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Primero de Juan capítulo 4, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 7 hasta el versículo 10. Primero de Juan capítulo 4 desde el versículo 7 hasta el versículo 10. Si no amas, es porque no conoces a Dios. Si no amas, es porque no conoces a Dios. Aquí el apóstol Juan, En capítulo 4, versículo 7 al 10, él reitera la importancia del amor. Y lo basa en su origen, o sea, el amor viene de Dios, porque Dios es amor. Ahora, ¿cuántas veces necesitas escuchar algo para que se te quede? O sea, para que lo recuerdes, para que vivas de acuerdo a ello. Cualquier persona que intenta enseñar a otra se da cuenta que tiene que ser repetitivo, ¿no? Un padre que enseña a sus hijos tiene que repetir varias veces algo para que los niños se les quede. Los profesores también tienen que reiterar el mismo mensaje, la misma enseñanza, vez tras vez, vez tras vez. ¿Por qué? No se queda la primera. Por ello vemos como en Deuteronomio 6, Dios le dice a los padres que deben de comunicar la palabra de Dios constantemente en su vida diaria, estén donde estén. Deben de vivir la palabra de Dios y deben de exhortar, exhortarlo. Por eso nos dice en versículo 6, Deuteronomio 6, 6, estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón y las repetirás a tus hijos. y hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino y al acostarte y cuando te levantes y las atarás como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas eso es Deuteronomio 6 del 6 al 9 donde vemos como Dios sabe que somos que somos personas que olvidamos las cosas y necesitamos recordatorio constante Pues ello ahí da maneras de recordar. Donde menciona la idea de estar constantemente teniéndolas en el corazón, repitiéndolas, porque mientras más las repites, pues más te vas a acostumbrar a ellas y más las vas a repetir. Y también poniéndolas como señales en la ropa, en las casas, en los poses de las casas, entre los frontales y sus ojos, etc. El punto es recordar. Pero se necesita esa repetición. Y eso es lo que encontramos aquí en Primer Juan. porque el apóstol Juan ya ha mencionado la importancia del amor y cómo el amor demuestra si una persona es un creyente genuino o no, porque el que no refleja amor demuestra que no pertenece a la luz, que no pertenece a la familia de Dios, que nunca ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador, que no conoce a Dios. Por ello aquí el apóstol Juan reitera la importancia del amor y lo basa en que Dios es amor. Es parte de su naturaleza, o sea, el origen del amor es Dios. Y es que lo que hace el apóstol Juan ahora es que se centra en una descripción más detallada sobre el amor de Dios en relación con la naturaleza de Dios. Y por ahí aquí en versículo 7, esto es 1 Juan 4, versículo 7, dice, amados amémonos unos a otros porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que vivamos por Él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Eso es primero de Juan, en capítulo 4, desde el versículo 7 hasta el versículo 10. Y podéis notar ahí, en versículo 7, cómo empieza con ese término de cariño, dice, amados. Y es una manera en la que él se ha dirigido a sus destinatarios varias veces a través de la carta, mostrando su amor hacia ellos, lo cual nos demuestra que el apóstol Juan practica lo que enseña. Él les exhorta a amarse los unos a los otros y les empieza asegurando de que Él les ama. Y por ello, aquí el apóstol Juan lo que está haciendo es recalcar que los creyentes deben de amarse mutuamente porque son beneficiarios del amor de Dios. Entonces, ¿han recibido el amor de Dios? Deben de reflejar el amor de Dios. Deben de mostrar el amor de Dios los unos a los otros. Porque tiene su fundamento en el amor de Dios. Y por ello el apóstol Juan se incluye en el llamado a amar. Cuando dice amados, amémonos unos a otros. Amémonos unos a otros. O sea, el llamado es amarse los unos a los otros. Y lo que hace Juan, él está fomentando la práctica del amor cristiano. Debemos