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Qué privilegio más grande cuando nosotros cantamos a uno que es digno de todo honor, a uno que es tres veces santo, nuestro Señor y Salvador. El mejor negocio lo estamos haciendo nosotros hoy. Mientras otros se divierten, hacen otras cosas, nosotros nos gozamos en nuestro Creador. Y qué bendición será el día que le veamos cara a cara. Por eso estamos aquí, para adorarle. Por eso estamos aquí, para rendirle el tributo que solamente él se merece. Le damos la bienvenida a las personas que nos visitan. Buenos días a todos. Gracias a Dios que por personas que estuvieron fuera del país y de vacaciones, Dios los trajo con bien. Qué alegría volverlos a ver. Dios ha sido bueno y ha respondido nuestras oraciones. Vamos a estar viendo hoy, en la serie de filipenses, la segunda parte de El Valor Infinito de Conocer a Cristo. Y estaremos viendo en filipenses 3, 7 al 11, guárdenlo ahí, ahorita lo leemos. Pero estaremos viendo El Valor Infinito de Conocer a Cristo, la segunda parte. La paradoja de nuestro tiempo, hemos aumentado nuestra fortuna, pero reducimos nuestros valores. Hablamos mucho, amamos poco y mentimos frecuentemente. Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir la vida. Hemos agregado años a la vida, pero no vida a los años. Hemos ido a la luna y regresado, pero se nos hace difícil cruzar la calle y reconocer al vecino. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior. Escribimos más, pero aprendemos menos. Conocemos a miles de cibernautas, pero ninguno es mi amigo. Hemos aprendido a correr, pero no a ser pacientes y esperar. Dedicamos mucho tiempo al trabajo para darle dignidad a la familia, pero la realidad es que la estamos perdiendo. Tenemos más armas, pero tenemos menos paz. Más médicos especialistas y más enfermedades y enfermos. Más psicólogos y psiquiatras y cada vez más locos. Más fiestas pero menos alegrías. Más posesiones pero menos amigos. Más esfuerzos y menos éxitos. Más iglesias y menos verdaderos cristianos. Menos hijos y más abortos. Cada vez más estamos cerca del abismo y alejados de Dios. Así está el mundo. Así está el mundo. Vamos a orar y en nuestra oración vamos a llevar a nuestro hermano Carlos Ortega, quien está un poco afectado de salud, para que Dios pase su mano sobre él. Oremos. Padre bendito, Dios eterno, venimos delante de tu presencia agradecidos por quien tú eres y agradecidos porque Tú nos miraste a nosotros que no éramos dignos de ser mirados por Ti. Y no solamente nos has mirado, sino que nos has hecho hijos como Cristo es Tu Hijo también. Qué privilegio más grande que somos coherederos con Cristo de la vida veneniera. Y qué bendición que aún Tú nos permites en esta tierra disfrutar de Tu presencia. Gracias Señor, infinitas gracias por tanto amor. Te pedimos, Señor, que tú bendigas a aquellos que están en esta mañana aquí, que todavía no te conocen, que tengan el mismo privilegio que nosotros tenemos de conocerte a ti. Señor, que hoy sea un día grande para la gloria tuya, que tú te muevas libremente en medio nuestro y nos des convicción de pecado, de justicia y de juicio. Oramos, Señor, por nuestro hermano Carlos, que está quejado en su salud. Señor, pasa tu mano sobre él y sánalo. Gracias también por aquellos hermanos que estuvieron fuera del país y gracias por aquellos que estuvieron viajando también en las semanas de vacaciones con sus hijos. Te oramos por ello y tú los has traído con bien. Ahora te decimos gracias, Señor. Señor, síguenos bendiciendo. Sé con nosotros. En el nombre de Jesús. Amén. Ahora sí vamos a ver Filipenses, capítulo 3, versículo 7 al 11. el valor infinito de conocer a Cristo, la segunda parte. Dice la palabra de Dios en Filipenses 3, 7 al 11. Y es el apóstol Pablo quien está hablando. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en Él no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. a fin de conocerle y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, y si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. ¿Qué nosotros vemos en esos versículos que estudiaremos? En primer lugar, vemos cómo Pablo evalúa su antigua vida. En segundo lugar, veremos las aspiraciones de Pablo. y esas aspiraciones eran ganar a Cristo y ser hallado en Él. En tercer lugar, tener una justicia cristiana por la fe, no por la ley. Él no quería tener una justicia propia, sino la que es de Dios. Y en cuarto lugar, ser semejante a Cristo. Veamos la primera parte. Pablo evalúa su antigua vida. Eso lo vemos en los versículos 7 y 8 y leemos de nuevo. Pero cuantas cosas eran para mi ganancia las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a Cristo. Nosotros vemos realmente que esas cosas que eran ganancia para el mundo, para Pablo, ya no tenían sentido. En los versículos 4 y 6 del capítulo 3 anteriormente, nosotros vemos ¿Cómo dice la palabra de Dios? Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne, si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más. Y ahí él dice todo su pedigrí. Dice, circuncidado al octavo día del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos en cuanto a la ley, fariseo, en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia, en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pablo está diciendo, eso era yo. Eso es todo mi pedigree. Yo era un hombre sumamente importante y todas esas cosas en las que él vivía, él decía que las tenía por basura, por amor a Cristo. Eran todas las cosas en las que la gente vive al día de hoy, por las que la gente vive, por lo que se hacen grandes inversiones de tiempo y esfuerzos. no importa a costa de quién o de quiénes nos hagamos. Son aquellas cosas que dan al hombre honor, renombre, distinción y prestigio. Es una lucha por la fama, por el estatus social, por el reconocimiento, por el poder y por la gloria. Pablo obtuvo todo eso. Y Pablo llega a una conclusión que nosotros deberíamos llegar a la misma conclusión. Pablo señala, por ejemplo, que sus antepasados eran ilustres de la descendencia donde él venía. La educación era una educación especial. El liderazgo en la secta más estricta donde él se encontraba en ese tiempo, él perteneció a ella. Gran respeto de sus contemporáneos, que es lo que muchas veces queremos obtener. Por eso hay muchos políticos, y hay otros que tienen la aspiración de los políticos, pero no pueden llegar por liderazgo, por carencia de liderazgo. Pero todo el mundo quiere sentirse poderoso, quiere sentirse que lo admiran. Pablo también lo hizo. En el judaísmo aventajaba a muchos de sus contemporáneos, como nos dice Gálatas 1.14, que lo pueden buscar luego en su casa. Instruido a los pies del ilustre Gamaliel. ¿Y quién fue Gamaliel? Un reconocido ilustre doctor de la ley y prominente miembro del Sanedrín a mediados del siglo I. Él se sentó a los pies de Gamaliel. Desde la óptica humana, a Pablo le aguardaba un futuro promisorio. Pablo era un candidato a cualquier cosa. Era una especie de garantizar el triunfo, como hombre. Ese era Pablo. Pero a Pablo le sucedió algo que cambió su forma de ser y de pensar. Todo aquel futuro promisorio, producto de un árduo trabajo del pasado para lograr su meta, fue echado por la borda. fue echado por la borda. Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, dice el apóstol. Él utiliza esa expresión. Pablo emplea aquí un lenguaje de contabilidad. Él dice, las he estimado como pérdidas. Y esa palabra pérdida es de contabilidad. Esta palabra pérdida viene del latín femia, con zeta, y es la misma palabra que se utiliza en hebreos 27, 10 al 21. cuando dice que la nave en que Pablo viajaba cerca de las costas de Creta se encontraba en gran dificultad por los vientos fuertes de una tempestad y se vieron en la necesidad de aligerar la nave para no naufragar. Y todo lo que había, el mismo Pablo dijo, es correcto que nosotros aligeremos la nave y que votemos todo lo que tengamos que votar con tal de nosotros preservar nuestras vidas. Y tuvieron que hacerlo. Esa misma palabra es la que Pablo utiliza como un perdido. Es como cuando tú vas en el Titanic. Imagínate el Titanic, que la historia la conocemos por la película. El Titanic, ¿cuánta gente tenía ahí cosas valiosas? ¿Qué era más valioso, lo que estaba ahí o la vida de las personas que estaban ahí? Por supuesto que la vida. Pero seguramente muchos murieron tratando de salvar sus pertenencias y no su vida. Al día de hoy el hombre hace exactamente lo mismo. Está tratando de salvar lo que tiene alrededor y no de salvar su vida. Por eso estamos hoy aquí, para predicar este Evangelio. Para que sea Dios quien hable a nuestros corazones. Para que sea Dios quien enternezca un corazón de piedra y lo traiga a ser un corazón de carne por la obra del Espíritu Santo y la gracia de Jesucristo. Para que nosotros sepamos qué es lo más importante, si lo que hay en el mundo o lo que Dios me tiene guardado y lo que Dios quiere para mí. Eso es importante y Pablo lo entendió. Nosotros