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Se dice que la persona ignorada de la Trinidad es el Espíritu Santo. Si no es la persona ignorada, es por lo menos la persona incomprendida de la Trinidad. Muchos le atribuyen al Espíritu Santo obras que no son suyas, y muchos ignoran la obra real que sí está haciendo el Espíritu Santo. Y Pablo aquí, en Romanos 8, que estamos empezando hoy, Nos ayuda o empieza por lo menos a tocar algunos puntos para empezar a entender mejor la obra del Espíritu Santo. Con eso en mente vamos a leer Romanos capítulo 8, versículos del 1 al 4. Dice así, leo para ustedes. Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne. Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Oramos. Espíritu Santo, Queremos pedirte en esta mañana que tú traigas luz a nuestros corazones, que nos ayudes a entender tu obra, que nos ayudes a entender lo que haces en nuestras vidas desde el momento que entraste a morar en nosotros y lo que has prometido que seguirás haciendo hasta el final. aferrados a tus promesas y entendiendo en alguna medida tu ministerio. Te rogamos que esta palabra de vida que tú inspiraste traiga vida a nuestros corazones. En el nombre de Jesús. Amén. Amén. Terminamos dando gracias a Dios por Jesucristo. El tono del último sermón fue un tono alegre al final, pero un poco triste en el camino, porque nos recuerda la lucha que tenemos constantemente como creyentes. Pablo nos cuenta su propia experiencia y nos damos cuenta de que su experiencia es la misma que la nuestra. Entonces, ahora ese ahora pues, tiene un peso. Que Pablo empiece Romanos 8 con ese ahora pues, diciendo, ahora pues, dando gracias a Dios por Jesucristo, ahora pues, con esa nota de alabanza. Vamos a pasar a la razón explícita. ¿Por qué? ¿Por qué podemos dar gracias a Dios por Jesucristo? ¿Qué fue lo que vino a ser ese Jesucristo? En este momento de nuestra historia, ahora, nosotros como creyentes, debemos entender que entre el ya y el todavía no, mientras estamos enfrascados en esta lucha con el pecado, no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús. El pecado es una realidad, quedó clarísimo. No sólo del sermón anterior, de los últimos tres sermones. Y quizá más atrás, hemos visto la realidad de que nos encontramos enfrascados en esta lucha entre el viejo yo y el nuevo yo. La realidad del pecado está ahí, a flor de piel. Lo que quiero hacer, no lo hago. Lo que no quiero hacer, eso hago. Está la ley de mi mente que aprueba la ley de Dios. Y está la ley de mi cuerpo que peca. constantemente en contra de lo que sabemos que es bueno y que es mejor. Y en ese contexto de lucha, en ese contexto en el que Pablo terminó diciendo, ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? En ese contexto, Él nos da confianza y seguridad diciendo, ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo. No hay castigo para los que están en Cristo. No somos condenados, somos declarados inocentes los que estamos en Cristo. El juicio de Dios sobre el pecado no caerá sobre nosotros. Ya no estamos bajo su juicio. Él no es más nuestro juez. Ahora es nuestro Padre que nos ama. Y gloria a Dios porque nunca tendremos que enfrentar a Dios como nuestro juez. Porque dura cosa es caer en manos del Dios vivo. Pero noten el calificador que es clave en esto. No dice, ninguna condenación hay para los que viven una vida buena. Ninguna condenación hay para los que son ciudadanos responsables. Ninguna condenación hay para los que se esfuerzan por cumplir la ley y vivir bien. No dice eso. Dice, ninguna condenación hay solamente para este grupo de personas. Los que están en Cristo Jesús. Los que han creído en Cristo. Los que han abrazado la obra y la persona de Cristo como la única esperanza para sus vidas. Los que se han arrepentido de sus pecados, sin importar cuán pequeños parezcan. y han corrido con todas