
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Lucas capítulo 12. Vamos a estudiar una nueva parábola. Lucas capítulo 12. Vamos a estar estudiando desde el verso 13 hasta el verso 21. Vamos a orar una vez más y después vamos a comenzar. Padre, gracias por la vida que nos das. Y ahora, Señor, te damos gracias también por el tiempo que tenemos para abrir tu palabra y lo que vamos a estar leyendo, pensando, meditando, Señor. Pedimos que tu Espíritu Santo, Señor, use tu palabra en nuestras vidas y que nuestros corazones, Señor, reciban tu palabra. Atesoremos tu palabra, Señor, y nos ayudes por medio de tu espíritu a poner por obra, Señor. Ayúdanos a no olvidar todas las cosas que nos vas enseñando, Señor, que sea realmente una práctica en nuestra vida. Y de manera especial te pido por la advertencia de hoy día, la exhortación del Señor Jesús hoy día para nosotros, que realmente no sea que caiga oído sordo, Señor, que realmente temamos, que escuchemos y que estemos atentos, Señor. Te pido por tu palabra, que la bendiga, Señor. En el nombre de Jesús. Amén. Lucas capítulo 12. En algunas versiones, desde el verso 13 en adelante, tiene como título, advertencia contra la avaricia, pero esta es una parábola más conocida como la parábola del rico necio. La parábola del rico necio. Y ya vamos a estar estudiando eso, pero vamos a ver un poquito, vamos a partir en el versículo 1 para ver el contexto en el que ha pasado esta parábola, las personas que estaban ahí y de dónde salió esta parábola. Lucas capítulo 12, desde el verso 1 vamos a leer. Dice, en estas circunstancias, cuando la multitud de miles y miles se habían reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos guardaos de la levadura de los fariseos que es la hipocresía y nada hay encubierto que no haya ser revelado ni oculto que no haya de saberse por lo cual todo lo que habéis dicho en la oscuridad se oirá a la luz y lo que habéis susurrado en las habitaciones interiores será proclamado desde las azoteas Y yo os digo, amigos míos, no temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no tienen nada más que pueden hacer. Pero yo os mostraré a quién debéis temer. Temed al que después de matar tiene poder para arrojar al infierno. Sí, os digo, a éste temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? ¿Y sin embargo, ni uno de ellos está olvidado ante Dios? Es más, aún los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis. Vosotros valéis más que muchos pajarillos. Y os digo, que a todo el que me confiese delante de los hombres, el hijo del hombre le confesará también ante los ángeles de Dios. Pero el que me niegue delante de los hombres será negado delante de los ángeles de Dios. Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Y aun cuando os lleven a sinagogas y ante gobernadores y autoridades, no os preocupéis de cómo ¿O de qué hablaréis en defensa propia? ¿O qué vais a decir? Porque el Espíritu Santo en esa misma hora os enseñará lo que debéis decir. Y desde aquí la parábola. Uno de la multitud le dijo, maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. Pero él le dijo, hombre, ¿quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros? Y les dijo, estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia, porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes. También les refirio una parábola diciendo, La tierra de cierto hombre rico había producido mucho, y pensaba dentro de sí diciendo, ¿qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas? Entonces dijo, esto haré, derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y ahí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y diré a mi alma, alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años. Descansa, come, bebe, diviértete. Pero Dios le dijo, necio. Esta misma noche te reclaman el alma. Y ahora, ¿para quién será lo que has provisto? Así es el que acumula tesoro para sí y no es rico para con Dios. Esta semana, y creo que esto es común para todos nosotros, estábamos comiendo en un restaurante y vimos en la tele cuando sale una propaganda del gobierno donde dice, gracias al presidente, ahora esto va a ser posible, ¿no? Y mi esposa le decía a mis hijos, no es gracias al presidente, es gracias a nuestros impuestos. que esto ahora va a ser posible. Pero siempre sale, gracias al presidente, ahora esto es posible. Y si vemos el canal estatal, eso es muy a menudo que vemos, ¿verdad? Y entonces una pregunta surgió en mi mente, es decir, ¿cuándo empezó este tipo de propagandas a ser tan normal para nosotros que estamos acostumbrados? Cada presidente de derecha o de izquierda que hace una obra, siempre se atribuye a la obra como gracias a él se haría esa obra. Y eso ya es normal, todos nosotros sabemos. Y estoy pensando en eso para hacer una comparación en este tema que hoy día vamos a hablar, en cuanto a una revista, no sé si ustedes han escuchado de la revista Forbes. La revista Forbes se encarga de hacer el seguimiento a los hombres más ricos del mundo y los categoriza, ¿no? El más rico en los deportes. el más rico de todos los ricos, y les hace seguimiento a sus fortunas, y los hace competir, y les pone la portada, y le dice, este año este le ha ganado a este, ¿no? Y ya toda la gente que está acostumbrada a ver la revista Forbes, se pone a pensar en esa misma pregunta, ¿cuándo estas cosas empezaron a ser tan normales para nosotros? En el sentido de que, No sé tú, pero si un día llegas a tener algo de mucho valor, ¿no te gustaría estar en la postada de Forbes y decir, este es el nuevo rico de Cochabamba? Difícil, daría vergüenza, ¿no? No, no, no, no, no hagan eso. Yo recuerdo la primera vez que abrí mi librería y le dije a un hermano, ¿puedes ir a hacer una tarjetita? una tarjetita para repartir que tenemos librería cristiana y hacer propaganda y él fue e hizo la tarjeta y cuando trajo la tarjeta en la tarjeta decía gerente propietario Jaime Claros. Yo estaba avergonzado y decía o qué hago ahora porque ya había pagado todas las tarjetas pero daba una vergüenza ajena y entonces estaba pensando en qué momento Algunas cosas que la Biblia dice es una vergüenza, para nosotros hoy día ya no es una vergüenza. Más bien es algo tan normal, estamos tan acostumbrados a ver, de hecho hasta en el deporte, ¿no? Cristiano Ronaldo firmó por tanto, no le ha ganado él porque él ha firmado por más. Y hablamos de millonadas como si nada. Entonces, pensando en eso, creo que eso nos da un buen pantallazo de entender que nuestro tiempo, más que en ningún otro tiempo, es un tiempo donde el materialismo es bien grande. El materialismo es bien grande, ¿no? Y estaba pensando en eso y en lo que hoy día vamos a estudiar en cuanto al tema del materialismo y el dinero y todo lo que aquí va a acontecer. Y en base a estos versículos que hemos leído, creo que el versículo más importante de todo esto que vamos a estudiar es el verso 15, que dice el Señor Jesús, estén