vemos, Pablo le dice, varones, veo que la navegación va a ser con prejuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento de la nave, sino también de nuestras personas. habría sido por siendo conveniente o varones haberme oído, él le advirtió, no salpar decreta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida, la palabra semia de nuevo, este perjuicio y pérdida. Y Pablo dice que todo lo que él era lo tiene por pérdida, por semia. Muchas cosas fueron arrojadas al mar para poder preservar la vida. Una persona sabía Una persona sabia actúa así. En cambio, el necio prefiere no aligerar la nave y hundirse con sus tesoros. Esa es la diferencia. El necio prefiere hundirse con sus tesoros. El sabio arroja todo lo que haya que arrojar para ganar el cielo. Así es todo aquel que ama su vida y los harapos de sus pecados. Como nos dice Mateo. Vamos a Mateo 16, 25. Mateo 16, 25. miren como la palabra de Dios en Mateo 16, 25 nos dice porque todo aquel que quiera salvar su vida la perderá y todo el que pierda su vida por causa de mí la hallará dice Cristo ¿Qué Pablo estaba haciendo? Pablo estaba haciendo el mejor negocio que puede hacer cualquier hombre el mejor negocio que puede hacer cualquier hombre sobre la tierra perder todo para ganar a Cristo Pero el hombre al día de hoy hace todo lo contrario. Quiere ganar el mundo y no le importa a Cristo. Esa es la diferencia. Creemos que nos vamos a llevar el mundo por delante y realmente cuando morimos no nos podemos llevar. La casa que compramos, el vehículo que compramos, los hijos que adquirimos, todo lo que adquirimos no nos lo pueden poner en la caja. Y nos ponen ropa para no ponernos desnudos. Pero aún esa ropa se va a descomponer y ese cuerpo se va a descomponer. Ese cuerpo será comido por gusanos. Y no importa la gloria que tú te hayas dado o la que te hayan dado en el mundo. No importa. Al fin y al cabo eso seremos. Sin embargo, Pablo entendía que había algo más importante que el cuerpo físico. Y él entendía que había un alma. Y un alma que le daría cuenta a Dios algún día. Y Pablo Nosotros vemos cómo realmente entendió esto porque todo el que quiera salvar su vida la perderá y todo el que pierda su vida por mi causa la hallará. Él entendía las palabras de Cristo. Pablo había encontrado un tesoro interminable de riquezas el cual no estaba dispuesto a dejar. Cuando él lo abrazó dijo nada comparable con lo que yo estoy viviendo. Así debemos tú y yo comportarnos en nuestra acción si hemos encontrado a Cristo. No yo soy cristiano, yo voy a la iglesia. No, no, no. Si yo he abrazado ese tesoro, yo debo amar a Cristo y hacer lo que Él quiere que yo haga. Y por eso nosotros vemos que Mateo 13, 44. Vamos a Mateo 13, 44. Mateo 13, 44. Miren como Mateo 13, 44 nos habla de un tesoro, pero miren un tesoro espiritual excelente. Dice Mateo 13, 44. El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo, y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo. Es un hombre que de repente encontró ese tesoro y dice ¿De quién es esto? ¿De quién es esta tierra? Yo la voy a comprar porque aquí hay un tesoro. Así es el reino de los cielos. Cuando uno conoce realmente la voluntad de Dios, uno está dispuesto a vivir para la gloria de Dios. Por eso encontramos diversas reacciones en personas dentro de la iglesia. aquellos que no han encontrado el tesoro que es Cristo y valoran más lo que tienen que a Dios que no conocen. Como no conocen a Dios, valoran las cosas del mundo. Y tenemos por otro lado, aquellos que han encontrado el tesoro en Cristo y como lo conocen, saben que su valor es indescriptible. por lo que ya no les interesan los harapos miserables de la riqueza del mundo y su filosofía. Es un cambio que tenemos que hacer. Es un cambio, es un negocio redondo. Es que el mundo te ofrece toda la podredumbre que tiene el mundo y Cristo te ofrece todo el reino de los cielos. Y tú simplemente escoges. Y el mundo dice, no, yo no quiero el reino de los cielos, yo quiero la podredumbre del mundo. Ofrécele a un cerdo, ofrécele a un cerdo perlas. Si tienes cerdo o has tenido cerdos, ofrécele a un cerdo las perlas más preciadas y es más, ofrécele anillos de diamantes bien caros y pónselo a los cerdos en una cantarita y en un lebrillo para que tú veas lo que va a hacer el cerdo, la va a pisotear, no le interesa. Ofrécele a ese mismo cerdo cáscara de plátano para que tú veas, lo que se llama agradecimiento por las cáscaras de plátano. Y tú como ser