sus fuerzas a Jesucristo. Para esos, ya no hay condenación. Para los demás, por implicación, hay condenación. Y luego lo clasifica un poco mejor, y aquí creo que se da mucha mala interpretación de lo que sigue. Porque dice, no hay ninguna condenación para los que están en Cristo. Esto es para los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Y uno de una vez, ¿qué es lo que piensa el legalista que llevamos dentro? Andar en el Espíritu es andar obediente. ¿verdad? Eso es andar en el Espíritu. Y si yo no obedezco, si no ando en la voluntad de Dios, si no estoy cumpliendo con lo que me manda a mí... Y vuelvo otra vez a lo mismo que Pablo acaba de atacar en los primeros siete capítulos de Romanos. Y vuelvo otra vez a pensar que se trata de mi desempeño. Que andar en el Espíritu de alguna manera significa que yo tengo que cumplir y ahí es donde se cumple la condición de que no hay ninguna condenación. La condenación se desaparece, no por la obra de Cristo, sino porque yo ando en el Espíritu y eso, en mi entendimiento, es que yo ando cumpliendo la voluntad de Dios. ¿Qué significa eso? Que me estoy ganando la salvación por obras. Eso piensa el legalista que llevamos dentro. Entonces debemos entender cuál es la obra y cuál es el ministerio del Espíritu Santo para saber qué significa esto de andar en el Espíritu o andar conforme al Espíritu y no conforme a la carne. No andar conforme a la carne significa que no voy a confiar en mis propias fuerzas. Significa que he llegado al final de mí mismo. que he tocado fondo, que entiendo que por más que me esfuerce, yo no puedo cumplir la ley a la perfección, yo no puedo ganarme la salvación por mi propio esfuerzo, no ando conforme a la carne, no ando en mis fuerzas, no ando pensando que soy capaz, que soy útil, que tengo el poder en mí mismo. No. Reconozco mi debilidad. Reconozco mi incapacidad. reconozco que este Dios que es tres veces santo me supera por mucho y mi magra justicia nunca va a poder llegar. a la perfección que Dios demanda para poder estar con Él. ¡Perfección! ¡Perfección! Sin santidad nadie verá a Dios. Y la palabra santidad es una palabra absoluta. No significa que usted es mayormente santo o que la mayoría de lo que hace es bueno. No, Dios demanda perfección. Y cuando yo veo con sólo un par de horas que pasa, que no soy capaz de vivir a la altura de lo que Dios demanda, me doy cuenta de que esta no es la manera. Yo no puedo salvarme, por más que me esfuerce. Y buena suerte, si ese ha sido su propósito de vida, no lo va a lograr. No lo va a lograr. Entonces, entendiendo eso, tocando fondo, ¿Qué significa andar conforme al Espíritu? ¿Significa andar en otro plano de existencia? ¿Significa que como los monjes meditabundos, que se desconectan de la realidad, nosotros podemos desconectarnos de la realidad, desdoblarnos espiritualmente, tener experiencias emocionales, ¿Cómo se dice? Sobrenaturales, trascendentales. Y que eso es andar en el Espíritu. ¿En cuántas iglesias se vende esa idea? De que eso significa andar en el Espíritu. Y no se distingue la obra del Espíritu Santo de la obra de otros espíritus en la nueva era y en otras religiones paganas. Sigue siendo andar en la carne. sigue siendo usted ve a ver cómo con su esfuerzo logra alcanzar un estado espiritual superior. Es una búsqueda por medios inventados de un poder espiritual que no es el que la Biblia describe. Mucho cuidado debemos tener. de atribuir al Espíritu Santo obras que no son suyas. No dudo que haya una presencia espiritual en esas circunstancias, pero el Espíritu Santo no creo que sea, porque está ahí presente. Entonces, ¿cuál es la obra del Espíritu Santo? ¿Qué fue lo que Él fue enviado a hacer? Él fue enviado a enseñarnos la verdad, Es llamado el Espíritu de verdad. Jesús dice en Juan 16, 13, Cuando venga el Espíritu de verdad, Él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere. ¿De