00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Marcos capítulo 6, comenzamos con el versículo 30. Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él les dijo, venid vosotros aparte a un lugar desierto y descansad un poco, porque eran muchos los que iban y venían de manera que ni aún tenían tiempo para comer. y se fueron solos en una barca a un lugar desierto. Pero muchos los vieron ir, y les reconocieron, y muchos fueron allá a pie desde las ciudades. Y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. Y salió Jesús, y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas. Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se acercaron a él diciendo, el lugar es desierto y la hora ya muy avanzada. Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor y compren pan, pues no tienen que comer. Respondiendo, él les dijo, dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron, ¿que vayamos y compremos pan por doscientos denarios y les demos de comer? Y él les dijo, ¿cuántos panes tenéis? Y divedlo. Y al saberlo dijeron, cinco y dos peces. Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos de ciento en ciento y de cincuenta en cincuenta. Entonces tomó los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo bendijo y partió los panes y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante y repartió los dos peces entre todos y comieron todos y se saciaron y recogieron de los pedazos doce cestas llenas y de lo que sobró de los peces y los que comieron eran cinco mil hombres. Pues hasta ahí la lectura de la Palabra del Señor. Vamos a pedir su ayuda nuevamente en oración. Nuestro Dios y Padre, pedimos que en esta tarde tu Palabra nos llegue con poder, para que lo recibamos como la Palabra de Dios, para que experimentemos su consuelo, para que no dudemos, para que no obstaculicemos la bendición para nosotros por medio de distracción o de incredulidad, o de falta de arrepentimiento, pero que recibamos de este pasaje los tesoros que tú tienes para tu pueblo. Que también de nosotros se pueda decir que comimos todos de este alimento espiritual y fuimos saciados. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo lo pedimos. Amén. Hermanos, a lo mejor se acordarán del contexto dentro del ministerio de Cristo en que sucede esta milagrosa alimentación de los cinco mil. Había enviado a sus doce discípulos, llamados apóstoles, para que ampliaran su ministerio personal, para que ellos fueran a lugares donde él no podía llegar, porque no le daba tiempo de ir a cada aldea, a cada pueblo chiquito y esparcido por todo el territorio, ¿verdad? Regresaron y regresaron de una misión exitosa. Ya el nombre de Cristo, ya los hechos de Cristo se conocían y su fama se iba esparciendo más y más, difundiendo más y más. Pero esto creó un problema para ellos. Los discípulos han salido de dos en dos, han estado enseñando, predicando, haciendo milagros, y ahora regresan, cuentan todo al Señor Jesucristo. Pero están cansados. Y tanto ha sido el éxito de la misión, que de tanto ir y venir con gente buscando esto, con preguntas, con enfermos, con lo que sea, que ni siquiera pueden comer. Probablemente ustedes hayan pasado días como esos, ¿verdad? Que de repente dan vuelta y ven y ya, dieron las cinco y pues no han comido nada desde el desayuno, ¿verdad? O quizás ni siquiera eso, ¿verdad? Dependiendo de a qué hora comenzaron todos los negocios. Bueno, pues lo podemos hacer un día, dos días, tres días. Pero si así es la vida constantemente, todos los días, Comenzamos a debilitarnos, ¿verdad? Todos necesitamos descanso. los discípulos de nuestro Señor Jesucristo, nosotros en nuestro tiempo