humano, si te ofrecen cáscara de plátano y te ofrecen diamantes y perlas, ¿qué tú escoges? ¡Claro que pactor! Por supuesto que voy a escoger los diamantes. Y si Dios te está ofreciendo el reino de los cielos, ¿por qué los rechazas? Si el reino de los cielos es incomparablemente mucho más grande que lo que son las riquezas del mundo. Y te lo está ofreciendo a un precio, ¿que sabe cuál es el precio? ¡Gratuito! Dice la palabra de Dios, por gracia sois salvos por medio de la fe. Y la gracia es un regalo que no merecemos. Y el reino de los cielos es gratuito, no tenemos que pagar absolutamente nada. Es simplemente, ¿sabe qué? ¿Sabe qué es la iglesia? Donde tú trabajas, en la empresa donde tú trabajas, para tú trabajar ahí te evaluaron. ¿O no? Hay que hacerle una prueba, a ver si está en droga. Y ahí mandan la orina al laboratorio. Pero no solamente eso, buscan tu reputación. Es una persona así, tiene un certificado de buena conducta. ¿Sabe qué es la iglesia? La iglesia es todo lo contrario. La iglesia es todo lo contrario. Cristo dice, yo quiero en la iglesia todo lo que nos sirve del mundo. El primero soy yo, que nos sirve del mundo. Yo, su pastor. La iglesia es el único lugar donde no vamos con un pedigrí, donde no se nos hace una prueba de quién yo soy. Dice la palabra de Dios, al no necio y despreciado del mundo escogió Dios para poner de manifiesto su poder. Si tú y yo estamos aquí es porque no valíamos nada en el mundo y Cristo dijo para mí si valen. Y esa es la bendición que tú y yo tenemos. Ser hijo de Dios no es poca cosa, amado hermano. No es poca cosa. Es lo más grande de lo más grande que puede tener un ser humano. No hay nada más importante. Pablo lo reconoció. Pablo dijo, yo era esto, yo era aquello. Todo eso lo tengo por basura. No me interesa. Pero nosotros a veces queremos vivir la vida de Cristo con los harapos al hombro. Y no queremos soltar los harapos del mundo. Y no queremos soltar los pecados que hicimos. Si tú eres un hijo de Dios y confesaste tu pecado, que no te atormenten esos pecados en la cabeza, porque Cristo pagó por ellos. Pero entonces el diablo nos hace entender. No, hipócrita. Ahora tú estás actuando como que tú eres creyente. Tú no eres. Óyeme, si Cristo murió por ti y derramó su sangre, no hay un solo pecado que el satanás te pueda señalar. Todos han sido perdonados por Cristo y la sangre de Cristo te ha lavado una vez y para siempre. Una vez y para siempre. Nunca más me acordaré de ellos, lo arrojaré en lo más profundo del mar, dice Cristo. No yo. ¿Por qué alguien te lo tiene que recordar? ¿Por qué? Si Cristo te lo perdonó. Pablo entendía eso. Pablo entendía que él no era digno de eso. Pablo era aquel hombre donde le traían la gente y arrastraron los creyentes. y él aprobaba que lo apedrearan por ser cristianos ese es Pablo que vemos ahí ayer veíamos con los hombres como Dios hizo algo parecido con David como David con tantas cosas malas que hizo y Dios dijo que tenía un corazón como para él Dios ve tu corazón y ve el arrepentimiento de tu corazón y cuando tú le has entregado tu vida a Cristo Dios dice hay un pacto nuevo ya lo pasado pasado como dice una canción de José José Ya lo pasado pasado, Dios dice así, borrón y cuenta nueva, no me voy a acordar más de tu pecado. Eso quedó en lo más profundo del abismo. No me interesa. Tú eres una nueva criatura. Tú eres una nueva criatura. Amado hermano, si tú estás aquí y conoces a Cristo Jesús, nadie, absolutamente nadie tiene que acusarte. Porque la palabra de Dios dice, ¿quién acusará a los escogidos de Dios? Si Dios fue el que justificó. Y si Dios llama a una cosa justo, ¿por qué un hombre tiene que llamarla injusto? Y si Dios ha justificado a sus hijos, ¿por qué mi conciencia me tiene que martirizar por un pecado que ya yo hice y confesé? Nadie, absolutamente nadie tiene que acusarme. Yo soy una nueva criatura en Cristo. La sangre de Cristo es eficaz para cubrir todos mis pecados. Todos, óyelo bien, todos, no importa cuál haya sido. No importa cuál haya sido. Pablo reconoció Es muy difícil distinguir entre los buscadores de tesoros. Uno está preocupado por las cosas de arriba, el otro afanado por las cosas de la tierra. Uno se despoja de lo que sea necesario para agradar a Dios, el otro se cubre cada vez más con sus juegas filosofías que el mundo le ofrece. Uno quiere agradar a su Señor, el otro se quiere agradar a sí mismo y vive por el que dirán los demás. Uno cava su propia ruina, el otro edifica sobre la