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Hay un problema filosófico que ha existido en las mentes de los filósofos a lo largo de toda la historia del pensamiento, desde los filósofos griegos hasta nuestros días. se ha dado un debate en torno a qué es más importante, la unidad o la pluralidad, el uno o los muchos, qué tiene más valor, qué tiene más peso, a qué debemos darle más atención, a la individualidad de cada uno o a la comunidad o al grupo. Yo estoy convencido de que el único lugar donde este dilema filosófico se resuelve es en la cosmovisión cristiana. Vamos a leer Romanos 12, del 14 al 18, aunque nos vamos a enfocar en esta mañana solamente en el versículo 16. Dice así, bendecir a los que os persiguen, bendecir y no maldigais. Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Oremos. Santo Espíritu de Dios, te rogamos que a través de tu palabra llenes nuestras vidas de transformación, de renovación, de reforma, que podamos ser cambiados conforme a la imagen de Jesucristo, aquel cuyo nombre tú has venido a glorificar y a exaltar en nuestras vidas y en la iglesia. Únenos en torno a Él y gloríficate en cada uno de nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo. Amén y Amén. Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos con los humildes, no seáis sabios en vuestra propia opinión. La Biblia de las Américas tiene una traducción un poco más cargada, diría yo, de los términos. En la Reina Valera solamente dice unánimes entre vosotros, pero la Biblia de las Américas dice tened el mismo sentir, unos con otros y a pesar de que usa más palabras y es una expresión un poquito más difícil quizá de entender, un poco más enigmática, se acerca más, se aproxima más al original. la idea de tener el mismo sentir puede malinterpretarse de muchas maneras porque uno podría terminar pensando ah bueno todos tenemos que pensar igual y sentir igual y decidir lo mismo y allí es donde empezamos a ver esa lucha entre la individualidad y la comunidad que es más importante aquí Pablo nos está enfatizando claramente el tema de la comunidad, y nos está diciendo que debemos ser unánimes entre nosotros, o tener un mismo sentir los unos con los otros. Y ese mismo, esa palabra, el mismo sentir, ese mismo sí significa idéntico. Entonces, ¿qué significa eso? ¿Que tenemos que pensar todos igual? ¿Que tenemos que pensar de manera idéntica? ¿Que tenemos que sentir de manera idéntica? No. La idea de tener un mismo sentir es más bien tener una misma preocupación o tener una misma actitud, tiene que ver con el pensamiento y el esfuerzo que nosotros llevamos a cabo para estar de acuerdo para pensar en términos generales de la misma manera y vivir en armonía. Entonces, una unidad que realmente se ve manifestada en el amor y en la verdad que compartimos como pueblo de Dios, no que todos debamos ser idénticos. y que tengamos que hacer todo igual. Eso contradiría todo lo que hemos venido estudiando hasta este punto. Hemos estado hablando de la individualidad de cada miembro, ¿cierto? De la iglesia. Claramente no es eso lo que Pablo está diciendo, que todos debemos ser ojo, o que todos debemos ser nariz, o que todos debemos ser pie. Sería un cuerpo muy raro. No es eso lo que está diciendo. Pero sí debemos estar unidos, como un cuerpo está unido. en sus diferentes miembros. Y para tener esa unidad, vean cómo lo pone la Biblia de las Américas, tener el mismo sentir. Hay una instrucción, un mandato que implica esfuerzo, ¿verdad? Si fuera algo que simplemente pasa, no nos estarían dando la instrucción, pero debemos esforzarnos por tener un mismo sentir. Debemos fijar nuestra mente, nuestro pensamiento, nuestra actitud y pensar en esto continuamente como iglesia. Un desafío continuo que cada uno de nosotros debe tener presente es que debemos crecer en nuestra unidad. Debemos tener un mismo sentir, debemos ser unánimes. conforme a lo que la Palabra de Dios demanda de nosotros. Entonces, aquí vemos la manifestación de este problema filosófico del uno y los muchos y vemos cómo se resuelve. Culturalmente podemos ver estas tendencias, las culturas ya sea culturas de países o culturas de incluso dentro de iglesias, culturas en denominaciones, culturas familiares, vemos extremos, la gente o se tira hacia el individualismo o se tira hacia la colectividad. Y, por ejemplo, no sé si