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Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, quien es desde el principio, ahora y por todos los siglos. Amén. Amén. Hermanos, voy a invitarlos a que puestos de pie abramos nuestras Biblias y vamos a continuar la lectura de Filipenses capítulo 2 y vamos a leer los versos del 25 al 30. Filipenses capítulo 2, los versos del 25 al 30. ¿Me siguen con sus vistas? Dice la santa palabra de Dios. Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero y ministrador de mis necesidades. Porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque había hizo oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir. pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con mayor solicitud, para que al verle de nuevo, os gocéis y yo esté con menos tristeza. Recibidle pues en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él. Porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí. Amén. Hagamos una oración, hermanos. Padre celestial, venimos nuevamente ante ti. para pedirte y suplicarte, Señor, que obres a través de Tu Palabra y hables a nuestros corazones. ¿Qué seríamos sin Ti, Señor? Seguiríamos en las tinieblas, pero Tu luz ahora nos alumbra, Tu Palabra nos guía, y descansamos en eso. Te pido que uses a este siervo inútil para compartir Tu Palabra y Tu Evangelio. que tu nombre sea glorificado, que Cristo sea exaltado. Y esto lo pedimos no por nuestros méritos, no por nuestras capacidades o nuestras fuerzas. Lo pedimos por los méritos de Cristo, quien es nuestro buen amigo, Jesús. Amén. Amén. Pueden tomar sus asientos, hermanos. Hermanos, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificarnos por los nuestros? Si te pregunto como a padre, yo sé que vas a responder que incluso estarías dispuesto a dar la vida por uno de tus hijos. Si te pregunto como hijo, yo sé que tu respuesta sería muy similar. Sé que estarías dispuesto a sacrificar muchas cosas por el beneficio de tus padres. Si te pregunto ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por tu hermano o por tu hermana en la carne? ¿Cuál sería tu respuesta? Pero ahora hermanos, ¿qué tanto estamos dispuestos a sacrificar por nuestros hermanos de la iglesia respecto a nosotros como hermanos? respecto a tus hermanos en Cristo, ¿qué tanto estás dispuesto a sacrificar por el bienestar y el beneficio de tus hermanos aquí en la iglesia? Hemos estado viendo en estas últimas predicaciones desde el llamado a la humildad, el llamado al servicio, siguiendo el ejemplo de Cristo. Vimos el ejemplo de Pablo y esta mañana estuvimos meditando en el ejemplo de Timoteo. y cómo su ejemplo nos llama a la obediencia, nos llama al servicio, nos llama a la entrega, nos llama a la compasión. Son claros ejemplos a quienes debemos de imitar, Cristo, Pablo, Timoteo. Y como veíamos esta mañana, yo entiendo, hermanos, que a veces nos sintamos estancados en nuestra vida cristiana en cuanto a nuestra semejanza con Cristo. Nos sentimos estancados en cuanto a la humildad. Cuánta humildad nos hace falta. Y sé que si nos comparamos con Pablo o con Timoteo, también nos sintamos muy lejos de la meta. Y probablemente no veamos avances en nuestra vida y siguiendo las virtudes que ellos tienen. Pero ahora el apóstol Pablo, nos muestra y nos da un ejemplo de un hermano como tú y como yo. Alguien a quien también podemos imitar. Es muy parecido a nosotros, Epafrodito. Ahora, de Epafrodito no hay mucho contexto. La Biblia no nos muestra en otros pasajes acerca de Epafrodito. No tenemos más menciones, más la única que hace el apóstol Pablo aquí en Filipenses. Pero lo que podemos ver de Epafrodito Y lo que nos muestra es que él no es un apóstol, no es un ministro, no es un