discípulos de Cristo también. Y el Señor Jesucristo busca suplir esa necesidad del descanso para sus discípulos. En esta ocasión no resultó, ¿verdad? Y entonces se amontonó una multitud, también una multitud necesitada. Y el Señor Jesucristo buscó suplir la necesidad de esa multitud también. y al hacerlo suplió otra necesidad de sus discípulos o sérmanos. Este pasaje, esta porción de la Palabra de Dios, nos pone delante a nuestro Señor Jesucristo como nuestro buen pastor. Nos muestra que Él hace para su pueblo lo que un pastor hace para sus ovejas. Cuida de ellos, suple lo necesario, los alimenta aún en lugares desiertos. Y hay por lo menos dos indicaciones bastante fuertes de esto. Por ejemplo, versículo 34. Salió Jesús, vio a una gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor. Como no tenían pastor, él suplió el lugar, comenzó a enseñarles y luego los alimentó. Pero también hay otra indicación que la intención de Marcos aquí es ponernos delante a Jesucristo como nuestro buen pastor. Y está en un detalle en el versículo 39. Cristo manda a sus discípulos que hagan recostar a todos por grupos sobre la hierba verde. Es un poquito raro que en los evangelios se mencione el color de algo. No es muy común en toda la Biblia. Si usted se pregunta, bueno, ¿qué color eran los ojos de David? Pues no sabemos, ¿verdad? La Biblia nunca nos dice, casi nunca nos da esa clase de detalle. Y si ustedes leen los relatos de este milagro en Mateo, en Lucas, en Juan, no aparece este detalle. ¿Qué importancia tiene? Bueno, creo que tiene tres cosas que agrega este detalle. Por un lado, nos dice, esto proviene de testimonio presencial. Alguien que estuvo ahí en el momento, que recordaba que la hierba estaba verde. Se lo contó a Marcos, ¿verdad? La historia de la iglesia nos dice que fue Pedro quien se lo contó a Marcos, y Pedro sí estuvo presente. También nos dice que esto fue en la primavera. Nuevamente, el clima en Israel es parecido al clima que tenemos aquí nosotros. Ahora, si ahorita ustedes van a Hart Park o algún lugar por ahí, todo está verde, ¿verdad? Bonito. Pero, ¿qué temporada del año es? Si vamos en julio, ¿qué color va a ser todo? ¿Color café o un amarillo, quizás? ¿Rojo? Rojo no, Santiago. Creo que no. Pero normalmente, o si se van a la costa. Las montañas, ¿cómo están rumbo a la costa? Ahorita están verdes, pero normalmente no. Es una sorpresa ver todo color verde, ¿verdad? Bueno, pero es por la temporada. Entonces, esto nos dice más o menos cuándo sucedió esto en el año. Pero eso es lo de menos. El detalle más importante es que parece ser una alusión al Salmo 23. Jehová es mi pastor, nada me faltará. ¿Y dónde nos hace pasar? En delicados pastos o en pastos verdes, cuando la hierba está verde. Entonces Marcos nos pone delante a Jesucristo como pastor, porque ve que la multitud no tiene pastor y él mismo toma ese lugar. Y cuando hace que se sientan, son como ovejas sentadas en el Salmo 23, pasiendo sobre la hierba verde. Marcos no incluyó este detalle al azar o sin motivo, ¿verdad? Y entonces aquí vemos a Jesucristo como nuestro buen pastor, en referencia a sus discípulos y en referencia a las multitudes. Vamos a comentarlo rápidamente desde ese punto de vista. Los discípulos regresan a Cristo, están atareados, están cansados, y el Señor Jesucristo les invita que vayan a un lugar aparte. para descansar. ¿Qué necesitamos en el descanso, hermanos? Pues necesitamos tranquilizarnos, ¿verdad? Necesitamos ordenar pensamientos que andan así, así, así, corriendo, corriendo, corriendo. A veces cuando me ha tocado ir a México, ¿verdad? Y me toca predicar varias veces durante un solo viaje. Y me