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Vamos a comenzar nuestra escuela dominical en esta mañana, hoy nosotros vamos a entrar a lo que es el capítulo uno de este libro que estamos estudiando hábitos de gracia y hoy vamos a considerar el tema moldea tu vida con las palabras de vida. Moldea tu vida con las palabras de vida. Así que yo les invito, por favor, a que estemos de pie. Vamos a elevar una oración en esta mañana. Soberano Dios y Padre, Tú que moras en las alturas de los cielos, en este precioso día que Tú nos regalas, una vez más venimos como iglesia para honrar Tu nombre, para dar gloria y alabanza a Ti, Señor. Tú que lo mereces, oh Dios, como nuestro Dios, como nuestro Creador, como nuestro Sustentador, Señor. Padre te damos las gracias también porque nos has dado tu palabra, que ellas son el instrumento que tú utilizas para transformar nuestras vidas, para nosotros ser moldeados a la luz de estas palabras Ellas son nuestras lámparas, nuestras lumbreras en el camino que nos muestran cómo debemos de andar, cómo debemos de exaltarte con un testimonio vivo de esa obra interna que tú estás haciendo en nuestras vidas. Por esa razón te suplicamos, oh Dios, que en esta mañana, al estudiar tu palabra en esta primera sección y luego en el culto, oh Dios, pues esa palabra pueda fluir de una manera especial en medio nuestro y hacer su obra en nuestros corazones. Así demos gloria a tu nombre, así te exaltemos y así nuestras vidas sean conformadas a la imagen y semejanza de tu Hijo amado Jesucristo. y es por Cristo Jesús nuestro Señor que clamamos a ti y te pedimos estos favores. En el nombre de Cristo Jesús. Amén y Amén. Moldea tu vida con las palabras de vida. Hace un tiempo nosotros estábamos hablando en las últimas dos estudios acerca de la importancia que reviste. El entender que todo lo que nosotros hemos recibido del Señor ha sido por gracia. Y hoy vamos a seguir hablando un poquito acerca de eso, por lo menos al inicio. La vida cristiana de principio a fin depende totalmente de la gracia de Dios. no sólo recibimos la vida espiritual por pura gracia, pasajes como Hechos 18-27, Romanos 3-24 y Efesios 2-5 confirman esto que les digo, pero no sólo eso, sino que también es a través o en la gracia divina que nosotros seguimos creciendo. como nos enseña a nosotros Hechos 13, 43. Es por gracia de Dios que nuestras almas sobreviven a través de muchas pruebas, porque vamos a tener muchas pruebas en esta vida. Pero es por la gracia de Dios que podemos pasar todas esas pruebas, como nos enseña Segunda de Corintios 12, 9, Hebreos 4, 16. somos fortalecidos para la vida diaria y crecemos hacia la madurez y la salud a través de esa prueba y el ser sostenidos por gracia. Así que todo tiene que ver con gracia, de gracia, todo lo que recibimos es por gracia, es la gracia de Dios la que nos permite tomar decisiones y esforzarnos para buscar más de Dios. Como nos dice en 1 Corintios 15, 10, es un don el hecho que tengamos el deseo y entrar en acción para aprovechar los medios de la gracia de Dios. ¿Cuáles son esos medios que le hemos hablado? Tres, que vamos a considerar. que podemos decir que todos los otros medios de gracia pues se se resumen en esos tres, ¿cuáles serían? ¿Quién se acuerda? lectura de la palabra, que es oír su voz sí por eso es bueno tomar nota, ¿verdad? Porque así uno puede volver oír su voz, su oído que es la oración Dios nos escucha a través de la oración y su pueblo que es ¿Cuál es su pueblo? La iglesia, la comunión entre los hermanos. Entonces, esos son los medios de gracia que estamos estudiando acá, que hoy comenzamos con el voz de Dios, oído, oración, y su pueblo, comunión. Entonces, de esos tres, oír, escuchar su voz y tener comunión, el más básico de la gracia es la palabra. es la inmersión de nuestra vida en la Palabra. Ese es el más básico de los tres. ¿Cuáles son