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Es el verso 32. Por el camino de tus mandamientos correré cuando ensanches en mi corazón. Con palabra de oración iniciamos esta exposición en esta tarde, oremos. Soberano Señor que habita la eternidad, que estás rodeado de seres que no pecan y no pueden pecar porque ellos están confirmados en santidad. Allí estás Tú, allí está Tu trono lleno de gloria y de verdad. Desde aquí nosotros, pueblo tuyo por tu gracia y por tu amor, pero vivimos en la tierra maldecida, la tierra llena de pecados, la tierra llena de maldad. Desde aquí nosotros como Iglesia unimos nuestras voces, y también con la de los ángeles te decimos santo, santo, santo la tierra está llena de tu gloria también junto con ellos te bendecimos te adoramos y reconocemos que tú eres el que está y tiene que estar coronado no nosotros ni los ángeles Eres Tú, oh Dios, eres Tú nuestro Señor. A Ti hemos venido en esta tarde a darte, a reconocerte que Tuya es la gloria, el poder, la honra por los siglos de los siglos. Al estar aquí, Señor, y leer Tu Palabra, ahora nosotros necesitamos discernimiento Necesitamos que nuestros corazones sean ensanchados para recibir lo que tú nos has dado como el maná, como la comida espiritual que es tu palabra. Ven ahora a nosotros y concédenos este tiempo estar bajo el sonido de lo que es tu palabra nos redargulle, nos enseña, nos instruye en esta tarde. Somos los necesitados de ti y te buscamos en oración en los méritos de Cristo. Amén. Desear tener un corazón grande para Dios. Desear tener un corazón grande para Dios. En el estudio del cuerpo humano hay una rama que se llama cardiología, o sea que tiene que ver con el estudio del órgano que se llama corazón, como bien lo sabemos. Y dicen los especialistas de esta especialidad, del estudio del cuerpo humano, que cuando el paciente tiene un corazón grande es algo anormal. Pues se dice que el corazón agrandado podría latir demasiado rápido o demasiado lento, dicen los especialistas. Esos latidos cardíacos, o sea, la arritmia, podrían provocar, dicen ellos, desmayos, paro cardíaco y muerte súbita. Y miren qué paradoja. Y yo quiero hablar que debemos tener un corazón grande para Dios. Y me introduzco de esta manera para que vean la paradoja del asunto. Pero vamos a ver si nos entendemos porque ese es mi tema. Desear tener un corazón grande para Dios. Pues aquí se vale tener un corazón grande. para el Señor, corazón dilatado, extenso, ensanchado. Y la idea primaria o central de lo que vamos a ver puede ser desear o crear un gran espacio en nuestra vida de fe para el obrar de nuestro gran Dios y Señor Jesucristo. Esa es como la idea central. que en nuestra vida haya un espacio bien grande para el Señor obrar en nosotros. Además deseo que podamos hacer alguna cierta similitud con lo que hablábamos tanto en la mañana como en la tarde, el domingo pasado, a todos los que estaban presentes en los dos cultos, porque Vamos a tratar algunas cosas también adicionales a mi tema que ya la vimos el domingo pasado. Basado en la primera parte de nuestro texto, el que vamos a utilizar con mayor frecuencia, el verso que leímos en el 32 del Salmo 119, Quiero conducirles a un primer encabezado, a un primer punto para que partamos de allá. O sea, que para lograr nuestro deseo de tener un corazón grande para Dios, hagamos de la Palabra de Dios un camino deleitoso. Por ahí vamos a empezar. Hagamos de la Palabra de Dios un camino deleitoso. Y esa palabra está bien traducida, que todos los entendemos. Que haya deleite en caminar por el camino de la Palabra del Señor. Dice el salmista, por el camino de tus mandamientos correré. Así empieza nuestro texto. Y esta es una afirmación de un corazón que refleja una respuesta enérgica a la Palabra del Señor. Por el camino de tus mandamientos correré, por ahí es que me voy a desplazar. Esa es la idea. Esta expresión nos induce a que corramos, pero que corramos libremente, sin impedimento, por el camino de los mandamientos del Señor. La vida cristiana es vista como una senda, como un camino, que aunque sea angosto, tiene que ser deleitoso. O sea, allí no hay placeres, un ambiente para el yo, o sea, para nosotros, el yo, lo que uno desea. Puede ser que alguien