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alrededor de cinco años después de la ascensión de cristo un fariseo bajo órdenes del sumo sacerdote se dirigía de jerusalén a una ciudad de siria con una misión que muchos en ese momento habrían considerado una misión santa la ciudad a la que se dirigía damasco la misión arrestar a seguidores de un tal Jesús con la intención de regresarlos a Jerusalén para ser interrogados y posiblemente ejecutados. El fariseo comisionado se llamaba Saulo de Tarso. Era un israelita de la tribu de Benjamín circuncidado al octavo día, hebreo de hebreos en cuanto a la ley fariseo. en cuanto a celo perseguidor de la iglesia, en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Iba camino a Damasco respirando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor. Pero alguien tenía otros planes, otra comisión para este hombre aterrador. Porque cuando iba de camino y estaba cerca de llegar a Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo, y cayendo en tierra oyó una voz que le decía, Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo, ¿Quién eres, Señor? Y le dijo, Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Dura cosa te es dar cosas contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo, Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo, levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Entonces Saúl se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie. Así que llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió. Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión, Ananías, levántate y ve a la calle que se llama derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso, porque ahí él ora y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recupere la vista. Ve, porque instrumento escogido me es éste. para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa. Y poniendo sobre él las manos, dijo, Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento, le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista, y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado aliento, recobró fuerzas, y estuvo solo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco, y enseguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. Unos veinte años después, Tras haber cumplido un ministerio poderoso, predicando el Evangelio y plantando iglesias en todo el Mediterráneo, y mientras contemplaba la posibilidad de llevar el Evangelio al Occidente, hasta España, ese mismo hombre, ahora con un nombre nuevo, le escribió esta carta a una iglesia que anhelaba visitar en ese próximo viaje. La carta empieza así. Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el Evangelio de Dios que él había prometido antes por sus profetas en las santas escrituras acerca de su hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David, según la carne. Romanos 1, del 1 al 3. Oremos. Dios, estamos a punto de enfrascarnos en una tarea monumental, embarcarnos en un viaje que podría tomar bastante tiempo, a través de las páginas de la carta de Pablo a los Romanos. Y queremos rogarte, oh Dios, por este sermón y por todos los que vendrán. que nos permitas conocer el glorioso Evangelio de Jesucristo y las implicaciones que éste tiene para nuestras vidas. A partir de esta exposición, que puede ser la más exhaustiva y precisa del Evangelio en las Escrituras. Ayúdanos, oh Padre Santo, a encontrar en medio de todas estas palabras a Cristo glorioso, su obra magnífica, tu poder y tu sabiduría, y que podamos ser transformados para ser mejores adoradores tuyos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Salvador. Amén. Pablo. Siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el Evangelio de Dios. El primer versículo, la apertura a esta carta magnífica que vamos a empezar a estudiar. Y como notaron, son pocos los versículos que vamos a cubrir hoy, porque hay mucho que decir. De cada palabra, de cada oración, de cada idea, hay muchísimo que extraer. Pablo se identifica de tres maneras empezando nomás, su carta. Pero la primera es interesante porque uno normalmente no empezaría identificándose así. La palabra siervo no es la palabra que a veces entendemos como que voluntariamente servía a alguien como un