
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Hemos llegado al capítulo número 12 y estamos a los versículos número 28 hasta el versículo número 34 en el Evangelio de Marcos y es muy posible que la mayoría de ustedes que andan cerca de mi edad o son 10 años más jóvenes que yo o más grandes que yo estén familiarizados con un dicho muy popular un dicho que dice Ya no siento lo duro, sino lo tupido, ¿verdad? Y esa es una expresión de alguna persona que ha pasado por muchas dificultades y que han sido continuas, y quiere decir que está viviendo una temporada adversa en su vida. Esa situación es algo similar a la que el Señor Jesucristo ha enfrentado desde el capítulo número 11. En el capítulo número 11, el Señor Jesucristo entra triunfal a la ciudad de Jerusalén y comienza lo que es conocido como la Semana de la Pasión, la última semana del ministerio del Señor Jesucristo. Y en esa semana Él entra como el Rey glorioso. En esa semana Él vuelve al siguiente día al templo y lo limpia, y es confrontado por los líderes del templo. En esa misma semana, Él es confrontado de si se debe de pagar tributo o no. En esa semana, Él es confrontado acerca del tema de la resurrección. En esa misma semana, ahora va a ser confrontado con un escriba que viene a él a probar su teología, si realmente Jesucristo tenía una teología bíblica. Y así siguen las confrontaciones con el Señor, donde Él les instruye acerca del tiempo final, donde Él instituye la Cena del Señor. Él es arrestado, es crucificado, sepultado y resucita allá en el capítulo número 16. Entonces nosotros tenemos el privilegio de estudiar una porción de la Escritura, del capítulo 11 al capítulo 16, donde vemos en una forma condensada la última semana de la vida del Señor Jesucristo. Y hemos estado aprendiendo de Él más bien dicho, no cuestiones prácticas en cómo responder a nuestros enemigos, sino que más bien dicho, hemos estado aprendiendo de Él, que Él verdaderamente es el Mesías, el Hijo de Dios, para que creyendo nosotros en Él, podamos tener vida eterna en Su nombre. Y hemos llegado entonces, hermanos, a esta porción de la Escritura, y si ustedes ponen atención a estos versículos comenzando ahí desde el versículo número 28 hasta el versículo número 34, nos relata Marcos la historia de un escriba que se acerca al Señor Jesucristo como con una intención de reconocer que él verdaderamente sabe lo que está hablando. Sin embargo, por lo que nos escribe el Evangelio de Mateo en la porción que es similar a ésta en el capítulo 22 versículos 34 al 40, él nos aclara que los fariseos envían a un escriba para tentar al Señor Jesucristo. Entonces si bien Marcos no presenta el peligro Mateo nos deja saber que este escriba viene con intenciones de hacer caer al Señor Jesucristo con la intención de probar su doctrina si bien su doctrina en cuanto a la resurrección era correcta ahora quieren saber si realmente él conoce los mandamientos de la ley de Dios y cuál es el más importante y vamos a leer esta porción para que veamos ahí dice el versículo número 28 Y en este versículo número 28 encontramos un escenario completo con la pregunta que va a ser tratada desde el versículo 29 hasta el final. Dice, acercándose, uno de los escribas que los había oído disputar y sabía que les había respondido bien, le preguntó, ¿cuál es el primer mandamiento de todos? Cuando este hombre se acerca al Señor Jesucristo, aparentemente, no hay ningún peligro. Aparentemente, él tiene una buena actitud para con el Señor, porque Marco nos dice, y sabía que les había respondido bien. Todo está bien a este momento, y viene la pregunta, y es, ¿cuál es el primer mandamiento de todos? En este contexto es importante saber quién es un escriba, Es importante conocer el contexto de Mateo que se escriba, es enviado por los fariseos y es importante conocer por qué le pregunta cuál es el primer mandamiento de todos. Hay una información muy importante que nosotros debemos de entender, más bien de conocer antes de ir al versículo. Pero antes de ver esto quisiera hablar un poco de la idea principal del pasaje que nos muestra esto del versículo 28 al 34. y en estos versículos de las escrituras vemos aquí nosotros a un escriba a un experto de la ley que se acerca al Señor Jesucristo para hacerle una pregunta y la pregunta tiene que ver con cuál es el mandamiento