
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Buenos días, hermanos. Vamos a buscar el libro de Mateo y puestos de pie a leer los versículos que estamos estudiando, comenzando en el versículo 25, Mateo 11, 25. Puestos de pie, vamos a leer esta parte de la escritura. Mateo, capítulo 11 y el versículo 25. En aquel tiempo, respondiendo, Jesús dijo, Te alabo, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque escondiste esas cosas de los sabios y de los entendidos y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino al Padre, ni el Padre conoce al uno sino al Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Todos juntos vamos a orar el Salmo 119, comenzando en el versículo 9, en voz alta todos juntos, hasta el versículo 16. Salmo 119, en versículo 9, hasta el versículo 16. Todos juntos. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado, no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Jehová, enséñame tus estatutos. Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré, consideraré tus caminos, me regocijaré en tus estatutos, no me olvidaré de tus palabras. En nombre de Cristo Jesús. Amén. Sentémonos, hermanos. No sé si les pasó a ustedes, me pasó a mí que cuando, no sé si me regalaron o compré mi primer teléfono inteligente, mi celular inteligente, la primera cosa que hacía en la mañana al abrir los ojos era ver el celular. La primera cosa, automáticamente me despertaba y veía el celular, quién me había escrito, qué mensajes había, las noticias, etcétera. La primera cosa, Y pasó el tiempo y me di cuenta que estaba haciendo eso. La primer cosa de mi vida era el celular, los mensajes, las noticias, etc. Entonces, para calmar mi conciencia cristiana, lo que hice fue, antes de ver el celular, voy a ver un versículo. Voy a ver un versículo, voy a recorrer un versículo y ya después ya puedo ver el celular. Entonces, cuando despierto, leo un versículo que está junto a mi cama. Es el versículo de Miqueas, capítulo 7, versículo 19. Versículo muy bonito, bordado, me lo regalaron, y es lo que leo. A veces, lo que hago es recordar un versículo. Generalmente, muchas veces, es la promesa de Mateo 11, 28. Mateo 11, 28. Venid a mí, todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Tal vez debiera cambiar el plan y leer y recordar esta promesa al acostarme, no al levantarme y así descansar más. El domingo pasado estudiamos esta promesa y ahora seguimos con este pasaje, con la exposición del versículo 29 y el versículo 30. Versículo 29 y 30. Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. En esos versículos, el Señor nos enseña dos condiciones para que tengamos descanso en el alma. Esta mañana vamos a ver la primera Dios mediante esa tarde, la segunda. Pero amigo, hermano, no hay cosa más importante y más urgente para tu alma. Ese descanso del cual hablamos la semana pasada, verdad? Sobre todo el descanso de los remordimientos y los sentimientos de culpa. sus pecados que nos agobian tanto y nos cansan tanto. Y esta es una promesa y unos versículos súper importantes entonces. Lo que veremos en esta mañana es el mensaje de Dios para tu alma. Ahora, el Señor comienza con la condición Lleven mi yugo sobre ustedes. El versículo 29, llevad mi yugo sobre vosotros. De esta primera frase, en primer lugar, hay que aclarar que llevar el yugo no es algo literal. Es una expresión. Literalmente, el yugo es un instrumento de madera. por el cual unen el cuello de dos animales para que jalen y aren. Ahora usamos tractores, no usamos tanto ese sistema. Pero en ese tiempo, por supuesto, no había tractores y había yugos y unían a dos bueyes para que jalaran o hicieran tal trabajo. Entonces, pero cuando nuestro Señor Jesucristo nos dice aquí, lleven mi yugo sobre ustedes, no quiere decir que vamos a ir a una librería cristiana y comprar