toca estar platique, platique, platique, platique desde las 8 de la mañana hasta las 10, 11 de la noche, ¿verdad? Cuando ya todo el mundo se va y uno está a punto de acostarse, es imposible descansar porque uno escucha voces en la cabeza, no más hable, hable, hable, hable, hable, hable. Porque es demasiado hablar. Bueno, uno lo hace, ¿verdad?, por una semana, unos dos, tres días, o algo así, y pues, luego uno se compone. Pero eso es cansado. Así estaban los discípulos. Y nosotros todos necesitamos tiempos de tranquilidad, ¿verdad? Donde no estamos tan estimulados constantemente. Donde el cerebro se puede tranquilizar y puede ordenar todo. La otra cosa que necesitamos del descanso es que se nos recarguen un poquito las pilas, ¿verdad? Que recibamos nueva energía para volver a la obra. Y bueno, hermanos, una aplicación práctica de paso aquí, a veces decimos, bueno, vamos a descansar, vamos a hacer esto aquello y lo otro. Pero si las actividades que emprendemos para el descanso dejan más desordenados que nunca el cerebro, o nos agotan todavía más la energía, pues en realidad no es descanso, ¿verdad? Es simplemente cambiar una forma de estrés para otra forma de estrés. Por ejemplo, si yo tomo un día de descanso y digo, bueno, no voy a hacer nada del trabajo de la iglesia hoy, ¿verdad? Nada más voy a descansar. ¿Pero qué hago? Me pongo a ver las noticias. Uy, me pongo a enfurecerme, ¿verdad? Con los gobernantes y las naciones y todo el relajo que hace. Me expongo a cien mil mentiras, ¿verdad? Y eso con una hora de televisión, de noticias, ¿verdad? Pues a final del día, ¿cómo estoy? Estoy peor, ¿verdad? Mejor me hubiera aventado a platicar con los hermanos, a estudiar la Biblia, algo así, ¿verdad? Aunque hubiera sido trabajo en un sentido, pero hubiera sido mejor. Que hice recreo, según, ¿verdad? Que solamente me dejó más molesto. que nunca. Entonces, seamos sabios, hermanos, con los aparatos, con las redes sociales. Mucho de lo que hacemos como recreo, como descanso, en realidad nos deja en peores condiciones. Y entonces es parte de la sabiduría decir, bueno, necesito descansar, pero necesito descansar bien. Dormir es bueno. Hacer ejercicio es bueno. Y aparte de esas dos cosas, pues, todo mundo se recrea de una forma un poquito distinto, ¿verdad? Y eso está bien. Pero solamente les animo que utilicen sabiduría, ¿verdad? Que sean realistas con ustedes mismos. Si la actividad de descanso no los relaja, no les recarga las pilas, pues entonces mejor evitarlo o mejor reconocer que esto no es descansar y van a necesitar otro tiempo de descanso posteriormente, ¿verdad? Pero bueno, eso de paso. El Señor Jesucristo llevó a sus discípulos a un lugar desierto para que no hubiera tanto estímulo, ¿verdad? Para que tuvieran espacio, libertad para descansar. En esta ocasión, sin embargo, no les funcionó. Y también, de paso, hermanos, déjenme decirles esto. Sabemos que debemos descansar y a veces hacemos el esfuerzo, ¿verdad? Apartamos un tiempo y decimos, bueno, ahora sí voy a descansar. Y no siempre resulta, ¿verdad? Yo me acuerdo de un momento, mi esposa y yo íbamos a salir dos, tres días, algo así, ¿verdad? Íbamos a descansar un poquito. No, de repente murió una hermana de la iglesia de 99 años. ¿Y cuándo querían tener el entierro? Pues justo en ese momento cuando debíamos estar fuera. Pues ni modo, nos quedamos, ¿verdad? para estar, acompañar a la familia y para participar en el entierro de la hermana. Bueno, no siempre sale, ¿verdad? Si el Señor Jesucristo intentó suplir descanso para sus discípulos y no le salió a Él, pues podemos entender, ¿verdad?, que tampoco a nosotros siempre nos