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Un lugar en donde el terror es
tan fuerte que deberíamos tener el deseo de evitar ese lugar,
cueste lo que cueste. El deseo de no sufrir ese castigo
eterno. El lugar de castigo eterno en
donde no habrá nunca alivio. Y ese es el tema bíblico, de
principio a fin. Ese es el tema, el tema del evangelio, que nos
habla de un solo refugio, un solo remedio, es como lo que
estamos esperando con el virus, aunque sea una sola medicina
o una sola vacuna. Y lo que van a anunciar es los
que toman la medicina o los que se vacunan son los únicos que
se van a aliviar de esto y que ya no van a vivir con este miedo.
Y todos aquellos que dicen, yo prefiero no tomar la medicina,
yo prefiero no vacunarme entonces vivirán con el miedo vivirán
con este terror ahora al mismo tiempo escuchan estamos en la
segunda introducción apenas no el día de hoy este temor en los
textos ya citados es la esencia de la sabiduría ahora que quiere
decir esto el principio de la sabiduría es el temor de jehová
proverbios 1 7 que quiere decir esto fíjense bien La esencia
de la sabiduría, el temor de Jehová, ahora lo vamos a discutir
en parte aquí. Quiere decir que la falta de
este temor, los que viven sin esto, los que rechazan este mensaje,
son no tan solo no sabios, sino los más necios. Son los más necios
de los necios, ¿no? Y su necedad se manifiesta. y
será manifestada tarde o temprano, ¿no? Porque estas personas al
decir no a lo anterior, al decir yo no creo en su Dios, yo no
creo en ese libro que dice ser su palabra, la Biblia es ese
libro, yo no creo ese mensaje. Estas personas escuchan según
Dios, son las más necias, ¿no? Ah, porque se están burlando.
Esto es algo tan fácil de entender. El peligro de morir en este sentido,
en nuestros pecados y de ir a la perdición, es como cualquier
otro peligro. Para evitar ese peligro hay que
creer en su realidad. Si hay círculos en donde hay
una abundancia de personas en diferentes partes del mundo que
creen que el peligro del coronavirus no es real, y esto va por muchos
caminos porque es un tan solo un porcentaje no el 80% los infectados
muchos de ellos no tienen ni síntomas o simplemente tienen
síntomas bastante leves y esto es lo que ha producido la actitud
de muchas personas que andan burlándose hasta como lo estoy
pintando aquí en relación con nuestro tema el temor de Dios
es lo mismo si no hay un peligro entonces adelante con sus burlas
pero si hay un peligro real en esto y las personas andan burlándose
entonces es cuestión de tiempo y van a sufrir las consecuencias
así de sencillo es cuestión de tiempo Dios tendrá la última
palabra y en ese sentido lo que estamos afirmando es que el temor
de Jehová es la esencia del principio el comienzo de la verdadera sabiduría
porque nos advierte respecto a un peligro mayor, mayúscula.
El temor de Jehová termina no tan solo alertándonos en cuanto
al peligro, sino termina venciendo todos los demás peligros, todos
los demás temores, como lo dicen tantos textos, ¿no? Los encrédulos
son necios porque están así agobiados y llenos de terror en relación
con muchas cosas que son en realidad no tan graves, y al mismo tiempo,
en cuanto al peligro mayor, ahí andan como si no existiera. Teman
a muchísimas cosas, y como veremos, a muchas personas incluso, pero
no teman aquel que tiene el control sobre todas estas cosas. No teman
al Dios que tiene el control sobre ellos mismos. No le teman.
Y por lo tanto, son más que necios. Ahora, en forma resumida para
terminar la segunda introducción, hay que decir lo siguiente. Estos
textos que identifican el temor de Dios como la esencia misma
de toda sabiduría, Hablan en forma directa de lo siguiente.
Nos dicen todos estos textos que este miedo, este temor de
Dios, nos dicen todos los textos, termina preservando la vida.
Termina prolongando la vida de cada uno, de cada persona caracterizada
por esto. Y los textos lo dicen, los que
teman a Jehová, en síntesis, viven una larga vida. El temor
de Jehová es para vida el temor de Jehová aumenta los días los
textos no ya los hemos citado y cuando nos preguntamos cómo
es esto así con cómo funciona esto la respuesta es muy sencilla
los que teman a Jehová desde un principio entienden el valor
de esta vida entiendan el valor de sus propias vidas. Entiendan
que esta vida es la única oportunidad que tendremos, la única que existe
y que tendremos de prepararnos para la eternidad. Entiendan
que no estamos aquí jugando, que la vida no es accidental,
que no somos frutos de una explosión cósmica, sino que Dios, el mismo
Dios de este libro, nos puso aquí. y nos dio el don de la
vida. Y los que son verdaderamente
sabios valoran a de veras esta vida. Y es el mismo tema, no
podemos detenernos, pero los que quieran evitar la muerte,
los que quieran evitar el contagio, los que quieran no contagiarse
del virus, valoran en teoría su vida física. Pero no se preocupan
en ningún sentido por el propósito de su vida. Por el por qué quieren
preservar, conservar su vida, aunque sea unos años más o unos
meses más. Los que teman a Jehová entienden
el valor de la vida y que el valor de la vida es más allá
que esta vida física. Primero. Segundo, son aquellos
que vivan, según los textos ya leídos, ya citados, son aquellos
que viven muchos años. Muchos años. Viven muchos años
porque vivan verdaderamente. vivan para servir, vivan para
glorificar, vivan para entregarse a este Dios. Esto es el por qué,
esto es la razón de ser, esto es el motivo principal de sus
vidas y como consecuencia no se trata de algo que puede ser
medido físicamente, no se trata de cuántos años vivan estas personas,
no importa si viven 40, 50 o hasta 100 años. porque vivan muchos años en contraste
con los demás. Vivan no simplemente físicamente
sino que vivan para servir y glorificar a Dios mientras que los demás
vivan y según la palabra de Dios están muertos son personas como
ya muertas antes de llegar a la tumba, porque son personas muertas
para Dios. Son personas que viven como si
Dios no existiera. Son personas que viven una vida
vacía, una vida vana, una vida que no tiene ni siquiera propósito. Y en tercer lugar, los que temen
al Señor viven una larga vida, no tan solo porque valoran la
vida, no tan solo porque la usan correctamente, sino porque sus
días son aumentados. hasta la eternidad ha aumentado
sus días. Es decir, el hecho de conocer
a este Jehová resulta en el don de la vida eterna. Vivan eternamente,
vivan para siempre. Y así funciona el tema, como
vamos a ir viendo en los próximos estudios. Pero en síntesis el
punto es lo siguiente, todos los que teman a Jehová son conducidos
a arrepentirse. Son conducidos a dar la espalda
a sus pecados, a entregarse a Cristo. Son hechos en ese momento herederos
de la vida eterna. Son aquellos que no morirán.
Son los que llegarán a la hora de la muerte y pasarán por ese
río en un milisegundo. Estarán en la presencia de Dios. Y por lo tanto, por lo tanto,
estas son las personas, las personas que son verdaderamente sabias.
son las únicas personas sabias. Todas las demás personas morirán eternamente
y llegarán al momento cuando será dicho respecto a cada uno
de ellos, les hubiera sido mejor no haber existido, no haber nacido
por lo que hicieron. No, por lo que no hicieron con
el don de su vida, con el don precioso. Es un gran tema aquí. El tema está basado en lo siguiente.