los tres medios de gracia? Voz de Dios, Pueblo de Dios y Oído de Dios, exactamente. O en otras palabras sería Palabra, Oración y Comunión. palabra, oración y comunión. Entonces. Antes de identificar la presencia de la voz de Dios en nuestras vidas, con los muchos buenos hábitos para recibir su palabra, ya sea leer y estudiar la Biblia, ya sea oír predicadores, meditar sobre sobre las escrituras, memorizarla, etcétera. Primero vamos a ver a la palabra como un principio general en vez de hablar de prácticas específicas. Vamos a ver la palabra en un sentido general. ¿Qué es la palabra? A la luz de la palabra, valga la redundancia. Entonces, antes de nosotros tenerla en físico, antes de tenerla en físico, antes de tenerla así encuadernada y forrada, vamos a considerar el concepto de la palabra de Dios. Lo primero que debemos de entender es que Dios habla, Él se nos revela, Él se comunica con nosotros. ¿Estamos de acuerdo con eso? Dios habla, Dios se revela, Dios se comunica con nosotros. Su palabra, como dice este escritor llamado John Fray, es su auto manifestación poderosa y autoritativa. Su palabra, la de Dios, así como las palabras de un amigo son esenciales para revelarnos su persona, lo mismo ocurre con Dios. Necesitamos tener la Palabra de Dios, necesitamos escuchar la Palabra de Dios para saber cómo Dios se ha revelado. Él fue quien nos creó, Él es quien nos sostiene a cada momento, como nos dice precisamente la Palabra. Colosenses 1.17, Hebreos 1.13, nos habla acerca de eso, de que Él se nos ha manifestado en palabras humanas. Y es vital que escuchemos esas palabras que él ha hablado. Los otros medios principales de su gracia, que es la oración y la comunión, aunque son igualmente esenciales, no son tan fundamentales como la palabra. ¿Por qué yo digo eso? ¿Y por qué el libro dice eso? Porque estamos tomando eso como referencia del libro. Yo estoy de acuerdo con ello. Pero ¿por qué los otros medios, la oración y la comunión, no son tan esenciales como la palabra, que es el más importante? Porque a través de la palabra es que Dios nos habla. Es así. De hecho, mis hermanos, cuando nosotros nos vamos a las escrituras, nos damos cuenta que tanto la creación como la nueva creación, la creación del mundo en sus inicios, como la nueva creación comienza con la voz de Dios. Entonces se ha dado cuenta cuando Dios comienza a crear como Dios hace y dijo Dios y dijo Dios y dijo Dios. Él inicia todo y lo hace. Usted sabe cómo? Hablando. Así es. Y esta auto-manifestación de Dios es tan profunda, es tan rica, es tan completa, que no es solamente algo personal, sino que también es una persona. ¿Por qué yo digo que es una persona? Porque esa auto-revelación completa y culminante de Dios al hombre, ustedes saben a través de quién fue. esa autorrevelación culminante, completa de Dios al hombre. No. Está cerca. Esa autorrevelación completa de Dios al hombre. ¿Qué? ¡Dígalo alto! ¡Jesucristo! ¡Esa es su Hijo! Eso es lo que nos dice Hebreos 1 1 al 2 o toma y nota verdad para que como que no se quede en el aire pensando como que yo estoy inventando cosas. Siempre les estoy diciendo a la luz de la palabra. Nos dice que Dios. En el pasado habló a nuestros padres por medio de los profetas, pero ahora. Pero ahora. Él se ha revelado en su Hijo. De hecho, el Evangelio, según San Juan, comienza con esa palabra. En el principio, era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios. Esa palabra verbo, que se utiliza así en nuestras versiones, es una traducción también para referirse a la Palabra. Así que podríamos decir en el principio era la Palabra y la Palabra era con Dios y la Palabra era Dios. Y nos dice Juan 1 14, y la Palabra se hizo carne. y Él es quien lo ha dado a conocer al Padre, dice Jesucristo. Juan 1, 18. Jesús es la auto-manifestación culminante de Dios y dice sin ningún fingimiento ni ornamentación, como