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Primero de Juan, capítulo 3, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 7 hasta el versículo 9. Primero de Juan, capítulo 3, desde el versículo 7 hasta el versículo 9. No te dejes engañar. El pecado es característica del diablo. No te dejes engañar. El pecado es característica del diablo. Quiero empezar leyendo el texto aquí, 1 de Juan, capítulo 3, desde el versículo 7 al versículo 9, dice, Hijitos, nadie os engañe. El que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo. porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Acabo de leer 1 Juan capítulo 3 desde el versículo 7 hasta el versículo 9. Aquí el apóstol Juan destaca la identidad moral de cada grupo y eso se establece por la práctica que La práctica que le caracteriza, dependiendo a cómo vive, si continúa practicando el pecado, lo que refleja es que es hijo del diablo. Pero si continúa practicando la justicia y la rectitud, es una característica de su vida refleja que es hijo de Dios. Yo creo que entendemos ese concepto, o sea, los hijos se parecen a sus padres. Al punto que, una vez de joven, mi madre me mostró una foto. Una foto de mi padre, cuando él era joven. Y mi madre me dijo, ¿Quién es? Y yo miré, y dije, soy yo. ¡Por la similitud! O sea, nos parecemos tanto, que a mis ojos era yo, pero no era yo, era mi padre. Creo que entendemos ese concepto, y entonces, aquí el apóstolo Juan está diciendo, tú puedes afirmar lo que quieras, puedes afirmar que eres hijo de Dios, que vives en rectitud, que conoces a Dios, pero si no reflejas la justicia y la rectitud y la santidad, estás muy equivocado. No eres hijo de Dios, porque lo que reflejas es que eres hijo del diablo, perteneces al diablo, aún sigues en tinieblas Y por ello aquí el apóstol Juan empieza diciendo, hijitos, nadie os engañe. El que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Entonces, viendo ahí cómo identifica de acuerdo a la práctica que te caracteriza, reflejas si eres hijo de Dios o no. Ahora, aquí en el versículo 7, podéis notar como el apóstol Juan, aquí inspirado por Dios, él se dirige a los creyentes con cariño una vez más. Les llama hijitos. Resalta su estatus como miembros de la familia de Dios. Y aquí vemos como el apóstol Juan está interesado en la seguridad de los creyentes. por ello les anima a estar constantemente alertas del peligro que les rodea y del peligro en especial de los engañadores. Por eso dice aquí en 1 Juan 3,7, hijitos, nadie os engañe, nadie os engañe. Y aparenta que se refiere a esos falsos maestros que han salido de las congregaciones cristianas, donde lo menciona ahí en capítulo 2, versículo 19, salieron de nosotros, pero no eran de nosotros. Porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros, pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Entonces, estos falsos maestros, durante un tiempo, se reunieron con las Iglesias de Cristo, pero demostraron por sus enseñanzas, demostraron por cómo vivían, que realmente no eran creyentes genuinos, y ellos salieron de las congregaciones. Sin embargo, estos engañadores, estos falsos maestros, siguen intentando desviar y engañar a los creyentes genuinos. Y por ello, aquí el apóstol Juan les alerta. Hijitos, nadie os engañé. Y es que aparenta que los falsos maestros no solo están viviendo vidas pecaminosas, porque ellos afirman que tienen un conocimiento superior, son conocimiento místico, son la élite espiritual y lo único que importa es su conocimiento. no importa su práctica, no importa su conducta, no importa que vivan en pecado y que reflejen toda clase de injusticia, porque ellos son una élite espiritual, o sea, lo material no importa. Y entonces, no solamente están viviendo de esa manera, viviendo con vidas, viviendo vidas pecaminosas, sino que están intentando enseñar a otros a hacer lo mismo, intentando engañar a otros a seguirles, a ellos, Lo que el apóstolo Juan deja claro es la incompatibilidad de ser un creyente genuino y permanecer, o sea, y la permanencia en el pecado. O sea, un creyente genuino no va a permanecer en el pecado, porque alguien que es una persona que es hijo de luz, que anda en la luz, que conoce la luz del evangelio, que conoce a Jesús como Señor y Salvador, no va a permanecer en las tinieblas, porque es hijo de luz. Y por ahí aquí el apóstol Juan hace un llamado a estar alertas. Anteriormente, les ha alertado en capítulo 2, versículo 26, os he escrito sobre los que os engañan. Entonces, eso no