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El título del sermón es Los valientes de David, Escritura Segunda de Samuel, capítulo 23, del 8 al 39, la serie La promesa del reino mesiánico. Así dice la palabra del Señor. Estos son los nombres de los valientes que tenía David. José Basaved el Tacomita, principal de los capitanes. Este era llamado Adino el Esnita por los ochocientos que mató de una vez. Y después de él, Eliezer, hijo de Dodo, el ahoguita, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla y se habían retirado los hombres de Israel. Él se levantó y herrió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se quedó pegada a la espada. Aquel día el Señor concedió una gran victoria. El pueblo volvió pues de él, pero sólo para despojar a los muertos. Después de él fue Sama, hijo de Age, el ararita. Los filisteos habían concentrado una tropa donde había un terreno lleno de lentejas y el pueblo había huido de los filisteos. Pero él se puso en medio del terreno, los defendió y hirió a los filisteos, y al Señor le concedió una gran victoria. Descendieron tres de los treinta jefes y fueron a David a la cueva de Adulam. al tiempo de la cosecha, mientras la tropa de los filisteos acampaba en el valle de Refaín. David estaba entonces en la fortaleza, mientras la guarnación de los filisteos estaba en Belén. David sintió un gran deseo y dijo, ¿Quién me diera a beber agua del pozo de Belén, que está junto a la puerta? Entonces los tres valientes se abrieron paso por el campamento de los filisteos Y secando agua del pozo de Belén, que estaba junto a la puerta, se la llevaron a él, trajeron a David. Pero él no quiso beberla, sino que él la derramó para el Señor. Y él dijo, Lejos esté de mí, oh Señor, que yo haga esto. ¿Beberé la sangre de los hombres que fueron con riesgo de sus vidas? Por eso no quiso beberla. Estas cosas hicieron los tres valientes. Y Abizaí, hermano de Joab, hijo de Sarvia, era jefe de los treinta. y este blandió su lanza contra trescientos, lo mató y tuvo tanto renombre como los tres. Él era el más distinguido de los treinta, por eso llegó a ser su jefe, pero no igualó a los tres primeros. Benahía, hijo de Guaida, hijo de un valiente de Capzell, de grandes hazañas, mató a los dos hijos de Ariel de Moab, y él descendió y mató a un león en medio de un foso un día que estaba nevando. También mató a un egipcio, un hombre de apariencia impresionante. El egipcio tenía una lanza en la mano, pero Benahír descendió a él con un palo y, arrebatando la lanza de la mano del egipcio, lo mató con su propia lanza. Estas cosas hizo Benahír, hijo de Joaída, y tuvo tanto renombre como los tres valientes. Fue el más distinguido entre los treinta, pero no igualó a los tres, y David lo puso sobre la guardia. Azael, hermano de Joab, usted recuerda, él murió. Estaba entre los treintas también. Helena, hijo de Dodo, de Belén. Sama, el arodita. Elika, el arodita. Eles, el paltita. Ira, hijo de Ikes, el tecoíta. Avieser, el anototita. Mebunay, el husatita. Salamón, el ahojita. Majariel, el netofatita. Eleb, hijo de Vana, el Netofatita. Itay, hijo de Riba, de Guivea, de los Benjamintes, la tropa de Saúl. Benaya, el Piratonita. Idey, de los Arroyos de Gas. Aví, Albón, el Arbatita. Azmavet, el Barhumita. Eliaba, el Salbonita. Los hijos de Hassan, Jonatán, Sama el Ararita, Ahim el hijo de Sarkar el Ararita, Elifelet hijo de Ahabay hijo de Maka, Ilehim hijo de Ahitofel el Gilonita, Ezray el Carmelita, Paray el Arvita, Igal hijo de Natan de Soba, Bani el Gadita, Selek el Amonita, Naharí el Berrotita, Escuderos de Joab, hijos de Sarvia, Ira el Itrita, Gareb el Itrita, Urias el Etita, 37 en total. Amén. Gloria a Dios. Oremos. Padre, te damos gracia por lo que acabamos de leer. Y aquí hay grandes lecciones para el pueblo del Señor. Y pedimos, Padre, que Tú manifiestes esas lecciones, que nos enseñes grandes cosas. Padre, que semente nuestra fe, llamándonos a vivir, Padre, en las promesas, sabiendo, Padre, que Tú vas a guiar nuestras vidas hasta el final. Te necesitamos, Padre. Abre nuestros oídos para recibir Tu Palabra. Pedimos en el nombre de Jesús. Amén y Amén. Pueden tomar sus asientos, amados. El capítulo 11 de Hebreos a menudo se le llama el Salón de la Fe. del Nuevo Testamento. Representa tanto a hombres como a mujeres que abandonaron las comunidades y necesidades de este mundo para identificarse con el sufrimiento de Cristo y con su pueblo. En Hebreos capítulo 11 leemos nombre como Moisés, que no se quiso identificar con Faraón, sino que escogió identificarse con el pueblo del Señor sufriendo con ellos. Y varios diferentes nombres como Abraham, diferentes hombres y mujeres que sufrieron porque su vista estaba puesta en el reino por venir. Nuestro capítulo de hoy es similar a ese capítulo, aunque menos conocido. Este capítulo demuestra la importancia de la audacia y de la determinación en medio de problemas y persecución. Tenemos una lista de hombres que sacrificaron todo por Dios y su reino. Es un cuadro de honor de los siervos del reino, pero no cometan el error que es tan común cuando leemos una lista así. poner los ojos en los hombres y decir que increíble eran esos hombres como yo quisiera ser como uno de ellos. Si yo solo fuera tan fuerte, tan lleno de fe, tan grande como ellos. No cometa ese error porque lo que va sobre todo esto es que Dios usó a hombres comunes y corrientes para hacer cosas gloriosas. Amén. Así que la gloria no va a los hombres que el Señor usó, pero la gloria va al Dios que usan los hombres. Amén. Y es tan importante que sepamos esto, porque si no corremos el riesgo de cometer idolatría, de elevar a estos hombres, elevar a David, elevar a los grandes, a Abraham y a Moisés, a estos gran hombres y estas gran mujeres, y decir mira que grandes, yo quisiera ser como ellos, sin recordar que todos ellos eran nada cuando el Señor los escogió para usarlos. Igual que usted y yo. David, Era un apacentador de ovejas, sin ningún diseño de ser el rey de Israel un día. Él estaba haciendo su trabajo sin nunca jamás pensar que Dios lo iba a elevar a la posición que lo elevó. El que hace el trabajo, el que hace la gloria, ¿es quién? Es Dios. Miremos entonces con este entendimiento el versículo 8 al 11, donde se nos presenta tres de los primeros valientes, son 37 hombres, Y aquí, primeramente, se presentan los tres más valientes, podemos decirlo así, de todo el grupo. Se nos presenta a José Basavet, que peleó contra 800 y los mató, él solo. Eliezer, que peleó con David, espalda a espalda. Desfavorearon los filisteos y él en la batalla ganó. Y se nos presenta a Sama, que peleó solo para defender un terreno de Israel lleno de lentejas de todas las cosas en el mundo. Tres hombres grandes y nuestro versículos aprendemos que confiar en Dios permite al seguidor de Dios desafiar las improbabilidades en cualquier situación. Todos estos episodios son hechos individuales que requieren una gran valentía para cambiar el curso de los acontecimientos a pesar de las abrumadoras dificultades. Imagínese, usted está solo, está caminando y de momento usted mira un ejército de los 800 hombres y son enemigos del Estado, son enemigos de la Nación, vienen ahí para matar a tu familia, a tus hijos, a destruir lo que Dios te ha dado y tú estás solo. ¿Qué haces? Bueno, diríamos correr. Estoy solo contra 800. Padece prudente correr en esa situación. Tenemos a un hombre que dice, no, yo quiero pelear, el Señor me manda a pelear. Y aquí es muy importante, cuando lleguemos a este punto, reconocer lo siguiente. Este capítulo está empapado con sangre. 