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Vamos a Génesis capítulo 15 versículo 1 hasta el 6. Solamente nos vamos a concentrar desde el versículo 1 hasta el 6. Leo la palabra del Señor. Después de estas cosas, la palabra del Señor vino a Abraham en visión, diciendo, No temas, Abraham, yo soy un escudo para ti. Tu recompensa será muy grande. Y Abraham dijo, Oh Señor Dios, ¿qué me darás? puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco. Dijo además Abraham, He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo, tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero." Versículo 5. Lo llevó fuera y le dijo, Ahora mira al cielo, y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo, Así será tu descendencia. Y Abraham creyó en el Señor, y él se los reconoció por justicia. Amén. Aquí nosotros podemos ver o vamos a comenzar a ver en esta mañana el tema en la angustia o en la tristeza pon tus ojos en Dios y su evangelio. En la angustia o en la tristeza pon tus ojos en Dios y su evangelio. Nosotros la semana pasada estuvimos considerando, estuvimos viendo que Dios le dio a Abraham victoria sobre cinco reyes. Él peleó contra cinco reyes y salvó a Lot, su sobrino, pero también salvó a una gran multitud de personas que estaban allí cautivos. Esto trajo una gran influencia a Abraham, porque imagínense, todo el mundo supo lo que él hizo. Hoy vamos a ver que después de estas guerras, Abraham tuvo un conflicto en su corazón. Se llenó de tristeza. Y Dios trajo a su corazón consuelo, fortaleza. Lo trajo para motivarle a mirarle a la promesa al galardón. Dice el versículo número uno. Dice el versículo número uno. Después de estas cosas la palabra del Señor vino Abraham en visión, diciendo, no temas, Abraham, yo soy un escudo para ti, tu recompensa será muy grande. Observen aquí la palabra después de estas cosas en el versículo 1, hace referencia a lo que ya sucedió anteriormente, la gran guerra que tuvo contra cinco reyes. Abraham venció a estos reyes y fue conocido por muchas personas por la gran victoria y uno dirá bueno pero eso es bueno que se conozcan y sepan lo fuerte que tú eres y no necesariamente es así porque ya usted sabe cuando usted es conocido por mucha gente que la gente comienza a buscarle comienza a preguntar por usted comienzan a pensar que usted puede resolver algunos problemas. Además de que también esos cinco reyes se convirtieron definitivamente en cinco enemigos para Abraham. Es decir, él tenía no dos, ni uno, ahora tenía cinco enemigos. Y el rey de Sodoma posiblemente también no lo veía a él con buenos ojos. porque al final y al cabo era un hombre muy fuerte, tenía mucho poder, tenía mucha autoridad. Por eso, piensan algunos estudiosos, Abraham pudo llenar su corazón de temor, porque ahora, de ser un desconocido, ahora mucha gente lo conocía. Otra cosa que puede ayudarnos también a pensar en lo que estaba sucediendo en el corazón de Abraham, es lo que vamos a estar viendo a partir del versículo 2, que Abraham no tenía hijo, y aunque él era un hombre que tenía muchas riquezas, aunque era un hombre que tenía muchos bienes, no tener hijo es como trabajar un poco, podríamos decir, trabajar en balde. Porque para qué tú estás trabajando tanto. Porque a quién tú le vas a dejar eso. Porque todo ese esfuerzo que tú haces, al final, quién lo va a disfrutar. Cruz se pone a pensar. Realmente, Abraham tenía razones por las que podría estar turbado en su mente y en su corazón. Pero miren cómo Dios trata con el corazón de Abraham. Esta turbación que él tenía, ya sea por la razón de los reyes o ya sea porque no tenía definitivamente hijos, esta turbación que él tenía lo llevó a él a que su corazón se atormentara, se empequeñeciera, dudara. Y en el versículo 1 vemos la respuesta de Dios a Abraham. ¿Cuál fue la respuesta de Dios? Miren lo que sucede. Vino palabra del Señor. Después de estas cosas, la palabra del Señor vino Abraham en visión y quedémonos allí. Dice que vino la palabra de Jehová. Con esto podemos comenzar a ver que Dios nos da respuesta a nuestra angustia empezando a través de su palabra. ¿Qué usa Dios para consolarnos a nosotros en nuestras debilidades? Dice el pasaje, vino palabra de Jehová. Es decir, que aquí se nos enseña que en Dios debemos de buscar la respuesta a nuestra angustia a través de su palabra. ¿Cómo vino esta palabra? En una visión. Recordemos que Abraham no tenía la Biblia en su mano. Abraham no tenía la palabra de Dios