están familiarizados con la cultura japonesa, pero en Japón lo más importante es el grupo, lo más importante es la comunidad. Entonces, el individuo se tiene que sacrificar por el honor de la comunidad. Y tiene sus ventajas, en alguna medida, yo no sé si han visto videos ustedes en algún momento de algún accidente que ocurre en carreteras en Japón. Ocurre un accidente y porque lo más importante es la comunidad y que todos puedan moverse y desplazarse y que haya armonía y continuidad del ritmo en carretera, todos se organizan de manera que en cuestión de minutos está resuelto el tema del accidente y el flujo de la carretera se restaura inmediatamente. Y así son en todas sus manifestaciones culturales, ustedes lo pueden ver, son muy de la colectividad, del grupo. Lamentablemente lleva al punto de que el individuo pierde importancia y se pierde el individuo en la colectividad. En Costa Rica estamos al revés, ¿verdad? Todo lo contrario en Costa Rica. En Costa Rica lo más importante es el individuo, el bien mayor no es tan importante. Y hemos escuchado frases como, mientras no le haga daño a nadie, ¿Verdad? Mientras no le haga daño a nadie, él puede vivir su vida como quiera. Individualidad. Viva y deje vivir. ¿Verdad? Individualidad. Cada quien en lo suyo. Había un dicho, no lo he escuchado mucho recientemente, pero, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Suena muy fiadoso, muy bonito, pero es completamente individualista. Y no es esa la perspectiva que nos presenta la Escritura de cómo debe vivirse el cristianismo. Entonces, nos planteamos la pregunta, ¿debemos quedar absorbidos de tal manera en la comunidad que perdamos nuestra identidad o debemos preservar nuestra identidad a tal punto que se pierda la unidad en la comunidad? La respuesta es sí y no. solo en el cristianismo, somos llamados a ser individualmente cada uno y practicar un mismo sentir en la comunidad. A la vez, somos miembros de un cuerpo bajo Cristo, pero miembros diferentes los unos de los otros. La comunidad es importante y el individuo es importante. Igualmente importante. Parte de nuestra identidad es nuestro lugar en la comunidad. Entonces, incluso nuestra individualidad se ve resaltada en la comunidad. Piensen en lo que hemos hablado de la metáfora del cuerpo. El ojo, por sí solo, no funciona. su función se ve mejor, es exaltada, digámoslo así, en función del cuerpo. Lo que el ojo ve lo interpreta el cerebro y lo usa para que todo el cuerpo interactúe con el mundo a su alrededor. Entonces el ojo es importante de la comunidad. Cada uno de nosotros, mis hermanos, somos definidos en función de nuestro lugar en el Cuerpo de Cristo. Entonces, allí hallamos sentido de personalidad, de identidad, de propósito, en función de cómo es nuestro llamado, cuál es nuestro lugar dentro del Cuerpo de Cristo. Fuimos creados a imagen de Dios y en Dios, individualidad. Él es un solo ser, una sola esencia, pero tres personas con funciones diferentes dentro de la Trinidad, uno y muchos a la vez. Primera de Corintios 12, del 12 al 14, dice, porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Noten el vocabulario de uno y muchos, uno y muchos, constantemente. Somos un cuerpo con muchos miembros y todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo. Así también. es Cristo. Y nos recuerda algunos factores de nuestra unidad, porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, judíos o griegos, esclavos, libres, y a todos se les dio de beber, dice, un mismo espíritu. El cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Un cuerpo, muchos miembros. Esa es nuestra realidad. Tenemos que esforzarnos por pensar en estos términos, porque no significa uniformidad, sino unidad. Y recordemos esto, esa unidad se manifiesta en el amor y la verdad. Eso es lo que nos une. Nos une el amor de Dios por nosotros. Somos amados por Dios cada uno de nosotros, individualmente amado por Dios. Somos amados en Cristo cada uno de nosotros. El espíritu de amor mora en cada uno de nosotros, pero es un mismo espíritu, es un mismo amor, es un mismo Cristo. Y de esa realidad es que puede brotar solo de ahí. Puede brotar el amor los unos por los otros. Y además es una unidad basada en la verdad. Nuestra individualidad termina donde empieza la verdad. ¿Qué quiero decir con esto? No puedo decir, yo creo esto, yo siento