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Primera de Juan, capítulo 4, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 7 hasta el versículo 8. Primera de Juan, capítulo 4, desde el 7 al 8. Si no amas, no conoces a Dios. Si no amas, no conoces a Dios. Consideremos aquí el texto, Primera de Juan, capítulo 4, desde el 7 al 8. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor". Eso es 1 Juan capítulo 4 del 7 al 8. Si no amas, no conoces a Dios. Es que el amor genuino demuestra una relación con Cristo. O sea, aquellos que han puesto su fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador han recibido ese amor genuino y por ello lo pueden reflejar. Aquellos que no han recibido, que no han conocido el amor de Dios, no pueden reflejar el amor genuino. Por ello, el amor genuino demuestra una relación con Cristo. En Juan 13, Juan 13 del 34 al 35, dice, un mandamiento nuevo os doy. O sea, Jesús está enseñando. Dice, un mandamiento nuevo os doy. Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Que también os améis unos a otros. En esto conocerán. conocerán todos, que sois mis discípulos, si tuviéreis amor los unos con los otros". Eso es Juan 13, del 34 al 35, donde Jesús deja muy claro que el creyente debe de reflejar amor, debe de mostrar amor genuino e incluso va a ser una característica del cristianismo verdadero. El amor los unos para con los otros. Y por eso Jesús mismo dice ahí en Juan trece treinta y cinco en esto conocerán todos que sois mis discípulos. Si tuvierais amor los unos por los otros, o sea, aquí volviendo aquí a primera de Juan capítulo cuatro en versículo ocho nos dice que Dios es amor. Y entonces, Él nos ha mostrado amor, amor genuino, lo hemos recibido, nosotros debemos de reflejar ese amor. En pensamiento y en práctica debemos de amar, se debe de notar en nuestras actitudes, en nuestras acciones, en nuestras palabras, en todo lo que hacemos, debemos de mostrar el amor de Dios, debemos de mostrar que hemos recibido el amor de Dios. Y es que el amor hacia el hermano en Cristo demuestra que uno está en la luz. Nos dice 1 de Juan 2, del 9 al 11. 1 de Juan, capítulo 2, versículo 9. El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tiñeblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Eso es 1 Juan 2, del 9 al 11, donde resalta la importancia del amor. O sea, el amor, cuando reflejamos amor hacia Dios y hacia nuestros hermanos en Cristo, demostramos que estamos en la luz, demostramos que hemos puesto nuestra fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador. Y por ello hay ese texto en 1 Juan 2, del 9 al 11, dice, si no estás en la luz, vas a aborrecer a tu hermano. O sea, vas a aborrecer a otros. Por ello, si aborreces a otros, es que no estás en la luz. Sino, ahí nos dice, está todavía en tinieblas. Viendo esa característica tan esencial del creyente. El creyente ama. ¿Por qué ama? Porque ha sido amado. Y es que el amor da evidencia de ser un hijo de Dios. Por ello, volviendo aquí a primera de Juan, capítulo 4, versículo 7, dice ¡Amados! Aquí el apóstolo Juan, inspirado por Dios, se dirige a los creyentes como amados. A aquellos a quienes ama. Y lo que está demostrando es mucho amor hacia los destinatarios. Aquí vemos como Juan vuelve a su exhortación del amor los unos por los otros. Y se centra en amar a los creyentes, pero eso no excluye a las demás personas, no excluye a los incrédulos. Hay que amar como Dios nos ama. Y es que el razonamiento del mandato es amar de amar, es que el amor es una característica de Dios. Por eso, aquí nos dice, 1 Juan 4, 7, Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. O sea, el amor tiene su origen en Dios. Y es que el amor define a aquellos que han nacido de Dios. Por eso nos dice, la última parte del siglo VII, todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. Y es que el amor define a aquellos que han nacido de Dios. Nos dice Juan 1, del 12 al 13, Juan, capítulo 1, dice, más a todos los que le recibieron, este es el evangelio de Juan, capítulo 1, versículo 12, más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Está hablando de este nacimiento espiritual, de este nuevo nacimiento de que reciben aquellos que creen en Jesús como Señor y Salvador, aquellos que le reciben y creen en su nombre. Y nos dice ahí que Dios les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Y por