más importante y ambos están de acuerdo que los dos mandamientos más importantes son amar a Dios con todo nuestro corazón una cita de las escrituras en Deuteronomio 6, 4 al 5, y amar al prójimo como a uno mismo, una cita de Levítico 19, versículos 17 al 18. Y en el contexto lo que está ocurriendo aquí es que la teología del Señor Jesucristo está siendo probada. Algunos le admiran, otros están buscando cómo hacerle caer, pero el propósito de los escribas y de los fariseos es hacer ver al Señor Jesucristo mal para desacreditarlo como maestro. Y el punto aquí de venir y preguntarle esto es mostrar que él realmente no sabía. ¿Por qué razón? ¿Quién es un escriba? Un escriba o un maestro de la ley era uno que conocía los mandamientos de la ley de Dios. Conocía las interpretaciones de los rabinos y era uno que se encargaba de ayudar al pueblo a entender los mandamientos de Dios. También era uno que podía hacer cuestiones, por decirlo así, de un tipo notario. Podían escribir cartas, podían hacer testamentos, podían hacer contratos. Y la gente los tenía en una alta estima porque eran personas que sabían. Y esto es muy común y muy popular, por ejemplo, en los lugares donde hay pueblos pequeños, donde hay alguna persona que tiene una cierta educación y se le considera como alguien honorable. Había en nuestro pueblo una pequeña farmacia de un español que se llamaba Don Conrado. Y Don Conrado era un médico español retirado que había llegado a nuestro pueblo, comprado una propiedad ahí, había establecido una farmacia, Y todo mundo le tenía cierto respeto, cierto honor a don Conrado por la profesión que tenía. Había también otras personas que podían hacer cuestiones de documentos y también se les consideraba como alguien honorable. Bueno, los escribas eran considerados de esta manera. Y es importante entender el contexto histórico porque aquí el Señor Jesucristo está pronunciando estas enseñanzas las cuales están siendo combatidas por los expertos de la ley y tiene el propósito de mostrar que Él no sabe lo que está diciendo. Entonces desde el capítulo 11 Al capítulo 12 y el final encontramos estas tres confrontaciones con los líderes de Israel y ahora vamos a una cuarta que aún indirectamente es provocada por los líderes de Israel y el Señor al darle la respuesta los deja una vez más en silencio. El primer punto del mensaje es un experto en la ley se acerca y hace una pregunta y obviamente este es el versículo número uno que ya hemos leído. Aquí en Marcos 12, 28, se nos habla de un escriba que se acerca, pero ustedes vean el contexto, hermanos. Dice, acercándose uno de los escribas que los había oído disputar. ¿Quiénes habían disputado en este contexto? Recuerden que los Saduceos habían venido a Jesús y disputado acerca de la resurrección. Dice, y sabía que les había respondido bien. Este hombre sabía que les respondió bien, porque los escribas eran parte de los fariseos, la mayoría de los escribas eran fariseos también entonces este sabía y luego nos dice el versículo le preguntó cuál es el primer mandamiento de todos aparentemente no hay ningún problema en la pregunta pero vean conmigo el capítulo 22 versículos 34 al versículo número 40 donde se relata esta porción de la escritura pero vamos a ver nada más los primeros dos versículos 34 y 35 dice entonces los fariseos oyendo que había hecho callar a los saduceos se juntaron a una vean aquí el complot para atacar a cristo y uno de ellos intérprete de la ley preguntó por tentarle diciendo maestro ¿Cuál es el gran mandamiento en la ley de Moisés? Ya hemos visto hasta aquí que los escribas ahora han tomado a uno de ellos para atacar al Señor Jesucristo. Pero vean que es importante que primero entendamos quién es un escriba. Un comentario dice, los escribas eran miembros respetados y versados en la ley judía. Su labor principal era la de copiar, interpretar y enseñar las Escrituras, así como también asesorar en asuntos legales y religiosos. Eran considerados expertos en la ley de Moisés y tenían una influencia significativa en la sociedad judía de la época. Los escribas solían pertenecer a la clase sacerdotal o a los fariseos. y desempeñaban un papel importante en la transmisión y preservación de la enseñanza religiosa. Eran muy respetados y tenían autoridad en la comunidad judía. Entonces, en este contexto, ya hemos visto que los fariseos hacen complot para enviar a este escriba. Y el propósito aquí es con el fin de probar que Jesús no tenía conocimiento sobre los mandamientos. Y es importante entender por qué, por qué la pregunta. ¿Cuál es el más importante de los mandamientos? ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Y un comentarista nos ayuda a entender por qué esta pregunta. Él dice esto. Los Rabinos habían determinado que existían 613 mandamientos en el Pentateuco, uno por cada letra de los 10 mandamientos principales. De los 613 mandamientos, 248 eran vistos como afirmativos y 365 como negativos. Todos ellos estaban divididos en dos categorías, una mayor y una menor, en donde los mandamientos pertenecientes a la categoría mayor eran más obligatorios que los de la categoría menor. Los escribas y rabinos, sin embargo, no habían llegado a un acuerdo en cuanto a establecer cuáles eran mayores y cuáles eran menores. Esta visión de la ley hizo pensar a los fariseos que Jesús había desarrollado su propia teoría al respecto. De esta forma los fariseos hicieron esta pregunta a Jesús con la intención de que se incriminara a sí mismo revelando alguna posición poco ortodoxa y unilateral. Entonces, al entender esto, hermanos, sabemos por qué la pregunta es en cuanto al mandamiento. Ellos quieren venir y lo único que quieren hacerlo al Señor es mostrar su ignorancia de los mandamientos. Por poco le preguntó ¿Cuántos mandamientos hay? ¿De dónde se derivan cada uno de ellos? ¿Cuántas categorías existen? Sin embargo, la pregunta es sencilla. ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Y el Señor Jesucristo, quien tiene todo conocimiento, que no hay nada que de Él se pueda esconder, que no existe nada en la sabiduría infinita que es de Él mismo, de Dios, Él responde Y le responde citando el Antiguo Testamento, versículos 29 al 31. Vean el mandamiento más importante, Jesús les responde. El primer mandamiento de todos es, y dice aquí, Oye Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas sus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Cristo está citando Deuteronomio capítulo número 6 versículos 4 al 5 una porción donde dos veces se encuentran los versículos si pusieron atención en el versículo número 4 creo es y el 5 déjenme ver yo tengo una nota en mi biblia no en el versículo 3 y 4 donde hay una frase donde dice oye pues oh Israel versículo 3 versículo 4 dice oye Israel Y esta porción de la Escritura era conocida con una palabra hebrea que es el Shemá. El Shemá simplemente quiere decir pon atención, escúcheme bien, escucha con claridad. Esto es sumamente importante que lo entiendas. Y la razón de este mandamiento es enseñar la unicidad de Dios. El Señor nuestro Dios, el Señor Uno es. Hay un solo Dios. Hay un solo Dios al cual debes de amar con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. ¿Por qué razón, hermanos? Este es el principal mandamiento. En primer lugar, porque uno que amara a Dios con todo su corazón, con todo su ser, Era capaz de amar solo a Dios y no iba a ser idólatra. Entendía que hay un solo Dios el cual es digno de toda adoración. El apóstol Pablo dice que los dioses o los ídolos nada son. Y eso es verdad. Usted puede encontrarse cualquier clase de ídolo, por más atractivo a los ojos que sea, o puede encontrarse un ídolo que sea horrendo. Hay religiones donde los ídolos parecen seres humanos, son representaciones de personas y les pintan bellas, altas, hermosas. Y hay religiones en el mundo donde los ídolos parecen que son fotografías de demonios. Son distorsiones perversas. Yo trabajé haciendo jardinería para una señora china que tenía su propio templo en la ciudad de Huescomina. era una propiedad muy grande y ya tenía una especie de galera grande y ahí lo que hicieron es remodelar la galera y ahí mismo hicieron su templo personal y ahí hay un grupo de familiares y amigos se reunían todos los domingos y entre semana y en una ocasión yo no sabía lo que estaba adentro estaban nada más los trabajadores que estaban trabajando ahí los de la construcción Y a mí se me ocurrió entrar al lugar porque vi que era simplemente un lugar vacío, con una carpeta roja. Y yo sigo caminando y en el fondo había una pared que tenía dos entradas por los lados. Los ídolos estaban detrás de la pared. Y eran básicamente distorsiones. Eran animales con