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Bienvenidos sean todos a la Casa del Señor en este día. Nos da mucho gusto tener visitantes entre nosotros. Algunos salen a otros lugares, pero otros vienen de otros lugares para acá. Nos da mucho gusto que puedan estar con nosotros. Entonces quiero recalcar el culto esa tarde a las seis. Nada más por hoy. Dios mediante la próxima semana continuaremos a las siete. Pero nada más por hoy a las seis de la tarde. Vamos a ponernos de pie y leer la escritura puestos de pie en el evangelio de Juan, el evangelio Juan. Y vamos a leer el capítulo uno. Juan, el capítulo uno, versículo uno, el versículo dieciocho. Son tan amables, sigan con sus vistas y luego permanecemos de pie para una oración. Juan, el capítulo 1. En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado a Dios el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino que dio ese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho, pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser ellos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros. Vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. cuando dio testimonio de él, y clamó, diciendo, Éste es de quien yo decía, El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás. El unigénito Hijo que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer. Oremos para que Dios nos ayude a entender su palabra. Padre Celestial, te damos gracias porque podemos estar en tu casa leyendo tu palabra, cantando estos signos, que podemos orar libremente, tener hermanos, hermanas y compartir dones, talentos, compartir el compañerismo de la cristiandad, edificarnos los unos a los otros. Ahora, Señor, te pedimos que nos des el pan de vida, el agua de vida, Pedimos por los méritos de Cristo que ayudes a los niños a entender las Escrituras, a entender el Evangelio. Te pedimos por las iglesias hermanas en otras partes del mundo a que se reúnen en el mismo espíritu y en la misma práctica. Especialmente te rogamos por nuestros hermanos en Ucrania. Sé con ellos, nuestros hermanos en Israel, Palestina, Te pedimos, Señor, que este día tu reino se extienda. Te pedimos por los méritos de Cristo, Señor, que el mensaje no sean palabras nada más, pero que vengan en poder y en el Espíritu Santo. Hablaremos de Cristo tu Hijo. Te pedimos que se cumplan las profecías de los salmos y al hablar de Él, le obedezcan. Te pedimos, Señor, que nos acerques a Él de una manera especial en este día. Si hablo, que hable conforme a la palabra de Dios. Y si ministro, que ministre conforme al poder que Dios da, para que entonces sea nuestro Señor Jesucristo exaltado. En su santísimo nombre te lo pedimos. Amén. Amén. Sentémonos, hermanos. Hay un himno que comienza con la pregunta, ¿Quién es el que en Belén reyes y pastores ven? Acabamos de cantar, ¿verdad? El principio del culto. ¿Quién es el que en Belén reyes y pastores ven? Para unos que no pueden negar que Cristo nació en Belén hace unos dos mil veinte años, hay demasiada evidencia que él nació. Entonces no puede negar que Jesús de Nazaret nació. Pero tan solamente para ellos es tal vez un carpintero activista o pudiéramos decir un rabí muy sabio para algunos otros, o algunos creen que fue un revolucionario pacifista, pero hasta ahí existió, sí, y tal vez enseñó y fue un maestro, un gran rabí, y hasta ahí. Probablemente la mayoría de la gente hoy en día piensa más bien en los regalos, el menudo, ¿verdad?, el pozol, el aguinaldo, los amigos, los parientes que van a ver. ¿Y realmente no piensan en quién nació hace unos dos mil veinte años? ¿Quién es el que en Belén reyes y pastores ven? Bueno, la respuesta a esta pregunta nos va a hacer apreciar este día. Y si cumplimos el propósito, por supuesto, va a cambiar nuestras vidas. ¿Quién es el que nació en Belén hace unos dos mil veinte años? Al parecer no es así, pero el evangelio de Juan nos ayuda a contestar más completamente esta pregunta tan importante. Es cierto, los otros evangelios nos relatan del anuncio de los ángeles a José, el anuncio del ángel a la Virgen María, a los pastores, como acabamos de leer. Nos cuentan de la ida a Belén para nacer allí, por supuesto. Nos cuentan de la visita de los llamados reyes magos y la huida a Egipto. Pero es Juan en su evangelio que realmente nos cuenta completamente qué es lo que pasó en la primera Navidad. Nos cuenta y nos responde más correctamente quién nació en Belén. En este primer capítulo de Juan, Él nos contesta esta pregunta con 14 nombres de nuestro Señor Jesucristo. 