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Para más sermones, estudios de la Biblia y Consejería Familiar y Matrimonial, visite nuestra página en Internet, laspalabrasdevida.org. Gracias por escuchar las palabras que aumentarán su fe. Abramos la Palabra de Dios en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, según San Lucas 19, versículo 10. porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. La Oficina Federal de Investigaciones de los Estados Unidos tiene por regla de tiempo en tiempo el publicar y mantener al día una casetilla con una lista que se titula, Los Diez Hombres Prófugos y Criminales que Más Urge Atrapar. Cuando se logra la captura de alguno de ellos, inmediatamente se añade otro nombre a la lista. Esta manera de destacar o señalar a los criminales ha resultado un medio eficaz para hallar a estos hombres. Dios de igual manera tiene una lista donde aparecen los diez tipos de hombres más buscados, con la diferencia de que Él los busca para salvarlos y no para condenarlos. De hecho, estos hombres merecen de por sí ser condenados por su pecado, por el pecado que todos heredamos desde la caída de nuestros padres Adán y Eva. Sin embargo, Dios en la persona de Su Hijo Jesucristo nos enseña que Él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Así que el fracaso del Edén es restaurado por Cristo Jesús. Por lo tanto, amigo, si hasta el día de hoy tú has estado pensando o has sido uno de esos que ha pensado que ya es demasiado tarde para un cambio, que nadie puede salvarte de tus continuas caídas, de tus vicios, de tus depravaciones y corrupciones morales, Déjame decirte que precisamente esta clase de hombre Cristo vino a buscar. A esta clase de hombre Cristo vino a buscar. A esos que dicen ya todo está perdido, ya no hay más nada que hacer. En los cuatro evangelios aparecen estas gentes a las que Jesucristo buscó de una manera especial, a los que dedicó un tiempo y una voluntad especiales, y a las que trató de una manera especial. Es cierto que muchos buscaron a Jesús y esto sería otro tema a tratar, pero nosotros hoy queremos concentrarnos en resaltar aquellos casos de gentes a quienes Jesús buscó y aún sigue buscando para ayudarles, para bendecirles, para transformarles y prosperarles. Lo que hizo entonces Jesús lo sigue haciendo ahora, así que es probable que al revisar cada una de las Escrituras del tema de hoy en cuestión, tú estés también incluido en esta lista de personas a las cuales Jesús busca con tesón. En primer lugar, Cristo Jesús busca a hombres de buena voluntad. Si algo tiene la Biblia es que nos revela las intenciones humanas De modo que muchos de nosotros, al leer las páginas de la Biblia, nos sentimos identificados en pasajes específicos donde se revelan algunos rasgos de nuestra personalidad. En Mateo 4, del 18 en adelante, se nos dice que Cristo mientras iba junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano, que echaban la red en el mar porque eran pescadores. Jesús vería seguramente la disposición e intención con que estos hombres muy de mañana remendaban las redes e iban a la pesca. Eran hombres de buena voluntad, sumamente solícitos, muy celosos en el trabajo que realizaban. A ellos en el versículo 19, Jesús les dice, Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Versículo 20. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Con cuanta más disposición y buena voluntad, estos hombres realizarían la pesca más grandiosa y prestigiosa que haya existido jamás en la historia la pesca de pecadores a la fe del cristianismo a estos hombres de buena voluntad Jesús sigue buscando versículo 21 pasando de allí vio a otros dos hermanos Jacobo hijo de Zebedeo y Juan su hermano en la barca con Zebedeo su padre que remendaban sus redes y los llamó y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron. Estos eran hombres sencillos, con técnicas rudimentarias, pero eran hombres que tenían una condición de disponibilidad para hacer las cosas en un instante, sin mucho rogar. Dice la Biblia que dejaron todo, barco, redes, contratos humanos para entrar en un contrato y un trabajo mayor con Cristo Jesús de igual forma encontramos otro caso en Mateo 9.9 pasando Jesús de allí vio allí a un hombre llamado Mateo que estaba sentado al banco de los tributos públicos y le dijo sígueme y se levantó y le siguió no hubo un para qué o un por qué. Hubo una buena voluntad de parte de Mateo. Mateo dejó su puesto, su mesa de negocios, por tal de sentarse en una mesa mejor y mayor. La mesa de Jesús. Una mesa que proveería mejores condiciones y ofertas que cambiarían su modo erróneo de pensar, su presente y su futuro. Obviamente, Cuando Jesús llega a la vida del hombre, lo que hace es llenar la mente y el corazón de principios y valores que lo que hacen es preservar y fructificar la vida del hombre. Principios por los cuales vivir de modo que la vida empieza a tener sentido, orden, razón de ser para todo aquel que recibe a Jesús como su Salvador y Señor. Una de las misiones del Mesía era, y sigue siendo, escoger personas de buena voluntad. Y antes de escogerlos, se nos dice que fue al monte a orar. Esto dice mucho, pues todas las cosas que hacemos, nosotros los hijos de Dios, debemos tratarlas con Dios primero para que salgan bien. En Lucas 6, del 12 al 16, Se dice, en aquellos días, él fue al monte a orar, hablando de Jesús, y pasó la noche orando. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. A Simón, a quien también llamó Pedro. Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo, hijo de Alfeo, Simón, llamado Celote, Judas, hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, quien llegó a ser el traidor. Jesús persiste en buscar a este calibre de personas. que quieran relacionarse con él de una manera especial, que vivan enamorados de su persona y de su obra, que estén dispuestos a comprometerse y a realizar esta obra a cualquier precio. Hermanos, estamos en un mundo que ama las relaciones, pero aborrece los compromisos. Es un mundo en el cual se suele escuchar, quiero vivir como casado, pero sin casarme contigo. Participar de todos los beneficios de casados, salir juntos, tener sexo, dormir juntos, ir de compras juntos, pero sin firmar ningún contrato, un papel. Quiero relaciones sin compromisos. A estos hombres y mujeres les falta la buena voluntad para establecer un compromiso de amor serio. Por eso hoy en día tenemos tantos hogares disfuncionales, tantos niños abandonados, tantas relaciones desechas, porque no hay seriedad ni responsabilidad de parte de las personas. Nadie se hace responsable. Mira lo que Cristo enseña acerca del compromiso de casamiento con Él. Cuenta Lucas 14.25 en adelante que grandes multitudes iban con Él y volviéndose les dijo, Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y madre, y mujer e hijos, y hermanos y hermanas, y aún también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Cualquiera puede pensar, tengo que aborrecer, odiar, abandonar a mi padre y madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas, para seguir a Jesús. De ninguna manera, de lo contrario estaríamos violando y ofendiendo el mandamiento, honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Lo que nos dice el pasaje es que nada puede estar en valor alguno sobre Jesús, de manera que aborrecer aquí no significa odiar, ignorar, despreciar, sino amar menos. Debemos amar a Jesús sobre todas las cosas, sobre todos los afectos humanos. Este es el sentido correcto del pasaje. Como cuando nos casamos con nuestra nueva pareja, debemos dejar el hogar de nuestros padres para unirnos a un nuevo hogar. Dejar el antiguo hogar para formar otro no significa dejar de amar el primer hogar que nos vio nacer, sino amar menos. La prioridad es el nuevo hogar y no debemos permitir que nuestros padres decidan por nosotros lo que se deberá hacer en nuestra relación conyugal y nuestro nuevo hogar. Tenemos un compromiso ahora con nuestra nueva pareja que no debemos romper. Sigue diciendo Jesús respecto al compromiso representado en una cruz. versículo 27 y el que no lleva su cruz y sigue en pos de mí no puede ser mi discípulo en otras palabras el que no se casa y se compromete conmigo no puede ser mi discípulo porque quien de vosotros queriendo edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos a ver si tiene lo que necesita para acabarla no sea que después que haya puesto el cimiento y no pueda acabarla Todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo, este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar. Lo mismo pasa cuando se comienza un matrimonio, y empiezan los no me gustan, y se malogra la nueva unión, la nueva relación, por falta de responsabilidad y compromiso. Versículo 31. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía a una embajada y le pide condiciones de paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Parafraseando esta idea, quien no se sienta primero y saca cuenta antes de casarse, no podrá llegar a un feliz término en esa relación. Él debe pensar primero que deberá renunciar a su yo y tendrá que poner a un lado sus gustos y preferencias personales muchas veces para agradar a su nueva pareja. en este sentido es que Jesús dice mira bien lo que vas a hacer porque si te casas conmigo ya no podrás agradarte a ti mismo lo que antes era un deber un debo hacer ahora es un tengo que hacer como aquel que es tomado como soldado y no puede sino escuchar y obedecer las instrucciones de su general o capitán mande mi capitán será el nuevo emblema que estará en la voluntad y la mente del soldado. Esta escritura, hermanos, nos deja entrever que todo lo que se interponga entre tú y Dios, que te inhiba o limite para hacer su voluntad, debe ser colocado en un segundo plano. Ahora debes darle realce e importancia a la misión y al propósito con que Dios te ha llamado. Él te ha tomado para sí. Él te ha tomado para sí como soldado, Él te ha tomado para sí como cónyuge, Él te ha tomado para sí como compañero, y ahora debes hacer la voluntad de Él y renunciar a la tuya. A estos hombres de buena voluntad que están dispuestos a hacer esto, Dios les comisiona con tareas especiales para que su reino sea extendido. De