendo del caso, ¿verdad? Pero, por ejemplo, un día como hoy, Podría ayunar en el sentido de no comer, pero no sería prudente ayunar de tomar agua un día como hoy. Sería algo peligroso, ¿verdad? Entonces uno tiene que ejercer cordura y sabiduría. No es una competencia, no es el chiste de ver, pues Jesucristo ayunó por 40 días, yo le voy a ganar, yo voy a ayunar por 42 días. No, hermanos, de eso no se trata. Cuando ayunamos debe ser un plazo definido y que sea un tiempo razonable y dependiendo de nuestro estado físico y de las condiciones puede ser un ayuno parcial o un ayuno completo. Pero todavía más importante es que ese ayuno vaya acompañado con lectura de la palabra de Dios y con oración. Si ayunar no tiene una posición de apoyar la búsqueda del Señor en su palabra y en oración, entonces la verdad es que no sirve de nada. Es un apoyo, es algo auxiliar al punto principal que es dedicarnos a la oración. Pablo habla de eso también en Primera de Corintios, capítulo siete. Bueno, entonces eso es quizás más detalle de lo que esperaban acerca de la idea general de ayunar. Si tienen preguntas, si quieren saber cómo se practica o lo que sea, pues podemos platicar después. Ahorita hay que avanzar a la respuesta del Señor Jesucristo. Si ayunar es algo que Dios manda, si ayunar es algo que Dios aprueba, si hay una manera correcta de ayunar religiosamente y es algo bueno, pues ¿por qué los discípulos de Cristo no estaban ayunando? Ahora hay que notar en la respuesta de Jesucristo que no dice nada en contra de ayunar. No dice, ay no, ayunar es para locos. No dice eso. No dice nada en contra de la práctica. Al contrario, dice que vendrá el momento en que sus discípulos también van a ayunar. Pero su respuesta es que ese momento no era el tiempo correcto. nos ayuda a entender ese punto, aclara lo que quiere decir con dos como mini parábolas, ¿verdad? Primero es de algún vestido, una camisa, una blusa, quién sabe, ¿verdad? Pero algo que se ha roto de alguna manera y se puede remendar. Pero si se remienda con un paño nuevo con tela que todavía no ha pasado por ser lavado, ¿verdad?, en agua caliente, pues cuando eso sucede, ¿qué va a pasar? Pues ya no pasa tanto, ¿verdad?, con los materiales que se usan en la ropa ahorita, pero hay muchos materiales que la primera vez que se lavan en agua caliente, ¿qué les pasa? se hacen más chiquitos, ¿verdad? Bueno, si eso pasa, si hay una camisa, esta camisa, por ejemplo, ¿verdad? Y aquí lo remendé un poquito, pero lo remendé con tela nueva, y entonces lo lavo. Pues la tela nueva, cuando se hace más chiquito, va a jalar. La rotura se hace peor. ¿Cuál es el punto? El punto es que no se puede combinar, no siempre se puede combinar lo antiguo y lo nuevo. Y ejemplifica lo mismo hablando del vino y de los odres. Ahora, un odre era una botella de cuero. Y lo que hacían en ese entonces, ¿verdad?, es después de la cosecha de las uvas, pues los pisoteaban, ¿verdad?, en sus lagares. Tomaban ese jugo que apenas había sido pisoteado y lo metían en botellas de cuero. Si era una botella nueva, la botella era flexible, podía ampliarse un poquito para acomodar el proceso de la fermentación en que el jugo se hacía vino. Pero si uno tomaba una botella vieja, un odre viejo que ya había pasado por ese proceso, que ya había experimentado la conversión del jugo al vino adentro y le echaba otra cantidad de jugo nuevo, pues cuando fermentaba Pues los gases que se sueltan y todo lo demás, ¿verdad? Iban a poner a esa botella de cuero ya viejo, ya desgastado, bajo tanta presión que se iba a romper. Y entonces se derramaba el vino y también la botella se echaba a perder. el vino nuevo, el jugo, se tenía que meter en botellas nuevas también para preservarlos. Pues es el mismo punto, ¿verdad? No siempre se puede combinar lo antiguo y lo nuevo. Pero bueno, todavía estamos con cierta duda. Entendemos el punto, ¿verdad? Porque el Señor Jesucristo lo dejó muy claro. ¿Pero qué tiene que ver con ayunar? Pues aquí es lo importante. En seguir a Jesucristo, los discípulos habían llegado a una nueva condición. Habían entrado, por decirlo así, en un nuevo mundo y estaban en un tiempo de