escrita como nosotros. Por lo tanto, Dios le habla en una visión profética, como aquellos profetas de antaño, bueno, los profetas que vinieron luego de Abraham, que ellos en una visión recibían la palabra de Dios, Dios hablaba, y esta gente se quedaba escuchando a Dios mientras nadie más lo escuchaba, ellos podían escuchar a Dios. Algunos es recibir la Palabra de Dios a través de sueños. Entonces, de esa forma, Dios le habla a Abraham en un estado estático en que él puede percibir y escuchar en su corazón la Palabra. Esta fue la forma de hablar antes de que Dios revelara las Escrituras, antes de que Dios trajera las Escrituras a nuestra mano, antes de que tuviéramos la Biblia en nuestra mano, Dios habló a través de sueños, a través de visiones, y esto fue un hecho, esta fue la forma de hablar del Señor. Pero mira lo que dice la Carta a los Hebreos, voy a ir un poquito más atrás en mi Biblia, A Hebreos capítulo 1, versículos 1 al 2. Hebreos capítulo 1, versículo 1 al 2. Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones, y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Observen cómo dice el pasaje, Habiendo hablado en el pasado, hace mucho tiempo, en muchas ocasiones, y de muchas maneras a los padres o los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por Su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas. Hoy el Señor nos habla por Su Hijo, nos habla por la Palabra, por el Evangelio, que Él ha revelado a través de su Hijo. Hay otro pasaje también un poquito más atrás de Hebreos, segunda de Pedro, un poquito más atrás, después de Juan, perdón, antes de Juan, antes de primera de Juan, segunda de Pedro, capítulo 1, versículo 19 al 20. Segunda de Pedro, capítulo 1, 19 al 20. Dice, y así tenemos la palabra profética más segura. a la cual hacéis bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día de espunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones. Pero ante todo sabed esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios. Observe cómo se le llama a lo que Pedro tenía en su mano, Escritura. Así como el apóstol Pedro llama a todo lo que Dios enseñó a través de los profetas, los salmos, los apóstoles. Versículo 20 Ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal. ¿Qué tenemos en el día de hoy? Hoy tenemos la Sagrada Escritura, la Biblia, la Palabra de Dios escrita. Y es esta la Palabra profética que dice el apóstol Pedro, es segura para nosotros que hacemos bien estar en ella, atentos a la Palabra profética. donde está toda revelación de Dios por la que el Espíritu Santo hoy continúa hablando. Entonces, ¿qué entendemos aquí? Entendemos, volvamos otra vez a Génesis, por favor, volvamos otra vez a Génesis capítulo 15, entendemos que el Señor le habló a Abraham a través de una visión en la que él podía percibir en su corazón la Palabra de Dios, porque aún no se habían revelado las Sagradas Escrituras. Todavía no se habían dado. Hasta el momento en que Dios revela Su Palabra, Él habló a través de visiones, sueños. ¿Qué dice el Señor en Su Palabra, Abraham? Capítulo 15, versículo 1. No temas, Abraham. Yo soy un escudo para ti. Tu recompensa será muy grande. Él está turbado. Abraham está turbado por lo que está sucediendo o por lo que él está pensando. Y el Señor le dice, no temas. no temas, yo soy un escudo para ti. La palabra de Dios le trajo a Abraham consolación en medio de su angustia, en medio de su aflicción Dios le dijo no temas, yo soy un escudo para ti, yo soy tu protección. Y un escudo en la antigüedad, en los días de Abraham Era una manera de protección. En algunos pueblos, por ejemplo, como el Imperio Romano, era como una tabla de madera reforzada con hierro para protegerse. Comúnmente los hombres la usaban en el hombro, en las guerras, en un brazo el escudo y en el otro brazo la espada. La espada era para atacar, pero el escudo era para protegerse. Y en la antigüedad se usaban hasta flechas. Imagínense una persona que no tuviera protección, la flecha le podría golpear en cualquier parte del cuerpo. Pero el escudo servía para protegerse de las flechas, para protegerse del enemigo que le tiraba alguna piedra o le trataba de golpear con una espada. El escudo era muy importante. para protección. Imagínense esa tabla de madera revestida de hierro o de bronce para protección. Algunos escudos eran redondos, como los escudos espartanos, de los griegos, eran redondos, grandes. Los de los romanos eran cuadrados, de tal manera