entre aquí y él desea una iglesia. y entra y está honrando, no, esa no es la que yo deseo, porque él desea una para él que se acomode a su gusto, a la cosa, a su esquema, a la cosa que él quiere que hagan para él deleitarse, por ejemplo. Entonces, aquí encontramos que este camino de la salvación, de la fe, de la vida cristiana que como el mismo Señor Jesucristo lo indicó que era angosto, tiene que ser deleitoso. Los verdaderos y genuinos creyentes a los mandamientos de Dios tienen como meta obedecerlos, no saberlo, sino obedecerlo. Recuerda aquel joven que le dijo el Señor los mandamientos sabe y él se lo sabía. y eso desde su juventud lo sabía, pero eso no es suficiente saberlo. Los creyentes, los verdaderos creyentes tienen como meta obedecer los mandamientos del Señor. Esos creyentes corren y lo hacen libremente. Por eso se pide al Señor en la segunda parte del texto, que ensanche a nuestros corazones. Esos creyentes saborean los mandamientos, para ellos son más dulces que la miel que destila del panal. Y voy a estar quizá dos o tres veces acentuando lo que significan los mandamientos de Dios para los verdaderos creyentes. para los genuinos, para los escogidos de Dios. Como algo enérgico como el Salmista, así habla en el texto, por el camino de tus mandamientos iré, por ahí correré. No me voy a desviar porque esa es mi ley, correr allí. Es como el tren, los vagones, Ellos corren por su ley, por sus rieles. Ellos van libres corriendo por sus rieles. Ellos no se desencantan de correr todos los días, todos los días, todos los días, a todas horas. Ellos corren libremente. Imaginamos pues que esos vagones se desencantan de correr todos los días y un día hagan una huelga. Ya no queremos correr por esos rieles. ¿Qué pasa con todos esos vagones? se desencarrilan. Manece un cristiano que deje de obedecer los mandamientos, que deje de correr por los mandamientos, la ley, la palabra, los rieles que el Señor le ha puesto. Está cansado ya. ¿Cuánto tiempo ser evangélico? ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántos años? Desencarrilarse entonces, ¿no? Hay una delicia de correr todos los días, por eso esa ley del Señor. Pues ellos no se cansan y enérgicamente, igual que el Salmita, ven los mandamientos como algo de delicia para correr. No son todos los que escuchan los mandamientos del Señor los que están dispuestos a obedecerlo. Ya lo dijo el profeta Isaías, miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a mi palabra, Isaías 66,2. El Señor está atento a aquellos que son humildes y reconocen sus dificultades para correr libremente en la obediencia a la palabra del Señor. El Señor conoce sus luchas. El Señor lo conoce todo, pero dice miraré y esa palabra nos llena de gozo, porque si tenemos a nuestro favor la mirada del Señor, entonces seremos ayudados. ¿Saben mis hermanos que somos detectados por Dios cuando a Él nos acercamos? Su santidad lo detecta. Él conoce la o las maneras en las que nos acercamos a Él. Fueron muchas las veces que los creyentes y líderes del pueblo de Israel fueron descubiertos por su manera de ir a Dios a consultar usando a los profetas. Como cuando el pueblo estaba disperso, despatriado de su tierra. El profeta Ezequiel da una muestra de esto en el capítulo 33, versículo 31, El Señor le dice a Ezequiel van a venir a ti como viene el pueblo y estarán delante de ti como pueblo mío y oirán tus palabras y no las podrán por obra antes hacen halagos con sus bocas y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. Ezequiel recibe la luz de la verdad de que estos líderes Y estos falsos creyentes iban a consultar con Ezequiel. Pero ellos iban a escuchar la palabra, dice el Señor, pero no la iban a poner por obra, porque ya habían otros planes en sus corazones. El corazón de ellos no estaba dispuesto a correr por el camino de la rectitud de las palabras certeras del profeta. por los mandamientos del Señor. Allí estaban los profetas para hacer volver a los pecadores de su mal camino usando el profeta la palabra del Señor, la ley y aquellas palabras que ellos recibían audiblemente del Señor. vinieron a mí algunos de los ancianos de Israel y se sentaron delante de mí dijo el profeta en el capítulo 41 verso 1 de Ezequiel. Ellos