atentos y guárdense de toda forma de avaricia. En otras versiones dice, de toda forma de codicia. Estaba diciendo un predicador, si tú tendrías que escribir los 10 puntos más importantes de tu constitución, de tu país, ¿incluirías la codicia, la avaricia en esos puntos? ¿Es tan importante este punto para ti como lo es para el Señor? Porque nosotros encontramos en los 10 mandamientos que Dios le ha dedicado un mandamiento a este pecado. no codiciarás, no serás avaro. Y yo estaba pensando en cuanto a esto y una pregunta, cuando tú dices, cuando viene a tu cabeza la palabra avaricia, ¿Te consideras una persona avara? Obviamente, responde en tu mente. Una pequeña encuesta estoy haciendo. ¿Te consideras una persona avara? Sí, no. Si es sí la respuesta, del 1 al 10, ¿cuánto de avaricia te pondrías tú? Tal vez algunos dirían, como es secreto ahorita, diríamos 8, 9, o en un papel, mientras no ponga mi nombre, sí, yo soy avar. Pero lo decimos por decir a veces, ¿no? Pero ¿qué tal si una persona dice de ti, no, ese es un avaro? ¿Te molestaría? Porque a veces, yo recuerdo cuando vamos a evangelizar, por ejemplo, dices, ¿te consideras una buena persona? Y la gente siempre dice, no, yo soy malo, soy malo, ¿no? Y ya te arruina todo tu folleto porque tenía que decir, soy bueno, ¿verdad? Pero la gente dice, soy malo, soy malo. Entonces le dices, ¿y si alguna persona que te conoce diría que tú realmente eres así, así, así, así, te molestaría? Y él dice, sí, me molesta. Y él dice, pero si eres malo, ¿por qué te molesta? Porque en el fondo, no crees que eres malo. Lo mismo pienso en la avaricia. Si tú dirías, ¿tú eres avaro? ¿Tú eres codicioso? Y tú dirías, sí, yo soy ocho del uno al diez. Y después alguien diría, este hermano es un avaro. Y tú te has enterado que ese hermano ha dicho eso de ti. ¿Te molesta? Si te molestas, porque en el fondo tú no crees que eres así. Entonces, esta es una pregunta para nosotros. ¿Yo creo que soy un avaro? ¿Un codicioso? Y cuando pensamos en estas dos palabras, algo viene a nuestra mente. Avaricia. ¿Qué es la avaricia? Bueno, yo creo que el avaro es aquel que tiene harta plata y quiere seguir teniendo más. Pero yo, ¿qué cosa tengo? No tengo nada. Uno puede pensar así. Codicia, no avaricia, pero algo que vamos a ver en este texto en cuanto a la avaricia dice el Señor. Miren el verso 15 nuevamente. Y Él les dijo, Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia. Es que decir que la avaricia es multiforme. Hay muchas maneras de ser avaro. Y nosotros más que todos relacionamos la avaricia como el ejemplo que vamos a ver acá de los que son ricos y quieren tener más. Pero casi nunca nos vemos a nosotros como avaros porque muchos de nosotros no tenemos casi nada. Esos ricos son los que están en el norte o en otros lugares. Ellos son unos, digo, esos avaros, digamos, ¿no? Pero nosotros nunca hemos tenido nada. Pero como vamos a ver acá, Este punto es para todos, no sólo para aquellos que tienen y quieren seguir teniendo, sino aún para los que no tienen nada. No tienen nada. Por eso el Señor dice, cuídense de toda forma de avaricia. De toda forma de avaricia. Ahora, vamos a estar viendo algunas cosas en esta enseñanza y mi deseo de esto es el siguiente, hermanos. Ustedes recordarán en la Biblia, creo que hay más de esto, pero en la Biblia hay episodios muy puntuales, por ejemplo, cuando este rey en el libro de Daniel, ¿verdad? Belsasar estaba en su mejor momento y apareció la mano escribiendo, tu reino ha sido pesado y ha sido hallado falto, ¿no? ¿Recuerdan esa parte? Y dice que como que su corazón se paró en seco. ¿No? Os recordaremos esa parte cuando Natán le confronta a David y le dice, tú eres ese hombre. Entonces, su corazón otra vez está. Y hay veces que cuando todo nos está saliendo bien en alguna cosa que no estamos haciendo bien y aparece una voz que te dice. Como aquí, necio, mañana vienen por tu alma algo dentro de nosotros. se para en seco, y nos empieza a dar temor, miedo, y mucho más, porque aquí le va a decir el Señor, como vimos al final, necio, le dice, no mañana, perdón, esta noche vienen por tu alma. Tú te imaginas si vas a llevar lo que vamos a estudiar aquí, la vida de este hombre, con toda su riqueza, y encima, y encima y al último, cuando ya estás para empezar a disfrutar todo lo que vas a disfrutar, te digan, esta noche mueres. Yo creo que ahí tu corazón se para en seco. Pero como muchos de nosotros no estamos en esas situaciones, Y algunos de nosotros decimos, yo creo que esto sí lucho, pero creo que no es mi lucha. ¿Saben qué me he dado cuenta mientras estudiaba eso? En nuestro contexto sociocultural, es decir, la mayoría de nosotros no somos ricos. No somos ricos, pero quisiéramos serlo. Esa es la verdad. Como alguien ha dicho, yo prefiero sufrir en mi Ferrari. Todos quisiéramos de alguna manera tener un poco más de lo que tenemos ahora. Eso es verdad. Y entonces decimos, yo no estoy luchando con esto. ¿Pero saben por qué es? No porque tu corazón no sea como la de este hombre, sino porque no has tenido la oportunidad todavía para mostrarlo. Porque si las puertas se te abrirían como se le están abriendo a este hombre, y una bendición y tu negocio prosperaría, ahí es otra cosa. Pero ahorita como muchas cosas, algunos de nosotros estamos en el día a día, pero no es porque nuestro corazón no sea igual al que vamos a estudiar. Entonces, estoy diciendo todas estas cosas con la intención de que no nos desconectemos y veamos esta advertencia y realmente sintamos temor. Escuchemos esta advertencia y veamos que realmente cuando Dios dice que algo es peligroso, es peligroso. Cuando Jesús dice que algo es serio, entonces nosotros también le debemos dar la seriedad que Él le da. dice un autor y de paso quiero decir que estaba estudiando el comentario de Juan Carlos Rael para estudiar lo que hoy día vamos a estudiar y muchas de sus notas voy a estar citando. Y Juan Carlos Rael al empezar esta enseñanza dice algo interesante. Es terrible pensar que el personaje que Jesús trae ante nosotros en esta parábola está lejos de ser poco común. Miles de personas han vivido y están viviendo lo que aquí se condena. Están atesorando como si no habría muerte, juicio ni un mundo venidero. Y sin embargo, son considerados como hombres inteligentes, prudentes y sabios. Y eso es interesante. Estos hombres que están viviendo lo que aquí Jesús está diciendo, cuidado y lo que condena, para el mundo son hombres inteligentes, prudentes y sabios. Y por si acaso, cuando ahí dice Jesús necio, Esa palabra necio no es un problema intelectual de la persona, por si acaso, es decir, es necio porque no está pensando, o sea, porque sus facultades intelectuales no están bien. Ahí el tema no es intelectual, es un tema moral. Puede ser un hombre muy inteligente y con todo ser un hombre, necio, necio. Entonces Juan Carlos Reyes dice eso, ¿no? Estas personas No es que sean poco común, abundan. Abundan. Y no