que si ellos lo ponían en el piso, se agachaba un poquito y lo protegía completo. Rectangulares. de diferentes maneras habían esos tipos de escudos ahora el señor usa esa frase, esa palabra para decirle a Abraham nadie te puede hacer ningún mal porque yo estoy delante de ti yo soy quien te protejo por eso lo dice, no temas Dios consuela a Abraham con su persona el hecho de que Abraham tuviese comunión con Dios, fuera amigo de Dios, fuera un siervo de Dios, debe llenar su corazón de seguridad, de tranquilidad. Dios es mi escudo. Hermanos, las riquezas no son el escudo de Dios. Usted puede tener muchas riquezas, y no conocer a Dios, no temer a Dios, no amar a Dios, ser un enemigo de Dios. Usted puede tener muchos bienes materiales y eso no significa que tú eres un hijo de Dios. Muchas personas piensan que el tener riquezas y bienes personales puede ser una muestra de que yo estoy bien con Dios y no es así. No es así. más bien el consuelo que Dios trae a Abraham es este, yo estoy contigo, yo soy tu escudo. No tengas miedo. Si tienes miedo de los reyes, no tengas miedo, yo soy tu escudo. Aunque se levanten cinco reyes, no podrán vencerte, no podrán ganarte, yo estoy contigo. Dios permanece con nosotros y es nuestro blindaje ante todo temor que se pueda levantar contra nosotros. Debemos decir, lea conmigo el Salmo 46, mire como dice este hermoso Salmo. Salmo número 46, versículo 7. Salmo 46, versículo 7. Salmo 46, versículo 7. El Señor de los ejércitos está con nosotros. Nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Miren lo que dice allí. El Señor de los ejércitos está con nosotros. Nuestro baluarte, en la Biblia Reina Valera dice, nuestro escudo, nuestra protección. Y cuando pongo la mano ahí, fíjense en el escudo. Es decir, me están disparando Me están golpeando y yo pongo mi escudo para que los golpes no me den a mí. Dios es nuestro escudo. Allí mismo un poquito más para adelante, Salmos 126, versículo 3. Un poquito más adelante. Salmos 126, versículo 3. Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros. estamos alegres. Grandes cosas, la protección y cuidado del Señor es grande para con nosotros. ¿Cómo estaremos? Felices, contentos. Estos pasajes nos hablan de seguridad, de protección, nos hablan de confianza. ¿Qué debe de haber en el corazón de alguien que conoce a Dios? Seguridad, confianza, Dios es mi Señor, Dios es mi amparo, Dios es mi fortaleza. Debe haber eso, y es lo que Dios le dice a Abraham. Vuelva otra vez por favor a Génesis, atrás, Génesis capítulo 15, no quita el dedito de ahí de Génesis. Vamos a estar yendo y viniendo. No temas, Abraham. ¿Cómo vas a temer? ¿Quién hay mayor que yo? Yo soy tu escudo. yo soy un escudo para ti Dios le consuela pero también le dice tu galardón, tu recompensa será muy grande y aquí está utilizando una palabra que está tratando de decirle lo inmenso que será tu recompensa que inmensa es tu recompensa no podía olvidar las promesas que Dios le había hecho. Es decir que Dios le dice yo estoy contigo, no temas, pero también recuerda lo que yo te he prometido. Esas dos cosas deben de ayudarnos a nosotros. a mantener la paciencia, el gozo, la fortaleza en medio de la tribulación y de la angustia Dios está conmigo y yo puedo clamar Señor ayúdame y Él viene y me auxilio Señor fortaléceme y Él me fortalece Señor guíame y Él me guía pero también Él me ha prometido Él me ha hecho grandes promesas donde yo puedo refugiarme Pero ven acá, yo sé que la cosa está mala, pero Dios me ha dicho que me va a sostener. Entonces, ¿debo estar tranquilo? ¿debo confiar en Él? Sí, hay muchos peligros. Sí, Él me va a guardar. Pero también, Él me ha prometido que va a estar conmigo todos los días. Miren cómo Dios mismo trata con Abraham. Y Dios mismo le dice a Abraham, yo estoy contigo, yo soy tu escudo Dios mismo le dice para ti hay una gran recompensa recordemos que Abraham dejó su casa, su tierra, todo en Ur y dejó su lugar allá y se fue a una tierra para ser extranjero donde él vivía en Canaán no tenía nada un par de amigos sus ovejas, su esposa, estaba solo porque hasta el otro, que hubiera podido ser su hijo, se había alejado de él. Estaba solo. Había terminado de pelear con cinco reyes y Dios le había dado la victoria. Esas reyes, esa gente podían estar pensándolo mal, hacerle algún mal a él. Es decir, hay muchas razones por las que él debía tener temor. Pero encima de eso también está solo, no tiene hijos. Entonces, ¿para qué estoy