800 murieron, 100 aquí murieron, 1,000 murieron. Está empapado de sangre y uno dice, pero ¿cómo esto puede ser hombres de Dios matando a tanta gente? Pero recordemos un punto tan importante que estos eran defensores de la nación de Israel. Ellos estaban defendiendo lo que Dios les dio. Estaban defendiendo a sus familias, a sus hijos, a sus hijas, a sus esposas, a la nación que Dios dio cuando los enemigos de ellos entraban y querían robarle lo que Dios les había dado, llevarse a sus mujeres, abusar de sus mujeres y de sus hijas y de sus hijos. Esos hombres se levantaron a defender lo que Dios les dio. eran guerreros, eran soldados listos para defender la patria que Dios les había dado. Y con ese pensamiento nosotros podemos mirar que esos hombres cuando mataron a los enemigos estaban haciendo el trabajo de Dios, estaban defendiendo lo que Dios les había dado, amén. No haga el error de mirar, pero tanto mataron, claramente tenían que matar para defender lo que Dios les había dado. Reconocemos la valentía de los tres primeros guerreros de David, Estos hombres se mantuvieron firmes cuando otros huyeron, creyendo en Dios a pesar de las abrumadoras dificultades. Ellos ejemplifican la valentía de un joven David contra el gigante Goliat. Igual cuando David se levantó contra Goliat y peleó con él, así solo cuando Israel temblaba, estos hombres también se levantaron a veces en solas y pelearon contra grandes números. Dios que usó a estos hombres para su gloria inmortaliza a estos hombres escribiendo sus nombres en la Biblia que sabemos que nunca pasará. Así que estos nombres serán escritos para siempre, recordados estos hombres para siempre, porque se levantaron y actuaron como hombres en situaciones de gran dificultad. Pero, pero, pero, a pesar de lo que podamos pensar, estas historias no tratan solo de la determinación humana. No trata del poder humano o la mente humana o la fuerza humana que dice que yo puedo, yo ganaré, yo traeré la victoria. No, no, no. Mira los versículos 10 y 12. Donde revela la verdad, la verdadera razón detrás de la victoria. Versículo 12 dice, y el Señor le concedió una gran victoria. El Señor le concedió una gran victoria. Se repite palabras similares en el versículo 10. Y el versículo 12, y esto que el Señor le concedió una gran victoria literalmente dice en el idioma el Señor concedió una gran salvación, el Señor salvó. Así que amados, el verdadero héroe de nuestras historias no es José Basavet, no es Shama, no es Eliezer, no son los hombres cuyos nombres hemos leídos, no, el verdadero héroe de nuestra historia es quien? Dios. Dios el Todopoderoso, Dios el Omnipotente, Dios quien elige utilizar a personas no extraordinarias, no hagas error, pero personas comunes y corrientes como nosotros para sus gloriosos propósitos. Y si Dios lo usó a ellos, amados, Dios lo puede usar a usted. Porque si pensamos en la realidad, sería imposible infinitizamente imposible que un hombre pelee contra 800 y gane. Es completamente imposible. No hay hombre tan fuerte, tan astuto, tan poderoso que pueda enfrentarse contra 800 hombres, ejército, hombres que saben pelear y pelear todo un día, posible toda la noche, solo contra 800 sin cansarse. y sin fallar y sin morir. Es imposible. Amén. Es imposible. Y tenemos que tener esa realidad que aquí la razón porque este hombre pudo ganar no es porque él tenía ninguna fuerza en sí mismo sino que el Señor lo usó a él. Igual que lo usa usted, igual que me usa que a mí. Amén. Tan importante. Así que la victoria Aquí, en última instancia, fue un regalo de quien? De Dios. Fue obra de Dios. Todos los siervos de Dios deben comprender esta verdad. O corremos el riesgo de convertir nuestros éxitos y a nosotros mismos, si es posible, a ídolos. Mira qué fuerte soy yo. Mira qué poderoso soy yo. Mira lo que hice yo para el reino del Señor. Yo soy un regalo a Dios. Eso es idolatría. Si nosotros no tenemos el pensar que todo lo bueno que viene de nosotros viene por la providencia, la soberanía, el poder, la potencia, el amor, la gracia de Dios, corremos el riesgo de darnos gloria que no nos pertenece a nosotros mismos, convirtiéndonos a nosotros mismos en qué? En ídolos. Y el Señor, sabemos en la palabra de Dios, no comparte su gloria con nadie. Amén. Y todos los ídolos tienen que caer en cara delante de Dios. Y la persona que se mira a sí mismo toma el riesgo de que un día el Señor lo vaya a humillar grandemente. Así que amados, Efesios 2.10 dice que nosotros estamos a hecho para buenas obras que el Señor preparó antemano. No dice buenas obras que usted puedan hacer, sino buenas obras que el Señor que Preparó de antemano. Todo lo bueno que salga de nuestras vidas, todo lo bueno, todo lo glorioso, todo lo milagroso que salga de nuestras vidas, es por la buena voluntad de quien? De Dios. Y lo malo, desafortunadamente, viene de nosotros. Amén. Ese es el único crédito. Oye un pastor una vez decir, el único crédito que yo puedo tomar por mi salvación, es la culpabilidad por el pecado que cometí, para que me haga necesario de ser salvo. Lo único que yo puedo contribuir es mi qué? Mi pecado. Todo lo demás viene de quién? De Dios. Entonces, centrémonos ahora con este pensamiento en el primero de los Tres Grandes Obres. Miremos a Josep Basavet y observe su compromiso y fe a enfrentarse él solo con un ejército de más de 800 personas. Sabemos que como cristianos las probabilidades siempre están en nuestra contra, contra, perdón. A menudo nos sentimos abrumados por la cantidad de impiedad que nos rodea. Tan terribles son los números. Y en nuestra historia, José Basaved fue superado en número por 800 personas a una. Ahora bien, ante tan grandes dificultades, lo más probable es que José Basaved sintiera un miedo increíble. Amén. Un miedo, imagina si usted está caminando solo en Israel y de un momento a los horizontes usted mira que un ejército con espadas y escudos, hombres que saben pelear, y usted empieza a contar y pierde el número. Vienen cinco, vienen veinte, vienen cien, doscientos, trescientos, cuatrocientos, quinientos, seiscientos, setecientos, ochocientos. El corazón tiene que caer, ¿no? Y usted mira y está solo. ¿Qué hace? ¿Qué hace? El miedo es una condición humana, y escucha amados, es normal. Dios nunca te dice que no puedes sentir miedo. Lo que Él te dice es que tienes que superar el miedo con fe. Pueden ver la diferencia. Amén. Es imposible que no nos den miedo en situaciones tan increíbles como la que se encontró este hombre. El miedo es una condición humana normal y ayuda y nos ayuda a evaluar el peligro y promover la autoconservación. En otras palabras, el