esto, y esta es mi verdad, y esta es tu verdad. No, en la iglesia no funciona así. La Iglesia, todos juntos, nos sometemos a una sola verdad, la verdad de la Palabra de Dios, y todos estamos sujetos a esa verdad. Cristo es la Cabeza, y Cristo dirige Su Cuerpo conforme a Su Palabra. de acuerdo a su verdad. Así que tengamos eso presente. Dependemos de Cristo y dependemos también los unos de los otros. Entonces, ¿cómo podemos promover esta unidad en la diversidad o esta diversidad en la unidad? Hemos hablado de algunas aplicaciones prácticas. Ya, por ejemplo, hemos hablado de la hospitalidad. el recibirnos los unos a los otros, ¿verdad? Practicamos el amor en ese sentido y reflejamos la unidad que existe dentro del cuerpo. El disipulado mutuo es muy importante también, porque nos disipulamos unos a otros, ¿conforme a qué? Conforme a la verdad. Entonces, es como que yo le estoy diciendo a mi hermano que nos sometamos juntos a la verdad de las Escrituras. No es, venga yo le voy a enseñar porque yo sé. No, yo estoy aprendiendo de la Palabra de Dios y quiero que los demás también aprendan de la Palabra de Dios. Entonces nos disipulamos, nos enseñamos, nos recordamos unos a otros la verdad de las Escrituras. ¿Cómo reacciona usted cuando alguien le da un consejo bíblico que no es lo que a usted le gustaría que le dijeran? No es bonito, ¿verdad?, cuando nos dicen, veas que lo que tiene que hacer es esto y no es lo que usted está haciendo, entonces ahí se siente como un regaño, se siente como una exhortación, a nadie le gusta que le digan que lo que está haciendo está mal, pero si entendemos que realmente todos estamos buscando conformarnos a la Palabra de Dios. deberíamos estar atentos a esos consejos, atentos a esas llamadas de atención. Y vean, no solamente vienen de hermanos o hermanas en la fe. Obviamente el pastor no es el único que confronta, aunque a mí me toca hacerlo desde el púlpito, y a veces desde el púlpito no se siente muy personal, pero entre nosotros debemos llamarnos la atención unos a otros. Pero a veces estamos leyendo un libro y nos sentimos confrontados, o sea, vean, ¿verdad? Por un libro o directamente leyendo la Palabra de Dios nos damos cuenta de que no estamos haciendo algo bien y es necesaria esa confrontación. Pero esto es lo que nos une como cuerpo, someternos a la Palabra de Dios juntos. ¿Cómo reacciona cuando otros toman decisiones que tal vez a usted no le gusta o no está de acuerdo completamente? No hemos tenido muchas oportunidades para esto, pero estoy seguro de que ha ocurrido y va a ocurrir porque nos estamos moviendo hacia la conformación de un consistorio como iglesia. ¿Qué quiere decir eso? Que finalmente vamos a tener un grupo de culpables que van a tomar las decisiones por la iglesia, y a veces esas decisiones van a estar bien, y otras veces esas decisiones van a estar mal, u otras veces van a ser decisiones buenas, que no nos gustan, pero son buenas, y nos va a tocar decir, bueno, ellos son los que en este momento están a cargo, y hay que someternos, ¿verdad? Tenemos que aprender a vivir en este sentido, entendiendo que esa es la función del consistorio en el cuerpo de Cristo, Y siempre y cuando no estén haciendo nada contrario a la palabra de Dios, debemos someternos a su autoridad. Obviamente, si son decisiones pecaminosas, tenemos que alzar la voz. Pero, al fin y al cabo, la pregunta es, ¿me estoy esforzando por entender quién soy dentro del cuerpo, por promover esa unidad dentro del cuerpo y por buscar esa unidad en la verdad y en el amor dentro del cuerpo de Cristo? Para vivir así necesitamos la siguiente exhortación. Entonces, no queda en el vacío, sino que Pablo inmediatamente añade una condición clave para poder ser unánimes los unos con los otros. no sean altivos. No podemos ser altivos para poder ser unánimes, no debemos ser orgullosos, no debemos tener pensamientos elevados, un concepto demasiado alto de nosotros mismos, no podemos ser ingreídos, no podemos ser arrogantes, eso destruye la unidad. La altivez es destructiva para la unidad en el cuerpo de Cristo. Podemos ser altivos cuando despreciamos a otros porque son diferentes, porque tienen una posición económica o socioeconómica diferente. Recuerden que en la iglesia, Pablo dice, ya no hay ricos ni pobres, ya no hay hombres ni mujeres, y no significa que no