dijo Jesús en Juan 14, 9, el que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Entonces, mis hermanos, Jesús es la palabra de Dios encarnada. Es la gracia de Dios encarnada. revelada, como dice Timoteo 2, Tito 2, 11, perdón, Tito 2, 11 revelada a Dios de manera tan revela a Dios de manera tan total y completa que no se le puede considerar como una palabra objeto, sino como una palabra persona. ¿Quién es ese? Jesucristo. Jesucristo cumplió el destino de la humanidad en su vida perfecta y en su muerte sacrificial, Hebreos 2.9, y resucitó triunfante sobre el pecado y sobre la muerte, y ahora está sentado a la derecha del Padre, y todas las cosas se sujetan a Él. como nos enseña 1 Corintios 15, 25 al 28. Él es la palabra divino-humana que nuestras almas necesitan para sobrevivir, para fortalecerse, para crecer. Necesitamos a Cristo Jesús. Ahora, aquí surge una pregunta. ¿Cómo ahora entonces nosotros accedemos a esta palabra, que nos dice la palabra, que Él está ahora sentado a la diestra del Padre? ¿Cómo podemos acceder a esa palabra que es Jesucristo? Ahora se lo voy a explicar, no se vaya adelante. Se lo voy a explicar. El uso más frecuente de palabra en el Nuevo Testamento tiene relación con el mensaje del Evangelio. Podríamos llamarla la palabra evangélica o la palabra del Evangelio, que viene a ser el mensaje acerca de Jesús. La palabra de Cristo, como dice Colosense 3.16, Cuando Pablo habla en en Filipenses 1 14 al 17, las frases predicar a Cristo, proclamar a Cristo y hablar la palabra son sinónimas. Son iguales. La intercambia. Y Pablo dice que la misión de su vida es dar testimonio solemne del evangelio de la gracia de Dios. Hechos veinte veinticuatro nos dice eso y el evangelio de la gracia de Dios dice Pablo también allí en Hechos veinte treinta y dos que es la palabra de su gracia entonces aquí nosotros podemos ver que es la palabra de verdad el evangelio que viene a nosotros no solo para la conversión sino también para que demos frutos para que crezcamos como dice Colosenses uno cinco Es el mensaje de la verdad, el evangelio de la salvación, la que cambia todo en la vida de los cristianos, dice Colosén, dice Efesios 1 13. Y es la palabra de vida a la cual nos aferramos en medio de una generación torcida y perversa, como nos dice Filipenses 2 15 al 16. Entonces, ¿qué es lo que estamos diciendo? ¿Cómo podemos recibir esa palabra que está sentada a la diestra del Padre si no podemos ir allá ahora mismo, Esmirna? ¿Cómo lo podemos hacer? Pues, sencillamente, a través del mensaje del Evangelio. Eso es. ¿Cómo recibimos a Cristo? A través del mensaje del Evangelio, esas buenas nuevas. Entonces, ¿cómo yo puedo mantener ese mensaje que he recibido del Evangelio? ¿Cómo yo lo puedo sostener en mi vida? Ah, porque ya yo lo recibí hace 30 años, hace 20 años, ya con eso me basta. No. La idea, la meta, la estrategia central Como dice John Piper, es predicarnos el evangelio a nosotros mismos. Es oír la palabra de la cruz y predicarnosla a nosotros mismos. Es la estrategia central para los pecadores en la pelea por el gozo, dice John Piper, y es verdad. Es decir, yo constantemente tengo que ir a al mensaje del evangelio, lo que Cristo hizo. El sacrificio que Cristo hizo. El grado de humillación que Cristo. Tomó. Para que yo al recibir esto por la fe y por gracia. en arrepentimiento y fe, entonces puede estar firme en esa palabra de gracia. Eso es lo que yo debo de hacer a diario, constantemente. ¿Qué yo soy? Yo soy un pecador salvado por gracia. ¿Qué es usted? Una pecadora salvada por gracia. Y eso debemos de tenerlo pendiente a diario. Para nosotros, primeramente, eso es lo primero para nosotros. Somos pecadores que el Señor ha tenido misericordia al mostrarnos las verdades de esa gracia de que yo sin merecerlo, Cristo vino y murió en mi lugar. Que lo que yo me merecía, Cristo lo