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Demos atención a la lectura de la palabra del Señor, Marcos capítulo 6, comenzando con el versículo 7. Después llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias. y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo, dondequiera que entreís en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salí de ahí y sacudí del polvo que está debajo de vuestros pies para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad. Y saliendo predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban. Amén. Hasta ahí la lectura de la palabra del Señor. Nuevamente vamos a pedir su ayuda en oración. Nuestro Dios y Padre Celestial, ayúdanos ahora te pedimos. enfrentados con tu palabra, que no lo veamos como una letra muerta, que no sea simplemente un relato de antaño, pero que sea para nosotros verdaderamente una palabra de vida, que nos recuerde a quienes somos, que nos recuerde a nuestros privilegios, también nuestra gran responsabilidad, y sobre todo, que nos encamine que nos indique nuestro Señor Jesucristo, que Él sea glorificado por medio de esta palabra en esta tarde. Amén. Hermanos, a lo mejor se están preguntando, oye, Pastor Rubén, ¿eres así de flojo que aún para el comienzo de un nuevo año no te puedes salir de tu serie de marcos? ¿No puedes darnos algo distinto? Pues en realidad, hermanos, a lo mejor sí soy tan flojo. Pero, Se me vino a la mente que este texto sería un muy buen comienzo al nuevo año, porque ¿de qué se trata? ¿Qué es lo que vemos aquí? Pues, en realidad, vemos que el Señor Jesucristo forma el núcleo de la iglesia en sus doce discípulos, que los envía para ampliar su ministerio personal. Y hermanos, yo creo que eso es una muy buena nota para comenzar un año nuevo, porque ¿cuál es nuestra responsabilidad? ¿Cuál es nuestro deber en este año nuevo que el Señor nos ha concebido? Pues también, como iglesia, como congregación, seguimos con esa gran misión de continuar el ministerio del Señor Jesucristo. Ahora, quizás eso les deje un poquito sorprendidos y digan, ¿pero de qué estás hablando, Pastor Rubén? ¿Cómo es posible que nosotros vamos a continuar el ministerio de Cristo? Pues, hermanos, es lo que Dios ha estado haciendo desde que el Señor Jesucristo se fue al cielo y envió al Espíritu Santo sobre su iglesia. ¿Se acuerdan de cómo comienza el libro de Hechos? El tratado anterior Lucas había hecho para Teófilo para decirle todo lo que Cristo comenzó a decir y hacer hasta el día en que fue llevado a los cielos. ¿Y cuál es el segundo tratado? ¿Con qué tiene que ver el Libro de los Hechos? Con lo que Cristo continuó haciendo desde que subió a los cielos hasta la fecha en que Lucas estaba escribiendo. No servimos a un Cristo muerto. Servimos a un Cristo resucitado. No servimos a un Cristo pasivo, dormido, que ya no hace nada. Servimos a un Cristo activo que sigue su ministerio desde el cielo. y está reuniendo a su iglesia, está llamando a sus elegidos de todos los pueblos del mundo por su palabra y por su espíritu. ¿Y en dónde se predica la palabra del Señor? En la iglesia. No es para glorificar a esta congregación, no es para glorificarme a mí mismo ni al Pastor Valentín. Pero Cristo está en el cielo. ¿Cómo continúa su ministerio sobre la tierra? Lo continúa por medio de sus discípulos. Y es exactamente lo que vemos en este texto. El Señor Jesucristo estaba en un ministerio donde iba viajando de lugar en lugar, ¿verdad? Iba, se quedaba un ratito, predicaba, enseñaba, sanaba, y partía para otro lado. Eso lo podemos ver en el final del versículo 6, justo antes de nuestro pasaje, ¿verdad?, donde dice de Jesucristo que recorría las aldeas de alrededor enseñando. Pero ahora Él sabe que está limitado, ¿verdad? ¿Dónde puede estar personal físicamente presente? Pues como cualquier ser humano, ¿verdad? Y el Señor Jesucristo es un verdadero ser humano. Su cuerpo solamente puede