un yugo del Señor y nos los ponemos en el cuello. No se trata de eso. No es algo literal. Pero lo que pasa es que en ese tiempo llevar el yugo de otra persona quería decir hacerse su alumno, hacerse su discípulo, hacerse su seguidor. En otras palabras, era un estudiante de otra persona, un alumno. Entonces estaba bajo el yugo de ese maestro, el yugo de sus enseñanzas. Y es por eso que en la siguiente frase, nuestro Señor Jesucristo dice, aprende de mí. Yo voy a ser el maestro. Eso es lo más importante aquí para el descanso de tu alma, que me sigan, que sean mis discípulos, que sean mis alumnos, que aprendan de mí. Entonces podemos decir aquí que llevar el yugo de Cristo es seguirlo cumpliendo con sus enseñanzas, las reglas que él pone, sus proyectos, las pruebas que él pone en nuestras vidas. Un ejemplo de esto está en el sermón del monte. Las enseñanzas, las reglas que nos da en ese famoso sermón es su yugo, parte de su yugo para nosotros como cristianos. Ahora, como comentamos la semana pasada, los judíos de este tiempo estaban bajo el pesado yugo de los fariseos y escribas. Ellos cargaban a los judíos con mandamientos basados en tradiciones de hombres, por supuesto, no basados en la Biblia. Eso era el gran problema. Y hoy en día muchos, muchos líderes religiosos también cargan a muchos con reglas y mandamientos así, que al último son tradiciones de hombres, no es la palabra de Dios. Y aún líderes cristianos, y esto es lo más triste y trágico, líderes cristianos cargando al pueblo de Dios con reglas y leyes que no están en la palabra de Dios, que son tradiciones, tal vez tradiciones cristianas, Pero lo último, tradiciones de hombres no las debemos de obedecer. Entonces, al decirnos lleven mi yugo, el Señor nos está diciendo no lleven el yugo de los hombres, de sus tradiciones. Sean mis discípulos, aprendan de mí. A lo último nos está diciendo no lleven el yugo pesado del diablo, no lleguen el yugo pesado del mundo, no lleven el yugo pesado del pecado. Eso los va a cargar más. Los va a cansar más. Semana pasada un hermano me estaba comentando de un pariente que no le gusta vivir en Estados Unidos. Y yo le dije, a mí tampoco me gusta vivir. Pudiera muy fácilmente vivir en Estados Unidos, pero no me gusta vivir en Estados Unidos. Viví no sé cuánto tiempo, siete, diez años, no me acuerdo. Mucho tiempo viví en Estados Unidos y no me gustó para nada. La vida allí es muy, pero muy rápida, muy materialista, muy individualista. No me gusta. Para mí es un trabajo, una carga vivir en Estados Unidos así. Y muchas personas viven en este mundo, tal vez no en Estados Unidos, pero viven en este mundo con esa carga, ese trabajo de Voy a trabajar para emborracharme el viernes. Voy a trabajar para comprar un carro nuevo. Voy a trabajar para tener una casa nueva. Y toda su vida es una carga de materialismo, es una carga de tengo que hacer esto y mi vecino tiene esto y yo tengo que tener eso. Son cargas del mundo, la vanagloria del mundo. Pero en conclusión de esto, todos vivimos bajo un yugo, todos nosotros, todos. Pero solo el yugo de Cristo la descanso en el ar. Piénsalo en esta mañana al hablar de esta frase. ¿Qué yugo? ¿Bajo qué yugo estás tú? ¿El yugo de quién? Segundo lugar, noten que, en primer lugar, el yugo aquí no es literal, es una expresión. En segundo lugar, noten que llevar el yugo es un mandamiento. Es un mandamiento del Señor. Llevan mi yugo sobre vosotros. Lleven mi yugo sobre ustedes. El yugo de Cristo no es opcional. No es para los super cristianos. No es para los llamados cristianos de tiempo completo. No me gusta esa frase para nada. ¿Por qué? ¿Hay cristianos de tiempo incompleto? ¿Hay cristianos que hay 50% para el diablo y 50% para el diablo? Por supuesto que no. Todo cristiano es de tiempo completo para Dios. Pero aquí, este mandamiento no es para los súper cristianos o los súper apóstoles. No, no, no, no. Si vienes a Cristo, así comenzó todo, ¿verdad? Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Si tú vienes a Cristo, si tú crees en Él, tienes que obedecer este mandamiento. Tienes que tomar su yugo. No puedes ser cristiano y no ser su discípulo. Claro. Bueno, el mandamiento de llevar el yugo es el mismo cuando, cuando Cristo nos dice, eh, negaos a vosotros mismos. Tomad mi cruz y seguidme. Nieguense ustedes mismos. Tomen mi cruz y síganme. No puedes ser salvo y no ser un seguidor de Cristo. Cristo tiene que ser tu salvador, pero también tu señor. Hay muchos que piensan, pero está muy mal. Voy a hacer esta decisión, me voy a hacer cristiano. Si me permiten la expresión, por si las moscas, por si acaso esto es verdad, voy a hacer una decisión, voy a bautizarme y así no me voy al infierno. Y eso es todo. Voy a hacer esa decisión, voy a pasar al frente, voy a hacer esa oración. Es como la amiga de la hermana Albertita. Nunca se me va a olvidar lo que dijo la amiga de la hermana Albertita. Quiero ser cristiana, pero sin ser fanática. Pero lo que implicaba era, quiero ser cristiana, pero sin tener que ir a la iglesia a aprender y adorar a Dios. Quiero ser cristiana, pero sin dejar de ser mundana, sin dejar de ser materialista. No, no, no, hermanos. Por supuesto que no. Eso no es cristianismo. Y eso no te da descanso en el alma. Y eso es el siguiente punto. Noten en tercer lugar que llevar el yugo es un requisito para hallar descanso para nuestras almas. Puesto que el Señor nos dice, lleven mi yugo sobre ustedes, aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Si no llevamos el yugo del Señor, entonces no podemos hallar descanso para nuestras almas. Tenemos que llevar ese yugo, tenemos que aprender de Él para tener ese descanso, por supuesto. Entonces no puedes deshacerte de tus remordimientos, esos sentimientos de culpabilidad que traes desde tu niñez, desde tu juventud, esos traumas de los cuales hablamos y que afligen tu alma, afligen tu vida. No puedes deshacerte de eso a menos que lleves el yugo del Señor. Hay unos que quieren las bienaventuranzas de Mateo 5, ¿verdad? Pero nada más quieren la primera parte. Quieren las bienaventuranzas, pero no quieren ser pobres. Quieren la bienaventuranza, pero no quieren tener hambre y sed de justicia. Quieren la aventuranza, pero no ser pacificadores. Y aquí también pasa también. Quieren la bienaventuranza del descanso de su alma. Quieren el perdón, la paz, el shalom, el gozo, pero sin el yugo de Cristo. Esto es imposible. Amigos, hermanos, solo siguiendo a Cristo y aprendiendo de Él, podemos tener ese reposo, ese descanso en el alma, porque Cristo es el que da la paz. Cristo es el que da el shalom, la energía espiritual para, como leímos en Isaías, para volar como las águilas. Ahora, tal vez alguien está pensando, en lo que estoy diciendo. Espero que todos se estén pensando en lo que estoy diciendo. Pero alguien está concluyendo aquí. Entonces, hermano Paco, ¿usted quiere decir que la salvación no es por gracia? ¿Que la salvación es por un yugo? ¿Qué no dice la Biblia que la salvación es por gracia, sin obras para que nadie se gloríe? Si yo tengo que llevar un yugo, entonces la salvación es por yugo. La salvación es por las cosas que yo hago. Esa es una buena pregunta. Y en la superficie parece ser así, ¿verdad? Que la salvación es por yugo. Pero no lo veis, por supuesto. Es como cuando nuestro Señor Jesucristo nos dice que para heredar la vida eterna, tenemos que negarnos a nosotros mismos, tomar su cruz y seguirle a Él. O para que nos perdone, tenemos que perdonar a los demás. ¿Somos perdonados porque perdonamos a los demás? ¿Somos salvos porque nos negamos a nosotros mismos? Por supuesto que no. El único que