roca sólida de su salvación, que es Cristo. El apóstol Pablo sabía que para muchos las cosas que él amó seguían siendo de gran valor, pero no para él. Pero no para él. No importa que ustedes amen eso, pero yo no. Él había encontrado el tesoro más preciado, un tesoro imperecedero, un tesoro que jamás va a dejar de ser. Cada día, cada hombre debe de decidir qué es lo que tiene más valor para él. Cada día tú y yo tenemos esa oportunidad de decidir qué tiene más valor para ti y para mí. Deberá individualmente escoger entre el mundo y el que creó el mundo, entre la criatura o el creador. También tendremos que considerar cómo utilizar nuestros dones, nuestros talentos, nuestros bienes materiales que Dios nos ha dado. Estos pudieran ser factores de riesgo para la vida de piedad, como pudieran ser de bendición tanto para nosotros como para el reino de Dios. Pero Dios nos da la oportunidad a todos. Todo depende de cómo nosotros lo queramos utilizar. Tales cosas pueden ser de gran ganancia si se dedican al Señor. En cambio, pudieran ser las mismas que nos hundan el alma. si se utilizan para el mundo, como nos dice Colosenses 3.23. Vamos a Colosenses 3.23. Dice Colosenses 3.23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Si somos honestos, nosotros vivimos para los hombres, para el que dirán, pero no para Dios. Y Dios nos dice, y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor. Ahorita estábamos cantando esas alabanzas preciosas. Y de verdad, siempre me quedo corto en mi voz. Yo quisiera cantar más fuerte, yo quisiera cantar más duro para Dios, pero me salen los gallitos. La naturaleza humana me traiciona porque yo me quiero transportar ya al cielo, ya yo quiero estar allá cantando con miríades de ángeles. Y dice la palabra de Dios todo lo que hacer, hacerlo de corazón como para el Señor y no para los hombres. Mateo 16, 26 nos dice también, porque qué aprovechará el hombre si ganara todo el mundo y perdiera su alma, o qué recompensa dará el hombre por su alma. Pero también debemos recordar que hay experiencia para los cristianos que deben clasificarse como ganancias en lugar de pérdidas, debido a los ricos beneficios espirituales que ellas aportan. O sea, hay dificultades que vienen a nuestras vidas que también para el creyente son ganancias. ¿Cómo? Y ustedes son masoquistas. ¿Y a ustedes les gusta el sufrimiento? No. Dice la palabra de Dios que muchos de esos sufrimientos se trastornan en el creyente para bien. Eso le estaba pasando a Pablo. Cuando nosotros vamos a Romanos 5, 3 y 4, lo pueden anotar, por razón de tiempo lo voy a leer, pero es Romanos 5, 3 y 4. Dice, y no solo esto, sino que también, y oigan esto, nos gloriamos en las tribulaciones nos gloriamos en aquellos problemas que vienen a nuestras vidas sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia prueba y la prueba esperanza ¿Y cómo es posible? Porque mucha gente cuando se convierte, recién convertido dice, pero yo no entiendo esto, ahora yo me convertí y ahora me han venido una serie de problemas. Yo no sabía que el cristianismo era un asunto donde tú entrabas en el cristianismo y los problemas siguen. ¿Quién te dijo que se iban a acabar? La Biblia no te dice eso. El problema más grande tú lo resolviste cuando te convertiste a Cristo. ¿Y sabe cuál es? El de tu alma. el de tu alma y ahí se cumple lo que leíamos ahorita ¿de qué le vale al hombre si ganara todo el mundo y perdiera su alma en el infierno? Tú has ganado el cielo no por nada que tú hayas hecho sino por gracia y tú teniendo el cielo hiciste el mejor negocio ahora lo que viene después Dios te va a perfeccionar y esa perfección viene a través de las pruebas y eso es lo que dice la palabra de Dios Santiago 1, 2 y 4 lo pueden anotar y si lo pueden buscar pues si son tan rápido mejor. Santiago 1, 2 y 4, al 4 dice, hermanos míos, ahí no dice mira, no, hermanos, y si le llaman hermanos es porque son hijos de Dios. Y dice, hermanos míos, tened por sumo gozo, ¿cuándo? Cuando os halléis en diversas pruebas. ¿Cómo? Yo gozoso en medio de la prueba, eso era lo que estaba haciendo Pablo. Pablo estaba encarcelado cuando escribió esta carta a Filipenses y Pablo estaba gozoso. Y dice, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, mantenga la paciencia su obra completa para que seáis perfectos y cabales sin que os falte cosa alguna. En otras palabras, Dios dice, yo te voy a dar todo lo que tú necesitas para que llegues a la perfección. ¿Sabe qué nos dice la