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Pues vamos al señor en oración. Padre del Cielo, te damos a Ti las gracias, Señor, por este día que Tú nos permites estar aquí. Te pedimos que Tú bendigas este tiempo juntos, Señor, y que Tú nos abras nuestro entendimiento, nuestras mentes, nuestros ojos, Señor, nuestros oídos, para ver lo que vamos a estar viendo. Y te pedimos, Señor, que Tú nos ayudes a entender, que Tú nos ayudes a ver, que Tú nos ayudes, Señor, a mirar estas cosas y cómo aplican ellas a nuestra vida y cómo debemos de estar agradecidos por ellas. En nombre de Jesús, tu Hijo amado, lo pedimos. Amén. Hoy vamos a mirar la declaración legal de Dios. Últimamente hemos estado viendo acerca de que la justificación es cuando Dios declara algo de alguien. Ya sea un impío, Dios lo declara condenado. Un justo, Dios le declara justo. No lo hace condenado, no lo hace justo. Declara algo de él basado en algo que él hizo o en algo que él creyó. Entonces, la justificación es cuando Dios declara algo sobre nosotros. Y lo que vamos a ver hoy es de que tiene dos partes. Dos partes tan simples. Es algo que Dios hace y es algo que el hombre recibe. Entonces, abra conmigo su Biblia en Romanos 8. En Romanos 8, 29 al 34, Acuérdense que les dije que Romanos 8 vamos a tener toda una sección en esta parte de la Escritura. Cuando miremos la perseverancia de los santos vamos a ver en exclusivamente esta sección, pero ahora en esta sección me voy a tratar de enfocar en los versículos 31 al 34 y miren lo que Dios dice en el libro de Romanos 8 29 al 34 Y la Palabra de Dios dice así, porque a los que de antemano conoció, también los predestinó para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó, y a los que llamó, a estos también justificó, y a los que justificó, a estos también glorificó. Como los puritanos miraban esta sección de la escritura, ellos le llamaban la cadena de oro de la redención. ¿Sí se dan una idea por qué los puritanos le llamaban esto la cadena de oro de la redención? Porque parece una cadena, parecen eslabones uno tras de otro. Algo que Dios hizo y lo dice a los que prestinó, estos también llamó y está conectado los dos. A los que llamó, estos también justificó y ahí está otra vez otro eslabón. Y a los que justificó, estos también glorificó. Entonces ellos lo llamaban como una cadena de la redención de Dios hacia el hombre. Y el 31 sigue diciendo, Y mire cómo Pablo lo pone en pregunta y respuesta. Entonces, ¿qué diremos a esto? Podemos decir nosotros, ¿qué hacemos con esto? Y hay mucha gente que dice, pues ya de Romanos del 7 para adelante, ¿qué hacemos con esto? ¿Qué diremos con esto? Pues la cosa es de que donde se pone más profundo Pablo es en el versículo 7, versículo 8, versículo 9, versículo 10, versículo 11, que termina en una exaltación y luego después dice, por tanto, ahora sí, habiendo mirado todo esto, presenten sus cuerpos dignos como un sacrificio agradable ante el Señor. Ya después de todo esto teológico, ahora sí empieza Pablo a aplicarlo. Pero dice aquí en esta sección, entonces, ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. ¿Cómo no nos conceará también en Él todas las cosas? Si el Dios que dio su Hijo, ¿cómo con Él no nos va a dar todas las cosas? Y el 33, ¿quién acusará a los escogidos de Dios? Esa es una gran pregunta. Imagínense en un tribunal, ¿quién puede acusar a los escogidos de Dios? Pues Satanás puede acusarlos y decir, pues esto es lo que él vivió, esto es lo que él hizo cuando estuvo en la tierra, vivió como así, tuvo tantos errores, tantos pecados, y esto es condenar. Él es digno de condenación. Pero lo que Pablo pone aquí es de que ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica, entonces es algo que Dios hace. La justificación es algo que Dios ¿Quién acusará a los que Dios escogió? Nadie. ¿Por qué? Porque Dios es el que justifica. ¿Quién les condena? Otra vez, términos legales dentro de una corte, condenar. ¿Quién puede acusar y quién puede condenar? Y la respuesta es nadie. ¿Por qué? Y aquí es donde se pone interesante. Cristo Jesús es el que murió. Poniendo Pablo, Cristo Jesús es el que murió, está diciendo, Cristo Jesús fue el que fue condenado. ¿Quién puede acusarlos? Nadie. ¿Por qué? Porque Cristo fue el que murió, el que fue condenado a muerte por ellos. Y aún más, el que resucitó, el que está de más a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Estamos nosotros seguros en él? ¿Estamos seguros? Porque el juez puede decir quién condena. Yo soy el que