sufrió por mí. Cristo lo pagó por mí para que yo pudiera tener comunión con Cristo Jesús. para que pudiera tener una vida de gozo, una vida de paz en el espíritu acá. Eso es lo primero. Yo tengo que recibir esa palabra constantemente, diariamente, día a día, día a día, día a día, mientras yo esté en esta tierra. Debo de predicarme el Evangelio a mí mismo. Debo de tener esto pendiente para mí mismo. Y luego, Entonces yo debo de transmitir esa palabra, esa palabra que es el Evangelio, de boca en boca, de persona a persona, de pueblo a pueblo, de nación a nación. Es mi deber. Es mi responsabilidad. predicar mi mensaje yo primero, vivirlo, vivir acorde a ese mensaje que he recibido y darlo a conocer a otras personas. Entonces, visto esto, mis hermanos, visto que el principal mensaje que el Señor nos da es su palabra revelada en la persona de Cristo, visto que para yo poder mantener ese contacto con esa palabra que se ha sentado a la diestra del Padre, yo necesito predicarme el evangelio a diario y predicarlo a otros. Entonces, luego de eso, luego de eso, entonces tenemos que ver lo que el Señor nos ha revelado y nos ha dejado de manera escrita, que es su palabra. Miren cómo es la dinámica. Primero, entender cuál es la revelación perfecta de Dios. ¿Quién es? Cristo Jesús, a la luz de los pasajes que les mencioné. Que esa revelación debe de permanecer en mí a través del mensaje del Evangelio. que yo debo de predicarme el Evangelio a diario y predicarlo a otros también. Y luego entonces, en tercera instancia, tener su Palabra escrita. No es al revés. No es primero la Palabra y después el Evangelio y después Cristo. No. Primero Cristo, luego el Evangelio, predicarmelo a mí mismo, y en tercer lugar la Palabra. Y así como es crucial para la vida espiritual tener a Dios en su palabra Jesús y tener a Jesús en su palabra el Evangelio, también necesitamos las Escrituras como la autorevelación inspirada, inerrante e infalible de Dios. Sin la Biblia, Nosotros pronto perderíamos el genuino evangelio. Perderíamos al Jesús real y al verdadero Dios sin la Biblia. Mire cómo es el asunto. Dios revelado en su palabra que es Jesús y esa autorrevelación de Dios a través del evangelio nos lleva a la palabra. Pero si yo no permanezco en esa palabra, entonces pierdo todo lo que he recibido hasta ese momento. Si que por ahora, mis hermanos, entonces si nosotros queremos saturar nuestras vidas con las palabras de vida, entonces debemos de ser el pueblo del libro. Debemos de entender eso. Pero primero tenemos que tener a Cristo. Primero tenemos que tener el Evangelio, Cristo y Dios. ¿Me entiende lo que le estoy diciendo? Primero hay una relación que hay que establecerse en base a las verdades que Dios ha revelado a través de la persona y obra de Cristo. Primero hay que tener a Cristo como Señor y Salvador, para que esa palabra sea viva y real en nosotros. Ahora bien, luego que ya yo tengo a Cristo, tengo el mensaje del Evangelio, tengo esa autorrevelación de Dios en su palabra, que es Jesucristo, entonces para yo mantenerme en esas verdades, necesito la verdad revelada, escrita de Dios, que es su palabra. ¿Van conmigo? Bien. Entonces, no estamos hablando de que esto es una receta necesaria para todo cristiano, para que utilice los mismos hábitos específicos de profundizar en la palabra, pero es un llamado al principio de sumergir nuestras vidas en la voz de Dios y diversificar el catálogo de puntos de acceso para estar sumergidos a la voz de Dios. Entonces, antes de considerar los muchos y variados hábitos de gracia que podrían ser mejores para nuestro contexto y la etapa de nuestra vida, nosotros debemos, antes de entrar en detalle, entender que necesitamos desarrollar patrones de vida que nos ayuden a girar en torno a la palabra encarnada de Dios. mediante la Palabra del Evangelio de Dios, a través de la Palabra escrita de