sale. Bueno, ¿por qué no le salió? Pues ellos se fueron en su barca, ¿verdad? Y no sé si habrá sido por motivo del viento, de la corriente o por algún otro motivo, pero la multitud pudieron ver. Ah, mira, van para aquí. En este punto van a aterrizar. Y entonces se fueron caminando rápidamente. Llegaron. Cuando llega el Señor Jesucristo y sus discípulos al lugar desierto, ahí hay una multitud. Una multitud de cinco mil hombres. Y el Señor Jesucristo los ve y tiene compasión. Ahí está el corazón del buen pastor. Esta multitud, muchos de nosotros, yo en este lugar, yo hubiera sentido muy incómodo. Lo único que quería era descansar y aquí está una multitud. ¿Por qué vienen a molestar? ¿Por qué no me pueden dejar en paz? Aunque sea dos horas, ¿verdad? Pero el Señor Jesucristo no reaccionó de esa manera. Él los vio y tuvo compasión. Hermanos, cuando nos ve a nosotros también tiene compasión. Ahora, hay una pregunta aquí, y esto es, cuando el texto menciona que eran cinco mil hombres, ¿es para decir que eran cinco mil hombres más mujeres y niños? O es para decir que predominantemente eran hombres y que casi no había nadie más. Sabíamos que había por lo menos un niño, ¿verdad? Porque fue él quien suplió los cinco panes y dos peces. Bueno, de eso vamos a hablar, Santiago. Hay quienes piensan que cuando Mateo dice eran 5.000 hombres sin mujeres y niños, que la intención es decir eran 5.000 hombres y por encima había cierta cantidad, ¿verdad? Quizás lo doble o lo triple de mujeres y niños. Pero hay otros que piensan que al contrario, Mateo quiere decir que era un grupo principalmente de hombres. Quizás esa idea recibe un poquito de apoyo cuando se menciona que eran como ovejas sin pastor. Porque es una frase que se usa dos veces en el Antiguo Testamento. Moisés pide que Dios levante a alguien para tomar liderazgo en Israel para que ellos no queden como ovejas sin pastor en el Libro de Números. Pero en Primera de Reyes, uno de los profetas tiene una visión del rey Acab muriendo en la batalla. Y él dice que el ejército de Israel quedó como ovejas sin pastor. Entonces, algunos piensan que eran... preeminentemente, predominantemente, cinco mil hombres, porque se habían congregado con la intención de comenzar una revolución, de nombrar a Cristo como su Capitano General o Rey, y que Él tomara el liderazgo en comenzar la revolución. Bueno, no sé ustedes, pero si yo voy a comenzar una revolución, no voy a llevar a mi esposa ni a mi hija. ¡Yo voy! Yo me arriesgo, yo me aviento, pero que la familia esté bien, ¿verdad? Podría ser. No lo afirmo en ciencia cierta, ¿verdad? Se me hace que hay argumentos en favor de las dos opiniones. Pero es una perspectiva interesante porque en el libro de Juan se nos dice que querían tomar a Cristo y obligarlo a ser rey. Y Cristo se tuvo que escapar, se tuvo que salir de esa circunstancia. Bueno, Él los ve como ovejas sin pastor. Tiene compasión. ¿Y cuál es la primera respuesta a estas personas, sean todos varones o sea una mezcla, a estas personas necesitadas? Les enseña muchas cosas. Hermanos, aquí no debemos de perder la lección. ¿Qué necesitamos nosotros? Necesitamos la enseñanza de Cristo. Necesitamos saber de él. Necesitamos ir profundizando en nuestro conocimiento de él. Necesitamos entrar y recibir la información acerca del reino de Dios que Jesucristo nos da en su palabra. Si nos sentimos débiles, si nos sentimos agobiados, si nos sentimos aplastados, hermanos, necesitamos información, necesitamos Enseñanza. No podemos estar bien sin lo que nos dice la Biblia. No solamente de pan vivirá el hombre, dijo el Señor Jesucristo, ¿verdad?, con alusión a