justifico. ¿Quién puede traer cargos? Jesucristo fue el que sufrió la condena por ellos. ¿Quién puede decir algo acerca de ellos? Nadie. Es algo interesante. Si realmente viviéramos creyendo esto, nuestra vida sería distinta. Si nosotros realmente en la mañana nos levantáramos pensando, yo soy justificado ante Dios, la manera en cómo nosotros vivimos Cambia, porque hay dos tipos de personas. La persona que se levanta en la mañana y dice, ¿qué es lo que puedo hacer para agradar a Dios? Y la otra persona es, ¿qué puedo hacer yo para dar gracias a mi Dios? Porque ahora soy justificado. ¿Quién me puede condenar? Nadie. ¿Quién me puede acusar? Nadie. ¿Cómo le puedo demostrar a mi Dios esta inmensa gratitud que tengo? Si realmente lo creyéramos, nos levantáramos cada día diferentes. Punto número B, el pecador justificado queda unido a Cristo para siempre. Vaya conmigo a Juan 5, 24. En Juan 5, 24, miren lo que Jesucristo le está diciendo a aquellos que lo andaban persiguiendo para que les diera de comer. Y dice el 24, en verdad, en verdad, os digo, el que oye mi palabra y cree al que me envió Me acuerdo de cuando escuchaba yo predicaciones del hermano R.C. Sproul, que falleció el diciembre pasado. Él cuando empezaba a predicar, él empezaba con una frase y decía, el que tenga oídos para oír, que oiga. Y empezaba a predicar. Y yo decía, pues, ¿por qué siempre dice eso? Oraba y leía la escritura y decía, el que tenga oídos para oír, que oiga. Y empezaba a predicar. Y yo decía, pues, ¿por qué él dice el que tenga oídos para oír? Jesucristo decía, el que tiene oídos para oír, que oiga. El que tiene ojos para ver, que vea. Y Jesucristo aquí dice, el que oye mi palabra y cree al que me envió, creer al que le envió. Tiene vida eterna. Y esa palabra de tener que es en el griego, es un indicativo presente activo, o sea de que se está indicando algo que es presente y que es activo, que continúa. Aquel que cree en la palabra de Cristo y crea al que le envió, tiene en este instante vida eterna. Entonces, aquel que cree tiene vida eterna. La vida eterna, en cierto sentido, empieza cuando la persona cree. Es lo que los teólogos le llaman el ya y el aún no. de que ya tenemos la vida eterna, pero aún todavía no se ha completado la función de lo que la vida eterna significa. En los cielos nuevos y tierra nueva va a ser la consumación y vamos a tener ya la vida eterna en nuestros cuerpos. Pero el que cree en Cristo tiene en sí vida eterna y ya no viene a, y esta es una palabra legal, a condenación. sino que ha pasado de muerte a vida. Aquel que cree en Cristo tiene vida eterna y ya no viene a condenación. Por eso es algo que Dios hace. Cuando tú vienes a fe en Cristo, tienes en ese mismo instante vida eterna, es lo que se llama la doctrina de regeneración, de tener vida eterna, de que estamos siendo partícipes de lo que es futuro. Ya en estos tiempos debemos de vivir como realmente saber que tenemos vida eterna dentro de nuestro ser. La vida eterna no es algo futuro en sí totalmente. La vida eterna empieza cuando alguien pone su fe en Cristo y ya no viene a la condenación. Ya la condenación se puede decir que se saltó la condenación. ¿Por qué? Porque nuestra condenación depende en lo que Cristo hizo. Nuestra condenación fue derramada en Cristo. La ira, la copa de la ira que Jesucristo estaba tallando en el jardín del Getsemaní. Si usted lee la interacción de Cristo siendo probado en el Getsemaní y Él orando acerca de una copa. Y él pidiéndole a los apóstoles de ella, ayúdenme, estoy batallando con esto, este sentido de esta copa que Dios me ha dado de tomar. Que él ahora dice, padre, si es posible, quita de mí esta copa. Pues esa copa, ¿sabe qué significan las copas en la palabra de Dios? Juicio, ira, Jesucristo estaba batallando como hombre y como Dios, porque esa copa le estaba esperando El próximo día, la ira de Dios derramada sobre él, la condenación del hombre derramada sobre él. Jesucristo la estaba esperando y estaba batallando con ella. Jesucristo estaba siendo tentado en ese instante de que él no quería pero batallaba porque él nunca había estado separado de su padre. Él nunca había experimentado que es separación de su padre o que su padre estuviera activamente rechazándolo. Esa copa fue puesta sobre Cristo y Jesucristo se la tomó toda. Por eso, aquel que oye mi palabra y creen que me envió tiene vida eterna y no viene a condenación. Esa condenación se brinca, ¿por qué? Porque Cristo tomó esa condenación por nosotros si no ha pasado de muerte. vida y eso