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Vamos al Salmo número 66. Vamos a estar leyendo a partir del versículo 9 hasta el 15. Salmo 66, versículo 9 al 15. Salmo 66, versículo 9. Él es quien nos guarda con vida y no permite que nuestros pies resbalen. Porque tú nos has probado, oh Dios. Nos has refinado como se refina la plata. Nos metiste en la red. Carga pesada pusiste sobre nuestros lomos. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas. Pasamos por el fuego y por el agua, pero tú nos sacaste a un lugar de abundancia. Entraré en tu casa con holocaustos. A ti cumpliré mis votos. Los que pronunciaron mis labios y abrieron mi boca cuando yo estaba en angustia. Te ofreceré holocaustos de animales engordados, con saumerio de carneros, haré una ofrenda de toros y machos cabríos. Amén. Estos versículos del Salmo 66, el cual, este Salmo canta de la poderosa liberación de Dios, sigue a continuación con algo que para muchos es insólito. El texto en el versículo 9 dice, Él es quien nos guarda con vida y no permite que nuestros pies se resbalen. El salmista mira a Dios como aquel que gobierna las cosas y guarda a su pueblo. aún en medio de la angustia nos sostiene, aún en medio de la tribulación mantiene nuestros pies seguros, nuestros pies estables. Y él está mirando que Dios es el Dios y dueño de la providencia, la providencia Es esa doctrina de las sagradas escrituras que nos hablan de cómo Dios gobierna el mundo a través de sus manos. Él es quien quita y pone, quita reyes, pone reyes, establece quién va a dirigir una nación, establece quiénes van a estar bajo la autoridad. Dios dirige todo hasta la caída de los pueblos, la muerte, la vida de un hombre. La naturaleza, todo está en la mano del Señor. Y la providencia nos habla sobre esto, sobre el gobierno de Dios en sus actos diarios gobernando nuestras vidas. Y él dice, el salmista en el versículo 9, que él puede ver a Dios gobernándolo todo cuando él le guarda del mal. Él puede ver a Dios como el gran soberano y el todopoderoso cuando Él nos protege y no permite que resbalemos, como dice el versículo 9. Sin embargo, en el versículo 10 en adelante, Él sigue viendo a Dios como el soberano y el todopoderoso que gobierna en la providencia aún en medio de nuestras aflicciones y angustias. Versículo 10, porque tú nos has probado. Oh Dios, nos has refinado como se refina la plata. La forma en que se refinan ciertos metales, como la plata, el oro, es a través de pasarlo por procesos de limpieza, a través de químicos, a través del fuego, a través de sustancias tan, sustancias químicas tan abrasadoras que queman, abrasivas que queman, que dañan todo lo que está alrededor de esos metales preciosos. Esos metales tienden a resistir, ser resistentes, pero La madera, la tierra, el lodo, no es tan resistente a esos químicos. Por eso se pasan por esos químicos, por el fuego, para que toda la escoria, todo aquello que esté pegado al metal precioso, se destruya y quede la piedra limpia, en bruto. ya más pulida para luego entrarse en otro proceso de refinación. Y él dice aquí que el pueblo de Dios es tomado por Dios en su providencia y es metido en esos químicos de la tribulación. En ese fuego de la providencia, dificultades oscuras, difíciles de soportar. ¿Con qué fin? Para refinar a la iglesia. Limpiándola de todas aquellas obras muertas del pecado, aún de aquellos que dicen ser creyentes y no lo son, y que están en medio de ellas, las pruebas para el pueblo de Dios refinan la iglesia. Y usted ve que a veces hay iglesias que pasan por pruebas y grandes dificultades y se quedan con cinco miembros, y eran cien. Esos cinco miembros posiblemente eran los verdaderos creyentes. Y los otros 95 eran básicamente relleno, era