trabajando? Hermanos, si tú te pones a pensar un extranjero, solitario, es una presa fácil para cualquiera de mí. Por eso Dios le dice a Abraham, yo estoy contigo y hay para ti un gran galardón. Pero observe, vamos a leer ahora los versículos 2 al 3. Vamos a leer versículos 2 al 3. Porque Dios utiliza esto para consolarle, pero también para que Abraham abra su corazón y exprese lo que hay dentro de su corazón. En esta visión, Dios le da fortaleza y consolación, pero aquí también Abraham le habla al Señor. Versículo 2, Abraham dijo, Oh Señor Dios, ¿qué me darás? Puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco. Dijo además Abraham, he aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. En la Biblia Reina Valera dice, un esclavo, un siervo de mi casa, no se está refiriendo a un niño que viene de él, sino a un niño de otra persona, de uno de sus siervos, que trabajaban con él, que tuvo, que nació y él lo recibió y está cerca de él, trabaja de él, un mayordomo, un mayordomo, alguien que le servía, que trabajaba para él, alguien que le administraba los bienes, En la antigua edad, comúnmente, si un hombre no tenía hijos, esas personas, los mayordomos, eran las personas de confianza y la administraban. Y comúnmente era el que recibía todos los bienes y el dueño de la casa no tenía. Se quedaba con todo. Era como su hijo adoptivo, adoptado. Ahora, Dios le había hecho una promesa a Abraham y aún no se va a cumplir. El hombre piadoso abre su corazón a Dios y en oración le expresa su dolor de que no tenía heredero, no tenía hijo. Hay grandes promesas para ti y Abraham, me imagino que lo expresa ahí, Promesa. Yo lo único que quiero es un hijo. Yo quiero muchas cosas. Un hijo es lo que yo quiero. Eso es lo que él quería. Había un mayordomo y ese mayordomo se terminaría quedando con todo. Lo natural era que Abraham tuviera a su hijo, lo educara, le enseñara su trabajo, le enseñara la palabra de Dios y entonces su hijo heredara sus bienes y sus bendiciones. Eso es lo que Abraham quería, posiblemente lo que muchos de nosotros deseamos también, que haya familia nuestra al lado de nosotros. Mire lo que dice Eclesiastes después del libro de los Salmos Después de Proverbios, Salmos Proverbios, Salmos Proverbios, luego viene Eclesiastes. Eclesiastes capítulo 4, versículo 8. Dice la palabra, había un hombre solo, sin sucesor, es decir, sin hijo, que no tenía ni, no tenía hijo ni hermano. Sin embargo, no había fin a todo su trabajo. En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas, y nunca se preguntó, ¿para quién trabajo yo? También esto es vanidad y tarea penosa. Es decir, que este pasaje en Eclesiastes capítulo 4, versículo 8, dice Tú trabajas, trabajas, trabajas. Tienes riqueza, acumula, acumula. Y acumula riqueza. ¿Y para quién? ¿Para quién tú estás guardando todo ese dinero? ¿Para quién lo estás guardando? Tú no tienes hijos. Tú tienes hermanos, una hermana, un sobrino que se lo vayas a dejar. No tienes nada. Eso es vanidad. Estás trabajando para el viento. Para nada. Todo tu esfuerzo es pura vanidad, puro esfuerzo penoso. Observe cómo Ecclesiastes habla de eso, hermano. Y un hombre como Abraham pensaba de esa manera. Pensaba como enseña la palabra de Dios. Estoy trabajando y trabajando, tengo promesas, pero al fin y al cabo, ¿quién se va a quedar con eso? Un esclavo, un siervo mismo. Esto llenó de tristeza el corazón de Abraham, que aunque tuviera victoria, ¿con quién compartía esto? Que aunque tuviera una casa, animales, ¿a quién se lo iba a dejar? ¿Qué heredero podía él enseñarles los caminos de Dios, guiarles por los caminos de Dios? Esto llenó de angustia y tristeza el corazón de Abraham. Y aquí hace mención a la promesa de Dios su desesperación es clara mi heredero la palabra heredero allí es Yaraf es aquel que va a tomar toda mi posesión mi heredero es un esclavo yo no tengo problemas no tengo hijos que nacieron de mí es la angustia de Abraham y de seguro también de su esposa Sarai Esta mujer también veía a este hombre afanarse, afanarse y no tenía nada donde recostarse. Una consolación para su alma, para su corazón. Pero amados hermanos, el Señor trata con este corazón de Abraham. Dios trata con este corazón que ha olvidado las promesas y se ha llenado de incredulidad. Yo creo que Dios de alguna manera está aquí revelando, sacando a la luz aquellos elementos de incredulidad, de falta de fe que había en corazón de Abraham. Sí era verdad que habían grandes enemigos