14 nombres. Más o menos se ha calculado, según una concordancia muy famosa, que la Biblia describe a nuestro Señor Jesucristo con 198 nombres. Pero en ningún otro pasaje nos encontramos con una concentración tan extensa de los nombres que describen a nuestro Señor Jesucristo. En este capítulo de 1 de Juan se le menciona de 14 maneras. Ahora, no vamos a estudiar esos 14 nombres, esas 14 maneras, pero tan solamente nos enfocaremos en cuatro. Creo que es suficiente Este estudio de cuatro maneras de que se le escribe a nuestro Señor Jesucristo para que nos impacte, ¿verdad? ¿Quién nació en Belén? ¿Cuál es el verdadero significado de la Navidad? Muy bien. En primer lugar, noten que Juan nos enseña que el que nació en Belén es el Verbo. El Verbo. Versículo 1 de Juan. Juan 1.1. En el principio era el verbo y el verbo era con Dios y el verbo era Dios. Vean el versículo 14. Y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Verbo nos suena raro, muy raro, verdad? Como nombre. Tal vez usted se acuerda en la primaria cuando aprendió qué es el verbo en una oración. El verbo es la palabra que describe o nos habla con otra acción. La maestra Teresita, yo tuve la maestra Teresita en Heriberto Aja el segundo año, puso el ejemplo típico, ¿verdad?, que nos enseñaron a todos. El caballo corre por el campo. ¿Cuál es el verbo? Corre. Es la acción, ¿verdad? El caballo corre. Pero verbo también conota otras cosas además de acción. El diccionario nos explica que verbo viene de un término latín que significa palabra. Y es por eso que tenemos verbo aquí. La palabra en el original es logos, un término que significa declaración, mensaje, revelación o palabra. De hecho, en la primera Biblia en español de nuestra versión, que fue editada en 1569, El versículo 1 lee así, en la Biblia de la Versión Reina Valera de 1569, En el principio ya era la Palabra, y la Palabra era cerca de Dios, y Dios era la Palabra. No suena extraño, por supuesto, que a alguien se le llama verbo, palabra. Pero no estamos hablando de cualquier persona. Estamos hablando de una persona única, persona divina. Y es lo que enfatiza el versículo 1. En el principio era el verbo, el verbo era con Dios y el verbo era Dios. Por así decirlo, verbo es un nombre divino traducido del lenguaje celestial a nuestro lenguaje terrenal, para que lo entendamos. Hay un mundo celestial, hay otra dimensión, por así decirlo, donde hay cosas, conceptos muy diferentes que desconocemos actualmente, o como diría el apóstol Pablo en Segunda de Corintios, donde hablan palabras inefables. Entonces, no nos debe de sorprender que el verbo nos suene extraño. Somos humanos. Todavía no estamos en el cielo. Todavía no estamos en esa dimensión. Entonces, cuando lleguemos allá, por supuesto, entenderemos más de ese gran nombre de Cristo, el verbo. Y por cierto, curiosamente, y lo debemos de meditar más, Al relatarnos su visión del final del mundo, lo que va a pasar al final, el apóstol Juan escribe esto. Entonces, vi el cielo abierto, y aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llamas de fuego. Había en su cabeza muchas diademas. Tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo, y su nombre es el verbo de Dios. Al final vamos a saber de esto. Cristo, entonces, es el gran verbo o el logo de Dios, dirían los teólogos. Es la expresión de Dios. Es la revelación de Dios. Es la palabra de Dios. Es Dios mismo. Y tan Dios mismo que Juan no tiene ningún problema en escribir en el versículo 3. Todas las cosas por él fueron hechas. Y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y en el versículo 10, en el mundo estaba, y en el mundo por él fue hecho, pero el mundo no le conoció. El Verbo, quien nació en Belén, es el creador del universo, de todas las cosas. Él