ello, vemos que ese nacimiento, aquel que es nacido de Dios, como nos dice aquí 1 Juan 4, 7, el que es nacido de Dios y conoce a Dios, ¿qué es lo que hace? Amar. Ama a otros. Ahora, no debemos de malinterpretar lo que Juan está diciendo. O sea, no está diciendo que cualquiera que muestra amor es un hijo de Dios. Porque la escritura es clara. Para ser hijo de Dios, primero hay que creer en Jesús como Señor y Salvador. Incluso ese texto que acabo de leer ahí en Juan 1, versículo 12, dice, más a todos los que le recibieron Los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. O sea, hay que creer también en Juan 3, 36. El que cree en el hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Eso es Juan 3, 36. Entonces hay que creer en Jesús para ser salvador. Si se rehúsa a creer, si no se quiere creer, entonces no es salvo, aunque pueda mostrar alguna clase de amor. O sea, cuando aquí nos dicen, en 1 Juan 4, 7, dice, amemos nosotros a otros porque el amor es de Dios, todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios, no está diciendo que el amor con solamente amar, eso es suficiente para la salvación. Estamos aquí en 1 Juan, capítulo 4, en versículo 7. Entonces, Juan, el apóstol Juan, ha dejado muy claro que un creyente genuino cree, o sea, tiene que creer para salvación, tiene que creer en Jesús para salvación y ama, o sea, demuestra su fe al amar. Ahí en primera de Juan 3, versículo 23, dice y este es su mandamiento. Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Eso es 1 Juan 3, versículo 23. Entonces, para ser hijo de Dios hay que creer en Cristo para salvación. Y eso se demuestra con amor. Por eso nos dice, es el texto que acabo de leer ahí en 1 Juan 3, 23. hacer esa conexión con el creer en el nombre de su hijo Jesucristo y entonces el amarnos los unos a los otros. Ese es su mandato, eso es lo que él desea de nosotros, eso es lo que debemos de reflejar. Entonces, quizás nos preguntamos, pero ¿qué de los incrédulos que muestran alguna clase de amor? O sea, ¿qué del amor que reflejan los incrédulos? Y es que el amor del que habla Juan no se define como el mundo la define. Si preguntases a diez personas en la calle qué significa el amor, qué significa amar, pues posiblemente te darían definiciones diferentes. Pero el apóstol Juan no está usando la definición del mundo, sino la definición de Dios. Y es que el hombre puede amar aunque sea de manera imperfecta, porque ha sido creado a la imagen de Dios. Y como nos dice aquí 1 Juan 4, versículo 8, Dios es amor. Entonces el hombre, al haber sido creado a la imagen de Dios, puede mostrar amor de manera imperfecta, pero hasta que no pone su fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador, no puede mostrar amor genuino. El amor genuino es de lo que está hablando aquí el apóstol Juan. Es que el incrédulo rehúsa a amar a Dios como debe. Y por su pecado, rechaza a Dios. Y por ello no puede amar con amor genuino. Es que el amor del incrédulo cae muy corto del patrón divino. El amor en sí no es suficiente para la salvación. Entonces, cuando aquí nos dice 1 Juan 4, versículo 7, que aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios, hay que entenderlo en todo el contexto de las escrituras, donde está diciendo, mira, el amor lo que hace es demostrar Si reflejas ese amor genuino, demuestras que eres hijo de Dios. Pero el amor no es suficiente para la salvación. Porque es necesario creer en Jesús como Señor y Salvador. Y es que el amor del que habla Juan es un amor que solo creyentes pueden manifestar. No está diciendo que puedes amar a tu manera. es necesario amar de acuerdo a como Dios define el amor. El nuevo nacimiento precede el amor genuino. El nuevo nacimiento precede ese conocimiento genuino de Dios. Y es que los creyentes continúan amando y creciendo en amor. Los unos para con los otros, creciendo en amor hacia Dios, creciendo en el conocimiento de Dios. Sí, aún los creyentes pueden fallar y errar y caer y pecar al no amar lo suficiente. Pero rápidamente nos damos cuenta y nos arrepentimos, nos arrepentimos de nuestros pecados. Y como aquí mismo nos dice en 1 Juan 1 9, si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Entonces, El creyente, cuando erra, cuando cae, cuando rompe la ley de Dios, cuando se desvía del camino recto, se arrepiente. Y vive una vida de arrepentimiento, constantemente corrigiendo