miedo nos ayuda en instantes mirar y poder evaluar cómo estamos y qué podemos hacer. Sin embargo, José Basaved no se rendería al miedo sino a la fe. Bueno, déjeme explicárselo así. Ustedes se recuerdan el famoso asistente de David, Josué. José servía a, perdón, a Moisés. José servía a Moisés fielmente por toda su vida. Y José pensaba que era Moisés el que iba a conducir a Israel a la tierra prometida y conquistar la tierra y que él iba a ayudarlo. Y de momento, se recuerda que Moisés cometió pecado contra Dios y Dios le prohibió entrar a la tierra prometida. Por eso se subió la montaña, como dice la palabra de Dios, y ahí, por la gracia de Dios, él falleció y el Señor lo escondió, y sabemos la historia como dice el Nuevo Testamento. Y viene Dios y le dice a Josué, ahora tú eres el próximo líder de Israel. Imagínese el terror que llegó a su corazón. De momento, él no es el asistente, él es el nuevo líder. Él es la persona que va a conducir una nación de más de dos millones de personas. a conquistar una tierra llena de enemigos. Él es la persona que tiene que seguir al gran líder Moisés, un líder que el pueblo mismo lo quería matar a veces y por 10 veces hablaron contra él, sabiendo que Israel no era fiel, sabiendo que cruzar el mar o el río y llegar a la tierra prometida y pelear contra enemigos era algo tan increíble. estoy seguro que a Josué le dio un gran miedo y por eso tenemos este gran versículo un versículo que usted conoce muy bien donde Dios viene y le dice a él no te lo he ordenado yo sé fuerte y valiente no temas ni te acobarres porque el Señor tu Dios estará contigo donde quiera que tú vayas otra palabra esa es como Dios actúa con nuestro miedo Él te dice sé que tienes miedo Sé que estás mirando la situación, la estás evaluando, pero yo te he hecho una promesa, amén. Y si yo te he hecho una promesa, entonces tú tienes que superar el miedo con la fe y es lo que tenemos que nosotros hacer. Hermanos, ser valiente no significa que no debamos sentir miedo, no. Ser valiente significa que actuaremos con valentía a pesar de nuestro miedo. No dejaremos que el miedo nos supere, sino vamos a superar el miedo con fe. Amados, esto es lo que significa ser un hombre, una mujer valiente. Y usted me preguntará, pero pastor, ¿cómo es posible superar el miedo por fe? ¿Qué significa eso? Es poner nuestras esperanzas en las promesas de quién? De Dios. El Dios que nunca miente. El Dios que lo que Él habla siempre es correcto. Y es tan importante que notemos esto porque cuando José Pasavé miró en el horizonte un ejército de 800 hombres, lo único que él tenía era la promesa de Dios que si Israel entraba a la tierra, la poseía, si Israel se entregaba completamente a Dios, que Dios le iba a dar poder sobrenatural, milagroso para poder conquistar a los enemigos. Eso es lo que Dios le había prometido. Y lo podemos leer una de esas tal promesas en Levíticos 26, 8. Cinco de ustedes persiguirá a quien? A cien, imposible. Dios aquí está prometiendo que poder imposible, poder milagroso. Y cien de ustedes persiguirá a quien? A diez mil. Y sus enemigos caerán a espada delante de ustedes. Esa es una promesa de Dios a Israel. ustedes entrarán y si se me entregan a mí yo le voy a dar poder a ustedes que es milagroso poder sobrenatural y uno de ustedes podrá que corretear a cien de ellos será algo increíble dice Dios el poder que voy a darle a ustedes en medio de viendo 800 hombres en los horizontes promesas como estas llegaron al corazón de José Basset él sabía de una manera y no sabemos cómo que el Señor le dijo párate aquí no corras enfréntate a ellos y él dijo bueno tengo miedo, quiero correr, Dios me dice que me quede aquí, pero también Dios ha hecho promesa de poder que sobrenaturar y milagroso y esta es la distinción entre un cobarde y una persona que ama a Dios el cobarde dice no me importan las promesas corazón me dice corre voy a correr la persona de valor dice no me importa el miedo que siento el señor me llama a mantenerme aquí y me mantengo aquí y si me muero me muero. Esas son las palabras. Si se recuerda a los amigos de Daniel, cuando llegaron delante del rey, el rey lo estaba amanezando, te vamos a quemar, lo vamos a matar, van a sufrir increíblemente, si no se arrodillan y me alaban la estatua que yo he construido. Y ellos dijeron con tanta corteza al rey, le dicen oh rey viva usted para siempre. Nuestro Dios es capaz de liberarnos, si creemos que el Señor nos va a liberar, tenemos fe en la promesa de Él. Pero si aún no nos libertan, otra palabra, si tenemos que morir, gloria a Dios. Sepa usted que nosotros nunca jamás vamos a incarnos y nunca jamás vamos a adorar a su ídolo. Y el rey se llenó de furia, como sabemos el resto de los detalles. Y aquí es lo que quiero que usted aprenda. El cristiano no sabe lo que Dios va a hacer. Es fácil decir, oh si sé que el Señor me va a dar la victoria, pues voy a ir hacia adelante y Él me va a dar la victoria. El cristiano dice, el Señor me manda en esta situación, en diferentes situaciones es prudente salir de la situación. En otras situaciones el Señor te manda a ponerte de pie y pelear. El Señor en esta situación me ha mandado a ponerme de pie. Las promesas es que el Señor puede y quiere y usa hombres comunes como como mí para traer gloria a su nombre para defender a su pueblo y yo me pararé y si el señor hace lo que cree que va a hacer gloria a Dios y si muero siendo fiel pues que gloria a Dios como sea que gloria a Dios porque temo más a Dios que el temor que siento en el corazón Esa es la diferencia entre un hombre y una mujer de valor Y esa tiene que ser la diferencia suya No mire a este hombre como un hombre tan grande Que hizo tan grandes cosas Porque así usted se excusa de esas mismas cosas Mira a este hombre como un hombre común Que sabía la palabra de Dios Que Dios le dio para ti y el se paró Y lo que ocurra, ocurre Y al final de una noche y un día peleando Cuando él terminó, cansado como estaba, había sobre él ochocientos cuerpos muertos en el desierto, y el único de pie era el hombre de Dios. Amén. Gloria sea a Dios. Entonces, José Pasavé creyó en Dios y se entregó a lo imposible, y el Señor concedió, dice la palabra otra vez, el Señor concedió una gran victoria. La iglesia Necesita desesperadamente este tipo de cristiano. No un super cristiano que sabe pelear. Nadie somos super cristianos. Pero necesitamos este tipo de cristiano. Personas que dicen soy una persona común y corriente. No tengo poder. No tengo habilidad. Soy impotente. Aparte de Cristo, Juan quise, no puedo hacer ¿Qué? Nada. Pero si el Señor digna a usar como un instrumento suyo. Si el Señor me manda que me ponga de pie y pelee, si el Señor me promete que Él estará conmigo, viva o muera, yo me pararé y pelearé para la gloria de Dios. Amén. La iglesia necesita a esos tipos de padres y madres y hijos e hijas, evangelistas y predicadores. Glórese a Dios. La iglesia necesita desesperadamente a este tipo de cristianos. Personas frágiles, Pero cuando el Señor los llena, personas immovibles. Como dice Pablo, nosotros somos vasos, heridos, no perfectos, pero llenos