quién? Del Padre. y os hará saber las cosas que habrán de venir. La obra del Espíritu Santo tiene que ver con la verdad, llevarnos a la verdad, enseñarnos la verdad. Eso lo vincula directamente con la Palabra, que Él mismo inspiró. No obra del Espíritu Santo divorciado de las Escrituras, donde encontramos la verdad. No es a través de sueños de indigestión. No es a través de sentimientos pasajeros. Un sentimiento muy fuerte, tú un sentimiento muy fuerte debes ser el Espíritu Santo. Engañoso es el corazón más que todas las cosas. No se trata de sentimientos, no podemos fundamentar nuestra vida, decisiones importantes en sentimientos pasajeros y engañosos. Así no obra el Espíritu Santo, no a través de experiencias esotéricas, irracionales. Él se comunicó a través de Su Palabra, lógica, sensata, coherente. Y es de esa manera, lógica, sensata y coherente, que el Espíritu Santo actúa en nuestras vidas y nos muestra la verdad. Sí, de una manera sobrenatural. Porque Su Palabra es sobrenatural. Porque la Escritura es sobrenatural. Es la Palabra de Dios donde Él se da a conocer. ¿Qué más sobrenatural necesita usted que eso? ¿Quiere escuchar la voz de Dios? ¿Quiere ver la guía del Espíritu Santo en su vida? ¡Lea la Biblia! ¡Estudie las Escrituras! Ahora, andar en el Espíritu tiene más connotación que eso porque la Palabra de Dios no es un conjunto de leyes y un conjunto de mandamientos Y de nuevo podríamos decir, bueno, andar en el Espíritu es entonces leer la Biblia, para hacer todo lo que la Biblia dice que haga. Eso es andar en el Espíritu. Seguimos errando. Seguimos errando. Otra de las funciones del Espíritu Santo es que es nuestro consolador y ayudador. Entonces, si hay una tarea que debemos llevar a cabo, y Él nos va a ayudar a hacerla. Pero lo principal es lo que nos va a ayudar. Vean lo que dice Juan, Jesús, en Juan 14, 15 al 18, Si me amáis, guardad mis mandamientos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce. Pero vosotros lo conocéis. porque mora con vosotros y estará en vosotros no os dejaré huérfanos vendré a vosotros Cristo dijo que no nos dejaría solos y antes de partir al cielo fue lo que prometió yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo ¿cómo? en la persona de su Espíritu su Espíritu Santo mora en nosotros el Espíritu de Cristo mora en nosotros Y más adelante en el versículo 25 de Juan 14 dice, os he dicho estas cosas estando con vosotros, más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, vean lo que hará, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho. El punto central sigue siendo la Palabra de Dios, lo que Cristo enseñó, lo que Cristo dijo, Eso es parte de lo que el Espíritu Santo nos va a enseñar o nos va a recordar. Pero no solamente las palabras de Cristo, sino la obra de Cristo. Es eso lo que nos va a sostener. En ese contexto, nuestro Ayudador y Consolador nos sostiene poniendo nuestra mirada en Cristo. Nos sostiene recordándonos lo que Cristo dijo, lo que Cristo hizo y quién Él es. Andar en el Espíritu es, por lo tanto, andar en la fe, con la fe puesta en Cristo. Porque el Espíritu Santo, eso es lo que busca hacer, glorificar al Hijo, darle preeminencia al Hijo. Juan 16, del 14 al 15, dice, Él me glorificará, hablando del Espíritu Santo, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber. Andar en el Espíritu es andar en menos dependencia de nosotros y mayor dependencia de Cristo, de Su obra, de Su palabra, de quien Él es, y de eso se encarga el Espíritu Santo. Esa es la función número uno del Espíritu Santo, glorificar al Hijo en nuestras vidas. Recordarnos las palabras del Hijo, recordarnos la obra del Hijo. Y vean, esto tiene mucho sentido. Si entendemos que el personaje principal de la Biblia es Jesús. ¿Y quién inspiró la Biblia? El Espíritu Santo. Por lo tanto, el mensaje del Espíritu Santo