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agradecidos porque nos has traído a algunos lugares muy lejos el día de hoy y muchas gracias por tu cuidado, tu providencia. Sabemos que hay personas que están fuera de la ciudad, otros que están enfermos y sin embargo a nosotros nos has permitido venir el día de hoy a este lugar en donde hemos cantado estos himnos de corazón honrando y glorificando tu nombre y buscando hacer tu voluntad. Y el tema que nos toca ahora es tan pesado y difícil, y tanto tú nos puedes ayudar a contemplar su realidad. Por eso te pedimos que nuestro que nos vuelvas a hablar y que nos ayudes a actuar a la luz de lo que vamos a escuchar. Por eso te damos las gracias en el nombre de Cristo Jesús, amén. Ahora los textos aquí de entrada los mismos en donde El apóstol Pablo en 2 Corintios nos habla de mirar a las cosas más allá de las que se ven, más allá de las temporales, más allá de las pasajeras cosas en este mundo, a mirar hasta las cosas eternas y a comparar. Y a esta gran comparación vamos a llegar próximamente entre el sufrimiento presente y la gloria venidera. Y el día de hoy nos toca, esto es el tercer sermón, en relación con la contraparte de la gloria venidera, es el saber del infierno. Es un tema misterioso. Estas palabras técnicas, el Hades, la Gehenna, en el texto griego, que no siempre se traducen con la palabra infierno. Son una parte de lo que nos tiene detenidos. Nuestro Señor Jesús nos dio la advertencia de que nos sería mejor, en relación con las manos, los pies y los ojos, hacernos un tipo de cirugía drástica, tomando medidas espantosas, en sentido moral, en sentido espiritual, el arrepentimiento, ¿no? En el texto de Marcos, y lo que hemos visto en relación con aquella torre y las 18 personas y el accidente y luego la atrocidad cometida por Pilato con aquellos cuya sangre se mezclaba con los sacrificios y la advertencia de nuestro Señor Jesús de que sería para todos los que no se arrepientan una muerte en cuanto a sus consecuencias eternas igual o peor lo que ya hemos visto. Hoy vamos a dar lectura a dos textos, vamos a dar un resumen. El primer texto es el mismo que conocemos aquí en Romanos 2, y el segundo se encuentra en Lucas 19, aunque hay otro que se agrega a Lucas, pero busquen primero en Romanos, en su capítulo 2, por favor. De entrada vamos a leer los textos, en Romanos, por favor, en su capítulo 2. En esta terrible advertencia contra los que menosprecian la bondad de Dios, ignorando que su benignidad, su longanimidad, su paciencia y bondad deberían de guiar a quien sea al arrepentimiento, el recículo 4, y luego les acusa de al no arrepentirse de haberse endurecido en sus corazones. En esta fórmula técnica la vamos a ver más adelante en parte el día de hoy de atesorar. Están atesorando, acumulándose cada vez más ira. Para el día de la ira, la manifestación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras y se dividan los seres humanos en dos grupos a los que perseverando en bien En bien nacer buscan gloria, honra, inmortalidad y la vida eterna, por un lado. Y por otro, los que son la versión antigua, contentiosos, no obedecen al Evangelio, menos la verdad revelada en el Evangelio. Antes, obedecen a la injusticia. estas personas, en contraste con gloria, honra y inmortalidad, la contraparte, estas espantosas palabras en el versículo 8, cuando dice, es una secuencia, y luego al principio del versículo 9, tribulación y angustia sobre toda persona humana que obra lo malo, no importando, no hay excepción de personas para con Dios, y estas terribles palabras, veanlas otra vez, cuando dice Este enojo, ira, tribulación y angustia nos van a ayudar a salir de dudas en parte el día de hoy. Este es el tercer sermón sobre la contraparte de la gloria benidega. Y ahora no pierdan de vista romanos, a este texto volveremos en un momento. Buscan ahora en Lucas 19, y con la ayuda de Dios vamos a llegar a este asunto el día de hoy, lo vamos a introducir. Lucas 19. y aquí en la hora, la secuencia de eventos entrando a la ciudad de Jerusalén, acercándose a las horas críticas que terminarán en su juicio y muerte. Cuando llegó cerca de la ciudad de Jerusalén, en 41 estamos leyendo, Lucas 19, 41, dice que lloró sobre ella, lloró sobre ella, este tema de las lágrimas, de nuestro Señor Jesús diciendo hoy si también tú conocieses a lo menos estas palabras cada una es importante en este tu día si conocieses no si hubieras conocido lo que toca lo que corresponde a tu paz estas palabras lamentando ojalá ojo este ojalá o que pudiera haber sido diferentes esta fórmula es técnica en donde es una profunda manifestación de un deseo que mucha gente no quiere entender vamos a tratar de entender más adelante lo que está expresando nuestro señor Jesús en el artículo 42 más ahora ya no ya no ahora está encubierto de tus ojos y estas palabras vendrán días sobre ti, y la descripción de lo que sucedió en el año 70 te acercarán, convaluarte, pondrán sitio en relación con los muros de la ciudad de Jerusalén, y en todas partes te pondrán, en la versión antigua, en estrecho, es una palabra técnica, es más que contra la pared, y te derribarán a tierra, y tus hijos dentro de ti, y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra, por cuanto no, y aquí viene el mismo punto, no conociste, el tiempo de tu visitación. Y agregado a este texto al cual vamos a llegar, con la ayuda de Dios, ahora ven en capítulo 23 de Lucas. En este texto, rumbo al Calvario, ya está metido de por medio Simón, el que le ayudaba a cargar la cruz. Esto es un asunto muy discutido. En el 27 seguía una gran multitud de pueblo de mujeres las cuales le lloraban, lamentaban y lloraban sobre él, es la idea. Y se puede ver, se está pintando aquí el cuadro, el panorama. Es más que lamentable. Esta muchedumbre de gente comenzando con las mujeres quebrantado en llanto y sopresivamente en 28. Mas Jesús vuelto a ellas les dice, hijas de Jerusalén, No lloren por mí. No llores a mí. No derramen más lágrimas por mí. No. Les prohíbe hacer eso. Y en contraste, lo contrario, más llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Y comienza a describir una situación espantosa en donde en estos días que son los mismos mencionados en el capítulo 19, Llega al extremo de decir que para mucha gente sería lo mejor no haber nacido y bienaventuradas las mujeres estériles, increíblemente, los vientres que no engendraron pequeños, los pechos que no crearon, no. Y comenzarán a decir a los montes, eso es directamente lo que tenemos en Apocalipsis, caer sobre nosotros, ¿no? Y cubrirnos. Y el tema aquí es espantoso. Hace años predicamos una miniserie sobre el versículo 31. Porque si en el árbol verde se hacen estas cosas, y Cristo es ese árbol verde, en el árbol seco, ¿qué se hará? ¿Qué se hará? ¿Estos textos listos? Yo todavía no. Voy a estar luchando con mi voz aquí el día de hoy. Estamos en esta contraparte de la gloria venidera y hay un montón de asuntos que vamos a tratar de abarcar en una forma abreviada, en una forma Resumida, en nuestro sermón hace ocho días tocamos este tema de por qué Dios tiene que castigar el pecado y concluimos el sermón con la pregunta, ¿quiénes son los que van al infierno? ¿Quiénes son estas personas? Y vimos en una forma muy resumida que son todos aquellos que no nacen de nuevo, todos aquellos que no han sido convertidos como niños, según Mateo 18, todos los que no tienen una justicia mayor que la de los escribas y los fariseos, la gente más religiosa en aquel entonces, que confiaban su justicia comparativa negativa, ¿no? Pero no tenían algo mayor. Todos los que viven en pecado, los que no se han arrepentido del pecado, van al infierno. Todas las personas hipócritas, autoengañadas, muchos de las cuales van a decir, señor, señor, y van a descubrir que no. Autoengañadas, hipócritas, van a la perdición. Y luego concluimos con esas personas en Mateo 25, que no aman a su prójimo. Y el argumento sobre el que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado. Y el sermón concluyó con este asunto de todas las personas, a esto vamos a volver, que descuidan su salvación. Y resulta que todas esas personas tienen algo en común, y lo que tienen en común es que no creen nada, porque lo que hemos estado viendo desde hace tres domingos, no creen en la ira de Dios, como lo vimos, las encuestas, los argumentos, es increíble. Lo que nosotros sabemos es que la ira de Dios es algo bíblico, Es verdadero, es algo espantoso, más que espantoso. Como volveremos a ver el día de hoy, es algo inevitable, inevitable, que revela la verdad acerca de Dios, su naturaleza, su carácter, su santidad, se revela en su ira en cuanto del pecado. Precisamente el aspecto divino, ¿no? Sobre ese punto, todo el mundo no quiere creer nada sobre este asunto. El dios de la