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En estos últimos domingos hemos estado estudiando o respondiendo a la pregunta ¿Cómo saber que soy un cristiano? ¿Cómo saber que soy un cristiano genuino? Y la pregunta surge Porque muchas veces el cristianismo está cifrado a una declaración de un momento determinado de fe, a un levantar las manos en una campaña evangelística, a un pasar al frente durante un llamado dentro de un contexto de evangelismo. Pero otras veces el cristianismo está cifrado o marcado. Por el hecho de visitar la iglesia. Y las personas entienden en ese contexto que son cristianos, porque yo voy a la iglesia, yo pasé al frente, yo levanté la mano o yo repetí la oración del pecador con una persona en un momento determinado. Pero lo que nosotros vemos en las escrituras es que, aunque ciertamente el confesar con nuestra boca es un elemento que es parte de la conversión, no es menos cierto que es la transformación de nuestro corazón a través de la palabra de Dios la que evidencia un crecimiento real y efectivo en la fe. A la luz de eso, nosotros veíamos en la segunda carta a los Corintios capítulo 5 y verso 17, donde el apóstol dice, lean conmigo. Segunda, los corintios, capítulo 5, verso 17 y 18. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es las cosas viejas pasaron y aquí todas son hechas nuevas. y todo esto proviene de Dios quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Así que podemos observar que el texto en la segunda carta a los Corintios nos da un parámetro o una idea que se tiene que evidenciar en aquellos que dicen que son cristianos para validar, confirmar o endosar esa realidad que ellos dicen. Y la primera palabra que el apóstol trata aquí es nueva criatura. de modo que si alguno está en Cristo, o sea, si alguien ha creído en Cristo, si alguien ha abrazado a Cristo. Esa persona entonces pasa a ser una nueva criatura y esa nueva criatura tiene que evidenciarse, tiene que conocerse por parámetros distinto a lo que tenía hasta ese momento. Cuando usted toma una ropa que se ha manchado o cuando usted se ha ido al campo y ha caminado mucho en el lodo, ha cargado plátano, ha hecho muchas cosas, usted llega a la casa con la ropa sucia y hasta con manchas. Pero cuando su esposa agarra esa ropa, la mete en la lavadora, la lava, cuando usted la ve, ¿cuál es la expresión? Óyeme, pero quedó nuevecita. Pero la expresión quedó nuevecita es porque no tiene un solo rasgo del sucio que tenía al momento de lavarla. Es así como pasa con el hombre. El hombre está manchado por el pecado. El hombre, la mujer está sucio por el pecado. Se encuentra en tinieblas por el pecado y la sangre de Cristo lo lava, lo limpia. Y lo hace qué? una nueva criatura. Por eso, cuando alguien ha experimentado la salvación que es en Cristo Jesús, entonces nosotros lo vemos y decimos wow, está nuevecito. Está ausente de esas mañas, de esos vicios, de esas costumbres que tenía cuando vivía en su antigua vida. Por eso, dice el apóstol Pablo, es una nueva criatura o a la luz de lo que nos enseña el Señor Jesucristo en Juan capítulo 3 los versículos 8 en adelante hablando de Nicodemo y él le hablaba de nacer de nuevo y ese nacer de nuevo es nacer a una realidad espiritual que el hombre empieza a experimentar con la conversión. El otro término que hemos estado trabajando lo encontramos en Colosenses 3 cuando habla que el nuevo hombre, la nueva criatura, el que ha nacido de nuevo, es que es un hombre que se ha vestido y Pablo usa el término vestido del nuevo hombre, el cual conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando. O sea, el evangelio provoca en nosotros un cambio de vida, un nuevo nacimiento por la fe y también un nuevo vestido. Entonces, a la luz de esas realidades, cómo yo puedo identificar cuáles son las perlas, cuál es el vestido con el que ese nuevo hombre va a caminar una vez que ha experimentado la salvación en Cristo Jesús. Y es entonces donde nosotros hemos estado trabajando en todo el evangelio de Juan. Vayamos ahora a la primera carta del apóstol Juan. Y nosotros comenzamos en el versículo 1. A ver cuáles son las perlas ¿Cuáles son las características? ¿Cuáles son las prendas de ese vestir que nos identifican como cristianos? Y voy a poner un paralelismo un poco hasta jocoso en nuestro contexto cristiano. Pero hermanos, yo le voy a hacer una pregunta y yo estoy casi seguro que ustedes van a responder en su interior con claridad. ¿Conocemos o no conocemos cuando un mormón va en la calle? Característica, camisa blanca, manga corta, una colbata negra y un pantalón negro. Usted se da cuenta, puede ir donde sea. Hay un mormón. De una vez se identifican por la ropa. Y su bicicleta, dice el hermano. Pero a lo que quiero llevarles es que la ropa muchas veces nos identifica rápidamente. ¿Cuál es el vestido del cristiano que la gente puede decir? Mira, ese hombre, esa mujer, ese joven es un verdadero cristiano. Y lo empezamos a estudiar desde el capítulo 1 y lo primero que veíamos es que esa vida nueva se tiene que identificar porque hay vida espiritual. Pues