sus caminos para andar en rectitud. Cuando se da cuenta de que su amor está fallando, pues entonces lo corrige, conforme a las escrituras. Y por ello, el amor que refleja el mundo es muy diferente al amor de Cristo, al amor que refleja el creyente. que ha sido rescatado con ese amor genuino. Y es que Juan, lo que está haciendo es motivando a que tengamos relaciones correctas entre la comunidad de creyentes. Y además, provee el criterio para discernir quiénes son miembros verdaderos de la Iglesia. Porque aquí, justamente, en el capítulo 4, versículo 1, empieza diciendo, amados, no creáis a todo espíritu, sino probad a los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. Entonces empieza aquí el capítulo de 1 de Juan, capítulo 4. Aquí 1 de Juan, capítulo 4, versículo 1, empieza diciendo, oye, no creáis a todo espíritu, tenéis que evaluar, tenéis que discernir. Y entonces va dando diferentes pruebas para discernir dependiendo del contenido, dependiendo del espíritu que tienen, dependiendo de lo que dicen, cómo viven. Y entonces, por eso aquí llega al capítulo, al versículo 7, donde dice el amor demuestra, el amor genuino demuestra si alguien es creyente. Si una persona dice ser creyente y no muestra amor, entonces se está engañando a sí mismo. Sigue en tinieblas. Realmente no ama como dice Amar. Por eso, ese texto que leí anteriormente, ahí en 1 Juan 2, del 9 al 11, dice, el que dice que está en la luz, esto es 1 Juan 2, versículo 9, el que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está todavía en tiñeblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo, pero el que aborrece a su hermano está en tiñeblas y anda en tiñeblas y no sabe dónde va porque las tiñeblas le han cegado los ojos". Eso es 1 de Juan 2, del 9 al 11. Entonces, el creyente refleja la luz que tiene. Ha recibido la luz, ha sido ha sido transformado, es una nueva criatura, ha cambiado de reinos. Antes pertenecía al reino de las tinieblas y al poner su fe en Cristo como Señor y Salvador, ahora pertenece al reino celestial, al reino de la luz y vive en la luz y refleja la luz. Como mencioné, sí puede caer Sí, puede pecar, pero no va a ser una práctica constante, sino que va a ser algo puntual, se va a dar cuenta y se va a arrepentir, y va a volver al camino recto, y entonces va a reflejar la luz, va a reflejar amor, y va a reflejar el fruto del Espíritu. Lo cual, el fruto del Espíritu, nos lo describe en Gálatas, en Gálatas, Capítulo 5, versículo 22, dice más, el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley, pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Sus gratas 5 del 22 al 24. Viendo el fruto del espíritu, que el creyente va a reflejar. Si realmente es un creyente genuino, pues va a reflejar el fruto del espíritu. Y una de las características del fruto del espíritu es el amor. Y entonces, si una persona no refleja amor, y constantemente no refleja amor, es porque no es un creyente genuino. Puede decir lo que quiera, pero permanece en tiñeblas, no está en la luz. Y es que la demostración del amor genuino demuestra que uno es creyente. Y por ello lo que está diciendo el apóstol Juan, aquí en primera de Juan 4, versículo 7, está dejando claro cómo uno demuestra ser parte de la comunidad de creyentes. Y al mismo tiempo está ayudando a los creyentes a usar discernimiento para poder evaluar si una persona es creyente o no. Y por ello, si no amas, no conoces a Dios. Llegando aquí al versículo 8, dice, el que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. ¿Vale? Entonces, el versículo 7 acaba de decir, el que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios. Entonces, ahora lo dice al revés, ¿no? O sea, de otra manera, diciendo, el que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Entonces, lo que hace Juan es resaltar la relación entre el amor y el conocimiento de Dios. O sea, una persona no puede venir al conocimiento de Dios y no amar. Si conoces a Dios, vas a amar. ¿Por qué? Porque Dios es amor. Y entonces, si conoces a Dios, vas a ver que Él es amor. Y mientras más conoces a Dios, vas a notar más y más su gran amor. Y vas a reflejar ese amor. Como un hijo refleja a su padre, pues un hijo de Dios va a reflejar a su Padre Celestial. va a reflejar su amor. Y entonces, viendo que todo creyente ama y conoce a Dios, lo contrario también es cierto. Aquí lo pone de manera