ira no quiere saber ni una palabra. Y al mismo tiempo, el infierno revela la verdad acerca de nosotros. La ira de Dios derramada en cuanto a nuestros pecados, nuestra culpa, es una cosa tan espantosa que resulta ser inconcebible, como volveríamos a ver ahora, pero es la verdad. Y todas estas personas lo que tienen en común es que creen que Dios no puede hacer nada de esto y que menos lo hará. Y que tú y yo tenemos el derecho de vivir vidas cómodas, sin problemas, sin dificultades. Una vida medio, por lo menos medio próspera es nuestro derecho. Y si Dios tiene la obligación de cumplir con eso, ¿no? Cuando la Biblia dice que tiene que tratar con cada uno conforme a sus obras, lo que acabamos de leer en romanos, eso es lo que Dios está obligado a hacer y eso es lo que Dios hará. Y que esta ira de Dios en la cual no creen es revelada, volveremos a verlo, en la obra salvadora de Cristo. De tal modo que resulta ser una parte esencial, crucial, del mismo mensaje del Evangelio. Nada de esto lo creen, ¿no? Y como no lo creen, no acuden a Cristo. No están conscientes de su necesidad, no creen que están en peligro, no tienen la menor idea de que lo que les espera sin Cristo es tan solo la ira de Dios. Esto no lo entienden, no lo creen, no lo aceptan y no están conscientes de su propia incapacidad ni siquiera de librarse de esto, menos de su depravación y pecaminosidad. No tienen conciencia alguna de estas realidades y no saben que si no acuden a Cristo No van a ser salvos por Cristo y serán rechazados individual, personalmente, cada uno de ellos rechazados, abandonados, reprobados por este Señor, este Salvador que no les debe nada, salvo lo que hemos leído en Romanos 2. Su santa ira es lo que les debe, es lo que se les va a pagar. Entonces comencemos el día de hoy con estas dos preguntas. Este tema lo volveremos a discutir. Vamos a dar una respuesta parcial el día de hoy. Mucha gente al saber de esto luego se asustan al descubrir que este castigo es eterno y no entienden el por qué. No comprenden el por qué de un castigo eterno. Y se ponen a discutir en contra de eso. Aunque pudieran reconocer un momento dado la necesidad de un castigo como lo vimos hace ocho días, no quieren creer nunca que este castigo sea eterno o es eterno. Jamás. Y vamos a contestar el por qué de esto. Y luego vamos a terminar el sermón con estos dos textos en Lucas que nos enseñan qué debemos hacer, cómo debemos responder nosotros, los que decimos creer esto. Ahora, las respuestas a medias que vamos a dar el día de hoy acerca del porqué de un castigo eterno son tres. Primero, porque el infierno es castigo. Primero, ese castigo necesariamente es eterno, no puede ser algo parecido al exterminio o la aniquilación. Sí, esto es así. Y hay unos detalles metidos por medio de esto que nos ayudarán a salir de dudas, que vamos a ver. Ahora comencemos con estas palabras mencionadas ya en la introducción. Volviendo a Romanos 2, las palabras son enojo, véanlas, en el versículo 8, ira, al principio del versículo 9, tribulación y angustia. Estas palabras Nos ayudan a ver en forma directa que el castigo del infierno es realmente así. O sea, el infierno es un castigo. Esas palabras describen en parte ese castigo. Hay muchísimas palabras que describen ese castigo. Estas son una lista resumida de palabras en donde las palabras son fuertísimas, ¿no? El enojo de Dios, la ira de Dios, resulta en la tribulación y angustia derramadas en contra de esas personas. Eso es lo que el texto dice. Y las palabras en sí mismas significan lo que estamos diciendo. que el infierno es un lugar de castigo. Esto lo comenté hace unos domingos. El infierno no es algo reformatorio, sino es penal. ¿Qué quiere decir eso? No es para cambiar, no es para mejorar, no es para reformar al culpable, sino es simplemente para cumplir con la justicia, la santidad divina y satisfacer las exigencias de esta justicia divina, por lo tanto, el castigo del infierno se describe un sinnúmero de veces como el castigo o juicio de Dios. Ese es el juicio que el pecado merece. Las palabras que se usan técnicamente, renumeración, retribución, recompensa, pena, pago, son palabras técnicas que ocurren repetidas veces en el Nuevo Testamento afirmando, aquí mismo en Romanos vemos por ejemplo, rápido, dos ejemplos, que en el infierno Dios tomará venganza de estas personas. Vean en el capítulo 12 del mismo Romanos, estamos leyendo ahora, en su versículo 19, no os venguéis vosotros mismos, no, no, no. Amados míos, antes hay que dar lugar a esta ira mencionada en el capítulo 2 mencionada en el capítulo 1 porque escrito está y esta cita no del antiguo testamento de deuteronomio mi es la venganza a mí me pertenece tomar la venganza a mí me corresponde pagar yo pagaré dice el señor esta fórmula esta es la prerrogativa divina eso es lo que Dios va a hacer por lo tanto la prohibición del lado nuestro no y esta fórmula se repite una y otra vez, en una lista de textos aquí que no vamos a ver el día de hoy, se repite esta misma fórmula. Ahora, la mejor ilustración de esto para entrar al tema es, pensando por un momento y nada más, en lo que nosotros entendemos con la ilustración en la pena de muerte, la pena capital, la pena mortal. cuando la corte termina dictando la sentencia de que la persona es digna de perder su vida, la pena mortal, la pena capital. Son palabras que dicen, que usan en una forma técnica, pero indican exactamente lo mismo. La pena de muerte no es algo reformatorio. No tiene el propósito de cambiar, mejorar al culpable. Es simplemente darle lo que el texto aquí dice, el pago, la recompensa, la retribución. Podríamos usar la palabra incluso venganza. Esa palabra es muy, muy fuerte. La pena de muerte es final. la pena de muerte es permanente, es para siempre. Y de todos los países en el mundo, fuera del mundo islámico, creo que la Unión Americana es probablemente la única excepción a esta regla, no practican la pena capital en los demás países en el mundo. Y sin embargo, a lo largo de la historia, sí, podríamos tardar media hora ilustrando esto, celebraban. la muerte, aplicándoles la pena capital a un sinnúmero de personas y obligando a los ciudadanos a asistir y a ver, a presenciar, a ser testigos oculares de esto. Y en todos los casos, lo que estaban viendo es lo mismo, la justa recompensa, simplemente venganza, lo que la justicia exige. depende obviamente del crimen, depende de la culpa. Pero la prueba más fuerte de este argumento es, aquí estamos detenidos con el por qué el castigo es eterno, ya esto lo hemos escuchado, pero lo vuelvo a destacar el día de hoy, la muerte de Cristo es la prueba más grande de que el castigo del infierno es castigo y nada más. Cuando nuestro Señor Jesús murió en lugar de los pecadores, ¿qué es lo que le sucedió? Cristo fue castigado, Cristo sufrió. Cristo sufrió el castigo que el creyente pecador, el creyente que ha creído en él debería de haber sufrido. Cristo sufrió en sentido físico, en sentido espiritual, la tribulación, angustia, agonía, bebiendo la copa de ira, todo lo que el pecador culpable debería de haber sufrido. Nuestro Señor Jesús lo sufrió en su lugar. ¿Y qué es lo que sucedió con Cristo? Cristo perdió su vida. Al hacerse culpable y se hizo culpable por nuestros pecados, hablando de los creyentes, fue hecho pecado en lugar de nosotros, dice Pablo, y sufrió el justo por los injustos. Llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la madera, es la fórmula técnica de la boca del apóstol Pedro, la fórmula. Llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz. Y según Isaías, no vamos a volver a leerlo, lo hemos escuchado mil veces, las palabras de Isaías azotado, herido, abatido, molido, angustiado, afligido, la lista. Se les sacaban las palabras en el hebreo para describir ese castigo. ¿Y esto qué quiere decir? Que Cristo sufrió lo que esta persona debería de haber sufrido. ¿Sí o no? Y que el infierno entonces, a donde va esta persona si no es rescatada por Cristo, en el infierno, eso es lo que esta persona va a sufrir. Será azotado, herido, abatido, molido, angustiado y castigado de igual manera. Así el argumento. Y es importantísimo volver a decir esto. Es un tema al cual vamos a volver a este punto más adelante, el día de hoy. Pero esto es un punto tan importante. Esto nos ayuda a ver lo siguiente. Las personas que niegan el castigo del infierno, incluyendo la naturaleza eterna de dicho castigo, no entienden la muerte de Cristo. No nos pueden explicar lo que pasó a nuestro Señor Jesús. No entienden lo que hizo ni por qué lo hizo. Y a este punto vamos a volver. Hay algo importantísimo. ese punto. Pero la muerte de Cristo es contundente. El castigo del infierno es verdaderamente castigo. Ahora, en segundo lugar, hay una lista de temas aquí. El hecho de que este castigo es