unas figuras como con caras de hombre. Era algo horrendo. Bueno, los ídolos en el tiempo de los judíos eran de toda clase de ídolos. Y el Señor quiere, Moisés quiere que el pueblo, le está hablando a un pueblo que nació en el desierto, un pueblo que se crió en el desierto y están a punto de entrar a una tierra llena de ídolos. Y lo que Moisés quiere, el corazón de ellos se prepare y entienda que hay un solo Dios. Y a ese solo Dios deben de servir y adorar. Y lo que hace el Señor Jesucristo aquí es confirmar la práctica de todo judío que era verdaderamente piadoso y era la de recitar día a día el Shema, que es esta oración. Por ejemplo, vean hermanos en Libro de Números. Libro de Números en el capítulo 15, versículos 37 al 41. Dice, y Jehová habló a Moisés diciendo, Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos por sus generaciones y pongan en cada franja de los bordes un cordón azul. Y os servirá de franja para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová para ponerlos por obra. y no miraréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis. Para que os acordéis y hagáis todos los mandamientos y seáis santos ante vuestro Dios. Yo, Jehová, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios, yo, Jehová, vuestro Dios. ¿Ven el énfasis? Recuerden, No recuerden, pongan atención, no se desvíen, no se prostituyen adorando a otros ídolos. Entonces el Señor, volviendo a nuestro texto, al libro de Marcos, en el capítulo número 12, versículo número 29 al 31, le recita el mandamiento y les dice cómo debían de amarlo. En primer lugar, dice con todo el corazón, pero quiero que pongan atención a los énfasis en todo. Primero, todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente, y con todas tus fuerzas. Es decir, con todo tu ser. Que no haya en ti nada, absolutamente nada, que esté dedicado a Dios y otra porción esté dedicada a los ídolos. No, adóralo con todo tu ser. Ese es el mandamiento. Y cada mañana y cada tarde del día, ellos repetían esta oración. El Shammah, y estaban repitiéndolo. Déjenme leerles un comentarista lo que dice acerca de esta frase. Dice el Shema, también escrito como Shema, es una oración fundamental y central en el judaísmo, considerada el credo de la fe judía. La palabra Shema significa escucha en hebreo y proviene del comienzo de la oración que empieza con el versículo en Deuteronomio 6, 4-6 en la Torah Judía. Entonces, la pronunciación de esta oración tradicional tenía el propósito de hacerle recordar a los judíos cuál era lo más importante. amar a Dios con todo el ser. ¿Por qué razón? Porque el que amaba a Dios con todo su ser, era capaz de hacer todas las demás cosas que Dios mandaba. El Señor Jesucristo dijo, si me amáis, guardad mis mandamientos. Este es el efecto, el amor a Dios nos ayuda a guardar los mandamientos. Ahora, vean hermanos, ahí mismo, en el versículo número 30 el versículo número 30 de lo que estamos leyendo vemos en este versículo número 30 que dice y amarás al señor tu Dios con todo tu corazón en este versículo número 30 que es tomado del Deuteronomio 12 10 vayan conmigo allá por favor del Deuteronomio 12 10 donde dice ahora pues Israel que pide Jehová tu Dios de ti sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus estatutos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma. Ahí mismo en Deuteronomio capítulo 30, en el recículo número 6, dice, y circuncidará Jehová Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma a fin de que viváis". O sea, este versículo cuando dice con el corazón, con el alma y con las fuerzas, tiene que ver de adorarlo con todo nuestro ser. Hermanos, lo que este versículo está probando es que Dios merece que todo ser humano le ame de esta manera. Esta es la demanda de Dios para todos nosotros, que le amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Y es un texto que en realidad nos humilla, porque no le amamos de esa manera. Ningún ser humano le puede amar al Señor de esa manera, porque esta es la forma perfecta de amar a Dios. Esta es la forma que Dios merece. Esta es la única forma y no ninguna otra. Entonces usted se pone a pensar, si esto es lo que Dios demanda de mí, yo no lo puedo hacer, entonces qué. Bueno, las buenas noticias son que Jesucristo amó de esta manera a Dios en su vida terrenal. El único quien ha podido amar al Señor