predicador. Epafrodito solamente era un hermano de la iglesia de Filipos, un miembro de esa iglesia, tal como nosotros. Epafrodito no tenía un renombre. Tampoco tenemos mucho contexto de su vida. Pero lo que sí podemos ver de Epafrodito es que contaba con un servicio sacrificial por sus hermanos. Esto nos da un patrón, hermanos, mucho más palpable para nosotros como cristianos. Epafrodito, un simple miembro de la Iglesia de Filipos. No hay nada que nos hable de él a comparación de Timoteo, como vimos esta mañana. Pablo menciona a Timoteo en la mayoría de sus cartas pastorales. Lo pone como ejemplo y Hechos menciona también a Timoteo. Y probablemente pudiéramos pensar, bueno, pues de Pafrodito, ¿qué pudiéramos admirar? Un simple miembro de la iglesia, quien fue enviado para atender las necesidades del apóstol Pablo. Él no tenía un renombre. Pero recordemos, hermanos, que el llamado para nosotros y en el contexto en lo que hemos venido viendo y aprendiendo y meditando es sobre el gozo, es sobre la unidad, es sobre el preservar ese enamor, el cuerpo de Cristo, como hermanos, como iglesia. dejando a un lado el orgullo, dejando a un lado la vanagloria, poniendo siempre a Cristo como ejemplo, siendo obedientes, preservando la salvación recibida por el sacrificio de Cristo sin murmuraciones y sin contiendas. Vimos que Pablo se pone de ejemplo al decirnos que su vida iba a ser derramada como un sacrificio en beneficio de sus hermanos en Filipos. y que a pesar de eso iba a haber gozo para ellos y él encontraría gozo en eso. Y ahora, como les digo, nos pone el ejemplo de Pafrodito. Esta tarde únicamente vamos a ver cuatro puntos en este sermón, en esta meditación. Vamos a ver un contexto general de Pafrodito. Vamos a ver cuáles son las cualidades distintivas de Pafrodito. el regreso de Pafrodito, porque regresa, y unas aplicaciones para nosotros sencillas. Ahora, vamos a comenzar con el contexto de Pafrodito. ¿Qué es lo que sabemos de él? ¿Qué sabemos de Pafrodito? En realidad no hay mucho de él. No se sabe ni de su historia, no se sabe de sus padres, no se sabe de su conversión, no se sabe del tiempo que tenía en la iglesia, no se sabe de su función que tenía en la iglesia. Lo que tenemos únicamente es lo que está en esta porción de las Escrituras. Pero espero que nos ayuden lo suficiente para obtener las características de él. Ahora recordemos que San Pablo estaba preso en una cárcel en Roma, él estaba encadenado junto con un guardia romano. Pero providencialmente y en la buena misericordia del Señor, Pablo aún podía escribir cartas a las iglesias y aún podía recibir visitas. La iglesia fundada por el apóstol Pablo y por Timoteo, junto con Lidia y el carcelero, ahora se estaban preocupando por las necesidades del apóstol Pablo. Les preocupaba su situación de encarcelamiento. Les preocupaba su salud. Y es por eso que bajo esas condiciones en las que se encuentra el apóstol Pablo, deciden entonces juntar unos bienes y juntar unas ofrendas para que fueran enviadas hacia él. Y el elegido fue Pafrodito. Los filipenses le piden entonces a Epafrodito que envíe los bienes, que envíe las ofrendas y que también se quedara con Pablo para administrar sus necesidades, para que estuviera al tanto de él, que estuviera a cargo de sus asuntos, que lo ayudara en su encarcelamiento. Así que también Epafrodito es elegido como mensajero y como administrador de las necesidades de Pablo. Y esto es todo lo que tenemos de Epafrodito. Y siguiendo ese contexto, pudiéramos llegar a pensar entonces, si Epafrodito no hubiera sido un buen cristiano, no hubiera sido responsable, no hubiera sido trabajador, no hubiera sido capaz, no hubiera sido un buen representante, y por lo tanto no hubiera