El Dios que nos hizo, nos dio un instinto. Ese es otro tema
aparte aquí, pero vale la pena comentarlo de paso. Nos dio el
instinto de conservar nuestra vida. Es un tema, salvo aquellos
que terminan suicidándose, que llegan al punto en que se les
acaba el deseo de preservar sus vidas. Todos los demás tenemos
ese, lo que yo estoy llamando instinto de preservar, de conservar
nuestras vidas, ¿no? Entonces, el temor de Dios es
el secreto entre comillas lo digo así, no es algo secreto,
no es algo oculto, pero para los que no lo quieren entender,
es un gran secreto de cómo conservar, de cómo preservar eternamente
nuestras vidas. Ahora se acabó la segunda introducción,
ahora vamos a la tercera introducción. El día de hoy nos tocó tres introducciones.
Y ahora en la tercera introducción, en realidad van a ser cuatro,
les pido perdón. En la tercera introducción ahora
tenemos otro asunto aquí. Este temor de Dios lo podemos
resumir en tres puntos en cuanto a sus elementos. El primer elemento
del cual este temor de Dios consiste es de lo que acabamos de resumir. Se trata de un concepto correcto
de Dios, de una comprensión del verdadero carácter de Dios, de
su gloria, su nombre, su fama, su majestad, sus atributos, abarcando
lo que empatizábamos tanto, su juicio en contra del pecado. Se trata de un Dios soberano,
de un Dios omnipotente, de un Dios santo, de un Dios amoroso,
como lo vimos el domingo pasado en donde Dios contesta todas
las acusaciones en su contra relación con todo lo que anda
mal en el mundo contesta con su amor en la cruz del calvario
pero para los que no quieren saber de este amor Dios les habla
de su juicio Dios les habla a cada una de estas personas de su ira
de su santidad. Y un concepto correcto de este
Dios engendra temor. Primero. Segundo, el segundo
elemento, una conciencia de la realidad de lo anterior. Es un
punto distinto aquí. Es una cosa teórica, pudiera
ser teológica, bíblicamente hablando, el hecho de sostener conceptos,
ideas correctas acerca de Dios. Es otra cosa, otra cosa distinta
mantener una conciencia de esta realidad, una conciencia de la
realidad de Dios, de la verdad de Dios, de la omnipresencia
de Dios, del hecho de que nunca estamos fuera de su presencia,
engendra de igual manera temor, y a esto volveremos. Y en tercer
lugar, el tercer elemento, este temor consiste de un entendimiento
correcto de la relación, o en otro sentido, la no relación
que tenemos con él. Una conciencia de la relación
que tenemos con ese Dios, o como los encrédulos afirman, la no
relación. Una conciencia, un entendimiento
correcto de que somos responsables ante él, nos guste o no. Si decimos que sí, que reconocemos
a Dios y pretendemos tener una relación con él, esto engendra
mucho miedo. De igual manera como aquellos que dicen lo contrario,
yo no quiero saber de él, lo desconozco, lo rechazo a ese
Dios. Y de igual manera, esto engendra
un gran miedo, lo que vamos a llamar un gran terror. Y ese terror
se manifiesta de distintas maneras. Aun en aquellos que dicen que
no. Que no son personas caracterizadas por esto. Los que dicen, yo no
creo en este Dios. Entonces rechazo lo que la Biblia
dice sobre su naturaleza, su carácter. Pretendo vivir como
si Dios no existiera. Como si su presencia, su omnipresencia,
no fuera una realidad para mi. Y prefiero vivir negando mi responsabilidad,
alegando que yo no tengo que responder, que no me puede llamar
a cuentas. Que yo no soy responsable, muchos
de ustedes conocen la fórmula de ser, de saber, de hacer y
de querer lo que Dios exige. La fórmula que el diablo uso
para engañar a Dan y Eva en el huerto de Edén. La fórmula está
basada en la supuesta autonomía humana. Yo soy un ser autónomo.
Yo no tengo que rendir cuentas a nadie. Yo no soy responsable
por lo que soy, ni por lo que hago, ni por lo que deseo, ni
por lo que quiero. Soy autónomo. Y estas personas, las que niegan
su responsabilidad ante Dios, escuchen bien, son las magnesias,
personas que viven sobre la faz de la tierra. Y cuando nos preguntamos
por qué estas personas viven así, Las respuestas son muchísimas,
pero en síntesis, vamos a discutirlo en una forma muy abreviada, es
un tema al cual volveremos próximamente. Estas personas son las más necias,
son las más tontas, voy a usar otra palabra, quizás demasiado
fuerte, son las más estúpidas personas que habitan el planeta
porque están viviendo en base a su propia presunción. ¿Qué quiere decir esto? Son personas
presuntuosas. ¿Qué quiere decir esto? Son personas
que presumen que pueden vivir confiadas, seguras de sí mismas
y no pasará nada. en cuanto a sus pecados. Su falta
de temor de Dios es pura presunción. Presuman cosas. Tan confiadas
son estas personas que se burlan de lo que estamos diciendo, en
su necedad y presunción. De igual manera, escuchan, son
personas que no razonan. La palabra tonta, la palabra
necia, la palabra estúpida tiene muchas aplicaciones. Aquí la
estamos aplicando a estas personas que no piensan más a fondo de
lo pasajero momentáneo, temporal, etc. No razonan, no consideran
la realidad de la vida en este mundo, de que esta vida es breve,
es incierta, estamos frente a mil peligros todos los días y ni
siquiera piensan en el valor de sus propias almas. Son las
personas más necias porque no razonan correctamente. Son personas
espiritualmente ciegas, tontas, necias. Personas que edifican
sus vidas sobre la arena. No están edificando sus vidas
sobre nada real, nada sólido, sino sobre algo que al fin y
al cabo se les va a colapsar cuando sobrevienen las cosas
que teman. lo que en el libro de Cobb se
llama la muerte, el rey de terrores, como si fuera un monstruo que
anda así asustando, no, no, no, no es un monstruo que anda asustando
sobre un peligro imaginario, es el rey de terrores, ahí está,
se llama la muerte. Y estas personas se van a dar
cuenta a la hora de su muerte de que nunca razonaron y nunca
entendieron Y luego hay que cerrar esto.
Estas personas no tienen miedo, como vamos a ver más adelante,
porque no teman las consecuencias del pecado. No entiendan la naturaleza
verdadera de sus propios pecados menos las consecuencias de los
pecados aquelos. No tienen miedo de lo que el
pecado hará, de lo que el pecado siempre hace a sus víctimas. Piensan que pueden vivir pecando
y nunca van a cosechar. Que lo que vayan sembrando no
traerá una cosecha amarga, no más que amarga, Una cosecha venenosa,
catastrófica, es lo que van a cosechar y no quieren saberlo. Y peor
aún, son personas que no conocen la realidad de sus propios corazones.
No entienden lo que la Palabra de Dios dice, perverso y engañoso. El texto de Jeremías lo conocemos.
El corazón humano es perverso, el corazón humano es engañoso,
sobre todas las cosas y no quieren entender, ni tienen miedo del
pecado que domina sus propios corazones. No tienen miedo de
lo que será de sus propios corazones. No tienen ni siquiera miedo.