nos salva es Cristo. Le venimos a Él, nuestra confianza, que creemos en Él. Por supuesto, es lo único que nos salva. Pero esas obras, esas actitudes demuestran que Dios nos ha regenerado. Esas actitudes de perdón, esas actitudes de cumplir con el yugo de nuestro Señor demuestran que no tenemos una fe muerta. pero que tenemos una fe viva, una fe activa, demuestran que verdaderamente somos salvos por la gracia de Dios. Porque vean Efesios 2, de ahí sacaron ustedes la idea. Efesios 2 nos dice en el versículo 8. Efesios capítulo 2 y el versículo 8. Probablemente lo saben de memoria, pero lo que quiero que vean son los versículos que siguen. Efesios 2.8 Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues esto es un de Dios, no por obras. para que nadie se gloríe, porque somos eshura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Somos salvos por pura gracia, pero esa gracia transformadora, salvadora, nos lleva a negarnos a nosotros mismos, nos lleva a arrepentirnos, dejar esos deseos egoístas. nos lleva a perdonar a la esposa, nos lleva a perdonar al esposo, como Cristo nos perdonó a nosotros. Esa gracia nos inyecta amor por Dios y por los demás. Entonces, esa gracia nos lleva a amar a Cristo, seguirlo a Él, aprender de Él, obedecerlo. Somos salvos por esa gracia, esa gracia transformadora. Y esa gracia hace entonces que su yugo sea fácil de cargarlo. Y es lo que nos lleva al siguiente punto. Noten, en cuarto lugar, que llevar el yugo de Cristo no es llevar una carga pesada. Es algo fácil. Nos dice el versículo claramente. Lleven mi yugo sobre ustedes. Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. Hallarán descanso para sus almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. El yugo de Cristo no es como el pesado yugo de los fariseos y los escribas de esos tiempos, o de los fariseos legalistas de estos tiempos, ¿verdad? Muy pesado. El yugo de Cristo, me gusta mucho otra traducción. Otra traducción aquí de nuestro texto dice, el yugo de Cristo es dulce, suave. En comparación con las reglas y leyes de otras religiones, realmente el yugo de Cristo es suave, dulce, de verdad. Y especialmente ahora que no tenemos que cumplir con todas las ceremonias judías, el yugo de Cristo es más fácil hablando en términos cristianos. Lástima que la hermana Julia está mejor y está con nosotros Yo creí que iba a estar libre para la próxima ilustración. A ver cómo me va. De niña, la hermana Julia creía que el yugo para ella, la voluntad de Dios para ella, era que se tenía que casar con un compañero de la escuela muy feo. Me lo contó ella, ¿verdad? Ahora le tocó otro más feo, más difícil. Pero el caso es que en sus tiempos como niña, ella pensó, la voluntad de Dios para mi vida, el yugo de Dios, es que yo me case con él. Y lo aceptó, lo estaba aceptando. Lo bueno es que no pasó, ¿verdad? Y así hay muchos cristianos. Piensan, la voluntad de Dios, el yugo de Dios, Lo que tengo que hacer va a ser algo muy pesado, muy difícil. Me va a mandar de misionera a misionero Arabia Saudita. Me va a llamar a ser predicador y yo tengo fobia de predicar, de pasar al frente. Yo no me atrevería con los niños a decir, ¿Quién te hizo? Yo no diría Dios tan fácil, pero me quedo traumado, me quedo catatónico, no puedo. Y Dios me pone el yugo de ser un predicador. Y hay personas así que piensan que el yugo, la voluntad de Dios, lo que tienen que hacer va a ser algo muy pesado, lo más difícil para sus vidas. No, no, no, hermanos. El yugo del Señor es algo suave, dulce. Su carga es ligera. Y esto por cuando menos cinco razones. Y con esto terminamos. La carga de Cristo es ligera por cuando menos cinco razones. Primera, porque es un yugo que cargamos con nuestra nueva naturaleza. Es un yugo que cargamos con nuestra nueva naturaleza. Probablemente se saben de memoria también Segunda de Corintios capítulo 5 y versículo 17. Voy a leer una palabra diferente ahí, pero es lo mismo. Segunda de Corintios 5, 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Nueva creación es. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, y aquí todas son ellas nuevas. Todos nacimos muertos en pecados. No podíamos hacer nada, absolutamente nada. En nuestra vieja naturaleza, nada, imposible, estábamos muertos. Lástima aquí, debí de haber prestado las gráficas de nuestro hermano Marcel Martínez que puso, ¿verdad? Sobre los hombres y mujeres que estamos muertos en pecados y puso unas excelentes gráficas, ¿verdad? Hay un cadáver ahí. Y por supuesto, el cadáver no puede hacer nada. La calavera no puede ser nada. Los huesos no pueden hacer nada. No tiene nada de fuerza. Nosotros, nuestra vieja naturaleza, no tenemos nada de fuerza espiritual. Estamos muertos en delitos y pecados. Nada de fuerza espiritual para hacer las obras que agradan a Dios. Imposible. Pero ahora, de modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es, nueva criatura es. Ahora, Dios nos da el querer como el hacer, nos da fuerzas para hacer su voluntad, para cargar el yugo de Cristo, para nuestra nueva naturaleza. Los mandamientos de Dios no son grabosos. no son pesados. Ahora no se nos hace tan difícil, no se nos hace tan pesado. Ahora tenemos las ganas, queremos hacerlo, lo procuramos hacer, nos esforzamos por hacerlo, nos gusta hacerlo. Para Nueva Naturaleza entonces es más fácil ahora tener paciencia con el esposo, paciencia con la esposa. Por la Nueva Naturaleza ahora podemos amar a los amigos y amar a los enemigos. antes imposible. Pensamos que tenemos que odiar a los enemigos, no orar por ellos. Pero cómo? Pero ahora sí entendemos en el mensaje de las bienaventuranzas de ese sermón del monte que tenemos que orar por nuestros enemigos y amarlos. Y pensamos, es cierto, Cristo me amó a mí, me perdonó a mí. Yo puedo amar así, yo puedo perdonar así. Muy bien. La carga de Cristo es ligera, su yugo es ligero, suave, dulce, porque lo cargamos con la nueva naturaleza. Segunda razón. Porque es un yugo que cargamos por gratitud y amor a nuestro gran Salvador. Es un yugo que cargamos por gratitud y amor a nuestro gran Salvador. Al final de Hebreos 12, leemos este versículo, Hebreos 12 al final. Así que recibiendo nosotros un reino inconmovible. tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. Por gratitud ahora, porque Dios nos ha dado un reino celestial, podemos servir a Dios agradándole con temor y reverencia. Y, por supuesto, todo cristiano ama a Cristo porque Él los amó primero. Ha estado a la cruz y lo guía a la cruz, como acabamos de cantar. Por supuesto, estamos tan agradecidos por todo lo que ha hecho por nosotros y que nosotros ni siquiera merecíamos. Entonces, por esa gratitud y amor al Señor, cargamos con cualquier yugo que nos imponga. ¡Claro! Un estudiante, es una ilustración, un estudiante ve a su maestro y ese maestro lo ha ayudado a conseguir una beca en el TEC de Monterrey, cuatro años pagada, totalmente todos los gastos en el TEC de Monterrey. ¿Ese estudiante ve a su maestro cargando unas cajas? Por supuesto, el estudiante, por afecto, por gratitud, va y trata de ayudar en lo que puede. Le ayuda a cargar esas cajas. Y aunque esas cajas sean muy pesadas, se le hacen ligeras. ¿Por qué? Por su maestro, por gratitud, por el amor que le tiene y afecto a ese maestro. Multiplica en eso millones de veces lo que Cristo ha hecho por nosotros. En tercer lugar, la carga de Cristo es ligera porque nos la impone según nuestra condición. La carga, el yugo de Cristo es ligero, suave, dulce porque nos lo impone según nuestra condición. Hay un Salmo que dice que Dios conoce nuestra condición. ¿Se acuerda que somos? Salmo 103. Dios conoce tu