eterno es importantísimo entenderlo. no es la aniquilación, lo que llamamos el cese de la existencia. No dejan de existir estas personas, no son exterminadas, no son aniquiladas, no dejan de existir. Y hoy en día, eso es lo que nos quieren decir en tantas sectas en todo el mundo y dentro de lo que llamamos el cristianismo liberal en el primer mundo, en Europa, Inglaterra, Canadá, los Estados Unidos, Australia, incluso nos hablan de esto. en el cristianismo liberal, en donde no creen que existe un estado de castigo eterno como el infierno. Lo que nos dicen es que el infierno es el exterminio, es el simple hecho de dejar de existir, es lo que dicen. Y que las personas que hablan del infierno nos hablan de eso. Sí, es lo que todas las sectas, mormones, testigos, adventistas y en algunos grupos liberales dentro de la iglesia católica romana afirman lo mismo, que nadie debe asustarse con el asunto de un castigo eterno porque ese castigo no existe y que lo que sucede es las personas simplemente dejan de existir. Ese es su argumento y han escrito libro tras libro tras libro para defender ese punto de vista, ese error, esa mentira, ese engaño. nos dicen que el castigo no es eterno, que el tormento no es eterno, que tan solo dura por un tiempo. Para ellos normalmente es un bien, es un argumento fortísimo en donde están muy metidos en esto de que el tiempo es muy reducido, es un breve lapso de tiempo, que llegan a un momento después de haber sufrido por un muy reducido, abreviado tiempecito y esto llega a su fin y ya no existen. Y nos afirman constantemente que no hay algo como tormento eterno, nada como castigo eterno. Por lo tanto, aquí traigo este folleto donde los textos están aquí a la mano. Escuchen estos textos. Mateo 3, hay un fuego que nunca se apagará. Mateo 5, 22, hay un infierno de fuego. Mateo 13, un horno de fuego. En ese horno será alianto el crujir de dientes. En Mateo 18, 8 serán echados al fuego eterno. En Mateo 18, 9, echado a la ajena infierno de fuego. En Mateo 25, apártense de mí, malditos, al fuego eterno. Y la lista es tan espantosa, tan solo leyendo, ¿no? La lista es tan espantosa que se repite una y otra vez el argumento agregando otros detalles. En Marcos 9 dice el fuego nunca se apaga. En Lucas 13 dice quemará en fuego que nunca se apagará. En 1 Tessalonicenses cuando viene el Señor Jesús dice que vendrá en llamo de fuego para dar el pago a los que no conocieron a Dios. En juda se refiere a personas que están sufriendo el juicio del fuego eterno. En apocalipsis 14 serán atormentados con fuego y azufre y luego este tormento sucede en el lago de fuego ardiendo con fuego y azufre. Serán lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre, dice. Y luego los que fueron lanzados a ese lago, después de los famosísimos mil años, aún están vivos, dice el texto. Aún viven, aún sobreviven. Dentro de ese lago de fuego siguen vivos, dice. Siguen vivos. Y luego se agrega, escuchen, serán atormentados día y noche para siempre, jamás, y las palabras griegas se refieren al futuro, siglo tras siglo, milenio tras milenio. para siempre jamás, el futuro sin fin, el futuro que nunca termina. Y luego los que no fueron escritos, sus nombres no fueron hallados, escritos en el libro de la vida, ¿todos estos fueron lanzados en el mismísimo lago de fuego? Que es la, según el capítulo 21, a esto volveré en un momento, la segunda muerte dice. Ahora, si, escuchen, rápido. Si esto no es algo eterno, entonces ¿por qué este lenguaje? ¿Por qué? O sea, deberían haber dicho en forma directa, no, no, no, no, esto no es eterno. Dijeron exactamente lo contrario. Deberían haber dicho, no, no, no, no, esto es el fin de su existencia. No, siguen insistiendo que estas personas no dejan de existir nunca. Deberían haber dicho, no, esto es tan sencillo como lo que sucede en la aniquilación. No lo hicieron. Las palabras aniquilación, cese de existencia, no están en ningún lugar, en ninguna parte de la Biblia, sino lo contrario, lo opuesto. Ahora, hay que detenernos aquí y meternos en este argumento. Escuchen con mucha atención. Hay muchos argumentos aquí, el tiempo no nos permite detenernos con cada punto, pero el primer punto aquí en este argumento es que el cese de la existencia no sería ningún castigo. La palabra castigo significa lo que hemos escuchado. Sufrimiento, tormento, dolor, agonía. Para que una persona sea atormentada, tiene que estar consciente. Para que una persona esté consciente, tiene que sobrevivir. No es posible que una persona inconsciente o una persona que ni siquiera existe, sea castigada, sea atormentada. El tormento necesariamente es eterno. Lo vamos a explicar. Los textos lo dicen, pero esto obligadamente obliga a cualquier persona a entender que la persona esté consciente. Se requiere eso. Que la persona pueda sentir ese dolor. Que la persona incluso, como veremos, sepa el porqué de todo esto. Que la persona sepa que merece lo que le está pasando. Y al saberlo, ¿no? que llega a concluir, esto es el pago, esto es el resultado, esto es la recompensa, estoy cosechando lo que sembré en mi vida, todo esto es algo necesario. La contraparte sería la mejor cosa posible, la bendición más grande posible para los inconversos sería dejar de existir. Sería una bienaventuranza, ¿no? Abusando de esta palabra. Si fueran a saber que ya no voy a existir, sería buenísimo. Pero sería ridículo si esto es lo que va a pasar. Sería más que absurdo decirles a estas personas, tú estás en peligro de fuego eterno. Sería absurdo hablarles del gusano que no muere y el fuego que nunca se apagará. Sería más que absurdo hablar de esta manera. Pero escuchen, la Palabra de Dios, escuchen las frases aquí. La Palabra de Dios habla de una resurrección para condenación. ¿Qué quiere decir eso? La Palabra de Dios habla de eterna perdición. Todo el asunto de ser perdidos, eternamente perdidos. La palabra de Dios habla de la oscuridad, las tinieblas, reservada para estas personas, les ha sido reservada eternamente dice. No estoy citando los textos, aquí no es necesario, o sea, cada texto ustedes los pueden buscar, aquí traigo las citas. Cuando dice que no tienen reposo, ni de día, ni de noche, ¿qué quiere decir eso? No tienen reposo. Y luego cuando dice que el humo del tormento de ellos sube para siempre jamás por los siglos de los siglos, así la misma pluralidad de tiempos futuros sin fin, el humo del tormento sigue subiendo para siempre. La contraparte la vimos ya en una introducción. La contraparte es hay una herencia eterna, hay gloria eterna, vida eterna, redención eterna. salvación eterna, los textos son cuantos textos, es la misma cosa. Y aquí es la contraparte. Esta es perdición eterna. Este es el juicio eterno. Es su contraparte. De tal manera que si tú crees que hay vida eterna, tienes que creer en la perdición eterna. Las dos cosas están simultáneamente colocadas al lado, el uno al lado del otro, en un sinnúmero de textos. Entonces, No tendríamos que decir más para convencer a la persona que quiere ser convencida de que nos estaban diciendo la verdad los autores del Nuevo Testamento, comenzando con nuestro Señor Jesús y todos sus apóstoles. Pero ahora vean, hay más argumentos aquí. Busquen en Mateo 11. Rápido, en Mateo 11, por favor. En Mateo 11 se introduce este concepto que es de igual manera Fuerte, ¿no? En Mateo 11, por favor. El concepto es de grados de castigo en el infierno. ¿Qué quiere decir eso? No son grados de aniquilación o grados de exterminio, por favor, no. No, no puede haber así grados de aniquilación. Estas personas, ¿no? Que cuando se menciona la segunda muerte, entonces sería una segunda aniquilación. Si la muerte es el infierno y esto es aniquilar a la persona, entonces, ¿cómo puede haber una primera aniquilación y una segunda? No sé si me explico. Si la primera aniquilación no terminó con la persona, menos la segunda. Hablando de un argumento más que absurdo, pero esos son los argumentos que usan para salir de esto. La Biblia enseña, ahora vean aquí, y aquí se introduce un gran tema, no podemos detenernos con esto, que en el infierno hay grados de castigo. Grados de castigo. ¿Qué quiere decir eso? Que no todos los perdidos recibirán el mismísimo castigo. No. Hay grados de castigo. Eso es lo que romanos 2 y tantos otros textos afirman, pero no vamos a leer, hay una lista de textos que hablan de esto, vean este. Cuando Cristo habla de cómo los de Corazón y Bethsaida habían sido levantados tan cerca, es como si hubieran llegado al cielo en el contexto de Mateo 11, termina En 23, si tú, Capagnaum, que eras o que habías sido, levantado hasta el cielo, la bajada de nuestro Señor Jesús a la tierra es como si ellos hubieran ido a verlo en el cielo. Ahora la contraparte. Hasta los infiernos, ven, y la palabra es plural porque se refiere a