Deuteronomio, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Bueno, los niños, a ver, ¿ustedes necesitan comer? ¿Verdad que sí? Abraham dice que sí. Es necesario tener pan. Bueno, pan, tortillas, algo, ¿no? No tiene que ser pan siempre, ¿verdad? Pero pan o carne o verduras o algo, fruta, pero algo de comida. Y sin embargo, Cristo dice, no solamente de pan, no solamente de la comida. El ser humano fue creado para más. El ser humano necesita las palabras que salen de la boca de Dios. Pues, ¿cuánto pan necesitan? ¿Cuántas veces al día comen? ¿Cuántas veces al día piensan en las palabras que salen de la boca del Señor? Claro, a veces nos sentamos a leer y leemos una hora. A veces no tenemos una hora, ¿verdad? A veces tiene que ser un versículo, ¿verdad? Pero mientras vamos en camino, mientras estamos manejando, mientras estamos lavando los trastes, normalmente es posible. pensar, reflexionar un poquito en la palabra de Dios. Eso también lo necesitamos. Y necesitamos no solamente como individuos, aquí hay todo un grupo y el Señor Jesucristo les enseña. El Señor Jesucristo ha dado a la iglesia pastores y maestros para que sigamos recibiendo la enseñanza, para que de esa manera también seamos alimentados. Bueno, enseñó tantas cosas a esta multitud como su buen pastor, que ya se puso tarde. Y esta gente se había venido con prisa, ¿verdad? Vieron que el Señor Jesucristo se iba en su barca y se aventaron corriendo, ¿verdad? No se detuvieron para empacar un lunch. Entonces, pues ahí llegan y no tienen nada. Entonces los discípulos se acercan a Jesucristo para decirle, ya es suficiente, aleja a la multitud, que salgan a las aldeas, a los campos alrededor, que encuentren lo que puedan, ¿verdad? Pero que coman. Ahora, quizás hemos pensado que el Señor Jesucristo se ha olvidado de sus discípulos, hasta ahorita, ¿verdad? Porque se fue con ellos para que ellos descansaran, pero viene la multitud y como que la multitud tiene prioridad. Pero aquí vamos a ver, hermanos, que no es así. El Señor Jesucristo sigue siendo el buen pastor, no solamente de la multitud, sino también de sus discípulos, porque les dice, ustedes denles de comer. Bueno, a primera vista parece que les ha dado un reto imposible, ¿verdad? Y ellos así lo toman. que vayamos y compremos pan por 200 denarios y les demos de comer. Comúnmente se dice que un denario era el salario del día para un trabajador manual, ¿no? Si uno trabajaba en el campo, pues pagaban diariamente y el pago normal era un denario. Bueno, ¿se imaginan tomar 200 días de salario y gastarlo en una sola comida? Bueno, si de repente llegan... Bueno, pongamos el ejemplo, ¿verdad? Van a hacer una fiesta, van a tener a varios invitados, quizás unos 50 personas, ¿no? Y llegan a la fiesta y se les dice, ¿llegaron 5.000 personas? ¿A poco no están un poquito preocupados por el pollo y la tortilla y el pastel? ¿Qué desastre? No, mejor me salgo, mejor me escondo, mejor me retiro y ni siquiera los veo, porque ¿de dónde voy a sacar para cinco mil personas? Es imposible. Y los discípulos así lo sintieron. Pero el Señor Jesucristo es su buen pastor. Les dice, averigüen. ¿Cuánta comida tienen? Pues entonces corren la voz, checan quién tiene algo para comer. Y resulta que hay cinco panes y dos peces. Ahora, los peces eran pececillos. No estamos hablando de un atún enorme, ¿verdad? No estamos hablando de una ballena. Estamos hablando de pececillos como de este tamaño. Y en cuanto a los panes, estamos hablando probablemente de un pan redondo como así alrededor y como así de grueso. Cinco panes de esos para cinco mil hombres. Dos pececillos. No era parte significativa de la comida, ¿verdad? Era nada más