Ahora, se acabó la tercera introducción y ahora vamos a la cuarta introducción,
que es la que mencioné al principio. Esta cuarta introducción es el
tema que hemos visto en los sermones anteriores en relación con el
COVID-19. Estas calamidades, estas tragedias, estas cosas
que nadie esperaba que llegarían a suceder en un contexto. Es
un tema en donde cuando las preguntas comienzan, acerca de por qué
esto y por qué ahora y qué es lo que está haciendo Dios y por
qué por qué lo permite el Señor en las preguntas que ya hemos
contestado viendo el tema del propósito de las enfermedades
viendo el tema de los cuatro caballos del apocalipsis viendo
el hecho de que nuestro Dios está sentado sobre el trono y
está realizando sus propósitos en la historia humana y hace
ocho días viendo cómo Dios contesta todas las personas que le andan
juzgando y cuestionando les contesta con la cruz del calvario Lo vimos,
no? Y en la larga lista de respuestas
que pudiéramos dar a este asunto, en síntesis ya vimos algunas
de estas respuestas, Dios tiene muchísimos propósitos en estos
acontecimientos. Y las respuestas las más contundentes
están en la cruz. están en la eternidad, están
en la resurrección de Cristo, como ya lo hemos visto. Pero
vamos a, en la cuarta introducción el día de hoy, ahora vamos a
introducir un argumento al cual volveremos en estos estudios.
Porque ahora la pregunta es más personal, en cuanto a lo que
está sucediendo en el mundo. Cuando la persona está frente
a algo como lo que todos nosotros estamos viviendo en alguna medida,
la pregunta inevitable, ¿por qué esto? ¿Por qué esta aflicción? ¿Por qué esta prueba? ¿Por qué
todas las pérdidas económicas que están sobre la mesa de igual
manera? Las vamos a discutir próximamente. ¿Por qué esta desgracia? ¿Por qué esta enfermedad? Ahí están algunas de esas preguntas
que están flotando en el aire, que están en la mente de los
que no están ahí distraídos las 24 horas con el internet y Netflix
y sus caricaturas, para decirlo así. Ahí están las preguntas
que todo el mundo quisiera contestar. Pero estas preguntas son más
que genéricas, más que universales en este momento. Son preguntas
muy personales. muy personales. Y lo que predicamos
desde ese púlpito continuamente, en la iglesia de Dios, no hay
nada personal. Esto quiere decir, en la medida
en que sea posible, no dejamos que nuestros deseos, nuestras
opiniones, nuestras emociones, nuestros sentimientos personales,
cuanto más en las relaciones interpersonales en la iglesia,
se metan de por medio. Ah, pero entre cada persona y
Dios, todo el asunto es personal. Y Dios nos habla a cada uno de
nosotros en la forma más directa y más personal posible. Y cuando las preguntas surgen
en lo más profundo de nuestro ser, en la medida en que seamos
afectados, la pregunta es ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi familia la crisis
económica? ¿Por qué este conflicto en mi
relación matrimonial consecuencia del virus? ¿Por qué a mí? Y la pregunta es importantísima,
desde un principio importantísima, porque en algún sentido todos
nosotros, en la medida en que hayamos sido afectados, ahí estamos
preguntándonos ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mi persona? Y lo increíble de este asunto,
lo hemos visto, ricos y famosos, élites y campesinos, todas las
razas, todas las naciones, más de 180 países en el mundo, afectados
en una forma que podría ser gravísima. ¿Por qué a mí? ¿Por qué a nosotros? Escuchan, estas preguntas son,
desde un principio, el 100% espirituales. Estas preguntas son espirituales.
El 100% espiritual. ¿Qué quiere decir esto? Estas
preguntas dan por sentado que no estamos en las manos de la
suerte. Que no vivimos en un mundo controlado
por la casualidad. Que no estamos al azar viviendo
esto como si el mundo hubiera salido fuera del control. Parece
que sí. Estas preguntas presuponen, dan
por sentado, que vivimos en un mundo ordenado. Lo estamos viviendo
en la cuestión de un colapso económico. El orden económico
mundial se está colapsando. Es una reacción como una bola
de nieve. Es lo que entendemos la reacción
en cadena que sale fuera de control. No, vivimos en un mundo ordenado.
Gobernado por principios, por reglas. Nosotros lo entendemos
bíblicamente hablando. Vivimos en un mundo gobernado
por Dios. En un mundo en donde su palabra,
su poder, su soberanía, su plan, sus propósitos se están realizando. Lo damos por sentado. A que no
somos víctimas del ciego destino. Que el destino, así lo estoy
diciendo, ciego. la fortuna, el caos. ¿Estamos dando por sentado que
no somos víctimas del destino ciego? El Dios que, estábamos preguntándonos,
finalizando el año pasado, repasando una serie de desastres y fenómenos
naturales desde terremotos hasta tsunamis y otros fenómenos que
a lo largo de los últimos 10, 15 años se han presentado por
esas fechas y nos preguntábamos, pasamos el mes de diciembre,
pasamos el mes iniciando el año nuevo, ¿no? El principio del
año nuevo, el mes de enero, estábamos preguntándonos ahí en la casa,
¿no ha sucedido nada raro como en otros años? Y ni teníamos
idea. de cómo estaba el mundo hace
un mes cómo estaban las cosas hace dos meses y estas preguntas
dan por sentado que alguien tiene el control
sobre todo esto son preguntas espirituales y son preguntas que buscan respuestas
y escuchan las respuestas aquí las preguntas de por qué esto
y por qué a mí Las respuestas que buscan son ¿Por qué? La palabra
¿Por qué? Ya la hemos discutido en los
estudios anteriores. La persona quiere saber la razón.
¿Cuál es la razón? ¿Cuáles son los propósitos? ¿Qué
significa esto? ¿Cuáles son los motivos de nuestro
Dios en esto? Ahora vean la advertencia aquí. Estas preguntas, en la mayoría
de los casos, son preguntas al 100% egoístas. No son más que una manifestación
del ego, y el yo, y la soberbia. Porque implican estas preguntas,
implican, al mismo tiempo que dan por sentado toda una lista
de cosas, implican lo siguiente. Implican que lo que está sucediendo
no debería de haber sucedido. Lo que yo estoy sufriendo en
lo personal, yo no debería haberlo sufrido. Y el punto más importante
en la pregunta, ¿por qué a mí? Todo el énfasis sobre la palabra
a mí. ¿Por qué a mí esta catástrofe? ¿Acaso no tenemos el derecho
de vivir libres de tales cosas? ¿De qué estamos hablando? ¿De
las consecuencias del pecado estamos hablando? ¿Acaso no tenemos
el derecho de vivir libres de las consecuencias del pecado?
Y aquí muchos piensan, bueno, es verdad que vivimos en un mundo
caído, sí. Es verdad que estamos sufriendo
las consecuencias, no en forma directa de nuestros pecados,
sino de pecados ajenos. Y créanme, si con el paso del
tiempo, en este colapso económico mundial, y lo que serán cientos
de miles de muertos mínimo, Si se descubre definitivamente que
una nación en el mundo sabía de esto y lo permitió, lo ocultó,
y permitió el contagio masivo del resto del mundo, estaremos
entonces frente a una situación, la vuelvo a decir, en donde todos
estaremos sufriendo por los pecados ajenos, por los pecados de otros,
y en nuestras bocas no lo merecemos. Esto pudiera haber sucedido en
algunos lugares, en diferentes partes del mundo. Debería haberle
sucedido a aquellos. Algunos que piensan, debería
haberle sucedido a los orientales, sin decir más palabras aquí.
O tan solo a los europeos. Ahora, uno de los pronósticos
dice que los países en América Latina van a sufrir más que todos
los países en el mundo. De esto. Y de inmediato la victimización.