sido enviado. Así que podemos asumir por el texto, que si Pablo lo considera mi hermano, lo considera mi colaborador, lo considera mi compañero de milicia, quiere decir que era un hombre de carácter. que era un hombre fuerte, que era un hombre que sentía amor por Pablo, que sentía amor por la iglesia de Filipos, que era un buen creyente, dispuesto a servir e incluso dispuesto a morir a un servicio sacrificial. Epafrodito sabía a lo que iba y sabía a dónde iba. Nos dice en el versículo 30 de esta porción, porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí. En ese tiempo el cristianismo se empezaba a convertir en una carga y en una pesadez para Roma. Y el ejemplo es el apóstol Pablo. El apóstol Pablo estaba encarcelado por predicar las verdades de Cristo. Y Epafrodito sabía a dónde iba, hacia dónde lo estaban enviando. Él sabía que su vida corría peligro. Es por eso que podemos decir que Epafrodito estaba dispuesto a sacrificar incluso su vida por el bienestar de la iglesia y por el bienestar del apóstol Pablo. Ahora, fuera de la palabra de Dios, fuera de la Biblia, vamos a ver qué es lo que significa el nombre de Epafrodito. Epafrodito nos dice que proviene de un hombre pagano, un hombre de dioses, de una deidad griega, y ese nombre proviene de Afrodita. Afrodita para los griegos era la diosa del amor. Entonces, Epafrodito, según las traducciones, dice que Epafrodito significa que pertenece a Afrodita o el favorito de Afrodita. Y por este contexto también podríamos llegar a pensar que Epafrodito no venía de una familia creyente. Probablemente él venía de un contexto pagano, pero lo que podemos recalcar aquí, hermanos, es que el Evangelio ha golpeado el corazón de Pafrodito, y ahora lo ha hecho partícipe de esas misericordias de Dios, y ahora es movido a dejar su bienestar, su confort, para sacrificar su vida en servicio de Pablo y de los filipenses. Ahora, esto es un contexto general de Pafrodito, es lo único que nos dice la palabra de Dios sobre él, Pero ahora, vamos a ver cuáles son las cualidades que la palabra de Dios nos habla de Epafrodito. ¿Cómo es que lo describe el apóstol Pablo a Epafrodito? Nos dice en el versículo 25. más tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero y ministrador de mis necesidades." Pablo se refiere a Epafrodito como mi hermano, como mi colaborador, como compañero de milicia, y es suficiente entonces para que él fuera el acompañante de Pablo en esta prisión. Ahora, la primer característica que aparece aquí, dice Pablo, que dice, mi hermano. Ahora, no solamente lo llama hermano, sino lo llama mi, mi hermano. Y no sé si podamos llegar a la conexión de esta frase de mi hermano. Es como decir, bueno, lo que pasa es que el hermano Sergio se escucha muy diferente cuando dices, lo que pasa es que mi hermano Sergio. Recordemos, hermanos, que Dios el Padre nos ha adoptado en Cristo. y el Espíritu Santo nos ha unido como un solo cuerpo, unidos por ese Espíritu Santo, formando el cuerpo de Cristo, siendo adoptados como sus hijos. Y si somos sus hijos, somos hermanos todos aquellos que hemos declarado con nuestra boca que Jesucristo es el Señor. Y por eso somos hermanos. Y lo podemos saber, lo podemos entender, pero esto va mucho más allá. Vamos a Efesios 4, hermanos. Efesios 4, del 1 al 6. Vamos a leer Efesios 4 del 1 al 6. Es el mismo apóstol Pablo hablando ahora a la iglesia de los de Efesios. Y les dice lo siguiente. Yo pues, preso en el Señor, Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor. Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. un cuerpo y un espíritu, como fuisteis también llamados, en una misma esperanza de vuestra vocación, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pablo le está llamando a Epafrodito, mi hermano. sintiendo ese afecto entrañable por él, sintiendo ese afecto entrañable, ese amor entrañable por Epafrodito. Él entendía la profundidad de llamarse hermanos, de llamarle mi hermano. Él consideraba que Epafrodito tenía la misma doctrina de Cristo, que estaban peleando la misma batalla, creían en el mismo Dios y en el mismo Padre. Y saben, hermanos, La Iglesia de Cristo no solamente es aquí en Hermosillo, no solamente es Montioreo. La Iglesia de Cristo es universal. Y a lo largo del tiempo, a lo largo de la historia y alrededor del mundo, en otros continentes, tenemos hermanos. Todos aquellos que creen en Cristo, todos aquellos que predican la verdad del Evangelio, son nuestros hermanos. Y podemos llamarlos hermanos. Esto, hermanos, nos llama a que debemos apreciar no solamente el sacrificio de Cristo para nuestra salvación, sino que por su sacrificio Él ha logrado esa unidad entre nosotros como un cuerpo. Esto nos llama a apreciar más a nuestros hermanos en Cristo, en un afecto entrañable, un cariño que viene desde adentro de nosotros. con buenos deseos, con buenas intenciones para con los demás. Y no solamente en esta iglesia, hermanos, sino en todo el mundo. Porque yo no sé si te ha pasado que puede ser que tengas una mejor relación con un hermano de la iglesia que con algún familiar que no es creyente. A veces pasa y es por esa unión y es por esa relación que tenemos ahora con nuestros hermanos. Y entender esto nos debe de llevar a que consideremos en amor a otros hermanos y que también nos consideren a nosotros como hermanos. Sería algo muy padre ponerlo en práctica, no solamente decir el hermano Samuel, el hermano Marcel, la hermana Marcela, sino decir mi hermana Marcela, mi hermano Samuel, mi hermana Mónica. Y eso nos une, hermanos. Eso demuestra el amor que hay entre nosotros y lo que Cristo ha hecho por su pueblo, por su iglesia. Ahora, la segunda característica es que lo llama colaborador, mi colaborador. Una de las definiciones en internet nos dice, un colaborador Es el que trabaja con otro en una tarea en común, especialmente de forma desinteresada. Eso es un colaborador. Y Pablo le está llamando colaborador a Epafrodito por su desinterés personal. Epafrodito no estaba buscando su beneficio personal en el servicio hacia Dios. Él simplemente estaba buscando el beneficio por el bien del Evangelio y de la iglesia. Y Pablo dice, Epafrodito es mi colaborador, porque ambos, sin buscar nuestro propio beneficio, estamos exponiendo a Cristo, estamos predicando el Evangelio únicamente por Cristo y para Cristo, no para nosotros, no por nosotros. Y es por eso que Epafrodito es considerado como un colaborador, un colaborador diligente, sin buscar su propio bien, sin buscar su propio interés. La tercera característica es que también lo llama compañero de milicia, mi compañero de milicia. Es decir, dice Pablo, Pafrodito y yo estamos ahora peleando la misma batalla. y lo hacen en referencia a los soldados. Esto tiene que ver con los soldados. Un grupo de soldados es un conjunto de personas que están buscando derrotar al enemigo y a la vez defender su territorio. Y es lo que estaba haciendo. Es lo que estaba haciendo Epafrodito y Pablo. Ellos estaban peleando la misma batalla contra el enemigo. ¿Cuál enemigo? Bueno, las herejías. los maestros de la ley, los que estaban predicando a Cristo por envidia y por contienda, los que estaban agregando angustia a las prisiones del apóstol Pablo, o como nos dice Filipenses 3 2, Filipenses 3 2 nos dice guardados de los perros, guardados de los malos obreros, guardados de los mutiladores del cuerpo. El apóstol Pablo y Epafrodito estaban en una misma batalla. Y como veíamos