es en el ya cuando nosotros muéramos o si Jesucristo viene y nos toca resucitar vivos pero si nos toca resucitar muertos empieza en su plenitud la vida eterna pero en una sección de que ya estamos en ese siglo Listos para el siglo venidero, la vida eterna empieza cuando un creyente, un pecador, cree en Cristo. Tiene vida eterna y ya no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida. Vaya conmigo a Romanos 8.1. Romanos 8.1, lo voy a leer en dos clases de traducción. Lo voy a leer en una traducción. La Biblia de Reina Valera y la Biblia de las Américas tratan de hacer una traducción literal. se llama un equivalente literal, tratan de ser literales a cómo es la palabra y el sentido en el griego. Y lo vamos a leer una traducción de Dios habla hoy, que no es tan literal, sino que es dinámica, que más o menos trata de interpretar lo que el texto está diciendo. Lo vamos a leer en las dos. En sus notas le puse la Dios habla hoy. Voy a leer primero la de Como dicen una en una versión más más literal. En las Américas dice así, por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu, porque la ley del espíritu de vida de Cristo Jesús te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil la causa por la carne, de la carne Dios lo hizo enviando a su propio hijo en la semejanza de carne de pecado y como ofrenda por pecado condenó al pecado en la carne y la y la versión de Dios habla hoy que puse ahí en sus notas mira como dice así pues ahora ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús Ya no hay condenación para los que están en unión con Cristo Jesús. ¿Por qué? porque existe ya una unión. Aquellos que están en Cristo, dentro de Cristo, o unidos a Cristo, ya no hay condenación. La condenación la da el enemigo, pero esa condenación ya no existe. ¿Por qué? Porque cuando ponemos nuestra fe en Cristo, estamos poniendo nuestra fe en lo que Él hizo y lo que Él padeció por nosotros. Por lo cual, esa condición, esa condenación, Cristo la tomó en sí, esa condenación ya no existe para el creyente, aquel que está unido a Cristo, porque Cristo vino a ser nuestra condenación. Él tomó nuestra condenación, nuestra maldición en la cruz, la condenación en la cruz. Él la tomó, porque la ley del Espíritu, que da vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley del pecado y de la muerte, porque Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no pudo hacer, pues no era capaz de hacerlo debido a la debilidad humana. Y mira lo que dice, Dios envió a su Hijo en condición débil, o sea, nuestra naturaleza, como la del hombre pecador y como sacrificio por el pecado. para de esta manera condenar al pecado en esa misma condición débil. Es una traducción más dinámica, pero yo pienso que todo lo que está ahí debe de estar ahí. Dios envió a su propio hijo en condición débil, no lo mandó como un súper ángel. lo mandó como nosotros para que del hombre como la del hombre pecador y como sacrificio por el pecado para de esta manera condenar al pecado en esa misma condición débil. Jesucristo pagó. Como hombre y como Dios. Pagó una deuda. infinitamente grande que nosotros no podemos pagar y pagó como hombre la condena que el hombre debía de pagar en una cruz. La completa ira de Dios cayendo sobre esa persona. El hermano Pau tiene en su oficina un retrato, un portrato de una mano atrás y una mano enfrente, y un clavo traspasando las dos manos, entrando a un madero atrás. Nomás se miran las manos. Jesucristo pagando en esa cruz es como si estuviera pagando en tu lugar. Por eso en ese retrato existen dos manos. La condena que era mía la pagó Él por mí. Por eso puedo ser ahora yo justificado ante Dios. La obediencia de un cordero de sacrificio que se necesitaba fue puesta también en esa cruz. Y la condena que se necesitaba como propiciación por el pecado fue puesta sobre esa cruz. Entonces son dos manos simbólicamente enseñando de que yo estuve ahí con Cristo. Mi condenación fue puesta ahí sobre Cristo. Por eso Pablo puede hablar en el libro de Romanos de que nosotros hemos muerto con Cristo y que fuimos crucificados con Cristo. ¿En qué manera fuimos crucificados? Tú estabas ahí. Él te estaba representando a ti en la cruz del Calvario. En cierta manera, cuando Cristo murió, tú también moriste, aunque fue hace menos de dos mil años. Pero tú estuviste ahí, así como estuviste tú cuando pecó Adán. También estuviste tú, si eres creyente, cuando murió tu Salvador. Ya la condenación no existe para el creyente. ¿No quiere decir que podemos tener una vida de