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Primero de Juan, capítulo 3, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 10 hasta el versículo 15. Primero de Juan, capítulo 3, desde el versículo 10 hasta el versículo 15. ¿Reflejan tus obras fe genuina? ¿Reflejan tus obras fe genuina? Aquí en 1 Juan capítulo 3, versículo 10 al 15, el texto nos dice, en esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. Todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas y las de su hermano justas. Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Acabo de leer ahí 1 Juan capítulo 3 desde el versículo 10 hasta el versículo 15. Y si notáis El versículo 10 menciona que se manifiestan dos clases de personas, o sea, los hijos de Dios y los hijos del diablo, dependiendo de sus obras. O sea, demuestran su carácter, demuestran su hombre interior por medio de sus obras, dependiendo si hacen lo que es justo, o sea, hacen lo que es recto, viven de acuerdo al estándar de Dios, y si aman a su hermano en Cristo. O sea, si aman a los hermanos en Cristo. Entonces, vemos esa manifestación de la naturaleza de la persona. Se demuestra por sus obras. Y en versículo 11 vemos que ese mensaje no es nada nuevo. Es el mensaje que han escuchado desde que escucharon el evangelio desde el principio. Entonces, lo han escuchado en esa predicación apostólica. Y en versículo 12 vemos que nos presenta un ejemplo, un ejemplo negativo, quien es Caín. Que él no era un hombre de fe y refleja el carácter del diablo. Donde vemos que él odia y eso le lleva al homicidio. Y entonces, en versículo 13, viendo ese carácter que refleja a Caín, el apóstol Juan, inspirado por Dios, nos dice, mira, no os extrañéis, ese es el carácter que va a reflejar el incrédulo, porque refleja a su padre el diablo, refleja que es hijo del diablo. Por eso el versículo 13 dice, no os extrañéis si el mundo os aborrece, porque Satanás aborrece a Dios, entonces los hijos del diablo van a aborrecer a los hijos de Dios. Y en versículo 14, vemos como resalta que el amor genuino demuestra, demuestra la realidad de que somos hijos de Dios. Por eso dice, sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. O sea, el amor hacia los hermanos demuestra que somos creyentes. Y entonces, en el presígulo 15, vemos cómo aborrecer es característica del reino de la muerte. Entonces, si no hay amor, o sea, si falta ese amor, lo que demuestra es que no somos creyentes genuinos. Si no hay amor por los hermanos en Cristo, Eso significa que pertenecemos al reino de las tinieblas porque aborrecer, o sea, el odio, es característica de las tinieblas, es característica del reino de la muerte. Entonces, por ello aquí el apóstol Juan está resaltando la importancia de la conducta personal, de cómo vivimos. Y usa el ejemplo negativo de Caín para mostrar el carácter distintivo de ambos grupos. Los que aman reflejan el amor de Dios. Los que no aman reflejan el odio de Satanás. Y es que Juan deja claro que es normal que el creyente sufra persecución del mundo. Porque el creyente refleja el amor de Dios y el incrédulo refleja el odio de Satanás. Y por ahí la pregunta con la que empecé. ¿Reflejan tus obras fe genuina? ¿Reflejan tus obras fe genuina? Aquí en versículo 10, en primera Juan 3, versículo 10, vemos aquí una transición porque anteriormente ha estado hablando de la importancia de practicar la justicia y cómo el creyente genuino no persiste en el pecado. El pecado no es una característica de su vida, sino que una característica de su vida es que busca ser agradable delante de Dios, busca la rectitud, busca ser como Cristo. Y entonces permanece en su relación con Dios y hace lo que es recto, hace la justicia. Por eso nos dice, por ejemplo, en el versículo 7, Hijitos, nadie os engañe, el que hace justicia es justo como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Entonces ahí, viendo cómo el pecado muestra que una persona no pertenece al... reino celestial, o sea, no es hijo de Dios, alguien que persiste practicando el pecado, que es una característica de su vida, o sea, el pecado es una característica de su vida, refleja que es hijo del diablo, porque refleja el carácter del diablo, que nos dice en el versículo 8, el diablo peca desde el principio, o sea, el diablo es rebelde contra Dios, entonces el que refleja esa rebeldía contra Dios demuestra que es hijo del diablo. Entonces vemos la transición, porque acaba de hablar sobre la importancia de practicar la