00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Hoy vamos a tratar con el tema
del autoperdón. lo que comúnmente se menciona
como perdonarme a mí mismo. Hoy día es muy común escuchar
cosas así. Tengo que perdonarme. Me costó mucho trabajo perdonármelo.
Estoy luchando con esta culpa y estos sentimientos porque no
me he perdonado por algo que hice, por alguna falla, por algún
error en mi pasado. Y son cosas que, aunque no las
escuchemos de todo mundo, no las escuchemos en boca de todos,
están en la mente y el corazón de muchos. tiene la conciencia
cargada por pecados que cometieron en su pasado. Pudiera ser un
aborto, una infidelidad, traición, un engaño, dañar fuertemente,
terriblemente a alguien cercano, una relación rota con una pareja,
con un hijo, con un familiar. Hay miles de posibilidades diferentes,
pero al final es alguien con la conciencia cargada. por sus
pecados. Y su psicólogo o un libro o un
amigo, algún supuesto guía espiritual o hasta una revista, lo han llevado
a convencerse de que la forma de aliviar esa carga, la forma
de aliviar su conciencia, es el autoperdón, perdonarse a sí
mismo. Él mismo o alguien más lo convenció
de que tienes que perdonarte. Lo que les dicen estas personas
es, ya no vivas con esa carga, ya no cargues con esa cruz, perdónate,
aprende a perdonarte, así vas a encontrar alivio, así vas a
encontrar paz. Y hay hasta canciones que hablan
acerca de este tema del autoperdón, que venden el autoperdón. No
seas tan duro contigo mismo, date chance de cometer errores.
Bueno, lo que vamos a ver esta noche es la respuesta bíblica
a todo eso. ¿Realmente hay tal cosa como
el autoperdón? Dios, ¿qué nos dice al respecto
de esto? Entonces los invito a comenzar leyendo un pasaje
y después vamos a a orar. Leemos en Efesios, vamos a Efesios
capítulo uno, versículo siete, para leer un versículo inicial,
y después vamos a orar. Efesios uno siete. Dice así,
en él tenemos redención por medio de su gracia, por medio de su
sangre, el perdón de nuestras transgresiones, según las riquezas,
de su gracia. Vamos a orar, vamos a ir todos
juntos al Señor, a pedir su ayuda para para esta hora, para que
nos guíe, para que nos aplique su palabra. Padre, estamos agradecidos. por tu protección, señor, por
tu presencia con nosotros, en nuestra congregación, en nuestras
iglesias hermanas, porque nos has ayudado, señor, a través
de la crisis que está pasando. Gracias, señor, porque has dado
oportunidades de compartir el evangelio con aquellos que están
necesitados. Te pedimos, señor, que nos sigas
dando estas oportunidades, que nos ayudes en esta noche y a
cada uno de nosotros en nuestras vidas. con nuestros conocidos,
a buscar las oportunidades de compartir tu palabra, padre,
de llevar tu evangelio, de llevar la única esperanza real para
el perdón de pecados, para encontrar paz, alivio. Te pedimos, Señor,
por este siervo inútil que va a hablar. Padre, te rogamos que
hables tú y no hombres. Yo no puedo convencer a nadie.
Ayúdanos, Señor, guíanos, líbranos de cualquier error, ayúdanos
a concentrarnos y a darte toda la atención que merece tu palabra.