sigue siendo el mismo, no ha cambiado. Él revela al Hijo. Él glorifica al Hijo. Él nos lleva al Hijo. Eso es lo que hace. Y cuando yo llego al final de mí mismo, cuando me doy cuenta de que no puedo llevar sobre mis hombros la carga de mi propia salvación. Acudo a Cristo, el que murió por mí, el que sufrió la cruz por mí, el que hizo todo lo que yo no podría haber hecho jamás y el que me sostiene en mi andar cristiano. Cristo. Se trata de Cristo. Eso es lo que el Espíritu Santo hace. Porque la ley, dice el versículo 2, la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. ¿Por qué somos libres de condenación los que estamos en Cristo? Por esto mismo, porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. El principio, recuerden que aquí no está hablando de ley como los mandamientos. es el principio activo, un estándar, una norma. Entonces, había una norma antes, un principio activo antes, y hay un principio activo ahora. Entonces dice, la ley, o el principio activo, el poder, la autoridad gobernante del Espíritu de Vida, el factor determinante que dirigen nuestras vidas, la ley del Espíritu de Vida, del Espíritu dador de Vida. ¿Cuándo nos dio el Espíritu Santo Vida? cuando nos recreó, cuando nos dio el nuevo nacimiento, en ese momento nos dio vida, vida real, vida espiritual. Él es el autor de la vida y Él es la vida misma. Cuando nos dio ese nuevo nacimiento, cuando nos dio la fe para creer en Cristo, incluso el crecimiento que nos da en Cristo, todo eso es obra del Espíritu de vida, eso es vida. Pero es Espíritu de Vida, con un calificativo, en Cristo Jesús. Ahora, ese en Cristo Jesús, hay discusión. Algunos dicen que puede ser Espíritu de Vida en Cristo Jesús, o sea, que en Cristo Jesús califica a Vida, Vida en Cristo Jesús, o Cristo Jesús me ha librado, que es lo que dice después, en Cristo Jesús me ha librado. Creo que es un poco indiferente, como lo entendamos, en última instancia viene a ser lo mismo, las implicaciones son las mismas. El punto es que esta vida nueva que tenemos por el Espíritu Santo solo es posible gracias a Cristo. Ese es el punto. El poder de lo que Cristo hizo, aplicado a cada uno de nosotros como creyentes por la fe. Eso es lo que hace el Espíritu Santo. La salvación que Cristo logró en la cruz, la aplica a nuestras vidas de manera real, por medio de la fe. Y nos da vida. Y nos salva, efectivamente, nos salva. Y el resultado es que nos libra de la ley, del pecado y de la muerte. el principio gobernante que regía nuestras vidas antes de venir a Cristo, la ley del pecado y de la muerte, el poder y la autoridad del pecado que resultaba en muerte. Hermanos, a veces pensamos en el pecado de una manera muy superficial, Y yo sé que podemos escuchar esto y pensar, yo no necesito esto. Porque no soy tan pecador. Yo vivo bien, yo estoy bien, yo no le hago daño a nadie. Estoy tranquilo. Y hemos escuchado personas que hablan así. Estoy tranquilo, estoy bien. No necesito salvación porque yo no estoy tan mal. Pero éste es el poder que rige la vida de todo aquel que no cree en Cristo, el pecado. Grande o pequeño, éste es el poder que lo rige. Y es aquello de lo que Dios nos va a pedir cuentas. Y si usted no está en Cristo, cuando llegue el día de rendir cuentas, si usted no está en Cristo, va a pagar por la eternidad, aunque haya sido por un pecado pequeño en su mente. Porque ante un Dios eternamente santo, cualquier pecado es una ofensa atroz y requiere salvación, requiere, usted necesita de Cristo, si esta es su perspectiva. Él es el único que nos puede librar. de la ley del pecado y de la muerte. El versículo 3 dice, porque lo que era imposible para la ley, ahora sí está hablando de la ley de Moisés, lo que la ley de Moisés no podía lograr, porque usted puede esforzarse por cumplir los mandamientos, pero recuerda lo que Jesús dijo, No se trata solamente de no cometer