y era verdad también que no tenía hijos. Pero yo te pregunto, ¿no estaba Dios con él? Sí. ¿Y Dios no le había hecho promesas? Sí. Y entonces, ¿por qué la angustia? Porque había incredulidad. Había falta de fe. Había falta de fe en Dios en Abraham. Había incredulidad de que Dios iba a cumplir sus promesas. No olvidemos que había un elemento también que a veces se me olvida recordarlo. Abraham tenía 75 años. Es decir, no era un muchachito. y Sara tenía 10 años menos que él, 65. Entonces, si usted añade a todas esas circunstancias que mencioné, también le da de ellos, entonces usted diría, bueno, ahora sí se pone difícil la cosa. Sara no solamente tenía 65 años, voy a añadirle algo más, era estéril. Era estéril, Abraham era estéril. y lo veremos, y lo podemos ver en el capítulo 16 porque Abraham luego tuvo un hijo con una esclava el problema no era Abraham, era la esposa que era Esther hermanos, quiero que pongan eso en su corazón porque una cosa tras otra carga tras carga se pone en el corazón de Abraham uno dirá, wow, con razón estaba amargado con razón estaba angustiado Pero queridos hermanos, la angustia no solamente era por esa situación, porque a quien servía Abraham, a quien servía. Miren la respuesta de Dios en el versículo 4, para que usted vea que Dios le recuerda a Abraham, a quien estaba sirviendo. Aquí vamos a ver nuestro segundo punto, la seguridad del evangelio para el corazón angustiado. Génesis capítulo 15, vuelva conmigo a Génesis. Génesis capítulo 15 versículo 4. Pero es aquí que la palabra del Señor vino a él. Es decir, por segunda vez, la palabra del Señor Vino otra vez Abraham. Abraham que está pensando, está cargado con todas esas cosas. Pero ve aquí que la palabra del Señor vino a él diciendo tu heredero no será éste, hablando del esclavo, del mayordomo, sino uno que saldrá de tus entrañas. Él será tu heredero. Es decir, hablando de un hijo que nacerá de ti mismo. Él será tu heredero. La Palabra del Señor vino. ¿De qué manera Dios trató con la angustia y la incredulidad de Abraham? Dios mismo toma de la mano a Su siervo y nos habla, otra vez a través de Su Palabra. Una vez más fue el instrumento para llenar el corazón de Abraham. de fe y de esperanza. No se heredará éste, sino un hijo tuyo. No, no será un mayordomo, un siervo, no será el hombre que te ayuda a limpiar los animales y a cuidar de los, de alimentarlos. No, no será ese. Será un hijo tuyo de tus entrañas, refiriéndose a su ser. interior. ¿A qué Dios se está refiriendo otra vez? Se está refiriendo a la promesa que antes le había dado. Hermanos, Dios sigue tratando con la incredulidad de Abraham, pero lo sigue haciendo trayéndole una y otra vez el Evangelio, la noticia, la buena noticia que le había dado, la promesa que le había dado. Vamos a echar un poquito para atrás a Génesis 13. Génesis 13, versículo 16. Génesis 13, 16. Mira lo que dice allí la palabra. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra. De manera que si alguien puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá contarse. Usted se imagina lo que es todo el polvo de la tierra. ¿Cuánto polvo hay en la tierra? Tenemos una calle de tierra aquí en la iglesia y cuando un carro pasa y está todo seco el polvo, el polvo se levanta y llena todo de tierra, de polvo. Y tú le das a la madera o a cualquier cosa y el dedo se te queda marrón del polvo. Dios está diciendo tus hijos serán como el polvo tantos hijos tendrás que llenarán toda la tierra serán tantos que no se podrán contar mire la promesa esa promesa Dios se la hizo a Abraham mucho tiempo antes y ahora en esta tribulación en estos problemas en esta angustia se le olvidó la promesa ¿Se le olvidó la bendición que Dios le había dado? Volvamos a Génesis capítulo 15. Dios le recuerda otra vez. No, no será ese esclavo, Abraham. Será un hijo tuyo. Recuerda las promesas. Recuerda la buena noticia, el evangelio que yo te he dado. No olvides el evangelio. el corazón es llevado al Evangelio para ser fortalecido, pues así es que Dios trata con la incredulidad, lo lleva a la Palabra. Eso es lo que tú y yo tenemos que hacer en nuestras luchas y angustias, que fue lo que Dios me prometió, ¿recordar? ¿Quién es Dios para mí? ¿Cómo es Dios y cómo se ha revelado en todo el mundo y la creación? Tenemos que recordar quién es Dios. ¿Qué nos ha prometido Dios? Tenemos que recordar a Dios en medio de nuestra angustia, en medio de salir corriendo a llamar a un familiar suyo, arrodíllese