básicamente tierra que estaba pegada al oro y que contaminaba el oro. Con eso yo no quiero decir que creyentes que salgan de sus iglesias están mal, no siempre es así. Pero aquí estamos hablando, dando un ejemplo, de cómo Dios en muchas ocasiones refina nuestras vidas. Dice el versículo 11, nos metiste en la red. Observe que Él dice, Dios nos ha probado, Dios nos ha refinado. Pero también dice, Dios nos metió en la red. Señor, tú no vas a permitir que tu polo nunca caiga. No, a veces Él no mete la caída. no tira en el hoyo. Dios nos pone cargas pesadas. Señor, yo no aguanto a esta mujer, yo no aguanto a este hombre, yo no aguanto a esta situación económica. Si Dios te lo ha impuesto, considera, examina, evalúa, clama por amor, por gozo, para disfrutar la providencia dificultosa, clama por paciencia. Dice aquí el salmista que él metió al pueblo en el fuego. Él lo metió en la red. Había un enemigo que le puso una trampa, una red, y Dios dijo, entre en esa red. Y permitió al enemigo que nos atrapara en la red. Versículo 12. Hiciste cabalgar a hombres sobre nuestras cabezas. Pasamos por el fuego y por el agua. Imagínese esos metales. Hay metales, hermanos, que se toman y se introducen al fuego. Y cuando el metal está al rojo vivo, está en la condición más frágil para ser moldeado puede ser que sea un metal que esté doblado. Y para poder enderezarlo, hay que darle fuego. Y cuando esas moléculas del metal comienzan a ensancharse por el calor, entonces, ¿qué hace el que está trabajando con el metal? Coge un martillo bien pesado, coloque el metal en un yunque y comienza a golpear el metal, a enderezar el metal. Pero primero lo pasó por fuego. Y ahora le está dando, mire, con un martillo, una masa de acero, ¡pum, pum! Y es enderezando esos corazones duros que están en la iglesia adorándole. Y es enderezándolos. Primero los mete en el fuego. en la aflicción, en la enfermedad, en la tribulación, en el dolor, y cuando ya están así flojitos, que ya dicen, señor, está bien lo que tú quieras, entonces coge el martillo, ah, lo que yo quiera, yo quiero que tú estés derecho, y lo golpea para estar derecho, y lo golpea para estar derecho, y lo golpea, obviamente lo hace con la palabra, de Dios, lo hace con la oración, lo hace con la amonestación del pastor, con la predicación de la palabra. Dios tiene diferentes medios. Pero oiga bien, primero lo metió en el fuego de la enfermedad y de la tribulación. Que a veces usted piensa que Dios te metió en prueba y es para darte cosas mejores. No, no te va a dar cosas mejores, te va a enderezar. Y Dios te quitó eso para darte algo mejor. No, no son bienes. Debes estar pensando así, como un materialista y un mundano. Dios quiere enderezar tu carácter para que seas un hombre, una mujer santa. Un hombre, una mujer temerosa de él. Siempre estamos pensando, y Dios me quitó el carro. Tuve un accidente en el carro. Eso es que Dios me va a dar algo mejor. Nada más estamos pensando en esto, miren, el pisto es lo material. No, en su carácter, que sea una mujer piadosa, un hombre piadoso, un hombre santo, una mujer santa. Él te va a meter en el fuego y te va a enderezar a martillazo, con los martillazos de su palabra. Y luego que tú estés derechito, así, mire, derechito, entonces te va a meter en el agua. Y cuando ese metal al rojo vivo se mete en el agua, ¿sabe lo que sale? Un gran humo. El vapor, el agua evaporándose con el fuego. Pero eso sí, el metal está derechito. Ese hierro está derechito. Ya listo para usarse como herramienta en lo que fue determinado. Amado hermano, cuando el creyente entiende la providencia de Dios, y sabe que su Dios le ama, y sabe que Jesucristo murió por él, y sabe que Dios es misericordioso, y sabe que Dios lo metió en la