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en el contexto de nuestra escuela dominical, responder a una pregunta que muchas veces suena interesante, otras veces suena incómoda y otras veces como que no tenemos una respuesta muy clara o tenemos miedo de responderla. Y la pregunta es cómo yo sé que yo soy un cristiano genuino, cómo yo sé que otros que puedan estar a mi alrededor son cristianos. Y digo incómoda porque rápidamente puede saltar a nuestra mente, a nuestro corazón, la respuesta de yo no puedo saberlo porque yo no estoy en el corazón ni en la mente de nadie. Yo no estoy dentro de él ni soy el Espíritu Santo para saber si una persona es cristiano, genuino o si yo mismo Soy cristiano genuino, porque hasta yo mismo puedo estar engañado cuando se habla de esa realidad. Así que, por eso digo, es una pregunta interesante, pero también es incómoda. Pero cuando nosotros respondemos la pregunta a la luz de lo que nos enseñan las Escrituras, no es menos cierto que nosotros no podemos ser un juez que dicta sentencia acerca de la salvación o la vida cristiana de una persona, pero también la Biblia nos da a nosotros muchas evidencias o herramientas por la cual nosotros podemos medir nuestra vida, examinar nuestra vida para saber si realmente yo estoy viviendo un cristianismo que es genuino, un cristianismo que es conforme a los parámetros bíblicos. Una mata de limón sabemos que es de limón cuando vemos su fruto. Vemos el fruto y hay limones que no me acuerdo ahora cómo que se llaman, pero parecen casi una china. Hay unos limones que son muy parecidos a una china. y son un poquito grandes así y a menos que usted no lo pruebe, usted no sabe si es limón agrio o como le dicen por ahí también limón dulce. Dan esa diferencia y como que no sabemos qué son y tenemos que probarlo. Pero esto nos lleva a ver lo que sucede muchas veces en nuestras vidas. Habrán personas como que estamos dudosos y nosotros mismos a veces podemos dudar de nuestra salvación. Pero la Biblia nos da parámetros que nosotros podemos evaluar o que nosotros podemos examinar en nuestras vidas. Lo que sí debemos tener es mucho cuidado cuando nosotros evaluamos nuestra fe o nuestro cristianismo a la luz de los conceptos que nosotros tenemos en nuestra cabeza, a la luz de lo que nosotros creemos que tiene que ser un cristiano, y no a la luz de lo que Dios dice que debe evidenciarse en la vida de un cristiano. Porque si usted sale allá afuera, si hay alguien que sabe cómo tiene que ser un cristiano, son los inconversos. Usted ve a los inconversos frecuentemente diciendo, no, pero los cristianos no son así, o sea, ellos saben. Ah, pero como cristiano tú no deberías hacer esto. ¿Qué le está diciendo eso a ellos? Que hay cosas que se esperan de una persona que profesa fe y cosas que no. Por eso muchas veces los impíos se sorprenden, los inconversos se sorprenden y dicen, ah pero mira, ese dice que es cristiano. ¿Y por qué viene esa aseveración? Esa aseveración obviamente viene de una concepción que hay en su mente, una definición de que es cristiano te ajustan en ese molde, y si tú no das en ese molde, dicen, no, pero ahí hay algo raro. O el molde le queda grande, o él está muy chiquito dentro del molde, pero no ajusta. Entonces, esas son ideas preconcebidas que tenemos acerca de la conversión de las personas. El Señor Jesucristo habló acerca de esto y dio un parámetro muy interesante. El Señor dijo, por sus frutos lo van a conocer. O sea que yo tengo forma, tengo parámetros para evaluar mi vida, ver mis frutos y decir, mira, realmente yo soy cristiano con mis muchas debilidades, con mi lucha, con aquello. Pero cuando yo veo los frutos en mi vida, yo puedo decir sí o puedo decir no. Y nosotros, hermanos, antes de aplicar estos parámetros a cualquier persona a nuestro alrededor, lo primero que tenemos que hacer es examinarnos a la luz de esos principios. Y quiero que me acompañen a la segunda carta a los corintios. Vamos a leer desde el verso 16 y hasta el. Y hasta el 19. En la segunda carta a los Corintios capítulo 5 verso 17 nos dice la palabra del Señor. De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron y aquí todas son hechas nuevas. Y esto proviene de Dios quien nos reconcilió consigo mismo. por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándole en cuenta a los hombres sus pecados. y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que somos embajadores en nombre de Cristo. Como si Dios rogase por medio de nosotros, os rogamos en el nombre de Cristo, reconciliados con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en él. Observen entonces cómo la palabra aquí nos da de inicio características que nosotros podemos evaluar para ver si realmente nuestro cristianismo es genuino. Y es interesante porque la evidencia de que una persona es creyente no es simplemente que visita la iglesia. No, no es simplemente que visite la iglesia, no es que un día oró con alguien, vino aquí y mira hermano yo quiero entregarle mi vida al Señor y oró y a partir de allí entonces ya vive como creyente. Esas cosas son importantes porque la palabra dice que con la boca se confiesa, con el corazón se cree para salvación y con la boca se confiesa para salud, o sea que nosotros confesemos esa creencia, eso es importante. Pero el elemento importante aquí, hermanos, es que eso no define el cristianismo. Porque cuánta gente