empleado, ¿verdad? Que va y viene a voluntad y que puede cambiar de amo como cambiar de trabajo. No. La palabra original es dulos, que se traduce más precisamente no como empleado, sino como esclavo. Esclavo Es aquel que no es su propio dueño. Esclavo es aquel que tiene un amo y señor para el que vive y al que le rinde cuentas. Jesucristo es el amo y señor de Pablo. Primera de Corintios 6, 20 dice, Porque habéis sido comprados por precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. No nos pertenecemos a nosotros mismos. Pablo tenía este concepto claro. Antes, tampoco nos pertenecíamos a nosotros mismos. Antes teníamos otro amo. Antes éramos esclavos de otro señor, del pecado. Pero hemos sido liberados. por el Espíritu, para poder servir a otro amo, a otro Señor que sí es digno. Segunda de Corintios 3, 17 dice, porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. ¿Cómo es eso? ¿Somos esclavos o somos libres? Es una de las paradojas cristianas, y hay muchas. Pero esta es una interesante. Somos libres siendo esclavos de Cristo. En servicio de Cristo, y perteneciendo a Cristo, hallamos verdadera libertad. Cualquier otra aparente libertad es esclavitud. Servil y cruel, porque va en contra de nuestra naturaleza y propósito. ¿Cuántos de nosotros nos describiríamos en estos términos? Como lo primero que diríamos de nosotros mismos. Soy esclavo. Es lo primero que se le vino a la mente a Pablo al escribir su carta. Soy esclavo de Cristo. Tenía muchas credenciales que podía utilizar. Leímos algunas de ellas en la introducción. Pero no utiliza ninguna de ellas. Para el seminario, en varias ocasiones me han pedido escribir mis credenciales. que es un pequeño párrafo explicando lo que he hecho y mis estudios y por qué mis estudiantes deberían ponerme alguna atención. Básicamente ese es el propósito de las credenciales, ¿cierto? Y debo confesar que nunca había pensado escribir primero Esclavo de Cristo. Sin embargo, esa debería ser la primera característica que deberíamos utilizar. Lo que debería definir nuestra vida, lo más importante que somos, es Esclavo de Cristo. Lo más importante, la posición más importante, más honorable que tenemos es la de ser esclavos de nuestro Señor Jesucristo. Y al perder nuestra vida por Él, la hemos hallado realmente. Esa es la primera autodescripción de Pablo. Luego pasa a decir llamado a ser apóstol. Este llamado o convocado no es una invitación. No fue que Jesús le dijo, mira, se abrió esta vacante y tenemos la posibilidad de contratar a un apóstol. Vos tenés las calificaciones necesarias, te interesaría responder a este llamado. No. No nos llama así nuestro Amo y Señor. Él nos convoca con autoridad y nos dice, esto es lo que usted es. Esto es lo que usted tiene que hacer. Este es su llamado. Esta es su convocatoria. Esta es su vocación. Es el mismo término. No pensamos en estos términos cuando hablamos de vocación. Los chicos, empezando a pensar en términos de qué voy a estudiar, qué carrera voy a llevar, qué voy a hacer con mi vida. Debemos inspirar en ellos un sentido de vocación de Dios, de llamado de Dios a hacer aquello para lo que Dios los ha preparado o los está preparando. R.C. Sproul lo pone en estos términos, darse cuenta de que toda vida humana ha de vivirse bajo la autoridad de Dios. Eso es un sentido de vocación. toda vida humana debe vivirse bajo la autoridad de Dios, una vida dedicada a Dios donde sea que Él lo llame. Puede ser pastor o anciano, puede ser diácono, puede ser doctor, granjero, comerciante, ingeniero, secretario, maestro, fontanero, ama o amo de casa. En cualquier lugar donde Dios lo haya colocado, Usted debe vivir bajo la autoridad de Dios. Y debe vivir para la gloria de Dios. Entendiendo que todos tenemos un llamado de parte de Dios. Una encomienda de parte de Dios que debemos llevar a cabo. Todos la tenemos. Él nos ha dado dones a cada uno. Nos ha dado dones. No hay duda al respecto. nos ha formado, Él ha escrito nuestra historia para traernos hasta este punto, el trasfondo y todas nuestras experiencias, nuestras habilidades, incluso nuestros gustos, nuestras inclinaciones, todo eso es parte del diseño de este Dios, de este Señor y Amo Nuestro, que nos está preparando para hacer lo que Él nos quiere