condición, tu fragilidad o tu fuerza. Él conoce tu condición. ¿Qué le temes? ¿O a qué tienes valentía? ¿Qué te gustaría hacer o no hacer? Y hay una promesa que parafraseada dice así. Es una promesa parafraseada. La van a reconocer. No os ha sobrevenido ninguna carga que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser cargados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la carga la salida para que podáis soportar. El Señor conoce nuestra condición, nuestras debilidades y realmente cuánto podemos soportar. En su misericordia, en su sabiduría, Si no puedes soportar un cáncer, Dios no te va a mandar un cáncer. En su misericordia, en su sabiduría, Él impone un yugo que puedes cargar, no uno imposible para ti, pero uno apropiado para ti y según el propósito que Él tiene para tu vida. De eso se trata este yugo, esta carga. ¿Qué quiere Dios de ti? ¿Qué quiere Dios hacer en tu vida? ¿Qué virtud, qué proyecto tiene para tu vida? Y es de acuerdo a eso y a tu condición que te lo impone. En cuarto lugar, la carga de Cristo es muy ligera porque es un yugo que no conlleva castigo. Es un yugo que no conlleva castigo. ¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso quiere decir que si no cumples con el yugo de Cristo no te va a pasar nada? ¿Acaso quiere decir que si no llevas tu yugo, de todas maneras te vas a ir al cielo, no importa lo que hagas? No, no, no quiere decir eso. Todo cristiano que no cumpla con el yugo, por supuesto, puede ser disciplinado. Porque como nos dicen proverbios y en el libro de Hebreos, que hijo es aquel a quien el padre no disciplina. Lo hace por amor, por supuesto. Pero aquí me refiero al castigo de la ley. La condenación de la ley de Dios. Nosotros no podemos ser castigados por la ley de Dios porque Cristo fue castigado en nuestro lugar. ¿Han captado eso ustedes, hermanos? Porque hay cristianos, buenos cristianos, que le tienen miedo al Antiguo Testamento, le tienen miedo a los diez mandamientos, porque los leen y leen las leyes de Dios, los mandamientos de Dios. Me va a caer un rayo. ¿Dios me va a azotar? ¿Me va a castigar? ¿Yo no cumplo con esto? Hay una gran libertad. Hay una gran paz al captar. Dios no me puede castigar a mí con su ley, como la ley dice, porque Él ya castigó a Cristo. En mi lugar, todos los azotes que yo merecía, ya Cristo los tuvo. Entonces no se imaginen a llevar el yugo de Cristo. Ahí van ustedes y atrás de ustedes la ley fijándoles con su aguijón, verdad, y riéndoles para que caminen más rápido. Y si no cumplen, está la ley pegándonos. No, no, no, no, no. Este yugo de Cristo no conlleva ese castigo. Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Ningún castigo, ninguna condenación hay para los que están en yugo con Cristo Jesús. Entonces, al esforzarnos por llevar el yugo del Señor, lo hacemos sin miedo de que alguien nos va a azotar si fallamos. La exactitud que se requería de nosotros ya fue lograda por Cristo. Lo repito, la exactitud que se requería de nosotros ya fue lograda por Cristo. Y los azotes que nosotros merecíamos, los aguijones que merecíamos, ya se los dieron a Él. Eso es glorioso, eso te da la libertad y el gusto de, claro que voy a llevar el yugo del Señor. Pero, y eso nos lleva al último punto, es lo mejor, es lo mejor, es lo mejor. La carga de Cristo es muy ligera, porque es un yugo compartido con Cristo. Es un yugo compartido con Cristo. Como les dije al principio, El yugo es un tipo de madero o de algo así material que une los cuellos de dos animales. Y los animales jalan, hacen el trabajo, etc. Pero en lo espiritual, en lo espiritual, el yugo es para unirnos a Cristo entonces. Nuestro yugo es fácil, no es gravoso, porque lo cargamos junto con Cristo. Hablamos en unión con Él. Él siempre, siempre, siempre está con nosotros. Nosotros nunca trabajamos y