hemos pasado de muerte a vida. Hemos pasado de muerte a vida. Esa es la nueva criatura. Aquel que el libro de Efesios relata que el Señor levantó, lo trajo de las tinieblas a la luz. En segundo lugar, nosotros vimos que eso tiene que ver con un andar en luz a la luz de lo que nos enseña la carta de Juan capítulo 5 y dice ese es el mensaje que hemos recibido, que hemos oído de él y os anunciamos Dios es luz y no hay tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión los unos con los otros y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. En el mismo capítulo cinco, versículos ocho y nueve, vimos que una característica fundamental de aquellos que han abrazado la fe en Jesús, que son verdaderos cristianos, se identifican porque reconocen su pecado y luchan continuamente contra ese pecado. También porque guarda la palabra de Dios. Y cuando mencionábamos esto, dábamos la ilustración de ese custodio que guarda con la intención de que no se le escape ese don, ese objeto o esa persona que han puesto bajo su cuidado, o sea, es guardar, atesorar, tener en sí mismo. En quinto lugar, vimos en el capítulo 2 y versículos 6 que aquellos que son verdaderos cristianos se identifican porque permanecen en él y andan como él. permanecen en la fe y andan como Jesús. Y ese andar como Jesús tiene que ver con la forma en como nosotros ejercitamos los dones que Jesús mismo tenía. Hablamos de amor, de perdón, de misericordia, de bondad. Ejercitarnos en esas gracias que nuestro Señor continuamente mostró en su caminar en esta tierra. En sexto lugar, vimos que también son identificados porque aman a otros cristianos. Y este principio se ve tanto en el capítulo 2 como en el capítulo 3, hablando del cuidado que tienen los hermanos los unos por los otros y cómo ese amor genuino es un identificador de aquellos que real y efectivamente aman al Señor. Es imposible decir que amamos a Dios, nos enseña Juan, y que a la vez aborrecemos al hermano. Dice el Evangelio de Juan en ese sentido, que quienes los hacen son mentirosos. Capítulo 2, versos 6, 7. Hermano, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio. Y este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, se escribe un mandamiento nuevo que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando y la luz verdadera va alumbrando. Y observen el verso 9. El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. Si yo digo que amo a Dios, pero no amo a los hermanos, la luz no me ha resplandecido. lo que hay y sigue habiendo en mi corazón es tinieblas. Ahora, cuando yo amo a ese hermano, que lo conocí en esta iglesia, que como Pablo dice, de Filemón fue engendrado en sus prisiones, cuando yo me identifico con mi hermano, me preocupo por mi hermano, oro por mi hermano, entonces yo estoy evidenciando que mi corazón real y efectivamente ha sido transformado por la palabra de Dios. Ahora, En esta última clase, vamos a ver en el versículo 29, en adelante del capítulo 2, otras características. En el capítulo 29 del versículo 2, que fue donde nos quedamos la semana pasada, dice, Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de Dios. Un verdadero creyente, entonces, ha de identificarse porque hace un uso correcto de la justicia. Y cuando hablamos de justicia en este sentido, no estamos hablando de aquella justicia que viene como consecuencia de creer en el evangelio. No es a la que Pablo se refiere en el capítulo cinco cuando habla justificado, pues por la fe tenemos paz para con Dios, sino que esta justicia, más bien la justicia de nuestros hechos, cómo nosotros nos comportamos y actuamos en consecuencia a la circunstancia en que nos vemos envuelto con otro. ¿Es usted un empleador y paga un salario justo a sus empleados no engañándole? Eso es justicia. ¿Es usted de aquellos que puede tender la mano a aquellos aún cuando no lo necesitan? Usted está ejerciendo una característica de Dios que le hace parecerse a Dios. Usted no tiene acepción de persona. Usted no camina como caminan otros hombres. Y esto es una evidencia de que hemos nacido de nuevo. Es interesante que el texto dice, si ustedes saben que él es justo, o sea, habla de una base, de un conocimiento, o sea, sabemos que Dios es justo. Como consecuencia, nosotros tenemos que imitarlo, y eso tiene que ver con lo que veíamos en el versículo 6. Si ando como él anduvo, y él era justo, ¿qué se espera de mí? Que yo sea justo. Si él es santo, ¿qué se espera de mí? Que yo sea santo, porque yo soy Como Él, camino como Él, ando como Él. Entonces, cuando nosotros hablamos de que es justo, debemos asumir que permanecemos en la palabra y en el amor de Cristo. Por consecuencia, nuestra lealtad, nuestra obediencia debe ser a ese Señor al que nosotros decimos que creemos. Y muchas veces, hermanos, Cuando nosotros practicamos la justicia en este sentido, a la gente no le parece bien. ¿Recuerdan el texto que veíamos días anteriores? En el que el hombre va y llama a unos jornaleros a las 9 de la mañana, a otro lo llamó a las 12, a otro lo llamó a las 5 de la tarde, y comenzó a pagar en el orden contrario a como