para tener un poquito de sabor. Aunque bueno, sabor a pescado, ¿quién lo quiere peor? Es otro asunto. ¿De qué sirve? Entre ellos. Entre tantos. Pero lo traen a Cristo. Y Él alza los ojos al cielo. Ese es señal de oración, ¿verdad? Da gracias, bendice a la comida. Y Él comienza a dar a los discípulos. Y los discípulos reparten a la multitud que están sentado en compañías casi militares, ¿verdad? Sobre la hierba verde. Y no se comen la hierba. Pero todos comen y son saciados. ¿Y los discípulos? Pues se recogieron de lo que sobró doce cestas. ¿Por qué doce? Porque había doce discípulos. El Señor Jesucristo no perdió de vista a sus discípulos en todo esto. Los pastoreó con este reto a la fe. Los pastoreó con esta gran lección que lo poco, lo insignificante que tenemos en las manos de Cristo es suficiente. Y los pastoreó porque ellos también recibieron su lunch. Ellos no fueron, no quedaron sin comer. El Señor Jesucristo cuidó de sus necesidades de cuerpo y de alma para la multitud, pero también para sus discípulos, para sus apóstoles especiales. Hermanos, creo que las aplicaciones son obvias. ¿Qué tenemos nosotros? ¿Tenemos cinco panes y dos peces? Pues quizás ni siquiera tenemos eso, ¿verdad? Para aportar a la obra del Señor. Existe una gran necesidad. ¿Cuánta oscuridad hay en nuestro alrededor? Ayer leí una estadística que en los Estados Unidos está como el 4.4% de la población de todo el mundo. Pero de los opioides, que aquí se consumen como el 88%. Qué gran problema de abuso de las drogas, ¿verdad? Existe en este país. ¿Qué vamos a hacer nosotros en contra de eso? Ustedes ya se habrán dado cuenta de los grandes problemas que existen con la ideología del género, con todo el movimiento LGBTQ. ¿Quién sabe qué más? Ustedes ya se habrán dado cuenta que la maldad y la inmundicia van en aumento, que son festejados y celebrados. Que las leyes ahora ya castigan a quienes se oponen a la maldad y galardonan a quienes lo practican. Ustedes ya se habrán dado cuenta que en este país a lo malo se le dice bueno y a lo bueno se le dice malo. Y aquí estamos nosotros. ¿Cuántas personas somos? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué recursos tenemos? Pues si miramos a la condición de la iglesia, no hay esperanza. No podemos lidiar contra tanto. Pero en las manos de Cristo, cinco panes y dos peces alcanzaron para cinco mil. En las manos de Cristo, un pastor con la espalda maltratada puede lograr mucho. Porque no es él, es la bendición de Cristo. En las manos de Cristo, lo poquito que tenemos puede ser suficiente. Y hermanos, si nos sentimos desgastados, si estamos cansados, si ya pensamos que hemos llegado al límite, que no podemos más, que hay demasiados problemas de los que podemos enfrentar. Pero el Señor Jesucristo no se olvidó de sus discípulos. Tuvo compasión también de ellos. Ellos también comieron de esta abundancia. Ellos también comieron y se saciaron. El Señor Jesucristo no se olvidará de nosotros tampoco. No nos usará para lograr sus propósitos para luego descartarnos. ¿Verdad? Él no es así. Él es el buen pastor. Él es el pastor compasivo. El pastor que ve el sufrimiento, que ve la necesidad, que ve la miseria y responde. Responde con enseñanza. Responde con alimentación. Responde con un reto a la fe, pero responde, hermanos. Acudamos a este buen pastor. Amén.
Abundancia en el desierto
Series Marcos
Marcos nos pone delante un hermoso retrato del buen Pastor cuidando y alimentando a sus ovejas por su gran compasión.
Sermon ID | 3202354442631 |
Duration | 29:14 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Mark 6:30-44 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.