La victimización que ya empezó y será desde un principio, hay
que tomar en cuenta lo que estamos diciendo aquí. Se van a juntar
un bloque de naciones y van a decir, nosotros somos víctimas de aquellos,
de aquellas naciones o de aquella nación, como sea. Y la victimización,
pero hay que borrar lo anterior. Hay que ponerlo a un lado para
volver a la pregunta, ¿por qué a mí? Y lo que sucede en esto,
en nuestra soberbia y nuestra autocompasión, en la victimización,
nuestra soberbia nos conduce a creer que cosas tan desagradables,
tan duras, tan difíciles, tan injustas, como un colapso económico
puede traer, no deberían de suceder a nosotros, no han de ocurrir
así, por lo menos no a mí, a otros pero no a mí. Yo soy más grande,
yo soy más importante, yo soy la excepción a la regla, yo soy
diferente, las pruebas comunes y corrientes a una crisis económica
o sanitaria Si los pronósticos, estamos orando
para que no sean pronósticos acertados. Si los pronósticos
se convierten en una realidad, podríamos tener aquí en la Ciudad
de México algo parecido a lo que ha sucedido en Nueva York. Hay una fotografía, si no me
equivoco, de 500 ambulancias fuera de un hospital que se juntaron
ahí en cuestión de dos horas en Nueva York. No las enfermedades, las injusticias,
estas cosas, no. La mala suerte. Así las personas
que piensan que se trata de mala suerte. En su soberbia, en sus... Es un gran paquete aquí, lo tenemos
que dejar. Esa es la cuarta introducción. En sus emociones lastimadas,
tan sensibles. Este es el tema de la victimización.
La conocemos. Me siento lastimado y me pregunto,
¿por qué a mí? Siento compasión por mí mismo
y quiero respuestas. Inevitablemente comparaciones
sobre la mesa con lo que teníamos antes, pero ya se perdió. Lo
que esperábamos lograr y ahora no se va a lograr. o lo que pudiera
haber sido si no fuera por. Y las comparaciones, la trampa
de las comparaciones. Hay personas que ya se hicieron
súper millonarias en medio de la crisis. Estaban apostando
en contra de la caída de la bolsa en Nueva York. Y se han acumulado
algunas fortunas inimaginables en estos días. Son menos del
1% de los que tenían acciones ahí en Wall Street. Mientras
que el 99% están contemplando la pérdida total de su patrimonio.
Algunos de ustedes a lo mejor no lo entiendan. Los fondos de
retiro en el primer mundo prácticamente sin excepción, estos dineros
están invertidos en la bolsa y las personas que planeaban
retirarse, jubilarse dentro de poquito, ya no tienen nada. Se perdió todo. Y su pregunta,
sus emociones, su coraje, su enojo, sus expectativas no se
cumplieron. Sus demandas, ¿a quién van a
demandar? De esto están hablando, de que van a demandar a uno de
los países, el que se supone que es el culpable en todo esto.
En el Congreso, en la Unión Americana, están tratando ya de aprobar
una ley que permita a los ciudadanos demandar a otras naciones por
lo que ha sucedido. Y el punto sigue siendo, ¿por
qué a mí? Y ahora en el tiempo que nos
resta, que pudiera ser poco tiempo el
día de hoy. Estamos introduciendo un tema
que nos va a ocupar en relación con este bosquejo por lo menos
cuatro semanas, ¿no? Si Dios quiere, y vamos a ver
cómo nos va. Cuando nos acercamos a nuestro
tema del temor y el miedo, hay que aclarar aquí más detalles. Esta palabra que en el griego
se traduce phobos, no phobia, significa algo temible, la palabra
temor, la palabra miedo. En nuestro texto en Romanos 3,
18, ese phobos Esa fobia, ese miedo, no está frente a los ojos
de las personas necias, las personas que toman a la ligera todo lo
anterior. Esta palabra que se usa más de
150 veces en la Biblia, que se traduce, lo vuelvo a decir, miedo,
temor, terror, es una palabra que habla de lo siguiente, nuestro
Dios es temible. Nuestro Dios es digno de ser
temido. Nuestro Dios, y la palabra va
por muchos caminos, ¿no? Hay un concepto bíblico en donde
este temor se convierte en reverencia. Pero es el mismo asunto. Este
Dios, el conocimiento de este Dios,
produce susto, asombro, fobia, terror, Para todos los que creen lo que
el mismo dice acerca de sí mismo, el efecto es así. Por medio de la fe creemos lo
que Dios dice. Lo que Dios dice aquí corresponde
en gran medida con lo que Dios hace. Aunque es otro gran tema
en donde en una lista de cosas las personas dicen, no, lo que
yo veo no corresponde, es porque no están viendo. Es porque no
quieren entender lo que están viendo. Pero la fe nos conduce
a creer la verdad acerca de ese Dios. Y esto produce miedo piadoso. Miedo sabio, saludable. Lo que
llamamos miedo o temor santo. Y esto es lo que nos conduce
a la salvación. El principio de la sabiduría
es el temor de Dios. Porque este temor de Dios nos
conduce a buscar y a encontrar la salvación. Pero su contraparte,
la que hemos estado señalando en las ya cuatro introducciones,
la incredulidad produce lo contrario. La incredulidad produce la falta
de temor, la falta de reverencia, la falta de lo que podríamos
llamar simplemente respeto. Produce desobediencia, produce
rebeldía, la falta de temor. La incredulidad produce lo contrario,
una actitud frívola, necia, una actitud arrogante respecto a
Dios, respecto a su palabra. Y como ya lo hemos visto, Dios
usa lo que llamamos en un momento dado su trompeta, amplificador,
megáfono, bocina para advertir. Pero la persona necia, cuyos
opiniones, decisiones y juicios son la esencia misma de la necedad. Esa persona se burla de este
Dios. Se burla de su persona, se burla de su palabra, se burla
de sus leyes. Esa es la más fuerte manifestación
que vemos hoy en día. La gente que anda por todos lados
burlándose de la ley moral de Dios, que simplemente pide amor
para con Dios y para con el prójimo, prohibiendo todo lo que no no
procede del amor. Se burlan de esto. No hay temor
de Dios delante de sus ojos, en su panorama, en su cosmovisión. No hay un Dios temible. Le tratan a este Dios con desdén,
como si fuera poca cosa ofenderle, poca cosa mofarse, poca cosa
revelarse en su contra. Así es el asunto. Pero para los que tenemos fe,
para los que creemos lo contrario, comenzamos a temer a este Dios
desde el momento en que Dios obra en nosotros la convicción
de pecado. Nos damos cuenta de nuestro pecado, de nuestra culpa,
de nuestra indignidad, de lo que nuestros pecados merecen,
de lo que sería de nosotros si este Dios nos fuera a juzgar,
si nos fuera a condenar. Y el tema es tremendo, lo volveremos
a ver. Nos damos cuenta de nuestra responsabilidad ante Él, de que
a Él le tendremos que rendir cuentas por lo que hicimos con
nuestras vidas. Y esto nos conduce al arrepentimiento
y a los pies de Cristo. Así. del asunto. Dos reacciones,
la reacción de los incrédulos, la reacción de los creyentes. Ahora, en el tiempo que nos resta,
vamos a discutir nuestro tema enfatizando cuatro puntos importantísimos
para engendrar en nosotros más temor de Dios. Estos cuatro puntos
son en síntesis Lo siguiente, el temor de Dios, escuchen, en
una forma de síntesis, se relaciona con un entendimiento de su poder,
se relaciona con una conciencia de su presencia, se relaciona
con un concepto, el más básico aquí, de su pureza, y por último,
se relaciona con su piedad, o como vamos a ver, su prerrogativa.
su prerrogativa la persona que porque a mi y Dios le contesta
con estos cuatro puntos a ti para que conozcas mi poder te
ha llegado esto para que entiendas la realidad de mi presencia en
tu vida y a ti te ha llegado esto para que comprendas que
yo me opongo al pecado en todas sus formas y a ti te ha llegado
para que buscas mi piedad, como vamos a ver que es su gracia,
su prerrogativa de hacer lo que quiere con lo suyo. Ahora en
el tiempo que nos resta, que es ya poco tiempo, vamos a introducir
estos conceptos y terminaremos por el día de hoy. Ahora vamos
directamente al primer punto. El temor de Dios es el resultado
de una conciencia, una apreciación, un entendimiento, lo más básico
aquí de su poder y nuestra tarea en este asunto es lo siguiente.