vienen a consultarme y vino a mi palabra de Jehová diciendo hijo de hombre estos hombres han puesto sus oídos en su corazón y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro acaso de ser yo en modo alguno consultado por ellos. Ellos tienen otros planes. Así mismo pasa en el día de hoy. Muchos creyentes, ¿con quién consultan? Ah, consultan a la Palabra del Señor, escuchan el Consejo, en este caso el Consejo Pastoral o las enseñanzas normativas que desde los púlpitos siempre se están haciendo, así mismo pasa hoy y son detectados por la justicia y la santidad de Dios que no están dispuestos a correr por el camino de los mandamientos del Señor. Algunos están en las iglesias pero ya de antemano en sus corazones hay indisposición para no poner en práctica la palabra de Dios que ha escuchado hay una indisposición pero para qué te vas a congregar es una rutina o cuando entras va a decirle al Señor aquí estoy yo para que hable a mi corazón hay indisposición incluyendo cero disposición de abortar el camino por el cual si desean andar sus corazones. No está esa disposición de abortar todo pensamiento y toda actitud y toda indisposición ya previamente concebida. Dice el Señor de aquellos líderes que escuchaban la palabra del profeta Ezequiel, antes hacen halago con sus bocas y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia, han puesto sus ídolos en su corazón. Hagamos de la palabra de Dios una senda, un camino deleitoso solo, así será agradable nuestra vida cristiana. El apóstol Pablo Da las incentivas y certeras palabras cuando dice, la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himno y cánticos espirituales. Colosenses 3, 16, que la palabra de Cristo esté abundando en nuestro corazón. Pues necesitamos entonces, si vamos a crear un gran espacio para nuestro Señor, para que Él obre santidad, pureza y cuantas verdades necesitamos de Él, primeramente debemos tener en cuenta que debemos correr libremente deleitosamente por el camino de los mandamientos del Señor. Con estas palabras nos trasladamos entonces a un segundo encabezado. Deseamos más espacios en nuestra vida para Dios. ¿Lo deseamos? ¿Cuáles son nuestros deseos? Porque el tema que le estoy comunicando es desear Desear buenos deseos o grandes deseos para nuestro Dios. Por el camino de tus mandamientos correré cuando ensanches mi corazón. En el Salmo, el salmista antes de llegar a esta escritura, o sea, al verso 33, nuestro verso, ya él ha hablado del corazón. Por ejemplo, si usted tiene su Biblia abierta, versículo 2, del Salmo 119, dice, vienen entrados que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan. Mire también en el versículo 7, Él dice, te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendieres tus justos juicios. Asimismo, observamos en el verso 10 y 11 que dice el Señor, Dice David, con todo mi corazón te he buscado, no me dejes desviarme de tus mandamientos, en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti. Aquí tenemos entonces una fiel conclusión, porque antes de llegar a nuestro verso que es el 32, ya era hablado del corazón, de cómo su corazón ha sido convertido, Y como dijo el pastor Spurgeon, en una ocasión la religión de David era una obra del corazón, era una obra del corazón. Y la nuestra, mis hermanos, nuestra religión es una obra del corazón, es una religión de los labios. de la intelectualidad, del saber. Si leemos bien los textos nos daremos cuenta que David tenía muy en cuenta lo que había en su corazón para expresarlo. Porque el principio es que de la abundancia del corazón, entonces la boca como un instrumento del corazón se abre y habla. Entonces, en ese texto antes de llegar al versículo que estamos utilizando en el Salmo 119, ya Él ha dado muestra de buscar al Señor con todo su corazón, de guardar los dichos en su corazón con el propósito de no errar, de no pecar contra Dios. En nuestros días es una gran falta y como lo dijo el pastor Spurgeon la cabeza cuenta más que los corazones y los hombres están más dispuestos a aprender que amar con el corazón se confiesa, con la boca se confiesa lo que el corazón cree Si el corazón ama, de verdad, entonces por los labios vamos a expresar palabras de amor. Y esa religión del corazón es la que