grados de castigo en el infierno. Serás abajado. Porque si en los de Sodoma fueron hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy. En otros textos se habrían arrepentido y habrían sido perdonados. Por lo tanto, os digo que a la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo. ¿Qué es esto? Más tolerable el castigo en el día de juicio que a ti. ¿Qué quiere decir más tolerable? Hay grados de castigo. De tal modo que para algunas personas el sufrimiento es eterno. Pero no es igual para todos. Y si se trata del cese de la existencia, no puede haber grados de dejar de existir, del cese de existencia no hay grados, o estás vivo o muerto, o existes o no existes. Pero este texto introduce un concepto. Y el concepto es una fórmula que conocemos. En el argumento aquí, entre más luz hay más responsabilidad. Esto vamos a volver antes de terminar. Entre más conocimiento, más culpa. La fórmula, más luz, más responsabilidad. Más entendimiento resulta en mayor castigo. ¿Y el castigo será más fuerte para algunos? Sí. ¿Más para algunos que otros? Sí. Aunque todos van al infierno, hay grados de castigo en el infierno. En este texto hay un sinnúmero de puntos que no vamos a discutir. De la misma manera que hay grados recompensa en el cielo para el servicio de los creyentes. De la misma manera hay grados de castigo en el infierno. ¿Pero qué es lo que vimos al principio del sermón de hoy? Lo que vimos en Romanos 2 es Pablo acusando a los que se endurecen y permanecen en sus pecados al no arrepentirse, les acusaba de estar acumulando para sí, sumando para sí, aumentando más ira Para sí mismos, sí. Y este es el tema de paso, lo comento porque es otra prueba de lo mismo. Es un tema extraordinario. El hecho de que al pecar cotidianamente y al vivir una larga vida, tan solo están asegurando el mayor juicio posible. Eso es lo que sucede. están acumulando, están sumando cada vez más juicio, cada vez más culpa, cada vez más castigo. Por más difícil que sea entender esto, en los tiempos puritanos hacían cálculos. La primera vez que yo vi este argumento, hace muchos años, uno de los puritanos hacía sumas de cuentas calculando la deuda nacional de Inglaterra en aquel entonces y con tablas matemáticas terminó demostrando cómo se había acumulado, cómo se había sumado, cómo se había aumentado tanta deuda que resultaba ser impagable. Y luego, la comparación. ¿Cuál es la comparación aquí? Este punto es crucial para entender el argumento. ¿Cuál es la comparación? Si la persona en conversa peca un promedio de una vez por hora, un pecado cada hora, A los 30 años de edad habrá sumado ya 262 mil pecados en su contra. A los 60 años de edad más de medio millón de pecados pendientes. Y la gente se asusta al escuchar. La verdad es, se acerca más a la realidad de un pecado por minuto. Y a los 10 años de edad ya suma más de 5 millones de pecados pendientes que tienen que ser castigados, que tienen que ser pagados por alguien. Y el argumento no es algo matemático. Nada más. A los 40 años de edad tiene más de 20 millones de pecados pendientes, a los 60 más de 36, casi 37 millones. Esto es pecando un promedio de un pecado por minuto. Pero esto no se acerca en ningún sentido a la triste realidad en esto. No. ¿Por qué no? Porque aquí estamos hablando de algo más que pecar en esta forma violando la santa ley de Dios. En la santa ley de Dios, Dios se declara como soberano sobre nuestras vidas en todos los sentidos. Soberano sobre nuestra adoración, los primeros cuatro mandamientos, el objeto, los medios, la manera, el tiempo de la adoración. Soberano sobre nuestro tiempo en este mundo en todos los sentidos. Soberano sobre nuestras vidas. en el sexto mandamiento soberano sobre toda autoridad humana, en el quinto mandamiento soberano sobre la moralidad y la sexualidad, en el séptimo mandamiento soberano sobre nuestras posesiones, dones, talentos, propiedad. en el octavo mandamiento, en el noveno soberano sobre la verdad y luego culminándose a grandes rasgos estoy resumiendo aquí soberano sobre nuestros pensamientos y deseos en el décimo mandamiento y no hay ninguna esfera de la vida en que se puede declararse libre de este Dios soberano que exige en todos los ejemplos amor para con él mismo y amor para con nuestro prójimo. Y si a este número es un promedio de un pecado por minuto, no. Porque la falta de amor para con Dios es cada segundo. Yo tengo la tabla, me interesa mucho todo este asunto de la fisiología del cuerpo, de cómo es que es un promedio de cien mil veces por día el latido de tu corazón. Y los teólogos desde los tiempos de los puritanos iban a esa cifra. decían son 100 mil pecados con cada latido de tu corazón en el promedio de una vida normal resultando en más de 30 millones de pecados por año al no cumplir con la ley de amor. Lo vimos el domingo pasado el que sabe hacerlo bueno y no lo hace. Santiago Su capítulo cuatro, la cita es espantosa. No simplemente el mal que hicimos, sino el bien que no cumplimos. No simplemente que Cristo tiene que pagar por todo el mal que hicimos. Tiene que vivir una vida perfecta y cumplir con el bien que no cumplimos. Las dos cosas. La ley exige amor, entonces al no amar estamos pecando. Con cada latido de tu corazón, la cuenta se está sumando, creciendo, a llegar a cifras incalculables. Si se trata de pagar los pecados de diez personas, mil personas, un millón de personas, cien millones de personas, un millón de personas, ¿qué tipo de deuda, qué tipo de culpa? Sumando las cuentas, Y rápido, escuchen ahora. El castigo es eterno, escuchen, no es el cese de la existencia, porque la muerte física no pone fin a la existencia de nadie. No, esto no es así. Esto es el misterio de la vida. ¿No? Tantos versículos lo afirman. Es espantoso. No vamos a discutir esto el día de hoy, todo esto de la fisiología, el cuerpo, el alma, el espíritu. Pero los textos en el Génesis, cuando se le estaba a la hora de la muerte de Raquel, cuando se le estaba saliendo el alma, saliendo de su cuerpo, su alma. Esto con Elesías y el niño se pone a rogar y pide a Dios que le vuelva a su entraña, a sus entrañas, su alma, porque había salido, porque el niño murió. Y esto de que la muerte no pone fin a la existencia de ninguna persona humana. No, esto no es el fin de la existencia, es el comienzo de la eternidad. Y cuando vemos este asunto al cual nos habló de esto Mark, y vamos a volver a discutir algo sobre este texto próximamente, pero es espantoso. Escuchen lo que dice. Aconteció que murió el mendigo, fue llevado por los ángeles al seno de Abraham y murió también el rico, fue sepultado y en el infierno. alzó sus ojos y cuatro veces, el texto afirma que sobrevivió tanto Lázaro como el rico, los dos sobrevivieron, sobrevivieron la muerte física y que en el infierno el rico comenzó a hablar, se llama el evangelista del infierno, hay unos sermones de libros buenísimos sobre este argumento, pero cuatro veces, cuatro veces el texto dice estando en los tormentos alzó sus ojos, 23. Y luego en 24, soy atormentado en esta llama. No vamos a discutir, todas las sectas dicen no, esto es una parábola. No, es una descripción gráfica de la realidad enseñada a lo largo de la Biblia. Y luego en 25, Abraham le dice, Lázaro, consolado, y tú atormentado. tú atormentado. Y por cuarta vez, cuando quiere que un evangelista vaya a testificar a sus hermanos, ¿qué dice? La cuarta vez dice, para que ellos no vengan también a este lugar de tormento. Y no vamos a discutir todo esto, estamos diciendo que esto es así. Ni los ángeles caídos ni los hombres perdidos son aniquilados. El destino eterno de ambos es el mismo lugar. Van al infierno para ser castigados. Ese castigo es eterno. ¿Esto significa qué? No hay posibilidad alguna de salvación. No. No hay posibilidad alguna de librarse de eso, tampoco. De la misma manera que no hay posibilidad de salvación para los ángeles caídos, tampoco para los hombres perdidos, tampoco. Este es el argumento de Cristo, ya lo mencioné anteriormente aquí, lo vuelvo a citar cuando dice irán estos al tormento eterno, los perdidos y a los justificados, los salvados. Irán estos a la vida eterna, la misma palabra eterna en el griego describe el destino de ambos como un destino eterno. Y la gente sigue dudando, sigue dudando. Y lo que quieren saber es el por qué de un castigo eterno. Ahora hay muchas respuestas aquí, pero el tiempo es limitado y voy a tratar de dar algunas respuestas al por qué todo esto es eterno. La primera respuesta es simplemente lo que hemos escuchado. La culpa de los hombres perdidos es infinita. No tan solo con los cálculos matemáticos ya comentados, es incalculable la culpa, resulta ser incalculable para nosotros, pero hay algo peor aquí. El hecho de que la culpa de un solo pecado no perdonado, esa culpa permanece para siempre. La