Hemos de entender estos puntos, el poder de Dios es el primer
punto, pero esto quiere decir que si somos en verdad creyentes,
hemos de conservar Hemos de fomentar, hemos de mantener siempre en
nosotros una conciencia de este poder de Dios. Los tiempos en que estamos viviendo
se prestan para esto. Y el argumento va por este camino.
Vemos constantemente en la creación física, de la cual somos por
lo menos en el cuerpo físico una parte, vemos constantemente
En la creación física, manifestaciones del poder de Dios. A nivel más
básico, a nivel muy sencillo. Hay una relación directa con
estas manifestaciones del poder de Dios. El argumento en Romano
1, su poder eterno, su omnipotencia, su soberanía se manifiesta en
las cosas creadas en la creación física el argumento lo conocemos
muy bien del primer capítulo de romanos estoy citando el versículo
20 y el versículo 21 en particular hablan de esto pero estas manifestaciones
físicas del poder de Dios nosotros las vemos en todos los fenómenos
físicos que ocurren en el planeta desde el relámpago y el trueno
que son manifestaciones bíblicamente hablando del poder de Dios desde
el granizo y las tormentas, que son manifestaciones del mismo
poder, todos sus fenómenos que se relacionan con el clima, desde
los terremotos y las inundaciones. El gran tema de los terremotos
es un tema al cual volveremos. La tierra tembló en el Sinaí
con la entrega de la ley de Moisaica, ¿no? Y la tierra volvió a temblar
a la hora de la crucifixión y la muerte de nuestro Señor Jesús.
Y la tierra volverá a temblar antes del fin del mundo, según
el apocalipsis. Pero estos fenómenos, desde el
fuego, hasta las inundaciones, hasta la lluvia y el viento golpeando
fuertemente contra tu vivienda, estos fenómenos que conocemos
a nivel físico, engendran miedo. Algunos de estos fenómenos, como
huracanes y torbellinos, engendran muchísimo miedo. y el Dios que
a lo largo de la Biblia utiliza estos fenómenos físicos para
engendrar en nosotros miedo y temor. nos habla así aunque algunos
de ustedes se acuerdan de la miniserie sobre la vida de Elías
cuando Dios se manifestó en el viento que pudiera haber sido
como un tipo de huracán o tornado cuando se manifiesta Dios en
la tierra temblando cuando se manifiesta en el fuego frente
a su profeta Elías se acuerdan de lo que dice el texto que Dios
no estaba en el fuego ni tampoco en el viento Ni tampoco en las
rocas temblando, sino que le habló a su profeta con una voz
como al oído. Le habló a su corazón. Le habló
directamente, persona a persona, a su profeta. Y el punto es este,
desde el monte de Sinaí, manifestaciones físicas, el texto en el libro
de Éxodo dice, el monte temblaba violentamente hasta el punto
en que los judíos se llenaron de terror En el Sinaí había un
sonido inexplicable, truenos, relámpagos, una densa nube descendió
sobre el monte. Y algo tan extraordinario que
el mismísimo Moisés, sus palabras citadas en hebreos, estoy aterrado.
El gran profeta, estoy temblando, estoy espantado. El mismo Moisés. Y nuestro Señor Jesús utiliza
el mismo fenómeno en relación con eventos futuros escatológicos
finales en Lucas 21 diciendo que habrá señales en el sol,
habrá señales en la luna, habrá señales en las estrellas y el
resultado angustia, el resultado miedo, el resultado terror entre
los habitantes, entre las naciones que habitan la tierra y luego
se refiere a un fenómeno en relación con el sistema solar, alteraciones,
probablemente incluso en el campo magnético y el texto habla de
las olas del mar levantándose a causa del estruendo y el mar
y las olas Y el texto dice, y los hombres desfalleciendo por el
temor, por el terror, a causa del terror, frente a la expectación,
frente a los acontecimientos, frente a lo que está sucediendo
en los cuerpos celestiales, en el cosmos, se desmayarán de terror. Nuestro Señor Jesús comenta todo
esto en Lucas 21, 25 y 26. Y el argumento es sencillo, es
el más sencillo de estos argumentos. Desde los tiempos del Antiguo
Testamento, en donde la mayoría de los milagros eran de juicio.
Es un gran tema. De un poder para juzgar, estamos
hablando que se manifestaban en el tiempo del éxodo en las
plagas, la plaga de ranas, la plaga de úlceras. Ulceras, una
enfermedad que se manifestaba en los cuerpos, un tipo de plaga
que generaba úlceras que brotaban en el cuerpo de los egipcios.
desde la plaga del granizo, la plaga de langostas, hay una plaga
de langostas en el norte de África, en el centro del medio oriente,
hasta algunas partes del oriente, está llegando y la gente asustada. Hoy en día, en aquel entonces,
la plaga de oscuridad completa entre los egipcios que duró tres
días, culminándose todo en la muerte de los primogénitos y
estos milagros que en un momento dado de poder, nada más, asustaron
al que personificaba Satanás mismo, al farón de Egipto, le
asustaron y estas plagas hasta el punto en que fingió arrepentimiento
varias veces el cuate fingía arrepentirse varias veces tratando
tan solo de calmar el fenómeno el poder de Dios le asustaba
tanto que salió con un arrepentimiento fingido el farón Y así, a lo
largo del Antiguo Testamento. Desde los Sodomitas, heridos
con la ceguera en el Génesis 19, hasta el siervo de Eliseo,
o Ejazi, ¿no? Este misterioso siervo que fue
herido con la lepra. El Dios que dice en Deuteronomio,
yo soy el que doy la enfermedad y yo soy el único que la puedo
sanar, la puedo quitar. Y la lista de ejemplos de personas
que se enfermaron Y la gente asustada, en la lista de ejemplos
que es interminable aquí, el más citado de estos ejemplos,
el fuego que consumió el agua, escuchen, que el fuego que consumió
la leña, el fuego que consumió las piedras, y el polvo, y el
agua, y el holocausto, en los tiempos de Elías, el fuego que
descendió desde el cielo. Estos milagros de poder manifestaban
el poder soberano de Dios sobre hombres, sobre animales, sobre
ángeles, sobre demonios, sobre el clima, sobre el mar, sobre
todo el entorno del hombre. Y estos milagros que vemos a
lo largo de ambos testamentos siempre engendraban terror. miedo. Los judíos frente al monte de
Sinaí le rogaban a Moisés para que Dios nunca volviera a manifestarse
con este tipo de poder. Cuando llegamos a los cuatro
evangelios, al ministerio público de nuestro Señor Jesús, lo que
vemos sobrepasa por completo lo que sucedió en aquel entonces
en el Antiguo Testamento. Vemos a nuestro Señor Jesús con
un poder absoluto para sanar completa e instantáneamente todo
tipo de enfermedad. Ninguna enfermedad podía resistir
este poder, desde ceguera, parálisis, lepra, desde mudez hasta la muerte
física. Y el ejemplo que hemos señalado
en la ministerio sobre los milagros, en el ministerio público de nuestro
Señor Jesús, esos milagros no tan solo engendraban terror,
shock, trauma, susto, miedo, sino increíblemente, odio. La
reacción, la gente asustada, y luego dos distintas formas
de responder a este poder. En una lista de personas, la
mayor parte de las personas, odio y rechazo, se levanta de
los muertos Lázaro y los líderes de los judíos hacen su complot
para matarlo. ¿Qué tipo de odio? ¿Qué tipo
de aborrecimiento? Y en todos los creyentes, la
reacción, submisión, arrepentimiento. Adoración, amor, dos reacciones,
odio y amor. Rechazo, submisión. Es el mismo
fenómeno aquí. Lo vamos a ver cada vez más frente
a la enfermedad, frente al virus. Lo estamos viendo ya. Hay un
rechazo a los que tienen el virus. Hay un rechazo a los que pretenden
sanar a los que tienen el virus. ¿Qué tipo de respuesta? ¿Qué
tipo de miedo? ¿Qué tipo de terror? estamos
viendo muy poco de amor, muy poco de submisión y obediencia
a Dios. Estamos viendo algo tan absurdo, tan ridículo. Y lo más
sorprendente en cuanto a nuestro Señor Jesús, si tenemos que dejar
este asunto, su poder de perdonar el pecado, a esto volveremos.