regocijo. Tenían la presencia física con ellos en la tierra del esposo de la iglesia del Señor Jesucristo. No era el momento de ayunar. Pues imagínense que les invitan a una fiesta, ¿verdad? va a ser un festejo, quizás es una boda, quizás es quinceañera, quién sabe, ¿verdad? Pero se van, un cumpleaños, pero se van a la fiesta. y se van a la fiesta un día que han escogido ayunar y entonces ahí se sientan en la esquina con rostro serio intentando preservar el momento de estar en oración ante el señor y no comen nada y no prueban nada y no toman nada y todo mundo comienza a preguntar ¿Y esta persona por qué vino a la fiesta? ¿No más para estar aquí de solemne y arruinar todo nuestro festejo? No es el momento, hermanos. Si van a ayunar, pues pónganlo en su calendario cuando no entre en conflicto con alguna fiesta, ¿verdad? Con un momento de regocijo. Qué impropio, qué incorrecto sería ir a una boda a un momento de gozo, decaído y triste y ayunando. Pues Cristo estaba con ellos y no podían ayunar. Ellos tenían todavía mucho que aprender. No habían entendido la cruz, no habían entendido el lugar de la cruz en la vida de Cristo, ni en sus propias vidas tampoco. Eso vendrá más adelante. Vendrán días cuando el esposo les será quitado y entonces, en aquellos días, ayunarán. Pero eso no quiere decir que los discípulos de Juan o los discípulos de los fariseos estaban en mejores condiciones que los discípulos de Cristo. Todo lo contrario. Era el momento de regocijo. Era el momento cuando el Señor vino para visitar, para redimir a su pueblo, y sin embargo, ellos estaban como de luto. Estaban entristecidos, estaban ayunando. Bueno, si no me voy a regocijar en la mera hora de la boda, ¿Cuándo me voy a regocijar? Si no estoy contento cuando Cristo está conmigo, ¿cuándo sí lo voy a estar? No era el momento de que los discípulos de Cristo ayunaran. Entonces, no es que el ayuno, que ayunar sea malo, no lo es. Pero no era el momento propio. Y para entenderlo, tenemos que reconocer la identidad del Esposo. Cristo aquí se identifica, ¿verdad? No ayunan porque el Esposo está con ellos. Es el título que Él mismo se da. Y al hablar de esta manera, notemos rápidamente que Cristo defiende a Sus discípulos. Esta crítica quizás no fue muy severa, ¿verdad? Pero como que están diciendo, oye, nosotros ayunamos, aquellos ayunan, ¿ustedes por qué no ayunan? ¿Qué les pasa? ¿No son tan piadosos como nosotros o qué? Pues, ¿quién nos defiende, hermanos, de las acusaciones que pueden venir en nuestra contra? Ahorita, pasando por los tiempos de la pandemia, ¿verdad? Muchos acusaban a la iglesia cristiana que no obedeciamos al gobierno, que éramos indiferentes a la salud de nuestro prójimo, que éramos malignos, ¿verdad?, que queríamos que todos se enfermaran y quién sabe qué tanto, ¿no? ¿Quién nos defiende de ese tipo de acusación? Pues de acuerdo a este texto, es el Señor Jesucristo mismo quien nos defiende. Pero nos defiende de una manera que aclara que Él no es el ministro, que Él no apoya al pecado. Explica, hay un momento en que ellos ayunarán. Cristo no va en contra de la piedad, Cristo no va en contra de la seriedad, Cristo no va en contra del compromiso en buscar al Señor. Si tuviéramos, es un caso extremo, ¿verdad? Pero si tuviéramos que criticar al Señor Jesucristo, ¿en qué lado lo podríamos atacar? Pues no lo podemos atacar en cuestión de su persona, ¿verdad? No lo podemos atacar en cuestión de su vida, no lo podemos atacar en cuestión de su obra, no lo podemos atacar en cuestión de lo que es o de lo que él ha hecho. Entonces, si queremos criticar al Señor Jesucristo, ¿cómo lo podemos hacer? Pues únicamente criticando a sus seguidores, ¿verdad? Porque nosotros, por decirlo así, somos el punto vulnerable de Cristo. Por la gran distancia que hay entre nosotros y el Señor Jesucristo. Nosotros somos muy imperfectos. Hay un contraste muy claro con su santidad perfecta. Y los discípulos de los fariseos, yo creo, estaban diciendo, tus discípulos no ayunan. No es simplemente un problema de ellos, es que tú, Cristo, los has instruido mal. Cristo defiende a sus discípulos y también rebate esa idea incorrecta. ¿De qué