Pedimos todo esto en el nombre de Cristo Jesús. Amén. Bueno,
como decíamos, hay muchas personas en este mundo buscando el auto
perdón, muchas personas enseñando o vendiendo el auto perdón. Se
han escrito muchísimos libros sobre este tema, muchísimas guías
al respecto. Si pones la palabra Self Forgiveness
en inglés, Self Forgiveness en Google, te salen más de 80 millones
de resultados. Si lo buscas en español, te salen
36 millones de resultados a la búsqueda de la palabra autoperdón
o cómo, cómo perdonarte. Pero si buscas la frase el perdón
de Dios, igualmente en Google te arroja una cuarta parte de
los resultados. Si lo haces en inglés y buscas
self forgiveness y luego buscas El perdón de Dios te arroja una
cuarta parte de los resultados. Obtienes cuatro veces más resultados
buscando la palabra autoperdón que buscando la frase perdón
de Dios. Lo hice ayer. Pueden hacer la
prueba si tienen curiosidad en algún otro momento. Según Google,
las preguntas más frecuentes relacionadas al tema son, ¿cómo
empiezo a perdonarme a mí mismo? ¿Por qué es importante el autoperdón? ¿Cómo lograr el autoperdón? cómo
trabajar el auto perdón, cómo perdonarte por algo imperdonable. Cuando tú haces una búsqueda
en Google, te marca ahí las primeras respuestas, cuántos resultados
hay y luego abajo te elabora una lista de las preguntas relacionadas
al tema. No, esas son las preguntas más
comunes relacionadas a esto en la plataforma de búsquedas más
grande del mundo. Entonces, con 80 millones de
resultados en Google, podemos afirmar que bastantes personas
están preocupadas por este asunto del autoperdón. Muchas personas
lo han preguntado, muchos lo han estudiado y muchos creen
que es importante o que conocen la clave para lograrlo, para
hacerlo. Una de las respuestas más comunes sobre cómo lograr
el autoperdón, si te pones a investigar un poco este tema, una de las
formas más comunes que se sugieren es que debes de amarte a ti mismo. Te dicen tú no te amas lo suficiente. Necesitas amarte más. Necesitas aprender a amarte a
ti mismo. Ese es uno de los supuestos caminos que nos sugieren para
lograr el auto perdón. Y no me quiero detener demasiado
aquí, pero esto es una completa mentira. Es una farsa. Todo mundo
tiene más que suficiente amor propio. Hasta los que se quitan
la vida lo hacen en amor propio, convencidos de que esa es la
mejor opción para ellos. La Biblia nos dice en Efesios
5, en Efesios 5, versículo 29, que nadie aborreció jamás a su
propio cuerpo. En Mateo 22 nos es dado el mandamiento
de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es decir,
Dios da por hecho que todos nos amamos a nosotros mismos en exceso. Lo da por hecho. Nuestro problema
no es una falta de amor propio. Ahora, otro camino sugerido por
el mundo para lograr el auto perdón, es decir, este concepto
de que nadie es perfecto, todos cometen errores. Tú eres una
gran persona en el balance de las cosas. Tus buenas obras borran
cualquier error que hayas cometido. Tú haces más bien que mal. Ahora, Es cierto que nadie es
perfecto, pero ese no es ningún consuelo a la luz de la palabra
de Dios. Ese no es ningún consuelo. Eso no quita la culpa de nuestros
pecados. No somos perfectos porque somos
pecadores. Cometemos errores y hacemos el
mal porque somos pecadores. Y esto lo vamos a ver mucho más
claro en unos momentos. Téngame un poco de paciencia.
Estoy nada más repasando las posibles maneras que sugiere
el mundo sobre cómo lograr el autoperdón. Y lo que estamos
viendo esta noche, nuestro tema es, ¿el autoperdón es algo real?
es algo que existe, es algo necesario. Qué es lo que Dios dice acerca
de esto? Entonces la primera manera que
quedan para lograr el auto perdón es amarte más a ti mismo. La
segunda es convéncete que en el balance de las cosas tú haces
más bien que mal. No eres perfecto, pero haces
cosas buenas que borran tus maldades. Y el tercer argumento, el tercer
supuesto método para lograr el auto perdón que se sugieren en
muchos libros y se meten a estudiar eso es si te equivocaste, si
hiciste mal, al final es culpa de alguien más. No es tu culpa,
es culpa de tus papás, es culpa de tu pareja, es culpa del ambiente
en el que te crearon, la escuela en la que aprendiste de niño.
Es culpa del mundo, es culpa de quien sea, pero tu culpa no
es. Es culpa de cualquier otra persona
menos tuya. Pero la Biblia nos dice en Santiago,
Santiago 1 14, que cada uno es tentado cuando es arrastrado
y seducido por su propia pasión. Es decir, tu pecado es tu propia
culpa. Entonces esas son las tres vías
que nos ofrecen. Nos dicen amate más. Nadie es
perfecto. y la culpa es de alguien más.
Esas son tres de las grandes respuestas que ofrece el mundo
sobre cómo lograr el autoperdón. Tres de las respuestas más comunes
sobre cómo perdonarte a ti mismo. Ahora, ¿cuáles son los problemas
con esto? Según Dios, ¿qué responde Dios
a estos argumentos? En primer lugar, y vamos a ver
seis puntos, seis respuestas, pero el primero, la primera respuesta
bíblica es que el perdón es una transacción. Es una transacción
entre el que ofende y Dios, siempre. El perdón requiere interacción
con la parte ofendida. Cuando haces algo malo, cuando
pecas, el primero al que ofendes es a Dios. Es su ley la que estás
quebrantando. Es la conciencia que él puso
en ti que estás violentando y acallando. Leemos en el Salmo 51 las famosas
palabras del rey David, confesándole a Dios, contra ti, contra ti
solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos. Seas tú reconocido
justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio. Salmo
51 4. Esta es la famosa oración de
David después de haber cometido adulterio y asesinato. Ahora,
claro que David también pecó en contra de otras personas.