estar en un lugar a la vez. Si está en Shafter, no puede estar en Wasco. Si está en Wasco, no puede estar en Bakersfield. Y entonces, para ampliar su presencia, para extender su ministerio, para dar más oportunidad a más personas, ahora delega autoridad encomienda a sus discípulos este trabajo, que vayan dos en dos, y que ejercen, no un ministerio independiente, que ejercen el ministerio de Cristo. Lo que van a hacer, lo van a hacer en el nombre de Cristo. Lo que van a hacer, lo van a hacer porque Cristo los ha enviado. Lo que van a hacer, lo van a hacer porque Cristo les da el poder para hacerlo. Pero de esa manera, ellos van a llegar a lugares donde Cristo nunca fue, o donde quizás pudo llegar una vez, pero no dos veces, o así. Y es lo que sigue sucediendo hasta ahorita. Por medio, por ejemplo, del apóstol Pablo, Cristo predicó en España, aunque físicamente Cristo nunca fue a España, ¿verdad? Según la historia de la iglesia, el apóstol Tomás llegó a la India, y entonces por medio de Tomás, Cristo, predicó también a la India, ¿verdad? Porque Cristo sigue su ministerio a través de sus discípulos. Y lo notamos aquí, ¿verdad? Llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos. Ahora, de esta manera, Cristo puede alcanzar a lugares que físicamente, corporalmente, no podía alcanzar. Y hermanos, aquí hay cosas que eran distintivas para este momento, pero también hay principios que podemos aplicar para el trabajo de la iglesia de manera continua. Ahora, hay cosas aquí que nos suenan un poquito raros, ¿verdad? Versículo 8. Les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias y no vistiesen dos túnicas. Bueno, sus preparaciones para este viaje misionero, por decirlo así, eran que no se debían de preparar, ¿verdad? Podían llevar en efecto lo que vestían y ya. ¿Por qué? ¿Por qué una instrucción tan extraña? ¿Por qué esta limitación? Pues hermanos, hay dos motivos. Uno tiene que ver con la naturaleza extraordinaria de esta misión. Era algo para el corto plazo y no iba a largas distancias. de dos en dos iban a ir distancias menos de la distancia entre Shafter y Wasco, ¿verdad? Iban a ir de una aldea a otra aldea. Iban a quedarse en una aldea, iban a enseñar, iban a predicar, iban a sanar, iban a expulsar demonios. Pues claro que iban a recibir invitaciones a cenar y a quedarse la noche, ¿verdad? Hubiera sido impensable que no sería de esa manera. Y como van tomando viajes cortos, aunque caminando, pero viajes cortos, sobre todo para los que estaban acostumbrados, pues no tenían que llevar mucho equipaje, ¿verdad? No necesitaban un burro, no necesitaban cobijas, no necesitaban esto, aquello, lo otro. Entonces, en un sentido, uno puede ver, bueno, esto es para esta clase de misión, ¿verdad? Y no se aplica a todos. De hecho, en Lucas 22, el Señor Jesucristo les recuerda estas instrucciones a sus discípulos y les dice, pero ahora, y les da instrucciones distintas. O sea, que si vamos de viaje misionero, ¿verdad? Bueno, por ejemplo, tenemos conocidos dentro de la denominación que se van a Nepal o se van a Pakistán o algo así, ¿verdad? Pues ellos En base a este texto no tienen que usar puras chanclas, ¿verdad? Cuando están en las montañas de Nepal está bien si se ponen unas botas para las montañas, ¿verdad? Para que no se enfríen los pies. No hay nada de malo con eso. Esto se trata de las circunstancias, y eso nos lleva a notar que hay otro motivo para estas instrucciones, y son principios que siempre son válidos. Por ejemplo, eso de ir dos en dos, no es un mandamiento absoluto, pero se nota el patrón, ¿verdad?, con el apóstol Pablo, que siempre le gusta ir acompañado. Es muy práctico. Si salimos a la calle a predicar, pues es bueno que alguien pueda predicar y que sea otra persona para responder a preguntas, o sobre todo, si alguien quiere dar lata, que alguien se le pueda aventar encima, ¿verdad? Y evitar que al dar lata, interrumpa