justicia, y ahora está haciendo una transición a hacer a lo que es otra señal, otra característica del creyente genuino, que es amar a las personas, en especial a los hermanos en Cristo. Por eso nos dice el versículo 10, en estos se manifiestan, o sea, se revelan, se dan a conocer. ¿Quiénes? Los hijos de Dios, que están identificando a aquellos que han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador, son personas de fe, Y entonces está contrastando los hijos de Dios y los hijos del diablo. ¿Quiénes son los hijos del diablo? Aquellos que no han puesto su fe en Cristo como señores de Algodón. Que son incrédulos, que rechazan a Dios. Rechazan su palabra y viven en pecado. Y entonces dice, todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano es, perdón, no es de Dios. Entonces, el que no hace justicia y no ama a su hermano, no es de Dios. Ese término manifiesta, enfatiza que las obras de cada grupo son visibles, son identificables. Y lo que hace el apóstol Juan es enfatizar que la rectitud y el amor hacia otros hermanos en Cristo son distintivos de un creyente. Pero aquí menciona a estos hijos del diablo. Es interesante porque en Hechos 13, del 6 al 12, vemos que el apóstol Pablo se encuentra con un mago, un falso profeta judío llamado Barjesús, que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente, y entonces este procónsul deseaba oír la palabra de Dios, y invita a Bernabé y a Saulo, pero vemos a este mago, que luego nos dice, la traducción de su nombre es Elímas, Él estaba procurando apartar de la fe al procónsul. Entonces, Saulo, que también se llama Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, le dijo, oh lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? como el apóstol Pablo, ahí, le identifica como hijo del diablo por las características que refleja, el carácter que refleja, las acciones, la conducta que lleva, porque le describe como una persona llena de todo engaño, de toda maldad, enemigo de toda justicia, estaba trastornando, intentando trastornar los caminos rectos del Señor, está intentando desviar al procónsul de la fe, y entonces, por ello, el apóstolo Pablo lo identifica. Eres hijo del diablo. Está reflejando el carácter del diablo. Eso es en Hechos 13, específicamente el versículo 10. Y aún también, si recordáis, cuando Jesús está hablando y debatiendo con los líderes judíos, ahí en Juan 8, Ellos le quieren matar, le quieren destruir, se quieren deshacer de él y... entonces ellos le están criticando y Jesús les dice, vosotros sois de vuestro padre el diablo. Y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira de suyo, habla porque es mentiroso y padre de mentira. Entonces, Jesús, ahí en Juan 8, versículo 44, identifica a estos líderes religiosos como hijos del diablo, o sea, dice vuestro padre es el diablo porque están reflejando las características de su padre, están reflejando estas características de maldad donde buscan matarle, no dicen la verdad, hay mentira, etcétera, entonces están reflejando el carácter de Satanás. Y por ello, aquí, volviendo a primera de Juan, capítulo 3, versículo 10, dicen, estos se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo. ¿Cómo? De acuerdo a su conducta. De acuerdo a lo que reflejan. Y si notáis, el apóstol Juan usa el término todo para no dejar lugar para excepciones. O sea, todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. No hay excepciones. O sea, todos los que no hacen justicia ni aman a su hermano, no son hijos de Dios. Porque el nuevo nacimiento produce rectitud. Por ello, el que no practica la rectitud demuestra que no tiene un carácter recto. Y amar al hermano es una característica, es un aspecto esencial de la rectitud, nos dice Galatas 5,14. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Eso es Galatas 5,14. Entonces, si no amas a tu prójimo como a ti mismo, no amas a tu hermano en Cristo, no estás practicando la ley de Dios, no estás practicando la rectitud. Ahora, aquí cuando menciona hermano, cuando dice el que no ama a su hermano, en este contexto se está refiriendo a un miembro de la familia de Dios. Porque si no estás dispuesto ni siquiera a amar a uno de los hermanos en Cristo, tampoco vas a amar a una persona que te odia, a una persona que está fuera de la comunidad de creyentes. Y por ello dice, si no amas a tu hermano en Cristo, pues no eres de Dios. O sea, no practicas la justicia, no amas a tu hermano en Cristo, es que no eres de Dios. Entonces, esa