culpa de un solo pecado no perdonado es eterna. Podríamos discutir esto de mil maneras, dándole vueltas al tema de la impunidad. Es lo que la gente que dice, no me hicieron esto, mataron a mi familia, no voy a dar la lista de cosas que hicieron a estos miembros de mi familia y la culpa que tienen los que hicieron esto Es eterna. Esto lo entendemos en términos humanos, con todo el tema de la justicia y el grito a nivel mundial para que haya justicia. Pero aquí el asunto es más grave, es mucho más grave. El pecado de estas personas resulta ser infinito, como vamos a explicar. Su culpa, entonces, siendo infinita, el pecado siendo infinito, exige que el castigo de igual manera sea infinito. Y eso es algo que mucha gente nunca ha entendido. Porque no estamos hablando de la ilustración que acabo de dar de que mataron a mi familia. Estamos hablando aquí de que todos han cometido cada uno de estos pecados en primer lugar, en primer instante, como lo decía el Rey David en el Salmo 55, después de haber cometido adulterio y homicidio contra ti. Tan solo ante ti y contra ti el pecado. han cometido cada uno de esos pecados en contra de Dios. Y Dios es un ser infinito. Ante este Dios nuestras obligaciones son infinitas. Nuestra culpa ante este Dios es infinita. Esto es un tema extraordinariamente importante porque es a la luz y a raíz de esto que se explica la necesidad y el por qué de la encarnación de nuestro Señor Jesús. ¿Qué quiere decir eso? Si todo esto no fuera algo infinito, jamás habría venido Cristo a salvarnos. No sé si me explico. Si un solo pecador culpable ante este Dios ha de ser perdonado y justificado y librado de este castigo eterno, se requiere un sacrificio infinito a su favor. Se requiere una justicia, una vida perfecta, infinitamente perfecta, para satisfacer la ley de Dios. Hay dos cuentas pendientes aquí con esta persona. Por un lado, lo que no ha cumplido, la vida perfecta que Dios exige, y por otro lado, todos los pecados que resultan de esto. El castigo de esos pecados infinitos tiene que ser infinito. Lo que este hombre, lo que esta persona, lo que esta mujer debería haber sufrido para satisfacer la justicia, para pagar una deuda infinita, imposible. Es imposible. De ahí viene la necesidad de que Dios nos va a salvar. Viene una persona La segunda persona de la divinidad, nuestro Señor Jesús, en su encarnación, en el misterio de la unión hipostática de una naturaleza humana con su naturaleza divina, el misterio más profundo del universo, vino a la tierra para llevar la culpa de estos pecados. De todos y cada uno de los creyentes vino desde el cielo para sufrir un castigo infinito en su lugar y liquidar la cuenta y librarnos de esto? Sí. Si el castigo no fuera, si no hubiera sido eterno, si la culpa no hubiera sido infinita, jamás habría venido Cristo. Jamás. Dios pudiera haber hecho algo muy diferente. Es lo que el diablo, lo que Satanás daba por sentado. Este es el dilema que nadie lo puede resolver. Su culpa es infinita, como vamos a ver en un momento, más grande que la nuestra. La culpa de los seres humanos es más grande que la culpa de todos los demonios. Lo vamos a explicar en un momento. Y Satanás sabiendo, no hay perdón para nosotros, menos para ellos. Imposible, decía Satanás. y viene misteriosamente una persona divina que va a sufrir voluntariamente el justo por los injustos en lugar de cada creyente culpable, va a poner su vida en expiación para liquidar la cuenta, expiar, quitar de por medio pagando el precio del rescate, derramando su sangre, siendo desamparado por su padre. castigado con lo que es mayor que el castigo del infierno. Mayor. Y la fe, salvadora en Cristo Jesús, cree exactamente eso. La fe descansa en que una persona vino a hacer por nosotros lo que nunca podríamos haber hecho. Y esto garantiza que todos los demás Nunca serán perdonados. ¿Cómo van a ser perdonados sus pecados? Si no fueron pagados por Cristo en la cruz del Calvario, ¿cómo? Y la gente necia que piensa que Cristo murió por los que se pierden nunca ha entendido nada del Evangelio. Lo que se predica tanto, ¿no? ¿Cuántas veces lo hemos dicho? Si nos remontamos tan solo a los tiempos del Antiguo Testamento, más de la mitad de la población del mundo ya estaba en el infierno cuando Cristo falleció en la cruz del Calvario. No hizo nada a favor de estas personas. Nada. Cero. Y los textos que prueban y demuestran que Cristo murió exclusivamente por los creyentes son muchísimos. Cuando Cristo dijo en la parábola del buen pastor, pongo mi vida por mis ovejas, voltea, lo dice cuatro veces, voltea, dice a los judíos incrédulos, ustedes no son de mis ovejas. Pongo mi vida por mis ovejas, ustedes no pertenecen a mis ovejas. Entonces esto es contundente. Un mundo, el mundo antes lubiano, todos perdidos. Esto no hizo nada a favor de ninguno de ellos. La palabra mundo se usa en el autoestamento para decir tanto judíos como gentiles, nada más, pero no hablan nunca de cada persona en el mundo. Creyentes gentiles, creyentes judíos de todo el mundo, pero no de todo el mundo perdido hablan estos textos. Esto lo comento y lo pongo a un lado. Ahora vamos más lejos. El asunto es aún peor. Debido a lo que hemos escuchado ya, se puede ver de inmediato por qué esto es peor. Y lo peor de esto ahora comienza aquí, antes de llegar a por qué somos más culpables que el diablo y sus ángeles. Ahora vamos a esto. La realidad en esto, los inconversos, los perdidos siguen pecando más allá de la muerte. No se arrepientan de sus pecados. Sigan pecando. Esto es un tema que muchos lo quieren negar. Estamos en los detalles sobre el sufrimiento del infierno. Nos vamos a meter más a fondo todavía. Pero lo que estamos diciendo es esto. Van a ser castigados por todo lo que hicieron en la tierra. Eso es lo que los textos dicen. Y sin embargo, van a seguir pecando. Nunca dejen de aborrecer a Dios. aborrecen más en el infierno. Nunca dejan de pisotear a Dios, o sea, en este sentido, quebrantar su santa ley en deseo, en pensamientos, sin discutir el tema de si en hechos, esto no importa, no, no van a, tienen el deseo. Pero no van a poder. ¿Pero qué dijo nuestro Señor Jesús? ¿Qué dice el décimo mandamiento? El deseo de pecar es pecado. Mirar a una persona, hombre o mujer, codiciando, ¿no? Una relación sexual ilícita con él o con ella es pecado. La avaricia es pecado. La idolatría son deseos. Y van a seguir con estos deseos. No se van a sujetar a la santa ley de Dios nunca. ¿Van a seguir en una condición de aborrecimiento en contra de Dios, en contra de su ley, en contra de su pueblo, en contra de su evangelio, en contra de su Cristo? Sí. ¿Serán tan endurecidos que les será imposible arrepentirse? ¿Van a seguir enamorados del pecado y los placeres del pecado que disfrutaban temporalmente que ya no van a poder disfrutar. Van a seguir en la forma más fea posible como esclavos eternos del pecado, con su voluntad entregada al pecado a lo largo de la eternidad. Por eso Dios los tiene que encerrar en algún lugar, como vimos el domingo pasado. La esclavitud del infierno en relación con el pecado y los deseos pecaminosos es total. Concupescencias, envidias, aborrecimientos, soberbia, orgullo, rebeldía, pasiones desordenadas. La lista es interminable. No van a dejar de pecar. Por lo tanto, están encerrados en un lugar del cual nunca pueden salir. El castigo del infierno es eterno porque siguen pecando. Y ahora escuchan, por lo tanto no pueden ir al cielo. ¿Cómo pueden ir estas personas al cielo? No pueden, ni quieren ir al cielo. A esto vamos a volver. No pueden ir al cielo, ni siquiera quieren ir al cielo. Les gustaría, sin lugar a dudas, como lo vemos con el rico, escapar, librarse del castigo en el infierno. Pero eso no quiere decir que de veras quieren ir al cielo. Ah, porque en el cielo no hay ningún pecado ni pecador. No hay nada de odio, envidia, celos, soberbia, egoísmo, concupes, nada. Nada, cero. El cielo es un mundo de amor, de obediencia perfecta para con Dios, para con el prójimo. No tienen la menor intención de vivir así. No, no les interesa para nada ir a un lugar así. Eso sería para ellos peor que el invierno. Escuchan, cuando los textos que citábamos hace ocho días que dicen los temerosos, increíbles, los abominables, homicidas, fornicarios, hechiceros y todos los menterosos incluso su parte será el largo ardiendo con fuego y azufre que es la segunda muerte. Así termina la biblia y la prueba contundente ¿no? Este texto que citábamos que es espantoso Los perros estarán fuera, los hechiceros, los homicidas, los idólatras, cualquiera que ama y hace mentira estarán fuera. Y no entrará en el cielo ninguna cosa sucia, ninguna persona que hace abominación o mentira, sino tan solo los que están escritos sus nombres en el libro de vida del Cordero. Y es uno tras otro texto que