Pecó en contra de Dios y pecó en contra de otras personas.
Por supuesto que pecó en contra de Eurías, a quien mató después
de cometer adulterio, buscando encubrir su pecado. Pero lo que
David reconoce en este versículo es que su pecado y todo pecado
es, en primer lugar, una ofensa en contra de Dios. aún si tu
pecado es algo que hiciste tú solo, y es algo que según tú
no afectó a nadie más, aunque sabemos que eso nunca es cierto.
Nuestro pecado siempre tiene un impacto y un precio para otros.
Pero aunque tú creas que tu pecado no impactó a nadie más que a
ti, Dios dice que lo ofendiste a él. Es por eso que leemos en
Ezequiel capítulo 18 lo que el Señor promete a todo aquel que
peque en contra de él, a todo aquel que le ofende, el alma
que pecare, esa morirá. Ezequiel 18, 20. Hay una pena
de muerte que hay que pagar por todo pecado, porque todo pecado
es una ofensa en contra de Dios. Todo acto malvado, todo acto
egoísta, incluso los pecados mentales, los pecados de la imaginación,
de los ojos, lo que decimos solo en nuestras mentes, son ofensas
en contra de Dios. Como dijo David, siempre que
hacemos el mal contra ti, contra ti solo hay pecado, y he hecho
lo malo ante tus ojos. Entonces, esta es la primera
respuesta. Tú no puedes perdonarte a ti mismo. El único que puede
perdonarte es Dios, porque el primer ofendido siempre es Él,
cuando haces el mal. El autoperdón no existe por la
misma definición, por el mismo significado de la palabra perdón.
En todo pecado hay agraviados, hay ofendidos, y los únicos que
pueden perdonar el mal son los agraviados, es decir, Dios y
cualquier otra persona a quien hayamos ofendido. Vamos con la
segunda respuesta. La respuesta, la segunda respuesta. Esta respuesta dice que el concepto
de autoperdón niega nuestra depravación y nuestra pecaminosidad. El concepto
de autoperdón niega nuestra depravación y nuestra pecaminosidad. Lo que
afirma el autoperdón es que yo soy una persona naturalmente
buena. Soy bueno en términos generales,
soy una persona esencialmente buena, pero cometí un error o
unos errores y ahora no me siento bien. Es decir, el autoperdón
no busca realmente perdón de nada. Solo es un deseo y un esfuerzo
por encontrar la manera de sentirme bien conmigo mismo, a pesar de
las cosas que he hecho. Es un esfuerzo por volverme a
creer que yo soy una persona fundamentalmente buena, esencialmente
buena. Y el problema con eso es que
Dios afirma que no hay nadie que sea bueno. No hay una sola
persona sobre la faz de la tierra que nazca siendo naturalmente
bueno. La Biblia enseña que Dios nos
detiene. de mucho mal y muchos pecados. Dios nos detiene de
llegar a ser tan malvados como podríamos ser, tan malos como
tenemos el potencial de ser. Dios también nos lleva a hacer
actos de misericordia, actos de caridad, pero muchas veces
están contaminados nuestros motivos, nuestros deseos cuando hacemos
esto. Leemos que en Romanos 3 que nadie es bueno. Nadie es inherentemente
bueno. En Romanos 3, vamos a leerlo
todos, por favor. Este es un pasaje muy importante.
Romanos 3, capítulo 3, versículos 10 al 12, dice como está escrito. No hay justo ni a un uno. No
hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos
se apartaron. A una fueron hechos inútiles.
No hay quien haga lo bueno. No hay ni siquiera uno. Eso es
lo que Dios dice acerca de todos los hombres y mujeres que han
entrado a este mundo. No hay uno solo que haga realmente
lo bueno. Nadie es naturalmente bueno.
Aún cuando hacemos algo bueno, como dar dinero a los pobres,
Nuestros motivos no son del todo puros, del todo agradables a
Dios. Están manchados por pecado, por vanagloria, por egoísmo.