existan diferencias, sino que esas diferencias que en el mundo son importantes, porque en el mundo es importante tener plata y el que no tiene plata no es importante. En el mundo es importante el género, en el mundo es importante todas esas distinciones y esos límites y esas divisiones que se hacen en el mundo son importantes, pero en la iglesia no lo son. En la iglesia hay diferencias, pero esas diferencias no le dan valor al ser humano. El valor que tiene mi hermano y el valor que tiene mi hermana es el valor que le da la obra de Cristo en su vida. Y entonces, ¿debo eliminar todo ese menosprecio que podría sentir hacia otros? Puede ser menosprecio socioeconómico, puede ser intelectual, puede ser por edad, porque son chiquillos, porque están muy jóvenes, porque no saben. Puede ser espiritual, porque apenas están arrancando, están muy pequeños en la fe, están haciendo preguntas que no deberían estar haciendo, que ya todos sabemos las respuestas. Ese tipo de cosas, ¿eso es altivez? ¿Eso es altivez? ¿No promueve la unidad? Hay mucho que no sabemos. Si usted se escandaliza cuando un joven en la fe hace una pregunta básica de la fe, recuerde, todos nosotros estuvimos ahí. Todos nosotros empezamos leyendo algún libro, escuchando alguna clase y preguntándonos cómo de antes yo no sabía esto antes. ¿Cómo es que no lo había entendido antes? pero es parte de nuestro crecimiento, parte de nuestra amableza. Debemos ir avanzando, pero recuerden, nos falta mucho. Hay muchísimo que no sabemos, muchísimo que todavía no entendemos. A veces podemos menospreciar otras denominaciones porque no tienen la misma riqueza doctrinal de la que nosotros somos herederos, y menospreciamos a otros creyentes por eso. Tenemos buena doctrina, sí, tenemos una cosmovisión sana, sí, y debemos dar gracias a Dios por eso, pero no por eso debemos menospreciar a nuestros hermanos y hermanas de otras denominaciones. Entonces, no seamos altivos. Otra aplicación es juzgar sin misericordia. ¿Qué pasa cuando mi hermano o mi hermana pecan? ¿Cuándo fallan? ¿Cuándo muestran alguna flaqueza? ¿Cuándo muestran algún pecado muy evidente? ¿Cuál es mi actitud? ¿Les caigo con todo el juicio y la ira? ¿O estoy dispuesto a perdonar? ¿A mostrar la misma gracia que he recibido? ¿A mostrar la misma compasión? Todos dependemos de la gracia de Dios. todos y cada uno de nosotros. Recuerde la historia del fariseo aquel que decía, Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano, ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano, altivo, arrogante, menospreciando a su prójimo, menospreciando a un creyente que tenía a la par. Pablo nos advierte en contra de esto de manera un poco indirecta, cuando dice yo mismo no lo he alcanzado ya. Pablo, Pablo, ¿verdad? Uno dice Pablo y piensa en el mejor misionero, uno de los creyentes más influyentes e impactantes en la historia temprana de la iglesia. sus cartas profundas ricas verdad aquí estamos sacándole jugo 79 sermones de romanos una sola carta de Pablo nos ha ayudado a crecer increíblemente y él mismo dice no lo he alcanzado ya no soy perfecto sino que prosigo, dice, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asino por Cristo Jesús. Esa debe ser nuestra actitud siempre. No importa cuánto avancemos. ¿Usted cree que va a llegar un punto en el que ya se va a saber la Biblia de tapa a tapa, completamente a la perfección, y ya la va a tener en su cabeza, en su memoria, y va a conocer absolutamente todo lo que hay para conocer acerca de Dios en su palabra? Ninguno de nosotros, todos somos bebés, comparados con el Dios infinito al que estamos tratando de conocer, aquí todos estamos en pañales. Así que no creamos que ya lo hemos alcanzado, no seamos arrogantes, sigamos creciendo en nuestro conocimiento de la palabra de Dios y ayudémonos a crecer los unos a los otros. Finalmente dice que no debemos ser altivos, sino asociándonos con los humildes, Esto puede tener dos sentidos. Estar dispuesto a relacionarse con personas de condición humilde, o sea, la idea de condescender tiene ese sentido, ¿verdad? Entablar relaciones con todo tipo de personas, con las personas con las que normalmente no nos relacionaríamos, O el otro sentido puede ser ser identificados con los humildes, o sea, que nos cuenten como una persona humilde, que nosotros cuando nos vean digan ah, este