de la gloria de Dios. Amén. Así que dice, perseguidos pero nunca que atrapados, oprimidos pero nunca destrozados, conteniendo en nosotros el gran tesoro de Dios. Nuestra segunda persona para estudiar es Eliezer, el hijo de Dodo. Eleazar permaneció con David incluso cuando su ejército abandonó al rey y la causa del rey por el miedo. Eleazar permaneció fiel en medio de una generación infiel y necesitamos personas así. Parece que David y Eleazar y un ejército que estaban con ellos se encontraron contra un gran número de filisteos. Y el temor y el terror llegó al corazón de Israel el ejército y todos abandonaron. a David y a Eleazar. Y Eleazar se quedó solo para pelear. Imagínense qué terrible ver a tus compañeros, a tus hermanos, correr y abandonarte en medio de una gran pelea. Sería terrible. Cosa que hemos todos sufrido de una manera u otra en nuestras vidas. Como individuos debemos permanecer firmes incluso si todos los que nos rodean huyen. Usted no puede Usted puede animar a su hermano, mira no corras, no de la espalda, sigue peleando, el Señor te llama. Pero si ellos quieren correr y corren y se van, no hay nada que nosotros podamos hacer. Lo único que yo puedo hacer es ponerme de pies y pelear cuando Dios me manda pelear. Amén. Si los demás huyen, quedarme yo firme. Amados, tenemos que vivir a veces en fe, pero a veces lo hacemos solos. Es triste, no debe ser así, pero así ocurre. Mira las palabras de Pablo el apóstol. En mi primera defensa nadie estuvo a mi lado. Qué palabra más triste. El gran pastor que predicó por todas las naciones en Asia menor y por todo Jerusalén, el hombre que fundó tantas iglesias, el hombre que sangró, el hombre que pasó ayuno, el hombre que pasó dificultades, el hombre que maltrataron los gentiles, todo para traer el Evangelio de Dios a ellos, el hombre que los amó y les escribía y estaba constantemente orando por ellos cuando él necesitaba a alguien dice nadie estuvo a mi lado, es algo triste ser abandonado como Cristo en la cruz, nadie estuvo con él tampoco. Nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. Qué palabras más tristes de un hombre que merecía mucho más de lo que la iglesia le estaba pagando por su fidelidad. Y de vez en estar amargo sobre esto, encontramos un hombre que todavía amaba al pueblo de Dios, que no se les tenga en cuenta, Él está orando, oh Señor, todos me abandonaron, todos se acobardaron, pero Dios, no le tomes en cuenta este pecado, perdónalos. Todos tenemos momentos de debilidad y parece que a ellos llegó ese momento, oh Señor, no se lo tomes que en cuenta. Muy, muy a Cristo se oye el apóstol, ¿verdad? Sufriendo solo como Cristo en la cruz, abandonado como Cristo en la cruz y intercediendo como Cristo en la cruz. Es algo increíble cuando un hombre se parece a Cristo. Él estaba solo, pero mire el versículo 7 donde viene toda la esperanza en el mundo. Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció. Estaba yo solo, los hermanos me abandonaron, el ejército huyó, pero Cristo estaba conmigo. Y eso era suficiente. Amados, ¿qué podemos decir a esto más que gloria a Dios? Amén. Gloria a Dios. Pero el Señor estuvo conmigo y me fortaleció a fin de que por mí se cumpliera cabalmente la proclamación del mensaje. Pude predicar el evangelio y que todos los gentiles oyeran el evangelio, incluso los reyes. Y fui librado de la boca del león. ¿Por quién? Por Cristo. No por los hermanos. Por Cristo. Solo me quedé. Pero realmente, dice él, no estaba solo. Porque la persona más importante que nunca me abandona, el que siempre camina conmigo, el que me hizo promesas, las promesas se recuerdan de Cristo donde quiera que ustedes vayan yo estaré con que? con ustedes, ustedes nunca, no los dejaré huérfanos ¿se recuerdan esas promesas? Pablo dice el cumplió sus promesas, el estuvo conmigo y debe de tener miedo porque nadie de los hermanos estuvo conmigo fui lleno de valor y pude proclamar el evangelio a las cortes de los reyes porque Cristo estaba conmigo. Amados, recuerde, recuerde estas verdades. Recuerde que Eleazar estaba con David y David es un representante y una foto de quien, amados, de Cristo. Y aquí encontramos a David en el campamento, encontramos a Eleazar. Todo Israel se va, pero ahí está Eleazar con David. Es como que usted está solo ahí con quien Con Jesucristo. David que mata ¿A quién? A Goliat. David que mata a gigantes. David que derrota al enemigo de los enemigos. ¿Una foto de quién? De Jesucristo. Está con Eleazar. Y David es una imagen de Cristo. Y mientras el estar está con David, el estar se mantiene firme en su fe. Porque mejor estar con David que sin David. Mejor estar con Cristo que con mil hombres. Amén. Y al ser pelea espalda con espalda con David. Amados, si todo lo que tenemos en el mundo es Cristo, es suficiente. Amén. Si sois tolos y abandonados por todo el pueblo de Dios. Ojalá que nunca ocurra. Ojalá que ustedes nunca se pongan cobardes. Que se amen los unos a los otros. Que se ayuden los unos a los otros. Que peleen espalda a espalda los unos con los otros. Amén. Que lleguemos al cielo juntos amándonos como se debe ser. Pero si alguna vez en mi vida quedo completamente solo, sin que nadie me ayude, mientras tenga a Cristo, yo tengo que todo lo que necesito. Según nuestro pasaje, la espada de Elisar se convirtió en una extensión de quien él era. Escuche esta porción, dice, se levantó y rió a los filisteos hasta que su mano se cansó y se quedó pegada a la espada. Y aquí hay una gran lesión para usted, para mí. La espada y el hombre se volvieron, se convirtieron en uno. Su mano se contrajo alrededor de la empuñadura y no pudo quitarla de la espada sin un dolor inmenso. En otras palabras, ese hombre cuando fue a pelear, él entendió algo. Si en esta pelea yo pierdo la espada, si se me cae de la mano, soy un hombre que muerto. Mi única defensa es que esta espada. Así que la agarró con toda su fuerza. El puño se puso blanco, sin sangre, tan duro que se aferró a esa espada. Y tanto que la mano se contrajó, dice la Palabra de Dios, que la mano se quedó pegada a la espada. En otras palabras, al final de la batalla, cuando toda la pelea se terminó, cuando otras personas dicen ¿Por qué no? Pon tu espada para atrás. Él dijo no puedo, no puedo abrir la mano. la mano se frisó, vamos a decir, sobre la espada se contrajo con tanto que no la podía abrir y los hermanos tuvieron que venir y hacer por fuerza abrir su mano en gran dolor para quitarle la espada de la mano porque ese hombre agarró esa espada porque era su vida y la agarró con toda la fuerza que tenía ¿Pueden ver la lección? Amados, ¿pueden ver la lección en este pasaje? Es una lección increíble Amados, así debe luchar el pueblo de Dios El pueblo de Dios se tiene que aferrar a su única arma que Dios le ha dado, la espada del Espíritu. La palabra de Dios debe convertirse en el arma a la que nos aferramos en la lucha contra el pecado de este mundo. De tan gran valor es esa espada que la agarramos con tanta fuerza que quitarla de nuestras manos es casi imposible. Quitarla de nuestras vidas es imposible. Me convierto uno con mi espada. Se