la predicación en público, ¿verdad? Cuando yo estaba en Indiana, me tocaba ir a una misión para hombres que no tenían hogar, ¿verdad? Y a veces me tocó ir solo, pero siempre era mejor si podía ir acompañado. Porque si después del servicio había uno que nada más quería discutir, pues le aventaba a mi amigo, ¿verdad? Y entonces yo podía platicar con los que sí tenían preguntas sinceras, ¿verdad? Y no solamente querían estar ahí quejándose de algún detalle de la predicación. Entonces ese principio que es bueno ir acompañado, siempre se puede aplicar, aunque se puede variar de acuerdo a las circunstancias. el principio de mantener el enfoque en la misión de no ir cargados, pesados, con una mochila llena, ¿verdad? De todo. Pues ustedes saben, si van a caminar dos, tres millas, pues mejor pura botella de agua ya, ¿verdad? Porque entre más cargan, más pesado se pone el viaje, ¿verdad? Y si pueden estar confiados que al llegar van a poder recibir alimentación, pues no tienen que llevar lo que coman, ¿verdad? Sus papitas o lo que sea. Porque una vez llegando, lo pueden comer. Entonces, ese principio también, ¿verdad?, de no ir sobrecargados para mantenernos enfocados en la misión, es algo que siempre es válido. Otra cosa que es válida es entender las circunstancias de la misión y entonces adaptar nuestras preparaciones para esto. Una vez me invitaron que fuera a Guatemala, ¿verdad?, a predicar a unas iglesias allá y no se dio, ¿verdad?, no se dio el viaje. Pero eso iba a involucrar ir caminando por las montañas de Guatemala siguiendo a un burro y ojalá alguien que lo guiara, ¿verdad?, porque yo no tengo experiencia con eso. Bueno, íbamos Según yo entendí íbamos a estar pasando la noche al lado de la montaña. Pues obviamente en ese caso me hubiera sido necesario llevar alguna chamarra o algo, ¿no? Para estar bien en ese tiempo. Y entonces podemos adaptarnos a las circunstancias de la misión. En las circunstancias de esta misión necesitaban puras chanclas, ¿verdad? Y ya. Pero en otras circunstancias se necesitan otras cosas. Pero también hay un principio espiritual, y eso es que tenían que confiar que Dios iba a suplir. Por ejemplo, les dice en el versículo 10, dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. O sea, no vayan buscando, ah, ¿dónde me conviene más? ¿Quién tiene la mejor comida? ¿Quién me ofrece una cama más cómoda? Acepten lo que hay, porque al final de cuentas, su estancia iba a ser una estancia corta. Y eso también nos sirve, ¿verdad? Porque nos enseña que en el trabajo del Señor, Tenemos que estar dispuestos a aceptar inconvenientes, retrasos, dificultades, ¿verdad? Tenemos que resistir dificultades como buenos soldados de Jesucristo, ¿verdad? Tenemos que soportarlos. Pero también nos dice que las circunstancias cambian, ¿verdad? Que no estamos aquí por mucho tiempo, que podemos ser pacientes con las deficiencias que encontramos. Pero sobre todo nos enseña que en el trabajo del Señor no hay sustituto para la fe. Y si lo piensan, eso es muy lógico, ¿verdad? ¿Qué salimos a predicar? ¿Qué estamos incitando a la gente a que hagan? Pues les estamos incitando a que confíen en su Señor, que se entreguen al Señor Jesucristo por medio de la fe. Si nosotros no confiamos que el Señor Jesucristo suplirá nuestro pan diario, nuestro alojamiento, ¿cómo podemos decir con de nuevo a la gente, confían en el Señor Jesucristo para la salvación de sus almas. Notarían la contradicción, ¿verdad? Y dirían, bueno, pues a mí me dicen que confía en Jesucristo, pero ellos no lo hacen. Y a mí me dicen que confía en Jesucristo en cuanto a algo bien grande, y ellos no lo hacen ni siquiera con su pan diario. Así que, esta manera de ir, retaba a los discípulos. Les ponía en una situación donde estaban obligados a confiar en la práctica, a salir, a caminar, no saber hasta qué punto iban a llegar, no saber con quién se iban a quedar, no saber qué iban a