solo pensemos en personas fuera de la iglesia, ¿no? Estos claritos se nota que son ricos mundanos que están viviendo para esta vida. Pensemos en nosotros, hermanos. Cómo nosotros vemos a las personas que son, que viven con riquezas, que tal vez llegando, y yo, ¿dónde he escuchado esto? Estoy pensando. No recuerdo, pero allá, el dueño de una propiedad allá en Parotani, muy grande, muy lujosa, estaba diciendo, todo esto lo he logrado antes de cumplir 40 años. 40 años. Cuando yo tuve mis 40 años, yo ya tenía mi casa, mi auto y esta propiedad y ya estaba ganando dinero. Y muchos jóvenes cuando estamos empezando decimos, yo hasta cierta edad no más y después de eso ya no voy a trabajar porque ya lo voy a tener todo arreglado. Pero cuando ya llegas a 50 o a 60 años y te das cuenta que sigues viviendo en alquiler, quien sea diría, has fracasado. Ese no es un hombre inteligente, ese no es un hombre prudente, ese es un necio. Eso es lo que la cultura nos presiona, nos dice. Y por eso la mayoría de nosotros pensamos, y no es que está de mal decir casa propia o departamento propio, si quiere un auto aunque una peta. Sí o no. Es la verdad. Y no es que en sí mismo estas cosas estén mal, pero la cultura nos está bombardeando de tal manera que llegar a cierta edad y no haber logrado eso, para el contexto, eso sería necedad. Eso no sería prudente. O sea, al revés. Este pecado, dice Israel, no es poco común. Entre los pecados más comunes del mundo sin dudo podríamos, dice otro autor, podríamos claramente anotar a la avaricia. Este pecado derribó ángeles porque no se conformaron con el lugar que Dios les había dado, entonces cayeron. Este pecado expulsó a nuestros primeros padres del Edén porque no se conformaron con lo que Dios les había dado. Y este pecado de avaricia y codicia ha sido la fuente de aflicción y tristeza desde la caída. Piensen conmigo un momento. Dios anotó este pecado en sus diez mandamientos porque lo considera importante. Este pecado trae consecuencias en la sociedad. Si hemos escuchado algo, por ejemplo, de la Segunda Guerra Mundial acerca de Hitler y toda la gente que murió, Hitler no se conformaba. Si uno ve hasta en los videos, siempre él quería más, más, más. Si no lo frenaban, él quería el mundo entero. Y trajo mucho sufrimiento, mucha muerte. Y Dios sabe que este pecado es destructivo. nosotros mismos. Por este pecado muchas veces, muchos de nosotros, a veces varones digo más, hemos traído sufrimiento a nuestras familias por codicia, por avaricia, a nuestra sociedad. Por este pecado muchas personas han traído hasta sufrimiento y tristeza a sus propias iglesias. Entonces es serio. Es serio. Este pecado ha hecho estragos, como dice este autor, en ángeles, en nuestros primeros padres, aún cuando estaban viviendo en perfección. Y entonces a nosotros eso es. Estamos en mucha desventaja. La verdad principal que ustedes tienen ahí en sus trípticos o en sus Tratada a folletos, dice, Dios quiere que nos cuidemos y apartemos de toda forma de avaricia, con el propósito de no malgastar la vida que nos ha sido otorgada en esta tierra. En algunas versiones, cuando dice en el versículo 15, estén atentos, guárdense, la idea es de no quiten el ojo de ahí, no quiten el ojo de ahí, Cuando estás viviendo en alguna casa y se dice que hay muchos ladrones y no tienes alambre de púas, no tienes cámaras, no duermes muy bien, ¿no ve? Como alguien dice, con un ojo cerrado y uno abierto estamos durmiendo, porque nos preocupa que eso puede pasar. Bueno, aquí el Señor está diciendo, esto les debe preocupar, esto es peligroso, no quiten su ojo de eso. Entonces, Lo que vamos a estar viendo hoy día y tenemos ahí es cómo llevamos una vida libre de la avaricia y de la codicia. ¿Cómo podemos? Porque sí podemos en el Espíritu Santo y en lo que el Señor nos ha mandado, sí podemos vivir una vida libre de eso y llegar hasta nuestros últimos días en esta tierra y no tener dolor cuando la muerte nos diga hoy nos vamos. Porque he vivido bien. Pero cuando una persona ha vivido de esta manera, el corazón se va a parar en seco. Vamos a sufrir. Le vamos a decir al Señor, dame un tiempo más y todo lo que tengo ya atesorado te lo voy a dar. Pero el Señor dirá, no, yo no quiero tu dinero. Ahora quiero tu alma. El tiempo se ha pasado. Entonces, con todo esto, mi intención es, esto es muy peligroso. Algunos están expuestos más que otros. Y mientras más dinero maneje una persona, más expuesto está. Alguien ha dicho, la pobreza es difícil, pero no ha tumbado a tantos como la riqueza. Nunca olvidemos eso. La pobreza es difícil, pero no ha tumbado a tantos como la riqueza. Entonces, antes de entrar a estas maneras, formas de combatir contra este pecado, hermanos, me gustaría ir revisando un poquito la historia con ustedes, en la parábola que el Señor Jesús va a contar, que vamos pensando en esto. El versículo 13 dice, Uno de la multitud le dijo, Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. Y algo interesante, hermanos, aquí dicen en el capítulo 12, verso 1, que habían miles de personas, se estaban atropellando entre ellos mismos. Dice el verso 1, en estas circunstancias, cuando la multitud de miles y miles se habían reunido y se estaban, dice, atropellando, eran miles de personas. Y Jesús empezó a hablar a estas personas. Y cuando tuvo una pausa, tal vez, el Señor Jesús, Esta persona, que está en medio de esa multitud, aprovechó para hacer su petición. Ni siquiera le dijo, Señor, te quiero contar el caso de lo que estoy pasando. No, directo le dice, dile a mi hermano que me divida la herencia. Muchos, le estaba diciendo a un hermano, lo ven a esta persona como una persona joven. Tal vez era el hermano menor y el hermano mayor que en la ley decía que tenía las dos primeras partes, no le estaba dando a él su parte. Y tal vez estaba pasando un caso de injusticia, pero más adelante el Señor le va a decir algo. Y algo interesante que me puse a pensar mientras estudiaba esto es que, cuidado, cuidado con... piensa un momento, está la multitud llena y uno fuerte para que se escuche, le dice dile a mi hermano y saben después el señor a raíz de esta pregunta va a contar esta parábola en la que este joven queda mal parado porque queda en vergüenza Y obviamente su intención del señor no era directamente avergonzarlo, porque tú te imaginas hacer una petición y el señor cuenta que esa petición tiene una raíz de avaricia. Y tú ya te quieres agachar y decir, porque te ha identificado en la enseñanza que va a dar. Pero este hombre le dice al señor, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. Y aquí el Señor estaba viniendo hablando de si me confiesan, si dan testimonio de mí, pero... Pero este hombre parece que su mente estaba bien fija en algo y ni siquiera estaba escuchando lo que el Señor estaba diciendo y le dice, dile a mi hermano que divida la herencia. Quería introducir las cosas de este mundo a la religión, a lo que el Señor