esta mañana, vaya la manera de Pablo de poder elevar a Epafrodito y reconocer sus cualidades, ver sus características. Porque hacer esto, hermanos, implica tener mucha, mucha humildad. y Pablo lo considera, no como inferior, sino al mismo nivel que el apóstol Pablo, mi hermano, mi colaborador, mi compañero de milicia. Ahora, hermanos, si Epafrodito tenía todas estas características, si Epafrodito, perdón, si la iglesia de Filipos lo habían escogido para ser el mensajero y ministrador de las necesidades de Pablo, Si esto ya le había implicado el costo a nivel personal a Epafrodito, si ya le había tomado un sacrificio de ir con Pablo, de jugarse la vida para llevar el mensaje, si Epafrodito era un hombre abnegado, empático, humilde, trabajador, valiente, piadoso, con un vínculo en hermandad con el apóstol Pablo, entonces ¿cuál fue el problema de Epafrodito? Entonces, ¿por qué nos dice el versículo 25 que ahora el apóstol Pablo lo tiene que enviar otra vez de regreso con los hermanos? Y saben, hermanos, muchas veces perdemos la esperanza muy pronto en casos como estos. Cuando algún hermano deja algún ministerio, cuando algún hermano por un tiempo deja de trabajar por la obra del Señor, solemos levantar un juicio, Muy rápido, muy elevado sobre esos hermanos, sin conocer su contexto, pensando que no fueron capaces, pensando que no aguantó nada, pensando que no fue suficiente, que no pudo rendir en la tarea indicada. Más sin embargo, hermanos, el caso de Pafrodito es muy diferente, porque dice, Pablo, ahora me es necesario enviarlo de vuelta a ustedes. ¿Por qué? Los hermanos de Filipo se pudieron haber preguntado si él era el elegido, si él tenía que quedarse un tiempo con él para cuidarlo. Pero en el versículo 26 nos dice, Porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Epafrodito no estaba regresando de nuevo a Filipos por el hecho de extrañar la comodidad con la cual contaba, o por el hecho de extrañar a sus hermanos o su hogar, su familia, su iglesia. Era obvio que los extrañaba, pero él no regresaba por sentirse solo o por la incomodidad de estar en una cárcel acompañando al apóstol Pablo. Pero lo que mueve al apóstol Pablo a enviar de nuevo de regreso Epafrodito fue el amor por sus hermanos. Y prestemos atención en esto, hermanos. Vamos a ver si podemos hacer la conexión. Epafrodito sí tiene deseo de ver a sus hermanos, pero lo que realmente lo mueve es saber que los hermanos Enfilipos estaban preocupados porque Epafrodito había enfermado. Epafrodito no regresa a causa de su enfermedad. Epafrodito regresa porque la preocupación de la iglesia le estaba preocupando a él. Y esa es la conexión que hay como hermanos. Epafrodito estaba angustiado por los hermanos Enfilipos porque los hermanos Enfilipos habían escuchado que había enfermado. Y esto, hermanos, es el verdadero amor. Este es el verdadero interés. Esto es el verdadero vínculo de la hermandad. Pero a veces estamos tan ocupados en cosas tan vacías, tan banales, tan triviales, que perdemos de vista los sentimientos de los hermanos por nosotros. Estamos tan enfocados, hermanos, y tan preocupados por nuestra propia comodidad, que olvidamos el sentir de la gente y de los hermanos. Pero el amor, la unidad de los hermanos, hace ahora que Epafrodito se aflija por esa preocupación y por esa tristeza de los filipenses. Ahora Pablo también era muy compasivo por Epafrodito, compasivo por los filipenses para que ya no estuvieran preocupados. Epafrodito compasivo con Pablo para ir a visitarlo y estar con él, pero a la vez también compasivo con los filipenses porque estaban preocupados. Los filipenses compasivos con el apóstol Pablo enviando a Epafrodito para que estuvieran con él. y a la vez también