y clame a Dios. Señor, tengo este problema. Tengo este niño enfermo. Señor, sana a mi hijo. Es lo que tenemos que hacer. Dios conoce tu problema. Dios conoce tu aflicción. Dios lo sabe. No salgas corriendo a llamar a Pedro, a Juan, a María, cuando Dios está ahí al lado tuyo y te ha hecho grandes promesas. Esfuérzate y sé valiente, buscando del Señor su bendición y sus promesas. No, Abraham, no es así. No es como tú piensas. Él pensaba que iba a ser así. Ya no era Lot. Lot se fue. Solamente le quedaba un esclavo, un mayordomo, un hombre de confianza. Será éste. Y yo les repito otra vez que no. Ni Lot ni el mayordomo. No es de esta manera que yo voy a cumplir mi promesa. Abraham creía que Dios cumpliría su palabra a través de su hierro, a través de su sobrino, o a través de alguien cercano a él, como el mayordomo. No. Tú no has entendido, Abraham. Hay cosas maravillosas que yo voy a hacer. Tú tienes más de 75 años. Sara es estéril. Yo te voy a dar un hijo de tus propias entrañas. De ti va a venir. imagino que eso volvió otra vez a chocarle, volvió otra vez a turbarle la promesa, olvidé la promesa. Mirá lo que dice el versículo 5, lo llevó afuera, Dios lleva afuera a Abraham, es como si fuera agarrando a un niño de la mano, ven, ven que te voy a llevar, ven para enseñarte algo. Dios lleva afuera y le dice, ahora mira al cielo, y cuenta las estrellas si te es posible contarlas. Y le dijo, así será tu descendiente. Mira las estrellas. Yo imagino una noche estrellada, se sabe cuando uno está en el campo, en esos campos donde no hay luz, solamente candelita encendida. Y ese cielo está, mire, negro, pero brilloso, lleno de estrellas. Yo imagino algo así. Ven Abraham, mire el cielo. Cuenta las estrellas. Y Abraham se queda. ¡Wow! Cuéntala si puede Abraham. Cuenta, empieza a contar. Así serán tus hijos. Así será tu descendencia de tan grande. No se parece a Génesis capítulo 13-16 cuando le dice cuenta el polvo si puedes contar como tu descendiente será el polvo de la tierra perdón tu descendiente será como el polvo de tan numerosa así una vez más Dios le recuerda a Abraham su promesa Dios usa el recurso de la creación y le dice mira la creación, mira los cielos, tu entorno, mira la grandeza del cielo. Romanos 1,19,20 nos dice que Dios revela lo que no se ve a través de lo que se ve y lo voy a leer, no tienen que buscarlo, yo lo voy a leer rapidito Romanos capítulo 1, versículo 19 al 20. Porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde el principio del mundo sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de la manera que no tienen excusa. En estos versículos observen que dice, que los atributos, el carácter de Dios, los atributos, su eterno poder, su deidad, que Dios es infinito, que Dios es todopoderoso, que Dios es santo, que Dios es inmutable, que Dios es bueno, que Dios es misericordioso, todo eso Dios lo revela a través de lo creado. Entonces observen que Dios está sacando a Abraham y trayéndolo para que mire el cielo y para que Abraham entienda que eso lo hizo Él. Dios hizo eso, el cielo. Y ese cielo revela el poder de Dios, la grandeza de Dios, lo infinito del poder y la grandeza del amor de Dios, su eterno poder y deidad. se hacen claramente visibles, Dios le muestra a Abraham su eterno poder, los cielos, su grandeza. Y en segundo lugar, después le dice mira, luego le dice cuenta, comienza a contar las estrellas, comienza a contar las estrellas, si la puedes contar. ¿Qué le está explicando Dios a Abraham? Dios le está explicando a Abraham lo inmenso del poder de Dios, lo infinito del poder de Dios, lo grande que es su creación. Dios se le está enseñando a Abraham, como nosotros cuando le enseñamos a nuestros niños. Y tú le dices a tu niño, ven a ver, mira, vamos a contar todas estas piedras, vamos a contar hasta 100, y el niño pequeño se encuentra el número 100 como un número muy grande porque solamente cuenta hasta 10 1, 2, 3 y ya cuando va por 10 ya está cansado o por 20 ya está cansado y si tú sigues contando él dice wow pero son muchos números imagínese a Bram contando las estrellas voy por 100 voy por quinienta, voy por mil y no se acaban. Así serán tus hijos, Abraham. Así serán tus hijos. Tantos serán que no podrás contarlo. Dios está revelándole a Abraham su eterno poder, su grandeza. Sí, hay muchas cosas en contra de ti. que tu mujer es estéril, que ella es vieja también, que tú no tienes en ti la fuerza para producir un hijo, si estás solo, si hay