Por más que tú pienses, yo no soy ese tipo de persona. Yo no
soy un asesino, ni un ladrón, ni un secuestrador. Yo tengo
un buen corazón. Yo soy una buena persona. Dios
dice que ni tu corazón es bueno. En la profundidad de tu corazón
no hay bondad. Según Jeremías capítulo 17, engañoso
es el corazón más que todas las cosas y perverso. Algunas versiones
dicen desesperadamente malvado. ¿Quién lo conocerá? Y si no ves
esto, si estás escuchando, estás diciendo no, eso no puede ser
cierto. Eso no es verdad. Si no lo ves, si no lo reconoces,
nunca te has visto como Dios te ve. Nunca te has visto a la
luz de su palabra. Nunca te has visto a la luz de
la verdad de la Biblia. Sigues engañado. Sigues auto
engañado. Tú mismo te has engañado. No
importa cuánto trates de perdonarte, porque el auto perdón es una
mentira. Es una afrenta contra Dios, contra la palabra de Dios.
Leemos en Ecclesiastes 7. Ciertamente no hay hombre justo
en la tierra que haga el bien y nunca peque. Ecclesiastes 7
20. Entonces, si este es tu caso,
si esta es la primera vez que estás escuchando algo así, te
pido que tengas paciencia, que escuches todo el mensaje, que
escuches la palabra de Dios, el mensaje que él tiene para
ti. Pídele que te muestre la realidad de tu corazón, la realidad
de tu pecado. Pídele a Dios que te muestre
que no eres más que un mendigo espiritual y que tu única esperanza
es acudir a él arrepentido, realmente arrepentido por tu pecado. Tú
tienes que arrepentirte ante Dios por tu pecado, por tu maldad,
acudir a Él. No puedes perdonarte a ti mismo.
Deja de pensar que tu pecado son sólo unos pequeños errores
o defectos que tú te puedes autoperdonar. En tercer lugar, estamos viendo
esta lista de respuestas bíblicas. ¿Qué es lo que Dios dice acerca
del autoperdón? ¿Existe el autoperdón? ¿Qué es
lo que Dios tiene que decir? En tercer lugar, la lucha por
lograr perdonarme a mí mismo suele ser un síntoma de tremenda,
profunda soberbia. Muchas veces la lucha por autoperdonarme
es evidencia de soberbia. Si niegas los dos puntos anteriores,
que sólo Dios te puede perdonar y que eres un pecador con un
corazón malvado. Las evidencias apuntan a que
tu corazón está lleno de soberbia. La búsqueda de perdón es incompatible
con la soberbia. La búsqueda de verdadero perdón
es incompatible con la soberbia. Un corazón humillado, arrepentido
que busca el perdón es incompatible con la soberbia de buscar el
auto perdón, de pensar que yo puedo perdonarme a mí mismo.
Si crees que en realidad tú eres una gran persona con solo un
par de defectos, un par de errores y que tú tienes el poder de perdonarte
a ti mismo, sin acudir a Dios, sin humillarte ante él, te estás
exaltando por encima de Dios, por encima de tu creador, por
encima de su palabra. Estás negando lo que Dios dice
acerca de ti para sustituirlo con tu propia verdad, tu propia
autoimagen, la soberbia y la búsqueda del perdón no van de
la mano. Son como agua para chocolate,
son incompatibles. Leemos en provebios que si neciamente
te hacen al tecido, pon tu mano sobre tu boca. Proverbios 30,
32. Si te has enaltecido neciamente,
mejor calla. Mejor ya no lo hagas. Creer que
podemos perdonarnos a nosotros mismos por nuestros pecados y
maldades es un acto de soberbia, es una frente en contra de Dios.
Dios odia la soberbia del hombre. En Isaías capítulo 2 promete
que habrá un día cuando la altivez de los ojos del hombre será abatida
y la soberbia de los hombres será humillada y Jehová solo
será exaltado en aquel día. La búsqueda o la creencia de
que yo puedo perdonarme a mí mismo es evidencia de soberbia. La búsqueda de perdón verdadero,
de perdón bíblico, requiere humillarte ante Dios, requiere humillarte
ante aquel a quien has ofendido con tus pecados. Nuestro cuarto
punto avanzando. Nuestro cuarto punto esta noche
es que tú no puedes perdonarte a ti mismo porque tú no determinas.