hace una extensión de mi brazo. Es quien soy yo, la espada. Amén. Y si usted se aferra a la Palabra de Dios de esa manera, si la Palabra no es algo que usted hace solo cuando tiene tiempo libre, pero si usted se pone en la Palabra y estudia la Palabra y se la pone adentro y estudia con la Palabra y la agarra con tanta fuerza y no la deja ir, se va a hacer una extensión de quien es usted. Y usted sabe un secreto que otros cristianos se lo olvidó. Cuando yo pierdo la espada es cuando yo muero en la batalla. Sin la espada no tengo ninguna oportunidad de tener que victoriar. ¿Quién fue el mejor ejemplo de esto? Bueno, aquí tenemos a Eleazar un gran ejemplo de esto, pero el mejor ejemplo de esto fue ¿quién? Jesucristo. Cuando viene Satanás y lo trata de tentar tres veces. Jesús no le dice a Satanás tú sabes quién soy yo, yo soy el Hijo de Dios, vete, lárgate de mi presencia. ¿Qué estás haciendo aquí? Jesús no pelea contra Satanás, Él y contra Satanás Jesús no dice, tú sabes quien yo soy, no dice nada de eso ¿Qué fue lo que dice Cristo? ¿Qué hace Cristo? Saca la espada y ¿Qué dice? Escrito está Lo pueden ver con la espada de la Palabra del Señor La defensa que usó Jesús no era su fama, no era su identidad, no era su poder, no era su objetivo, su gloria como Dios Lo que Él usó fue la Palabra de Dios Viene Satanás otra vez del otro lado para pelear con él y ¿qué hace? Cristo saca la espada y le dice ¿qué? Escrito está. Viene Satanás la tercera, la tercera vez viene del otro lado para tratar de agarrar a Cristo y saca la espada del Espíritu y ¿qué dice Cristo? Escrito está. Tres veces podemos saber de Cristo con la espada del Espíritu, la palabra del Señor, su mano blanqueada, una extensión de lo que era Él. Él era la Palabra de Dios. Él es el Verbo de Dios, la Palabra de Dios. La Palabra de Dios usando la Palabra de Dios para la gloria de Dios. Lo miramos también en el libro del Apocalipsis cuando Él viene en el caballo blanco, grandoso y glorioso con las diademas y su túnica empapada de sangre y de su boca sale ¿qué? Una espada de doble filo y esa espada ¿qué? La Palabra de Dios. Amados, la Palabra de Dios es tu única arma en tu pelea necesitas la Palabra de Dios mire lo que dice el Libro de Efesios el Libro de Efesios capítulo 6 versículo 17 dice tomen también el casco de la salvación y lean conmigo y la espada del espíritu que es la Palabra de Dios la armadura de Dios toda de ella es para es para defenderte un casco ¿verdad? los zapatos, el cinturón, todo es para defensa, para que si algo cae sobre ti te defenda. Pero lo único que Dios te da en toda esa armadura para poder ofender, para poder pelear, para ir hacia adelante es ¿qué? La espada del Espíritu. Hebreos capta este pensamiento de la importancia y el poder de la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es viva y eficaz. y más cortante que cualquier espada de que dos filos. Mira lo que hace, penetra hasta la división del alma y del espíritu, las coyunturas y los tuétanos y es poderosa para discernir los pensamientos y las tensiones del corazón. Que increíble espada tiene usted a su disposición. Una espada que es más poderosa, más cortante que cualquier espada que el hombre ha creído. Espada de doble filo. penetra lo más profundo, hace el trabajo tan increíblemente corta y dice el próximo versículo, enseña todo a lo desnudo, no hay nada visible, nada que se pueda esconder de la presencia de Dios y su palabra, amén. Aférrense amados. Este es uno de los más poderosos argumentos que puedo usar en su vida para decirles, aférrense a las palabras de Dios, amén. Finalmente, Vamos a leer acerca del tercer hombre grande, Sama, hijo de Águila, Ararita. Sama viene contra los filisteos cuando los filisteos han invadido a Israel. Él no estaba buscando pleito, él estaba viviendo su vida, está caminando y lo que él mira es que los filisteos han entrado a Israel y han conquistado un poco de tierra. El enemigo se apoderó de la tierra de Dios y eso insultó a Sama. Esta tierra Dios me la dio, nos dio a que? A nosotros. Esta tierra le pertenece a Israel, porque la tierra le pertenece a Dios y Él la dio a nosotros. Y era una tierra, dice la Palabra de Dios, conocida porque tenía muchas lentejas. Ahora yo sé, yo entiendo que para usted las lentejas no es algo que usted a lo mejor ama o quiera comer todo el tiempo o lo mire como gran bendición. Cuando nuestros hijos eran chiquitos, no lo miraban las lentejas como bendición. Pero en una cultura como la de Israel, la lenteja era de gran bendición. Esta tierra estaba feltida, esta tierra estaba produciendo, esta era tierra de Dios con las bendiciones de Dios, las lentejas de Dios, el pueblo de Dios. ¿Pueden verlo? ¿Y esto le pertenecía a quién? A Israel. Y aquí están estos filisteos. tomando tierra de Dios, llena de bendición de Dios, que no le pertenece. Y a Sama le entra una ira santa, como, no, esto no puede ser permitido. Lo que le pertenece a Dios, ¿a quién le pertenece? A Dios. El enemigo no tiene que tener ningún parte de quitarle a Dios o al pueblo de Dios lo que le pertenece a Dios. La tierra de Dios daba la bienaventuranza, las bendiciones, enseñaba la generosidad de Dios en dar provisión a su pueblo para que ellos comieran. Y trágicamente, amados, leemos nuevamente que los hombres de Israel huyeron, abandonaron la tierra, se la dieron a los enemigos, les regalaron la tierra, las plantejas y todo. Tómalo, no queremos pelear. Al correr, abandonaron las mismas bendiciones que Dios les había dado a ellos. Renunciaron y permitieron que el enemigo se apoderara de parte de Esta es la consecuencia de actuar en el miedo y lamentablemente vemos que esto sucede hoy en las iglesias. Hombres que abandonan a sus familias, abandonando las bendiciones que Dios les ha dado. Hombres que abandonan las iglesias, abandonando las bendiciones que Dios les ha dado. Concediendo el enemigo tierra que no le pertenece al enemigo. Pero Sama no, Sama dijo no, esto no está bien. y miren conmigo, dice la Palabra de Dios, él se puso en medio del terreno, lo defendió y rio, mató a los que? Filisteos. Este hombre dice no, no, no, no, no, esto le pertenece al pueblo de Dios. Y necesitamos hombres y mujeres que defiendan lo que Dios le ha dado, incluso si todos los demás renuncian a los dones de Dios, ellos dicen Y aquí me recuerda a Josué, cuando él viene y le dice a Israel, hablamos de esto el viernes. Ustedes sirvan a cualquier Dios que ustedes quieran servir, a los dioses de los ateos o los dioses de las otras naciones, los dioses del otro lado del río, los dioses de este lado del río. Ustedes hagan lo que quieran hacer, yo no puedo impedirle que ustedes hagan lo que quieran hacer. Pero yo, y mis bendiciones y mi casa serviremos a quien? A Dios. ¿Pueden verlo? Es la misma historia. Él no pudo hacer nada de los hombres que corrieron, pero él dice, pero yo, yo no voy a abandonar este pedazo de tierra. Esto me fue concedido por Dios. Amados, demasiados hombres están abandonados su responsabilidad espiritual y en haciendo eso están entregando las bendiciones que Dios le ha dado como sus hijos