significa que ya les habían engañado, sino que les están intentando engañar. Y por eso les alerta, tener cuidado. Ahora les alerta sobre las exigencias morales del... las exigencias morales del Evangelio. Anteriormente les ha alertado, en capítulo 2, les ha alertado del engaño doctrinal, o sea, de esas enseñanzas de los falsos maestros. Pero ahora les está alertando sobre el engaño de aquellos que les están diciendo que la moralidad realmente no importa. O sea, la moralidad, la moralidad del Evangelio no es necesaria ponerla en práctica. Y entonces, por ello, les están intentando engañar, pero el apóstol Juan dice no. Y para evitar el engaño deben discernir la identidad moral de los individuos que les están intentando persuadir. Y por ello aquí el apóstol Juan lo deja muy claro. O sea, la conducta realmente importa. Porque el creer en Jesús y la conducta que agrada a Dios, la moral del Evangelio, van juntas. O sea, el creyente genuino hace justicia, hace lo que es recto. Por eso aquí 1 Juan 3,7 dice Hijitos, nadie os engañe. El que hace justicia, o sea, el que hace lo que es recto, lo que es de acuerdo a la ley, el que hace lo que es agradable delante de Dios, es justo. Él es el que es recto. ¿Por qué? Porque refleja a Jesucristo. Por eso dice, como Él es justo. Y es que la característica de su práctica es que hace lo que es recto. O sea, el creyente es genuino. hace lo que es recto. Incluso aquí, a través de la carta de Primera de Juan, vemos cómo destaca lo que es hacer justicia. Porque en Primera de Juan 1, del 5 al 7, destaca que es tener una relación con Dios. O sea, practicar la justicia es tener una relación con Dios y andar en la luz. Nos dice ahí Primera de Juan 1, del 5 al 7, Este es el mensaje que hemos oído de él. Y os anunciamos, Dios es luz. Y no hay ningunas tiñeblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tiñeblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros. Y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Y sabemos, el hacer justicia muestra esa relación con Dios y lo demostramos al andar en la luz. También en 1 Juan capítulo 2, del 4 al 6, muestra que es conocer a Dios y obedecer su palabra porque en primera de Juan 2 versículo 4 el que dice yo le conozco y no guarda sus mandamientos el tal es mentiroso y la verdad no está en él pero el que guarda su palabra en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado por esto sabemos que estamos en él el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Entonces se destaca esa idea de, ¿conoces a Dios? Pues, obedece su palabra. Anda como, como, como Cristo. Vive como él. Aún también en capítulo 2, del 9 al 11, el poner en práctica la justicia es permanecer en la luz y también amar a los hermanos, a los hermanos en Cristo. Ahí en primera de Juan, capítulo 2 del 9 al 11 dice el que dice es que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tinieblas El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tiñeblas. Y anda en tiñeblas y no sabe dónde va porque las tiñeblas le han cegado los ojos. Eso es 1 Juan 2, del 9 al 11. Entonces, ahí vemos cómo el apóstol Juan nos informa a qué se refiere cuando está diciendo el poner en práctica la justicia. es andar en la luz, es obedecer la palabra de Dios, es permanecer en la luz, amar a los hermanos en Cristo, es tener una relación con Dios, es conocer a Dios, es vivir de una manera que le agrada. Y entonces, por ello aquí, volviendo a 1 Juan 3, versículo 7, dice, el que hace justicia es justo como él es justo. Y es que la rectitud es producto de la nueva vida. O sea, la rectitud, el hacer buenas obras refleja la nueva creación que ha ocurrido en nuestro corazón. La rectitud es producto de la nueva vida. Incluso nos dice 1 Juan 2, 29, dice, si sabéis que él es justo, sabe también que todo el que hace justicia es nacido de Él. Entonces, el que constantemente vive en justicia, haciendo lo que es recto, camina en la luz, demuestra que es hijo de luz, demuestra que ha sido nacido de Él. Entonces, demuestra que es un creyente genuino. Por ello, incluso Jesús mismo dice en Mateo 7.16, por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. Eso es Mateo 7 del 16 al 17, donde Jesús mismo nos explica que el fruto de la vida de una persona demuestra si es creyente o no. Y es que esta prueba refuta la afirmación de los falsos maestros de ser rectos a través de su conocimiento místico. Por ello aquí el apóstol Juan insiste que la naturaleza moral de un individuo demuestra si se