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Primera de Juan, capítulo 3, si se lo permite, vamos a considerar desde el versículo 19 hasta el versículo 24. Primera de Juan, capítulo 3, desde el versículo 19 hasta el versículo 24. El amor activo produce seguridad en nuestra relación con Dios. El amor activo produce seguridad en nuestra relación con Dios. Seguridad de que somos de la verdad Seguridad de que Dios nos acepta y seguridad de unión con Cristo. Ahora aquí en Primero de Juan, el apóstol Juan, especialmente en los últimos versículos que hemos considerado aquí en el capítulo 3 de Primero de Juan, ha resaltado que el amor impacta la persona que ama. Y ahora lo que hace el apóstol Juan es establecer diferentes aspectos de seguridad que produce el amor. O sea, nos da seguridad de que somos de la verdad, seguridad de que Dios nos acepta y seguridad de unión con Cristo. Ahora, desde el versículo 19 hasta el versículo 20, vemos que nos da la seguridad de que somos de la verdad. Nos dice el versículo 19 hasta el versículo 20, y en esto conocemos que somos de la verdad. Y aseguraremos nuestros corazones delante de Él. Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios. Y Él sabe todas las cosas. Si notáis, el versículo anterior, el versículo 18 ha estado mencionando la importancia de amarnos unos a otros. Y dice versículo 18, Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Entonces, en ese contexto de amar, de reflejar el amor de Cristo, pues entonces vemos que en eso conocemos que somos de la verdad. Y tenemos esa seguridad de que somos de la verdad. Y viendo que Dios es el que asegura nuestros corazones, Ahora, esas palabras en el versículo 19, en esto, miren el versículo 18, que explica la evidencia concreta de nuestro origen espiritual. O sea, la evidencia de que somos creyentes genuinos es que mostramos el amor de Cristo. Es que reflejamos amor hacia nuestros hermanos en Cristo. Y ese término, conocemos, cuando dice, y en esto conocemos, Aquí la Reina Valera lo traduce en el presente, y es que el texus receptus está en el tiempo presente, pero el tiempo futuro está más atestiguado en los manuscritos, por ello es más probable. Entonces, sería como lo traduce la Biblia de las Aménicas, en esto sabremos. Aún así, el tiempo futuro no debemos de pensar que está hablando de del tiempo futuro, en el sentido de pensar que tiene un significado escatológico, sino que Juan se refiere a la seguridad que el creyente experimenta, o sea, la experiencia presente del creyente. O sea, tenemos esta seguridad, conocemos que somos de la verdad. Y por ello, esa idea de conocemos, señala el conocimiento adquirido por la experiencia. conocemos que somos de la verdad. Y es que de la verdad expresa el origen de nuestra existencia espiritual, porque hemos creído en la verdad del Evangelio. Y esa verdad se refiere a la verdad de Dios revelada en Cristo y su Evangelio. Por ello, la verdad caracteriza a aquellos que tienen sus orígenes en la verdad. O sea, aquel que ha creído en la verdad del evangelio va a vivir de acuerdo al evangelio, va a reflejar el evangelio y la verdad va a caracterizar su vida. Y por ello, vemos que en versículo 18 dice que hay que amar a otros en verdad. Por eso en versículo 18, 1 Juan 3, 18, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Esa idea de que, en verdad, se refiere a la verdad de Dios, que ha engendrado el creyente, y gobierna y dirige su vida, y dirige la expresión del amor. Es que la obediencia al mandato de amar a los hermanos en Cristo muestra que somos de la verdad. hacer lo que caracteriza la verdad demuestra que somos de la verdad y por eso aquí nos dice 1 Juan 3 19 y en esto conocemos que somos de la verdad y aseguramos nuestros corazones delante de él o sea tenemos esa seguridad de que de que somos de la verdad y tenemos esta seguridad delante de él. Y esa idea de delante de él implica rendición de cuentas delante de Dios. Ahora, Juan aquí no está haciendo una distinción, no hace una distinción entre Dios padre y Dios hijo porque son una unidad, o sea, son tres en uno. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, y por ello aquí el apóstol Juan no necesita hacer una diferencia. Delante de él puede referirse a Dios Padre, puede referirse a Dios Hijo, pero vamos a tener que presentarnos delante de él. Y lo que hace el apóstol Juan es incluye, se incluye a sí mismo entre aquellos que necesitan asegurar su corazón delante de Dios porque reconoce que muchas veces falla. Reconoce que muchas veces su amor hacia otros es deficiente. Y por ello vemos que dice en esto conocemos que somos de la verdad y aseguramos nuestros corazones delante de él. Ahora aquí, corazones, aquí traducido en la reina Valera, corazones, está en plural, también está siguiendo, otra vez, la texus receptus, aunque en singular, o sea, corazón, nuestro corazón, está más atestiguado en los manuscritos, y por ello, es más probable que sea en singular, pero nuestro corazón, O sea, aparenta indicar la unidad entre el pueblo de Dios. Esa unidad del pueblo de Dios en su experiencia. Nuestro corazón delante de él. Aseguramos nuestro corazón delante de él. Ahora, hay que entender que en el pensamiento griego, el corazón era el centro de la fuente de la vida interior. incluyendo los pensamientos, las emociones, la voluntad. Entonces, aquí cuando menciona que aseguramos nuestro corazón, lo más probable es que se refiera a la conciencia. Incluso, la mayoría de los comentaristas, o sea, por lo general, están de acuerdo que el corazón, en este contexto, se refiere a la conciencia. Y por ello, aseguramos nuestra conciencia delante de nuestro corazón. Y es que la conciencia es lo que nos asegura o nos condena. Como nos dicen romanos 12, del 14 al 16, el apóstol Pablo dice, porque cuando los gentiles que no tienen ley hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos. mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio de su conciencia y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres conforme a mi evangelio." Esos romanos 2, del versículo 14 al versículo 16, donde el apóstol Juan menciona la conciencia que Dios nos ha dado que nos guía, que nos asegura o nos condena dependiendo a lo que hayamos hecho. como aquí en primera de Juan, capítulo 3, en este texto que estamos considerando aquí del versículo 19 al versículo 24, menciona que realmente tenemos que evaluar nuestra conciencia conforme a la escritura, tenemos que asegurarnos de agradar a Dios y no confiar por completo en nuestra conciencia, porque nuestra conciencia puede estar dañada y por ello debemos de asegurar nuestros corazones delante de Él. Debemos de... de... confiar en Dios, quien sabe todas las cosas. Y es que el apóstol Juan menciona que los creyentes tratan con su conciencia atribulada delante de Dios. Por eso dice, aseguramos nuestros corazones delante de Él, porque Él es el verdadero Juez. es el verdadero juez del carácter. Y por ello, la seguridad está fundamentada por la presencia de Dios. Por ello, continúa el texto en versículo 20, dice, pues, si nuestro corazón nos reprende, o sea, si nuestra conciencia nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios y Él sabe todas las cosas. Ahora, esa frase, pues, si nuestro corazón nos reprende, se traduce mejor como en cualquier cosa que nuestro corazón nos condene o nos reprende. En cualquier cosa. Indicando que hay varias cosas que pueden causar que nuestro corazón nos condene. Y Juan no detalla la naturaleza de las cosas que causen que nuestro corazón nos condene, porque no es su propósito. Sin embargo, el apóstol Juan conoce ¿Cómo la conciencia puede paralizar el testimonio y puede paralizar el servicio de un creyente? Porque cuando una persona examina su vida, examina su corazón, le puede inquietar sabiendo que cae muy corto. Cae muy corto del estándar de Dios. Y por ello cualquier cosa que haga que el corazón le condene, el creyente lo puede llevar a Dios. puede llevar el asunto a