transforma, la que da certeras convicciones de que el camino de los mandamientos del Señor es deleitoso. Están los que saben y saben hasta mucha Biblia, pero no están dispuestos a amar la palabra de Dios con todo el corazón y obedecerla. Muchos son hasta graduado de teología y han aprendido a discutir y procuran el escenario para mostrar todo su conocimiento de la Palabra de Dios. Pero lejos están de amar la Palabra con todo el corazón. Muchos tienen hasta su propia agenda en el Día del Señor. Mucha agenda, una agenda, tienen muchos. Allá donde ministro en Cotuí, aquí en cualquier congregación hay muchos que hacen otra agenda y se ausentan de los cultos pues ya previamente tienen compromiso con el César y no tienen ningún problema de dar al César lo que le corresponde al Señor y le hacen un mandado como dicen allá en el patio al diablo hasta en el Día del Señor, porque tienen, repito, su agenda. Algunos también cuando están escuchando la Palabra a su disposición solo alcanza para 10 o 15 minutos como máximo, después de ahí solo desean irse a sus quehaceres, a la cosa sé que sí, Le gastan horas y horas sin provecho alguno para sus corazones. Su corazón es muy pequeño para Dios. Dios no tiene tanto espacio allí para obrar. Es igual como aquel apartamentito que algunas personas pueden tener y no pueden tener lo que quieren tener. porque todo está lleno. No pueden tener el mueble grande que quieren porque no caben. Y muchos lo tienen hasta lleno de cosas que hasta ni sirven. Son tanto los corotos que tienen que no hay más espacio para otros inmuebles en ese estuche de apartamento. Mis hermanos, ¿cuál es la casa que ha sido habilitada para que el Dios, que ese espíritu viva en ella? ¿Cuál es esa casa? Pues mire, dentro de algunas cosas que el apóstol Pablo pedía en oración para que los creyentes de Éfeso la obtuvieran, él dijo en su carta a los efesios capítulo 3 verso 17 al 18 Si pueden acompañarme, lo leemos juntos. Efesios 3, 17 dice, para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigado y cimentado en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura y de conocer el amor de Cristo que cede a todo conocimiento para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Pablo le dice que está orando por ellos y dentro de lo que Pablo desea que ellos tengan Él les dice para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones. ¿Cuándo se haría posible tener estas cosas que Pablo pide en oración a favor de los creyentes de esta iglesia de Éfeso? ¿Cuándo sería posible? Óigame, Él dice para que arraigados y cimentados en amor Si hay plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad, la altura y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento para que sea lleno de toda plenitud de Dios, ¿cuándo sería posible eso? Ah, si Cristo habita en vuestros corazones. Si Cristo por la fe habita en vuestros corazones. Ahí están los beneficios de tener a Cristo morando en nuestros corazones. Primer beneficio, hace del corazón un corazón creyente según la porción. Hace del corazón un corazón creyente lleno de fe. Segundo, hace al corazón capaz para comprender no sólo la altura sino la longitud del amor de Cristo. Tercero, llena ese corazón creyente y lo hace capaz de la plenitud del Señor Jesucristo. Y este análisis, mis hermanos, nos traslada a una gran necesidad de rogar al Padre. Roguemos al Señor, entonces, que ensanche nuestros corazones. Como dice nuestro texto, Por el camino de tus mandamientos correré cuando ensanches mi corazón". Nos interesa, hermanos, saber de la manera como el Señor responderá nuestro ruego que Él ensanche nuestros corazones. Aquí nos vamos a auxiliar del texto de la Confesión de Fe de Londres de 1689 que vosotros conocéis. cuando aborda la doctrina de la seguridad, de la gracia y de la salvación. Los escritores de esta confesión de fe, cuando enseñaron acerca de la seguridad infalible de la que tienen que gozar los genuinos creyentes, ellos también advirtieron sobre una seguridad o esperanza falible. Y le voy a citar el texto de la confesión de fe. La seguridad infalible de la gracia y de la salvación no se sustenta en un mero convencimiento conjetural y probable basado en una esperanza falible, sino que es una