lo llamó. Yo me imagino que si a los primeros le hubiesen pagado alanta y se iban, hay un refrán dominicano que dice, ojo que no ven, corazón que no siente. Ellos se iban a ir sin ningún problema. Pero hay una enseñanza grande aquí, por eso el señor comenzó al revés. Comenzó dándole un denario que era el salario de un día de trabajo a los que trabajaron una hora. ¿Y qué hicieron los primeros? ah pero si a ellos le dieron un denario a nosotros yo me imagino que nos dará tres o cuatro sin embargo le dio un denario y la pregunta es fue justo el señor al pagar claro que sí evidentemente que sí pero las personas muchas veces nos juzgan a nosotros por lo mismo o por la misma circunstancia que juzgaron al señor nosotros podemos hacer con lo que es nuestro, como entendamos que es mejor, no como los demás entiendan que es mejor. Ahora, el parámetro aquí, hermanos, es la justicia. Yo puedo hacer lo que me parezca que es mejor sin dejar de cumplir lo que he prometido. A partir de allí tengo libertad para hacer, pero no puedo hacerle bien a otro quitándole o arañando aquel que ha cumplido con su compromiso y con quien yo mismo he asumido ese compromiso. En Proverbios capítulo 12 y versículo 5 nos da un parámetro de cómo piensan los hombres que son afectados por esa justicia que es en Cristo. Dice, los pensamientos del justo o de los justos son como rectos. Observen que esa justicia tiene que ver hasta con un pensamiento recto. Con la forma en como nosotros pensamos. ¿Qué es lo bueno delante de Dios? ¿Qué es lo que yo prometí? Y en ese sentido, hermanos, debemos ser cuidadosos hasta con nuestros hijos. Porque es un acto de injusticia prometer algo a nuestros hijos y luego no cumplirlo. Nuestros pensamientos no están siendo rectos. Asegúrese de lo que usted le puede, que lo que usted prometa lo puede cumplir. Y los niños son insistentes. Son insistentes. No, no. Y ellos quieren que le prometamos. Ellos te dicen, papi, tú me lo prometes. Y nosotros caemos en la trampa para salir de ellos. ¿Y saben qué le decimos? Que sí. Pero luego no cumplimos. Cuando no cumplimos, le estamos enseñando a nuestros hijos o le estamos dando una señal equivocada a nuestros hijos. Yo he caído en ese gancho un par de veces. Y cuando logro atraparlo a tiempo, digo, no papá, yo no puedo prometerte algo que yo no estoy seguro que pueda cumplirte. Y se da con nuestros hijos, se da con nuestras esposas o esposos, y se da en el contexto laboral, en nuestro contexto del trato con los hermanos. Proverbios 15, versículo 28 dice, el corazón del justo medita cómo responder. Y esa es la respuesta a ese dilema. Nosotros estamos meditando antes de dar respuesta de las cosas a la cual se nos está comprometiendo. Un ejercicio que debemos siempre hacer es, aunque tengamos la respuesta, hacer una pausa. Piénsalo. Evalúa si tú puedes o no puedes. Porque una vez prometa, la misma Escritura dice, aunque hacen daño tuyo, cumple. Cumple. Sí, pero es que cuando yo te lo dije, yo no calculé que yo iba a tener esa pérdida. Yo no calculé que iba a pasar aquello. Sí, pero es que si tú eres un hombre justo, aunque estés perdiendo, tú vas a cumplir con tu palabra, porque Dios está de por medio. Tu testimonio y el testimonio de Dios está de por medio. ¿Qué terminarán diciendo si tú no cumples? Por eso es que yo no creo en evangélico. No, pero mira, fulano es cristiano. Pero él me prometió tal o cual cosa, quedamos en tal y tal compromiso y después me saltó con un cuento que María estaba lavando y se le acabó el jabón, que... No sé cómo tú vas a traducir eso, Jason, pero... Pero el punto es que inventamos excusas luego que hemos prometido. Y en tercer lugar, Proverbios 29, 7 nos dice que el justo se preocupa por la causa de los pobres. ¿Cómo vamos a evidenciar esa justicia de Dios en nosotros? Cuando nuestros pensamientos son rectos, cuando meditamos antes de responder y cuando nos preocupamos por la causa del justo. Esos tres elementos que Proverbs nos ha dado, estas tres cualidades, han de ser visibles en aquellos que han sido justificados por la fe. Ellos tratan con justicia, tratan de ser justos en las acciones que realizan y en los hechos que llevan a cabo y aún en las ayudas con las que van en auxilio de otros. Esa justicia, entonces, hermano, no es más que el reflejo de aquella justicia de Cristo en nuestros corazones. Recuerden que nosotros, como cristianos, si caminamos como él anduvo, todas esas gracias que se van desarrollando en nosotros no son propias de nosotros, sino que por la gracia de Dios, por su inmensa misericordia, esa gloria se va también reflejando en nosotros y nosotros actuamos entonces como nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Ahora bien, en el versículo 27, devolviéndolo un poquito, hay otro parámetro que es interesante que nosotros podamos evaluar. Dice el verso 27 del capítulo 2, correctamente, primera de Juan, Dice, pero la unción que vosotros recibiste de él permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Así como la unción misma os enseña todas las cosas y es verdadera y no es mentira, según