Dios para que Él juzgue, dejarlo en las manos de Dios. Y es que al presentar la situación de nuestra conciencia delante de Dios, nuestra fe asegura. Nuestra fe nos asegura porque Dios, aquí nos dice, es mayor que nuestro corazón. Y Él sabe todas las cosas. Aquí está apuntando a la base de la seguridad. Tenemos seguridad en Dios. Él lo conoce todo. Y es que no es que Dios minimice o ignore nuestros errores, sino que Dios nos conoce mejor. Nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Y hay que recordar que el creyente no tiene una conciencia perfecta. O sea, nuestra conciencia no es infalible. Porque nuestra conciencia puede ser demasiado severa o demasiado permisiva. Pero la evaluación de Dios es perfecta. Entonces, aun cuando nuestra conciencia nos condene, porque nos hemos evaluado, hemos considerado nuestras vidas conforme las escrituras, o quizás hemos hecho algo y la conciencia nos está acusando, pues, debemos de entregarlo en las manos de Dios. Porque Él es quien sabe todo. Él es el juez infalible. Él es el juez perfecto. Su evaluación es perfecta. Hay que recordar que nuestra conciencia no puede reemplazar a Dios en nuestras vidas. Porque Dios es quien juzga. Y Él asigna condenación o alabanza. Por ello, el apóstol Pablo, en 1 Corintios 4, del 3 al 5, dice yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano ni aún yo me juzgo a mí mismo porque aunque de nada tengo mala conciencia no por eso soy justificado pero el que me juzga es el señor así que No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones, y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Eso es 1 Corintios 4, del 3 al 5, donde vemos al apóstol Pablo, inspirado por Dios, donde él dice, mira, el que tiene El juicio perfecto es Dios, entonces descanso en su juicio. Sé que él sabe mejor que yo y por eso ni siquiera me juzgo a mí mismo. Pero ahí, si notáis, menciona, aunque de nada tengo mala conciencia, o sea, tengo una conciencia limpia, pero dice, No por eso. Soy justificado. O sea, el apóstol Pablo sabe que su conciencia no es perfecta, no es infalible, y por ello él descansa en la avalación perfecta de Dios. Y él mismo dice que llegará el día cuando Dios va a manifestar las intenciones de los corazones y entonces cada uno va a recibir el veredicto de Dios. Dios va a dar a cada uno conforme a su obra y va a recibir o condenación o alabanza. Y por ello el creyente puede encomendarse a Dios, quien lo conoce todo, y encontrar descanso. el saber que Dios lo sabe todo, no podemos esconder nada de Dios, entonces, nuestra conciencia nos ayuda a darnos cuenta. Hemos caído cortos del estándar de Dios, debemos declamar a Dios en arrepentimiento, buscar la misericordia de Dios, si hemos pecado contra Dios, confesar nuestros pecados, arrepentirnos, vivir en santidad. Pero al mismo tiempo, tenemos que dejarlo en las manos de Dios. y confiar en su palabra, confiar en su perdón. Y entonces encontrar descanso en él. Porque él sabe todas las cosas. Y esas palabras deben de animarnos. No deben de hacernos temer porque caemos muy cortos del estándar y saber que Dios lo sabe todo y entonces afanarnos porque caemos muy cortos del estándar de Dios. sino que tenemos que reconocer que es mejor tener al Dios omnisciente, que lo sabe absolutamente todo, como nuestro juez, que tener nuestra conciencia que erra. Y es que Dios conoce nuestros errores. Él conoce nuestros defectos. Pero Él también conoce nuestra motivación. Él también conoce nuestros deseos. Dios conoce que aún nuestros Y nuestros mejores intentos, por agradarle, son deficientes. Nuestros mejores intentos de obedecer sus mandamientos caen muy cortos de su estándar. Y él sabe, nuestro corazón, Y aún esos intentos deficientes a menudo vienen de lealtad genuina. Realmente estamos intentando hacer la voluntad de Dios, pero aún así caemos muy cortos. Y es que Dios es omnisciente, pero también es misericordioso y lleno de amor leal. Y por ahí el apóstol Juan está reconfortando a los creyentes