peligros, hay muchas cosas en contra de ti, pero yo soy tu escudo, yo soy tu escudo, yo te he prometido darte familia, confía en mí, fortalécete en mí, Amados amigos y hermanos, Dios confirma su promesa otra vez, su evangelio, su buena noticia de que a través de Abraham serían bendita la nación de la tierra, de que sus hijos serían muchos. Dios confirma sus promesas. Él está revelándole a Abraham su propia majestad. Contempla mi gloria y mi poder. ¡Conténtalo! ¡Mira a los cielos! ¡Mira! ¡Mira las estrellas! ¡Cuéntalas! Él está revelando a Abraham que Él es el Todopoderoso, el Infinito, el Eterno, el Creador. Y confiar en Dios será su consuelo. Confiar en Dios será su fortaleza. Hermanos, esto es lo que tenemos que ir aprendiendo e entendiendo. Dios no es como tú y como yo. Dios no es como nosotros, débiles. Él es el Todopoderoso y el Creador, el Omnipotente. ¿Hay algo difícil para Él? ¿Le está diciendo que no? No hay nada difícil para mí. ¡Cuenta las estrellas! Yo soy el omnipotente, para mí no hay nada difícil, nada. Señor, pero mira que nadie se ha sanado de esto. Para mí no hay nada difícil. Señor, mira que nadie tiene hijos. Para mí no hay nada difícil. Señor, que no hay pisto. No hay nada difícil para mí. Yo soy tu escudo, yo te voy a proteger. Y para ti hay una gran promesa, hay gran galardón, hay gran recompensa. Confía, cree en mí. Amados hermanos, al final, ¿qué sucedió con Abraham? ¿Siguió angustiándose? ¿Siguió turbado? Volvamos a Genesis capítulo 15, versículo 6. Y Abraham creyó en el Señor. Y Abraham creyó en el Señor. ¿Qué era lo que Dios estaba fortaleciendo? Su fe. Creyó, creyó Ese día creyó. Tal vez los demás días había escuchado, había oído. Ese día, dicen las Escrituras, creyó, creyó Abraham. Él había contemplado la gloria de Dios, la grandeza de Dios, el amor de Dios, y con profundo asombro y humildad, posiblemente con lágrimas en los ojos, Él cree, Él confía. Él cree que lo que Dios va a hacer es seguro. Y aquí hermanos podemos ver lo que dice Mateo 5.4. Bienaventurados los mansos. Bienaventurados los mansos porque recibirán la tierra por heredad. Las recibirán como herencia. Dios les ha prometido una tierra y la van a recibir. ¡Qué dichosos son! ¡Qué felices! Abraham era uno de esos mansos que esperaban en el cumplimiento de la promesa. Abraham creyó y la palabra creer es certeza, seguridad. Esto es fe. Certeza. Esto es seguro. Dios me lo prometió y lo va a hacer. Esto es seguro que va a suceder. En mi alma hay seguridad, certeza. Fe en Dios es tener fe en el Todopoderoso, tener fe en el Eterno, tener fe en el Creador de los cielos y de la Tierra. Quiero que traduzca lo que es tener fe en Dios. Sal a la calle y mira los cielos. Ayer iba yo caminando con un jovencito que fue a buscar para el estudio bíblico. Y digo yo, wow, mira el cielo. Me llamó mucho la atención que estaba un azul hermoso y no había nubes. Mira el cielo, que hermoso se ve. Azul, azul, completamente azul. Los cielos revelan la gloria de Dios. A ese Dios que creó los cielos está el Dios al cual servimos. a ese Dios que creó todas las estrellas, es al Dios al cual nosotros servimos y adoramos. Por lo tanto, confía, cree, fortalécete en la esperanza que el Señor nos ha dado. ¿Habrán creyó? ¿Y qué dice la Escritura? le fue contado por justicia. Y en esta última parte de Génesis 15, versículo 6, encontramos algo muy hermoso. ¿Qué hace la fe por nosotros? Cuando yo creo en Dios, cuando yo creo en Jesucristo, cuando yo creo que Dios me perdona como Él ha prometido, cuando yo creo que cuando me arrepiento y le pido perdón, Dios me perdona, yo estoy diciendo que todo lo que Dios dice es verdad. Yo estoy poniendo mi esperanza en lo que Él ha dicho en su palabra. ¿Y qué dice el texto aquí? Dios se lo contó a Él. Y la palabra aquí, contar, es asap, imputar. Imagínese que usted tiene una cuenta en el banco y lo tiene en cero. Y alguien viene y le deposita mil empiras. Ya tu cuenta de cero pasó a mil, ¿verdad? Eso es lo que significa la palabra impuntada, poner en tu cuenta. Cuando Dios le puso en su cuenta, le contó a Abraham su fe, es como si hubiera puesto en Abraham algo que él no tenía. Él tenía la cuenta en cero. y Dios le pone en su cuenta una cantidad. De igual manera, aquí dice que Dios le puso a favor de Abraham, le puso en su cuenta personal. Esto a veces, esto se utiliza para, o se usa esta palabra, para hacernos entender lo que la fe nos permite recibir de El texto dice, Abraham