Nosotros, tú y yo no determinamos el bien y el mal. Tú no determinas
el estándar por el cual serás juzgado. Es Dios el que determina
esto, el que pone los límites y las reglas a su creación y
sus criaturas. es Dios. Afirmar que puedes perdonarte
a ti mismo es afirmar que el estándar que no cumpliste es
el tuyo. Es afirmar que quien fue ofendido
y agraviado por tu pecado y tu maldad eres tú y no Dios. Ahora, sin duda, cuando pecas
te dañas a ti mismo, pero el estándar que rompes es el de
Dios. Es el divino. La ley que menosprecias
es dada por Dios. El ser a quien ofendes es Dios. el dador de la ley, el creador
de la ley, y la persona que dañas cuando pecas en contra de otro,
es una criatura de Dios. Leemos en Romanos, ahí mismo
donde estábamos, por cuanto todos pecaron y están destituidos de
la gloria de Dios, Romanos 3, 23. Y leemos más adelante en
el Nuevo Testamento, en Santiago, uno solo es el dador de la ley
que puede salvar y perder. Pero tú, ¿quién eres? Es tremendo
ese pasaje. Lo voy a volver a leer. Uno solo
es de Santiago 4 12. Uno solo es el dador de la ley
que puede salvar y perder. Pero tú, ¿quién eres? Tú no determinas
el bien y el mal. Tú no determinas el estándar
por el cual serás juzgado. Es Dios el que pone límites,
reglas a su creación y sus criaturas. ¿Quiénes somos tú y yo para que
alterquemos con él? leemos en el apocalipsis 20 capítulo
20 escenas del fin del mundo han estado en este capítulo los
hermanos en querétaro y vean lo que dice apocalipsis capítulo
20 versículo 12 vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante
dios los libros fueron abiertos y otro libro fue abierto el cual
es el libro de la vida y fueron juzgados los muertos por las
cosas que estaban escritas en los libros según sus obras. No puedes perdonarte a ti mismo
porque los estándares por los cuales serán juzgado todos son
de Dios. Tú y yo seremos juzgados por
los estándares de Dios y además tú y yo no somos nuestro propio
juez. Nosotros no somos el juez y ese
es nuestro quinto punto. Esta noche no puedes perdonarte
a ti mismo porque tú no eres el juez. Hay quienes piensan
yo no determino el bien y el mal. Está bien. Yo no digo que
es bueno, que es malo. Yo no puedo determinar el bien
y el mal. Lo determina la sociedad o lo determinan de los legisladores
o alguien más. Pero lo que sí creen es que yo
soy mi propio juez. Yo no puedo determinar el bien
y el mal tal vez, pero yo soy mi propio juez. Nadie más me
puede juzgar. Pero qué dice Dios? Demos en
el Salmo, capítulo siete, versículo once, Dios es juez justo y Dios
está airado contra el empío todos los días. Si no se arrepiente,
él afilará su espada. Armado tiene ya su arco y lo
ha preparado. Dios, nuestro creador, es el
juez. Y no solo es el juez, es el ejecutor
de la sentencia. Nadie más te puede perdonar por
tus pecados. Él va a hacer cuentas con todos
los hombres y mujeres que jamás hayan vivido. Nada se le va a
pasar. No va a haber ningún error en
su juicio. Leemos en Job capítulo 34. Él
pagará al hombre según su obra. Él retribuirá conforme a su camino. Job 34, 11. Leemos en Jeremías
17. Yo, Jehová, que escudriño la
mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su
camino, según el fruto de sus obras, perdonarte a ti mismo
sería básicamente como la siguiente ilustración, como si un criminal,
como si un asesino, como si el chapo pudiera fungir como su
propio jurado y su propio juez y decidir perdonarse, exonerarse
por todo el mal que ha hecho. ¿Quién aceptaría eso? Nadie. Nadie de nosotros lo aceptaría.
Pensar que tú eres tu propio juez tiene raíz de nuevo en soberbia. En un alto concepto de ti mismo,
el autoperdón, según la palabra de Dios, no existe. Olvídate
del autoperdón. Olvídate del supuesto dilema
de tengo que encontrar la manera de perdonarme a mí mismo. Tengo
que encontrar la manera de absolverme a mí mismo de mis culpas por
mis pecados. Lo que tú y yo necesitamos es
el perdón de Dios, el perdón del juez justo del universo. Y con eso llegamos a nuestro
punto final esta noche. No puedes perdonarte a ti mismo
porque el concepto de autoperdón niega el evangelio de principio
a fin. El autoperdón niega el evangelio. El problema más grande, el obstáculo
más grande que enfrenta esta falsa idea del autoperdón es
que nadie puede quitar la culpa y la carga que está sobre de
tu conciencia. por todos tus pecados. La culpa
y la carga que el pecado produce nadie se la puede quitar por
sí solo. Ninguna técnica psicológica puede
curar una conciencia cargada. Lo más que puede hacer el hombre
es tratar de suprimir su culpa. callar su conciencia, pero nada
más que el evangelio de Cristo puede realmente quitar y borrar
tu culpa. Muchos viven todas sus vidas
tratando de olvidar su culpa, buscando cosas, remedios como
pastillas o como alcohol o como drogas o como Xanax o póngale
ustedes el nombre para tratar de olvidar sus culpas. Tratan
de cauterizar y acallar sus conciencias, cometiendo los mismos pecados
una y otra vez, pero nada dentro de ti. Nada que tú hagas puede
funcionar para librarte de tu culpa. La única respuesta está
fuera de mí, fuera de ti, está fuera de nosotros. Tú mismo no
lo puedes hacer. Sólo alguien externo a ti puede
quitar tu culpa porque el mal que hiciste, los pecados que
has cometido en tu vida, aunque tú pienses que eres una persona
respetable, las mentiras, los engaños, las malas actitudes,
las codicias, Todo ha sido cometido en contra de alguien más, en
contra de un ser supremo, en contra de tu creador. Ya lo leímos
en el Salmo 51, ¡contra ti! Contra ti solo he pecado. Nadie
que no reconoce este versículo, nadie que no se siente en los
zapatos de David, en este Salmo 51, versículo 4, encuentra el
verdadero perdón. Si tú no te identificas con este
pasaje, no conoces el perdón de Dios, no conoces la liberación
de la carga y la culpa de tus pecados. Contra ti, contra ti
solo he pecado. He hecho lo malo ante tus ojos.