contraria, ¿no? Dice, el que no ama no conoce a Dios. O sea, el que ama sí conoce a Dios, pero el que no ama no conoce a Dios. Y es que la ausencia del amor de Dios evidencia que uno no conoce a Dios. Porque Dios es amor en su naturaleza. Y por ello sus hijos demuestran el mismo amor. Y el que no ama, no es hijo de Dios. Incluso nos dice 1 Juan 3, versículo 10. En esto se manifiestan los hijos de Dios. y los hijos del diablo. Todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano no es de Dios". Eso es 1 Juan 3, 10. Entonces, ahí vemos cómo el vivir, o sea, refleja De la manera que vivimos, si hacemos lo recto o no, si amamos a nuestros hermanos o no, reflejamos si conocemos a Dios o no. Y por eso lo ponen de esa manera, ahí en 1 Juan 3.10, que se manifiestan, de esta manera se manifiestan. Se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. O sea, el que no hace justicia y no ama a su hermano no es de Dios. ¿Cuál es el resultado? ¿Qué es lo que evidencia que es hijo del diablo? O sea, es... pertenece al reino de las tinieblas. en primera de Juan 3, 14. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. O sea, lo deja muy claro. Si no amas, no conoces a Dios. El que ama O sea, y como mencioné antes, no es suficiente solamente amar, porque el amor demuestra muchas diferentes clases de amor, ¿no? El mundo muestra amor, pero no es un amor genuino. El amor genuino solamente lo pueden demostrar los hijos de Dios, aquellos que han aceptado a Jesús como Señor y Salvador, aquellos que conocen a Dios Aquellos que tienen vida eterna, incluso nos dice Juan 17.3, y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, al único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado. Por ello, el conocimiento de Dios es esencial para poder amar como Dios ama. Por ello, el incumplimiento del amor demuestra que uno permanece en la oscuridad del pecado y apartado de la salvación. Alguien que demuestra odio, alguien que no demuestra amor genuino, pertenece a la oscuridad y permanece en la oscuridad. No ha recibido la salvación. Y es que aquellos que no aman no pertenecen a la comunidad de creyentes y no tienen un conocimiento verdadero de Dios. Y por ello esta exhortación del apóstol Juan requiere evaluación propia. para ver si realmente estamos amando de manera genuina. ¿Cómo sabemos que estamos amando de manera genuina? En Primera de Corintios, capítulo 13, Primera de Corintios, capítulo 13, nos define lo que es el amor genuino. Primera de Corintios 13, versículo 4, del 4 a la primera parte del versículo 8, dice, el amor es sufrido. Es benigno. El amor no tiene envidia. El amor no es jactancioso. No se envanece. No hace nada indebido. No busca lo suyo. No se irrita. No guarda rencor. No se goza de la injusticia. Más se goza de la verdad. Todo lo sufre. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor nunca deja de ser. Ahí vemos esa definición de amor, ahí en 1 Corintios 13, del versículo 4 al versículo 8, y sería bueno que nos evaluásemos, que tomemos tiempo para una evaluación propia y consideremos ese texto ahí en 1 Corintios 13, del 4 al 8, para ver si realmente estamos reflejando este amor genuino. Y si no, pues consideremos, si realmente hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador, si hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador, pues debemos de corregir nuestros caminos, arrepentirnos de nuestros pecados, de nuestros fallos y de nuestros errores, de nuestras rebeliones y volver al camino recto. Y es que todo lo que Dios hace es por amor. El creyente debe de imitar a Dios, imitar su amor. Incluso nos dice Efesios 5, Efesios 5, del 1 al 2, sed pues imitadores de Dios, como hijos amados, y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. esos Efesios 5, del 1 al 2. Puedes notar ahí, como menciona, que debemos de imitar a Dios. O sea, si hemos puesto nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, debemos de imitarle. Y una de las maneras en que la imitamos es andando en amor. Y es que Dios demuestra su amor en su plan de salvación. Incluso aquí el texto Nos dice aquí en primera de Juan 4 del 9 al 10 dice En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados. Eso es 1 de Juan, capítulo 4, del 9 al 10. O sea, Dios demostró su amor al enviar a su Hijo a morir en la cruz por nosotros. Nos lo dice también Romanos 5, 8. Más Dios muestra su amor