que saben que fallan a Dios, que saben que fallan en poner en práctica la palabra de Dios. Y es que el amor y la misericordia de Dios sanan la conciencia del creyente. Y Juan está intentando animar al creyente que tiene una conciencia sensible. Porque quizás al considerarse a sí mismo dice, wow, caigo tan corto. O sea, no evangelizo como debería. No vivo como debería. Caigo muy corto. O sea, todos los días peco contra Dios y al considerar su vida Puede, puede pensar, pero es que ¿realmente puedo venir a la presencia de Dios? ¿Puedo orar? ¿Puedo dirigirme a Dios si siento esta culpa? ¿Si mi conciencia me condena? Realmente puede aplicarse a cualquier ocasión donde el creyente duda de su posición delante de Dios. Lo que hay que recordar es que no importa cuánto te condene tu conciencia, Dios sigue recibiendo y perdonando al arrepentido Dios sigue cumpliendo su palabra que nos dice ahí en primera de Juan 1, 9 si confesamos nuestros pecados Él es filijusto para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad entonces tenemos que confiar en su palabra confiar en que Él sí perdona nuestros pecados y descansar en esa paz que Él da Y es que el amor activo produce seguridad en nuestra relación con Dios. O sea, seguridad de que somos de la verdad. Pero también seguridad de que Dios nos acepta. Lo vemos aquí desde el versículo 21 hasta el versículo 22. Esto es 1 de Juan 3, desde el versículo 21 hasta el versículo 22. Dice, amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él entonces aquí en versículo 21 podéis notar cómo empieza con amados aquí el apóstol Juan vez tras vez expresa este amor por sus destinatarios y Lo que el apóstol Juan está haciendo es enfatizar la bendición de tener confianza delante de Dios. Por eso dice, amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. Y es que la seguridad delante de Dios se debe a no tener una conciencia que condene. La frase condicional implica que depende de la condición presente. Dice, si nuestro corazón no nos reprende. a esa confianza. O sea, si nuestro corazón nos reprende y estamos sufriendo esa condenación, entonces pues no vamos a tener esa confianza de acercarnos a Dios. Por eso, el versículo anterior nos ha mencionado que debemos de confiar en que Dios sabe todas las cosas y saber que Dios es mayor que nuestros corazones, entonces entregárselo a Él, descansar en Él. Y por ello, aquí el apóstolo Juan aparenta que quiere decir que la conciencia deja de condenar porque ya se ha resuelto la situación delante de Dios. Al venir a Dios en arrepentimiento, al dejárselo en sus manos, ya se ha resuelto la situación. Ahora ya no hay condenación. El corazón o la conciencia ya no nos reprende. Y por ello hay confianza. O sea, ha cambiado la situación. Se ha resuelto la situación delante de Dios. Y por ello el creyente puede tener paz en su conciencia. Al recordar que Dios es mayor que nuestro corazón y que Él sabe todas las cosas. Como nos ha mencionado ahí versículo 20. Aunque a veces la conciencia del creyente le acusa pero aquí el tiempo presente que usa aquí muestra que no es una experiencia característica del creyente el creyente no vive constantemente en esa experiencia de acusación de su conciencia porque qué es lo que hace todos los días se arrepienten sus pecados y entonces lo deja en las manos de Dios y Dios perdona y por ello da esa paz y limpia la conciencia del creyente. Y lo que está afirmando el apóstol Juan es la acción de la fe viva, que mantiene comunión con Dios, que lleva a tener confianza, que lleva a tener paz, y el resultado es la confianza en Dios. Y esta confianza indica que hay una comunión íntima, porque te acercas con confianza porque se han quitado de en medio los obstáculos y entonces hay ese acercamiento a Dios y esa confianza lleva a orar y por ejemplo en el siglo XXII dice y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Entonces, ahora el apóstol Juan expresa la confianza de que Dios responderá a la oración. Lo que hace el apóstol