viene continuamente a la iglesia y está todo lo mismo en la iglesia. Muchos de nuestros hijos, pero no son creyentes. El hecho de venir y estar aquí no lo hace creyente. Cuántas veces la gente pasa al frente en campañas evangelísticas y oran Y muchas veces en nuestro contexto hay personas que se acercan y oran con nosotros entregándole su vida al Señor. ¿Pero qué pasó después de ahí? ¿Cómo tú vives a partir de esa experiencia en tu vida? Entonces la Carta a los Corintios nos dice, nos da un primer parámetro importante. Si alguien está en Cristo, ¿cuál es la primera evidencia? Es una nueva criatura, es una nueva persona. No puede permanecer en el estado en el que estaba. Y es interesante porque este texto, hermanos, habla de cómo nosotros debemos vivir después de esa experiencia que hemos tenido de la conversión. La conversión verdadera, entonces, podemos decir que es la obra regeneradora del Espíritu Santo en la vida de una persona. Es la obra regeneradora del Espíritu Santo en la vida de una persona. Por eso es que yo le he comentado en otras ocasiones que para mí siempre ha sido chocante cuando las personas se convierten a la luz del testimonio de los hombres. Y los testimonios son buenos, muchas veces nos animan al ver cómo Dios ha obrado en la vida de una persona lo que Dios ha hecho. Y nosotros nos fortalecemos en eso porque esa es la vida del creyente. Cuando nosotros vamos a la Biblia y tomamos un texto en el que David confiesa su pecado, habla delante de Dios y Dios lo perdona. ¿Qué nosotros estamos aprendiendo? Estamos aprendiendo la fidelidad de Dios. la confesión de un hombre a la luz del testimonio de la vida de David. Entonces, el testimonio de la vida de estos hombres bíblicos nos sirven a nosotros como un ejemplo de fortaleza en el camino de la fe. Ahora, nadie puede ser real y efectivamente convertido por el testimonio de otros. ¿Por qué, hermanos? Yo sé que tal vez muchos dirán, no, no, pero yo conozco personas que se convirtieron por el testimonio de un hermano. No, pues entonces no se convirtieron en Jesús, se convirtieron en el hermano. Porque es que la verdadera conversión es una obra del Espíritu Santo, por tanto, no es el testimonio de Argelis el que va a transformar la vida de una persona, es el Espíritu Santo. Y si es el Espíritu Santo, Dios puede utilizar esto como un medio para fortalecer mi fe. Y el apóstol Pablo cuando predicó a los corintios dijo que a Dios le plujo salvar a los hombres a través de qué? de la locura de la predicación. O sea, es la palabra de Dios la que puede transformar el corazón y la vida de una persona. Cuando el apóstol Pablo dice aquí a los corintios que el que está en Cristo es una nueva criatura, Pablo está describiendo la conversión como un evento o una condición en el que el hombre experimenta una experiencia regeneradora del Espíritu Santo y a partir de allí empieza a vivir de una manera distinta a la que vivía. Y es interesante porque observen el versículo de modo, o sea, conclusión de lo que Pablo ya venía diciendo, Pablo viene hablando de la reconciliación de nuestra con Cristo desde el versículo 11. Y en el 17 él dice de modo que si alguno está en Cristo es nueva criatura. Las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. Observen que Pablo hace una separación de una vez. El libro de Colosense es maravilloso explicando toda esa separación y veremos algunos versículos. Pero el evento que ocurre en la conversión de un hombre es lo que en teología se llama un cambio ontológico. Es un cambio ontológico y que ¿Qué implica este término? Cuando en hebreo se utiliza la palabra ontosh a lo que se refiere es a un cambio que sufre un objeto o persona en su esencia misma. En su esencia misma. O sea que es cambiado no exteriormente sino interiormente. Tu físico sigue siendo el mismo. Argelis sigue siendo Argelis. Cuando yo me convertí, no se me puso la cara brillosa como Moisés cuando bajó del Sinaí. Ni hubo un cambio en mi físico que dijera, óyeme, pero ahora es diferente. Cuando hablamos de un cambio ontológico, nos referimos a ese cambio que sufre la persona en su esencia, en su interior, en su naturaleza. Y es esa naturaleza que se evidencia en el trato nuestro con las personas, en el trato nuestro con el pecado, en la forma en como nosotros empezamos a ver las cosas a partir de allí. Por eso es que en esa nueva vida, el hombre ya no ve las cosas como la veía antes. No va tras los deseos en los que caminaba anteriormente. No es que simplemente él ha cambiado de opinión. Antes creía una cosa y ahora cree otra. Sino que está convencido en su interior de esa verdad que ha abrazado y entonces empieza a vivir a la luz de esa verdad. Eso es lo que llamamos un cambio ontológico. Un cambio en la esencia misma del ser. Entonces, cuando una persona se convierte, cambia su esencia. Cuando una persona es convertida por el Señor, más bien porque decimos que se convierte, siempre me ha llamado la atención esto, que lo decimos muy naturalmente, pero al hombre lo convierte el Señor porque dice que pone el querer como el hacer por su buena voluntad. Pero cuando nosotros reconocemos a Cristo como nuestro Señor, Y a través de la justificación se da esa obra. Entonces el hombre, la mujer cambia ontológicamente. Sufre un cambio, una transformación en su interior. Es una nueva criatura. Por eso podemos entender por qué Jesús le dijo a