estaba enseñando. Creía tal vez que Jesús era un gobernante que venía a restaurar las cosas que estaban mal en este mundo. Y el Señor Jesús en el verso 14 le va a decir, Pero él le dijo, Hombre, ¿quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros? En otras palabras, Jesús le está diciendo, no he venido a ser juez de asuntos terrenales. Y ustedes recordarán que Jesús ha dicho, yo he venido, ¿no? Y sus propósitos por el que Él ha venido en cuanto a su obra y su salvación por los perdidos. Pero este hombre quería ponerlo de juez en las cosas terrenales, en un asunto de justicia social. Pero Jesús había sido enviado a predicar el Evangelio, y este trabajo era para Él algo en lo que estaba enfocado. Y dice un comentarista, los que son enviados a predicar el Evangelio del Señor, ese trabajo debe ser suficiente para ellos. Como pastores, como hermanos, como líderes, metiéndonos en litigios de cosas de quién tiene derecho, quién no tiene derecho, Y otra cosa que otro comentarista decía, Jesús dejó bien en claro el propósito por el que había venido a la tierra y no había venido a estos asuntos terrenales, aunque en ese tiempo eran los rabinos quienes hacían las las, por así decir, las decisiones en cuanto a estos casos de herencia y todo eso que tenemos en Deuteronomio, podemos ver ahí. Pero Jesús estaba marcando con esta pregunta, con esta respuesta, que el propósito por el que había venido no era éste. Y algo que, una pregunta que nosotros a veces, más que todo creo que esto es más directo para los que están predicando la palabra para pastores, Y escuchar esa pregunta decir, ¿de qué te estás ocupando? ¿De qué te estás ocupando? Y esta frase que nosotros leemos en Primera de Timoteo, capítulo 4, verso 15, cuando Pablo le dice a Timoteo, ¿qué le dice? Cumple tu ministerio. Cumple tu ministerio. Entonces el Señor le responde y le dice, yo no he venido a eso, nadie me ha puesto por juez o por árbitro. Y después en el versículo 15 le dice, y esto dijo, estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia, porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes. El significado de la vida del hombre no es amontonar riquezas aquí en esta tierra, sino glorificar a Dios, como dice, y disfrutar de Él. Un texto creo que a muchos de ustedes cuando ya leen esta historia en paralelo les viene a la mente es Primera Timoteo, capítulo 6, verso 6. Y vamos ahí un momento porque es un texto que está muy relacionado con la enseñanza que el Señor Jesús está dando acá. Primera Timoteo, capítulo 6, verso 6. Dice, pero la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por lo cual codiciándolo algunos se extraviaron de la fe, se torturaron con muchos dolores. y aquí en estos versos hay algo que se nos dice es la piedad es gran ganancia dice cuando va acompañada de contentamiento y aunque todos nosotros entendemos el verso que sigue adelante donde dice nada hemos traído a este mundo y nada vamos a sacar pero lo cierto es que en la medida en que nosotros empecemos a acarrear cosas materiales Recién vamos a poder entender esta verdad. Porque cuando uno no tiene nada, no tiene nada que perder. Pero cuando uno empieza a tener o una casa, o dos casas, o tener mucho dinero, y viene el Señor y te dice, nos vamos, la pregunta que uno dice en ese momento es, ¿por qué ahora? ¿Por qué ahora? ¿Por qué yo? Porque todos tenemos en nuestro corazón, y aunque esta es una parábola inventada por así decir, pero Jesús está leyendo con esta parábola el corazón que tú y yo tenemos. Todos nosotros soñamos con esto. Aunque no lo decimos, un día querer tener tanto que podamos decir, ahora la vida va en modo crucero, ¿no? Todos queremos eso. Y es así que cuando viene una enfermedad a nuestra vida, las raíces que están puestas en esta tierra empiezan a darnos cuenta que cuánto, cuán duro es para nosotros despegarnos. Quiero disfrutar un poco más. Entonces, eso es lo que está diciendo también aquí en Timoteo. Y después nos dice, la raíz de todos los males Es el amor al dinero. Algunos han dicho, si es así, mejor no tener dinero. Yo quiero ser pobre siempre. Pero el problema no está en el dinero, ¿verdad? Sino en el amor al dinero. Como alguien ha dicho, una cosa es tener dinero y otra cosa es cuando el dinero te tiene a ti. o las cosas materiales te tienen a ti. Y la frase que tiene acá dice, porque la raíz de todos los males, es el amor al dinero. Como he dicho hermanos, no nos desconectemos de esto porque, Trollope, vida molesta a veces ayuda a Dios por medio de su espíritu que nos ayuda a ver cuantas cosas nosotros estamos haciendo o dejando de hacer, por buscar un poco más de dinero. sigue diciendo el verso 16 también les refirió una parábola diciendo la tierra de cierto hombre rico había producido mucho y pensaba dentro de sí diciendo que haré ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas. Entonces dijo, esto haré, derribaré mis graneros, edificaré otros más grandes y ahí almacenaré todo mi grano y mis bienes y diré a mi alma, alma tienes muchos bienes depositados para muchos años, descansa, come, bebe, diviértete. Ahora aquí podemos decir este granjero o este agricultor y una pregunta que podemos hacer es, ¿qué estaba mal con este granjero? ¿Estaba mal su éxito? No. En la Biblia no hay nada que se condene la prosperidad o el éxito de un negocio, ¿verdad? De hecho hay muchas personas ricas en la Biblia que no son condenadas por ser ricas. Entonces, ¿no estaba mal su éxito? ¿Se nos dice que las riquezas que había adquirido lo había hecho por medios deshonestos? No, de hecho se nos dice, nada apunta en la historia a esto, más bien lo contrario, se nos dice que era rico porque Dios había bendecido la labor de sus manos. Este hombre era rico. Dice un comentarista, este hombre muestra que no se conocía a sí mismo. que su cuerpo era mortal y no necesariamente viviría por muchos años, como cuando él dice, alma, le dice, come, bebe, porque muchos años él tiene en la mente, yo voy a vivir muchos años. No se conocía a sí mismo. También pensaba que las muchas cosas buenas satisfacerían su alma. Yo no he leído todas las historias, pero algunas con las que me he encontrado y una de las cosas que al empezar, creo yo, mi cristianismo yo me encontré fue escuchar de personas multimillonarias que se quitan la vida. Y yo pensé que era uno o unos pocos, pero a lo largo de uno va descubriendo y sin estudiar y sin... se da cuenta que son varios los que se quitan la vida siendo Riquísimos. Entonces, la pregunta que yo estaba diciendo acá, y lo que este hombre decía, ¿no? Este hombre cree que todo lo que va a acumular y todo lo que tiene va a traer una satisfacción a su alma que después ya no va a necesitar nada más. Y esa es una trampa. Y yo creo que esa es la trampa en la que la mayoría de los multimillonarios caen. En que tienen tanto dinero, pero aún con toda esa plata, todavía entienden que están vacíos. Es como un conejo que se llama