Juan es vincular la comunión con Dios y la respuesta a la oración. Realmente es esencial esta comunión con Dios, estar bien con Dios, y entonces Dios va a resconder a la oración. Y por eso dice, cualquiera cosa que pidiéremos, ahí no está limitando el contenido de la oración, no está limitando la ocasión de la petición, pero también hay que recordar que es necesario pedir conforme a la voluntad de Dios. Luego, en el capítulo 5, primera de Juan 5, 14, dice, y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Eso es primera de Juan 5, 14. Entonces, cuando oramos, hay que orar conforme a Su voluntad. Por ello, aquí cuando dice, aquí en primera de Juan 3, 22, dice, cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de Él. O sea, vemos que Dios lo limita a que tenemos que orar conforme a su voluntad. Y es que debemos de pedir conforme a la voluntad de Dios y no por motivos egoístas. Ahora, aquí en el tiempo presente señala las peticiones variadas que se presentan con confianza delante de Dios. Dice, cualquiera cosa que pidiremos la recibiremos de Él. y vemos que ¿Quién es el que concede las peticiones? ¿Quién contesta las peticiones? Es Dios. Las recibiremos de Él. O sea, la respuesta a la oración no es una casualidad. Es Dios quien lo lleva a cabo. Sin embargo, si notáis el resto del versículo, aquí en el versículo 22, el apóstol Juan insiste que es necesaria la obediencia. Es necesario el servicio dispuesto. Porque la obediencia es la condición esencial. No es la causa. No es la causa de la respuesta a la oración. O sea, no pienses que te puedes ganar las respuestas a tus oraciones por hacer lo que es recto. En el sentido de que... de que aquí cuando menciona el versículo 22, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él, no debemos de pensar que al guardar los mandamientos y al hacer las cosas que son agradables delante de él, pues vamos ganando mérito para que luego Dios conteste nuestras oraciones. Como que vamos apartando moneditas para luego comprar la petición que queríamos. No, no actúa de esa manera. el tiempo presente de guardamos y hacemos indica que es una conducta característica de aquellos que reciben las respuestas de sus peticiones. Entonces, la obediencia es la condición esencial porque estamos manteniendo y acrecentando nuestra relación con Dios. Por ello, hay una razón moral porque Dios responde, o sea, Dios responde Porque estamos manteniendo nuestra relación con Él. O sea, no depende de la percepción subjetiva de alguien que dice tener una conciencia limpia. Dice, bueno, yo tengo una conciencia limpia. Bueno, simplemente porque tú lo dices no significa que esté limpia. Porque no puedes confiar en tu conciencia, pero sí puedes confiar en la relación de Dios. Y por ello, acércate a Dios. Crece tu relación con Dios. Y es que Dios actúa conforme a su naturaleza cuando en su bondad responde a la oración de aquellos que le obedecen y buscan agradarle. Entonces, esa idea dice guardamos sus mandamientos. Eso apunta al cumplimiento consciente de los mandamientos de Dios. O sea, el creyente guarda los mandamientos de Dios. Y lo hace conscientemente, lo hace intencionalmente, lo hace voluntariamente. Y... enfatiza que son los mandamientos de Dios que dirigen la vida del creyente. No son sus propios deseos, no vive de acuerdo a sus propios deseos, sino de acuerdo a la voluntad de Dios, de acuerdo a los mandamientos de Dios. Pero también dice, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Eso no es una reformulación de la frase anterior. O sea, él no está diciendo lo mismo cuando dice, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él, no son dos frases que significan lo mismo. Porque guardar los mandamientos es un llamado a la obediencia. O sea, hay que obedecer a Dios. Pero hacer lo que es agradable es una actividad motivada por amor. Porque el amor impulsa a ir más allá de lo que se ha mandado. Porque quizás un creyente se encuentra en una situación donde no hay un mandamiento