
00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
que se ha estado compartiendo en los últimos días. Hoy estamos estudiando bajo el tema protegido por su presencia y tendremos dos lecturas. La primera, dos lecturas bíblicas. en las Sagradas Escrituras. La primera se encuentra en Génesis, capítulo 39, verso 2, y la segunda se encuentra en Filipenses, capítulo 4. Así que yo le invito, por favor, a que usted se anime, vaya corriendo, busque una Biblia y manténgala allí en esas dos citas bíblicas. La primera, Génesis 39, 2, lo leemos al principio, algo breve. Y al finalizar la lectura del libro devocional, entonces leemos a Filipenses capítulo 4. Así que le doy unos segundos para que busque su Biblia en físico y me acompañe. muy bien entonces vámonos a Génesis capítulo treinta y nueve verso dos nos dice así la palabra del señor el señor estaba con José que llegó a ser un hombre bien específicos que podemos extraer de esta lectura basada en este pasaje bíblico. Acompáñenme con la lectura. Si está a su alcance y puede ver acá, pues lea conmigo. Nos dice así, no hay mejor lugar para servir a Dios que donde Él te ha colocado. No existe un trabajo intachable, una familia sin falla, ni un conjunto de circunstancias sin problemas. los que estamos buscando constantemente la vida ideal y nos olvidamos de que la perfección se encuentra solo en el cielo, nos lanzamos hacia un camino marcado por desilusiones frecuentes. nos quedaríamos cortos si dijéramos que las condiciones que José experimentó fueron menos que ideales. Después de comenzar su vida como objeto del amor especial de su padre, se encontró siendo objeto de las transacciones de traficantes de esclavos. La seguridad de su hogar familiar fue reemplazado con las cadenas de la esclavitud. Como José, todos vemos cómo nuestras circunstancias cambian con el tiempo. Podemos alejarnos de nuestro hogar de toda la vida, nuestros seres queridos pueden enfrentar problemas o alguna dificultad financiera o de salud. Pueden golpearnos de manera inesperada. Pero pocos de nosotros hemos experimentado un colapso tan precipitado como el de José. Y si te ha sucedido, qué alentador es saber que la Escritura incluye historias de la intervención de Dios en la vida de personas como tú. Podemos pensar que José tuvo todas las razones para huir, esconderse, o rendirse, o para revelarse. No obstante, la presencia de Dios lo condujo a través de cada valle hasta la salida. José no recibió protección de sus circunstancias. Él recibió protección en medio de sus circunstancias. Fue protegido por la presencia de Dios. Aquí hay una lección para nosotros. Nunca es la perseverancia, el conocimiento, ni la sabiduría del creyente lo que lo protege. En cambio, el siervo de Dios es protegido por la misma presencia de Dios. Es natural para nosotros pedirle a Dios que cambie nuestras circunstancias, que se lleve las grandes dificultades o que nos saque de las pruebas. Miramos a nuestro alrededor y pensamos, nunca me inscribí para esto. y comenzamos a creer la mentira de que todo estará bien si tan solo podemos alejarnos de nuestros problemas o si éstos se desvanecen. Sin embargo, la realidad es que, sin importar a dónde vayamos, Los problemas vendrán y la perfección será difícil de encontrar de este lado del cielo. Nuestro único refugio, como dice el salmista, es el Señor. Salmo 11, 1. Dios pudo haber ordenado de manera diferente la vida de José. En cambio, él escogió permitir que los eventos sucedieran de la manera que lo hicieron. Dios lo permitió así. Su propósito fue que en los peligros y aflicción él sustentaría a su siervo. El Señor no estuvo menos con José mientras caminó encadenado y se sentó en el mercado de esclavos que cuando fue saltado con respeto y prominencia en la casa de su amo. Y la presencia del Señor está con nosotros también. De hecho, Él nos ha prometido Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Eso nos dice Mateo 28 20. En el valle y también en la cima de la montaña. En qué situación te ha colocado Dios hoy? ¿Y cómo saber que él está ahí contigo y tiene un trabajo honroso para ti? ¿Ahí cambiará tu perspectiva de las circunstancias que habrías escogido y de las que seguramente no? Buena pregunta, mis hermanos. Fin de la lectura. Ajá. interesante esto que nosotros podemos ver acá, interesante lo que podemos considerar en esta meditación, que también nos desafía a nosotros a tomar muy en serio cuando llegan los problemas a nuestras vidas. Te invito a que consideres conmigo la carta del apóstol Pablo a los filipenses, su capítulo cuatro, y vamos a leer desde el verso cuatro hasta el verso trece. Filipenses, capítulo cuatro, versos cuatro al trece. Nos dice así la palabra del Señor. Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré. Regocíjense. La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estén afanosos. Antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten. Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes. Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin han reavivado su cuidado para conmigo. En verdad, antes se preocupaban, pero les faltaba la oportunidad. No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza y sé vivir en prosperidad. en todo y por todo he aprendido el secreto, tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Fin de la lectura. Tremendo esto también que nos lleva a nosotros a saber vivir siempre conforme a la esperanza que tenemos como creyentes puesta siempre en el Señor y no en las circunstancias del momento. Eso es lo que nosotros podemos aprender a través de esta meditación en esta noche. Vamos a orar, vamos a aclamar al Señor. Yo quiero que estemos orando por un familiar de una de nuestras hermanas acá en la iglesia que ha sufrido un accidente en la ciudad de Nueva York. están pasando por una prueba ya que también otro familiar allí eh sufrió una un accidente mientras estaba acá hace ya un tiempecito atrás en la República Dominicana. Así que oremos, oremos porque precisamente esa meditación que hemos tenido bien podría aplicar a estas vidas, a estas a estas casas donde eh quizás Dios está Señor, llamarle la atención, ¿verdad? Quizás el Señor le está invitando a que sean tiempos en los cuales ellos puedan poner su confianza, puedan poner su esperanza en las manos del Señor. Así que yo les invito, por favor, que usted se una conmigo, que usted también clame al Señor, que usted pida al Señor por esta familia. Y si tiene alguna petición, pues, como les he dicho en otras ocasiones, pues también únase, únase a estos tiempos de oración, compartiendo sus motivos de oración, y si usted tiene alguna acción de gracias o alguna sugerencia, también háganosla llegar por los medios que están a su alcance. Así que, oremos al Señor, clamemos a nuestro Dios. Dios es bueno. En todo tiempo, Dios es bueno. Oremos. Soberano Dios y Padre, tú que moras en las alturas de los cielos, en esta noche al acercarnos a ti, Padre, queremos exaltarte y glorificarte porque tú eres nuestro Dios, tú eres nuestro creador, tú eres nuestro sustentador, tú eres nuestro Dios poderoso, nuestro Señor. Gracias, Padre. Gracias, Señor, porque nos das este privilegio de nosotros acudir a ti en oración. de presentar delante de tu presencia nuestras necesidades, nuestros momentos difíciles también, y también clamar, Señor, por esos momentos en los cuales, desde el punto de vista humano, o quizás no tengamos una salida, en ese momento quizás no sabemos por qué ocurren las cosas, así como José en su momento, pudo pensar que su vida haciéndolo bien, haciéndolo correcto, pues su vida iba de mal en peor, señor. Pero tú lo tenías preparado para que él fuera el instrumento que cuidara esa línea genealógica a través de la cual vendría nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Padre, a pesar de que quizás nosotros no tenemos, señor, pues este privilegio de tener en nuestra línea genealógica algo que merezca la pena ser preservado. Nosotros sí, en cambio, reconocemos que tú eres un dios misericordioso y bondadoso. Padre, y que toda situación adversa que ocurre a nuestro alrededor, que ocurren en diversas familias, pues tú las permite porque a través de ella para bien tú te has de glorificar, o para llamar la atención, o para traer juicios, Señor. Pero queremos pedirte de una manera especial, Señor, por esta familia, que están siendo afectadas por este accidente de este Señor, Señor. Te suplicamos, Padre, que tú obres allí, que tú puedas traer paz, calma, en medio de la tormenta, de la preocupación, de la incertidumbre, que ellos puedan acudir a ti, Señor, puedan entregarse por completo a ti, señor. Puedan poner sus vidas, sus deseos más profundo en tus manos, señor, y allí tú glorificarte, padre. Al igual que toda familia, señor, que puede estar pasando por cualquier problema, percance, padre. Condúcelos a ti, señor. Muéstratele, señor, te lo suplicamos a través de estos medios que tú has provisto. a través de la lectura de tu palabra, la proclamación de tu palabra, Señor. Oh Dios, concede que estas vidas sean esos terrenos fértiles donde la semilla del evangelio pueda ser sembrada, pueda crecer, pueda ser prosperada y pueda llevar fruto, Padre. Están en tus manos, Señor. También te suplicamos que si es tu voluntad, tú puedas traer recuperación pronta para aquellos que están enfermos. aquellos que están quebrantados, señor. Pero ante todo, padre, si aún no te han conocido, dale ese regalo inmerecido de que te conozcan a ti y a Jesucristo, a quien has enviado, señor. Concédeles esto también, padre, sanidad del alma, al igual que sus cuerpos físicos, señor. Gracias, Padre, gracias, Señor, porque nos das este privilegio de poder acercarnos delante de ti, de poder también interceder por las vidas de otras personas. Danos, Señor, esa gracia siempre de poder apartar estos tiempos donde podamos poner nuestra esperanza, nuestra confianza en ti, Señor. Esto te lo suplicamos, padre, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro señor y salvador personal. Amén y amén. Muy bien, mis hermanos, un placer, un placer que estemos de nuevo acá conectados, escuchando este esta meditación y orando y pasando un rato delante de la presencia del Señor como Dios manda. Espero verles mañana, si Dios quiere. Bueno, mañana no tenemos transmisión, pero si usted gusta y me escribe y quiere a un tiempo de oración con un grupo de hermanos de otras iglesias, de otros lugares, pues escríbame y con gusto le estaré pasando el enlace desde donde nos conectaremos. Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y por estos medios nos volveremos a ver, si Dios quiere, el próximo jueves. Que la pasen muy bien. i
devocional: PROTEGIDO POR SU PRESENCIA
Series Tiempos Devocionales
No hay mejor lugar para servir a Dios que donde Él te ha colocado. No existe un trabajo intachable, una familia sin falla ni un conjunto de circunstancias sin problemas.
Begg, Alistair. Verdad para vivir: 365 devocionales diarios (p. 105). Poiema Publicaciones. Edición de Kindle.
Acompáñame a un tiempo devocional al finalizar el día, dónde meditamos, consideramos una porción de las escrituras y luego tenemos un tiempo de oración comunitaria.
Haznos llegar tus motivos de oración, acciones de gracias o inquietudes en el chat o a través del número: +1(809)234-7795 y el correo electrónico: [email protected]
Sermon ID | 1312403275124 |
Duration | 18:49 |
Date | |
Category | Devotional |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.