hecho, Eso es lo que vemos en los apóstoles. Ellos no sólo estuvieron dispuestos a extender el mensaje del Evangelio, sino incluso a dar su vida por Cristo y la misión que recibieron de Él. Eran hombres de buena voluntad, hombres en los que Dios se apoyaría para exhibir su gloria y su poder. A esta clase de hombres Jesús busca hoy, porque hay un mundo que necesita de estos hombres puros. Hay un mundo que necesita de estos hombres nobles. Hay un mundo que necesita de estos hombres santos, esforzados, hombres que sean capaces de respaldar la justicia, la moral y la dignidad humana. Eres tú de estos hombres de buena voluntad. Si este es el caso, este sermón es para ti. Jesús te está buscando a ti. Tú eres muy útil para Jesús. Estos hombres son comparados con la sal porque preservan los valores éticos y morales de Dios para la sociedad. Ellos dan sabor y sentido a la vida humana. Ellos son comparados con la luz porque iluminan la vida de aquellos que vagan a ciegas en un mundo de tinieblas y pecado. En un mundo lleno de maldad, lo que hace Cristo es preparar a estos hombres de buena voluntad para que cumplan con esta misión especial, porque Jesucristo sabe que son hombres de compromiso serio, son hombres responsables. Pero Jesús no sólo busca hombres de buena voluntad para la expansión de Su reino, sino también aquellos que han perdido la voluntad y ahora mismo son esclavos del pecado. Dijo el Señor en Juan 8, 34, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Quiere decir que todo aquel que habitualmente practica el pecado, cotidianamente, es un hombre esclavo, es un hombre que está preso, por lo tanto, está inhabilitado precisamente para hacer aquellas cosas que en el marco ético y moral se requieren de él. Él no puede dar lo que no tiene. El pecado reina en su corazón. Él vive y se deleita en el pecado, pero al mismo tiempo está atado al pecado. Este hombre cambia el deber por el placer. Este hombre puede decidir cuántas botellas de licor se va a tomar, pero no puede decidir dejar la bebida que le ata. y gasta incluso todo el dinero que gana para su familia con el objetivo de mantener su vicio. Lo mismo pasa con el hombre que es esclavo del sexo libre. Él puede decidir cuántas mujeres tener, pero no puede dejar su vida libidinosa porque está atado, y por ello sacrifica muchas veces esposa, hijos, un hogar estable, una esposa buena, Todo lo destruye porque es un hombre que ha perdido y ha entregado su voluntad al placer desmedido. Este hombre o esta mujer ha dejado que reen el deseo, la pasión y la razón ocupa un segundo lugar. Estas son personas que han perdido el sentido de la vida y se han entregado totalmente a una vida depravada y ya no tienen voluntad no tienen fuerza para retornar de su condición deplorable, han añadido más eslabones a la cadena de pecados, y ahora ya no pueden con esa cadena. Ha crecido mucho. Al principio jugaban, coqueteaban con esa cadena, y la podían mover con facilidad. Hacían incluso alarde de su fuerza y vigor. Pero ahora, como ha crecido mucho la cadena, ya se hace imposible dominarla. Así es el pecado, amigo. Así es el pecado, hermano. Al principio te parece inocente y fácil de manejar. Luego te esclaviza y te condena a una vida miserable. Y no solamente me refiero al vicio del licor y al sexo libre. Cualquier otro vicio, la avaricia, el egoísmo, la vanidad de la vida, Por ellos también sacrificamos muchas veces amistades, matrimonios, familiares. Es tanto el amor al dinero, a lo material, que no sólo nos destruye, sino también destruye la vida y el bienestar de otros. Quiero más, más y más. Lo mío primero, yo, yo, siempre yo. Bien nos dice 1 Timoteo 6, del 9 al 11, Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual, codiciando a algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores. Miremos en la vida de saqueo ese sentimiento y deseo mezquino de hambre de dinero a costa del bienestar de otro. Lucas 19, del 1 en adelante, habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad, y sucedió que un varón llamado Saqueo, que era jefe de los publicanos y rico, procuraba ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud pues era pequeño de estatura, y corriendo delante subió a un árbol sicómoro para verle, porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba le vio, sabía su condición, y le dijo, saqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió a prisa y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. De hecho, seguramente la misma gente que había sido destruida y estafada por saqueo, probablemente era la que murmuraba contra Jesús porque había entrado a casa de tal hombre pecador. Pero ese extorsionador 8. Ese hombre perdido, puesto en pie, dijo al Señor arrepentido, He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres, y si en algo he defraudado alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo, hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. El corazón de Saqueo había cambiado. De un momento a otro se había transformado por la gracia y la presencia de Jesucristo. Saqueo era un traidor. Sí, estamos