convocar a hacer. ¿Sabe usted cuál es su llamado? ¿Tiene usted claro dónde es que Dios lo está llamando? ¿Y si es así, está atendiendo ese llamado con fidelidad? ¿Está atendiendo su vocación con fidelidad y para la gloria de Dios? No es sólo el apóstol. No es sólo el pastor o anciano. Entiéndase, los apóstoles del Antiguo Testamento. Perdón, del Nuevo Testamento. No es solamente el misionero. Es el cristiano. El cristiano. Donde sea que Dios lo haya llamado a servirle. El reino de Dios se extiende a través de su vocación personal. Donde Dios lo haya llamado a usted, donde Él lo lleve a usted en su historia, allí Él está extendiendo su reino. Entonces, atendamos a nuestra vocación, la vocación de Pablo, apóstol. La tenía clara. Ese había sido su llamado. Apóstol significa enviado, comisionado con la autoridad del que lo envió. ¿Cierto? Ahora, algunos pueden levantar la pregunta, ¿fue Pablo realmente un apóstol en el sentido estricto de la palabra, junto con los doce apóstoles? Porque había ciertas características que debían cumplirse en los apóstoles. En los Hechos, cuando quieren sustituir a Judas, aprendemos cuáles son esas características. Se nos dice que debía ser discípulo de Jesús durante su ministerio terrenal. Se nos dice que debía ser testigo de la resurrección de Jesús, y que debía ser llamado o convocado por Cristo mismo. Ahora, en el caso de Pablo, sabemos que él no anduvo con Jesús. No lo conoció, de hecho. Mucho menos fue discípulo de él, mientras estuvo aquí en la tierra. No lo vio cuando resucitó, ¿cierto? Sino hasta después de que había ascendido. Vio al Cristo resucitado. Pero lo vio hasta después de que él había ascendido. pero sí tenía un directo llamado de Cristo. Directo. Ahora bien, como vimos en la introducción, el Cristo resucitado se le apareció y lo llamó personal y directamente a Pablo, pero Pablo no empezó a ejercer su ministerio, sino hasta que los demás apóstoles confirmaron su llamado. Eso es importante, eso es clave. Porque ahora podrían levantarse discapóstoles diciendo que igual que Pablo recibieron una visión y fueron llamados a ser apóstoles de Jesucristo, no queda un solo apóstol vivo para confirmar esa afirmación. No queda un solo apóstol que pueda dar testimonio de que ese llamado es cierto. Y la autoridad Cierto, sobre la cual nosotros descansamos es la de los profetas y los apóstoles. Así que, que no nos vengan con cuentos estos falsos apóstoles. Y también sepamos con seguridad que Pablo es apóstol de Jesucristo, confirmado por los demás apóstoles de Jesucristo, llamado directamente por Jesucristo, y como él mismo dice, apartado también para el Evangelio de Dios, que es la tercera característica, apartado. En Gálatas 1.15 él utiliza un término similar, o la misma idea, el mismo término, pero la misma idea dice, pero cuando agradó a Dios que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Y en Hechos 9.15 el Señor le dijo a Ananías, ve porque instrumento escogidome es éste. apartado para llevar mi nombre en presencia de los gentiles y de reyes y de los hijos de Israel. Él había sido apartado para una tarea, para una función específica, ordenado por Dios mismo para el servicio que él llevaría a cabo. Y Pablo tenía claro, tenía claras sus credenciales, ¿cierto? Y el mensaje que tenía que llevar Aquello para lo que había sido apartado era el Evangelio de Dios. Apartado para el Evangelio de Dios. Evangelio es una palabra que conocemos mucho. No sé cuántos saben qué significa Evangelio. Los chicos, ¿saben qué significa Evangelio? Porque usamos esa palabra todo el tiempo. Deberían saber qué significa. significa buenas noticias o estrictamente buenas nuevas. Nuevas es un sinónimo de noticias, entonces cuando decimos que el evangelio de Dios estamos hablando de las buenas nuevas de Dios o de las buenas noticias de Dios. Se refiere obviamente a la muerte y resurrección de Jesucristo, se refiere a lo que significa la obra de Cristo, a lo que hizo Jesucristo, al perdón y la libertad que tenemos y que nos trae esta obra a todos los que creemos en Él. El concepto de las buenas nuevas y del anuncio de buenas nuevas está desde el Antiguo Testamento y se celebra en las profecías. Voy a leer tres de Isaías nada más, tres pasajes de