Nicodemo, es necesario nacer de nuevo. Nicodemo no entendía de qué estaban hablando. Y hasta preguntó, pero cómo puede un hombre viejo entrar en el vientre de su madre y nacer nuevamente. Pero ese nacer de nuevo, esa nueva criatura es el Espíritu Santo hablando regeneración y un cambio de naturaleza y esencia en la persona. Entonces podemos entender que esa nueva criatura, esa criatura que nacerá, que era lo que el Señor Jesucristo le estaba diciendo a Nicodemo, es entonces ese hombre que experimenta la salvación y nace a la vida de Dios. Esto es lo que Ezekiel en el capítulo 36 explica cuando habla de que Dios cambiaría el corazón de piedra, un corazón duro, un corazón insensible, un corazón que no escucha a Dios por un corazón de carne. Lo que implica ese corazón de carne allí es un corazón sensible a la voluntad de Dios. Es un corazón que ahora puede escuchar a Dios. Cuando una persona entonces se convierte, viene al Evangelio, cree en el Señor Jesucristo, viene a ser o llega a ser una nueva criatura. Y por eso tiene que vivir diferente a como vivía. Porque si sigue viviendo igual, ¿qué nos están diciendo sus frutos? No ha habido cambio. Por eso es que no podemos engañarnos nosotros mismos. Nosotros tenemos en la Biblia parámetro para evaluar si real y efectivamente mi cristianismo es genuino. Tiene que haber un cambio. Y hay un problema, hermanos, que se da mucho en el día de hoy. Y es que la gente ha reducido la conversión a una decisión únicamente humana. La gente ha reducido la conversión a una experiencia únicamente humana. En la que el hombre es quien decide si se va a salvar o no. Y nosotros sabemos por la escritura y la doctrina del llamamiento eficaz que no es así. Dios tiene que llamar al hombre y el hombre que hace? Responde a ese llamado. Pero no es que el hombre es quien decide déjame ir a buscar a Dios. Mira Dios, yo quiero entregar mi vida. No, porque el romano capítulo uno nos dice no hay justo ni a un uno. no hay quien busque a Dios no hay quien haga lo bueno y sigue diciendo más adelante todos se desviaron a una se descarriaron El hombre en su estado natural y la confesión de fe en el capítulo 6, cuando habla de la depravación total, habla acerca de eso. El hombre en su estado natural es incapaz de buscar a Dios. Por eso es que Efesios capítulo 2 habla de una muerte. Comienza el versículo 1 diciendo que estábamos muertos ¿en qué? En nuestros delitos y pecado. En esa condición el hombre no puede ir a Dios. Dios tiene que llamarlo, tiene que haber un llamado de Dios, un llamamiento para que el hombre entonces pueda responder a ese llamado. Por tanto, no es una decisión únicamente humana. Dios tiene que transformar, tiene que llamar al hombre. Y hay en la historia muchos ejemplos de ellos. Cuando estudiaba esta parte, me llegaba a la memoria la vida de Juan Buyan, a quien ya le hemos comentado que escribió el libro El Progreso del Peregrino, Alma Humana, muchísimos libros más. Este hombre, los primeros años de su vida fue un hombre muy terrible. De hecho, él se paraba a relajar a los cristianos en el pueblo donde vivía. Se burlaba de ellos. Y usted se pregunta, ¿cómo un hombre en esa condición llegó a la fe? ¿Y qué fe? Porque de ser un burlador, pasó a ser un gran predicador. De ser un hombre de poco estudio, recibió una gracia tan especial de Dios que se convirtió en una de las mentes más brillantes para escribir muchos de los libros que vemos ahí y con una capacidad de imaginación increíble porque cuando usted lee el progreso del peregrino hermano todo eso lo escribió en la cárcel describiendo la experiencia del cristiano en este mundo y es un sueño el libro comienza diciendo el progreso del peregrino bajo el símil de un sueño Él empezó a escribir en su sueño lo que era la experiencia. Y la pregunta que debemos hacernos es, ¿y era Juan Buñan tan inteligente? ¿O era la gracia de Dios cuando empezó a obrar en él? Porque este hombre era iletrado, hermano. Este hombre era iletrado. Cuando estaba en la cárcel, que empezó a leer, tenía allí dos libros que le había regalado su esposa, que era hija de un pastor, ya siendo creyente él. Y uno de ellos fue Los Mártires de Fox. Y allí este hombre empezó a leer, empezó a estudiar, empezó a trabajar y escribió maravillosamente. Entonces, cuando vemos eso y cuando vemos la vida de Pedro, podemos decir, oye, la conversión no es un elemento únicamente de hombres. Tiene que haber una intervención divina, algo sobrenatural que transforma, que cambia la vida de ese hombre para que sea, o de esa mujer, para que sea una nueva criatura. Entonces, A la luz de esa transformación que sufrimos cuando nosotros entregamos nuestra vida al Señor Jesucristo, pudiera surgir una pregunta. ¿Significa entonces que el que es una nueva criatura, ha entregado su vida al Señor, ha sido transformado por el poder de su Espíritu Santo, es un hombre que no peca? No, no quiere decir eso. ¿Que el cristiano puede caer en pecado? Evidentemente que sí. mientras estemos en esta carne. Ahora, la pregunta siguiente es, ¿y puede quedarse allí? ¿Y cuál sería la respuesta? Evidentemente que no. Evidentemente que no. Porque una evidencia de que es real y efectivamente, como veremos más adelante, somos salvos, es precisamente que no vivimos. practicando el pecado, y lo veremos en la primera carta de Juan, un poco más adelante. ¿Qué es lo que pasa entonces con el