Biblia? Que de este lado del cielo no vamos a alcanzar la perfección. En este cuerpo no. Este es un cuerpo de pecado. Tú y yo tenemos dificultad para agradar a Dios. Lo sabemos y Dios lo sabe. Pero dice la palabra de Dios que este cuerpo será glorificado. Y dice Dios que tenemos que hacer el ejercicio para perfeccionarnos. ¿Hasta cuándo? Hasta que Dios nos perfeccione totalmente. Pero el ejercicio tenemos que hacerlo. Filipenses 3.8 Pablo sufrió la pérdida de todo vamos a filipenses 3 8 de nuevo dice y ciertamente aún estimo todas las cosas y miren la palabra todas las cosas no dicen algunas dice todas las cosas como pérdida como femea por la excelencia del conocimiento de cristo jesús mi señor por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura para ganar a cristo no fue que a pablo le robaron lo que él tenía No fue que vino un grupo de atracadores o ladrones y les robaron. Fue que Pablo mismo puso todo lo que él era en las manos de Dios. Y le dijo, esto no sirve, yo te quiero a ti. Fue un intercambio que él hizo. No pasó como en el caso de Job. Que dice la palabra de Dios que a Job le vinieron males en un día, muchos males. No, este caso con Pablo no fue igual. Pablo puso en las manos de Dios todo lo que él tenía. Y le dijo, yo quiero que tú me cambies. Yo quiero hacer un cambio contigo, yo quiero hacer un intercambio. Yo quiero ser cristiano y yo quiero que toda esta basura tú la quite de mi vida. Qué difícil para ti y para mí hacer eso. Qué difícil para ti y para mí hacer eso. Cuánto amamos los harapos que tenemos de este mundo. Qué difícil para ti y para mí hacer eso. Este conocimiento que él quería, la excelencia del conocimiento de Cristo, no era solamente en su intelecto, sino en experiencia íntima y una relación íntima con su Señor y Maestro. Él quería tener una relación íntima. Él quería conocerlo verdaderamente. Él tuvo primero que perderlo todo, y eso es lo que Dios nos dice. Por eso siempre hemos dicho desde este púlpito, Dios quiere o todo tu corazón o no quiere nada. El que va a Cristo y le dice, Señor, tú sabes que yo te voy a entregar una parte de mí, el Señor te dice, no me interesa, no me interesa. Yo quiero o todo tu corazón o yo no quiero nada, absolutamente nada. Dios no va a manejar ni va a dirigir un corazón que le entregue una parte, Él no lo quiere. De hecho, Él no te necesita ni a ti ni a mí, absolutamente nada. Lo que necesitamos de Dios somos tú y yo. Óyeme bien, a Dios no le interesa, ay la iglesia se llenó y hay iglesias en el mundo. Tú y yo no hacemos la diferencia en este mundo para nada. Dios la hace en la vida tuya y en la mía si nosotros queremos. Él es imprescindible en nuestras vidas. Nosotros no, para Él absolutamente, necesitamos de Él. Nosotros necesitamos de Él. Él no necesita de nosotros. Él no necesita de nosotros. Pablo sabía eso y Pablo hizo un negociazo, como tú y yo debemos de hacer. Pablo dijo, todo lo tengo por basura, por amor a ti. Nosotros vemos en Lucas 16, 13, Lo que alguien decía, muchas veces nosotros queremos ganar a Cristo, pero sin perder lo que tenemos en el mundo. Y Lucas 16, 13 nos dice, ningún siervo puede servir a dos señores. Si bien es cierto que habla de la riqueza y habla del reino de Dios, pero miren cómo se aplica ahí, ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrece al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. El afán de esta vida nos lleva a nosotros a producir, a producir, a producir y una nación como esta todavía más. En los países de nosotros, yo no recuerdo en mi país tanta gente trabajando de noche. Aquí sí, aquí no para. Aquí hay horario en todos los horarios que hay. Hay 24 horas para trabajar y no hay 25 porque no existe. Si existiera el 25 también estuviera. En mi país yo no recuerdo eso. Yo recuerdo que era un horario incluso donde la gente se veía la cara comiendo y desayunando, los papás y los hijos. Aquí no. Aquí es una máquina de producción. Y es un sistema. Es un sistema. Y nosotros somos los hombres. El sistema nos envuelve ahí y somos robots de este sistema. Si nos dejamos ser robots. Si tú te dejas ser robot, y yo también, el sistema nos absorbe. ¿Y sabe lo que nosotros hacemos? Sí, capitán, aquí estoy para servirle el robot listo para el servicio. Trabajamos tiempo completo, trabajamos overtime, supertime y time, time, time, time. Y podemos poner más time. Y todos los time que tú quieras te los van a dar en trabajo. Y nos convertimos en una máquina de hacer dinero. En