Isaías. Isaías 49 dice, súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion. Levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén. Levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá, ved aquí al Dios vuestro. Este es un evangelista o una evangelista. Está refiriéndose al pueblo, que debe levantarse y proclamar a viva voz, dice, desde el monte alto. Esa es la tarea del que predica el Evangelio, del que anuncia buenas noticias. No se queda con las buenas noticias ahí guardadas o las escribe en un diario para que las lean 20 años después. No. Las proclama desde los techos, las anuncia. Isaías 52, 7. ¡Cuán hermosos son sobre los montes! Vean, sobre los montes, de nuevo, un lugar alto, desde donde se puede escuchar, desde donde se ve con claridad. Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que predica salvación, del que dice a Sion, tu Dios reina. Isaías 61.1 Jesucristo aplicó este pasaje a sí mismo. cuando lo leyó en la sinagoga, empezando nomás su ministerio. El espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová, me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel. ¿Qué mejores noticias que estas? podría proclamar una persona. Y Pablo fue llamado a anunciar esta liberación. Ahora, en el Antiguo Testamento era liberación del exilio, era un regreso a Jerusalén y restauración del pueblo de Israel a su tierra. Pero este exilio, esta liberación del exilio, anticipaba una liberación mayor. La liberación de liberaciones. Anticipaba el verdadero y supremo Libertador que es Jesucristo y su Evangelio. Y este es el tema de la carta. Pablo nos está diciendo para qué fue comisionado. Y al decirnos cuál es el propósito de su llamado, nos está diciendo de qué nos va a escribir. No podemos esperar otra cosa de esta carta que no sea el Evangelio de Jesucristo. Explicado de la manera más exhaustiva y precisa. Pero este es el tema. Estamos por entrar en esta aventura de leer lo que podríamos llamar la exposición más brillante, la más completa y coherente del Evangelio. Pero este mensaje no es de Pablo. Ni tiene su origen en Pablo. Recordemos eso. Porque sí, Pablo era una persona brillante. Y escribió con precisión, con sabiduría. Pero este mensaje no era suyo. Este mensaje es de Dios. No porque se trate de Dios. Aunque sí se trata de Dios. Es de Dios porque le pertenece a Dios. Es de Dios porque se origina en Dios. Es de Dios porque viene de Dios. Cuando compartimos el Evangelio, ¿tenemos esto claro nosotros? Porque a veces, y no está mal, nos esforzamos por ser precisos y claros, por presentarlo de manera que sea entendible y vivirlo de manera coherente. Todo eso está bien. pero a veces nos ponemos la carga como de como si este mensaje fuera algo que se originó aquí como que fuera nuestro como que estuviera en nuestros términos y por lo tanto al alcance de cualquier persona inteligente allá afuera que preste suficiente atención pero no es así viene de Dios es un mensaje que se origina en Dios y sólo aquellos a los que Dios toca lo pueden entender y pueden responder a él adecuadamente. Sí, esforcémonos por comunicarlo bien. Esforcémonos por hacer eco del esmero, la dedicación y el cuidado que tuvo Pablo al escribir la carta a los romanos. Pero recordemos, estamos lidiando con algo mucho más grande que nosotros. Algo que se nos ha dado, que nos ha sido encomendado pero que nuestra mente es limitada y nuestros labios son torpes para explicar algo tan glorioso y tan grandioso. Y aún así el Señor, por su gracia, se ha dignado usarnos para la predicación de su Evangelio. Y aunque este Evangelio, estas buenas nuevas, son nuevas realmente buenas, no son nuevas completamente, nuevas. ¿Sí? Voy a repetir eso de nuevo. Aunque este evangelio, estas buenas nuevas, son nuevas realmente buenas, no son nuevas completamente nuevas. Porque el evangelio es el evangelio, dice Romanos 1.2, que él había prometido antes por sus profetas en las santas escrituras. No es algo que se le ocurrió a Pablo y a los apóstoles. es algo que viene desde mucho antes que ellos. Desde Génesis 3.15, Dios prometió desde Génesis 3.15, desde el principio de la historia de la humanidad caída, Dios prometió que uno descendiente de Eva, aplastaría la cabeza de la serpiente, de una vez y