específico que aplique a su circunstancia, pero por amor a su Señor, actúa de acuerdo a principios bíblicos, actúa de una manera que agrada a su Señor. Y por ello esas palabras delante de él señala que Dios ve, y Dios se complace. Entonces, lo que el apóstolo Juan está haciendo, nos está exhortando a entregarnos a nuestra relación con Dios. Porque mientras más nos acercamos a Dios, más oramos conforme a su voluntad. Porque le conocemos mejor, conocemos qué es lo que le agrada, y por ello oramos conforme a su voluntad. Y porque poco a poco nos vamos conformando a la imagen de Jesucristo y... disfrutamos lo que Él disfruta, amamos lo que Él ama, y por ello, al final, reflejamos Su voluntad, deseamos Su voluntad y oramos conforme a Su voluntad. Por eso nos dice aquí versículo 22, y cualquiera cosa que pidiéremos, la recibiremos de Él, porque guardamos Sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Entonces, al poner en práctica sus mandamientos, al vivir para agradarle, valoramos lo que él valora y oramos conforme a su voluntad. Y por ello, Dios nos da lo que pedimos. ¿Por qué? Porque pedimos conforme a su voluntad. Entonces, vemos esta seguridad de que Dios nos acepta. O sea, El amor activo produce seguridad de nuestra relación con Dios. Seguridad de que somos de la verdad. Seguridad de que Dios nos acepta. Y por último, seguridad de unión con Cristo. Seguridad de unión con Cristo. Lo vemos aquí en el versículo 23 al versículo 24. Dice, y éste es su mandamiento. que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Ahora, he leído ahí 1 Juan 3, del versículo 23 al 24. Ahí en versículo 23 Hay verbos paralelos, creamos y amemos. Y realmente forman una unidad. Por eso dice, este es su mandamiento. O sea, es un doble mandamiento. Y es que el mensaje del Evangelio hace un llamado a la unión de la fe y la conducta. La unión entre la fe y el amor es un mandato de Dios. Por eso aquí nos presenta un doble mandamiento. Ahora, sería posible pensar que cualquiera que refleja amor es creyente. De acuerdo a lo que el apóstolo Juan ya ha dicho en su carta, que el amor refleja que una persona pertenece a la verdad, que una persona es creyente, pues sería fácil llegar a esa conclusión de que cualquier persona que refleja amor es creyente. Pero aquí el apóstolo Juan deja muy claro que es necesario creer en el nombre de su Hijo Jesucristo. Es necesaria la fe. Es creer en Jesús como Señor y Salvador. Por ello, la primera parte del contenido de este mandamiento es creer. Es tener fe en el nombre de su Hijo Jesucristo. Ahora, el nombre representa a la persona. Representa toda su esencia. Y hay que creer en Jesucristo, quien es el Hijo de Dios. Y por ello recalca la fe correcta. Hay que creer lo correcto sobre Jesucristo. Y la razón por la que recalca la fe correcta es porque la falsa enseñanza sobre Jesús se había extendido. Y por eso es necesario creer que Jesús es quien dice ser. Que Jesús realmente es el Hijo de Dios. Ahora, el nombre Jesús significa Yahweh salva. Y Cristo significa ungido, o sea, declara que es el Mesías, el ungido de Dios. Entonces, creer en Jesucristo, quien es el Hijo de Dios, implica devoción total, implica obediencia. y entonces la segunda parte del mandamiento cuando aquí nos dice y este es un mandamiento que creamos en el nombre de su hijo Jesucristo la segunda parte dice y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado entonces debemos de amarnos unos a otros el tiempo presente hace un llamado a practicar el amor todos los días e insiste que el amor debe ser mutuo debemos de amarnos unos a otros Y es que la fe y el amor prueban si una persona es un creyente genuino. Y por eso esa última frase dice, como nos lo ha mandado, añade un impacto exhortatorio. Implica que el creyente debe seguir el mandamiento. Y Dios es quien ha mandado. Y por ello es necesario obedecerle. Por eso, nos dice el versículo 23, este es su mandamiento. Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Está enfatizando ese mandato. Por eso hay que obedecer. Porque Dios es quien ha mandado. Y continúa el versículo 24, donde dice, y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios y Dios en Él. Y en esto sabemos que Él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Entonces, ahí en versículo 23 nos ha mencionado este doble mandamiento de creer y amar, y aquí nos menciona otros mandamientos. Guarda sus mandamientos, o sea, ese doble mandamiento de creer y amar va acompañado de otros mandamientos que también se deben de obedecer. Es que la persona que vive una vida de obediencia a Dios, experimenta comunión espiritual con Dios. Esa idea de permanecer en Dios y Dios en él, esa idea de permanecer indica una unión cercana. Una relación cercana e íntima. Una unión permanente. permanente entre Dios y sus hijos. O sea, aquellos que han creído en Jesús como Señor y Salvador. Tienen esta unión permanente con Dios. Esta relación vital. Y es que la permanencia mutua muestra la vitalidad de la relación. Por eso Jesús mismo nos dice en Juan 15 del 4 al 5, él ha estado hablando de que él es la vid, y los creyentes, los pámpanos, y dice, permaneced en mí. Esto es Juan 15, del 4 al 5. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí, nada podéis hacer." Eso es Juan 15, del 4 al 5. Entonces, esa permanencia mutua, muestra vitalidad en la relación. Por eso, aquí menciona, el que guarda sus mandamientos, esto es 1 Juan 3 versículo 24 permanece en Dios y Dios en él a esa permanencia mutua y muestra esa vitalidad en la relación y es que la seguridad de que Dios permanece en el creyente es el Espíritu Santo por eso la segunda parte del versículo 24 dice y en esto sabemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado". O sea, Dios Espíritu mora dentro del creyente. Cuando una persona pone su fe en Cristo como Señor y Salvador, el Espíritu Santo viene a morar dentro del creyente. Nos dice 1 Juan 4, 13. En esto conocemos que permanecemos en Él y Él en nosotros. En que nos ha dado de su Espíritu. O sea, el Espíritu Santo mora dentro del creyente. Y esas palabras, nos ha dado, indican un tiempo concreto. Un tiempo concreto cuando Dios ha dado al Espíritu, y es cuando el creyente, la persona expresa fe, o sea, cree en Jesús como Señor y Salvador, en ese momento recibe el Espíritu Santo que mora dentro de él. Y el Espíritu Santo es quien asegura al creyente en su relación con Dios. Nos dice Romanos 8, 16. El Espíritu mismo, o sea, hablando del Espíritu Santo, mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Eso es Romanos 8, 16. O sea, el Espíritu Santo da seguridad al creyente de su relación con Dios. Y además, Cuando el Espíritu Santo mora dentro de nosotros, o sea, al poner nuestra fe en Cristo como Señor y Salvador, recibimos el Espíritu Santo, el Espíritu Santo produce fruto. Produce ese cambio en el creyente, nos va conformando la imagen de Jesucristo y reflejamos el fruto del Espíritu, que nos menciona a Garatas 5, del 22 al 24 dice, más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Esos es Galatas 5 del 22 al 24. Entonces, se puede notar cuando el Espíritu Santo mora dentro de una persona porque refleja el fruto del Espíritu. Y por ello, a esa seguridad de unión con Cristo. Y es que el amor activo produce seguridad de nuestra relación con Dios. Seguridad de que somos de la verdad. Seguridad de que Dios nos acepta. Y seguridad de unión con Cristo. Entonces, eh... ¡Gózate en esta seguridad que tenemos, que Dios nos da, esta seguridad que tenemos en nuestra relación con Dios y practica el amor, el amor que Dios nos ha mostrado y que nosotros debemos de mostrar a los demás, porque el amor activo produce seguridad en nuestra relación con Dios. Vamos a terminar en oración.
El amor activo produce seguridad en nuestra relación con Dios
Series 1 Juan
Sermon ID | 216251840185435 |
Duration | 40:28 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 3:19-24 |
Language | Spanish |
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