hombre y la mujer cuando viene a Cristo? Una lucha constante con el pecado. Me encanta cómo Romanos capítulo 7 lo describe. Desde el versículo 1 hasta el final del capítulo, Pablo describe su lucha constante con el pecado. Lo que quiero hacer no hago, pero hay una ley en mi miembro que se revela contra la ley de mi carne, y Pablo empieza a explicar que hasta parece un trabalengo el capítulo 7 de Romano. Y al final del capítulo, Pablo da la luz y dice, pero gracias, doy a Dios por Jesucristo. Esa es la esperanza del creyente que en la batalla contra el pecado, ¿a quién tiene? A Jesús. Tiene a Jesús. Entonces, respondamos a la pregunta inicial, habiendo visto todo lo que envuelve la conversión. ¿Cuáles son las evidencias de que yo soy un cristiano? de que yo soy un creyente genuino, cómo yo puedo saber eso y cómo yo puedo tomar esos parámetros para evaluar también la vida de otra persona. Pero yo le sugiero que comience con usted, no con el otro, porque ver la paja en el ojo ajeno es fácil y obviamos la viga que tenemos en el de nosotros. Entonces, lo que vamos a ver ahora en cinco o seis parámetros que encontraremos en las escrituras es cómo yo puedo evaluar mi vida, cómo yo puedo evaluar mi cristianismo para saber si real y efectivamente hay frutos, como dice el Señor, hay evidencia en mi vida de que soy un cristiano. Y hermanos, yo quiero ser un poco cuidadoso en este aspecto y bíblico. Todos los principios que veremos lo veremos a la luz de un texto. Porque es muy fácil nosotros hacerlo a nuestra manera. Regularmente ajustamos la vida del otro a lo que a nosotros nos gusta o no nos gusta. Entonces cuando evaluamos esto tenemos que ser cuidadosos, pero tenemos que ser bíblicos. Bíblicos totalmente. Hay parámetros en las escrituras que me permiten a mí saber que yo soy un cristiano. Le estoy yo preguntando a ustedes ahora. Hay un micrófono, David, por ahí. Porque antes de yo comenzar, yo quisiera escuchar algunas de las que ustedes tienen en mente. Vamos a ver. ¿Quién me puede decir uno un parámetro en el que yo puedo saber, evaluar mi vida para saber si yo soy cristiano? No tengan miedo, no se preocupen, que vamos a ver con detalle aquí. Alguien que me pueda dar un parámetro. Doña Leida. El primero que me viene a la mente es el tipo que yo soy inicialmente. Tiene que haber una novedad. Excelente, a odiar lo que amaba y amar, parece un trabalengua, pero es interesante. ¿Quién más puede darme otro parámetro que yo puedo evaluar en mi vida, en mi corazón, para cuestionarme si yo realmente soy o no cristiano? ¿Quién me puede dar otro? El hermano Luis. Cuando sufre por el pecado, cuando ese pecado me duele, cuando no pasa desapercibido en mi vida. Otra persona más. Vamos a ver. Nelson. Yo considero que es muy fácil cuando uno tiene, o viene tratando a una persona. hay un antes y un después, y ese antes y un después es que motiva, coloca a uno en el lugar para uno apreciar la diferencia que hay entre una persona de un antes y un después, que es lo que se busca en todo el mundo. No debemos siempre andar como un ser viviente, no humano, que vivimos las rutinas. No, tenemos siempre que superarnos a lo positivo. O sea, ese cambio que tiene que haber entre lo que yo era y lo que soy. Excelente. Vamos a ver un primer parámetro, hermanos. Y este parámetro lo vamos a ver a la luz de Colosenses, capítulo 3, versículo 5. Colosenses, capítulo 3, versículo 5. La primera evidencia que hay de que una persona ha sido transformada de que una persona es nueva criatura, es que hay vida espiritual. Hay vida espiritual. Colosenses capítulo 3, versículo 5. Y pudiera sonar hasta un poco como misterioso. ¿Cómo eso de que hay vida espiritual? ¿Qué es eso? ¿Con qué se come eso? ¿Cómo se define ese cachú que le ponemos al pan? Vida espiritual. Bueno, hay vida espiritual, mis amados hermanos, cuando no solamente nosotros venimos a la iglesia o asistimos a los cultos, sino cuando nosotros tenemos una conciencia de lo que esto implica y cuando hay un deseo continuo de obediencia a la palabra de Dios. Cuando hay un deseo continuo por obedecer la palabra de Dios, está desarrollándose en nuestro ser un sentido de vida espiritual. Cuando esa transformación de nuestra vida va evidenciándose, como decía Luis, en un abandono progresivo del pecado, porque no quiero el pecado, como decía nuestra hermana, porque aborrezco eso que amaba, Entonces eso es un síntoma de que hay vida espiritual en usted. Y Colosense en el capítulo 3 lo describe de una manera maravillosa. ¿Cómo yo sé que hay vida espiritual en mí como nueva criatura? Cuando hago morir lo terrenal en mí. ¿Cómo dice Colosense? Haced pues morir lo terrenal en vosotros. ¿Y qué es eso terrenal que debemos eliminar para darle paso a la vida espiritual? Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. y en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo, cuando vivías en ella. Versículo 8, observen bien. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas, ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca, no mientan los unos a los otros, habiéndonos despojado del viejo hombre, Con sus hechos y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno. Cuando hay vida espiritual en mí, yo puedo palparlo. Cuando yo tengo control sobre mi ira, Porque es muy fácil, la primera parte en el versículo 5 podemos decir, bueno yo no fornico, yo no vivo bajo impureza, no tengo pasiones desordenadas, yo no soy avaricioso, ni soy idólatra. Si usted puede pasar el versículo 5, y usted está seguro que puede pasar el 8 en adelante. No hay ira. No hay enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas, mentiras. Hermanos mire, Si de todas ellas, yo todavía tengo que luchar mucho con una, en el tránsito de este país es con la ira. Porque mire, manejando aquí uno coge unos piques soberanos, mire que... Ay señor, contrólame. Como dice un tío mío, dice un tío mío, señor coge tú el timón, porque si tú me dejas a mí, Lo que yo voy a hacer. Hermanos y nosotros nos reímos, pero mire, más vale que lo cojamos así. Porque lo que sale de nosotros cuando cogemos esos piques. Mire. Usted sabe lo que sale. Eso es ira. Eso es ira, enojo. Y el enojo como que tú coges la ira y puedes estar tranquilo, pero cuando tú te enojas ya lo que quieres es expresar tu incomodidad, expresar tu inquietud, tu molestia. Y en ese contexto hermano, muchas veces nosotros nos damos lugar a la ira de Dios. Nosotros queremos tomar nosotros por nuestras propias manos. Pero una evidencia de que hay vida espiritual, hermanos, es que luchamos continuamente contra estas cosas. contra la ira, la mentira, el enojo, la blasfemia, cosas que nos acompañaban en nuestro viejo hombre. Y hoy, en nuestros días, hermanos, no hay una cosa tan adicta para las personas que hablan mentira. Revisen su vida, hermanos, porque a veces, hasta sin necesidad, la gente habla mentira. Es un hábito, lo hacen un hábito. Un hábito. Para cualquier cosa, siempre tienen... Ustedes no oyen una famosa frase que dice, óyeme, tú siempre tienes excusas. Todo el que da muchas excusas, busca lo que hay en el fondo. En los campos decimos, tú vives del cuento. Así decimos en mi campo. Óyeme, ese tipo es un cuentita. Ustedes saben lo que le están diciendo, ¿verdad? Un mentiroso. No crea lo que te dice porque de todo habla una gran mentira. Sabemos que hay vida espiritual en nosotros cuando luchamos contra estas cosas, contra la avaricia, contra la idolatría, contra la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia, las palabras deshonestas. Cuando luchamos contra la mentira, Y Colosense termina describiendo entonces lo que leímos en 2 Corintios 5, 17 que dice, despojados del viejo hombre con sus hechos. ¿No se parece eso a una nueva criatura? Las cosas viejas, dice Corintios, pasaron. No hay lugar en mi nueva vida espiritual para caminar como caminaba en la vida antigua. Esa transformación de la que habla Pablo entonces en la segunda carta a los Corintios 5.17 creemos que ha de evidenciarse en cada verdadero creyente y eso se evidencia y es más palpable en la medida en que nosotros crecemos en esa verdad de Dios. En la medida que conocemos más a Dios, entonces crecemos en el abandono progresivo de esas antiguas, antiguos deseos en lo que caminábamos. Más adelante, en el capítulo 13, el apóstol Pablo, de 2 Corintios, en el versículo 5, nos da una frase muy interesante que nos habla precisamente de ese deber que nosotros tenemos de examinarnos a nosotros mismos. Dice el versículo 5, examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe, probaos a vosotros mismos o no conocéis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros a menos que estéis reprobados. O sea que yo puedo evaluar mi vida de piedad, yo puedo evaluar mi vida como cristiano a la luz de que de los parámetros que Dios me ha dado. Y cuál es ese primer parámetro que hemos visto? Oh, yo debo revisar si en mi vida, luego de mi conversión, hay vida espiritual. Yo tengo que ver si hay vida espiritual. Y hermanos, las Escrituras, la Biblia, nos fue dada precisamente para que nosotros crezcamos en esas gracias que Dios espera de nosotros. Es interesante que el apóstol Juan en la primera carta, capítulo 5, versículo 13, él declara el propósito de la primera carta. De hecho, a mí me gusta mucho el libro de Juan porque es muy práctico esa primera carta. No el evangelio, sino la primera carta. Porque allí Juan usa un lenguaje muy de familia, muy cercano. Observen que continuamente la palabra hijitos míos se repite muchas veces en el libro y es dándole consejo a los creyentes de cómo deben vivir la vida, pero también diciéndole y hablándole de la seguridad que deben tener. Y él le dice en este versículo 13 de la primera carta. Estas cosas o escrito vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios para que sepáis que tenéis vida eterna y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. Para qué están estas cosas aquí que estamos evaluando? Cómo yo saber si soy un verdadero cristiano? Bueno, Porque si tú has creído en el Señor Jesucristo, tú necesitas tener la certeza, la seguridad de que el Espíritu Santo mora en ti. Y esa certeza y esa seguridad no viene dada por las emociones, no viene dada por mi sentimiento, sino por una verdad regeneradora, transformadora y renovadora en mi vida. ¿Que comienza con qué? Con saber si de verdad en mi vida, en mi caminar, existe vida espiritual. Ese es el primer parámetro. Entonces, si ya hay vida espiritual como segunda evidencia, y ahora sí vámonos a la primera carta de Juan, al capítulo uno, y vamos a ir caminando en orden progresivo en el capítulo. ¿Cuál es entonces la segunda evidencia de mi fe, de mi transformación, de esa nueva criatura? Bueno, según podemos leer aquí en los versículos 5 al 7 