conforma a la rectitud de Dios. Por ello aquí el apóstol Juan lo que está haciendo es diciendo, mira, los que hacen lo recto son los rectos. Y es que la conducta de un creyente genuino refleja la naturaleza de Cristo. Por eso, incluso el versículo 5, aquí 1 Juan 3, 5, dice, y sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en Él. Entonces, ahí vemos la misión del Hijo de Dios que vino a quitar nuestros pecados Entonces vemos su oposición al pecado y también nos menciona que no hay pecado en él. Entonces, ese es su carácter, esa es su naturaleza. Y entonces aquí nos dice el versículo 7 que el que hace justicia es justo como él es justo. Entonces, el creyente vive para agradar a su Señor, vive en santidad. Ahora, esto no implica perfección. sino que refleja santidad en su conducta. O sea, cuando cae en pecado rápidamente se arrepiente, confiesa sus pecados. Como nos dice 1 Juan 1.9, si confesamos nuestros pecados, Él es filijusto, para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Entonces el creyente, el creyente genuino, por su naturaleza pecaminosa que aún tiene en este cuerpo, pues va a caer en pecado. ¿Pero qué es lo que hace? No persiste en ese pecado, sino que rápidamente se arrepiente y confiesa sus pecados y por ello recibe perdón de sus pecados. Y es que el que ha nacido de nuevo desea vivir como Cristo. Por eso Vemos aquí esa semejanza que dice, el que hace justicia es justo como Él es justo, o sea, como Cristo es justo. Pero entonces vemos el contraste en versículo 8, el que practica el pecado es del diablo. Entonces, el que practica la justicia, la rectitud, ¿a quién refleja? Refleja a Jesucristo. Pero el que practica el pecado no refleja a Jesucristo, refleja al diablo. Por eso nos dice aquí 1 Juan 3.8, el que practica el pecado es del diablo. Aquí el apóstol Juan fortalece la idea de que los destinatarios no se deben, no, que ellos no se dejen engañar por aquellos que dicen tener una relación con Dios y continúan practicando el pecado. Por ello aquí el apóstolo Juan ahora se centra en el individuo que activamente participa del pecado. Y es que la práctica del pecado caracteriza la rebelión del reino de Satanás, el reino del diablo. La constante práctica del pecado muestra su semejanza al diablo. Y, aquí, el término presente dice, el que practica, implica que es una acción continuada, es algo que constantemente está haciendo, vive en su pecado. Entonces, es una práctica constante, es una acción que continúa. Entonces, lo que el apóstol Juan está resaltando es que una persona puede profesar que es hijo de Dios, puede profesar que conoce a Dios mientras continúa en pecado, ¡lo puede profesar! Pero lo que demuestra, con su conducta, es que no es hijo de Dios, no pertenece a la familia de Dios, sino que pertenece a la familia del diablo, que realmente es hijo del diablo. Y es que el pecado domina su vida, domina su conducta. Por ello, Jesús, en Juan 8, 44, les dice, vosotros sois de vuestro padre el diablo. Los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla porque es mentiroso y padre de mentira. Eso es Juan 8, versículo 44, donde hay estos líderes religiosos de los judíos, bueno, no quieren aceptar a Jesús como el Mesías, y entonces tienen este conflicto verbal y ellos no quieren aceptarle como el hijo de Dios, como Dios encarnado y entonces Jesús mismo les identifica como hijos del diablo y dice vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer y es porque el pecado les domina domina su vida, domina su conducta. Y es que la persona que imita al diablo, se vuelve su hijo por imitación. Entonces, no ha sido engendrado por el diablo, sino es por imitación. Refleja el carácter del diablo. Hace lo que hace el diablo. ¿Qué es lo que hace el diablo? Pecar. Por eso nos dice aquí 1 Juan 3, Versículo 8, el que practica el pecado es del diablo porque el diablo peca desde el principio. Entonces el que peca refleja el carácter del diablo. Es que el individuo que rechaza y abandona los requisitos morales de la palabra de Dios revela que sus prioridades están en el reino de Dios. Ahora, aquí identifica al diablo. Ese nombre significa acusador y es otro nombre para Satanás. Como nos dice Apocalipsis 12, 9 cuando dicen fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás. El cual engaña al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. Y ahora en ese texto está anunciando que en el futuro este acusador, que acusa a los creyentes delante de Dios, va a ser lanzado fuera del cielo, va