frase, no es de Dios, implica que no tiene su origen espiritual en Dios, no conoce a Dios. lo cual está manifestando que estos herejes, estos anticristos de los cuales ha estado hablando, estos que han salido de las congregaciones, que dicen tener un conocimiento de Dios, dicen tener un estado espiritual superior, son la élite espiritual, al no practicar la justicia y al no amar a los hermanos en Cristo, dejan muy claro que no son creyentes, dejan muy claro que no son de Dios, dejan muy claro que no tienen su origen espiritual en Dios. Y entonces lo afirma en versículo 11, porque dice, porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que nos amemos unos a otros. Eso es en 1 Juan 3, versículo 11. Es que la ausencia del amor es incompatible con el mensaje apostólico. El mensaje que han escuchado de los apóstoles, que se ha ido transmitiendo, el mensaje del Evangelio, desde el principio ha ido acompañado con esta enseñanza. Debes amar a tu prójimo. O sea, refieren la enseñanza del amor hacia otros hermanos en Cristo desde que escucharon el Evangelio por primera vez. porque el amor mutuo es fundamental en la fe cristiana. Jesús mismo dijo en Juan 13, del 34 al 35, un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuvierais amor los unos con los otros. Eso es Juan 13, del 34 al 35, donde Jesús deja muy claro que el amor los unos hacia los otros es un distintivo clave de un creyente. Así van a saber que sois mis discípulos. Por eso dice en Juan 13, 35, en esto conocerán todos que sois mis discípulos si tuvierais amor los unos con los otros. Porque aún esa enseñanza del amor hacia el prójimo viene del Antiguo Testamento, en Levítico 19, 18. dice, no te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo, yo Jehová. Eso es Levítico 19, versículo 18. Entonces, por ello un distintivo de un hijo de Dios es amor, porque Dios es amor. Y por ello el apóstol Juan se une también a esta obligación, él también tiene que amar. Por eso dice aquí en 1 Juan 3.11, Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio, que no os amemos unos a otros. Unos a otros señala la operación del amor. O sea, debemos amarnos los unos para con los otros. El creyente debe de buscar el bien de otros. El bienestar de los demás. Nos dice Filipenses 2, del 3 al 4. Nada hagáis por contiendo o por vanagloria. Antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". Eso es Filipenses 2, del 3 al 4, donde él continúa ese texto mostrando a Jesús como el ejemplo a seguir. Que él vio nuestra necesidad y él se humilló a sí mismo. Entonces, viendo la importancia de buscar el bien de los demás. O sea, un creyente genuino va a demostrar el amor de Dios hacia los demás. Y es que el amor se debe de reflejar siempre. Y hacia todos los miembros de la familia de Dios. Y entonces, continúa el texto, aquí en 1 Juan 3, versículo 12, dando un ejemplo. El ejemplo negativo de Caín. Porque en el siglo XII dice, no como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas y las de su hermano justas. Aquí en este versículo describe el carácter de Caín, que él lo demostró, demostró su hombre interior por medio de sus acciones, por medio de su conducta, por lo que hizo. Y el apóstolo Juan presenta el ejemplo de Caín, que lo encontramos ahí en Génesis 4, cuando él mata a Abel, su hermano, y lo cita como una evidencia que la falta del amor es una característica de un hijo del diablo. La falta del amor es una característica de un hijo del diablo. Es interesante porque aquí menciona la conducta, la conducta de ambos, que es muy diferente, porque en versículo 12, la última parte del versículo 12 dice, porque sus obras eran malas, o sea, las obras de Caín eran malas, y las de su hermano, justas. Vemos la diferencia de carácter, de personalidad, pero viendo como uno era un hombre de fe y otro no. O sea, Caín no era un hombre de fe. Incluso nos dice Hebreos 11, versículo 4, dice, por la fe Abel ofrecía a Dios más excelente sacrificio que Caín. Por lo cual, alcanzó testimonio de que era justo. Dando Dios testimonio de sus ofrendas, y muerto, aún hablaba por ella. Esos Hebreos 11, versículo 4, donde, en ese texto, se hace la diferencia de la fe. Abel demostró fe. Caíndo. Abel demostró justicia y rectitud. Abel demostró que era justo. Pero Caín demostró que era injusto. Que era un hombre que no tenía fe y su conducta reflejó que no tenía fe y reflejó su hombre interior. Y por ello aquí el apóstol Juan usa a Caín como un ejemplo negativo, como una