ella os ha enseñado, permanece en él. Y ahora, hijitos, permanecer en él, para que cuando él se manifieste tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. El texto habla aquí de la unción y esto nos daría la impresión Si no vamos a Salmo y vemos la unción que se describe en el Salmo de Arón, como si nos estuvieran untando aceite en la cabeza, nos estuvieran dando un masaje en la cabeza con ese aceite de la unción, como se hacía en el Antiguo Testamento. Sin embargo, hay dos cosas aquí que deben aclarar nuestras mentes. En primer lugar. Juan ya había hablado de esta unción en el versículo 20 del mismo capítulo. Y dice él, pero vosotros tenéis la unción del santo y conocéis todas las cosas. Lo que nos da a entender que la unción a la que se refiere Juan aquí no es una unción de un cuento, sino la unción que viene producto de haber recibido el Espíritu Santo en nuestras vidas. Por eso él dice, pero la unción que vosotros recibiste de él y permanece en él. No tenéis necesidad de que nadie os enseñe. Y aquí no es desmeritando el trabajo que pueden hacer los maestros. De hecho, nosotros estamos siendo enseñados por Juan. Somos enseñados por los hermanos que trabajan en la enseñanza continua, por los pastores. Sin embargo, cuando el Señor se va y deja el Espíritu Santo, ¿qué dice de Él? Y Él los guiará y enseñará, ¿qué? Todas las cosas. Lo que nos da una evidencia clara de que la referencia de Juan aquí a la unción es a la morada del Espíritu Santo en la vida de todo creyente. Una evidencia de que somos cristianos es la morada continua del Espíritu Santo en nosotros. Así que esa unción no es un elemento particular para algunos cristianos, sino que es un elemento común a todos los cristianos. Y enfatizo aquí, verdaderos cristianos. Pastor, entonces, ¿hay falsos que usted enfatice el término de verdadero y de genuino? Sí. Recuerden que el apóstol Pablo lo ha dicho. Tienen apariencia de piedad, pero con sus hechos negarán la eficacia del mismo. O sea, hay muchos lobos vestidos... ¿Cómo se llama la hembra del lobo? ¿La loba? Sí, porque con este asunto de buscar los nombres de los femeninos, ¿verdad? la loba. Entonces podemos decir que hay muchas lobas también vestidas de ovejitas y por eso enfatizamos al hecho verdadero, o sea, para identificar aquellos que sólo tienen apariencia de aquellos que real y efectivamente han nacido de nuevo, son nuevas criaturas y se han vestido conforme a la imagen del nuevo hombre. Todos los cristianos tienen la presencia del Espíritu en su vida. Porque esa es las arras, el sello que Dios ha dejado. Y eso lo concatenamos al primer punto que vimos. ¿Cuál era la primera evidencia? Hay vida espiritual. Y no puede haber vida espiritual en una persona que el Espíritu Santo no está morando en ella. Ven como vamos amarrando una cosa con otra. No puede haber vida espiritual si el Espíritu Santo no está morando en nuestros corazones. Esa morada del Espíritu Santo es lo que hace entonces que esas otras evidencias vayan mostrándose en nuestras vidas. Una vez más, podemos decir que el mensaje de la Juan aquí es sencillo. La unción del Espíritu Santo es dada a todos los creyentes, a todos los que han nacido de nuevo. a todo lo que han sido regenerado en sus corazones por el Espíritu Santo. Entonces, una vez que poseemos el Espíritu Santo, tenemos junto con esto las herramientas entonces para nosotros crecer en esas gracias y que esas gracias sean evidentes en nuestras vidas. En Romanos capítulo 8 versículo 16, El apóstol Pablo da una declaración que podemos atarla a esa verdad que describe Juan aquí. ¿Qué dice Pablo allí? Y el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Entonces observen cómo esa morada del Espíritu Santo en nosotros es una evidencia mucho más que poderosa. porque da evidencia a nosotros mismos de si somos cristianos si verdaderamente nosotros hemos nacido de nuevo y en Hechos capítulo 5 versículo 32 hay una declaración que termina como de compactar esta idea y dice Hechos capítulo 5 Verso 32. Y nosotros somos testigo de estas cosas. Y es interesante lo que viene a continuación. Testigo de cuáles cosas? También el Espíritu Santo al cual Dios ha dado. A quienes? A quienes le obedecen. A los que le obedecen. Desde hechos vemos esa morada del Espíritu Santo continuamente en aquellos que son transformados por la palabra de Dios. En aquellos que son cambiados por la palabra de Dios. A lo que podemos sentenciar entonces que es imposible que alguien sea un verdadero creyente sin la morada continua del Espíritu Santo en su vida. Pero surge una pregunta interesante. Si el Espíritu Santo nunca abandona al creyente una vez ha sido sellado con él, ¿cómo es posible que el creyente entonces peque? Como ustedes están muy callados, ahora yo les voy a preguntar a ustedes. ¿Cómo es posible eso? ¿Quién me puede decir? La hermana Leida. Vamos a ver, señores. ¿Cómo es posible eso? La hermana Leida y el hermano Lizardo. Cuando nos hacemos creyentes, cuando venimos a los pies de Cristo, El Señor no anula nuestra capacidad de pensar, de razonar. Tenemos voluntades, tenemos