libertinaje? Porque el que realmente entiende la justificación por medio de la fe, no lo mira como un pase para entrar al cielo. Lo mira como una condena fue pagada por mí. Imagínense que a ustedes le dijeran, tú tienes una condena por 100 años. y que alguien la pagara por ti, ¿qué es lo que vas a hacer? Una condena de 100 años. Tengo cosas más importantes que hacer. Pero una persona que realmente se le perdona una gran deuda, ama mucho. Por eso Jesucristo cuando vienen las prostitutas y los publicanos y dice, al que mucho se le perdona, mucho ama. Pero los fariseos, ellos pensaban que no se les estaba perdonando nada porque en su mente, ellos pensaban que no tenían nada que perdonar. Por eso no amaban. Pero los publicanos, las rameras, son los que apoyaron el ministerio de Cristo y Jesucristo dice, al que mucho se le perdona, mucho ama, a ti y a mí se nos ha perdonado. mucho por lo cual debemos de amar mucho y no decir no pues ya no hay condenación para mí yo puedo vivir como yo quiera no siempre tener en mente esa condenación la tomó alguien más por mí esa condenación Dios no más no la olvidó esa condenación fue pagada y pagada con precios El que cree en aquel que justifica limpio su fe es contada por justicia. Vaya conmigo a Romanos 4, del 1 al 9. Dios cuenta el creer como justicia. Y el creer, no nomás, como lo he dicho muchas veces, el creer no es creer que Dios existe. El creer no es creer, oh sí, Cristo murió en una cruz. El creer es, Cristo murió en una cruz por mí. Y lo que Él alcanzó es suficiente para mí. Eso es el creer. Cuando la Biblia habla del creer, no es tanto de creer, oh sí, Dios existe, oh sí, morí en una cruz. No, no, no. Es algo que se aplica a nuestras vidas. Y mira lo que dice Romanos 4, el 1 al 9. ¿Qué diremos entonces? Aquí está Pablo otra vez, preguntándose la pregunta y contestándola. ¿Qué diremos entonces? ¿Qué halló Abraham, nuestro padre, según la carne? ¿Qué encontró? Nada. Abraham era un adorador del dios Sin. Un dios que se creía que la luna lo representaba a él. Él adoraba a un dios llamado Sin. En inglés la palabra se puede jugar con ella porque el acto de idolatría es Sin y el dios se llamaba Sen. En español no tanto. Él adoraba a ese dios. ¿Qué encontró según la carne? Nada. Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. Y esto lo vamos a ver más adelante en cómo Pablo y Santiago hablan de Abraham y la historia de Abraham. Porque, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia. Y luego aquí vamos a ver el que trabaja versus el que cree. Ahora bien, al que trabaja el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda. Mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío. Todos nosotros somos impíos, pero si creemos aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia. El que trabaja tiene su salario. El que trata de llegar al cielo por obras tiene su salario, y su salario no es lo que él piensa. porque sus obras nunca van a ser aceptables al Dios infinito de todo el universo sus obras nunca van a ser aceptables el que trabaja tiene su salario y no se le cuenta como algo de gracia al que trabaja y quiere ganárselo por trabajar se le cuenta esto es lo que trabajaste esto es lo que se te paga pero al que no trabaja pero cree en aquel que justifica limpio el que no trabaja pero que pone su confianza en alguien más en aquel que justifica limpio su fe se le cuenta por justicia y lo Pablo lo apoya con el viejo testamento mire lo que dice como también David habla de la bendición sobre el hombre a quien Dios le atribuye justicia aparte de obras y en el salmo treinta y dos del uno al dos De aquí lo está apoyando Pablo. Si quiere ir conmigo al Salmos 32, del 1 al 2. Dice así. Cuán aventurado es aquel cuya transgresión es perdonada y cuyo pecado es cubierto. Cuán aventurado es el hombre a quien ya ve no culpa de iniquidad. Dice Pablo, como dice David, Habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de obras y lo apoya con el viejo testamento. Bienaventurado aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido cubiertos. ¿Por quién? Por Dios. ¿Y han sido perdonado por quién? Por Dios. Bienaventurado el hombre cuyo pecado el Señor no tomara. En cuenta, es pues esta bendición solamente para los circuncisos o también para los incircuncisos. Porque decimos, a Abraham la fe le fue contada por justicia. Según Roma y según la doctrina bíblica, ¿quién es el bienaventurado en esto? ¿Quién es el hombre bienaventurado? El que cree o el que trabaja? El que cree. Roma tiene que