Su misma pregunta, ¿qué es más fácil? con este poder que tengo
decirle al paralítico tus pecados te son perdonados o decirle al
mismo paralítico levántate y anda que es más fácil y la respuesta
Levántate y anda. Estas cosas en la dimensión física,
manifestaciones del poder de Dios, que todos nosotros las
hemos vivido en algún sentido, si hemos sobrevivido a alguno
de estos múltiples temblores en la Ciudad de México, los que
estábamos aquí en el año 1985, los que tenemos memoria de este
fenómeno que fue más que para asustar, o los que hemos sobrevivido
de algún accidente o nos hemos recuperado de alguna enfermedad.
La lista de ejemplos es interminable aquí en donde, lo vuelvo a decir,
este temor frente a este poder de Dios es algo que hemos de
conservar, es algo que hemos de cultivar, es algo del cual
hemos de mantenernos siempre conscientes. Y aquí estamos hablando
de algo muy sencillo. Hay un enemigo invisible, una
epidemia, una enfermedad que anda en el mundo. El único poder
que nos puede proteger, el mismísimo poder de Dios. El único poder, el poder de Dios. Nadie más nos puede proteger. Y a los encombarsos, esto les
asusta. A los creyentes no nos asusta
el hecho de que el poder de Dios es el único poder que nos puede
proteger. Nos da gozo, confianza, Hay una certidumbre, incluso
aún si fuéramos a enfermarnos. Pero el punto es así. Ahora,
en este contexto menciono algo que no quiero pasar por alto
antes de terminar. Y es lo siguiente. La probabilidad de que tú pudieras
morir del coronavirus es, escuchen, o el 100%, o 0%. probabilidad y como lo vimos
en relación con las enfermedades dios no es el dios de probabilidades
no es el dios de pronósticos no o es el 100% en relación con
su piedad el plan de dios en su gracia en su poder piadoso
dios puede haber planeado que esta enfermedad no te tocara
ni a ti ni a ni a los demás de tu familia. Si esto es su propósito,
la probabilidad de sobrevivir de esto es el 100%. O si es el propósito de Dios,
no tan solo que te enfermas, sino que mueras del coronavirus,
la probabilidad de sobrevivir del coronavirus, cero. el 0%, no hay ningún punto intermedio
aquí, o es la una o la otra cosa, o es el 100% de que vas a sobrevivir,
o el 100% que vas a morir. Ah, pero todo eso depende de
un poder que le pertenece tan solo Dios. Ahora el tiempo se nos fue el
día de hoy entonces voy a acelerar el argumento aquí voy a resumir
los siguientes puntos como los vamos a volver a ver nuestro
propósito el día de hoy es de introducir estos cuatro puntos
nada más para terminar rápido voy al segundo punto este temor
de Dios es el resultado de la presencia de Dios Esto es un
gran tema. Desde Jacobo, lo vimos en la
lectura del texto del libro del Génesis 28, al despertarse, al
darse cuenta, se despertó de su sueño y sus palabras, ciertamente
Jehová está en ese lugar, yo no lo sabía. Y eso es la distinción
entre la omnipresencia de Dios y la presencia especial de Dios.
Dios es omnipresente, pero las personas no perciben su presencia.
Y en este momento al darse cuenta Jacob de la presencia especial
de Dios en su propia vida. Su reacción, este lugar es temible. ¿Cuán temible es? Este lugar
no es otra cosa que casa de Dios. Porque descendían y subían ángeles
como por una escalera en su sueño. Puerta del cielo. Y hay cantidad
de estos puntos a lo largo del Antiguo Testamento. Cada vez
que una persona se encontraba frente a esta presencia de Dios.
la reacción la misma los más santos el apóstol Juan en el
Nuevo Testamento cayó como muerto a los pies de Cristo en post
resurrección los ejemplos el tiempo se nos acabó aquí pero
van desde los más santos hasta los peores de los peores reyes
ricos grandes poderosos esclavos y libres que quieren ser enterrados
vivos en el apocalipsis 6 quieren ser sepultados vivos frente a
la presencia del Cordero de Dios y su era Este terror de la presencia
de Dios es un tema espantoso, lo vamos a discutir a fondo próximamente,
pero basta con una tan sencilla ilustración. Esta ilustración
procede del Antiguo Testamento y va por este camino. El Génesis
9 es el mundo postdeluviano, es el pacto de gracia común,
incluso lo que menciona este asunto, en la lista de cosas
en donde el clima las estaciones del año todo continuará Dios
no volverá a destruir la tierra por medio de un deluvio y hay
más pruebas de que este mundo fue destruido por un deluvio
que cualquier otra cosa en la historia hablando de la geografía
y lo que vemos y lo que encontramos en lo más profundo del mar y
lo más alto en las montañas incluso más pruebas de esto que cualquier
otro fenómeno en la historia física antigua de este mundo
pero escuchen lo que el texto dice el temor y el miedo de ustedes,
el temor y el terror de vosotros, será sobre todos los animales
de la tierra." Vean el texto. Lo estoy sacando rápido de su
contexto para ilustrar esto. El argumento es tremendo. Las
aves, todos los animales que arrastran sobre el suelo, todos
los que habitan incluso en alta mar, Todas las criaturas de las
cuales el reino animal está compuesto de cantidad de animales, el argumento
dice que Dios ha puesto en estos animales un gran miedo, un gran
terror del hombre. Es un tema tremendo y no vamos
a discutirlo, sería más que divertido. Ahí estamos frente al acrán.
Prendes la luz, ahí estás sobre tu escalera, sobre el piso. Y puede ser de uno de esos chiquititos
a los más grandecitos. El acrán está momentáneamente
paralizado. No se mueve. Es un gran tema. Incluso si no lo saben, y ahí
estás de noche, lo más recomendable es agarrar tu celular y prender
el foquito porque they're light sensitive y tienen fobia con
son es más que sensibles es una clase de fobia que Dios les ha
dado y se van a paralizar con tu lucisita no voy a decir más
y por un tiempo ahí estás tú tratando de ver quién es el más
asustado aquí ¿El alacrán o el hombre? Estoy hablando de hombres. Si fuéramos a ilustrarlo con
mujeres, perderíamos el argumento aquí. Pero, ¿quién es el más
asustado? Por ahí van los argumentos, perdóname.