para siempre. Y desde ahí, todas las profecías, toda la historia de Israel, todas las leyes, todos los rituales, todas las ceremonias, todas las fiestas, toda la experiencia de la nación, son un eco del Evangelio de Génesis 3.15. Una elaboración, una aclaración, un comentario, una ampliación, pero sigue siendo el mismo mensaje, la misma promesa. Los salmos mesiánicos anunciaban la llegada de ese gran Libertador. Anoten para leer en sus casas el Salmo 45, por ejemplo, el Salmo 72, por ejemplo, que hablan acerca de Jesucristo. Y Jeremías mismo habló también de la llegada de este nuevo pacto. Habló del nuevo pacto que vendría en Cristo Jesús, y voy a leerlo para ustedes. Dice, he aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto, porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días. Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo, conoce a Jehová, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová. Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. El Antiguo Testamento siempre señala ese cumplimiento, esa era venidera en la que este nuevo pacto sería instaurado, establecido, confirmado por la persona y obra de Cristo. Y si el Evangelio es un cumplimiento, entonces no podemos ni debemos ignorar aquello que ese Evangelio cumple. El Antiguo Testamento es clave para nuestro entendimiento del Evangelio, clave. En muchas iglesias se tiende a ignorar el Antiguo Testamento como historia pasada, como que eso no tiene importancia, no tiene relevancia. Enfoquémonos en los Evangelios y en las Cartas. Pero los Evangelios y las Cartas sólo se pueden entender bien si entendemos el Antiguo Testamento. Porque los apóstoles constantemente regresan al Antiguo Testamento y nos enseñan cómo Esas cosas se cumplieron en Cristo Jesús. Así que no debemos ni podemos ignorar el Antiguo Testamento. Pablo nos va a dar demostraciones de esto a lo largo de toda la Carta a los Romanos. Cómo él va a acudir al Antiguo Testamento constantemente. Fue prometido en el Antiguo Testamento desde antes. Fue prometido por los profetas. otros hombres con llamado, otros hombres escogidos para un mensaje, para llevar un mensaje. Y muchos de ellos proclamaron el mensaje y muchas de sus palabras no quedaron registradas, pero muchos de ellos sí escribieron el mensaje y tenemos por lo tanto todas las escrituras que Pablo llama las santas escrituras. Y este es el método que Dios usó y que Dios usa para comunicarse con su pueblo. las santas escrituras y son santas a veces no yo creo que todos tenemos biblias físicas verdad y al frente usualmente tienen una variedad o una variación de este título santa biblia santa biblia o sagrada biblia o sagradas escrituras o las sagradas escrituras o las santas escrituras en fin Y tal vez damos como muy por sentado esa palabrita, santo, santo. ¿Qué significa decir que la palabra de Dios es santa? ¿Que la Biblia es santa? ¿Qué significa? Por un lado, nos habla del origen de esa palabra. El Espíritu Santo la inspiró. El Espíritu Santo es en última instancia el autor de esa palabra y por lo tanto el producto de todos estos autores es un producto santo. porque viene del Espíritu Santo. Por otro lado, las cosas que trata son cosas santas, ¿cierto? Habla de cosas santísimas. Está hablando de Dios, del plan de Dios, de la obra de Dios, el carácter de Dios, la autorrevelación de Dios. Y en última instancia, la autorrevelación de Dios en la persona de Jesucristo, la máxima revelación de Dios. Entonces, por supuesto que es un libro santo. Pero además, es santo porque no es como ningún otro libro. Es inigualable. Sin competencia. está por encima de cualquier otro libro que podamos encontrar. Por encima, y hablo de la palabra de Dios en este sentido, debemos entender que tiene más autoridad que cualquier libro con autoridad. O cualquier voz con autoridad. Porque hay autoridad en el mundo. Por supuesto. Y hay fuentes de verdad autoritativa. que debemos escuchar y prestar atención, pero en última instancia nuestro compromiso está con la Palabra Santa de Dios. Esa es la máxima autoridad. Y cuando cualquier otra voz allá afuera de científicos con autoridad, de abogados con autoridad, de presidentes con autoridad, gobernantes con autoridad, padres y madres con