afectos, tenemos conocimiento. Y una naturaleza impresa en nuestros miembros que nos inclina hacia el mal. Entonces, por eso, usted explicaba recientemente la lucha del cristiano. con el relación con su pecado. Esa ley está impresa en nuestros miembros. Y hay una lucha verdadera con el creyente por no permanecer en el pecado. Y aclaró que una cosa es pecar y otra cosa es permanecer en el pecado. Excelente. El hermano Lizardo Carmelo. Sí, amados pastores y hermanos. Creo que este texto realmente lo saca mucho de contexto. Por ejemplo, en la Doctrina Pentecostal, ellos tienen un contexto muy diferente a nosotros de lo que es la unción del Espíritu. Conocido hasta pastores que me dicen, yo le he preguntado, no, nosotros por costumbre hacemos un bosquejo cuando nos toca predicar, en fin. Y me dicen, no, yo voy a predicar como ministro del espíritu. Que a veces toman hasta 50 pasajes en una sola predicación. Y no hablan de ninguno. Y no dejan ninguno definido. una manera elegante de ser irresponsable. Sí, sí. Entonces, realmente creo que en esa parte hay también un desorden en ese sentido y sabemos que Dios es un Dios de orden. Mire, gracias hermano. ¿Alguien más? La hermana En Romanos, capítulo 7, al final del capítulo nos da un parámetro interesante para nosotros poder responder esa pregunta. Yoba. Sí. En primera de Pedro, capítulo 2, el versículo... Ayúdame a buscar el pasaje bíblico que yo tenía. El capítulo tres de primera de Pedro, versículo veintiuno dice, el bautismo que corresponde a esto ahora nos salva, no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios por la resurrección de Jesucristo. Quiere decir que el Espíritu Santo en nosotros actúa ya para nosotros tener la buena voluntad de agradar a Dios haciendo lo que Él nos manda, pero no nos quita los deseos de pecar. Excelente pasaje. Y añadirle a ese que es el Espíritu Santo quien pone en nosotros entonces el querer como el hacer por su buena voluntad. Entonces, eso es una evidencia de que aunque en algún momento determinado como creyentes pecamos, el Espíritu Santo está ahí para qué? Redarguirnos de pecado, hacernos volver. Y en el capítulo 7 de Romanos, al final dice el apóstol Pablo. Este texto miserable de mí, quién me librará de este cuerpo de muerte? Tenía Pablo el Espíritu Santo en el morando? Claro que sí. Sin embargo, dada la corrupción propia de su carne, él dice, miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios por Jesucristo, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo con la carne sirvo a la ley de Dios y con la mente sirvo a la ley de Dios más con la carne la ley del pecado. Y Pablo dice, óyeme, Gracias a Dios que tenemos a Jesucristo y pudiéramos añadir a eso y su Espíritu Santo que nos redargulle continuamente de pecado. Eso nos lleva entonces a la décima característica de nuestro cristianismo. Un cristiano verdadero se purifica entonces cada día. El hecho de tener al Espíritu Santo morando en su corazón es un medio de santificación continuo. Vamos al capítulo 3, versículo 3. Y ese pasaje, el capítulo 3, es rico. Es un pasaje muy, muy rico. Vamos a leer desde el verso 1 al 3 para que tengamos todo el contexto. Dice el verso 1, mirad cual amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifiesto lo que hemos de ser, pero sabemos Escuchen bien hermanos. Pero sabemos que cuando él se manifieste seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es y todo aquel que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo así como él es puro. Juan comienza hablando de una esperanza que nos motiva Observen bien el pasaje. Porque hay dos elementos aquí que identifican un cristianismo genuino. ¿Cuáles son esos dos elementos que Juan menciona aquí? Un deseo o una esperanza que no perece. En otras palabras, todo aquel que tiene esta esperanza. Hermanos, ¿cuál es nuestra esperanza en esta tierra? ¿Cuál es nuestra esperanza? ¿Qué es lo que nosotros más deseamos? Ver a Dios cara a cara. La venida de nuestro Señor Jesucristo. No puede haber otra cosa que el creyente anhele más en su corazón que que el Señor venga por segunda vez. Si ese es nuestro anhelo, porque tú dices yo quisiera tener casa, carro, hijo. Tú no te estás gozando en esta esperanza. No te estás gozando en esta esperanza, porque de hecho no está mal que nosotros querramos tener estas cosas en esta tierra y que trabajemos para eso. Es nuestra responsabilidad. Porque tenemos familia a la cual sostener. Pero más que todas esas cosas, hermanos, El creyente verdadero se identifica por un deseo ferviente de que el Señor venga. Que el Señor venga. No relajan por ahí. Ustedes tienen dos mil años diciendo que Él viene y no acaba de llegar. Tranquilo. Tranquilo. Que si hay algo seguro que nosotros tenemos es que Él vendrá por segunda vez. No cumplió la primera. No se cumplieron todas las promesas que desde el principio dio. Hermanos, y si desde que los profetas estaban anunciando su venida hasta que llegó, hay un lapso de 3.000 a 4.000 años. Vamos por 2020 nada más, tranquilo. Tal vez nos faltan 2.000 más. Tal vez tú y yo no lo