es humilde. No importa cuánto usted tenga, cuánto usted sepa, cuánto usted haga en el ministerio, no importa. Debe mostrarse siempre humilde y estar dispuesto a relacionarse con todo tipo de personas. Hay un refrán en inglés que se traduce así, las aves del mismo plumaje vuelan juntas. No deberíamos nosotros hacer eso. Nosotros debemos esforzarnos por relacionarnos con los que son diferentes de nosotros. Yo no sé si usted recuerda alguna persona que haya sido impactante en su vida. Yo tengo algunos ejemplos de alguien que me recibió a pesar de las grandes diferencias que había culturales, socioeconómicas, intelectuales, de edad y personas que fueron impactantes en mi vida y que me ayudaron a crecer grandemente. Y yo no sé si yo para ellos fui fácil, No creo haberlo sido. No creo haber sido una persona llevadera y que fue que es que Daniel es tan pura vida, que se acercaron, ¿verdad? Porque yo soy como un gay man. No, estoy seguro de que no fue así. Debe haber representado dificultad. Debe haber representado un desafío para ellos, buscar a esta persona que casi no abre la boca, que es difícil conversar con él, que uno no sabe la mitad del tiempo de qué está pensando. y sin embargo se acercaron y fueron de gran bendición para mi vida. ¿Quién es esa persona en su vida? que tal vez se acercó en ese momento. Y ahora, ¿para quién puede ser usted esa persona? ¿A quién se puede acercar? ¿A quién puede impactar? Aunque sea una persona difícil, aunque sea una persona muy diferente, aunque sea una persona con la cual en condiciones normales usted no se habría relacionado, pero ahora tiene la oportunidad de hacerlo. ¡Acérquese! Acérquese así a los demás y relaciónese con todos para bendición y avance del reino. La última exhortación que vamos a ver hoy dice no seáis sabios en vuestra propia opinión. No se crean sabios, no anden diciendo que son sabios, no se crean más inteligentes de lo que son, no crean que ya lo saben todo. Es un poco haciendo eco de lo que dijimos antes. Hay mucho que no sabemos. ¿Cuánta Biblia sabe usted? No importa, no la sabe toda. Es más, no sabe suficiente. Así que sigamos creciendo. Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. La persona que se cree sabia en su propia opinión toma decisiones sin consultar. ¿Verdad? ¿Cómo toma usted sus decisiones? Estamos leyendo un libro en nuestra casa sobre un niño que se llama Tom. Tiene un perro que se llama Scout. Y son historias de aventuras para niños pero hemos notado un patrón en Tom y es que siempre se mete en problemas porque decide hacer cosas sin preguntarle a nadie. A veces son cosas buenas o muy bien intencionadas pero no le dice a nadie, no le informa a nadie, no le pregunta a nadie y de repente está metido en problemas enormes, no tiene a quién acudir, nadie sabe dónde está y bueno, por eso son libros divertidos y... y los estamos disfrutando, pero no debemos ser como Tom. No debemos tomar decisiones a la ligera sin consultar sobre todo a Dios en primer lugar, pero también en la multitud de consejeros, dice Proverbios 11, 14, perdón, donde no hay dirección sabia caerá el pueblo, más en la multitud de consejeros hay seguridad. ¿Qué hace usted cuando se equivoca? ¿Sabe reconocer su error? ¿Sabe pedir perdón? Esto es clave en el matrimonio, en la crianza de los hijos, en las relaciones familiares y en las relaciones de iglesia. Ninguno de nosotros es perfecto, al mejor mono se le cae el zapote. Así que en el momento que faltemos, en el momento que fracasemos, que fallemos, que pequemos, lo mejor que podemos hacer es pedir perdón rápido. podemos hacer? Es reconocer que nos falta, reconocer que todavía no hemos madurado suficiente, pero para eso no debemos ser altivos. El problema de la altivez es que nos ciega, nos hace ignorantes de nuestra propia ignorancia, no nos permite ver cuánto no sabemos, no nos permite ver cuánto nos falta. Nuestra familia no necesita un sabelotodo, la iglesia no necesita un sabelotodo. Si en algún momento yo les doy la impresión de que lo sé todo, por favor frenenme. Porque hay mucho que no sé, hay mucho que no entiendo. Y yo sé que es una responsabilidad grande estar aquí al frente, me preparo de la mejor manera posible, pero soy consciente de que me falta muchísimo. Y yo sé que si dentro de 10 años yo volviera a predicar Romanos, estaría avergonzado quizá