preocupados por Epafrodito y compasivos por él. Y esto es el mismo sentir, hermanos. Esto es el mismo amor. Esto es estar unánimes. Es claro aquí el ejemplo, hermanos. Y la situación de Epafrodito realmente fue angustiante, hermanos. Realmente fue muy preocupante. Porque él no solamente enfermó, sino nos dice el texto que en verdad estuvo enfermo, a punto de morir. Epafrodito estaba a punto de morir. Y qué difícil situación. Obviamente esto preocupó a sus hermanos Enfilipos. Y obviamente querían saber cómo estaba. Y probablemente también lo querían de regreso. Y Epafrodito, yo pudiera pensar que su preocupación no era la muerte. Su preocupación era la angustia de los hermanos que estaban en la iglesia. Pero hermanos, a veces no entendemos estas cosas porque ya estamos muy familiarizados con películas o con series en donde una persona entra a quirófano y sale el doctor y les da la noticia. Bueno, es probable que de esta cirugía tu familiar no salga con vida. Pero si hemos vivido esto en carne propia, el pensar hermanos que una enfermedad nos puede matar, por más simple que sea. El entrar a una cirugía, por más ambulatoria que sea, un mal uso de anestesia, te puede matar. Esto realmente te hace sensible. Hace tiempo platicaba con una hermana que me dice, ora por mí, hermano, porque voy a ir con el dentista y no tienes idea del miedo que me da ir con el dentista. Y yo entendí su miedo cuando a los meses tuve que ir con el dentista a que me extrajeran unas muelas del juicio. Yo dije, ahora entiendo a la hermana y sé el miedo que siente y ya puedo entenderla y comprenderla. Pero tiene que haber esa conexión, hermanos. Tiene que haber esa hermandad. Tenemos que aprender a sentir el sentimiento de los demás. Y como veíamos esta mañana de Timoteo, ser empáticos con los demás. Y al final, hermanos, Él es Dios. Él no nos, él siempre nos da esperanza, siempre nos da destello de su misericordia, porque después de esto, de estos pasajes, dice el apóstol Pablo, pero Dios tuvo misericordia de él y no solamente de él, sino también de mí para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Dios libró a la muerte de Pafrodito y ahora el apóstol Pablo puede decir él sigue siendo mi hermano y está con vida y esto me provoca gozo y me produce gozo. Y lo voy a enviar de nuevo con ustedes para que yo esté de buen ánimo y para que ustedes estén de buen ánimo. El gozo del apóstol Pablo, el gozo de Epafrodito, estaban basados en que los hermanos en Filipos tuvieran gozo. Y es por eso que va de regreso. Y ese amor, esa hermandad que se tenían, esa unidad que había, esto produce entonces que reciban a Epafrodito con los brazos abiertos en el Señor. y a la instrucción que les dé el apóstol Pablo. Por el amor que ustedes han recibido de Dios en Cristo, ahora reciban epafrodito en el Señor, con los brazos abiertos. Él ha sentido su preocupación y ahora va de nuevo con ustedes. Ahora hermanos, bajo este contexto sabiendo quién fue Pafrodito, sabiendo lo que hizo, sus características. ¿Cuáles son las aplicaciones para nosotros? ¿Qué podemos aprender de este texto y cómo lo aplicamos en nuestra vida cristiana? ¿Qué hacemos con esto? Bueno, en primer lugar, seamos valientes y dejemos la comodidad. Seamos valientes y dejemos la comodidad. Hasta el día de hoy, Lo contrario al sacrificio y a la valentía es el egoísmo. Y no solamente en la iglesia, hermanos, sino también en la sociedad. Y creo que vivimos en una vida demasiado cómoda como cristianos. Y realmente nosotros garantizamos nuestra vida eterna sabiendo y creyendo en el sacrificio de Cristo. Y es suficiente, hermanos. Créanme que es suficiente. Y esa es la base de nuestra cristiandad. Pero a veces, hermanos, hemos abrazado tanto