seguridad infalible de fe basada primeramente en la sangre y la justicia de Cristo revelada en el Evangelio y también en la evidencia interna de aquellas virtudes del espíritu a las cuales éste le hace promesa. Tercer lugar, en el testimonio del espíritu de aborción, testificando con nuestro espíritu que somos hijos de Dios y como fruto suyo mantiene el corazón humilde y santo. Termino la cita. Esto no solo son informaciones de la fe evangélica para nosotros, los creyentes. estamos acostumbrados a recibir información, entonces muchas veces no la procesamos, como que se nos van también, no las retenemos, sino que son verdades asentadas en el corazón de los verdaderos creyentes por lo que deben verse los frutos. Ellos deben estar en el corazón, en mi corazón he guardado tus dichos, ellos están allí, Entonces, de allí tienen que votar las evidencias, porque esas verdades están reposando, asentadas allí. Somos creyentes a la Palabra, practicamos lo que dice la Palabra. Entonces, debe haber en todos los creyentes esa preocupación de las evidencias de lo que hace la Palabra morando en nuestros corazones. ¿Cuál es nuestro ruego? Que el Señor ensanche en nuestros corazones, o sea, lo haga más grande y que tengamos, que el Señor encuentre mucho espacio para trabajar en nosotros. En ese contexto la confesión de fe, y vuelvo y la cito, Es el deber de cada uno ser diligente para hacer firme su llamamiento y elección, para que así su corazón se ensanche en la paz y en el gozo en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios y en fuerza y alegría en los deberes de la obediencia que son los frutos propios de la seguridad. Termina la cita de la confesión. Palabra clave, como hablamos el domingo, ser diligente. Tenemos que procurar, tenemos que hacer firme nuestro llamamiento y elección, porque así el corazón entonces va a estar ensanchado. Mis hermanos, Dios ha ligado sus verdades profundas como estas con nuestras responsabilidades y nuestros deberes. acentuaba también esa verdad el domingo pasado, para que las mismas sean operantes en los verdaderos creyentes, porque si no es así, son verdades sueltas, verdades del cielo, profundas, pero están sueltas, no están ligadas con nuestros deberes y nuestras responsabilidades. La verdad de Dios sin tu diligencia, hermano, mi querida hermana, ellas seguirán siendo verdades, pero no en tu vida, no en tu vida. Ellas seguirán siendo verdades. El deber de cada uno de los creyentes de los hijos de Dios es ser diligente para hacer firme su llamamiento y elección. y la escritura del apóstol Pedro en su segunda carta capítulo 1 verso 5 vosotros también ahí está la palabra poniendo toda diligencia a todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas ahora yo tengo que ser diligente y añadir todo lo que el apóstol Pedro en su carta lo está recomendando a esa fe inicial entonces yo tengo que añadirle la virtud y a esa virtud tengo que añadirle el conocimiento y a ese conocimiento el domino propio y ahí te sigue leyendo y Pedro concluye diciendo porque si estas cosas están ligadas ¿cuáles? las que pertenecen a la vida y a la piedad que se han sido dadas con nuestra diligencia de ser diligente no, no os dejarán estar ociosos ocioso, es una palabra odiosa, ociosos, haraganes, hurgazanes, sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo porque ahí está el trabajo de los creyentes, aquellos que quieren y desean tener un corazón grande para Dios, un corazón espacioso Navidad donde el Señor obre pureza, santidad en nosotros. Hagámonos la siguiente pregunta, y me incluyo también. ¿Quién ensancha nuestros corazones? ¿Es el Señor o somos nosotros? ¿Quién ensancha? ¿Quién habilita más espacio en nuestros corazones? ¿Es el Señor, se lo pedimos en oración o somos nosotros? Y la respuesta tiene que ser el Señor nuestro Dios que lo hace usándonos a nosotros como medios en sus manos, como medios en sus manos. Ahí está el trabajo que hay que hacer, ahí está el trabajo. ¿Qué necesito para el trabajo? Ah, una herramienta. Necesito una herramienta. Ah, entonces él me provee de la herramienta. Pero ya yo tengo la herramienta. ¿Y cómo se manipula? Entonces me enseña a usar la herramienta. Pero no tengo sabiduría. ¿Por dónde empezar? Me da