autoridad, maestros, directores, cualquier catedrático con autoridad, cuando ellos dicen algo contrario, opuesto, rebelde, a lo que la Palabra de Dios enseña, nuestro deber es someternos a lo que la Biblia dice. Porque esa es palabra santa. Esa característica santo no lo tienen los libros de texto de ciencias. Esa característica santo no lo tiene el presidente, no lo tienen papá y mamá. La palabra de Dios es santa. La palabra de Dios tiene máxima autoridad en nuestra vida. ¿Cómo tratamos este libro santo? ¿Cómo lo tratamos personalmente y cómo lo tratamos en casa? Estamos promoviendo en esta iglesia el espacio en casa de devoción al familiar. Un espacio especial en el que la familia completa se reúne en torno a este libro santo. ¿Cuál es su actitud? ¿Papá? ¿Mamá? ¿Hijo? ¿Hija? cuando se está leyendo esta palabra santa. En su devocional personal, ¿cuál es su actitud ante esta palabra santa? Es un privilegio poder leer la Biblia. Es un privilegio poder leerla en nuestro idioma y no tener que aprender necesariamente hebreo, arameo y griego para poder leer lo que el Señor tiene que decirnos. Es un privilegio tener al Espíritu Santo que mora en nosotros y hace que esa Palabra cobre vida en nosotros. El mismo Autor de la Escritura mora en cada uno de nosotros. Es un privilegio esa interacción de la palabra viva de Dios con el Espíritu vivificador en nosotros, transformándonos, santificándonos, edificándonos en ella. Es un privilegio insuperable, inigualable, sobre todo. Y por encima de todo, es un privilegio poder leer entre sus páginas la historia, del personaje principal, Jesucristo. Y poder conocerle a él y conocer su obra. Y a través de él, tener salvación y conocer a nuestro Dios. Ese es el mayor privilegio. Y Pablo nos dice que la promesa, las promesas de las Santas Escrituras trataban un tema específico. Un tema. Un tema. 66 libros ahora para nosotros. Cuando Pablo escribió, sólo tenía el Antiguo Testamento y posiblemente algunas cartas. Pero 66 libros. Un solo tema. acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. El punto principal del mensaje, el cumplimiento de las promesas, la realización de la salvación, de la liberación. La vida de Pablo, su vocación, su ministerio, sus escritos, todo gira en torno a este tema, a esta persona, el Hijo. Este Hijo Es Salvador, Amo y Señor. No sólo de Pablo. No sólo de Pablo. Porque dice que este Hijo es nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor. Y si es nuestro Señor significa, mis hermanos, que ustedes y yo también somos esclavos. Significa que ustedes y yo también vivimos para otro. Significa que ustedes y yo no somos nuestros propios dueños. No nos pertenecemos a nosotros mismos. Le pertenecemos a él. Somos suyos. Para siempre. Nuestra vida le pertenece. ¿Lo entienden? Su vida no es suya. su vida le pertenece a otro. Pero esto no debería ser una noticia nefasta, no debería ser una noticia triste y lamentable, debería ser motivo de gran gozo que nuestro Señor Jesucristo nos ha quitado las riendas de nuestra propia vida para no llevarla al infierno, porque hacia allá íbamos. llevando nosotros las propias riendas de nuestra vida íbamos a acabar en miseria, condenados, destruidos. Pero Él nos ha quitado las riendas y las ha tomado Él, siendo Él ahora Amo y Señor de este grupo de esclavos. Pero para nuestro bien, para nuestro deleite, para alcanzar la gloria, para vivir con Él para siempre. Él nos compró con Su sangre preciosa. Él nos ha llamado a vivir para Él, nos ha convocado a vivir para Él, a dedicar todo nuestro tiempo, nuestra fuerza, nuestros recursos para llevarle gloria a Él y predicar Su Evangelio. Toda nuestra teología debe girar en torno a este Señor. Todas nuestras acciones deben buscar honrar a este Señor. Todo nuestro carácter debe conformarse al carácter de este nuestro Señor, Jesucristo. Del milagro maravilloso de su encarnación, de su muerte, de su resurrección y de todo lo que eso significa para la vida del cristiano, hablaremos la próxima semana. Que el Señor les bendiga.
Llamados: parte uno
Series Romanos
Sermon ID | 41231919536321 |
Duration | 38:46 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 1:1-3 |
Language | Spanish |
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