Dios. Tenemos que crear hábitos para mantenernos en la Palabra. Si no creamos hábitos para mantenernos en la Palabra, rápidamente vamos a ser arrastrados por todo tipo de doctrina falsa, por todo tipo de doctrina de demonios. Entonces tenemos que crear esos hábitos de ir a la Palabra. hábitos constante. Tenemos que hacerlo. Entonces, nosotros podríamos hablar de un sinnúmero de rutinas creativas para mantenernos en esos hábitos que son buenos. esas rutinas, como ya sea leer la Biblia en un año, o como ya sea memorizar pasajes o libros enteros, o ya sea meditar sobre versículos específicos o párrafos específicos de las Escrituras, o enérgicamente identificar y buscar aplicaciones verdad de la palabra para nuestras vidas, o escuchar sermones en audio, o leer recursos bíblicamente ricos, llenos de palabra, como lo que tenemos allí afuera, libros cristianos, etc. y cambiar la rutina de vez en cuando, podríamos también hacerlo. Las prácticas posibles son ilimitadas para mantenernos en la palabra, pero el principio bajo todas esas prácticas es el siguiente. Todas esas prácticas están buenas. Es necesario que usted tenga una dinámica diaria de ir a las escrituras. es necesario que usted vaya a las Escrituras, leyendo porciones de las Escrituras, leyendo libros corridos, leyendo la Biblia un año, dos años, tres años, leyendo algunos devocionales, que existen cantidad de ellos, Pero lo importante es, mis hermanos, es que los medios fundamentales de la gracia continua de Dios, a través de su Espíritu, en la vida del cristián y la vida de la Iglesia, es la auto-manifestación de Dios en su palabra, en el Evangelio, perfectamente guardada para nosotros. y exhibida en todas sus texturas, riquezas y tonalidades en la palabra escrita externa de las escrituras. Es decir, es importante utilizar todos esos medios, pero siempre hay que ir a la palabra, constantemente hay que ir a la palabra. Todos los otros medios son buenos, todos los otros medios son buenos, son correctos, están bien, hay que hacerlo, pero hay que ir a las escrituras. Al considerar la lectura de la Biblia, el estudio, la meditación, la memorización, la aplicación y el aprendizaje para toda la vida en los próximos capítulos que veremos en este libro, y aún más importante, el recibir la predicación fiel de la Biblia, que lo vamos a ver en la parte 3 de este libro, La meta es que Dios nos provea a nosotros la intencionalidad para moldear nuestras semanas con la palabra, que la inventiva colme nuestros días con su voz. y la creatividad de énfasis a nuestra vida y la vida de los que nos rodean con rutinas frescas para que nos beneficie regularmente de esas palabras vivificantes. Es decir, mis hermanos, que es necesario leer las escrituras, pero es necesario que eso moldee nuestras vidas. Es necesario asistir a la iglesia para dar un ejemplo, pero es necesario que eso que recibimos en la iglesia lo podamos trasladar a nuestro diario vivido, que se manifiesten hechos contundentes, claros y visibles para los que nos rodean. De nada sirve tener un conocimiento acabado de las Escrituras si no hay una buena disposición de poner en práctica esa obra que el Señor va haciendo en nuestros corazones. a través de escuchar, de leer y de meditar en su palabra. Es decir, tiene que llevarnos a la acción. Tiene que llevarnos a la acción. Al cambio, si eso no ocurre, mis hermanos, entonces estamos en un nivel de peligro. Porque nos estaríamos convirtiendo en personas oidoras, pero no hacedoras de la palabra. Es necesario saber que el Señor nos manda y nos ordena a cumplir, a obedecer lo que Él ha dado, como mandamientos expresos y claros en su palabra. Entonces, antes de avanzar hacia considerar la lectura de la Biblia en alguna de sus muchas formas, Vamos a regresar y digamos algo más sobre el hecho de predicarnos el Evangelio a nosotros mismos y su función como