comer. Les obligó a vivir por la fe. Hermanos, eso no es algo malo. Y eso es algo que necesitamos en las misiones cristianas. No es que sea malo tener un trozo de pan en el bolsillo. Pero, ¿cómo estamos en el corazón? ¿Confiamos en Cristo o no? Ahora, se nota que el ministerio de Cristo se extendió de esta manera por medio de los discípulos, no solamente porque Cristo los autorizó, los mandó, no solamente porque fueron en nombre de Cristo. Pero también porque el efecto de su ministerio era igual que el efecto del ministerio de Cristo. Lo pueden notar. ¿Qué predicaban estos discípulos que se iban de dos en dos? Pues predicaban que los hombres se arrepintiesen. Era el mismo mensaje que predicó Juan el Bautista, ¿verdad? Arrepiéntanse porque el reino de los cielos se ha acercado. Y después que Juan fue encarcelado, ¿qué mensaje predicó Jesucristo? Arrepiéntanse porque el reino de los cielos o el reino de Dios se ha acercado. Están predicando lo mismo. Pero también se nota en que echaban fuera muchos demonios y sanaban a muchos enfermos. Supongamos, ¿verdad?, que hubiéramos vivido en ese tiempo y estamos en una de las aldeas donde no viene Jesucristo, sino viene Andrés y el compañero de Andrés. No sabemos, ¿verdad?, cómo emparejaron los dos en dos, ¿verdad? Pero bueno, viene Andrés y su compañero a este pueblo. Por un lado, sería fácil decir, ay, yo quería ver a Jesucristo personalmente, ¿verdad? Y se entiende. Pero los demonios quedaron igualmente expulsados, los enfermos quedaron igualmente sanados, y desde ese punto de vista no había motivo por el cual quejarse, ¿verdad? Por medio del ministerio de los discípulos habían encontrado el poder del Cristo de Dios. Y Cristo, al extender su ministerio de esta manera, delega su autoridad a los discípulos. Eso lo dice muy claramente el versículo 7. Les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Ellos no lo poseían de su propia cuenta, ¿verdad? Pero lo reciben de Cristo. Y además creo que eso se confirma por un detalle curioso en el versículo 13, donde dice, ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaba. Bueno, del Señor Jesucristo nunca leemos que ungió a nadie con aceite. sanó a muchos con una palabra, con un toque, a veces con un rito un poquito más elaborado, pero nunca leemos que haya usado aceite. Bueno, entonces, ¿esto qué tiene que ver? Pues algunos dicen, bueno, es que en ese entonces usaban aceites como medicina, ¿verdad? Y entonces es como decirles, pues apliquen remedios caseros, ¿verdad? Hagan lo mejor que puedan y oren por ellos. Bueno, es cierto que aceites, por ejemplo, bueno, en nuestros tiempos, ¿verdad? También se... Hace mucho ruido acerca de los aceites esenciales, ¿verdad? Y la gente lo usa como remedios caseros, y yo no tengo nada en contra de eso. Pero creo que no es la intención del texto. Jesucristo no estaba diciendo a sus discípulos, compórtense como médicos, sin conocimiento y sin saber, ¿verdad? Sino más bien estaban usando el aceite de manera simbólica. El aceite representaba el poder del espíritu y entonces cuando sanaban a un enfermo, ungiéndolo con aceite, era como un reconocimiento, era como una manera de demostrar que ellos no tenían el poder, la capacidad de sanar por su propia cuenta, que era una autoridad, un poder derivado de otro, derivado de nuestro Señor Jesucristo, quien les dio autoridad sobre los demonios, quien les mandó a realizar esta misión. no tienen en sí mismos esta capacidad, pero lo reciben de Cristo. Y hermanos, eso sigue siendo cierto. En la iglesia no tenemos el poder de expulsar demonios, de sanar, de transformar las vidas, de hacer que la gente vea la verdad. Y sin embargo, esa clase de cosas sucede. ¿Por qué? Porque Cristo trabaja por medio de sus discípulos. Ahora, yo no voy a fingir, ¿verdad?, que yo puedo llegar a la casa y golpear el lugar que les duele y decir que sean sanados, ¿verdad? No me funcionaría. Pero