del capítulo 1, un andar en luz. Y observen que volvemos a referir a 2 Corintios. Cuando hablamos de un andar en luz, significa que hemos salido de dónde? ¿Cuál es lo opuesto a la luz? Las tinieblas. Vieja vida, nueva vida. Una vida que no era espiritual por una vida espiritual. Un caminar en las tinieblas por un caminar en la luz. Dice el verso 5. Este es el mensaje que hemos oído de él y os anunciamos. Dios es luz y no hay ninguna tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tiniebla, mentimos. y no practicamos la verdad. Verso 7. Pero si andamos en la luz, como él está en luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Entonces, yo puedo evaluar a la luz desde el principio si yo estoy caminando en la luz. Si me miento, Diciendo que estoy caminando en la luz, no estoy cambiando la realidad de mi vida. Lo que estoy es engañándome a mí mismo. Y es interesante, observen bien, si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tiniebla, o sea que hay tal cosa, se puede dar tal cosa de que andemos en tiniebla y digamos que andamos en la luz. Pero nuestras obras revelarán nuestro camino. Nuestras obras revelarán nuestro camino. No hay forma después de que yo pruebe ese limón, que me de agrio, que me digan que eso es china. Se puede parecer a la china, puede tener el tamaño de la china, pero es agrio. Y el limón es agrio y la china es dulce. O estoy en la luz, o estoy caminando en tinieblas. Y cuando caminamos en tinieblas, entonces volvemos al viejo hombre, que según sus hechos ya colosenses lo acabamos de ver. y todos los elementos que eso trae dentro de sí. Hay un elemento, pero no voy a tomar tiempo para explicarlo, del por qué Juan comienza diciendo aquí, Dios es luz. Tenía que ver con la creencia generalizada que había en esos tiempos. Y que los gnósticos, que eran un grupo que dominaban, propagaban que Dios no era luz, que era algo misterioso, esotérico, difícil de conocer, y que no todo el mundo tenía el alcance, y que solo algunos maestros podían conocer a Dios. Y cuando Juan viene entonces a aclararle a ello, no, no, no, pero espérate, espérate. Dios es luz. Y si él es luz, los que caminan con él también caminan en luz. Y esa luz viene de la revelación de su voluntad a través de su palabra. La revelación de su voluntad a través de su palabra. Nosotros podemos conocer la voluntad de Dios. Nosotros podemos ver cuál es el deseo de Dios. Conocemos el carácter de Dios, los atributos de Dios. Y a la luz de eso nosotros apelamos a ese Dios basado en qué? En lo que conocemos de Él. Por lo tanto Dios nos ha dado bastante luz acerca de Él, su carácter y su misericordia. Cuando vemos sus atributos sabemos que Dios es misericordioso, que es bueno, que es bondadoso, que es perdonador como hemos venido viendo. Entonces cuando yo camino a la luz de eso, entonces Dios es luz y los que caminan en él también caminan en luz y deben caminar en luz. Por lo tanto, ese caminar Ese caminar del creyente debe ser un caminar claro, debe ser un caminar transparente. De hecho, el verso 6, ¿qué es lo que dice? Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tiniebla, mentimos y la verdad no está en nosotros. Y si la verdad no está en nosotros, entonces nos hemos sido transformado por el Espíritu Santo. Es como que una cosa trae a la otra. Ahora, la palabra que Juan utiliza aquí cuando dice que caminamos, andamos, es la palabra griega peripateo. Y lo que describe esa palabra no es caminar por un camino. Es nuestra vida, lo que hacemos, cómo vivimos y cómo nos comportamos. Cuando decimos lo que andan es lo que viven, se comportan y actúan. Eso es lo que envuelve la palabra peripateo. Cuando en griego se usa esta palabra, lo que están diciendo es tu forma de vida. Si decimos que andamos, o sea, que nuestra forma de vida está en tiniebla, entonces mentimos y la verdad no está en nosotros. No se refiere a como que vamos por un camino, sino a nuestra forma de vida. Entonces, En tercer lugar, o la tercera evidencia que yo puedo analizar, que yo puedo ver en las escrituras, el tercer fruto que debe haber en mí para saber que yo he sido transformado, que yo he sido trasladado de las tinieblas a la luz, como declara Efesios capítulo 2, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. ¿Y entonces qué hizo el Señor? Nos dio vida juntamente con Él. Y una evidencia de que estamos En la vida, entonces es que reconocemos el pecado y luchamos contra el pecado. Me gusta mucho la palabra que el hermano Luis usó ahorita. Me duele. El pecado me duele. Y yo no sé, hermanos, cuántas veces usted ha tenido la experiencia de llorar porque usted sabe que ha pecado, que ha metido la pata hasta donde ya no cabía más, porque si cabía algo más iba a irte entero. Es un término que usamos cuando sabemos que no hemos equivocado grasamente, que hemos pecado contra Dios, que hemos pecado contra su iglesia, que hemos pecado contra alguna persona. Y eso nos pasa. No estamos diciendo que no nos pase. Pero lo que evidencia, si realmente tú eres cristiano, no es el hecho de que tú no pecas. sino de que cuando pecas, ¿cuál es tu reacción? ¿Cómo tú reaccionas? ¿Tú eres de los que reconoce su pecado como David reconoció el pecado? Cuando Natán fue, le dijo a David en aquella historia, mira, y un hombre rico tomó una oveja. Hermanos, el sentido de justicia de David estaba alto, porque ustedes recuerdan cuál fue la