la sabiduría. Hermano, él nos lo da todo. ¿Para qué? Para que nosotros hagamos el trabajo, hagamos el trabajo de ensanchar nuestros corazones. Al saber que el Señor ha ligado sus verdades con nuestras responsabilidades y deberes, y le hemos pedido que ensanche nuestros corazones, ahora en lo que tenemos que estar claro, mis hermanos, y refuercen la atención, en las evidencias de ese corazón grande para Dios. Las evidencias tenemos que mostrarlas. No son solamente informaciones sueltas así, y qué bueno, qué bien, pastor, lo entendí bien, sí, pero ahora necesitamos evidenciar que en verdad tenemos un corazón grande para Dios. La primera evidencia, aquí la tenemos, tomado del texto de la confesión de fe de Londres, el corazón ensanchado en la paz, el corazón ensanchado en la paz, un corazón grande, rebosando, repleto, sereno, tranquilo, esperanzado en la paz del Señor. Y eso sí lo necesitamos, mis hermanos, que el corazón esté lleno de paz. ¿Conoces a alguien que dice que cree de todo corazón en el Señor y al mismo tiempo lo que evidencia es ansiedad y afán en esta vida? ¿Conoces a alguien La conclusión a la que debes llegar es que en ese corazón no hay paz. La paz de Dios no está gobernando ese corazón. Ese corazón es muy chiquitito y está congestionado de inmuebles de esta vida material. Dios dice hijo mío dame tu corazón y quiere hacer un trabajo con nuestros corazones pero donde colocamos al señor en qué mueble lo sentamos ya dijo Pablo para que habite cristo en vuestros corazones por la fe Allí hay un mueble hermosísimo, reclinable. Ahí está sentado o está sentado el yo, por ejemplo, yo, primero yo. ¿Dónde está el Señor en nuestros corazones? ¿Dónde está sentado? Es nuestro corazón como un trono para que Él gobierne desde allí y la paz de Dios gobierne vuestros corazones, dice Pablo. Necesitamos un corazón lleno de paz y evidenciarlo, evidenciar esa paz en nuestras conversaciones, en la familia, con la sociedad, donde quiera que nos movamos que hay una tranquilidad, una serenidad eso puede estar también la enfermedad, en la angustia, en los problemas, en todas esas dificultades que se juntan todas juntas para destruir nuestra fe y nuestra serenidad y nuestra confianza en el Señor eso lo sabemos todos los problemas de esta vida presente hacen un bloque opositor a nuestra fe Ten mucho cuidado. El Señor dijo, mis pasos dejo, estén tranquilos, no tengan miedo. Él les advirtió a muchísimas cosas que le iban a ocurrir a los discípulos. Pero Él dijo, mis pasos dejo. Mis hermanos, evidenciemos la paz que gobierna nuestros corazones. La segunda evidencia de tener un corazón, un espacio grande para el Señor, un corazón ensanchado en el gozo del Espíritu Santo. Los creyentes se conocen por el gozo en el Señor. La gente se conoce por el gozo que le producen las cosas de esta vida, las cosas materiales, los logros, lo que llegan a obtener, lo que puedan cambiar una cosa por otra y tener ganancias, El gozo de esta vida presente se sustenta en cosas banales muchas veces de este mundo, pero el gozo del Espíritu Santo tiene que estar llenando nuestros corazones. Los creyentes siempre están gozosos, pues hasta en las pruebas y en las dificultades se puede evidenciar el gozo de ellos. Para el mundo, ellos son las personas más raras y más extrañas que hay en esta tierra. ¿Por qué siempre dicen que están contentos los creyentes? Siempre están bien, no tienen problemas. Siempre están gozosos. Pues mire, esa es y tiene que ser nuestra actitud frente a las cosas y a los mundanos. La tercera evidencia de tener un corazón ensanchado en el amor y gratitud a Dios. En el amor y en la gratitud a Dios. Eso es evidencia de un corazón ensanchado. Eso es evidencia de creyentes genuinos, de creyentes verdaderos, de aquellos que corren libremente por los mandamientos del Señor. Aquellos que guardan en su corazón los mandamientos del Señor. Aquellos que tienen en cuenta de atesorar los mejores tesoros en su corazón. En el cielo los de corazón grande se conocen porque aman a Dios más que a todas las cosas. Ellos son conocidos allá. Son conocidos delante de Dios por su gratitud. Ellos se han entregado por entero a su Señor a la hora de darle al Señor. Ellos no son mezquinos pues su corazón