creyó, y Dios colocó en su cuenta por la fe algo. ¿Qué colocó en la fe? ¿Qué colocó en la cuenta de Abraham? Dice el versículo 6, y él se lo reconoció por justicia. En esta frase, en esta palabra, justicia, La palabra justicia es señalada como el medio o la forma en que Dios le concede al pecador salvación, perdón. Y se ve más claro en Romanos capítulo 1, versículo 16. Lo voy a leer. Romanos capítulo 1, versículo 16. Romanos 1,16. Porque no me avergüenzo del Evangelio. El Evangelio, agarre esa palabrita ahí. Pues es el poder de Dios para salvación. El Evangelio es poder de Dios para salvar. ¿Ok? Dice al que cree. Del judío primeramente y también del griego. Versículo 17. Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito, más el justo por la fe vivirá. ¿Qué colocó Dios en la cuenta de Abraham? Colocó la promesa, el Evangelio. Es el Evangelio Recuerde que la palabra evangelio significa buenas noticias. ¿Y cuáles son las buenas noticias? Que Jesucristo murió por nosotros. Que Jesucristo hizo una obra para salvarnos. Que Jesucristo derramó su sangre para pagar nuestra deuda por el pecado. Entonces piense en esto. Usted cree en lo que Dios dice, en la promesa de Dios. y Dios pone en tu cuenta el Evangelio. El Evangelio es lo que paga tu pecado. El Evangelio es lo que te da vida. El Evangelio es lo que te da salvación. Entonces, ve la conexión. Abraham cree en el Evangelio, en las buenas noticias que Dios le había dado. Y Dios pone en la cuenta de Abraham Esa salvación que nos da el Evangelio. Esa salvación que nos da Cristo. Ese perdón de pecados. Por eso le decía ahorita la palabra poner en la cuenta. Yo estoy en cero y a mí me hacen un pago. Ya mi cuenta no está en cero. Ahora mi cuenta tiene un pago, un dinero que me pusieron allí. Cuando yo voy a Dios y creo en su promesa, En su palabra, Dios pone en mi cuenta el pago de mis pecados. ¿Cuál es el pago de mis pecados? La sangre de Cristo. ¿Cuál es el pago de mi pecado? La justicia de Cristo. Todo eso se pone en mi cuenta. Eso fue lo que Dios hizo con Abraham. Abraham, te voy a bendecir, tus hijos serán como las estrellas. habrán creyó y Dios le dijo esa fe en mi promesa paga tu deuda ya no me debes por tu pecado tú eres un hombre justo qué hermoso hermanos ver que el hecho de haber creído en el evangelio trajo como consecuencia el pago de toda su deuda como pecado La fe en la obra de Cristo. La fe en Cristo Jesús. Entonces, voy a concluir con esto porque ya se me acabó el tiempo. La angustia y la tristeza de Abraham no fue solamente para que Dios le trajera un consuelo pasajero. Quiero que mire que la tristeza y la angustia que Dios trae muchas veces a nuestra vida es para darnos algo muchísimo mejor y no es más dinero, no es más riqueza. Es para que le conozcamos a Él y a Su Hijo Jesucristo. Dios nos humilla para que le busquemos y clamemos a Él y en respuesta Él nos da Su Evangelio. Para que tú lo creas, para que tú te abraces ese Evangelio, y para que tú recibas no solamente consolación sino perdón del pecado y vida eterna. ¡Qué hermoso! No, no es siempre como mucha gente dice, Dios te quitó un carro, eso es que te va a dar otro. Señores, esas son las cosas que se pierden. Dios te quitó una casa, eso es para darte algo muchísimo mejor. Y lo que estamos pensando en cosas materiales, en el pisto. Y no, ¿No es este el objetivo de Dios? El objetivo de Dios es que a través de tus propias tribulaciones tú le conozcas a Él personalmente. Tú vayas delante de Él y abras tu corazón y Él va a darte lo que tú necesitas para que tú seas salva, salvo. La salvación de tu alma es lo que Dios busca. Así que Dios nos conceda que nuestro dolor y tristeza lo busquemos a Él para que Él nos dé mucho más que las riquezas y los bienes que tú y yo necesitamos. Necesitamos dinero. Necesitamos familia. Necesitamos muchas cosas. Pero nada de eso te va a llenar. Dios te va a llenar. Cree y serás salvo. Vamos hermanos ahora. Padre damos gracias por tu palabra. y damos gracias por tu Evangelio. Te pedimos Señor que nos bendigas a través de él y continúes guiándonos hacia ti por medio de la fe en Cristo. En su nombre te lo pedimos. Amén.
En la angustia dirige tus ojos a Dios y su evangelio
Series Libro Genesis
En la angustia dirige tus ojos a Dios y su evangelio
Sermon ID | 2325515107638 |
Duration | 1:01:56 |
Date | |
Category | Sunday School |
Bible Text | Genesis 15:1-6 |
Language | Spanish |
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