felicidad y cada vez se les escapa de sus manos, pero cuando al fin creen que lo tienen, se encuentran en esta situación. Vacíos. No tenía este hombre ninguna preocupación por sus semejantes o por las personas que vivían a sus alrededores. Solo tenía en su mente, como dice, pensar en sí mismo todo el tiempo, sus necesidades, Ni siquiera se menciona en un momento que este hombre era agradecido con Dios en cuanto a su cosecha, porque él no hizo esa cosecha, pero él estaba recibiendo eso. Este era un ateo práctico, aunque puede decir muchas veces que era un judío, un seguidor del Señor, en las cosas que pensaba y hacía, este era un ateo práctico. También este hombre, como he dicho, no era agradecido en medio de tanta bendición, en vez de hacer, la primera cosa que debía haber hecho este hombre es como ese salmo que dice, alma bendice a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Decía un comentarista, en estos versículos se exponen de forma notable los pensamientos y proyectos de los ricos mundanos. Voy a repetir eso. Una de las cosas que a veces nos intriga a nosotros, estas personas que no tienen a Cristo y son ricos, ¿en qué pensarán? ¿Qué les pasa por la mente? Y aquí este comentarista dice, esto les pasa por la mente. Sus proyectos, sus pensamientos son exactamente como estos. Jesús está revelando un poco la mente de un rico que no conoce al Señor. Versículo 20 dice, pero Dios le dijo, necio, esta misma noche te reclaman el alma. Y ahora, ¿para quién será lo que has provisto? Así es el que acumula tesoros para sí y no es rico para con Dios. Dios le llama a este rico, necio. Porque parece que no tiene necesidad de Dios. Y cuando vemos sus actos uno por uno, nos damos cuenta que es necedad tras necedad, necedad tras necedad. Él creía que tenía el control de su vida. Él era el capitán de su destino. Él ignoraba lo que el Salmo 39, verso 4 dice, Señor, hazme saber mi fin y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. He aquí, tú has hecho mis días muy breves y mi existencia es como nada delante de ti. Ciertamente, todo hombre, aún en la plenitud de su vigor, es un soplo. Sí, como una sombra anda el hombre. Ciertamente, en vano se afana, acumula riquezas y no sabe quién lo va a recoger. ¿Quién lo va a recoger? Cuando yo pensaba, y le dices a una persona tal vez mundana esto, ¿para qué estás haciendo tesoros en esta tierra? Te vas a morir y no te lo vas a poder llevar, ¿saben qué escuchas? Pero mis hijos van a cuidar pues, mis hijos lo van a tener, por mis hijos lo estoy haciendo. Cuando en la misma Biblia dice, cuando uno muere ya ni siquiera cuando uno le importa a sí mismo ni siquiera después de la muerte ya no tiene conciencia de los que van a venir después entonces este hombre no tenía conciencia de su dependencia del señor de ayudar a otros y ahora hermanos viendo este panorama Viendo este contexto, yo creo que ninguno de nosotros quisiera escuchar eso, o entender eso cuando estemos llegando al final y decir, todo ha sido en vano, todo lo que me he esforzado, porque, seremos honestos, es una trampa. No es que tener riquezas es de la noche a la mañana, son días muy temprano de levantarse, es mucho esfuerzo físico, es mucho estrés. Ustedes muy bien saben cuánto cuesta a veces ahorrar un poco de dinero. Y después de todo, cuando ya concluiste con todo y terminaste, ¿te imaginas escuchar este decir, todo ha sido en vano? Es una gran frustración. Es un gran dolor que viene a nuestro corazón. Y Dios quiere evitarnos eso. Quiere que realmente vivamos la vida con el propósito por el cual Él nos ha creado. Y algunos puntos que yo decía, ahora sí, vamos a ir al bosquejo después de ver un panorama general de esta historia. ¿Cómo llevamos una vida libre de eso? ¿Cómo nos cuidamos? ¿Cómo hacemos caso a esta advertencia que el Señor nos dice, tengan cuidado, estén atentos, pongan su ojo en eso? Y el primer punto que ustedes tienen ahí, o la primera cosa que nos puede ayudar es estar conscientes de que nuestra existencia no se limita únicamente a esta vida presente. Cuando este hombre le interrumpió o en el espacio que le dio el Señor y le hizo esta petición de que dividiera su herencia con su hermano, estaba manifestando claramente que sus pensamientos estaban simplemente en esta vida. Y eso es algo que tenemos que pedirle ayuda al Señor, yo pienso, porque es muy difícil. Ahora en la mente lo entendemos. Yo sé que un día voy a morir, pero mientras más saludable incluso esté tu cuerpo, de aquí a dos días te vas a olvidar de esto. Yo siempre cito esa frase que en el cementerio de Sucre está en su parte de arriba, en latín, donde dice, hoy me traen a mí, mañana te traen a ti. estar conscientes de que nuestra existencia no se limita únicamente a esta vida presente. Nadie quiere hablar de este tema. Todos sabemos eso. Nadie quiere hablar de la muerte. De hecho hay personas que te dicen por favor no hables de eso, no prediques de eso porque me deprime. Y eso tal vez es una manifestación de que ¿Cuánto amamos esta tierra? ¿O las cosas que tenemos podemos lograr esta tierra? Y como he dicho, si hay alguna razón por la que la muerte nos viene bien, es porque no tenemos nada en esta tierra. No tenemos que vivir, ni hay ahorros, encima todo me ha ido mal, la mejor cosa es partir. Pero cuando eso no va así, entonces nos duele escuchar de que va a acabar nuestra existencia aquí en la Tierra. Todos queremos morir a los 90, 80, durmiendo en nuestra cama, pero no va a ser así siempre. Y tenemos, primer consejo para luchar contra esto, es estar conscientes. Y digo estar conscientes porque de aquí a unas semanas se nos olvida, se nos olvida. Por eso creo que Salomón en Eclesiastes ha dicho que es mejor ir a los velorios que a las fiestas. porque en el velorio uno piensa y dice cuando me va a tocar a mí y eso es pedirle Señor ayúdame como dice ese salmo ayúdame a contar mis días ayúdame a estar conscientes que no siempre voy a estar aquí A mí una de las historias en el trabajo que me ha perturbado un poco ha sido ver la historia en Christmas Carol, la vida de Benicio Scrooge, este hombre que era dinero, dinero, dinero, dinero, y después se encuentra con estos tres fantasmas del pasado, del presente y del futuro, ¿recuerdan esta historia? Y el fantasma del El futuro, si no estoy mal, le lleva a ver que el lugar donde él hacía sus negocios ya otro lo estaba ocupando. Y después de eso otro lo ocupará. Y yo he pensado el otro día eso en la librería donde trabajo. De aquí a unos años, habrá otro negocio tal vez acá, o otro estará haciendo algo aquí. Piensa eso en tu trabajo. Porque a veces nosotros tenemos una mentalidad de que vamos a estar eternamente haciendo lo que estamos haciendo. Y sólo cuando el cuerpo ya está desgastado, la enfermedad, ahí ya empezamos a pensar. Pero cuando estas cosas no están ahí, no somos conscientes. Y una cosa que nos puede cuidar dice de la avaricia, nos puede ayudar es estar