podemos poner el asunto en oración. Y hemos visto, ¿verdad?, muchas veces cómo el Señor responde. cómo el Señor escucha las oraciones de su pueblo y trae gran alivio. A veces trae alivio completo, a veces trae un poco de alivio, ¿verdad? A veces trae la mitad, pero el Señor responde a las oraciones. El Señor bendice a su pueblo por medio de otros discípulos, quienes comparten la palabra, quienes oran, quienes apoyan de la manera que pueden. Pero nunca está en nosotros el suplir estas bendiciones. Siempre es algo que derivamos única y exclusivamente de nuestro Señor Jesucristo. Ahora, hermanos, Quizás seguimos con ese sentimiento, ay sí, pero aunque nos topamos con Andrés, nos hubiera gustado toparnos con Jesucristo. Pues él tiene la respuesta a eso. Cuando los discípulos llegan y predican, sanan, expulsan a demonios, el Señor Jesucristo resalta de una manera muy sorprendente que la gente se ha encontrado con el ministerio de Cristo mismo. Porque noten lo que dice el versículo 11. Si en algún lugar no les recibieren ni les oyeren, salid de ahí, sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra. que para aquella ciudad. Hermanos, este versículo es muy solemne y hay varias aplicaciones que debemos de tomar. Normalmente pensamos, ¿verdad?, en los pecadores de Sodoma y Gomorra como los peores pecadores de la historia. Y por un lado se entiende, ¿verdad?, ¿cuándo más hemos escuchado que el Señor haya lanzado fuego desde los cielos para quemar a unas ciudades? Parece muy dramático, parece muy extremo. Y entonces reconocemos, esto es muy pecaminoso y no se debe de practicar. De acuerdo. Pero, ¿qué dice el Señor Jesucristo? Dice que será más tolerable para esas ciudades en el día del juicio que para aquellos que escuchan la predicación del Evangelio y la rechazan. Bueno, eso tiene varias implicaciones. no implica que será tolerable para Sodoma y Gomorra en el día del juicio, ¿verdad? Solamente dice que hay un nivel todavía más allá de lo que ellos reciben. No minimiza el pecado de Sodoma y Gomorra. Pero nos advierte a nosotros que si nos estamos felicitando porque no somos pecadores como aquellos, o como aquellos, o como esos otros de allá, que no lo hagamos, porque si no recibimos el evangelio predicado, nuestro castigo será todavía mayor. Para entender eso, hay que recordar que Dios es un Dios de justicia, de justicia perfecta, y la justicia perfecta siempre toma en cuenta toda la circunstancia, toma en cuenta las agravaciones y también los factores que disminuyen la responsabilidad Y, hermanos, si se nos ha ofrecido la salvación y lo hemos rechazado, si se nos ha predicado al Señor Jesucristo y respondemos diciendo, ah, yo no quiero tener nada que ver con esa persona, pues hemos cometido el mayor pecado de todos. ¿Por qué? Porque hemos rechazado la misericordia de Dios. Porque hemos despreciado a nuestro Señor Jesucristo. A veces la gente piensa, pero es que no rechazamos a Jesucristo, solamente rechazamos a estos inútiles predicadores. Bueno, o sea, se entiende, ¿verdad? Se entiende, hasta cierto punto, pues yo puedo sentir lo mismo, ¿no? Y decir, bueno, una cosa es Cristo y otra cosa son sus discípulos de Cristo. Y es cierto, hermanos, es cierto, ninguno de nosotros refleja a Cristo como debe de ser. ¿Pero qué dijo Cristo? No eran simplemente los que le rechazaban a Él en su presencia corporal, eran los que rechazaban la predicación de Andrés o de Bartolomé. también quedaban expuestos al mismo castigo. Hermanos, para nosotros que escuchamos el Evangelio semana tras semana, tras semana, tras semana, se imaginan la condenación si lo rechazamos, si no lo creemos. Para los niños que van creciendo dentro de la iglesia, que han sido instruidos desde su niñez, si lo rechazan, se imaginan la condenación. Peor que Sodoma y Gomorra. Esa es una aplicación, ¿verdad? Que el pecado mayor es el pecado de rechazar el Evangelio. Y entonces, por más