un medio de gracia. ¿Predicarnos el Evangelio a quiénes? A nosotros mismos. John Piper tiene esta frase. Este es un libro, hace muchos años yo lo leí, y el autor lo menciona acá. pero es un libro que yo se los recomiendo si ustedes lo ven en alguna librería y es fácil de encontrar cuando no deseo a Dios. Que yo le invito a que ustedes lo lean, es tremendo. Él dice lo siguiente, oír la palabra de la cruz y predicarnosla a nosotros mismos es la estrategia central para los pecadores en la pelea por ellos. Oiga bien, oír la palabra de la cruz y predicarnosla a nosotros mismos es la estrategia central para los pecadores en la pelea por el bosque. Porque este pastor dice que nosotros tenemos una lucha a cual batallamos a diario para tener gozo en nuestra vida. Ese gozo que el Señor nos ha dado a través de su Espíritu Santo, pero que tenemos que luchar para obtenerlo, porque hay muchos factores que inciden en nuestras vidas que nos impiden recibir ese gozo. Entonces, por lo tanto, dice el pastor, que para nosotros poder pelear y ganar la batalla para adquirir el gozo espiritual en nuestras vidas, nosotros necesitamos oír la Palabra de la Cruz y predicarnosla a nosotros mismos. Es básico para poder tener gozo en nuestras vidas. En nuestro pecado, nosotros constantemente encontramos que nuestras respuestas a la vida en nuestro mundo caído están desconectadas de la teología que confesamos. Es decir, ¿cómo reaccionamos ante los problemas del día a día? ¿Reaccionamos a la luz del Evangelio o reaccionamos igual que el inconverso? En la mayoría de los casos, reaccionamos como los inconversos. no tomamos principios bíblicos para aplicarlos al día a día. ¿Y usted sabe por qué? Porque no permanecemos en el Evangelio, porque no nos predicamos el Evangelio a diario, porque no somos confrontados con la palabra a diario. Y por esa razón nosotros vemos que la ira, el miedo, el pánico, el desaliento, la impaciencia acechan nuestros corazones y susurran en nuestros oídos un falso evangelio que alejará nuestra vida de lo que decimos creer. Por un lado, decimos creer esto y en la práctica decimos que somos iguales que el impío. Entonces el campo de batalla está en nuestros oídos. ¿Qué es lo que está cautivando sus pensamientos ociosos? ¿Qué temor, qué frustración está llenando su tiempo libre? ¿Se va a oír a usted mismo o va a comenzar a hablar? No. La respuesta es predicar. no dejar que sus preocupaciones le moldeen, sino concebir sus preocupaciones por el poder del evangelio. Entonces, cuando yo hablo de predicar, no es que usted va a decir voy a salir a la calle a predicar a la gente porque no voy a permitir que mi ansiedad, mis preocupaciones me me ganen en esta batalla. No, es que usted tiene que comenzarse a predicar usted mismo primeramente. Bueno, mire el libro de los salmos. Hay varios salmos donde el salmista dice alma mía alaba Jehová. Es el salmista hablando con su alma. Así que no estamos inventando algo que ya no está en las escrituras. Bendice alma mía Jehová y no olvide ninguno de sus favores. Él es quien perdona todas tus iniquidades. Él es quien rescata. Ese es el salmista hablando con su alma. consigo mismo, pero a la luz de que inventándose cosas o inventándose algo muy bonito que escuchó en las redes sociales de una persona muy filosófica y que dijo dos o tres palabras y metió algo que parece bíblico. Cuando vamos a la palabra. A lo que Dios ha revelado en su palabra. A lo que hemos recibido de su palabra. y nos la predicamos nosotros mismos. Sí, señor, yo sé que esto es algo difícil, pero tú has dicho que tú estás conmigo, señor. Alma mía, no permitas escuchar otra voz, sino la voz de tu palabra. Esa es la invitación. predicarnos el evangelio a nosotros mismos es un hábito de gracia que es tanto proactivo como reactivo. De esas dos palabras, ¿cuál es la palabra positiva? Proactivo, proactivo. Esa