esta verdad que no creemos que tengamos que esforzarnos en trabajar por los hermanos y en amar más a los hermanos. Esta seguridad que tenemos de la salvación en Cristo, que lo es suficiente, hermanos. No estoy agregando obras a la salvación. Es suficiente la obra de Cristo para nuestra salvación. que creo, hermanos, que en México no existirá una persecución religiosa como en otros países o como en el tiempo del apóstol Pablo. Esto nos ha hecho estar en una zona de confort. Y no estoy diciendo, hermanos, tampoco que tenemos que ir a países donde hay persecución y donde es probable que tú mueras, porque hay hermanos que lo han hecho y para la gloria de Dios y han predicado en el Evangelio en países donde han sido perseguidos. Pero, hermanos, aquí en tu ciudad, aquí en tu iglesia. Hay muchos ministerios. El hermano Mario estaba orando por los ministerios en esta mañana y ahorita en la tarde. Hay muchas cosas que hacer, muchos ministerios a los cuales atender. Pero para eso tienes que estar dispuesto a dejar tu comodidad de un sábado por la tarde para ir a atender a los hermanos en el albergue. Tienes que dejar tu comodidad de un sábado por la tarde para venir a jugar con los niños del llano o apoyar con los niños del Solidaridad. Tienes que dejar un poquito tu comodidad para atender en la escuela o medical como maestra o como apoyo. Hay muchas cosas que podemos hacer, hermanos, por el bien de la iglesia, por el bien de los hermanos. Puedes desprenderte un poco de un kilo de frijol, de unas latas de atún para la despensa, en beneficio del necesitado. Número dos, hermanos. No sabemos, no sabemos el tiempo que nos queda. En la vida hay tragedias. En la vida hay enfermedades. En la vida hay situaciones en que en cada momento nuestra vida está en riesgo y está en peligro. No sabemos el día y la hora en que vamos a morir. Y la pregunta es, entonces, ¿para qué vivimos? ¿Qué vamos a hacer con el tiempo que nos queda? Epafrodito al final lo dedicó su vida en regresar con los hermanos en Filipos y estar con ellos y cuidar de ellos y seguir estando como miembro de esa iglesia. Pero nosotros, hermanos, ¿qué estamos dispuestos a dar en este tiempo que tenemos de vida para el beneficio de nuestros hermanos? Las aplicaciones, hermano, lo dejo a tu conciencia. para que tú llenes ese espacio y saber y responder qué vas a hacer con este tiempo de vida que tú tienes. Número 3. La humildad, hermanos, la humildad nos lleva a trabajar de manera desinteresada. La humildad nos lleva a trabajar de manera desinteresada. Tal como Epafrodito, un miembro de la iglesia en Filipos. Ahora nosotros, como miembros de la iglesia bíblica en Monte Oreb, trabajemos desinteresadamente, siendo colaboradores unos con otros, no viendo quién hace más, no creyendo que mi ministerio es más grande que el otro y necesita más ayuda y más apoyo que el de los demás. Al contrario, con humildad, reconoce el trabajo de cada hermano, de cada mano que trabaja para la iglesia y en la iglesia. Y para esto necesitamos humildad. Para esto necesitamos aprender a trabajar como colaboradores, sin buscar nuestro bien, sin buscar nuestro beneficio. Al final, hermanos, somos colaboradores con un fin común, la gloria de Dios. Y por último, hermanos, última aplicación, recibe a los hermanos en el Señor. No importa la situación de cada hermano. No levantemos prejuicios contra ellos ni entre nosotros. Y abramos los brazos para nuestros hermanos, para los demás. De la misma manera que el Señor ha abierto los brazos para con nosotros, hagámoslo nosotros para con nuestros hermanos. ¿Y de qué manera puedes recibir a tus hermanos algo tan simple? Abre las puertas de tu casa y sé un siervo para aquel que invitas a comer. Y