de amarnos los unos a los otros. Y se debe de manifestar amor de manera continua. Por eso dice unos a los otros. O sea, enfatiza que el amor debe ser mutuo. Es un llamado al amor desinteresado que busca el bienestar de otros. Es esta clase de amor que debe destacar entre los creyentes. Y lo que demuestra es que una persona realmente ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador. Es una persona que realmente conoce a Dios porque Dios es amor. Y entonces, el creyente, al conocer a Dios, refleja a su Padre Celestial, refleja el amor de Dios. Y este amor impulsa a los creyentes a compartir el Evangelio con los inconversos. Sin embargo, este amor no se logra con los inconversos de la misma manera porque aún no han entendido el amor de Dios. Es que esta exhortación a amar se funda en el origen divino del amor. Por eso nos dice aquí en 1 Juan 4, versículo 7, Amados, amémonos unos a otros porque El amor es de Dios. Ahí funda el origen divino del amor. Y por ello el apóstol Juan hace un llamado a mostrar el amor que tiene su origen en Dios. Anteriormente, el apóstol Juan ha fundamentado el mandato del amor mutuo en el mensaje del Evangelio, en el mensaje apostólico que han recibido. Como nos dice en 1 Juan 3.11. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que nos amemos unos a otros. O sea, ese es el mensaje que han escuchado, es el mensaje apostólico que han recibido, el mensaje del Evangelio, el mensaje de la Palabra de Dios, y entonces se debe de practicar. El creyente debe de amar a todos, pero en especial a los demás creyentes, debemos de amarnos unos a otros. Y entonces, anteriormente el apóstol Juan lo ha fundamentado, esta exhortación, amarnos unos a otros, en el mensaje apostólico, pero lo que hace ahora, aquí en 1 Juan 4, versículo 7, lo basa, o sea, ese, el mandato al amor mutuo, lo basa en la naturaleza de Dios. Y está hablando de un amor sacrificial, por eso nos dice, amémonos unos a otros, ¿por qué? El amor es de Dios. O sea, el amor viene de Dios. Este amor emana de Dios. El amor caracteriza a Dios. Por ello, aquellos que han nacido de Dios deben de reflejar el amor de Dios. Por eso dice, aquí en versículo 7, estos primeros de Juan 4, versículo 7, esa frase, todo aquel que ama. O sea, eso incluye a todo individuo que activamente practica el amor del que habla el apóstol Juan. O sea, practicar el amor hacia Dios y hacia el hombre prueba la identidad espiritual. Y es que el apóstol Juan lo que está haciendo es identificando al creyente genuino. Porque el creyente genuino es el que ama. Él es el que ha nacido de Dios. Es el que conoce a Dios. Y es que manifestar el amor característico de Dios da evidencia de conocerle. Lo que hay que entender es que, simplemente porque una persona refleja amor de vez en cuando, eso no significa que sean creyentes. El apóstol Juan ya ha dejado muy claro que es necesario la fe para ser creyente. En primera de Juan 3.23 dice, y este es un mandamiento que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Entonces, para venir a ser parte de la familia de Dios hay que creer, hay que tener fe en Jesús como Señor y Salvador, y esa fe se demuestra al mostrar amor. Por ello, cuando vemos amor, cuando los incrédulos reflejan amor, ellos están reflejando amor de acuerdo a lo que el mundo define. O sea, el amor del que habla el apóstol Juan no se define como el mundo la define. El hombre puede amar aunque sea de manera imperfecta porque ha sido creado a la imagen de Dios. Y el incrédulo rehúsa amar a Dios como debe y por su pecado rechaza a Dios. Por ello el amor del incrédulo cae muy corto del patrón divino. El amor en sí no es suficiente para la salvación. Es necesario creer en Jesús como Señor y Salvador. Y por ello aquí, el amor del que habla el apóstol Juan es un amor que sólo los creyentes pueden manifestar. ¿Por qué? Porque conocen a Dios, quien es amor. Entonces, no está diciendo que puedes amar a tu manera, sino que es necesario amar de acuerdo a cómo