El punto es este. Estos animales, estas criaturas,
saben por instinto, según Genesis 9.2, que están frente a un poder
superior, que están en la presencia física de alguien más poderoso,
más inteligente, más capaz, y por eso se paralizan. Es un gran
tema. No vamos a discutirlo más. El
punto, ¿quién no reacciona así frente a la presencia del Todopoderoso? frente a la presencia de Dios
frente a la presencia de Dios hay personas que tan solo escuchando
su palabra predicada se asustan tanto que dice ya no vuelvo me
sentía tan asustado tan lleno de terror frente a instrumentos
humanos comunicando a mí la palabra de este Dios yo me sentía como
como asustado en su presencia y así el asunto cuanto más frente
a algún peligro real El peligro de morir. Instantáneamente las
personas piensan en la presencia de Dios. O en frente al peligro
de un virus no curable, invisible, no controlable, más que súper
contagioso el virus. ¿Cuántas personas se sienten
como, eso es lo que está sucediendo ahora, nos están diciendo, no
se acercan a personas, las demás personas, lo que se llama la
sana distancia y todos los temas que hemos escuchado tanto. porque
en la presencia de las demás personas hay temor. Hay miedo
de lo que pudiera suceder. No vamos a discutirlo más a fondo.
Es otra ilustración de lo mismo. Cuanto más este asunto de la
pureza de Dios. Cuanto más. ¿Qué quiere decir
esto? Por eso lo hice así, para que
fuera fácil de grabar en tu mente. La pureza de Dios, que es la
santidad de Dios, es un tema continuo a lo largo del Antiguo
Testamento que va por este camino. Las personas que se acercan a
la realidad de Dios tienen que percatarse de su pureza, de su
santidad. ¿Qué es esto? Su integridad,
la esencia de su ser. La palabra santidad habla de
su rectitud, la rectitud de la naturaleza de Dios. ¿Qué quiere
decir esto? Dios siempre hace lo que es justo.
Siempre hace lo que es correcto, justo, bueno en su rectitud. También Se trata del Dios de
equidad. ¿Qué es esto? Este Dios trata
a las personas en forma correcta, pagando a cada uno. A cada uno
les paga conforme a sus obras. Y aún más, en su santidad, hay
una santidad, justicia, vengativa. en donde este dios toma venganza
de los mal hechores el tema es tremendo y a lo largo del antiguo
testamento cada vez que las personas se percataban de la justicia
la equidad y la justicia vengativa de este dios que quiere decir
esto que este dios se opone al pecado en todas sus formas se
opone al pecado en una forma continua Este Dios no puede dar
su bendición, su consentimiento al pecado de nadie. Y el tema
va por este camino. En su pureza hay un gran conflicto
aquí. Entre Dios y el pecado. El pecado
se opone a Dios. El pecado se opone a la santidad,
a los atributos, a las obras, a la ley, a la gloria de Dios.
El pecado se opone a esto. Y Dios en su santidad se opone
al pecado. Y el tema es tremendo porque
el pecado es el gran enemigo de Dios y el gran enemigo del
hombre. Y lo que decimos al principio frente a la pregunta ¿Por qué
a mí? ¿Por qué esto? Y la respuesta es, ah, pudiera
ser por tu pecado. O pudiera ser por el pecado ajeno. O pudiera ser simplemente porque
vivimos en un mundo caído pero resulta igual aquí. El pecado
está en contra del hombre. En contra de su bienestar, en
contra de su paz, en contra de su descanso, en contra de su
felicidad. El pecado se opone al bienestar,
se opone a la salud, se opone al contentamiento, se opone a
la tranquilidad, se opone al hombre. Porque el pecado es el
veneno mortal que acabará con todos. El pecado está en contra
del ser, en contra de la existencia y en contra de todas las bendiciones. que tenemos como seres humanos.
El pecado paga a todas sus víctimas el mismo salario, la muerte. Por lo tanto, nuestro cuerpo
es mortal. Por lo tanto, nuestro cuerpo es corruptible, físicamente
hablando, sujeto a la corrupción, a la descomposición, al proceso
de deterioro, al proceso de envejecimiento, susceptible a la muerte de mil
maneras debido al pecado. Y las consecuencias del pecado
han convertido, es más que el cuerpo, el alma es el instrumento
del pecado. El alma se llena de envidia,
se llena de pasiones desordenadas. En los textos bíblicos la descripción
es, el alma del hombre se ha convertido en habitación de demonios,
de homicidios, de blasfemias, de inmundicias, de pensamientos
malos, de idolatría, de ídolos, es una fábrica de ídolos, y así,
así, así. Todas las facultades del hombre.
Su mente entenebrecida por el pecado. Sus afectos, sus emociones
pervertidos, envenenados por el pecado. Su voluntad esclavizada,
transformada por el pecado. Y así el asunto. El pecado nos
ha hecho semejantes a los animales. a las bestias brutas de la tierra.
Este editorial en donde alguien habló hace más de un mes en relación
con la crisis y los feminicidios, habló de México y su pregunta
fue, ¿una nación de bestias? ¿Y cómo se escandalizaron las
personas? ¿Nos comparaba con animales,
con bestias brutas, nación de bestias? Sí. El pecado nos ha
hecho semejante a los animales en ignorancia, en necedad, en
sensualidad, peores que los animales, es lo que el autor de la editorial
quería decir, peores que los animales en su ignorancia, peores
que los animales en su necedad, volver a su vómito, volver a
revolcarse en el sieno, son palabras bíblicas que hablan de seres
humanos, la lista serpientes venenosas, culebras, la lista
de textos que nos comparan con bestias brutas, Porque el pecado
se opone al bienestar del hombre, se opone al cuerpo, se opone
al alma, se opone al ser de cada uno de nosotros. Y por ahí va
un gran argumento a porque en su pureza este Dios no nos va
a bendecir nunca en nuestros pecados. La pregunta de si una
nación idólatra puede realmente prosperar Es una pregunta a la
cual cuantas naciones en el mundo nos han proporcionado la respuesta.
La pregunta de si un hombre que vive en enemistad contra Dios. ¿De que estamos hablando ahora?
De como ese Dios en su pureza se vuelve enemigo del hombre.
El pecado humano le obliga a Dios a castigar al hombre. a la persona culpable. El pecado
nos roba de todas las bendiciones, todos los beneficios de la obediencia
y nos sujeta a todas las consecuencias de la desobediencia. Y así el
pecado se opone a la amistad que pudiéramos tener con Dios,
se se opone al amor y la piedad que pudiéramos recibir desde
Dios, así es el asunto. El pecado le obliga a Dios a
manifestar su justicia, a manifestar su ira. Nos separa de su amor,
nos aparta de su aceptación, nos aleja de su presencia, y
el tiempo se nos fue. Pero podríamos discutir esto.
Este Dios, tres veces santo, terminará diciendo a todos estos
que mueren sus pecados, apártense de mí, para siempre apartados,
para siempre alejados de Dios. en el infierno ahora terminemos
con el último punto tiempo se nos fue aquí estamos resumiendo
el cuarto punto si el poder de dios no engendra miedo terror
si la presencia de dios es el miedo a la muerte no es simplemente
el hecho de morir es nos vamos a encontrar frente a frente con
él si su pureza y su oposición al pecado es increíble no lo
vamos a discutir lo veremos en otra ocasión no hay nadie que
puede pecar desde un principio la ligera hay algo por dentro
en su misma conciencia entran ahí a robar y están medio temblando
por dentro saben que están expuestos al juicio de dios por lo que
están haciendo pero terminemos con esto la piedad lo que llamamos
aquí la prerrogativa divina, ¿no? ¿Qué quiere decir esto?