para con nosotros. En que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Eso es Romanos 5, versículo 8. O en Juan 3, 16. Porque de tal manera amó Dios al mundo. que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna". O sea, ahí vemos el gran amor de Dios proveyendo salvación a aquellos que no lo merecen. Aquellos que lo que merecen es castigo eterno en el lago de fuego. Pero Dios provee la solución para salvar y redimir a los pecadores. para librarles de la muerte eterna, para proveer salvación y vida eterna. Y es al enviar a su hijo, mostrando su gran amor, entregando a su hijo para morir en la cruz por nosotros, tomando nuestro castigo para que nosotros pudiéramos tener vida eterna. Y por ello, aquí, este texto aquí en 1 Juan 4, del 7 al 8, deja muy claro O sea, si no reflejas amor genuino es porque nunca has recibido el amor genuino de Dios. Es porque no has conocido el amor genuino de Dios. Es porque no conoces a Dios. Porque, como nos dice la última, las últimas palabras ahí del versículo 8, Dios es amor. Ahora, ¿cómo manifestamos amor hacia Dios? Nos dice 1 de Juan 5, versículo 12. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. Eso es 1 de Juan 5, 2. Entonces debemos de amar a nuestros hermanos en Cristo, pero debemos de amar a Dios primero y poner en práctica sus mandamientos. Eso es 1 de Juan 5, 2. Pero entonces no solamente es guardando sus mandamientos que mostramos amor hacia Dios, sino también amando al prójimo, porque nos dice primera de Juan 4 del 20 al 21 primera de Juan 4 versículo 20. Si alguno dice yo amo a Dios. Y aborrece a su hermano. Es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto cómo puede amar a Dios a quien no ha visto. Y nosotros tenemos este mandamiento de Él. El que ama a Dios, ame también a su hermano. Eso es 1 Juan 4, del 20 al 21. Y el argumento es muy sencillo. O sea, si no amas a la persona que puedes ver físicamente, o sea, la puedes ver, la puedes palpar, ¿cómo vas a amar a Dios que es espíritu, él es espíritu, y no le puedes ver y no le puedes palpar. O sea, tienes que amar a Dios y amar a tu prójimo, pero demuestras tu amor hacia Dios al amar al prójimo. Si no amas al prójimo, si no amas a otras personas con amor genuino, es porque no amas al Dios verdadero, es porque no amas al Dios quien es amor. Y por ello, incluso Jesús resumió la ley y los profetas con el amor. Nos dice en Mateo 22, del 36 al 40, uno le preguntó diciendo, maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Eso es Mateo 22, del 36 al 40. Entonces, ahí Jesús deja claro que el amor, al mostrar amor genuino, vamos a amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y entonces vamos a cumplir la ley de Dios. Vamos a cumplir su palabra Y vamos a demostrar que realmente somos sus hijos. Que realmente hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador. Que realmente hemos nacido de nuevo. Porque al amar, al amar genuinamente, reflejas que conoces a Dios. Reflejas que le amas. Pero si no amas, no conoces a Dios. Por eso aquí nos dice 1 Juan 4, del 7 al 8, dice, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Entonces, el que no ama no conoce a Dios. Y el amor, como mencioné antes, hay la definición en primera Corintios 13, nos describe qué es el amor genuino. O sea, si alguien no muestra amor que es sufrido, amor que es benigno, amor que no tiene envidia, que no es jactancioso, que no se embanece, un amor que no hace nada indebido, no busca lo suyo, que no se irrita, no guarda rencor, que no se goza de la injusticia, un amor que se goza de la verdad, un amor que todo lo sufre, un amor que todo lo cree, un amor que todo lo espera, un amor que todo lo soporta, ese es el amor genuino que no deja de ser. Ese es el amor genuino que debemos de reflejar. Y entonces, si no estás reflejando esa clase de amor, evalúa tu corazón. Asegúrate primero que eres creyente y si no, cree en Jesús como Señor y Salvador. Pero si eres creyente, Arrepiéntete de tu pecado y vuelve al camino recto y refleja el amor genuino que debes de reflejar. Porque si no amas, si no amas genuinamente, no conoces a Dios. Vamos a terminar en oración.
Si no amas, no conoces a Dios
Series 1 Juan
Sermon ID | 417241853531762 |
Duration | 34:00 |
Date | |
Category | Prayer Meeting |
Bible Text | 1 John 4:7-8 |
Language | Spanish |
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