a ser lanzado fuera de la presencia de Dios, donde en Apocalipsis 12, versículo 10, dice, entonces hubo una gran voz del cielo que decía, ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. que es esos Apocalipsis 12, versículo 10. Entonces, volviendo aquí a 1 Juan 3, versículo 8, aquí identifica que el origen del pecado es el diablo. Por eso dice, porque el diablo peca desde el principio. Lo que está apuntando, está apuntando a la caída de Satanás y desde que él cayó en pecado, Él ha perseverado en pecado y en rebelión. Y aún también, en el principio, como sabemos en los primeros capítulos de Génesis, vemos cómo Él animó a Adán y a Eva a desobedecer a Dios en el jardín de Edén. Entonces, le vemos aquí fomentando el pecado, fomentando la rebelión hacia Dios, y entonces vemos cómo el pecado no refleja Dios, no refleja a Jesucristo, refleja al diablo, refleja a Satanás. Y por causa de que el pecado entró al mundo, vemos que por eso apareció el Hijo de Dios. Esa fue la misión, deshacer las obras del diablo. Eso es lo que nos dice la última parte La segunda parte del versículo 8, aquí en 1 Juan 3, versículo 8, dice para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Y esa idea de que apareció pues resalta la preexistencia del Hijo de Dios, porque ya Él ya existía, simplemente Él se encarnó. Y vemos la oposición al pecado. Vemos que Dios se opone a la obra del diablo. Y Dios ha provisto la solución. Ha provisto la manera de obtener libertad del pecado. Y aquí, el título Hijo de Dios resalta la identidad de Aquel que se manifestó para destruir las obras de Satanás. Como... Leí antes ahí en el versículo 5, dice, sabéis que Él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en Él. O sea, esa era la razón de la misión de Cristo, es quitar nuestros pecados. y lo hizo por medio de su sacrificio expiatorio. Como nos dice 1 Juan 2, 2, él es la propiciación por nuestros pecados, no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Ese término propiciación se refiere a ese pago de rescate. Entonces, él entregó su vida para rescatarnos, para librarnos del poder de Satanás, del poder de las tinieblas, del poder del pecado. Y él logró la victoria, porque su sangre limpia pecados. Nos dice 1 Juan 1,7. La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Y por ello la salvación del hombre solo se obtiene por medio del Hijo de Dios. Por eso vemos su misión. O sea, él vino a salvar y a deshacer las obras del diablo. Y por ello en las escrituras nos mencionan que solamente es por medio de Jesucristo que obtenemos perdón de pecados, que recibimos salvación. Como nos dice Hechos 4.12, en ningún otro hay salvación. Porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos. Entonces Hechos 4.12. O en Juan 14.6, Jesús mismo dice, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. o en primera timoteo 2 5 porque hay un solo dios y un solo mediador entre dios y los hombres jesucristo hombre sus primera timoteo 2 5 y entonces el hijo de dios vino se manifestó se encarnó para destruir las obras del diablo tenemos esa oposición y es que las obras del diablo dirigen la dirigen a la humanidad del pecado y a la rebelión contra Dios. El diablo intenta destruir la obra de Dios y apartar a las personas de Dios. Pero vemos que la obra de Cristo deshace las obras del diablo. Y para eso apareció. O sea, la muerte y el sufrimiento son los resultados de las obras de Satanás. Pero Cristo vino para deshacer para deshacer las obras del diablo. Y esas palabras para deshacer se refieren a la victoria decisiva de Cristo sobre Satanás. Cuando, por ejemplo, en Juan 12, 31, dice, ahora es el juicio de este mundo. Ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Entonces, Jesús está anticipando su muerte sobre la cruz y su victoria sobre Sadanás. Donde incluso en Hebreos 2, del 14 al 15, nos dice así que, por cuanto los hijos participaron de la carne y sangre, él también, o sea, Cristo, también participó de lo mismo para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte. Esto es, al diablo. Y librar todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. esos hebreos 2, del 14 al 15, que resalta la victoria de Cristo, en la cruz, que rompió las cadenas del pecado. Por ello, Satanás ya ha sido derrotado. Sin embargo, sólo el que se apropia de la salvación que Cristo provee por la fe, recibe libertad del pecado. Y es que la destrucción de las obras del diablo, iniciada por la cruz de Cristo, marcha, sigue adelante, por medio de la