pon el plato en la mesa y quite el plato de su mesa. y sírvele el postre, y atiéndelo, y sírvele un vaso de agua, y sea un siervo para tu hermano. Si supieran, hermano, las veces que ustedes invitan a alguien a comer, y empiezan a platicar y a conocerse, se podrán dar cuenta cuántas tristezas y cuántas luchas tienen en común, y también cuántas alegrías y cuántos momentos pueden compartir como hermanos. Pero para esto, hermanos, tienes que aprender a recibir a los hermanos abriendo tus brazos para con ellos. Como conclusión, hermanos, ya para terminar. Hoy el Señor, hermano, nos llama y nos recuerda que es hora de un mayor compromiso en la iglesia. Tenemos ejemplos claros. Tenemos el ejemplo de Cristo. Tenemos el ejemplo de Pablo. Tenemos el ejemplo de Timoteo y tenemos el ejemplo de Pafrodito. La Iglesia, hermanos, hoy necesita que trabajemos juntos como colaboradores, sacrificando de nuestro tiempo para los demás, hermanos, y buscando siempre un bien común, la predicación del Evangelio, que Cristo se ha exaltado, buscando la gloria de Dios. Hay muchos ministerios, acércate con los ancianos, acércate con los diáconos, y pregunta en qué puedes servir y en qué puedes ayudar, y empieza a trabajar. Y poco a poco, hermanos, en ese trabajo y en esa humildad y en ese servicio, el Señor te va a seguir capacitando y va a ir cumpliendo esas características como veíamos esta mañana. Pero si no sales de esa zona de confort, no lo vas a descubrir. No vas a saber lo difícil que es ser obediente y lo difícil que es ser compasivo. Pero descansemos en el Señor, hermanos, y al final el Señor Tiene un propósito grande para esta iglesia y para ustedes. Descansemos en el Señor, que Él hará la obra en nosotros para su gloria. Amén. Hagamos una oración, hermanos. Gracias te damos, Padre, por tu palabra. Gracias te damos, Señor, porque siempre nos traes esperanza para nuestros corazones. Ayúdanos a descansar en Ti. Ayúdanos a descansar en esa obra que Tú estás trabajando en nosotros. Ayúdanos, Señor, a poder humillarnos ante Ti, humillarnos a nuestros hermanos. Una a esta iglesia, Señor. Sigue uniéndola y sigue trabajando en ella para Tu obra, para Tu gloria. Ayúdanos, Señor, a considerarnos como hermanos, como hijos tuyos. Ayúdanos a darle ese valor y ese peso a tu sacrificio, lo que has hecho por nosotros. Ayúdanos, Señor, a trabajar juntos para el beneficio del Evangelio. Gracias porque nos has dado ejemplos claros que nosotros podemos tomar para nuestra vida cristiana y cómo podemos conducirnos. Pero sobre todo te damos gracias por Cristo. porque ahora somos justos, somos santificados por Él ante Ti. Ahora nuestras obras, nuestros esfuerzos, ahora nuestras luchas, nuestros trabajos, Tú los ves como santos y como justos, Señor, porque Él obró de la mejor manera, porque Él obedeció, porque Él fue compasivo, porque Él cumplió Tu ley. Te damos gracias por Cristo, te damos gracias por la iglesia, y te damos gracias por lo que has hecho con nosotros. Te pedimos que no nos falte, Señor, que no nos falte Tu Palabra, que no nos falte el Evangelio. Ayúdanos a aferrarnos a esas promesas, ayúdanos a aferrarnos a Ti, ayúdanos a aferrarnos a la cruz de Cristo, y no soltarnos. No nos abandones, Señor, ni como iglesia, ni como Tus hijos. Esto te lo pedimos por los méritos de Jesús, nuestro buen amigo. Amén. Amén. Hermanos, voy a pedirles, por favor, que puestos de pie
Un valiente colaborador
La valentía de Epafrodito nos enseña que es posible ser valientes al servicio de Cristo y Su evangelio.
Sermon ID | 124241452495546 |
Duration | 37:19 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Philippians 2:19-30 |
Language | Spanish |
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