con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas, es el Señor Jesucristo. Imagínese hermano que clase de vida. Una vida en la que no hubo un momento en el que no le amara de esta manera. Una vida en la que no hubo nada ni nadie en esta tierra que robara el afecto del Señor Jesucristo. Esto es maravilloso. esto es glorioso por eso Dios dice en este mismo evangelio dos veces en el capítulo número uno y en el capítulo creo que es el nueve donde dice este es mi hijo amado en quien tengo complacencia ¿Por qué tiene complacencia Dios en el Señor Jesucristo? Porque es el único que le amó en esta tierra y que le ha amado desde la eternidad y que no ha habido un solo momento en que no le ama al Padre con todo su corazón, con toda su mente, con toda su alma y con todas sus fuerzas. Y si Él es el único, la pregunta es, ¿qué pasa con nosotros? Si no lo podemos amar así y Dios demanda esa clase de amor. Bueno, las buenas noticias es que la vida perfecta del Señor Jesucristo se nos ha imputado a nosotros. La forma perfecta en la que Cristo amó a Dios al venir a Cristo y estar en Cristo, en esa unión perfecta con Cristo, se nos ha imputado a nosotros. Y Dios nos ve como ve a Jesucristo. De una forma perfecta en la que no se necesita ninguna otra cosa más. Por eso es que Jesucristo se llama, le llamamos el único y suficiente Salvador. Porque no hay necesidad de que se le agregue otro personaje a la trama. No existe ninguna otra cosa como se cree en muchos lugares que es Jesucristo más. Es Jesucristo menos nada o menos todo más bien dicho. Jesucristo es suficiente, hermanos. Y Él amó al Padre de esta manera y Él podía decirlo que Él amó al Padre de esta manera. Y esto para nosotros, hermanos, son muy malas noticias y son muy buenas noticias. Son malas en el sentido de que nos debe de humillar. y nos debe de hacer pensar que no le damos la honra y gloria debida a Dios y Él aún así en Cristo Jesús nos ha amado. Pablo dice en Efesios, nos hizo aceptos en el amado y cuando la Biblia dice nos aceptó Eso quiere decir que ustedes y yo no podemos hacer nada para que nos acepte más, ni para que nos ame más. La aceptación que Dios tiene por nosotros es perfecta porque es a través de Cristo Jesús quien amó a Dios con todo su corazón, con toda su mente, con toda su alma y con todas sus fuerzas. Esto es glorioso, hermanos. ¿Quién puede hacer las obras del Señor Jesucristo? Nadie. Nadie. No importa cuánta piedad aparente un líder religioso que esté vestido de ropas blancas, con sombreros altos, con vestidos bordados, y que aparente la piedad más grande del mundo, no es digno ningún hombre como lo es el Señor Jesucristo. Él verdaderamente No hay ningún hombre que pueda decir, yo lo he dejado todo, todo por servir a Dios, por lo tanto, se le debe dar honra y reverencia. Nada, hermanos. Ningún hombre merece nada porque no ha hecho ninguna otra cosa más que ser un pecador imperfecto. Eso es lo único. Los hombres puestos en la balanza, dice la Escritura, son menos que nada. No somos nada, absolutamente nada. Pero el que está en Cristo lo es todo lo que puede ser y tiene todo lo que debe tener. Por esa razón cuando la Escritura dice, si alguno está en Cristo, no va a creer que es. Y yo le pregunto en esta mañana a ustedes, ¿están en Cristo, hermanos? ¿Se encuentra en Cristo? Si no está en Cristo, asegúrese hoy de venir a Cristo. arrepentido de su pecado, poniendo su fe en él, y diciéndole, quiero, deseo, esa justicia perfecta que sólo tú me puedes dar, justifícame por la fe en ti. Y el Señor en su misericordia lo hace. Él es muy misericordioso. Ahora, vean nuestro relato. En este mismo versículo, observamos ahora en el versículo número 31, dice, y el segundo es semejante. Ahora el Señor Jesucristo le va a dar no solamente el primero, el más importante, no le va a dar el primer mandamiento sino que le va a dar también el segundo. El segundo es semejante. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Vean ahí en el versículo número 31 que ahora dice el Señor amarás a tu prójimo. Ya mencioné que esta es una cita de Levítico 19-18 donde se le manda al pueblo israel amar al prójimo como a ellos mismos y en estos versículos de Levítico 19-18 nos dice no te vengarás ni guardarás rencor con los hijos de tu pueblo sino amarás a tu prójimo como a ti mismo y la pregunta es por qué dice amarás a tu prójimo como a ti mismo Y la respuesta es porque nosotros nos amamos mucho. Nos amamos tanto que si logramos amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos, hermanos, ya le hicimos. Hermanos, ¿ya se dieron cuenta de lo mucho que nos amamos? Si usted está cansado, dice, quiero descansar. Se cuida, tiene hambre, quiero comer. Si alguien le dice feo, dice, no soy tan feo. Si alguien le dice gordo, no, no soy tan gordo. Si alguien le dice, no sé, critícame, dime, haz lo que tú quieras, ya nos amamos, nos ofendemos porque nos amamos tanto. Nos amamos demasiado. Eso que la psicología dice, primeramente te tienes que amar a ti mismo para que puedas amar a los demás, eso no es cierto, ya nos amamos a nosotros mismos. Ya nos amamos a nosotros mismos. Recuerdo una vez, tenía un joven que era miudante en la jardinería y un día llego a su casa, toco la puerta y no, que no va a salir hoy, no va a trabajar. Ah caray, ¿cómo que no va a trabajar? Está enfermo, no, no está enfermo. ¿Qué tiene? No sabemos, está en su cuarto. No nos dio ninguna razón, no viene a trabajar, no quiere trabajar. Así que llego y le digo, oye, ¿por qué no fuiste a trabajar ayer? Dice, quería pasar tiempo conmigo mismo. ¿Que qué? Si dijo, es que necesito tiempo para mí, necesito de tratarme bien, para sentirme bien. Y yo digo, yo no aguanto cinco minutos conmigo mismo, necesito salir de mí mismo, ¿no? Pero no, hermanos, este versículo nos recuerda tanto al pueblo israelí como a nosotros, de que la Escritura Contrariamente como se creó en el tiempo contemporáneo, donde hay un tiempo, hay un egocentrismo, pero perverso. Yo recuerdo tener 12 años de edad y estar parado junto a un estanque de agua y estar viéndome el rostro. Y un amigo mío me dice, estás haciendo lo que hizo Narciso, el romano Narciso. Le dije, ¿qué hizo Narciso? Según la historia, Narciso ve su rostro en un estanque de agua y se le hizo tan hermoso que se enamoró de sí mismo. De ahí sale el narcisismo. Nosotros, hermanos, somos narcisistas por naturaleza. De verdad, créamelo. aunque no lo crea. Somos muy narcisistas, sólo hasta que el Señor viene y nos muestra que debemos llamar al prójimo así como nos amamos a nosotros mismos. La respuesta aquí, hermanos del Señor Jesucristo, propone a cada creyente a que mida el amor por los demás cómo se mide a sí mismo. En una ocasión escuché una ilustración de un pastor, no voy a mencionar su nombre, ustedes lo conocen, es muy famoso, y él ilusa este versículo y dice Vi que el otoño llegó y las hojas de los árboles empezaron a caer. Y necesito ir a comprar un recogedor de hojas. Fui y antes de salir del trago vi que mi vecino tenía todas sus hojas calles ahí. Fui y compré dos recogedores, uno para mí y uno para mi vecino. Limpié todas las hojas de mi yarda y fui y limpié todas las hojas del vecino. Le puse un moño al recogedor y le dije, un regalo para ti vecino. Y la pregunta es, y el comentario de él es, si tan solo nosotros hacemos todo lo que queremos para nosotros de la misma manera para el prójimo, entonces amaremos a nuestro prójimo. Y es que así debe de ser. No tratar como no queramos que nos traten, no hablar de él como no queramos que hablen de nosotros. Tratarlos con el mismo amor con el que nos tratamos nosotros. Ahora vean hermanos, en el versículo número 32 y 33, la respuesta del hombre, del escriba. Versículo 32 dice, entonces el escriba le dijo, bien maestro, verdad has dicho, porque uno es Dios y no hay otro fuera de Él. Versículo 33. y el amarle con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todo el alma y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo es más que todos los holocaustos y los sacrificios. Vea la interpretación de este hombre. En la respuesta de esa escriba se revela que él entendía bien las enseñanzas del Antiguo Testamento. Él entendía bien lo que estaba ocurriendo. Él sabe acerca de que esta actitud hacia Dios y hacia el prójimo es mayor que cualquier sacrificio. Porque la Escritura lo dice, por ejemplo, en 1 Samuel 15-22, Isamuel dijo, se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas como en que se obedezca a la palabra de Jehová Ciertamente, el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Isaías capítulo 1, número 1, del versículo número 11 al 15, ¿para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? ¡Astiado