de acuerdo. Él traicionó a su propio pueblo. Era un hombre avaro, era ladrón, sin escrúpulos, que por lograr ventajas materiales era capaz de cualquier bajeza y de cualquier abuso. Su avaricia lo llevaba a cometer tales crímenes. ¡Cuántas viudas y pobres extorsionados! ¡Cuánta gente herida por saqueo! Pero lo más importante es que Ezequiel tuvo un encuentro con Jesucristo y la vida de este hombre cambió totalmente. Jesús acabó con su hambre y avaricia porque Jesús ha venido precisamente a buscar y a salvar a esta clase de personas. En cumplimiento de Ezequiel 34, 16 que dice, yo buscaré la perdida y haré volver al redir la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la débil." Jesús vino a buscar a los esclavos del pecado. No importa cuán perdidos estén, ni cuán profundamente estén sumergidos en el fango de la suciedad de este mundo. Él los quiere así, tal y como están. Esta búsqueda salvó a la mujer samaritana, a María Magdalena, la que tuvo que luchar con siete demonios, a los publicanos, al ladrón en la cruz, y a todos y cada uno de nosotros. Primera de Corintios 6, 9 al 11. No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios. No erréis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Pero si lo heredan, si se arrepiente. Porque dice el versículo 11, Y esto erais algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Se ha operado esa transformación. En tal condición de muerte, el Señor Jesucristo nos perdonó, nos lavó, éramos dignos del infierno por practicar todos estos pecados, pero el Señor nos buscó, el Señor nos lavó, nos santificó, nos justificó, nos perdonó, y ahora pertenecemos al reino de Dios. Como dice Colosenses 2,13, Y a vosotros, estando muertos en pecados, y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. Éramos por naturaleza esclavos del pecado, pero Cristo nos hizo libres de su dominio. Estábamos muertos espiritualmente, pero Él nos dio vida. ¿Estás tú, querido amigo, en esta vista de hombres que están ahora mismo bajo la esclavitud del pecado? Tengo una buena noticia para ti. ¡En Jesús hay libertad! No tienes que vivir sufriendo con este yugo de pecado que trae tanta miseria a tu vida y a los tuyos. Detrás de un hombre gobernado por las pasiones hay muchos corazones destrozados a causa de ello. Hay niños pequeños abandonados, esposa destruida y viceversa, una madre rogando, un padre decepcionado. Quiero grabar este pensamiento en tu mente ahora mismo, amigo. En un hogar donde las pasiones mandan, la razón es pisoteada y masacrada. en un hogar donde las pasiones mandan la razón es pisoteada y masacrada, y por ende habrá miseria, dolor y sufrimiento en ese hogar. Tú puedes cambiar ese diagnóstico si aceptas ahora mismo a Jesucristo como tu salvador personal. Él te quiere hacer un hombre libre. Dice Jesús en Juan 8, 34, De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda libre en casa para siempre, el hijo sí queda para siempre. Así que, si el hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Seréis verdaderamente libres. No sólo a los esclavos del pecado busca Jesús para darles vida, sino también a los religiosos, a los que basan su vida en su religión y en lo que hacen, también viven una vida hueca y sin sentido para Dios, y Dios quiere encontrarlos a través de Jesucristo. Por esa razón Jesucristo busca también a los religiosos. Desde su niñez lo hizo así, Lucas 2, 41 al 47, Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua, y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día, y le buscaban entre los parientes y los conocidos. Pero como no la hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Y en el versículo cuarenta y nueve le responde a sus padres, ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" Y aún después de su resurrección, Jesús continúa buscando a los religiosos. Fue y se le presentó, se le apareció a un religioso que era sincero, pero estaba sinceramente equivocado. Hechos 9, del 1 al 5. Respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, Aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo, y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía, ¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? Él dijo, ¿Quién eres, Señor? Y le dijo, Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Dura cosa te es dar cosas contra el aguijón. Esto mismo Jesús ha hecho con la mayoría de nosotros, que hemos salido de las religiones de este mundo para venir a la verdad bíblica del Evangelio. El ministerio de Jesucristo no se limitó a los perdidos y pecadores, como muchos creen. El ministerio de Jesucristo se extendió a aquellos profesantes de religión que aún no conocían la verdad, a los sectarios, a los denominacionalistas, Sus discusiones más hacendradas fueron con los miembros de las sectas existentes de su época, buscándoles incansablemente para que salieran del error. Nosotros los que ya hemos alcanzado la verdad del cristianismo, tenemos una responsabilidad idéntica de ir a esa gente y buscarles. Esa gente está descrita en Jeremías 56, ovejas perdidas fueron mi