creó a Dan y a Eva. Él nos creó a nosotros. Todo, dice, fue creado por medio de Él y para Él. El Verbo era en el principio y es el final de la historia también. Entonces, ¿quién es el que en Belén reyes y pastores ven? No un bebé cualquiera. Es muchísimo más que un carpintero judío, más que un revolucionario, más que un rabí muy sabio. Los reyes y pastores vieron al verbo. Con razón los ángeles lo anunciaron. Con razón la estrella lo señaló. Con razón celebramos este día. Ahora, la siguiente descripción de Juan no se nos hace tan rara como verbo, pero sí es. Como que a Juan le faltaba vocabulario para describir y expresar qué tan grandioso es el que nació en Belén. Vean el versículo 4. En él estaba la vida. El verbo dice, es la vida. La vida era la luz de los hombres. Junto con este versículo, apunten por ahí, Juan 14.6. Ustedes lo conocen. Cristo dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie venía al Padre sino por mí. Pero vean Primera de Juan. Primera de Juan, por supuesto, lo escribió Juan, el mismo autor del Evangelio. Y vean lo que nos escribe en el versículo 1. Primera de Juan, capítulo 1 y versículo 1. Primera de Juan 1.1. Lo que era desde el principio. Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palomparon nuestras manos tocante al verbo de vida. Porque la vida fue manifestada y la hemos visto. Y testificamos y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó. Esta es la Navidad. La vida, la vida misma vino a este planeta. Vida es una palabra así como amor, ¿verdad? ¿Cómo se describe? ¿Cómo se define amor? ¿Cómo definimos vida? Es difícil de definir. Tal vez es más fácil entender vida si pensamos en lo contrario. ¿Cuál es lo contrario a vida? Muerte. muerte, no ser. Pero vida es ser, existir. Entonces, cuando la Biblia nos dice que Cristo es la vida, quiere decir que es quien da la vida. El autor de la vida es vida, resurrección, en otras palabras. Cuando resucitó a Lázaro, ¿se acuerdan? Y le fue muy fácil resucitar a Lázaro porque dijo, yo soy la resurrección y la vida. Y lo repito, le fue muy fácil, muy fácil resucitar a Lázaro. ¿Por qué? Porque él es vida, el que da vida. Él es Dios, vida. Al final, si ustedes conocen los evangelios, leerán que Él va a hablar, va a decir, y todos los muertos van a resucitar. Todos los millones y millones y millones de muertos van a resucitar con su palabra. ¿Por qué? Porque Él es vida, la resurrección y la vida. Entonces, ¿no hay vida sin Cristo? ¿Nada existe sin Él? Sin Él, esta mañana, tú no pudieras respirar. No existieras. No existieras. ¿Lo crees? Es bueno para tu alma de vez en cuando pensar, estoy vivo. Ciertas personas me dicen que estoy loco, a lo mejor. Pero muchas veces a través del año, bueno, no muchas veces, tal vez unas siete o ocho veces a través del año, hago algo, leo algo y de repente clic, estoy vivo. No sé si les pasa a ustedes. pero que les comience a pasar la conciencia, estar conscientes de que existen y están vivos. Y esto es por Cristo, por Cristo nada. Él es la resurrección y la vida. Y el hecho de que estás hoy respirando aquí es por él. No estás muerto, estás vivo hoy por él. Y que Cristo es la vida, por supuesto, es más que la vida física. La vida temporal incluye la vida espiritual. lo contrario a la muerte espiritual. Por eso, en 1 Juan leemos, Juan lo describe como él es la vida eterna, la vida eterna, la vida real. Entonces, vida, lo opuesto es muerte, y por eso vino Cristo, precisamente. Precisamente porque Cristo, como vida, tenía que venir a este mundo, ¿por qué? Porque por el pecado, la muerte entró y llenó al mundo de muerte. Por eso la vida tuvo que venir a este mundo. El mundo estaba muerto en sus delitos y pecados. Lo que necesitamos es vida. Vida, vida eterna. Es decir, ser criados de nuevo con una vida capaz de poder existir ante Dios. La muerte no puede existir ante Dios. El pecado no puede estar ante Dios, por supuesto. En el cielo, la atmósfera, por así decirlo, es vida eterna. Por eso necesitamos a Cristo para tener esa vida y vida eterna, para poder estar ante Dios. Ahora, ¿quién es el que en Belén reyes y pastores ven? El verbo, la vida. En