tribulación, y sabe que Dios le está dando golpes con su palabra para enderezarlo, el creyente termina diciendo, como dice el versículo 13, entraré en tu casa con holocaustos, a ti cumpliré mis votos. Observe que en medio de la tribulación, en medio de la angustia, en medio del dolor, hace un voto. Hace un voto, una promesa, un pacto delante del Señor. Y él vuelve a la casa del Señor para cumplir con ese voto. para cumplir con su llamado de adoración. No es como los impíos que están diciendo, ay, hermano José, ore por mí para que Dios me libere de esta prueba. Y cuando Dios lo sana, nunca más vuelven a llamarlo. ¿Le prometieron por su mamá que iban ahí a la iglesia? Nunca fueron a la iglesia. Y si fueron, fueron una vez ya, cumplió con usted. no tenían temor de Dios, pero el creyente sí permanece en el temor del Señor y luego de la tribulación, ¿a dónde vuelve? A la casa de su padre. A la casa de su padre, a cumplir con sus votos, con el compromiso de adorar al Dios que le ha sanado, al Dios que le ha herido, al Dios que lo ha usado y que lo ha purificado lo ha purificado dice el versículo 14 los que pronuncian mis los que pronunciaron mis labios esos votos y habló mi boca cuando yo estaba en angustia muchos hacen una renovación espiritual en ese tiempo de angustia por eso hermano la enfermedad En el creyente, en el cristiano, es muy renovadora porque ahí usted tiene tiempo para orar, para leer la palabra, para meditar en ella. Y si lo usa, usa su tiempo de tribulación para eso, sale más fortalecido que cuando estaba sin enfermedad. Pero si el creyente usa el tiempo de tribulación para ver televisión, y para ser perezoso esa tribulación posiblemente se extienda un poco más porque tú no has entendido, no has entendido que el Dios soberano te está humillando con un sabio justo y santo propósito. Pero amados hermanos, el creyente que toma en serio al Señor y camina con el Señor y entiende que Dios le libra del mal, pero cuando Dios le entrega el mal es para considerar y para humillarse delante del Señor y evaluar sus caminos y ponerse derechito. Queridos hermanos, este hombre está esperando, esta mujer está esperando el volver a la casa de Dios. para continuar creciendo en el temor de Dios. Te ofreceré, versículo 15, te ofreceré holocaustos de animales engordados, consaumerio de carneros, haré una ofrenda de toros y machos cabrío. Es decir que este hombre, luego de salir de la tribulación, no salió amargado. Muchos que solamente piensan en dios cuando tienen alguna necesidad económica y cuando esa necesidad se resuelve ya sueltan a dios y andan por ahí y dicen y dicen que son cristianos cuando están en tribulación se amargan tan amargado con la cara amarrada con la cara fea porque para ellos Dios es un abuelito bueno que siempre está con los 20 lempiras ahí esperando al nieto para dárselo. Esperándolo con un refrigerador lleno de merienda, de pizza, de helado. Así como muchos creyentes miran a Dios. Un abuelito bueno, el diosito. No, él no es ningún diosito. Él te metió en la tribulación y te va a humillar hasta que tú entiendas de que Él es Dios. Pero yo soy tu Hijo. Humíllate más rápido entonces. Humíllate más rápido. Señor, pero yo soy tu siervo. Con más razón. Si Él es tu Señor, ¿dónde está su honra? ¿Dónde está tu temor hacia Él? Amados hermanos, cuando vemos a Dios en la tribulación y nos humillamos delante de él y clamamos delante de él, cuando termine esa tribulación, volveremos y buscaremos junto a la iglesia en la adoración el rostro de aquel que vive y reina. por los siglos de los siglos, porque ese es nuestro Dios. Ese es nuestro Señor. Y ofreceremos abundancia de holocaustos, abundancia de alabanza, abundantes ofrendas al Señor. ¿Por qué? Porque Él es