estoy de todo locausto de carneros y de cebo de animales gordos! ¡No quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabrillos! ¿Quién demanda esto de vuestras manos cuando venís a presentarlos delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda. El incienso me es abominación. La luna nueva y el día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir. Son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma. Me son gravosas. Cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Asimismo, cuando multipliquéis la oración, yo no oiré, llenas están de sangre vuestras manos". Y el versículo de Isaías dice, lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien y buscar el juicio, restituid el agraviado, hacer justicia al huérfano y amparar a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta. Si vuestros pecados fueran como la grana, yo, como la nieve, serán emblanquecidos. Si fueron rojos, como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisieres, y oyeres, y comieres el bien de la tierra, si no quisieres, y fueres rebelde, seréis consumidos a espada, porque la boca de Jehová lo ha dicho." Este es un pasaje muy importante porque Isaías, hermanos, es el profeta del juicio. Isaías viene y le dice a la nación, Dios levantará a tal pueblo, y menciona al pueblo, y vendrán y los conquistarán. Y ellos se burlan porque ese pueblo estaba destituido, no tenía fuerzas, no tenía gran armia. Y en 80 años el Señor levanta un pueblo, y viene Jeremías y profetiza sobre ese pueblo y les dice, vienen sobre ustedes y no hay nada que ustedes puedan hacer. No se arrepintieron y como consecuencia murieron a espada muchos de ellos y otros fueron llevados a la cautividad. Entonces cuando este hombre responde al Señor Jesucristo, Diciéndole, con estas palabras, en el versículo número 39, no hay otro mandamiento mayor que estos, perdón, versículo 32, 33. El final del versículo número 33 dice, amar al prójimo como a uno mismo es más que todos los holocaustos y sacrificios. Él entendía bien, entendió bien de lo que estaba hablando. Ahora, en el versículo número 34, aquí mismo, versículo número 34, Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo, no estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle. Primer cosa, ¿Qué significa no estás lejos del reino de Dios? Sabes lo que debes hacer, pero no lo haces. Estar cerca del reino de Dios es lo mismo que estar fuera del reino de Dios. O estamos dentro o estamos fuera. Y aquí la recriminación del Señor Jesucristo es que sabes lo que debes de hacer, pero por cuanto no lo haces, no puedes entrar en el reino de Dios. Y este es el juicio contra los hombres. Los hombres sufrirán pena de eterna destrucción, no por sus pecados, sino por haber rechazado al Señor Jesucristo. Porque si fuera por pecados, usted y yo heríamos también, porque todos somos pecadores. pero hemos creído en el Señor Jesucristo para salvación. Ahora, vean ahí que Jesús está felicitando a este hombre. Jesús reconoce que el hombre tiene entendimiento de lo que está hablando y él escriba seguramente que se sentía bien, pero solamente le faltaba hacer algo, que es lo más importante de todo, y es amar y obedecer a Dios. sólo le faltaba eso y a su prójimo. Por lo tanto, no estaba en el reino de Dios. Versículo número 34 al final, y ya ninguno osaba preguntarle, ¿qué es lo que hace el Señor aquí? Silencia a todos sus crísticos, mostrándoles que su doctrina era impregnable. La doctrina de Cristo es impenetrable. La doctrina de Cristo es pura. La doctrina de Cristo no tiene contaminación. La doctrina de Cristo, su interpretación de las Escrituras es fenomenal, es excelente, es al punto. Todo lo que el Señor Jesucristo dijo e hizo es perfecto, absolutamente perfecto. Y esas son buenas noticias para nosotros. porque hemos recibido una justicia perfecta, hermanos. Hemos recibido una justicia que no hemos valorado y que valoraremos en su plenitud cuando estemos en la presencia de Dios. Y nos daremos cuenta que la única razón por la que estamos en la presencia de Dios no es porque fuimos miembros de la Iglesia Bautista de Manuel, ni porque vinimos todos los domingos, ni porque orábamos en casa, ni porque leíamos la Biblia. Nos vamos a dar cuenta que entramos al reino de Dios porque el Señor Jesucristo nos dijo que podíamos entrar en su nombre. Es