persona que refleja que es hijo del diablo por su conducta. Y por eso nos dice, no como Caín. O sea, ¿Qué es lo que debemos de hacer? Versículo 11 nos ha dicho en la última frase que nos amemos unos a otros. Y que no sigamos en el ejemplo de Caín, como nos dice ahora versículo 12. No como Caín, identifica como que era del maligno. O sea, realmente es otra manera de decir, es hijo del diablo. Como ya nos ha dicho versículo 10, que se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo dependiendo de su conducta. Específicamente, destaca el hacer justicia y el amar al hermano. ¿Y qué es lo que hace Caín? Exactamente lo opuesto. No hace lo que es justo y no ama a su hermano. ¿Qué es lo que hace? Mata a su hermano. Y por ello, el apóstol Juan le usa como un ejemplo negativo. Y lo que Juan quiere es que nos evaluemos. ¿Reflejan nuestras obras fe genuina? ¿O somos como Caín? ¿Que no estamos viviendo la fe? ¿No estamos viviendo y practicando la justicia? ¿No estamos amando a los hermanos en Cristo? O sea, debemos de considerar nuestro corazón. Aquí vemos el carácter de Caín. nos dice, eh, era del maligno. La conducta de Caín demostró su carácter malévolo. Y nos dice que mató a su hermano. Ahora, en el lenguaje original ese término mató implica una muerte violenta. Y lo que enfatiza es la acción despiadada de Caín. Él lo que quería hacer es destruir a su hermano. Lo cual refleja su falta de fe. Refleja que no es hijo de Dios. Refleja que no teme a Dios, sino que es hijo del diablo. Refleja su maldad. Y entonces vemos como el apóstol Juan produce la motivación de esa acción brutal al presentar esa pregunta. ¿Y por qué causa le mato? Y la respuesta que nos da son... lo que hace es resaltar las obras, las acciones de los dos hermanos. Y esas acciones manifestaron su carácter. Porque Cain dice porque sus obras eran malas. O sea, él no practicaba la justicia, ni la rectitud, sino la maldad. En contraste con las de su hermano, con las de Abel. las de su hermano justas. Entonces, la rectitud de Abel provocó la envidia y el odio de Caín que culminó en homicidio. Ahora, este ejemplo demuestra que el carácter recto del creyente despierta odio. Odio en el incrédulo. Entonces, como en el caso de Caín, el odio a veces lleva al homicidio. Pero lo que el apóstol Juan está dejando claro es que el odio refleja el carácter del diablo. El aborrecer al hermano refleja el carácter del diablo. Entonces, una persona que aborrece a su hermano, es una característica de su vida, refleja que es hijo del diablo. No es hijo de Dios. Y entonces, por ello, después de que ha mencionado ese ejemplo de Caín, Nos dice, mira, no es nada nuevo, o sea, desde... desde los primeros hermanos, el incrédulo odia al justo, al punto de matarle. Entonces, por ello, no os sorprendáis si el mundo os odia. No os sorprendáis si el mundo os aborrece, si los incrédulos os aborrecen. Por eso en el siglo XIII, Primera Edad de Juan XIII, Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Aquí el apóstol Juan recuerda a los creyentes que el mundo sigue odiando al pueblo de Dios. Entonces, no debemos sorprendernos cuando el mundo nos odia. Porque el odio es una característica de los increíbles. Es una característica de Satanás. Ellos son hijos del diablo, pues entonces reflejan el carácter del diablo. Ahora, aquí, cuando dice el mundo, se refiere a los incrédulos que están bajo el poder del maligno. O sea, son las personas que se oponen a Dios, se oponen a los seguidores de Dios. Son los incrédulos, los que no han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador. Y, ahora, lo que hay que entender es que Juan no está condenando la sensación inicial de asombro ante el rechazo, ¿no? Cuando te rechazan por tu fe, o sea, te vas a sorprender, dices, wow, no me lo esperaba. Juan no está condenando esa sensación inicial, sino prohíbe una reacción continuada, que estemos totalmente sorprendidos a diario de que nos rechacen de esa manera, porque es totalmente normal. Realmente está haciendo eco, aquí el apóstol Juan está haciendo eco de la enseñanza de Jesús, porque en Juan 15, Juan 15, del 18 al 21, Jesús dice, si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo. Pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. acordaos de la palabra que yo os he dicho. El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Más todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Eso es Juan 15 desde el versículo 18 hasta el versículo 21. Entonces Jesús