decir, todavía no hay bienaventurado. Bienaventurado el día cuando después de su trabajo Dios lo cuente como justicia. Un romano no puede decir, bienaventurado yo que he creído en Cristo. Porque ellos, el creer es solamente parte de todo el sistema. pues para Pablo, como dice David, y habla de la bendición, o sea, la justificación es una bendición, donde Dios mira tu pecado y lo paga, lo cubre, y te da a ti la justicia que necesitas. A tu cuenta, tu cuenta tenía esta condenación, Dios la paga, la perdona, la cubre con su sangre, y te da a ti la justicia que necesitas, por lo cual, Roma nadie puede decir bienaventurado el hombre y de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras. Pero tú que estás en Cristo puedes decir yo soy ese bienaventurado. ¿Por qué? Porque yo he puesto mi fe en Cristo y Dios mira esa fe y lo mira. como que nuestras iniquidades han sido perdonadas, nuestros pecados han sido cubiertos y nuestro pecado ya no es tomado en cuenta. Ahora, ¿de qué costó eso? Claro que costó. La salvación es gratis, pero el precio por esa salvación no fue gratis. La salvación es gratis. La salvación la tenemos que proclamar por todo el mundo. Pero el precio por esa salvación costó. Y le costó al Hijo de Dios toda una vida y toda una muerte horrible para que esa salvación tome eficacia. La salvación es gratis. Es por fe. Pero no fue gratis. Es algo que nosotros tenemos que tesorar. La salvación es gratis, sí. Yo no hice nada para recibirla. Pero la salvación costó. Y le costó a Dios duro. Le costó a Dios una humillación. Haciéndose hombre, viviéndote una vida de perfección y luego morir en una cruel muerte. representándote a ti y no nomás morir físicamente, la ira de Dios derramada sobre él en ese instante. Algo que he estado estudiando en el libro de Mateo, Mateo dice que hubo una tiniebla, no creo que fue un eclipse, una tiniebla, así como apareció esa tiniebla en Egipto cuando fue una de las plagas, que Moisés dice una tiniebla que se podía atentar, sobre Jesucristo. Un eclipse no dura seis horas. Yo pienso que hay algo más significante cuando el mundo se hizo oscuro, a plena luz del día, simbolizando nuestros pecados, cayendo sobre el Hijo de Dios y Él tomando la condena. Dios el Padre abandonando a su Hijo porque esa condena tenía que ser consumida en esa cruz. Es algo que Dios hace. Ahora vamos a ver lo que el hombre recibe. A Dios le costó la condenación. Pero Dios lo da libremente y gratis. Y es un regalo de justicia hacia nosotros. Vaya conmigo a Tito. Tito 3, del 4 al 7. En la pístola de Tito. Tito 3, miren lo que Pablo habla de que somos justificados por la misericordia de su gracia. Y la misericordia es una palabra que también tenemos que definir que es por cuanto se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad. Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Cristo nuestro Salvador. Todo lo que pasó de ahí desde el versículo 3 hasta el versículo 6, Dios lo hizo. Nosotros no tuvimos nada que hacer con eso. Él fue el que nos amó y fue su amor hacia la humanidad y él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme su misericordia por el lavamiento, la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo. O sea, ahí nosotros no aparecemos. que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Cristo nuestro Salvador para que, justificados por la gracia, fuéramos hechos herederos según la esperanza de vida eterna. Nos justificó por Su gracia. Aun en eso, estamos pasivos. para que, justificados por su gracia, fuéramos hechos herederos según la esperanza de vida eterna. Dios salva. Dios salva. Completamente. Así como yo le ayudé a mi mamá para nacer, Así le ayudé a Dios para nacer de nuevo. ¿Cuánto te ayudé, mamá? Más bien batalló, mi amor. Más bien era una guerra. Y cuando salí, salí todo morado. Dios salva. Dios justifica. El hombre lo recibe. Es algo que Dios da. La justificación, la regeneración. La misericordia, el derramamiento abundante por medio de Jesucristo, su misericordia, es algo que Dios da y es algo que el hombre recibe. Con las manos vacías de nuestra fe agarramos a Cristo. Con las manos vacías de nuestra fe nos enganchamos a Cristo. Dios lo hace, el hombre lo recibe. y no es de que a ver si el hombre lo recibe, no Dios lo hace y Dios va a llevar a cabo hasta que tú te rindas y caigas sobre tus rodillas y lo recibas por fe eso fue lo que Dios hizo conmigo hasta que caí hasta mero abajo fue cuando abrí las manos de mi fe vacías y abracé a Cristo y Cristo es el que trae la misericordia, el