la única razón. No hay otra razón. Nadie entra al cielo por tener doctrina reformada, hermanos. Nadie entra al cielo por eso. No hay nada, no hay ninguna razón por la que se entre al cielo aparte de la gracia de Dios. Es lo único. Y esto, hermanos, debemos de entenderlo, porque esa gracia de Dios y esa ropa perfecta con la que entramos al cielo, es la ropa que nos da nuestro Señor Jesucristo, vestidos del Señor Jesucristo en una justicia perfecta, con ropas adecuadas para el reino de los cielos, con ropas adecuadas para estar en la presencia de Dios. hermanos qué glorioso y qué majestuoso es eso, no es así? hoy en día estaba escuchando a una hermana que estaba criticando en un programa cristiano de radio estaba criticando a un falso maestro que en la ropa que estaba vistiendo tenía aproximadamente diez mil dólares tenis de tres mil dólares una especie de suéter como un saco de dos mil dólares un fajo de tres mil y algo un pantalón de no sé cuánto y digo bueno la ropa es bonita no a mí me gusta la ropa bonita tal vez no esos estilos pero me gusta la ropa bonita la ropa de marca no me la puedo poner en una ocasión alguien aquí en la iglesia me regaló un traje de Macy's no me entraba por ningún lado y fui a regresarlo Y le digo al muchacho, ¿le puedo servir? Y le digo, sí, vine a regresar este traje que me diera uno de mi medida. Se me quedó viendo, aquí no hay ropa para usted, señor. Me salí, busqué otro lugar donde me dieran un traje de mi medida. Es bonita la ropa, pero nada como la ropa que Cristo nos da, hermanos. Está usted vestido de Cristo. si ha nacido de nuevo, pues está revestido de Cristo. Está con ropas apropiadas para el Siglo. Pero si usted no está vestido de Señor Jesucristo en esta mañana, no importa cuántas buenas obras haya hecho, no importa qué tan impecable sea su religión, no importa cuánta moral tenga usted, Usted está totalmente desprobido y desnudo delante de Dios y no podrá entrar al Reino de los Cielos. Porque solamente hay una ropa que nos viste para poder entrar al Reino de los Cielos, es la vestidura de Cristo. Y gracias a Dios porque Él nos la dio, no por obras de justicia que nosotros seamos hechos, sino por su pura misericordia. Qué glorioso pasaje que nos muestra una teología perfecta de Cristo, pero nos muestra también que Él es el único quien ha amado a Dios de una forma perfecta. Nadie, absolutamente nadie, lo ha amado así, ni lo amará jamás. No importa que sea el testimonio más impecable y más puro y más limpio, al final son hombres somos hombres hermanos y todos somos pecadores necesitados de la justicia perfecta de Cristo vamos a orar hermanos Señor y Padre nuestro estamos tan agradecidos contigo por la inmensa misericordia que tú has tenido al perdonarnos los pecados al darnos fe para creer en nuestro Señor Jesucristo y al ser revestidos de nuestro Señor Jesucristo. Y cuando leemos pasajes como estos, donde solamente nuestro Señor Jesucristo te ha amado con toda su mente, con toda su corazón, con toda su alma, con todas sus fuerzas, y saber que nosotros somos imperfectos en nuestro amor por ti, pero que por causa de nuestra unión con Cristo, es Cristo quien muestra nuestro amor hacia ti, y cuando llega a ti es un amor perfecto. Gracias Señor Jesucristo por darnos una justicia perfecta. Gracias Señor Jesucristo por prepararnos con las ropas blancas para entrar al reino de los cielos. Gracias Señor Jesús, te alabamos y te bendecimos. Y sabemos Señor que al estar en tu presencia recibiremos una amplia entrada, no porque fuimos personas impecables, sino porque tu justicia perfecta nos hace impecables delante de ti. Gracias Padre por tu misericordia. Gracias por tu vida perfecta Señor Jesucristo que viviste en esta tierra mostrando, mostrando que tú eres el único a quien no se le puede acusar de pecado. Eres el único de quien no se puede decir nada. Eres el único del cual Padre puede decir este es mi hijo amado en quien tengo complacencia. Señor Jesucristo, a Ti te amamos, a Ti te deseamos. Ven pronto, Señor Jesús. Estas cosas las oramos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dios les bendiga, hermanos.
El mayor de los Mandamientos
Series Marcos
Sermon ID | 42924183443488 |
Duration | 47:30 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Mark 12:28-34 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.