pueblo, Sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron, anduvieron de monte encollado y se olvidaron de sus rediles. Nosotros somos los responsables de decirles y advertirles, Jeremías 51, 6, huir del medio de Babilonia y librar cada uno su vida para que no perezcáis a causa de su maldad, porque el tiempo es de venganza de Jehová, le dará su pago. Mira la proclamación de esta verdad en el libro de Apocalipsis, capítulo 14, versículo 6. Vi volar por el medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra. a toda nación, tribo, lengua y pueblo, diciendo a gran voz, temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado, y adorad aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió diciendo, ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel lo siguió diciendo a gran voz, si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente y en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos, y no tiene reposo de día, ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Nosotros somos los cazadores y los pescadores que debemos rescatar a estas almas que están en el error. Jeremías 16, 16. He aquí yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán y después enviaré muchos cazadores y los cazarán por todo monte y por todo collado y por las cavernas de los peñascos. Cuando vivimos en una pura religión olvidamos el corazón de la verdadera vida espiritual. Nos preocupamos más por lo exterior ¿Cómo me veo? ¿Cómo la gente me ve? Y así descuidamos los designios de nuestro corazón, nuestra maldad, nuestra corrupción interior. Pero lo que busca el Evangelio no es una reforma de costumbres exteriores, es una transformación completa. Es transformar completamente la vida del hombre partiendo de su corazón. porque de allí es donde salen los malos pensamientos, los hurtos, los adulterios, las fornicaciones, las avaricias, las maldignidades, todo esto del corazón sale y contamina al hombre. El Evangelio destruye toda hipocresía y nos transforma a la imagen del Hijo de Dios. Si este amigo es tu caso, y ya estás cansado de vivir, en una constante hipocresía aprendida por este mundo, que es un barniz exterior sin cambio interior, y estás hastiado de una vida religiosa, debes saber que Cristo te está buscando ahora mismo para darte vida. Ven a Él, no tardes, ven a Él, y se acabarán tus tropiezos e insatisfacciones. Hoy en día las iglesias están llenas de religiosos, Gente que se preocupa cómo lo ven los demás, pero hacen poco por perdonar y amar a otros. Viven faltos de la verdadera santidad y la pureza de corazón que el Señor reclama de ellos. Viven jugando al evangelio, porque oran, ayunan, predican, evangelizan. Hacen todo aprendido, sin embargo necesitan una transformación interior. A estos religiosos el Señor les dice, ¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo os digo? Y muchos religiosos en aquel día le dirán, Mateo 7, 22, Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros, y entonces le declararé les declararé, Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad." Lo que pasa con estos religiosos es que el Evangelio no traspasa los límites exteriores de su vida. No llega al corazón, por lo tanto no habrá esperanza para ellos en el día final. Ellos vivieron una religión ritualista, aprendieron mandamientos de hombres para lograr la gloria de ellos, pero no la gloria de Dios. Cuando la gente veía a estos hombres, veía santidad, Pero cuando era Dios quien les miraba, veía un corazón codicioso, egoísta, vanidoso, rencoroso, inmisericorde, lleno de adulterio y fornicaciones, de los deseos de la carne, los deseos de los ojos, la vanagloria de la vida. y falta de amor. Para ellos era más importante la gloria y la alabanza de los hombres, la estética exterior, que la gloria y la alabanza de Dios manifiesta en la transformación del interior del hombre. Pero no sólo Jesús hace un esfuerzo tremendo para rescatar a los religiosos de su condición miserable, sino también a los débiles, aquellos que no cuentan para ellos mismos. aquellos que no se dan valor a sí mismos, porque todo el mundo les mira como lo que son, débiles, pobres débiles. Juan 20, del 24 en adelante, pero Tomás, uno de los doce, llamado Didimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos, al Señor hemos visto. Él les dijo, Si no viene en sus manos la señal de los clavos, y me tiene mi dedo en el lugar de los clavos, y me tiene mi mano en su costado, no creeré." Fue manifiesta aquí la debilidad y la pobreza espiritual de Tomás. Él requería ver para creer, de lo contrario, no estaría entre los posibles convertidos de aquella época, Por eso en el versículo 18 Jesús se le aparece. Ocho días después estaban otra vez sus discípulos dentro y con ellos Tomás. Y se le apareció Jesús estando las puertas cerradas y se puso en medio y les dijo paz a vosotros. Luego dijo a Tomás pon aquí tu dedo y mira mis manos y acerca tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente entonces Tomás respondió y le dijo Señor mío y Dios mío Jesús le dijo porque me has visto Tomás creíste bienaventurados los que no vieron y creyeron en otras