obra del Espíritu Santo y de la predicación del Evangelio. Pero aún así, la victoria se completará con el retorno de Jesucristo. Y la derrota final de Satanás y el mal. Lo cual nos lo, eh... Resalta el libro de Apocalipsis. Entonces, viendo aquí que Cristo apareció para destruir las obras del diablo. Entonces, el que continúa practicando las obras que reflejan al diablo, demuestran que no son hijos de Dios, que no han puesto su fe en Cristo como Señor y Salvador, que no conocen a Dios, sino que siguen en las tinieblas Y entonces, por ello, en versículo 9, continúa resaltando este punto cuando dice, todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado. Porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. Entonces, aquí resalta que el creyente, o sea, el que es un creyente genuino, es nacido de Dios. Es una persona que ha nacido de nuevo. Es una persona que pertenece a la familia de Dios. Nos dice Juan 1, del 12 al 13, más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Eso es Juan capítulo 1 del 12 al 13. Entonces vemos ahí que las personas que se apropian por la fe del sacrificio de Cristo, aquellos que creen en Jesús como Señor y Salvador, entonces son engendrados por voluntad de Dios. Es algo que Dios obra en la vida del creyente. Y por ello el creyente refleja esa justicia. Practica la justicia. porque ha nacido de nuevo. Y entonces aquí está resaltando que practica la justicia porque ha nacido de nuevo. Ahora, esa idea dice, no practica el pecado. Realmente está reformulando el versículo 6. Si notáis, ahí en 1 Juan 3, 6 dice, todo aquel que permanece en él no peca, todo aquel que peca no le ha visto ni le ha conocido. Y aquí dice, en versículo 9, todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado. Y es que el apóstol Juan anteriormente explica la conducta del individuo que permanece en Cristo. Pero ahora vemos como Juan explica que el nuevo nacimiento es lo que le habilita a no practicar el pecado. Y ese nuevo nacimiento es porque ha recibido esa simiente, nos menciona allí, a la mitad del versículo 9 dice, porque la simiente de Dios permanece en él. Entonces, pensando en este nuevo nacimiento, en esta regeneración que Dios obra en el creyente. Entonces, está destacando que la semilla de Dios que reside dentro del creyente le motiva y le capacita para vivir en rectitud. Ahora, la simiente de Dios esa frase puede referirse a la palabra de dios o el evangelio puede referirse a la nueva vida que Dios da, o puede referirse al Espíritu Santo, aunque es más probable que sea una combinación del Espíritu Santo y la Palabra de Dios, porque el Espíritu Santo usa la Palabra de Dios para implantar y desarrollar la nueva naturaleza en el creyente. Es esta nueva vida que tenemos por la obra del Espíritu Santo en nosotros. Es esa simiente que permanece en nosotros. Y entonces ese nuevo nacimiento, esa transformación que ha ocurrido dentro del creyente, le motiva a buscar la santidad. Porque desea reflejar a su Señor. Porque ya no es un esclavo al pecado. Por ello aquí el apóstol Juan insiste que el creyente no puede continuar en el pecado porque es nacido de Dios. El deseo de ser santos implantado por el nuevo nacimiento refleja la naturaleza y el propósito de Dios, de eliminar el pecado. Pero aún así, como sabemos por experiencia, la batalla espiritual sigue. La batalla espiritual sigue dentro del creyente porque de momento seguimos con la naturaleza pecaminosa hasta que pasemos a la eternidad vamos a tener esta naturaleza pecaminosa en nuestros cuerpos y entonces tenemos esta batalla espiritual donde incluso el apóstol Juan perdón, el apóstol Pablo lo deja muy claro el apóstol Pablo lo deja muy claro en Romanos 7 versículo en 18 al 25, pero para resaltar uno de esos versículos dice, en versículo 18, yo sé, aquí el apóstol Pablo dice, yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Resaltando el versículo 21, dice, así que, estos romanos 7, 21, así que, queriendo yo hacer el bien, hayo esta ley, que el mal está en mí. Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros, que se revela contra la ley de mi mente y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros." Entonces, ahí el apóstol Pablo está mencionando esta batalla espiritual que hay dentro de cada uno de nosotros. Porque el... el nuevo nacimiento, esta nueva criatura, pues, pues, por la obra que Dios ha hecho en nuestra vida. Queremos hacer lo que es recto y bueno, pero aún así, estamos en esta vida, en este cuerpo pecaminoso, con esta naturaleza pecaminosa, donde este conflicto, y por ello, muchas veces nos sometemos a la tentación, obedecemos nuestra carne en vez de obedecer a Dios, y pecamos, caemos en pecado. Entonces, hay esta batalla espiritual en el creyente. Pero aún así, el creyente tiene la victoria por medio de Jesucristo. Por eso, aquí el apóstol Juan está resaltando, en el texto que estamos considerando, que el creyente genuino no va a persistir en el pecado, sino que va a batallar contra el pecado. Sí, a veces va a caer en pecado, pero rápidamente va a volver al camino correcto. porque ya tiene la victoria por medio de Jesucristo. Por eso en 1 Corintios 15 del 57 al 58 dice, más gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que hermanos míos, amados, estad firmes y constantes creciendo en la obra del Señor siempre sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. Entonces, tenemos la victoria por medio de Jesucristo. Es por su obra en la cruz, por su ministerio, por lo que Él ha hecho por nosotros al entregar su vida por nosotros. Y entonces, por ello, aquí en en versículo 9, aquí en primera de Juan, capítulo 3, versículo 9, dice, todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado porque la simienta de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios. Entonces, el creyente no persiste en el pecado porque tiene esta naturaleza divina que Dios le ha dado y es por medio de Jesucristo que obtenemos victoria Y lo que hay que entender es que Juan no está diciendo que el creyente ya no puede pecar, porque ya lo ha dejado claro en el capítulo 1 que nadie puede decir, ahí en versículo 8 y versículo 10 dice, si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Y en versículo 10 dice, si decimos que no hemos pecado le hacemos a el mentiroso y su palabra no está en nosotros. Entonces ahí el apóstol Juan ya ha dejado muy claro, no puedes decir que nunca has pecado y no puedes decir que no pecas. Y por eso necesitamos constantemente evaluar nuestros corazones y si hemos pecado confesar nuestros pecados. Y por ello necesitamos un abogado, como nos menciona ahí en 1 Juan 2, versículo 1. Entonces dice, si alguno viera pecado, abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo el justo. Entonces, necesitamos un abogado que nos defienda porque pecamos. Entonces, el apóstol Juan ya ha dejado claro que nadie puede decir que no peca o que nunca ha pecado. Entonces, cuando aquí menciona, aquí en 1 Juan 3, versículo 9. que el que es nacido de Dios no practica el pecado porque la simiente de Dios permanece en él y no puede pecar porque es nacido de Dios no está diciendo que no puede caer en pecado lo que está diciendo es que rápidamente va a arrepentirse, va a confesar su pecado el pecado no va a ser una característica de su vida no va a persistir en el pecado sino que la característica de su vida va a ser la justicia, la rectitud, lo cual ha mencionado en versículo 7. El que hace justicia es justo como él es justo. Y es que el creyente puede caer en pecado, pero rápidamente se arrepiente y confiesa su pecado. Y es que lo que el apóstolo Juan requiere es que el creyente luche contra el pecado, que se mantenga alerta como Jesús mismo nos dice, velar y orar para no entrar en tentación. El apóstol Juan quiere que que no aceptemos el pecado como si fuera una práctica normal. No debemos de dejar que el pecado nos gobierne y no debemos de creer aquellos que dicen ser creyentes pero su conducta refleja que son hijos del diablo. Son personas que persisten en la maldad. Y por ello aquí el Apóstol Juan no quiere que nadie nos engañe, que nadie nos desvíe del camino correcto. sino que vivamos la justicia, que vivamos en rectitud y que no veamos el pecado como una práctica normal, como algo que puedes hacer porque, de todas formas, Dios te ha perdonado todos tus pecados, Él promete perdonar todos tus pecados, entonces puedes vivir en el pecado y disfrutar de ese conocimiento de Dios. No, porque la conducta y el conocimiento van juntos. ¿Conoces a Dios? Pues reflejale a Él. Vive para Él. Pon en práctica sus mandamientos. Obedécele. Vive en la luz. Por ello, no te dejes engañar. Porque el pecado es característica del diablo. Vamos a terminar en oración.
No te dejes engañar; el pecado es característica del diablo
Series 1 Juan
Sermon ID | 12625159133719 |
Duration | 39:13 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 John 3:7-9 |
Language | Spanish |
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