Dios define el amor. Y por ello aquí el apóstol Juan dice, aquí en 1 Juan 4, versículo 7, dice, amados, amémonos unos a otros, ¿por qué? El amor es de Dios. Y todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios. Esa, esas palabras, es nacido de Dios, expresa una experiencia pasada del nuevo nacimiento. Que ocurre cuando una persona pone su fe en Cristo como Señor y Salvador. Y es Dios quien obra el nuevo nacimiento a través del Espíritu Santo. Nos dicen en Juan 1, del 12 al 13, más a todos los que le recibieron. a los que creen en su nombre. Les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Eso es el Evangelio de Juan, capítulo 1, del 12 al 13, donde vemos que Dios es el que obra ese nuevo nacimiento en la persona, cuando ésta se apropia de la salvación que Cristo provee por la fe. Y es el Espíritu Santo que obra ese nuevo nacimiento, es Dios quien lo obra a través del Espíritu Santo. Eso es ahí en Juan 1, del 12 al 13. Y entonces, al ser nacido de Dios, ser adoptado en la familia de Dios, al ser hijo de Dios. Vemos que ahora pertenece a la familia de Dios. Y es que el amor da evidencia de la presencia de la vida eterna dentro del creyente. Y es que el creyente refleja el amor de Dios. Y por ello el resultado del nuevo nacimiento es el conocimiento de Dios y se refleja el amor de Dios. Por eso dice, es nacido de Dios y conoce a Dios. Lo cual el apóstol Juan está apuntando a la experiencia diaria de conocer mejor a Dios. De crecer en nuestro conocimiento de Dios. Es el conocimiento de Dios que va incrementando activamente de día en día. Y entonces en el versículo 8 presenta el contraste. porque en el versículo 7 ha mencionado aquel que ama y porque ama demuestra que ha nacido de Dios y que conoce a Dios pero en versículo 8 presenta al que no ama por eso en primera Juan 4 versículo 8 dice el que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor entonces aquí el apóstol Juan presenta a una persona que no ama, ni en actitud ni en práctica. Y es que la ausencia del amor en la vida de un individuo demuestra que no conoce a Dios, demuestra que no es un creyente genuino. El individuo al cual describe el apóstol Juan nunca ha conocido a Dios personalmente. Aparenta que ha hecho profesión de fe. Sin embargo, no conoce el amor de Dios y por ello no lo refleja. al no reflejar el amor de Dios demuestra que no conoce el amor de Dios, nunca ha recibido el amor de Dios. O sea, la ausencia del amor de Dios en su corazón y esa ausencia del amor en su vida le descalifica de ser un creyente. O sea, Juan resalta la relación entre el amor verdadero y el conocimiento de Dios. O sea, una persona no puede venir al conocimiento de Dios y no amar. Porque Dios es amor. Por ello todo creyente ama y conoce a Dios. Pero lo contrario también es cierto. El que no ama no conoce a Dios. O sea, el que ama conoce a Dios, pero el que no ama no conoce a Dios. Porque la ausencia del amor de Dios da evidencia de que uno no conoce a Dios. Porque Dios es amor en su naturaleza. Y por ello sus hijos demuestran ese amor. Por eso aquí nos dice 1 Juan 4, 8. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. O sea, el que no ama no es hijo de Dios. Y ha estado resaltando esa idea aquí a través de la carta de 1 Juan, como por ejemplo en 1 Juan 3, 10. Dice, todo aquel que no hace justicia Y quien no ama a su hermano no es de Dios. Eso es en 1 Juan 3.10 o en 1 Juan 3.14. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. Entonces, el que no ama es porque no es hijo de Dios. Es porque no ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador. y porque no ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador no tiene vida eterna porque no conoce a Dios nos dice Juan 17 3 esta es la vida eterna que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado eso es Juan 17 versículo 3 entonces para tener vida eterna es necesario conocer a Dios y cuando conocemos a Dios Vamos a reflejar que le conocemos. Nuestra fe se va a demostrar. Y se va a demostrar al mostrar el amor de Dios, porque Dios es amor. Esa, esa, esas palabras, Dios es amor, explica la naturaleza de Dios. O sea, es una afirmación sobre la esencia de Dios. Es uno de sus atributos. Él es amor. O sea, Dios es quien define el amor. Dios expresa amor en todas sus acciones. Todo lo que hace. refleja su amor. Y el amor se demostró al enviar a su hijo para proveer salvación para la humanidad. Y eso es lo que resalta ahora desde el versículo 9 al versículo 10. Porque nos dice aquí 1 Juan 4, 9. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros. En que Dios envió a su hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor. No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros. Y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Entonces aquí vemos como Dios demuestra su amor. Porque la humanidad nunca hubiera conocido el amor redentor aparte de la iniciativa de Dios. Porque Él reveló su amor al enviar a su Hijo a morir en la cruz por nosotros. O sea, Dios manifestó la naturaleza de su amor en la encarnación de su Hijo. Y también en el sacrificio expiatorio de su Hijo, que Él entregó su vida por nosotros. Es quien viera a su Hijo para ser maltratado, para ser crucificado. Es la mayor expresión del amor Y aquí vemos el amor de Dios hacia su creación, caída en pecado, pero él proveyó la solución mandando a su hijo a morir en la cruz con nosotros. Y es que el apóstol Juan deja claro que la encarnación del Hijo de Dios revela el amor de Dios. Dios demostró su amor al enviar a su hijo. Y por eso aquí nos dice, aquí en 1 Juan 4, 9, en esto se mostró Esas palabras, se mostró, implica que antes de la venida de Cristo, el amor de Dios nos había mostrado de semejante manera. Realmente, el mensaje de Dios alcanzó su clímax en la venida de su Hijo. La venida del Mesías, como nos dice Hebreos, capítulo 1. Del 1 al 3. Hebreos, capítulo 1, versículo 1. Dios, habiendo hablado muchas veces, y de muchas maneras en otro tiempo, a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien a sí mismo hizo el universo. El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la majestad en las alturas." Sos Hebreos capítulo 1, del 1 al 3. Donde... Ahí vemos como el Mesías, la venida del Mesías, es el clímax del mensaje de Dios. O sea, Dios nos ha hablado por el Hijo. Y es que Dios tomó la iniciativa para manifestar su amor. Por eso nos dice aquí en 1 Juan 4, 9, En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros. en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que vivamos por Él. Entonces, ahí podéis notar, dice, se mostró el amor de Dios para con nosotros. Posiblemente esté hablando de una experiencia interior, o sea, en nosotros, pero es más probable que sea entre nosotros, en el sentido de que en el ámbito donde la manifestación ocurrió. O sea, la manifestación del amor de Dios ocurrió en conexión con nosotros. Nos involucró como receptores del amor de Dios. Dios se encarnó, demostró su amor. Él vivió entre los hombres, ¿no? Él es cien por cien Dios, cien por cien hombre, y Él tomó la iniciativa para proveer salvación. Él se entregó a sí mismo. Dios le envió para morir en la cruz por nosotros. Esas palabras, ahí en versículo 9, cuando dice, en esto se mostró el amor de Dios para nosotros, ¿en qué? Esas palabras, ¿en qué? Llaman la atención a la razón por la cual conocemos el amor de Dios. ¿Cómo lo conocemos? Por esta iniciativa que tomó de proveer salvación al enviar a su hijo a morir en la cruz con nosotros. Y es que la manifestación del amor de Dios ocurrió al enviar a su hijo personalmente. O sea, Dios tomó la iniciativa. Envió a su hijo. Y su hijo, esas palabras, su hijo, resaltan la deidad. porque estamos hablando de la segunda persona de la Trinidad que se encarnó. Y ese término unigénito que resalta que Jesucristo, quien es el Hijo de Dios, es único en su clase. Es su... es... él... es único. Y por ello, Dios le envió, resalta la maravilla de... de esta acción que envió a su Hijo. quien