nos esforzamos sin Cristo. Todos los días nos ayuda con nuestro yugo. Y aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Y de hecho, Juan 15, sin Él nada podemos hacer. nada. Nada. Y él siempre va con nosotros. Y entre paréntesis estaba pensando y y ustedes que son poetas aquí pueden pensar en alguna idea, alguna obra de arte, y aquí a lo mejor me vuelvo algo místico. El el yugo que nos une a Cristo está hecho de la madera de la cruz. Esa es la está hecho con la madera de la cruz. Entonces, al calgarlo, se nos hace ligero, pues recordamos el sacrificio de Cristo. Recordamos su gran amor. Recordamos su gran salvación. Claro que se nos hace ligero. Claro que se nos hace dulce. Claro que se nos hace suave. El punto es, dejando la mística, Ya que el yugo de Cristo nos une a Él, se vuelve fácil, ligero, suave. Entonces, con Cristo a nuestro lado, podemos cargar con cualquier cosa. Podemos llevar cualquier cosa. Entonces... Una enfermedad crónica que escuchas por primera vez que la tienes, le tienes miedo, pavor. Un accidente. Tienes que hacer un proyecto, un proyecto de tu vida. Y te hace imposible en tu familia, tu trabajo, todas esas cosas que tienes que hacer. Y si te hace imposible obedecer unos mandamientos, ¿cómo voy a conseguir ya no gritar? Dejar toda gritería, quítense de vosotros toda gritería. ¿Cuándo voy a ser paciente? Yo que necesito tanto esto. Y esos ojos de codicia que me la llevo en Temo o Temu, no sé si lleva acento. Me la llevo en Liverpool, me la llevo en, y ya, quiero dejar eso. Ahí ustedes pongan su problema, su situación, su proyecto. Cristo siempre, siempre va a nuestro lado y cualquier carga o trabajo lo podemos hacer en Él. Aunque seamos débiles, Él es más fuerte. Aunque nosotros no sepamos el camino, Él nos lleva en el camino siempre. Y tan solo por el hecho de estar junto con Cristo nos debe de animar mucho. De eso se trata la cristiandad. Nunca vamos solos. Cristo siempre está con nosotros y todo por gracia y merecido para la gloria de Dios. Oremos. Cristo nos dice, Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y allí haréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Padre Celestial, te alabamos, te glorificamos, te agradecemos tanto por nuestro Señor Jesucristo. que vino a darnos esta gran invitación, este gran mandamiento. Le pedimos por sus méritos que inyectes estas lecciones, estas promesas a nuestros corazones. Que recordemos el Evangelio. No se trata de nuestras obras en sí, no se trata de nuestros esfuerzos en sí, pero que podemos vivir y podemos actuar y podemos obedecerte porque en Cristo nos has regenerado, nos has amado desde antes de la fundación del mundo. En Cristo tú nos has dado vida. En Cristo tú has preparado buenas obras para que andemos en ella. Y en Cristo podemos glorificarte. Le pedimos, Señor, entonces que en este día captemos estas verdades del Evangelio. que Él cumplió con la exactitud de la ley, que Él cumplió aún con los azotes que merecíamos nosotros y lo sufrió, y ahora podemos andar en vida nueva y trabajar, estudiar, hacer lo que tú tienes para con nosotros, con toda libertad y confianza, que Él nos ayude, el Espíritu Santo nos ayude en nuestras debilidades. Te pedimos para nosotros un día de descanso en el Señor, un día de reposo de verdad, Ayúdanos, Señora, a crecer en la gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. En su nombre te lo pedimos. Amén. Amén. Vamos a despedirnos cantando Cristo suficiente.
Cómo descansa tu alma 3
Series Versículos poderosos
Siguiendo con nuestro estudio de esta promesa, vemos que el primer requisito para tener paz en nuestra alma es llevar el yugo de Cristo.
Sermon ID | 61224127327559 |
Duration | 37:21 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Matthew 11:29 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.