decentes, por más ordenados que hayamos sido en la vida, si rechazamos el Evangelio, nuestro castigo es peor que el de Sodoma y de Gomorra. Pero otra aplicación, entonces, es que no podemos dejar que las deficiencias personales de los predicadores nos obstaculicen de recibir el mensaje. Supongo no todos los discípulos eran igualmente amenos, igualmente amigables, igualmente elocuentes, ¿verdad? Supongo tenían sus variaciones personales y unos les caían mejor a otros que a terceras partidas, terceros, ¿no? Supongo. Igual entre nosotros, ¿verdad? Hay predicadores que escuchamos y dicen, ¡ay, está de lujo! Y otros que escuchamos y dicen, ¡ay! ¿A poco le tengo que escuchar otra vez a él? Pero si es la Palabra de Dios, hermanos, eso es lo que importa. Tenemos que abrir el corazón, tenemos que recibir lo que podamos. Porque ¿quién está ejerciendo el ministerio? A final de cuentas, ese es el Señor Jesucristo. Claro, hay herejes, hay predicadores falsos, ¿verdad? No hablo de tolerarlos a ellos, ¿verdad? Tenemos que rechazar lo que va en contra de la palabra de Dios. Pero cuidado de no rechazar la palabra de Dios, porque no nos cae bien el mensajero, porque no nos gusta el predicador. Pero también, hermanos, aquí hay algo de mucho ánimo para nosotros. Aquí estamos en una misión, hemos estado por varios años, hemos perseverado, seguimos adelante y gracias a Dios, ¿verdad? Vemos su bendición, vemos un poco de crecimiento, pero pues ha habido años difíciles en esta misión, ¿verdad? Y uno se puede sentir desanimado, uno puede decir, ay, bueno, ¿de qué sirve? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué estamos haciendo? No pasa nada, no hay nada de bueno, ¿verdad? Y eso sería olvidarnos de la dignidad que Dios ha dado a sus discípulos. Cuando la gente rechaza a la predicación, a la enseñanza de los discípulos de Cristo, rechazan a Cristo mismo y Cristo tomará venganza por eso. Pero eso también, ¿qué nos dice, qué nos indica? pues indica, como Cristo lo dirá al final del Evangelio de Mateo, que Él está con nosotros. Porque el ministerio que tenemos en la congregación, sea como pastores, sea como hermanos, sea en la medida y en la esfera que tengamos, Cristo no dice, bueno, ustedes vayan, ocúpense, sean independientes, y luego, más adelante, me pueden dar un reporte. Cristo nos acompaña, Cristo está con nosotros porque la intención es ejercer su ministerio a través de nosotros. O sea que cuando están instruyendo a los niños en casa y no prestan atención, no se fijan, se distraen cada dos minutos, ¿están solos? No. Cristo está con ustedes en esa perseverancia de decir, sí, está bien ese comentario del hombre araña, pero vamos a regresar a hablar de Moisés. Cuando estamos en la iglesia y vemos que personas que asistieron dejan de asistir. Estamos solos en llamar, en buscar, en orar. No. Cristo está con nosotros. Cuando llevamos el evangelio, alguien se enoja con nosotros y nos dice de cosas. Estamos solos. No. Cristo está con nosotros. Hermanos, tenemos una responsabilidad enorme. Tenemos que ejercer. Tenemos que ser instrumentos, más bien, para que Cristo ejerza su ministerio a través de nosotros. Eso requiere de nosotros muchísima dedicación, muchísimo compromiso. Pero también tenemos este consuelo. No estamos intentando nada de lo que hacemos solitos. Cristo está con nosotros porque no predicamos, no venimos a la iglesia, no damos testimonio de nosotros en nuestro nombre. Somos discípulos de Cristo y apuntamos hacia él. Dios quiera que en el dos mil veintitrés en familia y en la congregación seamos los instrumentos del Cristo Ascendido. Amén.
La presencia de Cristo ampliada
Series Marcos
Por medio de los discípulos, Cristo extiende su ministerio personal.
Sermon ID | 122333195681 |
Duration | 30:27 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Mark 6:7-13 |
Language | Spanish |
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