manera? Pues expone la deficiencia de estas personas que estaban criticando. ¿Qué toman por hecho? Pues toman por hecho, nosotros somos los buenos, nosotros somos los religiosamente comprometidos, nosotros somos los que estamos cerca del Señor por cómo vivimos y por lo que hacemos. Hermanos, cada crítica en contra de Cristo cae en lo mismo. Nadie puede criticar a Cristo sin decir, en efecto, yo soy el bueno. Pero si estamos criticando a Cristo, ¿a poco somos los buenos? ¿A poco los buenos critican a Cristo? Al contrario, se someten a él. Reconocen su autoridad y reconocen su propio pecado. Pero esta crítica también falla porque toma por hecho que Cristo opera de esta manera. Dice, una vez que cumples con estos requisitos, entonces yo te voy a conceder mi favor. Es lo que pensó el fariseo, ¿verdad? En Lucas 18, va al templo a orar y dice, Dios, yo te doy gracias que no soy como los otros hombres ni como este publicano. Yo doy diezmos de todo lo que poseo, ayuno dos veces a la semana y bla, bla, bla. ¿Qué está diciendo? Está diciendo, Dios, yo me he ganado tu favor. Yo merezco que seas bueno conmigo. Pero Cristo no trabaja de esa manera. Es cierto, nos llama a una santidad total. Nos llama a un compromiso completo. Pero no dice, una vez que llegan, entonces pueden tener bendición. viene a estos discípulos necios, tontos, confundidos, flojos, lentos para entender, con muchos problemas, y comparte con ellos, les da su gracia, come con ellos y les llama a regocijar. Entonces, no era que ayunar era malo, era que ayunar en ese momento era, implicaba no reconocer que el Esposo había llegado. Por siglos ya Israel había esperado que su Hacedor, su Creador, vendría como el Esposo. Lo habían aprendido de Cantares, lo habían aprendido de los Salmos, lo habían aprendido de Isaías. y por años lo habían estado esperando. Ahora había llegado, estaba entre ellos y no lo reconocieron. En vez de estar regocijando, estaban afligiendo sus almas. ¿Quién tenía el problema? ¿Quién estuvo mal en este pasaje? No eran los discípulos de Cristo, eran los que criticaban a Cristo y a sus discípulos porque no reconocían la identidad verdadera de Jesucristo como el Esposo, como el gran anhelo del corazón del pueblo de Dios. En la venida de Cristo comenzó la nueva creación. La boda se acerca. Todavía falta, ¿verdad?, para llegar al momento que el libro de Apocalipsis llama la cena de la boda del Cordero. Entonces, para nosotros aquí, en este momento, Cristo se ha ido al cielo, ¿verdad? Para nosotros hay momentos propios de ayunar. Cuando caemos en el pecado, cuando estamos sufriendo mucho, cuando hay una necesidad en especial, pues no tiene nada de malo que apartemos un día, o aunque sea una porción de un día. para ayunar y buscar al señor en oración. No estaría mal que lo haríamos como congregación, que diríamos, hermanos, queremos programar un ayuno, ¿verdad? Para tal día y esperamos que se puedan unir con nosotros, ¿verdad? Claro, entendemos que por las circunstancias no todos podrían, pero no sería algo malo. Pero el esposo viene otra vez. el esposo va a regresar y entonces el momento de ayunar se acabará completamente como invitados a la cena del cordero no será el momento propio de ayunar y entonces ahorita vivimos por decirlo así en un tiempo mixto Debemos ayunar a veces, pero también debemos festejar. Era lo mismo con Israel en el Antiguo Testamento, ¿verdad? Dios les mandó un día de ayunar al año, pero les mandó tres fiestas, ¿verdad? Tres festejos anuales. Pues nosotros también, ¿verdad? Tenemos nuestros momentos de ayunar, pero también tenemos nuestros momentos de regocijo y todo. lo hacemos aguardando la venida, el regreso del esposo cuando nos llevará con sí mismo a la gloria y gozo celestial. Amén.
¿Puede ser malo ayunar?
Series Marcos
Los discípulos de Cristo no podían ayunar mientras él estaba con ellos. Los que sí ayunaban no eran más piadosos, sino que fallaban en reconocer entre ellos el esposo anhelado.
Sermon ID | 62121412331304 |
Duration | 34:14 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Mark 2:18-22 |
Language | Spanish |
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