afirma lo que estamos diciendo. Y este argumento que termina con los que ya están santificados, que siguen siendo santificados todavía, dice, y el que es sucio sigue ensuciándose todavía, dice el texto en Apocalipsis 22, versículo 11. ¿Cómo van a ir al cielo estas personas? No tienen el menor deseo de ir al infierno, o mejor dicho, al cielo. Y simplemente Dios Dios les deja escoger el infierno, es lo que prefieren, es lo que van a recibir, es lo que con su propia voluntad, amando las tinieblas más que la luz, escogen ir al infierno, no serían felices nunca en el cielo. Entonces, esa es la lógica. Ahora, estamos y terminando con una explicación a medias de por qué todo esto es eterno. Pero ahora hay que agregar a lo anterior esto. ¿Quién es el más culpable en este asunto? Y aquí estamos hablando otra vez de los demonios ángeles caídos o los hombres caídos. Este tema podríamos tardar media hora discutiéndolo, pero a grandes rasgos. La respuesta es esta. Primero, los demonios ángeles caídos Cayeron del lugar más exaltado. Ese saber del cielo mismo. Cayeron en su pecado y rebeldía siguiendo a Satanás. Cayeron del lugar más elevado en el universo. Algunos dicen más bajo, al infierno. Y por lo tanto no hay oportunidad de que se salvan. No hay nada para ellos. Nada de bondad, cero. Nada de misericordia, en lo absoluto, nada. Menos amor. Nada de amor para con los ángeles, no. Nada de amor. No hay paciencia para con ninguno de ellos. No hay longanimidad tampoco. Y así. Entendemos cómo Dios trató con la raza de ángeles, lo que nosotros dividimos en dos, la raza caída de los ángeles. El hecho de que no hay nada para ninguno de ellos salvo el infierno. Del cielo cayeron estos ángeles y al infierno llegarán. Punto. Pero con los hombres, con los hombres el asunto es más grave. Porque después de la caída de Adán, Todos los seres humanos entramos a este mundo. Todos los hombres entran al mundo ya caídos. Tu niño de dos días, dos semanas, dos meses, dos años o 20 años, confirma lo que acabo de decir. Nuestros hijos entran al mundo con esta naturaleza caída. Algunos parece que tienen una naturaleza súper caída. pero ya caídos todos. Entramos con una condición pecaminosa a este mundo y ya perdidos. Eso es lo que el libro dice. Ya perdidos como los ángeles, ya perdidos. Entramos al mundo así. Y si hemos de ser salvos, rescatados, Esto es la parte inversa, o sea, podríamos decir que entramos ya como hijos del infierno, como le dijo Cristo, hijos del infierno les decía, de vuestro padre espiritual. Si hemos de ser librados del infierno, de esta condición caída, entonces rescatados del infierno y elevados al cielo. del lugar más bajo al lugar más alto, de lo más profundo a lo más elevado, levantados. Siguimos a ser salvos, esto es así. Y a lo largo de nuestra vida, escuchan, este mismo Dios trata a todos los seres humanos con una paciencia por un tiempo, con una longanimidad que no se acaba, no, con una bondad y un amor general, genérico y lo que entendemos como gracia común, no castigando, no efectuando el pago, no acortando la vida de muchos, no, tampoco. Y a lo largo de su vida, a lo largo de su estancia en este mundo, ahí en la distancia está circulando un mensaje, que se llama el Evangelio. El Evangelio de salvación está flotando en el aire, metafóricamente hablando. En este mensaje del Evangelio se anuncia gracia más que común, gracia salvadora. Se anuncia perdón. ¿Perdón del pecado? De todos los pecados se anuncia un perdón. Se habla de misericordia. Misericordia para los hombres caídos. Hay un evangelio de gracia, perdón, misericordia y salvación eterna. Pero si este evangelio es rechazado, el mismo mensaje dice, estos que rechazan mi evangelio serán castigados con los demonios. Castigados. Acabamos de leerlo en Mateo 25. Castigados con los demonios. Preparado para Satanás y sus ángeles, dice Cristo, Y la verdad es esta, los seres humanos que van al infierno son más culpables que los demonios, son más culpables que los ángeles caídos. Porque ningún ángel caído, ningún demonio haya rechazado el evangelio. No hay un evangelio para rechazar. No hay una oportunidad de salvación para ningún demonio ángel caído para que puedan perderse rechazando esta oportunidad. La oportunidad de salvación no existe para ellos. Esto quiere decir que ningún ángel caído, después de su caída, le ha dicho no. a la oferta de salvación. No existe una oferta de salvación para ellos. Estos ángeles caídos nunca han resistido al Espíritu Santo de Dios. No. Ni han pisoteado la sangre del Hijo de Dios. Tampoco. No son culpables de la crucifixión del Cristo. Tampoco. Tampoco. Y no sé si me explico cuando digo que no son culpables. No crucificaron al que vino del cielo a rescatarlos, no vino a rescatarlos, a ellos. Pero todos los hombres incrédulos que mueren en sus pecados le han dicho a este Dios que no. Le han resistido a este Dios en la voz de Dios desde un principio, en su propia conciencia, su propio corazón. Y son culpables de la muerte de Cristo. En el sentido de que no quieren nada con Dios, en ese sentido son tan culpables como los que mataron al Cristo. Matarían a Dios, al mismo Cristo, si tuvieran la oportunidad de hacerlo. Estos, cada uno de los que van a la perdición, han persistido, siempre han persistido, en decirle no a este Dios, no a su Evangelio, no a su salvación, no a su palabra. Y Dios simplemente acepta el no, acepta su palabra. Me dices que no, lo acepto. Escoges vivir y morir sin mí, te abandono a lo que tú mismo has escogido, a lo que tú quieres, te dejo. En su amor, Dios deja de luchar, deja de llamar, deja de hablar, como vamos a ver en un momento, y son reprobados eternamente. Hay muchos detalles en esa fórmula que no vamos a discutir por el momento. Ahora, para concluir el día de hoy, ahora vamos a Lucas. Hemos dado una respuesta a medias al por qué el castigo es eterno, hay más respuestas, todavía faltan argumentos aquí. Pero tenemos que concluir el día de hoy con el cómo debemos responder a lo que hemos escuchado, tenemos que responder. Y el cómo es lo que nos interesa. Comenzamos el sermón con Cristo llegando cerca a la ciudad de Jerusalén. en el 41 y viendo la ciudad, ¿qué hizo? Lloró sobre ella. Y dijo una lista de cosas aquí increíbles, diciendo, si también tú conocieses, ojalá, ojalá, que hubiera sido diferente. Este es un gran tema, no lo vamos a discutir todavía. de que todo esto le es conocido a nuestros dios desde la eternidad. Pero si tú hubieras conocido lo menos, por lo menos, en este tu día, lo que toca a tu paz hasta ahora está encubierto de tus ojos. Y describe la catástrofe que le sobrevino en el año 70 después de Cristo. Este tema que vamos a introducir A estas alturas, permítanme, yo les decía en la clase, traigo fentanilo, cocaína, café, pero estoy confiado en Broncolín por el momento, que no será necesario llegar a esos extremos para terminar el sermón. Dios me está ayudando a no perder por completo mi voz. Muy bien. Se introduce en este texto una de las controversias más grandes de la Biblia. Porque este texto nos habla simultáneamente de la soberanía de Dios y la responsabilidad humana en todo este asunto. La relación entre la soberanía de Dios y la responsabilidad humana es una relación que nadie la puede resolver aquí en la tierra. Nadie. Spurgeon decía, son como las vías del tren. Nunca se juntan estas vías aquí en la tierra, pero afirmaba Spurgeon que frente al trono de Dios, y estoy cayendo allá, frente al trono de Dios se juntan las vías. Y lo que sucede entonces es lo siguiente, todos tenemos la tendencia de ir a uno de esos extremos. Muchos que reconocen la soberanía de Dios, niegan la responsabilidad humana. Y otros que reconocen la responsabilidad humana terminan negando la soberanía de Dios porque no pueden armonizar, reconciliar o desenredar el tema. Ahora, en nuestro texto las dos cosas se encuentran. Por un lado, la responsabilidad humana les dice en forma directa a nuestro Señor Jesús, a estos judíos incrédulos, que eran responsables. Y, vean, responsables de saber una lista de cosas. y responsables de reconocer el tiempo de su visitación. Increíble esto. El tiempo por el cual habían orado por miles de años los judíos, todos sus antecedentes. El tiempo de su visitación. Eran responsables de conocer las cosas, vean, que tocaban a su paz, dice. Las cosas que conciernan a tu paz. Ahí está. la responsabilidad humana. Ahora, por otro lado, el mismo Cristo dice, esto se acabó y ahora estas cosas están ocultas, estas cosas ustedes no las van a entender nunca, estas cosas que les habrían concedido la paz, la salvación, la salvación eterna del infierno, ahora no, ya no. Y eso es lo que sucede con todos los seres humanos, como vamos a ver. Para concluir, las dos cosas están sucediendo en la vida de todos. Y los seres