es la palabra positiva. Por ejemplo, cuando nosotros Actuamos de manera reactiva, es de la siguiente forma. Es cuando enfrentamos tentación y frustración en nuestra vida y entonces buscamos reabastecernos en el momento o cuando reflexionamos sobre nuestro pecado y las circunstancias e intentamos evaluarlas por el lente del evangelio. Eso es ser reactivo, actuar. Y siempre se ha acusado al dominicano, a los latinos se ha acusado de que actúan de manera reactiva. ¿Por qué? Porque cuando roban le ponen el candado. Eso es actuar de manera reactiva. Cuando ya me hicieron esto, ahora tengo que tomar medidas para resolverlo. Y eso no es lo correcto. Ahora, claro que está. Si ya se llegó el problema, pues ¿qué usted va a hacer? Ya tiene que actuar con lo que tiene. Pero no, la meta no es permitir que el problema llegue para usted actuar en consecuencia. No. Nosotros tenemos que actuar de manera proactiva. ¿Y cómo actuamos de manera proactiva? Sencillamente que nosotros vamos a la ofensiva. cuando alimentamos nuestras almas con cierto ritmo habitual, antes de que las actividades, tareas y desilusiones de la vida diaria comiencen a surgir en nuestro camino, nosotros vamos, antes de que eso ocurra, a la palabra. Nos sostenemos en la palabra, oramos la palabra, nos congregamos, descansamos en su palabra. Eso es actuar de manera proactiva. Vamos antes de los problemas. Ahora, si ya no hay un problema en su vida, pues ya no le queda de otra. Actúe de manera reactiva hasta que se solucione el problema o hasta que aminore el problema y prepárese entonces, luego de que aminoró el problema, para actuar de manera proactiva y entonces ir como llenando las despensas, los almacenes de los asuntos espirituales. Esa es la invitación que nosotros tenemos, a ser proactivos con la palabra. Hay que ir a la palabra cuando no hay problema. No espere que el problema llegue a su vida para ir a la palabra. Manténgase siempre en la palabra. Dedique tiempo, consagre tiempo, planifíjese, organícese, priorice. Y así entonces usted estará actuando de manera proactiva. Existe una diferencia entre simplemente recordarnos la verdad y predicarnos la verdad del Evangelio. Es una verdad que dos más dos, ¿cuántos son? Cuatro. Pero eso no sirve mucho para alimentar nuestra alma. No solo necesitamos algo que sea verdad, sino que necesitamos la verdad, el mensaje del Evangelio. Lo que se requiere para predicarnos el Evangelio es hacer una pausa, repasar alguna expresión del amor del Padre y del Hijo y su provisión de bondad, rescate y gozo para nosotros y procurar de manera consciente que esa verdad nos moldee y permee nuestra realidad. Necesitamos eso, constantemente. Es tomar ese tiempo para repasar esas verdades que hemos oído, que hemos recibido. Por esa razón, mis hermanos, yo les invito, usted está participando en esta obra a través de este estudio de manera presencial, Pero la idea es que usted pudiera volver más adelante y repasar estas grabaciones y tomar esas notas que se le olvidó tomar durante la presentación en vivo, personal. Es volver a esas verdades que hemos recibido. No es como que algo que ya yo recibía, bueno, ya está bien, pasemos al siguiente capítulo. No, hay que volver. Hay que dar páginas atrás. y volver a esas verdades. Es necesario que nosotros acordemos o tengamos pendiente que la autopredicación del Evangelio no es lo mismo que la lectura de la Biblia. No es lo mismo. A pesar de que hay una interconexión profunda entre predicarnos el Evangelio y leer la Biblia, no es lo mismo. En un sentido, las Escrituras proveen el material para predicarnos a nosotros mismos el Evangelio de la gracia. Las Escrituras son el contenido que debe de ser tomado y que debe de ser aplicado a nuestras vidas, a la luz de la persona y la obra de Jesús. Pero cuando yo estoy leyendo las Escrituras, no quiere decir que me estoy predicando