adulterio. Se trata de que si usted ve a un hombre o a una mujer y lo desea en su corazón, ya estuvo. Está cometiendo pecado contra la ley de Dios. No se trata solamente de no matar, sino que si usted se enoja, insulta o en su corazón planea cosas malas o le desea el mal a alguien, ya estuvo. es culpable de la ley ante Dios. Entonces, la ley no lo puede salvar, lo que la ley no podía hacer, lo que era imposible para la ley. La ley no puede librar del pecado y de la muerte. La ley no puede vencer el pecado en nosotros. La ley no puede darnos paz con Dios. La ley no puede dar vida eterna. La ley no puede eliminar, remover el pecado que ya hay en su vida. Incluso si usted empieza a obedecer la ley hoy, y digamos que fuera un superhumano capaz de obedecerla a partir de hoy, hasta el final de sus días, ¿qué va a hacer con todos los pecados que cometió antes? ¿Qué va a hacer con el hecho de que usted nació pecador? ¿Qué va a hacer con eso? ¿Cómo lidia con eso? La ley no alcanza. La ley no le va a servir para salvarse. de la realidad del pecado. No puede dar muerte al pecado. No puede producir justicia interior. La ley no lo puede santificar por sí misma. No podemos salvarnos por la ley. No podemos. Y dice, por cuanto era débil, por la carne. No quiere decir que la ley en sí misma fuera débil. Sino que por la carne se debilita. Porque nosotros no podemos cumplir la ley. No podemos. Somos débiles, flacos, incapaces, totalmente incapaces de cumplirla. Entonces, por nuestra naturaleza humana débil, eso es lo que hace que la salvación por la ley sea imposible. Haga la prueba, lo invito a hacer la prueba. Intente, por lo menos termine el día. Sin pecar, sin ofender la ley de Dios. Intentelo. Haga la prueba. No necesita una bola de cristal para saber cómo va a terminar su día. No podemos dar un paso. No puede transcurrir una hora, un minuto, un segundo, sin que quebrantemos la ley de Dios, de alguna manera. Entonces, lo que para la ley era imposible, alguien más tuvo que hacerlo. Dios lo hizo. Dios lo hizo. enviando a su hijo. Recuerden el mutuo acuerdo, no fue que Dios mandó al hijo y el hijo se fue a revientas hinchas. No. Dios lo designó como salvador del mundo y Cristo voluntariamente obedeció a su Padre. Y vino en semejanza de carne de pecado, en semejanza de hombres, de hombres pecadores. Él se vistió con nuestra naturaleza humana. Pero sin pecado. Y vivió la vida que ni usted ni yo jamás podríamos vivir. Una vida de perfecta obediencia al Padre en todo, siempre. No tenemos idea de cómo se ve eso. Escapa nuestra experiencia totalmente. Porque no sabemos cómo se puede vivir una vida sin pecado. Pero eso fue lo que hizo Cristo. Por nosotros. Y a causa del pecado, ¿por qué? Para eso vino, para lidiar con el problema del pecado. Él, sin pecado, vino a lidiar, a pagar el precio por el pecado. Él vino a sufrir las consecuencias del pecado. Él se ofreció en sacrificio por el pecado. Así lo traduce la Biblia de las Américas, de hecho, ese pasaje. a ofrecerse en sacrificio por el pecado, para quitar, para expiar el pecado, enviado por Dios para hacer ofrenda a Dios. Eso hizo Jesús. Fue enviado por Dios para hacer ofrenda a Dios por el pecado. Y condenó, dice, el pecado en la carne. Juzgó y destruyó el pecado y sus efectos en su propio cuerpo, en su naturaleza humana, fue que Él murió en la cruz. En su espíritu humano cayó toda la ira de Dios. Sufrió como un pecador, habiendo vivido una vida perfecta, para que todo aquel que en él cree, reciba el perdón de los pecados y reciba su justicia. Para que cuando venga el día de rendir cuentas, los que están en Cristo puedan pararse delante de Dios sin temor. y saber que van a ser recibidos por Dios sin problema, no por su desempeño, no por su capacidad, por su obediencia, por su fuerza, no, sino porque al creer en Cristo, esa obediencia de Cristo quedó