humanos que cierran sus ojos ante las cosas que tocan su propia paz, como consecuencia, Dios hace lo que hizo con estos judíos, oculta estas cosas de estas mismas personas para que no las pueden ver, no las pueden entender, no las pueden creer y son condenadas al infierno. Ahora, aquí se abre un gran panorama y tremendas controversias. El hecho de que el texto se refiere a algo como un tiempo de visitación es la entrada al tema. A este tema volveremos. Pero hay tal cosa como un tiempo de visitación. ¿Qué quiere decir eso? Es el tiempo cuando Dios se acerca a una persona y le habla de su necesidad de salvación. Esto lo vimos el domingo pasado con el tema de las pérdidas. Hay un tiempo de visitación cuando Dios, por medio de cosas extraordinarias y por medio de su propia palabra, habla a todas las personas de las cosas mencionadas aquí, las cosas que tocan su paz. Este tema, lo vuelvo a decir, es extraordinario. Dios no está obligado a hacer esto con nadie, pero lo hace. Es de su agrado, es su soberanía. hablar a muchísimas personas y esto lo hace constantemente. Muchas de estas personas entran en contacto por un tiempo con el Evangelio. Muchas de estas personas son convencidas por el Espíritu Santo de Dios de sus pecados y su necesidad de salvación. Muchas de estas personas escuchan algo sobre la necesidad de salvarse del infierno. de ser salvados, de ser rescatados. Exactamente lo que sucedió con esos judíos. Nuestro Señor Jesús se acercó a esos judíos, les concedió un tiempo de lo que Él describe como visitación. Un tiempo en que el Espíritu Santo obraba en medio de ellos en una forma tan extraordinaria, con señales y milagros indiscutibles, con sermones y prédicas, con oportunidades extraordinarias y privilegios levantados casi hasta el cielo, decía Cristo. la gran mayoría de estos judíos no le hicieron caso a Cristo Jesús. Rechazaron la luz, permanecieron en su rebeldía, desobedecieron el evangelio y terminaron participando, cooperando, dando su voz y voto a favor de la crucifixión de su Señor. Esto es lo que está en el texto. Ahora lo mismo sucede, no en la misma manera, pero es lo mismo con muchísimas personas que mueran y van al infierno. ¿Qué quiere decir eso? Dios por un tiempo habla a estas personas. Hemos conocido una cantidad de personas a lo largo de tantos años, durante un tiempo pasado en sus vidas, Dios les advertía a estas personas. Dios les hablaba por su Espíritu Santo y su palabra, por su evangelio incluso, les hablaba, les llamaba a estas personas. ¿No estaba obligado a hacer eso? No, lo hizo por un tiempo. Y estas mismas personas no le hicieron caso. Como consecuencia, lo que hizo Cristo aquí con el pueblo judío, lo hace con estas personas hasta el día de hoy. Como se retiró y dejó de hablarles, ocultando de sus ojos las cosas que tocaban a su paz, Dios hace lo mismo hoy en día. Ahora, vuelvo a comenzar. Muchísima gente nunca ha entendido este argumento sobre un día de visitación. ¿Qué quiere decir eso? Hay un tiempo en la vida de cada ser humano cuando Dios se le acerca. a estas personas, se les acerca. Esto es un misterio, es algo muy difícil de comprender porque es algo soberanamente realizado por Dios y Dios les concede un día de visitación. Nosotros conocemos muchas personas que han experimentado lo que estamos diciendo. Y al acercarse a estas personas en su día de visitación, responden como estos judíos. Las advertencias, hoy si oyeres su voz, No endurezcáis vuestros corazones. Es un texto del Antiguo Testamento citado repetidas veces en el Nuevo Testamento, principalmente en hebreos en diferentes contextos. Dios se acerca a estas personas llamándoles al arrepentimiento y a la fe en Cristo. Y al fin y al cabo, resulta que no. Que no. Algunas de estas personas le dicen en forma directa y contundente le dicen a Dios que no puede ser para ellos piensen no esto lo hice una sola vez. Otras personas le dicen no todos los días de su vida. Yo les dije que esto fue lo que le pasó al hermano Tomás. Yo le decía no a Dios mil veces, mil veces no. Pero con muchas de esas personas lo que sucede es lo que acabamos de decir, Dios acepta la respuesta negativa y nunca vuelve a llamar, nunca vuelve a hablar, se oculta incluso de esas personas. ¿Y de quién es la culpa? ¿De quién es la culpa? Ahora, en este texto hay muchas cosas. Una de las más discutidas es el tema de la ignorancia. ¿Este texto da a entender que la ignorancia no es excusa ni pretexto? No. ¿Para defendernos en el día de juicio? No. ¿El lenguaje mismo si hubieras conocido? Deberían haber conocido, pudieran haber conocido, podrían haber entendido, pero no. No. Y tantos piensan, no, la ignorancia, si esto fuera así, sería mejor no hablarle a nadie ni decirle nada nunca del Evangelio. Si los ignorantes son inocentes y no culpables, mejor hay que guardar silencio. Pero la ignorancia no es un pretexto, porque resulta ser ignorancia voluntaria en todos los casos. Ignoran voluntariamente las cosas que tocan a su paz eterna, las cosas que se relacionan con su propia salvación. Ignoran voluntariamente todo el asunto. No quieren saber del infierno, no quieren saber de la salvación. Nada, cero, no les interesa. Pero no se van a escapar del juicio así. Creo que no. En el mismo argumento en Romanos, los que sin la ley pecaron, sin la ley también perecerán. Es un gran tema. Se refiere al mundo pagano gentil que no tenía en las tablas de piedra un conocimiento directo de los diez mandamientos, perecerán de igual manera, dice Pablo. Los que sin el evangelio pecaron, sin el evangelio perecerán. Así el asunto. Y lo que estamos diciendo es importantísimo. Antes de terminar, estamos diciendo que la culpa de los que no saben es real. ¿Cuánto más la culpa de los que saben de esto? ¿Cuánto más? Más luz equivale más responsabilidad, resultando en el mayor juicio. Lo vimos en Mateo 11. Pero ahora vamos a concluir. ¿Cómo vamos a concluir con esto? Ahora vuelven a ver en el texto. El misterioso asunto aquí es todo lo anterior agregado a eso lo que hizo nuestro Señor Jesús al hablar de todo el asunto que hemos escuchado el día de hoy en el 41, viendo la ciudad, ¿qué hizo? ¿Qué hizo nuestro Señor Jesús? Lloró. Y los que nos dicen, no hermano, Dios no tiene emociones. No, esto es un antropomorfismo nos van a decir. No, esto es el hijo, el hombre, Cristo Jesús, en su humanidad, llorando. Y con eso nos quieren decir que Dios no tiene emociones. No les voy a contestar. Les estoy acusando de negar la verdad revelada en este texto acerca de Dios. De tal modo que Cristo dijo el que me ha visto a mí ha visto al Padre. No hay otro Dios en su encarnación al asumir una naturaleza humana vino a revelarnos la verdad acerca de Dios. y por eso para mí este asunto está circulando en iglesias reformadas y los que se identifican actando somos iglesias bautistas reformadas y creemos en la inmutabilidad de Dios y por lo tanto no puede tener emociones. Son parecidos a los mismos que dicen yo veo aquí la responsabilidad humana por lo tanto no creo en la soberanía de Dios o veo la soberanía de Dios por lo tanto no creo en la responsabilidad humana. Es la misma, la mismísima cosa. Están negando la verdad de Dios Están más que equivocados. A mí me tiene tan molesto. Es pura soberbia, jactancia y orgullo. Están atacando en redes sociales y armando pleitos, publicando libros incluso. Esto lo dejamos. Este texto dice lo que dice. Vamos a concluir con esto. ¿Qué es lo que nos enseña esto? nos enseña cómo debemos reaccionar, nos enseña cuál debe de ser nuestra actitud hacia estas personas. en lo que nos enseña es contundente. En primer lugar, nos dice que no debemos contemplar la condición de una persona, cualquier persona en conversa, con indiferencia, con frialdad, con una actitud filosófica, una actitud teológica, teórica, respecto a todo este asunto, porque no hay nada filosófico, nada teórico, nada indiferente, nada frío, Nada de esto en lo absoluto. Nada de esto en este asunto. Nada. Aquí tenemos al soberano del universo en su encarnación, el creador de nuestro universo, llorando, llorando al contemplar la perdición, la ruina eterna de los habitantes de la ciudad de Jerusalén Él sabía perfectamente bien lo que iba a suceder en el año 70, un millón de muertos. cien mil mínimo llevados cautivos, los debates acerca de los setenta y cinco mil que murieron crucificados, los romanos entraron a aplicarles la peor posible muerte que pudieran haberles efectuado crucificando, la cifra se les acabó, la leña, la madera, setenta y cinco mil hablan de más de quinientos crucificados a lo largo por día, a lo largo de cinco semanas. lo que le sobrevino. Y lloró, lloró la sombra del infierno. Cristo miraba la ciudad viendo la sombra del infierno caer sobre sobre Jerusalén, la realidad del infierno. Es lo que vimos antes, el