al enemigo. Usted recuerda Moisés cuando Faraón le dice sabes que vete adora a Dios vete tú pero deja tus mujeres deja aquí las mujeres suyas y a sus hijos dame tus bendiciones dame tu familia Faraón una foto de quien de Satanás si tú quieres ir a servir a Dios vete sirva a Dios pero Yo me quedo con tus hijos y tus esposas. ¿Se recuerda la respuesta de Moisés? Estás loco. Estás loco. ¿Cómo te voy a dar lo que Dios me ha dado a mí? No, nosotros, nuestras mujeres, nuestros hijos, nuestros animales, ni una sandalia se queda atrás de lo que Dios me ha dado. Amén. Y ese tiene que ser la disposición del hombre. Hay a veces que es prudente no entrar en una pelea sobre cosas que no debemos de pelear, entiendo eso. Pero hay veces que el hombre se tiene que decir, ¿sabes qué? Si tú quieres esto de que me vas a tener que matar. Porque sabemos que Dios quiere que el hombre siempre defienda a su familia. Sabemos que Dios quiere que el hombre siempre defienda a su fiel, que defienda siempre a su iglesia. Amén. Que defienda al pueblo de Dios. Usted no tiene que orar, oh Señor, debo defender el pueblo. No, no, no. No tiene que orar. Ya tenemos la respuesta. La respuesta siempre es que sí. Señor, me quedo con mi familia. No tenemos que orar. Sabemos la respuesta. ¿Cuál es la respuesta? Quédate. Sea hombre. Amén. Amén. Y aquí es lo que tenemos. Hombre es que entrega las bendiciones que Dios le ha dado al enemigo. También quiero que note el lugar en que suma Eligió para defender la Tierra de Dios Su posesión dice la Palabra de Dios Él estaba en medio del terreno, estaba afuera Y cuando miró a los enemigos a propósito caminó al medio del lugar Ahí mismo se plantó ese hombre En el puro medio No puede ser ignorado Él dice no, no me voy a quedar afuera Pero me voy a poner en el puro medio ¿Tú quieres esto? Estoy seguro que los enemigos miraron a este hombre posicionándose en el medio de la tierra solo. ¿Pero quién es este loco? Está arrebatado de la cabeza. ¿Qué le pasó a este pobre hombre? Está en el puro medio. Tenemos que pelear contra él, tenemos que destruirlo, no lo vamos a ignorar. Se colocó en el puro medio del país, defendiendo al país del enemigo. Y el enemigo no podía ignorarlo. ¿Cómo puede ignorar a un hombre en medio del campo que acabas de tomar? Es imposible. Y además debemos notar que Sama no solamente se colocó en el medio, pero en haciendo eso se permitió no plan de salida. En ponerse en puro medio, en el campo abierto no había ningún lugar para correr si la situación se ponía peor. Si se quedaban afuera y peleaban desde afuera, si las cosas se ponían mal, él podía correr al bosque. Pero poniéndose en el puro medio, él dice que para mí es pelear o es que muerte, pero no voy a correr. Gloria a Dios, amén. Se puso en una posición, vamos a decir, débil. Él dijo, yo me pongo en el puro medio, en un campo donde no hay ningún lugar para donde correr. Cuando empecemos a pelear, si esto se pone terrible, aquí muero, pero no voy a poder correr. Y eso fue a propósito, amados. Es como si él trazara un círculo con su espada alrededor de él. Como que si el hablar y dicen ustedes pueden tomar el resto de la tierra que se les dio el pueblo de Dios a ustedes. No puedo defenderla a todos, no puedo tomar toda la tierra solamente, solo yo. Ustedes pueden tomar lo que quieran, pero si ustedes quieren este pedacito de tierra, esta bendición de Dios a donde yo estoy parado. Si ustedes quieren esta pequeña porción que yo controlo tendrán que matarme. Amén. Imagínense un hombre, dicele a Satanás, puedes destruir todas las familias que tú quieres y hacer todo eso, yo no puedo impedirlo todo. Pero si tú quieres esta familia que Dios me ha dado a mí, lo poco que Dios me ha dado a mí, me vas a tener que matar. Porque mientras yo tenga aliento en los pulmones voy a pelear. No voy a correr, no me va a cobardar, para que tú me quites uno de mis hijos. No vas a tener que matar. Amén. Amados, Dios obra a través de cristianos valientes dispuestos a luchar por las bendiciones que Dios le ha dado por familia, iglesia, fe, futuro. Es algo increíble. Y debido a que estos tres hombres confiaron profundamente en el Señor, las Escrituras dicen y el Señor le concedió una gran victoria. Fue Dios el héroe en todo esto. Miremos los versículos 3 al 17 el deseo del rey. David está en una cueva, él es el nuevo rey de Israel. Saúl está muerto. Filista está completamente enojado. Acaban de ungir a David como su rey y David era una persona que ellos le tenían gran temor. David había derrotado a su campeón, a Goliat. Ellos mandaron una fuerza para invadir a Israel, para buscar a David. Y David está escondiéndose como general en una cueva. Y David está con sus hombres en una cueva. Y los tres hombres más valientes se acercan a David mientras éste se refugia de los filisteos en esa cueva. Los filisteos están establecidos en una guarnación en Belén a seis millas del sur de Jerusalén. Y están allí para matar a David que acaba de ser ungido rey. Ellos temen a David por lo que él hizo con David y se sienten también traicionados por David. Porque en un momento, ustedes recuerdan, David los había engañado haciéndole pensar que estaba con ellos. Cuando él fue al otro lado de Filistea, ahí estoy con ustedes, ¿se recuerdan? Se sienten traicionados, y saben que David es un gran hombre de guerra, y es el nuevo rey, y ellos dicen, aquí, este nos va a matar a nosotros, eventualmente, si le permitimos hacerse fuerte, mejor matarlo cuando es un joven rey, antes que él se ponga poderoso, y entonces tengamos un gran problema. Buena estrategia. David había apelado a una larga campaña contra los filisteos de Saúl y había estado fuera de su casa durante un periodo prolongado y sentía nostalgia. ¿Usted ha sentido nostalgia alguna vez? A lo mejor un gran tiempo separado de su casa y dice, ah, quiero llegar a casa. Me hace falta la comida de casa, me hace falta la cama mía. Cuando yo viajo y estoy en los hoteles a veces, Es un placer un poco, pero llego a la casa y digo, nada como la cama de uno, tan perfecta, tan linda la cama de uno. Llegó esta nostalgia y añoraba un trago de agua del pozo de su ciudad natal. Ay, si tuviera un vasito de agua, del agua que está en Jerusalén. Es agua, la más perfecta agua de todo el mundo, no lo es. Es agua igual que la otra agua que se encontraba en todo Israel. Pero para David en ese momento, en tiempos de nostalgia, añoraba. Él dice, ay, un vasito de agua, un vasito de agua de Belén, cómo me caería bien a mí. Me haría sentir como que estoy en casa. Me daría un poco de alivio. Esa agua de Belén es la agua mejor de todo el mundo, dice David, en su corazón. Y lo dice con su boca. Y cuando los tres oyeron el anhelo de su rey, dice la palabra de Dios, ellos fueron a Belén a sacarle el agua. No hay necesidad de hacer esto. Había jaros, y jaros, y jaros llenos de agua para todos los hombres en esa cueva, pero esa no era agua de qué? De Belén. Él quería un traguito de agua de qué? De Belén. Porque esa, esa era la mejor. Y estos hombres oyeron el deseo del rey, y debe decir, ¿quieres agua? Mira, aquí tienes agua