es único en su clase. Y lo envió al mundo. O sea, ahí identifica su destino. O sea, aquí el apóstol Juan está enfatizando el amor sacrificial de Dios Padre al voluntariamente enviar a su hijo. Ese término envió apunta al impacto permanente que tiene esa acción. Dios le envió y impactó de manera positiva a toda la creación. Es que los creyentes disfrutan de bendiciones perdurables por la encarnación del Hijo de Dios. Porque Dios envió a su Hijo al mundo. Nos dice el Evangelio de Juan, capítulo 3, versículo 17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Eso es Juan 3, 17. Ese era el propósito de Dios. proveer salvación. Es que el propósito de Dios al enviar a su hijo deja claro el carácter redentor de su amor. Y entonces dice ahí la última frase del versículo 9, para que vivamos por él. Eso implica que los destinatarios estaban muertos espiritualmente y Cristo les dio vida. Hay en Efesios capítulo 2, versículo 1, dice, Él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. O también en versículo 5, hay en Efesios 2, 5, aún estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo, por gracia sois salvos. Eso es Efesios 2, versículo 1 y versículo 5, que resaltan que antes de poner nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, estamos muertos espiritualmente. Por ello necesitamos un Salvador. Y ese era el propósito de la misión de Cristo. Era dar vida eterna. Para que podamos vivir para Él. Por eso resalta cuando dice para que vivamos por Él. Lo cual resaltan que Él es Mediador. Es por medio de Él, por lo que Él ha hecho. En 1 Timoteo 2.5 nos dice porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres. Jesucristo, hombre. Vemos que el Hijo de Dios es quien intercede por nosotros para la salvación eterna. Él es nuestro mediador entre Dios y los hombres porque Él es 100% Dios, 100% hombre. Y entonces, continúa resaltando el amor de Dios, definiendo el amor de Dios en versículo 10. Cuando aquí en 1 Juan capítulo 4 versículo 10 dice, en esto consiste el amor. No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros. Y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Aquí lo que hace el apóstol Juan es definir el amor del cual está hablando. Está hablando del amor verdadero que tiene su origen en Dios. Y el amor que envió a Dios Hijo tiene relación con su sacrificio expiatorio. O sea, el apóstol Juan deja claro que el hombre caído no ama a Dios. Y nunca amaría a Dios por sí mismo. Es Dios quien toma la iniciativa. O sea, el apóstol Juan contrasta a los hombres pecadores con el Dios amoroso, el cual nos amó. Por eso nos dice 1 Juan 4.10, en esto consiste el amor. No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. O sea, Él nos amó. Eso subraya que es Dios quien tomó la iniciativa para revelar su amor. Y el amor de Dios es original, es espontáneo. El amor de Dios es el origen del amor. O sea, Él es amor, como nos dice en versículo 8. Porque Dios es amor. Y es que el Evangelio de Jesucristo se centra en un acto específico del amor redentor. El hecho de que Dios envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados deja claro el carácter redentor del amor de Dios. Realmente lo que está haciendo el apóstol Juan es resumir la misión redentora de Cristo. Porque el hecho del amor de Dios se vincula con su acto de amor. Él envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Eso es lo que nos dice ahí al final del versículo 10. O sea, ahí vemos el gran amor de Dios. Dios, Él, toma la iniciativa. Cristo nos dice en Romanos 5.8. En que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Eso es en Romanos 5.8. O sea, Dios es quien toma la iniciativa y envía a su Hijo para morir en nuestro lugar. Incluso aquí nos dice en 1 Juan 4.10. envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados. Ahora, ese término, propiciación, en el Nuevo Testamento solamente se encuentra dos veces. Y las dos veces se encuentran aquí en Prima de Juan. En Prima de Juan, capítulo 2, versículo 2, cuando