deterioro de nuestra salud, en deterioro de nuestra familia, en deterioro de nuestra vida espiritual. Y a Dios los relegamos en un rincón. Eso es lo que nosotros vemos. Ningún siervo puede servir a dos señores. Cuando verdaderamente se conoce a Cristo, cuando reconocemos el tesoro que tenemos, solo y únicamente entonces nosotros entendemos el valor de lo demás. Cuando valoramos a Cristo. Pablo llegó a la siguiente conclusión, ¿sabe lo que dijo Pablo? Todo, y oigan bien, lo tengo por basura. ¿Qué? Todo. La palabra basura, que se utiliza ahí en griego, es la palabra escubalón. Escubalón con K. ¿Qué quiere decir? Estiércol. Esa es la palabra que Pablo dice. Pablo dice, todo lo tengo por estiércol, por escoria, por excremento. Algo que es repugnante al tacto y a la vista. Esa es la impresión que Pablo usa en griego. Y Pablo dice, todo lo que yo tengo, lo tengo por escubalón, lo tengo por estiércol, por escoria. Pablo arrojó todo lo que no servía para salvar su barca espiritual. Pablo dijo, mi barca se está hundiendo y tengo que arrojarlo todo. Si tú no te encuentras así para venir a Cristo, no es el tiempo tuyo. No es el tiempo tuyo. Y probablemente se va a hundir la embarcación contigo montado. Pablo entendió y dijo, me estoy hundiendo. y voy a quitar todo lo que es en perjuicio de mi vida espiritual. Y lo tiró todo y lo tuvo por basura. El problema que muchas veces nosotros pasa, como muchas casas en Columbus, aquí en la periferia de Columbus, yo me espanto de ver lo que yo veo. Casas que tienen acumulado cosas, un corral de cuando el niño, pero ya el niño es un hombre casado con otros hijos, pero lo tienen tapado con lo tienen tapado con cosas para que no se moje y la parte de afuera no hay por donde caminar, ni afuera ni adentro, ni afuera ni adentro. ¿Sabe qué pasa con eso? Son personas que tienen una enfermedad, que van acumulando cosas, acumulando cosas, acumulando cosas y no botan nada, ni les regalan nada a nadie. En la vida espiritual de nosotros pasa como esa casa. De hecho, yo no compraría una casa en un sitio así. ni tú tampoco, porque tú sabes que el valor lo va a perder. Cuando alguien vaya y diga, oh, pero esta gente vive en un basurero, por aquí. Nada tiene que ver con la grandeza de tu vivienda, nada tiene que ver con la humildad. No es de eso que nos referimos. Hay muchos que tienen casas suntuosas, que también tienen lo mismo. Me estoy refiriendo a lo que se llama nosotros sacar lo que no usamos de nuestra vida. El hombre al día de hoy quiere andar con todo eso, con todo eso al hombro, en su vida espiritual. Pablo lo tuvo todo por basura. Pablo lo arrojó todo, todo lo que nos servía para salvar su barca espiritual. El apóstol anhelaba ser hallado haciendo la voluntad de Dios, no haciendo su propia justicia, como nos dice el versículo 9, o una justicia a su conveniencia por la ley. Él había confiado plenamente en su Señor y Salvador y sólo quería obedecerle a Él por fe. Gálatas 3.27 nos dice, porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos, no teniendo su propia justicia, que es por la ley. Filipenses 3.10, vemos también, como dice, a fin de conocerle y el poder de su resurrección y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte. Pablo quería conocerle a tal nivel que él quería experimentar lo mismo que Cristo estaba experimentando. Es consecuente con el tema central de todos los apóstoles cuando habla de la resurrección de Cristo, como podemos ver en el Libro de los Hechos. Si se van al Libro de los Hechos se van a encontrar una y otra y otra y otra vez cómo se habla de esa resurrección. ¿Cuántos de nosotros tenemos una convicción férrea, como la de Pablo, que nos lleve a anhelar morir y resucitar con Cristo? ¿Cuántos de nosotros somos creyentes? Pero tenemos miedo. Si desde que nos da una tos, nos da un resfriado, o se nos da un resultado clínico no esperado, nos cunde el pánico, como decía el chapulín colorado. inmediatamente empezamos a temblar, ay el resultado del laboratorio no fue favorable. Tenemos terror porque esperábamos que el médico nos dijera todo normal, pero si salió algo raro, a temblar se ha dicho. Pero somos creyentes, pero anhelamos el reino de los cielos, pero no nos queremos morir. Este mundo es tan bueno, esta putrefacción es tan buena para nosotros que no nos queremos ir de aquí, no queremos quedar aquí, incluyéndome a mí, no nos queremos ir. Pablo no, Pablo tenía una convicción. Pablo decía yo quiero experimentar lo mismo