por donde quieras. Cuando nos trajeron el anhelo fueron a Belén, dice ahí. Esto demuestra una gran determinación y un compromiso con el rey. Es imperativo que nosotros, que servimos al rey de reyes, tengamos la misma determinación. El lema cristiano, escucha, el lema suyo de hoy en adelante debe ser lo siguiente. Todo lo que el rey quiera, el rey lo obtiene, sin importar el costo personal para mí. Otra vez, todo lo que el rey quiera, el rey lo va a obtener, sin importar el costo personal para mí. Sea algo que yo mira gran valor en ello, algo chico, lo que el rey quiera, yo lo doy, porque él es mi qué, mi rey. Esos hombres irrumpieron en el campamiento de los filisteos. En otras palabras, esta no fue una operación clandestina de noche donde pudieron entrar silenciosamente, si se han notado, sacar un poquito de agua y regresar para atrás y guau, casi, mira el peligro, pero no tuvimos que pelear. No, utiliza la palabra de Dios que ellos tuvieron que enfrentarse a enemigos, tuvieron que pelear para entrar, matar para entrar, sacar agua, matar para salir. Increíble, ¿verdad? ¿Por un vasito de qué, amados? De agua. ¿Por qué? Porque el Rey quiere ese vasito de agua. Y lo que el Rey quiera, se le damos. Amén. Esto es increíble. Arriesgaron sus propias vidas por algo tan común como un vaso de qué? De agua. Tenían cántaros de agua en la cueva, pero el Rey quería un tipo de agua especial. Así que entraron y salieron luchando, sangrando, y fueron heridos para sacar un poquito de agua para el rey. Cuando los hombres regresan, David queda estupefacto, no puede creer el amor de estos hombres, la sumisión de estos hombres. David se da cuenta de cuan en serio estos tres guerreros se han tomado sus palabras. David se dio cuenta de que los hombres arriesgaban sus vidas por él para traerle un vasito de que? De agua. Entonces, David hizo algo inesperado y sin embargo santo. David convirtió el agua ordinaria en algo extraordinario, un sacrificio al Señor. Imagínese usted, riesga su vida, pelea y mata para entrar, gara agua, pelea y mata para salir. Le trae el agua al rey y él gara el agua y la derrama en el piso. Es posible que nos ofendiáramos, ¿verdad? ¿Qué estás haciendo? Mira que yo arriesgué mi vida por el agua, pero ellos entendieron. La Biblia nos dice que David la derramó para el Señor, versículo 16. La acción de David no provocaría la ira de los hombres, sino su admiración, porque no fue un acto de desperdicio, sino de adoración. Escucha la palabra de David. Lejos esté de mí, oh Señor, exclama David. Que yo haga esto, versículo 17. Y también añade, beberé la sangre de los hombres que fueron con riesgo de sus vidas David no puede creer el riesgo que corrieron sus hombres es el agua de Belén pero para David representa la sangre de sus hombres esta es la sangre de los hombres un sacrificio de estos hombres la sangre de estos hombres un sacrificio y sabemos que la sangre de sacrificio le pertenece a quien a Dios le decimos puedo beber la sangre Yo soy el rey humano para un rey celestial y la sangre del sacrificio le pertenece al rey de reyes. Y David regara esa sangre, la sangre que le pertenece a Dios y no se atreve a beberla. La derrama, no porque fuera basura, sino porque era un gran tesoro. Y aquí hay una lección para usted y para mí también tan importante. En manos del rey, lo ordinario se vuelve que? Extraordinario. ¿Qué haremos con unos peces y unos pocos de pan con esta gran multitud? ¿Se recuerdan? ¿Qué haremos con estos pocos peces y estos pocos panes? ¿Y cuál fue la respuesta? Tráeselos a Cristo. ¿Qué hace Cristo? Lo multiplica, lo multiplica y miles comen. Las cosas comunes se hacen extraordinarias en las manos de que? Del Rey. Esta es una buena lección para usted y para mí. Porque lo que quiera Dios de su vida sea algo común. Usted se lo da a Dios. Diciendo no sé cómo se va a bendecir la gloria de Dios. El Señor tomará su vida y lo que usted le trae a Él y lo va a multiplicar y lo va a hacer algo que bendice grandemente. Amén. Había un gran predicador, Dwight L. Moody. Muchos recuerdan ¿Cuántas miles de personas vinieron al reino por la predicación de Twyla O'Murray? Lo que mucha gente no sabe es lo siguiente. Él era un simple vendedor de zapatos. Algo común, algo no extraordinario, un hombre que trabajaba arduamente para poder comerse un poco de pan. Y un día llegó una persona a su vida y el Señor le dijo, háblale de Cristo. Y le dice, pero ¿vendedor de qué? Es un vendedor de zapatos. ¿Qué vas a hacer con eso, Dios? Háblale de Cristo. Hablaron de Cristo, fue convertido, el Señor lo usó grandemente, lo hizo un gran predicador y miles de personas vinieron al cielo porque alguien trajo lo común a Cristo. Déjenme dar un mejor ejemplo bíblico, el ejemplo de Saulo de Tarsus. Cuando Ananías recibe la palabra de Dios, y habla con este Saulo de Tarso, él está orando, está pidiendo, y le dice, ¿él? No señor, no él, él es un asesino, malhechor, criminal, ¿cómo qué vas a hacer tú con eso Dios? Ve, porque el instrumento escogido es mío y yo le voy a enseñar a él cuánto va a sufrir por mi nombre. Y lo común, aún menos que común, lo despreciable que era Saulo, El Señor lo convirtió en el apóstol ¿quién? Pablo. Y 48% del Nuevo Testamento que usted tiene fue escrito por el uso de Dios en él. Amén. Usted conoce a Dios mejor porque Pablo existió. Porque Ananías fue a lo despreciable, a lo común, y le dice, hermano Saulo, el Señor me ha mandado a ti. Amén. Algo común, algo que nadie esperaba. el Señor lo hizo grandemente para su gloria. Es algo que tenemos que recordar. Amados, el discipulado siempre ha tenido un costo. Deme apresurarme para terminar. Los versículos 18 al 39, no se lo voy a leer de nuevo porque una vez fue suficiente. La última mitad de nuestro pasaje numera a todos los demás que componían el grupo de 30. No hay grandes detalles a considerar a estos hombres, un cuadro de honor de los hombres élite de David. Con el tiempo, algunos de ellos iban a morir en la batalla. Zahel murió y otros se agregarían a este número, pero sus nombres están aquí, cada uno de ellos, uno de las tropas más estimadas y leales de David. En ese número se encuentran gentiles. Imagínense, se está predicando el Evangelio antes del Evangelio. Hay gentiles en el grupo de David. En ese grupo está el hijo de Azizofel. Y aprendemos, hay tantas lecciones, pero el tiempo me falla. El hijo de Azizofel nos enseña una gran lección, que uno no va a pagar por el pecado del otro. Su padre traicionó a David, pero su hijo sirvió a David. Y está, y su nombre está ahí. En otras palabras, no depende de su familia y cómo se comportó su familia. Usted puede ser salvo en Cristo Jesús. Amén. Hay tantas lecciones en estos hombres. Cositas chiquitas aquí y en la otra. El Evangelio predicado en los gentiles. Muchas cosas que podemos detallar. Pero la mayoría de estos hombres que se exponen para nosotros, si yo le preguntara ¿qué hizo tal y tal persona? Usted me dice, no sé. Sé que está en la lista, pero no sé lo que hizo. Y amados, están escritos para siempre. Sabemos poco sobre ellos, pero sí sabemos que pelearon