subraya de que el mundo va a aborrecer a sus seguidores. O sea, los seguidores de Cristo van a recibir persecución de aquellos que sirven al diablo. Incluso nos dice Mateo 5, del 11 al 12. Bienaventurados sois, cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Eso es Mateo 5, del 11 al 12. O también el apóstol Pablo. Nos dice en 2 Timoteo 3, 12. También todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución. Eso es 2 Timoteo 3, 12. Y es porque el mundo, que es incrédulo, rechaza la rectitud. Porque reflejan a su padre, el diablo, quien está lleno de maldad. lleno de odio, lleno de homicidio, lleno de rebelión contra Dios. Entonces, aquellos que pertenecen a su reino de las tinieblas, pues van a vivir de esa manera, van a reflejar ese carácter. Y por ello el creyente debe de reconocer que el rechazo del mundo es normal. El odio confirma la identidad moral de aquellos que odian. Ahora, si notáis, la frase condicional, estos en primera juegan tres. Versículo 13 dice, hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Es una frase condicional y presenta la realidad actual. No es algo que queda en el futuro. Que, oye, os persiguieran en el futuro, no. Es algo que ocurre. Presenta la realidad actual de que el mundo aborrece a los creyentes, a los rectos. Y es que el mundo que rechaza a Cristo, rechazará también a los seguidores de Cristo. Y el mundo persigue a los creyentes porque se oponen a Cristo. El mundo antidiós no puede tolerar la presencia de rectitud. Porque el mundo está en tiñeblas y odia la luz. Y Jesús es la luz del mundo. Nos dice Juan 3, del 19 al 20. Esta es la condenación, que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tiñeblas que la luz. Porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz. Y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Eso es Juan 3, versículo 19 al 20. O sea, los que están en tiñeblas odian la luz, porque la luz revela sus malas obras. Al igual que la rectitud, aquellos que ponen en práctica la rectitud, hacen lo recto, pues entonces manifiestan aquellos que no están haciendo lo recto, simplemente por sus hechos, por sus obras. Y entonces los malhechores odian a los que andan en rectitud. Y es que el creyente debe esperar el rechazo del mundo. especialmente si interfiere con sus prácticas malévolas. Y entonces, viendo aquí cómo presenta esta realidad, el mundo nos va a rechazar. Ahora, si no nos rechaza, si no nos está rechazando en el momento, si no estamos sufriendo persecución, es quizás porque nuestro cristianismo es débil. Quizás es porque estamos tolerando el pecado. Y por ello, nos toleran. Pero si, como leía antes ahí en Segunda Timoteo 3.12, los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución. Eso es Segunda Timoteo 3.12. Si estamos viviendo fielmente para nuestro Dios, vamos a practicar la rectitud y entonces el mundo nos va a rechazar. Y continúa el texto, aquí en versículo 14, en 1 Juan 3, 14, dice, nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos, el que no ama a su hermano permanece en muerte. Entonces, aquí está haciendo este contraste entre aquellos que reflejan su fe al amar a los creyentes y aquellos que reflejan que no tienen fe porque no aman. Es que el apóstol Juan asegura a los creyentes que el amor demuestra el nuevo nacimiento. No está diciendo que se obtiene la vida eterna por medio del amor hacia los hermanos. O sea, aquí cuando dice, nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida en que amamos a los hermanos, simplemente está diciendo que el amor hacia los hermanos demuestra, o sea, es el resultado de tener fe. Demuestra que somos creyentes cuando amamos a los hermanos. Y entonces, por eso dice, nosotros sabemos. Esas primeras dos palabras del siglo XIV. Que enfatizan que los creyentes tienen esa conciencia de su nueva vida en Cristo. Que realmente el creyente conoce su identidad en Cristo. Y que se enfrenta a un mundo hostil. Pero el creyente tiene esa seguridad de vida eterna. Por eso dice, nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida. ha habido un cambio de lugar. Esa idea de hemos pasado indica el traslado permanente de un lugar a otro. Y comúnmente ese término se usa para para referirse a abandonar un país para establecerse en otro país. Y por ello aquí está diciendo el creyente al poner su fe en Cristo como Señor y Salvador ha abandonado el reino de la muerte ha pasado de muerte a vida. Y tenemos esa certeza, por eso dice, nosotros sabemos. Y lo