de mucho de lo que he dicho, o de lo poco que profundicé, o de lo mucho que no entendía o que no sabía en este momento de mi vida. Y así debe ser. No espero ser el mismo dentro de 10 años. Debemos ser ejemplo de unidad, no ejemplo de que somos sabertosos. Debemos ser ejemplo de sumisión a la Escritura. Ustedes pueden saber que yo estoy esforzándome por traerles lo que la Palabra de Dios dice. No quiero inventar, me da temor abrir la boca cuando Dios ha guardado silencio. Y quiero que esa misma actitud sea la que tengamos todos a la hora de acercarnos a las Escrituras y a la hora de enseñarnos unos a otros. Seamos ejemplo de sumisión y de humildad ante la Palabra de Dios. Y el otro ejemplo que necesitamos, nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros hermanos y hermanas en la fe, ejemplos de cristianos que se arrepienten y corren a Cristo. En última instancia, todos necesitamos ser imitadores de Cristo. Vean lo que Él hizo por nosotros, Él siendo el Dios Altísimo, el Dios Altísimo. Si entre dos personas había diferencia, era entre el Hijo de Dios y nosotros. Diferencia socioeconómica, intelectual, cultural, no había nadie más diferente de nosotros que Dios. y el Hijo de Dios vino a relacionarse con nosotros, con los pobres, los más diferentes de él, condescendió la condescendencia más grande de la historia. Y no sólo condescendió como para presentarse como un rey aquí enfrente de nosotros, no, se hizo pobre y se hizo siervo. Vino a darnos un nombre, a darnos una identidad, a darnos un lugar en Su Iglesia, en Su Cuerpo, a unirnos a Él en amor, en verdad, y Su Espíritu ahora en nosotros está continuando esa obra y transformándonos constantemente y eso, mis hermanos, es un milagro y algo que no debería dejar de maravillarnos. El Dios Altísimo se hizo como uno de nosotros y Él es el único que puede derribar nuestra altivez. el único que puede hacernos crecer en dependencia de Él, el único que puede hacernos crecer en la unidad los unos con los otros. Así que voy a terminar con Filipenses 2, del 5 al 11, un pasaje muy conocido, con esto cierro. Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. haya pues en vosotros este sentir. Oramos. Dios, perdona nuestro orgullo, nuestra altivez, nuestro individualismo, y ayúdanos a vivir en unidad, en un mismo sentir, unidos en tu amor y en tu verdad como iglesia, Ayúdanos a relacionarnos con las personas que son diferentes de nosotros, no sólo para mantener una apariencia externa de amor, sino con un amor verdadero, profundo, un amor sin fingimiento. y que podamos impactarnos los unos a los otros a pesar de las diferencias, en medio de las diferencias. Es más, gracias a esas diferencias, poder desafiarnos unos a otros, a buscar tu rostro, a buscar el ser cada vez más como tu hijo, a buscar conformarnos cada vez más a tu palabra y a crecer juntos como un cuerpo. que ese mismo sentir sea un sentir de sujeción a tu palabra, que sea un sentido de identidad de que esto somos, somos cristianos y queremos ser como Cristo. Somos cristianos y queremos imitar su carácter. Somos cristianos y queremos crecer en buenas obras, en obediencia, en santidad. Somos cristianos y queremos amarte a ti y amar a nuestro prójimo como tú nos llamas a hacerlo. Únenos en este propósito. En las diferentes reuniones de las que participamos, que haya una unidad verdadera. Oro por los varones, para que nos des este sentido de unidad. Oro por las mujeres, para que les des también este sentido de unidad. Oro por nosotros en el discipulado, para que nos des unidad. Oro por nuestros hijos, por los estudiantes de la escuela dominical, para que les des también unidad. En general, por toda nuestra iglesia. Y también Dios da nos unidad. con otras iglesias y con otras denominaciones diferentes de la nuestra. Ayúdanos a crecer juntos en semejanza y en conformidad a tu Hijo Jesucristo. Y para eso te pedimos que derribes nuestra altivez, nuestro ego, nuestro orgullo y nuestra arrogancia. en tu hijo. Es en su nombre que pedimos todo esto. Amén. Amén.
Unánimes
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16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Sermon ID | 21525224406311 |
Duration | 35:35 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Romans 12:16 |
Language | Spanish |
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