o de su corazón grande brota voluntariamente la gratitud. Esto es tener un corazón dilatado, grande para el servicio del Señor. Ojalá todos los miembros de las iglesias aquí sean conocidos por tener un corazón ensanchado en la gratitud y en el amor y en la paz del Señor. La evidencia número cuatro, el corazón ensanchado en fuerza y alegría en los deberes de la obediencia, en los deberes de la obediencia. Si hemos hecho el ruego al Señor que ensanche nuestros corazones, mis hermanos, seguro que Él lo hará. Seguro que lo hará. Él se glorificará en hacerlo, porque ese corazón ensanchado es para que Él tenga más espacio en obrar todo lo que es la obra espiritual la obra de los ciudadanos del cielo para que el obre santidad, pureza, humildad, mansedumbre, templanza, paciencia y cuantas cosas tú y yo necesitamos. Además que el Espíritu Santo no esté coactado en nuestras vidas por no procurar, por no ser diligente en el cumplimiento de los deberes de la obediencia. ¿Recuerdan ustedes aquel rico, un hombre rico que estaba turbado porque las cosechas habían aumentado tanto? y no sabía dónde iba a guardar todos sus granos, y pensó debaratar los graneros pequeños y hacerlo más grande, y hacerlo más grande. Pues con pensamientos puros para Cristo ensanchemos los nuestros también. ensanchemos los nuestros también, que haya abundancia en nuestros corazones. Tenemos que ensanchar más y más nuestros corazones. Las setacas de nuestra tienda, no, ensancharla para que habite Cristo en nuestros corazones. debe tener expectativas más amplias para Dios, si en verdad quiere recibir más de Él. Ah, lo que siempre decimos, que Dios nos bendiga, o que Dios te bendiga, pero ¿dónde va a echar las bendiciones? Si está todo lleno, ¿dónde la va a vertir? Si el corazón es pequeñito y está lleno del yo y de los deseos. Los deseos siempre están sentados en los mejores lugares. ¿Y dónde está el Espíritu Santo? Está retirado, entristecido, coactado, no puede orar. No porque le falta poder, a la libertad se tiene que dársela. Ah, dice que donde está el Espíritu de Dios hay libertad. Pero ¿quién le da la libertad? ¿Para qué obra? Junte ese texto cuando Pablo dice, no intersesca el Espíritu. Él va a obrar santidad en nosotros, pero va a encontrar la resistencia de nuestra voluntad. ¿Qué? Pues no quiero. ¿Cómo que no quiero? Sí que no quiero, que Él me santifique. y no more el pecado en mí y eso se revela contra el deseo bueno que tiene el Espíritu de Dios en nuestros corazones y muchas veces caemos vencidos por nuestro deseo por no ser diligentes por ser ociosos y no procurar con toda diligencia hacer firme nuestro compromiso de ser fiel al Señor Aquí debo ir concluyendo mi exhortación en esta tarde. Dios no nos ha fallado. Él no va a fallar en ensanchar nuestros corazones. Esa escasez, esa estrechez es por nuestra poca fe en Dios. Como los religiosos dan el pecho. Culpable soy yo. Dios no va a fallarnos, mis hermanos y hermanas, Él no va a fallar. Cuando ensanche mi corazón, dijo el Salmista, ahí estaré yo corriendo por el camino de tus mandamientos. Y es como una acción continua cuando ensanches mi corazón, es todos los días cuando ensanches mi corazón. Estaré corriendo siempre por el camino de tus mandamientos, por esa senda, por esos rieles de obedecer tus estatutos. Todos los días tendré que ir y venir, ir y venir, obedeciendo tus mandamientos. Y para eso te pido en Sanchez, mi corazón. Primeramente, si eso no pasa es por la escasez que hay en nosotros, la estrechez y por nuestra poca fe, por nuestra poca diligencia, por no procurar, por no procurar lo que está en el tesoro. Las cosas que están allí en ese tesoro lleno de cuantas prendas preciosas para nuestros corazones, para adornar nuestra vida. Como Pedro lo dijo, lo que pertenece a la vida y a la piedad nos ha sido dado. Mis hermanos, el aceite deja de fluir si ya no hay más vasijas. Ahí se acabó. mientras la viuda buscaba más vasija había más aceite no hay más vasija se paró el fluir si tú tienes más espacio en tu corazón si no hay más espacio llegaste hasta ahí no será bendecido más porque dónde la va a echar las bendiciones las incomodidades que puede tener en tu vida cristiana es por el sitio, o sea, por el lugar y como he dicho