que Cristo porque yo sé que yo voy a un sitio muchísimo mejor y yo sé que voy a un sitio donde no vamos a sufrir más. Pablo como hombre de fe anhelaba estar con su señor por su convicción, no tenía nada que perder pero sí mucho que ganar. Eso es lo que Dios quiere llevarnos nosotros a que pensemos. Tú y yo tenemos mucho que ganar, poco que perder en este mundo. Estaba padeciendo por causa del Evangelio. Los últimos ocho capítulos del Libro de los Hechos nos narra cómo Pablo participó de los padecimientos de Cristo. Los últimos ocho capítulos. Cómo ese hombre sufrió por predicar el Evangelio. Aunque espiritualmente había muerto con Cristo, también tenía el anhelo de morir físicamente como Cristo. Ese era un anhelo que él tenía. en Filipenses 3.11 y es el último de hoy cuando nos dice si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos Aquí no está expresando una expresión de duda, él no está dudando, él sabía dónde iba. Más bien, él lo que está haciendo es una expresión de humildad. Él sabía que ya él iba a resucitar con Cristo, pero él lo está diciendo con una humildad. El apóstol tiene una forma de pensar, una forma de actuar y expresarse diametralmente opuesta a la figura repetitiva y nauseabunda con la que Cristo se enfrentó una y otra vez que eran los escribas y fariseos. como nos dice Lucas 18 del 10 al 13. La manifestación de los escribas y fariseos es que ellos sacaban su pedigrí y decían yo, y yo, y yo, y yo. Pablo dice no, yo era así antes, ya no, ya no. Y por eso dice si es que alcanzo la resurrección. Él no está dudando, él está siendo humilde. Debemos aprender finalmente del apóstol a valorar lo que realmente tiene valor. Las cosas pasajeras y triviales de este mundo son perecederas, pero no así las espirituales. Este es un buen tiempo para nosotros reflexionar y hacernos preguntas. Y estas preguntas las vamos a hacer para finalizar. ¿Para quién vivo? ¿Para quién vivo? ¿Para agradarme a mí, para agradar a los hombres o para agradar a Dios? Es una pregunta muy válida para este momento. Otra pregunta, ¿verdaderamente de quién es todo lo que yo acumulo? ¿Conocimiento, posesiones, tiempo, mi salud, para mis deleites personales o para glorificar a Dios? Finalmente, Dios quiere y espera que si tú eres un creyente vivas para la gloria de Dios. Y si tú no lo eres, Dios espera que al oír esta predicación en esta mañana, tú le entregues tu alma a Jesucristo, una vez y para siempre, como Señor y Salvador. Te garantizo, te garantizo que es el mejor negocio que tú puedes hacer. Yo lo hice hace treinta y pico de años ya, y le doy gracias a Dios por ese negocio. Yo todo lo tuve por basura para ganar a Cristo, y por su gracia Él me salvó. Él quiere hacer lo mismo contigo. Pero si eres un hijo de Dios, aprende a valorar realmente quién es tu Dios y quién es mi Dios. Es tan grande y tan grande, es aquí que los cielos de los cielos no lo pueden contener. Y Él es tu Dios, si eres un hijo de Él. Vamos a orar que Dios traiga reflexión en este día a cada uno de nosotros. Oremos. Amantísimo Padre, Señor y Dios, una vez más acudimos delante de ti. Señor, porque somos seres necesitados de ti. Gracias, Señor, por la salvación tan grande por la sangre de Cristo Jesús derramada a nuestro favor. Gracias, Señor, por enseñarnos que este mundo nada vale. Lo único que vale es la sangre de Cristo. Lo único que vale es la salvación de nuestras almas. Qué bueno que tú enviaste a Jesucristo a morir en una cruz por amor a nosotros. No permita, Señor, que nosotros echemos por la borda lo que verdaderamente tiene valor. Permite que nosotros echemos por la borda todo aquello que nos sirve en nuestra vida para ganar el reino de los cielos. Señor, mira que aquí hay personas que todavía no te conocen. Permite que puedan venir en este día en arrepentimiento y fe delante de ti. Que sea un día para salvación, que sea un día para glorificar tu nombre. Síguenos bendiciendo Señor. Te lo suplicamos en el nombre de Jesús. Amén. Este sermón fue predicado en el Ministerio Hispano de Community Church of Columbus. Hasta una próxima ocasión.
Filipenses
Sermon #10 de la serie de "Filipenses" Sermon predicado por el P. Frank Escoto.
En el cual se nos expone el valo infinito de conocer a Cristo. Y como el Apostol Pablo tuvo por basura su antigua vida, con el fin de ganar Cristo.
Sermon ID | 326171233425 |
Duration | 43:34 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
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