bueno. Y en mi tribulación me oyó y me rescató, me sostuvo. Él me metió en la tribulación, me metió en el fuego, me metió en el agua, me refinó como la plata, pasó enemigos sobre mi cabeza y en toda esa tribulación me sostuvo, me guardó, oyó mi oración, me dio victoria sobre mi enemigo. Y aquí estoy presente con mis acciones de gracias, con mi alabanza, con mis ofrendas al Señor. Eso es lo que dice el salmista. La ofrenda siempre es una evidencia de gratitud hacia el Señor. Yo estoy agradecido del Señor. Por eso el salmista dice aquí, te ofreceré holocaustos y animales. Te ofreceré saumerio de carneros, ofrenda de toros. Es decir, que Él venía con una carga grande de acción de gracias, una carga grande de alabanza al Señor. Yo estuve enfermo y Él tuvo misericordia de mí. Yo estuve en angustia con mis hijos y Él me libró, me pasó por el fuego y con Su mano derecha me sostuvo. Gloria a Dios. Aquí estoy para darle gracias. Aquí estoy para agradecerle que él es el soberano y él me sostiene. Como veíamos en el versículo 9, él miraba a Dios gobernándole y guardándole la providencia. En el bien miraba a Dios, pero también desde el versículo 10 al 15 ve a Dios en el mal, también dirigiéndole y gobernándole. Dios nos ayuda, hermano, a crecer a este nivel, a crecer espiritualmente a este nivel, porque, mire, los creyentes tenemos que pasar por muchas tribulaciones. Y si usted está, mire, ejercitado, levantando su pesa en oración, haciendo sus ayunos, Haciendo sus ejercicios espirituales en el tiempo de la angustia, usted verá que para usted no es tan difícil porque usted está entendiendo. Usted entiende qué está sucediendo. Duro es cuando usted es un niño en la fe y solamente se alegra cuando hay bien y se entristece cuando hay mal. Eso es duro. porque son muchas veces los meses de mal y los días de bien son pocos. Dios nos conceda poder gozarnos en él y verle a él como el soberano que dirige, gobierna, consuela y nos sostiene en todo tiempo, en la abundancia, en la necesidad, en la alegría como en la tribulación. Él es mi Dios. Y cuando me da abundancia, le glorifico. Y cuando me da necesidad y enfermedad, en el fuego le alabo y le adoro, y le clamo y le oro. Y cuando me saca de allí, soy el primero. Pator, abra la puerta de la iglesia que viene a adorar a Dios. Recuerdo a un hermano llamado José, con cáncer. obligó a sus hijos impíos a que lo llevara a la iglesia. Él quería partir de la tierra luego de haber adorado a Dios en la iglesia. Lo recuerdo como ahora, porque de la iglesia creo que habíamos cuatro hermanos. El pastor Guzmán, yo, y dos hermanos más, estaba él y la familia. No recuerdo a nadie más. No sé si tú estabas allá, María Isabel. No. Pero habíamos un grupo pequeñito. Porque ese hermano estaba con un cáncer terminal. Y él obligó a sus hijos, tú me vas a llevar a la iglesia y se los ordeno. Papá, porque es que yo que, ¿qué? Me voy a morir, sí, pero voy a morir me adorando a Dios. Hermano, y murió de cáncer. Pero él estaba con la diligencia y la solicitud de adorar a Dios con cáncer. porque hay que aprender a adorar a Dios en las buenas como en las malas, hermano. Ahí es donde se prueba la fe. José dejó un testimonio para sus hijos y para la iglesia del Señor. Allí yo aprendí que debemos adorar a Dios con el cáncer. Alabar a Dios con el cáncer. Bendecir a Dios con el cáncer. Dios nos concede hermanos el poder alabarle en la bendición como en la tribulación. Amén.
Alabad a Dios en la bendición como en la tribulación
Series Los Salmos
Alabad a Dios en la bendición como en la tribulación
Sermon ID | 310251185463 |
Duration | 24:03 |
Date | |
Category | Devotional |
Bible Text | Psalm 66:9-15 |
Language | Spanish |
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