lavamiento, la justificación, la renovación, todo eso que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Cristo nuestro Salvador. La justificación es algo que Dios hace y el hombre la recibe en fe y la recibe como en las películas, ya ves que las películas o las caricaturas de que avientan una pelotota y está él La caricatura así y pues la pelotuta está tan grande que se lo lleva arrastrando y nomás se mira. Así nosotros recibimos la abundante misericordia sobre nosotros y es por fe y es algo abundante, algo grandote que Dios hizo por nosotros, lo recibimos. Y en eso que recibimos es un paquete de gracia, justificación, santificación y es algo que ahora nosotros en nuestra nueva naturaleza empezamos, teniendo ya la vida eterna, empezamos a caminar como si ya estuviéramos iba a decir en el milenio, como si ya estuviéramos en los cielos nuevos y tierra nueva. La vida eterna empieza ahorita y debemos de vivir como si estuviéramos viviendo entonces. Pero hay una batalla entre el nuevo hombre, el viejo hombre que miramos en Pablo. Él lo atalla, pero el pecado no tiene dominio sobre él. El dominio del pecado ya fue condenado. El pecado existe dentro de nuestro ser, pero el dominio ya no existe. Ya es posible ganar, ya es posible triunfar sobre nuestra carne. ¿En otro tiempo era imposible? Porque andábamos según la corriente de este mundo, viviendo como hijos de desobediencia, como hijos de ira. Y realmente no batallamos con nada porque estábamos rendido a nuestra carne. Pero ahora ya la condenación fue quitada. Ahora ya podemos tener y vencer a nuestra carne. La justificación es algo grande. Gratuitamente por la gracia recibimos la justificación en Romanos 3.21. Miren lo que dice. Porque ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas. Es decir, la justicia de Dios. Esta justicia no es de nosotros. Esta justicia no es una acumulación de nuestras obras. Esta justicia viene de Dios y es por medio de la fe en Cristo. La fe siempre tiene un objetivo. La fe no es fe solamente, y voy a seguirlo recalcando, porque en nuestro tiempo la fe es algo mágico, la fe es un desear mágico, un desear positivo, es tener fe en un producto de bajar de peso, pues yo tengo fe. Eso no quiere decir fe. La fe siempre tiene un objeto, y el objeto aquí, por medio de la fe en Cristo. La fe no es algo de que, oh, pues tengo fe, que creo o me siento bonito acerca de esto. Nuestra fe, el objeto más cercano en esto, es Cristo. En esto es la base de nuestra fe. para todos los que creen porque no hay distinción por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos pecamos en Adán y pecamos en nosotros y no alcanzamos, es algo que está fuera de nuestro alcance, la gloria de Dios. Nosotros fuimos creados en Adán para para que el mundo se llenara de la gloria de Dios. No se llenó. Dios empezó con con Israel para que se llenara la gloria de Dios y que ellos fueran un portal de la gloria de Dios a todas las naciones. Eso tampoco sirvió. La gloria de Dios viene en la persona de Cristo, pero nosotros todos hemos pecados y no alcanzamos eso. Pero siendo justificados gratuitamente por su gracia, por medio de la redención que es en Cristo, Jesús somos justificados gratuitamente gratis es gratis en el original es algo que recibes gratis que no pagas somos justificados esa condenación es removida gratis por poner nuestra fe en lo que Cristo hizo gratis por su gracia la gracia de Dios es la que nos da ese estado es lo que nos da eso gratis que viene de él es algo por gracia gratis por medio de la redención que es en Cristo Jesús gratis es algo que Dios hace la justicia de Dios fue anunciada en la cruz fue revelada en la cruz y nosotros la recibimos gratis. Es algo con lo que Lutero luchaba. La justicia de Dios. Yo odio la justicia de Dios, porque si yo miro la justicia de Dios como Dios como juez, yo soy falto ante la justicia de Dios. Pero cuando él empezó a ver la justicia de Dios para todo aquel que cree, la justicia es algo que es de Dios y que se lo da al impío. Para todos los que creen, Porque no hay distinción por cuanto todos pecaron y esa distinción entre judío y griego, esclavo libre, hombre de mujer, no hay distinción. Es para el que cree, siendo justificados gratuitamente por su gracia, por medio de la redención que es en Cristo. La redención es cuando Dios compra, cuando Dios paga. Es un término económico. Redimir a alguien es liberar a alguien por medio de pagar un precio. La liberación de algo. La redención es en Cristo. La cancelación de nuestra