hecho más solemne, más más importante, no hay nada más importante que lo que estamos viendo aquí, yo entiendo que se nos alargó, no hay nada más importante. Esto es tan solemne, tan serio, tan grave, tan triste, tan emocional, lo que la pérdida del alma, lo que el infierno significa, lo que representa, Las lágrimas de Cristo nos enseñan muchísimo. Muchísimo acerca del infierno. Muchísimo acerca del mundo caído en que vivimos. Muchísimo acerca de todas las personas que nos rodean, que no conocen la salvación. La persona llorando aquí es la única persona que sabe a ciencia cierta lo que la justicia divina exige. La única persona que ha experimentado la plenitud de la ira de Dios derramada en su contra es esta persona. ¿Y su reacción? Quebrantado en llanto. El Dios hombre, el Señor Jesucristo, el que daba tantas advertencias a estas mismas personas, el que dijo que sería mejor no haber nacido, que sería mejor desmembrar, o sea, quitar hasta los ojos, manos, pies, si así, tan solo así podríamos escapar del infierno, lloró. Yo no estoy negando que haya un misterio en todo esto, Yo estoy más que consciente que la Biblia habla de la voluntad de Dios por lo mínimo siete, ocho veces en forma distinta. Una voluntad de deseo, una voluntad de decreto y los hermanos, no los super teólogos nos van a desviar con estos argumentos. Cristo lloró. El mismo que derramó su sangre para salvar a muchísima gente del infierno. Lloró. lloró por los perdidos. Y la realidad en esto, desde la perspectiva humana, esto es la primera cosa que tú y yo hemos de hacer. Si hemos sido destinados a ser semejantes a Cristo, cuando tratamos con estas personas, ¿Qué podemos hacer? Lo mencioné en un sermón. No tiene caso llorar a la hora del funeral. Es en vano. Toda la simpatía, compasión, benevolencia, a la hora del entierro, al enterrar a tu ser querido, perdido en sus pecados, tus lágrimas no lograrán nada. Nada. Hay que llorar ahora. Si Cristo lloró, si Pablo. La lista de textos que hablan de las lágrimas del apóstol Pablo. Ah, pero Dios no tiene emociones. Estupidez. Necesidad. Están casi blasfemando a Dios. Ahora me van a acusar de usar una grosería en el púlpito. Pablo usaba groserías y nuestro Señor Jesús también. Los que no conocen los ejemplos los pueden buscar. Ok, ya vemos aquí el asunto. Estas lágrimas nos enseñan muchas cosas. El tiempo se nos acabó el día de hoy. Entre la lista de cosas nos enseñan cuán duro es el corazón de los inconversos. ¿Cuán endurecidos se encuentran estas personas? ¿Cuán enamorados del pecado? ¿Cuán engañados? ¿Cuán seducidos? ¿Cuán esclavizados? Tienen una voluntad expuesta de ir al infierno y no tienen la menor intención de ir al cielo. tiene la responsabilidad de llorar sobre ellos, de llorar por ellos. Si tú contemplas todo este asunto con frialdad, con indiferencia, estás mal. Comentaba, mi yerno llevaba este asunto toda la semana, me quedé anoche pensando, mañana tengo que hablar de esto. Les aseguro de que habrá muchas lágrimas. La Biblia lo indica en el día de juicio. Y si tú piensas, OK, me espero hasta el día de juicio para llorar, no entiendes nada de esto. El juicio que Cristo anunció aquí tardaría otros 40 años para efectuarse. Y anticipándolo a una distancia de unos 40 años, se quebran toñando. Tú y yo entendemos una mínima parte de lo que significa la perdición eterna, pero lo suficiente para llorar. ¿Alguna vez hemos llorado? ¿Alguna vez ha salido una lágrima? ¿No habrás llorado por tus hijos? Los padres luchando, la lucha la más importante en un sentido en la vida de cada madre, cada padre, los padres hemos hablado tanto contemplando la obstinación, la condición perdida, la rebeldía de nuestros hijos y al llegar a ver un solo de estos pequeñitos ya convertidos, no importando la edad, Y las lágrimas en el cielo de gozo siempre son la parte final de lo que podría haber sido un lago, un océano de lágrimas derramadas antes a favor de nuestros hijos, de nuestras hijas. Cuanto más se trata de tu pareja en conversa, ¿Cuánto más, si estamos hablando como hijos de nuestros padres, de tu mamá, de tu papá, lágrimas y ramadas a favor de su salvación? Si tú puedes contemplar este asunto y no sentir nada, ninguna emoción, Ninguna reacción. Si eres de estas personas, hermano voy al cielo, no voy al infierno, no me importa. No me importa lo que sucede con los demás. Esta es la actitud de personas engañadas por todos lados en las iglesias evangélicas de hoy en donde desde un principio creen que no debemos hablar de estos temas. y piensan que con su alegría y haciendo una fiesta cada domingo vamos a convencer a los demás de que tienen que vivir la vida abundante con nosotros. Pero de tu parte ninguna tristeza, nada de emoción, nada. Estas son señales, evidencias de un enorme peligro. Yo he testificado, lo vuelvo a hacer el día de hoy. Yo le decía a Dios, yo no quiero ser misionero, habiendo vivido en el Medio Oriente, en Europa la mitad de mi vida, yo no quiero ir a México. Me tienes que convencer. Y mi experiencia del amor de Dios derramado en mi corazón que me literalmente me tumbó, caí al suelo lleno de amor y llorando incontrolablemente por personas que yo no tenía la menor idea de quiénes serían estas personas. Pero tú y yo conocemos quiénes son estas personas que nos rodean. No están en otro país, no hablan otro idioma. No tienes que ser misionero e irte a África. No, nada de esto. Aquí están. Por eso yo no creo en el evangelismo en base a activismo y campañas. No. No niego la importancia de difundir el Evangelio por todos los medios posibles, pero si no hay nada de verdadera emoción, verdadera tristeza por medio, Dios usará a otras personas para alcanzar a sus escogidos. No necesita nuestra ayuda, no necesita nada de nuestra parte. Es increíble. Yo soy uno de estos ejemplos raros. No había salvo un precador que me caía muy mal y yo no tenía amistad, sinonimidad con él. Yo no tenía ningún amigo cristiano hablándome de nada, buscándome, cero. Pero normalmente, yo descubrí años después que ese precador sí estaba derramando lágrimas a favor de mí, cuando yo lo tomaba como mi peor enemigo. Concluyo con esto. Estas lágrimas también nos enseñan la grandeza de nuestra salvación. Porque estas lágrimas de gozo en el cielo cuando nosotros fuimos convertidos, la grandeza de esta salvación. La salvación que garantiza que nunca seremos desamparados, nunca abandonados, nunca desconocidos, nunca rechazados, nunca reprobados. Lo que veremos en otro estudio, nunca olvidados por nuestro Dios. Nunca perderemos nada. No vamos a perder absolutamente nada. Es pura ganancia. Cualquier pérdida diez mil veces más, dice este salvador. Nunca estas angustias y deseos no satisfechos y hambre y sed para siempre, nada de esto nos va a suceder. Sopresivamente, increíblemente, en el mero día de juicio, cuando comienzan a leer los nombres escritos en el libro de vida antes de la fundación del mundo, Todo el universo, ángeles y hombres escucharán la lectura en voz alta de Tu nombre, de nuestros nombres que se encuentran en el Libro. Y Dios anunciará al universo reunido que no hay condenación, que no hay juicio, que ni siquiera ni somos culpables habiendo sido justificados por la sangre de su Hijo justificados. No podemos ser castigados. El castigo de nuestra paz, el paralelismo en este día, lo que concierne a tu paz, el castigo de nuestra paz en Isaías cayó sobre él. y habiendo sido hecho maldición por nosotros. Él mismo va a decir, no, tú no puedes conocer mi ira. Es la ira del mismo Cordero en el Apocalipsis. Tú no vas a recibir nada de mi ira. Esta ira fue saciada, cumplida y acabada en aquel en aquel lugar. Padre, te damos muchas gracias por tu palabra, por la paciencia de los oyentes, por la dificultad de este tema. Te pedimos que nos ayudes a entender de qué se trata la contraparte de la gloria. Te pedimos, te suplicamos por la salvación eterna de cada persona presente en este lugar el día de hoy. Te pedimos por nuestros seres queridos, por nuestros padres, por nuestros hijos, por nuestros amigos, por nuestros vecinos, por nuestros compañeros de trabajo, por la muchedumbre de gente idólatra en conversa que vive en esta gran ciudad de México. que pedimos que nos ayudes a entender que esta sombra del infierno está presente. Y lo mínimo que podemos hacer es llorar y suplicar y hacer todo lo posible, todo lo posible, humanamente hablando, para ser instrumentos en tus manos para alcanzar a estas personas por eso te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
La Gloria y su Contraparte 3
Series La Gloria y su Contraparte
¿Has llorado por la salvación de otros?
Sermon ID | 124241953327582 |
Duration | 2:01:35 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 2:6-9 |
Language | Spanish |
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