palabras Tomás bienaventurados aquellos que no requieren ver para creer Jesús buscó al incrédulo Tomás porque tenía una profunda debilidad espiritual. Podía haberlo dejado perderse en su incredulidad, en su debilidad, pero allí lo buscó. Cristo sigue buscando a todos aquellos cuya fe es demasiado pequeña y débil. Si hoy tú te sientes como Tomás porque tu fe es débil, no es suficiente para lograr creer plenamente en Jesucristo. Dile al Señor Jesucristo, yo creo, pero ayuda mi incredulidad. Él está aquí para buscarte y para agigantar tu fe. Jesús no sólo siente placer en ayudar a los débiles, sino también a aquellos que están cargados ahora mismo, agobiados de la vida. Cargado significa turbados, preocupados, son aquellos cuyas vidas os sobran en medio de una tempestad. Note la manera de actuar de Jesús. Mateo 14, del 22 en adelante. Enseguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera. Entretanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte. Y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar azotada por las olas, porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar, y los discípulos viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo, un fantasma, y dieron voces de miedo. Pero enseguida Jesús les habló diciendo, tened ánimo, yo soy, no temáis. Por otro lado, Marco 6, 48 nos da un detalle más. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar y quería adelantárseles. Aquellos discípulos estaban inmensamente cargados, demasiado preocupados por la tempestad. Todo parecía perdido. Sus esfuerzos parecían ser vanos, la tempestad los rodeaba, las olas eran mayores que la barca, y sus pensamientos eran lúgubres. Allí los buscó Jesús para transformar la tempestad en calma, la preocupación en confianza, la turbación en reposo, y para aliviarles de aquella carga infinita que los embargaba y los abatía hasta el polvo. Esto tiene un mensaje de actualidad para todos nosotros, y principalmente para todos los cargados y fatigados de este tiempo. Si tú estás cargado ahora mismo, Dios te está buscando a ti en estos momentos, y te está invitando a hacer algo definitivo, que lo podemos encontrar en el Salmo 55, versículo 22, hecha sobre Jehová tu carga. Eso es lo que el Señor te está diciendo. Echa sobre Dios tu carga. Tú no puedes con ella. Es mucho. Echa sobre Jehová tu carga y Él te sustentará. No dejará para siempre caído al justo. Si te sientes caído ahora mismo, hay una promesa para ti. Dice el Señor que Él no dejará para siempre caído al justo. Tú puedes decir, pero ¿Cómo eso me carga? ¿Cómo lo hago? Jesús te dice en Mateo 11, 28, Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis, ¿qué cosa? Descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil. El yugo que yo les doy, La responsabilidad que yo les doy es fácil y ligera es mi carga. Simplemente ven así, cargado como tú estás. Él te ha estado buscando. Ven a su encuentro y Él aliviará tu carga. Si alguno de los presentes hoy aquí dijera, mi problema no tiene que ver con sentirme cargado. Yo me siento despreciado. Yo me siento arrinconado. Yo me siento solo. Bueno, a ti también Jesús te busca. Jesús busca a los despreciados. Son aquellos que el mundo desecha, a los cuales el mundo no da valor alguno. Son gentes burladas, muchas veces, gentes abusadas. En Juan 9, 25, encontramos la historia de un ciego que luego de recibir la sanidad de Jesús es despreciado y expulsado de la sinagoga por testificar que Jesús lo sanó. Este hombre ciego testifica acerca de la obra de Jesucristo, del poder de Jesucristo. Vamos a empezar a leer desde el versículo 25. Entonces él respondió y dijo, si es pecador, hablando de Jesús, No lo sé. Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le volvieron a decir a aquellas autoridades religiosas, ¿qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Y él les respondió, ya os lo he dicho y no habéis querido oír. ¿Por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Y le injuriaron, o sea, le despreciaron. y dijeron tú eres su discípulo pero nosotros discípulos de Moisés somos nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés pero respecto a ese no sabemos de dónde sea respondió el hombre y les dijo pues esto es lo maravilloso que vosotros no sepáis de dónde sea y a mí me abrió los ojos Y sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese oye. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera de Dios, nada podría ser. Respondieron y le dijeron, tú naciste del todo en pecado, y nos enseñas a nosotros, y la expulsaron. Oyó Jesús que le habían expulsado, y hallándole, le dijo, ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Respondió él, y dijo, ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Le dijo Jesús, pues le has visto, y el que habla contigo él es. Y él dijo, creo, Señor, y le adoró. Aquel pobrecito ciego perdió su membresía en la sinagoga, Lo echaron fuera, lo menospreciaron, pero allí mismo, en ese desprecio, en esa soledad, en esa tristeza, Jesús lo buscó y se encontró con él, y le dio sentido a su corazón y a su vida. Jesús busca a los despreciados. Cuando otros te desprecian, allí te encuentra Dios con una promesa. Decía el salmista, En el capítulo 27, versículo 10, aunque mi padre y mi madre me dejaran con todo, Jehová me recogerá. Aunque aquello que más tú amas te dejare, Jehová te recogerá. Jesús también busca a los indecisos. Los indecisos son aquellos que no saben tomar decisiones objetivas en la vida. Lucas 9, 59 al 60, y dijo a otro, sígueme, Él le dijo, Señor, deja que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo, deja que los muertos entierren a sus muertos, y tú ve y anuncia el reino de Dios. El padre de ese hombre no había muerto todavía. Lo que este hombre no quería era dejar a su padre solo en casa. No sabemos qué situación exacta tendría aquel hombre. Quizás su madre ya se había muerto y él vivía solo con su padre. Pero Jesús buscó a este hombre indeciso. Él quería seguirlo, pero tenía ataduras que lo frenaban mucho. Y allí fue Jesús. Tú, querido amigo, quizás no estás decidido todavía por Cristo, pero Jesús te está buscando ahora mismo. quiere que te decidas a pagar el precio que le exige y que tú conoces y proclames el reino de salvación a todos los hombres para que sean salvos para que las familias y los hogares sean salvos para que las familias sean liberadas de la esclavitud del pecado si miramos a otro lado no solamente vemos a personas indecisas en la vida sino también personas que han sido defraudadas. A esta clase de personas también Jesús busca. Lucas 24 del 13 en adelante, y aquí dos de ellos iban al mismo día a una aldea llamada Emmaus, que estaba a 60 estadios de Jerusalén, e iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociese. Y les dijo, ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo, uno de ellos, que se llama Cleofas, le dijo, ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces, Él les dijo, ¿qué cosas? Y ellos le dijeron, de Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel. Y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Para aquellos dos hombres todo había acabado. Ellos obviamente esperaban que Cristo fuera un rey libertador, que se sentara en el trono de Israel, no alguien que muriera de la manera en que éste murió y quedara como un perdedor. El corazón de estos discípulos estaba roto. Se sentían defraudados, abandonados, tristes. Si estudiamos sus palabras, casi podemos ver los gestos y las expresiones de sus rostros. Para ellos todo se había acabado. Para ellos ya no había nada más que hacer. Pero allí los buscó Jesús para cambiar sus sentimientos de fracasos en una nueva esperanza y en una nueva fe, en una fe firme, feria en Dios. No importa que tú llegases a pensar que todo se había acabado, amigo. Ahora mismo hay esperanza y fe para ti. Jesús te está buscando y Él quiere transformar tu desaliento en victoria. De tal manera que puedas decir como David en el Salmo 30, Has cambiado mi lamento en baile, desataste mi cilicio y me ceñiste de alegría, por tanto a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado, Jehová Dios mío, te alabaré para siempre. No solamente Jesús tiene compasión y busca a aquellos que han sido defraudados en la vida, Él también está buscando a hombres que están atrapados por el miedo. Gente que siente miedo al fracaso económico, a la pérdida de la salud, a la soledad, a la destrucción conyugal, a la pérdida familiar, a la pérdida de un empleo, miedo por ser perseguidos y acosados, y a lo peor, miedo a la falta de fe y esperanza en el corazón. Todo esto, sin lugar a dudas, trae como secuela ansiedad, ausencia de paz y seguridad. Vivimos en un mundo lleno de miedos, y estos miedos engendran muchos males y enfermedades físicas. Pero Jesús busca a estos hombres temerosos, con miedos en el corazón. A estos hombres y mujeres, Jesús los busca para darle paz. Juan 20 del 19 en adelante, cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús y puesto en medio, les dijo, paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, le mostró las manos y el costado. y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús les dijo, otra vez, paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Habiendo dicho esto, sopló y les dijo, recibid el Espíritu Santo. Cuando Jesús vio que los suyos, sus seguidores, estaban encerrados por el miedo que sentían allí los fue a buscar. La presencia de Cristo iluminó de tal modo aquel aposento que las sombras del temor huyeron y la llama del amor divino derritió el temor de aquellos corazones. Yo no sé, amigos, si tú tienes miedo ahora mismo, miedo a enfrentarte a algún problema, miedo de la vida o miedo de alguna circunstancia que hemos mencionado ya, Hay solución. Quiero decirte que hay solución, hay remedio para ti en Dios. La palabra de Dios dice que Dios está buscando a estos hombres con miedo en el corazón para hacerles bien y no mal. Él los está buscando para decirle lo que dice en Isaías 41.10. No temas, porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo. Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. La promesa tiene importancia no sólo por lo que dice, sino por quién la dice. quien la dice es el creador del cielo y la tierra, el mar y sus gigantes marinos, el creador de las estaciones y animales, el creador del cuerpo humano y las plantas. Él te dice en el versículo 13, porque yo soy Jehová, porque yo Jehová soy tu Dios. Esto quiere decir, soy tu creador, quien te sostiene de tu mano derecha y te dice, no temas, yo te ayudo. Así que, amados, no sintamos miedo de algo por venir, porque mayor a lo que tememos es Dios, y Él tiene control de ti y de mí, y también de las circunstancias que podrían traer temores. Finalmente quiero decirte que Jesús también busca a los tristes. La tristeza es un mal común en nuestros tiempos. Existen situaciones y personas que nos ocasionan honda tristeza en el alma. Y por mucho que queramos sonreirle a la vida, no podemos ignorar ese peso, esa carga emocional con la cual tenemos que lidiar tú y yo. En un mundo caído como el nuestro no se puede esperar sino estos flagelos de males que llevan a derramar muchas veces lágrimas y gemidos agudos en el alma. Pero la buena noticia es que Cristo busca a estos corazones tristes. Que Cristo busca a estos hombres tristes para consolarles. Juan 20, del 11 en adelante, Pero María estaba afuera llorando junto al sepulcro, y mientras lloraba, se inclinó para mirar delante del sepulcro. y vio a dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron, mujer, ¿por qué lloras? Les dijo, porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí, mas no sabía que era Jesús. Jesús le dijo, mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo, señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jesús le dijo, María. Volviéndose ella, le dijo, Ravoni, ¿qué quiere decir maestro? María Magdalena estaba triste y llorando, Pero allí fue Jesús a consolar su corazón. Allí la buscó Jesús. Cuando Marta y María estaban tristes por la pérdida de su hermano, allí las buscó Jesús para consolarlas. Cuando la viuda de la ciudad de Nahín lloraba desconsolada por la muerte de su hijo y de sus esperanzas rotas y frustradas y del apoyo y sostén que era su hijo para su vida en medio de esa tristeza que le embargaba Jesús la buscó para cambiar su tristeza en alegría si tú estás triste amigo Jesús te está buscando ahora para cambiar tu tristeza esa tristeza que te irá a hacer el corazón. Él quiere verte reír ahora mismo. Él no quiere ver más lágrimas en tus ojos. Él quiere escuchar tu risa. Complácelo por fe y ríe, porque hay promesa para ti en la palabra de Dios. En Juan 15, 11, Jesús dice, estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido. En Juan 16, 24, Sigue hablando el Señor de esta manera, hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre, pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. El gozo del cristiano estriba en recibir la respuesta a nuestras oraciones, porque oramos a un Dios vivo que reina por los siglos y para siempre. que es el mismo ayer, hoy y por los siglos, que escucha nuestras oraciones, que responde a nuestras oraciones, cuando clamamos en necesidad, Él nos responde, porque Él está vivo, Él es real, Él está presente en tu vida y en mi vida. Y por ese hecho, no debemos sentir temor y miedo en el corazón, porque Dios está presente. El gozo estriba en recibir la respuesta a nuestras oraciones. Y por el hecho de quien lo prometió, ya debemos reflejar ese gozo, esa alegría, porque sabemos que Él nos escucha y que Él es fiel. Él, lo que ha prometido, lo cumplirá. Lo que Él prometió, Él lo cumplirá. Él es fiel en cumplir lo que promete. Ahora mismo, hermano y amigo, pide y recibe por fe para que tu gozo sea cumplido. Dios está buscando a las ovejas necesitadas de su redil, y aún aquellas ovejas que no pertenecen a su rebaño todavía. Dios está buscando a esas ovejas con diferentes nombres y necesidades. Dios está buscando a los hombres de buena voluntad, a los que están esclavos del pecado, a los religiosos. Dios está buscando a los débiles, Dios está buscando a los cargados. Dios está buscando a los despreciados, a los indecisos, a los que se sienten defraudados. Dios está buscando a los que se sienten con miedo en el corazón, a los temerosos. Dios está buscando a los tristes. La pregunta es, ¿qué tipo de persona eres tú de estas que han sido enumeradas? Si tu nombre está registrado en esta lista de necesidades, este sermón ha sido predicado para ti. Dios te está buscando ahora mismo. El Rey de reyes y Señor de señores te está buscando ahora mismo. El Creador del universo y Dador de la vida quien tiene todo el poder para dar la vida y quitarla te está buscando ahora mismo y no para condenarte sino para darte vida una nueva perspectiva de éxito entonces déjate encontrar por él ponte en una posición tan cómoda que facilite ese encuentro con él no te resistas a recibirle como salvador y señor de tu vida porque él es la respuesta a tu necesidad Que Dios te bendiga.
Los Diez Hombres Más Buscados
Series El Evangelio
Sermon ID | 123114035120 |
Duration | 1:03:30 |
Date | |
Category | Current Events |
Bible Text | Luke 19:10 |
Language | Spanish |
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