veremos, no lo recibiremos y seremos transformados en el momento. Pero hermanos, de una cosa podemos estar seguros. Si no lo vemos llegar, Si no vemos cambiar nuestros ojos, como dice este Salonicense, de seguro que nos levantaremos de la tumba para ver su venida gloriosa. José, en lo que llegue el micrófono a José, debemos gozarnos, hermano, en esto. Es un deseo que nunca debe apartarse de nosotros. Hermano, Ah, mire, excúsame que interrumpa ahora, tú estás desrayando algo, pero como es la última clase de cómo saber si soy creyente, no quisiera dejar pasar esta oportunidad. Nosotros estamos viviendo en la época del postmodernismo y una de las características del postmodernismo es que no hay verdades absolutas. En el ámbito evangélico se da algo interesante, Y es que esa falta de verdades absolutas, como define al postmodernismo, es que el liberalismo se va a áreas grises de las escrituras para justificar ciertas conductas. Por ejemplo, en la escritura no se habla de pedofilia, en la escritura no se habla de incesto, de zoofilia tampoco, y de otras cosas. Entonces, esas áreas grises parecieran tener un argumento interesante frente a vivir para la gloria de Dios. Hay un aspecto que yo quisiera saber tu opinión, porque me ha pasado cercano y me ha pasado a mí también. Por ejemplo, en una ocasión a José Luis se le planteó la construcción de un templo de los mormones. para mí fue interesante esa novedad, nunca lo habíamos experimentado y discutimos el tema y al final dijimos no, pero cómo tú vas a construir un templo para los muermones, si eso no va a dar gloria a Dios, para qué, entonces definitivamente él dijo no, no, yo no puedo participar en eso, interesante, también se me ha dado a Yesenia incluso, a mí también con otras circunstancias, entonces qué pasa, Algunas veces, es verdad, nosotros tenemos que trabajar y vivimos en un mundo caído, pero cuando se habla como punto de equilibrio, como punto de partida, el hecho de nosotros hacer las cosas para la gloria de Dios, vamos a enfrentar ciertas situaciones que si bien son incómodas también en la escritura, son como grises. Por ejemplo, nosotros trabajar para una compañía que está relacionada con el aborto, una compañía que está relacionada con el lavado de activos, pero tiene una máscara legal y nosotros no podemos decir a ciencia cierta que está relacionada con ese tipo de actividades criminales, pero por algún rumor o por alguna investigación periodística nos damos cuenta de qué se trata. Yo, por ejemplo, darle servicio a una persona, a un narcotraficante, darle servicio a un musulmán o un terrorista, cosas así. Ese aspecto de la vida cristiana, ese aspecto de ser creyente, ¿cómo conciliarlo? ¿Cómo yo decir, bueno, yo estoy dando la gloria a Dios, Eso implica que yo deje de trabajar para alguien o evitar darle servicio a alguien que está abiertamente en contra de Dios o abiertamente contra los mandamientos de Dios en la práctica? Cuál es tu opinión al respecto? Mira, lo primero es que es cierto, hay áreas grises en el sentido de que no siempre tenemos nosotros de manera personal toda la claridad acerca del asunto. Sin embargo, cuando podemos sentarnos con otros con más conocimiento, con mucho más entendimiento de algunas áreas, nos damos cuenta que no son tan grises. Sino que nuestra propia limitación en algunos temas nos hacen ver las grises. Y las Escrituras tienen planteamientos, principios sobre lo cual nosotros podemos basar esa actuación. Y está muy amarrado, y es interesante que tú lo planteas, porque está muy amarrado al hecho de que el Espíritu Santo está morando en ti. Porque qué otra cosa pudo decirle a José Luis, óyeme, ¿cómo yo voy a construir un templo para los mormones? O sea, ¿qué provocó esa inquietud en él? ¿Lo bueno que él es? ¿Lo santo que él es? No, yo creo que el Espíritu Santo trabajando en su corazón y conciencia. ¿Ves? Y él hizo un análisis, pero tal vez si él, si la pregunta es hizo bien o hizo mal? Bueno, nosotros tenemos un principio todo mes lícito que era lícito como ingeniero construir ese templo. Y tú podrías decir hay pecado algún en construir el templo en sí? No, no hay un pecado en construir el templo. Ahora tu conciencia no estaba tranquila porque tú sabías que ese templo era un templo en el que se iba a adorar dioses falso. Y ya basado en ese principio de que aunque te es lícito, no te conviene, tu tranquilidad de conciencia no te iba a permitir hacerlo. Y el apóstol Pablo habla de eso porque él dice lo que no proceda de fe es pecado. Entonces si no estoy seguro, si no procede de una convicción clara de un principio de la escritura, pues la respuesta es sencilla, no lo hago. Porque no hay una claridad en mi conciencia, en mi mente, en mi corazón acerca de ese principio. Entonces, no es lo voy a hacer porque no estoy claro. El principio dice todo lo contrario. Si no está claro, la respuesta es no lo hagas. No lo hagas. Porque al hacerlo, tu intranquilidad de conciencia y la reprensión del Espíritu Santo puede ser aún mayor. En el caso que mencionabas de ese conjunto de cosas que no están en la