plenamente consciente o en la mayor cantidad de tus días de que nuestra existencia no está aquí únicamente. Y eso nos va a ayudar también obviamente en las inversiones que vamos a hacer. ¿Cómo queremos usar nuestro dinero? Si voy a construir mucho o voy a construir poco. Tenemos tiempo limitado. limitado entonces lo primero un buen consejo un buen principio es estar conscientes y eso es algo que le podemos pedir al señor como el salmista ayúdame a contar mis días en esta tierra señor ayúdame a vivir con sabiduría los días que me has dado segunda cosa que podemos hacer para cuidarnos de la codicia y de la avaricia es cuidándonos de no ser incrédulos hacia las promesas del señor cuidándonos de no ser incrédulos hacia las promesas del Señor. Leí todo el capítulo con una intención. Dice que esta multitud le estaba escuchando al Señor, miles de miles, y este que va a hacer la pregunta estaba, y tal vez era un seguidor del Señor, estaba en medio de esos miles. Pero ¿saben qué es interesante? Que el Señor estaba acabando de hablar de dos promesas específicas que a Él le pasaron por encima y Él solamente quería algo. Dice en el versículo 6, ¿no se venden cinco pajarillos por dos cuartos y sin embargo ni uno de ellos está olvidado ante Dios? En el capítulo 12 estoy, el verso 7, es más, aún los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No teman, vosotros valéis más que muchos pajarillos. Está hablando específicamente de que Dios va a cuidar de nosotros. Pero a mí me importa mi herencia. Es como si Dios está diciendo, es como si, y una cosa que decía un comentarista, la predicación del Señor Jesús aquí, no está siendo bien entendida o está fallando, al menos en el corazón de este hombre. Entonces, cuando tú prediques, no esperes que sea mejor que la del Señor, ¿no? Porque Él está hablando de algo específico y eso nos pasa a menudo. Muchos de nosotros que lidiamos o luchamos con temas de dinero, y entonces Dios muchas veces en devocionales nos trae promesas de que va a cuidar a prometido pero eso no nos importa y seguimos con lo que yo estoy buscando no creemos lo que Dios dice y estoy hablando de promesas a En este aspecto, por ejemplo, del cuidado de que ha dicho, techo, abrigo, comida, ha prometido. O puede ser que un domingo el pastor va a predicar exactamente de eso, pero tú estás tan mentalizado que la prédica te pasó, o como alguien dice, entró y salió, ni crees en lo que está diciendo la promesa del Señor. Después de escuchar este hombre acerca de estas promesas, debería tener cuidado acerca de la petición que iba a hacer, pero no le importó, no creía en que Dios iba a cuidar de él, y sólo quería mi herencia. Dile que me parta mi herencia. Entonces, una cosa que nos puede ayudar en cuanto a la avaricia y la codicia es creer las promesas de Dios en cuanto a su cuidado. en cuanto a su cuidado. Muchos de nosotros tampoco no damos mucho dinero, no sea a la iglesia o a la obra en general del Señor, porque no creemos que Dios va a cuidar de nosotros. Siempre estamos pensando, y si doy esto, pero si no, y si, y si, y siempre estamos en esa lucha. Y eso es un corazón incrédulo muchas veces que nos lleva a hacer avaros, a juntar, a montonar, Hace rato yo decía cómo podemos saber si somos avaros y aquí hay algunas cosas que también nos permiten ver que una persona es avara o codiciosa. Como he dicho, la avaricia tiene que ver más con el hecho de querer cuando uno tiene y querer tener más. Pero la codicia es con un deseo desenfrenado de tener algo que tal vez no tienes y el otro lo tiene. Y eso pasa a todo nivel, aun cuando las mamás, voy a decir, o las esposas muchas veces ven a otros niños que tienen algo que sus niños no tienen, hacen hasta lo imposible por darles lo mismo, solamente porque tenga lo mismo que el otro niño tiene. Y eso nos pasa. Pero también aquí decía, este hombre estaba queriendo almacenar en graneros más grandes y después decirle a su alma, tienes mucho depositado. Y esa palabra me hacía pensar. Depositado. Muchos de nosotros no estamos confiando en Dios si no estamos confiando en el ahorro que tenemos, en la propiedad, que si me va mal lo vendo pues. Lo puedo vender esto, esto puedo vender. Y no es nuestra confianza en Dios, sino en todo lo material que tenemos, hasta donde podemos llegar, o en todo lo que podemos llegar a ahorrar, o en todo lo que tenemos en el banco. Entonces, nuestra confianza no está en las promesas del Señor, sino en lo que tenemos o en lo que vamos a llegar a tener, cuidándonos de ser incrédulos a las promesas de Dios. Otra cosa que nos puede ayudar para guardarnos de la avaricia y de la codicia es manteniendo una dependencia constante del Señor. Dice la historia que la tierra de este hombre había producido mucho. Es decir, la idea de este texto es algo fuera de lo normal. Él tenía graneros en los que sus cosechas él llevaba. Pero ahora había producido tanto que ya no entraba en lo que él tenía. Es decir, esto era algo más de lo que él tenía. Esta cosecha lo había sorprendido, por así decir. Entonces, lo que él debía preguntar era, ¿qué puedo...? Y dice también que éste era un hombre ya rico, ya era rico. Y una pregunta que nos podemos hacer es, muchos de nosotros tenemos más de lo que necesitamos. o al menos con lo que tenemos, podemos cubrir lo que necesitamos. Pero cuando llega dinero extra a tu vida o alguna bendición o cosas más que no necesitamos muchas veces, la pregunta es, ¿cómo puedo esta demasía? ¿Qué debo hacer con esto, Señor? Porque si a este hombre le seguía yendo bien, por así decir, más bendición, ¿qué iba a hacer con los graneros que acababa de edificar? Los iba a volver a destruir y volver a construir más grandes. Y eso es lo que están haciendo los multimillonarios. Es creciendo y creciendo y creciendo y creciendo. ¿Y qué les importa alrededor? Sólo ellos tienen que crecer y crecer. Y alguien dijo, una de las razones por las que hay pobres, por ejemplo, en el mundo, ¿para qué es? Para que los que tenemos podamos compartir con ellos. Entonces, manteniendo una dependencia del Señor, esta cosecha no había venido, como sabemos, de la mano de este hombre, ni de su poder. Y lo que él debía, y algo interesante es que aquí el texto dice, se preguntaba, la pregunta está, ¿qué haré? En realidad no está tan mal, pero la pregunta es que si no se la hace a Dios, ¿se la hace a sí mismo? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué decido para este dinero o esta nueva cosecha? Más bien debía preguntar, Dios, yo ya soy rico y tengo de más. ¿Qué debo hacer con este extra que me estás dando? ¿A quién se lo debo dar? Y eso habla acerca de depender del Señor, una dependencia constante en el manejo del dinero que tenemos. Otra cosa que nos puede ayudar Y obviamente este es el centro de esta parábola, es atendiendo las advertencias del Señor. Obviamente aquí es la primera, el versículo 15, donde dice, Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia. Pero algo que me puse a notar, y por eso puse este punto de atender las advertencias del Señor, es lo siguiente. Miren esto, y tal vez puede ser algo no muy que el texto deja muy claro, pero algo que yo vi mientras leía esto dice, cuando esta cosecha vino a su tierra, dice él, pensaba dentro de sí, miren que él está pensando, dentro de sí, diciendo, ¿qué haré? ya que no tengo donde almacenar mis cosechas, entonces dijo, Ah, ya sé, esto haré, derribaré mis graneros, edificaré otros más grandes y ahí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y le diré a mi alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años, descansa, come, bebe, diviértete. Y después de eso viene el verso 20 donde le dice, necio, esta noche vienen por tu alma. Pero hasta aquí yo estaba pensando y algo que estaba estudiando, aunque no dice que este era un hombre joven, No era un hombre viejo el que está diciéndole, dile que parta mi hermano la herencia conmigo. No era un hombre viejo, era un hombre joven. Tal vez el menor, tal vez el mayor, pero era un hombre joven. Y estaba pensando en esto y en este punto de atender a las advertencias del Señor. Todo lo que este hombre va diciendo, ya en la historia, y el hombre es rico, todo lo que está diciendo lo está planeando, lo está pensando, se está hablando consigo mismo y dice, sí, voy a hacer esto, voy a hacer esto, voy a hacer esto. Muchos de nosotros estamos exactamente al ser jóvenes, más o menos jóvenes, ¿no ve? En esta edad. Un hombre que ya tiene 80, 70 años, ya no está pensando tanto en construir, en tener algunas cosas que un joven está pensando, en decir, un autito, lograré un anticrético, lograré un departamento, ¿verdad? Todos nosotros es normal a esta etapa de la vida estar pensando en eso. Y todos nosotros tenemos planes. Todos tienen planes. De hecho, algunas noches, algunos no duermen por algunos planes o no duermen bien. No. Sí, haremos esto, haremos esto, planearemos esto. Sí, sí. Y no está mal eso. Pero este hombre rico está hablando consigo mismo y está haciendo planes. Y cuando acaba sus planes y dice, sí, eso voy a hacer. Y después de acabar, le voy a decir a mi alma, sigue en su mente, todo esto hemos hecho, ahora descansa. Pero todavía no se ha ejecutado. Estos planes de este hombre le hubieran llevado algunos años, esfuerzo, tiempo, y yo estaba pensando, si hubiera, la historia no dice, entonces este rico ejecutó sus planes, y llevó a cabo, y construyó, y derribó, y hizo, hizo, y ya pasaron años cuando hizo eso, y cuando todo hubo acabado y recién va a disfrutar, apareció esa voz que le dicen, necio, esta noche viene por tu alma. Una cosa es que esta voz venga cuando lo estás planeando y otra cosa es cuando ya lo has ejecutado y se te ha ido el tiempo. Y entonces estaba pensando, y esto creo que aplica mucho a nosotros, muchos de nosotros tenemos planes y no necesariamente malos, pero tenemos planes. Pero el Señor Jesús Con esto nos está diciendo, no seas necio. Como para que reformule mis planes y no ejecute esos planes. Y yo creo que hay una gran diferencia entre decirte necio cuando estás finalizando tus planes o decirte necio cuando has ejecutado tus planes. ¿Por qué? Porque se te ha ido mucho tiempo, se te ha ido mucha energía, mucho dinero, muchas cosas. Entonces, una de las cosas que podemos pensar aquí en cuanto a esto es, tomando en cuenta las advertencias del Señor, hermanos, Yo le estaba diciendo a mi esposa, estamos en la compra de la casa de mis padres, le decía, si queremos comprar solo para vivir, yo ya no quisiera construir nada más, porque se te va la vida. Construir estito, estito vamos a hacer, estito vamos a hacer, tiempo, y al último te das cuenta que ya tienes 50, ya tienes 60, y ya te estás yendo, y miras atrás y dices, hemos hecho esto, esto, esto, esto, se te ha ido la vida. Y ahora entonces que estás haciendo planes, lo mejor es permítele al Señor que en tus planes te pueda ayudar y decir, estás obrando de una manera necia solamente para esta tierra, para tus necesidades económicas, solo para eso. Y te quite el tiempo realmente para lo que realmente debemos hacer o lo que el Señor quiere. Y eso me llamó la atención de aquí, aunque está contando esta parábola, de que todo estaba en su mente, todo estaba planificado, pero fue en ese momento como para decir, desiste de ese plan, no lo hagas así. Y tal vez muchos de nosotros, o algunos al menos, tenemos que escuchar de algunos planes que estamos haciendo y no ser necios y desistir de eso. Y cambiar. Y decir, me he dado cuenta que esto solo tiene una motivación incorrecta. Esto solo tiene que ver conmigo, mi familia y nada más. Entonces, tomando en cuenta las advertencias del Señor. Y por último, creo que está ahí Y es lo más importante. Hasta aquí todos los consejos para luchar contra la avaricia y la codicia son negativos. No hagas esto, no hagas esto. Pero este es positivo. Y es lo que dice en el versículo 21. Así es el que acumula tesoros para sí y no es rico con Dios. Hace tiempo escuché algo que me ayudó y siempre lo traigo a la mente. Es decir, ¿cuál es la mejor manera de no amar el dinero? Pues dándolo. Pues dándolo. Y aquí está diciendo exactamente Jesús eso. ¿Quieres no luchar contra la codicia y la avaricia? Aprende a ser rico para con Dios. ¿Y qué es un hombre rico para con Dios? En contraste de lo que hemos visto aquí con este hombre necio. ¿Cuándo se puede decir que un hombre es rico para con Dios? Y noten esta nota de Juan Carlos Ray, que realmente es un poquito extensa, pero él dice, y esto es verdad, este es un hombre rico para con Dios. Este hombre no es rico con Dios, dice, este hombre es rico con Dios hasta que es rico en la gracia, es rico en la fe, es rico en buenas obras, nunca hasta que haya acudido a Jesucristo y haya comprado el oro refinado en fuego, nunca será rico hasta que tenga una casa no hecha por manos eterna en los cielos, nunca será rico hasta que tenga su nombre escrito en el libro de la vida, nunca será rico hasta que sea heredero de Dios y coheredero con Cristo. Este hombre si es verdaderamente rico. Su tesoro es incorruptible, su banco nunca quiebra, su herencia no se evapora, el hombre no puede quitársela, la muerte no se la arrebata de las manos, y lo mejor de todo es que lo que tiene ahora no es nada comparado con lo que va a tener después. Ese, dice él, es un hombre verdaderamente rico. Como dice en la verdad principal, ¿por qué Dios quiere que no seamos avaros o codiciosos? Es porque vivimos una vida vana, una vida desperdiciada, una vida que pensamos que solo consiste en tener y no tener. Es una trampa. Dios no quiere que desperdiciemos nuestra vida queriendo tener más o no teniendo nada y queriendo tener lo que otros tienen, sino más bien usando nuestro tiempo para servirle, para amarle. Y algo que quiero aclarar, no es que está mal querer tener un auto propio, una propiedad propia, no. Pero cuando eso se vuelve