deuda. Vaya conmigo a Colosenses 2, del 11 al 14. Ya con este terminamos. Estoy pensando, hermano, es como mi herencia. Mi papá tiene una propiedad. Y yo soy herente de eso. Y en un sentido, no lo recibo hasta la muerte de mi papá. Pero en otro sentido, lo recibí cuando nací. Y no tuve que hacer nada para ganarlo. Y cuando nacimos en Cristo, regeneración, recibimos nuestra herencia, que es justicia. y algún día en Cielo. Pero no me costó nada ser herente de mi papá, sino ser nacido, algo que yo no hice. Y si notaron ahí en Tito, Tito 3.7 dice, para que justificados por su gracia fuésemos hechos herederos. O sea, Pablo ya lo mira como ya en el futuro para que fuésemos hechos herederos según la esperanza de vida eterna, pues la esperanza de vida eterna la tenemos ya porque creemos en Cristo pero todavía hay una función de toda esta redención de Dios que se va a cumplir al final la herencia y fuimos justificados con la esperanza para ser hechos según la esperanza de vida eterna herederos entonces Ahí está lo que el hermano Pablo está hablando. Pablo lo mira ya todo como hecho. No tuve que alcanzarlo, no tuve que hacer nada para ganarlo. Nomás esperar y en esta vida esperamos mirando esa herencia, y vivimos mirando esa herencia. Por eso Pablo en Colosenses dice, ya dejar de ver las cosas de este mundo, poner su mirada en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Pues en el sentido de Romanos y Efesios, ya estamos sentados en los lugares celestiales. Entonces ya es mirar ya la herencia. Entonces, cuando lo miramos así como los mira Pablo, los apóstoles, realmente quitamos la mirada de lo que miramos aquí en este mundo. Y lo que ellos quieren es de que Pablo les está escribiendo a esclavos, a gente perseguida. El libro de Apocalipsis se le habla a gente perseguida. Y el libro de Apocalipsis también trata de enseñar. Ustedes están batallando aquí, pero miren lo que está pasando en el cielo. Ustedes pueden morir aquí, pero ustedes van a aparecer en el cielo y se les van a dar unas palmas. Y ustedes van a ser reyes y sacerdotes. Ustedes la tienen mal aquí, pero lo de aquí no es lo que importa. Lo que importa es los de allá, y por eso hay escenas de la tierra, hay escenas del cielo, escenas de la tierra, escenas del cielo, para que la gente que está batallando con su fe y queriendo regresar para atrás, perdiendo familia, propiedades, casas, ellos están mirando allá en el cielo. Aquí se mira así, pero allá en el cielo no es así. Es para nuestra perseverancia. Es algo hermoso. Algún día. Conforme a la fe murieron todos estos, sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen claramente dan a entender que buscan una patria. Algo que vamos a ver cuando miremos a Gálatas y a Romanos, Dios le prometió a Abraham un pedazo de tierra y Pablo dice, Abraham heredero del mundo. Dios le prometió algo chiquito, pero esa promesa no era ese pedacito de tierra. Abraham es el heredero del mundo. ¿Por qué? Porque todos que ponen su fe en Cristo son hijos de Abraham el creyente, por lo cual heredó todas las naciones. Dios promete algo chiquito, pero al final no es algo chiquito. A Abraham le prometió un pedacito de tierra y Pablo dice, Abraham, heredero del mundo. ¿Por qué? Por medio de nosotros heredó Abraham todo el mundo. Pero él buscaba una ciudad que tiene simientes. No buscaba una patria aquí. Y Dios le multiplicó la promesa, Pablo está diciendo. Le prometió un pedacito y le dio todo el mundo. Pero Abraham no siquiera estaba mirando el pedacito. Él estaba buscando una ciudad que tiene simientes cuyo arquitecto Y fundador es Dios. Es algo que el hombre recibe por fe. Abraham recibió por fe de que él iba a tener una tierra y una descendencia y Dios le dio la tierra, toda la tierra, heredero del mundo. Una promesa le dio el Salvador y todos aquellos que creen en el Salvador. Colosenses 2, 11. Miren lo que dice. En Él también fuiste circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar del cuerpo la carne mediante la circuncisión de Cristo. La verdadera circuncisión era la del corazón. La circuncisión de la carne era por la promesa de la simiente, pero la verdadera circuncisión era del corazón. Y ahora hemos recibido esa circuncisión al quitar el cuerpo y la carne mediante la circuncisión de Cristo, habiendo sido sepultados con Él en el bautismo. Fuimos sepultados con Él. en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con Él. Pues yo nunca me acuerdo de haber sido sepultado. Y yo nunca me acuerdo de haber sido resucitado. Pero nuestra