Biblia, tenemos principios. De hecho, el apóstol Pablo cuando dice, abandonad vosotros todas estas cosas y habla de impurezas sexuales, nosotros podemos poner zoofilia, pedofilia, todo lo filia que vayan dentro de lo que son impurezas sexuales que las escrituras hablan. Entonces, a veces yo pienso que lo que tenemos es que cuando nos encontramos en esa realidad, es ver un poco más en las escrituras y acudir a aquellos que puedan tener y aportarnos un poco más de conocimiento y de luz. Porque no es menos cierto, son grises por el nivel del conocimiento que tenemos de esos principios. Pero cuando esos principios una vez son abiertos, entonces nosotros vemos que no son realmente tan grises, sino que nos faltaba un poco más de luz, uno cuanto vatio más en la cabeza para nosotros poder ver el principio y el alcance del principio. Acuérdate que el Señor Jesucristo en una ocasión, hablándole a los fariseos, le decía, Ustedes oyeron, no adulterarás, mas yo digo. Y Jesús no estaba dando un mandamiento nuevo, sino que estaba haciendo ampliando todo el espectro de lo que significaba y el alcance que tenía el adulterio. Entonces, en ese sentido, yo creo que debemos irnos siempre por ahí. Ver primero es lícito y me conviene. Lo segundo es, ¿qué tan tranquilo de conciencia yo estoy al hacerlo? Y si hay una mínima, un mínimo ápice de que mi intranquilidad de conciencia me está diciendo que hay algo que no está bien, el principio te dice, no lo haga. No lo haga. Estarás mejor no haciéndolo, porque no proviene de una limpia conciencia, no proviene de fe, que haciéndolo para entonces calgar cuando pase por esa iglesia y la vea llena de falsos adoradores, decir, wow, Y yo fui que hice esa iglesia, que problema. Entonces de verdad te trae un cargo de conciencia que el resto de la vida no se te va a quitar. Volviendo entonces al punto en el que estábamos, hermanos. Ese proceso de purificación del creyente todo cada día está basado en una realidad. ¿Y cuál es esa realidad? La venida del Señor Jesucristo. Hay un texto que yo anoté, pero no anoté la cita. El que lo consiga, por favor, dígamelo. Y es el texto que dice, porque el anhelo ardiente de la creación es aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Yo escribí el versículo 19, pero no escribí la cita exacta. De la creación es aguardar la manifestación de los hijos de Dios, porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza. Porque también la creación misma será liberada de la esclavitud, de la corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una y aún está con dolores de parto hasta ahora. Y no sólo ella, sino también ¿quiénes? Nosotros mismos. y aún está con dolores de parto y no sólo ella sino también nosotros mismos que tenemos las primicias del Espíritu Santo. Nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, la redención de nuestros cuerpos. Y es interesante esto porque si nosotros contratamos esto Con lo que dice 1 Corintios 5, 53 es la misma idea. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción. ¿Y cuando va a ser eso? Con la venida del Señor Jesucristo. Por eso anhelamos que Él venga. Porque Pablo decía, miserable de mí. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Pues nosotros podemos responderle. El Señor Jesucristo cuando venga por segunda vez. Porque así, esto corruptible se vestirá de incorrupción y esto mortal se vestirá de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita, sorbida es la muerte en victoria. Por eso un deseo genuino de todo creyente es que el Señor Jesucristo venga. Diremos como Juan al final de Apocalipsis. Si, ven Señor Jesús. Y la palabra si allí es una palabra de afirmación. Ven Señor Jesús, ven pronto. En último lugar, un verdadero cristiano no persiste en el pecado y es lo que vemos en el versículo 5 al versículo 9 del capítulo 3. Nos dice la primera carta de Juan, capítulo 3, versículo 5. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él no peca. Todo aquel que peca no le ha visto ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe. El que hace justicia es justo como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Por esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente de Dios permanece en él. Y no puede pecar porque es nacido de Dios. Aquí nosotros podemos ver que el verdadero cristiano está en una lucha sin cuartel contra el pecado. Y lo que Juan está diciendo aquí de no peca, no es que nosotros no pecamos por ya todo lo que hemos visto. Sino que no vive practicando el pecado. En otras palabras, podemos decir a la luz de lo que hemos estado viendo, todo el que permanece en él no peca. O sea, el pecado es infracción a la ley, es ignorar a Dios. Primero de Juan. 3 4, puesto que Jesús vino a quitar nuestros pecados, como acabamos de leer, y dado que en Jesús no hay pecado, entonces lo que están en él no pueden vivir continuamente en el pecado. Y es importante entender, hermanos, lo que la Biblia quiere decir aquí y lo que no dice. Y lo que no dice. Cuando dicen no peca, de acuerdo al tiempo del verbo en el original, la palabra más adecuada sería no