como un fin en sí mismo, eso es otra cosa. Dios sabe que necesitamos esas cosas y se las podemos pedir a él. ¿Saben? Yo estaba pensando otra vez en la riqueza que es para con Dios. Al principio yo estaba preguntando, ¿Eres un hombre avaro? ¿Cómo eres con el manejo del dinero? ¿Eres generoso? ¿Te cuesta mucho dársela a otros o dar a otros que están o a la obra del Señor para no solo en la iglesia sino también para otros ministerios? Esa es la mejor manera de ser rico para con Dios, de hacer riquezas en, como decía este autor, en un lugar donde ni la polilla ni el ladrón, nada va a arrebatarlo. Y yo pienso que Después de terminar esta advertencia que el Señor Jesús cuenta, esta historia de esta parábola, ahí todavía está parado este hombre que levantó la mano y dijo, dile a mi hermano que parta la herencia conmigo. ¿Saben qué? ¿Cómo creen que se ha sentido después de que ha expuesto su pregunta para exponer el caso de la avaricia? Y el Señor ha contado esta historia y le ha dado una indirecta muy directa, ¿no? Yo estoy seguro que este hombre tal vez ha quedado un poquito avergonzado y tal vez ha dicho esas frases. Quisiera un ratito ya con este verso para terminar en el Salmo 77. En el Salmo 77 hay un versículo ahí que me hizo recordar a esto. En el Salmo 77, este Salmo de Asaf, cuando este hombre estaba triste al ver la riqueza de estos ricos mundanos, cómo les iba bien y todo eso, y después le cuenta el salmista la verdadera historia de estos hombres malvados y cómo van a terminar. En el Salmo 77 Perdón, estoy en el 73, no 77, es el Salmo de Asaf, este Salmo muy conocido. Yo creo que estas fueron palabras de este joven que hizo esta petición y me gustaría que eso pueda estar en mi corazón, estar en sus corazones, después de que él entiende el final de estos malvados, de estos que tenían mucha riqueza, el versículo 25 del Salmo 73 dice, a quien tengo yo en los cielos sino a ti, y fuera de ti nada deseo en la tierra. Yo creo que este hombre le ha dicho a ese rato en su pensamiento a Jesús, ya no le digas a mi hermano que quiero la herencia. Y entendí. Que realmente podamos decir esto nosotros. Señor, yo no quiero nada que me distraiga, me desvíe, como decía Timoteo, me traiga sufrimiento. Fuera de ti yo no quiero, Señor, nada. Si voy a tener una casa, Señor, es porque ha venido de tus manos. Si voy a tener un auto, Señor, es porque tú me has bendecido, Señor. Pero fuera de ti no quiero nada, Señor. No quiero nada. Y eso creo que serían las palabras de ese joven en ese momento al entender cuán peligroso es el hecho de poder por ti mismo querer buscar muchas cosas que te van a robar el propósito de tu vida. Fuera de ti no deseo nada. Y creo que tenemos que orar, como he dicho, para los que tienen un poco más de dinero que otros, esto es más peligroso. Esto es más peligroso. Pero en realidad todos estamos en la misma situación. Como he dicho, aún siendo si eres pobre y no tienes mucho o no sé cómo te consideras a ti mismo, pero todos estamos luchando con un corazón así. Pero este tipo de corazón o estas cosas nos van a prevenir, nos van a cuidar. Aún si un día Dios nos da más de lo que tenemos, ya estaremos listos porque hemos tomado estos recaudos cuando no teníamos nada. Y eso es algo que quiero animarte también. Tal vez un día tu negocio, tu trabajo, va a mejorar económicamente. Pero si no tomas estos recaudos ahora, después no va a ser mejor, va a ser peor, más difícil. Más difícil. Entonces, realmente es algo que, como yo decía, pongámosle la importancia que el Señor Jesús dice, cuidado, cuidado, cuidado. Y yo le pedí eso al Señor, ¿no? Porque Me da temor, me da miedo y... Y no quiero seguir eso, ¿no? En el tiempo que el Señor nos dé, de estar solo pensando en, como decía ahí, pensar que la vida consiste en la abundancia de bienes en esta tierra. Y no disfrutar de la iglesia, de los hermanos, de crecer en su palabra, de amarle. Pero como he dicho, tampoco el hecho de despreciar la riqueza, porque la riqueza es también una bendición del Señor. Es una bendición del Señor. Vamos a orar pidiéndole al Señor que Nos ayude realmente en esto y unos por otros podemos también ver a nuestros hermanos llorar por eso. Que Dios nos guarde realmente de esto. Señor, gracias por tu palabra. Gracias por esta parábola, Señor. Ayúdanos a no olvidarnos, Señor, de esto. Ayúdanos a mentalizarnos también, Señor, a ser ricos contigo, Señor. A ser tesoros en los cielos. Ayúdanos, Señor, a entender que nuestra existencia no está solo aquí en la tierra. Ayúdanos a depender siempre de Ti, a creer Tus promesas, Señor. Señor, ayúdanos a entender lo que Pablo aprendió, en fin, se nos dice que él aprendió el secreto, que es el contentamiento, Señor. Ayúdanos a estar contentos con lo que nos has dado. Señor, a no ser ambiciosos, a no codiciar, a no extraviarnos. Señor, hemos visto a varios que por el amor al dinero, Señor, se han alejado de tus caminos. Señor, ayúdanos en esto, en lo material, a no tratar a las personas por su condición social, Señor, económica. Ayúdanos, Señor, a ser agradecidos cuando nos des más de lo que necesitamos y ser sabios también para compartir, Señor. Muchos de nosotros solo pensamos en nosotros y nuestra familia y nada más. Señor, ayúdanos también a ver la necesidad de otros y ser solidarios, ayudar, Señor. Gracias por todas las cosas que nos has dado, Señor. Reconocemos que de tu mano hemos recibido Y ayúdanos también a que nuestros negocios puedan prosperar, sí, Señor, pero también que podamos usar sabiamente ese dinero, ser buenos administradores, que podamos ayudar a avanzar Tu reino, Señor. Ayúdanos a ser dadivosos, generosos, Señor. Ayúdanos a no siempre estar pensando en recibir, recibir, recibir. Señor, ayúdanos a dar. Nos cuesta más dar, Señor. Te pido por eso, aún en la pobreza o en la necesidad que podamos dar, Señor. Y ayúdanos a confiar y saber también, como dice Tu Palabra, el que escasamente siembra, escasamente también cosecha. Y eso está dentro del contexto, Señor, del dinero. Ayúdanos a hacer sembradores, señor, para tu reino, no solo con el ánimo de recibir, sino con el deseo de que tu voluntad se haga, tu reino avance, señor, y tu nombre sea glorificado. Ayúdanos, señor. Gracias por tu palabra y pon ese temor en nuestros corazones, séllalo, señor, no nos olvidemos y no creamos que esto no es una lucha para nosotros. Te damos gracias en el nombre de Jesús. Amén.
Cuidándonos de la avaricia
Series Parábolas y Milagros de Jesús
Verdad principal: Dios quiere que nos cuidemos y apartemos de toda forma de avaricia, con el propósito de no malgastar la vida que nos ha sido otorgada en esta tierra.
Escrituras tomadas de: La Biblia de las Américas® (LBLA®), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.LBLA.com
Sermon ID | 225241852384047 |
Duration | 1:12:54 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Luke 12:13-21 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.