penúltimo lugar, noten que Juan nos enseña que el que nació en Belén es la luz. La luz, versículo 4. En él estaba la vida, la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él a luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este punto. Y también estamos en Juan. Es fácil de buscar Juan capítulo 8. Vean el versículo 12 Juan capítulo 8 y versículo 12. Otra vez Jesús les habló diciendo yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Como que es otra descripción extraña, verdad, de Cristo. Pero como que la entendemos más. Preferimos un lugar con luz. Lo oscuro connota, por supuesto, el mal, el pecado, lo macabro, lo feo. Queremos luz. Queremos ver. De niños, ¿verdad? No nos gustaba el oscuro. Algunos le pedíamos a la mamá, al papá, deja la luz prendida, ¿verdad? Y le compramos una lamparita para que estuviera un poquito más a gusto. Nos daba miedo. De grandes, algunos también nos dan miedo, ¿verdad? Tenemos miedo de tropezar, de ser asaltados, ¿verdad? La oscuridad, no te metas por ahí, está muy oscuro. Pero luz es algo bueno. Nos gusta la luz, es agradable, es un connota algo positivo, por supuesto. Y por eso luz precisamente es un nombre favorito. En la iglesia hay como cinco luces, si no me equivoco, hermanas que se llaman luz, verdad? Por supuesto, contamos a la hermana luz Mercedes todavía, por supuesto, es miembro de la iglesia. El otro día alguien me dijo, deberíamos de llamar a esta iglesia la iglesia de las luces, verdad? Por tantas hermanas. Es un nombre bonito, positivo, agradable. Pensamos en luz y nos gusta, verdad? Bueno, por supuesto, luz aquí en Juan no se refiere a esa onda de protones que viajan a más de 300,000 kilómetros cada segundo. No, no. Y por así decirlo, con respeto lo digo, la luz de Cristo viaja mucho más rápido que esa luz y resplandece más que los lúmenes de cualquier foco o lámpara de este mundo. Un foco, compré focos la semana pasada, ¿verdad? Se me fundieron unos ahí en el pasillo. Un foco en la casa tiene como 800 lúmenes, más o menos. Pero no podemos decir de esta luz tantos lúmenes, ¿verdad? Es infinito el lúmen. El resplandor de Cristo nos habla de los atributos infinitos de Dios. Su gloriosa majestad, como dice un himno, es tan brillante que deshace las tinieblas más oscuras. Es más, vean Apocalipsis, el último capítulo de Apocalipsis. Apocalipsis capítulo 22, nos dice en el versículo 5. Apocalipsis capítulo 2 y versículo 5. Hablando del final del mundo nuevo, el siglo nuevo, no habrá allí más noche. No tiene necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque Dios, el Señor, los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. Él es la luz del mundo, pero es la luz del cielo también. ¡Para siempre! Sus es la luz. Ahora, ¿de qué está hablando aquí? ¿Cómo podemos aplicar y qué aprendemos de nuestro Señor como la luz? Entendemos, creo yo, algo de esto al buscar el leccionario, ¿qué es la luz? El leccionario dice, es el agente físico que hace visibles los objetos. Vemos por la luz. Es por Cristo que vemos. Es por Cristo que Dios se hace visible. Es por Cristo que vemos al invisible, como dice en Hebreos 11. Y vean aquí en Juan, Juan 12. Juan 12, 44. Juan 12, 44. Jesús clamó y dijo, el que cree en mí, no cree en mí, sino el que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Vemos a Dios por Cristo. Y lo mismo lo dice él precisamente aquí en Juan 1, el versículo 18. A Dios nadie le vio jamás. Es imposible. El unigénito hijo que está en el seno del padre, él le ha dado a conocer. Es por eso que se le dice, aquí se le describe como luz. Cristo es el resplandor de Dios, el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia. Es por él que vemos a Dios, es por él que el evangelio se nos hace visible. Por eso es lo que dice en cierto lugar de la Biblia. Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto. en los cuales el Dios de este siglo segó el entendimiento de los sincrelos para que no le resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque Dios, que mandó de las tinieblas que resplandeciese la luz, es el que resplandió en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Entonces, el bebé que nació en Belén fue de lo más extraordinario, maravilloso. Él es la vida, la luz. Como que Juan trata de encontrar algún concepto de lo más sublime, celestial. Por supuesto, inspirado por Dios. ¿Quién es el que nació en Belén? Reyes y pastores ven. El verbo, vida, luz. Vamos a ver otro término, pero antes, Es de notarse que nosotros como mexicanos entendemos algo de la luz en lo que acabamos de ver, ¿verdad? Pero para los hebreos que escucharon y leyeron de la luz y que Cristo dijo, yo soy la luz, los hebreos pensaron en otra cosa. Tenían otra connotación ellos. Para la mente hebrea, luz connota alegría. paz, armonía. Pueden apuntar por ahí el Salmo 97 y el versículo 11. Salmo 97, 11. Ustedes se van a acordar de la historia de Esther. Esther, el malvado amán que quería destruir a los judíos. ¿Se acuerdan? Si no lo han leído, lean esa dramática y romántica historia de Esther. El malvado amán quería destruir a los judíos. Pero al final de la historia, no les voy a decir qué pasó y cómo se resolvió, como Dios resolvió. Pero al final de la historia nos dice en este capítulo ocho esto. Salió Mardoqueo de delante del rey con un vestido real de azul y blanco y una gran corona de oro y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó. Los judíos tuvieron luz, alegría, gozo. Para los judíos, luz, que Jesús es luz, es alegría, gozo, felicidad, exaltación. Cristo es la luz que nos llena de alegría, de deleite, esperanza, al revelarnos a Dios, al saber cómo nuestros pecados, todos nuestros pecados, pueden ser perdonados, cómo es que podemos tener vida eterna. Entonces, amigo, amiga, ven a la luz. No quieras perder. Gozo perfecto al amanecer. Bueno, último lugar. Juan nos enseña que el que nació en Belén es el unigénito del Padre, el unigénito del Padre. Ver el versículo 14. Les mencioné, ¿verdad? Y quiero recalcar aquí. Estos no son todos los nombres y descripciones de Cristo. En este capítulo hay 14. Probablemente la más conocida es la del versículo 29. Cristo es el Cordero de Dios. Quita el pecado del mundo. Pero vamos a limitar a estas. La última. Cristo es el unigénito del Padre. Versículo 14. Aquel verbo, hueso-carne, habitó entre nosotros. Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él y clamó diciendo, Este es de quien yo decía, el que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo, porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le dio jamás. El unigénito Hijo que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer. Aquí quiero que pongan mucha, pero mucha atención, por favor. Hay quienes en su ignorancia tienen una idea muy humana de lo que es la relación Dios padre y Dios hijo. Se imaginan como que si Dios fuera un padre soltero. Hay otros herejes que dicen que el Espíritu Santo es la madre. Esa mentalidad es totalmente humana, carnal, terrenal. de lo más absurdo, blasfemo, decir que el Espíritu Santo es la Madre y el Dios Padre es el Padre y el Hijo el Hijo, Cristo, por supuesto, necio, absurdo. Que Cristo es el unigénito del Padre trata de lo que los eruditos llaman la generación eterna del Hijo, algo que vamos a entender en el cielo también, Dios mediante. Pero basta aquí, basta aquí entender que este nombre recalca que no hay nadie más amado de Dios. No hay nadie más cercano a Dios que Cristo. El versículo 1 leemos en el principio del verbo y el verbo era con Dios. Ahí la pequeña palabra con en el griego no es con. En el griego, como lo tradujeron en la primera versión de la Reina Valera de 1500, que les leí, estaba cerca de Dios. Y es una palabra que nos hace entender de cara a cara, que no habían, estaban juntitos, por así decirlo. Origenito del Padre, Hijo del Padre. Nos trata de explicar esto en términos humanos, que estaba tan cerca, tan amado, Es como en el bautismo y en la transfiguración también, por cierto. Dijo lo mismo nuestro Señor Dios. Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia. En otras palabras, toda mi satisfacción, todo mi contentamiento es este. Es mi unigénito, mi hijo. Dios no necesita de nadie, ni de los ángeles, ni de hombres, ni de nadie. Él está totalmente satisfecho con Cristo. Los ángeles pueden desintegrarse, los hombres pueden consumarse, las estrellas pueden caer, pero Dios está totalmente, perfectamente, satisfecho, contento, agradado en Cristo. Con razón, ojalá que captemos esto, con razón, este es el nombre que Juan usa para recalcar el asombroso amor de Dios por nosotros. De tal manera, amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. En esto mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo. para que vivamos por Él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros. Envió a su Hijo, a su Hijo para sacrificarse por nuestros pecados. ¿Quién es el que en Belén reyes y pastores ven? El Verbo, la Vida, la Luz, el Unigénito del Padre. Entonces, hermanos, y con esto terminamos. Entonces, hermanos, amigos, reconozcamos que la Navidad celebra el nacimiento de ese bebé tan maravilloso, tan extraordinario, tan sobrenatural, tan asombroso. No fue un bebé cualquiera. No fue un carpintero cualquiera, un rabí cualquiera, un filósofo cualquiera. Es el verbo de Dios, la vida de Dios, la luz, el unigénito del Padre. Y es lo que debes creer para ser salvo y tener vida eterna. Lo acabamos de ver en Juan 3, 16 y lo leemos aquí en nuestro pasaje, en el versículo 10 Juan 1 en el mundo estaba y el mundo por él fue hecho, pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, los suyos no le recibieron, mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre les dio potestad de ser ellos hijos de Dios. Una cosa es que sepas la historia de la Navidad. Otra cosa es que creas en Cristo como el verbo de Dios, la vida de Dios, la luz de Dios, el unigénito de Dios. Eso es lo que tienes que creer. Hoy, para que Dios te perdone, para que Dios te transforme, que te haga su hijo, su hija, tienes que creer esto. Dios Mediante, vamos a ver más de eso esta tarde. Estaba pensando, por cierto, si hoy tú recibes a Cristo, te va a ser muy fácil acordarte de tu día de salvación, 24 de diciembre del 2023. Tal vez lo que te falta hoy y te va a convencer es pensar bien, ¿quién realmente nació en Belén? ¿Un hombre como nosotros? Si Cristo fue un hombre como nosotros, Entonces fue un fraude. Fue un engañador. Fue un megalómeno. ¿Así se dice? Es una palabra que no... Gracias, hermana. ¿Saben qué es eso? Uno que se creía, uno que decía cosas exageradas acerca de sí mismo. Este hombre, Jesús de Nazaret, dijo que era Dios y que nadie podía ir al cielo sino por él. que Él es el Verbo, la Luz del Mundo, la Luz del Cielo. ¿A qué hombre se le iba a ocurrir decir esto? ¡Loco! El que nació en Belén estaba loco o de realmente es Dios. No hay otra opción. ¡Cree! ¿Quién es Cristo para ti? ¿Qué celebras hoy? Él es el Verbo, la Vida, la Luz, el Hijo que se hizo humano y habitó entre nosotros. Y si esto es verdad, por supuesto, adoremos a Dios con toda la fe y amor que tengamos. Dios envió a su Hijo unigénito a este mundo para que naciera humildemente, muy humildemente, que cumpliera lo que nosotros no pudimos cumplir, lo que nosotros no podemos obedecer. y que muriera en la cruz por nosotros, por nuestros pecados. Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Oremos. Ahora, Señor, te pedimos que tú hagas lo que nosotros no podemos hacer. Que inyectes estas verdades a nuestros corazones, a nuestras almas, a nuestras conciencias. Danos arrepentimiento y fe. Que este día, Señor, sea un día glorioso para tu pueblo. Que pensemos y meditemos en Cristo, nuestro gran Salvador, que vino a este mundo, el gran Hijo de Dios, para salvarnos a nosotros. Pedimos, Señor, que nos ayudes a santificar este tu día, que descansemos en estas buenas noticias del Evangelio. Ayuda a los niños, nuestros hijos, conozcan estas verdades y se alegren en las buenas nuevas de Cristo, que nos ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. En su nombre te lo pedimos. Vamos a despedirnos, hermanos. Fuerzos de pie, cantando el 180.
Quién nació en Belén?
Series Navidad
Vemos quien nació en Belén según Juan 1.
Sermon ID | 1228231949122725 |
Duration | 36:23 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | John 1 |
Language | Spanish |
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