Seas tú reconocido justo en tu palabra, tenido puro en tu juicio. Con cada pecado, con cada acto
malvado, con cada pensamiento sucio, has ofendido a Dios. Dios
te creó. Él es tu juez. Si fuiste egoísta
ayer, si mentiste hace 10 años, si mataste hace 20, todo es una
ofensa personal en contra del Dios del universo. Él así lo
toma una frente en contra de él, una frente en contra de su
soberanía, su gloria, su bondad, su gracia. El pecado rechaza
su reino sobre nosotros, su derecho de reinar sobre nosotros como
rey, se burla de su santidad, es una afrenta en contra de su
gloria, menosprecia su bondad, cada pecado, ningún pecado. Es
pequeño. Es una ofensa en contra del ser
más grande del universo. Y algunos pueden pensar es que
Mark, tú no entiendes. Este mensaje es para asesinos.
Es para violadores. Mis pecados son pequeños. Yo
no vendo droga. Yo no me meto a las casas a robar.
Y este es el engaño del hombre enjaulado en el en el famoso
libro del progreso del peregrino. El libro narra la historia de
un hombre que soñaba todos los días con el día del juicio, con
caer en el infierno, con llegar ante Dios, ante su trono, ser
juzgado, enfrentar a Dios en el día final y ser arrojado al
infierno. Pero cuando Cristiano le pregunta
por qué no te entregas a Cristo, por qué sigues sufriendo con
esta culpa, con este terror de morir, de enfrentar el precio
de tus pecados? Le responde Ah, es que mi pecado
es pequeño. Mis pecados son pecaditos, son
pecados respetables, no es gran cosa, no es tan grave. Luego
lo dejo. Y así viven y mueren muchos.
Así van muchos. al juicio eterno, pensando que
sus pecados y sus ofensas en contra de un Dios infinito son
pequeños. El diablo quiere que pases por
alto tus pecados pensando, vendiéndote que son pequeños. Quiere que
te compares con otros, con los chapos del mundo, con los hitlers
del mundo y llegues a la conclusión de que tus pecados son pequeños
en comparación porque sabe y eso te va a llevar directo al infierno. Tus pecaditos, tus pecados respetables
que cualquiera comete, que cualquiera haría, te llevarán directo al
infierno. No pienses que el tiempo, el
paso del tiempo, el paso de los años borrarán tus pecados, borrarán
tu culpa, te equivocas. Leemos en Números capítulo treinta
y dos la garantía, la promesa de parte de Dios, Números 3223. Sabed, estate seguro que tu pecado
te alcanzará. La versión en inglés dice que
tu pecado te descubrirá. Por eso es tan peligroso este
autoengaño. del auto perdón, de que puedes
perdonarte a ti mismo. Por eso amerita un estudio. Si
tú eres un creyente y estás escuchando todas estas cosas y las entiendes,
te invito a que compartas este tema con aquellos que no lo conocen.
Hay personas, te puedo garantizar que hay personas que te rodean,
muchas que creen que necesitan perdonarse, que pueden perdonarse,
que el auto perdón existe. tú puedes convencerte de que
te has perdonado, de que te has absuelto y que ahí queda el asunto. Muchos lo han hecho, pero si
no has resuelto tu pecado con Dios, si no has resuelto el asunto
de tus ofensas en contra de él, con él, si no lo ha resuelto
con el juez justo del universo, él te va a llamar a cuentas un
día, tal vez pronto, tal vez hasta por COVID cuando menos
lo esperes. te va a llamar a cuentas. Ahora,
gracias a Dios, eso no es todo lo que tenemos que decir. Si
tú has vivido una vida cargado de culpa, luchando con remordimiento,
buscando cómo perdonarte a ti mismo, intentando olvidarte de
tu culpa y tu remordimiento por cosas que has hecho en tu pasado.