por el apartamentico que tiene para Cristo, por el pequeño santuario que tiene para Cristo. En ese corazoncito está repleto de cosas que no te permitirán avanzar ni evidenciar las virtudes de la fe cristiana. Y lo más penoso y triste en mucho es que a esas incomodidades de vida se acostumbran a vivir de esa manera. Oh no, mis hermanos, hemos sido llamados a gozarnos en Dios, a gozarnos en todas las cosas. que se nos hablan que son nuestra que son celestiales pero son nuestras y aunque no se ven no son menos ciertas son verdades por la fe todas esas cosas las creemos y somos llamados a gozarnos de que tenemos mansiones celestes te pregunto ¿está cómodo el Señor? Tu Salvador, Tu Redentor en tu corazón, Él está cómodo allí. Por la escasez de tus pensamientos para Dios no tendrás ni harás más espacios para Él. No podrás engrandecer a Dios en tu vida. y te conformarás con el tamaño que en tu imaginación lo has medido y no debe ser. ¿Cómo podrás hacer a Dios mayor que todas tus cosas? ¿Cómo podrás hacerlo mayor a Él? Hay muchas cosas que compiten contra tu Señor. ¿Cómo va a medirlo? ¿O a pesarlo? ¿O a considerarlo en valor? Es la fe completa y la sumisión a Él la que engrandece a Dios. Alguien dijo, engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. ¿Qué le parece? y nos proponemos ser mariano también nosotros y como esa mujer dijo engrandece mi alma al Señor que nuestro corazón, nuestra vida lo engrandezcan no es que le falta ir grandeza es que le reconozcamos que Él es grande y mi espíritu entonces se regocija en Dios mi salvador que nuestras almas engrandezcan al Señor y nos regocijemos en el Dios de nuestra salvación es grande nuestra salvación es para regocijarnos todos los días en ella es para ver todo lo que se nos ha concedido creerlo por la fe y como mirar que ya vienen esas cosas espirituales como que las vemos venir y todo aquí que es pasajero que pueda moverlo para su lugar que se vuelva donde pertenecen a la nada de la nada fue formado pues entonces allá se va todo a la nada pero lo del cielo es eterno bendito el Señor Todo lo que esperamos es eterno, tiene eternidad porque viene del Cielo de Dios. Que nuestras almas engrandezcan al Señor, repito, y nos regocijemos en el Dios de nuestra salvación y todo esto será fielmente posible en nosotros cuando en verdad experimentemos tener un corazón grande para Dios. Que el Señor nos bendiga. y nos permita que eso se quede y evidenciemos en nuestra vida esas verdades que por la fe creemos. Demos gracias al Señor. Señor, queremos tener palabras para agradecerte todo lo que has hecho con nosotros. Puede ser que en nuestro idioma se quede corto para expresarte gratitud, para darte las gracias, Señor, por conducirnos con tus verdades que anhelamos y que puedan ser opacadas aquellas cosas terrenales de esta vida presente. Señor, Bendice a tu pueblo que escucha la exhortación de tu palabra y concédanos a todo un gran discernimiento para recibirla, ponerla en práctica y evidenciar los frutos de ella. Tenga bien, Señor, bendecir a este pueblo con su pastor, tú les traigas de regreso el día señalado Bendice Señor a cada miembro de esta iglesia que tengan a bien el gozarse de ser una iglesia fiel que te alaba y que te glorifica. Que ellos vivan regocijados de tener un lugar para congregarse y hermanos y hermanas que se juntan para alabarte a ti. Gracias por concederle esta bendición. a estos creyentes y el deseo de ellos como iglesia que te lo expresan a ti en oraciones, tú lo conoces, escuchas sus ruegos cuando oran cada miércoles por la iglesia, por la vida espiritual de los creyentes, por la vida y el testimonio de su pastor con su familia, Todas las oraciones que desde aquí se hacen a favor de la iglesia, Señor que tú los escuche y le prospere en pureza, en santidad y numéricamente. Así que muchas gracias por permitirme a mí estar entre ellos y tener este privilegio de compartir la palabra con ellos. Muchas gracias te damos.
Desear tener un Corazón Grande para Dios
Desear tener un Corazón Grande para Dios
Sermon ID | 61924418571928 |
Duration | 1:00:38 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Psalm 119:32 |
Language | Spanish |
© Copyright
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