permanece en el pecado. O sea, es una acción continua. No permanece pecando, pudiéramos decir en español. No vive un estilo de vida que está acostumbrado al pecado. a eso es lo que se quiere referir Juan porque si dijéramos lo contrario estaríamos contradiciendo la misma palabra de Juan cuando en el versículo 8 del capítulo 1 dice si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos entonces si decimos tacitamente no nos peca entonces Juan como que no sabe lo que está diciendo por eso tenemos que entender lo que está diciendo la biblia no permanece en el pecado no continúa pecando no vive La gramática aquí lo que señala es una acción continua. Juan lo que está estableciendo es no continúa, no vive un estilo de vida de pecado. No está hablando de la posibilidad de perfección, no está diciendo el cristiano es perfecto, no falla en ninguna área de su vida. No Juan, lo que dice es el verdadero cristiano no vive continuamente en la pocilga del pecado, como si ese fuera su hábitat. Entonces, esa evidencia debe permanecer en nosotros. Y el versículo 9 del capítulo 3 quita toda duda. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente de Dios permanece en él. O sea, observen cómo el versículo 9 ya aclara mucho más el asunto. O sea, no vive practicando el pecado. no vivirá bajo la sombrilla del pecado. Si eres un verdadero creyente, tú no puedes estar en la pocilga del mundo bajo su pecado. Tú no eres de allí. Tú no perteneces a ese lugar. Te irás como el hijo pródigo se levantó y volvió a la casa de su padre. Y en esa pocilga, hermano, ¿qué usted cree que pudo pasar en la mente, en el corazón de ese hombre para levantarse del pecado, abandonar el pecado e ir a su padre, el Espíritu Santo? En otra ocasión, pudiéramos ver cómo el creyente contrista, apaga, entristece el Espíritu Santo y cómo en esa condición el hombre es capaz de cometer cualquier tipo de pecado como lo cometió David, lo cometió Sansón, lo cometieron muchos hombres en todas las páginas de la Biblia. ¿Pero qué lo hizo levantarse de allí, hermanos? esa gracia de Dios que habitaba y permanecía en él. Como estamos sobre el tiempo, José, trata de ser breve para que terminemos luego de tu comentario. Sí, solo que el día pasado escuché una expresión que para mí fue muy interesante. Lo relacioné rápidamente con la perfección del creyente. el estado de perfección decía un arquitecto que la perfección se alcanza no cuando no hay nada que añadir sino cuando no hay nada que quitar el espíritu santo es perfecto pero si en nosotros queda la imperfección y hay que quitar muchas cosas muchas cosas por eso habla en las escrituras de que el creyente es pasado por el fuego para quitar todas esas impurezas de nosotros entonces termino hermano con esta con esta idea. La pregunta no es, ¿pecas o no pecas? Todos pecamos. Esa es la respuesta. La pregunta es, ¿cómo reaccionamos al pecado? Eso es lo que debemos preguntarnos. Y la respuesta a eso evidencia si verdaderamente somos creyentes. A la luz de todos los principios que hemos visto en esta primera carta de Juan. Caes en un patrón de pecado que tú permites que domines tu vida o tú confiesas humildemente el pecado, lucha contra el pecado con el poder del evangelio y las herramientas que Dios ha dado a través de su Espíritu Santo. Yo creo que ahí es donde radica la pregunta que nosotros continuamente debemos hacernos. Y la respuesta a esas preguntas dirán si real y efectivamente tú eres un verdadero cristiano. Hermano, Meditemos en esa cosa. El evangelio de Juan es una maravilla. Es el evangelio para los creyentes. El evangelio para los creyentes. Revisarnos y ver a la luz de la palabra de Dios. Si estamos en la fe, como lo dice el versículo 13 del capítulo 5. Amén. Que Dios permite hermanos que esto sea de mucha bendición. Y gracias pastor por permitirme terminar ese ciclo y cerrarlo ahí. Así que oremos. Padre, gracias por tu palabra, la cual hemos estado estudiando acerca de cómo responder esta pregunta en mi vida, cómo saber si verdaderamente estamos en la fe. Que tu Espíritu Santo continúe dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos tuyos y que en todo nosotros podamos con una limpia conciencia venir delante de ti y traer nuestros pecados, confesar nuestros pecados, abandonar nuestros pecados. y decir, como dijo el apóstol Pablo al terminar el capítulo 7, gracias. Damos a ti, oh Padre, por Jesucristo, Señor nuestro, porque sin él sería imposible para nosotros vivir quieta, justa y santamente en esta tierra. Gracias por tu Espíritu Santo que nos ministra, nos da testimonio, nos enseña todas las cosas para que caminemos de conformidad con tu voluntad a pesar de nuestras muchas flaquezas. en el nombre de Jesús te damos gracia y te pedimos estas cosas.
¿Cómo saber si soy cristiano? #3
Series ¿Soy cristiano?
¿Cómo saber si soy cristiano?
¿Ha habido en mi vida una transformación real?
Sermon ID | 131221957194812 |
Duration | 58:09 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 2 Corinthians 5:17 |
Language | English |
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