Hay un camino de perdón real. Sí, hay un camino. para encontrar
el perdón de tus pecados. Dios ha provisto una solución,
un camino al perdón. Mandó a su Hijo, Cristo Jesús,
a la tierra. Mientras estuvo aquí, vivió la
vida perfecta que ningún otro ha logrado. Nunca se equivocó,
nunca tropezó, nunca pecó. Guardó toda la ley de Dios de
manera perfecta, como tú y yo nunca podremos hacer. Y al final,
sufrió y pagó como un criminal, como si hubiéramos sido nosotros
el precio por los pecados de todos los que vienen a él y se
entregan a él sin reservas, poniendo toda su vida como en un cheque
y entregándolo en sus manos. Al sufrir y al morir en la cruz,
él pagó lo que merecen todos los pecados de quienes están
en él. Todos los pecados de quienes son sus discípulos. cada creyente
verdadero es un discípulo. La palabra discípulo, lo único
que significa es aprendiz, aprender de Cristo. Cristo nos ordenó
a seguirlo, a aprender de él. Cada creyente verdadero es un
discípulo, es un seguidor verdadero de Cristo. Por eso creer no es
un juego, no es un asunto de pasar al frente, no es un asunto
de ah, sí, eso me lo dijeron hace años y yo le dije a Dios
que sí, que yo quería ser creyente y se acabó y yo soy un creyente,
aunque no vivo la vida de un creyente, aunque no conozco el
perdón real de mis pecados. Al sufrir y al morir en la cruz,
Cristo pagó y por lo tanto Dios cancela la culpa de todos los
que vivimos por él, por medio de él y para él. Él quita nuestra
culpa. Ya no tenemos que cargarla, ya
no tenemos que andar con una conciencia cargada, ya no tenemos
que tratar de olvidar todas las cosas que hicimos en nuestro
pasado, todo el mal, todas las veces que dañamos a otros. No
tenemos que tratar de perdonarnos una tarea completamente imposible.
una tarea por definición imposible, según la palabra de Dios. Estamos
libres de esa carga. Leímos al principio en Efesios
1, capítulo 1, versículo 7, en él, en Cristo, tenemos redención
por medio de su sangre, el perdón de nuestras transgresiones según
las riquezas de su gracia. Y leemos en Colosenses, capítulo
2, los invito a todos a buscar en Colosenses, capítulo 2, versículo
13, Colosenses capítulo 2, versículo
13. Mientras vosotros estabais muertos en los delitos y en la
incircuncisión de vuestra carne, Dios os dio vida juntamente con
él, perdonándonos todos los delitos. Él anuló el acta que había en
contra de nosotros. El juicio que había en contra
de nosotros por todos nuestros pecados, que nos declaraba culpables,
que nos declaraba dignos de ir al infierno, dignos de pagar
por todas nuestras ofensas. Él anuló el acta que había en
contra de nosotros, que por sus decretos nos era contraria y
la ha quitado de en medio al clavarla en su cruz. Esta es la única solución. el
único remedio real, el único perdón real, ser hallado en Cristo,
entregarnos a Él, conocerlo personalmente a Él como Señor y Salvador. Y termino con esto. Hace más
de 300 años se escribió un libro que se llama El progreso del
peregrino, Es un libro acerca de un hombre que hoy día, hoy
día, si lo conociéramos, habría sido diagnosticado por los psicólogos,
por los supuestos guías espirituales y por muchos religiosos como
alguien necesitado, profundamente necesitado del auto perdón. El
libro describe a un hombre llamado cristiano que cargaba con un
enorme bulto sobre su espalda todos los días. A todas horas
estaba esa carga. esa culpa de sus pecados encima
de él. El comienzo del libro narra cómo
trató de deshacerse de esa carga de culpa que llevaba sobre sus
hombros todos los días, a todos lados. Nos muestra cómo intentó
varias técnicas que le fueron recomendadas por los supuestos
expertos de sus días. Los supuestos expertos en el
tema intentó deshacerse de su carga, distrayéndose, no pensando
en ella. Intentó intentó deshacerse de
su carga durmiendo. Nada de eso funcionó. Intentó
deshacerse de su carga de culpa con buenas obras y una vida respetable
bajo el consejo de hombres como sabios según el mundo, legalidad,
civilidad. Pero eso tampoco funcionó. Todas
las respuestas, todas las soluciones propuestas por el hombre le fallaron
a este hombre cargado por la culpa de sus pecados. Pero después
de mucha angustia, muchas lágrimas, mucho dolor, escuchó a un hombre
llamado evangelista que lo mandó a una puerta angosta que lleva
a un caminito angosto llamado salvación. Entró por la puerta
y cuando vio por fe la cruz de Cristo, la obra salvadora, redentora
del Hijo de Dios y la tumba vacía donde fue enterrado y resucitado,
cuando vio esas cosas por fe, inmediatamente ese bulto enorme
de culpa que había cargado toda su vida por tantos años. En un
momento se soltó, se cayó, se fue rodando y nunca más volvió
a ver esa carga. Eso es lo que hemos vivido todos
los que conocemos a Cristo. Aún no somos perfectos. Dios
está transformándonos, cambiando nuestras mentes, nuestros corazones.