dice, ¿y él es la propiciación por nuestros pecados? Y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. y luego aquí también en 1 Juan 4, versículo 10. Ahora, en el Antiguo Testamento ocurre seis veces en la traducción al griego, porque el Antiguo Testamento está escrito en hebreo, entonces la traducción del hebreo al griego, lo cual se conoce como la Septuaginta, El término propiciación ocurre seis veces y en todos los casos, excepto uno, está vinculado con la eliminación de la culpa del pecado. O sea, la eliminación de la culpa por el pecado. Además, en la mayoría de los textos, esta eliminación de culpa se logra por medio de un sacrificio. Entonces, eso es lo que está resaltando aquí cuando el apóstol Juan usa este término, dice, envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados. O sea, no solamente es quien, como luego nos dice en hebreos, que él es el sumo sacerdote que presenta el sacrificio, sino él mismo es el sacrificio. Él mismo se presenta a sí mismo. Propiciación Es el sacrificio expiatorio por el pecado. Es la manera de obtener perdón. O sea, es el pago del rescate que limpia de pecado y satisface la ira de Dios. Y se aplica a la persona cuando ésta la acepta por la fe. Entonces, al decir que Cristo es nuestra propiciación, eso implica que Él satisface la ira de Dios. O sea, Él muere en nuestro lugar. Como nos dice Hebreos, Él murió una vez para siempre. ¿Por qué? Porque satisfizo la ira de Dios. Y entonces Él provee perdón de pecados. Para aquellos que se apropian de su sacrificio por la fe, ellos reciben salvación, reciben perdón de pecados, porque Cristo satisfizo la ira de Dios. Y entonces vemos el gran amor de Dios, que por su amor, Dios envió a su Hijo como sacrificio expiatorio. O sea, quien toma nuestro lugar, quien satisface la ira de Dios, quien provee perdón de pecados. Y es que el Hijo de Dios se hizo nuestra propiciación al derramar su sangre para perdón de pecados. O sea, Cristo murió en lugar de los pecadores. Porque como he leído antes, ahí en Romanos 5-8, dice más, Dios muestra su amor para con nosotros, en que aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. O sea, ese es nuestro estatus. Al nacer somos pecadores. Pero aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Cristo murió en lugar de los pecadores. Él tomó la iniciativa para entregar su vida. Y es que el sacrificio de Cristo pagó el castigo de los pecados. Y eso permite a Dios justificar al que cree en Jesús como Señor y Salvador. Como nos dice en Romanos 3, 26. Con la mirada de manifestar en este tiempo su justicia a fin de que Él sea el justo y el que justifica al que es de la fe de Jesús. Entonces Dios es quien justifica, Dios es quien declara inocente y es por la obra de Cristo en la cruz. Porque Cristo toma sobre sí mismo todos nuestros pecados, Él paga nuestra deuda y entonces nosotros por la fe recibimos su justicia. Y entonces, Dios es justo al justificar, como nos dice ahí en Romanos 3.26, el que justifica al que es de la fe de Jesús. Cuando nos apropiamos del sacrificio de Cristo en la cruz por nosotros, creemos en Jesús como Señor y Salvador, aceptamos ese sacrificio, entonces Dios nos justifica. Y por ello, recibimos perdón de pecados. O sea, Dios puede perdonar, y está dispuesto a perdonar, al que Él confiesa sus pecados. Como nos dice ahí en 1 Juan 1.9, si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Y la razón por la que Dios puede hacer eso, es porque Cristo murió en nuestro lugar. Porque Cristo satisfizó la ira de Dios. Y Él por medio de su sacrificio eliminó la culpa del pecado y proveyó perdón de pecados y es que el apóstol Juan deja claro que Jesús es el sacrificio expiatorio Y no solamente por los pecados de los creyentes, sino también por los pecados de los inqueridos también. Como nos ha mencionado ahí en 1 Juan 2, 2, Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Eso es 1 Juan 2, versículo 2. Ahora, lo que hay que entender es que aunque la Escritura menciona