reacción de David. ¿Y quién fuese digno de muerte? ¿Qué le dijo Natán? Ese hombre, rey, eres tú. ¿Cuál fue la actitud de David ante esa reprensión? Sáquenme a Natán de aquí. Eso no fue, ¿verdad? ¿Recuerdan cuando estudiamos las semanas anteriores la vida del rey Acap? Cuando Micaías le dijo la verdad al rey Acap, ¿qué fue lo que hizo Acap? Lo metió preso. Tránquenlo. Y le digo, José Fatue, que yo siempre te he dicho que ese tipo no me profetiza nada bueno. Porque hermanos, mucha gente viene a nosotros, pero no porque quiera escuchar la verdad. No es porque quiera escuchar un buen consejo de nosotros. Es porque quieren que nosotros les digamos lo que ellos quieren oír. Oiga bien. Y si nosotros hacemos eso, ¿qué estamos haciendo? Pecando. Estamos pecando. No estamos siendo fiel a la verdad. Fiel a lo que el Señor quiere para la vida. Entonces, esa lucha continúa con el pecado. Ese reconocer mi pecado es una evidencia de que estamos siendo transformado por el poder del Espíritu Santo. Leamos el versículo 8 y 9 del capítulo 1. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Pero lo interesante es el verso 10. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel Y es justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Versículo 10. Si decimos que no hemos pecado lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros. Entonces el cristiano peca. Claro que sí. Nosotros somos santos posicionados pero no consumados. Que si peca o no peca, claro que vamos a pecar. Ahora, ojo hermanos, cuando decimos eso, ponemos la nota de balance al lado. Como creyente, una evidencia de nuestra transformación es que no vivimos practicando el pecado. Una cosa es que en momentos circunstanciales usted pueda caer en un determinado pecado o desobediencia delante de Dios. Y otra cosa es que usted viva continuamente pecando. Porque ya lo leímos. Y lo vamos a ver más adelante. El que practica el pecado es del diablo, no de Dios. Entonces, si usted vive practicando el pecado, aunque usted tenga una iglesia, usted es lo que es un hijo del diablo. Aunque usted diga lo contrario. Aunque usted viva diciendo lo contrario. Una evidencia de un verdadero cristianismo es su lucha con el pecado. Y a veces nosotros tenemos personas a nuestro alrededor, hermano, que lo vemos con una lucha titánica con el pecado. Titánica. Luchando con su boca. Porque miren, A muchos de nosotros el Señor nos trajo con una boca muy dura. Nos trajo con una boca como la de Bunyan. Un pastor describía a Juan Bunyan cuando comenzó su cristianismo como el gran blasfemo convertido. Pasó de ser un blasfemo a un hombre que ama al Señor. Y hermanos, la evidencia que Buchan tenía que dar en su vida, de esa transformación del Espíritu Santo, era una lucha continua con su boca. Con su boca. Y así cada uno de nosotros ha tenido que luchar por muchos años en el Evangelio con algún área de nuestro carácter, con áreas de nuestras vidas, que nos llevan al pecado. Que nos llevan al pecado, como les decía ahorita, la mentira. ¿Cuántos cristianos todavía siguen luchando con la mentira? Es un problema serio. Ahora, cuando usted ve a un hermano que habla mentira, como si nada, y vuelve y habla mentira, y me habla mentira a mí, y le habla mentira a aquel, entonces dice, no, no, no, pero espérate que hay algo raro. Porque aquí no se está evidenciando una vida nueva. Aquí no se está evidenciando una lucha con el pecado. Aquí no se está evidenciando un andar en luz. Cuando se viene a ver ese hermano, lo que necesita es una gran reprensión a ver si realmente se convierte. Una gran reprensión. Y si somos nosotros mismos, mire, no se sigue engañando. Vaya al Señor. Confiésele su pecado, reconozca su pecado. Pídale al Señor que le ayude con su pecado. Pero no es posible que una nueva criatura duerma con el pecado. ¿Se complazcan en el pecado? ¿Caminan en el pecado? No puede ser. Si decimos, versículo 9, si confesamos nuestros pecados. Si hay una vida de confesión continua delante del Señor. Y si una persona dice que es creyente, debe vivir una vida que se conforma a lo que conocemos y sabemos del carácter de Dios. A lo que sabemos y conocemos del carácter de Dios. Esto significa que todo creyente va a luchar continuamente con su pecado. Va a luchar con su pecado. La confesión de fe cuando habla en el capítulo me parece que 17 de la perseverancia de los santos. Habla precisamente de que Dios en su providencia permite que muchos de nosotros caigamos en ciertos pecados y muchas veces permite que aún durante un tiempo estén bajo el dominio de ese pecado. Pero lo que dice la confesión de fe adelante es más interesante. Pero si son verdaderos creyentes, no permanecerán en ese estado. ¿Por qué? Porque ellos reconocerán su pecado, abandonarán su pecado y volverán a donde? volverán a Dios a confesar su pecado. Y el mejor ejemplo que podemos tomar en la escritura para eso es el hijo pródigo. ¿Qué fue lo que hizo? Tomó su dinero, se fue, se lo vaciló, dice él que se lo gozó, lo gastó, lo malgastó, dice la escritura, vivió en sus deleites hasta que se quedó sin nada. Cuando se quedó sin nada, terminó en una pocilga que representa muy bien lo que es la pocilga del pecado en el mundo, terminó en la pocilga. ¿Y qué recordó en la pocilga? Recordó a un padre que es bueno. Cuando el creyente se aparta y permanece por un tiempo fuera de los caminos del Señor, el Señor lo llevará