Seguimos acudiendo a él por el perdón de nuestros pecados diarios,
pero esa culpa por vivir una vida sin él, por ofenderlo durante
todas nuestras vidas, esa culpa que sentíamos que nos iba a hundir
al infierno cuando llegáramos a presentarnos ante Dios ha desaparecido. Todos los que hemos entregado
nuestras vidas a Cristo, los que vivimos para él, ya no tenemos
que cargar con eso. No tenemos que pensar ni por
un momento en perdonarnos a nosotros mismos. Vamos a Dios por medio
de Cristo, al único que nos puede perdonar. Entonces la pregunta
para ti es, Si no has vivido esto, ¿cuánto tiempo vas a seguir
buscando en vano, en respuestas falsas, en mentiras, en engaños? ¿Cuánto tiempo vas a seguir viviendo
con la culpa de tus pecados? Nunca podrás perdonarte. Sólo
Dios lo puede hacer. Hoy te ha hablado acerca del
camino. Búscalo. No dejes de clamar. No dejes
de llamar. No dejes de orar hasta que lo
encuentres. Búscalo con todo tu corazón.
No pongas nada antes que él, antes de esta búsqueda de encontrar
a Cristo, de encontrar el perdón de tus pecados. No dejes de buscar
hasta que encuentres. Cristo dijo, yo soy el camino,
la verdad, la vida. En Juan, Dios dice en Isaías
43, yo soy, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí
y no me acordaré más de tus pecados. Y si conoces esta verdad, si
estás en Cristo, Gózate hoy nuevamente en que ya no cargas con esta
culpa. Gózate en esta maravillosa libertad que tienes en él y lleva
el mensaje todos los días a tus vecinos, a tu familia. Hay tantas
personas a tu alrededor que necesitan escuchar esto. No calles, no
calles. Lleva el mensaje. Vamos a ir
al señor en oración. Padre, te damos gracias por tu
palabra, por este glorioso evangelio. que nos pone en libertad cuando
nos entregamos a él, cuando nos entregamos a ti. Padre, sabemos
que hay personas en esta transmisión que no te conocen. Te rogamos,
Señor, que aún hoy haya salvación entre nosotros. Te rogamos, Señor,
que hagas ese milagro del nuevo nacimiento, que ayudes a cada
persona que está sin Cristo a acudir a ti, a reconocer su pobreza
espiritual, que no tiene nada que ofrecerte, a rogarte tu perdón. a rogarte que obres el nuevo
nacimiento en ellos, en sus corazones. Ayúdanos a los creyentes a gozarnos
en esta realidad, a vivir gozándonos con esto, en esto, cada día,
y guárdanos hasta el día final. Te pedimos, Señor, que sigas
bendiciendo las iglesias, hermanas, las transmisiones, que sigas
orando y esparciendo tu evangelio en medio de esta crisis, Señor.
Te pedimos que traigas avivamiento a nuestro país, a nuestras iglesias,
Nos encomendamos a ti. Damos gracias por todo en el
nombre de Cristo Jesús. Amén.
El auto perdon
Series Corona Virus Covid19
Hoy día es común escuchar cosas como: "Tengo que perdonarme." "Me costó mucho trabajo perdonármelo." "Esto y luchando con esta culpa y estos sentimientos, porqué no me he perdonado…"
¿Realmente hay tal cosa como el auto-perdon? ¿Dios qué nos dice…?
| Sermon ID | 5192023362847 |
| Duration | 37:50 |
| Date | |
| Category | Bible Study |
| Bible Text | Ephesians 1:7; Psalm 51:4 |
| Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.