bien. Corrieron su carrera. Hombres que lucharon por el reino de Dios, porque amaban a Dios. Amén. Y amados, es igual que usted y yo. Hay un libro donde el nombre de los santos está escrito. ¿El libro de quién? Del coldero de Dios. Ahí están los nombres. Y usted diría, ¿pero qué hice yo para que mi nombre esté ahí? Nada. Absolutamente nada. Su nombre está escrito ahí porque Dios quiso poner su nombre ahí por la sangre de Jesucristo. Amén. ¿Qué hicieron estos hombres? Grandes cosas. ¿Pero quién hizo las grandes cosas? Dios mediante ellos. ¿Qué hizo usted? Nada. Algo. Pero lo algo que hizo, lo hizo solamente porque Dios lo hizo por usted. Pero su nombre está inmortalizado en el libro de vida. Gloria sea a Dios. Amén. Amados, Dios nunca se cansa de nombrar los nombres de su pueblo. Están escritos en su corazón y en su libro. y le pertenecen a él. Y me gustaría cerrar con el versículo 39, si me permiten, la gracia de Dios en recordar. Mire el versículo 39, Urias eletita, 37 en total. Ese nombre pega duro cuando lo leemos. Si usted sabe la historia de David, Urias, usted sabe quién es él, es el hombre que fue tan fiel a David, que amó a David tanto, fue uno de sus hombres valientes. Amados, sabemos que los recuerdos a veces pueden herir. Estoy seguro que para el resto de su vida, cuando David recordó a Urias, su corazón le dolía. ¿Qué hice yo contra ese hombre que me amó tanto? Urias eletita se menciona en la lista de soldados fieles de David, aunque David no fue fiel a él. Él fue fiel a David, David no fue fiel a él. Uriah nos recuerda de la traición de David. Esta mención de Uriah nos impide hacer de David lo que le dije que no hagan con estos hombres. David no se puede convertir en un ídolo para nosotros. Los hombres no podemos mirar las sombras y decir qué grandes hombres eran, diríamos qué, qué grande fue Dios en usarlos. Amén. Y de David queremos hacerle un ídolo porque se parece tanto a Cristo, un hombre tan grande, peleó contra Goliat, el gran rey, las promesas que vienen de él. Las promesas ricas que usted disfruta en Cristo, en el reino por venir, y el hijo más grande de David. Que grandes son estas promesas. Pero no haga de David un ídolo. Él es un tipo de Jesús. Él no es quien? Jesús. Y hay una gran diferencia ser un tipo de Jesús y ser en Cristo el Mesías. Y ese nombre nos impide de hacer de David un ídolo. Incluso aquí esta lista nos recuerda que la victoria del reino no fue asegurada por los hombres sino por la gracia de Dios. Y esa misma gracia que había ayudado y perdonado a David también mientras vivimos aquí menciona el nombre de Orias para siempre. El peor fracaso de David Peor comportamiento de David no borró el fiel servicio de Urias que está en la lista de honra. Quiero que miren este primer punto. No importa cómo usted se ha tratado o quién lo trate mal, sea la iglesia, sea el pastor, sea la iglesia por completa. Amén. Lo que usted haga fiel para el Señor nunca será olvidado. Urias fue maltratado por David y Juab, lo dejaron a morir, lo mataron. con su traición, le quitaron su esposa. David trató de borrar el nombre de este hombre. Pero Dios lo menciona en la lista, porque le pertenece a quien? A Dios. Uriah siempre será mencionado como uno de los valientes de quién? De David. Gloria sea a Dios. Amén. El hombre puede olvidar, pero Dios no olvida quiénes son los suyos. Es el primer punto. El segundo punto es este. Hay una hermosa verdad que encontramos aquí. Esta verdad seña sobre el poder transformador de la gracia divina, la curación que trae nuestras heridas más profundas y recuerdos más oscuros. David fue perdonado por Dios. La idea cree que, incluso en nuestros momentos más bajos, todavía hay un hilo de gracia que nos sostiene y nos ofrece consuelo y es increíble. Se nos recuerda que siempre hay esperanza de redención y renovación para el Hijo de Dios. David fracasó terriblemente aquí. Y si hay un argumento de que podemos hacer lo suficiente para que Dios diga ya perdiste tu salvación, se puede encontrar en lo que David hizo. Pero ¿qué encontramos en lo que David hizo? Hizo lo peor y Dios le dice ¿qué? Pero no morirás. Yo te perdono. Van a haber consecuencias. Y las consecuencias van a ser trágicas, pero las consecuencias siempre van a ser menos de lo que tú te mereces. ¿Qué merecemos, amados? El infierno. Y sí, reconocemos que David perdió varios hijos. Una hija fue abusada y nunca fue igual. Sus esposas también nunca quedaron igual. Amén. Porque el hijo de él abusó de ellas. Hubo una guerra civil. Perdió miles de tropas. El reino nunca quedó igual. David las consecuencias fueron terribles. ¿Amén? Pero él merecía ¿qué? El infierno. Mereció, Dios le dio lo menos, menos de lo que él merecía. ¿Amén? Primeramente. Y segundo que podemos saber, encontró perdón en Dios. Glorie Dios Así que si usted me dice a mi pastor Usted no sabe lo que yo he hecho como un cristiano Me siento tan majo, no puedo ver ¿Qué debo hacer? He perdido mi salvación Yo le digo al cristiano que Corra a Cristo Arrepiéntate Confiesa Toma las consecuencias que Él te dé Van a ser severas y te va a doler Pero recuérdate que tú mereces ¿Qué? El infierno y después gózate en la redención que trae Cristo cuando Él te perdona tus pecados y tú sigues caminando con Él. Recrea tu vida en Él. Empieza de nuevo y sepa que los hijos de Dios, por tan mal que se porten a veces, cuando se arrepientan, el Señor siempre los toma para atrás. Amén. Nunca los abandona. Que dice Cristo, nadie nos los arrebatará. Que nadie, ni yo mismo me pueda arrebatar de la mano de Él por las cosas tontas que hacemos. Gloriese a Dios, oremos. Padre te damos gracias por esta palabra que encontramos aquí. Esta palabra de verdad y perfecta bendición para nuestras almas. Que tantos puntos hemos hablado, muchos para recontar. Pero Padre lo que pedimos es que tú nos des los corazones de estos hombres aquí. No estamos hablando de habilidades humanas o poder humanos, no lo que estamos pidiendo, sabemos que no hay ninguna. Pero el corazón que dice en el medio del miedo, en el terror que causa el miedo, en medio de los obstáculos y las gran persecuciones de este mundo, si tú me llamas a parar, oh Dios, y pelear, incluso pelear hasta la muerte si es necesario, dame el poder para hacerlo. Dame el poder para confiar en tus promesas y temblando con el miedo a seguir hacia adelante, sabiendo que Aquel que me llamó es suficiente para cumplir conmigo lo que Él quiera. Sea en vida o en muerte, Padre, que yo defienda el honor y la gloria de Dios. Lo que quiera el Rey, el Rey siempre recibirá. Oh Padre, dadnos estos corazones en el nombre de Jesús y para tu gloria.
Los valientes de David
Series Promesa del Reino Mesiánico
Nuestro pasaje nos enseña que Dios usa a personas como nosotros, ordinarias y comunes, para traerse gran gloria. El lema de los cristianos debe ser: "¡Todo lo que el Rey quiere, lo obtiene, sin importar el costo personal!"
Sermon ID | 414242254534904 |
Duration | 1:10:15 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 2 Samuel 23:8-39 |
Language | Spanish |
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