el Evangelio. ¿Cuándo me estoy predicando el Evangelio? Cuando yo tomo lo que he recibido de las Escrituras y me lo digo hacia mí mismo. Tú has dicho, Señor, en Tu Palabra esto y esto y esto. Que mi fe no falle cuando el problema venga, cuando los ataques de mi vida sean fuertes, estas verdades, Señor, se mantengan firmes en mí. que no gane ventaja Satanás en el momento de la lucha, ya sea por ser débil en cuanto a resistir a las tentaciones. Dame esa fuerza, Señor, para estar firme en esa verdad que Tú me has dado. Eso es predicar en el Evangelio, pero basado en qué? En lo que hemos leído de la Palabra, en lo que hemos conocido de la Palabra. A largo plazo, el mero hecho de oír el mismo Evangelio envasado repetidas veces no será adecuado para fortalecer nuestra fe y tampoco sostendrá nuestra vida espiritual el mero hecho de recibir información sin verla a la luz de Jesús y llevarla a nuestro corazón. Eso es bueno que tengamos pendiente. ¿Cuántas personas no asisten a la iglesia? pero usted no ve nada en su vida, no ve cambio. ¿Cuántas personas después de años terminan alejándose de la iglesia? ¿Por qué? Porque quizás recibieron un conocimiento, quizás fue enlatado, quizás se quedó en la mente y quizás ni siquiera llegó a la mente, porque su mente estaba en otra cosa, en el momento en que se estaba predicando. Entonces, siempre debemos de entender que esta información que recibimos Nosotros tenemos que orar al Señor, eso es lo primero, para que esa información recibida en la mente sea llevada al corazón, sea llevada a la práctica diaria. Pero primero, para yo llevarlo a la práctica diaria, tiene que entrar en mi corazón. Y esa obra solamente la puede hacer el Espíritu Santo, y por esa razón oramos. Y le decimos, Señor, que tu Palabra, que es servida cada domingo y cada día que yo saco ese tiempo para estar en tu presencia, que esa Palabra esté obrando eficazmente en mi corazón, Señor. Esa debe de ser nuestra oración constante. que no seamos, como decía Abbo hace un ratito, oídores, olvida de eso, sino que seamos hacedores de la Palabra. Y eso solamente lo puede hacer el Espíritu Santo. Por esa razón necesitamos, entonces, volver constantemente a esa verdad y predicarnos el Evangelio a nosotros mismos. porque vamos a tener una disyuntiva, vamos a tener una lucha. Por un lado, el mundo, las voces agoreras de los que nos rodean, que no son cristianos y hasta personas que se hacen llamar cristianas, que también son arrastradas por la corriente del mundo, que nos van a llevar a seguir la corriente del mundo, que es más fuerte muchas veces. Y por otro lado, nosotros tenemos que ir a la palabra. Entonces, tomar esa palabra y decir, no, señor, tú has dicho en tu palabra esto. Señor, fortaléceme aquí, padre. Reconozco esto. Hay una lucha. Estoy batallando con ello, pero yo quiero hacer tu voluntad, señor. Tu palabra me dice esto. Tu palabra me ordena esto. Tu palabra me habla de esto. Señor, aquí estoy. Alma mía, haz esto. hace esto, ¿qué cosa? Tu palabra, lo que tu palabra ha dicho, señor. Bien, vamos a dejarlo hasta acá, mis hermanos, vamos a tener un tiempo si hay alguna pregunta o inquietud para tratar de contestar.
Moldea tu vida con las palabras de vida
Series Hábitos de GRACIA
Antes de considerar los muchos y maravillosos hábitos de gracia que podrían ser mejores para tu contexto y la etapa de tu vida, coloca esta roca en su lugar: desarrolla patrones de vida que te ayuden a girar en torno a la Palabra encarnada de Dios, mediante la palabra del evangelio de Dios, a través de la Palabra escrita de Dios.
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La versión de la Biblia que utilizamos es la Nueva Biblia de Las Américas (NBLA)
Sermon ID | 527241343533366 |
Duration | 46:21 |
Date | |
Category | Bible Study |
Language | Spanish |
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