a lo más profundo de la pocilga. ¿Saben para qué? Para que allí reconozca que Dios es bueno, que Dios es perdonador, que Dios es misericordioso, que Dios es justo y que la consecuencia de su pecado son esas. Y cuando nosotros nos levantamos de la pocilga y venimos a Dios y confesamos nuestro pecado, ¿qué hace el Señor con sus hijos? Al hijo que ama lo va a disciplinar, lo va a disciplinar al hijo que ama. Pero cuando él llegó, ¿qué fue lo que dijo el hijo pródigo? ¿Confesó? Es pecado. Él no llegó allí diciendo, ah, lo que tú me diste fue poco, por eso yo vine, porque entonces, mira lo que me pasó, se me acabó todo, se me acabó todo, me quedé sin nada, y mira ahí donde tú tienes fulano, es muy cómodo, muy bien, así si bien, dame la otra parte de mi herencia. No, hermanos. reconoció en la casa de mi padre por eso es hermano que yo tengo la firme convicción por las escrituras de que muchos se apartan de la fe y durante un tiempo pueden vivir en pecados groseros en la pocilga del pecado en el mundo pero nuestra actitud nunca debe ser Abandonar por completo la oración por esas personas, sino orar a Dios y decirle, padre, si es tu hijo. Voy a usar una palabra de nuestra hermana Casilda, frustra su camino y tráelo de nuevo a tus pies. Sobre todo cuando personas que han estado con nosotros. Personas que por años han estado con nosotros en nuestra iglesia y que por una u otra razón hoy no están. Nuestro corazón no debe ser el justiciero. Nuestro deseo debe ser padre. Si es tu hijo, tráelo. Y con esas palabras, muchas veces nosotros podemos consolarnos, hermanos, en esperar en la providencia del Señor. Si no vuelve, es la evidencia de que no era de nosotros. Juan lo dice, salieron de nosotros porque no eran de nosotros. Si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido. Si no vuelven, Es una evidencia de que no era, pero yo voy a orar para que el Señor lo traiga. Y debemos orar con esa intención, con ese propósito, hermanos. Porque una evidencia de que real y efectivamente somos creyentes y estamos en el camino verdadero, es ese dolor continuo por el pecado, es esa confesión continua por el pecado. Cuando tú, mi amado hermano, pecas contra tu esposa, es un buen ejercicio de tu vida cristiana confesar el pecado, primero delante del Señor, luego delante de tu esposa. Y hermanos, sean específicos con el pecado, porque a veces nos quedamos, nuestro orgullo nos lleva nada más a decir, mira, perdóname, yo sé que lo que hice no está bien. Ponle nombre a lo que hiciste. Porque cuando ponemos nombre, duele. Pero lo dejamos general. Y los hombres somos expertos en eso. La mujer un poco más expresiva. Y a veces puede decir, mira, mi amor, perdóname. Mi conducta no fue la de una mujer cristiana que ama a Dios. Yo no debía actuar de esta manera. Pero nosotros los hombres somos duros, hermanos. Ese orgullo que hay ahí adentro, mira. Perdóname por haberte mentido, por haberte maltratado, por haberte vejado, por haberte... Eso es pesado. Pero saben que, mis queridos hermanos y hermanas, eso es una evidencia de nuestra fe. Eso es una evidencia de que hemos sido y que estamos siendo transformados continuamente por la palabra de Dios y que estamos siendo transformados por el Evangelio. Hasta ahora hemos visto tres de ocho evidencias que traje, pero se me fue la hora. Así que si el Señor lo permite, en una próxima clase vamos a terminar de ver el libro de Juan y las evidencias que hay allí, los frutos a la luz de los cuales nosotros podemos examinar nuestras vidas, como dice el versículo 5 del capítulo 13, examinaos a vosotros mismos y probados para ver si está en la fe. Hasta ahora solo vimos, debe haber vida espiritual como efecto de esa transformación, debe haber un caminar, un andar en la luz como producto de la obra regeneradora del Espíritu Santo y debe haber un reconocimiento y una lucha continua por el pecado. en una próxima clase, entonces pasaremos al capítulo 2 y seguiremos examinando en todo el libro de Juan, cuáles son las evidencias que hay allí, a la luz de la cual nosotros podemos examinar nuestra fe, nuestra vida cristiana. Y hermanos, para terminar, le quiero recordar, el propósito de ver esto, no es que usted empiece a juzgar a los demás, es que usted empiece a evaluarse usted. Usted, en primer lugar, y que tenga un parámetro bíblico sobre el cual usted pueda, entonces, a la luz de la palabra de Dios, ver su vida e ir, si no está caminando de conformidad con esto, delante del Señor en arrepentimiento y fe, buscando que el Señor real y efectivamente transforme su vida, como revela 2 Corintios 5, y le haga una nueva criatura. Y el versículo 17 dice, según Dios, sea una criatura según Dios, no según los hombres. Amén. Oremos entonces. Padre, te damos gracia por acercarnos a tu palabra y que podamos evaluar a la luz de estos principios nuestra vida de fe. Concédenos la gracia de ser fieles, de ser veraces a la hora de nosotros evaluar nuestra vida. a la hora de evaluar nuestra fe, de examinarnos, de probarnos a la luz de tu palabra. Bendícenos pues y guíanos en lo que resta de este tu día santo, pues te lo pedimos en el nombre de Jesús.
¿Cómo yo sé si soy cristiano? #1
Series ¿Soy cristiano?
¿Cómo yo se si soy cristiano?
Sermon ID | 19221425451446 |
Duration | 57:23 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | English |
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