El temor de Dios está relacionado con esto, para algunos el tema
más difícil de la Biblia. Porque lo que decíamos al principio,
terminando con creo que fue la cuarta introducción, ¿por qué
a mí? Y el empecé es en la palabra
a mí. ¿A mí? ¿A mí me están sucediendo estas
cosas? Y la respuesta, ¿por qué no? Con razón a ti, con razón a mí,
nos llega todo este paquete. Nadie está exento aquí, porque
este Dios tiene la prerrogativa. La palabra piedad, ¿qué quiere
decir? A que este Dios puede actuar contigo, conmigo, con
quien sea, en su misericordia, en su gracia. en su amor. Dios tiene la prerrogativa. ¿Qué quiere decir esto? Dios
no está obligado. Lo que decíamos al principio,
¿Por qué a mí? La soberbia quiere saber ¿Por
qué a mí? Y Dios contesta y dice, con razón
a ti, por tu soberbia a ti, por nuestra soberbia a nosotros,
por mi soberbia a mí. Y el argumento es tremendo y
tenemos que terminar. Este es el tema más polémico
de la Biblia en relación con el camino verdadero de salvación.
Ah, porque esto quiere decir que si Dios tiene piedad de ti,
o de mí, o de quien sea, es su prerrogativa, es su privilegio,
es su derecho de actuar con gracia o no. ¿De tener misericordia? Oh, no. Y para las personas que dudan
de que esto es la enseñanza bíblica, al Moisés dice, tendré misericordia
del que tendré misericordia, me compadeceré del que me compadezca,
así que no es el que quiere, no es el que corre, no es de
la voluntad de nadie, humanamente hablando, ni de las actividades
humanas, menos religiosidad, menos obras, todos merecemos
lo contrario. No, es de Dios. Romanos 9. 15, 16, es de Dios tenerle o no misericordia. La salvación, así lo dijo Conás,
terminó en su locura, en su soberbia, en su racismo, en su rebeldía,
el profeta rebelde, y sus palabras, la salvación pertenece al Señor. La salvación temporal, en cualquier
circunstancia, la salvación de esta enfermedad, la salvación
de esta epidemia, la salvación de este colapso económico, la
salvación en términos temporales, pertenece a Dios, pertenece al
Señor, pertenece a Jehová, nadie más. Cuanto más la salvación
espiritual, cuanto más la salvación eterna. y con esto hay que terminar pero
aquí ya ya abrimos la caja de pandora con esto porque este
dios no está obligado la prerrogativa es suya de salvar o condenar
a quien sea no puede hacer lo que quiero con lo mío las palabras
de la boca de nuestro señor es malo tu ojo porque soy bueno
y así esto quiere decir varios puntos primero Y terminamos. Que nadie es digno de esta salvación.
No la merecemos. Lo vimos hace poco en la miniserie
sobre la lucha con el mundo, la carne, el diablo. Alegábamos
que los seres humanos rebeldes resultan ser más culpables que
el diablo mismo. Más culpables que Satanás. Lo
vimos. Ah, porque al diablo nunca se
le ha ofrecido la salvación. No vamos a discutir los argumentos
de aquí. Nunca fue enviado un salvador Nadie se entregó con
la intención de pagar por los pecados del diablo y sus ángeles. No. Dios hizo esto a favor de
los hombres. Y si los hombres no quieren nada... Hay un gran argumento. Lo vimos
con los dos ladrones. Los vuelvo a poner aquí frente
a tus ojos. Lo vimos hace ocho días. Ilustrándolo
con este asunto. Aquí está al uno frente al mismo
Salvador. Escuchan, el que se salvó reconoce
el poder de este que se está muriendo. Acuérdate de mí cuando
vengas en tu reino. Reconoce el poder del Salvador. Se encontraba físicamente en
su presencia. Se percataba. Este es inocente. No es culpable de nada. Reconocía
su pureza y todo su fe. Todo su arrepentimiento, toda
su esperanza. Acuérdate de mí. Así se dirigía al Salvador. Nadie es digno de esto. Y Dios ha dicho tantas veces
en su palabra. Tendré misericordia del que tendré
misericordia. La prerrogativa es mía. Y para los que nunca lo han querido
entender, esto es el argumento más contundente para aclarar
las dudas. La salvación es por gracia. La salvación es de pura gracia.
Y el tema va por este camino. Y es el más humillante. Es el que en una forma directa
le baja a quien sea de su pedestal y le obliga a
humillarse en el polvo. Es como aquel leproso, si quieres
puedes limpiarme. Yo reconozco que la prerrogativa
es tuya. Y por ahí van los argumentos
en Romanos 9 con Escuchen y termino con esto, con bondad y serenidad. Y del lado de bondad, amor. Del lado de serenidad, odio. A Jacobo amé, a Isaú aborrecí.
Ahí están Jacobo y Isaú, los ejemplos. Y luego de Jacobo a
Moisés. Y de Isaú al faraón de Egipto.
Y con Moisés, misericordia. Con el faraón, endurecimiento,
juicio, castigo, plagas y muerte en el Mar Rojo. Y luego el argumento
termina con Moisés y Jacob y su amor y su bondad, son vasos de
hondra, vasos de misericordia, vasos de gloria. Y con Isaú y
el faraón, personificando a Satanás y todos sus encobarzos, la palabra
dice vasos de ira. Y luego hay una fórmula técnica,
vasos de poder. Este poder de la pureza y la
presencia de Dios fluye, este poder para destruir y la fórmula
ira, poder y destrucción y la palabra griega ahí no es aniquilación,
no es exterminio, esta destrucción reduce a la persona al lugar más impotente, más humillante. Y las personas que a nivel superficial,
a la ligera, al percatarse de que Dios no está obligado y no
tiene la menor intención de salvar a todos, no lo hará. Si te ha de salvar, es su prerrogativa,
es por su gracia. Y las personas que se percatan
de esto, cuánto temor, cuánto terror engendra esta realidad. Es como los que se han de salvar
del coronavirus. La probabilidad de salvarte es
el 100% si este Dios tiene el propósito
de mostrarte su piedad, su poder y su gracia salvadora. Es el
100% la probabilidad de salvarte. Del coronavirus estoy hablando
aquí. Y si tiene el propósito de matarte, es el 100% la garantía de que
morirás de esta enfermedad. Y la posibilidad de salvarte,
el 0%. Así el asunto. Y si esto no te
asusta en relación con el coronavirus, dudo que te va a asustar en relación
con tu alma. Ah, porque si esto no te asusta,
resulta ser que tú eres la persona necia. Tú eres la persona tonta. Tú eres la persona que desprecia
a Dios. Tú eres la persona en donde tu posibilidad de librarte
del infierno es el cero por ciento. No te vas a librar. No tienes
ni 0.1% de probabilidad de librarte. No, esto no va a suceder. Tu
moreras eternamente en las manos del Dios del cual su palabra
dice en hebreos la cita y con esto termino. Horrenda cosa es
caer en las manos del Dios vivo. horrenda cosa es.
El Temor de Dios y el virus
Series Corona Virus Covid19
Temes a Dios, o temes al virus?
| Sermon ID | 421201557542861 |
| Duration | 1:18:54 |
| Date | |
| Category | Sunday Service |
| Bible Text | Proverbs 1:7; Romans 3:18 |
| Language | Spanish |
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