que Cristo murió por todos, no todos reciben la salvación. O sea, en Juan 1.29, Juan el Bautista afirmó que dijo, He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Eso es Juan 1.29. O en 1 Juan 4.14, aquí el apóstolo Juan le llama el salvador del mundo. Pero esto no significa que todos los pecados de las personas automáticamente son perdonados. y que todos heredan la vida eterna. O sea, el apóstol Juan descarta esa idea, porque lo que primero hay que hacer es, hay que creer, hay que tener fe, hay que apropiarse del sacrificio de Cristo por la fe, como nos dice Juan 3.16, porque de tal manera amo Dios al mundo. Que ha dado a su Hijo unigenito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Vemos la... la... la... lo esencial es la fe, hay que creer, hay que aceptar ese regalo que Dios da. En Juan 3, 36, dice, el que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Eso es Juan 3, 36. Por ello, sólo los que creen en Jesús, como Señor y Salvador, reciben perdón de pecados y vida eterna. O sea, cada persona se tiene que apropiar del sacrificio de Cristo por la cruz, para obtener pecados, vida eterna. Y por ello aquí, el apóstol Juan, termina en el siglo X, dice, envía a su hijo en propiciación por nuestros pecados. O sea, el apóstol Juan da testimonio de que él reconoce su necesidad del sacrificio expiatorio del Hijo de Dios. Él reconoce que es pecador, al igual que sus destinatarios. Somos pecadores desde el nacimiento. Necesitamos un Salvador. Y por ello Dios envió a su Hijo para ser el Salvador que necesitamos. Y todos aquellos que creen en Jesús como Señor y Salvador conocen a Dios son nacidos de Dios y reflejan el amor de Dios. Por eso nos dice Efesios 5, del 1 al 2, sed pues imitadores de Dios como hijos amados y andad en amor. Andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Eso es Efesios 5, del 1 al 2. Y entonces, al considerar este gran amor de Dios para nosotros, que nosotros debemos de reflejar. O sea, si has aceptado el amor de Dios, esto debe de animarte. Porque el amor de Dios es abundante. Y Dios no nos ama por nuestros méritos. sino que Dios nos ama sin nosotros merecerlo. Él tomó la iniciativa para proveer saludación por su amor. Y es que no podemos perder el amor de Dios. Dios nos ama aunque caigamos en pecado. El amor de Dios no cambia. Los problemas en nuestra vida pueden venir. Y muchas veces vienen en olas y nos tumban. Pero eso no cambia el amor de Dios para con nosotros. El amor de Dios siempre se mantiene constante. Y por ello debemos de amar a otros como Dios nos ama. Amar aunque sea difícil. Amar aunque implique rechazo. Amar aunque implique sufrimiento. Pero si aún no has puesto tu fe en Cristo como Señor y Salvador, aún no has recibido el amor de Dios, debes reconocer el gran amor de Dios. De que Dios te ama aunque seas pecador, de que Dios te ama aunque hayas hecho mucho mal. Es que el único que salva es Jesucristo, porque Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. Porque Él es Dios encarnado. Él es 100% Dios, 100% hombre. Y el sacrificio de Cristo fue suficiente. Y por ello debemos de gozarnos en el amor de Dios y si nos hemos apropiado del sacrificio de Cristo por la fe debemos de reflejar el amor de Dios. Porque si conocemos a Dios debes de reflejar el amor de Dios. Pero si no amas, es porque no conoces a Dios. Y eso es lo que el apóstol Juan está destacando, cuando aquí nos dice, aquí en 1 Juan 4, del 7 al 10, dice, amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo, un higienito, al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros. Y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Entonces, si eres creyente, refleja el amor de Dios. pero si no amas es porque no conoces a Dios. Vamos a terminar en oración.
Si no amas es porque no conoces a Dios
Series 1 Juan
Sermon ID | 39251819141260 |
Duration | 41:45 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 4:7-10 |
Language | Spanish |
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