registrada a su nombre. Cristo vivió su vida y murió su muerte para que usted pueda presentarse ante Dios. libre de la ley del pecado y de la muerte. No tiene otra esperanza. Así fue como Dios ejecutó su juicio sobre el pecado en su Hijo, en la cruz. Y versículo 4 termina diciendo, para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros. Que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Termina remachando lo mismo que había dicho. La justicia de la ley se cumple en nosotros. Esto es lo que les acabo de decir. La justicia de Cristo aplicada a nuestras vidas. Se cumple en nosotros. No está diciendo, nosotros la cumplimos. Dice que se cumple en nosotros. porque Cristo la cumplió y la puso a nuestro nombre. Y de esa manera la justicia de la ley se ve satisfecha. El castigo de Dios queda desviado, cayó sobre Cristo, y Dios no va a condenar dos veces el mismo pecado. Dios no va a castigar dos veces. Y si ya castigó a Cristo, por eso podemos decir con Pablo, somos libres de condenación, porque ya hubo condenación. Ya uno murió. para que yo no tenga que morir. Ya uno sufrió para que yo no tenga que sufrir. Esta es la maravilla de la salvación. Y por eso somos justos en Él. Por eso tenemos vida en Él. Por eso ya no somos condenados. Pero de nuevo, Pablo nos recuerda, no es para todos. No es para toda la humanidad indiscriminadamente. Cuando llegue el día del juicio, los que podrán permanecer en pie delante de Dios serán los que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Y espero que ahora entiendan lo que está diciendo. Los que han creído en Cristo, los que han confiado en el Señor. Han renunciado a todo su esfuerzo por salvarse y han descansado en la obra perfecta de Cristo. Aquellos a los que el Espíritu Santo ha aplicado la obra de Cristo. Aquellos que han respondido al llamado del Evangelio. Y este es el llamado del Evangelio. Arrepiéntase. Arrepiéntase de sus pecados. Y corra a Cristo. Crea que él vivió su vida y murió su muerte. Es la única esperanza que tiene. No hay otra. El cordero que quita el pecado del mundo. Crea. Crea en él. Deje de cansarse tratando de cumplir una ley que para usted en su debilidad y en su pecado es imposible cumplir. Deje de tratar de confiar en su esfuerzo y en su desempeño. Y escuche la voz de Jesús que dice, vengan a mí. Todos los que están trabajados y cargados y cansados y yo les haré descansar. El que cree en mí no es condenado. Crea este mensaje y en usted se cumplirá este versículo. Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Y únase a la voz de la iglesia que alrededor del mundo Da gracias a Dios por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oramos. Dios, no nos permitas quitar nuestra mirada de Cristo. Entendemos que Él es el fundamento de nuestra vida. que la obra del Espíritu Santo es dirigir nuestras miradas constantemente a Él, en dependencia de Él, crecer en nuestro conocimiento de Él, de su verdad, de lo que Él enseñó, vivir para Él, confiar en Él. No nos dejes en ningún momento pensar, ni por un segundo, que algo de esta salvación depende de nosotros. Porque en el momento que eso fuera cierto, quedaríamos condenados eternamente. Porque donde nuestra obediencia es insuficiente, la obediencia de Cristo fue perfecta. Y aún siendo obediente, Él pagó con su vida, con su sangre. para darnos el perdón a nosotros y nuestra posición delante de ti descansa en esa obra descansa en ese mediador somos tuyos y tú eres nuestro para siempre por la obra perfecta de Cristo y para su gloria Espíritu Santo glorifica al Hijo en nuestras vidas, en su nombre te lo pedimos, amén.
El Espíritu de vida
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Sermon ID | 22624185547490 |
Duration | 33:43 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Romans 8:1-4 |
Language | Spanish |
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