unión con Cristo es tan segura que cuando Cristo fue sepultado, nosotros fuimos sepultados con Él. Ahora el bautismo es una señal de que hemos sido bautizados con Él. En Él también habéis sido resucitados con Él por la fe en la acción del poder de Dios que le resucitó de entre los muertos. Y miren lo que dice, cuando estabais, y aquí aparece otra vez, cuando estabais muertos en vuestros delitos y la incircuncisión de vuestra carne, muertos en vuestros delitos y la incircuncisión de nuestra carne, os dio vida juntamente con Él, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de la deuda que consistía de decretos contra nosotros, que no ser adverso lo ha quitado del medio, cravándolo en la cruz. Nuestra condenación, se puede decir figurativamente, fue escrita en un documento. Condenado por esto, condenado por lo otro, maldito por esto, maldito por lo otro, apartado de Dios por esto, apartado de Dios por lo otro. Nuestros delitos fueron quitados del medio. La condenación fue quitada del medio, habiendo cancelado el documento de deuda, un documento donde nosotros somos faltos ante la ley de Dios, La ley de Dios nos condena y justamente nos condena ese documento que consistía de decretos contra nosotros. Póngase a pensar en el mundo antiguo, cuando crucificaban a alguien ponían la razón porque lo estaban crucificando. ¿A Jesucristo qué le pusieron? Rey de los judíos, y lo pusieron en el arameo, en el griego y en el latín. Rey de los judíos. Por eso está siendo condenado este hombre. Aunque era cierto. Pero esa era su condena, ese era su delito. Ese era el documento que consistía contra él. Y era adverso, por eso fue crucificado nuestro Señor Jesucristo, según los hombres. Pero según Dios, El documento nuestro fue clavado en esa cruz y Jesucristo lo ha quitado del medio. Sufriendo la penalidad de nuestro pecado, Dios puede decir, ese documento ya no es válido porque fue pagado y fue pagado. entero. Cuando Jesucristo dijo las últimas palabras en la cruz, consumado es ese decreto que era tuyo, que tenía tu nombre, Chava, que tenía tu nombre, Manu Paul, que tenía tu nombre, Ricardo, que tenía tu nombre, Pablo, Dalia, Alex, Ese documento de deuda fue clavado a la cruz y fue quitado de en medio. ¿Por qué? Porque ya no existe ahora condenación. Ya no existe ese documento. Miren, con esto termino. Miren como C.H. Spurgeon comenta sobre sobre este pasaje. Y esta es una cita de un libro de él. Dice En ese día que Cristo colgó en la cruz, no dejó ni un solo centavo para que nosotros paguemos como satisfacción a Dios. No dejó ni un hilo o hasta una correa de zapato que no fue satisfecho. Todas las demandas de la ley fueron pagadas ahí. Y luego, por Jehová Jesús, el gran sumo sacerdote de todo su pueblo, oh bendito sea su nombre, lo pagó todo a la vez. Tan inmesurable fue el rescate, tan costoso y munificente fue el precio demandado por nuestras almas, uno podría haber pensado que habría sido maravilloso si Cristo lo hubiera pagado por cuotas. parte de la suma ahora y parte de la suma después. Los rescates de los reyes a veces se habían sido pagados a la vez y algunos se habían convertido en cuotas pagadas después de años. Pero no fue así con nuestro Salvador. De una vez y por todas, se sacrificó a sí mismo de inmediato, contó el precio y dijo, todo está terminado, ya todo está pagado y no dejo nada que hacer. Él no negoció un pago parcial. y luego declararía que vendría otra vez a morir o sufriría nuevamente o que obedecería nuevamente. Pero hasta el clavo, hasta el último centavo, se pagó el rescate de todo un pueblo y se les entregó un recibo completo pagado de la deuda. Cristo lo clavó ese recibo en la cruz y dijo, hecho está, hecho está, he tomado la escritura de ordenanzas, la he clavado en la cruz, ¿quién es el que condenará a mi pueblo? o quien les pondrá algo a su cargo, porque he borrado como una nube sus transgresiones y como una nube espesa sus pecados. Ya no hay condenación para aquel que está en Cristo Jesús, porque las viejas cosas pasaron y aquí son todas hechas nuevas. Vamos a orar. Padre, te damos las gracias por tu infinita misericordia hacia nosotros.
Declaración Legal de Dios
Series Justificación por Fe Solamente
Cristo en la cruz cancelo toda condenación para su pueblo. Ahora recibimos por los brazos vacíos de la fe el don de la justicia de Cristo.
Sermon ID | 32518222484 |
Duration | 54:35 |
Date | |
Category | Bible Study |
Bible Text | Romans 8:1 |
Language | Spanish |
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