sabemos por la fe. Nos dice Juan 5.24, de cierto, de cierto os digo, el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación más ha pasado de muerte a vida. Esa es la clave, ahí está el Evangelio, es creer en Jesús como Señor y Salvador. Es oír el Evangelio, oír la palabra de Dios, creer en Jesucristo y entonces obtenemos la vida eterna. Y por eso nos dice Juan 5, 24, no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Ha habido ese traslado permanente. Antes estaba en la muerte, Antes estaba en ese estado espiritual separado de Dios, el cual todos nacemos en ese estado, muertos espiritualmente. Porque heredamos esa naturaleza pecaminosa, heredamos esa muerte espiritual, como nos dice Romanos 5.12. Por tanto, como el pecado entró al mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres. Entonces, esa muerte describe nuestro estado apartados de Cristo. Como nos dice Efesios 2.1 dice Él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Pero vemos esa transformación que Dios hace. donde nos traslada del reino de la muerte al reino de la vida. O sea, de la muerte a la vida. Él nos da vida. Y es que la vida eterna es conocer a Dios. Nos dice Juan 17, 3. Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado. El pasar de muerte a vida, para pasar de muerte a vida es necesario un nuevo nacimiento. como cuando Jesús está hablando con Nicodemo, ahí en Juan 3, en versículo 3, Jesús dice, de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios. Eso es Juan 3, 3. Y entonces explica que, que Dios, por su gran amor, envió a su Hijo para morir en la cruz con nosotros, ahí en Juan 3, 16. Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo un ingenito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Entonces, el que cree, el que se apropia del sacrificio de Cristo por la fe, obtiene vida eterna, el que le recibe, como nos dice Juan 1.12, más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Entonces, viendo cómo Dios les adopta a aquellos que son de fe, nos dice ahí Juan 1.12, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Es que el creyente es unido a Cristo por la fe y ya posee la vida eterna. Por eso aquí el apóstol Juan puede decir, ha pasado de muerte, nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida. De muerte a vida. ¡Lo sabemos! Porque aquí luego, en los capítulos que siguen, hay en 1 Juan 5, del 12 al 13, dice, el que tiene al Hijo, tiene la vida. El que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros para, perdón, a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Eso es 1 Juan 5, del 12 al 13. Entonces, ahí identifica que aquellos que tienen al hijo, aquellos que creen en Jesús como Señor y Salvador, tienen vida eterna. Y tiene esa certeza. Esa seguridad, dice, para que sepáis que tenéis vida eterna. Eso es 1 Juan 5, del 12 al 13. Lo cual está ahí enfatizando lo que está diciendo aquí. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida. Y ¿Cómo lo demostramos? Dice, en que amamos a los hermanos. Entonces, el amor hacia otros creyentes demuestra nuestra nueva vida. El creyente realmente refleja quién es. Y esa idea de, cuando dice amamos, ese término amamos, está en el tiempo presente porque no es un amor ocasional. sino es característico del creyente. El creyente ama, porque refleja a su padre celestial, quien es amor. Y es que el amor del creyente es genuino y busca el bienestar de otros. Porque el amor no es normal. O sea, la naturaleza pecaminosa del hombre es egoísta y siempre busca lo suyo. ¡Busca lo mejor para sí mismo! Entonces, cuando una persona consistentemente busca el bien de otros, por encima del suyo, demuestra que tiene una nueva naturaleza. Como nos dice en Segunda de Pedro 1, 4. Dice, para que... Bueno, dice, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina. Habiendo oído la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Ese es 2 Pedro 1, 4. Donde nos menciona que somos participantes de la naturaleza divina. O sea, reflejamos el carácter de Dios. Somos una nueva criatura. Nos dice 2 Corintios 5, 17. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron aquí. Todas son hechas nuevas. Y entonces el creyente, al ser una nueva criatura, va a reflejar el amor de Dios. Y es que el amor cristiano busca el bien de otros, pero en especial de los hermanos en Cristo. Nos dice Gratas 6, 10. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Eso es Gratas 6, versículo 10. y entonces vemos que el no reflejar amor hacia los creyentes lo que demuestra es que uno no es creyente por eso nos dice aquí la última la última parte del versículo 14 dice el que no ama a su hermano permanece en muerte esa idea de que permanece en muerte permanece en ese en ese estatus antes de cristo o sea en permanece muerto espiritualmente porque ha heredado esa naturaleza pecaminosa de Adán y está condenado a la muerte eterna. Está muerto espiritualmente, como leí antes ahí en Efesios 2, 1. Dice, Él os vio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Entonces ahí vemos que permanece en muerte porque no ama. Porque no ama. Y en versículo 15 dice, todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Es que el odio demuestra muerte espiritual. Al igual que el amor, el amor que persiste, el amor que continúa, que el creyente refleja, demuestra su vida espiritual, el odio demuestra muerte espiritual. Y lo que Juan hace es igualar el no amar con el odiar. Porque el... el odio Y la muerte pertenece al mismo ámbito moral. Pero el amor y el odio no. Se oponen. El amor y el odio se oponen. Entonces, el hecho de que... de que este individuo aborrece a su hermano, establece su identidad, es homicida. Y no conoce a Cristo. El odio del que habla en este texto es un odio permanente. Es destructivo y puede llevar al homicidio. El hombre... O sea, el hombre Un juez humano, ¿qué es lo que condena? Él condena la acción visible. Pero Dios conoce el corazón. Dios conoce el corazón y Él juzga el deseo interno. Entonces, aún... aún cuando no ha hecho la acción de matar, Dios ya sabe que tiene esa actitud, ese carácter, ya sabe ese deseo interno, y por ello dice, es homicida. Y si todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. Realmente es similar a lo que Jesús enseña cuando Él dice el adulterio no solamente es el acto físico sino también está en el corazón de la persona y el que una persona puede adulterar en su corazón. Y entonces, aquí es lo que el apóstolo Juan está diciendo. O sea, una persona mata en su corazón. Y por ello es homicida. Cuando aborrece, es homicida. Dice, todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Y continúa y dice, y sabéis que ninguna homicida tiene vida eterna permanente en él. Entonces, el odio y el homicidio pertenecen al reino dominado por Satanás. porque como os dice ahí Juan 8, 44 dice vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad porque no hay verdad en él cuando habla mentira de suyo habla porque es mentiroso y padre de mentira entonces aquí eso es en Juan 8 versículo 44 donde Jesús describe a los líderes religiosos como hijos del diablo. O sea, vuestro padre es el diablo y les dice... están reflejando el carácter del diablo porque le odian y buscan su mal. Están intentando matar y entonces por ello no pertenecen al reino celestial. Por eso aquí nos dice la última frase del versículo 15, esto es 1 Juan 3, 15, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. ¿Por qué? Porque su carácter refleja que no tiene vida eterna, refleja que nunca ha puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador. Y aquí el apóstol Juan no deja excepciones, no deja lugar a excepciones. ningún individuo que tiene un espíritu homicida puede ser creyente. O sea, y Juan no dice que no pueda arrepentirse y que no pueda confesar sus pecados y recibir perdón y recibir vida eterna, sino que Juan está hablando desde su estado presente. Es un homicida porque aborrece a su hermano. Es que ningún individuo que tiene un espíritu de odio y hostilidad contra otro creyente puede tener la vida eterna. Por eso aquí nos dice, versículo 15, Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna, permanente, en él. Entonces, considerando aquí este texto, aquí en 1 Juan 3, del 10 al 15, vemos estos distintivos. Estos distintivos de un creyente genuino es hacer lo que es recto y amar al prójimo. Amar a los hermanos en Cristo. Pero un distintivo de un hijo del diablo es que no practica la justicia, no hace lo que es recto y no ama a los hermanos en Cristo. No refleja el amor. El amor no es una característica de su vida. Y por ello la pregunta con la que empecé. ¿Qué de ti? ¿Qué es lo que tú reflejas? ¿Cuál es tu conducta? ¿Reflejan tus obras fe genuina? Vamos a terminar en oración.
¿Reflejan tus obras fe genuina?
Series 1 Juan
Sermon ID | 22251956571594 |
Duration | 47:36 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 3:10-15 |
Language | Spanish |
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